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—Nunca me has contado cómo fue que terminaste en este sitio. — Dijo
sentándose a la orilla de la cama y mirándome fijamente.
—Tenemos tiempo. Después de todo, aun nos quedan varios años mas aquí.
Y si, fue así como por fin por primera vez en los cuatro años que llevo aquí, por fin
me decidí a contarle a alguien mi historia…
La dirección a la que Juan había llegado, no parecía ser la correcta ¿Quién haría
un encargo desde un edificio abandonado? Era demasiado extraño, sin embargo,
se dirigió a el y sin pensarlo dos veces, entró.
El edificio consistía en varias habitaciones, seguidas una de otra.
Al final del pasillo, una habitación se encontraba iluminada, era la única en estarlo.
Esto le resultó extraño, más extraño aun que el hecho de recibir una llamada de
ese sitio.
Llegado ese punto, Juan empezó a experimentar una sensación de pánico y
medio, pero su curiosidad era tanta que fue hasta allá. Mientras más se acercaba,
podía distinguir ruidos procedentes de la habitación. Gemidos y algunos sollozos
era lo que escuchaba.
Se sobresaltó cuando al llegar, un joven se paro frente a él obstruyéndole el paso.
Juan se mostraba curioso por saber lo que había dentro de esa habitación y al ver
a otro joven, atado de pies y manos, una mordaza en la boza y con una expresión
de miedo en el rostro; se preocupo.
—Eso es algo que a ti no te importa. —respondió José acercándose cada vez más
a él.
Juan entendió y aseguró que nunca lo platicaría con nadie. Así fue como José
decidio contarle aquellos oscuros actos que llevaba acabo en aquel edificio.
Conforme el tiempo pasaba, Juan y Jose se hacian mas buenos amigos. O por lo
menos para Juan asi era. En ese tiempo, conoció mas sobre Jose y se enteró que
tenía una hermana cuyo nombre es Martha y lo mucho que en la quería.
¿Pero por que es importante ella en esta historia? Porque al final, todo lo ocurrido,
fue por ella.
Martha era joven muy bella, sociable, tenía 19 años y estaba cursando la
universidad.
Un día, estando en el campus, se acerco a un joven sentado en una de las bancas
de ahí, pregunto si podía sentarse junto a el puesto que era el único lugar que
había disponible.
—Hola ¿Cómo estás? —Pregunto Gerardo una vez que Martha se sentó a su
lado.
—Bien. —respondió ella sin más.
Hubo un pequeño silencio que rápido fue roto por él. Se notaba que quería
empezar una conversación con ella, hacerse amigo y quizá, solo quizá, llegar a
ser algo mas algún día.
Algo que él no sabía era que ella no quería empezar esa conversación y el
rechazo llego más pronto de lo que imagino.
—cállate.
—¿Qué paso?
—Un tipo que entendió otra cosa. Solo le dije si podía sentarme con él y ya creyó
que quería algo más.
—No empieces. —Le contesto Martha burlona y con esto dio terminada la
conversación.
Pasaban los días. Gerardo se encontraba con Martha todos los días en el campus.
al principio seguía molesto por su rechazo, pero comprendió que simplemente, ella
no era para él. Además, ella ya tenía a su enamorado.
Todo iba muy bien, pero las cosas se complicaron cuando Daniela le confesó algo
que cambiaría su amistad para siempre…
—No estoy bromeando, es en serio. Por eso me volví tu amiga, para estar más
cerca de ti y pasar más tiempo contigo. Me sentía mal por no decírtelo, por eso lo
hago ahora. Espero podamos seguir siendo amigas. —Intento tomar su mano,
pero Martha se alejo.
—No, no creo que podamos seguir siendo amigas, y mucho pienses que algo
mas.
—Pues ya lo hice, y antes de que te enteres por otra parte, Carlos ya es mi novio,
así que te voy a pedir que te alejes de mi.
Se alejo dejando a Daniela sola con su cólera. Haberla rechazado fue una mala
idea. Daniela tenia ciertos problemas de personalidad y el rechazo de Martha solo
los incrementaba. Intento acercarse a ella nuevamente, pero cada vez que lo
hacía, ella se alejaba cada vez mas y mas.
al ya no saber qué hacer, opto por la venganza. Contacto con Juan, el amigo de
José (hermano de Martha), sabía que vendía cierta clase de productos, así que
quien mejor que él para ayudarla.
—¿Qué necesitas de mi? —Pregunto Juan con una sonrisa al llegar con Daniela.
—Tengo algunos ácidos que sin duda hacen mucho daño a la piel.
Con esto dicho, Juan se fue y Daniela cumplió lo que dijo. varios días después la
policía llego a la escuela y se llevo a Juan. Lo interrogaron y este confeso todo,
incluso lo que José hacia.
Buscaron a José por todas partes, el también pagaría por todo lo que hizo.
Cuando por fin lo encontraron, lo juzgaron y lo condenaron a 20 años de cárcel al
igual que Juan.
José nunca supo que Juna estaba ahí por salvar a su hermana, y era mejor así.
Pero ¿Qué paso con Daniela? A ella la metieron en un hospital psiquiátrico luego
que intentara apuñalar a Martha y a su novio Carlos, y confesar que unas voces se
lo habían ordenado…
—…Y eso es todo, esa es la historia de cómo termine aquí. —Mi compañero me
miraba sorprendido.
Iba a continuar cuando José llego y dijo: —¿Entonces por eso estas aquí? Por
salvar a mi hermana.
—SI, bueno.
—Cierto, pero debiste hacerlo. Ahora me doy cuenta que si fuiste un buen amigo.
Después de eso, José y yo volvimos a ser los buenos amigos que alguna vez
fuimos. ahora nuestros días en prisión ya no serían tan grises.
Historia de Gerardo
¿Quién es Gerardo?
Esto le sirvió mucho cuando entro en la Universidad. pronto hizo amigo, muy
buenos a decir verdad.
Se mantenía ocupado, prestando atención a unos papeles que tenia frente a él,
que no noto cuando una joven se acercó.
No le gustaba que no le prestaran atención, así que y aun poco alterado, decidió
enfrentarla.
Durante los próximos días, Gerardo estuvo pensando en lo ocurrido ese día. Se
sentía mal por haberse portado así, por haber malinterpretado las cosa.
Gerardo decidió disculparse con sus amigos por si en algún momento se mostro
grosero con ellos y dijo algo que pudiera ofenderlos o lastimarlos.
Siguieron hablando hasta que llego la hora de que Gerardo debía entrar a clase.
Se despidieron y supuso que no la volvería a ver. Pero que equivocado estaba.
Al día siguiente, ella se volvió a acercar a él y al igual que la primera vez, comenzó
a hablar con él.
Pasado un mes. Gerardo noto que ella se interesaba en cierta forma, mas en el.
El empezó a sentir algo por ella debido a todo el rato que pasaban juntos.
Decidió confesarle sus sentimientos y esperar una respuesta positiva por parte de
ella.
Ese día, era el gran día.
Paso una semana y Gerardo no había asistido a clases. Eso era muy raro de él.
Todos comenzaron a especular y sacaron sus propias conclusiones. Pero la
verdad, era más triste aun.
Gerardo se había quitado la vida. Y nunca mas, volvería a sufrir por amor.
Historia de Juan
Una amiga de Juan, Daniel, le frecuentaba mucho para platicar y discutir cosas
que causaban gracia. En eso, ve que hay parejas juntas por todos los pasillos; era
demasiado raro e inusual encontrar a una persona sola, pero existía el caso y se
le notaba feliz. Hubo un momento fulminante donde sonaba la chicharra, donde
daban la entrada al segundo descanso, y coordinadamente, todas las mujeres que
tenían pareja, regañaban a más no poder, ocasionando peleas, gritos, uno que
otro golpe de los hombres, llanto y en el peor de los casos, sangre en el piso.
Con odio, amargura y desesperación, ese es mi día a día, aun no entiendo porque
estoy aquí ¿Qué es lo que hice mal? No lastime a nadie y aun así despierto todos
los días en monótonas paredes bracas.
Tic toc. Abren mi puerta como todos los días para mi paseo matutino, en contraste
con el interior del hospital y sus paredes blancas, este lugar parece casi alegre.
Observo a la gente, y sentada en un banco de hormigón hay una mujer llorando
mientras sus brazos los tiene como si acunara algo entre ellos, se balancea hacia
delante y atrás, mientras justo al lado de ella está un anciano gesticulando con sus
manos mientras dice palabras inteligibles.
Detrás de mí, siento la presencia de una persona que me pregunta ¿Cómo estas
hoy? ¿en qué piensas?. Todos los días viene y me hace las mismas preguntas. Le
respondería si yo supiera que realmente quisiera saberlo, así que como todos los
días, me quedo callada.
Tic toc. Sentada en un banco veo a una mujer, nunca antes la había visto, como
todos, parece que está sumergida en su mundo. En fin. Hoy es un día especial,
este día, es el día de visitas. No me molesta no arreglarme ya que no espero que
alguien me visite. Así que cuando llega y se para una enfermera en la salida que
da al patio y empieza gritar con una voz chillona e insoportable que todos los
"pacientes" se dirijan a la sala de visitas, ni siquiera me molesto en intentar
levantarme.
—Tu ¿no vas a entrar? —No sé como llego hasta donde estoy tan rápido. ¿Cómo
una persona tan obesa puede caminar tan rápido? —Me escucho preguntar—
Insolente—Grito la mujer roja como un tomate y me propicio una cachetada.
Escondida bajo un escritorio, escucho como unos pasos rápidos se dirigen hacia
mí, se detienen y escucho como se abre una puerta. Siento como rodean el
escritorio y se sientan. Así que espero, no sé cuánto tiempo llegue asiéndolo pero
cuando escucho que sus respiraciones se hacen cada vez más tranquilas, decido
salir, solo para encontrarme con una mosa cubierta con un uniforme azul y
bastante dormida.
Me quito mis tenis y saco un cordón de zapato que encontré debajo de mi colchón
y sujetándola con ambas manos, me situó detrás de ella y comienzo a asfixiarla.
Oscuridad.
Despierto en una habitación sin ventanas ni cama, y solo siento una pulsación
constante dentro de mi cabeza.
Historia de José
Tenía un hermana que quería y cuidaba mucho desde que eran pequeños. El solo
había vivido con su madre y su hermana, ya que él desde muy pequeño había
sufrido el abandono de su padre. Debido a eso el era muy reservado y callado, por
la falta que le había hecho una imagen paterna.
En su escuela era muy callado, casi no se pasaba con nadie la mayor parte del
tiempo se la pasaba leyendo o escuchando música, sin embargo el si tenía
amigos. Pero ninguno de ellos era muy cercano ya que los amigos que tenia,
ninguno lo llenaba realmente.
José tenía un socoro secreto. Cuando él era niño había sufrido, sus compañeros
siempre se habían burlado de él y le hacían bullying por ser tan callado siempre y
no relacionarse con los demás.
Cuando era niño estaba enamorado de una niña, el decidió confesarle su amor a
la niña pero esta lo rechazo, le dijo que no sentía nada por él y que lo único que le
podía ofrecer era su amistad. Un día se entero que era el cumpleaños de ella y los
amigos con los que más o menos se relacionaba le informaron que ella iba a dar
una fiesta para celebrar su cumpleaños. José no quería ir porque en la fiesta
estarían todos los que se burlaban de él. finalmente lo convencieron y se llego el
día de la fiesta y fue cuando llega ese lugar que pudo observar que en la casa que
era el lugar de la fiesta, estaba muy grande y había una alberca. Estuvo un
momento tranquilo pero después los compañeros que lo molestaban mucho se
burlaron de el preguntándole que hacia ahí, si era una persona antisocial. Se
burlaron de él, al extremo de empujarlo hacia la alberca, pero lo que ellos no
sabían, era que José no sabía nadar y se estaba ahogando. Otras personas que
estaban ahí, ayudaron a José a salir de ahí.
José a partir de ese día juro vengarse de todos los que lo habían molestado.
La primera vez que José llamo a Juan para comprarle ese tipo de productos, lo
hizo desde el edificio abandonado, esto a Juan se le hizo muy extraño que él
estuviera ahí tan tarde y se preguntaba que hacía. Poco después decidió contarle
su secreto a Juan y el juro no decirlo a nadie, pero al tiempo, descubrieron que
Juan vendía ese tipo de productos y fue llevado a prisión. Este delato a José y dijo
lo que hacía, el también fue capturado y encarcelado.
Un día en prisión
Rejas grises muy unidas, pasillos donde solo caben 2 personas, varios pisos con
escaleras de metal y pisos opacos sin pulir. Así era como perdí mi libertad en tan
poco tiempo, me levantaba a las 5 am a realizar calentamiento sin parar, en
lugares donde había vallas eléctricas y no te podías saltar por las púas y guardias
viéndote.
Mis padres solo podían verme 2 horas el día jueves y todos los demás días, era yo
con una grupo de reclusos drogadictos e impacientes, haciendo actividades,
tomando un baño a chorros de agua eyectada por una manguera y tirando su
mugre por la rejilla de los baños. La comida que me era servida, era de lo mas
insípida, fúnebre y parece que no me lleno ni la mitad del hambre que me daba.
¿Te has preguntado alguna vez como es la vida en la cárcel? ¿Cómo sería pasar
por lo menos 1 día ahí?
Bueno, muchas personas si, y lastimosamente, son las mismas que hoy en día
están cumpliendo una condena por asesinato, por robo a mano armada o por
cualquier otra cosa.
La vida diaria de un recluso quizá pueda parecer muy diferente a como muchos la
hemos imaginado alguna vez.
En cada pasillo, en cada rincón, cada día, hay una nueva disputa llevada a cabo.
Por cualquier cosa, que por que uno se metió en la fila del comedor, que por qué
no quiso compartir de su cigarrillo con otro, etc.
Ahí todos se conocen entre sí, y todos, te conocen a ti. Todos saben los secretos
de todos, sus historias, que los hace feliz y que los asecha por las noches.
No todos se llevan bien, y si lo hacen, siempre procuran tener cuidado. A unos los
disgustan unas cosas, y a otros, otras.
Pero hay algo que a todos hace feliz, lo que todos esperan con ansias y por lo
cual, procuran no meterse en peleas.
Ver a su familia.
nada los hace más felices que eso. Ver a su familia un día a la semana por un
lapso de dos horas. Para muchos podrá significar poco o parecer insignificante.
Pero para ellos, significa el mundo entero. Es lo que los mantiene cuerdos, con los
pies bien puestos en la tierra. Recordar que ahí afuera, hay alguien esperando por
su regreso.
Esas son las pequeñas cosas que hacen de la vida en prisión menos gris. Ver a
las madres abrazar a sus hijos. a las esposas besar y tomar de la mano a su
pareja, y a los hijos reír y contar sus historias con sus padres.
Juan tenía años sin probar el sabor de los labios de una dama, exactamente 4
años, no recordaba lo hermoso y perfecto que era el amor, la atracción, el deseo.
Era un día como cualquier otro, citaron a todos los internos para darle la
bienvenida, sí se podría llamar así, a una nueva guardia de seguridad, su nombre
era Rubí, era muy joven y bella, tenía 23 años, test blanca, cabello rubio y una
silueta casi perfecta.
Juan desde lejos observaba a Rubí, era una chica muy guapa, había que admitirlo,
Juan no pensaba mucho en ella, sólo que podría ser igual o peor de cretina que el
antiguo guardia, el día había terminado, había sido un poco diferente a los otros
pero ni más ni menos interesante.
Pasaron los días y Juan aún no podía superar lo que había pasado con Ruby, día
con día la pensaba más y no sólo pensaba sino que la quería para él.
Juan hecho a volar su imaginación, mientras veía Ruby pensaba en cuáles lugares
Ruby podría tener sus lunares más ocultos, soñaba en conocer cada uno de ellos,
sus pequeñas marcas, tocar con sus dedos cada rincón de su cuerpo, juntar sus
labios con los de ella y en un beso profundo llegar hasta el placer, quitar cada una
de sus prendas hasta dejarla como dios la trajo al mundo.
El sueño lo venció y éste se quedó dormido soñando una y mil cosas que podía
hacer con Ruby desde lo más romántico hasta lo más atrevido.
Pasaron días en los que Juan repitió la misma rutina nocturna, hasta que uno de
estos su celda se encontraba abierta, él salió sigilosamente de esta y mientras se
acercaba a Ruby está susurro su nombre, Juan un poco sorprendido se acercó
más y más hasta que rozo sus labios con los de esta chica, Ruby abrió los ojos y
lo vio ahí, dio un pequeño brinco y Juan se separó de ella, un poco temeroso Juan
decía –Perdón, perdón, Rubí callo a Juan diciendo un muy sutil -¡Shhhh!, este se
calló pero no dejaba de pensar que Ruby tenía un sabor de labios muy exquisito.
Rubí le dijo a Juan, ¿Crees que no me he dado cuenta la forma en que me miras?,
Juan se sorprendió y respondió nervioso, -Yo……, Rubí contestó -No digas nada
que yo he hecho lo mismo, este se quedó en shock cuando Ruby dijo eso, de
inmediato imagino que sus pequeños morbos podían hacerse realidad.
Pero él se viajó y viajó en su imaginación hasta que Ruby chasqueó los dedos y
éste volvió a la realidad, Ruby le tomó la mano y lo llevó hasta un pequeño cuarto
el cual no estaba muy bien aluzado, está le dijo, -Aquí todo lo que habías estado
imaginando. Juan se encontraba muy nervioso ya que no podía creer lo que
estaba pasando, al parecer sus pequeñas imaginaciones se harían realidad.
Juan y Ruby entraron en un beso profundo, más que parecer un beso lleno de
deseo era tan sutil y profundo que daba sensación de un enamoramiento, Ruby le
decía a Juan –Bésame, tócame, hazme tuya, seamos solo uno. Este sin más que
decir la hizo esclava de sus deseos más pervertidos, se convirtieron en una sola
pareja, el deseo se desbordaba totalmente, los besos era lo que sobraba, ese
pequeño cuarto había sido testigo de dos almas que se habían entregado
completamente entre sí. Esta acción se convirtió en una rutina.
Historia de Martha
Estar en este lugar es una tortura, cada minuto en el que estas aquí tienes que
estarte cuidando la espalda, nunca sabes con qué tipo de personas te puedes
topar. Las noches son obscuras y desgarradoras mientras la luz de la luna te
envuelve en un mato de obscuridad los días pasan igual, la misma rutina todos los
días, no le en encuentras propósito alguno a la vida, llega en un puno donde
piensas el ¿Por qué lo hice? ¿Por qué no tome otra alternativa? Pero solo te
queda eso, pensar, puesto que pasaras la mayor parte de tu vida aquí. En este
lugar que te quita el alma, sin nadie que te visite, algún familiar que te traiga
comida o algunas cobijas, solo estas tú y tienes que encontrar cada día un muy
buen motivo por el cual sobrevivir un día mas ya siendo tu decisión el si lo harás
por venganza o por salir totalmente renovada. A veces piensas si lo que hiciste fue
realmente malo como para solo recibir rechazos y miradas acusadoras como si
fueras la peor versión de la humanidad cuando haya afuera están los verdaderos
delincuentes que te roban y asesinan a la cara y en vez de estar e este mismo
lugar les dan el poder para seguir haciéndolo.
Un día en la cárcel.
Cuando llegamos lo primero que nos dijo un guardia es que dejáramos nuestras
mochilas en los asientos y que vaciáramos nuestros bolsillos. Nos explicaron
cómo estaba distribuida la cárcel y que en todo momento estaríamos seguros.
Entramos por una puerta metálica que perece bastante gruesa, lo primero que se
ve es el comedor junto a unas sillas bastantes sucias y los asientos se ven duros y
sin respaldo, hay dos hombres uno muy anciano y el otro solo es adulto y ambos
andan limpiando el piso y creo que son presos. Llegamos a un pasillo ancho y
largo donde a las orillas de este hay pequeñas celdas donde solo caben una
lintera y un pequeño inodoro al pasar estos hombres comienzan a decir una que
otra vulgaridad a mis compañeros mientras yo solo los veo. En una celda esta un
hombre llorando en posición fetal diciendo que el no hizo nada y que lo saquen de
ahí, que él no había hecho nada y comienza pedir perdón a dios, después de eso
llegamos a un cuarto lleno de comodidades y nos pidieron que nos sentáramos, un
guardia se sentó y comenzó a decirnos que el área por la que pasamos era la
designada para los delincuentes menores y nos dice también que tenemos el
derecho de hablar con un preso. De vuelta en el camión no pude evitar notar que
mis compañeros la pasaron bastante mal, cuando antes había burlas y gritos y
ahora solo hay silencio total.
UN DIA EN LA CARCEL
Los días aquí no son para nada buenos, a veces sufres tanto, que una persona
débil no desearía vivir más y preferiría acabar con su vida, ya luego estamos
nosotros los que somos fuertes y vivimos por algo o por alguien, en mi caso mi
familia, porque es lo más sagrado que tengo, antes los domingos no me gustaban
para nada, pero ahora se han convertido en mis días favoritos, los domingos
despierto a las 6 de la mañana, muy emocionado porque mi familia vendrá a
verme, al despertar tengo que acomodar el lugar donde duermo que por cierto no
es nada cómodo, a veces el clima es muy frío en este lugar, termino de acomodar
el lugar a las 6:30 aproximadamente, después tomamos una ducha para
despertarnos mejor y como no lo haremos si el agua está muy fría y no puedes
desperdiciar una sola gota de ella termino aproximadamente a las 7:00 a.m., aún
muy temprano para algunos, después vamos a tomar el desayuno pero no es
cualquier desayuno, ya que cualquiera es mejor que esto, a veces es atole el cual
parece engrudo y sabe igual, con frijoles que no tienen sabor, pero tengo que
asumir que el pan de hace tres días sabe bueno, aunque con hambre todo sabe
delicioso. Pasan y pasan las horas y finalmente llegan las 12 de mediodía me
llaman, y es ahí donde sé que nunca estaré solo, llegó a la mesa y veo a mi
hermana y a mi madre, ahí sentadas, nunca puedo evitar que las lágrimas
empiecen a caer, se lo feo que debe sentir mi madre al ver ahí a un hijo ellas me
abrazan y comienzan a platicarme lo mucho que me aman y lo mucho que me
extrañan, mi madre me alienta a seguir soportando cada día en la cárcel repleto
de asesinos, violadores, ladrones y otro tipo de delincuentes. Ellas me cuentan
que han vivido y yo les cuento cómo me siento, dos horas no bastan para
expresarnos completamente, pero como todo inicio tiene su final, la visita termina
y tengo que volver a la realidad, tengo que hacer limpieza junto con los otros reos
en ciertos lugares de la cárcel ,lo bueno de esto es que el día casi se acaba pero
no todo es así tranquilo, tienes que estar alerta porque existen reos que tienen
algunas armas las cuales pueden hasta quitarte la vida, se acaba el día y es la
hora de dormir, ahí doy gracias por el grandioso día, por poder ver a mi familia una
vez más y espero con ansias el domingo próximo esperando llegar.
DIALOGO
Preso 2: Soy Rocío, yo pues comencé una pelea por un simple enojo y aquí me
tienes.
Preso 2: Deduzco que no, a veces puede terminar mal y seguir aquí.
Preso 1: En eso tienes razón, pero en un lugar como éste, los problemas no es
algo que puedas evitar fácilmente.
Preso 2: Comprendo, pero jamás dije que los evitaría. Ahora dime y tú porque
estás aquí, que por Santa, no creo.
Preso 1: Pues de hecho nadie está aquí porque sea santo y referente a tu
pregunta incendió una iglesia carbonizando al sacerdote que se encontraba dentro
de ella y la verdad no me arrepiento, el muy idiota se lo merecía.
Preso 2: Tal parece que elegiste la mejor opción, pero no te da miedo un castigo
celestial, Ja..
Preso 2: Igual el infierno lo tenemos ganado ya no, que existe peor que esto, estar
toda tu vida aquí por defender tu honor
Preso 2: Creo que nos llevaremos bien, me alegra que sea arriba es lo más
cercano que estaré del cielo.
Preso 1: Como tú quieras, que yo prefiero ir al infierno
Preso 2: Habría que probarla, aunque puede que tengas razón, además con
hambre todo sabe bien.
Preso 1: sí, he deseado desahogarme desde hace tiempo y es por eso que lo
contaré, así que por favor no me juzgues ya que como yo tú también estás aquí.
Preso 1: Lo sé, pero uno nunca sabe y puedes llevarte muchas sorpresas
Preso 1: Alguna vez has sentido que una persona no se merece lo que tiene, yo sí
odiaba a ver cómo yo una persona que se esforzaba en su trabajo y daba todo de
sí tenía menos que él, él siempre con su familia tan perfecta, con sus hijos
perfectos y su esposa perfecta, los odiaba a todos, así que un día ya no pude más
y decidí tomar justicia, tomar lo que por esfuerzo me pertenecía y simplemente
decidí acabar con sus vidas.
Preso 1: Pues te equivocaste, nunca nada es lo que parece ser, tal vez tú eres
incluso peor que yo.
Preso 2: Totalmente de acuerdo.