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López Alcón, N. (2014).

Las crónicas de Guerra y la novela corta en las primeras


décadas del siglo XX. Tomo digital, nº 27, págs 1-20

RESUMEN DEL ARTÍCULO


El artículo se refiere a la relación estrecha que existió entre el género periodístico
de la crónica y la literatura, en especial de la novela corta en la primera mitad del
S. XX. López ofrece una panorámica de los corresponsales de guerra españoles
más representativos de cada episodio bélico acaecidos desde 1900 a 1945
(guerra entre España y Marruecos, Primera y Segunda guerras mundiales) y cómo
serán materia prima para desarrollar novelas cortas.

La frontera entre periodismo y literatura a principios del siglo XX

En el primer apartado llamado La frontera entre periodismo y literatura a principios


del siglo XX , López señala sobre las discusiones académicas desarrolladas tanto
por literatos como por periodistas acerca de la hibridación entre el periodismo y la
literatura. Es un trabajo que no ha sido fácil, especialmente por la pugna entre
ambos bandos desde el siglo XVIII:

Esta indeterminación abrirá un debate entre periodistas y literatos -heredado de


época ilustrada, en el que se cuestionará la naturaleza, incluso la existencia de un
Periodismo literario, tomando como punto de partida la noción de literariedad. Y es
que no fueron pocos los escritores que mostraron, en pleno siglo XVIII, su
menosprecio hacia los periodistas, denostando la calidad estética de las
producciones diarias publicadas por éstos, sin indagar en las posibilidades de un
macrogénero -el periodismo literario-, que conseguirá, con posterioridad, lograr su
propósito periodístico con una gran calidad literaria. (p.3)

No fue sino hasta la mitad XIX (1845-1898) en el que comenzarán las


colaboraciones de los literatos para la prensa; aun así, escritores de la época
como Joaquín Francisco Pacheco, Eugenio Sellés e Isidoro Fernández Flórez
(Fernanflor) consideraban que el periodismo literario no es capaz de llegar al nivel
de la literatura. Sus apariciones en el medio escrito era nada más porque el
periódico era el mejor medio de difusión que existía. El bando periodístico
tampoco estuvo muy de acuerdo con los literatos. Figuras como Leopoldo Romero
(Juan de Aragón), periodista que despreciaba a los literatos abiertamente,
consideraba que la literatura, en el marco de la prensa periódica, “atentaba” contra
la finalidad y los objetivos del periodismo (p.5). Aun así, López señala que las
crónicas de guerra fueron un espacio en el que los corresponsales pudieran
demostrar sus talentos tanto para la literatura como la crónica.

La presencia de la crónica en las colecciones literarias de novela corta

En el segundo apartado, López señala que en algún momento hubo un traslape de


la crónica y el campo literario. Al igual que los cuentos y el folletín decimonónicos,
la novela corta de principios de siglo también presenta afinidades con la prensa
periódica, con la que comparte los modos de producción y difusión. Algunas
producciones que destaca López son La Novela Corta (1916-1925), escrita por
José de Urquía, El Cuento Semanal (1907-1912) de Eduardo Zamacois, La Novela
Ilustrada (1884), dirigida en una de sus etapas por Blasco Ibáñez, etc. Es
importante señalar el aporte de escritoras mujeres como Carmen de Burgos
(Colombine) y Sofía Casanova que corresponsales de guerra españoles que
remiten, en esencia, a sus trabajos cronísticos previos como testigos del conflicto
(p.6).

Nivel discursivo de la crónica de guerra: entre la realidad y la ficción.

En este apartado la autora realiza una comparación discursiva en el que establece


correlaciones y diferencias sobre ciertos criterios. López pretende ir más allá de
los análisis superficiales, y meramente descriptivos que apuntan a solamente el
estudio de la veracidad de los hechos cronísticos y quiere señalar una serie de
factores de carácter interdiscursivo que revelan enfoques plurales y elementos
heterogéneos:

(…)El concepto de autor, la finalidad de los textos, el objetivo último del


discurso, el estilo empleado, la naturaleza concreta de la información, su
estructuración, entre otros, se convierten, en el marco de todo un sistema de
figuración retórica, en exigencias del discurso que se interrelacionan
constantemente y que merecen ser estudiadas, ya que su análisis facilitará,
posteriormente, la identificación de la crónica en las novelas cortas de los
corresponsales, así como permitirá valorar, como veremos, los elementos de
ficción introducidos para la transformación de los textos. (p.9-10)

En primer lugar, indica la presencia del autor como testigo privilegiado in situ de
los hechos. De manera que, tanto para el análisis que lleva a cabo López como
para el análisis comparativo cualquiera, se debe tomar en cuenta. Particularmente,
se debe observar las preguntas clásicas de la pirámide invertida de la información:
“qué va a describir y cómo; para qué y para quién lo escribe.” Esas preguntas
sirven para explorar la retórica en la narración periodística y a indagar en la
naturaleza de la información. López se basa en la diferenciación de Ladevéze
entre los textos periodísticos, literarios e históricos que son respectivamente: el
retórico-pragmático, el poético y el apofántico. Por lo tanto, las crónicas bélicas
tienen intenciones implícitas, ocultas y retórico- persuasivas que establecen un
proceso comunicativo con un lector en particular.

La primera estrategia retórico- pragmática que hacen los cronistas en los análisis
de López es la apelación a sentimientos de horror para que el lector se identifique
con el cronista; como ejemplo cita unos fragmentos de S. Casanova:

Lector, si te he fatigado con esta narración dolorida, perdóname. He


presenciado mucho más de lo que te cuento; hay continuamente más
horrores que los siluetados aquí, pero ni sé ni tengo valor de rememorarlos.
Minsk se despuebla, pues los alemanes se aproximan. El torrente de la
evacuación civil y militar va hacia Moscou, donde ocurrirán sucesos mayores
[…] Anhelo conversar contigo de cosas bellas y buenas; pero no podré. (p.11)

López indica el uso de otras estrategias como la exaltación retórica como símbolo
de uso ánimo exaltado en las crónicas de Juan Pujol (p.12); en contraste,
cronistas como Miquelarena y Casanova se preocupa por ofrecer credibilidad a
través de otros recursos como la introducción de citas, los diálogos y las fórmulas
de repetición. Aún así, tanto las crónicas de Pujol como las de Miquelarena y
Casanova se usan diálogos de estilo directo con el fin de aportar un mayor
realismo a sus crónicas.
López sigue destacando las diferencias y similitudes textuales entre los cronistas
hombres y mujeres:

Los intereses de nuestros cronistas, la temática, las coincidencias expresivas e,


incluso, las estrategias retóricas que emplean para dar credibilidad y veracidad a
lo que cuentan son afines en hombres y mujeres. Sin embargo, cabe señalar, por
el contrario, una diferencia que se produce entre ellos y que se relaciona con el
propio sujeto de la enunciación y, en este caso, también de la escritura: la
innegable condición femenina como elemento determinante de su mirada. (p.13)

A juicio de López, las mujeres cronistas muestran una mayor sensibilidad a las
situaciones bélicas en las que hayan mujeres afectadas. Ese componente
subjetivo le permite a López señalar una característica de la crónica en general y
el corpus escogido de López en particular:

Si tradicionalmente la objetividad ha sido una de las características más


reivindicadas por los profesionales del periodismo, se puede observar cómo la
configuración de la crónica como género híbrido responde a un estilo libre. Los
cronistas, como testigos y, a veces, partícipes en los acontecimientos, dejan de
atenerse voluntariamente a los esquemas preestablecidos para expresarse en
virtud de su propia personalidad literaria. De ahí que no estemos ante crónicas de
guerra en las que únicamente se expone un hecho y se comenta, sino ante textos
narrados a través de una plena subjetividad en la que relato y comentario se
funden… (p. 14)

Es por la subjetividad presente que la autora de este artículo señala el estilo de los
cronistas como fundamentalmente descriptivo. La escritura de los conflictos
bélicos sirve a los escritores como válvulas de escape y formas de acción (p.14).
De modo que la crónica de guerra integra una doble naturaleza, la periodística y la
literaria. La novela corta se alimenta de la “emoción, amenidad, dramatismo y, en
definitiva y la esencia periodística provenientes de la crónica periodística. “(p.15)

Sobre la presencia de la ficción, López considera complicado separar la realidad


de la ficción por la presencia del cronista como protagonista y testigo de los
hechos históricos. La justificación del uso de la ficción es una técnica estratégica
con la que dar a conocer la realidad de su tiempo sin miedo a la censura. López
en una nota de pie de página señala lo siguiente:

“35 La ficción hizo posible que autoras, como Carmen de Burgos o Sofía
Casanova, aludieran en sus novelas cortas a las relaciones extramatrimoniales o
la ley del divorcio, reflejo de una realidad en la sociedad española de su tiempo,
sin miedo a que sus escritos se vieran censurados” (p.15)

Otro aporte estructural de la crónica de guerra en estas novelas cortas son la


división de capítulos de contenido breves y la titulación de los episodios en la
novela corta e inician la narración literaria como si se escribiera el inicio de una
crónica. Por último, la estrategia de vinculación entre la crónica bélica y la novela
corta es la introducción de personajes, que por lo general son un hombre y una
mujer.

CONCLUSIONES

Las conclusiones que realiza López en su artículo son las siguientes. En primer
lugar, tanto la crónica bélica en España como la novela corta fueron dos vertientes
con trayectoria muy similares. Además de compartir características en común, el
mismo empleo retórico de apelación a los sentimientos del lector, la presencia de
narradores “cronistas” en las novelas cortas, el uso de la ficción e ideas
recurrentes que ayudan a contrastar los aspectos realistas -tanto en sus crónicas
como novelas cortas- y el carácter ficticio que provoca el salto hacia lo literario.

La vinculación entre el periodismo y la literatura por medio de la crónica bélica y la


novela corta sirve para desarrollar en futuras investigaciones que sirvan para
demostrar que, en realidad, ambos campos puedan ser casi que lo mismo.

Este artículo es de mucha utilidad como el estado de la cuestión para poder


desarrollar una investigación comparada entre modalidades fácticas y ficcionales
de la literatura de viajes. Particularmente en el caso de Costa Rica, está el caso de
la novela El infierno verde y Coto (¿Crónica o novela corta?) de José Marín
Cañas y su relación. Además, sirven como vías de análisis para textos como
Vietman, Crónicas de Guerra y España heroica, respectivamente escritos por
Joaquín Gutierrez y Vicente Sáenz.

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