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Mauricio Macri inició anoche las conmemoraciones por el Bicentenario con un esquema tradicionalista
El anciano rey Juan Carlos I, el representante de la anacrónica monarquía española con la que rompieron los congresales
de Tucumán dos siglos atrás, llegó anoche al aeropuerto Matienzo y fue recibido por el gobernador Juan Manzur. Su
presencia generó rechazos y marchas de repudio por parte de organizaciones de pueblos originarios, sociales y políticas.
Principalmente en razón de su investidura, aunque tampoco ayuda la popularidad que el rey Borbón fue perdiendo en los
últimos años desde que mandó a callar a Hugo Chávez, pasando por los escándalos de corrupción y amoríos de la familia
real española y su increíble foto en pose triunfante luego de cazar un elefante en Africa.
De campaña
Macri y su aliado, el gobernador radical Gerardo Morales, se trasladaron hasta Humahuaca a las 21, donde iniciaron la
vigilia con el discurso del Presidente al pie del Monumento a la Independencia. Macri destacó que se trataba del mismo
lugar donde cerró su campaña presidencial y su discurso se pareció bastante a aquél.
Tratándose de una celebración patria, resultó llamativa su opción por destacar lo individual sobre lo colectivo. Por ejemplo,
en su confusa explicación del “verdadero” sentido de la independencia. “Ser independiente no es sólo para el país. También
es que cada uno de nosotros sea independiente” dijo. Para eso, no debe existir un Estado “que nos condicione y nos
aplaste”, fue su argumento.
Si bien hizo una rápida mención a que en Tucumán se había dicho “basta a España” –el sentido de la celebración–, la
“independencia” de su mensaje parecía referirse más bien al gobierno que terminó en diciembre pasado. “Encontramos un
país desvastado, saqueado”, machacó. Lo mismo que las decisiones “duras” que estuvo obligado a tomar. “No había
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16/8/2019 Página/12 :: El país :: Una vuelta a la celebración del Billiken
alternativas”, siguió. Casi sin referencias a la Nación, menos al continente, terminó como en la campaña. “Es acá, es ahora”,
un amago de baile y saludo chocando manitas con Morales.
A las 0 hora, en un clima gélido, se entonó allí el Himno Nacional. Macri se trasladó de madrugada hacia Tucumán, donde
hoy encabezará los actos centrales.
Cambiamos
La vigilia se realizó también en todas las provincias con diversos espectáculos gratuitos. En la Ciudad de Buenos Aires se
levantó un gran escenario en la Plaza Vaticano, en el lateral del Teatro Colón. Curiosamente, al lugar se accedía con una
invitación que se debía gestionar previamente y se colocaron vallas para que el público en general no se pudiera acercar.
Desde allí, apenas si podían ver una parte de la pantalla gigante.
Con la excusa de la austeridad, la gestión macrista optó por una celebración descentralizada y tradicionalista. Sin
megaeventos, ni muchedumbres, escasos de calor popular y choripán. Lo mismo en las publicidades de las convocatorias,
de un optimismo light, típicos de la factoría publicitaria de Durán Barba con frases como “todo es posible” y “a no darnos por
vencidos”, sin referencia al pasado histórico.
“En la curiosa concepción desde la que se pensó la celebración, el evento conmemorado –la independencia– aparece
apenas como una referencia difusa. (...) Por paradójico que parezca, se trata de una conmemoración que vuelve la espalda
sobre el pasado que conmemora”, escribió el historiador Ezequiel Adamovsky en las páginas de debate sobre el aniversario
que este diario vino publicando esta semana.
Se izará la bandera en la Plaza Independencia y todos asistirán al solemne tedeum en la catedral provincial que presidirá el
arzobispo Alfredo Zecca. A las 11.30, firmarán un acta con los gobernadores y luego habrá discurso y almuerzo, todo en la
Casa Histórica. Se consolida el esquema del festejo, con las autoridades conmemorando por un lado y la gente mirando
espectáculos por el otro. Una curiosa disputa entre bodegueros mendocinos y tucumanos acerca de quién proveería de
bebida el almuerzo se resolvió de manera salomónica: habrá de los dos. Tal vez sirva para darle un poco de alegría a la
velada.
Lo que queda luego de eso suena a otra época: dos grandes desfiles militares. El primero será inmediatamente después del
almuerzo en Tucumán, sobre la avenida Mate de Luna, donde se sumarán muchas asociaciones gauchescas y entidades
afines. Las conocidas “fuerzas vivas” de la sociedad criolla.
El domingo, los festejos nacionales se trasladarán a la Ciudad de Buenos Aires. Desfilarán 18 bandas militares de 11 países
sobre la avenida Libertador, entre Salguero y el Campo de Polo, en Palermo. Un espectáculo que hace tiempo no se ve.
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