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Guía de actividades y rúbrica de evaluación taller 3.

Aprendizaje colegial e
innovación

TRABAJO PRESENTADO POR:


María Yolanda Moreno Velásquez

PRESENTADO A:
Mari Luz Paiba

GRUPO: 90003A_614

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA


LICENCIATURA EN MATEMATICAS
CEAND
Competencia a desarrollar: ii

Competencia Lingüística: comprensión y redacción de textos narrativos.


1

Capítulo 1

Introducción: Temáticas de desarrollo

Discurso narrativo

Esta actividad corresponde al taller 3: Comprensión y producción del discurso

narrativo. En este taller el estudiante reconoce tres formas del discurso narrativo (fáctica,

cotidiana y ficticia), aplica una estrategia de comprensión lectora a un cuento como forma

narrativa de ficción y elabora un resumen.

Comprensión de textos

La comprensión de textos tanto orales como escritos, requiere de escucha y

lectura. En el caso de la lectura se hace necesario un ejercicio de entrenamiento

permanente de forma autorregulada y consciente. Por ello es fundamental adoptar una

estrategia de comprensión lectora, que en este curso incluye los siguientes pasos:

Estrategia de comprensión lectora:

 Leer el texto detenidamente

 Reconocer palabras claves del texto (utilizar el resaltador)

 Hallar la idea principal del texto (macro-estructura) (utilizar el resaltador)

 Señalar las ideas principales párrafo por párrafo o capítulo por capítulo (utilizar el

resaltador)
2

 Hallar el significado de palabras por contexto e identificar palabras que necesitan

ser aclaradas (buscar en el diccionario y textos académicos)

 Identificar el orden o las partes en que está estructurado el texto (superestructura)

 Representación visual y esquemática del texto (mapa conceptual o mapa mental)

 Comparar y contrastar (relacionar algunos fenómenos o acontecimientos

mencionados en el texto, de acuerdo a su significado, con referencias actuales o

contextuales del lector)

 Sacar conclusiones y hacer inferencias.

 Releer, parafrasear y resumir entidades textuales (frases, palabras claves,

conceptos, expresiones)

Explicación del resumen:

En el resumen se redactan los aspectos destacados, extractando y sintetizando lo

más importante del contenido del texto leído y al que se le ha aplicado la estrategia de

comprensión lectora. Se pueden utilizar palabras propias sin alterar las ideas ni el sentido

del texto.

Si se incluyen fragmentos textuales, estos deben ir entre comillas. Consiste en

exponer con claridad y brevedad lo más importante y esencial de un texto, un libro,

documento, capítulo o párrafo, a partir de sintetizar, respetando el sentido fundamental

que ha dado el autor a su texto.

Se trata de narrar o escribir, utilizando las propias palabras, los aspectos

destacados, extractando y sintetizando lo más importante del contenido de la lectura,

identificados o encontrados al aplicar la estrategia de comprensión lectora.


3

Clases de resumen:

Informativos, descriptivos, abstrac, síntesis

Pasos, fases o etapa de la estrategia de aprendizaje a desarrollar:

1. Identificar, leer y aplicar la estrategia de comprensión lectora ubicada en el

entorno de aprendizaje práctico bajo el nombre de “Guía para el uso de recursos

educativos-estrategia de comprensión lectora”

2. Leer los textos que se encuentra en el entorno de conocimiento bajo el subtítulo

Estrategia de comprensión y producción de textos.

3. Leer dos textos de la primera parte del libro Las venas abiertas de América Latina

de Eduardo Galeano que se encuentran en el entorno de conocimiento bajo el

título Cuentos para leer

4. Elaborar un resumen a cada una de las lecturas realizadas.

Actividades a desarrollar:

En este taller se realizan dos actividades. La primera consiste en aplicar la

estrategia de comprensión lectora a dos textos del libro.

Las venas abiertas de América Latina de Eduardo Galeano y la segunda activad

radica en elaborar un resumen de a revista Semana con título las consecuencias del

maltrato infantil, escrito por el pedagogo Julián de Zubiría, que se encuentra en la

bibliografía anexa en el entorno de conocimiento bajo el título escritos para leer:


4

Pasos, fases o etapa de la estrategia de aprendizaje a

desarrollar

1. Leer el artículo de la revista Semana con título Las consecuencias

del maltrato infantil, escrito por el pedagogo Julián de Zubiría, que se

encuentra en la bibliografía anexa en el entorno de conocimiento bajo

el título escritos para leer:

De Zubiría, J. (2019 julio 25). Las consecuencias del maltrato infantil.

Semana.

Recuperado de:https://www.semana.com/opinion/articulo/las-consecuencias-del-

maltrato-infantil-columna-de-opinion-julian-de-zubiria/624996

2. Aplicar a la lectura la estrategia de comprensión lectora ubicada en

esta misma guía y en el entorno de aprendizaje práctico bajo el

nombre de “Guía para el uso de recursos educativos-estrategia de

comprensión lectora.
5

Estrategia de comprensión lectora:

Leer el texto detenidamente (tres veces) 0


6

Hallar palabras claves del texto (utilizar el resaltador) 1

maltrato infantil- transformación a nivel familiar- familias- crecientemente a

flexibilizarse y diversificarse- autoridad en el hogar-permisivo-abandonico-

familias más democráticas-dialoguen-autoridad-niños-maltrados-

huraños, miedosos y, especialmente tristes- huraños, miedosos y,

especialmente tristes-violencia-abuso-negligencia- interacciones sociales,

emocionales, familiares -cerebro para un óptimo crecimiento y desarrollo

sicológico-familia-abandónicas-presencia-baja-autoridad-diseminada-miembros

del hogar -familias ambivalentes-autoridad es poco clara-abandono -pérdida

de afecto y seguridad- niveles de ambivalencia- ausencia parcial o total-

desintegración familiar, la televisión, la era de tecnología la llamada “comida

chatarra” y la vinculación de la mujer al trabajo-comunicación


7

Familias permisivas potestad para hablar, opinar, juzgar, actuar y decidir-

todo momento, lugar y circunstancia-responsabilidad y normas claras - bajos

de amor

Descubrir la idea principal del texto (esta puede estar implícita o explícita) 2

(Utilizar el resaltador si la idea está explícita).

El autor Julián de zubiria nos dice en el artículo de la revista semana las

consecuencias del maltrato infantil. En general los problemas que tienen las

familias en nuestra actualidad es la falta de comunicación entre los padres e

hijos por falta de tiempo, ya que la ausencia de la madre en el hogar ha

generado falta de comunicación, normas claras, hijos facilistas, padres

autoritarios, los hijos imponen las normas en casa generando padres

excluyentes, permisivos y abandonicas provocando hijos, tristes, retraídos y

abandonados, desintegración familiar por la nueva generación de la tecnología.

Señalar las ideas principales párrafo por párrafo (utilizar el resaltador) 3

Las consecuencias del maltrato infantil

El pedagogo JULIAN DE ZUBIRIA analiza los resultados de diversas

investigaciones sobre el castigo físico a los menores y reflexiona sobre las

consecuencias que dichas prácticas generan en el desarrollo de la personalidad

de los niños y en la cultura del país.

“Al ver que unos cuantos gritos de amenaza no producían efecto, me


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sacaste de la cama, me llevaste a la terraza y allí me dejaste (…), en camisón,

ante la puerta cerrada. No voy a decir que estuviese mal hecho; es posible que

no hubiese realmente otra manera (…); pero lo que pretendo, al mencionar

este hecho, es caracterizar tu sistema educativo y su efecto sobre mí. Sin duda

después me mostré ya obediente, pero quedé interiormente dañado”.

Con estas palabras, Franz Kafka en su célebre Carta al Padre, describe

uno de los efectos más lesivos y prolongados del maltrato infantil. Los niños

malttados son muy fácilmente reconocidos por los profesores: son huraños,

miedosos y, especialmente tristes. Saben que los rechazan en su propia casa y

eso produce profundo dolor ¡se les ve en su mirada!.

Inicio esta columna con la cita de Kafka, ya que, la Carta al Padre, es

una de las joyas universales de la literatura. Todos los padres y madres

deberíamos leerla en algún momento de la vida y debería ser lectura obligada

en caso que se sospeche autoritarismo o maltrato del padre o la madre hacia

su hijo o hija.

Según el último estudio adelantado en Colombia por la Universidad de la

Sabana, el 52 % de los padres actuales maltrata a sus hijos. Lo hacen en su

mayoría con palmadas, pero también es muy alto el porcentaje que recurre al

rejo o al palo (47 %). La conclusión es clara: cerca de la mitad de los hogares

en Colombia, maltratan a sus hijos. La cifra debería preocupar a la sociedad,


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porque un niño maltratado tenderá a tener dificultades emocionales, afectivas

y sociales a mediano y largo plazo.

Estudios realizados por la investigadora Yolanda Puyana, permiten

pensar que, 30 años atrás, los niveles de castigo físico y golpizas eran todavía

mayores, pues se producían en el 62 % de los hogares.

En una sociedad tan enferma emocionalmente como la colombiana, es

relativamente comprensible el maltrato. Lo que no debe generar la más

mínima duda de la necesidad de rechazarlo como práctica que viola los

derechos humanos, y que expone a la sociedad a complejos problemas de

convivencia en el mediano plazo.

En los barrios, los conflictos suelen resolverse a las patadas; lo mismo en

los bares, en las canchas deportivas y en las calles. Nunca hay que olvidar que

hemos convivido con la guerra, las mafias, los secuestros, las masacres, las

desapariciones y el asesinato. Se nos endureció el corazón de ver tantas

muertes: ¡ya hemos perdido la cuenta! Por eso, a algunos llega a parecerles

casi natural, que asesinen los líderes sociales, que se generalice la corrupción

o que un presidente del Congreso haga trampas para beneficiar a su partido y

viole, en medio de marrullas, los derechos de la oposición. Al propio presidente

de la república le pareció que la violación de los derechos de la oposición por


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parte del senado, era un problema menor y que no deberíamos preocuparnos

por ello.

Es cierto, en Colombia la ética ha sido un problema menor para la

sociedad, las empresas, el gobierno y las familias. Tal vez por eso la

reconciliación y el perdón, le están quedando grandes a un país que se

acostumbró a resolver a bala, machete, y sin ética, los problemas que enfrenta

a diario.

De tiempo atrás, los educadores sabemos que el autoconcepto es uno de

los factores más asociados al éxito en la vida. Es relativamente común que

lleguen más lejos, los niños que sienten más apoyo, seguridad y confianza de

sus padres y profesores. Esto ha sido ampliamente estudiado en la

psicopedagogía y se le ha denominado con el bello nombre de Efecto

Pigmalión. La teoría concluye que, los niños no responden a sus capacidades,

sino a las expectativas que de ellos tienen sus padres y maestros. Si el niño

siente que sus padres y maestros tienen expectativas altas y realistas, llegará

lejos, porque así se genera la seguridad necesaria para avanzar en la vida.

Pero si el niño siente que sus padres y profes creen que no podrá llegar lejos,

entonces, perderá la confianza y la seguridad, dos de los motores esenciales

de la vida, que serán decisivos para vencer obstáculos y para convertir cada
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dificultad en una nueva oportunidad en la vida, en lo que se ha dado en llamar

la resiliencia. Por el contrario, los niños maltratados tienen el auto concepto

por el suelo. Se sienten rechazados y, por eso, su confianza y seguridad son

ínfimas. Son niños que viven con miedo, porque temen que, en cualquier

momento, los van a golpear, sin saber cuándo, dónde, ni por qué. La

arbitrariedad la han aprehendido conviviendo con sus padres:

¡Paradójicamente son maltratados por quien afirma quererlos!

Otro efecto del maltrato infantil, lo expresa Kafka de manera clara: Me

volví obediente dice, pero y esto es lo más importante “quedé interiormente

dañado”. El niño maltratado, debilita su personalidad. Son niños amargados,

con enorme debilidad en sus interacciones sociales. En ocasiones se vuelven

muy agresivos, y en otras, muy huraños. En cualquier caso, no aprehenden a

interactuar con sus congéneres, porque lo que han visto es que las personas se

relacionan a las patadas, a los gritos y mediante humillaciones. Por lo general,

en sus hogares se respira temor y muy poca confianza.

En los hogares muy autoritarios se disminuye la comunicación, porque la

única voz que se escucha es la del padre o la madre. Se vive un eterno

monólogo. Padre o madre hablan, y el niño se somete. En cualquier caso, no

se sabe lo que quiere el menor, lo que piensa o lo que quisiera decir. No se le

consulta para nada. Él no participa en las decisiones, ya que se supone que


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debe obedecer para poder ser formado. Aunque resulte increíble, el

maltratador cree que a golpes se “formará” el carácter del niño o niña.

Supuestamente, así se volverá un adulto más fuerte. Si él hablara y escuchara

a sus hijos, sabría que eso no es cierto, que le mienten sus creencias.

Los niños maltratados tienen gran dificultad para expresar sus

sentimientos. Es como si tuvieran un gran peso encima, porque sus vidas han

sido invadidas. A eso se refiere Kafka cuando dice que quedó “interiormente

dañado”: disminuido, arrugado emocionalmente, incapaz de decir lo que

siente. Estos niños vivirán como jóvenes y adultos, con mayor tristeza,

depresión y soledad. Sin ninguna duda, son niños más propensos al suicidio,

porque carecen de identidad, seguridad, proyectos y esperanza.

Es importante resaltar que, el maltrato impacta la estructura profunda

emocional, social y comunicativa del menor. De allí, que, por lo general, el

daño provocado sea difícilmente reparable. Estudios psicoanalíticos de

seguimiento concluyen que los padres maltratadores tienden a subvalorar al

hijo y que privilegian la disciplina y el rigor. Por ello, se tornan con frecuencia

arbitrarios: quieren demostrarle al hijo, que ellos siempre son los que mandan.

Se sienten dueños de sus hijos y actúan como si lo fueran. Kafka lo dice de

manera brillante: “Tu opinión era justa; cualquier otra era disparatada,
13

extravagante, absurda. La confianza que tenías en ti mismo era tan grande,

que no necesitabas ser consecuente para seguir teniendo siempre la razón.”

Los estudios psicológicos de seguimiento han permitido encontrar dos

tipos de padres maltratadores: los de personalidad muy fuerte, que avasallan

al menor o, al contrario: un padre que busca en su hijo la reafirmación del yo.

Pese a lo paradójico que resulte, un tipo de autoritarismo es el ejercido por

quien presenta tan poco reconocimiento social, que busca en el autoritarismo

un mecanismo compensatorio de autoafirmación.

El padre o madre autoritaria, centraliza la autoridad en el hogar e

impone la disciplina sin ningún tipo de consulta, comunicación, diálogo o

participación del hijo. Lo más grave, es que el contexto social y cultural tan

violento en el que hemos vivido como sociedad, tiende a justificar el maltrato,

el golpe y la humillación. Muchos padres y madres todavía creen que es

necesario golpear y castigar a sus hijos, ya que presuponen que a futuro, los

hará más fuertes. De hecho, la mitad lo sigue haciendo. Son expresiones de

una sociedad enferma y violenta, que termina por justificar el castigo, el

maltrato y la violencia a la mujer y a los niños. Los maltratadores siempre se

ponen como ejemplo: “A mí me pegaron y no tuve problema en la vida”. No

son conscientes de los efectos que el maltrato ha tenido en ellos y en los


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niveles de intolerancia y violencia que suele permear las relaciones entre los

colombianos. Deberíamos decirles: precisamente por eso estamos como

estamos en la Colombia de hoy. La cultura del vivo, de la desconfianza, de la

violencia y de la trampa, se aprehende, principalmente, en los hogares

colombianos. Esas familias maltratantes, también han generado una nación

que obedece por miedo a los líderes autoritarios y que impide la participación

democrática de la sociedad.

En el hogar tiene que haber límites y es indiscutible que también están

equivocados los padres que no los establecen y que dejan a sus hijos hacer lo

que quieran. Dicen ser amigos de ellos sin darse cuenta que tenemos infinidad

de amigos, pero un solo padre y madre en la vida. Por eso la pérdida de

autoridad en los hogares, es un nuevo y creciente problema en las sociedades

modernas, al que tendremos que referirnos en una próxima columna.

Paradójicamente, la familia permisiva también expresa autoritarismo, en este

caso el maltratante es el hijo y los maltratados son los propios padres.

En las familias ocurre algo similar a lo que sucede en las naciones: las

democráticas son las que forman hijos más felices y sanos emocionalmente.

Del mismo modo, sólo las naciones democráticas garantizan el desarrollo


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humano. Si queremos construir familias más democráticas, debemos elevar la

calidad de la comunicación en el hogar, crear condiciones para ampliar la

participación de todos los miembros; aceptar y respetar los derechos y las

diferencias, y mantener las decisiones en cabeza de los padres. La autoridad

no se cede, pero la participación y el diálogo, tienen que elevarse.

Están equivocados quienes creen que se necesita golpear a los niños

para que aprendan. No aprendemos así los adultos, ¿por qué van a aprender

de esa manera los menores? Están equivocados quienes siguen creyendo en

pleno siglo XXI, que “la letra con sangre entra”. No se educa con rejo, ni con

palos. Sin duda, hay que educar a los padres para que aprendan a poner los

límites, y para que lo hagan escuchando y respetando la identidad y los

derechos de cada hijo. En palabras más cotidianas, necesitamos una Pedagogía

Dialogante y no una humillante. A eso se refería Kafka, cuando caracterizaba

el “sistema educativo” de su padre: es un sistema para formar niños

obedientes, pero dañados interiormente. ¿Eso es lo que queremos para

nuestros hijos y para la sociedad?

Encontrar el significado de palabras por contexto e identificar palabras que 4

Necesitan ser aclaradas (buscar en el diccionario y textos académicos).

Monólogo:
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El monólogo es una reflexión o discurso, generalmente corto, que se

puede expresar en voz alta para sí mismo o bien ante un auditorio que no

intervendrá, principalmente, porque quien lo realiza no dejará lugar para

opiniones.

Paradójicamente:

Idea extraña o irracional que se opone al sentido común y a la opinión

general. Contradicción, al menos aparente, entre dos cosas o ideas: paradoja

entre el bien y el mal. Aserción inverosímil o absurda que se presenta con

apariencias de verdadera.

Efecto Pigmalión:

Es un concepto, un fenómeno e incluso un paradigma que propone a

grosso modo que la expectativa que construye una persona sobre otra hace

que el comportamiento de la persona receptora se vea influido a tal punto que

termina por responder a la expectativa inicial.

Huraños:

El término huraño sirve para denominar a aquellas personas que tienen

problemas para interrelacionarse con los demás, o que aun haciéndolo, su

trato y conversación suelen ser desagradables.


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Avasallan:

Aaquel que depende de un monarca o de un señor feudal. El verbo

avasallar, de este modo, hace referencia a someter, sojuzgar o tiranizar.

Ambivalente:

Es la presencia de dos interpretaciones o valores opuestos frente a un mismo

objeto o también referida como conducta ambivalente.

Identificar el orden o las partes en que está estructurado el texto 5

(Introducción, desarrollo y conclusión).

INTRODUCCION

El pedagogo JULIAN DE ZUBIRIA analiza los resultados de diversas

investigaciones sobre el castigo físico a los menores y reflexiona sobre las

consecuencias que dichas prácticas generan en el desarrollo de la personalidad

de los niños y en la cultura del país.

“Al ver que unos cuantos gritos de amenaza no producían efecto, me

sacaste de la cama, me llevaste a la terraza y allí me dejaste (…), en camisón,

ante la puerta cerrada. No voy a decir que estuviese mal hecho; es posible que

no hubiese realmente otra manera (…); pero lo que pretendo, al mencionar

este hecho, es caracterizar tu sistema educativo y su efecto sobre mí. Sin duda

después me mostré ya obediente, pero quedé interiormente dañado”.


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DESARROLLO:

Según el último estudio adelantado en Colombia por la Universidad de la

Sabana, el 52 % de los padres actuales maltrata a sus hijos. Lo hacen en su

mayoría con palmadas, pero también es muy alto el porcentaje que recurre al

rejo o al palo (47 %). La conclusión es clara: cerca de la mitad de los hogares

en Colombia, maltratan a sus hijos. La cifra debería preocupar a la sociedad,

porque un niño maltratado tenderá a tener dificultades emocionales, afectivas

y sociales a mediano y largo plazo.

Estudios realizados por la investigadora Yolanda Puyana, permiten

pensar que, 30 años atrás, los niveles de castigo físico y golpizas eran todavía

mayores, pues se producían en el 62 % de los hogares.

En una sociedad tan enferma emocionalmente como la colombiana, es

relativamente comprensible el maltrato. Lo que no debe generar la más

mínima duda de la necesidad de rechazarlo como práctica que viola los

derechos humanos, y que expone a la sociedad a complejos problemas de

convivencia en el mediano plazo.

En los barrios, los conflictos suelen resolverse a las patadas; lo mismo en

los bares, en las canchas deportivas y en las calles. Nunca hay que olvidar que

hemos convivido con la guerra, las mafias, los secuestros, las masacres, las
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desapariciones y el asesinato. Se nos endureció el corazón de ver tantas

muertes: ¡ya hemos perdido la cuenta! Por eso, a algunos llega a parecerles

casi natural, que asesinen los líderes sociales, que se generalice la corrupción

o que un presidente del Congreso haga trampas para beneficiar a su partido y

viole, en medio de marrullas, los derechos de la oposición. Al propio presidente

de la república le pareció que la violación de los derechos de la oposición por

parte del senado, era un problema menor y que no deberíamos preocuparnos

por ello.

Es cierto, en Colombia la ética ha sido un problema menor para la

sociedad, las empresas, el gobierno y las familias. Tal vez por eso la

reconciliación y el perdón, le están quedando grandes a un país que se

acostumbró a resolver a bala, machete, y sin ética, los problemas que enfrenta

a diario.

De tiempo atrás, los educadores sabemos que el autoconcepto es uno de

los factores más asociados al éxito en la vida. Es relativamente común que

lleguen más lejos, los niños que sienten más apoyo, seguridad y confianza de

sus padres y profesores. Esto ha sido ampliamente estudiado en la

psicopedagogía y se le ha denominado con el bello nombre de Efecto

Pigmalión. La teoría concluye que, los niños no responden a sus capacidades,


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sino a las expectativas que de ellos tienen sus padres y maestros. Si el niño

siente que sus padres y maestros tienen expectativas altas y realistas, llegará

lejos, porque así se genera la seguridad necesaria para avanzar en la vida.

Pero si el niño siente que sus padres y profes creen que no podrá llegar lejos,

entonces, perderá la confianza y la seguridad, dos de los motores esenciales

de la vida, que serán decisivos para vencer obstáculos y para convertir cada

dificultad en una nueva oportunidad en la vida, en lo que se ha dado en llamar

la resiliencia. Por el contrario, los niños maltratados tienen el auto concepto

por el suelo. Se sienten rechazados y, por eso, su confianza y seguridad son

ínfimas. Son niños que viven con miedo, porque temen que, en cualquier

momento, los van a golpear, sin saber cuándo, dónde, ni por qué. La

arbitrariedad la han aprehendido conviviendo con sus padres:

¡Paradójicamente son maltratados por quien afirma quererlos!

Otro efecto del maltrato infantil, lo expresa Kafka de manera clara: Me

volví obediente dice, pero y esto es lo más importante “quedé interiormente

dañado”. El niño maltratado, debilita su personalidad. Son niños amargados,

con enorme debilidad en sus interacciones sociales. En ocasiones se vuelven

muy agresivos, y en otras, muy huraños. En cualquier caso, no aprehenden a

interactuar con sus congéneres, porque lo que han visto es que las personas se

relacionan a las patadas, a los gritos y mediante humillaciones. Por lo general,


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en sus hogares se respira temor y muy poca confianza.

En los hogares muy autoritarios se disminuye la comunicación, porque la

única voz que se escucha es la del padre o la madre. Se vive un eterno

monólogo. Padre o madre hablan, y el niño se somete. En cualquier caso, no

se sabe lo que quiere el menor, lo que piensa o lo que quisiera decir. No se le

consulta para nada. Él no participa en las decisiones, ya que se supone que

debe obedecer para poder ser formado. Aunque resulte increíble, el

maltratador cree que a golpes se “formará” el carácter del niño o niña.

Supuestamente, así se volverá un adulto más fuerte. Si él hablara y escuchara

a sus hijos, sabría que eso no es cierto, que le mienten sus creencias.

Los niños maltratados tienen gran dificultad para expresar sus

sentimientos. Es como si tuvieran un gran peso encima, porque sus vidas han

sido invadidas. A eso se refiere Kafka cuando dice que quedó “interiormente

dañado”: disminuido, arrugado emocionalmente, incapaz de decir lo que

siente. Estos niños vivirán como jóvenes y adultos, con mayor tristeza,

depresión y soledad. Sin ninguna duda, son niños más propensos al suicidio,

porque carecen de identidad, seguridad, proyectos y esperanza.

Es importante resaltar que, el maltrato impacta la estructura profunda

emocional, social y comunicativa del menor. De allí, que, por lo general, el


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daño provocado sea difícilmente reparable. Estudios psicoanalíticos de

seguimiento concluyen que los padres maltratadores tienden a subvalorar al

hijo y que privilegian la disciplina y el rigor. Por ello, se tornan con frecuencia

arbitrarios: quieren demostrarle al hijo, que ellos siempre son los que mandan.

Se sienten dueños de sus hijos y actúan como si lo fueran. Kafka lo dice de

manera brillante: “Tu opinión era justa; cualquier otra era disparatada,

extravagante, absurda. La confianza que tenías en ti mismo era tan grande,

que no necesitabas ser consecuente para seguir teniendo siempre la razón.”

Los estudios psicológicos de seguimiento han permitido encontrar dos

tipos de padres maltratadores: los de personalidad muy fuerte, que avasallan

al menor o, al contrario: un padre que busca en su hijo la reafirmación del yo.

Pese a lo paradójico que resulte, un tipo de autoritarismo es el ejercido por

quien presenta tan poco reconocimiento social, que busca en el autoritarismo

un mecanismo compensatorio de autoafirmación.

El padre o madre autoritaria, centraliza la autoridad en el hogar e

impone la disciplina sin ningún tipo de consulta, comunicación, diálogo o

participación del hijo. Lo más grave, es que el contexto social y cultural tan

violento en el que hemos vivido como sociedad, tiende a justificar el maltrato,

el golpe y la humillación. Muchos padres y madres todavía creen que es


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necesario golpear y castigar a sus hijos, ya que presuponen que a futuro, los

hará más fuertes. De hecho, la mitad lo sigue haciendo. Son expresiones de

una sociedad enferma y violenta, que termina por justificar el castigo, el

maltrato y la violencia a la mujer y a los niños. Los maltratadores siempre se

ponen como ejemplo: “A mí me pegaron y no tuve problema en la vida”. No

son conscientes de los efectos que el maltrato ha tenido en ellos y en los

niveles de intolerancia y violencia que suele permear las relaciones entre los

colombianos. Deberíamos decirles: precisamente por eso estamos como

estamos en la Colombia de hoy. La cultura del vivo, de la desconfianza, de la

violencia y de la trampa, se aprehende, principalmente, en los hogares

colombianos. Esas familias mal tratantes, también han generado una nación

que obedece por miedo a los líderes autoritarios y que impide la participación

democrática de la sociedad.

CONCLUSIONES:

En el hogar tiene que haber límites y es indiscutible que también están

equivocados los padres que no los establecen y que dejan a sus hijos hacer lo

que quieran. Dicen ser amigos de ellos sin darse cuenta que tenemos infinidad

de amigos, pero un solo padre y madre en la vida. Por eso la pérdida de

autoridad en los hogares, es un nuevo y creciente problema en las sociedades

modernas, al que tendremos que referirnos en una próxima columna.

Paradójicamente, la familia permisiva también expresa autoritarismo, en este


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caso el maltratantes es el hijo y los maltratados son los propios padres.

En las familias ocurre algo similar a lo que sucede en las naciones: las

democráticas son las que forman hijos más felices y sanos emocionalmente.

Del mismo modo, sólo las naciones democráticas garantizan el desarrollo

humano. Si queremos construir familias más democráticas, debemos elevar la

calidad de la comunicación en el hogar, crear condiciones para ampliar la

participación de todos los miembros; aceptar y respetar los derechos y las

diferencias, y mantener las decisiones en cabeza de los padres. La autoridad

no se cede, pero la participación y el diálogo, tienen que elevarse.

Están equivocados quienes creen que se necesita golpear a los niños para que

aprendan. No aprendemos así los adultos, ¿por qué van a aprender de esa

manera los menores? Están equivocados quienes siguen creyendo en pleno

siglo XXI, que “la letra con sangre entra”. No se educa con rejo, ni con palos.

Sin duda, hay que educar a los padres para que aprendan a poner los límites,

y para que lo hagan escuchando y respetando la identidad y los derechos de

cada hijo. En palabras más cotidianas, necesitamos una Pedagogía Dialogante

y no una humillante. A eso se refería Kafka, cuando caracterizaba el “sistema

educativo” de su padre: es un sistema para formar niños obedientes, pero

dañados interiormente. ¿Eso es lo que queremos para nuestros hijos y para la


25

sociedad?

Representar el texto de manera visual y esquemática; para ello elaborar un 6

Mapa conceptual o mapa mental.

Relacionar lo mencionado en el texto con situaciones reales del lector 7

Cuando era niña fui muy sola porque mi madre era cabeza de hogar

madre de 10 hijos, fue muy difícil tener un abrazo fuerte de ella y un teamo

nunca recibí unas caricias sumándole todo esto ella era analfabeta y

desempeño el trabajo material para lograr sacarnos adelante.


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Casi nunca nos castigo físicamente pero si moralmente y

psicológicamente como defensa de su cansancio y soledad, tenía sus hijos

preferidos los cuales era muy permisiva con cada uno de ellos, yo era la menor

y la verdad no era muy cortes conmigo, cuando llegaba la navidad o cuando

podía le compraba ropa o zapatos a mis nueve hermanos menos a mí eso me

dolía mucho de ver tanta indiferencia y falta de amor conmigo, pues me

consideraba una excelente hija, siempre fui de la casa trabajaba para poder

estudiar y terminar mi primaria, me toco muy duro y me ha tocado en la vida

para poder lograr avanzar y terminar mis estudios.

Soy madre de un hermoso hijo, trabajo, estudio pero mi hijo es lo

principal a veces lo sobre protejo tanto del amor tan grande que siento por el

Que siento que soy alcahueta y permisiva, per4o si puedo asegurar mi niño es

muy feliz con su familia y con toda la gente que lo rodea.

Siento que he sido educada en la forma de criar a mi hijo pero veces siento

que no voy hacercap0az y me falta mucho para lograr alcanzar todo lo que el

pedagogo Julián Zubiria nos dice el texto revista semana.

Indicar la conclusión a la que llega el autor en el texto. 8


27

El pedagogo Julián Zubiria indica que hay que educar a los padres para

que aprendan a poner los límites, y para que lo hagan escuchando y

respetando la identidad y los derechos de cada hijo.

Además señala que hay que implementar la pedagogía dialogante y no

humillante, nosotros como padres de familia debemos estar más pendientes de

nuestros hijos, dándoles amor, dedicación, mucho dialogo para que no sean

dañados interiormente y sean niños felices .

“Resumen del artículo de la revista Semana con título Las

consecuencias del maltrato infantil, escrito por el pedagogo Julián de

zubiría.

Analizando en las últimas décadas se ha vivido una profunda

transformación a nivel familiar y las implicaciones que ello ha traído en

los estilos de autoridad en el hogar.

Estamos viendo cada día unas familias que tienden

crecientemente a flexibilizarse y diversificarse, el autor argumenta

cómo esto creó las condiciones para la aparición de nuevos estilos de

autoridad en el hogar, como el ambivalente, el permisivo y el

abandónico; estilos que coexisten con el autoritario, el cual triste y


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desgraciadamente, sigue siendo dominante en los estratos más bajos

de la población.

Frente a estos estilos, el autor reivindica la necesidad de

construir familias más democráticas en las que se dialoguen y se

participe más, pero en las cuales la autoridad siga centrada en los

progenitores.

Además se está evidenciando en nuestra actualidad los niños

maltratados son muy fácilmente reconocidos por los profesores: son

huraños, miedosos y, especialmente tristes. Saben que los rechazan

en su propia casa y eso produce profundo dolor y se plantea que el

maltrato infantil puede abarcar violencia física y emocional, de este

deriva el abuso y la negligencia, esta se divide en física, educacional,

emocional, médica y sicológica, esto en un niño a temprana edad

puede afectar la estimulación que debe obtener para un desarrollo de

la adaptación a medida que la valla necesitando, para poder presentar

habilidades en las interacciones sociales, emocionales, familiares y

actividades consigo mismo, como también dificulta y obstaculiza las

conexiones definitivas que se deberían realizar en el cerebro para un

óptimo crecimiento y desarrollo sicológico.

Las familias abandónicas la presencia de los padres en el hogar es

muy baja y la comunicación muy tenue; son padres que creen vivir
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una época en la que, la excepción del trabajo, no queda tiempo para

sus familias, ni siquiera para hablar con sus hijos.

Vemos con frecuencia, las nuevas familias estas conforman

estructuras en las que la autoridad está diseminada en diversos

miembros del hogar y donde las normas y los límites varían

profundamente dependiendo de quién esté ejerciendo la autoridad en

ese momento; con ello se convierten en familias ambivalentes, cuya

autoridad es poco clara, poco firme y tiende a oscilar desde posturas

autoritarias hasta permisivas, dependiendo de las circunstancias y el

contexto.

Sabemos que el abandono representa una pérdida de afecto y

seguridad y suele estar acompañado de altos niveles de ambivalencia

en el manejo de la autoridad familiar, lo que se genera para

compensar la ausencia parcial o total de nuestros hijos y que

representa, para el niño en formación, patrones poco claros a nivel

moral, valorativo y ético.

La desintegración familiar, la televisión, la era de tecnología la

llamada “comida chatarra” y la vinculación de la mujer al trabajo, han

disminuido sensiblemente los tiempos de comunicación en los hogares.


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Se suma a todo esto las familias permisivas en ellas, los niños y

niñas tienen potestad para hablar, opinar, juzgar, actuar y decidir, en

todo momento, lugar y circunstancia, diluyendo así, completamente,

los límites y la autoridad de los padres ejerciéndola el niña en nuestra

actualidad la mayoría de los niños son amados por los padres no hay

responsabilidad y normas claras esto ha traído como consecuencia

niños con muy poco proyecto de vida bajos a nivel académico, niños

bajos de amor y familias materialistas que trabajan para que al niño

no le falte nada.
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Conclusiones

Después de leer el artículo semana del autor Julián de zubiria y

realizar la actividad de los resúmenes, podemos concluir varias cosas:

Como conclusion el principal riesgo en las épocas de cambio consiste

en pasar de uno al otro extremo. Ante ello, la mejor opción sigue

siendo la de una estructura familiar democrática.

Una característica esencial de las familias democráticas es el

tiempo destinado a la comunicación en el hogar. Son familias que

amplían la frecuencia y la calidad de la comunicación con los hijos. La

calidad proviene de la trascendencia de los temas que se abordan. La

frecuencia, de contar con espacios, tiempos y ambientes necesarios

para permitir la comunicación entre los diversos miembros de la

familia. Son familias en las que se dicen y expresan las ideas y los

sentimientos. Se recurre al diálogo y la ética y no a la imposición y la

norma.

La segunda característica es la de la participación. Esto significa

que cuando hablan, hablan todos. La comunicación se da en diversos

sentidos y lugares. Los hijos se sienten escuchados, consultados y

valorados, pero también ellos saben que la autoridad del hogar y que
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las decisiones, no las tomarán, aunque serán consultados para ello.

Son familias que con frecuencia se congregan a conversar, cantar,

bailar, viajar o jugar. Conviven como grupo. Discuten y argumentan

sus posturas. Una adecuada participación se presenta cuando el

ambiente y el clima del hogar la favorecen y la promueven.

La tercera característica es que las decisiones son tomadas por

los adultos. El adulto oye al niño, pero nunca abandona su rol. Los

padres no se relacionan como “amigos” de los hijos, pero siempre los

oyen y respetan. Los padres son el centro de la autoridad y las

decisiones, pero estas son tomadas de manera dialogada,

argumentada y reflexiva.

El poder está sustentado en la racionalidad, la argumentación y

la reflexión, y no en la arbitrariedad. Hay ocasiones en las que los

padres hablan más duro o más firme, pero siempre de manera

argumentada y respetuosa. No se acepta por parte de ninguno de los

miembros de la familia la arbitrariedad, pero tampoco la

irresponsabilidad.

La cuarta, y última característica, tiene que ver con el respeto

mutuo y general entre todos los miembros del hogar. En las familias
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autoritarias, el padre violenta al hijo, y en las permisivas, los padres

son violentados por los hijos. Por oposición, en las estructuras

democráticas, padres e hijos diferencian sus roles y se respetan

mutuamente.

Si queremos construir familias más democráticas, debemos

elevar el nivel de comunicación en el hogar, crear condiciones para

ampliar la participación, aceptar y respetar la diferencias, manteniendo

las decisiones en cabeza de los progenitores.

Como debería ser más claro y todavía desafortunadamente no lo es, la

democracia sigue siendo la mejor condición para el desarrollo de los

países y de los individuos.


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Ferencias Bibliográficas

https://www.semana.com/opinion/articulo/las-consecuencias-del-

maltrato-infantil-columna-de-opinion-julian-de-zubiria/624996

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