Facultad de Humanidades – Licenciatura en Ciencias de la Educación

Asignatura: Planeamiento Curricular

Año: 2019

Profesores a cargo: CEREIJO, Hernán; MARTE, Vilma

Alumnos: Valenzuela Silvano, Lagiosa María y Schumacher Brenda.

TRABAJO PRÁCTCO
1) Actividad Módulo I

Luego de realizar un análisis de lo leído y abordado en el encuentro, realice las

siguientes actividades:

a) ¿Cuáles son los cambios que puede generar el planteo de la problemática

curricular en la educación y en los mismos docentes?

Generar el planteo de la problemática curricular en la educación y entre los

docentes mismos puede ayudar a revisar aquellas prácticas educativas que se
hallan institucionalizadas en la matriz del planeamiento curricular hace años y
que no son revisadas ya que “siempre fueron así”, o a que “si no se han
modificado desde un nivel de jerarquía superior debe ser porque son las
adecuadas”, entre otras aserciones falaces.

Es fundamental, hacer foco en la reflexión sobre lo que se selecciona como

contenido y programa a enseñar, con propósitos en contexto de espacio y
tiempo, ya que en muchas ocasiones, lo que suele ocurrir es que los contenidos
que son curriculares, a la hora de ser planificados y materializados en
determinada institución en forma de proyectos y planificaciones, (a la hora de la
práctica), no terminan respondiendo a lo que la comunidad educativa requiere
para enfrentar los desafíos actuales que demanda la sociedad.

b) Describa la importancia que reviste en los tiempos actuales el debate de la

problemática curricular.

Uno de los aspectos más importantes, a la hora de plantear la problemática

curricular se refiere al de la desarticulación entre los diferentes niveles de
enseñanza, el cual es de suma importancia en la actualidad. A menudo
escuchamos o presenciamos el desfasaje de trayectorias pedagógicas que los
alumnos atraviesan de un nivel al otro, y en consecuencia, lo difícil que se les
hace transitar cada nivel cuando la falta de comunicación y acuerdo entre los
diferentes niveles brilla por su ausencia y deja como resultado una pérdida del
hilo conductor entre lo que se viene aprendiendo (y cómo se lo viene haciendo)
en cierto nivel escolar y lo que comienzan a aprender cuando ingresan al
próximo, el cual suelen encontrar tan ajeno como a la realidad que afrontan
cuando salen de las instituciones escolares.
Plantear debates sobre la problemática curricular es importante y es necesario,
ya que esto implica en primera instancia que los profesionales de la enseñanza
se tomen la responsabilidad de conocer en profundidad la complejidad de lo
curricular. Pero no solo implica eso, ya que no basta con comprender la amplia
gama de pensamientos, alcances, conceptualizaciones o definiciones de lo
curricular. Generar espacios de debate permite problematizar aquello que no
está siendo revisado, aquellas prácticas y formas que han sido naturalizadas con
el paso del tiempo y que requieren ser observadas desde distintas concepciones,
para abrir espacio a lo que podría mejorarse de acuerdo a cada contexto y
situación particular.

Es vital en todos los niveles de la educación, debatir y discutir sobre las visiones
de lo curricular, ya que no es lo mismo un directivo o docente que entiende al
currículum como un programa de contenidos que deben aplicarse
reglamentariamente, que al que lo plantea como un proyecto flexible donde los
agentes que llevan a cabo las prácticas no son pasivos o meros transmisores de
esos contenidos, sino más bien transformadores, que orientan los
conocimientos y las experiencias de los alumnos a las situaciones en el contexto
de lo que la sociedad demanda, sin dejar de lado las necesidades y
características de lo local y de la comunidad institucional en particular.

Entendiendo lo que Stenhouse plantea, lo que interesa de este modo también es

poner en foco de debate en ese hiato o espacio que surge entre las ideas y
aspiraciones, y las tentativas de hacerlas operativas, es decir, de que aquello
que intencionamos y direccionamos concuerde de cierto modo con aquello que
intentaremos efectivizar en las prácticas cotidianas, es decir, en la realidad áulica
y escolar.