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PANORAMA
GLOBAL DE
LA BIBLIA

Ramón Núñez Doval

Monterrey, México, 2018

1) El Final de la Historia Bíblica.


2) El Plan Estratégico de Dios.
3) El Antiguo Pacto.
4) La Promesa de un Nuevo Pacto.
5) Las Tres Etapas del Nuevo Pacto.
6) El Examen Final de Graduación.
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PANORAMA GLOBAL DE LA BIBLIA.

1) El final de la historia bíblica. El final de la revelación bíblica es


majestuoso e insuperable. De acuerdo a la Biblia, al final de los tiempos
Jesucristo nos sienta con Él en su trono: “Al que venciere, le daré que se
siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con
mi Padre en su trono. El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las
iglesias”. Apocalipsis 3:21,22. Nos sienta con Él en su trono para que
participemos en el gobierno del Reino de los Cielos: “Entonces el Rey dirá a
los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado
para vosotros desde la fundación del mundo.” Mateo 25:34; “No temáis,
manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.”
Lucas 12:32; “y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y
reinaremos sobre la tierra.” Apocalipsis 5:10 .

Y el grado de participación que nos concederá en el gobierno de su


Reino, dependerá de la forma en que lo hayamos servido acá en la tierra
conforme a su propósito personal: “Respondiendo Jesús, les volvió a hablar
en parábolas, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un rey que hizo
fiesta de bodas a su hijo; y envió a sus siervos a llamar a los convidados a
las bodas; mas éstos no quisieron venir. Volvió a enviar otros siervos,
diciendo: Decid a los convidados: He aquí, he preparado mi comida; mis
toros y animales engordados han sido muertos, y todo está dispuesto; venid
a las bodas. Más ellos, sin hacer caso, se fueron, uno a su labranza, y otro
a sus negocios; y otros, tomando a los siervos, los afrentaron y los mataron.
Al oírlo el rey, se enojó; y enviando sus ejércitos, destruyó a aquellos
homicidas, y quemó su ciudad. Entonces dijo a sus siervos: Las bodas a la
verdad están preparadas; más los que fueron convidados no eran dignos.
Id, pues, a las salidas de los caminos, y llamad a las bodas a cuantos halléis.
Y saliendo los siervos por los caminos, juntaron a todos los que hallaron,
juntamente malos y buenos; y las bodas fueron llenas de convidados. Y
entró el rey para ver a los convidados, y vio allí a un hombre que no estaba
vestido de boda. Y le dijo: Amigo, ¿cómo entraste aquí, sin estar vestido de
boda? Más él enmudeció. Entonces el rey dijo a los que servían: Atadle de
pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir
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de dientes. Porque muchos son llamados, y pocos escogidos.” Mateo 22:1-


14; “Porque el reino de los cielos es como un hombre que yéndose lejos,
llamó a sus siervos y les entregó sus bienes. A uno dio cinco talentos, y a
otro dos, y a otro uno, a cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue
lejos. Y el que había recibido cinco talentos fue y negoció con ellos, y ganó
otros cinco talentos. Asimismo el que había recibido dos, ganó también
otros dos. Pero el que había recibido uno fue y cavó en la tierra, y escondió
el dinero de su señor. Después de mucho tiempo vino el señor de aquellos
siervos, y arregló cuentas con ellos. Y llegando el que había recibido cinco
talentos, trajo otros cinco talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me
entregaste; aquí tienes, he ganado otros cinco talentos sobre ellos. Y su
señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho
te pondré; entra en el gozo de tu señor. Llegando también el que había
recibido dos talentos, dijo: Señor, dos talentos me entregaste; aquí tienes,
he ganado otros dos talentos sobre ellos. Su señor le dijo: Bien, buen siervo
y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de
tu señor. Pero llegando también el que había recibido un talento, dijo:
Señor, te conocía que eres hombre duro, que siegas donde no sembraste y
recoges donde no esparciste; por lo cual tuve miedo, y fui y escondí tu
talento en la tierra; aquí tienes lo que es tuyo. Respondiendo su señor, le
dijo: Siervo malo y negligente, sabías que siego donde no sembré, y que
recojo donde no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los
banqueros, y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses.
Quitadle, pues, el talento, y dadlo al que tiene diez talentos. Porque al que
tiene, le será dado, y tendrá más; y al que no tiene, aun lo que tiene le será
quitado. Y al siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera; allí será el lloro
y el crujir de dientes.” Mateo 25:14-30; “Oyendo ellos estas cosas,
prosiguió Jesús y dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén,
y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente. Dijo,
pues: Un hombre noble se fue a un país lejano, para recibir un reino y
volver. Y llamando a diez siervos suyos, les dio diez minas, y les dijo:
Negociad entre tanto que vengo. Pero sus conciudadanos le aborrecían, y
enviaron tras él una embajada, diciendo: No queremos que éste reine sobre
nosotros. Aconteció que vuelto él, después de recibir el reino, mandó llamar
ante él a aquellos siervos a los cuales había dado el dinero, para saber lo
que había negociado cada uno. Vino el primero, diciendo: Señor, tu mina
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ha ganado diez minas. Él le dijo: Está bien, buen siervo; por cuanto en lo
poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. Vino otro,
diciendo: Señor, tu mina ha producido cinco minas. Y también a éste dijo:
Tú también sé sobre cinco ciudades. Vino otro, diciendo: Señor, aquí está
tu mina, la cual he tenido guardada en un pañuelo; porque tuve miedo de
ti, por cuanto eres hombre severo, que tomas lo que no pusiste, y siegas lo
que no sembraste. Entonces él le dijo: Mal siervo, por tu propia boca te
juzgo. Sabías que yo era hombre severo, que tomo lo que no puse, y que
siego lo que no sembré; ¿por qué, pues, no pusiste mi dinero en el banco,
para que al volver yo, lo hubiera recibido con los intereses? Y dijo a los que
estaban presentes: Quitadle la mina, y dadla al que tiene las diez minas.
Ellos le dijeron: Señor, tiene diez minas. Pues yo os digo que a todo el que
tiene, se le dará; más al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará.” Lucas
19:11-26.

Totalmente sorprendente. ¿A quiénes va a sentar con Él en su trono?


A los que vencieren. ¿Los que vencieren a quién? Los que vencieren a
Satanás y a todos sus demonios, en la guerra espiritual dentro de la cual
todos nosotros nacemos y vivimos. La Biblia enseña que el mundo entero
está dominado y controlado por Satanás, “Ha llegado el tiempo de juzgar a
este mundo, cuando Satanás —quien gobierna este mundo— será
expulsado.” Juan 12:31 NTV; “Ya no puedo hablarles de otras cosas porque
se está acercando el diablo, que manda en este mundo. Él no tiene poder
para vencerme” Juan 14:30 TLA; “Sabemos que somos de Dios, y que el
resto de la gente en el mundo está dominada por el diablo.” 1ª Juan 5:19
TLA.

De este glorioso final, se deduce que el propósito de Dios, al haber


creado el universo y a los seres humanos, consiste en desarrollar (formar,
capacitar y entrenar) un Pueblo Santo, para que participe con Él en el
gobierno del Reino de los Cielos, al final de los tiempos, cuando regrese
Jesucristo: “Después de esto oí una gran voz de gran multitud en el cielo,
que decía: ¡Aleluya! Salvación y honra y gloria y poder son del Señor Dios
nuestro; porque sus juicios son verdaderos y justos; pues ha juzgado a la
gran ramera que ha corrompido a la tierra con su fornicación, y ha vengado
la sangre de sus siervos de la mano de ella. Otra vez dijeron: ¡Aleluya! Y el
humo de ella sube por los siglos de los siglos. Y los veinticuatro ancianos y
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los cuatro seres vivientes se postraron en tierra y adoraron a Dios, que


estaba sentado en el trono, y decían: ¡Amén! ¡Aleluya! Y salió del trono una
voz que decía: Alabad a nuestro Dios todos sus siervos, y los que le teméis,
así pequeños como grandes. Y oí como la voz de una gran multitud, como
el estruendo de muchas aguas, y como la voz de grandes truenos, que
decía: ¡Aleluya, porque el Señor nuestro Dios Todopoderoso reina!
Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas
del Cordero, y su esposa se ha preparado. Y a ella se le ha concedido que
se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las
acciones justas de los santos. Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados
los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas
son palabras verdaderas de Dios.” Apocalipsis 19:1-9; “Entonces el Rey dirá
a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino
preparado para vosotros desde la fundación del mundo.” Mateo 25:34; “No
temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el
reino.” Lucas 12:32.

2) El plan estratégico de Dios. La materia prima con la cual Dios desea


desarrollar este Pueblo Santo, es con un mundo lleno de seres humanos
que son esclavos de Satanás, que no conocen a Dios, ni su propósito, y ni
siquiera se dan cuenta de que son esclavos del maligno “Si la Buena Noticia
que predicamos está escondida detrás de un velo, solo está oculta de la
gente que se pierde. Satanás, quien es el dios de este mundo, ha cegado
la mente de los que no creen. Son incapaces de ver la gloriosa luz de la
Buena Noticia. No entienden este mensaje acerca de la gloria de Cristo,
quien es la imagen exacta de Dios.” 2ª Corintios 4:3-4 NTV; “Pero el hombre
natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él
son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente.” 1ª Corintios 2:14; “Tienen la mente llena de oscuridad;
vagan lejos de la vida que Dios ofrece, porque cerraron la mente y
endurecieron el corazón hacia él. Han perdido la vergüenza. Viven para los
placeres sensuales y practican con gusto toda clase de impureza.” Efesios
4:18-19 NTV.
Para lograr su propósito, Dios diseñó un plan estratégico formado por
dos pactos, o alianzas, que ha ofrecido a los seres humanos, el Antiguo
Pacto (AP), o Antigua Alianza, contenido en el Antiguo Testamento, y el
Nuevo Pacto (NP), o Nueva Alianza, contenida en el Nuevo Testamento. En
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realidad es un solo plan estratégico, formado de dos partes sucesivas. El


Nuevo Pacto es simplemente la continuación del Antiguo Pacto.

El Antiguo Pacto. El Antiguo Pacto o Pacto de la Ley, se lo reveló Dios al


Pueblo de Israel, a través de Moisés, alrededor del año 1500 AC, cuando
habían estado viviendo 400 años en Egipto, como esclavos de los faraones.
Ese pacto consiste de los Diez Mandamientos, revelados en Éxodo 20:1-17
“Y habló Dios todas estas palabras, diciendo: Yo soy el Señor tu Dios, que
te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre. 1) No tendrás
dioses ajenos delante de mí. 2) No te harás imagen, ni ninguna semejanza
de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las aguas debajo
de la tierra. No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy el Señor
tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de los padres sobre los hijos
hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, y hago
misericordia a millares, a los que me aman y guardan mis mandamientos.
3) No tomarás el nombre del Señor tu Dios en vano; porque no dará por
inocente Jehová al que tomare su nombre en vano. 4) Acuérdate del día de
reposo para santificarlo. Seis días trabajarás, y harás toda tu obra; mas el
séptimo día es reposo para el Señor tu Dios; no hagas en él obra alguna, tú,
ni tu hijo, ni tu hija, ni tu siervo, ni tu criada, ni tu bestia, ni tu extranjero
que está dentro de tus puertas. Porque en seis días hizo Jehová los cielos y
la tierra, el mar, y todas las cosas que en ellos hay, y reposó en el séptimo
día; por tanto, Jehová bendijo el día de reposo y lo santificó. 5) Honra a tu
padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová
tu Dios te da. 6) No matarás. 7) No cometerás adulterio. 8) No hurtarás. 9)
No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. 10) No codiciarás la casa de
tu prójimo, no codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su siervo, ni su criada,
ni su buey, ni su asno, ni cosa alguna de tu prójimo.” y repetidos en
Deuteronomio 5:6-21. Los liberó de la esclavitud de Egipto para llevarlos a
la Tierra Prometida, la cual estaba habitada por muchos pueblos paganos
que adoraban a otros dioses, cuyos ídolos representaban en realidad a los
demonios, a través de los cuales Satanás los mantenía esclavizados. Lo
mismo sucede cuando nos convertimos y nos damos cuenta de la guerra
espiritual en la que estamos involucrados: “Mas estas cosas sucedieron
como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas, como
ellos codiciaron… Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están
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escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines


de los siglos.” 1ª Corintios 10:6,11.

El propósito de Dios al ofrecer este primer pacto, al Pueblo de Israel, y


a cada uno de los seres humanos de todas las épocas, fue definir muy
claramente lo que Él entiende por “Santidad”. Puesto que el propósito de
Dios al formar a la humanidad es desarrollar un “Pueblo Santo”, lo primero
que Dios trata de enseñarnos es lo que Él entiende por “Santidad”. En varios
pasajes de la Biblia Dios definió “Santidad” como: “la habilidad de cumplir
siempre todos los mandamientos de la Ley de Dios”: “Ahora, pues, si diereis
oído a mi voz, y guardareis mi pacto, vosotros seréis mi especial tesoro
sobre todos los pueblos; porque mía es toda la tierra. Y vosotros me seréis
un reino de sacerdotes y gente santa… ¡Quién diera que tuviesen tal
corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis
mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre!...
Porque tú eres pueblo santo para el Señor tu Dios; el Señor tu Dios te ha
escogido para serle un pueblo especial, más que todos los pueblos que están
sobre la tierra. No por ser vosotros más que todos los pueblos os ha querido
el Señor y os ha escogido, pues vosotros erais el más insignificante de todos
los pueblos; sino por cuanto el Señor os amó, y quiso guardar el juramento
que juró a vuestros padres, os ha sacado el Señor con mano poderosa, y
os ha rescatado de servidumbre, de la mano de Faraón rey de Egipto.
Conoce, pues, que el Señor tu Dios es Dios, Dios fiel, que guarda el pacto
y la misericordia a los que le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil
generaciones; y que da el pago en persona al que le aborrece,
destruyéndolo; y no se demora con el que le odia, en persona le dará el
pago. Guarda, por tanto, los mandamientos, estatutos y decretos que yo te
mando hoy que cumplas… cuando obedecieres a la voz del Señor tu Dios,
guardando todos sus mandamientos que yo te mando hoy, para hacer lo
recto ante los ojos del Señor tu Dios… Porque eres pueblo santo al Señor tu
Dios, y el Señor te ha escogido para que le seas un pueblo único de entre
todos los pueblos que están sobre la tierra… el Señor tu Dios te manda hoy
que cumplas estos estatutos y decretos; cuida, pues, de ponerlos por obra
con todo tu corazón y con toda tu alma. Has declarado solemnemente hoy
que el Señor es tu Dios, y que andarás en sus caminos, y guardarás sus
estatutos, sus mandamientos y sus decretos, y que escucharás su voz. Y el
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Señor ha declarado hoy que tú eres pueblo suyo, de su exclusiva posesión,


como te lo ha prometido, para que guardes todos sus mandamientos; a fin
de exaltarte sobre todas las naciones que hizo, para loor y fama y gloria, y
para que seas un pueblo santo a el Señor tu Dios, como él ha dicho.” Éxodo
19:5-6; Deuteronomio 5:29;7:6-11;13:18;14:2;26:16-19.

Por supuesto que Dios sabe muy bien que ningún ser humano posee
esa habilidad. Lo que Dios espera al ofrecer ese pacto, es que los seres
humanos nos convenciéramos de que no podemos cumplir siempre todos
los mandamientos, de que no somos santos, de que somos pecadores. Y de
que necesitamos, por lo tanto, de un Salvador que nos ayude a cumplirlos:
“Como está escrito: No hay justo, ni aun uno; No hay quien entienda, No
hay quien busque a Dios. Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles; No
hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno. Sepulcro abierto es su
garganta; Con su lengua engañan. Veneno de áspides hay debajo de sus
labios; Su boca está llena de maldición y de amargura. Sus pies se
apresuran para derramar sangre; Quebranto y desventura hay en sus
caminos; Y no conocieron camino de paz. No hay temor de Dios delante de
sus ojos. Pero sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están
bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el
juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será
justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del
pecado.” Romanos 3:10-20. Y para demostrarnos a todos los seres
humanos, que no somos libres, que somos esclavos de Satanás.

a. La Justicia de Dios.
Para motivar a los seres humanos a que pongamos toda nuestra
inteligencia, y fuerza de voluntad, en entrar en ese pacto, para que
intentemos seriamente vivir en santidad, el pacto de la ley incluyó
premios y castigos. Incluyó varios excelentes premios, que la Biblia llama
bendiciones, a quienes cumplieran la Ley de Dios, y muchos terribles
castigos, que la Biblia llama maldiciones, a quienes infringieran la Ley de
Dios. Esa es precisamente la definición de “Justicia”, darle a cada quién
lo que se merece, un premio al que cumple la ley, y un castigo, o multa
a quién infringe la ley. Esas condiciones del Pacto de la Ley vienen
descritas en Deuteronomio 28. Los primero 14 versículos describen las
bendiciones, y los 54 restantes las terribles maldiciones. Cuatro veces
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más maldiciones que bendiciones. En realidad si alguna persona trataba


de cumplir los mandamientos, se acercaba a Dios y recibía las
bendiciones. Y si a la persona no le importaba cumplir los mandamientos,
no se acercaba a Dios y simplemente se quedaba sufriendo las
maldiciones por ser esclavo de Satanás.
La respuesta que Dios esperaba del Pueblo de Israel, y que espera de
cada ser humano, es que después de que utilicemos todos nuestros
recursos, reconozcamos que no tenemos la capacidad de cumplir
siempre todos los mandamientos. O sea que reconozcamos que no
somos santos. Que reconozcamos que somos pecadores. Que
reconozcamos que necesitamos un Salvador, que nos proporcione los
recursos espirituales indispensables, para poder cumplir la Ley de Dios,
y vivir en santidad. Para que así Dios pueda finalmente, tener el Pueblo
Santo para fundar el Reino de los Cielos.
b. La Tierra Prometida. Justo cuando Dios les ofreció el Pacto de la Ley
al Pueblo de Israel, les entregó la Tierra Prometida, la cual estaba
habitada por muchos pueblos paganos que adoraban a otros dioses, que
representaban en realidad a los demonios, a través de los cuales Satanás
los mantenía esclavizados: “Le despertaron a celos con los dioses ajenos;
Lo provocaron a ira con abominaciones. Sacrificaron a los demonios, y
no a Dios; A dioses que no habían conocido, A nuevos dioses venidos de
cerca, Que no habían temido vuestros padres… Ellos me movieron a
celos con lo que no es Dios; Me provocaron a ira con sus ídolos; Yo
también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, Los
provocaré a ira con una nación insensata.” Deuteronomio 32:16,17,21;
“No destruyeron a los pueblos que el Señor les dijo; Antes se mezclaron
con las naciones, y aprendieron sus obras, y sirvieron a sus ídolos, los
cuales fueron causa de su ruina. Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los
demonios, y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de
sus hijas, que ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán, y la tierra
fue contaminada con sangre. Se contaminaron así con sus obras, y se
prostituyeron con sus hechos.” Salmos 106:34-39; “¿Qué digo, pues?
¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos?
Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican,
y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los
demonios. No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios;
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no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.


¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él?” 1ª
Corintios 10:19-22; “Y los otros hombres que no fueron muertos con
estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni
dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de
bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar;
y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su
fornicación, ni de sus hurtos.” Apocalipsis 9:20-21. Ellos debían vencer
a esos pueblos paganos y echarlos fuera de la Tierra Prometida. No
debían de mezclarse con ellos, para que no empezaran a adoptar sus
costumbres de adorar demonios, a quienes el primer mandamiento llama
“los dioses ajenos”.
La triste historia del Pueblo de Israel en el Antiguo Testamento, es
que con frecuencia se mezclaban con los pueblos paganos, empezaban
a adorar las imágenes de sus dioses, y terminaban adorando demonios,
Y Dios volvía a enviarles más profetas para exhortarlos a cumplir los
mandamientos, y adorarlo solamente a Él, no a esos dioses ajenos.
Cuando Dios estimó que ya les había quedado bien claro, que no
podían vivir en santidad con sus propios recursos, anunció que les
ofrecería un Nuevo Pacto, en el cual les ofrecería los recursos para que
lograran hacerlo.

4) La promesa de un Nuevo Pacto. Novecientos años después de


haberles ofrecido el Pacto de la Ley, alrededor de 600 AC, Dios le ofreció al
Pueblo de Israel, un Nuevo Pacto, o una Nueva Alianza. Y de igual forma
nos ofrece ese Nuevo Pacto a todos quienes hayamos hecho nuestro mejor
esfuerzo en cumplir ese primer pacto. Reveló algunos detalles de ese pacto
a través de varios de los profetas del Antiguo Testamento, especialmente
de Jeremías 31:31-34 “He aquí que vienen días, dice el Señor, en los cuales
haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el
pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la
tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido
para ellos, dice el Señor. Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel
después de aquellos días, dice el Señor: Daré mi ley en su mente, y la
escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por
pueblo. Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano,
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diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el más


pequeño de ellos hasta el más grande, dice el Señor; porque perdonaré la
maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado.”; Ezequiel 36:16-28
“Vino a mí palabra del Señor, diciendo: Hijo de hombre, mientras la casa
de Israel moraba en su tierra, la contaminó con sus caminos y con sus
obras; como inmundicia de menstruosa fue su camino delante de mí. Y
derramé mi ira sobre ellos por la sangre que derramaron sobre la tierra;
porque con sus ídolos la contaminaron. Les esparcí por las naciones, y
fueron dispersados por las tierras; conforme a sus caminos y conforme a
sus obras les juzgué. Y cuando llegaron a las naciones adonde fueron,
profanaron mi santo nombre, diciéndose de ellos: Estos son pueblo del
Señor, y de la tierra de él han salido. Pero he tenido dolor al ver mi santo
nombre profanado por la casa de Israel entre las naciones adonde fueron.
Por tanto, di a la casa de Israel: Así ha dicho Dios el Señor: No lo hago por
vosotros, oh casa de Israel, sino por causa de mi santo nombre, el cual
profanasteis vosotros entre las naciones adonde habéis llegado. Y
santificaré mi grande nombre, profanado entre las naciones, el cual
profanasteis vosotros en medio de ellas; y sabrán las naciones que yo soy
el Señor, dice Dios el Señor, cuando sea santificado en vosotros delante de
sus ojos. Y yo os tomaré de las naciones, y os recogeré de todas las tierras,
y os traeré a vuestro país. Esparciré sobre vosotros agua limpia, y seréis
limpiados de todas vuestras inmundicias; y de todos vuestros ídolos os
limpiaré. Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de
vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un
corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que
andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.
Habitaréis en la tierra que di a vuestros padres, y vosotros me seréis por
pueblo, y yo seré a vosotros por Dios.”, Isaías 61:1-3 “El Espíritu de Dios
el Señor está sobre mí, porque me ungió el Señor; me ha enviado a predicar
buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a
publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; a
proclamar el año de la buena voluntad del Señor, y el día de venganza del
Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados; a ordenar que a los afligidos
de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto,
manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles
de justicia, plantío del Señor, para gloria suya.”, Joel 2:28-29 “Y después
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de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros


hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros
jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas
derramaré mi Espíritu en aquellos días.” y otros.
Dios le explica al Pueblo de Israel, y a todos nosotros, cuál es su
intención de ofrecer este Nuevo Pacto. En realidad es la continuación, o la
segunda parte de su primer pacto. Les explica que la razón de ofrecer este
Nuevo Pacto, consiste en convencer a todo el mundo, o sea a todas las
naciones paganas, de que realmente existe un Dios Santo en el cielo, con
suficiente poder para desarrollar un Pueblo Santo aquí en la Tierra. Y para
hacer esta demostración, Dios iba a ofrecer, en un tiempo futuro, al Pueblo
de Israel, y a todos los que creyéramos en Él, la posibilidad de hacernos
santos. Mediante ese Nuevo Pacto, Dios decidió ofrecernos los recursos para
que lleguemos a ser santos, y ayudemos a otros que lleguen a ser santos.

5) Las tres etapas del Nuevo Pacto. El Nuevo Pacto, NP, que Dios iba a
ofrecer, 600 años después, consistiría de tres etapas. En la primera etapa,
NP1, la Etapa de la Salvación, nos iba a perdonar todos nuestros pecados,
y nos iba a liberar de la esclavitud de Satanás. A esto se le llama
“Misericordia”, o sea, no darnos el castigo que merecemos. En la segunda
etapa, NP2, la Etapa de la Santificación, nos iba a capacitar con los recursos
espirituales necesarios para mantenernos libres de la esclavitud del
maligno. A esto se le llama “Gracia”, o sea, darnos el premio que no
merecemos. Y en la tercera etapa, NP3, la Etapa de la Edificación, nos iba
a entrenar con los recursos espirituales para poder sacar a otros de la
esclavitud del maligno y empezar a formar comunidades de personas
creciendo en santidad personal y en justicia comunitaria. Esas comunidades
de vida cristiana integrarán el Pueblo Santo con el cual fundará el Reino de
los Cielos al final de los tiempos. A esto se le llama “Justicia”, puesto que
este será un reino de justicia, gozo, y paz en el Espíritu Santo: Romanos
14:17 “porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y
gozo en el Espíritu Santo.”.
a. Nuevo Pacto, Parte1, NP1: La Salvación.
El Nuevo Pacto, se inició, cuando Jesucristo empezó a predicar, entró
a la sinagoga de Nazaret, y anunció a que había venido: “El Espíritu de Dios
me ha enviado a: 1) predicar las buenas noticias del Reino de los Cielos, 2)
a sanar a los enfermos, y 3) a liberar a los oprimidos y cautivos por el
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enemigo.”: Lucas 4:18-19 “El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto
me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar
a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista
a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable
del Señor.”; Hechos 10:38 “cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con
poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando
a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.”; 1ª Juan
3:8b “Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del
diablo.”.
Cuando envío a sus discípulos a cumplir su misión, del dijo que hicieran
las mismas tres cosas: 1) predicaran el Reino de los Cielos, 2) sanaran a
los enfermos, 3) y echaran fuera demonios: Mateo 10:1,7-8 “Entonces
llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus
inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y
toda dolencia… Y yendo, predicad, diciendo: El reino de los cielos se ha
acercado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad
fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia.”; Lucas 9:1-2;10:19
“Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre
todos los demonios, y para sanar enfermedades. Y los envió a predicar el
reino de Dios, y a sanar a los enfermos… He aquí os doy potestad de hollar
serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os
dañará.”; Marcos 16:17-18 “Y estas señales seguirán a los que creen: En
mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en
las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre
los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.”.

Y después de su resurrección les dio una gran comisión a sus discípulos


de entonces, y también a nosotros, sus discípulos de ahora: “Como el Padre
me envío, así ahora yo los envío a ustedes”: Juan 20:21 “Entonces Jesús
les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo
os envío.”; Mateo 28:19-20 “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las
naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y
he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.
Amén.”; Marcos 16:17-18 “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi
nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las
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manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los
enfermos pondrán sus manos, y sanarán.”.
b. Nuevo Pacto, Parte 2, NP2: La Santificación.
La Biblia dice que Dios es santo y que no quiere pasar la eternidad
rodeado de pecadores malvados y corruptos. Dios nos pide que seamos
santos por una sola razón: porque Él es santo: Levítico 11:44-45 “Porque
yo soy el Señor vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y seréis
santos, porque yo soy santo... Porque yo soy el Señor, que os hago subir
de la tierra de Egipto para ser vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo
soy santo.”; 1ª Pedro 1:15-16 “sino, como aquel que os llamó es santo, sed
también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito
está: Sed santos, porque yo soy santo.”; Hebreos 12:14 “Seguid la paz con
todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor.”. Y como Dios sabe que
no tenemos la capacidad de ser santos, con nuestros propios recursos, Dios
nos ofrece, a todos los que hemos creído en Jesucristo, equiparnos y
capacitarnos con los recursos o herramientas espirituales, para que
logremos mantenernos libres de esclavitud del enemigo, de la cual nos ha
liberado. Nos ofrece dos conjuntos de recursos espirituales, los frutos y los
dones del Espíritu Santo. Los frutos, son actitudes del Espíritu,
manifestaciones del amor de Dios, que desarrollan nuestro carácter en
semejanza al de Jesucristo: Gálatas 5:22-23 “Mas el fruto del Espíritu es
amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza; contra tales cosas no hay ley.”; Efesios 4:1-3 “Yo pues, preso
en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que
fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con
paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del
Espíritu en el vínculo de la paz”, ayudándonos a vencer los deseos de la
carne. Y los dones, son habilidades del Espíritu, manifestaciones del poder
de Dios: 1ª Co 12:1-11 “No quiero, hermanos, que ignoréis acerca de los
dones espirituales. Sabéis que cuando erais gentiles, se os extraviaba
llevándoos, como se os llevaba, a los ídolos mudos. Por tanto, os hago saber
que nadie que hable por el Espíritu de Dios llama anatema a Jesús; y nadie
puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo. Ahora bien, hay
diversidad de dones, pero el Espíritu es el mismo. Y hay diversidad de
ministerios, pero el Señor es el mismo. Y hay diversidad de operaciones,
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pero Dios, que hace todas las cosas en todos, es el mismo. Pero a cada uno
le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es
dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según
el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de
sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía;
a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y
a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el
mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.”;
Romanos 12:3-8 “Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual
que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que
debe tener, sino que piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe
que Dios repartió a cada uno. Porque de la manera que en un cuerpo
tenemos muchos miembros, pero no todos los miembros tienen la misma
función, así nosotros, siendo muchos, somos un cuerpo en Cristo, y todos
miembros los unos de los otros. De manera que, teniendo diferentes dones,
según la gracia que nos es dada, si el de profecía, úsese conforme a la
medida de la fe; o si de servicio, en servir; o el que enseña, en la
enseñanza; el que exhorta, en la exhortación; el que reparte, con
liberalidad; el que preside, con solicitud; el que hace misericordia, con
alegría.”; Efesios 4:7-16 “Pero a cada uno de nosotros fue dada la gracia
conforme a la medida del don de Cristo. Por lo cual dice: Subiendo a lo alto,
llevó cautiva la cautividad, Y dio dones a los hombres. Y eso de que subió,
¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas
de la tierra? El que descendió, es el mismo que también subió por encima
de todos los cielos para llenarlo todo. Y él mismo constituyó a unos,
apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y
maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para
la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad
de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida
de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños
fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por
estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las
artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en
todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo,
bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan
mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su
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crecimiento para ir edificándose en amor.”. Estos dones desarrollan nuestra


capacidad para liberar a los cautivos, ayudándonos a vencer a nuestros
enemigos espirituales: Efesios 6:10-12 “Por lo demás, hermanos míos,
fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Vestíos de toda la
armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del
diablo. Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra
principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de
este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.”.
c. Nuevo Pacto, Parte 3: La Edificación.
Y como la meta de Dios consiste en desarrollar un Pueblo Santo, su
plan estratégico no termina al equiparnos para aprender a vivir en Santidad
Personal, Él desea que avancemos un paso más adelante: desarrollar la
Justicia Comunitaria, indispensable para el Reino de los Cielos. Y aquí es
donde podemos empezar a cumplir la misión con la cual Dios nos envió al
mundo. Si la meta personal de Dios consiste en desarrollar un Pueblo Santo,
la meta personal de cada creyente de Jesucristo consiste en servir a Dios
conforme a su propósito, o sea participando activamente en la edificación
de las comunidades de vida cristiana que integrarán el Pueblo Santo con el
cual Jesucristo fundará el Reino de los Cielos, cuando regrese de nuevo. En
esta etapa del Nuevo Pacto, Dios desea entrenarnos en el uso de los
recursos espirituales que nos ofreció en la etapa anterior. Dios desea que
pongamos a trabajar los frutos del Espíritu que nos ha concedido,
compartiéndolos con los demás miembros de la comunidad de vida
cristiana, desarrollando vínculos o relaciones espirituales: amándonos unos
a otros, siendo pacientes unos con otros, siendo bondadosos unos con otros,
etc. La frase “unos a otros” se repite más de 40 veces en el Nuevo
Testamento. Y también desea que pongamos a trabajar los dones del
Espíritu que nos ha concedido, sirviendo, o ministrando con ellos, a los
demás miembros de la comunidad de vida cristiana, ofreciéndoles servicios
o ministerios espirituales.

Y cuando en una comunidad de vida cristiana, sus miembros están


creciendo en santidad personal, capacitándose con los dones y frutos del
Espíritu, y están creciendo en justicia comunitaria, entrenándose con los
servicios y relaciones espirituales, ahí se está desarrollando una célula del
Pueblo Santo que es la meta personal de Dios.
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6) El Examen Final de Graduación.


De esta forma ya estaremos listos para presentar muestro reporte de
los servicios realizados acá en la Tierra, sirviendo a Dios conforme a su
propósito, cuando estemos sentados, delante de la presencia de Dios, de
los cuatro seres vivientes, de los veinticuatro ancianos, y de los millones y
millones de ángeles: Romanos 14:10 “Pero tú, ¿por qué juzgas a tu
hermano? O tú también, ¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque
todos compareceremos ante el tribunal de Cristo.”; 2ª Corintios 5:10
“Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal
de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras
estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.”; 1ª Corintios 3:11-15 “Porque
nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es
Jesucristo. Y si sobre este fundamento alguno edificare oro, plata, piedras
preciosas, madera, heno, hojarasca, la obra de cada uno se hará
manifiesta; porque el día la declarará, pues por el fuego será revelada; y la
obra de cada uno cuál sea, el fuego la probará. Si permaneciere la obra de
alguno que sobreedificó, recibirá recompensa. Si la obra de alguno se
quemare, él sufrirá pérdida, si bien él mismo será salvo, aunque así como
por fuego.”. Y podremos explicar que: a) reconocimos que no podíamos
vivir en santidad con nuestros propios recursos, que no podíamos cumplir
la Ley de Dios, y que éramos pecadores, b) reconocimos a Jesucristo como
nuestro Señor y Salvador personal, le pedimos perdón por todos nuestros
pecados, y le pedimos que viviera a vivir a nuestro corazón para dirigir
nuestra vida, c) le pedimos a Jesucristo que nos bautizara con el Espíritu
Santo para recibir los recursos espirituales para vivir en santidad, y d)
pusimos a trabajar esos recursos espirituales, participando en la edificación
de comunidades de vida cristiana. Amén.
Y entonces Dios, el Señor, nos va a entregar un diploma que va a decir:
“Siervo Inútil”: Lucas 17:10 “Así también vosotros, cuando hayáis hecho
todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles somos, pues lo que
debíamos hacer, hicimos.”. O sea, hiciste únicamente lo que tenías que
haber hecho. Y nos va a enviar a servirle en el gobierno del Reino de los
Cielos: Apocalipsis 3:21;5:10 “Al que venciere, le daré que se siente
conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi
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Padre en su trono… y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y
reinaremos sobre la tierra.”.

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