Sei sulla pagina 1di 29

Historia

Los días en prisión nunca fueron fáciles.


Siempre tenía problemas y terminaba en pequeñas discusiones con otros
reclusos.
Por su parte, José se mantenía aislado del mundo a su alrededor y prefería evitar
los problemas.
Dejo de tener comunicación conmigo desde que ingresamos aquí. Y no lo culpo,
después de todo, fui yo quien lo delató y lo metió en este lugar de mierda.

Me encontraba en mi celda, acostado viendo al techo y pensando en todas


aquellas cosas que me condujeron hasta aquí y que fácilmente pude haber
evitado.

—¿En que piensas? —Preguntó mi compañero entrando a la celda que


compartíamos.

—Nada, solo, cosas. —Contesté sin más.

—¿Es sobre como llegaste aquí, verdad?

—¿De qué sirve mentirte si de todas maneras sabrás que no es verdad? —


Cuestioné en tono burlón.

—Nunca me has contado cómo fue que terminaste en este sitio. — Dijo
sentándose a la orilla de la cama y mirándome fijamente.

—Es una historia muy larga. —Le respondí incorporándome.

—Tenemos tiempo. Después de todo, aun nos quedan varios años mas aquí.

Y si, fue así como por fin por primera vez en los cuatro años que llevo aquí, por fin
me decidí a contarle a alguien mi historia…

La dirección a la que Juan había llegado, no parecía ser la correcta ¿Quién haría
un encargo desde un edificio abandonado? Era demasiado extraño, sin embargo,
se dirigió a el y sin pensarlo dos veces, entró.
El edificio consistía en varias habitaciones, seguidas una de otra.
Al final del pasillo, una habitación se encontraba iluminada, era la única en estarlo.
Esto le resultó extraño, más extraño aun que el hecho de recibir una llamada de
ese sitio.
Llegado ese punto, Juan empezó a experimentar una sensación de pánico y
medio, pero su curiosidad era tanta que fue hasta allá. Mientras más se acercaba,
podía distinguir ruidos procedentes de la habitación. Gemidos y algunos sollozos
era lo que escuchaba.
Se sobresaltó cuando al llegar, un joven se paro frente a él obstruyéndole el paso.

—¿Tienes lo que te encargué? —Le preguntó serio.

—¿Qué? Oh si, aquí esta.

—Perfecto ¿Cuánto te debo?

Juan se mostraba curioso por saber lo que había dentro de esa habitación y al ver
a otro joven, atado de pies y manos, una mordaza en la boza y con una expresión
de miedo en el rostro; se preocupo.

—¿Quién es él y porque esta así?

—Eso es algo que a ti no te importa. —respondió José acercándose cada vez más
a él.

—Claro que si me importa, es mi producto el que estas comprando y si piensas


usarlos con él, creo que tengo derecho a saberlo. Se mostró firme al decir eso, lo
cual sorprendió a José, quien tras pensarlo un poco, respondió: —Bien, te lo diré.
Pero si te atreves a decir una sola palabra a alguien sobre esto. Tu terminaras
igual que el.

Juan entendió y aseguró que nunca lo platicaría con nadie. Así fue como José
decidio contarle aquellos oscuros actos que llevaba acabo en aquel edificio.

Conforme el tiempo pasaba, Juan y Jose se hacian mas buenos amigos. O por lo
menos para Juan asi era. En ese tiempo, conoció mas sobre Jose y se enteró que
tenía una hermana cuyo nombre es Martha y lo mucho que en la quería.

¿Pero por que es importante ella en esta historia? Porque al final, todo lo ocurrido,
fue por ella.

Martha era joven muy bella, sociable, tenía 19 años y estaba cursando la
universidad.
Un día, estando en el campus, se acerco a un joven sentado en una de las bancas
de ahí, pregunto si podía sentarse junto a el puesto que era el único lugar que
había disponible.

—Hola ¿Cómo estás? —Pregunto Gerardo una vez que Martha se sentó a su
lado.
—Bien. —respondió ella sin más.

Hubo un pequeño silencio que rápido fue roto por él. Se notaba que quería
empezar una conversación con ella, hacerse amigo y quizá, solo quizá, llegar a
ser algo mas algún día.
Algo que él no sabía era que ella no quería empezar esa conversación y el
rechazo llego más pronto de lo que imagino.

—¿Por qué no me pones atención mientras te hablo? —Gerardo parecía ya un


poco irritado.

—¡¿Qué te pasa?! Yo solo te pregunte si podía sentarme aquí porque es el único


lugar disponible, no para que te pongas así.

Martha se levanto de su asiento, molesta por la actitud de el. Decidió marcharse y


dejarlo ahí, solo y con el corazón destrozado. Llego con su amiga que la esperaba
en la cafetería de la escuela. diana noto la cara que Martha traía y rápido supo
que se encontraba enojada.

—Parece que alguien no ha tenido un buen día.

—cállate.

—¿Qué paso?

—Un tipo que entendió otra cosa. Solo le dije si podía sentarme con él y ya creyó
que quería algo más.

—Vaya y ¿estaba guapo?

—No empieces. —Le contesto Martha burlona y con esto dio terminada la
conversación.

Entraron a la cafetera y se dispusieron a almorzar.

Pasaban los días. Gerardo se encontraba con Martha todos los días en el campus.
al principio seguía molesto por su rechazo, pero comprendió que simplemente, ella
no era para él. Además, ella ya tenía a su enamorado.

Todo iba muy bien, pero las cosas se complicaron cuando Daniela le confesó algo
que cambiaría su amistad para siempre…

—¿Martha? —Se acerco Daniela a ella.

—Oh, hola, Dani ¿Qué paso?

—Yo… tengo que decirte algo…


—Claro, dime.

Pasaron unos segundos antes de que Daniela hablara de nuevo.

—Estoy enamorada de ti. —Dijo por fin.

—Ay, Dani, como eres, ya no bromees. —Contesto Martha incrédula y algo


incomoda.

—No estoy bromeando, es en serio. Por eso me volví tu amiga, para estar más
cerca de ti y pasar más tiempo contigo. Me sentía mal por no decírtelo, por eso lo
hago ahora. Espero podamos seguir siendo amigas. —Intento tomar su mano,
pero Martha se alejo.

—No, no creo que podamos seguir siendo amigas, y mucho pienses que algo
mas.

—Pero, no puedes hacer esto. —Daniela comenzó a alterarse. —No a mí, no


puedes.

—Pues ya lo hice, y antes de que te enteres por otra parte, Carlos ya es mi novio,
así que te voy a pedir que te alejes de mi.

Se alejo dejando a Daniela sola con su cólera. Haberla rechazado fue una mala
idea. Daniela tenia ciertos problemas de personalidad y el rechazo de Martha solo
los incrementaba. Intento acercarse a ella nuevamente, pero cada vez que lo
hacía, ella se alejaba cada vez mas y mas.

al ya no saber qué hacer, opto por la venganza. Contacto con Juan, el amigo de
José (hermano de Martha), sabía que vendía cierta clase de productos, así que
quien mejor que él para ayudarla.

—¿Qué necesitas de mi? —Pregunto Juan con una sonrisa al llegar con Daniela.

—¿Tu qué crees? Productos.

—Tienes que ser mas especifica que eso.

—productos que causen mucho dolor, quemaduras, no sé, tu eres el experto.

—Tengo algunos ácidos que sin duda hacen mucho daño a la piel.

—Perfecto, justo lo que necesito. Martha se arrepentirá de haberme rechazado


así. —Esto último lo dijo en voz alta. Grave error.

—Espera ¿Martha? ¿La hermana de José?


—Si ¿Por qué?

—¿Piensas usarlos con ella? —Daniela asintió—Estas loca, yo no t ayudare a


hacerle daño a la hermana de mi amigo.

—Si no lo haces, me encargare de meterte en prisión. —Amenazo.

—haz lo que quieras, no me importa. Pero no pienso hacerle daño, no a ella.

Con esto dicho, Juan se fue y Daniela cumplió lo que dijo. varios días después la
policía llego a la escuela y se llevo a Juan. Lo interrogaron y este confeso todo,
incluso lo que José hacia.

Buscaron a José por todas partes, el también pagaría por todo lo que hizo.
Cuando por fin lo encontraron, lo juzgaron y lo condenaron a 20 años de cárcel al
igual que Juan.

José nunca supo que Juna estaba ahí por salvar a su hermana, y era mejor así.

Pero ¿Qué paso con Daniela? A ella la metieron en un hospital psiquiátrico luego
que intentara apuñalar a Martha y a su novio Carlos, y confesar que unas voces se
lo habían ordenado…

—…Y eso es todo, esa es la historia de cómo termine aquí. —Mi compañero me
miraba sorprendido.

—Vaya, tu sí que has vivido, pero…

Iba a continuar cuando José llego y dijo: —¿Entonces por eso estas aquí? Por
salvar a mi hermana.

Había escuchado todo.

—SI, bueno.

—¿Por qué nunca me lo dijiste?


—Por qué no lo creí necesario, después de todo eso no cambiaría nada. ya
estábamos aquí.

—Cierto, pero debiste hacerlo. Ahora me doy cuenta que si fuiste un buen amigo.

Después de eso, José y yo volvimos a ser los buenos amigos que alguna vez
fuimos. ahora nuestros días en prisión ya no serían tan grises.
Historia de Gerardo

¿Quién es Gerardo?

Gerardo es un muchacho con no poco mas de 19 años, a el le costaba ser


sociable, entablar una conversación con alguien. Pero con forme crecía, esa parte
de él, esa timidez, desapareció. Ahora era más comunicativo y no le costaba en
absoluto hablar con un desconocido.

Esto le sirvió mucho cuando entro en la Universidad. pronto hizo amigo, muy
buenos a decir verdad.

Pero había un problema: se tomaba demasiada confianza desde un principio y


siempre tendía a tomar las cosas de otra intención, en el sentido de que cuando
alguien era en cierta forma amable con él, lo tomaba como si esa persona quisiera
algo más de él, no solo una amistad o una charla amistosa. Nunca nadie se lo
había dicho y a el no le preocupaba saberlo.

Pero un día, eso cambiaria.

Gerardo se encontraba descansando en una banca del campus de la universidad.


Todos los demás estaban ocupados, no quedaba ningún lugar libre, salvo el que
estaba a su lado..

Se mantenía ocupado, prestando atención a unos papeles que tenia frente a él,
que no noto cuando una joven se acercó.

—Hola, disculpa ¿está ocupado?

—Hola, no, adelante.

El quito su mochila y la joven pudo sentarse. Ella se mostraba feliz, alegre y


además, amable. A Gerardo le pareció buena idea iniciar una conversación con
ella, así que le pregunto cómo se encontraba a lo que ella solo respondió con un
simple bien.

Gerardo noto la indiferencia de la joven, quien luego supo se llamaba Martha; y


esto no le gustó.

No le gustaba que no le prestaran atención, así que y aun poco alterado, decidió
enfrentarla.

—¿Por qué no me estas escuchando?

—¿Qué te pasa? Yo solo te pregunte si podía sentarme aquí ya que es el único


lugar disponible, tú fuiste quiso iniciar una conversación.
—Pero, yo creí..

—¿Qué? —Interrumpió Martha—¿Qué te hable porque me interese en ti? Estas


mal.

Y sin más, dejo a Gerardo ahí, solo.

Durante los próximos días, Gerardo estuvo pensando en lo ocurrido ese día. Se
sentía mal por haberse portado así, por haber malinterpretado las cosa.

¿Así era como lo veían los demás?

Todos los días se encontraba con Martha en el campus. Al principio se sentía


molesto con ella por su rechazo, quería que pagara por ello. Pero con el paso de
los días, esa sensación desapareció y comprendió que no valía la pena
obsesionarse con una persona que no era para él.

Al tiempo se entero que se encontraba en una relación y lejos de enfadarse, se


alegro. Se dijo que ella merecía ser feliz, que importa si no era con él.

Gerardo decidió disculparse con sus amigos por si en algún momento se mostro
grosero con ellos y dijo algo que pudiera ofenderlos o lastimarlos.

Se decidió, también, a no ilusionarse demasiado pronto con las personas y dedico


todo su tiempo a los estudios.

Un día, estando en la biblioteca, una muchacha se acerco a él y se sentó a su


lado, lo saludo y él le devolvió el saludo. No quería precipitarse a iniciar una
conversación por que cavia la posibilidad de que ella no lo quisiese, así que siguió
en lo que estaba. A los pocos segundos, ella comenzó a hacerle preguntas, a
inciar una conversación que él no quería empezar. Se dio cuenta que ella se
mostraba muy interesada en hablarle y saber más de él, lo cual le gusto.

Siguieron hablando hasta que llego la hora de que Gerardo debía entrar a clase.
Se despidieron y supuso que no la volvería a ver. Pero que equivocado estaba.

Al día siguiente, ella se volvió a acercar a él y al igual que la primera vez, comenzó
a hablar con él.

Pasado un mes. Gerardo noto que ella se interesaba en cierta forma, mas en el.

El empezó a sentir algo por ella debido a todo el rato que pasaban juntos.

Decidió confesarle sus sentimientos y esperar una respuesta positiva por parte de
ella.
Ese día, era el gran día.

La estaba esperando en la cafetería, donde normalmente se encontraban y


conversaban como dos buenos amigos. pasados unos 15 minutos, ella llego, se
saludaron y sin esperar un momento más, se confesó. Aquella declaración tomo
por sorpresa a la Joven, quien con todo el dolor de su corazón, le dijo la verdad.
Ella se había acercado a él, no por algún interés, si no porque era una tarea de su
carrera. tenía que escoger a una persona desconocida, hablar con ella por un mes
y hacer un perfil psicológico de esa persona al final. Tras esta explicación y tras
pronunciar un "Lo siento" salió de la cafetería dejando a Gerardo triste y enojado.
No sabía qué hacer, dos jóvenes lo habían rechazado. Sentía que no encontraría
jamás a alguien que lo quisiera.

Paso una semana y Gerardo no había asistido a clases. Eso era muy raro de él.
Todos comenzaron a especular y sacaron sus propias conclusiones. Pero la
verdad, era más triste aun.

Gerardo se había quitado la vida. Y nunca mas, volvería a sufrir por amor.
Historia de Juan

Juan, un joven que veía venir el porvenir de su familia, viviendo en la bancarrota,


en medio de una zona suburbana, poseía en una mano una carta que trataba el
embargo definitivo de su hogar, con al menos dos años de no haber pagado nada
de la deuda que tenía. Entonces, se vio que algo se tenía que hacer, pero
desafortunadamente, para él, la situación de encontrar un empleo era precaria y
no tener experiencia no le ayudaría a buscar la forma fácil de hacer dinero. Lo que
pasaba en ese tiempo era que existía la gente que tomaba el camino fácil y se
ahorcaban cuando no tenían otra solución a eso. Bien podían pensar: ¿Cual es el
motivo de que lo hagan así nomas? ¿No son amados? ¿Hicieron daño a alguien
que no lo merecía?

Juan, en su universidad, veía que había una cantidad exorbitante de gente y la


mitad de la gente que veía, tenían problemas emocionales severos y de alguna
forma buscaban dejar ir esa emoción. Algunas personas lo lograban, otras
necesitaban hacerse daño y el resto no soportaban y empezaron a desarrollar
vicios prematuros y traumáticos a largo plazo.

Una amiga de Juan, Daniel, le frecuentaba mucho para platicar y discutir cosas
que causaban gracia. En eso, ve que hay parejas juntas por todos los pasillos; era
demasiado raro e inusual encontrar a una persona sola, pero existía el caso y se
le notaba feliz. Hubo un momento fulminante donde sonaba la chicharra, donde
daban la entrada al segundo descanso, y coordinadamente, todas las mujeres que
tenían pareja, regañaban a más no poder, ocasionando peleas, gritos, uno que
otro golpe de los hombres, llanto y en el peor de los casos, sangre en el piso.

A Juan le parecía sorprendente apreciar tal sincronización negativa, y eso provoco


que le cayera el 20 en su cabeza. Por lo que vio, le dio la magnífica idea de
conseguir clientes que tuvieran una ruptura, y conseguía productos robados para
vender, haciendo que sus clientes se desahogaran y pudieran sentir un alivio
momentáneo. Era tan influyente que ya tenía una base con todo lo que poseía y
ya podía comprar productos así como mezclas peligrosas para todo aquel que las
ocupara utilizar. Así fue como Juan vendió sus productos.
Daniela en el hospital psiquiátrico

Con odio, amargura y desesperación, ese es mi día a día, aun no entiendo porque
estoy aquí ¿Qué es lo que hice mal? No lastime a nadie y aun así despierto todos
los días en monótonas paredes bracas.

Tic toc. Abren mi puerta como todos los días para mi paseo matutino, en contraste
con el interior del hospital y sus paredes blancas, este lugar parece casi alegre.
Observo a la gente, y sentada en un banco de hormigón hay una mujer llorando
mientras sus brazos los tiene como si acunara algo entre ellos, se balancea hacia
delante y atrás, mientras justo al lado de ella está un anciano gesticulando con sus
manos mientras dice palabras inteligibles.

Detrás de mí, siento la presencia de una persona que me pregunta ¿Cómo estas
hoy? ¿en qué piensas?. Todos los días viene y me hace las mismas preguntas. Le
respondería si yo supiera que realmente quisiera saberlo, así que como todos los
días, me quedo callada.

Dentro, después de las platicas en círculo, me regresan a mi habitación, me


recuesto en mi cama y alguien viene, por lo general una enfermera y se queda
viendo ahí en lo que me duermo.

Tic toc. Sentada en un banco veo a una mujer, nunca antes la había visto, como
todos, parece que está sumergida en su mundo. En fin. Hoy es un día especial,
este día, es el día de visitas. No me molesta no arreglarme ya que no espero que
alguien me visite. Así que cuando llega y se para una enfermera en la salida que
da al patio y empieza gritar con una voz chillona e insoportable que todos los
"pacientes" se dirijan a la sala de visitas, ni siquiera me molesto en intentar
levantarme.

—Tu ¿no vas a entrar? —No sé como llego hasta donde estoy tan rápido. ¿Cómo
una persona tan obesa puede caminar tan rápido? —Me escucho preguntar—
Insolente—Grito la mujer roja como un tomate y me propicio una cachetada.

Escondida bajo un escritorio, escucho como unos pasos rápidos se dirigen hacia
mí, se detienen y escucho como se abre una puerta. Siento como rodean el
escritorio y se sientan. Así que espero, no sé cuánto tiempo llegue asiéndolo pero
cuando escucho que sus respiraciones se hacen cada vez más tranquilas, decido
salir, solo para encontrarme con una mosa cubierta con un uniforme azul y
bastante dormida.

Me quito mis tenis y saco un cordón de zapato que encontré debajo de mi colchón
y sujetándola con ambas manos, me situó detrás de ella y comienzo a asfixiarla.
Oscuridad.

Despierto en una habitación sin ventanas ni cama, y solo siento una pulsación
constante dentro de mi cabeza.
Historia de José

José era un muchacho de 23 años que estudiaba en la universidad. Era un


muchacho alto, delgado, cabello negro, tez blanca. José desde que era pequeño
siempre había sido un muchacho muy solitario y callado, todo esto se debía a que
el en su infancia el había sufrido mucho.

Tenía un hermana que quería y cuidaba mucho desde que eran pequeños. El solo
había vivido con su madre y su hermana, ya que él desde muy pequeño había
sufrido el abandono de su padre. Debido a eso el era muy reservado y callado, por
la falta que le había hecho una imagen paterna.

En su escuela era muy callado, casi no se pasaba con nadie la mayor parte del
tiempo se la pasaba leyendo o escuchando música, sin embargo el si tenía
amigos. Pero ninguno de ellos era muy cercano ya que los amigos que tenia,
ninguno lo llenaba realmente.

José tenía un socoro secreto. Cuando él era niño había sufrido, sus compañeros
siempre se habían burlado de él y le hacían bullying por ser tan callado siempre y
no relacionarse con los demás.

Cuando era niño estaba enamorado de una niña, el decidió confesarle su amor a
la niña pero esta lo rechazo, le dijo que no sentía nada por él y que lo único que le
podía ofrecer era su amistad. Un día se entero que era el cumpleaños de ella y los
amigos con los que más o menos se relacionaba le informaron que ella iba a dar
una fiesta para celebrar su cumpleaños. José no quería ir porque en la fiesta
estarían todos los que se burlaban de él. finalmente lo convencieron y se llego el
día de la fiesta y fue cuando llega ese lugar que pudo observar que en la casa que
era el lugar de la fiesta, estaba muy grande y había una alberca. Estuvo un
momento tranquilo pero después los compañeros que lo molestaban mucho se
burlaron de el preguntándole que hacia ahí, si era una persona antisocial. Se
burlaron de él, al extremo de empujarlo hacia la alberca, pero lo que ellos no
sabían, era que José no sabía nadar y se estaba ahogando. Otras personas que
estaban ahí, ayudaron a José a salir de ahí.

José a partir de ese día juro vengarse de todos los que lo habían molestado.

Encontró un edificio abandonado y decidió secuestrar y torturar a todos los que


una vez se habían burlado de él. Decidió torturarlos con diferentes ácidos los
cuales les hacían sufrir mucho a sus víctimas. Esos ácidos los obtenía de un
muchacho llamado Juan, el vendía ese tipo de productos y los suave en sí mismo.

La primera vez que José llamo a Juan para comprarle ese tipo de productos, lo
hizo desde el edificio abandonado, esto a Juan se le hizo muy extraño que él
estuviera ahí tan tarde y se preguntaba que hacía. Poco después decidió contarle
su secreto a Juan y el juro no decirlo a nadie, pero al tiempo, descubrieron que
Juan vendía ese tipo de productos y fue llevado a prisión. Este delato a José y dijo
lo que hacía, el también fue capturado y encarcelado.
Un día en prisión

Rejas grises muy unidas, pasillos donde solo caben 2 personas, varios pisos con
escaleras de metal y pisos opacos sin pulir. Así era como perdí mi libertad en tan
poco tiempo, me levantaba a las 5 am a realizar calentamiento sin parar, en
lugares donde había vallas eléctricas y no te podías saltar por las púas y guardias
viéndote.

Mis padres solo podían verme 2 horas el día jueves y todos los demás días, era yo
con una grupo de reclusos drogadictos e impacientes, haciendo actividades,
tomando un baño a chorros de agua eyectada por una manguera y tirando su
mugre por la rejilla de los baños. La comida que me era servida, era de lo mas
insípida, fúnebre y parece que no me lleno ni la mitad del hambre que me daba.

Seguía en camino a mi celda compartida, donde un chico podía perderlo todo, y a


su vez, quedarse con lo mínimo y un poco más. No todos los días era lo mismo,
los lunes y miércoles nos llevaban a recoger basura de empresas, traer cantidades
significativas de material para construcción y existía mucho mal hablado y quejas
de todos.
Un día en prisión.

¿Te has preguntado alguna vez como es la vida en la cárcel? ¿Cómo sería pasar
por lo menos 1 día ahí?

Bueno, muchas personas si, y lastimosamente, son las mismas que hoy en día
están cumpliendo una condena por asesinato, por robo a mano armada o por
cualquier otra cosa.

La vida diaria de un recluso quizá pueda parecer muy diferente a como muchos la
hemos imaginado alguna vez.

En cada pasillo, en cada rincón, cada día, hay una nueva disputa llevada a cabo.
Por cualquier cosa, que por que uno se metió en la fila del comedor, que por qué
no quiso compartir de su cigarrillo con otro, etc.

Ahí todos se conocen entre sí, y todos, te conocen a ti. Todos saben los secretos
de todos, sus historias, que los hace feliz y que los asecha por las noches.

No todos se llevan bien, y si lo hacen, siempre procuran tener cuidado. A unos los
disgustan unas cosas, y a otros, otras.

Pero hay algo que a todos hace feliz, lo que todos esperan con ansias y por lo
cual, procuran no meterse en peleas.

Ver a su familia.

nada los hace más felices que eso. Ver a su familia un día a la semana por un
lapso de dos horas. Para muchos podrá significar poco o parecer insignificante.
Pero para ellos, significa el mundo entero. Es lo que los mantiene cuerdos, con los
pies bien puestos en la tierra. Recordar que ahí afuera, hay alguien esperando por
su regreso.

Esas son las pequeñas cosas que hacen de la vida en prisión menos gris. Ver a
las madres abrazar a sus hijos. a las esposas besar y tomar de la mano a su
pareja, y a los hijos reír y contar sus historias con sus padres.

Es lindos. Es bueno ver un poco de alegría y de sonrisas en un lugar tan oscuro y


frio como lo es la cárcel.
JUAN Y LA GUARDIA DE SEGURIDAD

Juan tenía años sin probar el sabor de los labios de una dama, exactamente 4
años, no recordaba lo hermoso y perfecto que era el amor, la atracción, el deseo.

Era un día como cualquier otro, citaron a todos los internos para darle la
bienvenida, sí se podría llamar así, a una nueva guardia de seguridad, su nombre
era Rubí, era muy joven y bella, tenía 23 años, test blanca, cabello rubio y una
silueta casi perfecta.

Llegó la hora de conocer a la nueva guardia, Juan se encontraba en su celda junto


con otros reclusos, los cuales no paraban de hablar de la nueva guardia, uno de
ellos mencionó: -La vi cuando venía del comedor, ¡Wow!, es perfecta. Juan solo
oía mientras pensaba en otras cosas, cuando un voz fuerte grito – ¡VAMOS
TODOS AFUERA!, Juan salió de su celda y se formó hasta la parte de atrás
donde nadie lo pudiera observar, comenzó la bienvenida y el jefe del
departamento de seguridad decía: -Es esta la nueva guardia, su nombre Rubí,
para todos ustedes mediocres, ella su jefa recuerden bien eso prisioneros.

Juan desde lejos observaba a Rubí, era una chica muy guapa, había que admitirlo,
Juan no pensaba mucho en ella, sólo que podría ser igual o peor de cretina que el
antiguo guardia, el día había terminado, había sido un poco diferente a los otros
pero ni más ni menos interesante.

Al día siguiente Ruby se encargó de despertar a cada recluso a las 6 de la


mañana, al llegar a la celda de Juan, ella dijo -Anda recluso es hora de despertar,
este sin más abrió los ojos mientras su mente pensaba que dulce voz, Juan
decidió levantarse, su compañero y él comenzaron a charlar, él hablaba sobre los
pequeños cosquilleos que sintió al escuchar la voz de Rubí, su compañero sólo
reía y se burlaba de él, como era posible que la guardia de seguridad le causará
cosquilleos, él entró en razón y pensó que todo había sido porque él tenía años sin
escuchar la voz de una mujer hablándole de esa manera.
A la hora del almuerzo Juan se encontró a Rubí en el pasillo de las celdas, -¿Tú
qué haces aquí?, preguntó Ruby, Juan contestó nervioso, -
¡Emmmm…..simplemente….yo….estaba!, Rubí se percató del nerviosismo de
Juan, mientras ella se acercaba le susurró al oído, -Tranquilo no pasa nada, este
sólo se quedó ahí parado mientras se le erizaba la piel, Ruby se fue sin más que
decir, por la cabeza de Juan solo rondaba la voz de Ruby él volvió a la celda pero
no comento nada a nadie.

Pasaron los días y Juan aún no podía superar lo que había pasado con Ruby, día
con día la pensaba más y no sólo pensaba sino que la quería para él.

Eran las 10 de la noche aproximadamente, todos los reclusos se encontraban


dormidos, excepto Juan, así que esté observaba de lejos a Rubí mientras está
dormía en la silla del escritorio.

Juan hecho a volar su imaginación, mientras veía Ruby pensaba en cuáles lugares
Ruby podría tener sus lunares más ocultos, soñaba en conocer cada uno de ellos,
sus pequeñas marcas, tocar con sus dedos cada rincón de su cuerpo, juntar sus
labios con los de ella y en un beso profundo llegar hasta el placer, quitar cada una
de sus prendas hasta dejarla como dios la trajo al mundo.

El sueño lo venció y éste se quedó dormido soñando una y mil cosas que podía
hacer con Ruby desde lo más romántico hasta lo más atrevido.

Pasaron días en los que Juan repitió la misma rutina nocturna, hasta que uno de
estos su celda se encontraba abierta, él salió sigilosamente de esta y mientras se
acercaba a Ruby está susurro su nombre, Juan un poco sorprendido se acercó
más y más hasta que rozo sus labios con los de esta chica, Ruby abrió los ojos y
lo vio ahí, dio un pequeño brinco y Juan se separó de ella, un poco temeroso Juan
decía –Perdón, perdón, Rubí callo a Juan diciendo un muy sutil -¡Shhhh!, este se
calló pero no dejaba de pensar que Ruby tenía un sabor de labios muy exquisito.

Rubí le dijo a Juan, ¿Crees que no me he dado cuenta la forma en que me miras?,
Juan se sorprendió y respondió nervioso, -Yo……, Rubí contestó -No digas nada
que yo he hecho lo mismo, este se quedó en shock cuando Ruby dijo eso, de
inmediato imagino que sus pequeños morbos podían hacerse realidad.

Se imagino cómo sería tocar la piel de Ruby y causarle un agradable y deseable


sensación en ella, escucha repetir su nombre una y otra vez con esa voz
desbordante de pasión y de ternura, descubrir su marca más oculta en su piel,
observar caer cada prenda que está portada.

Pero él se viajó y viajó en su imaginación hasta que Ruby chasqueó los dedos y
éste volvió a la realidad, Ruby le tomó la mano y lo llevó hasta un pequeño cuarto
el cual no estaba muy bien aluzado, está le dijo, -Aquí todo lo que habías estado
imaginando. Juan se encontraba muy nervioso ya que no podía creer lo que
estaba pasando, al parecer sus pequeñas imaginaciones se harían realidad.

Juan y Ruby entraron en un beso profundo, más que parecer un beso lleno de
deseo era tan sutil y profundo que daba sensación de un enamoramiento, Ruby le
decía a Juan –Bésame, tócame, hazme tuya, seamos solo uno. Este sin más que
decir la hizo esclava de sus deseos más pervertidos, se convirtieron en una sola
pareja, el deseo se desbordaba totalmente, los besos era lo que sobraba, ese
pequeño cuarto había sido testigo de dos almas que se habían entregado
completamente entre sí. Esta acción se convirtió en una rutina.
Historia de Martha

Yo siempre había decidido encontrar el amor verdadero de una persona, no me


importaba ni la posición social ni la económica solo quería una relación basada en
respeto y cariño, donde los detalles importantes fueran cartas escritas a mano,
poemas con dedicatorias o serenatas en un día especial. Pero la vida se encarga
de ponernos duros obstáculos, el solo estar conviviendo con mi hermano me aleja
de los demás, era demasiado sobreprotector y en cierta forma mi deseo de querer
probar cosas nuevas me llevo a cometer de los que ahora me arrepiento
totalmente. Un día mi hermano salió a hacer pendientes importantes según él y yo
aproveche para escaparme e irme a un antro con mis amigas, ya estando ahí
realmente el ambiente no me agradaba, no era el indicado para mi pero ya estaba
ahí así que no me quedaba de otra más que ver como todos bailaban mientras yo
estaba sentada en la mesa junto a mi bebida. De un momento a otro por inercia
volteé hacia la entrada del lugar y lo primero que vi fue a un hombre que
realmente provocaba un gran impacto en mi por un segundo nuestras miradas se
cruzaron pero decidí volver mi vista hacia la pisa. Momentos más tarde llega el
mesero con una nueva bebida y una nota pequeña y sin decir más se fue
dejándome eso sobre la mesa. “intensa mirada, bonita, espero y estés disfrutando
la noche tanto como yo lo he comenzado a hacer” valla eso me dejo sin habla no
estaba de más el imaginar quien lo había mandado, pero una vez más decidí
ignorarlo no estaba de humor. Llegando la hora de irnos resulta que no había
caído en cuenta de quién me llevaría de regreso ya que mis amigas se
encontraban en muy mal estado y si no regresaba en menos de una hora no sabía
de que sería capaz mi hermano. Decidí tomar un taxi y mientras esperaba alguien
se sentó a mi lado, ni más ni menos que el chico de mirada intensa – soy Carlos-
se presenta – Martha- respondí sin sabes que decir por lo que el comienza a sacar
tema de conversación y no le vi nada de malo así se me pasaría más rápido la
espera. Al momento de marcharme intercambiamos números y me despedí
realmente quede demasiado impactada jamás pensé que fuera una persona tan
interesante y educado sin perder el toque joven. Al llegar a casa por suerte mi
hermano aún no había llegado y me dirigí a dormir. Pasaron los días y nuestras
conversaciones eran largas y divertidas, hablábamos de todo pero sabía que entre
el y yo no podía haber nada porque él era uno de los más grandes empresarios y
yo solo una simple estudiante de universidad con solo sueños por delante. Por
otro lado estaba mi amiga Daniela, la cual se molestaba cada vez que le hablaba
de el y yo no sabía ni porque, solo decía que el no me convenía y que no me
quería para algo serio solo para pasar el rato. Pero yo solo la escuchaba él era
todo lo que yo deseaba era amable, educado, caballeroso, respetuoso, romántico,
caballeroso y totalmente inalcanzable para mí, no entendía porque Daniela hacia
asta lo imposible por verme lejos de el hasta que un día los escuche a ella y a
Gerardo amigo de mi hermano el cual no disimulaba que estaba clavado conmigo,
pero jama me llamo la atención no era alguien de mi agrado. Puede escuchar la
conversación en donde el le decía que no porque ella estuviera enamorada de mí
el dejaría intentar algo conmigo pero que se unirían para alejarme de Carlos.
Quede impactada, no podía procesarlo del todo y para terminar mal el día José ya
sabía lo de Carlos y estaba hecho una furia, ¿ qué más podría pasar?.
Un día en prisión

Estar en este lugar es una tortura, cada minuto en el que estas aquí tienes que
estarte cuidando la espalda, nunca sabes con qué tipo de personas te puedes
topar. Las noches son obscuras y desgarradoras mientras la luz de la luna te
envuelve en un mato de obscuridad los días pasan igual, la misma rutina todos los
días, no le en encuentras propósito alguno a la vida, llega en un puno donde
piensas el ¿Por qué lo hice? ¿Por qué no tome otra alternativa? Pero solo te
queda eso, pensar, puesto que pasaras la mayor parte de tu vida aquí. En este
lugar que te quita el alma, sin nadie que te visite, algún familiar que te traiga
comida o algunas cobijas, solo estas tú y tienes que encontrar cada día un muy
buen motivo por el cual sobrevivir un día mas ya siendo tu decisión el si lo harás
por venganza o por salir totalmente renovada. A veces piensas si lo que hiciste fue
realmente malo como para solo recibir rechazos y miradas acusadoras como si
fueras la peor versión de la humanidad cuando haya afuera están los verdaderos
delincuentes que te roban y asesinan a la cara y en vez de estar e este mismo
lugar les dan el poder para seguir haciéndolo.
Un día en la cárcel.

Este era un día común en la cárcel, yo estaba entrando a mi celda para


recostarme en mi cama, en eso mi compañero con el que compartía la celda.
Llama Javier entra después de mí y me dice “David, deja de ser un flojo y
ayúdame con la cama” “déjame en paz Javier, necesito descansar y olvidarme del
infierno que ha sido mi vida en este lugar y los motivos que me conducen aquí” por
lo que él le contesto “ este ya no es mi problema, a mí me metieron por golpear un
inútil bueno para nada que no se lo merece, me caía horriblemente mal” “y
entonces, si no se lo merecía ¿Cuál fue el motivo de que lo golpearas? “era un
cretino que prostituía niñas, y les metía drogas. Y simplemente me dio la gana de
estrellas su cabeza al muro. “¡que bruco eres! Y ¿Cómo es que te diste cuenta de
lo que hacía él? “porque frecuentaba esos lugares y sacaba dinero de eso”, “ a
ver, ¿Cómo es que sacabas dinero de eso?” ¿Acaso también eras su cómplice?
“para nada, yo solo era el cobrador” ¿ a qué te refieres? “el dueño me debía rentas
por piso y local ““amigo, si nomas eras el cobrador, ¿porque decidiste meterte en
este lio al momento de golpearlo?”.” Me dio coraje y lo más probable es que me
habrían matado si no volvía con el dinero”.
La vida en la cárcel

Ser un delincuente es patológico, hereditario o porque eres de color?, estas fueron


las primeras preguntas que yo, un estudiante se hizo, este día en la clase en la
que asistió esta calendarizado un viaje escolar a una institución, no sé porque los
maestros o el director decidió que sería de provecho o beneficioso el que los
alumnos de secundaria visitaran una cárcel. Sentado en el asiento del camión veo
por la ventana como este espacio cada vez se acerca más, escucho conversar a
mis compañeros que algunos tienen familiares ahí u otros en tonos burlescos con
que a ellos nunca los atraparían si cometieran un delito.

Cuando llegamos lo primero que nos dijo un guardia es que dejáramos nuestras
mochilas en los asientos y que vaciáramos nuestros bolsillos. Nos explicaron
cómo estaba distribuida la cárcel y que en todo momento estaríamos seguros.
Entramos por una puerta metálica que perece bastante gruesa, lo primero que se
ve es el comedor junto a unas sillas bastantes sucias y los asientos se ven duros y
sin respaldo, hay dos hombres uno muy anciano y el otro solo es adulto y ambos
andan limpiando el piso y creo que son presos. Llegamos a un pasillo ancho y
largo donde a las orillas de este hay pequeñas celdas donde solo caben una
lintera y un pequeño inodoro al pasar estos hombres comienzan a decir una que
otra vulgaridad a mis compañeros mientras yo solo los veo. En una celda esta un
hombre llorando en posición fetal diciendo que el no hizo nada y que lo saquen de
ahí, que él no había hecho nada y comienza pedir perdón a dios, después de eso
llegamos a un cuarto lleno de comodidades y nos pidieron que nos sentáramos, un
guardia se sentó y comenzó a decirnos que el área por la que pasamos era la
designada para los delincuentes menores y nos dice también que tenemos el
derecho de hablar con un preso. De vuelta en el camión no pude evitar notar que
mis compañeros la pasaron bastante mal, cuando antes había burlas y gritos y
ahora solo hay silencio total.
UN DIA EN LA CARCEL

Alejandro es un hombre que llevaba tres años en prisión, su comportamiento en la


prisión era la de un hombre tranquilo, no le gustaba meterse en problemas para
evitar los castigos de la cárcel, un domingo a las 12 del día a la mamá de
Alejandro fue a prisión a visitarlo, el guardia de la cárcel fue directo a la celda de
Alejandro para informarle que su madre lo estaba esperando en el área de visitas,
el guardia llevó directamente a Alejandro con su mamá, el al ver a su madre corrió
a abrazarla -te he extrañado mucho hijo, aun no me acostumbro a la idea de que
estés en este lugar, dijo su madre, Alejandro le respondió -Yo también te he
extrañado madre, estos tres años en prisión han sido el infierno, como quisiera
regresar el tiempo a aquella noche, evitar aquella discusión con mi esposa, el
motivo por el que Alejandro estaba en prisión es porque su esposa había
descubierto que él le era infiel y habían discutido porque ella lo quería dejar, tras
esa discusión, Alejandro se fue enojado de la casa a tomar a un bar, totalmente
ebrio, Alejandro condujo su carro a toda velocidad y en medio de la noche
atropelló un hombre y lo mató, unas personas lo vieron y lo delataron y fue
condenado a 15 años de prisión. Y dime madre a qué debo tu visita hoy, a lo que
su madre respondió -Ay hijo vengo a traerte una mala noticia que me pesa en el
alma decirte yo quisiera tenerte buenas cosas pero hoy es todo lo contrario. -Dime
madre, -Vengo a decirte que hoy tu esposa y tu hijo fueron a visitarme a la casa y
me pidió tu esposa que te diera un recado, me dijo que no podía perdonarte todo
lo sucedido, que le era difícil olvidarlo y que se iría a vivir a otro país, donde le
ofrecieron una buena oportunidad de trabajo, me pidió que la despidiera. Alejandro
se soltó llorando por el hecho de que no volvería a ver a su hijo en mucho tiempo,
yo la entiendo madre, entiendo que ella no me pueda ver, ni perdonar, me duele
en el alma que en mucho tiempo no veré a mi hijo, pero cuando salga de este
lugar lo buscaré para recuperar su cariño y el tiempo perdido, a partir de ese
momento su madre iba todos los domingos a visitar a Alejandro y a contarle las
cosas que le pasaban en su vida.
UN DIA EN LA CARCEL

Los días aquí no son para nada buenos, a veces sufres tanto, que una persona
débil no desearía vivir más y preferiría acabar con su vida, ya luego estamos
nosotros los que somos fuertes y vivimos por algo o por alguien, en mi caso mi
familia, porque es lo más sagrado que tengo, antes los domingos no me gustaban
para nada, pero ahora se han convertido en mis días favoritos, los domingos
despierto a las 6 de la mañana, muy emocionado porque mi familia vendrá a
verme, al despertar tengo que acomodar el lugar donde duermo que por cierto no
es nada cómodo, a veces el clima es muy frío en este lugar, termino de acomodar
el lugar a las 6:30 aproximadamente, después tomamos una ducha para
despertarnos mejor y como no lo haremos si el agua está muy fría y no puedes
desperdiciar una sola gota de ella termino aproximadamente a las 7:00 a.m., aún
muy temprano para algunos, después vamos a tomar el desayuno pero no es
cualquier desayuno, ya que cualquiera es mejor que esto, a veces es atole el cual
parece engrudo y sabe igual, con frijoles que no tienen sabor, pero tengo que
asumir que el pan de hace tres días sabe bueno, aunque con hambre todo sabe
delicioso. Pasan y pasan las horas y finalmente llegan las 12 de mediodía me
llaman, y es ahí donde sé que nunca estaré solo, llegó a la mesa y veo a mi
hermana y a mi madre, ahí sentadas, nunca puedo evitar que las lágrimas
empiecen a caer, se lo feo que debe sentir mi madre al ver ahí a un hijo ellas me
abrazan y comienzan a platicarme lo mucho que me aman y lo mucho que me
extrañan, mi madre me alienta a seguir soportando cada día en la cárcel repleto
de asesinos, violadores, ladrones y otro tipo de delincuentes. Ellas me cuentan
que han vivido y yo les cuento cómo me siento, dos horas no bastan para
expresarnos completamente, pero como todo inicio tiene su final, la visita termina
y tengo que volver a la realidad, tengo que hacer limpieza junto con los otros reos
en ciertos lugares de la cárcel ,lo bueno de esto es que el día casi se acaba pero
no todo es así tranquilo, tienes que estar alerta porque existen reos que tienen
algunas armas las cuales pueden hasta quitarte la vida, se acaba el día y es la
hora de dormir, ahí doy gracias por el grandioso día, por poder ver a mi familia una
vez más y espero con ansias el domingo próximo esperando llegar.

DIALOGO

Preso 1: Y tu ¿Quién eres, porque estás aquí?

Preso 2: Soy Rocío, yo pues comencé una pelea por un simple enojo y aquí me
tienes.

Preso 1: Vaya, Entonces no convendría que alguien se metiera contigo.

Preso 2: Deduzco que no, a veces puede terminar mal y seguir aquí.

Preso 1: En eso tienes razón, pero en un lugar como éste, los problemas no es
algo que puedas evitar fácilmente.

Preso 2: Comprendo, pero jamás dije que los evitaría. Ahora dime y tú porque
estás aquí, que por Santa, no creo.

Preso 1: Pues de hecho nadie está aquí porque sea santo y referente a tu
pregunta incendió una iglesia carbonizando al sacerdote que se encontraba dentro
de ella y la verdad no me arrepiento, el muy idiota se lo merecía.

Preso 2: Tal parece que elegiste la mejor opción, pero no te da miedo un castigo
celestial, Ja..

Preso 1: A mí eso me importa un carajo, si voy al infierno o voy al cielo me da


igual.

Preso 2: Igual el infierno lo tenemos ganado ya no, que existe peor que esto, estar
toda tu vida aquí por defender tu honor

Preso 1: Otra cosa más en la que estamos de acuerdo, tu cama es la de arriba.

Preso 2: Creo que nos llevaremos bien, me alegra que sea arriba es lo más
cercano que estaré del cielo.
Preso 1: Como tú quieras, que yo prefiero ir al infierno

Preso 2: Tú no das ninguna y dime qué es lo que más te gusta de aquí.

Preso 1: Sinceramente la comida y mucho más los fines de semana, no es la


mejor del mundo, pero al menos tiene sabor.

Preso 2: Habría que probarla, aunque puede que tengas razón, además con
hambre todo sabe bien.

Preso 1: La comida que te gustará serán los fideos con albóndigas


DIALOGO

Preso 1: Y tú ¿Porque estás aquí?

Preso 2: En la vida he cometido muchos errores de los cuales no quisiera hablar


Pero supongo que tú si me quieres contar.

Preso 1: sí, he deseado desahogarme desde hace tiempo y es por eso que lo
contaré, así que por favor no me juzgues ya que como yo tú también estás aquí.

Preso 2: Entiendo, pero no comparto tus razones.

Preso 1: Lo sé, pero uno nunca sabe y puedes llevarte muchas sorpresas

Preso 2: Pues qué esperas cuenta tu historia ya que no me moveré de aquí


durante un largo tiempo.

Preso 1: Alguna vez has sentido que una persona no se merece lo que tiene, yo sí
odiaba a ver cómo yo una persona que se esforzaba en su trabajo y daba todo de
sí tenía menos que él, él siempre con su familia tan perfecta, con sus hijos
perfectos y su esposa perfecta, los odiaba a todos, así que un día ya no pude más
y decidí tomar justicia, tomar lo que por esfuerzo me pertenecía y simplemente
decidí acabar con sus vidas.

Preso 2: Y, ¿Te arrepientes?

Preso 1: En parte sí ya, que de no haberlo hecho no estaría aquí

Preso 2: Realmente me dejó sorprendido, no aparentas ser ese tipo de persona,


porque yo te imaginaba más como un ladrón.

Preso 1: Pues te equivocaste, nunca nada es lo que parece ser, tal vez tú eres
incluso peor que yo.
Preso 2: Totalmente de acuerdo.

Potrebbero piacerti anche