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Catecismo de la iglesia

813: a Iglesia es una debido a su origen: "El modelo y principio supremo de


este misterio es la unidad de un solo Dios Padre e Hijo en el Espíritu Santo,
en la Trinidad de personas" (UR 2). La Iglesia es una debido a su
Fundador: "Pues el mismo Hijo encarnado [...] por su cruz reconcilió a todos
los hombres con Dios [...] restituyendo la unidad de todos en un solo pueblo
y en un solo cuerpo" (GS 78, 3). La Iglesia es una debido a su "alma": "El
Espíritu Santo que habita en los creyentes y llena y gobierna a toda la Iglesia,
realiza esa admirable comunión de fieles y une a todos en Cristo tan
íntimamente que es el Principio de la unidad de la Iglesia" (UR 2). Por tanto,
pertenece a la esencia misma de la Iglesia ser una:

865: La Iglesia es una, santa, católica y apostólica en su identidad profunda y


última, porque en ella existe ya y será consumado al fin de los tiempos "el
Reino de los cielos", "el Reino de Dios" (cf. Ap 19, 6), que ha venido en la
persona de Cristo y que crece misteriosamente en el corazón de los que le
son incorporados hasta su plena manifestación escatológica.
Entonces todos los hombres rescatados por él, hechos en él "santos e
inmaculados en presencia de Dios en el Amor" (Ef 1, 4), serán reunidos como
el único Pueblo de Dios, "la Esposa del Cordero" (Ap 21, 9), "la Ciudad Santa
que baja del Cielo de junto a Dios y tiene la gloria de Dios" (Ap21, 10-11); y
"la muralla de la ciudad se asienta sobre doce piedras, que llevan los
nombres de los doce Apóstoles del Cordero" (Ap 21, 14).

Funciones de la iglesia
La Iglesia Católica está organizada y gobernada especialmente sobre la base de
jurisdicciones correspondientes al Papa y a los obispos.
El Papa es la cabeza suprema de la Iglesia, siendo la persona que tiene la primacía de
jurisdicción así como el honor sobre toda la Iglesia.
Se considera a los obispos, conjuntamente y subordinados al Papa, como los Sucesores
de los Apóstoles, responsables por tanto del sostenimiento de la Iglesia y continuadores
con la labor pastoral de Jesucristo. Repartidos por el territorio católico, están al frente
de diócesis o iglesias particulares, teniendo autoridad ordinaria y jurisdicción.
Un tipo diferente de obispos son los llamados de estatus especial, patriarcas del Rito
Pascual, quienes dependen sólo del Papa, y son cabezas de los fieles que pertenecen a
estos ritos alrededor del mundo.
Los obispos responden directamente ante el Papa, y entre ellos pueden distinguirse
varios tipos, como Arzobispos residentes y Metropolitanos (cabezas de arquidiócesis),
Obispos diocesanos (cabezas de diócesis), Vicarios y Prefectos Apostólicos (cabezas de
vicarías apostólicas y prefecturas apostólicas), Prelados (cabezas de una Prelatura) y
Administradores Apostólicos (responsables temporales de un jurisdicción). Cada uno de
ellos gobierna sus respectivos territorios siguiendo la ley canónica, teniendo a su cargo
a los párrocos, sacerdotes, religiosos y laicos.
Del Papa también dependen directamente los Arzobispos y Obispos titulares, las
órdenes religiosas y congregaciones de Derecho Pontificio, los institutos y facultades
Pontificias, los Nuncios del Papa y los Delegados Apostólicos.
Por último, los cardenales de la Curia Romana son los encargados de asistir al Papa y
actuar en su nombre en el gobierno central y administración de la Iglesia.

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