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(Leyenda Wayúu)
Hace mucho tiempo un indio llamado Pushaina tenía un hermoso hijo que estaba
destinado a ser el jefe de los indios guajiros. El padre no hacía otra cosa que
educarlo y trabajar para él. Una mañana el niño amaneció muy enfermo.
Pushaina buscó el mejor curandero de la tribu que, después de rezarle y darle
de beber muchas fórmulas, exclamó:
Pushaina nunca pensó en que algún día se enfrentaría a la Chama. Ella era una
mujer vieja, con poderes sobrenaturales: podía transformar su horrible cara en
la de una bella joven para engañar a los hombres y devorarlos. La Chama vivía
entre las rocas de las partes altas de la sierra; por lo tanto, era muy difícil llegar
hasta allí sin ser visto por ella. La única forma de quitarle un mechón era
cortárselo mientras dormía.
-Sé que tu hijo será el futuro jefe de los guajiros. Por eso he de confiarte un
secreto para que puedas cortarle un poco de pelo a la Chama. Cuando estés
cerca de la sierra, piensa en un ave y aprieta esta piedra sagrada que te
convertirá en aquello que hayas pensado. Pero la magia no sirve sino una sola
vez; si fallas, tendrás que enfrentarte a la Chama.
Pushaina puso atención a las palabras del viejo, cogió la piedra, la metió en su
mochila y luego partió. Después de mucho caminar, llegó a la sierra, pero cuando
iba a comenzar a trepar por las encumbradas montañas, una bella mujer se le
apareció.
-¿De dónde sales, hermosa mujer?- Preguntó Pushaina a la mujer, que le hacía
señas para que lo siguiera.
En tiempos antiguos las mujeres tenían dientes en la vulva, y por esto para sacar
a los hijos tenían que abrirse el vientre. A la India Worunka, le abrieron el
vientre, le sacaron el hijo y la cosieron; Mareigua observaba y vio que no estaba
bien; le tiró una piedra, le rompió los dientes a la boca de la vulva y dijo que por
allí nacerían los hijos; en el lugar donde Mareiwa hizo esto existe una piedra
exactamente parecida a la vulva de Worunka. Este lugar queda en el valle entre
el Itojoro y el Kousopa.
Mareiwa cogió al pajarito Sangre Toro y lo metió en esta piedra; debido a esto
tiene su color rojo; el pájaro Carpintero también alcanzó a meter el copete y
quedó pintado de rojo, al Guacamayo también lo echaron a la piedra y todos los
pájaros que son pintados de rojo tocaron la piedra de Worunka. Esta mujer vino
de la Sierra de Macuira para bañarse en el arroyo y allí Mareiwa la convirtió en
piedra.
En aquel entonces el hombre no podía hacer el coito con la mujer porque tenía
miedo a que le mordiera el Jeruwai (pene) y se lo cortara. Antes para hacer los
hijos hacían el coito por el Nocho (ombligo) pero después de que Mareiwa rompió
los dientes de Worunka ya las relaciones son normales.
En aquel tiempo de Worunka las mujeres eran quienes compraban a los hombres
por marido; eran ellas quienes iban a sus casa a buscarlos para acostarse con
ellos, pero Mareiwa se dio cuenta de que eso era muy feo, de que la mujer
busque al hombre y entonces dijo: debe ser el hombre quien busque a la mujer;
desde ese entonces se cambiaron los papeles y el hombre compra a la mujer, la
busca en su casa y manda en el hogar. Pero también Mareiwa puso la ley del
pago, para que al padre le devuelvan los animales que dio por la mamá de la
hija.
Mareiwa comisionó a dos hombres que fueran por un camino largo, lo recorrieran
hasta el final y allá encontrarían una mata de frutas coloradas, les dijo: vayan
hasta allá y traen las semillas y las siembran en la Sierra de Macuira; ellos
obedecieron, sembraron las frutas y resulto que eran turnas, y les dijo que esas
piedras tendrían mucho valor en la Guajira.
Fue a Worunka a quien le entregaron todas las semillas para que las sembrara
y pudieran mantenerse; los indios muy contentos hicieron chicha y la dejaron
fuertear en una tinaja y cuando estuvo fuerte la tomaron y se emborracharon.
Mareiwa se puso muy bravo por esto y dijo: que se sequen las matas de turna
y también las demás plantas y que nunca más haya abundancia, que los veranos
sean largos y prolongados y los indios guajiros sufran hambre y sed. Por eso hoy
día las turnas se encuentran enterradas, el verano es largo y vienen el hambre
y la sed. Sólo cuando Mareiwa tiene lástima de los indios trae la lluvia para que
no perezcan de hambre".
LA LEYENDA DEL DELFIN ROSADO
De acuerdo con la leyenda, el delfín rosado fue un joven guerrero indígena. Pero
uno de los dioses le envidió sus atributos masculinos y decidió transformarlo en
delfín y con esto condenarlo a vivir en los ríos y lagos de la Amazonia.
Los indígenas cuentan que esto ocurrió ya varias veces. El delfín rosado
convertido en un hombre atractivo y un amante insaciable se acerca a la orilla.
Está vestido de blanco y la cabeza la tiene cubierta por un sombrero de paja.
Bajo el sombrero esconde la única característica que le quedó del delfín, el
orificio en la cabeza por donde respira. Es por eso que cuando algún hombre de
sombrero se presenta durante el mes de junio, los habitantes de la selva
amazónica piden que se quite el sombrero para asegurarse de que no sea un
delfín. El atractivo delfín baila perfectamente y ninguna mujer puede huir ante
sus encantos. Él escoge a la muchacha más bonita, le dice piropos, baila con
ella y al final le propone un paseo al borde del río. Al día siguiente, la mujer no
recuerda nada de lo que había pasado en la noche. Al rato se da cuenta de
que está embarazada.
Otro mito cuenta que cualquier mujer que ande por el río en una canoa en la
época de su menstruación, algún día recibirá la visita del delfín que ira a
embarazarla. A causa de estas leyendas se le ha acreditado a los delfines
rosados la paternidad de todos los niños sin padres de la región y se cuenta que
en algunos casos hay niños registrados en las notarías como hijos del delfín. Los
hombres de la región en algunos casos intentan acabar con la vida de estos
animales pues no quieren que ellos embaracen a sus mujeres.