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DEJANDO LAS HERIDAS DEL

PASADO (jueces 11:1-7)

Por: Rigoberto Gómez López

En esta porción de la escritura (Jueces 11:1-7) se nos relata la historia de Jefte, quien por
circunstancias fuera de su control, nació de una mujer ramera y fue rechazado por sus hermanos.
Quizás no había en su recuerdos el abrazo de su madre, pues vivía con su padre y madrastra.

Al ser hijo ilegitimo era despreciado aun por los ancianos del pueblo y terminó siendo expulsado
de su casa sin que su propio padre hiciera algo para impedirlo. Podríamos decir que además
de experimentar el vacío que había dejado su madre, también sufrió muchos años el rechazo
de sus hermanos, la indiferencia de su padre y los señalamientos del pueblo. En fin, recibió las
consecuencias de algo que no había causado.

Muchos han experimentado situaciones parecidas a las de Jefte y, a pesar de haber llegado a los
pies del Señor Jesucristo, siguen sufriendo por esas heridas que en determinado momento
recibieron. Muchos venimos de hogares disfuncionales, heridas y ese vacío en nuestro corazón.
(También te puede interesar: Ninguno Tenga En Poco Tu Juventud)

Una joven contaba como su padre nunca la busco siendo niña, pero al pasar los años y encontrarla
en una oficina de una empresa donde ella laboraba, de pronto, aquel hombre empezó a decir a todos
que ella era su hija. (También te invito a leer: Consuelo Para Los Deprimidos)

Después de un tiempo, al perder ella su trabajo, la encontró en la calle vendiendo y su padre que
hace un tiempo decía a todos que era su hija, voltio la mirada e hizo como que no la había visto. Otra
joven decía no explicarse como su padre jamás la busco para darle un poco de su tiempo si ella no
tuvo la culpa de lo que sucedió entre el y su madre. Historias así abundan.

DIOS NUNCA NOS DEJARA SOLOS

Salmo 27:10 dice: “Aunque mi padre y mi madre me dejaran, con todo, Jehová me recogerá”. Dios
nos toma en sus brazos para llenar esos vacíos, sanar esas heridas y darnos el consuelo que
necesitamos. Quizás hay cosas que no podemos cambiar, pero si con la ayuda de Dios las podemos
superar y en ese proceso Dios nunca nos dejara solos.

Cuando Agar fue expulsada por Abraham y Sara, se le dio pan y un odre de agua con el cual se
retiró al desierto. Estaba sola con su hijo Ismael y en aquellas circunstancias ella pensó que lo que
les esperaba era la muerte. (Quizás también te interese el artículo: 4 Puntos que Abren la Puerta a
la Fornicación)

Cuantas madres solteras han pasado situaciones parecidas, heridas caminando en el desierto y
luchando con sus hijos; sin embargo, Dios nunca dejo sola a Agar porque cuando ella puso a su
hijo debajo de un arbusto sin tener agua ni pan, Dios escucho el llanto del muchacho al sentirse
abandonado y sentir alejarse a su madre sufriendo a la distancia para no verlo morir. Dios nunca
los abandono, abrió sus ojos y les proveyó el agua y el sustento y les dio promesas que les devolvió
el animo y el gozo a sus vidas.

LOS RESENTIMIENTOS NOS ESTANCAN PERO PERDONAR NOS IMPULSA


PARA CONTINUAR

Una de las cosas mas difíciles es perdonar. Dejar los resentimientos del pasado y por fin sentir el
alivio del perdón en nuestro corazón es algo difícil pero no imposible. José fue vendido por sus
hermanos y todos sabemos las cosas que le sucedieron a raíz de lo que le hicieron, pero en
determinado momento de su vida tuvo que estar nuevamente frente a ellos y no fue fácil.

En Génesis 41: 9 dice que José “se acordó…de los sueños que había tenido acerca de ellos…”, es
decir, sabia cual era el propósito de haber sido enviado a Egipto, pero a pesar de conocer este
propósito había algo en su corazón por lo cual no se dio a conocer.

José lloro mas de una vez después de encontrarse con ellos, los acuso de espías, los tuvo en la
cárcel por tres días, luego puso en prisión a Simeón, escondió la copa en su costal, hasta que al final
José lloro por tercera vez y saco todo lo que había en su corazón.

Llorar nos libera poco a poco, mas cuando echamos toda nuestra ansiedad a Dios,
nuestros sentimientos y emociones, para que podamos hacerle frente a esas cosas que nos han
afectado durante años como a José. (También te puede Interesar: El Afán y la Ansiedad)

Tenemos años en el evangelio pero quizás todavía hay personas que no soportamos verlas ni en
pintura; sin embargo es necesario superar esta situación. Esaú odiaba a Jacob, su odio era tan
grande que quería matarlo, pero que liberador fue llorar con su hermano Jacob al encontrarlo.
Necesitamos sacar esos resentimientos del pasado para sentirnos libre por fin de ese peso que
hemos cargado por años.

Jefte fue buscado por los ancianos y les recordó lo que le hicieron al decir “…¿No me aborrecisteis
vosotros, y me echasteis de la casa de mi padre? ¿Por qué pues venís ahora a mi cuando estáis en
aflicción? (Jueces 11:7).

Puede que era la mejor oportunidad que tenia de vengarse por lo que lo hicieron pasar y sufrir,
pero si hacia eso significaría su estancamiento espiritual; por tal razón, dejo a un lado sus
resentimientos y acepto ser el caudillo de Israel. Necesitamos dejar las heridas del pasado para
avanzar en nuestra vida espiritual.

LAS HERIDAS DEL PASADO DIOS LAS SANARA

En la parábola del buen Samaritano vemos como son vendadas las heridas de aquel que fue
lastimado. Aceite y vino se le hecho a las heridas, pues representa la unción del Espíritu de Dios
y el gozo que solo nuestro Señor Jesucristo puede darnos. Así que debemos buscar con todo nuestro
corazón a nuestro Dios porque sin duda alguna es el único que puede sanar con toda certeza
nuestras heridas mas profundas. (Si lo desea también puedes leer: El Propósito del Sufrimiento)
A veces no hay paz en nuestra alma por las heridas que les hemos causado a otras
personas, sentimientos de culpa vienen a nuestra alma, a tal punto que a veces nos invade la
tristeza y muchos terminan en depresión, pues a veces no solamente se sufre por las
heridas que nos causaron, la conciencia también nos acusa por el daño que hemos hecho y no
hay paz en nuestro interior. El mismo Judas termino quitándose la vida al ser acusado por su
conciencia por lo que había hecho; sin embargo, sea que estemos heridos o hayamos herido,
Dios sanara nuestra alma.

DIOS QUIERE USAR SU IGLESIA PARA ALCANZAR ESTAS ALMAS


NECESITADAS

David se junto con los afligidos, endeudados y amargados y los transformo en un grupo de
valientes. Jefte con hombres ociosos de la tierra de Tob hizo un grupo de guerreros. Mefi-boset era
un lisiado al cual hasta tenían que cargar, pero David lo trajo al palacio.

Muchos se sienten inútiles por una enfermedad y se sienten una carga aun para su familia.
Otros se sienten que no valen para la sociedad; pero que bueno que hay una iglesia que se
preocupa por las almas perdidas y necesitadas de la sanidad de Dios para nuestra alma. Jesús
les bendiga.

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