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La teoría Adam Smith acerca del valor trabajo, nos habla que el trabajo es pieza fundamental
para cuantificar el valor y nos expone que el valor puede tener variaciones tanto crecientes
como decrecientes, pero que el trabajo se mantendría siempre como un aporte constante.
Smith logra destacar en este análisis al momento de exponer que el trabajo es igual al valor;
es decir, que el valor de un bien o servicio decía él, que estaría dado por la cantidad que lleva
de trabajo incorporado. Para éste gran filósofo el valor era la cantidad de trabajo que uno
podía recibir a cambio de su mercancía. Esta propuesta se fundamenta principalmente en la
Teoría de la división del trabajo. Smith decía que el crecimiento económico depende de la
amplitud del mercado y que el mercado es el gran descocido de la economía ya que tiene
algunos factores como son: la extensión geográfica, el consumo interno y el desarrollo
económico.
Smith postula que la tendencia principal de todo ser vivo no es otra que el amor a sí mismo
y la búsqueda consciente de su propio bienestar defendía la idea de que la persecución, de
su propia felicidad no tenía como consecuencia sólo la mejora de sus condiciones de vida,
sino que suponía, también, una mejora a nivel social. Es decir, ganaba el individuo y
ganaba el conjunto.
Keynes postuló que, en ciertas situaciones, y contrario a lo planteado por la visión clásica,
es económicamente racional no gastar dinero. Por ejemplo, si los precios están bajando es
racional no comprar hoy porque con el mismo dinero se comprará más la semana que viene.
Por el mismo motivo, disminuye la cantidad de gente interesada en utilizar préstamos (los
ahorros de otros): si los precios bajan, no solo se comprará más la semana que viene, sino
que las tasas de interés, sueldos, etc., serán menores.
Para Schumpeter el capitalismo es por naturaleza una forma o método de cambio económico,
y nunca puede mantenerse estacionario. Centró en la visión del empresario como
emprendedor, ya que lo consideraba el principal promotor de las empresas capitalistas. Su
aporte principal es la de considerar al empresario como un innovador y su planteamiento es
el siguiente:
En una situación de equilibrio las empresas remuneran todos los factores productivos, y
aparte obtienen un beneficio normal derivado de su actividad. Los empresarios rompen este
equilibrio gracias a la innovación, que genera unas rentas extraordinarias (por encima de lo
normal) hasta volver a una nueva situación de equilibrio, donde se vuelve al beneficio
ordinario.
Thorstein Veblen en su teoría de la clase ociosa analiza y crítica los mecanismos que llevan
a una determinada clase social a apropiarse del ocio y entregarse al consumo exacerbado,
consumo que cumple una función social fundamental en la reproducción económica y en la
reproducción simbólica a través de la emulación, que incentiva el consumo de las otras clases.
Según Veblen, la clase ociosa no se conforma con gastar, sino que se afana en hacer visible
ese gasto y, yendo aún más lejos, para que dicho gasto contribuya eficientemente a la buena
fama del individuo, debe hacerse en cosas superfluas.
La teoría de francois Perroux dice que, si una nueva industria se localiza en una región
determinada, se producirán efectos “negativos” y “positivos” tanto en la región propiamente
dicha como en las que se encuentran al otro lado de sus fronteras, pero que el resultado neto
será positivo. Este resultado neto de efectos positivos evitará que la nueva industria
localizada conforme un enclave y, por el contrario, se establezca un Polo de Desarrollo.
La creación del polo de desarrollo asume que la región es homogénea en sus recursos y
potencialidades.
Los efectos positivos se concretan en el hecho de que la nueva industria transforma los
insumos locales y tener la capacidad de atender el mercado regional y también los externos.
Las tecnologías deberán ser intensivas en mano de obra, para crear empleos y la población
debe garantizar un nivel de demanda mínimo para que la empresa siga su evolución natural.
Sin embargo, creemos que no todo es bueno en este sistema, ya que ha traído consigo varias
consecuencias como ejemplo en la incorporación de las tecnologías de la información al
sistema productivo que generó una economía del conocimiento que redefinió las categorías
de trabajo, valor y capital. El trabajo comenzó a incluir un componente de saber cada vez
más importante. Pero, al mismo tiempo, la nueva economía comenzó a atribuirle al factor
trabajo una importancia directamente relacionada con su costo: a mayor costo, menor
importancia. Esto se sumó al incremento de los empleos precarios, pésimamente
remunerados, flexibilizados e informales. Los costos de mano de obra comenzaron a ser
vistos como variables, lo que implica que el capital solo está dispuesto a pagar
estrictamente la cantidad de trabajo que utiliza, sin contar los innumerables factores que
arrastra este sistema económico como los son el medio ambiente como los es el
agotamiento de los recursos naturales, la desigualdad, el consumismo en el que estamos
sumergidos, la economía, la cultura, entre otras.
A este modo está claro que existe una fuerte necesidad de una nivelación de los
mecanismos de este sistema, de un diagnóstico de fallas y de realizar los correctivos
necesarios, con el fin de frenar la crisis.