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mientras no me entienda a mí mismo, no tengo base para el pensamiento,

y toda mi búsqueda será en vano.

De modo que nuestra dificultad estriba en aclarar para nosotros mismos


cuál es nuestra intención.
El hacer un esfuerzo por comprender, evidentemente, es un estorbo para
la comprensión porque toda vuestra atención se emplea en hacer el
esfuerzo.
Escuchar es, pues, un arte; y es preciso que consagréis vuestro tiempo,
vuestro pensamiento, todo vuestro ser, a aquello que deseáis comprender.
De suerte que una verdad repetida deja de ser verdad. Sólo la mentira
puede repetirse; pero no bien “repetís” una verdad, ella pierde su sentido.
Y la mayoría de nosotros no experimenta sino que se ocupa en repetir

el temor a no ser nada, hace que os apaguéis a algo. El miedo a la soledad,


el miedo a no ser nada, el miedo al vacío, nos hace apegarnos a algo

La verdadera convivencia, en cambio, no es, distracción; es, en realidad,


un estado en el que os halláis constantemente en proceso de entenderos a
vosotros mismos en relación con algo

nos servimos de la convivencia como medio de ocultar nuestra propia


insuficiencia, nuestras propias dificultades, nuestra propia incertidumbre.
la conciencia es un proceso de vivencia, de definición, es decir, de
registrar
Es sólo cuando hay conflicto que os dais cuenta del proceso del
pensamiento, ya sea para proteger o descartar, para aceptar o negar.

La convivencia debe ser una acción, no una actividad


cualquier acto basado en una idea tiene simplemente que ser
continuación de esa idea; y eso es actividad. La acción no se basa en una
idea. La acción es inmediata, espontánea, directa, y no lleva en sí el
proceso del pensamiento.

Así, pues, hay que tener capacidad para investigar todas esas cosas de un
modo nuevo, porque es sólo a través de la experiencia directa como se
resuelven nuestros problemas; y para tener experiencia directa ha de
haber sencillez, lo cual significa que tiene que haber sensibilidad. El peso
del saber embota la mente. Asimismo, la embotan el pasado y el futuro.
Sólo una mente capaz de adaptarse de continuo al presente, de instante en
instante, puede hacer frente a las poderosas influencias y presiones que el
medio ejerce constantemente sobre nosotros
Así pues, cuando llegáis a ese punto, cuando dejáis de dar un nombre a la
cosa que teméis, entonces vosotros sois esa cosa. El miedo aparece tan
sólo cuando empezamos a reconocerlo, cuando empezamos a darle un
nombre, cuando deseamos hacer algo a su respecto

Nuestros problemas sociales, ambientales, políticos, religiosos, son tan


complejos, que sólo podemos resolverlos siendo nosotros sencillos, no
volviéndonos extraordinariamente eruditos y sagaces. Porque una
persona sencilla ve mucho más directamente que la persona compleja; su
experiencia es más directa. Y nuestra mente está tan abarrotada con un
infinito conocimiento de hechos, de lo que otros han dicho, que nos
hemos incapacitado para ser sencillos y tener nosotros mismos
experiencia directa.
El peso del saber embota la mente
Sólo es diferente mientras le da un nombre; pero si no le dais un nombre,
el observador es lo observado
Cuando nos volvemos al pasado para enriquecernos, estamos viviendo de
palabras. Nosotros le impartimos vida al pasado. El pasado carece de vida
propia; sólo tiene vida en relación con el presente
cuando yo condeno algo, no lo comprendo; y éste es un modo de evitar
toda comprensión. Creo que la mayoría de nosotros lo hace adrede;
condenamos inmediatamente y creemos haber comprendido
No sabemos cómo considerar un problema desapasionadamente. Por
desgracia, no somos capaces de hacer eso, porque queremos que el
problema nos brinde un resultado, deseamos una respuesta, buscamos un
fin; o tratamos de interpretar el problema de acuerdo con nuestro placer o
dolor.

La mayoría de nosotros está tan condicionado por influencias externas,


por doctrinas religiosas por creencias y por nuestra propia exigencia
íntima de llegar a algo, de ganar algo, que es muy difícil para nosotros
pensar de un modo nuevo sobre este problema, sin hacerlo en términos de
disciplina
No hay libertad si buscáis un fin, porque ese fin os ata. Puede que estéis
libres del pasado, pero el futuro os retiene; y eso no es libertad
La sensibilidad jamás puede manifestarse por la fuerza
Es obvio que tal hombre no es capaz de descubrir la realidad, porque a su
mente solo le interesa el triunfo, el logro, el convertirse en algo. El se
interesa en sí mismo en relación con lo que desea.
el nombrar, impide la comprensión
nuestra dificultad está en ver siempre lo que es, sin interpretación alguna;
porque la función de la mente es comunicar, almacenar, traducir,
conforme a sus fantasías y deseos, no comprender
Mientras exista la autoconciencia, en el sentido del “yo”, no podrá haber
olvido de las actividades del “yo”
Y sólo comprendiendo una cosa es posible librarse de ella
Cualquier forma de disciplina sólo fortalece el “yo”
Una mente susceptible de ser distraída y que se resiste a la distracción, no
esté capacitada para meditar
la concentración no es meditación, y disciplinar no es meditar.
Si a un hombre ilustrado, por erudito que sea y por enciclopédicos que
resulten sus conocimientos, le falta amor, su saber carece ciertamente de
valor: es mera cultura libresca.
Haga lo que haga, la mente no puede ir más allá de sí misma. Puede crear
la realidad a su propia imagen; pero eso no será la realidad. Será
solamente la proyección de sí misma.
Pero nunca experimentamos algo sin darle nombre La “verbalización”
casi viene antes de la experiencia. Pero si no le ponemos nombre a la
experiencia entonces tal vez sea posible penetrar en las capas más
profundas de la conciencia.
l descontento que nunca se satisface. Porque casi todo nuestro
descontento nace de la falta de satisfacción. Tan pronto hallamos
satisfacción, el desagrado cesa, el descontento llega a su término. De
suerte que casi todo nuestro desagrado es en realidad una búsqueda de
satisfacción. Mientras que el descontento es, ciertamente, un estado en el
cual no existe la búsqueda de satisfacción.
La comprensión, por cierto es integral, no dividida ni parcial. O
comprendo algo, o no lo comprendo. El decirse a uno mismo: “yo
comprendo algo intelectualmente”, es sin duda una barrera para la
comprensión. Es un proceso parcial, y, por lo tanto, no es en modo alguno
comprensión.
el ejercitar la voluntad para ser algo sigue siendo parte de la mezquindad
Mientras el experimentador verbalice el sentimiento, la experiencia, él se
separará de ella y actuará sobre ella; y tal acción es artificial, ilusoria. Pero
si no hay “verbalización”, el experimentador y lo experimentado son una
sola cosa
Pero la virtud cultivada deja de ser virtud; es tan sólo el fortalecimiento de
uno mismo con diferente nombre. La virtud aparece únicamente cuando
se está libre del deseo de ser algo; cuando no se teme ser nada
De suerte que existe esa cosa llamada pecado, el sentimiento de culpa.
Puede que uno haya hecho algo malo, como vejar a alguien o chismear,
pero lo peor que uno pueble hacer, seguramente, es continuar en ello.
Así, pues, la perturbación es esencial para el entendimiento, y cualquier
intento de hallar seguridad es un obstáculo a la comprensión; y cuando
queremos librarnos de algo que nos perturba, ello es por cierto un
obstáculo

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