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Accidente de tráfico

Es importante tener en cuenta que el presente accidente tiene un carácter


relativamente masivo y, que, desde luego, no es un accidente cotidiano. La población
diana engloba, principalmente, a los familiares de los accidentados (los niños,
maestras y choferes) y a los testigos del accidente. La afectación es muy diferente en
el caso de los familiares y cuidadores de los niños fallecidos, en el de los heridos en
el accidente, en el caso de los testigos, e incluso de los familiares del chófer. Por
supuesto, se puede vislumbrar un orden prioritario tal que así:

Afectados que no requieren tratamiento médico ya (niños y maestras) 


familiares de los niños fallecidos Testigos  Familiares de los niños heridos y del
chófer  Resto de familiares y conocidos de las personas implicadas

Por ello, también es importante reconocer las necesidades de los diversos


afectados. Por ejemplo, en el caso de los implicados en el accidente, pero sanos,
probablemente quieran reencontrarse con sus familiares (más en el caso de los
niños), al igual que los familiares de los mismos eso será lo primero que quieran
hacer, pero deben entender que primero todos pasan por un control médico.
Adicionalmente, en casi todos los grupos van a querer retirarse a un lugar tranquilo
o, incluso, volver a casa. Por lo que hay procurar dotar de los PAP en el momento
más indicado, sin forzarles a que los tomen, pero dejando siempre lugar a que se dé
la situación. En el caso de los testigos, requerirán de hacer determinadas
puntualizaciones sobre algunos temas, ya que no es lo mismo ver un accidente que
vivirlo. A su vez, es importante tomar las especificidades de que las maestras eran
las responsables en ese momento de los niños, los cual lleva determinada carga de
responsabilidad que ellas sienten, y, a su vez, los niños quizás no pueden procesar
por completo toda la situación, por lo que necesiten un reaseguro más físico por
parte de sus cuidadores.

En vista de una posible evolución de los síntomas que se puedan presentar,


conviene tener en cuenta que se quizás se darían múltiples casos, pero que, por
practicidad, en un primer momento, se puede dividir en dos. Lo esperable, al menos
por parte de los menos afectados, es que haya una evolución favorable, mediante
respuestas adaptativas a la situación ocurrida (además, al haber sido en un grupo
relativamente cercano, el propio efecto de compartir situaciones similares puede ser
muy provechoso si se sabe sacar partido a la situación. El segundo caso, y más
probable en el caso de los afectados mayores (heridos, chófer y familiares de los
fallecidos), es que se lleguen a producir diversas situaciones complejas, más
propensas a desarrollar un trastorno de estrés postraumático (el chófer, al haber
perdido el conocimiento, pero ser el responsable de conducir, además de los
familiares que han perdido un niño de manera tan prematura y de una manera
inesperada).

La posible sintomatología que cada uno de los grupos puede desarrollar se


enmarcaría de la siguiente forma. En el caso de los niños, los síntomas pueden ser
más conductuales, quizás estar más irritables, tener alteraciones del sueño,
presentar miedo (especialmente ante la muerte, en este caso) y no querer comunicar
lo que le está sucediendo. Muchos son síntomas similares al de los adultos (como
cambios comportamentales, pesadillas, etc), pero en estos últimos se podría dar
problemas para ir al trabajo (las maestras y el chófer principalmente, los cuales
pueden que tengan que pedir una baja médica incluso, por tiempo más extendido).
Incluso, los sentimientos de culpa pueden ser muy marcados, habiendo problemas
de concentración, de retención de memoria (especialmente en todo aquello
referente al accidente), etc.

Por ello, es importante que se derive una serie de objetivos que permitan
elaborar las pautas finales de una manera más cohesionada y ordenada. El objetivo
general sería proporcionar a los afectados las pautas necesarias que puedan seguir
en caso de necesitarlo tras el incidente, y dotarles de información importante y útil
al respecto. Luego, de este mismo objetivo principal, se desligan una serie de
objetivos específicos como:

- Contener y calmar a los afectados, principalmente a los niños.

- Propiciar las principales necesidades básicas que se puedan presentar en la


situación (comida, agua, un lugar en el que descansar un poco, rezar, etc). En el caso
de los niños, una pequeña zona de juego o entretenimiento (o, al menos, los
elementos requeridos), si es que lo necesitan.
- Dotar a las familias y colegios de a quienes deben acudir para pedir una posible
indemnización, centros médicos o psicológicos a lo que acudir si la situación de
estrés agudo no remite, etc. También de la posible sintomatología que puede
desarrollar sus hijos o los adultos implicados.

- Dar soporte a las emociones y pensamientos que se produzcan en el momento, no


juzgarlos, ni controlarlos (a no ser que suponga un daño para la misma persona o
aquellas cercanas).

La reacción de estrés de cada uno de los grupos puede diferir un poco, sobre
todo en sus características, pero en cuanto a tiempo y evolución de la sintomatología,
hay que recordar que se debe vigilar que, si los síntomas de estrés agudo persisten
más allá de las 6-7 semanas aproximadamente (4 en el caso de los niños), se debe
acudir a un profesional.

Por consiguiente, las pautas de afrontamiento específicas deben evaluarse,


en realidad, en base a cada persona. Pero, para tener una guía de trabajo general,
para cada uno de los grupos:

- Niños: es importante explicarles la situación sucedida de manera


comprensible, que lo hagan sus personas de referencia, que se procure que
continúe su rutina diaria lo máximo posible, se le respondan todas las dudas
que puedan surgirle (de una manera adaptada a su edad), se fomente el juego
y la vinculación con el resto de chicos de su edad, que vuelva al colegio lo más
pronto posible (y, de ser coordinado con las familias y el propio colegio, se
haga un acercamiento adecuado la próxima vez que acudan al colegio, para
no propiciar complicaciones ni recuerdos intrusivos del accidente).
- Adultos directamente implicados (maestras y chófer): de una manera
análoga al caso de los niños, deben intentar incorporarse lo más rápido
posible a su rutina diaria, que se den tiempos de descanso cuando sea
necesario, intenten mantener la higiene del sueño y los hábitos alimentarios
lo máximo posible, se apoyen en sus familiares y compañeros de trabajo. Y,
en el caso de ser necesario y, por ser las responsables de los niños en el
autobús, acudan con un psicólogo especializado en traumas, para tratar las
posibles complicaciones cognitivas, emocionales y conductuales.
- Testigos: si bien se pueden aplicar todas las actuaciones que, en el caso del
resto de adulto. Al ser testigos y no implicados de primera mano, es
importante asegurarse de que, justamente por eso, no terminen
desarrollando también un posible trastorno de estrés postraumático. Pero,
en líneas generales, las pautas de afrontamiento son las mismas.
- Familiares de los afectados: es importante que se apoyen en sus familiares y
círculo social cercano. Y, en caso de no saber cómo interactuar con el
implicado directo, acudan a un profesional para paliar tales dudas (por eso
se dejan números de información y asociaciones que puedan ayudar). Es
importante que no se dejen decaer si ven que su ser querido tiene
determinados cambios en las primeras semanas, ya que eso puede ser
normal, y no se atribuyan la culpa, pensando que son incapaces de manejar
la situación y que es culpa de ellos que no remitan determinados síntomas
que son comunes en la fase de estrés agudo.

Por último, no olvidemos lo importante que son las pautas de autocuidado


que hay que aplicar. Es imprescindible que tengan pautas adecuadas de cuidados
diarios (tomarse descansos acordes para poder desconectar), mantener el contacto
con los círculos sociales cercanos, practicar actividades que nos interesen, estar en
contacto con la naturaleza, etc. Es muy importante que todos los colectivos
implicados mantengan ciertos cuidados, incluidos, especialmente los testigos del
accidente y aquellos que hayan estado involucrados en las PAP.

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