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RESPONSABILIDAD PENAL ADOLESCENTES1

INTRODUCCION

La Ley Nº 20.084, que establece un sistema de responsabilidad de los adolescentes por


infracciones a la ley penal (en adelante, también, LRPA), fue publicada en el Diario Oficial
el 7 de diciembre de 2005. La LRPA modificó el Código Penal (CP), estableciendo un
nuevo Nº 2 de su Art.10 y derogando el numeral 3 de dicho artículo. El nuevo texto del
Art.10 Nº 2 CP es: Art.10. Están exentos de responsabilidad criminal: 2° El menor de
dieciocho años. La responsabilidad de los menores de dieciocho años y mayores
de catorce se regulará por lo dispuesto en la ley de responsabilidad penal juvenil.

El Sistema Penal de Adolescentes es un sistema especial de juzgamiento y sanción, lo


que viene dado entre otras razones, por la especialidad del sujeto destinatario de los
principios y normas que regulan la intervención punitiva. El sistema de justicia penal de
adolescentes es un sistema que, además de los límites propios de todo sistema penal,
tiene límites especiales, a saber:

a) Interés superior del adolescente.


b) Excepcionalidad y brevedad de la privación de libertad.
c) Prioridad de fines preventivos especiales positivos.

Como ha sostenido la Excma Corte Suprema “La Ley N° 20.084 viene a consagrar una
categoría más sofisticada que un mero cúmulo de preceptos reunidos en un mismo texto y
que aborda una materia común, sino que se eleva como un nuevo conjunto de reglas y
principios estructurados y enlazados entre sí por valores, fines y una lógica inspiradora
sustancialmente diversa a la que informa el sistema penal de adultos…el Código Penal y
las demás leyes penales especiales, tienen únicamente un carácter “supletorio” respecto
del sistema de responsabilidad penal consagrado en la Ley N° 20.084, es decir, cumplen
o integran lo que falta en esta ley, o remedian sus carencias… para lo cual
necesariamente el precepto extraño en el que se busca auxilio, deberá reforzar, servir y
vitalizar el sistema de responsabilidad penal adolescente creado por dicho cuerpo
normativo, descartando naturalmente toda norma que contraríe no sólo su texto, sino
también, conforme al inciso 2° del artículo 2° de La Ley N° 20.084, los derechos y
garantías que les son reconocidos a los adolescentes infractores, en la Constitución, en
las leyes, en la Convención sobre los Derechos del Niño y en los demás instrumentos
internacionales ratificados por Chile que se encuentren vigentes. De esa manera, será un
desacierto recurrir mecánica e irreflexivamente a todas las instituciones regladas en el

1
Referencias bibliográficas: Bustos Ramírez, Derecho Penal del Niño-Adolescente. (Estudio de la Ley de
Responsabilidad Penal del Adolescente).Ediciones Jurídicas de Santiago, 2007. Cillero Miguel,
Adolescentes y sistema penal: proposiciones desde la Convención sobre Derechos del Niño. Justicia y
Derechos del Niño Nº 2. Cillero Miguel, La responsabilidad penal de adolescentes y el interés superior
del niño. Justicia y Derecho del Niño N° 7. Couso Jaime, La especialidad del derecho penal de
adolescente. Fundamentos empíricos y normativos y consecuencias para una aplicación diferenciada
del derecho penal sustantivo. Rev. de Derecho PUC de Valparaíso 2012 1er semestre. Hernández B
Héctor, El nuevo derecho penal de adolescentes y la consecuente necesaria revisión de su “teoría del
delito”. Documento de Trabajo N° 8 UDPJ 2007. Horvitz María Inés, Determinación de las sanciones en la
ley de responsabilidad penal juvenil y procedimiento aplicable, Documento de Trabajo Nº 1 UDPJ, Marzo
2006. Pacheco Q. Jaime, La pluralidad de infracciones en los sistemas que regulan la responsabilidad
penal del menor en España y Chile”, Revista Actualidad Jurídica N° 21, 2010.
Código Penal y demás leyes especiales, que la Ley N° 20.084 no trata expresamente o
cuya aplicación no descarte de manera explícita, pues el intérprete, más aún el judicial,
debe también verificar si la materia regulada por el precepto dubitado va a colmar o
complementar un área que requiere integración a la luz de los principios y postulados que
rigen el sistema de responsabilidad penal adolescente”. (CS Rol N° 4419/13)

FUENTES INTERNACIONALES DEL NUEVO DERECHO PENAL DE ADOLESCENTES

a) Reglas Mínimas de las NU para la Administración de la Justicia de Menores (Reglas de


Beijing). Resolución 40/33 de 28 de noviembre de 1985.
b) Convención sobre los Derechos del Niño (CDN) Aprobada el 20 de noviembre de 1989,
promulgada en Chile el 14 de agosto de 1990, mediante D.S. 830 del Ministerio de
Relaciones Exteriores, publicado en el D.O. El 27 de septiembre de 1990.

c) Reglas de las NU para la protección de los menores privados de libertad (RPMPL).


Resolución 45/13 de 14 de diciembre 1990.

d) Directrices de las NU para la Prevención de la Delincuencia Juvenil (Directrices de


Riad). Resolución 45/112 de 14 de diciembre de 1990.

Del análisis de los principios, normas, reglas y directrices de los instrumentos


internacionales mencionados, se consolidó un modelo de responsabilidad cuyo objetivo
no es otro que limitar y controlar todos los mecanismos de control penal formal e informal
que se aplican a los niños y adolescentes.

NOTAS DISTINTIVAS DE UN SISTEMA PENAL DE ADOLESCENTES


Según el Art.40 CDN (Reglas 1 y 5 Beijing, 1 RPMPL y la directriz 52 de RIAD), el
adolescente tiene derecho: “A ser tratado de una manera acorde con el fomento de su
sentido de la dignidad y el valor, que fortalezca el respeto del niño por los derechos
humanos y las libertades fundamentales de terceros, en la que se tenga en cuenta la
edad del niño y la importancia de promover la reintegración del niño y de que éste asuma
una función constructiva en la sociedad”.

a) Ningún Adolescente puede ser juzgado como un adulto (1, 40 CDN), lo que debe
traducirse en garantías y procedimientos especiales, o bien, en un estándar más exigente
en el cumplimiento de ciertas garantías procesales, pues las características del
adolescente, que lo hacen más vulnerable desde el punto de vista de estas garantías,
hacen necesarias mayores restricciones a la intervención penal del estado en materia de
derecho a la defensa, al juicio pronto, etc. (40.3 CDN, 2.3, 12, 22 Beijing, 81 RPMPL, 5.2
Riad). Esto es recogido de manera, lamentablemente, muy tímida por la Ley N° 20.084 en
sus Art.29 y ss.

b) Las restricciones o privaciones de derechos de los adolescentes nunca pueden ser


mas graves que los adultos (3, 37, 40.4 CDN, 17 Beijing), o derechamente menos severas
respecto de las sanciones o medidas privativas de libertad.

c) Ningún niño puede ser juzgado y sancionado como adolescente (40.3.a CDN, 4
Beijing): La CDN obliga a establecer una edad mínima antes de la cual se presumirá que
los niños no tienen capacidad para infringir las leyes penales, lo que necesariamente debe
entenderse en el sentido de que por debajo de esa edad no se impondrá ninguna sanción
-especial o no-.

d) Reconocimiento del adolescente como un sujeto que tiene todos los derechos CDN (2 y
3 CDN, 10.3 Beijing, 1, 13 RPMPL), especialmente respecto del joven sometido a
privación de libertad, lo que es consecuencia del principio de no discriminación en el
ejercicio de los derechos y del principio del interés superior del adolescente, en relación a
todos los derechos que se le reconocen en la CDN.

Estas notas distintivas se manifiestan en la selección de las conductas a castigar por el


sistema, en el proceso penal a aplicar y en las características y finalidad de las sanciones.

a) En cuanto a las conductas debiera seleccionar un sistema penal de adolescentes,


lo primero que es necesario destacar, es que rigen plenamente los principios de
legalidad (40.2 CDN) y tipicidad (2.2 Beijing). Asimismo, es posible afirmar que la
orientación del sistema a este respecto debiera ser el minimalismo (40.2.a CDN,
5.e, 56 Riad), concluyendo, al menos, que no puede castigarse a los adolescentes
por conductas que no son sancionadas por el derecho penal de adultos.

Las herramientas para lograr este objetivo son básicamente dos: a) La


descriminalización primaria en sede legislativa, mínimamente ocupada por el legislador de
la Ley N° 20.084, respecto de las faltas y b) la utilización del principio de oportunidad
(40.3 CDN, 11, 17.4 Beijing, 58 Riad), que dependerá de las políticas y estrategias de
persecución del Ministerio Público.

b) Con respecto a las sanciones y otras consecuencias, de este marco jurídico


internacional se desprende:
i) La recepción del principio de proporcionalidad (40.4 CDN, 5.1 y 17.1.a Beijing);
ii) Excepcionalidad y brevedad de la privación de libertad (37.b CDN, 17.1.c, 28.1
Beijing, 1y 2 RPMPL, 46 Riad), Por ello, la privación de libertad sólo debiera usarse para
delitos graves, en los cuales la víctima no acepte la reparación, y siempre que no sea
posible responder por medio de sanciones (y medidas cautelares) no privativas de libertad
(Art. 40.4 CDN). Además, cuando se recurra a sanciones privativas de libertad, ellas
debieran estar sujetas a revisión y sustitución, cuando ya no se justifican, por ejemplo,
cuando su efecto desocializador hace necesario sustituirlas o cuando su prolongación ya
no es necesaria para los objetivos tenidos en cuenta al imponerla;
iii) Integración Social: Resocialización (40.1, 39 CDN).Evitar sanciones
desocializadoras (40.4 CDN, 18.1, 26, 29.1 Beijing, 3 RPMPL), como respuesta a la
constatación de los daños individuales y sociales que produce el sistema penal;
iv) Amplio catálogo de penas (40.4 CDN, 18.1. Beijing), con el objeto de favorecer la
imposición de aquella sanción que favorezca de mejor manera la integración social o, al
menos, aquella que sea menos desocializadora.

FINES DE LA SANCIÓN PENAL JUVENIL: LA PREVENCIÓN ESPECIAL POSITIVA O


RESOCIALIZACIÓN
La CDN espera que las sanciones que se impongan a los adolescentes tengan una
finalidad predominante preventivo especial positiva o de integración social (Art.40). En
todo caso, que como cualquier pena, las sanciones penales juveniles tienen un contenido
retributivo y finalidades preventivo generales. El propio Mensaje de la Ley Nº 20.084
señala que el nuevo sistema debe asumir “las tareas de la prevención del delito, la
preservación de la paz social y la seguridad de los ciudadanos”, dando a entender las
finalidades preventivo generales que pretenden perseguirse. A su vez señala que “las
consecuencias jurídicas que se derivan de la responsabilidad de los adolescentes” tienen
un “carácter expresamente sancionatorio”, aludiendo a su contenido ciertamente
retributivo. En todo caso, el Mensaje nos recuerda que a lo anterior debe agregarse “las
funciones responsabilizadora y preventiva en un marco de respeto y resguardo” del
“desarrollo e integración social” de los adolescentes.

La orientación preventivo especial o resocializadora es asumida por nuestro legislador,


siguiendo el mandato de la CDN y la tendencia de las legislaciones comparadas en esta
materia; así, el Art.20 de la Ley N° 20.084 establece lo siguiente: “Las sanciones y
consecuencias que esta ley establece tienen por objeto hacer efectiva la responsabilidad
de los adolescentes por los hechos delictivos que cometan de tal manera que la sanción
forme parte de una intervención socioeducativa amplia y orientada a la plena integración
social”.

CUESTIONES PENALES ESPECÍFICAS DE LA NUEVA LEY N° 20.084.

Destinatarios de la ley / edad


De acuerdo al Art.3 LRPA, que los destinatarios de esta ley son los adolescentes, esto es,
quiénes al momento en que se hubiere dado principio de ejecución del delito sean
mayores de 14 y menores de 18 años.

Esto que parece tan claro, presenta un problema a dilucidar cuando leemos el inc.2 del
mencionado Art.3 LRPA, que señala: “En el caso que el delito tenga su inicio entre los
catorce y los dieciocho años del imputado y su consumación se prolongue en el tiempo
más allá de los dieciocho años de edad, la legislación aplicable será la que rija para los
imputados mayores de edad”. La única interpretación razonable del texto citado, es que el
legislador se refiere a los llamados delitos permanentes.
La edad de los adolescentes es determinante para saber cuáles son las conductas típicas
por las que pueden ser sancionados. La LRPA, en su artículo 1 hace un mínimo esfuerzo
de descriminalización primaria respecto de la mayoría de las faltas, lo que implica los
adolescentes que tienen menos de 16 años, no son responsables por las faltas que
cometan y los mayores de esa edad sólo pueden serlo por las faltas que expresamente se
mencionan en el inc.3 del Art.1 LRPA.

La edad es relevante también para la determinación de las sanciones. El Art.18 LRPA


establece el límite máximo a las penas privativas de libertad, señalando que este es de 5
años para los adolescentes que tengan menos de 16 años y de 10 años si el adolescente
tiene más de esa edad. El Art.24 letra d) contempla a la edad del adolescente infractor
como un criterio para determinar la naturaleza de las sanciones.

La edad también es relevante para la forma de cumplimiento de la sanción de internación


en régimen cerrado. El Art.56 LRPA regula el cumplimiento de la mayoría de edad: La
regla general es que si el adolescente imputado o condenado cumple los 18 años de
edad, continúa sometido a las normas de la LRPA. No obstante, respecto de la sanción de
internación en régimen cerrado el propio artículo contempla normas especiales que
analizaremos en la fase de ejecución.
El inciso final del Art.56 obliga a asegurar la separación de las personas menores de 18
años con las mayores de edad y de los adultos sujetos a la LRPA respecto de los
condenados por la ley de adultos.

Conductas típicas
De acuerdo al Art.1, inc.1 LRPA, los adolescentes son responsables por los delitos que
cometan, con la excepción de las faltas, pues en este caso, según el inc.3 de este
artículo, sólo son responsables los adolescentes mayores de 16 años y exclusivamente
de aquellas expresamente enumeradas en este inciso. Estas faltas son: desórdenes en
espectáculos públicos (Art.494 Nº 1 CP), amenazas (Art.494 Nº 4 CP), lesiones leves
(Art.494 Nº 5 CP), incendio (Art.494 Nº 19 en relación con el 477, CP), hurto (Art.494 bis
CP), daños (Art.495 Nº 21 CP), ocultamiento de nombre y apellido a la autoridad o dar
domicilio falso (Art.496 Nº 5 CP), tirar piedras u otros objetos arrojadizos (Art.496 Nº 26
CP) y las faltas tipificadas en la Ley Nº 20.000. Según el inc.2 de este Art.1 LRPA, en lo
no previsto por esta ley serán aplicables, supletoriamente, las disposiciones contenidas en
el CP y en las leyes penales especiales.

Se ha discutido si es que son punibles o no los cuasidelitos, ya que la LRPA sólo


menciona a los delitos.

Una posición sostiene que la LRPA no da una definición expresa de lo que delito significa,
por lo que se debe estar a lo dispuesto al respecto en el Código Penal. Pues bien, para el
Código Penal, “delito” y “cuasidelito” son dos cosas distintas, lo que se advierte al
constatar que el Art 1 CP define delito, después el Art.2 CP define a los cuasidelitos, a
continuación, el Art.3 CP señala cómo se dividen los delitos de acuerdo a su gravedad y,
el Art.4 CP, señala que esta división es aplicable también a los cuasidelitos. En virtud de
lo anterior, sólo cabría concluir que la LRPA sólo sanciona delitos y no cuasidelitos.

Por otro lado se ha sostenido que la única división que la LRPA sólo se preocupa de una
división en cuanto a la gravedad de los delitos y siempre que ella sea relevante para los
fines que está regulando. Así, el Art.1 sólo se refiere a los delitos en general y a las faltas
en particular pues requiere descriminalizar algunas. De la misma manera el Art.5 necesita
referirse expresamente a los crímenes y a las faltas para precisar su tiempo de
prescripción. Lo mismo sucedía con el Art.6 original que dividía a las penas en penas de
delitos y penas de faltas, aunque este artículo fue modificado precisamente en este punto.
De lo anterior se desprendería que en realidad cuando la LRPA utiliza la voz delito, se
está refiriendo tanto a los dolosos como a los culposos (cuasidelitos) siguiendo, por lo
demás, la opción ya elegida por el Código Procesal Penal, cuerpo normativo que marcaría
un cambio en le nomenclatura que habitualmente se ha dado a los cuasidelitos.

Prescripción
De acuerdo al Art.5 LRPA, la “prescripción de la acción penal y de la pena será de dos
años, con excepción de las conductas constitutivas de crímenes, respecto de las cuales
será de cinco años, y de las faltas, en que será de seis meses”. Algunos aspectos que
parece necesario revisar son los siguientes:

Con respecto a la “media prescripción”, es necesario tener presente que éstas “no son
prescripciones de corto tiempo” a las que se refiere el inc.2 del Art.103 CP, puesto que
son las reglas generales de prescripción dirigidas a todos los adolescentes, según la ley
especial que regula su posición frente el ius puniendi, por lo tanto, sí será procedente, en
su caso, aplicar la “media prescripción” del Art.103, inc.1 CP.

Parece plausible sostener, además, que las reglas de prescripción del Art.5 LRPA
también modifican lo establecido en el Art.104 CP, respecto de las circunstancias
agravantes de los números 15 y 16 del Art.12 CP (reincidencia genérica y específica,
respectivamente). De esta manera, estas circunstancias agravantes, en el caso de los
adolescentes, no deberían tomarse en cuenta tratándose de crímenes, después de cinco
años, a contar de la fecha en que tuvo lugar el hecho, ni después de dos, en el caso de
los simples delitos. Si bien, el Art.5 LRPA sólo se refiere a la prescripción de la acción
penal y la pena, no es menos cierto que se trata de una dispisición general, contenida en
el Título Preliminar de la LRPA, estableciendo un principio que reconoce la especificidad
del sujeto adolescente, que puede ser extendido para el caso del Art.104 CP por analogía
in bonam partem.

El injusto penal y los adolescentes


La estructura del delito es la misma, con independencia de si el sujeto que lo cometa es
un adulto o un adolescente. No existe una teoría jurídica del delito del adolescente. Lo
que sí ocurre, en cualquier caso, es que en el juzgamiento del hecho, las decisiones
acerca de si se realizó el injusto penal (acción típica y antijurídica) y si el sujeto actuó con
culpabilidad, necesariamente deben tener en cuenta las peculiaridades del sujeto
adolescente. Para determinar cuáles son las particularidades del comportamiento
adolescente y su incidencia en el contenido de las diferentes categorías del delito, resulta
conveniente tener en consideración los aportes de la psicología y de la criminología.

1. Afirmaciones formuladas desde la psicología del desarrollo.


La psicología del desarrollo parte de la base de que, antes de alcanzar la adultez, las
personas pasan por una serie de fases evolutivas en sus procesos mentales
operacionales, de razonamiento legal, de internalización de expectativas sociales y
legales, y de toma de decisiones éticas. Los adolescentes (que ya llegaron a la fase del
pensamiento operacional formal) ya han adquirido, al menos en un nivel básico, los
valores morales y legales, así como la capacidad para orientar su comportamiento, lo que,
también en principio, legitima reconocerles responsabilidad penal por sus delitos, existen,
sin embargo, un conjunto diferencias relevantes entre sus capacidades y las de un adulto
maduro, entre ellas:
a) Los adolescentes tienen menor capacidad cognitiva para razonar y entender. La
evidencia científica indica que, en general, la capacidad cognitiva de razonar y
comprender de los preadolescentes y muchos adolescentes más jóvenes es
sustancialmente diferente en ciertos aspectos de la que tienen los adolescentes mayores
y los adultos”, al punto que la capacidad de razonar “a la manera de un adulto” recién se
adquiere en torno a los dieciséis o diecisiete años.
b) Los adolescentes tienen menor capacidad de juicio y de autocontrol. En
particular, se apunta a la influencia negativa que, sobre la capacidad del adolescente de
juicio y de autocontrol, tanto en un contexto de frustración, como frente a una tentación,
pueden tener los siguientes factores:
i) su limitado horizonte de experiencias previas y de conocimiento social, que
explica el deficiente cálculo de costos y beneficios;
ii) su perspectiva sobre el tiempo, más bien cortoplacista, con limitada capacidad
para ponderar las consecuencias de largo plazo de sus acciones, tanto negativas como
positivas, lo que se puede traducir en mayor propensión al riesgo;
iii) su limitada capacidad para resistir la presión del grupo de pares y la gran
influencia que en el adolescente tienen los modelos de comportamiento de sus pares:
La influencia de los grupos de pares en el comportamiento delictivo de los
adolescentes ocurre, de acuerdo con la evidencia disponible, a través de dos medios: su
tendencia a la “comparación social”–esto es, a medir y evaluar su propio
comportamiento por comparación con el de otros- y su “conformidad social” –su
tendencia a ajustar su comportamiento y actitudes a las de sus pares-, influyendo en las
decisiones que adoptan, ya sea a través de la presión o coacción directa del grupo –frente
a la cual los adolescentes tienen una reducida capacidad de retirarse públicamente, ya
indirectamente, por su deseo de conseguir la aprobación del grupo. En suma el hecho de
que el delito se haya cometido en grupo puede ser expresión de una falta de madurez,
asociada a la lealtad al grupo y a la necesidad de ser reconocido por éste, con la
consecuencia de un menor merecimiento de pena.
c) Los adolescentes tienen mayor sensibilidad a la pena y vulnerabilidad frente a
los efectos perjudiciales de la cárcel. La psicología del desarrollo, también da cuenta
del mayor impacto subjetivo que la pena –sobre todo, la privativa de libertad– provoca en
los adolescentes, impacto del que depende su grado de aflictividad concreta. La
percepción que adolescentes y adultos tienen sobre la duración de una determinada
unidad de tiempo –días, meses, años- es diversa. Las personas mayores tienen, con los
años, el tiempo pasa más rápido, y de que para los adolescentes, especialmente en
situación de privación de libertad, el tiempo pasa mucho más lento. La condición de los
adolescentes de ser sujetos en desarrollo, los pone en una situación de mayor
vulnerabilidad a los efectos perjudiciales y a la violencia que prevalece en las cárceles.

2. Afirmaciones desde la criminología empírica.


a) Normalidad, carácter episódico y remisión espontánea de la mayor parte de la
criminalidad de niños y adolescentes. Ciertas conductas delictivas, predominantemente
leves, durante la niñez y adolescencia es un fenómeno normal, relativamente ubicuo, es
decir, que se da en todos los grupos sociales, sin atención a diferencias de clase o
etnicidad, y que la mayor parte de esta delincuencia es de carácter leve, episódico y no
suele dejar posteriores efectos negativos. Una vez que el individuo alcanza una mayor
madurez, su rol social se estabiliza y aumenta el efecto de los mecanismos de control
social y familiar.
b) Riesgo criminógeno de la reacción penal formal frente a las primeras
manifestaciones de criminalidad adolescente. La reacción penal formal frente a las
primeras manifestaciones de criminalidad de los adolescentes está asociada al riesgo de
reproducir la criminalidad, por el efecto estigmatizaste que tendría la identificación de una
persona joven con el rol social de delincuente.
c) Efecto desocializador y criminógeno de las penas privativas de libertad de
adolescentes. La evidencia acerca de que estas penas no disminuyen la reincidencia,
sino que la incrementan, es muy contundente encontrándose en diversos contextos
geográficos tasas de reincidencia, para los egresados de cárceles juveniles, que bordean
el 80%.
d) Mayor eficacia preventivo-especial de intervenciones especializadas,
multidimensionales y breves, fuera del ámbito de la justicia. En contraste con la
ineficacia preventivo-especial positiva de la cárcel y, por el contrario, su efecto
criminógeno, lo que sí parece tener eficacia preventivo especial positiva, en este campo,
son ciertos programas que poseen características muy específicas

Posibilidades dogmáticas de una consideración especial.


Las particularidades del sujeto adolecente, tienen importantes repercusiones en la
interpretación de los tipos, y se dirige a sostener la necesidad de flexibilidad a la hora de
calificar jurídicamente ciertos hechos, cuando, justamente a causa de aquellas diferencias
en las formas de interacción y valoración de ciertos conflictos por parte de los
adolescentes, aparece como dudosa la realización del tipo penal en el sentido de la ratio
legis, por ejemplo, un hecho que para el Código penal puede considerarse como un robo
con violencia en las personas, visto desde el punto de vista de los dos jóvenes
involucrados (autor y víctima) puede aparecer como un conflicto completamente menor,
que se resuelve con la devolución de la especie (en el caso de dos jóvenes que rivalizan
después de un partido de fútbol y uno de ellos le quita la pelota al otro tras haberle
pegado con unos golpes de puño).

En este sentido en ciertos casos, el significado que en la interacción juvenil tienen ciertos
hechos, determina que no se produce la lesión o puesta en peligro del bien jurídico que
fundamenta la punibilidad de la conducta o su castigo bajo un determinado tipo penal
agravado. A continuación se exponen algunos de los casos más relevantes:

a) En materia de elementos subjetivos del injusto


La menor o nula lesión del bien jurídico protegido se puede producir, en primer lugar,
porque falta, en el sentido de la ratio legis, algún “elemento subjetivo” del injusto que debe
concurrir para que se de la tipicidad que se supone en el hecho. Entre los ejemplos más
plausibles de elementos subjetivos que pueden faltar por las características
“adolescentes” del comportamiento, se cuentan los siguientes:
- El “ánimo de lucro”, en los delitos patrimoniales; ejemplo: respecto del joven que,
desafiado por dos amigos, y para demostrar su valentía, ingresa en una casa
deshabitada y se apodera de un objeto de poco valor, que representa el trofeo que
precisamente fue desafiado a conquistar.
- La premeditación y la alevosía en el homicidio, que suponen, la primera, una
anticipación del plan, un dominio de sí y frialdad de ánimo en el sujeto; y la
segunda, un aprovechamiento deliberado o la creación de las condiciones de
indefensión, características que se oponen a la espontaneidad, falta de plan,
irracionalidad y gran carga emocional con que los adolescentes suelen cometer
acciones violentas.

b) Caso especial de los delitos sexuales


La situación de los abusos sexuales cometidos por adolescentes es a tal grado especial,
que ha merecido una disposición particular de la Ley Nº 20.084 destinada a regular el
tratamiento, sobre todo, de los delitos sexuales “impropios” (aquellos en que la “víctima”
menor de catorce años ha consentido en la relación sexual). Con todo, la interpretación de
esta disposición es problemática, y las consecuencias de una u otra tesis son bastante
diferentes para resolver la cuestión general del estatuto penal de las relaciones sexuales
entre adolescentes y preadolescentes o, incluso, entre estos últimos.

El Art. 4º de la LRPA dispone que, respecto de tales atentados sexuales impropios “no
podrá procederse penalmente” a menos que entre autor y víctima exista una diferencia de
edad de a lo menos dos años, para el caso de la violación impropia, o de tres años, en los
demás casos (típicamente, los abusos sexuales impropios, del Art. 366 bis CP).

Una disposición parecida, en el Código Penal alemán, es entendida por un sector de la


doctrina como un elemento del “tipo amplio de la culpabilidad”, es decir, como una causa
de exculpación especial para los adolescentes. Sin embargo, en Chile, esta interpretación
no es compatible con la definición relativa (y no absoluta) de la edad del autor, pues un
mismo adolescente de 15 años y 9 meses puede ser perseguido penalmente respecto del
acceso carnal que tuvo con una niña de 13 años y medio, pero no si lo tuvo con una de 13
años y 10 meses, pese a que nada cambia en su culpabilidad.

Otra alternativa es ver en ella la consagración de una excusa legal absolutoria, por
razones político-criminales, vinculadas con la dificultad o inconveniencia de prevenir las
relaciones sexuales entre preadolescentes (menores de 14 años) y adolescentes jóvenes
(es decir, sin la diferencia de edad exigida) por medio del derecho penal.

Una tercera alternativa es interpretar la regla del Art. 4º de la LRPA como una presunción
de falta de afectación del bien jurídico (es decir, falta de antijuridicidad material), por
inexistencia de asimetría en la relación, esto es, por ausencia de abuso. Esta concepción
entendería, que la sexualidad de los preadolescentes no es perjudicial para ellos siempre
que se dé en el contexto de relaciones entre pares, es decir, simétricas, no abusivas.
Consecuencia de esta concepción es la redefinición del bien jurídico protegido en los
delitos sexuales “impropios”, que no consistiría en una supuesta “intangibilidad sexual”,
sino en la libertad de autodeterminación sexual, que se puede ver afectada por relaciones
asimétricas, o, si se quiere, en la “indemnidad sexual”, en el sentido de la protección de
los preadolescentes de los potenciales daños en su desarrollo y salud mental que podrían
derivar de relaciones sexuales asimétricas o abusivas. Así, la lesión al bien jurídico no se
produce por el “contacto sexual” sino por el contacto sexual que se da en relaciones
asimétricas.

c) La culpabilidad y los adolescentes


El Derecho penal de adolescentes es un derecho penal de culpabilidad. Desde el punto
de vista de las garantías, la implicancia de ello es la aplicación de todas las eximentes y
atenuantes basadas en la falta de culpabilidad o en una situación de culpabilidad
disminuida. En materia de culpabilidad las particularidades de comportamiento
adolescente podría tener incidencia, entre otros aspectos en:
i) En relación con el error de prohibición
Las menores competencias sociales de los adolescentes pueden tener relevancia, en
relación con la decisión acerca de la vencibilidad del error de prohibición. A este respecto,
el juzgamiento debe tener en cuenta, como en general en el ámbito de la culpabilidad las
características particulares del autor, es decir, sus posibilidades reales de haberse
informado y de haber tenido razones para tener que cerciorarse sobre el carácter
prohibido o no de la conducta.
Entendido como imposibilidad o seria dificultad para comprender la antijuridicidad material
del hecho, el “error de comprensión” puede ser relevante en la medida que quienes lo
sufren, aun cuando sepan que el hecho está prohibido, se encuentran en desventaja
frente al resto de la población para dejarse motivar por la prohibición penal. Así, a los
adolescentes, en comparación con los adultos, debido a su menor experiencia y su gran
distancia respecto del sentido de ciertas instituciones sociales, se les hace muy difícil
comprender “qué hay de malo”, “dónde está el daño”, en relación con ciertas prohibiciones
penales, típicamente las que atentan en contra de bienes jurídicos colectivos. Así, aun
cuando los adolescentes sepan que actos de consumo y microtráfico de drogas están
prohibidos, seguramente les parecerán simples expresiones arbitrarias del universo
normativo adulto, respecto de conductas que “no dañan a nadie”.

ii) Inexigibilidad de otra conducta y exigibilidad disminuida. La culpabilidad


disminuye, a veces hasta desaparecer, cuando el contexto en que el sujeto actúa ejerce
tal presión sobre su voluntad que le quedan menores, escasas o nulas posibilidades de
dejarse motivar por las normas penales, pues en su ánimo pesan demasiado las razones -
determinadas por el contexto, y no por sus meras preferencias- que condicionan su
conducta delictual. El Derecho penal de adolescentes puede verse como un derecho
penal de exigibilidad disminuida. La menor madurez y competencias sociales del
adolescente lo dejan en una situación en que no se les puede pedir el mismo apego a las
normas y, sobre todo, la misma capacidad de controlar sus emociones e impulsos, que a
los adultos.

Pero estas consideraciones ya se tienen en cuenta, categorialmente, en la importante


atenuación de responsabilidad (e, indirectamente, en la moderación de la severidad de las
sanciones) reconocida por el Art. 21 de la LRPA. Entonces, la circunstancia de ser el
adolescente menos maduro que el adulto, no será un argumento para solicitar una menor
pena, por debajo de la que corresponde de acuerdo con el sistema de determinación de
sanciones de la LRPA. Sin perjuicio de ello, las diferencias específicas entre el contexto
que rodea a un adolescente y el que puede suponerse para un “adolescente medio”, sí
pueden y deben tenerse en cuenta para admitir una situación de exigibilidad disminuida.

SANCIONES Y OTRAS CONSECUENCIAS JURÍDICAS.

El Art.6 de la LRPA establece una escala general de sanciones, “en sustitución de las
penas contempladas en el Código Penal y en las leyes complementarias”. A continuación
se consignan las penas indicando el artículo que las define o regula.

Privativas de libertad

 Internación en régimen cerrado con programa de reinserción social (Art.17)


 Internación en régimen semicerrado con programa de reinserción social (Art.16)

No privativas de libertad

 Libertad asistida especial (Art.14)


 Libertad asistida (Art.13)
 Prestación de servicios en beneficio de la comunidad (Art.11)
 Reparación del daño causado (Art.10)
 Multa (Art.9)
 Amonestación (Art.8)

A estas penas es necesario agregar las sanciones mixtas a que se refiere el Art.19
LRPA, en cuya virtud, en los casos en que fuere procedente una pena privativa de
libertad, el tribunal podrá imponer complementariamente una sanción de libertad asistida
en cualquiera de sus formas, por un máximo que no supere el tiempo de la condena
principal. La libertad asistida se puede imponer:
a) Con posterioridad a la ejecución de la pena privativa de libertad, siempre y
cuando en total no se supere la duración máxima de ésta, o
b) En forma previa a su ejecución, quedando, la pena principal, en suspenso y
en carácter condicional, para ejecutarse en caso de incumplimiento de la libertad asistida.
Esta forma de sanción mixta sólo procede en el caso de las penas que se extienden hasta
540 días.
No obstante hay que tener presente, de acuerdo al inciso primero del Art.19, que
en el caso del numeral 1 del artículo 23, el tribunal sólo podrá imponer
complementariamente la sanción de internación en régimen semicerrado, después
del segundo año del tiempo de la condena.

Además, este Art.6 contempla dos penas accesorias:


- La prohibición de conducir vehículos motorizados (Art.12), que se puede
imponer, adicionalmente a la pena principal, cuando la conducta en que se funda
la infracción haya sido ejecutada mediante la conducción de dichos vehículos.
- Comiso de los objetos, documentos e instrumentos de los delitos según lo
dispuesto en el Código Penal, el Código Procesal Penal y las leyes
complementarias.

A mayor abundamiento, en el Art.7 el legislador permite al juez establecer, como sanción


accesoria a las previstas en el Art.6 y siempre que sea necesario en atención a las
circunstancias del adolescente, la obligación de someterlo a tratamientos de
rehabilitación por adicción a las drogas o al alcohol.

DETERMINACIÓN DE LA EXTENSIÓN DE LA PENA.


Esta materia está regulada en el Párrafo 5° del Título I de la Ley N° 20.084, denominado,
precisamente, “De la determinación de las sanciones” (Art.20 a 26). No obstante serán
relevantes también, además de las reglas del CP, a las que la propia LRPA se remite,
otros artículos de la ley que establecen reglas específicas respecto de la extensión de
cada pena.

1.- Marco penal abstracto y duración o extensión de la pena: De acuerdo al Art.21


LRPA, para establecer la duración de la sanción, el tribunal deberá aplicar, a partir de la
pena inferior en un grado al mínimo de los señalados por la ley para el ilícito
correspondiente, las reglas previstas en el Párrafo 4 del Título III del Libro I del Código
Penal, con excepción de lo dispuesto en el artículo 69 de dicho Código (Arts.50 y ss. CP).
En consecuencia, como la pena señalada al delito será, generalmente, un grado de una
divisible, para los adolescentes será muy importante la disposición del Art.67 CP.

Primer límite: Si la sanción calculada en la forma señalada supera los límites máximos
establecidos para las penas privativas de libertad en el Art.18 LRPA, su extensión
definitiva debe ajustarse a dichos límites (Art.22). Es decir, la extensión de la sanción
privativa de libertad no puede exceder de cinco años para los adolescentes de 14 y 15
años ni de diez años en el caso de los adolescentes mayores de 16. A los adolescentes
de 14 y 15 años nunca les será aplicable la regla primera del Art.23, puesto que la
extensión de su pena siempre debe ajustarse al máximo establecido en el Art.18, esto es,
5 años.

2.- Naturaleza de la pena: Una vez determinada la duración de la pena de acuerdo a lo


expresado anteriormente, corresponde determinar la naturaleza de la sanción, para lo
cual el Art.23 establece reglas según la siguiente tabla:

Tramo (Extensión según Art. 21 y Penas posibles


22)
 Internación en régimen cerrado
1. Desde 5 años y 1 día
 Internación en régimen cerrado
2. desde 3 años y un día a 5 años
 Internación en régimen semicerrado
 Libertad asistida especial
 Internación en régimen semicerrado
3. Desde 541 días a 3 años
 Libertad asistida en cualquiera de sus
formas.
 Prestación de servicios en beneficio de la
comunidad
 Internación en régimen semicerrado con
4. Desde 61 a 540 días
programa de reinserción social.
 Libertad asistida en cualquiera de sus
formas.
 Prestación de servicios en beneficio de la
comunidad
 Reparación del daño causado
 Prestación de servicios en beneficio de la
5. Desde 1 a 60 días
comunidad.
 Reparación del daño causado.
 Multa
 Amonestación

Es preciso señalar que la extensión de la pena que se determina de esta manera no


necesariamente va a equivaler a la duración de la pena que efectivamente se imponga. Lo
que en realidad se determina es un marco de tiempo, dependiendo del cual, según lo
dispuesto en el Art.23 LRPA, se abren para el juez distintas alternativas de sanción, que
debe individualizarse según los criterios establecidos en el Art.24 LRPA. En este sentido
la Corte Suprema ha señalado que; “En este predicamento, el magistrado del grado
siguiendo paso a paso las etapas que contempla la ley respectiva, y dejando constancia
de los parámetros que tuvo en consideración para fijar la pena definitiva, estando
legalmente facultado para imponerla dentro del grado en que la determinó, es soberano
para definir la extensión que estime conveniente, según las particulares condiciones de
cada caso, toda vez que, la ley nacional, tal como la mayoría de la legislación extranjera
consultada en su establecimiento, no establece un mínimo en cada sanción sino tan sólo
el máximo. Esta es la única manera de darle contenido y coherencia a las diversas
normas citadas, y a todo el nuevo régimen que establece la Ley de Responsabilidad
Juvenil, desde que se trata de un todo orgánico como sistema de establecimiento de
sanciones”. (CS Rol n°318/08)

Como señala Horvitz, basta la mera lectura del “Art.23 LRPA, para observar que existen
sanciones que, por su naturaleza, no son susceptibles de adaptarse a los tiempos de
duración que la ley les asigna”. De la misma manera hay sanciones que tienen otros
límites específicos que deben considerarse por el juez. Desde ya debe tenerse en cuenta
lo dispuesto en el inc. final del Art.23.

3.- Individualización la pena El Art.24 LRPA establece los criterios a los que el tribunal
debe atender, dejando constancia en su fallo, para “elegir” la concreta sanción que se va
a imponer a un adolescente. Estos criterios son:

a) La gravedad del ilícito de que se trate;

b) La calidad en que el adolescente participó en el hecho y el grado de ejecución de


la infracción;
c) La concurrencia de circunstancias atenuantes o agravantes de la responsabilidad
criminal;

d) La edad del adolescente infractor;

e) La extensión del mal causado con la ejecución del delito, y

f) La idoneidad de la sanción para fortalecer el respeto del adolescente por los


derechos y libertades de las personas y sus necesidades de desarrollo e integración
social.

La interpretación y aplicación de estos criterios no es sencilla ya que como advierte la


profesora Horvitz varios los criterios enumerados en el mencionado Art.24, ya han sido
considerados para determinar la extensión de la pena. Así sucede de manera indudable
con los criterios de las letras b) y c) del Art.24, referidos al grado de participación e íter
críminis por un lado, y a las circunstancias modificatorias de responsabilidad penal, por el
otro. Pero la gravedad del ilícito y en algunos casos la edad y la extensión del mal
causado (letras a), d) y e) del Art.24), también son criterios que ya han sido considerados
anteriormente para determinar la pena aplicable, según las reglas contenidas en los
artículos 21, 22 y 23 LRPA. Por tal razón, estos elementos no podrían ser valorados
nuevamente por el juzgador, ya que ellos han permitido no sólo fijar la extensión de la
sanción sino que elenco de sanciones aplicables (reflejados en los tramos del artículo 23).
Al menos se debe concordar que esta valoración no puede, legítimamente, perjudicar al
adolescente, en términos de justificar una mayor afectación de sus derechos.

Las únicas dos excepciones la constituyen la edad del infractor (Art.24 letra d) LRPA) –
salvo que ya se haya considerado en atención a lo dispuesto en el artículo 18 LRPA que
exige limitar la duración máxima de la privación de libertad para los adolescentes menores
de 16 años- y la idoneidad, que pasarían a ser los elementos fundamentales de la última
fase de individualización judicial de la sanción.

En todo caso, la “edad del adolescente sólo podría ser interpretada en un sentido
favorable al mismo, esto es, mientras más joven debe optarse por las penas menos
aflictivas y menos desocializadoras, pues está demostrado criminológicamente que
mientras más precoces son los contactos diferenciales con fuentes criminógenas más
pronto, rápido y definitivo será el inicio y consolidación de la carrera criminal”.

Respecto de aquellas sanciones que no son divisibles o no lo son en los términos del
Art.23 LRPA, es decir, la amonestación, la multa, la reparación del daño y los trabajos en
beneficio de la comunidad, Horvitz señala que “son aplicables sin restricciones los
criterios establecidos en el artículo 24 LRPA, no sólo respecto de su naturaleza sino
también con relación a su cuantía específica… si se determinara una pena concreta de
540 días, ¿qué extensión cabría atribuirle a la multa o la reparación del daño? Por ello
resultan relevantes los criterios del artículo 24 LRPA, disposición que es expresamente
invocada por el artículo 9 LRPA para la determinación del monto o cuantía de la multa, lo
que ratifica el planteamiento de que tales criterios sirven no sólo para seleccionar la
naturaleza de la sanción aplicable, sino también para la determinación de la cuantía de la
misma cuando nos encontramos frente a esta clase de sanciones”, es decir, “sólo en el
caso de estas penas no existirá una doble valoración prohibida, esto es, en un sentido
desfavorable al imputado”
En cuanto al criterio de la idoneidad se trata de un criterio “de evidente connotación
resocializadora. Siguiendo lo planteado por el profesor Cillero, el punto de partida de la
“idoneidad” debe entenderse como la entiende la CDN y las Reglas internacionales: un
límite a la privación de libertad (art. 37 b CDN) y como una exigencia de tener “medidas
distintas a la privación de libertad para asegurar un trato apropiado para su bienestar” (art.
40.4 CDN), señalando expresamente que se autoriza la aplicación de la sanción privativa
de libertad: “siempre que no haya otra respuesta adecuada” (regla 17.1.c de las Reglas de
Beijing). No es conveniente entender, en cambio, “la idoneidad” como un criterio relativo a
la idoneidad del condenado para beneficiarse de la sanción, esto es, de su aptitud para
ser rehabilitado o reinserto socialmente, puesto que la carga del cambio se traspasa en
este caso desde quien administra la medida a quien la recibe, y el fundamento último de
la sanción termina siempre siendo la “peligrosidad”

Segundo límite: Siguiendo el mandato del Art.37 letra b) de la Convención sobre


Derechos del Niño (CDN), el Art.26 LRPA, consagra el principio de excepcionalidad de la
privación de libertad, señalando que la “privación de libertad se utilizará como medida de
último recurso”. En su inciso 2, esta disposición establece una regla para operativizar lo
anterior, estableciendo la prohibición de “imponer una pena privativa de libertad si un
adulto condenado por el mismo hecho no debiere cumplir una sanción de dicha
naturaleza”.

Tercer límite (reglas específicas): El inciso final del Art.23 establece que la duración de
las sanciones de libertad asistida, libertad asistida especial y prestación de servicios a la
comunidad, se regirá por lo dispuesto en los artículos 11, 13 y 14 de la presente ley.
Además la propia ley establece otras consideraciones que deben ser atendidas por el
tribunal.

o Libertad asistida en cualquiera de sus formas: límite máximo de 3 años


(Art.13 y 14).
o Servicios en beneficio de la comunidad: Extensión mínima de 30 horas y
máxima de 120, no pudiendo exceder de 4 horas diarias y debe ser
compatible con la actividad educacional o laboral que el adolescente
realice. Además, al imposición de esta sanción requiere del acuerdo del
condenado; si es que el adolescente no presta su acuerdo, la pena deberá
ser sustituida por una superior, no privativa de libertad, que en términos
prácticos sólo puede ser libertad asistida (Art.11).
o Reparación del daño: En el caso que esta sanción consista en un servicio
no remunerado a favor de la víctima, se requiere aceptación previa del
condenado y la víctima (Art.10).
o Multa: El monto máximo es de 10 UTM, debiendo el tribunal considerar las
facultades económicas del infractor y de la persona a cuyo cuidado se
encontrare (Art.9).
o Amonestación: Se requiere una previa declaración del adolescente
asumiendo su responsabilidad (Art.8).

Imposición conjunta de más de una pena: La ley autoriza, en las situaciones regladas
en los números 3 y 4 del Art.23, la imposición conjunta de dos de las penas referidas en
dichas reglas, siempre que su naturaleza permita el cumplimiento simultáneo de ellas.
Obviamente ello se justifica en la medida que favorezca el mejor cumplimiento de la
finalidades expresadas en el Art. 20, debiendo el tribunal consignarlo
circunstanciadamente en resolución fundada (Art.25).

Suspensión de la imposición de la condena: El Art.41 LRPA permite al juez dictar


sentencia condenatoria y disponer en ella la suspensión de la pena y sus efectos por un
plazo de seis meses, cuando hubiere mérito para aplicar sanciones privativas o
restrictivas de libertad iguales o inferiores a 540 días. Transcurrido este plazo de seis
meses, sin que el imputado sea objeto de requerimiento o formalización, el tribunal dejará
sin efecto la sentencia y decretará el sobreseimiento definitivo.

DE LA EJECUCIÓN DE SANCIONES
Una de las mayores novedades de la Ley de Responsabilidad de los Adolescentes por
Infracciones a la Ley Penal se encuentra en la ejecución de las sanciones. En especial, el
someter dicha ejecución a una ley. En coherencia con lo anterior, la LRPA entrega
nuevas atribuciones a los jueces para intervenir durante la ejecución de las sanciones.
Así, siguiendo lo hecho por el Código Procesal Penal (Art. 466 y SS.), entrega al Juez de
Garantía competencia en la ejecución de las penas; pero, a diferencia de dicho cuerpo
legal, le concede posibilidades de actuaciones mayores, manteniendo, además, las ya
existentes. En este sentido, la ejecución no solamente se ha “legalizado” sino también ha
sido “judicializada”. Para entender en qué consiste esta judicialización es necesario
examinar las competencias que se entregan al Juez de Garantía como Juez de Ejecución.

El Art.14 del Código Orgánico de Tribunales modificado, en su nueva letra g) señala que
corresponde al Juez de Garantía “conocer y resolver todas las cuestiones y asuntos que
la ley de responsabilidad penal juvenil les encomienden”. Respecto de la ejecución de la
sanción, esas “cuestiones y asuntos” se encuentran en los Art.50 y SS. LRPA.

Existen dos grandes ámbitos en la competencia material del juez de Garantía como Juez
de Ejecución: el control de la ejecución de las sanciones y la determinación de la pena en
la ejecución:
1) Control de la Ejecución de las Sanciones: El juez habrá de conocer y resolver “los
conflictos de derecho que se susciten durante la ejecución de alguna de las sanciones
que contempla” la LRPA (Art. 50 LRPA). Esto permite que se discutan y resuelvan todas
las cuestiones vinculadas con los derechos fundamentales de los adolescentes, es decir,
que en esa perspectiva se examine el cumplimiento de las obligaciones de respetar y
garantizar que el Estado asumió al ratificar la Convención sobre Derechos del Niño y los
demás tratados internacionales de derechos humanos.

2) Determinación de Sanciones: La LRPA establece varias instituciones que permiten


cambiar o finalizar definitivamente la ejecución de la sanción impuesta en la sentencia
definitiva firme. Este es el lugar que ocupan la sustitución de condena, la remisión de
condena, el quebrantamiento de la condena y el traslado a recintos de Gendarmería. De
esta manera, al usar las potestades que le entregan estas figuras, el juez tiene la
posibilidad de modificar las penas adjudicadas en la sentencia de instancia, o en otra
posterior dictada durante la ejecución, dando por finalizada su ejecución, estableciendo
otras que las reemplacen o modificándolas en algún aspecto fundamental.
Las normas que le otorgan estas potestades son, en general, las mismas que regulan
estas nuevas instituciones: los Art.50 y 52 en el quebrantamiento de condena, los Art.53 y
54 en la sustitución de condena, el Art. 55 en la remisión de condena y el Art. 56 en el
traslado a un recinto de Gendarmería.
DETERMINACION DE LAS SANCIONES DURANTE LA EJECUCIÓN
Una de las competencias atribuidas al Juez de Garantía es determinar las sanciones
durante la ejecución, es decir, conocer y resolver peticiones para modificar penas
impuestas previamente por una sentencia firme. Lo novedoso de estas instituciones para
nuestro sistema jurídico penal no está en la posibilidad de decidir, durante la ejecución de
una pena, que ella se pueda cumplir de una manera distinta. Esta cuestión ya es posible,
por ejemplo, con la libertad condicional. Lo nuevo se encuentra en la potestad de cambiar
la pena misma, de adjudicar otra sanción por decisión de un juez y no de un organismo de
la administración

Las instituciones establecidas en la LRPA que entregan al juez de garantía competencia


para determinar sanciones durante la ejecución son las siguientes:

1) Quebrantamiento de condena (Art.50 y 52)

2) Sustitución de condena (Art.53 y 54)

3) Remisión de condena (Art.55)

4) Traslado a un recinto de Gendarmería de Chile (Art.56)

SUSTITUCIÓN DE LA CONDENA (arts, 53 y 54)


Su fundamento está asociado con fines preventivos especiales y, en particular, con la
intención de encontrar la consecuencia jurídica que aparezca más favorable a la
integración social del adolescente. Desde esta perspectiva, la sustitución de la condena
consiste en conceder al juez la potestad para reemplazar la sanción que se está
cumpliendo (que puede ser la impuesta por el tribunal de instancia o por el tribunal de
ejecución) por otra menos gravosa, la que debe escogerse entre las señaladas en la
LRPA. En otras palabras, la sustitución habilita al juez para hacer un cambio, pero ni le
indica qué sanción ha de elegir ni establece nuevas penas juveniles.

La sustitución de la condena se puede producir de dos formas: una que podemos llamar
sustitución simple (Art.53) y otra que podemos denominar sustitución condicional (Art.54).
Ambas operan de la misma manera, pero en la segunda se refuerza el control de la
sanción al imponerse la nueva pena condicionada a su cumplimiento. Con ello se permite
que en caso de incumplimiento se siga ejecutando la primera, evitándose con ello el uso
de las normas sobe quebrantamiento. La relevancia de esto se puede ver con un ejemplo:
si se sustituyere una sanción de internación en régimen cerrado por la de libertad asistida,
en caso de quebrantamiento de esta última, si se usara el Art.52 LRPA, en el peor de los
casos la sanción a imponer sería de internación en régimen semicerrado (Art.52 Nos. 4 y
5 LRPA); en cambio, si la sustitución fuere condicional, se volvería a la internación en
régimen cerrado.

Requisitos de Procedencia
El art. 53 LRPA establece tres condiciones para que se produzca la sustitución:

a).Que se haya iniciado el cumplimiento de la pena. Este requisito se vincula con el


resguardo de los fines preventivo generales de la pena o con aquellos fines vinculados al
merecimiento. En ese contexto, esta condición establece un presupuesto mínimo para
entrar al debate sobre la sustitución: el inicio de la ejecución de la sanción.
b). Que se favorezca la integración social. La integración social está vinculada al
desarrollo de la autonomía que se examina a través de la participación en los programas y
que intenta desvincular los contenidos disciplinarios propios de los sistemas de ejecución
de penas. Cabe considerar que lo favorable a la integración social es la sanción
sustituyente, es decir, la pena con la que se quiere reemplazar la que se encuentra en
ejecución, esto implica que, la discusión debiera darse sobre el examen concreto de una
nueva sanción que se compara con la impuesta.

c).La sanción sustituyente debe ser menos gravosa. La sustitución no permite la


agravación de la pena impuesta. La única posibilidad para que dicha agravación ocurra en
la LRPA, es que se declare el quebrantamiento de la condena.
¿Cuándo una sanción es menos gravosa? El primer criterio que se debe usar es la
ordenación contenida en el art. 6 LRPA que establece una “escala general de sanciones
penales para adolescentes”. Desde esa perspectiva no sería posible sustituir la libertad
asistida por la libertad asistida especial en tanto la segunda ha sido consagrada
legalmente como sanción más grave. El segundo paso es mirar el contenido concreto de
los mandatos impuestos por la pena. En esta perspectiva será menos grave aquella
consecuencia que impone menos obligaciones al adolescente o, imponiendo las mismas,
ellas tienen una duración menor. Ocurriría ello si la sanción de servicios en beneficio de la
comunidad de 90 horas fuere sustituida por la misma pena, pero por 45 horas.

REMISIÓN DE LA CONDENA (art 55)


Con la remisión de la condena se permite al juez dar por terminada, anticipadamente, la
ejecución de la sanción por haberse logrado los objetivos pretendidos con su imposición.

Requisitos de Procedencia
a). Inicio de la ejecución. Este requisito recoge exigencias ligadas con fines preventivos
generales o vinculados al merecimiento de la sanción. En la remisión se estableció, con
base en ellos, una restricción para iniciar la discusión de determinación de pena. En
efecto, el Art.55 LRPA permite la remisión “del saldo de condena” y, en esa medida, exige
que se haya iniciado el cumplimiento de la sanción que se pretende remitir.

Más aún, el Art.55 inc.3 establece una norma más exigente respecto de las sanciones
privativas de libertad: en ellas es necesario que se haya cumplido “más de la mitad del
tiempo de duración de la sanción originalmente impuesta”. Esto, no solamente impone un
tiempo mínimo de cumplimiento, sino que además lo ancla en la pena contenida en la
sentencia condenatoria dictada tras el juicio oral. Por lo tanto, aunque haya operado una
sustitución de la sanción, el cálculo para que pueda decretarse la remisión debe hacerse
en base al tiempo de la sanción privativa de libertad original.

b).Cumplimiento de los objetivos pretendidos. Este requisito pone en el centro, la cuestión


de los fines de las penas y, en particular, su perspectiva al momento de la imposición de
la sanción. Por lo tanto, resulta atingente aquí las discusiones que allí se desarrollaron
precisando que los legisladores establecieron un baremo más exigente: no basta que la
decisión sea más favorable, se ha de acreditar que se lograron las finalidades
pretendidas. Esto, por un lado, destaca que en la remisión no se dio preferencia a las
finalidades preventivas especiales y, por otro, permite entender las exigencias de prueba
establecidas en la norma, en particular la obligación de contar con un informe favorable
del Servicio Nacional de Menores.

QUEBRANTAMIENTO DE CONDENA (art. 52)


La LRPA no estableció, un delito de quebrantamiento de condena fundado en el
incumplimiento, sino que una institución destinada al aseguramiento de la ejecución de la
condena, mediante la agravación de la pena que se ha incumplido o mediante la adición
de otra de extensión menor.

Requisitos del Quebrantamiento


En el Art.52 LRPA se pueden distinguir tres condiciones para que proceda la decisión
judicial de quebrantamiento: que se incumpla lo mandado por la sentencia, que dicho
incumplimiento sea grave (relevante) e imputable al adolescente.

a). Incumplimiento de la pena. El quebrantamiento supone el incumplimiento de lo que


manda la decisión jurisdiccional en la sanción impuesta. Esto que podemos llamar
“contenido punitivo” es lo quebrantable. A pesar de lo evidente que puede resultar lo
dicho, su consideración cobra importancia a propósito de la extensión, en sede
administrativa, de lo mandado en la sentencia, como ocurriría, por ejemplo, con el
acuerdo entre el delegado de libertad asistida y el adolescente para que éste participe en
un programa de capacitación laboral. Esta obligación, voluntariamente aceptada por el
condenado, no es parte del “contenido punitivo” de la sentencia, incluso si ella fuere
informada y “aprobada” por el tribunal pues, como el juez no tiene potestad de aumentar
los mandatos de la pena salvo en los casos de quebrantamiento, este tipo de aprobación
judicial excede sus competencias y no puede ser parte de la sanción. Por lo tanto, su
incumplimiento no puede dar lugar a un quebrantamiento.

b).Imputación del incumplimiento. La acción u omisión que constituye un incumplimiento


debe ser imputable al adolescente.

c).Gravedad. Lo primero es hacer notar que el proyecto de ley enviado por el Presidente
de la República al Congreso requería incumplimientos graves, reiterados e injustificados,
debiendo el juez ponderar según la gravedad del caso. No obstante, en el Senado “se
eliminó la exigencia de que el incumplimiento sea “grave, reiterado e injustificado”,
entregándose al juez la facultad de ponderar dicho incumplimiento”. De lo anterior no es
posible desprender que cualquier incumplimiento baste para declarar el quebrantamiento
pues, tal como quedó dicho en la discusión parlamentaria y, finalmente en el texto del
Art.52 LRPA, se quiso que el juez ponderara “según la gravedad del incumplimiento”.

La cuestión es cuándo un incumplimiento es grave, es decir, tiene gran relevancia o


importancia. Para ello es necesario esclarecer lo que se ha pretendido con la institución
del quebrantamiento. Como se ha dicho, la regulación de la LRPA no establece un delito
fundado en el incumplimiento de la sanción sino una regulación “para favorecer su
cumplimiento efectivo”. De esta manera, sea imponiendo una sanción adicional a la
“original” que se continua cumplimiento sea sustituyendo esta por otra más grave, el
mecanismo busca que se cumpla una sentencia que condenó al adolescente. Será grave
aquel incumplimiento que ponga en peligro el efectivo cumplimiento de la sentencia de
una manera tal que si continúa dicho comportamiento no habrá pena.

¿Cómo opera el quebrantamiento en la LRPA?


El Art.52 LRPA establece las consecuencias del quebrantamiento. Ellas se pueden
sintetizar en dos tipos: i) se da lugar a una sanción que reemplaza la quebrantada o ii) se
impone una pena que se adiciona a ella.

i). Sanción Reemplazante


En estos casos la sanción quebrantada es reemplazada por otra que llamaremos
reemplazante.

Extensión de la sanción reemplazante.


El Art.52 LRPA regula su extensión; no obstante, existe el riesgo de entender todos estos
tiempos como “la pena” del quebrantamiento. Para aclarar el asunto es importante
diferenciar dos tipos de regulaciones: una donde se establecen “tiempos máximos” y otra
en que imponen “tiempos equivalentes”.

Cuando se regulan tiempos máximos se indica el límite superior de un marco penal que
no tiene un mínimo. Por lo tanto, en estos casos el juez está facultado a imponer la
sanción reemplazante dentro de ese marco y podría, por ejemplo, imponerla por un
tiempo menor. En la situación de lo que se ha llamado “tiempos máximos” se encuentran:
el quebrantamiento de la multa, la reparación del daño, la prestación de servicios en
beneficio de la comunidad, la libertad asistida (sin incumplimiento reiterado), la internación
en régimen semicerrado si hay incumplimiento reiterado.

La otra forma de regular la extensión de la sanción reemplazante es estableciendo que


ella durará un tiempo equivalente a la quebrantada. En este caso la ley no dejó espacio
para una nueva ponderación judicial sino que, al contrario, pesó por sí misma los bienes
en juego considerando el tiempo ya cumplido. De esta forma, resolvió que el tiempo de la
sanción reemplazante es el que reste para cumplir la pena quebrantada. En otras
palabras, el tiempo de la condena se mantiene y sólo cambia la pena a cumplir. Por
ejemplo, si es declarado el quebrantamiento de la pena de libertad asistida especial de 2
años, habiéndose cumplido uno, la sanción de reemplazo será la internación en régimen
semicerrado por un año. En esta situación se encuentran el quebrantamiento de la
libertad asistida cuando se funda en incumplimientos reiterados y el incumplimiento de la
libertad asistida impuesta como sanción mixta.

ii) Sanción Adicional


En estos casos, el quebrantamiento de una sanción origina la imposición de una nueva
pena por un tiempo determinado. En otras palabras, la sanción quebrantada se sigue
cumpliendo junto con la nueva sanción adicional. Ocurre ello cuando se quebranta la
sanción de prohibición de conducir vehículos, de la libertad asistida e internación en
régimen semicerrado.

MAYORÍA DE EDAD Y TRASLADO A RECINTOS ADMINISTRADOS POR


GENDARMERÍA DE CHILE (art. 56)
Requisitos generales para el traslado a un recinto de Gendarmería
El artículo 56 LRPA establece la posibilidad que el juez de garantía pueda decretar el
traslado de un adolescente condenado que haya cumplido 18 años, desde un centro
cerrado de privación de libertad (Art.43 b) LRPA) a un recinto administrado por
Gendarmería de Chile, que el Reglamento llama “secciones juveniles”. Con lo dicho
quedan señaladas tres condiciones básicas para que opere esta potestad:

Solamente puede ejercerse respecto de quien ha cumplido 18 años;


Solamente si ese adolescente se encuentra cumpliendo una condena de internación
en régimen cerrado;
Solamente si lo ha decretado el Juez de Garantía.
Quien se encuentre en internación provisoria o en internación en un régimen semicerrado
no puede ser trasladado a un recinto de Gendarmería. Vinculado con lo mismo, la
internación provisoria decretada respecto de un mayor de edad solamente puede
cumplirse en un centro de internación provisoria, aunque la orden de ingreso se de siendo
mayor de edad.

Situaciones en que se permite el traslado del art. 56 LRPA


Se distinguen tres situaciones, dos de ellas vinculadas al tiempo de la sanción que queda
por cumplir y una relacionada con el comportamiento al interior del centro.

a). Situaciones vinculadas al tiempo de la sanción que queda por cumplir.


- Si al cumplir los 18 años quedan menos de 6 meses para cumplir la condena
“permanecerá en el centro de privación de libertad del Servicio Nacional de
Menores” (Art. 56 inc.2).
- Si al cumplir los 18 años quedan más de 6 meses para cumplir la condena, deberá
discutirse su permanencia en el recinto administrado por SENAME o su traslado a
uno regentado por GENCHI (Art. 56 inc.3).

¿Quién tiene la iniciativa para solicitar esta audiencia?


El art. 56 LRPA establece muy claramente que la discusión sobre el traslado se inicia con
la presentación del informe que haga SENAME (Art.56 inc.3) al tribunal. De esta manera,
los demás intervinientes si bien podrán exponer sus posiciones y antecedentes en la
audiencia, no parece posible entender que tengan iniciativa para generar esta audiencia.
El informe del SENAME tiene una regulación relativamente detallada. Destacan:
1) Debe enviarse al Juez de Garantía quien deberá comunicarlo a las partes
involucradas en el proceso. El proceso que se hace referencia es al de ejecución de la
sanción y, por lo tanto, las partes en el son los intervinientes de la ejecución señalados en
el Art.466 CPP (por remisión del Art.27 LRPA). El objetivo de este envío no es otro que la
posibilidad de controvertir o respaldar el informe y, en ese sentido, muestra claramente el
carácter contradictorio de la audiencia que deberá tener lugar.
2) Este informe debe ser fundado. Su criterio es el proceso de reinserción social y la
conveniencia para el joven del traslado, por lo tanto, es en esa perspectiva que ha de
fundar su informe: con argumentos vinculados con la participación del adolescente en los
distintos programas que se ofrecen y en las características del nuevo centro de
gendarmería al que se pide el traslado,
En cuanto al contenido del informe, el Art.60 del Reglamento plantea que deberá
considerar “especialmente los derechos y fines consagrados en los artículos 1°, 2°, 20 y
44 de la Ley Nº 20.084, así como el respeto del adolescente a la normativa disciplinaria de
este reglamento”.
3) El informe debe dar su opinión. A diferencia de otros informes regulados a
propósito de la ejecución, en este el SENAME debe dar su opinión sea pidiendo el
traslado sea solicitando la permanencia.
4) El informe debe evacuarse a lo menos 3 meses antes a la fecha de cumplimiento
de la mayoría de edad. No obstante, no es difícil imaginar que en ciertos casos esta
exigencia será imposible de cumplir, pues él supone un proceso de reinserción realizado
en un recinto administrado por SENAME, en base al cual se solicita la permanencia (en el
centro de SENAME) o el traslado (a Gendarmería).

b). Tercera causal de traslado.


- Si al cumplir los 18 años “sea declarado responsable de la comisión de un delito o
incumpla de manera grave el reglamento del centro poniendo en riesgo la vida e
integridad física de otras personas” (art. 56 inc. 7 LRPA).

Esta causal de traslado se vincula, como se dijo, con el comportamiento al interior


del centro y no con el tiempo que falte para cumplir la condena. Los supuestos son dos:
1. Ser declarado responsable de la comisión de un delito. Ello requiere una
sentencia condenatoria ejecutoriada, no bastando una decisión judicial de otro tipo como
podría ser la de internación provisoria; segundo, en tanto este supuesto se vincula con la
conducta dentro del centro, la comisión del hecho ha de haber ocurrido en su interior, no
siendo posible usar “cualquier sentencia condenatoria” como antecedente de un traslado.
2. Que el adolescente incumpla gravemente el reglamento arriesgando la vida o
integridad física de otras personas. El art. 60 del Reglamento dio una definición
reglamentaria al “incumplimiento grave del reglamento”, entendiendo por tal la comisión
de algunas de las infracciones graves que el mismo cuerpo señala. De esta manera, se
encontraran en un supuesto de traslado los declarados responsables de una infracción
grave que arriesgue la vida o integridad física de otras personas. Por lo tanto, no es
cualquier infracción grave sino que solamente aquellas que, en concreto, hayan producido
este peligro.

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