Aunque este año no sea festivo, siempre podemos buscar un rato
después de las obligaciones escolares y profesionales para disfrutar de actividades compartidas. Si entre semana resulta complicado por incompatibilidad de horarios, podemos utilizar parte del fin de semana para poner en marcha un plan familiar. El objetivo es buscar la forma de potenciar la conexión entre padre e hijo, buscando planes en los que ambos disfrutéis. ¿Qué os parece, por ejemplo, jugar al pádel?
Desde StarVie, marca de pádel española, nos comentan cómo realizar
este deporte con nuestro hijo, incorporándolo a nuestra rutina semanal, nos proporcionará los siguientes beneficios.
- Incrementar el vínculo emocional. Al tratarse de un deporte en
pareja, el pádel exige de gran coordinación y complicidad con el compañero, lo que hará que se cree un vínculo emocional entre padre e hijo. - Conocerse mejor. Pasaréis tiempo juntos, pero no solo durante el partido. Los trayectos y el previo y post partido os darán la ocasión de hablar e interesaros mutuamente por los problemas de ambos. - Obtención de valores. En el pádel, como en todos los deportes, se puede ganar o perder, pero el ejercicio y el juego siempre resultan gratificantes. Los niños aprenden que la esencia del deporte es la diversión y la lucha, más allá de la victoria o la derrota. - Mantenerse en forma e inculcar el amor al deporte. El pádel es un deporte que exige estar en constante movimiento y en diferentes posiciones de juego que favorecen la tonificación muscular tan necesaria tanto para los adultos como para los más pequeños. Además, es un deporte que engancha y que permite a los niños ver el lado lúdico del deporte sin asociarlo con una obligación impuesta por los padres. - Descansar mejor. El ejercicio físico ayuda a liberar el estrés diario, una de las principales causas del insomnio. Resulta un excelente aliado para fomentar un correcto descanso nocturno que nos permita afrontar el día con la energía necesaria. Modelismo, el placer de las cosas bien hechas
El modelismo es una actividad artesanal, que a partir de piezas ya
fabricadas y manuales específicos, nos permite fabricar modelos a escala de barcos, aviones, trenes, etc. Realizar esta actividad junto a nuestro hijo nos proporcionará buenos momentos de diversión y potenciará nuestra relación con él. Los beneficios de esta actividad son:
- Compartir la toma de decisiones. La elección de la maqueta a
realizar y su grado de dificultad debemos realizarla de forma conjunta con nuestro hijo. De esta forma podemos aprovechar para hacerle ver la importancia de fijarse objetivos ambiciosos pero posibles y como la construcción de algo proviene de una primera etapa de elección de metas y obtención de las herramientas necesarias para su realización. - Valorar el trabajo en equipo. Distribuir el trabajo entre ambos y ver como posteriormente, unido, se convierte en el objetivo elegido, hace ver al niño la ventaja de trabajar en equipo. - El valor de la paciencia. Cada una de las piezas necesita su propio tiempo de preparación, pintado, barnizado, secado, etc. Tu hijo aprenderá la importancia de cada paso y que las cosas necesitan tiempo para que el resultado final sea el deseado. - Incrementar el vínculo entre padre e hijo. La realización conjunta de esta actividad estrecha los lazos. El hecho de ver como el modelo elegido va tomando forma y darse cuenta de que lo han logrado entre ambos, genera una complicidad que se extenderá a otros ámbitos de su vida. - El gusto por las cosas bien hechas. Finalizar un modelo y ver que el resultado es igual o muy semejante al que originalmente nos hemos propuesto, nos sirve para lograr que nuestro hijo valore el esfuerzo realizado y a que se sienta satisfecho de su propio trabajo.
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Pasar un día en la naturaleza Buscar una ruta por la montaña o un paseo por el campo puede ser una buena opción para pasar un día en familia que nos aportará muchos beneficios, como, por ejemplo:
- El valor de la planificación. La decisión del lugar, el tiempo a emplear
y las actividades a realizar durante nuestra escapada a la naturaleza debemos hacerla conjuntamente con nuestro hijo. Documentarse del tiempo que nos vamos a encontrar, preparar la ropa y calzado necesario junto a él, le enseñará las ventajas de organizar las cosas con anticipación. - Inculcar el amor por la naturaleza. Qué mejor momento que un paseo por la montaña o el campo para enseñar a nuestro hijo la importancia de la naturaleza para el futuro del ser humano y la necesidad de conservar el medio ambiente para su generación y las venideras. - Conocerse mejor. El disponer de tiempo juntos en un ambiente relajado, nos dará la oportunidad de compartir nuestros pensamientos con nuestro hijo e interesarnos por sus preocupaciones o dilemas en un entorno distinto al que estamos acostumbrados. - Crear recuerdos conjuntos. Las experiencias vividas durante las escapadas a la naturaleza permitirán que padre e hijo cuenten con anécdotas que recordarán siempre con mucho cariño.
Por qué no conocer nuestra ciudad
Desgraciadamente, es muy común que conozcamos mejor ciudades
en las que hemos estado como turistas que la nuestra propia. Planificar con nuestro hijo la realización de visitas a los lugares emblemáticos de nuestra ciudad nos aportará:
- Amor por su lugar de residencia. Desvelar que nuestra ciudad cuenta
con rincones dignos de admirar que tienen una historia y una cultura que conocer, fomentará en nuestro hijo el cariño hacia lo propio y ayudará a valorar lo que le rodea. - Amor a la cultura. Si visitamos con nuestro hijo los museos o exposiciones que se realizan en nuestra ciudad, podremos acercarlos al arte de una forma sosegada y tranquila para que vea la cultura como algo divertido y no como una asignatura del colegio. - Explicarle a nuestro hijo nuestros orígenes. También puedes elegir lugares en los que te criaste cuando eras pequeño. De esta forma, podrás aprovechar para contar historias de tu niñez que seguro le encantarán y conseguirán captar su atención y asombro. - Conocer los parques de nuestra ciudad. Seguro que nuestra ciudad cuenta con parques encantadores que visitar con nuestros hijos, así podremos infundir en ellos el amor a la naturaleza sin necesidad de grandes desplazamientos y a hacerles ver la importancia de su conservación.
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Ir a ver una competición deportiva al campo
Si os gusta el fútbol, baloncesto, balonmano, etcétera, vivir la adrenalina
a pie de campo puede ser una idea muy divertida. Coged las camisetas de vuestro equipo preferido y aclaraos la voz, que hoy toca animar.
Aprender el valor de la lealtad. Que tu hijo se identifique con un equipo
concreto de fútbol puede ser una muy buena opción para que experimente el sentimiento de fidelidad. Saber que pase lo que pase, sin importar el resultado del partido, tu equipo seguirá siendo tu favorito, es un buen comienzo.
Trabajo en equipo. Como en cualquier deporte, la esencia reside en la
unión entre los compañeros, en este caso, los jugadores. Tu hijo verá de primera mano cómo con cooperación y coordinación se pueden obtener grandes resultados.
Aprender a perder. En el juego, como en la vida, a veces se gana y
otras se pierde. Es importante que tu hijo aprenda que aun con esfuerzo, no siempre se consigue lo que se quiere. Sin embargo, eso no significa que debamos rendirnos. Lo importante es aprender de las derrotas y salir más fuertes de ellas.
Respetar al que no piensa como tú. Es importante que seas un
ejemplo para tu hijo. Muchos fanáticos del fútbol faltan el respeto al contrario cuando gana el partido, mete un gol… o simplemente critican a alguien por ser de otro equipo. Explicarle a tu hijo la importancia de respetar a los demás sean del equipo que sean es una buena forma de inculcar buenos valores que podrá extrapolar a otras circunstancias de su vida.
En definitiva, se trata de compartir una afición y generar recuerdos
conjuntos con nuestros hijos, esto fortalecerá nuestros vínculos y le ayudará desarrollarse en el futuro.