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INSTITUTO
HÁBITO 3
PONER PRIMERO LO PRIMERO
Además del autoconocimiento, la imaginación y la conciencia moral; es la voluntad independiente la que realmente
hace posible la autoadministración efectiva. La administración efectiva consiste en empezar por lo primero, lo más
importante, ¿y qué es lo más importante?, lo que está alineado a nuestra misión de vida, a nuestras metas y
propósitos. Para muchas personas es muy difícil poner primero lo primero debido a que no tienen un sentido claro
de dirección, se rigen solo por el tiempo, cuando lo que nos debe dar dirección es nuestra misión, nuestro objetivo
de vida, el sentido de vivir.
Si ponemos las cosas urgentes primero nos guiamos por el tiempo (reloj) y olvidamos la dirección (brújula) en la cual
nos dirigimos.
Para las personas que viven el hábito 3 es más importante hacia donde se dirigen que la velocidad a la que van. El
lugar hacia donde nos dirigimos está definido en nuestra misión personal y en los principios y valores que rigen
nuestra vida.
Damos prioridades cuando determinamos a qué dedicar nuestro tiempo; para ello podemos utilizar la matriz de
administración del tiempo.
URGENTE NO URGENTE
I II
IMPORTANTE
_______________ _______________
III IV
NO IMPORTANTE
_______________ _______________
Los dos factores que definen una actividad son: urgente e importante.
IMPORTANTE.- Tiene que ver con los resultados. Algo es importante si realiza una aportación a nuestra misión, a
nuestros valores, a nuestras metas de alta prioridad.
Ante las cosas urgentes reaccionamos, ante las cosas importantes actuamos.
El cuadrante I es el cuadrante de la necesidad, es donde se ubica lo urgente e importante, tiene que ver con
resultados significativos que requieren atención inmediata. A las actividades de este cuadrante generalmente se les
llama crisis o problemas; estar mucho tiempo en este cuadrante puede producir una adicción a la urgencia y
provoca que las personas se escapen al cuadrante IV.
El cuadrante III es el cuadrante del engaño, lo que se ubica aquí es urgente pero no importante, frecuentemente se
piensa que se está en el cuadrante I suponiendo que es algo importante pero la realidad es que la urgencia de esas
situaciones se basa frecuentemente en las prioridades y expectativas de otros. Las personas que terminan en este
cuadrante a menudo son “complacientes”
El cuadrante IV es el cuadrante del desperdicio, en este cuadrante se ubican las tareas que no son urgentes ni
importantes. Las personas que viven en los cuadrantes I y III, frecuentemente se escapan al cuadrante IV por
pensar que es relajador, pero en realidad no lo es y traerá, a la larga, sentimientos de aburrimiento y culpabilidad ya
que no se obtiene ningún resultado productivo.
El cuadrante II es el cuadrante de la efectividad, las actividades de este cuadrante están relacionadas con la misión,
las metas, valores y principios que rigen nuestra vida. Cuánto más tiempo se pasa en el cuadrante II más reducido y
manejable será el cuadrante I. La única forma de encontrar el tiempo para estar en este cuadrante es salirse de los
cuadrantes III y IV por completo; las personas efectivas nunca se escaparán del cuadrante I pero vivirán sus vidas
concentrados en lo que es importante.
Empiece por organizar una semana centrada en principios del cuadrante II.
Identificación de roles.- Ponga por escrito sus roles clave, familiares, profesionales…, aquellos en los que se ve
dedicando tiempo durante los próximos siete días.
Selección de metas.- Ahora, piense en dos o tres resultados importantes que quiere lograr en cada rol durante los
siete días siguientes y regístrelos como metas. Idealmente estas metas a corto plazo estarán relacionadas con las
metas a largo plazo que usted consideró en su misión personal.
Programación Temporal.- Con las metas en mente, programe el tiempo para alcanzarlas. Por ejemplo si una de sus
metas es mejorar su estado físico mediante ejercicios, puede considerar una hora tres o cinco días a la semana.
Considere que hay metas que solo puede alcanzar en el horario de trabajo y otras en las que hay que tomar sábados
o domingos.
Después de haber identificado los roles, establecido las metas y programado tiempos, puede trasladar cada meta a
un día específico de la semana y con un horario concreto; pero ¡OJO! no sature sus días, programe solo actividades
que ocupen aproximadamente el 65% de su tiempo, para que tenga libertad y flexibilidad que le permitan controlar
los acontecimientos imprevistos.
Adaptación diaria.- La planificación diaria le permite dar prioridad a actividades y de responder a acontecimientos,
relaciones y experiencias imprevistos. Si todas las mañanas se dedican unos minutos a revisar la agenda, podemos
mantener presente nuestras decisiones basadas en valores que tomamos al iniciar la semana así como los factores
no previstos que parezcan.
Para terminar, vivir el hábito 3 está primordialmente en función de nuestra voluntad independiente, nuestra
autodisciplina, nuestra integridad, nuestro compromiso, en principios correctos y en nuestros valores más
profundos, de lo que da sentido y contexto a nuestras metas y a nuestras vidas.
Johann Goethe