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Santiago de Cali, febrero de 2019

Introducción a la filosofía

INTRODUCCIÓN

Primeramente, en el siguiente texto tratare el interrogante sobre las acciones propias de


los seres humanos, propio de los animales racionales según Aristóteles, en la ética
nicomáquea, Igualmente, trataré dicho tema por medio de la categoría tratada por Hans
Blumenberg sobre la descripción del ser humano, en su texto, y si dichas acciones propias
que encaminan un bien, son las correctas para alcanzar la virtud aristotélica.

¿ES LA VIRTUD ARISTOTÉLICA EL CAMINO DE LA EXCELENCIA HUMANA?

Ahora bien, el hombre por mucho tiempo se ha interrogado sobre el funcionamiento


del cuerpo por instinto, pero también se ha interrogado sobre sí mismo, qué es él. A esto,
Aristóteles, cree que el bien supremo del hombre es la felicidad. Esta es la máxima virtud.
Pero a diferencia de su maestro Platón, para quien el bien es único, la felicidad (o el bien en
Aristóteles) consiste en el ejercicio perfecto de cada actividad propia del hombre. En este
sentido, considero que hay distintos tipos de bien, unidos cada uno a una virtud distinta;
donde es necesario partir de la propia experiencia de cada persona y de los hechos que
hacen para alcanzar el máximo grado de perfección y virtud en cualquier actividad, a esto
le llamo alcanzar la felicidad en su nivel máximo.

Sin embargo, es de suma importancia caracterizar al ser humano; Aristóteles


considera que es una única sustancia compuesta de alma y cuerpo, que se relacionan como
forma y materia, y, por tanto, como acto y potencia. El alma es, el principio que anima al
cuerpo. Esta concepción del hombre parece negar la inmortalidad del alma, pues la
considera inseparable del cuerpo, entonces, si dicha alma es aquella que anima al cuerpo,
aquella guía que ayuda a que nosotros como seres racionales actuemos, ¿por qué toda
técnica y toda investigación encaminan un bien? Diríamos que la clave importante para
comprender nuestra conducta, aún la que consideramos propia e impropia, radica en el
hecho de que, por ser la resultante de nuestros procesos mentales, corporales y sociales,
toda conducta es siempre la mejor posible para las circunstancias en que se produjo; es
decir, Aristóteles diría que todo encamina un bien porque es propio de los seres humanos,
ya que cada sujeto se representa como buena.

No obstante, como se menciono al inicio, todos los seres humanos quieren alcanzar la
felicidad, y esta, sencillamente, es “ultimo lo elegible por sí mismo siempre y nunca por
causa de otra. […] “la felicidad, pues ésta la elegimos siempre por ella misma y nunca por
otra cosa.” (E.N libro I, 7 1097b) En efecto, la felicidad es una actividad de acuerdo con la
virtud, entonces podríamos decir, que sí, que la virtud aristotélica podría encaminar a la
excelencia humana, porque el hombre feliz es aquel que vive bien y obra bien; y dicha
felicidad es lo más completo, el fin ultimo para lograr lo que uno ama. Recordando que,
para Aristóteles, la felicidad del ser humano dependerá del ejercicio correcto de la actividad
humana.

Las actividades humanas, son muchas, pero mientras algunas son comunes al ser
humano y los animales, como comer o andar, otras son propias y exclusivas de los humanos,
como estudiar. Pero, entre las actividades propiamente humanas destacan las racionales.
Luego la felicidad consistirá en el ejercicio correcto de las actividades racionales.

Hay que destacar, que la virtud aristotélica, es la fuente de las mejores acciones y
pasiones del alma, ya que es capaz de disponernos a realizar los mejores actos y obrar bien,
y siempre mejor, de acuerdo con la recta razón que es elegida desde la disposición
intelectual denominada prudencia, aquella que nos enseña a escoger los medios y fines que
deben orientar nuestra conducta.

Anteriormente, se ha señalado que el bien de los seres humanos consistía en la felicidad


y que esta es una actividad propia de la virtud, y que esta se alcanzaba mediante el correcto
ejercicio de las facultades propias de los humanos. Sin embargo, en su texto, la ética a
Nicómaco, libro X, antepuso el entendimiento a la voluntad concluyendo que la felicidad
autentica consistía en la contemplación, pero ¿contemplación de qué?, pues insiste en que
esta actividad es la máxima felicidad a la que podemos aspirar, la que nos hace más
autárquicos (autosuficientes) e independientes.

Así pues, con respecto a la descripción del ser humano, y como este por medio de sus
acciones virtuosas puede conseguir obrar bien, Blumenberg inicia su tesis con una pregunta
simple, y empieza analizar y descartar muchas definiciones desde la interpretación más
clásica la cual se remontaba en que el ser humano es un “animal racional” a otras como, “el
ser humano es un animal que hace trampas” (Edgar Allan Poe) o “los seres humanos son
una especie simia enferma de megalomanía”( Hans Vaihinger) pero, en nuestros días nos
encontramos con una definición sobre el ser humano como lo es para el derecho, el cual
considera que es legitimo decir que el hombre es aquel ente o ser a quien el ordenamiento
jurídico lo reconoce como voluntad para ser titular de derechos subjetivos y de deberes
(Quisbert, s.f).

Entonces podríamos decir que lo más importante para el ser humano, es el aprendizaje
sobre sí mismo, como da a entender Blumenberg. Por eso, es importante para él en el
capítulo “la antropología: su legitimidad y racionalidad” preguntarse ¿qué queremos saber?
Que, a pesar de ser un interrogante importante, no era fácil exigir que nada sabemos, ya
que hay algunas, por no decir muchas, cosas que no podremos saber ni conocer, como por
ejemplo la conciencia y su origen.

Vale la pena decir, que estamos de acuerdo con Aristóteles, y respondiendo la pregunta
inicial, por medio de la virtud podemos llegar al camino de la excelencia humana, siempre
y cuando actuemos virtuosamente, es decir, alcanzando dicha felicidad obrando bien, y
sabiendo que lo que se hace esta bien, tanto para mi como para mi comunidad; pero ¿cómo
saber cuál es la mejor virtud, si hay muchas? Pues diría que las mejores virtudes que el ser
humano puede escoger para ser feliz, es recogiendo todas las virtudes éticas o morales
(justicia, amistad, templanza y valor).
En definitiva, el bien perfecto parecer ser suficiente. Una de las acciones centrales de la
moral aristotélica, la felicidad, es el bien que cuando lo poseemos nos hace independientes
y el hombre es independiente cuando posee todo lo necesario para su felicidad.

Bibliografía
• Blumenberg, H. (2006). Descripción del ser humano. Fondo de cultura económica.
• Quisbert, E. (s.f). CED. Obtenido de
http://ermoquisbert.tripod.com/pdfs/persona.pdf
 Ética a Nicómaco. Aristóteles
 Morales, J. F. (s.f.). Dialnet. Obtenido de
https://ddd.uab.cat/pub/tfg/2017/178150/TFG_eperezroncal.pdf

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