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La injuria es el agravio, ultraje de obra o de palabra y el hecho que lesiona la

dignidad de una persona. Dicha lesión implica menoscabar la fama de la persona


o atentar contra su propia estimación. Así se desprende del artículo 208 del
Código Penal, donde también se dice que solamente será constitutiva de delito la
injuria que, por su naturaleza, efectos y circunstancias, sea tenida en el concepto
público por grave.

En cuanto a la pena, el artículo 209 reza que las injurias graves hechas con
publicidad se castigarán con la pena de multa de seis a catorce meses y, en otro
caso, con la de tres a siete meses. El acusado de injuria quedará exento de
responsabilidad probando la verdad de las imputaciones cuando éstas se dirijan
contra funcionarios públicos sobre hechos concernientes al ejercicio de sus cargos
o referidos a la comisión de faltas penales o de infracciones administrativas.
Los hechos que motivan la QUERELLA POR INJURIAS se fundan en las
continuas acusaciones que el sr/sra […] viene haciendo sobre mi representado,
manifestando públicamente […]
Resulta que dicha acusación puede ser calificada como grave, no sólo por el
contenido de la misma, sino porque además querellante y querellado son
personas públicas que se dedican a […]
El querellado en varias ocasiones ha declarado a la prensa que mi mandante […],
menoscabando su fama y lesionando la dignidad personal reflejada en la
consideración de los demás.

Como se puede apreciar en la nota de prensa que publicó el periódico […], con
fecha […], dice textualmente […]

Se acompaña como Doc. Nº […] copia de la noticia periodística referenciada.

QUINTO: [Tipificación de los hechos delictivos]

Sin perjuicio de ulterior calificación jurídica, las conductas descritas pueden ser
constitutivas de un delito injurias, previsto y penado en el artículo 208 del Código
Penal.

Para la integración del tipo penal de referencia, la Jurisprudencia ha concretado


como requisitos inexcusables los siguientes:

a) Acción o expresión que lesiona la dignidad de otra persona, menoscabando su


fama o atentando contra su propia estimación (artículo 208 del Código Penal,
párrafo primero).

b) Su consideración como delito sólo en el caso de que se trate de injurias que,


por su naturaleza, efectos y circunstancias, sean tenidas en el concepto público
por graves (artículo 208 del Código Penal, párrafo segundo), siendo así que
cuando la injuria consiste en la imputación de hechos sólo se considerará grave si
se hace con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad
(artículo 208 Código Penal, párrafo tercero).
c) Su mayor reprochabilidad y, en consecuencia, penalidad cuando las injurias se
producen con publicidad (artículo 209 del Código Penal), entendiéndose como tal
cuando se propaguen por medio de la imprenta, la radiodifusión o por cualquier
otro medio de eficacia semejante (artículo 211 del Código Penal).

d) En el delito de injurias, aparte de la objetividad de las expresiones proferidas o


acciones ejecutadas, con su potencia y significado ofensivo o deshonroso, ha de
hacer acto de presencia y ser captado en su justa dimensión el llamado animus
iniuriandi.

El concepto de honor debe fraguarse en el contexto valorativo que ofrecen los


criterios constitucionales. Así, la referencia legal a la lesión de la dignidad de otra
persona, debe interpretarse como un menoscabo inmediato al fundamento
constitucional del honor.

En cuanto a la indemnización por los daños morales causados a mi representado


por las injurias vertidas en su contra, que sin lugar a dudas han puesto en duda su
buen nombre y honorabilidad como persona pública, esta parte estima los
perjuicios causados en la cantidad de […] euros, reiterando una vez más la
repercusión que han tenido como consecuencia de su difusión continua en la
prensa.

SEXTO: [Expresión de las diligencias que se deberán practicar para la


comprobación del hecho]

1- Declaración de los querellados ante este Juzgado.


2- Documental, teniendo por reproducidos los documentos que se acompañan a la
querella.
3- Testifical:
D/Dª […]
D/Dª […]
D/Dª […]
4.- Las que se deriven.

Por todo ello,

SOLICITO AL JUZGADO: Que habiendo por presentado este escrito, y por


interpuesta QUERELLA CRIMINAL POR INJURIAS contra D/Dª […], se sirva
admitirla, tenerme por personado y parte en la representación que ostento. Una
vez practicadas las diligencias solicitadas por las partes, y se adopten las medidas
cautelares solicitadas, acuerde el Instructor la resolución que proceda conforme al
artículo 779 Ley de Enjuiciamiento Criminal. Que se le exija fianza al querellado,
que esta parte valora en […] euros, para cubrir las responsabilidad civiles por los
daños morales causados a mi representado.

En [lugar y fecha]
OTROSI DIGO PRIMERO: Que conforme a lo dispuesto en el artículo 281.1 de la
Ley de Enjuiciamiento criminal, esta parte considera que está exenta de prestar
fianza.

SOLICITO AL JUZGADO: Que tenga por hecha esta manifestación.

En [lugar y fecha]

OTROSI DIGO SEGUNDO: Que en cumplimiento de lo dispuesto en el artículo


278 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, se acompaña a esta querella como Doc.
Nº […] certificación que acredita haberse intentado el acto de conciliación entre
querellante y querellado.

SOLICITO AL JUZGADO: Que se sirva admitir dicha certificación.

En [lugar y fecha]

Hasta aquí la Querella por Injurias sobre delitos contra el honor, dignidad, fama e
imagen pública.

DENUNCIA SIN APODERADO


Señores:
FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN -ASIGNACIONESCiudad
DENUNCIA PENAL
DELITO:……………………………..…………………………………
SOLICITANTE:………………………………………………………..
SINDICADO:…………………………………………………………..
….……, mayor y vecino de esta ciudad, identificado con la cédula de ciudadanía
N°….……. expedida en, ….……, y portador de la T.P. No. ………… del Consejo
Superior de la Judicatura, obrando como apoderado(a) del Señor(a) ..............,
persona mayor y vecino(a) de.............., según mandato judicial que se adjunta,
presento ante su Despacho Denuncia Penal por el delito de …………………… en
contra de ……….., persona mayor y también de esta vecindad, para que con
fundamento en los hechos que a continuación se narran, se investigue al
sindicado por la comisión de dicho delito:
HECHOS
1. El día … de …. de …., el señor………………………………..,
PRETENSIONES
1.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
En derecho me fundamento en la Ley 906 de 2004 y demás normas concordantes
con el tema.
PRUEBAS
Para que sean tenidas como prueba a favor de mi representado(a), solicito se
tengan como tales las siguientes:
DOCUMENTALES
Copia de la escritura pública No. ………, de fecha …….., de la Notaria Pública del
Círculo de ………
Copia del certificado de libertad y propiedad expedido por la oficina de
Instrumentos Públicos y Privados de la ciudad de ……., y de fecha ………
Relación de documentos que acreditan la explotación económica del bien.
TESTIMONIALES
Se decreten y recepcionen los testimonios de los señores ……..,y……………
identificados con la C.C. No. ……….expedida en ………y………..expedida
en…………….quienes pueden ser citados en las siguientes direcciones
…………y………., para que declaren sobre los hechos de la demanda.
INSPECCIÓN JUDICIAL.
Solicito a su despacho se sirva decretar la inspección judicial de que trata el
numeral 10 del art. 407 del Código de Procedimiento Civil.
ANEXOS
Me permito anexar poder a mi favor, escrito de medidas cautelares, copia de la
demanda para archivo del juzgado, los documentos aducidos como pruebas y
copia de la demanda para el traslado.
NOTIFICACIONES
Mi poderdante en ……..………. de esta ciudad.
El sindicado en …................…. de esta ciudad.
El suscrito en la secretaria de su despacho o en ................de esta ciudad.
Del Señor Juez
Atentamente
................................
C.C. No. .............…... de.................

2.- El 8 de junio de 2010 Claudia Patricia Maya Llano denunció ante la Fiscalía
General de la Nación (FGN) a AMBD, porque en público le hacía ataques contra
su honor, dignidad y buen nombre, con expresiones tales como perra hijueputa,
ladrona, la vas a pagar y te vas a quedar mamando porque yo tengo el poder en la
fiscalía.

3.- El 6 de diciembre de 2011 ante el Juzgado 34 Penal Municipal de Garantías de


Bogotá, la FGN le formuló imputación a AMBD, los delitos de injuria y calumnia,
sin que ocurriera allanamiento a los cargos.

4.- El 2 de marzo de 2012 se presentó escrito de acusación por el delito de injuria


contra AMBD; la audiencia se realizó el 23 de abril de 2012 ante el Juzgado 27
Penal Municipal de Conocimiento de Bogotá; entre el 13 de agosto de 2012 y el 9
de octubre de 2013 se desarrolló la audiencia preparatoria y el juicio oral se llevó a
celebró entre el 20 de noviembre de 2013 y 8 de abril de 2014; finalmente la
lectura de fallo se efectuó 4 de junio de 2014.

III. FALLO DE PRIMERA INSTANCIA:


5.- El Juzgado Veintisiete Penal Municipal con funciones de conocimiento de
Bogotá, absolvió a AMBD por el delito de injuria. Consideró que si bien la
procesada profirió palabras soeces contra la víctima, las mismas no tenían la
entidad suficiente para afectar su patrimonio moral.

6.- Expresó el juzgado de primer grado que un hecho es constitutivo del delito de
injuria cuando se demuestra quien lo ejecuta tiene ánimo injuriandi, entendido, en
sentido amplio, como la voluntad de ofender la integridad moral del otro, de modo
que no todo ataque a la moral de una persona constituye injuria sino sólo aquel
que tiene capacidad real de socavar su patrimonio espiritual.

7.- Concluyó que las expresiones usadas por la acusada si bien resultaban
incómodas no bastaban para desprestigiar su buen nombre, carecían de
capacidad para menoscabar la honra de que goza la víctima en su entorno social,
especialmente en el conjunto residencial donde habita y en el que se presentaron
los episodios aquí conocidos.

IV. RECURSO DE APELACIÓN

8.- El apoderado de la víctima solicitó revocar la sentencia absolutoria apelada,


para que en su lugar se condene a la procesada por el delito de injuria, porque las
agresiones verbales eran evidentes, se habían prorrogado durante 5 años y fueron
demostradas en el juicio.

9.- Indicó que las declaraciones de Rubén Maya, padre de la víctima, José Misael
Sánchez Mendoza, vigilante del conjunto y Juan Manuel Benavides Lineros, se
estableció la persecución realizada contra Claudia Patricia Maya Llano por parte
de la procesada, quien la atacó verbalmente en diferentes ocasiones, difamándola
delante de todas las personas del conjunto donde residen, lo que generó que la
víctima tuviera que irse a vivir a otro lugar.

10.- Señaló que en el juicio se demostró que la víctima es una persona decente,
trabajadora y profesional, que con motivo de las injurias ha visto menguada su
capacidad profesional porque sus vecinos y posibles clientes no le encomienden la
realización de las labores que sabe realizar.

11.- Dijo que la jurisprudencia refiere la necesidad de que exista un ánimo


injuriandi para que la conducta se adecue al tipo penal descrito en el artículo 220
del Código Penal; precisó que tratándose del buen nombre, el ánimo de injuriar se
encuentra directamente ligado a la transmisión de información falsa y a la opinión
insultante.

12.- Traslado a los no recurrentes: La defensa requirió declarar desierto el recurso


de apelación por no haber sido sustentado debidamente, pues el apoderado de la
víctima se limitó a trascribir jurisprudencia de las Cortes Constitucional y Suprema,
sin exponer ninguna razón jurídica contra la sentencia.
13.- En subsidio, solicitó confirmar la sentencia apelada porque:

(i) Tanto la víctima como los testigos Rosa Benavides, José Sánchez y Rubén
Maya, coinciden en una retahíla de vulgaridades aprendidas sin hilo argumental de
una acusación por injuria y que, de ser ciertas, no comportan un ataque al honor;

(ii) Que estas declaraciones evidencian exageraciones;

(iii) Se probaron las relaciones de mala vecindad entre la familia Maya y los
vecinos que viven en el mismo conjunto residencial;

(iv) La conducta juzgada no refleja un ánimo de perjuicio a la persona con la


dimensión que entraña el dolo de este delito;

(v) Que las acusaciones de la familia de la víctima quedaron desvirtuadas con las
declaraciones de Rosa Burgos, Esperanza Arrieta, Alberto Marcucci, Consuelo De
Páez y Juan Acosta; y,

(vi) Que cualquier expresión no estructura el delito de injuria, pues se debe cumplir
lo exigido por la jurisprudencia.

V. CONSIDERACIONES DE LA SALA:

14.- Competencia: De conformidad con lo preceptuado en el numeral 1º del


artículo 34 de la Ley 906/04, esta Corporación es competente para conocer del
recurso de apelación interpuesto por la defensa contra la sentencia de primera
instancia.

15.- En términos del numeral 1º del artículo 43 y el artículo 179 de la Ley 906/04,
modificado por el artículo 91 de la Ley 1395/10, resuelve la Colegiatura el asunto
planteado por el recurrente dentro del marco delimitado por el objeto de la
impugnación.

16.- Problema jurídico planteado: El disenso de la defensa se centró en la


valoración de los testimonios que realizó el a quo al dictar sentencia absolutoria,
de modo que la Sala deberá hacer un estudio de la prueba aportada y de su
capacidad para demostrar el hecho imputado, su relevancia jurídica y la eventual
responsabilidad de la procesada.

17.- Cuestión previa: La Sala no declarará desierta la apelación porque, si bien el


apoderado de la víctima utilizó buena parte de alegato para hacer abundantes
transcripciones de jurisprudencia, fue claro (i) al indicar su desacuerdo con el fallo,
y (ii) al presentar su valoraciones sobre los testimonios recepcionados en el juicio
oral, de donde pasó a concluir que se había demostrado la responsabilidad penal
de la procesada.
18.- Precisiones sobre los delitos contra el honor y la integridad moral: La
Constitución Política de 1991 consagra como elemento fundante de la
institucionalidad el respeto de la dignidad humana y le asigna a las autoridades de
la República la obligación de proteger a las personas en su vida, honra, bienes y
creencias, motivo por los cuales se garantizan el libre desarrollo de la
personalidad, la libertad de conciencia, de cultos, de pensamiento y opinión
(artículos 1, 2, 16, 18, 19, 20).

19.- De manera precisa estipula el canon 21 de la Carta Política que se garantiza


el derecho a la honra, y la jurisprudencia enseña que

el concepto de honra se debe construir desde puntos de vista valorativos y en


consecuencia con relación a la dignidad de la persona. Desde dicha perspectiva la
honra es un derecho de la esfera personal y se expresa en la pretensión de
respeto que corresponde a cada persona como consecuencia del reconocimiento
de su dignidad… El derecho fundamental a la honra es de aplicación inmediata,
por lo tanto no requiere para su aplicación, la mediación de otra norma jurídica[1].

20.- Ha sido enfático el Tribunal Constitucional al indicar que la honra y el buen


nombre constituyen derechos fundamentales que se protegen tanto en sede de
tutela, como a través de las instancias civiles y penales[2].

21.- La delimitación conceptual de estos derechos fundamentales permite concluir


que el buen nombre se refiere a la reputación de la persona[3], mientras que la
honra hace alusión al respeto que todo individuo merece por su propia condición
de tal[4]. Empero, la jurisprudencia constitucional no ha distinguido de manera
absoluta ambos conceptos. En muchos casos[5], se ha señalado que buen
nombre es reputación al igual que honra. De igual manera se encuentran
decisiones en las cuales se enseña que buen nombre y honra se refiere a la
conducta en sociedad, sin precisar en qué se diferencian[6].

22.- También ha señalado el Tribunal Constitucional que el derecho al buen


nombre, como expresión de la reputación o la fama que tiene una persona, se
lesiona por las informaciones falsas o erróneas que se difundan sin fundamento y
que distorsionan el concepto público que se tiene del individuo[7]. Ello implica que
la afectación del buen nombre se origina, básicamente, por la emisión de
información falsa o errónea y que, a consecuencia de ello, se genera la distorsión
del concepto público. Por el contrario, la honra se afecta tanto por la información
errónea, como por las opiniones manifiestamente tendenciosas respecto de la
conducta privada de la persona o sobre la persona en sí misma. No es necesario
en este caso, que la información sea falsa o errónea, se cuestiona la plausibilidad
de la opinión sobre la persona[8].

23.- Igualmente, el Tribunal Constitucional ha indicado que por estar ligados al


respeto de la dignidad humana, estos derechos son objeto de una particular
protección en el ordenamiento jurídico colombiano. También ha señalado que la
protección del derecho a la honra, entendida como la estimación o deferencia con
la que cada persona debe ser tenida por los demás miembros de la colectividad
que le conocen y le tratan, en razón a su dignidad humana, es un derecho que
debe ser protegido con el fin de no menoscabar el valor intrínseco de los
individuos frente a la sociedad y frente a sí mismos, y garantizar la adecuada
consideración y valoración de las personas dentro de la colectividad[9].

24.- Del mismo modo, la Corte Constitucional ha sido enfática en explicar que

la honra se afecta tanto por la información errónea, como por las opiniones
manifiestamente tendenciosas respecto a la conducta privada de la persona o
sobre la persona en sí misma. No es necesario en este caso, que la información
sea falsa o errónea, se cuestiona la plausibilidad de la opinión sobre la
persona[10].
La doctrina nacional y la jurisprudencia de la Sala de Casación Penal de la Corte
Suprema de Justicia coinciden en la necesidad de que exista ánimo injuriandi para
que se considere que la conducta se adecua al tipo penal descrito en el artículo
220 del Código Penal. La valoración de la existencia de dicho ánimo deberá partir
de las consideraciones expuestas. Es decir, tratándose del buen nombre, dicho
ánimo de injuriar se encuentra directamente ligado a la transmisión de información
falsa o errada y a la opinión meramente insultante, en tanto que en relación con la
honra, puede abarcar situaciones más amplias[11].

25.- Paralelamente a lo reseñado, destaca la Sala, el sistema constitucional y el


conjunto de tratados y convenios internacionales sobre derechos humanos no
consagran el derecho al insulto. La libertad de expresión o de opinión, como
cualquier otra, no es absoluta y puede entrar en colisión con otras libertades y
derechos, que a veces deben prevalecer por ser de mayor entidad o porque
resulta necesario y/o más importante para la convivencia el bien que debe
protegerse. De allí que sea función de los jueces determinar en el caso concreto
cuál de las libertades y derechos constitucionalmente protegidos debe
imponerse[12].

26.- Y la Corte Suprema de Justicia, en su condición de Tribunal Supremo de la


jurisdicción ordinaria, sobre el delito de injuria ha explicado que

además de la demostración de los elementos objetivos que integran el tipo penal,


se requiere probar los elementos subjetivos que mueven al agente a ocasionar
ese concreto agravio a la integridad moral de otra persona, es decir, el animus
injuriandí[13].

27.- Agrega el Tribunal Supremo:

El buen nombre ha sido entendido por la jurisprudencia y por la doctrina como la


reputación, o el concepto que de una persona tienen los demás y que se configura
como derecho frente al detrimento que pueda sufrir como producto de expresiones
ofensivas o injuriosas o informaciones falsas o tendenciosas. Este derecho de la
personalidad es uno de los más valiosos elementos del patrimonio moral y social y
un factor intrínseco de la dignidad humana que a cada persona debe ser
reconocida tanto por el Estado, como por la sociedad. El derecho al buen nombre,
como expresión de la reputación o la fama que tiene una persona, se lesiona por
las informaciones falsas o erróneas que se difundan sin fundamento y que
distorsionan el concepto público que se tiene del individuo[14] .

28.- De acuerdo con lo reseñado, la conducta típica constitutiva del delito de injuria
básicamente consiste en hacer imputaciones deshonrosas en contra de una
persona. El comportamiento se ejecuta cuando, mediante actos idóneos de
comunicación, se atenta contra la honra, el buen nombre o el decoro de una
persona, siempre y cuando las expresiones (escritas, habladas o plasmadas
mediante cualquier acto de comunicación) sean producidas con la intención de
ofender, afrentar, desacreditar, mancillar y/o ridiculizar.

29.- La denominada actual malice resulta evidente cuando se hace notorio el


desprecio por la verdad o la conciencia de la falsedad de las imputaciones que
hace una persona respecto del buen nombre u honor de otra. Esa conciencia de la
falsedad o el notorio desprecio por la verdad exteriorizan la presencia del animus
delictivo.

30.- Igualmente, la falta de necesidad en abstracto de la imputación de hechos


formulada en contra de la honra u honor de una persona, o del juicio de valor
emitido, excluye toda posible alegación de ejercicio legítimo de un derecho.

31.- En fin, como lo señala la Corte Suprema, el delito de injuria se materializa no


porque se exprese en público que alguien hace o hizo algo en concreto, que es de
una u otra condición, etc., sino cuando se atribuye a esa persona una forma de
pensar, personalidad o valores contrarios a los que se estiman imperantes en la
sociedad[15]. Y eso precisamente es lo que ocurre cuando a una persona se la
califica públicamente como perra, hijueputa, ladrona, deshonesta y etc.

32.- Prueba de la responsabilidad de la procesada: Luego de escuchados los


testigos de la FGN y de la defensa, la Sala Mayoritaria revocará el fallo porque al
proceso se aportó prueba suficiente que demuestra la ocurrencia de los hechos
materia de acusación y la tipicidad de los mismos, descartándose cualquier duda
sobre la autoría y la responsabilidad de Bohórquez Duque.

33.- Los testimonios de Claudia Patricia Maya LLano, víctima, Rubén Maya, padre
de la víctima, José Misael Sánchez, vigilante, Rosa Benavides, empleada
doméstica y Juan Manuel Benavides, son claros, circunstanciados y creíbles,
motivo por el cual sirven para, a partir de ellos, erigir el fallo de responsabilidad
que aquí se emite contra la acusada.

34.- Claudia Patricia Maya LLano, víctima, declaró que en juicio oral que ha sido
perseguida por más de 5 años por parte de la procesada; aseguró que en
múltiples ocasiones ésta le grita palabras ofensivas (perra hijueputa, ladrona, que
se las va a pagar y que se va a quedar mamando porque ella tiene el poder de la
fiscalía); que inclusive ha intentado atropellarla en varias oportunidades sin
importar la compañía de sus familiares. Sostuvo que las agresiones se han
sucedido en el conjunto residencial en el que habitan, en el centro comercial y en
la calle, y que los ataques ocurrieron frente a su familia y los vecinos.

35.- Rubén Maya, padre de la víctima, expuso, al igual que su hija, que desde
hace 5 años AMBD la ha perseguido y cada vez que se la encuentra, inclusive en
presencia de él, le ha proferido insultos tales como hijueputa ladrona, mujer de
vida deshonesta y malparida, a quien va a acabar con su abogado; indicó que se
ha afectado el buen nombre de su hija porque en el vecindario todos se preguntan
qué hizo para que la procesada la trate así.

36.- José Misael Sánchez, vigilante del conjunto donde la procesada y víctima
conviven, dijo haber presenciado muchas anomalías que la procesada ha
cometido con la familia de la víctima, tratándola de hijueputa, deshonesta,
pobretona y que se va a quedar mamando. Narró que esta situación se ha dado
enfrente de la casa o de la caseta y que a veces la víctima va pasando y la
procesada algo ofensivo o molesto le tiene que decir[16].

37.- La empleada del servicio de los padres de la víctima, Rosa Benavides, quien
trabajó con anterioridad para la procesada, dijo que ésta trata muy mal a la
ofendida, diciéndole que se van a quedar mamando con 50 millones y que ha
escuchado descalificaciones con palabras como perrita hijueputa, que al papá le
dice abogaducho ladrón[17], práctica que de acuerdo con la testigo se la
prorrogado durante 6 años, aproximadamente.

38.- Juan Manuel Benavides, amigo de la familia de la víctima, declaró que


estando de visita, pasó la procesada en el carro, bajó la ventana y le grito que se
iba a joder gran hijueputa, ladrona, malparida, que con ella no iba a poder
hijueputa, que te la vas a ver conmigo, luego de lo cual arrancó y se marchó; que
en iguales circunstancias sucedió en el centro comercial Bulevar Niza y en la calle
avenida 127.

39.- En el presente asunto, si bien se observa que los testigos de cargo tienen
diferentes vínculos con la víctima (de parentesco, como el papá; laboral, como la
empleada del servicio; de amistad, como Juan Manuel Benavides), para el
Tribunal resultan claros, consistentes y verídicos, de modo que los mismos tienen
la fuerza para demostrar inequívocamente que la procesada ha descalificado con
toda clase de epítetos, todos gravemente lesivos de la honra y buen nombre de la
víctima, e inclusive del padre de ésta.

40.- En efecto, los relatos de estos testigos -dada la claridad de sus exposiciones-
demuestran que a lo largo de 5 años se ha presentado una situación socialmente
insostenible, lesiva de los derechos fundamentales de una persona, que ha tenido
que soportar de manera reiterada los insultos e improperios que profiere la
acusada contra Claudia Patricia Maya Llano.
41.- El vínculo familiar o de amistad que existe entre los testigos de citados y la
víctima, no puede ser considerado como motivo para desacreditar sus dichos
porque estas personas son precisamente las que ordinariamente comparten con la
ofendida, están en permanente contacto con la misma, motivo por el cual se
explica que hayan presenciado la forma en que ha sido tratada, insultada y
agredida verbalmente.

42.- En el caso particular de José Misael Sánchez, vigilante contratado de manera


informal por los residentes del conjunto, quien no tiene vínculo familiar con las
partes ni estrecha amistad o antipatía con las mismas, su exposición concuerda
con las declaraciones del padre, el amigo y la empleada doméstica, lo que
refuerza la veracidad en sus afirmaciones, de donde se infiere que las
declaraciones aportadas en juicio por cuenta de la FGN, simplemente
reconstruyen lo que efectivamente percibieron.

43.- Agréguese que aunque todos los testigos mencionan las mismas palabras
injuriosas -perra, hijueputa, ladrona, malparida, entre otras-, este hecho deviene
normal porque en estos eventos el recuerdo se mantiene en relación con esta
clase de expresiones, precisamente porque en la cotidianidad no es común que
las personas se comunique o se dirijan a las demás utilizando tales vocabularios
ofensivos de la dignidad humana.

44.- La Sala Mayoritaria considera que existe prueba suficiente de las


imputaciones deshonrosas, pues los testigos de la FGN, con espontaneidad y
precisión, narraron las múltiples veces, en que AMBD insultaba a la víctima, sin
motivo, en cualquier momento y lugar.

45.- La conducta de la procesada sí resulta típica subjetivamente porque las


expresiones por las que se le cuestiona las realizó sin justificación, aunado a que
en el debate probatorio no se demostró que las mismas hubiesen sido auspiciadas
por la víctima. Tampoco se introdujo al juicio oral un principio de prueba que
permitiera siquiera especular sobre una actitud provocadora de la víctima hacia la
acusada, razón por la cual las palabras deshonrosas proferidas hacia Maya Llanos
si tuvieron la capacidad de menoscabar su honor, horna y decoro.

46.- En efecto, las afirmaciones de malparida o hijueputa, que empleó la


procesada contra la víctima, tuvieron una clara intención de ofender, agredir y
menoscabar la moral, porque en el argot popular sí corresponden a una
calificación despectiva, odiosa, humillante y ofensiva, que fueron lanzadas con el
ánimo de hacer sentir a la persona indeseable.

47.- Además, en el contexto en que la procesada agredía espiritualmente, se


advierte un ánimo de desprecio por las personas, ínfulas de poder y desprecio por
las autoridades públicas, lo que se advierte cuando manifestaba que la víctima se
quedaría mamando, porque la procesada tenía a la fiscalía en su mano, como un
desafío a que aquella no iba a lograr lo que deseaba.
48.- Así mismo, la prueba es demostrativa del ánimus injuriandi que acompañaba
el proceder de la procesada, porque todos los vocablos agresivos fueron dirigidas
con el propósito de fastidiar a la víctima y con la firme intensión de exponer una
opinión que la descalificara moral y socialmente.

49.- Igualmente, dígase que si bien otros vecinos del conjunto residencial que
habitan la procesada y la víctima, como Esperanza de Pérez, Alberto Marcusi
Pereira y Juan Simón Acosta, no presenciaron ningún tipo de agresión verbal,
cierto es que ello no desvirtúa el dicho de los deponentes de descargo, quienes si
son testigos del mal trato verbal proferido por la acusada.

50.- La exposición ut supra lleva a concluir que AMBD es responsable del delito
por el cual fue acusada, esto es injuria, al quedar demostrado más allá de toda
duda que repetidamente emitió expresiones que menoscaban la integridad moral y
el buen nombre de la víctima.

51.- Así entonces, demostrado el injusto como la responsabilidad y al estar


probada la teoría del caso de la FGN, se dictará sentencia condenatoria contra
AMBD, en su calidad de autora del delito de injuria.

52.- Por último, el Tribunal destaca que asuntos como el que aquí ha ocupado la
atención de la judicatura, que para algunos podría ser de poco valor, carente de
importancia o simple, sí ameritan la intervención de los jueces de manera enérgica
y eficaz, dejando constancia de la existencia de una administración de justicia
presta a resguardar todos los bienes jurídicos protegidos penalmente, evitándose
con ello más y peores violaciones de otros derechos por aquellos que ante la
inoperancia de la autoridad se toman la justicia por cuenta propia, agravándose
así la convivencia social.

VI.- DOSIFICACIÓN PUNITIVA:

53.- El ente fiscal acusó a AMBD como autora del delito de injuria señalado en el
artículo 220 del Código Penal, modificado por la Ley 890 de 2004, precepto que
rezan así:

Artículo 220. Injuria. El que haga a otra persona imputaciones deshonrosas,


incurrirá en prisión de dieciséis (16) a cincuenta y cuatro (54) meses y multa de
trece punto treinta y tres (13.33) a mil quinientos (1.500) salarios mínimos legales
mensuales vigentes.

54.- Teniendo en cuenta que a favor de la procesada no concurre ninguna


circunstancia de mayor punibilidad se debe imponer la sanción en el mínimo del
primer cuarto de la pena, esto es dieciséis (16) meses y multa de multa de trece
punto treinta y tres (13.33) salarios mínimos legales mensuales vigentes para la
fecha de los hechos.
55.- Adicionalmente, se impondrá a la sentenciada la inhabilitación para el
ejercicio de derechos y funciones públicas, pena que por mandato del artículo 51
del Código Penal será de 5 años.

VII. SUBROGADO PENAL:

56.- El artículo 29 de la Ley 1709/14 que modificó el artículo 63 del Código Penal
exige para el otorgamiento de la suspensión condicional de la ejecución de la
pena, tres presupuestos:

1. Que la pena imponible no exceda de cuatro (4) años de prisión.


2. Sí la persona condenada carece de antecedentes penales y no se trata de uno
de los delitos contenidos en el inciso 2º del artículo 68A de la Ley 599/00, el juez
de conocimiento concederá la medida con base solamente en el requisito objetivo
señalado en el numeral 1º de este artículo.
3. Sí la persona condenada tiene antecedentes penales por delito doloso dentro
de los cinco (5) años anteriores, el juez podrá conceder la medida cuando los
antecedentes personales, sociales y familiares del sentenciado sean indicativos de
que no existe necesidad de ejecución de la pena.

57.- Para sub examine se satisfacen los requisitos que la norma en cita reclama,
porque la pena aquí impuesta no excede los cuatro (4) años de prisión, la
procesada carece de antecedentes penales y el delito por el cual fue acusada no
está señalado en el inciso 2º del artículo 68 A de la misma normatividad.

58.- Por lo anterior, la Sala concederá la suspensión condicional de la ejecución


de la pena por un término de dos (2) años. La procesada deberá constituir caución
prendaria de un (1) salario mínimo legal mensual vigente, el cual se entiende
satisfecho con la respectiva consignación o el diligenciamiento de la póliza judicial,
y suscribirá diligencia de compromiso ante el juez de primera instancia en los
términos del artículo 65 de Código Penal.

59.- En la diligencia de compromiso expresamente se impondrá a la condenada la


obligación de pagar los perjuicios en un plazo que no podrá exceder de los dos (2)
meses, contados a partir de la ejecutoria de la providencia que determine el monto
de los mismos.

de imputación. Imputación es un término con origen en el vocablo latino imputatio.


El concepto se utiliza para nombrar la acción y efecto de imputar (atribuir la
responsabilidad de un hecho reprobable a una persona; señalar la aplicación de
una cantidad para que sea tomada en cuenta en un registro).

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