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I «w
TRATADO
DE LAS
TOMO SEGUNDO
HABANA: 1810.
[b] Próspero Lambertini del Sínodo diocesano, tomo 2.°, lib. 13, cap. 18, níím. 4 y 5.—
[c] En el tomo 4.°, lib. 7.°, cap. l.°—Advierte que el tratado de Tiers sobrelas supersticio
nes, se prohibió por la S. C. del Indice por un decreto de 10 de Mayo 1757, y por otro He
12 de Marzo 1703. Véase el tomo 4.° de la Cronología seráfica, pág. 247. '
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Para prueba de esta conclusion debia bastar á cada uno, dice
Lambertini (d), la autoridad do la Iglesia, que ha concedido que
un hecho tan célebre, y un beneficio tan insigne se inserten y re
fieran en las lecciones del Breviario romano-seráfico (Véase la
nota 1.°) en el dia 2 de Agosto en que se celebra la fiesta de la De
dicacion de la Iglesia de Santa María de los Angeles de Porciúncu-
la: siendo manifiesto á todos con cuanta cautela, con cuanta dili
gencia y circunspeccion procede ella en estas materias. Mas por
cuanto Tiers y otros críticos de su calaña se desentienden de esta
prueba y desean otras, voy á dárselas al instante, supuesto que las
hay con abundancia.
Pruebas del siglo XIII, en el que se concedió la Indulgrn-
cia.—1.a En el año de 1277 (c) el Beato fray Benito de Arezo, que
fué discípulo de San Francisco, y su paisano el Beato fray Ray-
nerio, de quien rezamos el dia 5 de Noviembre, dieron fé y testimo
nio delante de muchos testigos, de haber oido varias veces á fray
Maseo de Marignano de que habia acompañado á San Francisco
cuando fué á Perusa á pedir la Indulgencia al Papa Honorio, y se la
concedió. El erudito Esteban Balucio halló este precioso monumen
to en un códice manuscrito de la célebre biblioteca Colbertina, y lo
dió á luz en el libro 4.° de sus Misceláneas. Otro ejemplar del mis
mo instrumento publicó en el año de 1761 el clarísimo Arzobispo
Juan Domingo Mansi, habiéndole tomado de un códice manuscrito
del siglo XIV que halló en una biblioteca de Luca. Vadingo im
primió otro ejemplar en sus Anales al año de 1277: y otro finalmen
te Suiskeno, uno de los Bolandos, el dia 4 de Octubre en la vida
de San Francisco (/).
2.»—Por el mismo tiempo Pedro Calfáno, á quien otros llaman
Zalfano, natural de Asís, dió tambien testimonio de que habia asis
tido él mismo á la consagracion de la Iglesia de Santa María de
los Angeles, y que entonces habia oido á San Francisco predi
car la Indulgencia de Porciúncula delante de siete Obispos. Los
Bolandos citan tres ejemplares del referido testimonio: uno que
halló Balucio en la biblioteca de Colbért, otro que tomó el Ilustrí-
Nota 1.»—Se pusieron estas lecciones en dicho Breviario en el siglo XVI, luego que
San Pio V en el año de 1568 reformó el Breviario romano. Octavio de San Francisco, Obis
po de Asís, afirma que tuvo un Breviario franciscano impreso en Venecia en 1586, en el que
vió ya en la fiesta de la Dedicacion de Santa María de los Angeles las mismas lecciones
que tenemos hoy. Véase su Demostracion Cronológica de la Indulgencia de Porciúncula,
impresa en Luca 1736, L 3.°
[d] En la Disquisicion que hizo sobre la Indulgencia de Porciúncula, }. 1,° núm. 5 y o.—-
He Ieido este opúsculo en el tomo 15 de sus obras.—[e] Véase la Historia de la Indulgencia
de Porciúncula por el P. Flaminio María Aníbal de Latera, cap. 5.°, núm. 3; y cap. 8.°, núm. 8.
— [/] Véanse tambien los Bolandos en la vida del Beato Benito, dia 31 de Agosto.
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gimo Mansi de la dé Luca, y otro que vieron ellos mismos auten- .
ticado, y publicaron en el dia 4 de Octubre.
3.a—En los mismos Bolandos (g) y en Vadingo puede leer el
que quiera los testimonios que dieron sobre esta Indulgencia de
Porciúncula el Beato Francisco de Fabriano (de quien reza la re
ligion seráfica el dia 14 de Mayo); fray Angel de Perusa, Ministro
de la provincia de San Francisco; Miguel Bernardi, ciudadano de
Asís; el Beato Juan de Alverna, que compuso el prefacio de la mi
sa de San Francisco; fray Ubertino de Casali, célebre en piedad
y doctrina; y la Beata Angela de Foliño, de quien rezamos el dia 30
de Marzo: todos los cuales florecieron en este siglo.
Pruebas del siglo XIV.— 1.a Por los años de 1308 (h) fué
Obispo de Asís Teobaldo, quien para refrenar la audacia de algu
nos malévolos, que movidos ó de los zelos de la envidia, ó acaso de
la ignorancia, se oponian con obstinacion á la Indulgencia de Por
ciúncula, dio acerca de ella sus Letras testimoniales, cuyo original
segun los Bolandos se guarda en el archivo de los Menores Con
ventuales de Bolonia. Los mismos Bolandistas tuvieron una copia
legalizada, y escribieron un trasunto de ella. Y otra copia sacada
del mismo original, he leido yo en las notas (i) que dió á luz sobre
la vida de San Antonio de Padua fray Antonio María Azoguidi,
de los Menores Conventuales de San Francisco, y bibliotecario de
su convento de Bolonia.
2."—Por la misma causa Conrado, Obispo de Asís, dió en el
año de 1335 sus Letras testimoniales, que contienen difusamente la
historia de la misma Indulgencia. Este diploma de Conrado, y el
testimonio del Beato Benito de Arezo, dice Lambertini ( j ) que se
guardan en el archivo público de la ciudad de Asís, que se presenta
ron en forma auténtica á la S. C. del Santo Oficio, y que se dieron
á luz en Foliño en 1690. Los Bolandos tuvieron en su poder una
copia autenticada de las Letras testimoniales de Conrado, y ponen
un traslado de ellas en dicho dia. Otro he visto en Honorio Maren-
tini de Suma-Ripa en la obra que intituló: Verdad de la Indul
gencia de Porciúncula (&), impresa en Venecia 1760; y otro final
mente en la Demostracion Cronológica de la referida Indulgen-
Íg] Los Bolandos el dia 4 de Octubre, en la 3.* parte de los fragmentos sobre la vida de
'rancisco.—Vadingo en sus Anales al año 1277, núm. 17, &c.— [h] Vadingo al año 1223,
núm. 2 Flaminio de Latera, cap. 5.°, núm. 4 y 6.—[i] En la nota 23.—Se hallan estas no
tas en los Sermones que escribió San Antonio sobre los Salmos, y dió á luz el dicho P. Azo
guidi en dos tomos impresos en Bolonia 1757. Al principio del primer tomo está la vida del
Santo, y despues las notas. Los he visto en San Fernando.—[}'] En la citada Disquisicion
sobre la Indulgencia, núm, 8 y 9.—[k] Marentini en el núm. 1 del Registro.
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cia (/) que hizo Octavio de San Francisco, sucesor.de Conrado en
el obispado de Asís.
3.»—Diez años antes que Conrado habia escrito con mucha
estension sobre la misma Indulgencia el P. Minorita fray Francis
co Bártoli, natural de Asís. Su manucristo se conserva en el ar
chivo del convento de los Menores Conventuales de dicha ciudad.
Véanse los Bolandos en el citado dia, y el P. Fláminio de Látera
en la historia que escribió de la referida Indulgencia (11).
4."—Por los años de 1385 escribió fray Bartolomé de Pisa su
libro de las Conformidades de San Francisco con Cristo, que fué
aprobado, como dice Lambertini (m), en el capítulo general de mi
orden, celebrado en el año de 1399. El curioso podrá ver en los
Bolandos (n) y en Marentini lo que escribió Pisa acerca de esta
Indulgencia.
5.a—En el año de 1373 murió Santa Brígida, princesa de Sue-
cia, que fué célebre por sus revelaciones. En una de ellas («) ha
bla de San Francisco de Asís, y de la Indulgencia que Cristo le
concedió para todos.
Pruebas del siglo XV.—1.a En 1459 murió San Antonino de
Florencia, ornamento insigne del órden de Predicadores. En su
tercera Parte Historial (o) nos dice de esta manera: "En el año
"de 1223, por el mes de Enero alcanzó San Francisco primera-
"mente de Dios, por los ruegos de su Madre María, y despues de
"su Vicario Honorio III, Indulgencia plenaria de los pecados en
"cada año para todos los que llegasen á la Iglesia de Santa María
de los Angeles el dia 1.° de Agosto, y que durase por un dia na-
tural con su noche, comenzando desde las segundas vísperas de
"aquel dia hasta las vísperas del dia siguiente, en el cual fué con
sagrada aquella Iglesia por siete Obispos de órden del señor Pa-
"pa, y publicada la dicha Indulgencia.
2.a—Florecieron tambien en este siglo dos astros de los mas
brillantes de mi órden, San Bernardino de Sena, y su discípulo San
Juan de Capistrano. El primero, que murió en 1444, fué á Por-
ciúncula algunos años (p) á ganar la Indulgencia plenaria, habló
en alabanza de ella en sus sermones (</), y exortó á sus oyentes á
que se dispusiesen para ir á ganarla.—El segundo, que fué Vicario
[l] En el }. 5.°, en el cual se hallan las notas que pviso Octavio al diploma de Conrado—
[U] Cap. 5.°, núm. 4.—[m] Lambertini en el núm. 10 de la Disquisicion.—[n] Los Bolandos
en el }. 9."; y Marentini desde el núm. 2 de la Disertacion 1.»—["] Cap. 90 de las Revelacio
nes Estravagantes.— [o] En el tít. 24, cap. 7.°, }. 4.°—[pj Los Bolandos, núm. 201.—Vadin-
go. Bernabéo, contemporáneo del Santo.— [q] San Bernardino en el sermon de la Santísi
ma Trinidad, art. 3.°, cap. 2.°; y en otro que citan los Bolandos en el tomo 2 de Octubre,
pág. 917 de la edicion de Ambires 1708.
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general de los Observantes, mandó (r) en unas constituciones que
hizo en 1443, que á los religiosos que habian ido á Asís á ganar la
Indulgencia de Porciúncula, no se les diese licencia para volver
allá hasta que hubiesen pasado cinco años. (Nota 2.*)
Sinó fuera bastante lo dicho para probar la légitimidad de es
ta Indulgencia, pudiera probarla todavia por los muchos é insig
nes milagros (s) que ha obrado Dios en confirmacion de ella. Pu
diera probarla por varios decretos saludables (í) que espidieron so
bre ella los Ministros generales de los Menores á sus subditos en
los tres siglos primeros de la religion. Pudiera probarla por las re
petidas confirmaciones de los Papas sucesores de Honorio III, que
siempre han mirado esta Indulgencia (w) con respeto y venera
cion: declarando muchos en sus Breves, que no ha sido su intencion
incluirla en la suspension general que han hecho de las Indulgen
cias en el Año Santo. Pudiera probarla por la universal conmocion
de los pueblos que de todas partes han concurrido siempre á Santa
María de los Angeles de Porciúncula en busca de esta Indulgen
cia; pues ha habido años en que han pasado de cien mil (v) y aun
de doscientas mil almas las que han ido á Asís á ganarla: verifi
cándose ciertamente lo que dijo San Francisco á Honorio III, que
siendo esta Indulgencia obra de Dios, corria por cuenta de su Di
vina Providencia el publicarla y ensalzarla. Pudiera probarla fi
nalmente, segun lo hizo Lambertini (#), por el unánime consenti
miento de los autores, ya de mi orden, como Rodulfo, Sedulio, Ma
riano Florentino, Miguel de Medina y el Ilustrísimo Gonzaga; y
ya estraños, como Rutilio Benzonio, Obispo de Loreto, Espondáno,
Obispo de Pamiers, y Roberto Belarmino, Arzobispo de Capua,
que escribieron de esta Indulgencia en el siglo decimosesto antes
que la impugnara Tiers.
En vista del conjunto de pruebas que alego, si preguntáramos
á los hombres sensatos, á.los críticos juiciosos y cuerdos, qué les
parecia de la Indulgencia de Porciúncula, ¿habría alguno que ne
gara su legitimidad y certeza? No lo haria Melchor Cano; pues
nos dice en su elocuente obra de los Lugares Teológicos (y), que
cuando todos los' historiadores, tratando de alguna cosa, escriben
Nota 3.»—El que quiera ver estas y otras pruebas acerca de la Indulgencia de Por-
ciúncula, registre la Demostracion Cronológica que hizo de ella el Ilustrísimo Octavio de
San Francisco, y en el }. 3." las hallará juntas.
[r] Los Bolandos en el núm. 86.—[í|Cornejo, part. 1.» de la Crónica, lib. 3.°, cap. 27.—
Lisboa, tomo 1.°, lib. 2.°, cap. 4.° y 5.°—Vadingo al año 1277, núm. 19; y al año 1295, núm. 13.
— [r] Los Bolandos, }. 5o.—Latera, cap. 5.°, núm. 10 y 11.—[u] Vadingo al año de 1223.—
Cornejo, cap. 25 del lugar citado.—M Los Bolandos desde el núm. 201 de dichos fragmen
tos—Vadingo al año 1223, núm. 10.—Moreri en su Diccionario, palab. Porciúncula,—\x] En
•u Disquisicion, núm. 13.—Vadingo al año 1223, núm. 2.—[y] Lib. 11, cap. 4.°
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lo mismo unos que otros, es señal cierta de que es verdadera y fi
dedigna. No los Bolandos; pues no obstante que se hacen cargo de
lo estraordinario de esta Indulgencia por la circunstancia del tiem
po en que se concedió, la defienden como legítima en vista de tan
tas y tales pruebas. No Antonio Sandíni (z); pues con solo haber
visto algunos testimonios de los que yo hago mencion acerca de la
referida Indulgencia, la tuvo por cierta é indubitable. No en fin
Benedicto XIV (a); pues le hicieron tanta fuerza algunas de las
pruebas auténticas que yo he dicho, que tiene por un atrevido y
temerario al que la ponga en duda. ¿Luego Tiers es un atrevido y
temerario en tener por incierta ó por falsa la Indulgencia de San
ta María de los Angeles de Porciúncula? Asi se deduce inmedia
tamente de la doctrina sana de Lambertini. Pero oigamos ya los
argumentos de este Doctor de la Sorbona para responder á ellos.
Argumentos de Tiers (b) contra la conclusion.—"1.° Si la
"historia de la Indulgencia de Porciúncula estaba antes en el Mar
tirologio romano, impreso en Venecia en los años de 1509 y 1566,
"¿de dónde procede que no se halle hoy dia en el que se lee en las
"Iglesias del Occidente? Estopodria ser muy bien, porque no juz
garon del caso insertarla en una obra que nada tiene que no sea
"conforme á la verdad. Asi nada ventajoso es para esta Indulgen
cia el juicio que forma de ella el Cardenal de Amanatis: lo uno,
"porque la pone en la clase de los abusos que practicaban los cues
tores; y lo otro, porque habla de ella como de una cosa incierta,
"diciendo: Dios sabe si esto es asi.
"2.°—Está fuera de duda y se justifica con testimonios espre-
"sísimos de los Papas y de los mas célebres Teólogos y Canonistas,
"que las Indulgencias para ser buenas y valederas, para ser exen
tas de toda supersticion, asi de falso culto como de culto supér-
"fluo y de vana observancia, deben tener una causa justa y razo
nable que mire á la gloria de Dios, y al bien público de los esta-
"dos y de la Iglesia; pero ni Jesucristo, ni el Papa Honorio III nos
"refieren algunas de estas condiciones en la Indulgencia de Por
ciúncula. Ellos la concedieron solamente á los ruegos de San
"Francisco, y en vista del afecto particular que tenia el Santo á
"la Iglesia de nuestra Señora de los Angeles: lo que solo puede
"contarse á lo mas por una causa particular.
"3.°— Las otras Indulgencias son autorizadas por Bulas ó Bre-
[¿] En la 2.» parte de las Vidas de los Pontífices en la nota última á la do Honorio III—
[a] Benedicto XIV en la obra de la Canonizacion, lib. 3.", cap. 10, núm. 5; y lib. 4.°, part. 2.»,
cap. 7.°, núm. 7; y del Sínodo dioces., lib. 13, cap. 1«, núm. 4 y 5.— [*] En el cap. 17 del
lib, 7.° citado.
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"ves de Papas, que hacen que los fieles las miren como verdaderas
"y las reciban con respeto. Pero aqui no se ve una Bula ni un Breve
de Honorio III; que autorice la de Porciúncula. Los Francisca
nos no tienen Bula apostólica acerca de ella, como nos lo dice el
"Cardenal de Amanatis. San Francisco no quiso ninguna, y sien-
do asi que el Papa Honorio queria persuadirle que tenia necesi
dad de una para justificar la Indulgencia que le habia concedido,
"el Santo le responde (dicen las Crónicas de los Menores) que le
"bastaba su palabra. Mas en fin, si esta Indulgencia ha sido auto-
brizada por Bulas de Papas sucesores de Honorio III como los
"frayles Menores aseguran, no han sido concedidas sino segun el
"estilo de la corte de Roma: si preces veritate nitantur. Es decir,
"sobre la esposicion que se hizo de que esta Indulgencia habia
"sido concedida por el mismo Jesucristo, y confirmada por Ho-
"norio III, lo cual es una cosa particular, y no tiene otro funda-
"mento que la vision de una cosa en que no se ve alguna prue-
"ba cierta.
"Por otra parte, si se queria sostener que las cartas que se
"pretende escribió Honorio III á los Obispos de Asís, de Todi, de
"Espoleto, de Foliño, de Nocéra y de Eugubio para la Dedicacion
"de la Iglesia de nuestra Señora de los Angeles, tienen el lugar de
"Bula ó Breve, ¿no se puede pedir con justicia dónde estan esas
"cartas? ¿Por qué no las publican? ¿De dónde viene que no se lean
"ellas ni en el Mare Magnun de los frayles Menores, ni en los Com
pendios que han hecho imprimir de sus privilegios?
"4.°—El Orden romano antiguo y el Pontifical romano de
"Clemente VIII y Urbano VIII señalan que solo un Obispo basta
"para dedicar una Iglesia, y hablan en singular cuando hablan del
"prelado que la consagra. Y aunque algunas veces suelen señalar
le más, eso es para dedicar las grandes Basíficas; no una casi
desierta, como era la de Porciúncula.—Pero sea de eso lo que
"fuere, si queria Honorio III que esta Iglesia fuese dedicada por
"siete Obispos, ¿de dónde proviene que no eligió para ello los su
fragáneos inmediatos de la Santa Sede, como el de Asís? ¿Por qué
"se valió del de Nocéra, sufragáneo de Salerno; y del de Eugubio,
"sufragáneo de Urbino? No era natural el tomarlos de tres provin
cias diferentes y tan lejanas.
"5.°—La Indulgencia de Porciúncula, si hemos de dar crédi-
"to al P. Arturo, ha sido concedida de viva voz por Jesucristo mis-
"mo á San Francisco en el año de 1221. Ella es de una estension
"infinita, grandísima y de todos los pecados: ella es plenaria de cul
pa y pena, para usar de los términos de las Crónicas de los Me
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"nores: ella es perpetua para el dia de la Dedicacion de la Iglesia
"de nuestra Señora de los Angeles.— No habia mas de seis años
"que el IV Concilio general de Letrán habia prohibido estender
"las Indulgencias de la Dedicacion de las Iglesias mas allá de un
"año; las del aniversario de estas Dedicaciones y todas las otras,
"mas allá de cuarenta dias; pues que los Papas que tienen en su
"mano la plenitud de la autoridad, han acostumbrado guardar es-
,"ta moderacion en tales ocasiones.—Si Jesucristo pues concedió
"la Indulgencia de Porciúncula como se pretende, ¿querría que
"ella fuese grandísima, de una estension infinita, de todos los peca-
dos y perpetua, habiendo el Espíritu-Santo, que presidió al IV
"Concilio general de Letrán, fijado las Indulgencias de la misma
"naturaleza solamente á un año, ó á cuarenta dias? ¿Puede decirse
"sin blasfemia, que el Hijo y el Espíritu-Santo se hayan opuesto en
"este punto? .
"Por otra parte, ¿es verosímil que Honorio III quisiese con-
"firmar esta Indulgencia sobre la fé que se alega de San Francisco
"(de quien ni conocia el mérito personal, ni la virtud, y que aun no
"habia echado los primeros cimientos de su orden) en perjuicio de
"lo que acababa de ordenar su antecesor Inocencio III, siendo él
"el primero que haya violado esta regla, habiendo sido un obser
vador fidelísimo del dicho decreto, segun la respuesta que dió él
"mismo á un Arzobispo (c) que le consultó? Es menester algo mas
"que la vision de un particular para obligar á los Sumos Pontífices
"á que abandonen los Concilios generales, cuyas decisiones tienen
"á grande honor el seguir y poner en práctica.
"6°—Se funda en el silencio de San Buenaventura que habien
do escrito la vida de San Francisco, nada dice de la tal Indulgencia.
"7.°—Por último, la Indulgencia de Porciúncula, segun las
"Crónicas de los fray les Menores, es una absolucion é Indulgencia
"plenaria de culpa y pena; y mirada por esta parte, es abusiva y
"supersticiosa. Lo primero, porque las Indulgencias, sean las que
"fueren, no pueden remitir la culpa, sinó solamente la pena. Lo se-
"gundo, porque Clemente V cuenta entre los abusos de los cues
tores, que prometian Indulgencias de culpa y pena. Y lo tercero,
"porque el Concilio Constanciense manda en la sesion cuadragési
ma que se revoquen y anulen las Indulgencias que prometen ab-
" solucion de culpa ypena.n Hasta aquí los argumentos de Tiers.
Para responder con claridad á su primer argumento, supon
go lo primero con el Cardenal Baronio (rf) que del Martirolagio
[c] No 'en el 6.° cap. Romana Ecclesia, como cita Tiers; sinó en el 5.°, tít. dePanitt.
et Remis., cap. Mostro.—[d] En el trat. sobre el Martirologio romano, cap 9.Q
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romano antiguo, que algunos, atribuyen á San Gerónimo, tuvieron
su orígen el Martirologio de Beda, el de Floro, el de Adón, y otros.
Usuardo, nionge de San Benito, compuso de los sobredichos otro
hácia el año de 875, y se lo dedicó á Cárlos el Calvo. Kste Marti
rologio de Usuardo comenzó á leerse, dice Lambertini (c), en los
coros de los Benedictinos; y de aqui se fué estendiendo á casi todas
las Iglesias aun las de Roma, de tal suerte que á fines del siglo XV
y lo mas del XVI no se leia por lo comun en las Iglesias otro Mar
tirologio que este. Hiciéronse de él muchas ediciones en toda la
Europa católica, unas conforme al original, y otras añadidas. Entre
estas fuéron bastante célebres la del Agustiniano Belino en 1498,
la de Francisco Marulli ó Maurólico hácia el de 1550, y la de Juan
Molano en el de 1568. Finalmente, el Martirologio que compuso
Usuardo entonces perdió el nombre de su autor, dice un Bolan-
dista (/), cuando reformado y añadido por orden de Gregorio XIII
en 1584 se llamó solamente romano.—Supongo lo segundo, que
cuando dice Tiers que la historia de la Indulgencia de Porciúncu-
la estaba en el Martirologio romano, impreso en 1509 y 1566, no
habla del antiguo Martirologio romano, ya sea el que publicó Ros-
veido en Paris 1645, ya sea el que dió á luz en Luca Francisco
María Florentino; pues habiendo registrado yo los dos en esta bi
blioteca de San Fernando, en ninguno de ellos la he hallado. Tam
poco habla del nuevo Martirologio romano que todos usamos en los
coros; pues segun escribia Benedicto XIV (g) á Juan V, Rey de
Portugal, la primera correccion de este Martirologio se hizo en el
Íontificado de Gregorio XIII, que no se sentó en la silla de San
edro hasta el año de 1572. Lo cual supuesto,
Respondo que si el Martirologio romano de que nos habla Tiers
es el de Usuardo con adiciones; pues segun Lambertini en el año
de 1509 y en el de 1566 se leía el Martirologio de Usuardo en casi
todas las Iglesias, creo que la historia de la Indulgencia de Por-
ciúncula estaria en él; porque segun los Bolandos y Vadingo (A) se
halla en las adiciones de Belino, de Maurólico, y de Juan Molano.
"¿Pues de dónde procede, replica Tiers, que no se halle hoy
"en el que se lee en las Iglesias del Occidente? Esto podria ser muy
"bien, porque no juzgaron del caso el insertarla en una obra que
"nada tiene que no sea conforme á la verdad."
[é] En la obra de lo Canonizacion, lib. 4 °, part. 2», cap. 17, nilm. 2.—[/ 1 Juan Bau
tista Solerio en el prólogo á la nueva edicion del Martirologio de Usuardo, hecha en Ambé-
ree 1714.—Juan Graneolas, Moreri, Lambertini.— [g] En la Bula 54 del 2.° tomo de su Bu
iario, núm. 2.— [h] Los Bolandos al principio del din 2 de Agosto: v en el Martirologio de
Usuardo, añadido.— Vadingo al año de 1223.
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Respondo que viendo Gregorio XIII, despues de la mitad del
siglo XVI, que se habian multiplicado los Martirologios, y que no
estaban exentos de algunos yerros, ya por inadvertencia de los
escritores, y ya por descuido de los que los imprimian, dió comi
sion á una junta de siete sabios, que fueron Silvio Antoniano, Luis
de Torres, Belarmino, Baronio, Juan Bautista Bandini, Miguel
Gislerio y Bartolomé Gavanto (Nota 3.a), de que corrigiesen un
Martirologio. Echaron estos mano del que compuso Usuardo, te
niendo á la vista para reformarle otros varios Martirologios. En
tiempo de Urbano VIII y por su orden se corrigió el Martirologio
romano segunda vez; y la tercera en 1748 por Benedicto XIV.
Ahora bien: si la Iglesia en ninguna de estas tres ocasiones ha
puesto en el Martirologio romano la historia de la Indulgencia de
Porciúncula como es evidente, ¿por qué Tiers nos echa en cara
que ya no se encuentra allí? ¿se podrá quitar una cosa de algun
lugar, si nunca se puso en él? ¿No sabe este Doctor parisiense que
desde que se corrigió la primera vez el Martirologio romano, man
dó Gregorio XIII (i) que las órdenes regulares que tuvieren al
gunos Santos ó particulares oficios, como sucede á casi todas, no
los ingieran en él, sino que los tengan aparte en sus propios Mar
tirologios? ¿Ignora que la Dedicacion de la Iglesia de Santa María
de los Angeles de Porciúncula, en la que se hace mencion de esta
Indulgencia, ha sido tan peculiar de la religion seráfica que se ha
f[loriado siempre en ella como en uno de sus blasones mas gloriosos?
Jues abra los Martirologios de toda la familia Franciscana, re
gistre el de los Menores Observantes, el de los Conventuales y el
de los Capuchinos, lea sus Breviarios (que están aprobados por la
Iglesia, como lo están el Breviario y Martirologio romanos) y ha
llará en todos ellos, que desde tiempo inmemorial la concedieron los
Papas esta fiesta en memoria de tan insigne beneficio, dice Lam-
bertini (j ); y que desde entonces hasta el dia de hoy, léjos de dis
minuirla los Pontífices, la han dado nuevo realce. (Nota 4.*)
Nota 3* Estos mismos corrigieren despues el Breviario romano en tiempo de Cle
mente VIH.
Nota 4.* En el Oficio de nuestro P. San Francisco, aprobado primeramente por la S. C.
de Kitos y despues por Pio VI, hay en el Himno de Laudes (que se compone de versos sáfi-
cos y adonices) una estrofa que hablando del Santo, dice así:
Obtinel lapsis précíbus Mario:,
Ejus in templo vénian lucrándam
Mensii Augusli redeünte claro
Orbe quotánnis.
[i] Por su Bula Emendalojam Kálendario de 14 de Enero 1584, que hallarás al princi-
Eio del Martirologio romano.—[j ] Lambertini en la Disquisicion citada, mlm. 6 y 23—Los
Mandos.
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Mas dado y no concedido que la historia de la Indulgencia de
Porciúncula hubiera estado antes en el Martirologio romano, y
ahora no estuviera, ¿se seguiria de aqui precisamente que ella era
falsa é incierta, como arguye Tiers? No por cierto. Prueba de ello
es, que habiéndose quitado á San Siricio Papa del Martirologio
romano en la primera correccion y aun en la segunda, Benedic
to. XIV, que antes de ser Sumo Pontífice habia trabajado mucho
sobre la causa del Santo, mandó volver á ponerle en la tercera el
dia 26 de Noviembre. Los motivos que tuvo este sabio Pontífice
para hacerlo, puede verlos el curioso en su Bula citada desde el
número 49 hasta el último. Luego aunque la historia de la Indul
gencia de Porciúncula hubiera estado antes en el Martirologio ro
mano y ahora no estuviera, no era señal indefectible de que ella
era falsa ó incierta. Pues ¿cuánto menos lo será perseverando des
de tiempo inmemorial hasta ahora en el Martirologio romano-se
ráfico, sin que jamás se haya quitado de él?
"¿ Y cómo es, dice el Cura de Vibrai, que no sintió bien de la
"Indulgencia de Porciúncula Bonifacio, Cardenal de Amanatis,
"pues escribió contra ella en el año de 1388?"
ResponJo lo primero, que segun dicen Marentini (k) y Fia-
minio de Latera, Bonifacio, á quien unos llaman Cardenal de Ama
natis y otros de Vitalinis, confiesa ( l ) que él mismo habia ido
á Asís en tiempo de la Indulgencia en 1368 (veinte años an
tes que escribiera contra ella); y que con ánimo do ganarla, tanto
para sí como para sus difuntos, habia repetido devotamente sus en
tradas en la Iglesia de Porciúncula. Por lo cual la duda ó incerti-
dumbre de Bonifacio no era, dice Marentini (//), sobre la verdad
de la Indulgencia, sinó sobre la gracia verdaderamente singular
que depende principalmente de la aceptacion divina, y que espera
ban los pueblos que podia conseguirse para las ánimas del purga
torio con la repeticion de las diligencias. En una palabra, estaba
dudoso sobre cuántas almas habria él mismo sacado del purgato
rio por sus repetidas entradas en la Iglesia de Porciúncula, si era
verdad lo que se decia sobre el toties quoties de aquella Indul
gencia. Y si esta respuesta no satisface á Tiers,
Respondo lo segundo, que Bonifacio de Amanatis, natural de
Pistoya, de quien nos dice Tiers que escribió contra la Indulgen-
[k] Honorio Marentini en la obra citada, mlm. 44, }. 2.°—Flaminio de Latera en la his
toria de la Indulgencia de Porciúncula, cap. 2.°, núm. 8.—Pero este escritor padece una
equivocacion; pues dice que habia ido Amanatis á Asís en busca de la Indulgencia el ano
de 1458.—[l] Véanse en los lugares citados Marentini y Látera. Este dice que Amanatis
hace esta confesion en su vida.—[11] Marentini en el núm. 24.
13
cia de Porciúncula, no fué Cardenal verdadero y legítimo como él
supone con la buena fé que acostumbra, sino falso y cismático,
electo por el Antipapa Pedro de Luna, que se intituló Benedic
to XIII (ni), en cuya obediencia murió, segun Moreri, en el año
de 1399. Esto supuesto, ¿será digno de crédito en materia de Indul
gencias un hombre cismático que se aparta de la cabeza legítima
de la Iglesia y muere en su desobediencia? ¿No confiesa Amanatis
que habia ido en otro tiempo á la Iglesia de Santa María de los
Angeles á ganar esta Indulgencia, y que habia hecho las debidas
diligencias para conseguirla? Pues ¿cómo despues de una confesion
tan ingenua habla de ella como de una cosa incierta, y la coloca
entre los abusos que solian practicar los .cuestores? ¿Quién sabe si
el cisma en que se metió, fué tal vez la causa de que se deslizara
en tales espresiones? Mas para que se vea que este Anticardenal
no es digno de que se le crea en lo que habla contra la Indulgen
cia de Porciúncula, pondré á la vista el aprecio con que la mira
ban los verdaderos Papas y Cardenales en el mismo siglo XIV en
que escribió. Bonifacio VIII, que vivió á principios de este siglo,
despachó sus legados, dice Victoreli (n), á la Iglesia de Santa Ma
ría de los Angeles, para que el dia 2 de Agosto predicasen de su
parte á los pueblos sobre la dicha Indulgencia. Gregorio XI escri
bió, dicen los Bolandos («), en 1372 una carta desde Aviñon á to
dos los prelados del orden de los Menores, pidiendo misioneros pa
ra la Bosnia; y en ella les hace -honorífica mencion de la Indulgen
cia de Porciúncula. Clemente V (o) preguntado, despues que es
pidió su Decretal contra los abusos de los cuestores, qué sentia de
la Indulgencia de Porciúncula, respondió: Nos no ponemos en ella
nuestra boca. Lo mismo respondieron, dice Vadingo, Juan XXII
en el año de 1320 y su inmediato sucesor Benedicto XII. El últi
mo Papa de este siglo, que fué Bonifacio IX, concedió (p) la In
dulgencia plenaria de Porciúncula á los fieles que penitentes y
confesados visitasen el dia de la Epifanía la Iglesia de Colonia, en
la que descansan los cuerpos de los tres Reyes Magos; y otra en
los mismos términos á los Cofrades de la Cinta, en la fiesta de la
Natividad de la Vírgen. Y finalmente, segun escribe Conrado, Obis
po de Asís, al fin de su diploma por los años de 1335 venian tam-
Nota 5? Véaselo que dije de Domingo Soto en el tomo 1.°, cuestion 21, conclusion 3»
[q] Habert, Biluart, Suarez, Esmalg.ruebor.—[r] Santo Tomas en el Suplemento de la
3* parte, cuest, 25, art. 2."—San Buenaventura en el 4.°, dist. 20, part. 2», art. 1.", cuest. 4»
—Silvestre Mozolino 6 de Prierio en la Sumn, palab. Indulgencia,—Beato Angel de Clava-
sio, Bonacina, Giribaldo, Minderér.
15
Al tercér argumento respondo que confesamos lisamente los
Franciscanos que no tenemos Bula alguna de Honorio III que au
torice esta Indulgencia. La causa es el no haberla querido el Se
ráfico Patriarca San Francisco, que lleno de fé y de candor le dijo
al Papa que tenia bastante con su palabra; y que siendo aquella
Indulgencia obra de Dios, corria por su cuenta el publicarla. Ca
recemos asimismo de aquellas cartas que escribió Honorio III á
los siete Obispos (Nota 6.a), para que consagraran la Iglesia de
Porciúncula y publicaran alli la Indulgencia. Pero ¿qué se infiere
de aqui? ¿que no es cierta la Indulgencia de Porciúncula? ¡Arrojo
temerario! pues hay tantas pruebas para justificarla. ¿No sabe Tiers
que un hecho público se puede probar de varios modos? ¿Quiero
testigos de vista? Pues ya le pongo delante á Pedro Calfáno, no
ble patricio de Asís, que dio testimonio de haber estado presente
á la publicacion de la Indulgencia que hizo San Francisco delante
de siete Obispos. ¿Quiere testigos de oidas? Pues ya le presento
á un discípulo de San Francisco, el Beato Benito de Arezo, cuya
vida traen los Bolandos el dia 31 de Agosto, y á su compañero el
Beato Raynerio, insigne en virtudes y milagros (s): los cuales
en 1277 dieron testimonio público de haber oido á fray Maséo, dis
cípulo tambien de San Francisco, de que habia acompañado al
Santo cuando fué á Perusa á pedir al Papa la Indulgencia, y se la
concedió. Si Tiers aun no da crédito á los dichos testigos, cuyas
deposiciones dió á luz su paisano y contemporáneo Esteban Balu-
cio, puede ver los testimonios que dieron de ella en el mismo si
glo XIII y en el siguiente varios personages íntegros, veraces, sa
bios, ilustres en santidad y milagros, testigos en fin de quienes di
ce el célebre Melchor Cano (/) que es una temeridad y un desacato
el no creerlos. Si recusa á los religiosos porque para él tienen el
delito de serlo, admita los testimonios de los Obispos y de los ciu
dadanos de Asís. No crea mas al Anticardenal de Amanatis, que
á tantos verdaderos Papas («) como han hablado de esta Indulgen
cia, y á tantos testigos abonados como he referido en mis pruebas.
Nota 6.a Aun existen, dice Albáno Bútlcr (»), crítico juicioso de nuestros días, siete cer
tificados auténticos de aquellos siete Obispos que fueron por orden de Honorio á publicar la
Indulgencia. De buena gana pondría yo aqui una copia de ellos, si los hubiera encontrado;
pero no he tenido esa dicha.—He leido los nombres de los siete Obispos en Octavio de San
Francisco, pág. 106 de su Demostracion Cronológica. (Véase el Diario Histórico del P.
Fuente, dia 1.° de Agosto, núm. 24.)
[s] Vadingo al año de 1304, núm. 12.—Los Bolandos en el núm. 50 de los fragmen
tos. —[l] Cano en el lib. 11 de los lugares Teológicos, cap. 6.° Prima.— [u] Alejandro IV, que
murió en el año de 1201, hace espresa mencion de esta Indulgencia en una Buln que em
pieza Benigna, y está dirigida á todos los Patriarcas, Obispos y otros Prelados inferiores:
así lo dice el.P. Flaminio en la obra citada, cap. 6.°, núm. 1 y 2. — [v] Bútler en el tpmo 10
de las Vidas du los Santos, en una nula a lo vida de San Francisco de Asís.
16
El cuarto argumento tiene un poco de apariencia, pero nada
de substancia. Confesamos todos que basta un Obispo solo para
consagrar ó dedicar una Iglesia, y por eso el Pontifical romano
habla en singular cuando trata del que la consagra. Pero desde el
siglo IV solian juntarse muchos Obispos comarcanos, dice Sel-
vagio (ar), para solemnizar mas la fiesta de la dedicacion de cual
quiera Iglesia. Y para que vea Tiers que esto se practicaba fre
cuentemente cuando se dedicó la de Santa María de los Angeles
por siete Obispos, sepa que segun escribe Oldoino en la Historia
Pontificia de Chacon (»/), Honorio III consagró, acompañado de
muchos Obispos y Cardenales, la Iglesia del monasterio de Casa-
mári en 1217, la de San Sebastian de Roma en 1218, y la Cate
dral de Rieti en 1225. Sepa que Gregorio IX, que fué el que cano
nizó á San Francisco dos años despues de su muerte, consagró en
Roma, acompañándole muchos Obispos y Arzobispos, la Iglesia de
San Adrian en 1228, y el Altar mayor de Santa Sabina en 1238.
Y si se figura alguno que este acompañamiento de Obispos era pro
pio y característico de los Papas, se engaña; pues hallará en Baro-
nio (z) que A lardo, Obispo de Verona y legado de la Santa Sede,
consagró las Iglesias de San Juan de Acre en 1191 en compañía
de tres Arzobispos y cuatro Obispos. Fuera de eso, el Concilio La-
teranense IV con que nos arguye Ticrs, ¿no da á entender clarame
te en el capítulo 62 que una Iglesia puede ser dedicada por mu
chos Obispos?
"Es verdad, dice el Cura de Vibrai; pero eso sucedia cuando
"dedicaban las grandes Basílicas, no una casi desierta como era la
de Porciúncula."
Respondo que ni la Iglesia del monasterio de Casamari que
dedicó Honorio III, ni las Iglesias de San Juan de Acre que dedi
có Alardo eran grandes Basílicas, y sin embargo fueron dedica
das con acompañamiento de tantos Obispos. La Iglesia de Santa
María de los Angeles era una Iglesia pequeña; pero se habia he
cho famosa, ya por haberla reedificado San Francisco, ya por ha
ber tenido alli su orígen el orden de los Menores y el de las Clari
sas; ya en fin, porque en ella se habia aparecido Jesucristo en com
pañía de su Madre y de una multitud de Angeles, y habia conce
dido á San Francisco la Indulgencia de Porciúncula que le pidió.
Si estaba pues en práctica en aquellos tiempos que se juntasen mu-
Íx] Julio Lorenzo Selvagio en el libro 2." do las Antigüedades cristianas, part. 1»,
.°—Devoti, Vanespen.—1 y] Agustín Oldoino en el tomo 2.°, en las vidas de Honorio IH
y Gregorio IX.—[2] Véase el Baronio en sus Anales al año citado.—Y tambien Mateo de
París en la Historia de Inglaterra al año de 1252.
17
chos Obispos para consagrar una Iglesia; y por otra parte habia
conocido Honorio III, que era voluntad de Dios que la Indulgen
cia de Forciúncula se publicara en Santa María de los Angeles:
¿qué mucho que habiendo tantas sillas episcopales en la comarca
de Asís, y siendo la Indulgencia de Porciúncula una cosa tan cs-
traordinaria en aquellos tiempos, enviara siete Obispos á publicar
la, y de paso á consagrar la Iglesia? Pero estos Obispos que envió
no eran de provincias lejanas, como pondera Tiers; pues aunque el
Obispo de Gubio ó Eugubio es sufragáneo del Arzobispo de Ur-
bino, no dista Eugubio de Asís sino cuatro ó cinco leguas. Acerca.
de Nocira (a) debe saber este crítico, que hay dos ciudades de ese
nombre, una en la Umbría en el patrimonio de San Pedro, con
Obispo que solo depende de la Santa Sede; y otra en el reino de
Ñapoles, cuyo Obispo es sufragáneo de Salernp, y á esta la llaman
Nocéra di Pagani, porque la habian tomado los sarracenos. Si hay
pues tan cerca de Asís una ciudad llamada Nocéra, ¿por qué juz
ga Tiers que para publicar la Indulgencia de Porciúncula habia
de enviar el Papa á un Obispo, que residia en el reino de N ápoles?
Porque este crítico malicioso suele tomar las cosas por la peor par
te, y abusar frecuentemente de la crítica: esa es la causa de que
no encuentre la verdad.
Al quinto argumento respondo, que toda la fuerza que apare
ce en él, se funda en dos supuestos falsos. Primeramente supone
Tiers que el IV Concilio general de Letrán, en el que se ponen lí
mites á los Obispos sobre la concesion de las Indulgencias, obliga
tambien á los Papas en cuanto á esto, y por eso dice que no es ve
rosímil que quisiese confirmar Honorio la Indulgencia plenaria de
Porciúncula en perjuicio de lo que acababa de ordenar en el Con
cilio su predecesor Inocencio III. Pero pregunto yo, ¿de dónde sa
caria este crítico que Inocencio III siendo tan sabio y prudente
quisiese atar las manos á sus sucesores en la reparticion de las In
dulgencias, siendo asi que afirma el mismo Papa en el decreto del
Concilio, que reside en el romano Pontífice plenitud de potestad pa
ra concederlas? ¿No es eso ó burlarse de la sabiduría de este Papa, ó
querer alucinar á los simples? A la verdad que yo no he leido seme
jante estravagancia, no digo en algun Teólogo ó Canonista; pero ni
aun en los argumentos de los hereges. Sinó temiera dilatarme, yo
haria ver á este Doctor de la Sorbona, que ni Honorio HI (ft), ni
otro algun Papa de cuantos han sucedido á Inocencio se creye-
[a] Véanse en los Bolandos el índice topográfico del tomo 2 de Octubre; y en Moreri
las palabras Gubio y Nocéra.— [b] De Honorio III, véase Raynaldo en eus Anales al sao
1223, mlm. 22; y al año 1224, niina. 22.
18
ron jamas obligados al referido decreto del Concilio. Mas ¿para
qué me he de empeñar en demostrar una verdad tan clara que nin
gun hombre de jaicio me negará? Y asi, solo Tiers tendrá la osa
dia de decir que el Sumo Pontífice Honorio III por haber conce
dido la Indulgencia plenaria de Porciúncula, que es perpetua y
universal, violó la regla del Concilio. Tambien supone que la In
dulgencia de Porciúncula fué concedida por causa de la Dedica
cion de su Iglesia; lo cual es falso, pues el Seráfico Patriarca cuan
do pidió la Indulgencia á nuestro Señor Jesucristo y á su Vicario
no hizo mencion alguna de la Dedicacion de la Iglesia; y si esta
fué dedicada por siete Obispos de orden del Papa, fué sin duda pa
ra solemnizar más la publicacion de la Indulgencia. Y asi, digo con
tra Tiers que la Indulgencia no se concedió por causa de la Dedi
cacion, sinó que la Dedicacion se hizo por causa de la Indulgencia.
Asimismo dice este Doctor lo que se le antoja, cuando afirma
que en el año 1221 no conocia Honorio III ni el mérito personal,
ni la virtud de San Francisco, y que en ese año aun no habia echa
do el Santo los primeros cimientos de su orden. Para que se vea
la falsedad de estas proposiciones, basta decir que habiendo naci
do en el año de 1182 (c) comenzó á tener séquito de discípulos
en 1209, y que en este año aprobó su regla Inocencio III, no por
escrito sinó de palabra. Para esta aprobacion tuvo el Papa una
conferencia solemne con los Cardenales, y despues de haber visto
en sueños que la Basílica Lateranense amenazaba ruina y que San
Francisco la sostenia arrimando sus hombros, le concedió la apro
bacion de su regla. El dia 16 de Abril del mismo año hizo el Santo
la profesion con sus compañeros en manos de Inocencio III, el cual
les dió facultad para que pudiesen predicar penitencia en todo el
mundo. En 1212, despues de haber sacado del siglo á Santa Clara
y á su hermana Santa Inés, se presentó al Papa dándole noticia del
maravilloso incremento de su orden, y pidiéndole su beneplácito
para ir á la Siria á predicar la fé con ansia de padecer martirio.
En 1214 estuvo el Santo en España, donde fundó varios conventos.
En 1215 partió á Roma al Concilio general de Letrán (d ), en don
de Inocencio III confirmó nuevamente su instituto, y declaró de
lante de todos que ya habia aprobado su regla. En 1217 en que ya
era Papa Honorio III predicó en Roma delante de él, y le pidió
al Cardenal Hugolino para protector de su orden. Y finalmente,
[c] Los Bolandos, Cornejo, Lisboa y Bútler en la vida del Santo.—El Martírolio y el
Breviario romano-seráficos en el dia 16 de Abril.—[d] Gabriel Cosárt en la edicion de los
Concilios de Labe, adicion 12 al Coiiciliu IV Lateranense.—Vadingo, Cornejo, Bútler.
19
en 1219 predicó al Soldán de Egipto con intrepidez, y logró aman
sar su fiereza.
Ahora bien, ¿quién creerá que San Francisco no había echa
do los primeros cimientos de su orden en el año de 1221, siendo
asi que Inocencio III habia aprobado ya dos veces su regla, una
en 1209 habiéndolo tratado antes con los Cardenales, y otra en
1215 en presencia de todos los Padres del Concilio general de Le-
trán, y siendo asi que en el año de 1219 en que el Santo celebró
capítulo general en Porciúncula, habian concurrido á él cinco mil
religiosos de su orden? ¿Quién creerá que Honorio III, que .era ya
Cardenal en el año de 1 198, no conocia el mérito personal ni la
virtud de San Francisco en el de 1221, siendo asi que el Santo Pa
triarca habia predicado delante de él, le habia pedido protector pa
ra su orden, habia hecho milagros por todas partes, y habia funda
do un sin número de conventos con el beneplácito do la Santa Sede?
Solo un ignorante, ó un crítico inconsiderado como Tiers lo creerá.
Si Tiers no hubiera leido tan superficialmente las Crónicas de los
frayles Menores, si hubiera registrado con ánimo quieto sus Ana
les, hubiera visto en ellos, ya el respeto y veneracion con que siem
pre miró Honorio III á San Francisco, ya el amor y benevolencia
que mostró este Papa á sus hijos, dándoles varias cartas de reco
mendacion para los Obispos antes del año de 1221. Pero como es
te crítico solamente miraba nuestras Crónicas y nuestros libros pa
ra sacar de aqui argumentos contra nosotros, por eso se le ocultaba
la verdad. Mejor la descubrieron los Bolandos (c), que hablando
de esto dijeron: "La santidad de Francisco, probada con muchísi-
"mos milagros, era tan conocida de Honorio, que nunca pudo du-
"dar de la verdad desus dichos." Es cierto que Tiers llena de ala
banzas á Honorio por observante del decreto del Concilio; mas to
das estas alabanzas cederán en deshonor del mismo Papa, si aban
donando el referido decreto, y no teniendo mas fundamento que la
vision de un particular, como se esplica Tiers, concedió la Indul
gencia de Porciúncula. Mas su locucion es presuntuosa, y muy
agena de un crítico moderado, puesto que Benedicto XIV llama
atrevido y temerario al que tenga por apócrifas asi la vision co
mo la Indulgencia. Omito contestar á lo que dice este Doctor del
Hijo de Dios y del Espíritu-Santo; pues un Teólogo principiante
puede responder á ello.
Al sesto argumento respondo primeramente, que no puedo me
nos de estrañar de que tenga la osadia Tiers de oponerse á la In
[lí¡ Véanse Odonco Raynaldo en sus Anales al año 1260, núm. 35: el Uustrísimo Man-
si en una nota al núm. 36; y Francisco Pagi en el Breviario de los hechos de los Pontífices,
al número 37.—[m\ Honorio Marentini en la Verdad é índole de la Indulgencia de Por
ciúncula, num. 35, (. 8.°—[n] En el tomo LQ de Setiembre, dia 1."
23
á la Indulgencia de Porciúncula absolucion é Indiligencia plena
ria de culpan pena, con la consecuencia que va á sacar este Doc
tor de que ella es supersticiosa y falsa? De que los fieles llamen co
munmente Jubileo á la Indulgencia de cuarenta horas, ¿sacaré yo
buena ilacion de que esta Indulgencia es falsa, ó á lo menos supers
ticiosa? Todos me responderán que no: lo único que me dirán, será
de que los dichos fieles no usan bien de los términos, y que esa es
una locucion abusiva; pues lo mismo digo yo á Tiers. Aun cuando
fuera malo que los frayles Menores en sus Crónicas llamasen á la
Indulgencia plenaria de Porciúncula absolucion é Indulgencia de
culpa y pena, eso nunca probaria que era falsa ó supersticiosa: lo
que probaria únicamente, seria de que ellos abusaban de los térmi
nos. Y pregunto yo: ¿habrá sido malo, se habrá seguido algun es
cándalo de que los frayles Menores en sus Crónicas hayan llama
do á la Indulgencia de Porciúncula absolucion é Indulgencia
plenaria de culpa y penal Solamente Tiers se habrá escandaliza
do de eso por las razones aparentes que alega, á las cuales voy á
responder comenzando por la última.
No es cierto que el Concilio general Constanciense mandase
revocar las Indulgencias que prometen absolucion de culpa y pe
na, como afirma Tiers. Lo único que hubo sobre esto en el dicho
Concilio, celebrado en 1417 para ocurir al cisma el mas funesto que
ha conocido la Iglesia, fué lo que ya refiero. En la sesion cuadra
gésima decretáron los Padres del Concilio (ñ) que el Papa futuro,
lo primero evitase la demasiada profusion de Indulgencias, para
que no se envileciesen. Lo segundo, que revocaselas Indulgencias
concedidas á semejanza de otras desde la muerte de Gregorio XI.
Y lo tercero, que anulase las Indulgencias locales que se llamaban
de culpa y pena; esto es, las Indulgencias plenarias concedidas á
ciertos lugares con facultad de absolver plenariamente á los -que
fuesen á visitarlos; y que diese potestad á los Diocesanos para in
quirir sobre ellas, y aun suspenderlas si les pareciesen escandalo
sas. Los dos primeros decretos fueron pedidos al Concilio por la na
cion Alemana, y el tercero por la Inglesa. ¿Qué hizo Martino V,
electo Papa por el Concilio? Aunque no concedió á las dichas na
ciones todo cuanto le pedian, hizo con ellas un concordato señalan
do cuatro reglas al Tribunal de la Cancelaría para el despacho
de las Indulgencias, las cuales podrá ver el curioso [en Minde-
rér {o). Sobre el tercer decreto, que es el que nos hace al caso por
ahora, es menester saber que en tiempo del dicho cisma habian
(;*] Véanse Labe en el tomo Vi tic los Concilios, páp. '243 y 1456; y Minderér en la obra
de Indulgencia?, pág. 193.—[o] Mindcrér, part, 1.\ apéndice 1." _ *
2i
concedido los Papas muchas Indulgencias locales, con facultad de
elegir confesor y ser absuelto por él de culpa y pena. De aqui pro
venia que en Inglaterra habia muchas cuestas y demandas, algu
nos fieles no hacian caso de sus Curas ni les pagaban los diezmos;
y finalmente, habia otros que de la nimia facilidad del perdon to
maban ocasion de pecar más. Todos estos perjuicios iba á evitar
el Concilio con el decreto que hizo á peticion de la nacion Inglesa.
Martino V coartó mucho estas Indulgencias y facultades, que se
gun Riganti ( p) solian causar algunos escándalos; pero no las quitó
enteramente. Tampoco las quitó Clemente V; pues aunque cuen
ta entre los abusos de los cuestores que absolvian á los fieles de
culpa y pena, de aqui no se infiere que revocase tales Indulgen
cias. Y aun dado y no concedido que las hubiera revocado todas,
no comprenderia su revocacion á la de Porciúnculaj pues habién
dosele preguntado despues que espidió su Clementina, ¿qué se de
bia sentir acerca de esta Indulgencia? Respondió lo que ya dije:
ÍVíoí adeam Indulgeníiam non appónimus os nostrum. Nos no
ponemos en ella nuestra boca. Luego el argumento de Tiers nada
prueba contra mí.
Convengo desde luego con él en que las Indulgencias, sean
las que fueren, no pueden perdonar la culpa, sinó solamente la
pena; pero ¿qué inferirémos de aqui? ¿Inferiremos con este crítico
severo, que todas las absoluciones é Indulgencias de culpa y pe
na que traen los libros son supersticiosas, y que la Iglesia nunca
las ha concedido, sinó que fuéron añadidas ó inventadas por los
cuestores? Me parece que seria una ilacion temeraria. Porque co
mo ya dije en la cuestion 66 del libro primero, es menester que
conozcamos que la Iglesia, segun la diversidad de los tiempos, ha
variado mucho en el modo de conceder Indulgencias, usando en
unos tiempos de unas fórmulas, y en otros de otras. Luego porque los
Papas no concedan hoy en sus Letras pontificias Indulgencias y
absoluciones de culpa y pena, no podemos afirmar sin temeridad
que nunca las han concedido.
Y para que todos conozcan la ignorancia ó la malicia de
Tiers, es preciso advertir que segun afirma el célebre jurisconsulto
Navarro (q) un siglo antes que publicara sus obras aquel crítico
en la Francia, en el mismo pais donde él nació y escribió, solian lla
mar á la Indulgencia plenaria Indulgencia de culpa y pena. Y de la
misma manera la llamaban por entonces no solamente los franceses,
sinó tambien los españoles, como consta de los escritores siguientes.
, [p 1 Juan Bautista Riganti sobre la regla 63 de la Cancelaría, tomo 4. °—[?] En la
obra de Indulgencias y Jubileo, notab. 10, núm. 18.
25
En la capitulacion que el Rey de España Cárlos I hizo en el
ano de 1518 con el adelantado Diego Velazquez, fué uno de loa
artículos, segun dice el Cronista Herrera (r), que se habia de pedir
al Papa una Bula para que los conquistadores de N. E. fuesen ab-
sueltos de culpa y pena.
En el año de 1532 Clemente VII, segun refiere Bernal Diaz
del Castillo (*), envió Bulas á Hernan Cortés y á todos sus sol
dados, de los cuales era uno el mismo Castillo, para que los absol
viesen de todos sus pecados á culpa y pena.
En el de 1543 el Apóstol de las Indias San Francisco Ja
vier (t) escribió desde Goa á su fundador San Ignacio, lo siguiente:
''Procure Vuestra Santa Caridad conseguir del Sumo Pontífice
"para los hospitales de esta ciudad, que asi los enfermos como los
"que les sirven, siempre que confesados reciban el cuerpo de nues
tro Señor Jesucristo, logren Indulgencia y perdon de todos sus
"pecados; y que cuando mueran, sean absueltos de culpa, y pena."
En la vida del famoso Arzobispo de Toledo don fray Barto
lomé Carranza, dice el doctor Salazar (u) que en el año de 1576
le envió Gregorio XIII su bendicion apostólica, absoltiéndole de
culpa y pena; y que habiéndose confesado con el maestro fray Alon
so Chacon, fué absuelto por él en virtud de la gracia pontificia.
Aun en el año de 1654 el Ilustrísimo y Venerable Señor Pa-
lafbx (c) hablaba así á sus Diocesanos del Obispado de Osma:
"Hay Indulgencias plenarias,é Indulgencias limitadas. Las Indul
gencias plenarias son las que absuelven las almas á culpa y pena;
"de suerte que queda la del cristiano que recibe este gran bien, en
"habiendo hecho las diligencias que se le mandan, pura y limpia."
Mas ¿qué mucho que los franceses y los españoles usaran es
te lenguaje, si le usaron algunos Papas? Ya dije en la cuestion
sesta del tomo primero, que Pio IV y San Pio V en el siglo XVI,
Alejandro V en el XV, é Inocencio IV en el XIII concediéron In
dulgencias de culpa y pena, segun consta de los Bularios romanos,
y se puede ver en los franceses Harduino (#), Tomasino y Felipe
Labe. No es mucho pues que Gerson (»/), que vivió en el siglo XV,
tratase exprofeso de estas Indulgencias, sin tenerlas como Tiers
[>] Antonio de Herrera en la Historia de las Indias Occidentales, decada 2.a, lib. 3.°,
cap 11.— [s] Castillo rn la Conquista de N. E., tomo 4.° dela impresion de Madrid 1796,
al fin del cap. 195.— Muriel en los FnBtos del Nuevo Mundo, sobre la Bula 48
Íí] Kn el tomo 1.° de sus cartas, pág. 105 de la edicion citada.—[u] Salazar de Miranda en
a vida del Ilustrísimo Carranza, cap. 33 — [»] En la Pastoral 10, núm. 76 y 77. —Se halla
en la parte 2.» del tomo Juan Harduino en el tomo 8.° de la Coleccion de Conci
lios Tomasino, libro 2.° de la Disciplina, cap. 15, núm. 6.—Labe, tomo 11 de loa Conci
lios, part. 2.a, pág. 2136 y 2212.— [y] En los Opúsculos de la Absolucion Sacramenta], y de
las Indulgencias.
5
26
por supersticiosas. No es mucho que Santa Brígida (2) hable de
ellas en sus Revelaciones habiéndolas escrito en el siglo XIV. Y
no es mucho que Vadingo, Lisboa, Cornejo y otros escritores de
las Crónicas de mi orden, llamen á la Indulgencia de Porciúncula
absolvcion de culpa y pena, cuando ella fué concedida en el si
glo XIII. Si Tiers hubiera leido las Letras testimoniales que die
ron sobre esta Indulgencia Teobaldo y Conrado, Obispos de Asís,
y otros escritores de los siglos XIII y XIV, hubiera visto en ellas
que asi San Francisco cuando pidió la dicha Indulgencia, como
Honorio III cuando se la concedió, la llamaron absolucion de cul
pa y pena: no porque la Indulgencia perdone directamenie la cul
pa, dice Consalvo Duranto (a); sinó porque la supone ya perdona
da por la confesion con la que suele juntarse. Yo bien sé que este
modo de hablar se tiene hoy por una locucion impropia, y por eso
diria Lambertini (6) que si á un Obispo le presentan alguna In
dulgencia con semejante fórmula, puede tenerla por sospechosa;
pero si ha ya mas de seiscientos años que se concedió la Indul
gencia de Porciúncula, si se concedió en el mismo siglo en que ve
mos que Inocencio IV dió otra Indulgencia en los propios térmi
nos á los cofrades de la Cinta; si, segun dice Antonio de Córdo
ba (c), en los siglos pasados usaron los Papas de la dicha fórmula
para dar Indulgencias plenarias, ¿qué inconveniente puede haber
en que la usase Honorio 111 para conceder la de Porciúncula, y en
que asi lo refieran nuestras Crónicas? Solo Tiers podrá encontrar
lo en su crítica desarreglada é injusta.
De todo lo dicho se infiere contra Tiers, que la Indulgencia
plenaria de Porciúncula, como afirma el insigne predicador Bur-
dalue (*/), es una de las mas seguras y de las mas auténticas que
hay en la Iglesia.
Conclusion segunda.— La Indulgencia plenaria, llamada de
Porciúncula, se gana el dia 2 de Agosto, desde las primeras víspe
ras hasta que se pone el sol en dicho dia, en todas las Iglesias de
la religion Seráfica, confesando, comulgando, visitando alguna de
dichas Iglesias, y pidiendo en ella por la concordia de los Prínci
pes cristianos, estirpacion de las heregías y exaltacion de la Santa
Madre Iglesia.
[*j En el lib. 6.° de sus Revelaciones cap. 102 — [á] Consalvo Duranto en las notad
gobre dichas Revelaciones.— Bautista Fragoso en el tomo 2.° del Régimen de la República
Cristiana, impreso en Colonia 1737, lib. 2.°, disp. 4.», níím. 26 — La Teología Pictaviense,
tomo 4 °, art. 5.° de las índulgencins.— San Antonino, Navarro, el Cardenal Toledo — [61 Del
Sínodo Diocesano, lib. 13, cap. 18, niím. 7.— [e] Córdoba en la obra de Indulgencias, cues-
tion 6."— [d] Luis Burdalue, tomo 12 de sus Sermone?, traducidos por Miguel del Castillo,
en el Sermon de la Indulgencia de Porciúncula, parte 3.*
27
Para probar esta conclusion pondré aqui traducida una Bula
de Gregorio XV (c), por la que estiende á todas las Iglesias de mi
orden la Indulgencia de Porciúncula.— "Gregorio, Papa XV, para
"perpetua memoria. El resplandor de la gloria del Padre que ilumi-
"na al mundo con su claridad inefable, entonces especialmente fa
vorece con begninidad á los piadosos deseos de los fieles que es
meran en su Magestad llena de clemencia, cuando la devota hu
mildad de ellos es ayudada con las súplicas y méritos de los San
ólos. Queriendo pues ilustrar con algun espiritual don á todas y á
''cada una de las Iglesias del orden de los frayles de San Francisco
"de la Observancia, aun de los reformados, en donde quiera que es-
"tén, confiados en la misericordia de Dios Omnipotente, y en la au
toridad de San Pedro y San Pablo sus Apóstoles, concedemos be
nignamente en el Señor Indulgencia plenaria y remision do to-
"dos los pecados á todos los fieles cristianos de uno y otro sexo que
"verdaderamente arrepentidos y confesados, y alimentados de la
"sagrada comunion, visitaren devotamente cada año alguna de di-
"chas Iglesias en el dia 2 de Agosto, desde las primeras vísperas
"hasta que se ponga el sol en ese dia, y alli rogaren á Dios por la
"concordia de los Príncipes cristianos, estirpacion de las heregías
"y exaltacion de la Santa Madre Iglesia: habiendo de valer las pre
sentes Letras perpetuamente... Dada en Santa María la Mayor de
"Roma, bajo el anillo del Pescador el dia 4 de Julio de 1622, año
"segundo de nuestro pontificado.—Escipion, Cardenal de Santa
"Susana."
He leido en el Bulariode los Capuchinos (f) otra Bula dada
por el mismo Pontífice el dia 12 de Octubre de 1622, por la que
concede tambien á sus Iglesias la referida Indulgencia de Por
ciúncula. A las Iglesias de los Conventuales hizo el mismo favor
Clemente X (£,) en 1670; y á las de nuestros Terceros liegulares
Urbano VIII (/¿) en 1643. Todas estas concesiones las he visto
tambien en Marentini (i). De las Iglesias de nuestras monjas ha
blaré en la cuestion tercera.
Confirmase la conclusion con los hechos de muchos Pontífi
ces, que en los dias 1 y 2 de Agosto visitaron devotamente nues
tras Iglesias, para ganar tan apreciable Indulgencia. Pondré aqui
[j] Marentini sobre la Indulgencin de Porciííncula trae las Bulas de estns concesiones
en los nííin. 3 y 6 del Registro.—Minderér, part. 2.* desde el uúm. 259.— [k] Marentini en
el núm. 8 y 7 del Registro.— [l] Lambertini en el núm. 23 de la Disquisicion.—Vadingo en
sus Anales al año 1223, núm. 4.
30
á todas las monjas de la orden para que la pudiesen ganar en sus
Iglesias; y despues la comunicó á todas las casas de los frayles,
asi del primer orden como del tercero: las cuales concesiones con
firmó despues Leon X y otros Pontífices que le sucedieron. Pau
lo V la estendió varias veces á nuestras Iglesias y á las de los Ca
puchinos á favor de todos los fieles (11); pero sus concesiones no
fueron masque temporales. Finalmente, Gregorio XV la estendió
perpetuamente á nuestras Iglesias el dia 4 de Julio de 1622 en el
modo que dije arriba. Durando pues en 1621 la concesion tempo
ral de Paulo V, que fué antecesor inmediato de Gregorio, no es
mucho que en el mismo año fuera este Papa á San Francisco
Transtíberim á ganarla.
Infiérese de todo lo dicho, que para ganar la referida Indul
gencia en la Iglesia de Santa María de los Angeles de Porciúncu-
la, no es menester otra cosa que confesarse bien y visitar con de
vocion aquel santo templo; mas para ganarla en las demas Igle
sias de la orden es preciso confesarse, comulgar y visitar la Igle
sia, pidiendo á Dios en ella por las necesidades comunes de la San
ta Madre Iglesia.
Opónese á esto el R. P. Fr. José de Avila en su Coleccion de
Indulgencias de la ciudad de Méjico (ra), diciendo: "que á él le pa
dece que la estension de la Indulgencia de Porciúncula á nuestras
"Iglesias proviene mas bien del privilegio de comunicacion de gra
cias que tienen unas con otras entre sí, que de la Bula sobredicha
"de Gregorio XV, supuesto que este Pontífice dice en ella que las
"concede Indulgencia plenaria; pero no dice que la de Porciúncu-
"la: y que en el dia 2 de Agosto se pueden ganar en nuestras Igle
sias de América cuatro Indulgencias plenarias. Primera: la In
dulgencia de Porciúncula, por participacion de la ermita, Uama-
"da con ese nombre de la ciudad de Asís. Segunda: la Indulgencia
"plenaria, concedida por Gregorio XIII á las Iglesias de los fray
les Observantes de la Nueva-España y del Perú. Tercera: la que
"participamos de las Iglesias de Torres-Vedras y de Cerralvo.
"Cuarta: (si acaso no es la misma que la primera) la concedida
^por Gregorio XV á nuestras Iglesias. Ultimamente, dice que las
tres primeras Indulgencias no piden comunion." De aqui sacaria
[11] Véanse Gobát en el trat. 4.°, núm. 351.—Lorenzo de Portel en los Dubios regula
res, palab. Indulgencia, núm. 2; y en la adicion, níím. 1: este dice que la 1.» concesion do
Paulo V á nuestras Iglesias fué en 1608 por diez años, y la 2* en 1619 por otros siete.—
Amórt en la Teol., cuest. 43, dice: que segun consta de los Anales de los Capuchinos por Bo-
verio, Paulo V en 1609 la estendió tambien á sus Iglesias por el tiempo de diez años.—Min-
derér.—[m] Desde la pág. 61 hasta la 74.
31
el Diarista de Méjico (n) la opinion que ha puesto varias veces
en su Diario, de que para ganar la Indulgencia de Porciúncula no
es menester comulgar.
Antes de responder al R. Avila, pondré aqui las concesiones
de San Pio V y Gregorio XIII.
"Deseando, dice San Pió V («), que la Iglesia del convento
"de Santa María de los Angeles de la villa de Cerralvo, del orden
"de los frayles Menores Descalzos de la Observancia de San Fran
cisco del obispado de Ciudad-Rodrigo, se tenga en la veneracion
"debida, y que los fieles de Cristo concurran á la misma Iglesia,
"por causa de devocion tanto mas gustosamente, cuanto con mas
"abundancia conocieren que por eso han de ser recreados con los
"dones de la gracia celestial; concedemos perpetuamente á todos
"los fieles de uno y otro sexo, verdaderamente arrepentidos y con
desados, que en el dia de la festividad llamada de Porciúncula,
"desde las primeras vísperas hasta que se ponga el sol el mismo dia,
"visitaren devotamente dicha Iglesia, y alli pidieren por la exal
tacion de la fé católica y estirpacion de las heregías, cuantas ve-
"ces lo hicieren, otras tantas les damos Indulgencia plenaria y re
mision de todos sus pecados."
"Queriendo, dice Gregorio XIII (o), que las Iglesias de los
"monasterios ó casas de los frayles del orden de los Menores de
"San Francisco de la Observancia del reino del Perú y de la Nue-
"va- España sean tenidas en debida veneracion, y frecuentadas por
"los fieles de Cristo con honores congruentes, y para que los mis-
"mos fieles vayan mas gustosamente á las dichas Iglesias por cau-
"sa de devocion, cuanto mas abundantemente se miraren recrea
dos por el don de la gracia celestial: confiados en la misericordia
"de Dios Omnipotente, y en la autoridad de San Pedro y San Pa-
"blo sus Apóstoles, á todos los fieles de ambos sexos verdadera
mente penitentes y confesados, que en cualquier año visitaren
"devotamente las sobredichas Iglesias ó alguna de ellas en el pri
mero y segundo dia del mes de Agosto, y alli pidieren á Dios por
"la paz y union entre los Príncipes cristianos, estirpacion de las
"heregías, y exaltacion de la Santa Madre Iglesia: en el dia de los
"dichos que esto hicieren, les concedemos y comunicamos miseri-
[r] Tomo 3.°, part. l.« desde la p&g. 405.—[a] Minderér, part. 2.», núm. 311.—[b] El
Cardenal Francisco Albici, de la Inconstancia en la fe, cap. 40, mim. 129.—Minderér, part. 2.»,
núm. 255.—Teodoro en el Tratado de Jubileo, cap. 1.°, }. 3.°, núm. 9.—[el En el núm. 23
de la Disquisicion.—[d] Tomo 2.° en la cuest. 88 de la edicion citada, art. o.°
35
Conclusion tercera.—La Indulgencia plenaria de Porciún-
cula, estendida á nuestras Iglesias para el dia 2 de Agosto, puede
aplicarse por las ánimas del purgatorio.—Así lo concedió el Sumo
Pontífice Inocencio XI por un Breve (e) de 22 de Enero de 1687,
que traen Perusino, Matéuci, Ferraris, el Bulario romano y el de
Coquelines, aunque no convienen en la fecha. Otorgamos perpe
tuamente, dice el Papa en el citado Breve, "que la Indulgencia ple
garia, concedida por nuestro antecesor Gregorio XV a los que en
"el dia 2 de Agosto visiten las Iglesias del orden de los frayles
"Menores Observantes y Reformados, y hagan lo demas que man-
"da, pueda aplicarse tambien por modo de sufragio á las almas de
"los fieles de Cristo que hayan pasado de esta vida juntas á Dios
"en caridad, no obstando cualesquiera cosa en contrario."
Semejante concesion hicieron el mismo Inocencio XI (f) á
las Iglesias de los Capuchinos el dia 10 de Mayo de 1689, y Ale
jandro VIII á las de los Conventuales el 10 de Enero de 1690. Lue
go la Indulgencia plenaria de Porciúncula, estendida á nuestras
Iglesias, se puede aplicar tambien á las ánimas del purgatorio.
Acerca de las dichas concesiones, advierto lo primero: que
aunque en las lecciones del Breviario franciscano del dia 2 de
Agosto se dice que Honorio III concedió á nuestro P. San Fran
cisco la Indulgencia de Porciúncula por el espacio de solo un dia
natural, esto es, desde las vísperas del primer dia de Agosto hasta
las vísperas del dia siguiente; sin embargo, se gana en la Iglesia de
Porciúncula hasta que el sol se pone el dia dos. Así lo ha decla
rado la S. C. de Indulgencias en un decreto de 16 de Febrero
de 1739, que traen Perusino (g), Minderér y Lipsin; y así consta
de los Breves de aquellos Papas que en la Iglesia de Porciúncula
no han suspendido la referida Indulgencia en el año del Jubileo, co
mo Urbano VIII, Inocencio XII, &c.
Advierto lo segundo (porque me voy estendiendo demasiado),
que segun afirma y prueba Minderér (h), "pueden por privilegio
"ganar la Indulgencia de Porciúncula, aunque no visiten la Igle-
[e] Empieza: Aliás felicis, y se halla en Perusino, tomo 3.° de la Cronología, part. 1.»,
pág. 281.—Mateuci, Oficial de Curia, cap. 26, níím. 7.—Ferraris, palab. Indulgencia, art. 5.°,
niím. 51.—Bulario romano, tomo 11, Bula 164; y en el de Coquelines, tomo 8.°, Bula 177—
Tambien »e halla en Romero Sanchez, en Minderér, &c.—[/] Empiezan los Breves de es
tos dos Papas: Aliásfelicis, y los he visto, el 1.° en el Bulario de los Capuchinos, to
mo 1.°, pág. 136; y el 2.° en la obra citada del Marentini, núm. 18 del Registro. Asi el Bu
lario con notas del P. fray Miguel de Zug, como el Marentini, se hallan en la biblioteca de
los RR. Capuchinos de esta ciudad de la Habana.— [g ] Perusino en el tomo 3.°, part. 2.a,
pág. 217.—Minderér en la pág. 278 de su obra.—Luis Lipsin en su Catecismo Histórico-
teológico-dogmático, hácia el fin del tomo 2. ° cuando trata de la Indulgencia de Porciúncu
la [Al Minderér, part. 2.» de su obra, confer. 5.», cuest 15.—Apolonio Holzman, tomo 2.°
de la Teología moral, part. 5.*, núm. 770.
36
"sia á que está concedida, con tal que cumplan las demás condi
ciones: lo 1°—Los religiosos y las religiosas de las tres órdenes
"de nuestro Padre San Francisco, ya esten bajo de la jurisdiccion
"de la orden, ó ya bajo del gobierno de los Ordinarios: si van de
"camino, haciendo oracion en otras Iglesias ó lugares en que se
"hallen: si están enfermos ó ancianos, visitando la capilla ó el ora-
"torio de la enfermería si pudieren; y sino, rezando en su propia
"celda ó cama; y finalmente, si están cautivos ó embarcados, en
"las mismas cárceles ó embarcaciones.
"Lo 2°—Nuestros Terceros seculares de uno y otro sexo;
"porque son verdaderos miembros de la orden, entre los cuales y
"los religiosos de la primera orden hay estrecha comunicacion de
"privilegios é Indulgencias, concedidas por los Sumos Pontífices
"Inocencio XI é Inocencio XII, como se refiere en las Rúbricas
"particulares de nuestro Breviario Seráfico, aprobadas por este úl-
"timo Papa desde el número 180.
"Lo 3."—Los Cordígeros, ó los que traen legítimamente el cor-
"don de nuestro Padre San Francisco, ya porque entran en la di-
"cha comunicacion de privilegios 6 Indulgencias, como que están
"sujetos á la direccion del Ministro general de toda la orden, y ya
"porque Gregorio XV les concedió en 1622 que puedan gozar de
"todas las Indulgencias de las que gozan los religiosos Menores
"de la Regular Observancia, segun consta del número 165 de Jas
"mismas Rúbricas.
"Lo 4.*—Finalmente, los Síndicos y Procuradores (con sus mu
jeres é hijos) de los monasterios de los frayles Menores de nuestra
"Regular Observancia, de Santa Clara, de la Concepcion y de la
"Anunciacion; como lo prueba por una Bula de Clemente VII de 16
"de Abril de 1526, que pone en la página 294 al fin de la Confe
rencia quinta."
CUESTION II.
Nota 11. Toties quoties quiere decir que la Indulgencia de Porciúncula se gana tantas
veces, cuantas se visita la Iglesia haciendo la oracion acostumbrada.
[Z] Amórt en la Teología Ecléctica, cuest. 43 de las Indulgencias.—Teodoro, part 1.»,
cap. 10, art. 8.°. — [11] Guijarro en el Buen uso de la Teología moral, tomo 2.°, trat. 9.",
pregunta 6.»
41
Diciembre de 1723, que se guarde la dicha costumbre: y que pro
sigan en hacer las debidas diligencias para ganarla, no solamente
para sí, sino tambien por los prójimos que aun viven, y por las
ánimas de los difuntos. No pongo aqui la letra de la dicha Circu
lar, por no estenderme demasiado ni fastidiar con repeticiones; pe
ro el que quiera podrá verla en la obra citada del Marentini ( m\
página 204 y 265.
Prueba segunda por la historia de la primera concesion. Si
atendemos á la serie histórica de la primera concesion de esta In
dulgencia, hallaremos que Jesucristo, á quien la pidió primera
mente San Francisco, la concedió sin limitacion alguna. Hono
rio III, á quien el Santo fué á pedirla despues en nombre de Jesu
cristo, se la concedió sin más retriccion que haber señalado el dia
2 de Agosto para el logro de ella. Que el Seráfico Patriarca la pi
diese con la mayor ostension que fuese posible, consta evidente
mente, ya del zelo de la salvacion de las almas en que se abrasaba,
y ya de las repetidas instancias que hizo á Honorio. La "In
dulgencia de Porciúncula, dice el Códice Baluciano (w), habien
do sido pedida por San Francisco con tanta humildad y constan
cia, fué concedida finalmente por el Pontífice con gran liberali
dad y benevolencia." Consta asimismo, que no escede de la potes
tad del Sumo Pontífice y mucho menos de la de Cristo, el conceder
una Indulgencia plenaria que pueda ganarse muchas veces en un
dia por sí y por otros, especialmente difuntos. Luego si San Fran
cisco pidio la Indulgencia con la mayor amplitud que fuese posi-
sible, si Jesucristo se la concedió del mismo modo que se la pedia,
si la única limitacion que le puso el Papa, fué el señalarle un dia
en el año para que pudiesen los fieles ganarla en él, parece que en
todo lo demas quedó sin restriccion alguna.
Ni se me diga que ¿cómo puede ser que luego desde el princi
pio se aplicase esta Indulgencia por los difuntos, cuando Inocen
cio XI fue el que concedió esta gracia en el año de 1687? Porque
á eso respondo, que segun consta de varios testimonios auténticos
que refieren nuestro analista Vadingo y los Ilustrímos Lisboa y
Cornejo (ñ), ha obrado Dios muchos é insignes milagros desde el
siglo XJII en confirmacion de esta verdad. Referiré uno.
La beata Eustoquio de Mesina (o), monja de Santa Clara,
que murió en el año de 1491, y de la que reza mi religion Seráfi-
Nota 12. Comenzó á ordenar esta obra Juan Jorge Grevio, de quien dice Moren (en la
palabra Graevio) que fué uno de los mayores críticos del siglo XVIl; pero habiendo muerto
de rapante en 1703, la concluyó el erudito Pedro BUrman. La he visto en la biblioteca pd.
ática de la Metropolitana de Mt jico.
[u] En la Historia de las Indulgencias, pág. 156.—[u] En el tomo 5 o, part. 3.», pig. 171
y 209.—Está impreso en Leiden 1722.—[x] Lupo en la IJisertaeion da las Indulgencias,
cap. 8.°—Se halla en el tomo 6.° de sus obras.
44
Respondo lo tercero, que ni el privilegio de que la Indulgen
cia de Porciúncula puede aplicarse por los difuntos, es ageno de
la disciplina de la Iglesia en aquel siglo, como pretende el Anó
nimo francés; pues segun el mismo Amort (y) que él alega, y otros
escritores críticos, Juan VIH en el año de 878 concedió Indulgen
cias á los que muriesen ó hubiesen muerto en la guerra contra los
infieles. Juan IX (z) en el año de 900 concedió tambien Indulgen
cia al alma del Emperador Arnulfo. Urbano III en el de 1186 con
cedió una Indulgencia parcial, asi por los vivos como por los difun
tos, segun consta de un monumento estraido del archivo de la Aba
día de San Nicolas,que trae Mabillon en las Actas de losSantos Be
nedictinos (a). Gelasio II en 11 18, despues de haber consagrado so
lemnemente la Catedral de Génova, edificada poco antes en honor
de San Lorenzo y San Siro, concedió Indulgencia plenaria á to
dos los difuntos que estaban enterrados en el Cementerio de la
misma Iglesia, segun refiere Oldoino (6). Y finalmente, Pascual I
que gobernó la nave de San Pedro á principios del siglo IX, con
cedió Altar de ánima á la Iglesia de Santa Praxédes de Roma,
segun Belarmino (c) y Benedicto XIV. Luego en el siglo XIII,
no era ageno de la disciplina de la Iglesia el conceder Indulgen
cias por los difuntos.
Prueba tercera de la conclusion por el uso y práctica de los
fieles. Queriendo el Sumo Pontífice Honorio III, despues que ha
bia concedido la Indulgencia de Porciúncula, dar á mi Seráfico
Padre la Bula de su concesion, no quiso el Santo admitirla, dicien
do que le bastaba su palabra, y que siendo aquella Indulgencia
obra de Dios, corria por su cuenta el publicarla y ensalzarla. En
efecto, ¿quién la ha divulgado y ensalzado tanto, sinó la admirable
providencia de nuestro Dios, que suave y fuertemente dispone to
das las cosas? ¿Quién es el que avisa por todas partes á tantos mi
llares de hombres y de mugeres, para que dejando sus casas y sus
haciendas el dia 1." y 2 de Agosto vengan á nuestras Iglesias á
ganar la sobredicha Indulgencia? Ya dije en la cuestion pasada,
que en la Iglesia de Porciúncula ha habido años en que han con
currido á ganar la Indulgencia más de cien mil personas (d). Por
lo cual se hace preciso, dice Moreri, que las milicias de Asís y de
Perusa se pongan en arma para impedir cualesquiera desórdenes
[y] Amórt en su Historia, pag. 218. —Baronio, Mabillon.—[z] Amórt, pág. 38.—Mabi
llon.—[oj Tomo 7.° en el Prefacio al siglo 5.°—[6] Agustín Oldoino en su vida.—Amórt.—
Te] Belarmino en el libro 1.° de las Indulgencias, cap. 14, cuest. 1.» y 6.»—Lambertini en
la Instruccion 56.—Vito Picleren la Teología Polémica, part. última, controv. 3.», cap. 2.°,
art. 4,°_[d] Véanse los Bolandos en la vida de San Bernardino de Sen», escrita por Berna,
béo, cap. 2. «, níím. 15.
45
que tal multitud podria ocasionar: y con todo eso suele haber muer
tes violentas, originadas de tan gran concurso. Ayuda mucho á es
te apretamiento, dice nuestro Analista (c), el que muchos quieren
ganar esta Indulgencia dos y tres veces, tanto por sí como por los
amigos y padres ausentes, y por aquellos que ya pasaron de esta
vida, para librarlos de las penas del purgatorio (Nota 13). En Es-
£aña y en otros reinos, decia con admiracion el devoto irlandés
«ucas Vadingo (/), ví á los pueblos buscar esta Indulgencia con
tanta ansia y con tanta fé, que se tiene en ellos por infeliz é indig
no del nombre de cristiano el que no se dispone para ganarla. Hoy,
decia don José Pellicer (g) estando en Madrid el dia 2 de Agosto
de 1639, hay un grande concurso de gente á la Indulgencia de
Porciúncula. ¿Quién podrá contar en estas provincias, decia el
aleman Grouvels, á todos los cristianos que llegan en la fiesta de
Porciúncula á cada uno de los lugares donde tenemos convento los
Franciscanos? Pues ¿quién es el que los llama? ¿Quién es el que
los atrae? Pero ¿quién ha de ser sino ( / ) el amable Redentor de
los hombres, que bajó del ciclo á la tierra á salvar lo que habia pe
recido? Sí: este benignísimo Salvador que inspiró al hijo pródigo
que se volviese á la casa de su padre, es el que mirando á los gran
des méritos de San Francisco y ásu caridad ilimitada, atrae ásus
Iglesias á tanta multitud de hombres para reconciliarse con ellos
y perdonarlos por medio de la Indulgencia de Porciúncula; pues
segun dió á entender él mismo á Santa Margarita de Cortona (fc),
allí quiere repartirles mayor abundancia de gracias que en otras
muchas Iglesias de la cristiandad.
. Ahora bien: si piadosamente creemos que Jesucristo es el que
toca en los corazones de tantos hombres para que vengan á ganar
esta Indulgencia, ¿porqué no hemos de creer que tambien les ins
pirará el modode conseguirla? Si desde que se concedió concurrian
en Asís tantas almas y visitaban el templo de Porciúncula repeti
das veces en un dia para ganar muchas veces la Indulgencia, tan
to por sí como por otros, especialmente difuntos, segun refieren
Vadingo y otros historiadores; si el Cardenal de Amanatis confie-
Nota 13. Aunque esta Indulgencia pueda ganarse en la Iglesia de Porciúncula por otros
vivos que están ausentes y en estado de gracia, como refieren Vadingo, Ringerio y Krealin-
ger (h); no podemos afirmar lo mismo de ella, en cuanto se halla estendida á nuestras
Iglesias (»).
[e] Vadingo al año de 1223, níím. 10.—Marentini, pág. 296.—[/] Vadingo en el lugar
citado.—Minderér, part. 2.*, núm. 279.—Matías Grouvels en los Bolandos.—Nápoles.—
[g] Véase el Semanario Erudito ile Valladares, tomo 31, pág. 57.—[h] Maseo Kreslinger_en
la adición al núm. 64 de Reinfestuel sobre las Indulgencias.—[ti Minderér, part. 2. ,
núm. 268.— [j 1 Zacarías Laselve, tomo 2.°, serm. 1." de Santa María dt los Angeles,
part. 3.»—[k] Véas» Lambertini en el núm. 52 de la Disquisicion.
46
sa ingenuamente que en el año de 1368 fué á Asís en tiempo de la
Indulgencia, y que con ánimo de conseguirla para sí y para sus di
funtos repitió devotamente sus entradas; si esta práctica de entrar
y salir de nuestras Iglesias el dia de la Indulgencia con ánimo de
ganarla muchas veces cuenta ya mas de seis siglos, y léjos de in
terrumpirse, pareee que se aumenta más la fé y la devocion de los
pueblos; si es tan universal que el venerable Arbiol (/) nos asegu
ra, que vio en Roma entrar y salir la gente de las Iglesias de San
Francisco, igualmente que en Zaragoza; si en la misma capital del
«orbe cristiano, segun observaron Potesta en el siglo XVII, y el
P. Carmelita Descalzo Fray Antonio de San José en el XVIII,
se ha visto practicada esta costumbre no solo por la gente comun
y plebeya, sino tambien por hombres sabios y condecorados, á la
vista de los Papas, de los Cardenales, de los Obispos y de otros
Prelados eclesiásticos que léjosde oponerse á ella, la autorizan mu
chas veces con su ejemplo; y finalmente (concluiré con las pala
bras de Lambertini), "si aquella piadosa y antigua costumbre, se-
"gun la cual entran los fieles muchas veces en la Capilla de Por-
vciúncula ó en las otras Iglesias á las que se ha estendido esta In
dulgencia, en vez de desaprobarse, quiere la S. C. del Concillo
vfraé se guarde y observe," ¿qué falta para que podamos afirmar
que el toties quoties de la Indulgencia de Porciúncula, no sola
mente tiene una aprobacion tácita, sino tambien una confirma
cion espresa de la Santa Sede?
Prueba cuarta por la autoridad y el buen ejemplo de los Pa
pas. Nadie ignora la grande autoridad que tienen en toda la Igle
sia las obras del inmortal Lambertini. Luego llevando este sabio
tan abiertamente mi opinion en el Opúsculo que escribió sobre la
Indulgencia de Porciúncula, y no habiéndola revocado en diez y
ocho aífos que gobernó la Iglesia, parece que quedó confirmada por
la Santidad de Benedicto XIV. Fuera de eso, la dicha obra de
Lanjberlim fué aprobada en 26 de Julio de 1720 (#), no solo per
una Congregacion nombrada por Clemente XI, sinó tambien por el
mismo Papa, como ya dije. Luego ¿qué le falta á mi conclusión
para estar aprobada por la Santa Sede?
Agrégase á esto el ejemplo de varios Papas que en la prácti
ca han seguido mi opinion, visitando unos diversas Iglesias de mi
orden para ganar varias veces la Indulgencia plenaria, como lo ha-
M Arbiol en los Desengaños Místicos, lib. 3.°, cap. 2.« al fin.—Potesta en el toa* 1.°
da su Examen Eclesiástico, aún. 3800.—Antonio de San José ea bu Compendia Salmaat.,
twt. 98, núm. 16.—[H] Y*«« Faro*»» ea el tomo 3." da la Cronología, parí. 1.», pág. 58a
47
cía Clemente XIII (m) con grande edificación de toda Roma} y
otros visitando una sola Iglesia, pero haciendo oracion en ella va
rias veces eh congruo interválo de tiempo. Así lo hizo (següñ
consta del voto (*») que presentó á la & C. de Indulgencias en 1747
fray Alejo de Roma, Procurador general de mi ófden) Clemen
te XI en la Iglesia de San Francisco Trans Ttberim, en donde o¥o
Su Santidad por tres ocasiones distintas desde el Sagrario hasta el
Altar mayor, con mucha edificacion de los que le vieron: y así lo
practicaron tambien Benedicto XIII en nuestra Iglesia de San
Pedro en el Monte Aureo, y Clemente XIV (ñ) en la de los doce
Apóstoles de los Menores Conventuales. Pues si los mismos Pa
pas varias veces en un dia han hecho las diligencias para ganar
la Indulgencia de Porciúncula, ¿qué otra cosa nos dan á entendeí
con su ejemplo, sinó que nosotros podemos ganarla tambien n«É-
ehas veces en el dia 2 de Agosto desde las primeras vísperas^ ya
para nosotros mismos, ya para las almas del purgatorio?
Prueba quinta y última por la autoridad de las Sagradas Con
gregaciones. En el año de 1700 se presentaron dos memoriales' á
la S. C. del Concilio, uno por parte del Ilustrísimo Señor Obispo
de Labác, y otro por parte del R. P. Franciscano fray Antonio La-
zari (iVofa 14). Habiendo yo tenido la dicha de encontrarlos (tf)
los pondré aqui fielmente traducidos, para que vistos sus' alegatos
sin pasion, podamos conocer claramente á favor" de cuál de las pai
tes se pronunció la sentencia.
Nota 14. Segun la respuesta de la S. C. del Concilio, se presentó tambien otro memo
rial por parte del Procurador general de mi órden; pero no he podido dar con él.
[ni] Nápoles en el tomo 4.° de la Cronología Seráfica, pág. 354.—[ri] Minderér,j»ají.
te 2*, núm. 280; y en la pág. 292, }. Nihil.—Sabino, part. 2.» de su Luz Moral, nlúm. 23 dií
la Apología' de la Indulgencia de Porciúncula.—Marentini, núm. 48, }. 1.a—[ñ] NápoljJrf ét¡
la obra citada, pág. 355 en la letra g — [ol En Sabino Bononíense, Apología de la Indul
gencia de Porciúncula, desde el núm. 2—En Marentini, pág. 254 y 488.— Y en Octavio de
Sari Francwco, }. 10 de la Demostracion Cronológica de dicha Indulgencia;
48
"Agosto llamada de Porciúncula, concedida á los que visitan su
"Iglesia, puede ganarse en un mismo dia todas cuantas veces la
"visiten. Y mandando el Concilio Tridentino en el decreto sobre
"las Indulgencias, que los Ordinarios delaten al Sumo Pontífice
"tales abusos; por tanto el Orador pregunta y desea que se declare:
"si la dicha Indulgencia llamada de Porciúncula está compren-
"dida bajo el referido Decreto de Inocencio XII &c.
Nota 15. El P. Lázari Be engañó cuando dijo en su memorial por dos veces que la In
dulgencia de que tratamos, se gana en la Iglesia de Porciúncula todos los días del año. Sin
duda, como que vivia en Alemania, no habría tenido noticia, dice Marentini ( p) del decreto
de la S. C. de la Inquisicion de Roma de 3 de Octubre de 1691 (q), en que se declaró que
no constaba que la Indulgencia plenaria de Porciúncula fuese cotidiana.
[v] Marentini en la obra citada, níím. 52, $. 8.°—[q] Le hallarás en Perusino, tom. 3.°
de la Cronología, part. I", pág. 406.—En Mindcrér, part. 2.», niím. 285..^Eu Lambertmi, &c.
49
"Gregorio XV de 4 de Julio de 1622, no solo amplió y estendió á
"todas las Iglesias del orden de los Menores por todo el mundo la
''dicha Indulgencia plenaria y perpetua de Porciúncula, sinó que
"benignamente declaró en 22 de Enero de 1687, que puede apli
carse tambien por modo de sufragio á las ánimas del purgatorio.
"Ni en cuanto al modo: pues no obstante aquel Decreto, aun se
"practican con singular devocion de los fieles las entradas y sali-
Mas, asi en Santa María de los Angeles, como en las otras Iglesias
"nuestras de Roma y de todo el mundo, conforme á la tradicion
"antiquísima; de tal suerte, que al qtte pregunte si son lícitos seme
jantes tránsitos, se le puede responder con San Agustin (r): es
"superfino preguntar si se puede hacer aquello que frecuenta
"por el mundo toda la Iglesia de los Menores.
"De donde, asi como la substancia de la Indulgencia de Por-
"ciúncula subsiste muchos siglos ha, apoyada solamente en un orá
culo de viva voz de la Cabeza de la Iglesia, tanto invisible como
"visible; de tal suerte, que San Francisco, contento con la eviden
cia de su concesion, ni la pidió por escrito, ni quiso que le diesen
"Bula: asi tambien, en cuanto al modo de repetir muchas veces al
"dia, se practica pacíficamente y sin oposicion durante la tradicion
"de cinco siglos. Pues aunque los Pontífices en sus indultos no ha
cen mencion alguna del toties quoties, asi respecto de la misma
"Iglesia de Santa María de los Angeles, como de las otras Iglesias
"de nuestra orden; sin embargo proveen lo suficiente en todas par-
tes, miéntras dejan correr pacíficamente el tal uso y costumbre
"inmemorial. De este modo, conformándose Paulo III y Marti-
"no IV con el principio de la referida Indulgencia de Porciúncula,
"solamente la confirmaron por oráculo de viva voz, como puede
"verse en los Anales de los Menores del P. Lucas Vadingo, quien
"se refiere al archivo del convento de Santa María de los Angeles.
"De aqui se infiere claramente, que la Indulgencia de Por
ciúncula, por una tradicion no interrumpida y una práctica to
lerada, no menos subsiste y es cierta en cuanto al modo, que en
"cuanto á la substancia. Tambien se infiere, que los frayles Me-
"nores de la provincia de Carniola ninguna cosa nueva practican
"acerca de la esposicion y promulgacion de la Indulgencia de Por
ciúncula, sinó solamente aquello y nada mas que se ha acostum
brado hacer en la misma Iglesia de Santa María de los Angeles,
"y en las que tiene nuestra orden en Roma y en todo el mundo.
"Pues habiéndose estendido muchas veces la dicha Indulgencia a
•
[r] En }s Epístola 5.1 que está en ol tomo 2.°
8
50
todas las Iglesias de nuestra orden, sin que se haya hecho ó insi
nuado alguna restriccion acerca de ella, ni en cuanto á la subs
tancia, ni en cuanto al modo; ¿por qué no ha de ser lícito observar
"en todas las Iglesias de nuestra orden el dia 2 de Agosto aquel
"modo que se practica todos los dios en la Iglesia de Santa María
"de los Angeles, cuando por otra parte conviene que se estiendan
"y se amplien los favores? »
"Por todo lo cual suplico humildemente á VV. EEm.cias, que
"supuestoque la repeticion de tales entradas y sal idas por el espacio
"de un dia natural, ni hace dudoso el valor de algun sacramento, ni
"perjudica á algun tercero, ni menos trae consigo alguna cosa que se
"oponga á la religion, ó corrompa las buenas costumbres; sino que
"antes sirve para aumentar la piedad de los fieles hasta la admira
cion, y sufragar caritativamente á las ánimas de los difuntos del
"purgatorio, se dignen dejar á los fieles en la costumbre tolerada
"hasta ahora, y declarar benignamente que la Indulgencia de
" Porciúncula, de ninguna manera se contiene bajo el Decreto y
"declaracion de Inocencio XI. Por la cual gracia &,c.
DECRETO
[»] Es la cuest. 862 que se halla entre las Cuestiones Canónicas de Benedicto XtV en
el tomo 13.—Tambien puedes verlo en el Tesauro de las Resoluciones de la S. C. del Con
cilio, tom. 2.°, impreso en Roma 1745, desde ¡a pág. 398: se halla en la biblioteca del con
vento de nuestro Padre Santo Domingo de la Habana.—Marontioi, pág. 259 Perusino.
51
que el dicho Procurador lo presentase á los Eminentísimos Car
denales de parte de su orden. Pero siendo largo este Discurso, y
repitiéndose en él algunas cosas de las que llevo dichas, pondré
aquí solamente las palabras que me hacen al caso.
Despues de asentar Lambertini en los dos primeros parágra
fos de su Discurso, que San Francisco alcanzó de Dios y de Hono
rio III la célebre Indulgencia de Porciúncula para los que visita
sen la pequeña Iglesia de Santa María de los Angeles, y que la
dicha Indulgencia plenaria no es allí cotidiana, sino que está fija
al dia 2 de Agosto, prosigue de esta manera:
"La Indulgencia de Porciúncula fué estendida por los Sumos
'•Pontífices á todas las Iglesias de los frayles y monjas del orden
"de San Francisco; y habiéndose aumentado la piadosa costumbre
de entrar y visitar muchas veces, tanto la Capilla de Porciúncula
"que está situada en la Iglesia de Santa María de los Angeles, co-
"mo las demas Iglesias del orden de los frayles de San Francisco
"desde las vísperas del dia 1.° de Agosto, hasta las vísperas del dia
"siguiente, con el fin de ganar dicha Indulgencia en cada una de
"las entradas, y esto le pareciese dificil al Obispo de Labác, por-
"que la Indulgencia concedida á los que en ciertos dias visitan al-
"guna Iglesia ó hacen otra obra piadosa, no se adquiere sino una
"vez solamente al dia, traida la queja del Obispo á esta Sagrada
"Congregacion: Los frayles del orden de Sa?i Francisco de los
"Reformados de la provincia de Carniola insisten en persuadir
"al pueblo, que la Indulgencia del dia 2 de Agosto llamada de
"Porciúncula, concedida á los que visitan su Iglesia, puede ga-
"narse en un mismo dia todas cuantas veces la visiten: esta S. C,
"despues de haber oido los informes del Procurador general y del
"Ministro Provincial, decretó el dia 17 de Julio de 1700 que se ha
"de guardar lo acostumbrado.
"Mas no obstante eso, algunos Párrocos, tanto pública como
"privadamente, afirman que la mencionada Indulgencia de Por-
"ciúncula se adquiere ciertamente por los que visitan las Iglesias
"del orden de San Francisco desde las vísperas del primer dia de
"Agosto hasta las vísperas del dia siguiente, pero solo una vez en
dicho dia; de tal suerte, que las repetidas entradas en el mismo dia
"á las tales Iglesias, no aprovechan á los que entran y las visitan para
"ganar la Indulgencia muchas veces en el mismo dia, y la respues
ta de esta Sagrada Congregacion guárdese lo acostumbrado, de
tal modo la interpretan, que tenga relacion, no á la adquisicion
"de la Indulgencia por cada entrada en la Iglesia, sino á la cos
tumbre, segun la cual no se gana mas de una vez al dia la Indul
52
"gencia concedida á los que en ciertos dias visitan determinada
"Iglesia, ó hacen otra obra piadosa. Y como esta interpretacion pa-
"rezca muy disonante al urden de San Francisco, lo uno porque el
"Decreto de ganar solo una vez al dia la Indulgencia, concedida á
"los que visitan en ciertos dias la Iglesia, fué publicado en 7 de Mar-
"zo de 1678, y no obstante ql esta S. C. no quiso deferir (Nota 16)
"á la querella del Obispo Labacense que habia 'acusado á. los Pa-
"dres Reformados, de que persuadian falsamente que la Indulgen
cia de Porciúncula podia ser adquirida por los fieles todas cuan-
"tas veces visitasen la Iglesia de ellos el dia 2 de Agosto, como se
"colige del Decreto arriba mencionado de 17 de Julio de 1700: y
"lo otro, porque aprovechando tambien la Indulgencia de Por-
"ciúncula á las ánimas de los difuntos, segun las Letras Apostóli-
"cas de Inocencio XI, impresas en el Mateuci (<), nada impide que
"se aplique la misma muchas veces en el propio dia, ya por una,
"ya por otra alma de las que están en el purgatorio. De aqui es
"que instando el Procurador general del orden de San Francisco
"para que se acaben de una vez las disensiones, se propone al pre
nsente discutir y declarar:
"¿Si el Decreto de esta S. C, publicado el dia 17 de Julio
"de 1700, en el que se dijo que se ha de guardar lo acostumbra'
"do, se ha de entender de tal manera que la Indulgencia de Por-
"ciúncula se pueda adquirir por los fieles desde las vísperas del
"dia 1.° de Agosto hasta las vísperas del dia siguiente, no una vez
"sola, aunque muchas visiten las Iglesias del orden de San Fran
cisco haciendo las diligencias que se necesitan; sinó tantas veces
"cuantas en el dicho dia visitaren las mismas Iglesias con los re
quisitos debidos?
"Dia 4 de Diciembre de 1723.—La S. C. de los Eminentísi-
"mos Cardenales de la Santa Romana Iglesia, intérpretes del Con
cilio Tridentino, decretó que se guarde la costumbre.— C, Car
denal Origi, Prefecto.—En lugar *í> del sello.—Próspero Lam-
"bertini, Secretario."
Advierto que luego que salió la resolucion dicha, la misma
Congregacion del Concilio se dignó de enviar al Ministro de la
provincia. Franciscana de Santo Tomas, la siguiente
Nota 16. Drferir significa ceder, ser del parecer de otro, convenir con él en su opinion.
"Véanse los Diccionarios de Terreros y la Academia.
[t] En el Oficial de Curia, cap. 26, núm. 7.a
53
EPÍSTOLA (//)
[q] En la part. 2.*, trat. 6." sobre la proposicion 37 condenada por Alejandro VII, al fin.
57
cenciano de 7 de Marzo de 1678, el mismo que alegó el llustrísimo
Obispo de Labác en su Memorial contra los franciscanos de su dió
cesis. Pero este Decreto de ninguna manera comprende á la Indul
gencia de Porciúncula. Así lo afirma Ringerio, Obispo de Asís.
Así nos lo asegura Lambertini (r), Secretario de la Congregacion
del Concilio, á los cuales debo dar más crédito que á Eusebio
Amórt. Y así lo resolvió la S. C. del Concilio por un Decreto
de 17 de Julio de 1700, y por otro de 4 de Diciembre de 1723. Es
digno de notarse, dice Marentini (s), que Eusebio Amórt aunque
trató muchas veces de la Indulgencia de Porciúncula, nunca hizo
mencion en sus escritos de ninguno de los dos Decretos de la S. C.
del Concilio que nos favorecen; ni aun de la Bula de Inocencio XI,
en la que espresamente concede que pueda aplicarse por los difun
tos. Porqué se portase así este hombre sabio, no es fácil averiguar
lo. Luego ¿qué prueba su autoridad para enervar mi conclusion?
A lo segundo respondo que si es cierto lo que afirman los ilus
tradores del Fuero de la Conciencia que dice el P. Giraldi (pues
yo no he podido hallar sus Adiciones), no es verdad todo lo que es
cribe este Escolapio. Convengo desde luego con él en que habién
dose propuesto á la S. C. de Indulgencias la duda de ¿si la Indul
gencia de Porciúncula se gana tantas veces el dia 2 de Agosto,
cuantas se visite alguna de las Iglesias del orden de San Fran
cisco? decretó la S. C. que se oyesen los Procuradores de mi orden,
y exhibiesen los documentos que tuviesen. Mas ¿cómo le he de
creer cuando dice que los tales documentos aun no se habían pre
sentado á la dicha Congregacion al cabo de doce años, cuando me
consta todo lo contrario? ¿Es creible que toda la religion Seráfica
que se compone de tantas familias, interesadas todas en las glorias
de su Padre, habia de mirar con esa indolencia un asunto de tanta
gravedad é importancia? Pero léjos dé mí un pensamiento tan ba
jo, y tan afrentoso para toda la religion de San Francisco. Lo cier
to es que segun refiere Minderér (í) con otros escritores de mi or
den que tratan exprofeso esta materia, en el mismo año en que sa
lió el citado Decreto de la S. C. de Indulgencias que fué (no el
de 1745 como afirma el P. Giraldi), sinó el de 1747 en el dia 4 de
Agosto, en ese mismo año en el mes de Setiembre presentaron sus
votos á la dicha Congregacion, no solamente el Procurador gene
ral de la Observancia, sinó tambien el de los Reformados, el de los
CUESTION III.
ta] Perusino, tomo 3.° de la Cronología, part 2.", pág. 268.— Marentini en la Verdad
de la Indulgencia de Porciúncula, núm. 20 del Registro.—Minderér, part. 2.", núna. 258.—
[b] Ferraría en la palab. Religion**, art. 5.°, núm. 21.—Diccionario de Moreri, en la palab.
Capuchinos.
62
to respecto de ellas, como de las Concepcionistas, de las cuales
hay ocho conventos en esta ciudad de Méjico, la encontrará en las
cuestiones siguientes: para lo cual se ha de suponer que asi las
monjas Capuchinas, como las de la Concepcion y las de la Anun-
ciata, son todas del orden de San Francisco. Vimos en la cuestion
primera de este tomo, que segun el Diario de Roma fueron algu
nas veces los Pontífices á visitar las Iglesias de las Capuchinas
para ganar allí la Indulgencia de Porciúncula. Luego es señal
cierta de que en las Iglesias de las Capuchinas, asi de Méjico, co
mo de Puebla y de todo el mundo, pueden ganar esta Indulgencia
los fieles. Aquiétense pues los escrupulosos, y cierren la boca los
perturbadores" á vista del ejemplo de los Papas.
CUESTION IV.
Respondo que á todos los fieles que en los treinta y un dias (No
ta 17) siguientes, se confiesen, comulguen y visiten nuestras Igle
sias, pidiendo á Dios por la concordia entre los Príncipes cristia
nos, estirpacion de las heregías y exaltacion de la Santa Madre
Iglesia, y tengan la Bula de la Cruzada, les está concedida en ca
da dia Indulgencia plenaria perpetua. En todos los dias que seña
lo, se puede ganar la Indulgencia desde vísperas hasta que se pone
el sol el dia siguiente: menos en la fiesta del Sagrado Corazon de
Jesus, en la que empieza la Indulgencia desde la media noche de
aquel dia, hasta la media noche siguiente. Véase la cuestion cua
dragésima segunda del tomo primero, sobre los modos con que las
Indulgencias se suelen conceder.
Los dias en que se ganan las dichas Indulgencias plenarias,
y los Santos de mi orden en cuyo honor se han concedido, son los
siguientes (6).
Nota 17. Otros autores (a) ponen muchos mas; pero sus fundamentos son muy débiles.
[o] Juan Laso de la Vega, de las Indulgencias de nuestros terceros, pág. 243. —José
Roca de la Concepcion en su Opúsculo Seráfico, &c.— [b] Ferraris, palab. Indulgencia,
«rt. 5.°, núm. 43.—Minderér, part. 2.», núm. 371.—José de Avila, &c
63
Febrero.—5. Beato Pedro Bautista y sus Companeros, mártires
del Japon.
22. Santa Margarita de Cortona. • "
Marzo.—6. Santa Coleta, Vírgen. La Indulgencia de hoy es apli
cable por los difuntos. (Véase la Nota 18.)
9. Santa Catalina de Bolonia.
Abril.—3. San Benito de Palermo.
Mayo.—13. San Pedro Regalado.
17. San Pascual Bailon.
20. San Bernardino de Sena.
Junio.—13. San Antonio de Padua.
19. Beata Miquelina, viuda.
Julio.—9. Beato Nicolás y sus Compañeros, mártires de Gorcún.
14. San Buenaventura, Doctor.
24. San Francisco Solano.
Agosto.—2. La célebre Indulgencia de Porciúncula. Es aplicable
por los difuntos.
12. Santa Clara, Vírgen.
19. San Luis, Obispo.
25. San Luis, Rey.
Setiembre.—4. Santa Rosa de Viterbo.
17. Las Llagas de nuestro Padre San Francisco.
Octubre.—4. Nuestro Padre San Francisco. Hay Indulgencia ple-
naria concedida por Inocencio XI en la. forma acostumbrada.
Hay otra plenaria, que concedió Julio III (#) á todos los fie
les que confesados, ó con propósito de confesarse cuando lo
manda la Iglesia, visiten devotamente cualquiera Iglesia del
orden de los Franciscanos en Nueva-España, desde las prime
ras vísperas hasta que se pone el sol el dia siguiente, rezando
tres Padre nuestros y tres Ave-Marías por la exaltacion de
la fé católica.—Esta concesion de Julio III se estiende en los
propios términos á todos los fieles que en la Nueva-España
visiten el dia de San Agustin cualquiera Iglesia de los Agus
tinos, y el dia de nuestro Padre Santo Domingo, cualquiera
Iglesia de los Predicadores.
Nola 18. San Benito de Palermo, Sonta Jacinta y Santa Coleta fueronxanonizados por
Pio Vil en 24 de Mayo de 1807 (c). Las Indulgencias de sus respectivos dias fueron conce
didas despues por el mismo Papa, y de consiguiente no pueden hallarse sus concesiones, si-
nó en los Calendarios modernos. Yo solamente he podido ver la concesion de la Indulgencia
en honor de Santa Coleta. Empieza el Breve Ad augendam, y fué dado en Roma eI31 09
Julio del sobredicho aSo.
fe] Diario de Méjico del año de 1807, núm. 745.
[*] El dia 4 de Setiembre de 1553.—Empieza la Bula Ex injuncta.—Véanse Avila en
su Coleccion, dia 4 de Agoeto; y el Tesoro de Vivos, pág. 130. _ ,
64
13. San Daniel y sus Compañeros, mártires de Ceuta.
19. San Pedro de Alcántara.
23. San Juan de Capistrano.
Noviembre.—12. San Diego de Alcalá.
19. Santa Isabel, Reina de Hungría.
28. San Jácome de la Marca.
29. Todos los Santos de nuestras tres órdenes.
Diciembre.—8. La Inmaculada Concepcion de Nuestra Señora.
Fiestas movibles.—La fiesta del Sagrado Corazon de Jesus,
que suele ser el dia despues de la octava de Corpus. La Indulgen
cia plenaria es aplicable por los difuntos.
Aunque esta última Indulgencia no fué espresamente concedida
á nuestras Iglesias como las otras; sin embargo la concedió Pio VII
por un Rescripto de 7 de Julio de 1815, á todos los fieles que en la
forma acostumbrada visiten cualquiera Iglesia (aun delos Regu
lares d<: uno y otro sexo en todo el mundo católico) donde se celebra
la fiesta del Santísimo Corazon de Jesus. Asi consta de una precio
sa obra en toscano, impresa en Roma con aprobacion de la S. C.
de Indulgencias el año de 1818, que se intitula: Coleccion de Ora
ciones y Obras piadosas por las cuales los Sumos Pontífices
han concedido Indulgencias (d): la cual obra citaré en adelante
muchas veces.
Acerca de las otras fiestas que tienen señalado el dia fijo, has
de tener presente que segun dije en la cuestion XXVII del tomo
primero, aunque suceda por casualidad que alguna fiesta que tiene
Indulgencia se traslade para otro dia, no se traslada la Indulgencia;
escepto que haya una concesion especial para ello, la cual hasta
ahora no tenemos.
CUESTION V.
[a] Ap-ustin de Vetancur en la cuarta parte del Teatro Mejicano, trat. 4.°, núm. 5; y
en el tratado de la ciudad de Méjico, que está al fin del mismo tomo, núm. 201 y 202.—
[b] Cayetano de Alejandría en el Confesor de Monjas, cap. 10, cuest. 18 y 19.— Mindercr,
part. 2.", confer. 7.*, cuest. 17.—Pelizario en el trat. de Monjas, cap. 9.°, cuest 22.—Portel
en el tomo 1.* de las Respuestas Morales, part. 2.*, caso 14.—[c] Breviario Franciscano,
impreso en Madrid 1769, desde el núm. 180 de nuestras Rúbricas.—[di En el tomo 4.° de
los Comentarios á las Constituciones Apostólicas, en la 28 de Eugenio IV, núm. 6.
66
Frontera (c) Urbano VIII, que casi un siglo antes habia sido Pa
pa. Y así lo habia hecho tambien Clemente VIII en el año de 1605
con otras monjas Benedictinas de Prusia y de Polonia. Mas
para quitar toda duda en esta materia, el dicho Clemente XI
se dignó confirmar en 1714 el siguiente Decreto de la Sagrada
Congregacion de Indulgencias que he leido en Perusino (/), en
Ferraris, en Ursaya, y aun en los Bularios.
DECRETO
en el que se declara que los monasterios de las monjas trasla
dados, ó que se hayan de trasladar del cuidado de los Regu
lares á la inmediata jurisdiccion de los Obispos, deben gozar
delos mismos privilegios é Indulgencias que gozaban antes
de la traslacion.
[e] Antonio de Dueñas en el tomo 1.° de sus Singulares, trat. 8.°, singular 16.— [/]Pe-
rusino, tom<' 3.°, part. pág. 578.—Ferrarie, palab. Indulgencia, art. 5.°, núm. 19 y 20.—
Bulario de Clemente XI, impreso en Roma 1728, part. 3.», pág. 580, Decreto 4.°.—Bulario
romano, tomo 8. °, pág. 444.
67
En fuerza de esta célebre resolucion, aprobada por el romano
Pontífice, cesan ya, dice Domingo Ursaya todas las dificulta
des en esta parte; y no hemos de hacer caso de aquellos autores
moralistas que defendian antes con obstinacion la opinion contra
ria. Es pues evidente que el convento de la Concepcion de Méjico
goza en la actualidad de todas las Indulgencias y privilegios de
que gozan los conventos de la religion Seráfica; y por consiguien
te, que hay una perfecta comunicacion de Indulgencias entre su
Iglesia y las nuestras. En vista de esto, ¿habrá quien se atreva á
decir que los seculares no ganan en la Iglesia de la Concepcion
la Indulgencia plenaria de Porciúncula, y todas las demás que se
concedan á las Iglesias de mi orden sin restriccion alguna?
Respondo lo segundo, que las Iglesias de las monjas que siem
pre han estado bajo la inmediata jurisdiccion del Ordinario, gozan
tambien de las Indulgencias de sus respectivos órdenes cuando es
tán concedidas sin restriccion.
Prúebolo. Siendo cierto, como lo es, que los monasterios de las
monjas que se pasaron del gobierno de los Regulares al de los
Obispos gozan de los mismos privilegios é Indulgencias que go
zaban antes, ¿por qué no han de gozar de las mismas gracias aque
llos monasterios de monjas que siempre han estado inmediatamen
te sujetos á los Ordinarios? Estas religiosas, verbi gracia, las Ca
puchinas ó las Teresas de Méjico, ¿han cometido alguna culpa por
haber profesado en unos monasterios, que á imitacion del de San
José de Avila (/t), fundado por Santa Teresa en 1562, se sujetaron
desde su ereccion al gobierno de los Obispos? ¿No viven con la mis
ma austeridad que otras de su respectivo instituto que están suje
tas á los Regulares? ¿No siguen el mismo método de vida? ¿No ob
servan la misma regla? ¿No visten el mismo hábito? ¿No son de la
propia orden? (i) Luego ¿qué motivo hay para que no participen de
las mismas gracias? Acaso sus Iglesias, porque están sujetas á los
Obispos, ¿dejan por eso de ser Iglesias de su orden? No por cierto.
Porque asi como las monjas Capuchinas, porque estén sujetas á
los Ordinarios, no por eso dejan de ser del orden de los Capuchi
nos; asi tambien sus Iglesias no dejarán de ser Iglesias de su or
den, porque estén sujetas á los Diocesanos: pues el lugar y la per
sona andan á un mismo paso. De aqui es que la Sagrada Congre-
[g] Ursaya, tomo 2.° de las Disceptaciones Eclesiásticas, part. 1.», discept. 37, núm. 190
y 191.—[h] Santa Teresa de Jesus en el cap. 36 de su vida.— Ürsaya, tomo 9.", part. 2.», dis-
ceptacion 2.*— Francisco de Ajofrin, Confesor de Monjas, pág. 63.— [i] Bordonio, tomo 3.°,
resoluc. 52, en los núm. 69, 70 y 80.—Teodoro, part. 2.», cap. 2.°, art. 1.°, $. 4.°, cuest. L«
—Minderér, part 2.», núm. 397.—QuintanadueSas, tom. 1.°, trat. 8.°, singular 16; y trat 5.»
del Apéndice.
68
gacion de Indulgencias espidió el Decreto siguiente^ que he leido
en el Breviario Agustiniano, en el Romono Seráfico, y en Juan
Bautista Pitoni ( j ).
VlENENSE EN EL AUSTRIA.
DECRETO
[11] Perusino, tomo 3.° de su Cronología, part. 2.», pág. 472.—Ferraris, palab. InduU
gencw, art 5.°, núm. 20.—Francisco Romero Sanchez de la Indulgencia de Porciúncula, al
fin del libro.— Minderér, part. 1.», núm. 764.—Miguel de Zug en el Bulario de los Capuchi.
nos, tomo 7 o, pág. 423.—Talú en el núm. 1619 de los Decretos.
.. ' 70
"San Francisco de Asís, gozan de la Indulgencia llamada de Por-
"ciúnculaeldia 2 de Agosto en favor de todos los cristianos, del mis-
"mo modo que gozan de ella las Iglesias de los frayles Menores de
"todo el dicho orden de San Francisco.—IV. Y finalmente, el dia 18
"de Mayo de 1744, que cualesquiera monjas sujetas á los Ordinarios
"de los lugares ganan las Indulgencias de sus respectivas órdenes
"ó Congregaciones, cuyo rito siguen en rezar el Oficio, y cuyo ins
tituto igualmente profesan.—No obstante todo esto, como por par-
te de las monjas del tercer orden de San Francisco, de la Con
gregacion de las llamadas Isabelas de Viena en el Austria, se ha-
"ya espuesto á la Sagrada Congregacion que algunos creyeron ó
"inventaron que las Iglesias de ellas, y otras de la misma Congre
gacion y orden, como que están sujetas al Ordinario, de ninguna
"manera gozaban de los privilegios é Indulgencias que se han con
cedido á las Iglesias de su orden, y señaladamente de la del dia 2
de Agosto, sino que los dichos se habian de entender solo para
"las personas de las monjas, mas no para todos los cristianos que
"visiten las Iglesias de ellas. Por lo cual, propuesta sobre estas co-
"sas la siguiente duda:
"V. jSi todas y cada una de las Indulgencias generalmente
"concedidas á las Iglesias de los frayles y de las monjas, asi en los
"dias festivos de los Santos de la orden como en otras semejantes
"festividades, se pueden ganar igualmente por los cristianos que
"visiten las Iglesias de las monjas que están sujetas al gobierno y
"jurisdiccion de los Ordinarios?
"La misma Sagrada Congregacion respondió y declaró el
dia 19 de Agosto de 1747, segun la forma de otro Decreto de 27
"de Febrero de 1673, que se pueden ganar.—De lo cual hecha rela
cion al Santísimo Señor por mí el infrascrito Secretario de la misma
"Sagrada Congregacion el dia 26 de dicho mes, Su Santidad aprobó
"benignamente el voto de la Sagrada Congregacion.— Frey Joa-
"quin, Cardenal Portocarrero, Prefecto.—En lugar »J« del sello.—
"Antonio Marta Erba, Protonotario Apostólico, Secretario."
"VI. Mas como por parte de las dichas monjas Isabelas se
"haya dudado, ¿si ellas y sus Iglesias están comprendidas en el pre
inserto Decreto favorable; pues aunque hacen los acostumbrados
"votos substanciales del instituto y orden de San Francisco, no re-
"zan el Oficio Divino como lo requiere el Decreto alegado de 18 de
"Mayo de 1744, sinó que rezan solamente el Oficio de la bienaven
turada Vírgen María? La misma S. C. en el dia 5 de Febrero
"de 1748 respondió á la duda propuesta: que se habia de consultar
"al Santísimo para una benigna declaracion.—De lo cual informado
,
71
"el Santísimo Señor por mí el infrascrito Secretario de la misma
»'S. C. el dia 2 de Marzo de dicho año, Su Santidad, aprobando el
"voto de la Sagrada Congregacion, benignamente lo concedió, y
"quiso que la tal declaracion ó concesion sufragase tambien á cua
lesquiera otras monjas que haya del instituto ú orden de San Fran
cisco de Asís, y á las Iglesias de ellas.—Frey Joaquín, Cardenal
"Portocarrero, Prefecto.—En lugar •{« del sello.—Antonio María
"Erba, Protonotario Apostólico, Secretario."
Se me hace preciso advertir, que el sobredicho Decreto de la
S. C. de Indulgencias que acabas de leer, contiene en sí no menos
que seis Decretos. El que está en el número I es una confirmacion
bien clara de la primera conclusion. Los que están en los núme
ros II, IV y V, son una nueva prueba de la conclusion segunda, y
una revalidacion espresa del Decreto que puse despues. Y finalmen
te, los que se contienen bajo los números III, V y VI, prueban has
ta la evidencia que en Méjico pueden ganar los seculares la Indul
gencia de Porciúncula y las demás de la orden, no solo en las Igle
sias de los cuatro conventos de monjas que están sujetos á la reli
gion Seráfica, sinó tambien en las de los dos conventos de Capu
chinas, y en las de los ocho de Concepcionistas. Así lo ha declarado
muchas veces la S. C. de Indulgencias, así la de Obispos y Regula
res (m), y así finalmente Benedicto XIV.
La unica objeccion que puede hacerse á las dos conclusiones
sobredichas, es el Decreto de la S. C. de Indulgencias de 18 de Ma
yo de 1744 mencionado arriba, en el que declaró la misma Congre
gacion "que cualesquiera monjas, sujetas á los Ordinarios de los
"lugares, ganan las Indulgencias de sus respectivos órdenes ó
"congregaciones cuyo rito siguen en rezar el Oficio, y cuyo ins-
" tituto igualmente profesan." Luego parece que las monjas que no
siguen el rito de su orden en el rezo del Oficio Divino, no ganan las
dichas Indulgencias.
Respondo que aunque no hay la menor duda en que ganan
dichas Indulgencias las monjas sujetas al Ordinario que siguen el
rito de su orden en rezar el Oficio, me parece que las ganan tam
bien las que rezando el Oficio Divino se conforman con el Calen
dario romano, y no con el de su orden. La diferencia que hay, dice
Pelizario (n), entre las religiosas que están sujetas á los Prelados
[m] Juan Bautista Pitoni en las Decisiones para los Regulares, tomo 2.°, núm. 2086.—
[n] Pelizario en el Tratado de Monjas de la edicion .(corregida) de Roma 1761, cap. 6.°,
núm. 18.—Véase un Decreto de la S. C. de Ritos, que está en el tomo 10 del Ferraris ba
jo el núm. 1420; y otros de la S. C. del Concilio que eita Pignateli.—Pascuci, part. 2.",
pág. 52 de la edicion veneciana 1783.
72
de algun orden, y las que están inmediatamente sujetas á los Or
dinarios, es que las primeras deben rezar de los Santos do su or
den, conformándose con su Breviario; pero las segundas, aunque
pueden conformarse con él (w) no tienen obligacion de hacerlo.
Ni por eso dejarán de ganar las Indulgencias generalmente con
cedidas á las Iglesias de su orden, segun consta de otros Decretos
referidos que no ponen la tal condicion; pues la comunicación de
los privilegios é Indulgencias se ha concedido á las monjas, dice
Teodoro, por los méritos de las órdenes Regulares cuyo instituto
profesan ellas mismas. Luego las monjas sujetas á los Ordinarios,
aunque no sigan el rito de su orden en el rezo del Oficio Divino,
ganarán las Indulgencias que están generalmente concedidas á
las Iglesias de la misma orden.
Y lo mismo que he dicho de las Iglesias de las monjas sujetas
á los Ordinarios, afirmo (o) tambien de las Iglesias de los Regula
res inmediatamente sujetos á los Obispos. Así lo ha declarado la
S. C.de Indulgencias por sus Decretos de 1.° de Setiembre de 1721,
Ídc 7 de Marzo de 1722 confirmado por Inocencio XIII, segun
e visto en la Historia de las Indulgencias de Amórt (/>), y en el
Bulario Lateranense.
Con tantas declaraciones, me parece que he navegado hasta
aqui con viento en popa; mas no podré hacer lo mismo con lo que
me falta que escribir sobre esta cuestion. La mayor dificultad pues
consiste en averiguar ¡si las Iglesias de las religiosas de un orden
participan de las Indulgencias concedidas á las Iglesias de las re
ligiosos del mismo orden cuando aqrellas no se espresan en la
concesion?
Para resolver con acierto esta duda era preciso saber la in
tencion que tuvieron los Papas al tiempo de conceder dichas Indul
gencias, y siéndome esto imposible, responderé loque me parezca
mas razonable. Mas para evitar confusion contraeré la dificultad
á las Iglesias de las monjas del orden de mi Seráfico Padre San
Francisco. Hablando sobre esto Mateuci (q), afirma que si la Si
lla Apostólica no concede espresamente que los seculares que vi
siten las Igletias de las monjas puedan ganar la Indulgencia ple-
naria, no la ganarán por visitarlas. Pero si esta opinion fuera cierta,
no hubiera declarado Benedicto XIV en 23 de Setiembre de 1741
[n] Véanse dos Decretos de la misma Congregacion de Ritos que están en las Rúbri
cas antiguas de nuestro Breviario en los núm. 139 y 140; pero advierte que el Decreto del
núm. 140, está revocado por 1 io VI —\o] Teodoro en el lugar citado.— [p] Amórt en la
pág. 447.—Bulario Lateranense, pág. 52 del Apéndice en la edicion citada.—Holzman, par
ta núm. 767.—[7] Mateuci en el Oficial de Curia, cap. 26, núm 14 y 15.
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que las Iglesias de las monjas del Instituto de Santa Clara gozan
de la Indulgencia de Porciúncula, dándonos en esto á entender que
estaban virtualmente comprendidas en las Bulas de Gregorio XV
é Inocencio XI. Kacembergér (r) reprueba la opinion de Matéu-
ci, y lleva la contraria. A mí no me gustan ni la una opinion ni la
otra, tomadas absolutamente y sin restriccion; y asi voy á seguir
otro rumbo.
Pero antes supongo que segun dije en la cuestion pasada, hay
treinta y un dias en el año Indulgencia plenaria perpetua, conce
dida por los Santos de mi orden á todos los fíeles que confesando y
comulgando visiten nuestras Iglesias, esto es, las Iglesias de los
frayles Menores de San Francisco. He leido con atencion las con
cesiones de veinte y cuatro de estas Indulgencias que he hallado,
ya en los Bularios romanos, ya en los escritores de mi orden; y hu
biera leido las restantes si hubiera podido dar con ellas. En casi
todas Jas que he visto, hablan generalmente los Papas de nuestras
Iglesias y de las de nuestras monjas. Sin embargo, no he dejado de
encontrar algunas en que ó no se hace mencion espresa de las Igle
sias de las mon jas, ó se habla de ellas con limitacion. Esto supuesto,
Tengo por cosa cierta que cuando los Papas han concedido
Indulgencias á las Iglesias de los religiosos de San Francisco para
honrar á los Santos de su orden, participan de ellas por lo comun
las Iglesias de las monjas de la propia orden, aun cuando los Papas
no las espresen. Porque, si las monjas están sujetas á la obediencia
de los Prelados de la orden, hay entre ellas y nosotros, entre sus
Iglesias y las nuestras, una comunicacion estrechísima de Indul
gencias concedida por varios Pontífices, particularmente por Ino
cencio XI en 1686, y por Inocencio XII en 1695. Sino están su
jetas á ellos, no por eso han perdido sus Iglesias las Indulgencias
que son propias de su orden, segun lo ha declarado varias veces
la S. C. de Indulgencias (s). De aqui es que aunque Sixto V (í),
cuando concedió Indulgencia plenaria á los que visiten nuestras
Iglesias en los dias de nuestro Padre San Francisco y de otros
Santos de mi orden, no haya nombrado espresamente las Iglesias
de las monjas sino para el dia de la Seráfica Madre Santa Clara,
no por eso dejarán de ganarlas los fieles que las visiten en tales
dias. Y lo mismo digo de las que concedieron Clemente XI («) pa-
[r] Kiliaoo Kacembergér en el cap. 3.° de las Indulgencias, núm, 03.—[»] Véase Min-
derér, part. 2.*, nfmi. 370.—[í] Por su Bula Cvm d priman* de 28 de Setiembre 1585, qu«
bailarás en el Teatro de Lantusc*, palab. Indulgencia: en el Bulario de Rodríguez; y en
Juan Pitoni sobre los Regulares, núm. 1030.— [u] Por su Bula RedtinplorU, 15 de Noviera,
bre 1713, que es la 129 en el tomo 12 del Bulario romano.
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ra el dia 9 de Marzo en honor de -Santa Catalina de Bolonia, y
Pio Vil para el dia 6 del mismo mes en honor de Santa Coleta.
Otra cosa me parece que es cuando los Papas posteriores á
Inocencio XII conceden Indulgencias á nuestras Iglesias, esto es,
á las Iglesias de los frayles de mi orden, con espresa limitacion para
las de las monjas. Asi las concedió Benedicto XIV (c) para el dia
de San Luis Rey de Francia, y para el de Santa Isabel Reyna
de Hungría: de modo que respecto de las Iglesias de los Menores
Observantes de San Francisco, concede la Indulgencia plenaria á
todos los fíeles que las visiten; mas respecto de las Iglesias de las
monjas, la coarta á las mismas monjas y á las que están encerra
das en sus claustros. JNi aqui pienso yo que vale la mutua comuni
cacion sobredicha; porque habiendo sido ella concedida por Papas
anteriores á Benedicto, parece que este, concediendo la Indulgen
cia en el modo dicho, deroga la tal comunicacion implícita y vir-
tualmente. Aunque de todas cuantas Bulas he leido en que se con
ceden Indulgencias á nuestras Iglesias, ninguna he visto en estos
términos; sin embargo, en los Decretos de la S. C. de Indulgencias
que trae Amórt en su historia (x) hay muchas concedidas así: y
entonces me parece que no vale la comunicacion de Indulgencias
que se haya concedido antes, por mas íntima y estrecha que sea.
CUESTION VI.
[Al Donato, tomo 2.°, part. 2.*, trat. 9.°, cuest. 15.—Ferraris, palab. monjas, art. 1.°,
núm. 96 Reinfestue), lib. 3." de las Decret, tít. 31, núm. 182.—[c] Empieza In tanía. Es
la 9." en el tomo 2." del Bulario romano; y la 15 en el tomo 4.°, part. 3." del de Coquelines.
—[d] Barbosa de la Potestad del Obispo, part. 3.a, alegacion 101, núm. 34.— Bordonio, to
mo 5.°, cap 6.° de la profesion, cuest. 18.—Kl Reverendísimo fray Domingo Losada de los
Privilegios Regulares de Indias, part. 3." desde el núm. 39. —Bremond, tomo 8.° de su Bula-
rio.—[e] En el libro 5.° sobre el Decálogo, cap. 4.°, núm. 16.—[/] Bordonio, núm. 52 del
dicho cap. 6.°—[g] Ursaya, tomo2.°, part. 2.", discept. 24, núm. 23.—Ferraris en el núm. 97.
—Pignateli, tomo 1.°, consulta 359.—[h] En los núm 47 y 48 del mismo cap.—l>] El Triden
tino, sea. 25, cap. 15 de los Regulares.—Véase fray Francisco Luengo sobre la regla de loa
" Menores, cap. 2.°, controv. 5.", seccion 3.*—[>] En el niim, 415 de la 2.* parte.
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nasterio no tiene ningun derecho á la dote, segun lo ha declarado
varias veces la S. C. del Concilio, como puede verse en Ferraris (Ar)
y en Latnbertini: pues siendo el fin único, asi de las monjas que pi
dieron el indulto como de San Pio V que lo concedió, el logro de
las Indulgencias y el consuelo espiritual de la moribunda, no debe
estenderse á otra cosa, dicen Fagnano (í), Reinfestuel y el citado
Lambertini. A esto se agrega que la tal concesion es contra el de
recho comun del Tridentino; y ya se sabe que segun una regla del
Derecho (//), lo que es contra el derecho comun, no se ha de in
terpretar latamente, ni se ha de traer á lo que no se espresa. .
Ultimamente advierto con el R. P. fray Francisco Ildefonso
Segura (w), que el referido privilegio de San Pio V no se estiende
á las personas que no sean actualmente novicias. Y asi no pueden
gozar de él los donados de las religiones, ni las educandas que vi
ven en los conventos, aun cuando estén vestidas del hábito de las
religiosas, como prueba nerviosamente Ursaya (n) y declaró la
S. C. del Concilio en 1705. Por lo cual juzgo que las profesiones
que han dado algunos Prelados en esta América á varios clérigos
y seculares sin ser novicios, solo porque estaban en el artículo de
la muerte, han sido inválidas, como prueba el dicho P. Segura; pues
por una parte no tienen apoyo alguno en la referida Bula, y por
otra son contrarias á lo que determina el Concilio de Trento en
«I lugar citado.
CUESTION VII.
La persona religiosa que renueva su profesion, ¿consigue Indul
gencia plenaria todas las veces que la renueva'1.
CUESTION VIH.
CUESTION IX.
[d] Le traen Merati, tomo 1.°, n<ím. 432: Ferraris, tomo 10, núm. 467; y Cavalieri, to
mo 3.°, Decreto 101.—[e] Teodoro, part. 2.a, cap. 1.°, art. 4.°, }.4.°—Barbosa, cláusula 70,
núm. 27.— Minderér, núm. 127 [a] En el Tratado de las Supersticiones, tomo 4.°, lib. 7",
cap. 18.—[b] Teodoro en el Trat. de las Indulgencias, part. 2.", cap. 1.°, art. 4.°, }• 1.°
81
de ánima, espedido por Julio III para una cofradía de Goa en I.°
de Marzo de 1552.—El Cardenal Belarmino (c), Próspero Lam-
bertini y Elías de Santa Teresa dicen que Pascual I, que fué Pa-
?a en el siglo nono, hizo este insigne favor á la Iglesia de Santa
'raxédes de Roma. Urbano VIII asegura en una Bula (d) que
San Gregorio Magno concedió otra semejante gracia, segun pia
dosamente se cree, al altar mayor de San Cosme y San Damian
de Roma. Y no faltan sabios (e) que afirman, que San Pelagio á
mediados del siglo sesto condecoró con Indulgencia plenaria á fa
vor de las almas del purgatorio á la Iglesia de San Lorenzo, estra-
muros de Roma.
CUESTION X.
• i
¿Qué disciplina se observa hoy sobre la concesion de altares
privilegiados?
[a] Comienza Omnium saluti, y le traen el tomo 10 del Bulario romano; y el 11 del de
Coquelines.—Teodoro, }. 4.°—Ferraris, núm. 11; y Minderér, pág. 240,—[6] Minderér, des
de el núm. 89 hasta el 95.—En la pág. 240 puedes ver el Decreto de la S. C. de Indulgen
cias, y un ejemplar de las Letras Pontificias á los Obispos.—Ferraris, núm. 37.—[c]_Le traen
Ferraris, núm. 38.— Minderer, núm. 96.—Napoles, tomo 4.° de la Cronología Seráfica, pá
gina 409.—[d] Por su Bula Romanus Pontifex, que es la 67 en el tomo 11 del Bulario ro
mano.—[e] Por un Breve que empieza Cum sicui, y le traen Perusino, tomo 8.°, part. 2.*,
pág. 254.—Ferraris, palab. Indulgencia, art. 5.°, núm. 77.—Velderrain, núm. 269.
84
Velderrain, concede que siempre que algun Sacerdote de la orden
celebrare misa en Iglesia de su religion por el alma de cualquier
religioso ó religiosa de la misma orden cuando muere, en cual
quier altar que celebre, la sufrague dicha misa como si fuera en
altar privilegiado: ya se celebren dichas misas en el dia de su muer
te ó entierro, ó ya en otro cualquiera dia. En cuanto á las monjas
estiende el referido indulto á las misas que celebre por ellas cual
quier Sacerdote secular ó regular de otra orden; pero con la con
dicion precisa de que han de celebrar las misas en las Iglesias de
las respectivas monjas. No se estiende este indulto á los oficios ge
nerales, ni aun al generalísimo de los difuntos de nuestra orden,
como puso el Calendarista de cierta provincia en su Añalejo: pues
segun dice nuestro cronologista Nápoles (/), la intencion del Pa
pa fué concederlo solamente á las misas que enfuerza de las cons
tituciones de la orden, confirmadas por autoridad apostólica, de
ben aplicarse por algun religioso ó religiosa cuando muere, segun
consta de las preces que le presentaron; y como por otra parte el
altar privilegiado es de dificil concesion, no la hemos de interpre
tar latamente, sino con restriccion.
Segunda á favor de las almas de todos los fieles difuntos,
concediendo (g) el dia 17 de Diciembre de 1748 á todas las Igle
sias de los frayles Menores de la Observancia altar privilegiado co
tidiano perpetuo, que ha de ser señalado por el respectivo Ordina
rio; pero por las misas que celebren los frayles Menores en el
sobredicho altar.
Tercera.—El dia 22 de Setiembre de 1755 estendió benig
namente la dicha gracia, ya al altar de la Capilla de nuestra sen-
fermerías, cuando celebran en él los religiosos de la misma Ob
servancia ancianos, enfermos ó achacosos; y ya á las Iglesias de
las monjas sujetas á la jurisdiccion del Ministro general de los Ob
servantes, pero solo por aquellas misas que celebren en dicho al
tar, señalado por el Ordinario, los religiosos de la misma orden.
Cuarta.—Por un Breve de 26 de Abril de 1741, que hallarás
en Perusino (A), concede al Ministro general de la Observancia,
que durante el tiempo de su oficio sea privilegiado cualquier altar
donde diga misa, con tal que la celebre por las almas de sus padres,
parientes, bienhechores suyos ó de su orden.
Quinta.—Todas estas gracias (ménos la última) que concedió
[f] En la pág. dicha, letra b.—[ g] Véase el Breve Codestiwn munerum de 21 de Ene
ro 1756. Le hallaras en el tomo 4.° de Nápoles, pág. 192.—En Ferraría, núm. 80 del art. 5.a
—Y en Minderér, part. 2.a, al fin de la conferencia 7.*—[&] En el tomo 3.°, part. 2.*, pa
gina 256.—Empieza el Breve Cum sicuí dileetut.
85
el señor Benedicto XIV al orden de los Menores de la Observan
cia, se las concedió tambien al orden de los Capuchinos, segun he
visto en el tomo sétimo de su Bulario con la diferencia que el
mismo Papa señaló á estos para altar privilegiado, el altar mayor
de todas sus Iglesias; y á aquellos les dice, que recurran al respec
tivo Ordinario para que se les señale.
Sesta.^-lia. concesion mas amplia que yo he visto acerca de
altares privilegiados, es la que hizo Benedicto XIII á toda la reli
gion de mi gran Padre Santo Domingo; pues la concedió por una
Bula de 26 de Mayo de 1727 (j), que cualesquiera altares de sus
Iglesias fuesen privilegiados.para todos los Sacerdotes de dicha re
ligion, en sufragio de las almas de todos los fieles difuntos.
Argüirás. La Bula de Benedicto XIII que acabas de citar,
está revocada y reducida á los términos del derecho comun por
otra que su inmediato sucesor Clemente XII espidió el dia 30 de
Marzo de 1732 (&), y es la quinquagésima quinta de este Papa en
el tomo 14 del Bulario romano.
Respondo que es cierto que Clemente XII revocó y redujo á
los términos del derecho comun, asi la constitucion sobredicha de
Benedicto XIII, como otras once que habia espedido el mismo Pon
tífice á favor de los órdenes Regulares, concediéndoles varios pri
vilegios é Indulgencias. Pero diciéndose en la parte -narrativa de
la Bula revocatoria de Clemente, que la causa de reducir á los tér
minos del derecho comun las dichas constituciones, era el quitar la
ocasion de las discordias y altercaciones que se habian suscitado y
pudieran suscitarse en adelante, se infiere de aqui que solo revocó
á los dichos órdenes Regulares los privilegios contenciosos, y que
impedian la jurisdiccion de los Ordinarios; mas no les revocó las
Indulgencias ni los privilegios de altar de ánima que Benedicto les
habia concedido en tales Bulas.
Así lo declaró varias veces la Sagrada Congregacion de In
dulgencias en tiempo de Clemente XII, como lo afirman unánime
mente el R. Bremon en el Bulario del orden de Predicadores (/),
el R. P. fray David de Santa María en el Bulario de los Agustinos
Descalzos, el autor del Bulario de los Canónigos Reglares del San-
[t] En las páginas 358, 371, 375 y 425.—\j ] Comienza Pretiosvs, }. 23.—Es la 79 en
el tomo 6.° del Bulario de los Predicadores.—[k] Principia Romanus Pontifex; y la he visto
tambien en Perusino, tomo 3.°, part. 2.J, pág. 159.— [21 Bremond en el tomo 8.°, trat. de
cunsensu bullarum, tít. 15, cuest. 4.", }. 3.°, núm. 6.—David en su Bulario, impreso en Ro
ma 1742, pág. 289.—El Bulario de los Canónigos del Salvador, en la parte 1." impresa en
Roma 1733, trae al principio el Decreto de la S. C. de Indulgencias.—Vi estos tres Búla
nos en la biblioteca pública de la Metropolitana de Méjico.
86
tísimo Salvador, Cavalieri (//), Minderér y Ensebio Amórt, en
quien he leido el Decreto de la dicha Congregacion de 20 de Ene
ro de 1733, número 3, que es del tenor siguiente:
"Benedicto XIII el dia 26 de Marzo de 1729 hermoseó con
"privilegios á la Congregacion del Santísimo Salvador. Entre otros
"añadió Indulgencia plenaria para sus Iglesias en las fiestas de San
**Agustin y Santa Mónica. Item, á los que visitasen las Iglesias de
"ellos en la Natividad del Señor, en la Pascua y en tiempo de ad
viento y de cuaresma, dió las Indulgencias de las estaciones de
"Roma. Finalmente, concedió altar privilegiado para solos los Ca-
"nónigos de esta Congregación que celebrasen en alguna de sus
"Iglesias. Despues Clemente XII (*) revocó las dichas concesio
nes, y señaladamente esta (**), espedida por Benedicto XIII á fa
vor de los Canónigos Reglares. Mas por cuanto en la Bula revoca-
"toria hay estas palabras para remover la ocasion de pleitos, creen
"que solo fueron revocados los privilegios contenciosos, de cuyo gé-
"nero no son tales Indulgencias. Empero, porque en dicha Bula re
vocatoria se contienen tambien estas palabras: todas las gracias,
"favores, indultos yprivilegios se tengan como sino se hubieran
"concedido: se pregunta ¿si se han de tener por revocadas las ta
lles Indulgencias, como tambien el privilegio de altar de ánima?
"Se respondió: el dicho orden goce' de las dichas Indul-
"gencias y gracias espirituales, concedidas á él en la Bula de
"Benedicto XIII»
Esta misma declaracion dió el año siguiente de 1734 el llus-
trísimo señor Secretario de la dicha Congregacion de Indulgen
cias, segun refiere Bremond en el lugar citado: lo cual se ha de
notar y ttner presente, para resolver todas las dudas de este género.
Ultimamente, el Sumo Pontífice Pio VII (m) declaró privile
giados á favor de cualesquiera almas del purgatorio, todos los alta
res de aquellas Iglesias donde se hace la esposicion del Santísimo
Sacramento, durante la Oracion de las cuarenta horas. Así consta
de un Rescripto que existe en la Secretaría del Vicariato de Roma,
dado el 12 de Mayo de 1817.
[11] Cavalieri, tomo 2.° de sus obras litúrgicas, sobre el Decreto 364, núm. 4.—Minde
rér, part. 1.«, núm. 788.—Amórt en la Historia de las Indulgencias, cuest. 62; y en las Res-
Pestas de la S. C—Guijarro, tomo 2.", pág. 139.—[*] Por su Bula Romanus Ponitfejc.—
*] Q.ue comienza In sede.— [m] Véase la dicha Coleccion de Oraciones, impresa en Ro
ma 1818, pág. fco6.
87
CUESTION XII.
Las Indulgencias de los altares de ánima ¿entran en la comu
nicacion de privilegios é Indulgencias?
Aunque algunos autores (a) opinan que sí, hoy dia no se pue
de sostener esa opinion. Por lo cual
Respondo con Bordonio (6) y el Anónimo Dominicano, que
los altares de ánima no entran en la comunicacion de privilegios
é Indulgencias, por mas amplia y estendida que sea.—Así lo ha
declarado varias veces la S. C. de Indulgencias, como puedes ver
en Ferraris (c), Amórt y Minderér.
De aqui se infiere: lo primero, que las Iglesias unidas ó agre
gadas á la de San Juan de Letrán de Roma no participan del
altar privilegiado que hay en ella, como lo declaró la dicha Con
gregacion el dia 9 de Mayo de 1729.—Y lo segundo, que por mas
estrecha que sea la comunicacion de privilegios é Indulgencias en
tre las tres órdenes de nuestro P. San Francisco, no por eso se co
munican las Indulgencias de los altares de ánima, ni de la una or
den á la otra, ni aun de un convento á otro de la misma provincia.
Pues como dicen el Cardenal Petra (d) y Ascanio Tamburino, los
privilegios exorbitantes y que son de dificil concesion, no entran
en la comunicacion de privilegios.
Y advierte que segun dije en el tomo primero, cuestion trigé
sima sétima, conclusion tercera, las Indulgencias de los altares pri
vilegiados no se suspenden por el Jubileo del Año Santo; ni están
comprendidas, dicen Minderér (c) y Pascualigo, en la revocacion
de Indulgencias de Paulo V.
CUESTION XIII.
Las misas del dia que se celebran en altar privilegiado^ ¿tienen
la misma Indulgencia que las de Réquiem?
Antes de responder, supongo con Teodoro (a) y el Anónimo
Dominicano, que el Sacerdote á quien encomienda una misa en
altar de ánima, no cumplirá con solo celebrarla en dicho altar y
[a] Arbiol en la Tercera Orden, part. 2.a, cap. 19.—Tellado, Prontuario de Terceros,
cap. 4.°, $. 6.° desde el núm. 226.— [b] Bofdonio de los Legados, cap. 7.°, cuest. 19 y 21.
-^El AnOnimo en su tratado de Indulgencias, part. 2.", cap. 2.°, }. 2.°, núm. 4.— [el Ferra
ri», palab. Altar privilegiado, en loe núm. 33, 35 y 40.—Amórt en las respuestas de la S. C;
y en las cuest. 40 y 46 de la Teología.—Minderer, part. 1.a, núm. 713.—Perusino, tomo 3.°,
part. 2.«, pág. 472 Talú, núm. 1620 de los Decretos.— [d] Petra, tomo 3.°, pág. 33, núm. 45.
—Tamburino, tomo 2.°, disp. 17, cuest. 2.a, núm. 6 y 7.— [el Minderér, part. 2*, núm. 164.
—Pascualigo del Sacrificio de la misa, cuest. 760.—[a] Teodoro, part. 2.", cap. 1.°, art. 4.°,
}. 1.°—El Anónimo, part. 2.", cap. 2.°, }. 1.a, núm. 5.
88
aplicársela, es menester tambien que tenga intencion de aplicar al
difunto la Indulgencia plenaria del altar: lo cual fácilmente puede
hacer en cualquiera de los mementos de la misa. De otro modo no
cumpliria con la intencion del dante que manda celebrar en dicho
altar, no solo para que se aplique la misa al difunto, sino tambien
para que se le socorra por medio de la Indulgencia plenaria. Lo
cual supuesto,
Respondo lo primero, que las misas del dia que se celebran
en altar privilegiado, tienen la misma Indulgencia que las de Re
quiem, cuando estas no pueden celebrarse.
Pruebo la conclusion por las últimas determinaciones ponti
ficias. Estando mandado á los Sacerdotes por una Rúbrica del Misal
que no celebren misas privadas de Requiem en fiestas dobles (6),
y advirtiendo la S. C. de Ritos que en todas partes se habia intro
ducido el abuso de celebrarlas, mandó por un Decreto de 5 de
Agosto de 1662 (c) á todos los Sacerdotes, asi seculares como re
gulares, que en adelante observasen dicha Rúbrica. Aprobó Ale
jandro VII este Decreto, y para su mejor observancia declaró (d)
en 22 de Enero de 1667, lo primero, que en el dicho Decreto de
la S. C. de Ritos no se comprenden los aniversarios y misas canta
das de Requiem, dejadas por disposicion de los testadores para que
se canten todos los años en el dia de su muerte, las cuales se pue
den cantar aun en dia de doble mayor (y si está impedido (e) se
pueden anticipar ó posponer). Lo segundo, que las misas de la fies
ta corriente que en los dobles se hayan de decir por obligacion en
altar perpetuamente privilegiado, tengan la misma Indulgencia
que si fueran de Requiem. Esta declaracion de Alejandro fué es
tendida por Clemente IX ( f) en 23 de Setiembre de 1669 á los
altares que fuesen privilegiados por cierto y determinado tiempo,
y á las misas que se celebrasen en ellos por denotdon de los fieles.
Originándose todavia algunas dudas, el Sumo Pontífice Inocen
cio XI (g) en 4 de Mayo de 1688 amplió dicho privilegio á los do
mingos, infraoctavas, y todos los demás dias del año en que no
se pueden decir misas de Requiem. Ultimamente, habiendo su
plicado la S. C. de Ritos á Clemente XI que se dignase de apro-
[b] Rííbrica5." general, al fin del ní!m. 2.°— [c] Véanse Benedicto XIV en el lib. 3.°
del Sacrificio de la Misa, cap. 23, núm. 7 y 8.—Y Perraris en la palab. mita, art. 14, núm. 64.
—[d] Por bu Bula Crédito, nobis, que es la 171 en el tomo 6.° del Bulario romano.—[e] Ca-
valieri, tomo 3.°, cap. 6.° sobre los Decretos 4.° y 5.°—[/) Por su Breve Cum felicis, que
hallarás en el Apéndice alfabético de Kacemberger al principio.—[g] Por su Breve Aliás,
que traen Matenci en el Oficial de Curia, cap. 4.°, núm. 3.° y Pignateü, tomo 9.°, const. 90,
núm. 132.—Hallarás los tres Breves en Ferraris, palab. misa, art. 14, desde el núm. lljyeo
Cavalieri, tomo 5.°; cap. 27, núm. 20.
89
bar especialmente estas y otras declaraciones, á fin de que se im
primiesen en el Misal; Su Santidad las aprobó el dia 29 de Se
tiembre de 1714, mandando que así se hiciese (JSota 19). Luego
si han declarado los Papas que las misas del dia celebradas en al
tar privilegiado tienen la misma Indulgencia que las de difuntos,
con el fin de que se observen las Rúbricas; es preciso inferir que
en los dias que permitan estas que se diga misa de Requiem, no
bastará la del dia. Para mayor claridad
Respondo lo segundo con Cuniliali (A), que siempre que en
altar privilegiado se pueda decir misa de Requiem, no basta la del
dia: y mucho menos bastará otra cualquiera votiva.
Pruebo esta conclusion, que os comun entre los modernos (i).
Asi como la S. C. de Ritos ha decretado varias veces que las mi
sas del dia celebradas en altar privilegiado tengan la misma In
dulgencia que las de Requiem, cuando estas no pueden decirse por
que las veda la Rúbrica; asi tambien ha decretado varias veces,
que en todos aquellos dias en que se puede decir misa de difuntos
segun las determinaciones de la Iglesia, no se satisfaga al indulto
sino fuere la misa de Requiem. El dia 1." de Junio y el 13 de Julio
de 1601 espidió la dicha Congregacion el Decreto siguiente, que
he leido en Barbosa (J ), Diana, Bordonio, Ferraris y Cavalieri.
"La misa celebrada por los difuntos en altar privilegiado, no les
"sufraga (en cuanto á la Indulgencia), ni se satisface con ella al
"indulto, sinó es de Requiem." El cual Decreto, como dice Ferra
ris, se ha de entender para aquellos dias en los que segun el rito no
se prohiben las misas de difuntos. Item, consta del citado Breve de
Inocencio XI que habiéndose propuesto á la misma Congregacion
este Dubio: "¿Si las declaraciones de Alejandro VII y Clemente IX
tendrian lugar en los domingos y en los otros dias en que aun
"cuando no estén impedidos por fiesta doble, no pueden con todo,
"eso celebrarse misas de difuntos segun el rito y uso de la Iglesia?
"Respondió por un Decreto de 3 de Abril de 1687, que las dichas
"declaraciones de Alejandro y Clemente se han de entender de to-
"dos aquellos dias en que no pueden segun las Rúbricas, celebrar-
Noía 19. Puedes leer en el Misal, antes de las Rúbricas generales, Decretvm Urbis <J-
orlis de la S. C. de Kitos con la aprobacion de Clemente XI, que tambien he visto en el to
mo 8.° del Bulario romano.
[h] Tomo 2.°, trat. 14, cap. 3.°, Apéndice iíltimo.—[i] Francisco Mostazo, lib 2.° decau-
cispiis, cap. 5.°, núm. 48.—Pascualigo, cuest. 731.—Mateuci, cautela, lib. 1.°, cap. 6.u, nú
mero 23.—Compendio Salmant.- ] Barbosa en las Decis. Apostólicas, palab. Missa drfunc.
torum, núm. 1 Diana Coord. en el tomo 4.°, trat. 1.°, resoluc. 9.», núm. 1— Bordonio de,
los Legados, cap. 7.°, núm. 55 y 56.—Ferraris, palab. Aliar privilegiado, núm. 21 y 23.Cava-
lieri, tomo 3.°, Decreto 91.
13
90
"se misas de difuntos." Este Decreto fue confirmado despues por
Inocencio XI el dia 4 de Mayo de 1688, y por Clemente XI el
dia 29 de Setiembre de 1714 como llevo dicho. Luego si las dichas
declaraciones pontificias se han de entender de aquellos dias en que
segun las Rúbricas no se pueden decir misas de Requiem, es evi
dente que cuando estas puedan decirse segun las Rúbricas, no bas
tará la misa del dia para ganar la Indulgencia.
Y si para ganarla no basta la misa del dia, mucho menos bas
tará otra cualquiera votiva. Porque las declaraciones de los dichos
Papas que amplian el privilegio de altar de ánima á las misas del
dia, se hicieron, dice fray Francisco Gonzalez (fc), con el fin de
obligar á los Sacerdotes áque observen la Rúbrica que prohibe el
decir misas privadas de Requiem en las fiestas dobles y en los do
mingos. Es asi que los Papas no estendieron el dicho privilegio á
las misas votivas; luego estas son insuficientes para la consecucion
de la referida Indulgencia.
Infiere de todo lo dicho: lo primero, que se engañó el Doctor
de la Sorbona Drovén (/), cuando dijo que los altares de ánima se
llaman privilegiados (Nota 20), porque hay privilegio para cele
brar en ellos misas de Requiem, aun en aquellos dias en que pro
hibe la Santa Iglesia celebrarlas en otros altares; lo cual nos da
tambien á entender otro Doctor de la Sorbona Francisco Amado
Pouget. Yo no sé si en la Iglesia galicana se habrá concedido ese
privilegio á los Sacerdotes franceses; pero si sé que los Vicarios de
Cristo, los Pontífices de la Iglesia romana, á quienes debemos obe
decer, lejos de conceder tal privilegio á los Sacerdotes Urbis or-
bis, les han prohibido desde antes que nacieran estos Doctores pa
risienses, el decir misas privadas de difuntos en altares privilegia
dos en los domingos y fiestas dobles. Si los Doctores de la Sorbona,
si todos los Sacerdotes franceses hubieran hecho más caso de las
determinaciones pontificias, no veríamos en sus escritos tantas opi
niones peregrinas. Omito las muchas que trae Tiers en su trata
do de supersticiones (11), en el que muerde, como tiene de costum
bre, á los monjes y á los religiosos Mendicantes, sin que le merez
can mas atencion los Pontífices que conceden los altares de áni-
Nota 21. De Tiers tomaría sin duda varias cosas el autor del perverso papel intitulado
Bosquejo, reimpreso en Méjico el año de 1820, que luego se prohibió. Ya hablé de él en el
prólogo del tomo 1.°
[m] Amórt en li Teología, cuest 46.—Ferrari?, palab. Altar privilegiado, níím. 23.—
Cavalieri, tomo 3.°, decreto 97.—[n] Merati en el tomo 1.° sobre Gavanto, parte 1.°, tít. 5.°,
núm. 8; y en el Uacreto 812. —Talú en el Decreto de la S. C. de Ritos, núm. 805.—[»] Ca
valieri, tomo 3.°, Decreto 73, núm. 1 y 2.— Minderér, núm. 152 de la 2.» parte.—Fraxineli
en una resolucion que dió acerca de las misas de difuntos, }. 5.°—Está en Merati, pág. 354
de la edicion veneciana 1769.— [o] En su Bula Quod expcnsis de 26 de Agosto 1748, que es
la 61 en el tomo 2." de su Bulario.—A los nuevamente indultados manda con pena de sus.
pension, que ningun estipendio reciban por la segunda y tercera misa.
92
funtos en los dominios de los Reyes de España y Portugal, no hallo
inconveniente en que se apiique la Indulgencia plenaria por todos
los difuntos en general. Pues por una parte hay para el dia de todos
los difuntos la concesion de altar privilegiado para todas las misas
que se celebren en ese dia, como dije en la cuestion undécima: y
por otra, el Sacerdote no puede aplicar la Indulgencia de altar pri
vilegiado, sino á aquella alma ó á aquellas almas por quienes cele
bra la misa. Luego aplicándose la misa por todos los difuntos en
general, á todos se aplicará la Indulgencia.
Lo mismo siente Torrecilla ( p) de cualquiera otra Indulgen
cia plenaria que sea aplicable por los difuntos: y supuesto que con
vienen los Teólogos (q) en que es divisible el efecto de la Indul
gencia plenaria, ¿qué inconveniente puede haber en que se aplique
por muchas almas, ó por todas las del purgatorio?
CUESTION XIV.
Si yo, ó un Sacerdote secular decimos misa del Rosario no sien
do cofrades de él, ¿podremos ganar las Indulgencias concedi
das á los cofrades del Rosario por cada vez que le rezan en
tero, ó de quince dieces?
[p] En el tomo 2.° dela Suma, trat. 4.°, disp. 4.». seec. 4.», cap. 2°, núm. 59 y 60.—
[q] Amórt en la Teología, cuest. 41—Viva, cuest. 6.» del Jubileo, art. 2.°, núm. 3.°—El
Anónimo Dominicano, part. 1.», cap. 3.°, }. 3.°, núm. 7.—Lacroix, lib. 6.°, part. 2.», núme
ro 1316.— [a] Empieza C<elestium munerum. Es la 29 en el tomo 6.° del Bulario romano.—
La trae tambien Pitoni en las Decisiones para loa Regulares, núm. 3590,
93
dieren á Dios por las necesidades de la Santa Madre Tglesia, ga
nen las mismas Indulgencias que ganan los referidos cofrades por
asistir á la procesion del Rosario el primer domingo de cada mes.
Y últimamente, les concede que puedan aplicar todas las dichas
Indulgencias por modo de sufragio á los difuntos.
Qué tantas sean las Indulgencias que ganan los cofrades del
Rosario por rezarle entero, no es fácil el decirlo. Sin embargo, es
pecificaré todas cuantas pueda, segun constan del Sumario que
tengo á la vista, reconocido y aprobado por la S. C. de Indulgen
cias, y confirmado por Inocencio XI (6).
Por rezar la tercera parte del Rosario ganan sus cofrades
cuarenta dias de Indulgencia, concedidos por Alejandro, Legado
de la Santa Sede.
Cinco años y cinco cuarentenas, por Sixto IV.
Sesenta mi 1 añosy otras tantas cuarentenas, por Inocencio VIII.
Por decir Jesus al fin de cada Ave-María, les concedió el
mismo Papa cinco años y cinco cuarentenas, que componen dos
cientos cincuenta años y otras tantas cuarentenas.
El Cardenal de Claromonte, cien dias.
Raymundo, Legado de la Santa Sede, cien dias.
Leon X, diez años y diez cuarentenas.
Adriano VI, cincuenta años.
Clemente VII, dos años.
San Pió V, cuarenta dias.
El mismo les concedió otros siete dias por cada vez que re
zando el Rosario pronuncien el Santísimo nombre de Jesus, ó el
de María, que vienen á ser mil cuatrocientos treinta y cinco dias.
Clemente IX concedió a los que recen el Rosario entero, to
das y cada una de las Indulgencias que ha concedido la Sede Apos
tólica á todos los fieles que en los reinos de España recen la Co
rona de la Vírgen.—Pero cuáles Indulgencias sean estas, no he
podido averiguarlo hasta ahora. Volveré á hablar de ellas cuando
trate de las Indulgencias de la Corona.
Si multiplicamos por tres todas las Indulgencias especificadas,
añadimos á ellas siete años y siete cuarentenas que concedió San
Pio V por rezar el Rosario entero, y reducimos á años los dias y
las cuarentenas, vendrán á sumar dichas partidas doscientos mil
setecientos noventa y nueve años, y ciento ochenta dias de Indul
gencia: los cuales ganan los cofrades por rezar el Rosario entero.
[b] En la Bula Nuper de 31 de Julio de 1679, cap. 3.° y 4.°-Eb la 8.* de este Papa en
el tomo 7 ° del Bulario romano Tambien se halla en el P. fray Francisco Gonzalez, Crisol
del Rosario, cap. 5.°, $. 8.°—En Teodoro y en Minderér.
94
No ignoro que el autor del Tesoro de Vivos, impreso en Ma
drid el año de 1755, señala (c) por rezar el Rosario muchas Indul
gencias más que las que yo digo. Pero no las refiero, porque unas
fueron concedidas despues de la dicha Bula de Clemente X, otras
están restringidas á ciertos y determinados dias del año, y otras no
tienen toda aquella autenticidad que yo quisiera; como tampoco me
parece que la tiene la Indulgencia plenaria que afirman algunos
autores (d) que gana el que reza el Rosario entero, como sea cofrade.
Por asistir á la procesion del Rosario el primer domingo do
cada mes, ganan los cofrades (c) las Indulgencias siguientes.
Siete años y siete cuarentenas, concedidas por San Pio V
en 1569.
Cien dias por Gregorio XIII en 1579.
Una Indulgencia plenaria por el mismo Papa en 1581.
Otra Indulgencia plenaria por el mismo en 1577.
Y otra Indulgencia plenaria por Paulo V en 1608.
Supuestas pues las dichas concesiones amplísimas que la Si
lla Apostólica ha hecho á los cofrades del Rosario, porque todas
las Indulgencias concedidas á los hermanos de alguna cofradía por
cualquier Obispo, Cardenal ó Papa, son comunes á todoslos cofra
des del Rosario, segun consta del Sumario referido ( /"), se pre
gunta ¿si diciendo yo, ú otro cualquier Sacerdote secular ó regu
lar, misa del Rosario ganaremos todas las dichas Indulgencias, en
suposicion de que hagamos lo que nos manda Clemente X en la
citada Bula?
Respondo con fray Antonio de Porres (g.), fray Buenaventura
Tellado y fray Justino Miecoviense, que sí.—La razon es clara.
Clemente X en la Bula sobredicha concede las Indulgencias del
Rosario y de la asistencia á su procesion, "á todos, y á cada uno de
Hos Sacerdotes seculares y regulares, á quienes sea lícito celebrar
"misa del Santísimo Rosario, segun las constituciones y Decretos
de la Santa Sede Apostólica." És asi que á mí y á otro cualquier
Sacerdote secular ó regular nos es lícito celebrar dicha misa, tan
to en la fiesta de la Santísima Vírgen del Rosario, como en otro
cualquier dia del año en que las Rúbricas del Misal nos lo permi
tan; luego no hay inconveniente en que ganemos todas cuantas
Indulgencias se dignó de concedernos el dicho Papa. Todas: asi
[e] Desde la pág. 34.— [d] Polafox, tomo 3.°, part. 2.» al fin de la Pastoral 10, cap. !.•
del Apéndice, níírn. 4. —Fray Antonio Garces en sus Cartas de Favi'r, al principio del Resú-
men de las Indulgencias del Rosario. —Jaycnc Baron en la Luz de la Fé y de la Ley, tomo 1.*
—[«] Véase el cap. 5.° de la Bula Nuper,—[/] En el cap. l.°—[g"\ Porrea en su Tratado
de Indulgencia», lib. 2.°, cap. 9.°, desde el núm. 8.—Tellado en el Prontuario de Terceros,
eapj. 4.°, núm. 168
95
las parciales como las plenarias; pues bajo la concesion universal
cualquiera particular se contiene.
De la misma opinion que yo, era sin duda el R. P. Maestro
fray Justino de Miecou (//), sabio y devoto escritor de la religion
Dominicana; pues habiendo afirmado que la misa del Rosario tiene
concedidas Indulgencias, escribe despues lo siguiente: "Advierto
»que la misa del Rosario Salve Radix sanela está concedida so
camente á los religiosos del orden de Predicadores. Los demás Sa
cerdotes satisfacen celebrando la misa de la Vírgen, que empieza:
"Salce sancta Parens."
Argüirás. La Bula de Clemente X se debe entender de la mi
sa votiva del Rosario, que empieza: Salee Radix sancta^ lo cual
consta claramente de una Bula de Benedicto XIII (i), en la que
renovando y ampliando este Papa los privilegios que la Santa Sede
habia concedido hasta entonces al orden de Predicadores, confir
ma para el mismo orden privativamente, respecto de la misa votiva
privilegiada del Rosario, la sobredicha constitucion de Clemente.
Es asi que ningun Sacerdote secular ni regular puede lícitamente
decir la tal misa votiva, pues fué aprobada por la S.C. de Ritos sola
mente para los fray les del orden de Predicadores; luego ningun Sa
cerdote que no sea de dicho orden, podrá ganar las tales Indulgen
cias por decir misa del Rosario. Así parece que se esplican los
RR. PP. Maestros de la religion Dominicana fray Jayme Baron,
fray Antonio Garcés, fray Francisco Sanchez,VidaI, Bremond, Iri-
barren, Gonzalez de San Pedro y el autor del Tesoro de Vivos (j).
Para responder bien á este argumento, confieso que he leido
y releido la Bula de Clemente X; y aunque á primera vista pare
ce que tiene mucha fuerza, yo no le encuentro ninguna. Para ma
yor claridad supongo que los religiosos Domínicos tienen dos mi
sas del Rosario: la una votiva, de la cual habla el argumento; y la
otra que es propia de la fiesta, y empieza: Gaudeamus omnes in Dno.
He hecho las diligencias para saber en qué tiempo se les han con
cedido estas dos misas, pero no he podido averiguarlo. Gavanto (A?),
[h] En el tomo 2 ° sobre la Letanía Lauretana, disc. 313, núm. 13.—[t] Empieza Pre-
tinsus, \. 7.°—En el Bulario de los Predicadores, es la Bula 79 del tomo 6.°; y en el Roma,
no, la 37 del tomo 10.— [/] Bnron en el Sumario de las Indulgencias dei Rosario que trae
al fin del tomo 1.° del Remedio de todas las necesidades, impreso en Zaragoza 1732.—Gar
ces en el citado Resúmen.—Sanchez en el Rosario de la Virgen María, al fin del capítulo 8."
—Vidal en el trat. 17 de Vigand, examen 2 • núm. 40.—Antonio Iribarren al fin de las Plá
ticas del Rosario, {. 8.°—Francisco Gonzalez, Crisol del Rosario, cap. 4.°, en los núm. 21, 39
y 41 Tesoro de Vivos, desde la pág 45. —Bremond, puede verse en el tomo 0.° de su Bu
lario, pág. 272, tomo 7.°, pág. 454; y tomo 8.°, trat. de consensu Imllarum, tít. 15, cuest. 4.%
}. 2.°, núm. S.—fk] GavRnto sobre las Rúbricas del Misal, part. 4.", tit. 15, núm. 22.—Agus
tín Barbosa del Oficio del Párroco, part. 1.*, cap. 11, núm. 31—Diana Coordin. en el tomo 2.*,
trat. 1.°, resolucion 80.
96
Barbosa y Antonino Diana, cuando tratan de la festividad del Ro
sario, adhiriéndose sin duda á un Decreto antiguo (Nota 22) de la
S. C. de Ritos de 19 de Noviembre de 1622, que se halla en el Fer-
raris bajo el número 1423, no quieren que digan en ella los Sacer
dotes aquella misa que habia concedido la S. C. de Ritos solo al
orden de Predicadores el dia 25 de Junio de 1622, y el dia 8 de
Abril de 1628, en lo cual parece que dan á entender que hablan
de la misa de la fiesta. No obstante, asegurándonos fray Martin
Vigánd (í) y fray Antonio Bremond (á quienes como á religiosos
Domínicos toca mas bien el saber las cosas peculiares de su orden)
que fué la misa votiva la que aprobó para ellos la S. C. en los dias
y años referidos, me inclino más á creer que fuese así. Como quie
ra que sea, á mí me consta que la misa del Rosario Salce Radix
sancta, es tan propia de los religiosos de mi gran Padre Santo Do
mingo, que solo ellos pueden decirla; pues aunque no ignoro que
fray Francisco Vidal (//) y fray Francisco Gonzalez de San Pe
dro escribieron que podian decirla tambien los Sacerdotes secula
res de su Tercera Orden; tambien sé que el último se retrató (m)
de la dicha opinion, alegando que le habia reprendido su General
por lo que habia escrito, y le habia avisado al mismo tiempo que
no era de la mente del Papa estender el privilegio á los terceros.
. Pero porque la dicha misa votiva sea propia y peculiar de los
Domínicos, ¿podrá inferirse de aqui que la Bula citada de Clemen
te se deba entender solamente de esa misa? Esto es lo que no pue
do yo conceder. ¿Por ventura la misa Gaudenmus que tienen ellos
en su Misal para el dia de la fiesta, no es misa del Santísimo Ro
sario? Y la que tenemos nosotros en el Misal romano el primer do
mingo de Octubre, que empieza: Salve sancta Parens, ¿no es tam
bien misa del Rosario? Nadie me lo negará. Pues ahora si Cle
mente X en la primera parte de su Bula no requiere otra cosa pa
ra el logro de las Indulgencias, sinó que se diga misa del Rosario;
Nota 22. Llamo antiguo al dicho Decreto, porque he leído entre los Decretos de Espi-
ridion Talú que teníamos en la biblioteca de San Fernando de Méjico, impresos en Vene-
cia 1785, el siguiente
AVISO.
"Mískc propria: ouamplurima. cerlis Ordinil/us Regularium concessa, quat in eorum Ec-
^lesiis, nonnisi ab ilhs non aliis celebrando sunt, prout ex iteraiis DecreUs legitut; hodié
„Sacerdos quicumque in Ecdesiis Regularium patesl dicere missas illius ordinis proprias: ex
^Rescripto Clemeniis PP. XIV die 18 Junii 1773, recepto lypis dato in Calendario Roma-
„no hujus anni 1785 pro suá execulione."
[I] Vigánd, 'I ribunal de Confesores, trat. 15, núm. 71.—Bremond en los tomos 7.° y 8.°
de su Bulario.—[UJ Vidal en el lugar citado.—Gonzalez en el Crisol del Rosario, cap. 7.°,
núm. 18 del Apéndice [m] El mismo Gonzalez en la Instruccion de los Hijos de María, nú
mero 15 del Apéndice. .
97
[porqué nosotros hemos de coartar esta concesion á la misa voti
va? ¿Por qué hemos de escluir de las Indulgencias la misa de la
fiesta principal? ¿Es acaso una cosa nunca vista el que los Sumo»
Pontífices hayan concedido Indulgencias á tales misas? El mis
mo Papa de quien voy hablando, ¿no concedió á instancias de la
propia Reina (n) Indulgencia plenaria (Nota 23) á los que en la
fiesta del Dulcísimo Nombre de María asistiesen á la misa solemne
en cualquiera Iglesia de los dominios sujetos al Rey Católico? Ino
cencio XI (ñ) ¿no concedió otra en los propios términos para el
dia del Patrocinio de la Vírgen? Otros varios Papas ¿no han con
cedido Indulgencias á los que asistan á la misa del dia en varias
festividades del año? Pues si en todos esos dias se ganan las Indul
gencias por asistir á la misa que es propia de la respectiva fiesta,
¿por qué no se han de ganar las concedidas por Clemente X, ce
lebrando la mrsa de la fiesta principal del Rosario?
Dirán lo primero, que Benedicto XIII al confirmar los privi
legios concedidos por la Santa Sede á los Domínicos, no hace
mencion de otra misa que de la votiva: Salve Radix sancta. Lue
go á ninguna de las otras misas del Rosario están concedidas las
Indulgencias.— Lo segundo, que el mismo señor Benedicto les con
firmó privativamente la dicha constitucion Clementina; luego que
dó esta restringida solo para los Domínicos.—Lo tercero, ¿á qué
otras personas habia de estender Clemente su constitucion, si cuan
do la espidió, apenas habia quien rezara de la festividad del Rosa
rio fuera de la religion Dominicana? Luego á ella sola parece que
quedó restringida la citada Bula de Clemente.
Respondo á lo primero, que como por una parte Clemente X
en la segunda parte de su Bula habia concedido Indulgencias á los
que acostumbrasen decir misa del Rosario (lo que nadie puede ha
cer sin votivarla), y por otra tenian los Domínicos el privilegio es-
clusivo de decir la misa votiva: Salve Radix sancta, no es mucho
que Benedicto XIII, que habia sido hijo muy amadode la propia
órden y queria mantener á sus hermanos en el mismo privilegio
que tenian, hiciese espresa mencion de la tal misa, pues era ella la
privilegiada.— Respondo á lo segundo, que es cierto que el señor
Benedicto confirmó á los Padres Domínicos la constitucion Cle-
mentina. Pero ¿en qué términos se la confirmó? No privativa-
Nota 23. Aunque era perpetua esta Indulgencia, como fué concedida para el dia 17 do
Setiembre y se trasladó la fiesta para el domingo infraoctavo de la Natividad de la Virgen,
cesó la dicha Indulgencia, como dije en el tomo 1.°, cuestion 27.
[»] Por la Bula Aliás emanarunt. Es la 48 de Clemente X en el tomo 6.° del Biliario
romano.— [A] Por su Bula Eximia, que es la 56 en el tomo 11 del mismo Balaría
98
mente* de tal modo, que escluyera de las Indulgencias á otras cua
lesquiera personas que pudiesen ganarlas, pues era eso muy ageno
de la liberalidad de este Papa; sino privativamente respecto de la
misa votiva privilegiada, que empieza: Salve. Radixsancta; de tal
suerte, que ningun Sacerdote que no fuese Domínico, tuviese facul
tad de decirla. Pero si los que seguimos el Misal romano no pode
mos decir esa misa votiva, podemos decir otra que señala el mismo
Misal despues de la misa del Rosario.—A lo tercero respondo, que
es evidente para mí que Clemente X no restringió su constitucion
á los Domínicos. He aquí los fundamentos que tengo. Primero: Cle
mente no dirigió su Bula á los Domínicos, no la espidió á peticion
de ellos, no habia sido religioso de su orden. Luego asi como es re
gular que por haber sido Benedicto XIII religioso Domínico,
cuando hablase á los de su religion acerca de la misa del Rosario,
les hablase de aquella misa que era propia y peculiar de su orden;
así tambien debemos creer, que cuando un Papa que ha sido pres
bítero secular de la Iglesia romana como lo fué Clemente X ha
bla á todos los Sacerdotes seculares y regulares sobre la misa del
Rosario, no les ha de hablar de aquella misa que sea propia y pri
vativa de algun orden religioso, sinó de aquella que se use comun
mente en la Iglesia romana.—Segundo: Clemente X concedió las
dichas Indulgencias á todos y á cada uno de los Sacerdotes secu
lares y regulares que digan misa del Rosario. Es asi que los reli
giosos Domínicos no pueden comprenderse en la dicha concesion
bajo el nombre de Sacerdotes seculares, pues no lo son; ni tampo
co el de regulares, pues espresa la Bula inmediatamente despues
á los Domínicos: luego á ellos solos no pensó Clemente restringir
su constitucion.—Tercero: ¿y no seria un yerro clásico el inter
pretar mezquinamente la dicha Bula, cuando la espide el Príncipe
Supremo de la Iglesia á instancia de los Reyes Católicos, y en ma
teria de Indulgencias?
¿Y quiénes rezaban de nuestra Señora del Rosario, me repli
carán, cuando se. espidió la Bula de Clemente? Porque solamente
á ellos se podrán estender las Indulgencias.
Respondo que destruida por los cristianos la armada turca en
el golfo de Lepanto el domingo primero de Octubre de 1571, man
dó San Pio V que todos los años en dicho dia se hiciese comemo-
racion de Santa María de la Victoria. En el de 1573, Grego
rio XIII (o) con el fin de dar gracias á Dios y á su Santísima Ma
jo] Por su Bula Monet Apostolus, que es la 11 en el tomo 2.° del Bulario romano, y en
le tomo 5.° del Bulario de Bremond.
99
dre por la consecucion de tan insigne victoria, instituyó la fiesta
de María Santísima del Rosario con el rito de doble mayor; pero
solo para aquellas Iglesias en donde hubiese altar ó capilla del
Rosario. En el de 1671, Clemente. X (/?), movido de las instancias
de la sobredicha Reina Mariana de Austria, concedió á todo el cle
ro secular y regular de los dominios del Rey Católico, que celebra
sen la fiesta del Rosario; el cual indulto, dice Lambertini, fué es-
íendiendo despues la S. C. de Ritos á diversas regiones y Obispa
dos. Finalmente, en el año de Í716 éstendió Clemente XI (q) á
toda la Iglesia el oficio y la misa del Rosario; luego en el año
de 1671, en el que concedió Clemente X las referidas Indulgencias,
no solo se podia decir misa del Rosario en todas las Iglesias del
mundo en que hubiese altar de la Virgen Santísima del Rosario,
sinó que podian decirla tambien todos los Sacerdotes seculares y
regulares de los dominios del Rey Católico, aunque no tuviesen di
cho altar. Luego todos estos podian ganar las Indulgencias.
Y no solamente estos podrán ganarlas ahora; sinó tambien to
dos aquellos Sacerdotes á quienes la Santa Sede ha estendido des
pues la misa del Santísimo Rosario.—El único inconveniente que
presentarán algunos, es que la Silla Apostólica concedió dichas In
dulgencias antes que estendiera la misa.—Pero yo estoy en que ese
no es motivo suficiente. Pregunto: si un secular, habiendo confe
sado y comulgado, visita con devocion la Iglesia del Colegio Apos
tólico de San Fernando de Méjico el dia 2 de Agosto, y pide á Dios
en ella por las necesidades de la Santa Madre Iglesia, ¿ganará la
Indulgencia de Porciúncula, estendida á las Iglesias de mi orden
por Gregorio XV? Si en la metropolitana de esta capital asisten
los Canónigos al coro el dia 8 de Diciembre, y cantan el oficio y
la misa de la Inmaculada Concepcion de María, compuestos por
Leonardo IVogarola (r), clérigo veronés, ¿no ganarán las Indul
gencias que concedió Sixto IV en su Estravagante (s), espedida en
Roma el año de 1476, é inserta en el cuerpo del Derecho? Todos
me dirán que sí; porque hacen al pie de la letra lo que mandan es
tos Papas en sus Bulas. Pues si en el primer caso gana el secular
la Indulgencia de Porciúncula (í), no obstante que Gregorio XV
[ p ] Por su Bula Ex injuríelo, dada el 26 de Setiembre. Es la 26 en el tomo 6.° del Bu
larlo de Bremond.—Lambertini en el lib. 2." de las Fiestas, cap. 12, núm. 14.— [q] Véase el
Decreto 25 de la S. C. de Ritos en el tom. 8.° del Bulario romano, pág. 440; y Pitoni en las
Decisiones de los Sagrados Ritos, en los núm. 22, 1363 y 1436.—[rj El oficio empieza: Sicut
lihum, y la misa: Egredimini. Véanse Azpilcueta Navarro, tom. 3.°, en el Manual de Confe
sores, C8p. 27, núm. 182: Casa-Rubios, de los privilegios de los Menores, palab. Indulgentice
quoad saculares, septimd, núm. 2.—[s] Empieza: Cum prce excelsa, y está en el tít. de las Reli
quias y Veneracion de los Santos.-{í] Véanse Bremond, tom. 8.° en el Trat. deConsensubullar.
tít. 1.°, cuest. 9.*, núm. 45; y Pitoni en las Decis. para los Regulares, tom. 2.°, núm. 2085.
100
la concedió el año de 1622 á los que visitaran alguna de las Igle
sias de mi religion ya fundadas; y la de San Fernando no se fundó
hasta el de 1734: si en el segundo las ganan los Canónigos, no obs
tante que la Silla Apostólica no les concedió los dichos oficios y
misa de la Concepcion (que desde tiempo de Sixto IV eran propios
de mi religion Franciscana) hasta que Clemente XIII (u) á ins
tancias de Cárlos III los estendió al clero secular y regular de to
dos sus dominios en el año de 1761, ¿por qué yo, porque otro cual
quiera Sacerdote secular ó regular que celebremos misa del Ro
sario, no hemos de ganar las Indulgencias concedidas por Clemen
te X á los que la digan, cuando léjos de haber algun motivo para
restringir su Bula, todas las circunstancias nos mueven á ampliar
la cuanto podamos?
Ultima instancia.—Habiendo concedido Alejandro VII (y)
en el año de 1656 por súplicas de Felipe IV, que se celebrase en
los reinos de España la fiesta del Patrocinio de la Vírgen, y que
ganasen Indulgencia plenaria los que asistiesen á la misa solemne
en ese dia; para que esta concesion se estendiera á los dominios de
América sujetos al Rey Católico, fué menester que la Silla Apos
tólica lo determinara, como efectivamente lo hizo Inocencio XI (x)
en el año de 1679 á instancias de Cárlos II. Luego para que ganen
las Indulgencias de Clemente X los que digan misa del Rosario,
será preciso que asi como la Santa Sede les ha estendido la misa,
les estienda tambien las Indulgencias.
Respondo á lo primero, que una vez que Alejandro VII habia
concedido á los reinos de España el oficio y la misa del Patroci
nio de la Vírgen María, no era menester que Inocencio XI esten
diera dicha fiesta á las Américas españolas para que pudiéramos
celebrarla en ellos; pues Gregorio XI ÍI (i/) habia declarado ya
desde el año de 1573 que todas las cosas concernientes al Misal y
Breviario que hubiese concedido la Silla Apostólica á las provin
cias de España, se entendiesen concedidas tambien á los dominios
americanos del Rey Católico. Pero muchas veces, como dice Ca-
valieri (z), se piden y se conceden aquellas cosas que sin otra con
cesion era lícito el nacerlas.
Respondo á lo segundo, que no soy del mismo sentir acerca
[u] Por su Bula Cum primúm de 17 de Enero de 1761, que puedes leer en el tomo 4.°
de nuestra Cronología Seráfica, pág. 384.— Véase el Ilustrísimo Francisco Fabian y Fuero
en la Coleccion de Providencias para su obispado de Puebla, Edicto 44.—Y Muriel sobre la
Bula 604.—[v] Por su Bula: Praclara, que es la 122 de este Papa, en el tomo 6.°, parte 4.*
del Bulario de Coquelines.—[x] Por su Bula: Eximia, que es la 60 en el tomo 8.° del mismo
Bulario [u] En su Bula: Pastoralis Offirü, que se halla en los Breviarios al principio de lo»
Santo» de España.—[»] Tomo 2.° de sus obra», Decreto 118, núm. 10.
101
de las Indulgencias, las cuales nunca valen más que ló que suenan.
Por lo cual, habiendo concedido Alejandro la referida Indulgencia
plenaria para los reinos de España, en ellos solamente podria ga
narse si Inocencio no la hubiera estendido á estos dominios; pues
como ningun Papa ha declarado hasta ahora que las Indulgencias
concedidas para España se estiendan á las Américas, violentaría
mos nosotros la concesion si quisiéramos estenderla tanto. Pero
¿qué violencia se sigue de que habiendo concedido Clemente X In
dulgencias perpetuas á todos los Sacerdotes á quienes sea lícito de
cir misa del Rosario, las consiga yo al cabo de doscientos años, su
puesto que cuando la celebro tengo licencia para ello? ¿Falto yo á
alguna cosa de cuantas me manda este Papa, siempre que diga la
misa segun las Rúbricas del Misal! Pues ¿por qué no he de ganar
las Indulgencias?
A fin de que puedan ganarlas todos los Sacerdotes que quie
ran, advierto lo siguiente, aunque de paso. Sin embargo de que pre
viene el Misal que no se celebre misa votiva sin que haya causa razo
nable, nadie dude que es causa muy justa para celebrarla el socor
rer á las ánimas (a) con tanto cúmulo de Indulgencias. Para que
se verifique la costumbre de decirla que pide Clemente en la se
gunda parte de la Bula, juzga el R. P. fray Francisco Sanchez (b)
que bastará celebrar en todo el año cinco ó seis misas votivasj pe
ro á mí me parece que bastarán tres ó cuatro. Segun las Rubri
cas, las misas votivas privadas no pueden celebrarse cuando el ofi
cio es doble, ni en los domingos, ni en aquellos dias en que se pro
hibe rezar de fiesta doble, dice Gavanto. Tampoco se pueden cele
brar, conforme á los Decretos de la S. C. de Ritos (c), en la infra-
octava de Corpus, en la vigilia 6 infraoctava de la Epifanía, ni
en la vigilia é infraoctava de la Natividad del Señor. Acerca de
las oraciones de las dichas misas votivas, advierto que aunque da á
entender la Rúbrica del Misal que han de ser nones, no es preciso
que lo sean: así lo tiene declarado la misma Congregacion (d). El
que haya de celebrar dicha misa, lea con cuidado la Rúbrica que
está en el Misal romano al principio de Octubre, inmediatamente
despues de la misa del Rosario, y haga al pie de la letra lo que di
ce. Si fuere en sábado dirá: Gloria é Ite 3Iissa est; y si fuere en
otro dia no dirá Gloria, y por consiguiente dirá al fin: Benedica-
mus Dómino. La segunda oracion será del oficio de aquel dia, y
[a] Zacarías Pascualigo, cuest. 281 del Sacrificio de la Misa, núm. 2.—[b] En el Rosa,
"rio de la Virgen María, cap. 6.°, núm. 7.— [c] Véanse al fin del primer tomo de Merati, en
el Indice de los Decretos, los núm. 217, 627, 628, 635 y 651.—[d] En dicho Indice de loa De
cretos, véase el núm. 476. ,
102
la tercera del Espíritu-Santo, sino hay alguna Comemoracion
forzosa. Es regla general que las misas votivas privadas nunca tie
nen Credo, ni otro último Evangelio que el de San Juañ: In prin
cipio (c), aunque en ellas se haya dado comemoracion á feria, tém
pora ó vigilia.
CUESTION XV.
Nota 25. Algunos quieren que se fundasen conventos nuestros en la Palestina desde el
año de 1229; pero á lo menos consta que ya los habia en el año de 1234 ["]. Por lo cual lo que
dice nuestro Reverendísimo fray Pedro Marin de Sorman en la Circular que en 1682 espidió á
toda la orden [o], afirmando en ella que hnbta 34U años que estábamos encargados de la custo
dia de los Santos Lugares, se ha de entender desde la donacion que hicieron de ellos á la re
ligion Seráfica en 1342 los piadosos Reyes de Sicilia don Roberto y doña Sancha.
[k] Beato Leonardo de Puerto-Mauricio en su Viacrucis esplanado, traducido del idioma
toscano al español por el P. fray Julian Gascueña, pregunta 22.—Tellado en bu Manogito.—
\l] En las Reglus 6 Advertencias que la S. O. de Indulgencias dió á luz para ordenar el Via-
crucis, aprobadas por Clemente XII y Benedicto XIV. Se hallan en Perusino, part. 2.a, pági
na 148; y en el Ferraris, palab. Indulgencia, art. 5.°, níím. 61.—[//] Adricomio en los núme
ros 118, 239, 25M, &c.—Lope de Vega, al fin del tomo 15 de sus obras en cuarto mayor.—Ar
biol en la Ksplicacion de la Doctrina Cristiana (pero en la Tercera Orden pone solamente ca
torce).—Tellado en el Prontuario de Terceros, y en el Manogito.— [m] Villalba en la Antor
cha Espiritual.— Cors en su Luz Seráfica, cap. 9.°—Escuela en el Cordero Vivo y Muerto—
[n] Amórt en su Historia, cuest.58.—Parvillier en las Estaciones de Jerusalen, traducido por
don Benito Aragonés.—[ñ] Antonio del Castillo en el Devoto Peregrino, libro 1.°, cap. 3.°;
y Hb. 8.°, cap. 16.—Cornejo en la tercera parte de la Crónica, lib. 4.°, cap. 55 y 56.—Patri
monio Seráfico, lib. 1.°, cap. 13; y lib. 2.°, cap. l.° y 2.°—[o] La hallarás en la part. i.* dsl
Perusino, pág. 218.
105
en el número como en el orden de las estaciones. Esto puede
consistir, dice Cuaresmio (p), en que el Viacrucisde Jerusalen ya
no puede visitarse de una vez, en el modo en que Jesucristo le an-
duvo; porque estando ahora la puerta Judiciaria dentro de los mu
ros de la ciudad, no se permite á los cristianos salir por ella. Pero
sea por este motivo ó sea por otro, la S. C. de Indulgencias, desean
do que todos guardemos uniformidad, determinó en las Reglas ó
Advertencias (q) que hizo el dia 13 de Abril de 1731 para ordenar
el ejercicio del Viacrucis, que sus estaciones sean catorce, y que
deba erigirse segun la forma que se ha acostumbrado en la reli
gion Seráfica, por cuyos ruegos han estendido los Papas á todos
los fieles tanto cúmulo de Indulgencias.
5 Y cuál es la forma que se ha acostumbrado en la religion
Seráfica? Voy. á ponerla aqui en pocas palabras, suponiendo que
el Viacrucis, en cuanto estendido á los lugares fuera de la Pales
tina, no es otra cosa que ciertas estaciones erigidas con legítima
autoridad á manera de la Viasacra de Jerusalen, las cuales repre
sentan los principales misterios de la pasion del Señor, que suce
dieron en aquel camino desde que estuvo nuestro Redentor en el
pretorio de Pilatos hasta su muerte y sepultura.—En la primera
estacion, Jesus es sentenciado á muerte. En la segunda, le ponen
la Cruz á cuestas. En la tercera, cae la primera vez con la Cruz.
En la cuarta, le encuentra su afligida Madre. En la quinta, le ayu
da Simon Cirineo (r) á llevar la Cruz. En la sesta, le limpia el rostro
una piadosamugor (Nota 26). En la sétima, cae segunda vez con la
Cruz. En la octava, consuela Jesus á las hi jas de Jerusalen. En la no
na, cae en tierra con la Cruz tercera vez. En la décima, le desnudan
de sus vestiduras, y le dan á beber vino mezclado con hiel y mirra.
En la undécima, le crucifican. En la duodécima, le levantan clava
do en la Cruz y muere. En la décima-tercia, bajan su cuerpo de la
Cruz y le ponen en los brazos de su tristísima Madre. En la décima
Nota 26. No es facil averiguar bí esta muger se llamaba Verónica 6 no; sin embargo de
3ue he leído sobre esto á Lambertini, los Bolandos (5), Cuaresmio, Juan de Acuña, Interian
e Ayala, Sandini, Calmet y otros. Por lo cual no puedo menos de reírme de aquellos críti
cos orgullosos, que en un instante resuelven con magisterio esta y otras semejantes cuestiones.
[p] Francisco Cuaresmio en la Elucidacion de Tierra Santa, tomo 2.°, lib. 4.°, pere-
grinacion 6.*, cap. 1.°—[q] Estas Regí: fueron renovadas por Benedicto XIV, se hallan
tambien en el Viacrucis esplanado del Beato Leonardo; y en Minderér, part. 2.*, al fin de la
conf. 6.*—[r] Cayetano sobre el cap. 23 del Evangelio de San Lucas.—Baronio al afio 34
de sus Anales, núm. 95.—Juan de Silveira, tumo 5.° sobre los Evangelios, lib. 8.°, cap. 12,
cuest. 10.—[»] Lambertini en el libro 4." de la Canonizacion, part. §.», cap. 31, núm. 14.—
Los Bolandos, dia 4 de Febrero.—Cuaresmio en los cap. 13 y 14 de dicha peregrinacion 6.a
—Acuña sobre las efigies del Santo Rostro, desde el discurso 32.—Juan Intenan de Ayala
en el Pintor Cristiano Instruido, lib. 3.°, cap. 16.—Antonio Sandini de la Sacra Familia, c*,
pítulo 19 de Cristo nuestro Señor, desde el núm. 5.—Calmet, Alapide, &c.
15
,
• 106
cuarta, depositan el Santísimo Cuerpo de Jesus en el sepulcro,
Esta es la forma acostumbrada en mi religion Seráfica: pues
veo que la practican comunmente los Franciscanos en España, en
América, en Alemania y aun en la misma Roma (í). En el octo
gésimo capítulo general de mi orden, celebrado en Santa María
de Araceli el dia 15 de Mayo de 1723 y presidido por el Sumo
Pontífice Inocencio XIII, el R. P. fray Francisco Diaz de San
Buenaventura, Difinidor general de la orden y Consultor de cuatro
congregaciones de Cardenales, presentó y dedicó á Su Santidad en
nombre de toda la religion Seráfica un Viacrucis («) compuesto
en la dicha forma. En esta misma erigió muchos en Roma, en el
ducado de Toscana y en otros pueblos de la Italia, fray Leonardo
de Puerto-Mauricio (b), Misionero Apostólico, muy querido de Be
nedicto XIV, y beatificado por Pio VI. Finalmente, en esta mis
ma forma y disposicion habia escrito Adricomio la Viasacra por
los años de 1580. De este modo pues, y segun el orden arriba di
cho, manda Clemente XII (x) que se erijan las estaciones. Dicho
todo esto para aclarar la cuestion,
Respondo con Minderér (y) que todos los fieles cristianos que
visiten el Calvario ó Viacrucis, erijido por los Menores Observantes
de San Francisco, ganan por concesion de los Sumos Pontífices to
das y cada una de las Indulgencias que ganarían si visitaran per
sonalmente las estaciones del Viacrucis de Jerusalen: y que pue
den aplicar dichas Indulgencias por las ánimas del purgatorio.—
La primera parte de la conclusion está sacada de la Regla ó Adver
tencia nona de lasque hizo la S. C. de Indulgencias, las cuales Re
glas fueron aprobadas por Clemente XII como ya dije, y renova
das por Benedicto XIV el dia 10 de Mayo de 1742.—La segunda
parte consta, dice Minderér, de una Bula de Inocencio XII (z)
de 24 de Diciembre 1692, otra del mismo de 16 de Diciembre 1695,
y otra de Benedicto XIII de 3 de Marzo 1727, que se hallan en el
mismo autor y en otros.
Pero desearás saber para tu consuelo algunas de las Indul
gencias que ganas por andar el Viacrucis.
A eso te respondo: lo primero, que Inocencio XII (a) concedió
[«] Minderér, part. 2.a, núm. 317.— [uj Lo trae Arbiol en la Tercera Orden, 4." impresion,
desde la pág. 89; pero no en todas.— [y] Véase el que dió á luz el mismo en su Viacrucis es-
planado.—[x] Por su Bula Exponi nolis de 16 de Enero de 1731, que hallarás en la 2.* parte
del Perusino, pág. 147: en el Beato Leonardo y en el Ferraris.— \y] Minderér, part. 2.*, desde
el núm. 324.—[z] Las Bulas de Inocencio empiezan: Ad ea y Sita nobis, y la de Benedicto:
Inter plurima.—La primera y la tercera se hallan en Minderér, pág. 316, y la segunda en la
pág. 294.—Se hallan tambien todas tres en el Ferraris, palab. Indulgencia, art. 5.°; y en el.
tomo 3.° del Perusino, part. 1.* y 2.".—[a] Por su Bula: Ad ea, que tambien he visto en nues
tro Breviario Franciscano, desde el núm. 175 de sus Rúbricas,
107
cien dias á todas las personas sujetas á la obediencia y direccion
del General de mi orden, y á los cofrades de cualquiera Cofradía
fundada en nuestras Iglesias, siempre que emplearen un cuarto
de hora en el ejercicio de la Viasacra. Y si por el tiempo de un
mes lo practican todos los dias, confiesan y comulgan en uno de
ellos, y piden á Dios por las necesidades comunes de la Iglesia, les
concede Indulgencia plenaria, que pueden aplicar por los difuntos.
Estas Indulgencias y cuantas haya concedidas á este ejercicio tan
agradable á los ojos de Dios, las estendió Benedicto XIII por la
referida Bula á todos los fieles cristianos. En Méjico, el Ilustrísimo
señor Arzobispo Nuñez de Haro concedió por un Edicto de 24 de
Enero de 1709 que tengo sobre la mesa, ochenta dias de Indulgen
cia por cada Padre nuestro y Ave-María que recen los fieles cuan
do visitan el Viacrucis: y otros ochenta, por cada oracion que recen
de las que contienen los libros que están impresos con aprobacion.
Lo segundo, que visitando Santa Brígida (6) aquellos lugares
de Jerusalen donde se obró nuestra redencion, la primera vez que
entró en la Iglesia del Santo Sepulcro la reveló nuestro Señor Je
sucristo, que habia en ella Indulgencia plenaria: y en otra ocasion
la manifestó, que aunque se arruinaran los Santos Lugares, dura-
rian en ellos las Indulgencias.— Lo tercero, que aunque por las in
jurias del tiempo que todo lo consume y devora, no se hallan en
el dia de hoy instrumentos auténticos de las Indulgencias que han
sido concedidas á los Santos Lugares de la Palestina, los Prelados
de la Iglesia siempre han estado persuadidos á que tienen muchas.
Cuando en el siglo décimo-tercio fué el Seráfico Patriarca por or
den de Jesucristo á pedir la Indulgencia de Porciúncula á Hono
rio III, se opusieron los Cardenales (c) diciendo que si se la con
cedia, no harian caso los fieles de las Indulgencias de la Tierra
Santa. En el siglo décimo-quinto, un Guardian del Monte Sion su
plicó á Eugenio IV que confirmase por sus Letras Apostólicas las
Indulgencias de la Tierra Santa, mas el Pontífice le respondió (d ):
"Aquellos lugares Santísimos no necesitan de nuestras Letras; pues
"aun en Roma hay muchas Indulgencias que carecen de Rescrip-
tos Apostólicos." Pio IV (e) en el siglo décimo-sesto, Clemente IX
é Inocencio XI en el décimo-sétimo, y Benedicto XIII en el dé-
[b] Santa Brígida en el lib. 7.° de eus Revelaciones, cap. 14; y en el lib. 4.°, cap. 114.—San
Antonino de Indulgencias, cap. 3,°, }. 4.°—Navarro de Indulgencias, ndtab. 30, núm. 2.—
[c] Cándido Chalipe en la vida de San Francisco de Asís, impresa en Madrid 1796, lib. 4.°,
cap..5.°—[d] Am&rt en su Historia de Indulgencias, part. 1.», secc. 8.» sobre las de Tierra
Santa.—Miguel de Zng en el Bulario de los Capuchinos, tomo 3.°, pág. 233.—[e] Por su
Bula Diviná disponente: véase sobre ella Minderér en el núm. 372 de la 2.» parte.—Las Bu
las d« Clemente IX é Inocencio XI, empiezan: Ptís, y se hallan en la part. 1.» de Perusino.
La áo Benedicto XIII empieza: Lota saneta, que es la 127 en el tomo 13 del Bulario romano,
108
cimo-octavo, confirmaron á instancia de los frayles Menores todas
Í' cada una de las Indulgencias que habian sido concedidas á aque
tas Santos Lugares.—Lo cuarto en fin, que varios autores clási
cos como Manuel Rodriguez (/), Ferrar is, Minderér, Miguel de
Zug y Juan de Calahorra, traen un sumario de las muchas Indul
gencias de la Tierra Santa.
De aqui es que el V. Arbiol (g) y otros que han escrito sobre
el Viacrucis, señalan en particular cinco Indulgencias plenarias y
otras parciales por visitarlo. Pero yo, aunque infiero de todo lo di
cho que hay Indulgencias tanto plenarias como parciales por an
dar el Viacrucis, no te señalaré el número cierto y determinado
de ellas; pues lo ha prohibido la S. C. de Indulgencias desde el año
de 1731 (A). "El motivo de esta prohibicion, dice el beato Leonar
do (i) en su precioso libro del Viacrucis esplanado, es porque ha
biendo acaecido un incendio en el Santo Sepulcro en el tiempo de
"San Pio V, quedaron reducidas á cenizas las tablillas que daban
"noticia cierta y auténtica de las Indulgencias; y asi no se puede
"asegurar sin perjuicio de la verdad el número cierto y determina
do de ellas. Te basta pues saber que son muchas y muy grandes:
"y aunque para tí no puedes ganar mas que una plenaria al
"dia (Nota 27), es certísimo que aplicando las otras por las áni-
"mas benditas del purgatorio todas las veces que practicares dicho
"egercicio, podrás esperar que sacarás muchas de aquellas llamas.
"Pero tendrás la advertencia de hacer esta aplicacion al principio
"de dicho ejercicio; porque si la hicieras al fin, de nada serviria la
"aplicacion de dichas Indulgencias. Y de esta importantísima ad
vertencia no te olvidarás jamás." Yo advertí lo mismo en la cues
tion 29 del primer tomo de esta obra.
CUESTION XVI.
¿Qué condiciones se requieren para ganar las Indulgencias
del Viacrucis?
Respondo que se requieren las condiciones siguientes.
"Primera.—Que sea erigido el Viacrucis por algun religioso
"Minorita, sujeto al General de mi orden, el cual religioso sea pre-
_ Nola 27. Segun el Decreto Inocenciano, no puedes ganar más que una Indulgencia ple
naria en el dia por una misma obra. Véase lo que dije sobre esto en la cuestion 60 del tomo 1.°
[/ 1 Rodríguez, tomo 2." de sus cuestiones, cuest. 93.—Ferraris, art. 5.°, núm. 8.—Min
derér y Zug en los lugares citados.—Calahorra en la Crónica de Siria, part. 1.», lib. 8.°,
cap. 20.—[g] Arbiol, Tercera Orden, part. 2.», cap. 18.—Tellado de los Tercero?, cap. 4.°»
núm. 68.—Laso de la Vega.—Roca de la Concepcion.— [A] En la Regla nona de las dichas.
—í«] B. Leonardo en el prólogo, y Minderér en el núm. 324 de la 2.» parte.
109
"dicador ó confesor (a)."—Esto dice el Beato Leonardo, debe en
tenderse moralmente: no siendo necesario que el religioso por sus
propias* manos plante las Cruces, sino que se haga por direccion su
ya. Tampoco es preciso, dice el mismo, que el Viacrucis, que se
erije tenga la misma distancia que el de Jerusalen; pues no se pi
de tal condicion en los Breves.—El que erija el Viacrucis, debe ser
diputado por el Prelado local ú otro Superior mayor: y si lo erije
fuera de las Iglesias ó lugares de la orden, ha de tener tambien (b)
licencia del Ordinario, y consentimiento del Párroco ó de cualquier
otro Superior de aquel lugar donde lo erije. Todo lo cual quiere la
S. C. de Indulgencias (c) que conste por escrito.
"Segunda.—Que sean catorce las estaciones del Viacrucis,
"y que este se erija segun la forma acostumbrada en la dicha ór-
den de San Francisco (d ), y se conserve con la reverencia debida."
—Las Cruces y los cuadros que representen los misterios de la pa
sion, se han de bendecir por el religioso que plante la Viasacra; pero
de la tal bendicion no dependen las Indulgencias, dice Minderér (e).
, * Tercera.—Que el que practique este ejercicio de la Viasa-
"cra ha de meditar, aunque sea brevemente, en la pasion y muerte
del Redentor. Las personas simples pensarán en la pasion de Cris
po del modo que puedan: y esto les bastará, dice la S. C. (f)"—
Yo no sé de donde tendria orígen la variedad de opiniones que hu
bo antes, sobre lo que debia rezarse para el logro de las Indulgen
cias de que voy hablando. Unos opinaban (g) que despues de la
última estacion del Viacrucis se dabian rezar seis Padres nuestros
y seis Ave-Marías delante del Santísimo Sacramento* Otros (A)
decian que los dichos Padre nuestros y Ave-Marías se habian de
rezar en cada Cruz. La S. C. de Indulgencias ha declarado ya que
no es menester rezar nada de eso: pero exorta á todos sin obligar
los, á rezar en cada estacion del Viacrucis un Padre nuestro y una
Ave-María, y hacer un acto de contricion segun se acostumbra.
"Cuarta.—No es menester confesarse ni comulgar (i) para
[a] Así consta de las Reglas 1.» y 2.» hechas como ya dije por la S. C de Indulgencias.
■—[b] Clemente XII en la Bula citada: Exponi nnbis.—[c] Por un Decreto de 30 de Julio
de 1748, que trae el B. Leonardo en la pág. 91 de la edic. de Madrid de 1793.—[á¡ Consta de
la Regla 3.» de la S. C , y de la dicha Bula de Clemente XII.—fe] En el niím. 323.—[/JLo
primero consta de las Bulas citadas de Inocencio XII: Sua nobis, BenedictoXHI, Clemente XII
y Benedicto XIV: Cum tanta; y lo segundo de la Regla 6.» (añadida) de la 3. C—[g] Ka-
cemberger en el cap. 3.° de las Indulgencias, núm. 117.—Engelberto Pauc en Minderér,
núm. 335.—[h] Arbiol en la primera impresion de los Desengaños Místicos, y de la Tercera
Orden; pero se retrató en las siguientes.— El Reverendísimo Marín de Sormán, General de
mi orden, en las Letras patentes que dirigió al P. Linázy están incluidas en la primera Bula
Inocenciana para los Misioneros, aconseja que en cada estacion del Viacrucis se reze la es
tacion del Santísimo Sacramento: In Dno. suademus.—[i] Kacemberger en el mim, citado.
—B. Leonardo, Viacrucis espionado, núm. 14.
110
"ganar estas Indulgencias (menos la Indulgencia plenaria conce
bida por Inocencio XII para cada mes, que como ya dije, pide con
cesion y comunion); pero el que las haya de ganar para sí, necesita
"indispensablemente estar en gracia."—Acaso por este motivo nos
exorta la S. C. de Indulgencias (j ) á que repitamos los actos de
contricion. El que se halle en pecado mortal, no deje por eso este
ejercicio; pues ademas de que podrá ganar las Indulgencias para las
ánimas del purgatorio (fe) sino tiene actual afecto al pecado, con
seguirá tal vez que le mueva Dios el corazon para que se confiese,
y salga cuanto antes del estado infeliz de la culpa en que se halla.
"Quinta.—Que se camine de una Cruz á otra; pues en no ha
biendo impedimento físico ó moral, deben visitarse una á una (/)
todas las catorce estaciones; y que vayan todos con suma modes-
"tia, silencio y recogimiento."
"Sesta.—Deseando Benedicto XIV que se dilate siempre más
"este ejercicio del Viacrucis para provecho de todo el mundo ca
tólico, exorta por último á todos los Párrocos (íí) á que admitan
"en sus Iglesias tan gran tesoro; pues enseña la esperiencia que
"donde se practica este santo ejercicio con piedad y devocion, se
"va introduciendo poco á poco en los fieles de todas condiciones el
"uso de meditar, y la reforma de las costumbres."
Refiere Minderér (m) que Clemente XIII concedió el dia 20
de Julio de 1762 á los Terceros y Cordigeros de nuestro Padre San
Francisco de la provincia de Baviera, que cuando por estar enfer
mos no pudiesen ir á las Iglesias á visitar la Viasacra, puedan no
obstante ganar todas las Indulgencias concedidas por los Sumos
Pontífices á los que practican este ejercicio; con tal que la visita
de la Viasacra se les conmute al arbitrio del propio Confesor, en
otra obra piadosa que puedan ejecutar segun sus fuerzas: la cual
gracia estendió despues á la provincia de Argentina, ó de Alema
nia la Alta, el dia 9 de Noviembre de 1762. Despues Clemen
te XIV (n), por Decreto de 26 de Enero de 1773 que se guarda en
el archivo de los Menores Reformados del Retiro de San Buena
ventura en Roma, concedió á instancia de los dichos Padres, que
los enfermos, los que se hallen en las cárceles, en la mar, ó en las
partes de los infieles, y otros cualesquiera cristianos qüe estén ver
daderamente imposibilitados de poder visitar las estaciones del
f j ] En las Reglas 5." y 6."— [k] Minderér, part 2.*, núm. 336.—Lacroix, Teología Mo
ral, tomo 2.°, lib. 6.°, part. 2.", en los ním. 1351 y 1410.—[1] Consta de las Reglas 7.* y B>
\U] Véanse la Regla 5." y la 10 (añadida) que hallarás en el Ferraris.— [m] En el núm. 346
de la 2." parte.—[n] Véase la citada Coleccion de Oraciones, edicion 7.*, desde la pig. 80.
—Y «1 R. P. fray Pedro Pablo Patiflo, diligente Calendarista de San Diego de Méjico, en el
Aüalcjo de 1793, al fin de Octubre.
m
Viacrucis, puedan ganar todas las sobredichas Indulgencias, con
tal que mediten la pasion de Cristo, rezando catorce Padre nues
tros y Ave-Marías, teniendo entre tanto en la mano un pequeño
Crucifijo de laton que esté bendito por cualquier Prelado de mi or
den, aunque sea local. Al fin, han de añadir seis Padre nuestros y
Ave-Marías con el Gloria Patri, aplicando el último por el Pon
tífice que concedió el indulto. De esta gracia usaba diariamente el
Beato Alfonso de Ligorio (ñ) en los últimos años de su vida, con el
fin de ganar las Indulgencias.
Si te empleas pues con devocion en el santo ejercicio del Via
crucis, sobre el crecido caudal de méritos é Indulgencias que ate
soras, sentirás consuelo en tus penas, resistirás con valor á las ten»
taciones, y abreviarás el purgatorio á muchas almas.
CUESTION XVII.
¿Cuáles son las Indulgencias de las Cruces y Coronas
de Jerusalen?
16
114
CUESTION XVIII.
¿Qué Indulgencias concedió San Pio V á los que recen el Oficio
Parvo de nuestra Señora, el de Difuntos, los Salmos Gra
duales y los Penitenciales?
Haciendose mencion de estas Indulgencias, asi en la cuestion
antecedente como en la décima tercia del tomo primero, es preciso
decir las que son.
Respondo pues con Frutos Olalla (a\ que á los que recen por
obligacion el Oficio Parvo, segun las Rubricas del Breviario ro
mano, les concede San Pio V (6) cien dias de Indulgencia por ca
da vez; y otros tantos á los que recen por obligacion el Oficio de
Difuntos. A los que recen por devocion el Oficio Parvo ó el de Di
funtos, les concede cincuenta dias por cada uno. Y finalmente, con
cede otros cincuenta dias á los que recen los Salmos Graduales ó
los Penitenciales, sea por obligacion ó por devocion.—Y á los que
recen devotamente alguna de las oraciones insertas en el Brevia
rio romano, quince dias de Indulgencia.
Argüirás. San Pio V en la Bula (c) que suele hallarse al prin
cipio del Breviario romano, concede cien dias de Indulgencia á to
dos los que recen el Oficio Parvo de la Vírgen ó el de Difuntos.
Luego ganarán los cien dias de Indulgencia los que recen los di
chos oficios, ya los recen por obligacion, ó ya por devocion. Y en
efecto, Minderér (d), Marin, Leonardo Lesio, y aun Lambertini
ponen absolutamente cien dias de Indulgencia para todos los que
recen el Oficio Parvo, ó el de Difuntos.
Respondo que yo hubiera puesto los mismos dias de Indulgen
cia que ellos, sino hubiera Ieido la segunda Bula del Santo que es
pidió cerca de tres años despues de la primera. Pero si el Santo en
la Bula segunda declara su mente acerca de las Indulgencias que
habia concedido en la primera, ¿no hemos de atenernos á su misma
declaracion é interpretacion? Y advierto que como ya dije en el
tomo primero, San Pio V fue parcísimo en conceder Indulgencias:
yo he visto concesiones que hizo siendo Papa, de cuarenta, de quin
ce y aun de siete dias.
[a] Frutos Bartolomé Olalla en su Ceremonial de la Misa rezada, níim. 666 y 670.—Co
leccion de Oraciones por las que los Papas han concedido Indulgencias, pág. 283.—[b] Por
su Bula Superni, }. 8.°—La espidió el 11 de Marzo de 1571. Es la 122 en el tomo 2.° del
Bulario romano; y la 167 en el tomo 4.°, part. 3.* del de Coquelines.—[c] Empieza: Quod d
nobis. Fué espedida en 9 de Julio de 1568, y es la 64 en el tomo 2.° del Bulario romano.—
[d] Minderér, part. 2.*, núm. 432.—Fray Agustín Marin, Compendio de las Rúbricas del Bre
viario, en los núm. 197 y 201.—Lesio de Justitia á¡ Jure, lib. 2.°, cap. 37, núm. 76.—Lam
bertini ep la Instruccion 107, }. l.°
115
CUESTION XIX.
[t] Vadingo en sus Anales al año de 1477, núm. 2.—Pagi en la vida de Sixto IV, núm. 39.
—[j] Lambertini de las Fiestas, lib. 1.°, cap. 13, núm. 7.—\k] Odorico Raynaldo al año 1389,
núm. 4 y 5, trae la Bula de Bonifacio IX: Ai totlenda.—[l] El V. Avila en el tomo 6.° de sus
obras impresas en Madrid 1759, trat. 18, pág. 208.— [U] Belormino en una carta queescri.
bió á 5 de Setiembre de 1608. Hallarás una copia de ella en la Teología de Amórt, al fin de
la cueBtion 2.» de las Indulgencias.—[m] Se hallan estas Advertencias 6 Instrucciones en,
el tomo 2." de las Actas de la Iglesia de Milan, impresas en Padua el año de 1754.—Actor,
pars. 4.», pág. 680.
118
no IV, Clemente V, Martino V y Eugenio IV habian concedido
Indulgencias á la fiesta y octava del Corpus; y especificando des
pues las siguientes, afirma que están concedidos
"A los que asistan
"A las primeras vísperas, cien años de Indulgencia.
"A la misa solemne, cien años.
"A los maytines, igualmente ciento.
"A las segundas vísperas, tambien ciento.
"A prima, tercia, sesta, nona y completas, cuarenta años de
"Indulgencia por cada hora.
"En cada dia de la octava, asimismo ciento.
"Al que ayunare la víspera, tambien ciento."
Lo cual consta de las Actas de la Iglesia de Milán, impresas
en Padua el año de 1754. Luego son años de Indulgencia los que
están concedidos á la fiesta y octava del Corpus.
Respondo lo primero que habiendo yo estrañado lo que
dice San Cárlos en la citada impresion de Padua, la cual es bas
tante comun, pues la he visto en San Fernando de Méjico, en la
biblioteca pública de su catedral, y en esta de nuestro Padre
Santo Domingo de la Habana, registré mucho tiempo ha, varias
librerías de Méjico por ver si hallaba otra edicion. En efecto, se
cumplieron mis deseos, pues encontré (en la biblioteca del Colegio
de Santos, ó en la del Seminario) otra edicion antiquísima de di
chas Actas, impresas en Milan el año de 1595, (once años despues
de la muerte del Santo) y ví en ella que al folio 785 trae las mis
mas palabras que la edicion de Padua. En esta suposicion, no me
persuado que los Editores de una obra tan escelente, fueran tan ne-
§ligentes ó maliciosos que dejaran á los impresores viciar el testo
el Santo. Y asi
Respondo lo segundo que San Cárlos Borromeo se equivocó
en poner años de Indulgencia en lugar de dias. Cotéjense las In
dulgencias que espresa individualmente el Santo para la fiesta y
octava del Corpus con las que concedió Urbano IV, y se verá que
son las mismas si ponemos dias en lugar de años. Pero Urbano IV
¿concedió á dicha festividad años de Indulgencia? Eso es lo que afir
man San Cárlos y el Año Cristiano que cité arriba (Nota 28). Pe
ro no dudo que se equivocaron; pues de tantos autores como he vis
to que tratan sobre la materia, ninguno lo afirma sinó ellos. En
efecto, yo he leido con gran cuidado la misma constitucion de Ur-
Nota 28. Hablo del AGo Cristiano traducido por Castellót; pues no habiendo podido en
contrar en esta ciudad de la Habana el Afio Cristiano en frances, no sé si el R. P. Croisét,
jaue es el autor de la obra, se equivocaría 6 no.
119
bano IV en el Bulario romano de Querubino, en el Bulario ro
mano de Coquelines ó de la edicion de Mainard, en las Cle-
mentinas (n), en la Cronología Seráfica (ñ), en el Cardenal Pe
tra, en Minderér...... y en todos dice que Urbado IV concedió
dias de Indulgencia á la festividad del Corpus. ¿Qué más? He
leido una obra que compuso el Angélico Doctor Santo Tomás (o)
por orden de Urbano IV, y haciendo honorífica mención de la
dicha Bula de este Papa, dice que concedió por ella á la fiesta
y octava del Corpus los dias de Indulgencia que yo señalo. Lue
go si en la dicha obra aprobada por Urbano IV, afirma el An
gélico Doctor que fueron dias de Indulgencia (y no años) los que
concedió el tal Papa á la sobredicha fiesta y octava, será cierta
mente mas digno de que le creamos por todas estas circunstancias
que á San Cárlos Borromeo quien escribió sobre las mismas Indul
gencias trescientos años despues. Ni debemos admirarnos de que
los Santos tengan alguna vez estos deslices; pues eso lo permite
Dios para que conozcamos que los Santos fueron hombres como lo
somos nosotros.
Infiere de lo que he dicho en esta cuestion que San Cárlos
Borromeo y el V. Juan de Avila, astros brillantes de la Iglesia, le
jos de oponerse como hacen algunos teólogos y canonistas moder
nos, á que los Papas hayan concedido Indulgencias de ciento y de
mil años, parece que lo confiesan. No me admiro; pues vivian en.
un siglo en que hubo varias concesiones de estas, como dije en la
cuestion octava del tomo primero,
Desearás saber ¿si cuando rezamos de algun Santo en la in-
fraoctava del Corpus ó de la Concepcion, ganarémos tambien las.
Indulgencias?
A la primera parte de la dificultad respondo que sí; pues se
gun nos dicen Miguel Báuldri ( p), Gavanto y Cavalieri, asi lo de
claró Juan XXII en cuanto á la octava del Corpus. Gavanto (gr)
dice que leyó el Decreto de este Papa en un antiguo manuscrito.
Lo mismo opino en cuanto á la infraoctava de la Concepcion de
María; porque habiendo la misma causa, parece que ha de ser la
misma la disposicion de la ley.
[n] Libro 3.°, tít. 16 de las Reliquias y veneracion de los Santos.—(ni Tomo 4.°, im»
preso en Roma 1795, pág. 569.—[o] El Opúsculo 57, impreso en Roma 1570.—[p] Bauldri
en el Manual de Sagradas Ceremonias, sobre la fiesta del Corpus.—Cavalieri, tomo 2.° sobra
el Decreto 130.—[q] En la sccc. 6.", cap. 20, núm. 5.
120
CUESTION XX.
Nota 29. Don Joaquín Lorenzo Villanueva en su Año Cristiano de España, dia 8 de Di
ciembre, pone dos yerros sobre esto, que pudo tomar del Continuador de Fleuri [/]. El uno es
que Leonardo Nogarola, el cual compuso el Oficio de la Concepcion que rezamos, fue reli
gioso de mi orden. Vo me alegrara de eso; mas ¿para qué he de dar glorias falsas á mi ma
dre la religion Seráfica, si tiene tantas verdaderas? Leonardo fue clérigo secular, natural de
Verona, Doctor de Sagrada Teología y Protonotario apostólico en tiempo de Sixto IV.—El
otro yerro es, que el dicho Oficio de la Concepcion fue compuesto tambien por Bernardino
de Bustos. Es cierto que fray Bernardino de Bustos, religioso venerable de mi Crden, compu
so un Oficio de la Concepcion, y que Sixto IV lo aprobó; pero ni este es el que reza la religion
Seráfica, ni Sixto IV le concedió Indulgencias \g] por entonces. Digo por entonces; porque
segun refieren fray Gaspar de la Fuente [h] y el P. Perlin, se las concedió despues (las mis
mas que había concedido al de Nogarola) á peticion del R. P. fray Mateo de Novara, Comi
sario en la Curia romana del Beato Angel de Clavasio, Vicario general de la Observancia.
[a] Por su Bula Cum prccexceha, que hallarás en las Estravagantes comunes, lib. 3.°,
tít. 12 de las Reliquias y veneracion de los Santos.—[b] Por su Bula Cum prímúm, que ha
llarás en las Adiciones á Ferraris, palab.: Pairo/ni sancti.— [c] Antonio Pagi en la vida de Six.
to IV, níím. 39.—Oldoino en la misma, Historia Pontificia de Chacon.—[d] Por una Bula
de 8 de Noviembre de 1760, que puedes ver en el lugar citado de Ferraris.— [e] Por su Breve
Calestium, 5 de Abril de 1756, que trae la Cronología Seráfica, tomo 4.°, pág. 208.—[f] Al
año 1476, }. 85.— [g] Vadingo en sus Anales al año de 1477, núm. 2; y al de 1480, núm. 38.
— [h] Fuente en el Armamentario Seráfico, que vi en la Santa Cruz de Querétaro.—P. Juan
de Perlin en la Apología por la inmaculada Concepcion, dist. 9.», cap. 2."—Benito Plaza en
la Causa de la inmaculada Concepcion, accion 5.°, art. 2.°, núm. 57.
121
dad.— Estas tres Indulgencias requieren confesion, comunion y pe
dir a Dios por las necesidades comunes de la Iglesia.
Argüirás contra la conclusion. No se puede negar que al Ofi
cio de la Concepcion de María, compuesto por Leonardo Nogaro-
la, el cual comienza Sicut lilium, concedió Sixto IV las Indulgen
cias de la fiesta y octava del Corpus. Pero ¿en qué vinieron á pa
rar estas Indulgencias? En lo que paró el Oficio; pues lo acesorio
sigue la naturaleza de lo principal. Oye pues lo que escriben al
gunos críticos acerca del dicho Oficio. Edmundo Martene (i) dice:
"que habiendo advertido en él los hombres eruditos algunas cosas
"dignas de reprension, dejaron de rezarlo todos, segun observa Juan
"Heselio, Doctor de Lobaina que asistió al Concilio de Trento."
Natal Alejandro (j) afirma que el citado Oficio está compuesto
de testos de Santos Padres y autores eclesiásticos, pero fingidos y
que no se encuentran en sus obras; por lo que San Pio V lo juzgó
indigno de que se leyera en la Iglesia, y lo suprimió. Lambertini
cita á Natal Alejandro, y viene á decir lo mismo que él, pero con
términos mas moderados. No rezándose pues el dicho Oficio, cesan
ya las Indulgencias, dice Cavalieri (k). Agrégase á esto que segun
el Continuador de Fleuri (7), y el Doctor Juan Heselio, Sixto IV.
no instituyó la fiesta de la Concepcion con octava.
Respondo que,segun escriben el célebre Canonista Navarro (11)
y el P. Velazquez, desde el año de 1476 en que Sixto IV concedió
jas Indulgencias, hasta el de 1568 en que publicó San Pio V el Bre
viario romano, se estuvo rezando el dicho Oficio (lo mismo que la
misa) asi en la Iglesia de Roma, como en otras muchas de la cris
tiandad. Sinó se rezó en todas, fue por la muchedumbre y diversi
dad de Breviarios que antes de San Pio V se permitian; pues so
ba tener cada obispado su Breviario particular. Consta, dice Vi-
Hanueva, por algunos libros antiguos de nuestros coros, que este
Oficio se rezó antiguamente en España, y se halla en el Breviario
Toledano de 1493. Prueba tambien esto mismo la gracia que hizo
Leon X (m) el año de 1517, de suspender el entredicho por toda
la octava de la Concepcion en aquellas Iglesias de España en que
se celebraba el sobredicho Oficio,
[i] Martene, tomo 3.° de los Ritos antiguos de la Iglesia, impreso en Amberes 1764,
lib. 4.°, cap. 30, núm. 17.— [j ] Natal Alejandro, tomo 3.° de la Historia Eclesiástica, diser
tacion 16 del siglo 2.°, }. 21.—Lambertini en el libro 2." de las Fiestas, cap. 15, núm. 22.—
ffc] Tomo 2.°, sobre el Decreto 139.— [Z] Al año de 1476, $. 84.— [li] Martin Navarro en el
Manual de Confesores, cap. 27, núm. 182; y en el tratado de la Oracion y Horas Canónicas,
cap. 19, núm. 87.—Juan Antonio Velazquez, de la Concepcion de María, lib. 4.°, disert. 2.*,
anotacion 4."—Napoles, tomo 4.° dela Cronología ¡Seráfica, pág. 386.— [m] Por la Bula: Su
fra gregetn, que es la 14 de este Papa en el Bulario de Rodrigues.—Haroldo, núm. 16,
122
Tambien es cierto que toda la religion Seráfica, como tan
amante de la inmaculada Concepcion de María á la que ha elegido
por Patrona debajo de este dulcísimo misterio, apropió para sí este
Oficio desde que lo aprobó Sixto IV; de tal manera, dice Frasén (»)
que habiendo publicado San Pio V en Julio de 1568 el Breviario
romano en el que puso otro Oficio en lugar de este, consiguió ella
permiso del mismo Papa en el año siguiente para rezarlo como
Oficio propio de la orden. ¿Y por qué? Oigámoslo de la boca de
los estraños, para que no digan que hablamos por pasion. "Porque
"este Oficio que rezan los Franciscanos, es el más conforme á la
"pureza y plenitud de gracia de la Madre de Dios en el momento
"primero en que fue criada:" dice don José Ignacio Vallejo (a),
presbítero del obispado de Guadalajara en la América septentrio
nal. "Porque este Oficio que rezan los Franciscanos, proclama la
"incomparable gloria de la preservacion de María por tantas lenguas
"cuantas son sus cláusulas:" dice el Doctor don Ignacio de Castro(o),
"Cura del obispado del Cuzco en la América meridional. Pero co
mo tanta luz no puede menos de ofender los ojos de los lagañosos,
de aquellos digo, que miran todavia con ceño la pureza original de
María, como Juan Launoy, Juan Heselio y Luis Muratori; por eso,
dice el citado Vallejo (/>), les ofende y les da en cara el tal Oficio.
En cuanto á la misa que empieza: Egredimini, Leon X con
cedió Indulgencia plenaria (q) á los Menores Observantes que la
celebraran, y despues la estendió á los mismos religiosos y á las
Clarisas que la oyeran; pero advierto que esta Indulgencia entró
en la revocacion de Paulo V (lo cual quisiera yo que advirtieran
algunos). Ultimamente, el mismo Oficio y la misma misa que con
licencia y aprobacion de tantos Papas ha rezado mi orden desde el
siglo décimo quinto hasta el dia de hoy, han sido estendidos por la
Santa Sede á la República de Luca (r), al orden de los Siervos de
María (s), á los Reyes Católicos don Fernando y doña Isabel (/)
para fomento de su devocion, y al piadosísimo Rey Cárlos III pa
ra el uso de uno y otro clero de todos sus dominios (m).
De lo que he dicho hasta aqui se infiere primeramente, que
[n] Claudio Frasén, tomo 8.° de la Teología, cuest. de la Concepcion de la Virgen, }. 34-
—Croiset, Año Cristiano, dia 8 de Diciembre; y en la vida de nuestra Señora, }. 36.—Juan
Eusebio Nieremberg en las escepciones del Tridentino sobre Ja pureza original de Mana,
cap. 25.—[n] Vallejo, Vida de la Madre de Dios, part. 1.a, cap. 19.—[o] Castro en la Diser
tacion 1.a sobre la Concepcion de la Virgen, impresa en Lima 1782, pág. 40.—[ p] En la di
cha obra, en los cap. que tratan de la Concepcion de María.— [q] Manuel Rodríguez, tomo 2.",
cuest. 87, art. 4.°—Arbiol y Tellado de los Terceros.—[r] Se halla esta concesion en Na
poles, tomo 4.° de la Cronología Seráfica, pág. 568.—[s] En el mismo tomo, pág. 386.—[í] La
' lleal Junta de la Inmaculada Concepcion, en la oracion que presentó á Cárlos III sobre este
misterio. Se halla en el tomo 7.° del Ferraría, desde la pág. 94 de la citada edicion.—[u] Ha
llarás tambien la dicha Bula: Cum primüm en el tomo i." de nuestra Cronología, pág. 384.
123
no es cierto lo que dicen Martene y Heselio, de que todos dejaron
de rezar el Oficio que compuso Leonardo. Cuando murió Hese
lio, que fue en el año de 1566, era cabalmente cuando mas se reza
ba. Aun despues del año de 1568, en que San Pio V publicó el Bre
viario reformado, se rezó el dicho Oficio por muchos años en algu
nos obispados, como lo dá á entender claramente el Teólogo y Ca
nonista Navarro, escritor célebre del siglo décimo-sesto. La reli
gion Franciscana se compone de varias familias; y como todas han
pensado de un mismo modo sobre la pureza original de María, to
das creyeron que debian rezarla este Oficio, en el que repiten con
mucho júbilo que su Concepcion es inmaculada. Si Heselio anduvo
tan mezquino con la Vírgen, que la supuso (v) concebida en pecado
despues del Decreto delTridentino,¿qué mucho que le diera en cara
el tal Oficio en el que se dice repetidas veces que su Concepcion fue
sin mancha? Pero yo advierto que si en el Oficio que compuso Leo
nardo, se dice que la Concepcion de Maria fue inmaculada;?™ el que
puso San Pio V en el Breviario, se dice que fue santa: la cual
palabra, en sentir del máximo Doctor San Gerónimo (x), significa
mas limpieza y mas perfeccion que la palabra inmaculada.
Infiérese lo segundo, que es falso lo que afirma Natal Alejan
dro, de que "San Pio V juzgó que el dicho Oficio era indigno de
"que se leyera en la Iglesia y lo suprimió, por estar compuesto de
"autoridades fingidas de Santos Padres." Pregunto yo: si San Pio V
hubiera creido que este Oficio era indigno de que se rezara, ¿se lo
hubiera concedido á toda la orden de San Francisco? Si hubiera
pensado que no era digno de estar en el Breviario romano, ¿habria
dado licencia para ponerlo en el Breviario Seráfico? Yo no lo creo
de la entereza y rectitud de este Papa. Luego no fue la causa
que alega Natal Alejandro, la que movió á San Pio V á dejar de
poner en el Breviario el Oficio de la Concepcion aprobado por
Sixto IV, y sustituir otro en su lugar. Pues ¿cuál fue la causa?
Voy á manifestarla. Mas antes, para hacerlo con mayor clari
dad, pondré á la vista de mis lectores lo que refieren sobre esto
tres sabios Jesuitas que escribieron sus obras como un siglo antes
que Natal Alejandro. Si San Pio V, diceSuarez (y), mudó el Ofi
cio de la Concepcion aprobado por Sixto IV, no fue porque halla
ra en él alguna cosa falsa; sinó porque quiso que se restituyera la
Iglesia á la costumbre antigua que habia tenido. Fernando Q.ui-
[v] Juan Heséls 6 Heselio en su Catecismo, cap. 7." de la esplicacion del Ave-María.
—Véase Miguel de Luna ec sus Teoremas por la Concepcion, teorema 13.—[x] Sobre la
Epístola de San Pablo a los de Efeso, cap. 1.°, verso 4.°—[y] Suarez, tomo 17, disp. 3í, sec
cion 5f—Repito lo que dije en el tomo 1.a, que oso de la edicion veneciana de 1740.
124
riño de Salazar en un tratado que escribió en defensa de la Con
cepcion (z) de María, dice casi lo mismo: por lo que omito sus pa
labras. Se habian compuesto, dice Teófilo Raynaudo, muchos Ofi
cios del misterio de la Concepcion: era preciso señalar uno para to
da la Iglesia, y San Pio V escogió el que está ahora en el Breviario
romano, reduciéndolo á la forma antigua, propuesta en una revela
cion al Abad Elsino. En esta revelacion que cita Raynaudo y se ha
lla entre las obras de San Anselmo, un personage vestido de pontifi
cal dijo á Elsino, (Nota 29) Abad de Ransctj: que si queria verseli-
bre de la tempestad que padecia, prometiese á Dios celebrar solem
nemente la fiesta de la Co'ncepcion de María. Y preguntando enton
ces el Abad qué Oficio la habia de rezar, le manifestó que la rezase
el Oficio de su Natividad, mudando este nombre en el de Concep
cion. Sosegóse luego la tormenta, y el Abad cumplió su promesa.
Yo prescindo si la Epístola en que se cuenta la dicha revela
cion, es de San Anselmo Cantuariense, ó no. Sé que Cristiano Lu
po (a) y Lambertini la cuentan entre las obras dudosas del Santo:
Natal Alejandro y el Benedictiano Gerberon entre las apócrifas.
Pero tambien sé que la tuvieron por obra genuina del Santo, el
Cardenal Baronio (Nota 30) que asistió á la correccion del Bre
viario en tiempo de Clemente VIII, Bartolomé Gavanto (6) que
asistió no solo á la correccion sobredicha, sinó tambien á la que so
hizo despues en tiempo de Urbano VI II, el Marques de Mondejar,
Francisco Guerra (c), Teófilo Raynaudo, Salazar, Gerson y otros
varios escritores y Concilios de los siglos décimo-cuarto, décimo-
quinto y décimo-sesto; y aun segun el sentir del P. Benito Plaza (d)
fue admitida la dicha revelacion por el comun consentimiento en
mas de siete siglos. En España, que segun el sabio Mabillon (e) ce-
Nota 29. Otros dicen: Herluina, Abad de Bec.
Nota 30. Entre las obras de San Anselmo hay una Epístola y un tratado de la Concep
cion de María. El que lea con reflexion á Baronio en las notas sobre el Martirologio romano,
conocerá claramente que admite la Epístola como obra genuina del Santo, y duda mucho de
la legitimidad del tratado, al cual llama Comentario. Cristiano Lupo, que no advirtió la dife
rencia de estas dos obras, dijo equivocadamente que Baronio pone en duda la Epístola, sien
do asi que habla del tratado. Véase Gerberon en la censura sobre las obras del Santo.
t*1 Salazar, cap. 35, núm. 9.— Raynaudo, tomo 8.°, trat. 6.°, núm. 32.—[a] Lupo en el
tomo 4.° de sus obras sobre el Concilio de Maguncia del año 1050, página 233.—Lamber
tini, núm. 19 del lugar citado.— Natal Alejandro en el tomo 7." de su Historia Eclesiástica.
—Gabriel Gerberon en la edicion que hizo de las obras de San Anselmo.— [b] Gavanto y Ba
ronio el dia 8 de Diciembre.—Gaspar Ibañez (Marqués de Mondejar) en la disert. 8.* ele las
eclesiásticas, cap. 4.°, desde el núm. 18.—[c] El Ilustrísimo Guerra en la obra que intitulé:
Magestad de las Gracias yVirtudes de Marta, tomo 1. °, disert. 2.», núm. 32.—Salazar, cap. 35,
}. 5.°—Juan Gerson en el Sermon 3.° de la Concepcion de María.—[d] Así lo afirma Valle-
jo en la Vida de la Madre de Dios, part. 1.", cap. 8.°—Plaza en la obra citada, accion 3.», ar
tículo 2.°, desde el núm. 56.—[e] Mabillon en las Actas de los Santos de San Benito, si
glo 2.°, vida de San Ildefonso. Vi esta obra en la biblioteca de la Catedral de Méjico.—Mar
lene, tomo 4.°, en el libro 4.° do los Ritos Antiguos de los Monges, cap. 2.°, núm. 15.
125
lebra la fiesta de la Concepcion de María desde el tiempo de San
Ildefonso, se pusieron en muchos Breviarios las lecciones de los
maytines de esta fiesta, sacadas al pie de la letra de la dicha Epís
tola de San Anselmo. "Yo ví algunos de ellos, dice el Padre Sala
dar (f), el de Plasencia del año de 1500, el de Vich de 1520, el
"de Cartagena de 1484, y otro de la misma diócesi de 1519." A es
tos añade Mondéjar el de Segovia, el de Cuenca, el de Córdoba y
el de Sevilla.
Ahora bien: si segun acabo de probar, era tan comun en el
siglo décimo-sesto y en los dos anteriores el tener por obra genui-
na de San Anselmo la Epístola sobredicha, y de consiguiente el
tener por cierta la revelacion que contiene; ¿qué mucho que San
Pio V, atendiendo por una parte á esta revelacion como insinua
Gavanto, y por otra la costumbre antigua de la Iglesia como dice
Suarez, pusiera en el Breviario romano el Oficio de la Natividad
de la Vírgen para la fiesta de su Concepcion, poniendo el nombre
de Concepcion en donde está el de Natividad? Mas si el mismo Pa
pa dió licencia á los Franciscanos para que rezaran el Oficio de la
Concepcion, compuesto por Leonardo, y lo pusieran en su Brevia
rio, segun consta de mas de catorce ediciones que cita Frasén, en
eso mismo daba á entender que no lo tenia por indigno de que se
rezara en la Iglesia.
"Pero el tal Oficio, replica Natal Alejandro, está compuesto
"de autoridades fingidas de Padres."
¿De cuántas maneras podria yo mostrar á este crítico la fal
sedad de su proposicion, sino mirase á la brevedad? Sin embargo,
le rebatiré de algun modo tamaña calumnia, que redunda princi
palmente en desdoro de Sixto IV.
Si he de hablar con la ingenuidad que me es propia, yo no en
cuentro en todo el Oficio de la Concepcion compuesto por Leo
nardo, sinó dos ó tres cosas que puedan haber dado causa para una
crítica tan desmedida.—La primera que Natal Alejandro censu
rará, es que se dice en el Oficio que las lecciones del segundo noc. '
turno son de San Gerónimo, no siendo suyas. A lo cual respondo
primeramente que aun despues de haberse corregido dos ó tres ve
ces el Breviario romano, se le notan esas mismas faltas en varias
festividades del año. Las segundas lecciones de los dias 8 y 9 de
Setiembre, las de la fiesta de San Rafael, y las de la Domínica
cuarta despues de Pentecostés, se dice en el Breviario que son de
San Agustin, siendo asi que los Maurinos las ponen ya entre las
CUESTION XXI.
¿Y" cuáles estan concedidas á las fiestas de la Transfigura-
don del Santísimo Nombre Visitacion de
nuestra Señora?
Respondo lo primero que en el año de 1457 concedió Calix
to III para la fiesta de la Transfiguracion del Señor las mismas
Indulgencias que habian concedido sus antecesores para la fiesta
del Corpus; y á los que celebren la fiesta de la Transfiguracion
con octava, les concede las mismas Indulgencias que estan conce
didas á los que celebren la octava del Corpus.—He visto la Bu
la (a) en Odorico Raynaldo, y un resumen de ella en Luis Guerra.
Respondo lo segundo que Clemente VII (b) en el año de 1530,
y Clemente VIII en el de 1598 estendieron todas las Indulgencias
del Corpus á los fieles que el dia 14 de Enero asistiesen á la fiesta
del Santísimo Nombre de Jesus, y rezasen con devocion cinco Pa
dre nuestros, y cinco Ave-Marías por las necesidades comunes de
la Iglesia. Los religiosos del convento de San Cosme de Méjico,
que celebran esta fiesta con octava, pueden ganar todas las Indul
gencias concedidas á la octava del Corpus.
Respondo lo tercero, que Urbano VI concedió en 1389 á la
fiesta y octava de la Visitacion de María las mismas Indulgencias
que habia concedido Urbano IV á la fiesta . y octava del Corpus:
[Z/]»Zobio, tomo 13 delos Anales, al año 1264, núm. 5.—Gavanto, seccion 6.», cap. 20,
nfim. 1.°—fm] Gavanto y Lambertini sobre la dicha fiesta. —[n] En su Bula Sacralissimi,
que es la 3." en el Bulariode Rodríguez.— [a] Comienza Inter divina, y está en los Anales
Eclesiásticos al año 1457, desde el núm. 73; y en el tomo 1.° del Bulariu de Guerra, pág. 43.
—[6] La Bula de Clemente VII empieza Salvatoris, y está en Vadingo al año 1530, núm. 11.
129
las cuales confirmó en el mismo año Bonifacio IX (ti). Las mon
jas de Santa Isabel de Méjico que celebran la fiesta de su titular
eon octava, podrán ganar las Indulgencias concedidas por Urba
no IV á la octava de Corpus; pero no las concedidas por Marti-
no V y Eugenio IV, porque estos dos Papas fueron posteriores á
Urbano VI.
CUESTION XXII.
¿Hay Indulgencias concedidas á los que despucs que rezan el
Oficio Divino, dicen la oracion Sacrosanctje?
ORACION.
"Toda criatura dé perpetuamente alabanza, honra, virtud y
"gloria á la sacrosanta é individua Trinidad, á la humanidad de
"nuestro Señor Jesucristo crucificado, á la integridad fecunda de la
"beatísima, gloriosísima y siempre Vírgen María, y á la Congrega
cion de todos los Santos; y venga á nosotros el perdon de todas
"nuestras culpas, por todos los siglos de los siglos. Amen.
Nota 32. Cuento entre estas la insigne metropolitana de Méjico.
[c] Por su Bula que comienza Superni. La hallarás entera en el primer tomo de Bulario
romano; y parte de ella en Raynaldo, núm. 3 de dicho aBo.—Véanse Minderér, part. 2.%
núm. 343; y Nápoles, tomo 4.", pág. 570 [a] Teodoro del Espíritu Santo, part. 1.*, cap. 13,
art, 4.°—Eusebio Amórt en bu Historia de Indulgencias, cueat. 51.
18
130
Bienaventurado el vientre de la Vírgen María, que llevó
"al Hijo del Eterno Padre.
"tir. Y bienaventurados los pechos que alimentaron á Cristo
"nuestro Señor.—Padre nuestro y Ave-María por el feliz estado
"de la Iglesia."
Tratan de esta oracion muchísimos autores que he leido, ya
teólogos (b), ya canonistas (c), ya regulares (<?), ya acéticos (e),
ya rubriquistas (f), ya en fin escritores de otras materias (¿¡O, y
nadie encontró en ella defecto alguno. Pero estamos ya en los siglos
de las luces y de la ilustracion. Vivimos en unos tiempos en que
aparecen muchos presumidos de sabios que intentan reformarlo to
do, menos á sí mismos. En prueba de esto refiere el Canónigo don
Francisco Guasco en su Diccionario Ricciano y Anti-Ricciano (/*),
que el famoso Obispo de Pistoya Escipion de Ricci reformó entre
otras cosas la oracion del Pater noster, la Salutacion Angélica y
el Breviario romano; y que á su imitacion Monseñor Panilini,
Obispo de Chíusi, compendio y abreviatura de Ricci, prohibió á su
clero en el año do 1789 que rezara la oracion Sacrosanclee, quitán
dola del Breviario, mal que les pese á treinta y tres Papas que la
han aprobado, y á la posesion que gozaba legítimamente de dos si
glos á esta parte. Y ve aqui, dice Guasco, como el pequeño Obispo
de Chíusi anula prácticamente la Indulgencia de un Leon X, pu
blicada desde la Sede del Vaticano. Mas ¿por qué prohibió la dicha
oracion Panilini? Porque es una oracion indigesta y está llena de
errores, responde por el Obispo fray Gabriel, Calendarista de
Chíusi. ¡Grandes cabezas! que han descubierto yerros donde tantos
teólogos no los han visto. Qué yerros fuesen los que descubrieron
en la dicha oracion, no nos lo dice Guaseo; pero sí nos dice que asi
el Obispo novador como el necio Calendarista quedan magistral-
mente confutados en el Diario Eclesiástico de Roma (i). De buena
gana hubiera yo leido, asi los yerros que imaginaron como su con
futacion. Mas sin embargo de que no he podido lograrlo, conjeturo
i
133
María Santísima: les echa en cara que celebraban muchas festivi
dades de la Vírgen: que ayunaban los sábados en honra suya: que
la rezaban el Oficio Parvo, la Letanía, y á cada paso la Salutacion
Angélica. Yo no me admiro de eso; pues como Daléo era herege
Calvinista, no es mucho que le disgustaran los obsequios hechos á
María. Reprendia tambien á los católicos, porque cuando les ocur
re algun trabajo súbita é inesperadamente, invocan á Jesus y Ma
ría, pronunciando al mismo tiempo estos santísimos nombres; y
en esto ¿qué otra cosa dan á entender, sino que adoran con el mis
mo culto á Jesucristo y á su Madre? A lo cual responde Natal Ale
jandro (11), que el pronunciar con frecuencia estos santísimos nom
bres de Jesus y María, proviene del singular amor y veneracion
que tenemos los católicos al Hijo y á la Madre Vírgen, y que solo
un loco ó un impío pueden decir que esto és malo. Acerca de lo
que nos imputa Daléo de que damos el mismo culto á Jesucristo
y á María Santísima, porque pronunciamos juntamente sus dulcí
simos nombres, le responde Natal Alejandro que es una grave ca
lumnia que nos levantan los hereges; pues adoramos á nuestro
Señor Jesucristo, y honramos á su Madre la Virgen Marta.
Cuando San Juan en el Apocalipsis (m) saludó á las siete Iglesias
del Asia, deseándolas la gracia y la paz, asi de parte de Dios co
mo de los Angeles que asisten á su trono, ¿acaso, pregunta este sa
bio, dió San Juan á los Angeles el mismo honor y el mismo culto
que á Dios? pues ¿por qué nos levantan los Calvinistas que igua
lamos á María con Cristo, porque invocamos á un mismo tiempo
sus sacratísimos nombres, pronunciándolos con el respeto y la su
mision que debemos? Hasta aqui Natal Alejandro: á lo cual sola
mente añado, que la misma queja que él tiene de Daléo, tengo yo
de Tiers, pues á este Doctor de la Sorbona (n) le parece escesivo
que llamemos á María Santísima: Fuente de misericordia, maes
tra de los Apóstoles, y salud de los que esperan en ella. ¡Qué
concepto tendria de la dignidad de Madre de Dios!
En cuanto al segundo reparo, es muy fácil responderle con su
misma doctrina. Dice en el número anterior: "que si se considera
"la Humanidad de Jesucristo unida hipostáticamente al Verbo, se
"la debe el mismo culto de latría; no absolutamente y á causa de
"ella misma, sinó por respecto al Verbo. Mas si se considera sola-
"mente á causa de ella misma y como separada del Verbo, solo se
"la debe el culto de dulía, ó lo más el de hiperdulía." Ahora bien;
[11] En bu Historia Eclesiástica, disert. 25 del siglo 5.°, cuest. 2.", art. 2.°, propoeic. 2.*
—[»»] Cap. J,°, verso 4.°—[n] Tiers en los cap. 7.° y 8.° del citado libro 7.°
134
si confiesa Tiers con los Teólogos (ra) que la Sagrada Humanidad
de Jesucristo puede considerarse como unida al Verbo Divino y
como separada de él, y que de cualquier modo que se considere, es
siempre digna de culto y veneracion, ¿qué inconveniente puede ha
ber en que yo la considere ó como unida al Verbo, y la dé todas las
veces que quiera el culto supremo de latria; ó como separada del
Verbo, y la dé entonces el de hiperdulía? ¿Es acaso esto lo que con
denan los Concilios de Efeso y de Constantinopla que él alega? No
por cierto, dice Frasén (o); pues los Concilios hablan precisamente
de la adoracion de latría que se debe á la Humanidad de Jesucristo
en cuanto la concebimos unida á la persona del Verbo. Los citados
Concilios reprueban, dice Santo Tomás (p), la doctrina herética
de Nestorio que ponia en Cristo dos personas, y por consiguiente
dos adoraciones. Nosotros abominando el error de Nestorio, con
fesamos que hay en Cristo una sola persona divina con dos natu
ralezas, y decimos: que el que en la oracion sobredicha considere
á la Humanidad de Jesucristo unida á la persona del Verbo, en su
posicion de que la adore, debe darla necesariamente la perfecta
adoracion de latría; pero el que la considere en abstracto, como pa
rece que la consideraba algunas veces Santa Teresa (qr), puede
muy bien adorarla con el culto de hiperdulía. Y para que se vea
que no es agena esta oracion del lenguage de San Buenaventura,
oigamos lo que escribió en una obra que todos reconocen por suya.
wLa bienaventurada Vírgen, dice el Seráfico Doctor (r), debe ser
"particularmente venerada despues de la Suma Trinidad, y de su
"beatísimo Hijo nuestro Señor Jesucristo. ' Estas últimas pala
bras dirá Tiers que son superfluas, y tambien dirá que lo son en
la oracion de que tratamos; porque estando comprendido Jesucris
to bajo el nombre de la Santísima Trinidad, le vuelve á nombrar
espresamente. Pero á esta objecion le respondo, que tambien San
Pablo cayó en el mismo defecto, si es que asi quiere llamarlo. ¿Y
por qué? Porque amaba tanto el Apóstol á Jesucristo, le tenia tan
grabado en su corazon, que nunca se saciaba (s) de pronunciarlo:
en sus Epístolas repite el nombre de Jesus doscientas treinta y seis
[ñ] El Doctor Angelico en la 3.a parte de la Suma, cuest. 25, art. 2.°—El Seráfico, el
Sutil, y el sólido Ricardo sobre el 3.° de lis Sentencias, dist. 9.», cuest. 1.»—El Eximio en el
tomo 16, disp. 53, secc. 3.*—Frasén, Teófilo Raynaudo, &c— [o] Claudio Frasén, tomo 8.°
de la Teología, trat. 1.°, disp. 3.», art. 3.°, secc. 1.», cuest. 1.»—Guillermo Herinx, Suma
Teológica, part. 4.a, disp. 3.*, núm. 10 y 11.— [ p ] En el art. 1.° del lugar citado.— \q] Véa
se la Vida de Santa Teresa, escrita por ella misma en los cap. 9.°, 12, 22 y 28.— [r] Benta
Virgo pracipuéest veneranda post Trinünlem summam, el ejus prolem beatissimam Dnum nos.
trum Jesumchristum. San Buenaventura sobre el 1.° de las sent., al fin.—[s] Cornelio Ala.
pide en el Proemio sobre las Epístolas de San Pablo, cap. 4.°, núm. 38; y soDre la Epístola
í los de Efeso, cap. 1.°, verso 10.
135
veces, y el de Cristo cuatrocientas veinte y una. De aqui apren
dieron los Santos á nombrar á Jesus tantas veces, siendo para ellos
miel en la boca, melodia en los oidos, y júbilo en el corazon. Cuan
do lo pronunciaba mi Santo Patriarca, dice el Doctor Seráfico (/),
que era tanto lo que se saboreaba y relamía, coma si comiera un
panal de miel. Y como San Buenaventura era otro Serafín en el
amor de Jesus, no se detendria en repetir con frecuencia su sacra
tísimo nombre, aun cuando hubiera sabido que le habia de criticar
por eso el espíritu cáustico de Tiers. Y no solo el Doctor Seráfico
tiene ese modo de hablar; tambien la Iglesia suele usarlo alguna
vez. "Recibe ó Santa Trinidad, decimos los Sacerdotes en la misa,
"esta ofrenda que te presentamos en memoria de la Pasion, de la
"Resurreccion y de la Ascension de nuestro Señor Jesucristo."
Acerca del tercer defecto que nos imputa de que en esta ora
cion ponemos en paralelo á Dios con los Santos, al Criador con las
criaturas, y al Señor con sus siervos, le respondo que una vez que
convidamos á todas las cosas criadas á que den á Dios, á la Vírgen
María y á los Santos aquel culto y aquella gloria que respectiva
mente se les debe, como dije antes, es inútil que nos diga ahora que
comparamos la santidad de Dios con la de sus criaturas. Ha de sa
ber ese francés, que en los dominios del Rey Católico todos los pre
dicadores al comenzar el sermon, decimos de rodillas la oracion si
guiente: Bendito y alabado sea el Santísimo Sacramento del al
tar, y la Purísima Concepcion de María Santísima, Madre de
Dios y Señora nuestra, concebida sin maucha de pecado origi
nal en el primer instante de su ser: sin que ninguno haya pensa
do por eso dar el mismo honor y la misma alabanza al Santísimo
Sacramento que á la Vírgen; pues saben todos que debemos ado
rar al Santísimo con el culto de latría (w), y venerar con el de hi- _
perdulía á la Santísima Vírgen. Todos los dias damos el epíteto de
santo á Dios nuestro Señor, al Príncipe de los Apóstoles y al Pon
tífice de la Iglesia romana, sin que por eso pongamos en paralelo
la santidad de Dios con la de San Pedro, y mucho menos con la
del Papa; pues á Dios le decimos santo, porque es santo por su
esencia, y el principio de toda santidad: al Príncipe de los Apóstoles
le llamamos santo, pero conocemos que no lo es esencialmente, si
no por gracia, por privilegio, por participacion; y finalmente, al
Papa le llamamos santo y aun santísimo, por la suprema dignidad
que tiene de sucesor de San Pedro, cabeza visible de la Iglesia y
[t] En la Leyenda de San Francisco, cap. 10.—[u] El Tridentino, ses. 13, cap. 5.°, y .
can. 6.—Santo Tomas en el art. 5." de la cuestion citada.—Berti en el tomo 4.° de las Ins.
tracciones Teológicas, lib. 33, cap. 12, teorema 1.°
136 .
Vicario de Jesucristo. Luego es falso, falsísimo lo que este críti
co nos achaca de que en esta oracion ponemos en paralelo á Dios
con las criaturas, y al Rey Soberano con sus subditos.—Ultima-
mente, cuando Monsieur Tiers hacia las funciones de párroco en
su curato de Vibrai, incensaría muchas veces al Santísimo Sacra
mento, á las reliquias de los Santos; y á los cadáveres de los difun
tos cristianos. ¿Y qué me habria respondido si yo le hubiera dicho,
que cuando incensaba daba el mismo honor y el mismo culto á las
reliquias de los Santos y aun al cadáver de un cristiano, que al
Santísimo Sacramento, pues el acto de incensar es uno mismo? ¿No
me hubiera respondido con razon, que yo era ó muy tonto ó muy
malicioso, supuesto que aunque el acto de la incensacion es uno, se
diferencia (») precisamente segun los objetos á que se dirige? Pues
eso mismo le respondo yo.
Y para que se vea la mala fe con que procede este crítico, nos
dice en el cuarto reparo que "pedimos á Dios por esta oracion el
"perdon de los pecados. Y que la fe nos enseña que despues del bau
tismo no puede perdonársenos pecado alguno, á menos que no lo
"confesemos y recibamos la absolucion de un Sacerdote." ¿Qué
"quiere decirnos Tiers con tales espresiones? ¿Nos quiere dar á en
tender que ningun pecado, aunque sea venial, se nos perdona fuera
del sacramento de la penitencia? Esta es una proposicion falsa, te
meraria y opuesta al Concilio Tridentino, que nos dice las palabras
siguientes (x): "Los pecados veniales en los cuales caemos con fre
cuencia, aunque hacemos bien en confesarlos; sin embargo se pue
den callar sin culpa, y perdonarse con otros muchos remedios."
Hasta los niños de la escuela saben que dice el Catecismo: el peca
do venial se perdona por una de estas nueve cosas: Por oir mi
sa con devocion, fyc. ¿Nos quiere dar á entender que ningun pe
cado mortal se nos perdona despues del bautismo sin que le con
fesemos? Si entiende asi su proposicion, diré que es cierta y verda
dera; pero que no viene al caso, pues ninguno ha escrito hasta aho
ra que por el rezo de esta oracion se perdonan los pecados morta
les. Luego Tiers abusa de la crítica, supuesto que nos atribuye lo
que nunca jamás hemos pensado.
Pero "¿qué quieren decir, pregunta en el quinto reparo, aque
llas palabras: por los siglos infinitos de los siglos? Ellas no mi-
"ran, dice con satisfaccion, á la gloria y alabanza que se dan á Dios,
[y] Gavanto y Merati sobre los Himnos [z] Lans & perennis gloria Deo Patri, et Filio,
Sancto simul Paráclito, tn stceulorum sécula.—[o] Exodo 15, 18. —Salmo 9.°—Véase el Abu-
lense sobre el lugar citado del Exodo; y Alnpide sobre el mismo, y sobre el cap. 4.° de Mi-
queas, verso 5.°
19
138
Dios, su gloria y su alabanza fuesen perennes, interminables, por
los siglos infinitos de los siglos. Como si dijeran: deseamos que Dios
reine eternamente, y si aun pudiera darse alguna duracion mas allá
de la eternidad, deseamos que reine por toda ella y aun mas allá
sin fin. De esios ardientes deseos se reviste la Iglesia católica, y por
eso no escrupuliza en decir que se dé á Dios gloria y alabanza
eterna, por todos los siglos de los siglos. Y como nosotros los que
rezamos el Sacrosanctee, somos por nuestra dicha hijos de la mis
ma Iglesia, no es mucho que imitemos á tan buena Madre en los
deseos y en las espresiones.
Tampoco hallo inconveniente en aplicar aquellas palabras:
por los siglos infinitos de los siglos, al perdon de nuestras culpas,
sin embargo de la ilacion ridícula de Tiers. Oigámosla otra vez
para rebatírsela: "¿Luego aquella remision de pecados podrá te
jerse por toda la eternidad? Que toda la eternidad sea desgracia
ba ó que sea feliz, no hay remision de pecados que esperar ni en
"la una ni en la otra." Si quiere valerse Tiers de esta crítica inmo
derada, sacará la misma ilacion de otras oraciones de la Iglesia.
En la última oracion de la misa del dia l.°de Noviembre, pedimos
á Dios nuestro Señor que seamos defendidos con los ruegos perpe
tuos de los Santos. Luego las súplicas de los Santos ¿podrán te
nerse y esperarse perpetuamente? En la oracion secreta del dia 7
de Marzo decimos á Dios: No nos falte, Señor, la piadosa oracion
de tu Confesor y Doctor Santo Tomás, la cual nos alcance siempre
tu perdon. "Luego el perdon de Dios, dirá Tiers, ¿podrá tenerse y
"esperarse siempre y por toda la eternidad? Que toda la eternidad
"sea desgraciada ó feliz, no hay que esperar que los Santos pidan
"por nosotros, ni nos alcancen el perdon de Dios en la una ni en
"la otra." Asi puede argüir cualquiera si quiere abusar (Nota 33)
de los términos. Pero léjos de nosotros semejante crítica que con
la mania de satirizar, mira siempre las cosas por el peor lado. Sa
bemos de cierto que segun dice el Espíritu-Santo (c), en cualquier
lugar donde cayere el hombre, sea en el lugar de los réprobos ó sea
en el de los escogidos, allí quedará para siempre; y de consiguien
te, que no tenemos que esperar en la otra vida el perdon de los pe
cados mortales. Digo de los pecados mortales, porque el perdon
de los veniales bien podemos esperarlo en la otra vida, señor Tiers,
si nuestra eternidad es feliz; pues así nos lo da á entender el mis-
Nota 33. Perpetuw, o, um, significa algunas veces cosa continua.— Las palabras: Sem.
per, initíernum, in perpelimm, in saculum y otras semejantes, no siempre significan eternidad:
algunas veces, dice Benito Pereyra (6), significan el tiempo de toda la vida del hombre.
[b] Pereyra, tomo 3." sobre el cap. 13 del Génesis, desde el numero 50.— [c] Eclesias-
tés 11, 3.—San Gregorio Magno en el libro 8." de los Morales, cap. 15; y en el lib. 12, cap. 4.°
139
mo Jesucristo en el Evangelio (d). Pero de lo dicho ¿podremos in
ferir que la remision de los pecados que nos conceda Dios en esta
vida ó en el purgatorio, no podamos tenerla y retenerla por toda
la eternidad, como nos insinúa este Doctor de la Sorbona? Si te
nemos la dicha de salvarnos, ¿no nos regocijaremos en la gloria por
los siglos infinitos de los siglos, y daremos á Dios continuas gra
cias por el perdon de las culpas que se dignó de concedernos por
su infinita misericordia? Sí por cierto; pues el perdon de nuestras
culpas, no es como la fe y la esperanza, las cuales dejaremos de
tener cuando veamos á Dios cara á cara, sino que nos ha de du
rar eternamente. Pedimos pues á Dios en la oracion sobredicha,
que nos perdone de tal modo nuestras culpas, que no vuelva jamás
á acordarse de ellas. (Nota 34)
En el reparo sesto nos dice Tiers, "que el verso Bienaventu-
" radas las entrañas dela Virgen Marta que llevaron al Hijo del
"Eterno Padre, y esta respuesta: Y bienaventurados los pechos
"que alimentaron á Cristo nuestro Señor, significan casi una
"misma cosa, y no tienen relacion ni conexion alguna con la ora-
"cion precedente." ¿Quién no echa de ver aqui (c) el espíritu cáus
tico y fruslero de este francés? El confiesa que estos versos con
que elogiamos á María Santísima, están compuestos del Evange
lio de San Lúeas, y de las palabras que ha consagrado la Iglesia á
sus oficios; mas por no dejar su miserable mania de satirizar y mor
der, Ies pone el defecto de que significan casi una misma cosa. ¿Pue
de llegar á mas la audacia y mordacidad de este hombre, que á des
cubrir defectos en las alabanzas que damos á María, tomadas del
Evangelio? Si en estas halla defectos, no es mucho que sea censor
tan rígido de los elogios que damos á la Vírgen, que apenas en
cuentre alguno que no le parezca escesivo: en lo cual muestra cla
ramente su espíritu cáustico y mordaz. Su espíritu fruslero le re
presenta en la oracion sobredicha una multitud de falsos aspectos
y de miserables dificultades. Tal es la que últimamente nos pro
pone de que las alabanzas que damos á María no tienen relacion
ni conexion con la oracion precedente. ¡Qué razon tan frívola y de
tan poca substancia! Cuando sea cierto lo que nos dice este críti
co, le preguntaria yo de buena gana: ¿qué relacion tiene el Padre
Nota 34. Sobre si vuelven los pecados perdonados, véanse Santo Tomás (/), San Bue
naventura y el Tostado. Todos tres dicen que de alguna manera vuelven por la mayor grave
dad del venado siguiente.
[d] San Mateo 12, 32.—Alapide.—Véase lo que dije en mi tomo 1.°, cuest. 29, }. últi
mo.—[e] Si quieres conocer bien lo que es el espíritu cáustico y el fruslero, lee al Abate Pará
en los Elementos de la Filosofía, tomo 4.°, trat. 5.°, ndm. 770.—[/] Santo Tomás en la 3.»
part., cuest. 88, art. 1.°—San Buenaventura en el 4.°, dirt. 22, art. cuest. 1.» y 2.a—El
Tostado en la cuest. 140 sobre el cap. 18 de San Mateo.
140
nuestro con el Ave-María? Y con ser que no tiene ninguna, las ha
juntado la Iglesia en todas las horas canónicas. ¿Qué conexion tie
nen las partes del Oficio Divino unas con otras? Bien poca ó nin
guna*, y no obstante componen un todo maravilloso, aunque muy
diferente del que tiene una oracion retórica. Luego aunque sea
cierto que los elogios que damos á María no tengan relacion ni
conexion alguna con lo precedente, no por eso lo descompondrán.
¿Se descompone acaso una mesa porque tenga diversidad de man
jares? ¿O un jardin porque tenga variedad de flores? Pues ¿qué otra
cosa son las partes del Oficio Divino, sino unas flores hermosísimas
que exhalan diferentes olores, y vienen á componer entre todas un
primoroso jardin? ¿Qué es el Oficio Divino, sinó una regalada me
sa espiritual en la que hay variedad de manjares para que esta mis
ma diversidad nos quite el tedio y el hastío, tan propios de nuestra
naturaleza estragada? Y pregunto yo: ¿no viene á ser otro tanto la
oracion de que hablamos? El que no tenga el espíritu preocupado
de Tiers, fácilmente lo confesará.
Sobre lo demas que nos opone este crítico en la observacion
sesta, respondo á lo primero que si el Sacrosancta no se rezó an
tiguamente en las Iglesias monásticas y catedrales, hoy dia se re
za en las unas y en las otras, sin que yo quiera afirmar por eso que
se reza en todas. Ni es fácil determinar desde cuándo comenzó á
decirse. En los coros de los Menores Observantes de nuestro Pa
dre San Francisco se rezaba ya en el año de 1593, segun escribe
Bordonio (g); y tal vez se rezaria desde 1513, en que fue la con
cesion de Leon X. En otros coros empezaria á rezarse cuando vie
ron que Urbano VIII la habia puesto en el Breviario en 1631. Y
en otros se pasaria mas tiempo sin que la rezasen; pues aunque es
bueno usar de tal privilegio, ninguno ha dicho hasta ahora que es
tamos obligados á usarlo.
A lo segundo respondo, que aunque es cierto que San Pio V y
Clemente VIII no la insertaron en el Breviario romano, que fué
corregido de orden de los dos; tambien es cierto que Urbano VIII,
que no fue inferior á los dos ni en la potestad, ni en la erudicion,
ni en el zelo de la disciplina, cuando por sí mismo y por otros va
rones sabios puso la última mano al Breviario, la mandó colocar (h)
al principio de él. Y para que todos conozcan que la sinceridad y
la buena fe están muy léjos de este crítico cuando nos dice que bus
ca la verdad, no puedo menos de advertir que Urbano VIII espi-
[g] Francisco Bordonio en el tomo 2.° de sus obras, resol. 30, cuest. 23.—[h] Teodoro,
part. 1.", cnp. 13,art. 4.°—Minderér, part. 1.", núm. 824.—Jorge Gobat, tomo 2.°, trat. 4.°,
desde el n<ím. 578; y tomo 1.°, pág. 636.—Amórt.
141
dio su Bula sobre la última correccion del Breviario en el aiío
de 1631, y Tiers concluyó su Tratado de las Supersticiones en el
año de 1697, segun afirman Pontás, Moreri, Richard, el Obispo de
Guadix y el mismo Tiers (i). Ahora bien: ¿he de creer yo que es
cribiendo este Doctor de la Sorbona la dicha obra en Paris, no ha
bia de tener noticia de la última correccion del Breviario, hecha y
publicada en Roma por Urbano VIII sesenta y seis años antes? No
tengo tan buenas tragaderas. Lo que yo creo es la mala fe con que
procede este crítico, pues siendo asi que para probar los defectos
que supone en la oracion sobredicha, nos dice que ni San Pio V, ni
Clemente VIII la insertaron en el Breviario, omite adrede que Ur
bano VIII la mandó poner en él.
Ultimamente, nos dice: "que la Indulgencia que comunmen
te se cree concedida á los que la rezan, no es cierto que sea de
"Leon X." ¿Y por qué no es cierto, pregunto yo? ¿Es acaso porque
tú lo dices? Tambien dices ( j ) que no subsiste la Indulgencia de
Porciúncula, y toda la Iglesia cree lo contrario de lo que tú dices.
Tambien hablas (k) contra el Himno Stabat Maier dolorosa, por
que crees que María Santísima no lloró junto á la cruz de su Hi
jo, y el Cardenal Lambertini (/) escribe justísimamente contra tu
sinrazon y temeridad. ¿Q,ué, no basta para que creamos la dicha
Indulgencia, que la haya mandado poner en el Breviario romano
un Papa tan lleno de literatura y tan zeloso de la disciplina como
Urbano VIH, que enmendó de nuevo el Martirologio y el Pontifi
cal romanos, y que al acabar de corregir el Breviario la pone en
el principio de él? ¿Y de dónde consta, me dirá Tiers, que Leon X
concediese la tal Indulgencia? Respondo que consta de Juan Lam-
pergio (//), venerable monje Cartujo, que habiendo muerto en el
año de 1539 ya lo dejó escrito en sus obras. Consta del Compendio
de los Privilegios de los Frayles Menores (m). Consta del Bulario
de Manuel Rodriguez (n) y del primer tomo de sus cuestiones.
Y en fin, consta de las Rúbricas del Breviario romano-^seráfico
aprobadas por la Santa Sede. Tiers pudiera con facilidad ha
ber visto algo de esto, pues nos cita en su mismo tratado las obras
de Manuel Rodriguez y el Compendio de nuestros privilegios;
pero quiso más desentenderse de todo, y dejarse arrastrar de su
pasion contra la fraylía y el monaquismo, que hacer buen uso
[i] En el dicho tomo 4.°, lib. 7.°, cap. 17, habla del año de 1697, y le llama año presente.
—lj ] En el mismo cap. 17.—[i] En el cap. 8." del dicho libro.— [Z] Próspero Lambertini,
Ubi 2.° de las Fiestas, cap. 4.°, núm. 5.—[11] En el tomo 5.° de sus obras, Aljaba del Amor
Divino, lib. 2.°, al fin de la 3." parto.—[m] Casa-Rubios en la palab. Officium divcnum, se.
cundo, núm. 5 y 6.—[n] Rodríguez en su Bulario, oráculo 48 y 69 de Leon X; y en el tomo 1,°
de sus Cuestiones Canónicas, cuest. 42. .. .
142
de la crítica y verse precisado á concederlo. Lo cual supuesto,
Respondo ya á la cuestion, que todas las personas que despues
del Oficio Divino recen devotamente la oracion sobredicha, consi
guen: lo primero, remision plenaria de los defectos y pecados venia
les que por fragilidad humana hubiesen contraido en rezarlo; y lo
segundo, el perdon de las penas que corresponden á los dichos pe
cados.—Lo primero consta claramente de la Rúbrica puesta en el
Breviario romano antes de la dicha oracion; y lo segundo, de que
en tales concesiones pontificias (o) se entienden por culpas las pe
nas que por ellas se deben.—En cuanto á la remision de los peca
dos veniales, es opinion comun. Y en cuanto á la remision de las
penas, es opinion de Amórt (p), Gobát y Minderér, quien dice que
el SacrosancttB puede considerarse ó como un sacramental que
quita los pecados veniales, ó como una oracion á la que está con
cedida Indulgencia.
Sobre lo cual advierto primeramente que por el rezo de dicha
oracion, ningun pecado mortal se perdona; pues ella, como dice
Bordonio (9), no puede tener tanta eficacia aun por voluntad del
Papa, que quite los pecados mortales.— Lo segundo, que es preciso
estar en gracia para alcanzar los beneficios que por esta oracion
se nos conceden; pues ni la remision de los pecados veniales, ni el
favor de las Indulgencias se han concedido jamás al que se halla
en pecado mortal.—Lo tercero, que recemos esta oracion con fer
vor, ó que al tiempo de rezarla, nos arrepintamos de los pecados
veniales: lo cual podemos hacer fácilmente, ó cuando pronuncia
mos aquellas palabras: Nobisque remissio omnium peccatorum,
6 cuando decimos en el Pater noster: Dimitte nobis debita rios
tra. Porque siendo la opinion mas comun de los teólogos (r) que
no se perdonan los pecados veniales sin penitencia á lo menos vir
tual, y que los sacramentales no tienen de por sí é inmediatamente
la virtud de perdonar dichos pecados, será esto lo mas seguro.—Lo
cuarto, que no es menester decir esta oracion al fin de cada hora
canónica, como quiere Donato (s); sinó que bastará decirla al fin
de todas las horas que por entonces se recen.—Ultimamente ad
vierto, que aunque fray Antonio de San José escribe en su com
pendio Salmanticense (/), que se dice que Gregorio XV concedió
[o] Como en las Estravag. Antiquórum y Uniginitus, en el título de las Penitencias y
Remisiones.— [ p] Amórt en la Historia de las Indulgencias, cuest. 61.—Minderér, part. 2.a,
núm. 393.—Guaseo en su Diccionario Ricciano, palab. Sacrosanct<c.—[o] Tomo 1.°, resolu
cion 29.—[r] San Agustín en la Epístola á Vicente Kogatista, núm. 53.—Santo Tomás en
la 3." parte, cuest. 87, art. 1.° y 3.°—Ricardo en el 4.°, dist. 16, art. 5 °, cuest. 1."—Sua-
rez, tomo 19, disp. 11.—Henno, Droven y Ooti del Sacramento dela Penitencia.— [s] Jacinto
Donato en el tomo 4.° de su Práctica Regular, trat. 18, cuest. 65.—[fj En el tomo 2.°, tra.
Uno 31, núm. 78 y 79.
143
otro indulto mas amplio á los que recen el Salmo: Laudóte Dnum.
omites gentes, este indulto, segun he leido en varios autores (m),
no lo concedió á todos indistintamente; sinó solamente á aquellos
que tengan Indulgencias de los cinco Santos que el mismo Grego
rio canonizó en el año de 1622.
[e] En el tomo 2.° de dicha historia.— [/] Burio en la Noticia Breve de los Pontífices,
núm. 204.—Tamburino del Derecho de las Abadesas, disp. 15, cuest. 4.", núm. 5.—Lorenzo
de Peyrinis en el tomo 1.° de sus obras, núm. 8 sobre la Bula 28 de Leon X.—Casa-Rubios
en la palabra Oficio Divino.— [ g ] Salmeron en el tomo 3.° de sus obras, trat. 87 al fin.
Antonio Natal 6 Nadal en la part. 2." de la CelestiaS Conversacion, núm. 521.—[h] Los trae
Vadingo en el Registro Pontificio.— [t] Raynaldo en los Anales Eclesiásticos al año 1321,
núm. 1. —Lúeas Vadingo en el tomo 6.° de sus Anales, núm. 31 del mismo año.
146
cofrades del Rosario que pronuncien el Dulcísimo Nombre de Je
sus al fin de la Salutacion Angélica.
Sin embargo de eso, aconsejo á todos los cristianos que se
acostumbren á invocar en su vida con frecuencia y con devocion
los Augustísimos y Sacratísimos Nombres de Jesus y de María, ha
ciéndoles reverencia; pues ademas de las Indulgencias concedidas
por Sixto V, y otras que tal vez ignoro, ellos son, segun dice San
Bernardo (j ) y San Antonio, júbilo para el corazon, miel para la
boca y melodía para los oidos. Ellos consuelan al triste, alientan
al pecador, y hacen huir á los demonios. En los peligros, en las an
gustias, en las tentaciones pensemos en Jesus y María, clamemos
á ellos con afecto, y pronunciemos sus Sagrados Nombres con la
boca y con el corazon. Especialmente quiere y nos manda la Igle
sia que los invoquemos en el artículo ó peligro de la muerte, ya pa
ra ganar muchas Indulgencias que están concedidas bajo de esta
condicion, ya para inclinarlos á nuestros ruegos, ya para inspirar
en nosotros la mas tierna y amorosa confianza en las divinas mise
ricordias. Imitemos pues á San Camilo que entregó su alma al Cria
dor, pronunciando los Suavísimos Nombres de Jesus y de María. —
Jesus quiere decir: Salvador.—María, segun San Pedro Crisólo-
go, quiere decir: Señora; y segun San Bernardo, Estrella del mar.
CUESTION XXIV.
[j ] San Bernardo en el Bermon 15 sobre los Cantares.— San Antonio de Padua en el ser-
mon de la Domínica 3.' de cuaresma al fin.— [«1 Poruna Bula de 16 de Diciembre de 1746,
que empieza: Quemádmndum, y es la 23 del tomo 2.° de su Bulario.—La traen tambien Fer
rarte en la palab. Oracion, núm. 33; y Minderér en la pág. 360.—Véase la citada Coleccion
en loa pág. 40 y 50.
147
pias condiciones. Tercera.—A todos los sobredichos (esto es, asi
á los que enseñan como á los que aprenden) que practicaren con
frecuencia lo referjdo, y verdaderamente contritos y comulgados
rogaren á Dios por las necesidades comunes de la Iglesia, les con
cede Indulgencia plenaria, que pueden aplicar por los difuntos una
vez al mes, en el dia que cada uno señale. Cuarta.—A los que
por media hora continuada ó á lo menos por un cuarto de hora,
todos los dias y por todo un mes, tuvieren oracion mental y ver
daderamente penitentes y confesados recibieren el Santísimo Sa
cramento de la Eucaristía, y pidieren á Dios por las dichas nece
sidades de la Iglesia, les reparte una vez cada mes Indulgencia ple
naria, que pueden aplicar tambien á las ánimas del purgatorio.
He visto la citada Bula traducida al castellano en un precioso
librito del P. Nepueu, intitulado: Método de la Oracion Mental y
su Práctica, reimpreso en la Puebla de los Angeles el año de 1783.
Te aconsejo que sino tienes otro libro que trate de la oracion men
tal, leas este; ó un cuaderno del R. P. fray Eusebio.Villarejo, Mi
sionero de Pachuca, que intituló: Diálogo Breve y Sencillo sobre
la Oracion Mental.
No se puede negar que todos los cristianos, pero especialmen
te las personas religiosas, tenemos en dicha Bula una mina riquí
sima', pues con el cumplimiento de nuestros deberes monásticos,
con la observancia de nuestras respectivas constituciones podemos
ganar muchas Indulgencias, ya para nosotros mismos, ya para las
pobres almas que están penando en el purgatorio. No desperdicie
mos pues tan rico tesoro.
Advierto á las personas que están sujetas á la obediencia ó di
reccion del Ministro General de mi orden, que ademas de las di
chas Indulgencias pueden ganar otras, concedidas por Inocen
cio XII: las cuales dejo de poner aqui por haberlas puesto ya en el
primer tomo al fin de la cuestion 32, página 112. Mas para ganar
unas y otras Indulgenciíis, las diligencias se han de duplicar. Véase
lo que dice Gobát (6) sobre el genio del que concede la Indulgencia.
[b] Jorge Gobát en el tomo 2.° de sus obras, núm. 436 de bu Tesoro.
118
CUESTION XXV.
Al que hace los actos de Fe, Esperanza y Caridad, ¡están
concedidas Indulgencias?
Son las Virtudes Teologales las más escelentes de todas, como
que miran inmediatamente á Dios y nos juntan con él. La Fe nos
enseña, dice el Catecismo de Ripalda, que creamos en Dios como
en verdad infalible: la Esperanza, que esperemos en él como en po
der infinito; y la Caridad, que le amemos sobre todas las cosas co
mo á bien sumo. Si queremos agradar á Dios, hagamos con devo
cion y juntamente con frecuencia los actos de estas virtudes, ya
para cumplir con nuestra obligacion en esta parte, y ya para con
seguir el tesoro inapreciable de las Indulgencias. Lo cual supuesto,
Respondo que Benedicto XIII (a) el dia 15 de Enero de 1728
concedió algunas Indulgencias por hacer dichos actos; y que Be
nedicto XIV las confirmó y las amplió el dia 28 de Enero de 1756
en los términos siguientes.
Al que haga con devocion los actos de Fe, Esperanza y Ca
ridad, le concede por cada vez que los haga en el dia, siete años y
siete cuarentenas de Indulgencia, aplicables por las ánimas del pur
gatorio.—Al que por un mes entero los haga todos los dias, y en
uno de ellos se confiese, comulgue y pida á Dios por las necesidades
comunes de la Iglesia, le concede una Indulgencia plenaria en ca
da mes, que puede aplicar por sí ó por los difuntos; y otra plena
ria para el artículo de la muerte, con tal que entonces haga tam
bien dichos actos.
Así consta de un Decreto de la S. C. de Indulgencias (b) que
he leido en la Cronología Seráfica (c), en Ferraris y en Andreuci.
No señala Benedicto XIV palabras fijas y determinadas para
hacer tales actos; pero sí manda que se espresen en ellos los moti
vos especiales de cada una de las Virtudes. Y advierto que aunque
muchos libritos traen los actos de Fe, Esperanza y Caridad, no
todos espresan los referidos motivos; y asi, para ganar las sobredi
chas Indulgencias, y otras que tal vez hayan concedido los Dioce
sanos, puedes valerte si quieres de los siguientes actos, segun la
fórmula que señaló Clemente XIV el dia 5 de Abril de 1772 (d).
[a] Véase el B. Ligorio al fia de la Teología Moral, en la Práctica del Confesor con loa
moribundos, }. 8.°, donde pone la concesion de Benedicto XIII—[b] Empieza: Animadvertens.
—[c] Nápoles en el tomo 4.° de nuestra Cronología, pág. 194.—Ferraris, palab. Indulgen
cia, art. 6.°, núm. 48.—Andres Andreuci en la Gerarquia Eclesiástica, disert. 8.5, }. 3.°—
—[d] Se hallan en latin en la Coleccion de las Bulas Inocencianas para los Misioneros, im-
presa en Roma el año de 1778, pág. 177.
149
ACTOS DE FE, ESPERANZA Y CARIDAD.
Oracion.
"Omnipotente y eterno Dios, aumenta en nosotros la Fe, la
"Esperanza y la Caridad; y para que podamos conseguir lo que nos
"prometes, haz que amemos lo que nos mandas. Por Cristo nuestro
"Señor. Amen.
Actos de Fe.
"Creo firmísimamente todo aquello que la Santa Iglesia católi-
"came manda creer; porque tú, Dios mio, que eres verdad infalible,
"se lo has revelado á la Iglesia. En particular creo que hay un so-
"Io Dios, y tres personas distintas, Padre, Hijo y Espíritu-Santo.
"Creo que el Hijo de Dios encarnó, y se hizo hombre en el vientre
de la Vírgen María por obra del Espíritu-Santo; y que padeció
"y murió en la cruz por nosotros. Creo que resucitó al tercero dia,
"y subió á los cielos; y que desde allí ha de venir en el fin del raun-
"do á juzgar á todos, para dar á los buenos la gloria eterna, y cas
tigar á los malos con las penas eternas del infierno. En esta Fe
"prometo vivir y morir.
Actos de Esperanza.
"Dios mio, esperanza mia, porque eres Todopoderoso y tu mi-
"sericordia es infinita, espero conseguir de tí por los méritos de Je-
"sucristo, el perdon de todos mis pecados. Espero que me has de dar
"la gracia en esta vida, y la gloria eterna en la otra, como tú me
"lo has prometido si yo persevero en servirte. Propongo con tu di-
"vina gracia confesarme, enmendarme y perseverar en tu santo
"servicio, hasta que tenga la dicha de verte y gozarte en el cielo.
Actos de Caridad.
"Te amo, Dios mio, con todo mi corazon y sobre todas las co-
"sas; porque tú eres el sumo y perfectísimo bien. Por amor de tí
"amo á todos mis prójimos, y siempre los amaré como á mí mismo.
Acto de Contricion.
"Amorosísimo Dios mio, porque amo sobre todas las cosas tu
"Bondad infinita y perfectísima, me pesa de todo corazon de ha-
"berte ofendido quebrantando tus Mandamientos, y propongo fir-
"mísimamente con tu gracia de no volver á pecar, y de apartarme
"de todas las ocasiones de ofenderte. Amen.
150
CUESTION XXVI.
[11] Merati, tomo 2. 0 sobre Gavanto, seccion 5.a, cap. 2.°—Sandini de la Sacra Familia-
cap. 4.° de la Virgen Marín, nota 3.a—[m] Mabillon en el número 123 del lugar citado
[n] Juan Gráncolas sobre el Breviario romano, lib. 1.°, cap. 25.—[/i] Véanse tambien los Bo.
landos, dia 4 de Agosto en el Comentario, previo á la Vida de Santo Domingo, números 399
y 404 — [o] En el tomo 4.°, núm. 63 de los Versos Sagrados.— [ p ] Santo Tomás en el to
mo 17, Opúsculo 8.* de la edicion de Amberes 1612.—San Buenaventura en la Meditaeion
sobre el Ave-Mana que-está en el tomo 3.° del Suplemento de sus obras, impreso en Tren
to 1774, pag. 287.—Véanse tambien los tomos 7." y 12.—Vorágine en el libro de Sermones
de la Virgen Mana.— [q] San Antonino en la Suma Teológica, part. 4.a, desde el cap 13
hasta el 26: edicion de los Ballerinis.—Kempis en el tomo 2.° de sus obras, impresas enCo-
loma 17-JS, Soliloquio del Alma, cap. 23 y en el tomo 3.°, oracion 2.* á la Virgen
153
de la primera parte sin hacer mencion de la segunda. Aun en el
siglo décimo-sesto se hallan algunos escritores de los Paises-Bajos
que solo refieren la primera, como Juan Heselio y el V. Ludovi-
co Blosio (r).
Pero volviendo yo los ojos al siglo décimo-quinto, encuentro
en él á San Bernardino de Sena (s) que murió en el año de 1444,
el cual no menos devoto del Santísimo Nombre de Jesus que del
de María, trata en sus Sermones de la Salutacion Angélica, y no
solo esplica la primera parte de ella segun la decimos ahora, sino
tambien la segunda, la cual pone en estos términos: Santa María,
Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores. Amen. De donde
infiero que la opinion segunda, que es la de Mabillon, y que siguen
comunmente los críticos, se acerca mucho más á la verdad que la
de Baronio; pero como es moralmente imposible leer todos los au
tores y todos las obras que han escrito, por eso es tan fácil que se
equivocase Mabillon en fijar el tiempo en que comenzó á decirse
la segunda parte (Nota 38).
En los mismos términos en que refiere San Bernardino el Ave-
María, la refieren tambien dos escritores del siglo décimo-sesto,
segun he leido. El uno es don Juan Martinez Siliceo en una Es po
sicion (7) que hizo de ella siendo Arzobispo de Toledo, y dedicó á
, una hija del Emperador Cárlos V en el año de 1550. El otro es el
célebre Canonista Navarro en una obra que escribió de la Oracion
y las Horas Canónicas. Y de la misma manera se halla, dice Ma
billon, en un Breviario de los Cartujos, impreso en Paris en 1521.
Ultimamente, los Franciscanos, segun dice Catalani («), Grán-
colas y Merati, añadieron al Ave-María aquellas palabras: Ahora
y en la hora de nuestra muerte', y San Pio V las aprobó (r), man
dando que segun estaba la Salutacion Angélica en el Breviario de
los frayles Menores, impreso el año de 1515, de la misma manera
se imprimiese en el Breviario romano reformado, que mandó pu
blicar en 1568. Por eso Martin Navarro, que reimprimió la sobre-
Nota 38. Habiendo muerto Mabillon en 1707, y estando impresas las obras de San Ber
nardino en Leon de Francia desde el año de 1650, pudo muy bien haberlas visto; pero sin du
da no las vió.
[rl Heselio en su Catecismo, lib. 2.°, cap. 18.—Blosio en el Espejo Espiritual, y en el
Manual de los Humildes.—Ambos murieron el ano de 1566.— [s] San Bernardino en el to
mo 4.° de la citada edicion, sermon 1.° de la Anunciacion, que es el 6.° de las fiestas de la
Virgen; y en el tomo 1.°, sermon 51 en el exordio.—[t] Silíceo en la dicha Esposicion, im
presa en Toledo en 1550 con otras dos obras suyas.—Navarro en el cap. 19, núm. 1!Í8.—
Mabillon en el mismo, núm. 123.— [u] José Catalani en el tomo 2.° sobre el Pontifical ro
mano, tít 15, J. 2.°, núm. 2.—Graneolas y Merati en los lugares citados.—Agustín Marin
«obre las Rúbricas del Breviario, núm. 70.—Ferraría en la palabra Salutacion Angélica—
[»] Lambertini, cap. 31 del lugar citado, núm. 20.
i
154
dicha obra por los años de 1576, nos dice en ella (ar) que aunque
el tenor antiguo de la Salutacion Angélica habia sido hasta aque
llas palabras: Ruega por nosotros pecadores] pero que la cos
tumbre de Roma, aprobada por San Pio V en el Breviario que
acababa de publicar, hacia que aquellas otras palabras: Ahora y
en la hora de nuestra muerte. Amen, fuesen parte de esta ora
cion, por lo menos cuando la rezasen los eclesiásticos para cumplir
con el Oficio Divino. Tambien afirma que los flamencos no solian re
zar entonces aquellas palabras: Santa Marta, Madre de Dios, £?c~,
ni algunos españoles aquellas otras: Ahora y en la hora de nues-
ira muerte. A fin de evitar estas variaciones que causan confusion,
mandó San Cárlos Borromeo (y) por el mismo tiempo á los predi
cadores, que rezasen el Ave-María en el pulpito con una pronun
ciacion grave y devota, segun la fórmula usada por la Iglesia, sin
alterar ni añadir, ni quitar palabra alguna.
[x"| Navaro de la Oracion, cap. 19, números 129 y 130; y en la Miscelánea 19 del Rosa,
rio, núm. 3.—Oobát en el trat. de Indulgencias, níím. 596.—Amórt en la Historia, cuest. 52,
núm. 6.—[y] San Cárlos en el tomo 1.° de las Actas de la Iglesia de Milan, part. 4.\ en la
Instruccion á los Predicadores, pág. 408.—[z] Vadingo en sus Anales al año 1269, núm. 4.
—Surio y Cornejo en la Vida del Santo.—Francisco Pagi, tomo 4. • de su Breviario, en la Vi.
da de Juan XXII, níím. 26.—Martene de los Ritos Antiguos de la Iglesia, tomo 3.°, lib. 4.°,
cap. 8.°, núm. 11.—[a] José Catalani en el tomo 1.° sobre el Ceremonial de los Obispos, li
bro 1», cap. 6.°, }. 3.°, núm. 10, pág. 98 de la edición de Roma 1744.—Minderér, parte 2.a,
número 442.
155
Breve que trae Raynaldo (b). Despues, como dicen Mabillon (c)
y Catalani, se fue estendiendo esta devocion al medio dia y al
amanecer.
Ademas de Juan XXII, Sixto IV en el año de 1475 concedió,
segun refiere Vadingo (d), cincuenta dias de Indulgencia á todos
los que recen las tres Ave-Marías al toque de la campana por
la tarde.
Es tambien opinion de Fagnano (e), Clericato Begnudeli, Ma
nuel Rodriguez, Diana, Gobát y otros graves escritores, que Adria
no VI concedió Indulgencia plenaria á todos los fieles que al toque
de la campana por la tarde rezasen las tres Ave-Marías con las
acostumbradas preces; pero esta opinion no pasa de probable. Asi
mismo Croisét en el Año Cristiano (/) y otros escritores que he
leido, señalan otras varias Indulgencias por rezar las Ave-Marías;
y aunque yo dificulto que todas sean ciertas (Nota 39), sin embar
go te aconsejo que practiques esta devocion con ánimo de ganar
cuantas esten concedidas.
Para los mejicanos el Ilustrísimo señor Nuñez de Haro (g\
que fue Arzobispo de la metropolitana de Méjico, concedió á los
que recen las acostumbradas preces cuando tocan la campana al
anochecer, ó al medio dia, ó por la mañana, ochenta dias por cada
vez, con la condicion de que á medio dia no den cuerda á los relo
jes mientras recen.
Pero la Indulgencia mas cierta y mas universal de todas, es
la que concedió Benedicto XIII por un Breve (h) de 14 de Setiem
bre de 1724. En él concede perpetuamente á todos los fieles que al
tocar la campana por la mañana ó al medio dia ó por la tarde, ver-
Nola 39. En el Decreto Delata del que hablé en la cuestion segunda de este tomo, se decla
ran por falsas y apócrifas las dos Indulgencias siguientes, que se hallan en algunos libritos.
La primera es la que se dice concedida por C lemente X a los que recen el Angelus Domini efe.,
diciendo al fin Deo gratias, et María:. Y la segunda, la dé mil dias que se dice concedida por
Leon X & los que cuando suena el relox rezan el Ave-María (i).
[b] Raynaldo al año 1327, níím. 54; y al año 1318, núm. 58.—Oldoino y Sandini en la
Vida de Juan XXII; y Fleuri en el tom. 23.—[c] Mabillon, níím. 122.—Catalani, núm. 12 y 13.
—[d] Tomo 14 de sus Anales al año 1475, núm. 46.—[e] Fagnano, cap. Cusios, núm. 4 de,
qfficio custodis.—Clericato, tomo 2.°, decis. 9.a de la Penitencia, núm. 11.—Begnudeli, pala-
bra Indulgencia, núm. 6.—Manuel Rodríguez, tomo 2.°, cuest. 88, art. 12.—Diana, tomo 4.°,
trat. 5.°, resol. 19.—Gobat, tomo 2.", trat. 4.°, part 2.», cap. 30.—Quarti en el tít. 2." de las
Bendic, secc. 12, dub. 8.a, }. 4.°—José de Sigüenza, Escuela de Novicios, tomo 1.°, trat. 2.°,
cap. 3."—Lezana en la Suma, palab. Indulgencia.—Lohner, cuest. 6.* de Indulgencias.—
Baseo, Lacroix, Ferrarís, Pelizarío.— [/] Croiaet, dia 25 de Marzo, al fin^—Justino Miecov.
en el Discurso 238 sobre la Letanía, núm. 9.—Matías Heimbac en sus Praxis Catequística,
leccion 52 y 55.—[g] En su Edicto sobre las campanas, 18 de Octubre 1791.—[h] Lacroix,
Kb. 6.°, part. 2.a, núm. 1370.—Pignateli, tomo 7.°, consulta 79, núm. 3*—[h] Empieza: In.
júnete nobis, y es la Bula 4.a en el tomo 10 del Bulario romano. Tambien se halla en el Nue.
vo Confesor de Reuter, en el Directorio Parroquial de Cantero y en Ferraris, palab. Indul
gencia, art. 6.°, núm. 19 y 20.
156
(laderamente contritos, recen de rodillas las acostumbradas preces
del Angelus Domini con las tres Ave-Marías en reverencia de la
Santísima Vírgen, cien dias de Indulgencia: no por cada dia, como
afirma el Diarista de Méjico (/), sino por cada vez que la recen al
dia, como afirmad Cardenal Petra (j ). Concede tambien una In
dulgencia plenaria, que se puede ganar mensualmente, á los que
continuando en la dicha devocion por un mes, confiesen y comul
guen el dia que escojan, y pidan á Dios en él por las necesidades
comunes de la Iglesia.
Concedió asimismo el dia 5 de Diciembre de 1727 un indul
to (k) á los Regulares y á las personas que viven en las casas re
ligiosas, para que cuando al toque de la campana no puedan rezar
lo que manda, por estar ocupados en algun acto perteneciente á la
disciplina regular é incompatible con el rezo, ganen no obstante
las Indulgencias, con tal que recen las dichas preces luego que
concluyan aquel acto. Y así exorto á los Prelados y Preladas re
gulares á que inmediatamente que concluyan aquel acto de comu
nidad, manden tocar alguna campanilla ó hacer otra cualquiera
señal, para que todos se acuerden de saludar á María Santísima y
ganen las dichas Indulgencias.
Es preciso advertir que confirmando Benedicto XIV las refe
ridas Indulgencias el dia 20 de Abril de 1742, dispuso con arreglo
á lo que ordenan las Rúbricas, que en los sábados desde las víspe
ras, en los domingos de todo el año y en el tiempo pascual, no se
recen las Ave-Marías de rodillas, sino en pie. Tambien ordenó que
en todo el tiempo pascual, que empieza el sábado santo á medio
dia y acaba en las vísperas de la Santísima Trinidad, se rece en
lugar de las dichas preces la antífona Regina Cceli con su verso y
oracion; y que los que no la sepan, ganen las mismas Indulgencias
rezando el Angelus Domini &c. Consta todo esto de un Edicto ó
Notificacion que publicó én Roma el Cardenal Guadagni, Vicario
general de Benedicto XIV, y que puedes leer si gustas en Guijar
ro (í). Mas para aclarar lo que se debe rezar en tiempo de pascua
y quitar escrúpulos, pondré la siguiente
[ij El Diarista en el tomo 8." de su Diario, núm. 875, dia 21 de Febrero de 1808.—Flo-
rez, Clave Historial, hablando de Benedicto XIII.—[j] Vicente Petra en el tomo 5.° sobre
la Bula 1.* de Calixto III, núm. 2. —Rigual, Esplicacion de la Doctrina Cristiana, 22 de Mayo.
—Francisco Belza sobre Eliquét, tomo 3.°—El Breve, dice: quoties id egerint.—[k] Lo trae
Ferraría en el lugar citado; y Amórt en la Teología moral, cuestion 25 de Indulgencias.—
tí] Francisco Guijarro en el Buen uso de la Teología moral, tomo 2.°, trat. 9.a, pregunta 7*
157
CUESTION XXVII.
[b] Liporio, Glorías de María, part. 2.a, obsequio 1.°—Amórt, Cantero y Guijarro en loa
lugares arriba dichos. —Teodoro, part. 2.a, cap. 2.°, art. 3.°, J. 5.°—Catalani, número 14 so.
bre el Ceremonia] Albano Bútler, tomo 13 de las Vidas de los Santos, trat. 3.a al fin.—
Velderrain en su Ceremonial, núm. 629 Coleccion de Oraciones &c, pág. 86l—[e] En*
piexa : Cum Nos nuftr, y la he visto en Minderér, Apéndice 2.° del Jubileo» pag. 027.
159
"tró antecesor Benedicto XIII á todos los fieles que al toque de la
"campana al amanecer, ó al mediodia, ó por la tarde, recen la Sa-
Hutacion Angélica ó las otras preces, segun el tiempo." ¿Quién
no echa de ver en estas palabras que Benedicto XIV hace diferen
cia de las Ave—Marías, y de las preces del tiempo pascual que sus
tituyó en lugar de ellas? Luego no es su mente que se recen las
Ave-Marías en tiempo de pascua, sino es por aquellas personas
que no saben otra cosa.
Para ganar los cien dias de Indulgencia por cada vez que se
recen las Ave-Marías, dicen los dichos ilustradores, Guijarro y el
P. Mas (a*), que se ha de pedir á Dios por las necesidades comu
nes de la Iglesia. Si cada uno ha de señalar para ganar las Indul
gencias las condiciones que se le antojen, todo se volverá confu
sion, y nunca nos entenderemos. El Papa no pide esta condicion
para ganar las Indulgencias parciales, sino que recemos verdade
ramente contritos. Lo mismo dice Lambertini (<?), proponiendo es
tas Indulgencias á sus Diocesanos. Otro tanto dice el Cardenal Pe
tra; luego la tal peticion no es necesaria.
Ultimamente, advierto que los fieles que se hallan en lugares
donde no tocan la campana, podrán adquirir las sobredichas Indul
gencias, si cerca de la hora determinada de la mañana, medio dia ó
tarde, rezaren lo que se manda, conforme á un Rescripto de Pio VI
de 18 de Marzo de 1781 (/).
CUESTION XXVIII.
¿Los Sumos Pontífices han repartido Indulgencias á los que
rezan por los fieles difuntos^
Nota 40. Ya dije en la nota 14 del primer tomo que por las necesidades comunes de la
Iglesia entiendo la paz y concordia entre los Príncipes cristianos, la estirpacion de las hcre-
gias, y la exaltacion de la Santa Madre Iglesia.
[*] Pág. 395 de la dicha Coleccion.— [b] Ferraris, Oiím. 22.—Mas en la Suma de Fer-
rer, tomo 1.°, trat. 9.°, núm. 864.—Guijarro, tomo 2.°, trat. 9.°, preg. 7.*—[e] Don Alonso
NuBez de Haro en su citado Edicto sobre las campanas.
161
Respondo lo segundo que Pio VII (d), por un Brebe univer
sal y perpetuo de 7 de Febrero de 1817 que se conserva original
en el archivo de la Catedral de Arezo, concede trescientos dias
de Indulgencia á todos los cristianos que á lo menos contritos y
considerando devotamente la pasion de nuestro Señor Jesucristo,
rezaren en sufragio de los fieles difuntos cinco Padre nuestros
y Ave-Marías con el verso: Te ergo qutesumus, luis famulis
súbveni, quos pretioso sanguine redemistijy despues: Kequiem
ceternam SfC.
Los que no saben latin digan despues de los cinco Padre nues
tros y Ave-Marías lo siguiente: O Jesus, te suplicamos que so
corras á tus siervos, que redimiste con tu preciosa sangre. Da
les, Señor, el eterno descanso; y la luz perpetua les alumbre. Des
cansen en paz. Amen.
Item. A los que por.unmes hayan practicado todos los dias el
dicho ejercicio, concede la Indulgencia plenaria y remision de to
dos los pecados en un dia (á su arbitrio) de cada mes, en que ver
daderamente arrepentidos, confesados y comulgados pidieren por
las necesidades de la Santa Madre Iglesia, y por el eterno descan
so de los difuntos. Las dichas Indulgencias pueden aplicarse tam
bien á las almas santas del purgatorio.
Respondo lo tercero que á los que han hecho el voto á favor
de las ánimas, del que hablé en la cuestion 31 del tomo primero,
han concedido Benedicto XIII (e) y Pio VI tres gracias singula
rísimas; conviene á saber.—Primera: á los Sacerdotes, aunque so
lo apliquen el fruto personal ó especialísimo que les corresponde
del sacrificio de la misa, que cualquier altar donde celebren sea
para ellos privilegiado.—Segunda: á los fieles de uno y otro sexo,
que en el dia que comulguen, y en todos los lunes del año aunque
no comulguen, todas las misas que oigan sean como celebradas en
altar de ánima; esto es, saquen del purgatorio tantas almas, cuan
tas misas oyeren en dichos dias.—Tercera: que todas y cuales
quiera Indulgencias, de cualquier modo concedidas, sean aplicables
por modo de sufragios á las ánimas del purgatorio, aunque no se
esprese en la concesion.
[d] Consta de la Coleccion de Oraciones y obras piadosas por las que los Somos Pontí
fices han concedido Indulgencias, impresa en Roma 1818, con aprobacion espresa de la S. C,
página 171.—[<] Véase un cuaderno que empieza: Caridad la mas heroica, reimpreso en Cu
ba 1827, página 3.a y 9.»
22
162
CUESTION XXIX.
Nota 41. Así está en latín: Sanctus, Sanctus, Sanctus, Deus. Dominus exencituum: Plena
est terra glorió, tuá. Gloria Potri, gloria Filio, gloria Spiritui Sancto.—Para ganar los tres
cientos dias en los dias que seríala, lo rezarás tres veces al dia.
[a] La citada Coleccion de Oraciones, pág. 55. — El R. P. Trinitario fray Manuel Den-
che, Esplicacion de la Doctrina Cristiana, t.n el tomo 1.° de la segunda impresion al pie de
una hermosa estampa de la Santísima Trinidad, á la que dedicó su obra.—Lo mismo he leido
en el Trisagio de fray Eugenio de la Santísima Trinidad, que anda en las manos de todos.—
[6] He leido una copia de dicho Decreto en un cuaderno en 16.°, cuyo título es: Indulgen
cias Perpetuas, concedida'! por el señor Pio VI, impreso en la Puebla de los Angeles, en la ofi
cina del Seminario Palafoxiano el año de 1794.—Véase tambien la referida Coleccion de
Oraciones en la pagina 58.
163
Ademas de esto, á los que rezaren todos los dias las dichas
preces, les conceden que puedan ganar dos Indulgencias plenarias
en dos domingos de cada mes que pueden elegir á su arbitrio, en '
los cuales confesados y comulgados pidan á Dios conforme á la in
tencion de Su Santidad.
Para que puedan ganarse estas Indulgencias, se requiere que
haya una santa union de tres personas, las cuales recíprocamente
se convengan en rezar ó unidas ó separadas las siete veces el Glo
ría Patri SfC. y una Ave-María; y que cuando cualquiera de las
tres personas Inuriere ó por otro motivo faltare, deban las otras
dos poner otra en su lugar, para que pueda mantenerse siempre
la piadosa union de las tres personas, en honor de la Santísima
Trinidad.
Los que no saben latin, pueden rezar el Gloria Patri y el si-
cut erat en castellano, de este modo: Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu-Sanio, como era en el principio, sea ahora y siem
pre, y por los siglos de los siglos. Amen.
Respondo lo tercero, que rio VII (c) concedió perpetuamente
la Indulgencia de trescientos dias á todos los fieles que en accion
de gracias á la Santísima Trinidad por las gracias y privilegios
particulares concedidos á María Santísima, especialmente en su
gloriosísima Asuncion al cielo, recen tres veces en la mañana, tres
veces al medio dia y tres veces por la tarde los versos Gloria Pa
tri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc
et semper, et in swcula sa-culorum. Amen.
Concedió tambien la Indulgencia de cien dias por cada una
de dichas veces; y finalmente, la Indulgencia plenaria una vez al
mes, á los que en el discurso de él hayan frecuentado cumplida
mente en las tres veces al dia la dicha devocion, pudiéndola con
seguir en cualquier dia del mes en que se confesaren y comulgaren,
y pidieren á Dios por las necesidades de la Iglesia.— Las cuales
Indulgencias pueden aplicarse á las almas santas del purgatorio,
segun consta del Rescripto de la S. C. de Indulgencias de 11 de
Julio de 1815.
Ultimamente, Juan XXII concedió treinta dias de Indulgen
cia á los que inclinen la cabeza al verso: Gloria Patri, et Filio, et
Spiritui Sancto, segun dice Catalani (d).
[c] Consta de la misma Coleccion, pág. 168.—[d] José Catalani en el tomo 2.° sobre el
Ceremonial de Obispos, cap. 1.°, }. 6.°, afim. 11, fol. 9.a
164
CUESTION XXX.
¿Hay Indulgencias concedidas en alabanza del Santísimo Sa
cramento, y á los que le acompañan cuando le llevan á los
enfermos?
[1] Deuteron. 26, 15.—[2] Daniel 9, 19 [*] Véase la misma Coleccion desde la pág. 253.
166
el fin de animar á todos los fieles á que acompañen al Santísimo
Sacramento cuando se lleva por Viático á los enfermos, les han
concedido varias Indulgencias. Pondré aqui por el orden cronoló
gico las que yo he sacado de Bulas Pontificias que he leido.
Urbano VI concedió cien dias de Indulgencia á todos los fie
les que acompañen al Santísimo Sacramento cuando le llevan á
los enfermos. Por muerte de este Papa, publicó y confirmó dichas
Indulgencias su inmediato sucesor Bonifacio IX, por una Bula(c)
que se halla en los Anales Eclesiásticos de Rainaldo al año de 1389.
Marti no V por una Bula (d) de 26 de Mayo de 1429, conce
dió cien dias de Indulgencia á todos los fieles que le acompañen con
luz cuando se lleva á los enfermos; y á los que le acompañen sin
luz, cincuenta dias.
Eugenio IV por otra Bula («) de 26 de Mayo de 1433, con
cedió otros cien dias á todos los fieles que le acompañen con luz; y
cincuenta dias á los que le acompañen sin luz.
Gregorio XIII en una Bula (/) de 6 de Agosto de 1573, con
cede á los fieles de uno y otro sexo que acompañen al Santísimo
cuando le llevan á los enfermos, cien dias de Indulgencia; y otros
tantos á los que están impedidos de acompañarle, si oyendo la cam
panilla rezaren de rodillas un Padre nuestro y una Ave-María pi
diendo á Dios por la persona enferma.
Paulo V en una Bula (g) que espidió el dia 3 de Noviembre
de 1606, concedió á todos los fieles de ambos sexos que con luz ó
sin luz acompañen al Santísimo Sacramento, asi cuando le llevan
á los enfermos, como en otras ocasiones en que le lleven á cual
quiera otra parte, cinco años y otras tantas cuarentenas de Indul
gencia. Y á los que estando legítimamente impedidos para acom
pañar al Sagrado Viático, recen un Padrenuestro y una Ave-Ma
ría pidiendo á Dios por las necesidades de la Iglesia, concedió
cien dias (h).
Finalmente, Inocencio XI en 1° de Octubre de 1678 conce
dió á todos los fieles cristianos que acompañen con luz al Santísimo
Sacramento cuando se lleva por Viático á los enfermos, siete años
y siete cuarentenas de Indulgencia; y á los que le acompañen sin
[e] La Bula empieza: Ad tollcnda. Véase en Rainaldo el número 4 de dicho año.—
[d] Por su Bula Ineffubile, que es la 12 de este Papa en el tomo 1.° del Bulario romano.—
[e] Empieza: Excelhn'issimuni, y es la 6." en tomo 1.° del Bulario romano.—Véanse Mar-
tene, lib. 3.° de los Ritos Antiguos de los Monges, cap. 25, núm. 10; y San Antonino en el
tomo 11 de las obras de Cristiano Lupo, disert. de las Sagradas Preces., cap. 3.u, pág. 342
de la citada edicion.—[/] Comienza: Pastoris aterni. Es la Bula 13 en el tomo 5.° del Bu
lario de Bremond; y la'20 en el tomo 4.°, part. 3.* del de Coquelines.— [g] Principia: Cuín-
certas, y es la 19 en el tomo 5.° del Bulario de Bremond, pág. 646. —[A] Véase Ferraris so
bro esta Indulgencia, art. 6.°, nüm. 13.
Í67
luz, cinco años y cinco cuarentenas; lo cual se entiende tocias las
veces que lo hicieren: han de pedir á Dios por las necesidades co
munes de la Iglesia.—Inocencio XII, por un Breve de 5 de Enero
de 1695 (í), aprohó y confirmó dichas Indulgencias; y añadió treá
años y tres cuarentenas á todas las personas que no pudiendo acom
pañarle por algun legítimo impedimento envien luz ó vela para que
la lleve otro; y esto todas cuantas veces lo hagan.—Estas Indul
gencias son perpetuas, y por concesion de Benedicto XIV de 13
de Setiembre de 1749 (j) pueden aplicarse á los difuntos.
Las dichas Indulgencias están concedidas á todos los fieles de
uno y otro sexo que acompañen devotamente al Santísimo Sacra
mento cuando le llevan á los enfermos. A los hermanos de las cofra
días, y especialmente á los de la cofradía del Santísimo, están conce
didas muchas mas.
CUESTION XXXI.
Por visitar al Santísimo Sacramento, rezando delante de él lá
estacion que consta de seis Padre nuestros, seis Ave-Marías
i/ seis veces el Gloria Patri, ¿ganan alguna Indulgencia todos
los dias los hijos de San Francisco?
[v*\ Ferraris, palab. Indulgencia, art. 5.°, núm. 2. —Marentini de la Indulgencia de Por
ciúncula, núm. 14.— [x] Holzmán, tomo 2.° de la Teología Moral, part. 5.*, núm. 818.—Ka
cemberger, núm. 88. —Francisco Cors en su Luz Seráfica, cap. 3.°—Aragonia, Privilegios
de los Regulare*, trat. 7.°, cap. 8." desde el núm. 7.—[yl Pauc en el núm. 132.—Angel
Lantusca en el Teatro de los Regulares, palab. Indulgencia; y en el libro de la Regla do
nuestros Terceros Portel, pág. 189 de la edicion citada, núm. 8, y pá<*. 191, afim. 5
Martin de Torrecilla en el tomo 6.° Apologético, núm. 1244.—Viva en el Apéndice de In
dulgencias, }. I.* y 3.°—[z] En la Historia de indulgencias, cuest. 50.
174
"sino privilegio que trata de Indulgencias." Otro privilegio seme
jante concedió Gregorio XIII á los Jesuitas (o) por una Bula
de 1579; y aun á los Cistercienses se les concedió por otra Bula,
dice Caramuel (b^ que pudiesen ganar en sus propias Iglesias to
das las Indulgencias concedidas á las Iglesias de todo el mundo;
luego estos privilegios, segun la doctrina de Amórt, probablemente
no fueron revocados por Paulo V. Esto mismo dice Lorenzo Por
tel respecto de las Indulgencias de la Estacion.—Lo segundo, la
pueden corroborar con las Bulas ya citadas de Leon X (c), en una
de las cuales dice á las monjas de Santa Clara, que habiendo con
cedido Indulgencia plenaria á los Menores de la Observancia que
rezasen la Estacion delante del Sacramento del Altar (y los enfer
mos en sus camas) por el feliz estado de la Santa Madre Iglesia,
para quitar los discursos ó salidas de los frayles de la dicha or
den... Nos, inclinados á vuestras súplicas, os la estendemos, y quere
mos que os favorezca lo mismo que á ellos; y en cuanto sea nece
sario, de nuevo la concedemos para consuelo espiritual vuestro, y
de los mismos religiosos bajo de cuyo gobierno vivis....—Nótese el
motivo que alega Leon X para la dicha concesion, como tan zeloso
de la disciplina regular; y véase lo que dije acerca de esta causal
en el primer tomo, al fin de la cuestion 32.
Fray Miguel de Zug, que imprimió en Roma á mediados del
siglo décimo-octavo el Bulario de los Capuchinos, tratando de las
dichas Indulgencias concedidas por Leon X, dice así en el tomo
sesto (d). "Primeramente: es cierto que no se halla decreto algu-
"no particular, por el que se declaren revocadas las tales Indul
gencias; como tambien es cierto que habiéndose propuesto algu-
"nas veces á la Sagrada Congregacion de Indulgencias, que juicio
"se deberia hacer de esta concesion de Leon X despues de la
"constitucion de Paulo V, no ha dado la dicha Congregacion res-
apuesta alguna categórica." Por lo cual se inclina á creer este sa
bio, que subsisten las tales Indulgencias todavia. Sin contradiccion
ninguna, concluye: está hoy la dicha concesion en su fuerza para
los terceros seculares de San Francisco, pues no son regulares.
Finalmente, Sebaldo Minderér, á quien el R. P. Carmelita
fray Antonio de San José llama en su Compendio Salmanticen
se (e): investigador exactísimo de las Indulgencias, tiene por mas
probable y verosímil que las dichas Indulgencias no entraron en
[a] Viva en el }. 3." del Apéndice.—La Bula empieza: Cum sicut accepimus, y la he visto
en el tomo 1.° del Instituto de la Compañía.— [b] Juan Caramuel, tomo 2.° de la Teología
Regular, núm. 3478. —[e] Cum sicut nobis y Dum pracelsa. —[d] J?ág. 236 de la edicion de
Roma 1750.— [e] En el tomo 2.°, trat. 39, núm. 13.
175
la revocacion de loa Oráculos de Gregorio XV y Urbano VIII, y
que aunque fueron comprendidas para los regulares en la revoca
cion general de Paulo V, fueron despues revalidadas por varios Su
mos Pontífices; y consiguientemente tiene por cierto que duran to-
davia (/).—Esta opinion sigo yo.
Argumento primero contra la conclusion.—La objecion
principal contra ella se reduce á este dilema: las Indulgencias de
la Estacion del Santísimo Sacramento, ó se fundan en el Oráculo
arriba citado de Leon X, como quieren unos; ó en el privilegio que
el mismo Leon concedió por Oráculo á los hijos de San Francisco,
para que mediante esta conmutacion de diligencias pudiesen ganar
sin salir de casa la* Indulgencias que estaban concedidas á los san
tos lugares de Jerusalen, de Roma, de Porciúncula y de Santiago,
como quieren otros. De cualquier modo que sea están revocadas;
porque si se fundan en el Oráculo de Leon X, están revocadas por
Paulo V (g) é Inocencio XI (h), quienes revocaron espresamente
todas las Indulgencias concedidas por Oráculo á los Regulares; y
si se fundan en el privilegio sobredicho, está revocado por Grego
rio XV (i) y Urbano VIII, quienes revocaron todos los indultos y
privilegios concedidos por Oráculo; luego las tales Indulgencias
no subsisten.
Antes de responder á este argumento, advierto que por mas
fuerza que tenga él pudiera yo omitirlo si quisiera, supuesto que
he probado mi conclusion por concesiones pontificias que son en
un todo posteriores, asi á la revocacion de las Indulgencias que hi
zo Paulo V á los Regulares en 1606, como á la revocacion de los
Oráculos hecha por Gregorio XV en 1622, y por Urbano VIII
en 1631. Sin embargo, como este argumento es el Aquiles de los
contrarios, y por otra parte ataca á la opinion que yo sigo de que
subsisten las dichas Indulgencias, no quiero que so quede sin al
guna respuesta mia, aunque esta, por la oscuridad é incertidumbre
en que nos hallamos en muchas cosas de hecho, tal vez no les sa
tisfaga, como tampoco me satisfacen á mí varias de las que tengo
leidas en algunos autores clásicos. Lo cual supuesto,
Respondo primeramente con Minderér, que respecto de los
[/] Minderér, port. 2.» desde el níím. 404 hasta el 408 inclusive. — En la Bula
Romanus Pontifex de 23 de Mayo 1606, que traen Ferrari?, palab. Indulgencia, art. 4."; y
Hotzmán en el ntím. 814.—[h] En el Decreto Delate de 7 de Marro de 1678, que se halla
en el mismo artículo de Ferraris; y en la Teología de Reinfestucl, tomo 1.°, trat. 12, dist. 3.»,
cuest. 7.» añadida por Kreslinger.—[i] Greo.orio en la Bula Romanus Pontifex do 2 de Ju
lio de 1622; y Urbano en la que empieza: ÁJiásfelieis de 20 de Diciembre de 1631.—Se ha
llan en el Apéndice Alfabético de Kacemberger, palab. Pmilegiorum eme voris oraculo etm.
cessorum revocatio; y en el tom. 2." del Bulario de los Capuchinos, pág. 8.a de la introduccion.
176
religiosos y religiosas de N. P. San Francisco, me inclino mas á
creer que las dichas Indulgencias, concedidas á ellos por Leon X,
se incluyeron en la citada revocacion de Paulo V; pero que despues
les han sido revalidadas.
¿Y quién se las revalidó? Diré algo de lo mucho que he leido
acerca de esto. Antes de Paulo V las revalidó Paulo III en el año
de 1535, dicen Córdoba (j ) y Marentini; y Julio III en el de 1553,
dicen Miguel de Nápoles (fc)y Domingo de Gubernatis.—Despues
de la revocacion de Paulo V hecha en 1606, afirman Gerónimo Ro
dríguez (/) y Tomas Botario, que el mismo Papa volvió á conce
dérselas. Domingo Viva, Bordonio (//) y Mateo de Moya, dicen que
Urbano VIH se las confirmó; pero con la precisa condicion de que
habian de rezar dichas preces delante del Santísimo; lo cual no
carece de fundamento, dice Minderér. Pauc en su Viña Seráfi
ca (m) escribe que fueron confirmadas para los terceros de San
Francisco por un Breve de Alejandro VII de 28 de Julio de 1657,
y que la cláusula formal que sobre esto contiene un Estatuto in
cluido en el referido Breve, es la siguiente. "Exortamos en el
"Señor á los terceros de San Francisco que recen las acostumbra
bas oraciones de la Estacion del Santísimo Sacramento, para que
"mediante esta diligencia puedan ganar seguramente las Indul
gencias concedidas por los Sumos Pontífices." El dicho Breve fue
confirmado por Inocencio XI, como dije en la primera prueba de
mi conclusion. Finalmente, el V. Arbiol en su Tercera Orden (n)
copia un testimonio jurado del R. P. Provincial fray Juan de Santa
María, en el que certifica que en el año de 1671 obtuvo de Cle
mente X que le confirmase de palabra las Indulgencias de la Es
tacion del Santísimo Sacramento para toda la orden de San Fran
cisco, en la misma forma y latitud en que sus predecesores las ha
bian concedido.—Si es cierto ó no todo lo que escriben estos au
tores, no me es fácil averiguarlo: en lo que á mí no me cabe duda,
es en que Inocencio XI é Inocencio XII nos han confirmado las
sobredichas Indulgencias, ó por lo menos nos han concedido de
nuevo una Indulgencia plenaria.
Respondo lo segundo con el sabio Capuchino fray Miguel de
[j 1 Antonio de Córdoba en las Adiciones á Casa-Rubios.—Marentini de la Indulgen
cia de Porcidncula, níím. 15.—Manuel Rodríguez, tomo 2.°, cuest 87 en la edicion de Sa
lamanca 1601, art. 7."— [k] Miguel Angel de Nápoles en el tomo 1." de la Cronología Se
ráfica, impreso en Nápoles 1650, pág. 293. —Gubernatis en el tomo 3.° de su Orbis Scrafi-
eits, impreso en Roma 1684, pág. 315.—Vi estas dos obras en el Colegio de Querétaro. —
[l] Gerónimo Rodrigues; en su Compendio, resoluc. 77, núm. 12 y 47.—Rotario en el lugar
citado, punto 2.°, núm. 10.—[U] Francisco Bordonio en el tomo 3." de sus obras, resoluc. 81,
núm. 18. —Moya en ol tomo 2.° de la Teología Moral, trat 313, disp.4.*, cuest. 8.*—[m] Pauc
en el cap. 28, núm. 132.—El Breve comienza: Exponi nobis. —[n] Part. 2.», cap. 21.
177
Zug («), que en cuanto á los terceros seculares de nuestro P. San
Francisco está-noy en toda su fuerza la dicha concesion de Leon X.
Esta proposicion es indubitable para mí; pues he leido muy despa
cio las Bulas de aquellos Pontífices que han revocado Indulgen
cias, y me parece que ninguna de ellas les comprende.
No la de Paulo V, espedida el año de 1606 para todos los Re
gulares; pues la S. C. de Indulgencias declaró que aquellas perso
nas que no hacen votos sustanciales de religion, ya vivan en los
claustros, ya fuera de ellos, no estan comprendidas en la citada
Bula. Este Decreto de la S. C. fué confirmado á instancias de fray
Francisco Diaz de San Buenaventura, por un Breve de Inocen
cio XI de 10 de Octubre de 1686, que hallarás en el Bulario ro
mano (o) y en otros autores que cito. Luego si declararon la S. C.
é Inocencio XI, que las personas que no hacen votos sustanciales
de religion no estan comprendidas en la dicha revocacion de Pau
lo V, es evidente que no haciendo tales votos los terceros secula
res de San Francisco no están incluidos en ella.
Tambien es evidente que no comprende á los terceros otra
revocacion de Indulgencias que en 7 de Marzo de 1678 hizo para
los Regulares el mismo Inocencio XI en su famoso Decreto (p\
del que he hecho mencion tantas veces; porque en él no hizo otra
cosa este Papa que renovar para los Regulares la Bula revocatoria
de Paulo V. Luego si declaró despues el mismo Inocencio que los
terceros seculares no quedaron comprendidos en la revocacion de
Paulo V, como acabo de decir, virtuahnente declaró que tampoco
quedaban en la suya.
Pero me dirán que Benedicto XIV, en una Bula (q) que espi
dió en Santa María la Mayor de Roma el dia 15 de Marzo de 1751,
revocó á los terceros seculares de San Francisco todas y cada
una de las Indulgencias que de cualquier modo les hubiesen sido
concedidas hasta entonces, y les repartió otras de nuevo, entre las
cuales no se hallan ciertamente las Indulgencias de la Estacion.
Los Franciscanos no responden á esta objecion de un mismo
modo.—El R. P. Capuchino Zug, apenas leyó esta Bula se retrató
de lo que habia escrito en el tomo sesto de su Bulario; pues al fin
del mismo tomo (r), hablando de los terceros seculares, dice así:
"En otro tiempo gozaban de las Indulgencias de la Estacion con-
[ñ] En el tomo 6.° del Bulario de los Capuchinos, pág. 236. — [o] El Breve comienza:
Alias emañavit, y ea la Bula 162 en el tomo 11 del Bulurio romano. Tambien se halla en el
Directorio de las Tres Ordenes, art. 5.Q, Bula1."— En Perusino, part. 1.a, pág. 272; y en la
Tercera Orden de Arbiol, part. 2.", cap. 15.—[p] Delata scepiils.— [q] Empieza: Ad Roma,
num Pontificem, y la hallarás en el tomo 3.° de su Bulario; y en la Cronología de Perusino,
tomo 3.°, part. 2.a— [r] En el Indice, palab. Tertiarii sa:culares.
178
"cedidas por Leon X; mas ya por una Bula que acaba de publicar
"el Sumo Pontífice que gloriosamente reina, tanto estas como otras
"Indulgencias les han sido revocadas y sustituidas otras en su lu-
"gar; de tal suerte, que lo que dije acerca de esto en la página 236
"se ha de tener por nulo y de ningun valor."—El R. P. fray Fran
cisco Cors, Lector jubilado de la provincia de Cataluña, en su Luz
Seráfica, que sacó á luz en Vich el año de 1769, responde (s) que
Benedicto XIV en la citada Bula solamente revocó á nuestros
terceros las Indulgencias y gracias personales, imitando á Pau
lo V que hizo otro tanto con los Regulares; mas no le revocó las
Indulgencias locales, ó concedidas á ciertas Iglesias y lugares píos,
como son las de la Estacion del Santísimo Sacramento &,c.—El
R. P. Minderér, Ex-provincial de la provincia de Argentina," que
(segun llevo dicho) tiene por ciertas las Indulgencias de la Esta
cion para los terceros y demas hijos de San Francisco, pone en
su obra (t) un estracto de la referida Bula, y haciéndose cargo de
su contenido, responde que Benedicto XIV la espidió con ocasion
de algun folio ó librito presentado á la Congregacion de los In
quisidores generales, que contenia muchas Indulgencias apócrifas,
revocadas, inciertas y mal interpretadas contra la mente de la Si
lla Apostólica, segun consta de la misma Bula; y que á la religion
Seráfica incumbe suplicar al Sumo Pontífice que se digne decla
rar la mente de su antecesor, ¿si con aquellas Indulgencias apó
crifas tendria ánimo de revocar tambien las verdaderas, concedi
das ciertamente por sus antecesores?—Yo no sé si' la religion Se
ráfica ha hecho ó no lo que dice el P. Minderér; pero si sé que (tal
vez por influjo suyo) la Tercera Orden recurrió al Papa, y consi
guió otra vez sus Indulgencias como deseaba. Y asi
Respondo que á peticion de los terceros de San Francisco de
Madrid, Clemente XIV, por un Breve (m) de 16 de Junio de 1773,
reconocido y aprobado por el Comisario general de Cruzada, vol
vió á concederles las Indulgencias que antes tenian, confirmando
y renovando una Bula de su antecesor Benedicto XIII (») de 10 de
Diciembre de 1725. En ella este Papa aprobó, corroboró con au
toridad apostólica, y á mayor abundamiento concedió de nuevo to
das y cualcsquier gracias, privilegios é Indulgencias hasta enton
ces concedidas y comunicadas á toda la Orden Tercera de peniten-
[»] Cap. 3.°, en los núm. 3, 4 y 5.—[i] Sebaldo Minderér en su obra de Indulgencias y
Jubileo, impresa en Venecia 1764, part. 2.», núm. 440.—[u] Empieza: Pías Cristijideiium, y
le vi reimpreso en Méjico; y tengo sobre la mesa el que está impreso en Madrid.—[»] 1*
Bula comienza: Paterna. Se halla en latin en la part 2.» de Perusino, pág. 58; y en romanes
en el Prontuario de Terceros de Tellado, cap. 1.°, }. 4.°
179
cia, dividida en tres estados; renovando espresamente varias Letras
pontificias de sus predecesores, y con especialidad las que yo alego
en mis pruebas. —El dicho Breve de Clemente XIV y la citada
Bula de Benedicto XIII, traducidos al castellano, se imprimieron
en Méjico el año de 1787 con las licencias necesarias en el Suma
rio de las Indulgencias de nuestros terceros, dispuesto por el R.
P. Comisario Visitador fray Miguel de Guevara.—Luego la Bula
de Benedicto XIV no impide á los terceros que ganen las Indul
gencias de la Estacion, por habérselas concedido de nuevo Clemen
te XIV; asi como la Bula revocatoria de Paulo V tampoco impide
á los Franciscanos que las ganen, por habérselas renovado Inocen
cio XI é Inocencio XII.
Solo resta averiguar ¿si Gregorio XV y Urbano VIII que re
vocaron los Oráculos de viva voz, revocaron juntamente con ellos
las Indulgencias? A lo cual digocontra Amórt, que es opinion co
munísima y para mí cierta, de que las Bulas de los dichos Pontífi
ces revocatorias de los Oráculos, de ninguna manera se estienden
á las Indulgencias. Llevan esta opinion Paserino (x), Teodoro,
Minderér, Gobát, Bordonio, los Salmanticenses, Peirinis, Gruebér,
y otros muchos que cito. He aqui los fundamentos de ella, la cual
siguieron como mas probable los Revisores romanos (y) en una re
solucion que en 12 de Setiembre de 1694 dieron á la provincia de
Colonia.—1.° Cuando los Papas conceden Indulgencias á los fieles,
siempre las espresan de muchos siglos acá con el nombre propio
que tienen de Indulgencias; luego es muy regular que hagan lo
mismo cuando las revocan.—2.° Cuando Paulo V, despues que re
vocó en el año de 1606 las Indulgencias á los Regulares, confir
mó (z) en el de 1609 á los tres Ordenes de nuestro F. San Francis
co las gracias, concesiones, privilegios é indultos espirituales con
cedidos por sus predecesores y por él, no comprendió las Indulgen
cias debajo de dichos nombres; porque, comodicen Suarez (a) y Ma-
téuci, en los Rescriptos generales de los Papas no se comprende la
Indulgencia bajo el nombre de gracias, ni de indultos, ni de privi-
íx] Paserino, cuest. 108 de las Indulgencias, núm. 882.—Teodoro, part. 1.*, cap. 13,
art. 4.°—Minderér, part. 1.* desde el núm. 342; y en la conf. 11, cuest. 5.*—Gobát, tomo 1.°,
trat 9.°, núm. 730; y tomo 2.°, trat. 4.°, núm. 22.— Bordonio de los Legados, cap. 7.° desde
el núm. 164. —Los Salmanticenses Morales, tomo 4.°, trat. 18, cap. 2.°, núm. 52. —Peirinis,
núm. 1.° sobre la Bula 18 de las novísimas de Urbano VIII.—Grueber de los Privilegios de
los Religiosos, trat. disp. 4.", núm. 48, y trat 2.°, disp. 1.*, núm. 41 y 42.—Donato, Reu-
ter, Dueñas, Lantusca, Rotario, t'órres, &c.— [y] Holzmán, núm. 818 y 824.—Minderér,
part. 2.", núm. 405.—[z] Por su Bula Ivjuncti nobis, que hallarás autenticada en el Directorio
de las Tres Ordenes de fray Francisco Diaz de San Buenaventura, art. 5." desde el núm. 81:
en Perusino, part. 1.* desde la pág. 266; y en el Teatro de los Regulares de Lantusca,
palab. Privilegia, núm. 4.—[o] Suarez, lib. 8.° de Legibus, cap. 9.°, núm. 10.—Mateuci mt-
ore la proposicion 37, condenada por Alejandro VIL
180
legios, sino se nombra espresamente por sa nombre propio.—3.° Si
en las cosas favorables no se comprenden las Indulgencias bajo el
nombre de gracias, ni de privilegios, ni de indultos espirituales, mu
cho menos se comprenderán en las odiosas, conforme á una regla
del Derecho (6); luego no hablando espresamente de las Indulgen-
dias ni Gregorio XV ni Urbano VIII en sus Bulas revocatorias, es
para mí evidente que no quedan comprendidas en ellas.—á.° Cuan
do los Papas revocan en las Reglas de la Cancelaría, que mandan
publicar al dia siguiente de su eleccion, las gracias, los privilegios
y los indultos concedidos por sus antecesores, no revocan por eso
sus Indulgencias; pues como afirma el insigne Canonista Navar
ro (c), solo uno que esté dormitando puede pronunciar tal desva
río; luego aunque los dichos Pontífices Gregorio y Urbano revo
casen todas las gracias, indultos y privilegios que hasta entonces
habian sido concedidos por Oráculo, no por eso revocaron las In
dulgencias, supuesto que no las nombran.—5.° Las Indulgencias á
ninguno perjudican, ni el uso de ellas causa detrimento alguno á la
disciplina eclesiástica, cuya guarda y conservacion fue el fin de los
dichos Papas en revocar todos los privilegios concedidos por Orácu
lo.—6.° En fin, el Cardenal de Lugo atestiguó, por relacion de mu
chos fidedignos (d), que Urbano VIII, despues que hizo la última
revocacion de los Oráculos, habia declarado que no fue su inten
cion incluir en ellos las Indulgencias; luego las Indulgencias no
estan comprendidas en las dichas Bulas.
Agrégase á esto que los privilegios concedidos por Oráculo, si
estan autenticados por alguno de los Ministros ú Oficiales de la
Santa Sede á quienes se solia y debia dar entera fe por razon de
sus oficios, no quedaron revocados por Gregorio XV ni por Urba
no VIII, como lo declaró este último en su segunda Bula (c) de 11
de Abril de 1635, moderando y restringiendo la primera. Quienes
sean estos Oficiales lo dá á entender la estravagante comun Adré'
gimen (/), como dicen el P. Teodoro y Reinfestuel. Es asi que,
segun consta de los Anales de Vadingo (§.), del Bulario de los Ca-
[b] Odia restringí,favores comenit ampliar!. 15. —[c] Navarro, lib. 5." Cnnsilior., tít. de
las penitencias, advertencia 2.», núm. 3. —Manuel Rodríguez, tomo 2.", cuest. 99, art. 4.a—
Donato en el tomo 1.°, trat. 16, cuest. 6.»— [d] Véanse Minderér, part. 2.», níím. 405.—Pauc
en su Viña Seráfico, cap. 28, núm. 132. —Viva en el Apéndice de las Indulgencias, }. 1.°,
níím. 7.—Gruebér.— [e] Empieza: Aliás felicis, y es la Bula 477 en el tomo 6.°, part. 2.» del
Bulario de Coquelines. Tambien la trac Ferraris, palab. Orácula, núm. 9 °—[/] En el li
bro 3.°, tít. 2. u de Praibendis, cap. 13.—Véanse Teodoro, part. 1.*, cap. 13, art. 4."—Reinfes
tuel, libro 5.° de las Decretales, tít. 33, núm. 155. —Aragonia, tratado 1.°, cap. 7.°, núm. 12;
y trat. 7.°, cap. 8.°, núm. 8; y Gregorio Mayans sobre el Concordato de 1753, en el tomo 25
del Seminario de Valladares, pág. 145, observ. 28. — [g] Véanse las citas en la l.* letra l
de esta cuest.; y el Directorio de ras Tres Ordenes, pág. 314, núm. 67.
181
Euchinos y del de Manuel Rodriguez, el Oráculo de Leon X so-
re las Indulgencias de la Estacion fue autenticado por el Presbí
tero Cardenal Lorenzo Puci, que fue Datario, Protonotario apostó
lico, Penitenciario mayor, escritor de Letras apostólicas, y conti
nuo, comensal de dicho Papa, como puede verse en el Breviario de
Pági, en los Anales de Rainaldo y en la Historia Pontificia de Cha
con} luego el privilegio que Leon X concedió por Oráculo á los hi
jos de San Francisco acerca de la Estacion no está revocado por
Urbano VIII.
En cuanto á la revocacion de Oráculos hecha por Clemen
te XII en una Bula (/i) de 12 de Febrero de 1732, estoy tan lejos
de creer que incluyó en ella las Indulgencias, que tengo por deli
rio aun el pensarlo. Lo uno, porque este Papa no estendió su revo
cacion á todos los Oráculos en comun como hicieron sus predece
sores, sino á algunos en particular, entre los cuales no pueden in
cluirse las Indulgencias, escepto que las metan por fuerza. Y lo
otro, porque aun en la Bula que espidió despues en 30 de Marzo
del mismo año (i) revocando muchas constituciones que su ante
cesor Benedicto XIII habia dado á favor de varios órdenes religio
sos, no fue su intencion revocarles aquellas Indulgencias que las di
chas constituciones contenian. Así lo declaró varias veces por el
órgano de la S. C. de Indulgencias, segun lo dije por estenso al fin
de la cuestion undécima.
Con todo eso Eusebio Amórt se opone á mi sentir, diciendo
que las Indulgencias son propiamente indultos, gracias y privile
gios, los cuales se revocaron en las citadas Bulas de Gregorio XV
y Urbano VIII.—Que la misma y aun mayor causa habia para re
vocar las Indulgencias concedidas por Oráculo, que para revocar
los indultos y privilegios; pues nacia mucha mas confusion de aque
llas que de estos.— Y finalmente, que segun la práctica de la S. C.
de Indulgencias se tienen por revocadas; pues ni suele confirmar
las al instante, ni las concede de nuevo.
Respondo que segun he leido trató Amórt esta materia en tres
lugares: en la cuestion quincuagésima sesta de su Historia de In
dulgencias, en la cuestion quincuagésima de Indulgencias que se
halla en el tercer tomo de su Teología Ecléctica, y en las notas
que puso á la obra de Privilegios de Gruebér. En el primero dice
que tiene por mas probable el que las dichas Indulgencias se com
prenden en las Bulas de Gregorio y Urbano. Lo mismo dice en el
[k] Empieza: Romanus Pontifex, y se halla en Perusino, part. 2.», pág. 157; y en el
Ferraris, palab. Orácula, niím. 20.—[i] Empieza tambien: Romanus Pontifex, y es la Bula 55
en el tomo 14 del Bulario romano: Perusino la trae en la pág. 159 de la part. 2.a
182
segundo. Pero en el tercero, oponiéndose á la opinion de Gruebér,
resuelve magistralmente que ya deja demostrado en su obra de In
dulgencias, que segun el estilo y práctica de la Sagrada Congre
gacion se tienen por revocadas las Indulgencias concedidas por
Oráculo. Confieso con ingenuidad que todas las demostraciones de
este sabio, todas las razones que alega en prueba de su opinion (las
mismas que acabo yode esponer en el argumento) por mas claras
é invencibles que á él le parezcan, no me hacen á mí fuerza nin
guna, como tampoco hicieron á Minderér ni áTeodoro del Espíritu-
Santo (j). Porque á la verdad, ¿cómo hemos de creer que en las
Bulas de Gregorio y Urbano se comprenden las Indulgencias bajo
el nombre de gracias, ó de indultos, ó de privilegios, cuando no
se comprenden en otras Bulas bajo de los mismos nombres? No se
comprenden las Indulgencias, cuando los Papas al dia siguiente de
su eleccion revocan las gracias, los privilegios, los indultos con
cedidos por sus predecesores: no se comprenden las Indulgencias en
la Bula citada de Clemente XII, revocatoria de varias Bulas espe
didas por Benedicto XIII á favor de los Regulares, sin embargo
de que dice en ella que revoca y anula todas las gracias, todos los
favores, tados los indultos y privilegios que esten contenidos en
las dichas Bulas: no se comprenden ni pueden comprenderse las
Indulgencias en las Bulas de Paulo V (k), por las que confirmó á
los Franciscanos, á los Mercenarios y á los Benedictinos reforma
dos de Francia, todos y cada uno de los privilegios, favores, con
cesiones, gracias é indultos espirituales; luego ¿por qué se han
de comprender en las Bulas de Gregorio y de Urbano? Unas mis
mas palabras ¿no es regular que signifiquen unas mismas cosas?
Pues ¿por qué en estas Bulas se han de comprender las Indulgen
cias bajo el nombre de gracias y de indultos, y en las otras no?
¿Por qué en las cosas favorables no se comprenden, y en las odio
sas sí? Cosa es esta ciertamente rara, y que yo no puedo entender.
Luego aunque afirme Amórt que las Indulgencias concedidas por
Oráculo estan revocadas por Urbano VIII, mientras no me dé otras
razones que me hagan mas fuerza, no puedo asentir á su opinion.
Pero ¿no te hace fuerza, me dirán los Anotadores del Ferra-
ris (/), la segunda razon que alega Amórt, de que la misma y aun
mayor causa habla para revocar las Indulgencias concedidas
por Oráculo, que para revocar los indultos y privilegios', pues
nada mucha mas confusion de aquellas que de estosí—Tan lejos
[f\ Minderér, part. 1.» desde el núm. 786.—Teodoro en el art 4.° citado.—[k] Lee la»
Balas 46, 47 y 85 de dicho Papa en el tomo 5.°, part. 8.» del Bulario de Coquelines.—[l] En
la nota qu« han puesto al Ferraría en la palab. Oráculo, núm. 23 de la edic. madrileña 1787.
183
está de hacerme fuerza, que veo en ella un supuesto falso. Supone
Amórt en las dichas palabras, que cuando Gregorio y Urbano revo
caron los Oráculos, habia muchas Indulgencias inciertas y dudo
sas que estaban concedidas por Oráculo. Mas ¿á quién estaban con
cedidas? ¿Al comun de los fieles? el mismo Amórt (//) me diria al
instante que no: lo uno, porque estos Papas no hablan en las dichas
Bulas con todos los fieles en comun; y lo otro, porque si me res
pondiera que sí, seria preciso que tambien dijera que la famosa
Indulgencia de Porciúncula, concedida por Oráculo (m) á mi Se
ráfico P. S. Francisco para todos los fieles, entraba en la revoca
cion; lo cual no ha soñado ninguno hasta ahora. Pues ¿á quién es
taban concedidas por Oráculo esas Indulgencias de que nacia tan
ta confusion y escándalo? ¿Acaso á los Regulares? Nada menos
que eso, respondo yo; pues las que antes les habian concedido por
Oráculo los Sumos Pontífices, acababa de revocárselas Paulo V,
que fué inmediato antecesor de Gregorio, á quien se siguió inme
diatamente Urbano. Pondré aqui las mismas palabras de Paulo V
en la Bula (n) revocatoria de las Indulgencias de los Regulares.
"Casamos, dice, anulamos y abrogamos perpetuamente todas y ca-
"da una de las Indulgencias concedidas á las personas Regulares
"por cualesquiera romanos Pontífices y aun por Nos, ora esten con
cedidas por Letras apostólicas, ora por Oráculo de viva voz, ó por
"otra cualquiera manera." Luego no habiendo en tiempo de Gre
gorio y Urbano las Indulgencias concedidas por Oráculo que su
pone Amórt, no es creible que ellos hubinran pensado en revocarlas.
A la tercera razon que alega, de que según la práctica de la
Sagrada Congregacion se tienen por revocadas las tales Indul
gencias, porque no las confirma al instante, ni las concede de
nuevo; y que si nuevamente las concediera, las tendría por re
vocadas y abolidas, respondo que no son ciertas estas causales. E2
que no se confirmen ni se concedan de nuevo las tales Indulgen
cias, como tambien otras que han sido concedidas en realidad por
Letras apostólicas, proviene, segun Teodoro y Minderér, ó de la
falta de pruebas auténticas, ó de que se apartan los suplicantes del
estilo que suele tener la referida Congregacion, tanto en las nuevas
concesiones como en la confirmacion de las Indulgencias. A mas
de que la dicha Congregacion fue renovada á principios del siglo
décimo sétimo, con el fin de que moderase las Indulgencias, como
advierte Amórt (ñ); luego si ha de cumplir con este fin, no es po-
[U] Amórt en su Historia, cuestion 51.—Minderér, part. 1.», número 824.—Teodoro—
[m] Héctor Capici en el tomo 2.° de las Decisiones del Derecho, observacion 191, núm. 11—
[n] Va dije que comienza: Romanus Ponttfex. Es la 21 en el 3.° tomo del Buiario romano.—
[A] En su Historia de Indulgencias, pág. 428 de la dicha edicion.
184
sible que confirme ni que conceda de nuevo todas las que le pidie
ren, aun cuando las-reconozca por válidas. Luego no es buena la
ilacion que él saca, de que la S.C. de Indulgencias tiene por abro
gadas y abolidas las qye no confirma al instante, ni quiere conce
der de nuevo.—Tampoco es cierto lo que nos dice, de que si nue
vamente las concediera, las tendría por revocadas...... ¿No tiene
presente Amórt de que entre los Decretos de dicha Congregacion
que dió á luz en su Historia de Indulgencias, nos pone uno de 9 de
Mayo de 1729, número 1.°, en el que los Franciscanos de un con
vento preguntaron á la misma Congregacion, si cierta Indulgencia
estaba revocada, y si había de concederse de nuevo; y que les res
pondió á lo primero: que no estaba revocada; y á lo segundo: que
debia renovarse'1. Luego la Sagrada Congregacion no tiene siem
pre por revocadas las Indulgencias que concede de nuevo.
Argumento 2."—Teodoro del Espíritu-Santo, versadísimo en
materia de Indulgencias, como que fue Consultor de la S. C. de
ellas, elogiado de Benedicto XIV en su Sínodo Diocesano por la
obra de Indulgencias que escribió, despues de haber tratado espro
feso la materia controvertida, resuelve por último (o) que la Indul
gencia que llaman de la Estacion del Santísimo Sacramento no es
tá ya en su vigor; porque despues de haber buscado algun testi
monio auténtico ó argumento seguro de su concesion, nunca pudo
dar con él. Luego es lo mas cierto, dicen los Ilustradores del Fue
ro de la Conciencia, que no hay tal Indulgencia ó Indulgencias de
la Estacion.
Respondo primeramente que tengo al P. Teodoro por hombre
docto, versado en materia de Indulgencias, y por tanto digno del
elogio de Benedicto XIV por la obra escelente que escribió. Pero
¿de este elogio podrémos inferir que canonizó el dicho Papa todas
las opiniones de Teodoro? No por cierto; pues aunque Teodoro se
apellida del Espíritu-Santo, no sabemos hasta ahora que el Espí
ritu-Santo le haya inspirado en sus escritos. Confieso que fue hom
bre sabio, y como á tal le cito con frecuencia en esta obra; pero
¿qué hombre por sabio que sea no está espuesto á equivocarse?
Solo aquellos que escribieron los libros sagrados, como que fueron
inspirados de Dios. Todos los demas estamos sujetos á errar y á
equivocarnos. Ojalá que fuera esta la única vez que se equivocara
Teodoro. Empeñado, como dije en la cuestion octava del tomo pri
mero, en negar que la Sede Apostólica ha concedido Indulgencias
[o] Teodoro en su obra de Indulgencias, part. 2.a, cap. 2.°, art. 1.°, }. 4.°—Los dichos
Ilustradores en el tonto 2.° sobre la proposicion 37, condenada por Alejandro VII.—Y el P.
Mas en la Suma de Ferrer, trat. 9.°, núm. 862.
185
de mil y mas años, nos asegura (p), como Consultor de la S. Con
gregacion de Indulgencias, que en 20 de Enero de 1733 se presen
tó á la dicha Congregacion en forma auténtica un Breve de Ju
lio III de 1.° de Marzo de 1552, por el que habia concedido á una
Cofradía de la ciudad de Goa, entre otras varias Indulgencias, la
de altar de ánima; mas no quiere decirnos que entre esas otras
Indulgencias del referido Breve habia una concesion de mil años
de Indulgencia, y otra de quinientos años. Lo mas es que el P. Teo
doro se vale del citado Breve para probar que es falsa la opinion
de Tiers, de que Gregorio XIII fue el autor de los altares de áni
ma; pues ¿por qué yo no me he de valer del mismo Breve para pro
bar contra el P. Teodoro que los verdaderos Papas han concedido
miles de años de Indulgencia, cuando esta espresa en él (Nota 42)
una concesion de mil años para los que visitasen con devocion la
Iglesia de dicha Cofradía? Pero dejando esto á un lado:
Respondo lo segundo con el autor del Bulariode los Capuchi
nos (q), que si la opinion del P. Teodoro adquirió tanta fuerza por
la fama de su doctrina, y porque imprimió en Roma su obra el año
de 1743 siendo Consultor de la S. Congregacion de Indulgencias;
tambien se imprimió en Roma en el año de 1750 otra obra del P.
fray Diego de Aragonia, aprobada por dos Consultores de la mis
ma Congregacion de Indulgencias, don Roman Justiniani, Abad
de los Monjes Silvestrinos, y fray Isidoro Mancini, Ex-provincial
de los Mínimos, intitulada: Dilucidacion de los Privilegios de los
Ordenes Regulares, especialmente Mendicantes, en la que so lee
lo siguiente (r): "Por la revocacion general de las Indulgencias de
"los Regulares, no se tiene. por revocado aquel cúmulo de Indul
gencias que Leon X habia concedido á los frayles de San Fran
cisco,, á las monjas de Santa Clara y Tercera Orden por Orácu-
})lo de viva voz, que fue autorizado' por Lorenzo Puci, que era Da-
tario y contínuo comensal de dicho Papa; pues segun la declara
cion de Urbano VIII en la segunda Bula de la revocacion de los
"Oráculos, quedaron esceptuados de la revocacion, como afirma
"Teodoro (*), los que estuviesen legalizados por alguno de aque
"llos Oficiales á quienes se solia dar entero crédito por razon de
"sus oficios &-C."
Respondo últimamente, que si Teodoro negó la existencia ac-
[Noia 42.]—Entre los Decretas de la S. Congregacion de Indulgencias que trae Amórt
en su Historia, cotéjese el núm. 1 de 20 de Enero de 1733 con lo que escribe Teodoro en el
lugar últimamente citado, y ee conocerá claramente si es verdad lo que yo digo.
[p] Teodoro en la part. 2.a, cap. 1.°, art. 4.°, }. 1.°— [?] En el tomo 6.°, pág. 236
[r] Tratado 7.°, cap. 8.°, núm. 7y 8.—Aunque yo no he visto la edicion de Roma, tengo so
bre la mesa otra hecha en Bolonia en 1753.—[s] Part. 1.", cap. 13, art. 4."
25
186
tual de la Indulgencia de la Estacion, porque creyendo que entró
en la revocacion general de Paulo V no encontró algun argumen
to seguro de su nueva concesion ó confirmacion, ya la presento yo
en mis pruebas un Breve de Inocencio XI, por el que consta la con
firmacion de la dicha Indulgencia, como llevo dicho. Este Breve
pudiera muy bien haberlo visto el P. Teodoro en la tercera Viña
Seráfica de Engelberto Pauc (í); en Kiliano Kacembergér, Suple
mento á la Teología Sacramental de Esporér; y en el Directorio de
las Tres Ordenes del P. fray Francisco Diaz de San Buenaventu
ra, impreso en la misma Roma el año de 1689, supuesto que estas
obras se habian publicado antes del año de 1743 en que él publicó
la suya.—Los Ilustradores del Fuero de la Conciencia, Luis Mas
y el P. fray Francisco Vidal («), como que son mas modernos que
el P. Teodoro, pudieran tambien haberlo visto en Perusino, en Ar-
biol, en Minderér y aun en la Biblioteca del Ferraris; pero sinó lo
buscaron ó no dieron cop él, ¿qué he de responder yo á eso?
Argumento 3.°—El R. P. fray Francisco Sanchez, Catedrá
tico de Teología en la Universidad de Manila, en una obrita que
intituló: Examen de Indulgencias (la ví en Méjico en la bibliote
ca del Colegio de Santos) se esplica de esta manera (v): "Acerca de
»Ia Estacion del Santísimo, cada uno suma y multiplica Indulgen
cias plenarias y no plenarias, segun que mejor le parece. En unos
"Sumarios se dice que ganan los cofrades del Cordon siete Indul
gencias plenarias cada dia. Un escritor franciscano dice que se
"ganan por ella cuarenta y cinco Indulgencias plenarias. En otros
"muchos Sumarios y libritos impresos, se dice que los que rezan
"dicha Estacion (que con mucha facilidad puede estenderse á to-_
"dos los fieles) ganan cada vez que la rezan cuatrocientas y vein-
f,te Indulgenciasplenarias, siete veces remision de la tercera par-
nte de los pecados, veinte y dos cuentos y ciento y un mil años de
"perdon, y treinta y dos mil trescientas treinta y cuatro cuaren-
"tenas', y se sacan trece ánimas del purgatario.—De suerte que
"cada uno echa mas ó menos Indulgencias, segun que mas ó me-
"nos tiene larga la pluma."—Hasta aqui el R. P. Maestro Sanchez,
queriendo inferir de la incertidumbre en que estamos los francis
canos acerca del número fijo de Indulgencias que podemos ganar
por rezar la dicha Estacion, que no ganamos ninguna. ¡Fuerte em
peño el de este Padre Maestro!
Respondo primeramente que habiendo yo leidolas Indulgen
cias del Rosario en varios libros, he hallado en unos mas Indulgen
te En el cap. 19, mlm. 80.—[«1 Sobre la proposicion 37, condenada por Alejandro VIL—
tu] En el trat. 3.°, núm. 27, 28 y 29.
187
cias que en otros. No porque entre los religiosos de mi gran P. San
to Domingo, que son por lo comun los autores de tales libros, ten
gan unos la pluma mas larga y otro menos, sino porque los unos tie
nen unos fundamentos, y los otros tienen otros. Unos juzgan que es
cierta é indubitable la Bula de Alejandro VI (x) que duplica las
Indulgencias, y otros la tienen por apócrifa é incierta (y). Esto
mismo y mucho mas es preciso que suceda á los que escriben sobre
las Indulgencias de Roma, de Jerusalen y de Santiago de Galicia,
por la incertidumbre en que nos hallamos en muchísimas cosas de
hecho: en prueba de esto referiré lo que sucedió al R. P. fray Pe
dro María Paserino. Este famoso Dominicano cuya autoridad es
de tanto peso, dice Lambertini (2), por haber sido tan práctico en
las opiniones de ]&¿ Congregaciones de Roma, y haber ejercitado
allí con grandes elogios el honroso cargo de Procurador general
de su orden por muchos años, hizo las mas esquisitas diligencias
en aquella corte para averiguar cuantas y cuales son las Indulgen
cias de las Estaciones de Roma; y despues de haber dado tantos pa
sos y haber consultado sobre la materia á los hombres mas sabios
é inteligentes, confiesa con ingenuidad que no püdo hallar otra cosa
que la incertidumbre (a); pero es indubitable, añade Paserino (6),
que son en gran cantidad las Indulgencias de las Estaciones.
Ahora bien: si es cierta la opinion que sigue Minderér con
otros muchos, de que aun está hoy vigente para nosotros la conce
sion sobredicha de Leon X, ¿qué multitud de Indulgencias no ga
naremos en rezarla? ¿Q,ué escritor, por mas diligente que sea, po
drá averiguar las Indulgencias que han sido concedidas á los fieles
en Santiago, en Porciúncula, y especialmente en Roma y en Jeru
salen? El Beato Ligorio (c) afirma que llegan estas Indulgencias
á quinientas treinta y tres plenarias, y que las parciales son innu
merables. Otros dicen otra cosa, porque tienen otros fundamentos.
¿Y quién se admirará de que varien los escritores en eso?
Mas porque algunos se escandalizan con el P. Sanchez, de que
por rezar una Estacion al Santísimo Sacramento puedan ganar los .
hijos de San Francisco tantas Indulgencias plenarias, referiré aqui
una consulta que trae Amórt (á). "Se preguntó á la S. Congrega
cion de Indulgencias si los cofrades del Cordon de San Francisco
•
[x] Empieza: Mus qui, y la he visto en el Bulario de Bremond, tomo 4.", pág. 115.—
[y] Véanse el Tesoro de Vivos, pág. 35 de la impresion de Madrid 1755, y el Crisol del Ro
sario del P. fray Francisco Gonzalez, cap. 4.°, núm. 28.—[z] En las instrucciones Pastorales
la 48 y la 81.—[a] fiiihil aliud invenire poíui, nisi qub incerium sit, quanta qudlet siní hu~
jusmodi Slationales Indulgentia.—[b] En la obra de Indulgencias, cuestion 98, núm. 770.—
(c] Beato Alfonso Ligorio, Glorias de María, part. 2.", obsequio 6.°—[d] En su HistOM do
Indulgencias, antes de las cuestiones prácticas. - ■
188
"andando el Viacrucis, en memoria de la pasion del Señor, ganan
"por cada vez setenta y siete Indulgencias plenarias, segun se ha-
"bia divulgado en el arzobispado de Albi. La razon de dudar era,
"porque Inocencio XI á 30 de Setiembre de 1681, é Inocencio XII
"á 16 de Diciembre de 1696, en sus respectivos Breves les conce-
"den por andar el Viacrucis las mismas Indulgencias que se ganan
"por visitar los Santos lugares de Jerusalen; Urbano VIII é Ino
cencio XII en su Breve (c) de 19 de Mayo de 1694, conceden las
"mismas Indulgencias que hay en las Estaciones de las Iglesias de
"Roma, de Compostela y de Porciúncula. Se computa que estas son
"setenta y siete plenarias, y que se sacan trece almas del purgato
rio.—Respondió la Sagrada Congregacion el dia 17 de Noviem-
"bre de 1710: Dilata."
No se escandalizó pues la S. Congregacion de tantas Indul
gencias plenarias como la propusieron en la consulta: dilató sí cuer
damente la respuesta, por ser tan dificil averiguar el número fijo
y determinado de las que se ganan en Jerusalen, y aun en las Igle
sias de Roma. Solamente en Jerusalen, escriben varios autores que
he leido (/"), hay mas de veinte plenarias y otras muchas parcia
les. En Roma, dice Domingo Viva (g) que todos los dias hay trein
ta y ocho Indulgencias plenarias concedidas á varias Iglesias, y
un sin número de no plenarias. Si á estas Indulgencias agregamos
las de Compostela y Porciúncula, y las que estan concedidas á las
Estaciones de Roma, aunque estas no se ganan sinó en los dias de
Estacion señalados en el Misal romano, ¿qué mucho será que lle
guen á gran número las plenarias, y á mucho mayor las parciales?
Respondo lo segundo, que hasta ahora no he leido que autor
alguno franciscano estienda á todos los fieles las sobredichas. In
dulgencias de la Estacion, como quiere darnos á entender el R. P.
Sanchez en su paréntesis. Y á la verdad, que hablémos de la Indul
gencia confirmada espresamente por Inocencio XI, de la que trato
especialmente en la conclusion, ó que hablémos del cúmulo de In
dulgencias que concedió por rezar la Estacion Leon X, ninguna
de estas concesiones fue hecha á todos los fieles en comun, sino á
los hijos de San Francisco en particular.
Respondo lo tercero, que me llené de admiracion cuando leí en
el Sumario de las Indulgencias (Nota 43) que gozan los terceros
[Ñola 43.]—Se halla esto Sumario á continuacion del tratado del Tercer Orden de Santo
Domingo de Guzman, compuesto por el Dr. Gabril Verdú, reimpreso en Méjico año do 1777,
y en esta ciudad de la Habana el de 1783. —[e] Comienza: Dcb'Uum.—[/] Minderér, part.2.»
núm. 372.—Manuel Rodríguez, tomo 2.° de las Cuestiones Regulares, cuest.93. Miguel de Zug
en el tomo 3.° del Bulario de los Capuchinos, desde la pág. 233.—Ferraris, Arbiol.—[g] Viva
en el Apéndice de las Indulg., \. 1.", núm. 8.—José Roca en su Opúsculo Seráfico, núm. 80.
189
de nuestro P. Santo Domingo, compuesto por el R. P. Maestro fray
Francisco Sanchez, Rector de la Universidad de Manila, la con
cesion siguiente (/i): "Rezando (los terceros de Santo Domingo)
"seis Padre nuestros y Ave-Marías con Gloria Patri al fin de cada
"uno de ellos; los cinco, en reverencia de las cinco Llagas de Cristo
"Señor nuestro; y el uno, por la intencion del Sumo Pontífice, ga-
"nan veinte y dos cuentos, ciento y un mil años de perdon, y cua
trocientas y veinte Indulgencias plenarias, y veinte y siete veces
"remision de la tercera parte de todos sus pecados, y treinta y dos
"mil trescientas y veinte y cuatro cuarentenas de perdon; y se sa-
"can trece ánimas del purgatorio. Todo esto se gana tantas cuan-
"tas veces rezaren, ya sea en la Iglesia, ya sea en su casa, en la ca
vile, ó en los caminos.—Sumario de Lima."
¿Y quién no se admirará de ver por una parte en el Examen
de Indulgencias el empeño que tomó el P. Sanchez en oponerse
á la Estacion del Santísimo Sacramento y á sus Indulgencias; y por
otra, que no obstante toda esa oposicion tuvo por válidas á las mis
mas Indulgencias que impugnó, y las colocó en el Sumario de los
terceros de su misma orden? Yo supongo que esta concesion del
Sumario no fue hecha inmediatamente á los terceros de nuestro P.
Santo Domingo, sino que gozan de ella por la participacion tan
amplia que dice el P. Maestro que tienen con todas las religiones,
Terceras Ordenes y Cofradías. Y en esta suposicion, ¿de dónde la
sacó el dicho Padre? El nos dice que del Sumario de Lima; pero no
nos esplica si este Sumario de Lima era de la Cinta, ó del Cármen,
ó de la Merced. Yo soy de sentir que el tal Sumario seria del Cor-
don, ó de los terceros de San Francisco. En prueba de eso, coteje
el que quiera esta concesion del Sumario que se halla en esta mis
ma página, con la que dice el mismo Padre que encontró en mu
chos Sumarios impresos del Cordon, y está de letra cursiva ó bas
tardilla, y conocerá claramente que un huevo no es tan semejante á
otro huevo, como una concesion á otra.
Ahora bien: que llame yo con el comun de los fieles Estacion
del Santísimo Sacramento á lo que el P. Sanchez no quiere llamar
Estacion, pero conviene conmigo en decir que son seis Padre nues
tros y seis Ave-Marias con seis veces el Gloria Patri, es una cues
tion de nombre que no varia la sustancia. En esta suposicion, de
buena gana pondria yo al R. P. Maestro este dilema. Si la conce
sion que halló V. P. en los Sumarios del Cordon es cierta para los
terceros de su orden, porque participan de las Indulgencias de to-
*
[h] Esta se halla en el }. penúltimo de las concesiones, folio 80 de la impresion mejica
na, y 73 de la habanera. Tengo las dos á la vista.
190
das las Terceras Ordenes y Cofradías, como dice V. P. en su Suma
rio, ¿por qué no ha de ser cierta para los hermanos del Cordon y
terceros de San Francisco, á quienes directamente se concedió? Y
si para estos no es cierta, como dice V. P. en su Exámcn de Indul
gencias, ¿por qué ha de ser cierta para aquellos?
Argumento 4°—Otra objecion hace Ticrs (i) contra las In
dulgencias de la Estacion, diciendo que son desmedidas y despro
porcionadas. Pero ¿qué mucho que este Crítico severo hable así de
las Indulgencias de la Estacion, cuando se atreve á hablar del mis
mo modo de las Indulgencias de la Cinta, del Cármeny del Rosa
rio, aprobadas espresamente por la Sagrada Congregacion de In
dulgencias y por los romanos Pontífices? Tal es el respeto con que
suele hablar este frances de la Sagrada Congregacion y de los
Papas: todo le huele á supersticion, y nada le parece bueno sino lo
que opina él. Pudiéramos decir á este monsieur loquedijo el San
to Job (j) á sus amigos: ¿qué, tú solo eres el hombre sabio que hay
en el mundo; y en faltando tú, faltará en él la sabiduría? Yo res
ponderia al instante á ese argumento de Tiers, sino lo hubiera he
cho ya en la cuestion 57 del tomo primero.
Por último, haré algunas advertencias acerca de la Estacion
y de las Indulgencias sobredichas.—1.a Que aun estando hoy en su
vigor la citada concesion de Leon X, no podemos ganar todos los
dias por rezar la Estacion mayor del Santísimo Sacramento las
Indulgencias estacionales de Roma. La razon es, porque el Sumo
Pontífice Inocencio XI (k) determinó en el año de 1678, con acuer
do de la Sagrada Congregacion, que no se puedan ganar las Indul
gencias estacionales de Roma, sinó en los dias de las Estaciones
señalados en el Misal romano; y de consiguiente, solamente en es
tos dias, que son ochenta y siete en el año, podremos ganar tales
Indulgencias. Pero en cuanto á los demas, podrémos ganarlas todos
los dias, segun dice Minderér (/), rezando en ellos la referida Es
tacion.—2.a Que habiendo decretado el mismo Papa "que no se gane
"mas de una vez al dia la Indulgencia plenaria, concedida á los que
"en ciertos dias visitaren la Iglesia ó hicieren otra obra piadosa,"
aunque recemos dos ó mas veces al dia la Estacion del Santísimo
Sacramento, no podemos ganar en aquel dia por rezarla mas de
una Indulgencia plenaria para nosotros; pero podrémos aplicar por
[i] En el Tratado de las Superaciones, lib. 7.°, cap. 14 y 15.—[j] Job 12, 2—[k] Por
bu Decreto Delate, que hallarás en Potesta, tomo 1." de su. Examen, núm. 3813.—En la Teo
logía moral de Keinfestuel, trat. 12, dist. 3.», cuestion 7."—Y en la Tripartita de Arsdekin,
tomo 2.°, part 2.", trat. 3.°, cap. 7.°—[/] Minderér, part. 2.*, núm. 438—Kacembergér d»
las Indulgencias, núm. 88.
191
los difuntos (IF) todas las demas Indulgencias.—3.* Que no es cier
to lo que está impreso en algunos libritos (m), de que el religioso
que rece la Estacion menor de tres Padre nuestros y tres Ave-Ma
rías, y aun el que rece un solo Padre nuestro y un Ave-María con
el Gloria Patri, gana las mismas Indulgencias que ganaria si re
zara la Estacion mayor; pues ni constan las tales concesiones (No
ta 44), ni aun cuando constaran subsistirían en el dia, porque entra
ron en la revocacion de Paulo V, y no han sido revocadas.—4.a Que
para ganar las Indulgencias de la sobredicha Estacion, no es me
nester rezarla estendidos los brazos. La razon es, dicen Holzmán
y Minderér (n), porque los Papas parece que no han mirado tanto
á aquel modo de orar, cuanto á la sustancia de la oracion; y tam
bien, porque aunque en una ú otra concesion antigua se pedia la di
cha condicion, los Pontífices mas modernos no hacen mencion al
guna de la estension de los brazos. Sin embargo, no he podido me
nos de estrañar (segun he observado en varios pueblos donde he es
tado misionando) de que haya algunos predicadores que reprueben
este modo de orar en las mugeres, estando él autorizado, ya con
la determinacion de los Papas, ya con el ejemplo de María Santí
sima (ñ) y de Jesucristo. Y si acaso me replican que las mugeres
se pondrán indecentes y con los brazos desnudos; respondo lo pri
mero, que si ellas no quieren no se pondrán indecentes; y lo segun
do, que prediquen muy en hora buena contra la desnudez de los bra
zos, mas no contra un modo de orar que es tan agradable á Dios.
Yo le doy gracias de que he visto en las Iglesias de Méjico á mu
chas señoras que no se han avergonzado de rezar la Estacion del
Santísimo en esa postura; pero no puedo negar que hay muchos
entre los cristianos que se avergüenzan de la Cruz de Jesucristo.
CUESTION XXXII.
Los fieles ¿pueden ganar algunas Indulgencias rezando una
parte de Rosario^.
Consta de Letras pontificias que el gran Patriarca Santo Do
mingo (a) instituyó el Santísimo Rosario por inspiracion divina.
[Nota 44.]—Ni en nuestros Anales, ni en Manuel Rodríguez, ni en ninguno otro autor
clásico he hallado mas que lo que dice Casa-Rubios en la palabra Indutgentim Stationum
quoad Fratres, núm. 15.— [H] Minderér, part. confer. 7.", caso 3.°; y en el núm. 549.—
Viva del Jubileo, cuestion 6.a, art. último Y en el Apéndice, $. 1.°, núm. 8. — [nt] Joaquín
de Alvalate, Tratado de la Teología Mística, cap. 15. —Agustín de Oliva, Esplicacion de las
Obligaciones del Frayle Menor; en el Tesoro Espiritual que pone antes de la Esplicacion de
la Doctrina.—Carlos Sanchez, Instruccion de Novicios, trat. 7.°, pág. 479 y 481.—[n] Holz
mán, núm. 818 —Minderér, part. 2.a, núm. 438. — Pauc, cap. 21, núm. 93.— [ni Mística Ciu
dad de Dios, part. 2.*, en los números 444, 687, 700 y 849.—[a] Véase su Vida, escrita por
el Beato fray Francisco de Posadas, é impresa en Madrid 1748, lib. cap. 7.° y 14.
192
Mandole la Reina del cielo que lo predicara por todo el mundo, pa
ra aplacar la ira de Dios, é implorar la proteccion de la misma Ma
dre de las misericordias: el Rosario entero se compone de quince
dieces, y se llama tambien Salterio; porque asi como el de David
tiene ciento y, cincuenta Salmos, asi este tiene ciento y cincuenta
Ave-Marías, entreverada entre estas la Oracion Dominical ó el Pa
dre nuestro; tambien se llama comunmente Rosario el que se com
pone de cinco dieces, que es la tercera parte. La devocion del Rosa
rio es muy útil á la Iglesia, como que es un presidio singularísimo
contra todos los vicios y heregías. Aumentose esta, dice el Cardenal
Petra (6), cuando la aprobó Sixto IV á instancias de Francisco Du
que de Bretaña, y de su esposa Margarita; y se ha estendido tan
to entre los católicos, que al presente, decia el Beato Ligorio (c) en
el siglo pasado, no hay devocion mas practicada de los fieles de to
dos los estados que la del Santísimo Rosario. ¡Ojalá que pudiera
yo decir lo mismo de este siglo en que vivimos! Para que así su
ceda, y reviva la devocion del Rosario que se ha amortiguado en
tre nosotros.
Respondo lo primero que Sixto IV, por una Bula (á) de 1479,
concedió cinco años y cinco cuarentenas de Indulgencias á todos los
cristianos que recen la tercera parte del Rosario, por cada vez
que la recen. Clericato (e) dice que Clemente VII añadió otros dos
años á los que no son cofrades del Rosario; pero yo, que he leido y
releido la Bula del dicho Papa, no puedo conformarme con su opi
nion; pues Clemente no había en toda la Bula sino con los cofrades;
y así, á ellos y no á todos los fieles concede las dichas Indulgencias.
Respondo lo segundo que Benedicto XIII, por un Decreto (/)
de la S. C. de Indulgencias de 13 de Abril de 1726, concede á todos
los fieles de ámbos sexos que recen con devocion el Rosario, ó á lo
menos una parte de él, cien dias de Indulgencia por cada Padre
nuestro y otros ciento por cada Ave-María. Y a los que por un año
entero recen todos los dias ó el Rosario ó su tercera parte, si con
fesados y comulgados pidieren á Dios por las necesidades comunes
de la Iglesia, les concede una vez en el año Indulgencia plenaria,
aplicable por los difuntos en el dia que cada uno elija.—Para lo
cual se requieren dos condiciones. La primera, que el Rosario esté
bendecido por algun religioso Domínico; y la segunda, que cuando
[b] En el tomo 5.° sobre la Bula 18 de Sixto IV desde el núm. 10.— [c] Glorias de Ma
ría, part. 2.», obsequio 3.°—[d] Empieza: Ea qua, y es la 18 de este Papa en el tomol.° del
Bulario romano.—[e] Juan Clericato en el tomo 2.°, decis. 9.* del Sacramento de la Peni-
toncia, núm. 9.—La Bula de Clemente, comienza: Elsi temporalium, y es la 40 en el mismo
Bulario—[/] Se halla en el tomo 6.Q del Bulario de Bremond, pág. 586.—Y en Minderér,
part. 2.-, núm. 579.
193
recen el Rosario mediten los misterios de nuestra reparacion. Y
así, el que rezando el Rosario medite los novísimos, ú otras cosas
buenas que no sean los dichos misterios, no ganará las Indulgencias,
como lo resolvió la misma Congregacion (g). Pero el dicho Pontífi
ce declaró despues (h), que las personas rudas y que no saben me
ditar, puedan ganar las Indulgencias con solo rezar devota y pia
dosamente el Rosario.
De otras Indulgencias que pueden ganar todos los fieles re
zando todo el Rosario ó su tercera parte, hablaré al fin de la cues
tion siguiente. A los cofrades del Rosario les estan concedidas mu
chísimas mas Indulgencias por rezarle; pero ya hablé de ellas en
la cuestion XIV de este tomo.
CUESTION XXXIII.
[Nota 45.] Siguen esta opinion Leon X en el Breve Exponi nolis de 14 de Setiembre
de 1517, que traen los Anales de Vadingo en el núm. 38 de dicho año.—José de Jesus Ma
ría en la vida de nuestra Señora, tomo 9.°, cap. 14.—Alapide sobre los Actos de los Após
toles.—Suarez, tomo 17, part. 2.a de la Encamacion.—Goti, tomo 1.° de la Verdad de la Re
ligion, trat. 5.°, cap. 40, }. 3.°—Rudimentos Históricos, tomo 3.°—Sabino, Henno, y otros
muchos de mi Seráfica orden.—[b] Part. 2.a, núm. 396.—[c] De la edicion madrileña 1769.
Otras ediciones lo traen en el núm. 90.—[d] El primer Breve, comienza: Exponi nobis, como
ya dije; y el segundo: Dum prmcelsa, que está en los Anales de los Menores, tomo 15 de la
segunda edicion.— [e] Empieza tambien: Exponi nobis, y lo hallarás traducido al castellano
en la cueat. 31 de este tomo.—[/ ] Pitoni en el tomo 2.° de las Constituciones para los Re
gulares, núm. 1749.—Paserino, cuest. 108 de las Indulgencias, núm. 884.—Vidal sobre la
proposicion 37 condenada por Alejandro VII, núm. 40.—Pórres en el lib. 2.°, cap. 1.°, ná
melo 22. —Sanchez en su Examen, trat. 4.°, núm. 20.—Peirinis, tomo 2.°, cap. 6.° de las
Adiciones, núm. 59.—Sabino, trat. 65, cuest. 15 y 16.—Portél y Lantusca en la palabra /»*•
duigencia.—Aragonia, Cornejo &c.
V
■
195
Roma. Yo no he logrado hasta ahora ver el Rescripto pontificio; pe
ro algunos autores de los que cito aseguran que lo vieron en Roma.
Que las religiosas sujetas al Ministro general de mi orden,
y los terceros de nuestro P. San Francisco participen de la dicha
Indulgencia, consta claramente de una Bula de Inocencio XI (g-)
de 5 de Setiembre de 1686, y de otra de Inocencio XII (h) de 16
de Diciembre de 1696; puesto que las dos confirman la mutua co
municacion de Indulgencias, aunque sean plenarias y aplicables
por los difuntos, que habia sido ya concedida por la Santa Sede á
las personas de uno y otro sexo sujetas á la obediencia ó direccion
del Ministro general de mi orden.
Participan asimismo de la Indulgencia plenaria de la Coro
na, los cofrades del Cordon de nuestro P. San Francisco; pues Ino
cencio XI la confirmó espresamente para ellos y para nuestros ter
ceros, como dije en la cuestion 31 de este tomo.
Respondo lo segundo, que todos los fieles que habitan en los do
minios de España ganan varias Indulgencias por rezar la Corona
de la Vírgen.—Pruébase esta concesion de Indulgencias, por otra
que hizo Clemente IX (i) en 22 de Febrero de 1668 á los que sean
eofrades del Rosario en las Indias sujetas al Rey Católico, á los
cuales por rezar el Rosario entero les concede todas y cada una
de las Indulgencias que por concesion apostólica gozan todos
los fieles de los dominios de España que rezan la Corona de la
Beatísima Virgen María.
Pero que Indulgencias sean las que estan concedidas á los es
pañoles por rezar la dicha Corona, no lo he hallado hasta ahora
por mas libros que he registrado. Lo único que he podido hallar al
gun tanto alusivo k esta materia, es que Julio II (j) en el año
de 1503 confirmó á los Reyes Católicos don Fernando y doña Isa
bel todas las Indulgencias aun plenarias que por Alejandro VI y
cualesquiera otros predecesores suyos hubieran sido concedidas, asi
á ellos mismos, como á sus vasallos los españoles; y que Leon X en
un Breve (k) que dió en 1517 al Comisario general de mi orden
fray Gabriel María, se congratula de que los cristianos franceses
y españoles tuviesen tanta devocion con las Coronas de Cristo y de
su Madre; pero ni Julio II señala allí algunas Indulgencias en par
ticular, ni Leon X en su Breve hace otra cosa que aprobar y COnfir-
tg] Empieza: Exponi nobis, y es la 161 en el tomo 11 del Bulario romano. Se halla tam
bien en el Directorio de las Tres Ordenes, art. 5.°, núm. 95.—(ft) Comienza: Sua nobis, y
hablé de ella al principio de la cuest. 31 de este tomo.—[i] Por su Bula: Exponi nobis, que es
la 10 en el tomo 6.° del Bulario de los Predicadores.—Véase tambien Pitoni en las Decisio
nes para los Regulares, tomo 3. °, núm. 3521. — [j] Por su Bula Eximia devolionir, que es la
1." de este Papa en el Bulario de Rodríguez.— [k] Es el mismo del que hablé en la nota 45.
196
mar las Coronas, y dar su bendicion apostólica á los que las recen.
Tampoco he podido hallar que algun Papa haya concedido
Indulgencia plenaria á todos los cristianos que recen la Corona de
la Vírgen. Domingo Viva (7) y Ferraris, escriben que Paulo V re
novó á los franciscanos la Indulgencia plenaria de la Corona, y que
pueden ganarla los Regulares que participan de sus privilegios é
Indulgencias. Despues añaden que afirma Portel haberla estendi
do Paulo V á todos los fieles; mas Lorenzo Portél, á quien yo he
leido con cuidado, no dice otra cosa sino que despues de la revoca
cion general de las Indulgencias que hizo este Papa á los Regula
res, se la concedió de nuevo á los Minoristas.—El V. Arbiol, des
pues de haber escrito en su Tercera Orden (//) que por concesion
de Paulo V é Inocencio XI ganan la Indulgencia plenaria de la
Corona los hermanos de la Tercera Orden Seráfica, da á entender
en los Desengaños Místicos (m) que todos los fieles pueden ganar
esta Indulgencia; y en esto tal vez se fundan los que han escri
to (n), que ganan Indulgencia plenaria los que siendo cofrades del
Rosario lo rezan entero. Pero si fuera cierto que estendió Pau
lo V á todos los fieles la Indulgencia plenaria de la Corona, ¿no nos
lo contarían así los que dicen que vieron en Roma impresa la con
cesion pontificia? Por otra parte, el R. fray Francisco Diaz, Co
misario general de nuestra familia en la Curia romana, ¿hubiera
solicitado de la Silla Apostólica que estendiera á los cofrades del
Cordon y terceros nuestros la dicha Indulgencia de la Corona, si
Paulo V la hubiera concedido antes á todos los fieles?—Ultimamen
te, fray Eusebio Gonzalez de Torres nos dice en su Crónica (ñ) lo
siguiente: "Hoy, rezando devotamente la Corona de la Vírgen, ga
znan todos los fieles Indulgencia planaria, concedida por Julio II,
"y confirmada despues por otros Sumos Pontífices." A lo cual re
plico, que si Julio II hubiera concedido Indulgencia plenaria á todos
los fieles por rezar la Corona, la dicha Indulgencia no hubiera en
trado en la revocacion de Paulo V, que no revocó sino las Indul
gencias concedidas á solo los Regulares. Yo he registrado (o) con
la mayor atencion las concesiones de Julio II y Leon X, y no he
visto que hayan concedido esta gracia sino á los hijos de la familia
Seráfica; y lo mismo hizo Inocencio XI. En una palabra, en parte
[1] Viva en el Apéndice de las Indulgencias, }.3.°—Ferraris, pal. Indulgencia, art 5.°,
núm. 11.—[tí] En lapart. 1.», cap. 13; y en la part. 2.», cap. 20.—[m] Lio. 2.° cap. 1.° y 3.»
[n] El Tesoro de Vivos, cuando trata del Rosario entero; y los autores que cité al principio de
la cuest. 14 de este tomo en la letra d.—[ñ] Crónica Seráfica, part. 6.*, lib. 3.°, cap. 13 —
Palafox, tomo 3.°, Pastoral 10, núm. 70.—[o] En nuestros Anales, por Vadingo: en el Com
pendio de nuestros Privilegios, por Sorbo, pal. Indulgente jüenari*: quoad fratrer. en el Bu
lado de Rodríguez; y en el tomo de sus Cuestiones, cucst. 88, art. 3.Q
197
ninguna se hallará que por el rezo de la Corona se haya concedido
Indulgencia plenaria absolutamente, sino solo á los hijos de San
Francisco, como dice el docto Dominicano fray Francisco Gon
zalez de San Pedro (p).
Respondo lo tercero, que aunque el comun de los fieles no ga
ne por rezar la Corona Indulgencia plenaria, podrá ganar otras
parciales concedidas á todos los cristianos.—Pues habiendo conce
dido Sixto V (qr), como dije en la cuestion 23 de este tomo, veinte
y cinco dias de Indulgencia á todos los fieles que pronuncien con la
reverencia debida el Santísimo Nombre de Jesus, y otros tantos á
los que pronuncien el Dulcísimo Nombre de María, y componiéndo
se esta Corona (como llevo dicho) de ocho Padre nuestros y setenta
y tres Ave-Marías, el que la rece en nuestra lengua vulgar gana
rá siete mil y quinientos dias de Indulgencia.
Por esta misma concesion, cualquier cristiano que rece la Es
tacion del Santísimo Sacramento, ganará setecientos y cincuenta
dias de Indulgencia. El que rece una parte de Rosario, cinco mil
ciento y veinte y cinco dias; y el que lo rece entero, quince mil tres
cientos setenta y cinco dias. Item: el que haya tenido la costumbre
de rezar con devocion, ó el Rosario, ó la Corona, ó la sobredicha
Estacion, podrá ganar una Indulgencia plenaria en el artículo de
la muerte, pronunciando entonces con la boca si pudiere, y si no
á lo menos con el corazon los Santísimos Nombres de Jesus y de
María, segun dije en la cuestion 63 del tomo primero, y en la 23
del segundo.
Advierto que para ganar las Indulgencias de la Corona no
es preciso rezarla sin interrupcion: basta que se rece toda en el
discurso del dia (r)* Lo mismo digo del Rosario, del Viacrucis, y
de la visita de altares.
CUESTION XXXIV.
CUESTION XXXV.
[o] Puedes verlo en Minderér, part. 2.*, núm. 452; y en la Teología de Amórt, cuest. 47
d« las indulgencias.—[b] Por Decreto Urbis Orbis. Véase la Coleccion de Oraciones, por
las que los Sumos Pontífices han concedido Indulgencias, pág. 291 de la citada impresion.—
[al En el Diccionario Ricciano, eu las palabras Indigestiones y Supersticion,
199
El ejercicio es rezar á María Santísima con espíritu de reli
gion y corazon contrito, por la mañana y por la tarde lo siguiente.
Los que no sepan latin, dirán por la mañana la Salve y los ver
sos que siguen: "Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vi-
"da y dulzura, esperanza nuestra. Dios te salve. Á tí llamamos los
desterrados hijos de Eva. A tí suspiramos, gimimiendo y llorando
,;en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora, abogada nuestra, vuel-
"ve á nosotros esos tus ojos misericordiosos, y despues de este des
hierro muéstranos á Jesus, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh, cle
mentísima! ¡Oh, piadosa! ¡Oh, dulce Vírgen María!
"V. Dígnate, Vírgen sagrada, de que yo te alabe.
"fr. Dame valor contra tus enemigos.
"Y Sea Dios bendito en sus Santos.
Amen."
Y por la tarde dirán lo siguiente: "Debajo de tu proteccion
"nos acojemos, Santa Madre de Dios: no deseches nuestras súplicas
"en nuestras necesidades, y líbranos siempre de todos los peligros,
"Vírgen gloriosa y bendita.
"V. Dígnate, Vírgen sagrada, deque yo te alabe.
"9r. Dame valor contra tus enemigos.
"V. Sea Dios bendito en sus Santos.
"#. Amen."
Los que sepan latin, podrán decir por la mañana: "Salve Re-
"gina, Mater misericordia;, vita, dulcedo, et spes nostra salve. Ad
te clamamus éxules filii lleva?. Ad te suspiramos gementes, et fíen
les in hac lacrimarum valle. Eja ergo Advocata nostra, illos tuos
"misericordes óculos ad nos converte. Et Jesum benedictum fruc-
"lum ventris tui nobis post hoc exilium ostende. O clemens, ó pia,
"ó dulcis Virgo Maria.
"V. Dignare me landare te, Virro sacrata.
"R. Da mihi virtutem contra hostes tuos.
"V. Benedictus Deus in Sanctis suis.
"Ijt. Amen."
Por la tarde: "Sub tuum praesidium confúgimus, Sancta Dei
"Génitrix: nostras deprecationes ne despicias in necessitatibus nos-
tris, et á periculis cunctis libera nos semper, Virgo gloriosa et be
nedicta.
Dignare me laudare te, Virgo sacrata.
*'R. Da mihi virtutem contra hostes tuos.
"V. Benedictus Deus in Sanctis suis.
"R. Amen." Lo cual supuesto:
Respondo lo primero, que el dicho Pio VI, por Decreto Ur
200
bis 4* Orbis de la Sagrada Congregacion de Indulgencias de 5 de
Abril de 1786 (6), concedió perpetuamente cien dias de Indulgencia
en cualquier dia de la semana, y siete años y siete cuarentenas en
los domingos, á todos los fieles de uno y otro sexo que practicaren
el dicho ejercicio.—Item: á los que diariamente rezaren con devo
cion las dichas preces, concede perpetuamente dos Indulgencias
plenarias cada mes, que podrán alquirir en dos domingos á su elec
cion, en los que confesando y comulgando pidan á Dios segun la
intencion del mismo Papa.—A mas de esto, concede Indulgencia
plenaria con las mismas condiciones, en todas y en cada una de las
festividades de nuestra Señora, y en el dia de Todos Santos.—Y fi
nalmente, Indulgencia plenaria para el artículo de la muerte, con
tal que entonces se confiesen y comulguen si pudieren, y si no á lo
menos tengan verdadera contricion.
Aprovéchate de tan gran tesoro, pide á Dios por los estravia-
dos, edifícalos con tus buenas obras, sin faltarles á lo que te ordena
la caridad; y para que merezcas el patrocinio de María Santísima
y el de los Santos, celebra con particular devocion sus fiestas. Estos
fueron los deseos del señor Pio VI.
Respondo lo segundo, que Benedicto XIV, por Decreto de la
S. Congregacion de Indulgencias (c) de 9 de Febrero de 1743, con
cedió las Indulgencias siguientes á los Rosarios ó Coronas llama
das de Santa Brígida, benditas por los Superiores de los monaste
rios del Santísimo Salvador, ó por otros Sacerdotes que sean dele
gados para ello.
"1°—El que rezare con el Rosario ó Corona de Santa Brígi
da, ganará cien dias de Indulgencia por cada Padre nuestro, otros
"ciento por cada Ave-María, y otros ciento por cada Credo.—2.° El
"que rezare dicho Rosario ó Corona de quince dieces, ganará ade-
"mas de la Indulgencia de cien dias, siete años y siete cuarente-
"nas.—3.° El que rezare el mismo Rosario con otra ú otras perso
gas, todas ganarán las mismas Indulgencias como si cada una di
jera este Rosario por sí sola.
"4.°—El que rezare dicho Rosario á lo menos de cinco dieces
"todos los dias por un año entero, y verdaderamente arrepentido y
"confesado comulgare el dia que quiera, y pidiere á Dios por las ne
cesidades comunes de la Iglesia, conseguirá Indulgencia plenaria.
■
[b] He visto una copia del Decreto en un cuaderno en 16.°, cuyo título es: Indulgencias
Perpéluas, concedidas por el señor Pio VI, impreso en Puebla en la oficina del Seminario Pa-
lafoxiano, año de 1794. Hacen mencion de él Guaseo en el lugar citado: el Anónimo Do
minicano en el Tratado de Indulgencias, part. 1.*, cap. 3.°, }. 1.°; y la dicha Coleccion en la
pág. 59—[c] Le hallarás en el Fcrraris, palab. Indulgencia, art. 6.° antes del núm. 24.
201
"La misma Indulgencia ganará el que tenga costumbre de rezar el
"dicho Rosario todos los dias por un mes contínuo, y confesado y
"comulgado en un dia del dicho mes á su eleccion, visitare una Igle-
"sia, y pidiere á Dios en ella como arriba.
"5.°—El que acostumbre rezar dicho Rosario ó Corona, aun-
"que sea de cinco dieces, á lo menos una vez cada semana, si con
desado y comulgado en la fiesta de Santa Brígida visitare cualquie
ra Iglesia, y en ella pidiere á Dios como arriba, conseguirá Indul
gencia plenaria de todos sus pecados (Nota 46).
"6.°—El que en el artículo de la muerte encomendando su al-
"ma á Dios, y confesándose y comulgando, ó si no pudiere hacerlo
"por cualquier impedimento, á lo menos contrito dijere Jesus con
"la boca; ó no pudiendo, por lo menos con el corazon, ganará In
dulgencia plenaria.
"7."—El que llevando consigo la dicha Corona, pidiere á Dios
"de rodillas por cualquier agonizante cuando tocan á agonias, ga-
"nará todas las veces que lo hiciere cuarenta dias de Indulgencia.
"8.°—El que teniendo cerca de sí la dicha Corona, si arrepen
tido de sus pecados hiciere exámen de su conciencia, y dijere tres
"veces el Padre nuestro y el Ave-María, conseguirá veinte dias
"de Indulgencia.
"9.°—El que teniendo consigo la misma Corona, oyere misa en
"cualquier dia aunque sea festivo; ó asistiere á oir la palabra de
"Dios; ó acompañare al Sagrado Viático cuando lo llevan á algun
"enfermo; ó redujere á cualquier estraviado al camino de la salva-
"ciort; ó hiciere cualquiera otra obra piadosa en honor de nuestro
"Señor Jesucristo, ó de la Beatísima Vírgen María, ó . de Santa
"Brígida, y rezare tres Padre nuestros y tres Ave-Marías, logrará
"cien dias de Indulgencia.
"10.—Todas las sobredichas Indulgencias puede cada uno ga
farlas para sí, ó aplicarlas por modo de sufragio á las ánimas del
"purgatorio.
"La misma Congregacion, renovando el Decreto de 26 de No
viembre de 1714, prohibe que las dichas Coronas se vendan &c.,
"segun dije de las de Jerusalen al principio de la cuestion 17 de
"este tomo."
[Nota 46.]—En el tomo 1." de las obras del V. P. Pr. Diego José de Cádiz, impreso en
Madrid el año de 1796, en la noticia de las Indulgencias de las Coronas de Santa Brígida
que se halla al fin de la Introduccion, se ponen otros veinte y cuatro dias de Indulgencia ple
naria; pero yo no me atrevo á especificarlos aquí, pues citándose allí una concesion de Be
nedicto XIV de 15 de Enero de 1743, veo que el Decreto de la S. Congregacion de Indul
gencias que yo cito y que es posterior 4 la dicha concesion, no hace mencion de tales dias.
Ni tampoco la Coleccion de Oraciones: véase la pág. 421.
27
202
Respondo lo tercero, que Leon XII con su propio Rescripto
de 21 de Octubre de 1823 (que se conserva en el archivo de los
Padres Menores Observantes de Araceli de Roma) concede perpe
tuamente á todos los fieles cristianos la Indulgencia de cien dias,
por todas las veces que rezaren las siguientes tres breves oraciones
con tres Ave-Marías á la Beatísima Vírgen, para alcanzar su pro
teccion en el ejercicio de las virtudes, y especialmente de la casti
dad.—A aquellos que las hayan rezado todos los dias en el espacio
de un mes, al fin del mismo concede Indulgencia plenaria en un
dia á su arbitrio confesando, comulgando, y pidiendo segun la in
tencion del Sumo Pontífice. Las cuales Indulgencias son aplica
bles tambien á las ánimas del purgatorio.
LAS TRES ORACIONES.
"Primera.—Os venero con todo el corazon, Vírgen Santísi-
Mma, sobre todos los Angeles y Santos del paraíso, como á Hija del
"Eterno Padre, y os consagro mi alma con todas sus potencias: se
"reza una Ave-María.
"Segunda.—Os venero con todo el corazon, Vírgen Santísi
ma, sobre todos los Angeles y Santos del paraiso, como á Madre
"del Unigénito Hijo, y os consagro mi cuerpo con todos sus senti
dos: se reza otra Ave-María.
" Tercera.—Os venero con todo el corazon, Vírgen Santísima,
"sobre todos los Angeles y Santos del paraiso, como á Esposa ama-
"da del Espíritu-Santo, y os consagro mi corazon con todos sus
"afectos, pidiendoos que me alcanceis de la Santísima Trinidad to
dos los medios para salvarme: otra Ave-María (d).n
Respondo lo cuarto, que para acrecentar mas en todos los fie
les la devocion á María Santísima de los Dolores, y escitarlos á una
grata memoria de la pasion de su Hijo Jesus, concedió Pio VII
trescientos dias de Indulgencia (que se han de ganar una vez al
dia) á los que contritos de corazon rezaren siete Ave-Marías, y
los versos siguientes: Sancta Mater istud agas, Crucifixifige pla
gas Cordi meo valide.—Los que no sepan latin, digan estos:
Santa Madre de Jesus, imprime en mi corazon sus llagas y su
pasion, sus tormentos y su cruz.—A los que en el discurso de
un mes practiquen devotamente este piadoso ejercicio, concede ca
da mes Indulgencia plenaria, que conseguirán en un dia á su arbi
trio, en el que confesados y comulgados pidan á Dios por la Santa
Madre Iglesia. Las dichas Indulgencias pueden aplicarse tambien á
CUESTION XXXVI.
¿Hay Indulgencias concedidas en reverencia de los Angeles
y de los Santos?
[e] Vease la citada Coleccion, pág. 169.—[f] Lee el Diccionario de la lengua castella
na por la Academia española, en la palab. Patrocinio, 3.° edicion.—[g] Por su Breve Quan
tum ornamenti, que hallarás en el tomo 4.° de la Cronología Seráfica, pág. 378; y en las Adi
ciones á Ferraris.—[a] La dicha Coleccion, pág. 363.—El Diario Je Méjico de 7 de Junio
de 1808 en el tomo 8."
204
el artículo de la muerte á los que hayan frecuentado en vida el re
zo de la misma oracion, que es la siguiente.
[e] Véase Zug en el tomo 7.° del Bulario de los Capuchinos, pág. 423.
208
11. Beata Verónica de Julianis, capuchina.
14. San Buenaventura, Doctor.
24. San Francisco Solano.
agosto.—2. Santa María de los Angeles de Porciúncula.
12. Santa Clara, Vírjen. . .
16. San Roque.
19. San Luis, Obispo.
25. San Luis, Rey.
setiembre.— 11. Beato Bernardo de Ofida, capuchino.
17. Las Llagas de nuestro Padre San Francisco.
18. San José de Cupertino.
octubre.—4. Nuestro Padre San Francisco.
12. San Serafín, capuchino.
13. San Daniel, y sus compañeros mártires.
19. San Pedro de Alcántara.
23. San Juan de Capistrano.
26. Beato Buenaventura de Potenza.
noviembre.—12. San Diego.
19. Santa Isabel de Hungría.
28. San Jácome.
29. Los Santos de la Orden.—Para que ganen la Indulgencia
plenaria los religiosos, las monjas y los terceros, han de renovar
la profesion.
diciembre.—8. La Purísima Concepcion ( f).—Advierto que por
Decreto de la S. Congregacion de Indulgencias (g.), aprobado
por Clemente XII el dia 11 de Junio de 1732, está declarado
que las Iglesias, Capillas y Oratorios que tienen los capuchi
nos en las residencias y hospicios de las misiones, gozan de las
Indulgencias generalmente concedidas á todas las Jgleisiasde
su orden, con tal que las tales Iglesias y Oratorios sean públi
cos y fijos, y los fieles concurran á ellos á oir misa y recibir los
Santos Sacramentos, de lo cual hablaré cuando trate de las
misiones de infieles, cuestion 52.
Respondo lo quinto, que todos los fieles que visiten cualquier
Iglesia de los ermitaños del gran Padre San Agustin, ganan Indul
gencia plenaria en los dias siguientes (fe).
[/] He leído varios Añalejos de los capuchinos de la provincia de las dos Castillas (in
cluso el del presente año 1832;, impresos en Madrid con la licencia del señor Comisario de
Cruzada; y otro de la provincia de Toscann, impreso en Florencia pnra el año de 1824.—
[g] Hallarás este Decreto en Minderér, pág. 313; y en el tomo 1.° del Bulario de los Capu
chinos, pág. 191.—Lee tambien su Martirologio en el dia 2 de Agosto; y al P. Torrecilla en
el tomo 3.° de sus Consultas.—[A] He visto la Coleccion del R. Avila, y un Calendario de los
agustinos de la provincia de Andalucía &c.
209
CUESTION XXXVII.
ORACION . ,
OFRECIMIENTO
Devoto al Santísimo Corazon de Jesus, que se ha de rezar
delante de su Santa imagen.
"Yo N. N. para seros agradecido, y para reparar mi infideli
dad, os doy el corazon, y enteramente me consagro á Vos, amable
"Jesus mio, y con vuestra ayuda propongo de nunca mas pecar."
Respondo lo cuarto, que con Decreto de la Sagrada Congrega
cion de Indulgencias del 25 de Agosto de 1820, Pio VII concedió
perpetuamente á todos los fieles cristianos que rezaren con un co
razon contrito la siguiente oracion, compuesta, segun se dice, por
San Agustin, con cinco veces el Padre nuestro, el Ave-María y el
Gloria Patri, en memoria de la pasion y muerte de Jesucristo, la
Indulgencia de trescientos dias por una vez al dia, y la Indulgencia
plenaria á aquellos que habiéndola rezado cada dia en el mes, en
uno de los tres últimos dias confesados y comulgados, pidieren á
Dios segun la intencion del Sumo Pontífice. Las cuales Indulgen
cias pueden aplicarse tambien á las ánimas del purgatorio.
La señalada oracion puede decirse tambien por un agonizan
te, (y entonces se dice en el latin: libera me hunc farnulum
tuum N. agonizantem). Al fin se añaden cinco Padre nuestros, cin
co Ave-Marías y cinco veces el Gloria Patri, para conseguir las
referidas Indulgencias.
OREIWUS.
CUESTION XXXIX.
A los que rezan por los cristianos agonizantes, ¿hay algunas
Indulgencias concedidas'}
Deseando Pio VII con paternal afecto que todos los fieles de
Cristo sean ayudados en los últimos períodos de ía vida, en los cua
les la salud del alma está espuesta á mayor peligro de perderse
por toda la eternidad; y ademas de eso, queriendo escitar á todos.
Ios cristianos á dilatar las entrañas de su caridad hácia los que es-
tan en la agonía de la muerte, para que los socorran con fervien
tes oraciones en tan peligroso combate, abre perpetuamente los te
soros de las santas Indulgencias, para utilidad espiritual de los que
pidan á Dios por los prójimos que estan agonizando. Respondien
do pues á la cuestion,
Digo que Pio VII (6), con Rescripto y sucesivo Decreto
CUESTION XL.
¿Hay Indulgencias concedidas á los que besan el hábito religioso
de los órdenes Mendicantes, y á los que se entierran con él.
Muchos Pontífices, dice el B. fray Francisco de Posadas (a),
y entre ellos Clemente IV, Nicolas III y Urbano V, han concedi- .
do Indulgencias á los que besen los hábitos de las religiones, con
el fin de cscitar á los fieles á que los miren con el respeto y estima
cion que merecen. En esta suposicion
Respondo á lo primero, que á los fieles que besen con de
vocion el hábito del Sagrado Orden de Predicadores, concedió
Juan XXIII (b) la Indulgencia de cinco años y cinco cuarentenas,
la cual fue confirmada y aun concedida de nuevo por Inocencio VIH
en una Bula (c) de 26 de Julio de 1486, que he leido en el Bulario de
Bremónd.De esta Indulgencia participan, por concesion de Clemen
te VIH (rf), Sixto IV y otros Pontífices, los que besan con devocion
el hábito de los Menores (í¡), y demás órdenes Mendicantes: para
[<z] En la Vida del Patriarca Santo Domingo, lib. l.°, cap. 25.—Véase el P. Fuente en
bu Diario Histórico, dia 8 de Enero, núm. 2.— [b] Amórt en la Historia de las Indulgencias,
part. 1.», sec. 5.», núm. 39.— Barbosa, Suma de las Decisiones Apostólicas, palab. Hahitus,
mím. 6.—Fray Francisco Sanchez, en el Sumario de las Indulgencias de los Terceros de San
to Domingo.—Kerkove sobre nuestros Estatutos, cap. 4.°, §.^3.u, núm. 8.—[c] Empieza: Sa-
cer prazdicalorum, y es la 26 en el tomo 4.°— [d] La Bula de Clemente comienza: Batio. La
trae Keinfestuel en el tomo 5.° del Derecho, tít.37, núm. 57, 01 y 02.—La de Sixto IV em
pieza: Regimini. Es la 7." en el tomo 3.°, part. 3." del Bulario de Coquelines.—[e] Bordonio,
tomo 2.°, resol. 35, núm. 07.— Manuel Rodríguez, tomo 2.°, cuest. 77, art.ll.—Portel y Lan-
tusca en la pal. Habitas. —Aragonia, trat. 1.°, cap. 8.°, núm. 18.—Peirinis, tomo 1.°, núm. 5
sobre la Bula 3." de Sixto IV.—Pórres, Viva, Ferraría.
217
que á aquellos á quienes unen igual trabajo é iguales méritos, unan
tambien iguales privilegios y favores, dice Sixto IV; pues unidos
de esta manera con vínculo mas estrecho, asi á la Sede Apostólica
como entre sí mismos, se juntarán mas fácilmente para propagar
la gloria de Dios, y procurar la salvacion de las almas.—Los reli
giosos pueden ganar esta Indulgencia, pues no son de peor condi
cion que los seglares. Miremos, dice Lantusca, que abundante ma
teria de ganar Indulgencias traemos con nosotros mismos. No se
me oculta que Minderér ( /*), y solo porque Minderér lo dice, los
Ilustradores del Ferraris ponen en duda esta Indulgencia. A lo cual
Respondo lo primero, que si acaso en Alemania no estan en
uso las tales Indulgencias, en los dominios que son y han sido del
Rey Católico sí estan en uso; y que muchos fieles lo hacen con tal
devocion, que se hincan de rodillas para besar nuestro hábito y ga
nar así las Indulgencias.
Respondo lo segundo á los Ilustradores del Ferraris, que la
autoridad de Sebaldo Minderér no es irrefragable, él tiene sus des
cuidos como hombre que es, y como los tenemos todos; y así, aun
que yo muchas veces me conformo con su opinion, en otras no dejo
de impugnarle. Ni las Indulgencias dejarán de ser válidas, porque
la Iglesia no acostumbre á concederlas ahora por aquellas mismas
causas por las que solia concederlas en otro tiempo, como quiere
inferir Minderér. Ultimamente, asi este como aquellos pudieran
haber visto la concesion de que yo hablo en la Historia de las In
dulgencias de Amórt; y la confirmacion de ella por Inocencio VIII
en el tomo cuarto del bulario de los Predicadores, Bula vigésima
sesta de este Papa, sacada por el R. Bremond del archivo de su
orden de un autógrafo de Salamanca; y finalmente, pudieran haber
la visto en una Bula de Benedicto XIII (g) de 26 de Mayo de 1727,
que es la centésima septuagésima séptima en el tomo 12 del Bula-
rio romano nuevo. Luego no es cierto lo que dice Minderér de que
en el dia no suelen conceder los Papas semejantes Indulgencias.
A lo segundo respondo, que Leon X (/*.) concedió Indulgencia
plenaria á los fieles de uno y otro sexo que murieren con el hábito
[/] Minderér, part. 2.a, núm. 501; y part. 1.a, núm. 351.—Los Ilustradores del Ferra
ris en la pal. Habilus sobre el núm. 41; y en la pal. Indulgencia, art. 5.° sobre el núm. 47.---
[g] Empieza Pretiosus, }. 10.—Esta Bula no está revocada en las gracias que no perjudican
al derecho de los Obispos, como dice Guijarro en el 2.° tomo de su Teología Moral, píg. 139;
y yo lo he dicho al fin de la cuest. 11 de este tomo.—[h] Casa-Rubios en la pal. Indulgen
cias para los seglares. Tomás Montalvo en la Glosa de nuestros Estatutos, tomo 1.°, cap. 11,
art. 2.° desde el núm. 39.— Manuel Rodríguez, art. 10 do la cuestion dicha.—Peirinis en el
núm. 2.— Kacembergér, núm. 109 de las Indulgencias.—Aragonia, trat.7.°, cap. 6.°, núm. 12
y 13.—ferraris, pal. Indulgencia, art. 5." desde el núm. 37.—Minderér, part. h*, núm. 117.
218
de los frayles menores y se enterraren con él. Despues declaró (i)
que basta para ganar la Indulgencia, pedir el hábito y tenerlo so*
bre sí ó sobre la cama, y enterrarse con él aun cuando no se lo
pongan antes de morir.—El dar y bendecir los tales hábitos, toca
solamente, dice Sixto IV (j), á los Prelados locales en su distrito, ó
á sus Superiores, ó á quien ellos lo cometan. De tal suerte, que si re
cibes la mortaja de mano de un religioso que no puede darla, no
ganará la Indulgencia el difunto á quien amortajen con ella (le). Y
mucho menos la ganará aquel muerto á quien los herederos ó al-
baceas, por no pagar la limosna que se suele dar por un hábito re
ligioso, mandan vestirle una mortaja que se parezca al hábito. Véa
se sobre esto una Real orden de Fernando VII en el Noticioso de
la Habana de 12 de Setiembre de 1832.
Ademas de que todos los Mendicantes participan de la Indul
gencia plenaria concedida por Leon X, como dice Cavalieri, otros
Papas han concedido tambien Indulgencias á los que se entierren
con el hábito de otras religiones. Clemente XII, por una Bula (/)
de 9 de Diciembre de 1734, concedió á los fieles de uno y otro se
xo (verdaderamente contritos, confesados y comulgados si pudieren
ó por lo menos contritos, que antes de morir ó en el mismo artícu
lo de la muerte, en señal de penitencia interior pidieren con hu
mildad el hábito de los Servitas, y murieren con él, ó quisieren ser
enterrados con él) Indulgencia plenaria. Item: por el órgano de la S.
Congregacion de Indulgencias dió un Decreto Benedicto XII (11)
el dia 12 de Mayo de 1753, concediendo que cualquier cristiano
que mandare ó encargare que despues de su muerte se le vista y
entierre con el hábito de la orden de San Juan de Dios, sea parti
cipante de todas la Indulgencias que de cualquiera manera estan
concedidas á los que mueren en los hospitales de la misma or
den. Es asi que Paulo V (m) habia concedido Indulgencia plena
ria á los enfermos que mueran en los hospitales de San Juan de Dios,
con tal que en el artículo de la muerte se confiesen y comulguen
si pudieren; y sinó, por lo menos contritos invoquen devotamente
el Santísimo Nombre de Jesus con la boca; y sinó pueden, á lo me
tí] Amórt, Historia de las Indulgencias, pág. 129.—Kerkovc, cap. 4.°, }. 3.°, núm 5.—
Cavalieri, tomo 3.°, Decreto 195, núm. 5.—Talamanco en la pág. 423.—[j] En la Bula Au
rea, que empieza: Sacri Prcedicaterum, 1479.—Ea la 22 en el tomo 3.°, part. 3.» del Bularía
de Coquelines.—[k] Tellado, Prontuario de Terceros, cap. 4.°, }. 5.°, núm. 162—Arbiól,
Tercera Orden, part. 2.», cap. 10.— [I] Empieza: Unigeniti, y es la 147 en el tomo 14 del Bu-
lario de Coquelines.—Véase don Matías Vinuesa en el Verdadero Siervo de María, impre-
60 en Madrid 1820, cap. 13.—[11] Véase el dicho Decreto con las Reflexiones de Fr. Alon»
so Parra en el tomo 2.° del Buiario de San Juan de Dios, pág. 313 y 314 de dicha edicion—
[m\ Por su Breve: Cum certas de 19 de Febrero de 1607, que hallarás en el mismo JJulario,
tomo 1.°, pág. 92.
219
nos con el corazon, como dije en mi primer tomo al fin de la cues
tion 58; luego Benedicto XIV concede Indulgencia plenaria á los
que se entierren con el dicho hábito.
Infiere de todo lo dicho que los hábitos de las religiones se han
de respetar, y mirar con aprecio. Algunas veces, dice el Beato Po
sadas (n), ha castigado el Señor á los que se burlaron de ellos. Pues
¿qué hará, pregunta el mismo, con los que los sacan á las tablas
del teatro para representaciones vanas y tal vez lascivas, como su
cedió aqui en el Carnaval de este año de 1832, habiendo traido de
Paris (w) los vestidos de máscara? Con razon determina el primer
Concilio de Milan (o), que los que en las máscaras se ponen ves
tidos de clérigos ó de religiosos, ó que se parezcan á ellos en la for
ma, asi los que los visten como los que se los prestan ó dan, sean
castigados con graves penas; pues, como dicen nuestras leyes (p),
de aqui se han seguido innumerables ofensas á la Magestad de Dios,
y gravísimos inconvenientes.
CUESTION XLI.
ALIA ORATIO,
Dicenda ante Missam.
"O felícem Virum beátum Joseph, cui datum est Deum, quem
"multi Reges voluérunt videre & non vidérunt, audíre &, non au-
"diérunt, non solüm videre So audíre; sed portare, deosculári, ves-
"tíre, et custodír.e.
"V. Ora pro nobis, Beate Joseph.
"IjL Ut digni efficiámur promissiónibus Christi.
OREMUS.
"Deus, qui dedísti nobis regale sacerdótium, pra;sta quaesumus,
"ut sicut Beátus Joseph Unigénitum Fílium tuum natum ex María
"Vírgine suis mánibus reverénter tractáre méruit, et portare: itá
"nos fácias cum cordis mundítiá, et óperis innocéntia tuis sanctis
"Altáribus deservire, ut sacrosánctum Fílii tui Corpus &, sángui-
"nem hódié digné sumamus, et in futuro sáculo prremium habére
"mereámur aítérnum. Per cúmdem Christum Dóminum nostrum.
"Amen."
CUESTION XLII.
CUESTION XLIII.
ESTRACTO
CUESTION XLIV.
¿No esplicas de alguna manera la dicha Bula de Paulo V sobre
las Indulgencia de los Regulares?
Muchas son las cuestiones que suelen suscitar los autores so
bre la inteligencia de la referida Bula. Yo que miro á la brevedad,
asi como puse un resumen de ella en la cuestion pasada, asi tam
225
bien pondré brevemente en esta su esplicacion por el mismo orden
de los parágrafos, dejando para las cuestiones siguientes lo que no
pueda decir en compendio.
§§. 1.°, 2.°, 3.°, 4° y 18.—Por Regulares se entienden aqui (a)
todos aquellos que hacen los tres votos solemnes en alguna religion
aprobada. Tambien se entienden las religiosas de cualquier insti
tuto que sean, hora estén inmediatamente sujetas á la Santa Sede,
hora estén sometidas al gobierno de los Ordinarios, hora lo estén al
de los religiosos. La S. Congregacion de Indulgencias declaró (b)
en 8 de Mayo de 1713, que los Canónigos reglares estan com
prendidos en dicha Bula: lo mismo dió á entender en 19 de Junio
del mismo año acerca de los escolapios; y otro tanto resolvió en 26
de Noviembre de 1714 acerca de las canonesas reglares.
Los novicios en las cosas favorables se reputan comunmen
te por religiosos, y asi estan comprendidos en esta Bula (c), co
mo tambien las novicias. Los Regulares promovidos á los obispa
dos ó á otra cualquier dignidad, pueden ganar todas las Indulgen
cias de esta Bula, que no necesitan residencia en el claustro (d);
porque una vez que estan sujetos á todas las obligaciones de su re
gla (e) que se componen con su dignidad, no hay motivo para es-
cluirlos del goce de estas Indulgencias.
Varios Papas han estendido las Indulgencias de la dicha Bu
la á otros cuerpos y congregaciones. El mismo Paulo V, habiendo
espedido la Bula para los Regulares en 23 de Mayo de 1606, co
municó despues, por otra (/) de 30 de Octubre de 1619, todas y
cada una de las Indulgencias de la primera á los fray les ó .cape
llanes de las tres órdenes militares de Santiago, Alcántara y Ca-
latrava. Y su inmediato sucesor Gregorio XV, por otra Bula ( g)
de 27 de Setiembre de 1622, estendió á los caballeros de dichas
tres órdenes todas las referidas Indulgencias deque sean capaces.
El mismo Gregorio, por una Bula de 1621, concedió, dice Minde-
rér (/<), á los terceros seculares de San Francisco que puedan ga
nar todas las Indulgencias concedidas á los Regulares en comun.
Item: el año siguiente las estendió el mismo Papa (i) á los cofra-
[a] Minderér, part. 2.», núm. 374.—[6] Hallarás estas declaraciones en la Historia de
las Indulgencias de Amórt en el Suplemento.—[c] Amórt en la Teología, cuest. 19 de In
dulgencia?, núm. 8.—Bordonio, tomo 3.°, resol. 81, núm. 31.—Ferraris, Quintanadueñas.—
[d] Antonio de Pórres, lib. 2.° de Indulgencias, cap. 3.°—Pelizario, Manual de Regulares,
trat. 8.°, cap. 5.°, níím. 211. —Teodoro, Minderér, Jacinto Donato.—[e] Véase la Bula Cu*-
lodes de Benedicto XIII, que trae Ferraris en la pal. Habiíus, núm. 26.—[f] Empieza: Sin.
certejidei.— [g] Comienza: Aliis felicis. He visto las dos en el Bulario del órden de Alcán
tara, impreso en Madrid el año de 1759, pág. 669.— [h] Minderér, núm. 439.—La Bula em
pieza; Injuncti nobis.— [{] Por la Bula Pias Chritti, renovada por Inocencio XI.—El Suma
rio de las Indulgencias de los Cordígeros se halla en Minderér, página 447; y en Teodoro,
Apéndice á la 2.a part., $. 7.°
I
226
des del Cordon de nuestro P. San Francisco: así consta del Suma
rio de sus Indulgencias, aprobado por la S. Congregacion el dia 14
de Enero de 1681, y de las Rúbricas del Breviario Seráfico confir
madas por Inocencio XII, número 165.
§. 5."—Acerca de la Indulgencia plenaria concedida al novi
cio y á la novicia que toman el hábito religioso con el fin de pro
fesar, tengo por cierto que sino habiendo profesado (sea por el mo
tivo que fuere) vuelve á tomar el hábito en la misma religion ó en
otra, volverá á ganar la Indulgencia ( j), con tal que se confiese y
comulgue, y tenga intencion de profesar; pues el Papa no restrin
ge la concesion á una vez sola.
§. 6.°—Por la misma razon si un religioso verdaderamente
profeso se pasase á otra religion legítimamente, y en ella fuese no
vicio y profesase, ganaria Indulgencia plenaria otras dos veces (fe),
una cuando entrase en el noviciado, y otra cuando profesase.
Si una novicia de Santa Teresa, ó un novicio de San Fran
cisco, ú otro de los que tienen comunicacion de privilegios, profe
san en el artículo de la muerte antes de cumplir el año de la apro
bacion, como por indulto de San Pio V (f) pueden hacerlo estando
en edad competente, ganarán, dice Minderér (//), la Indulgencia
plenaria concedida por Paulo V á los que profesan. Si murieren de
aquella enfermedad, podrán ganar la plenaria que concede el mis
mo Paulo á los religiosos en el §. 8.° para el artículo de la muer
te; mas si convalecieren é hicieren otra vez la profesion como de
ben, ganarán otra vez la Indulgencia plenaria concedida en este
parágrafo á los que profesan: véase lo que dije en la cuestion ses-
ta de este segundo tomo sobre el referido indulto. Tambien puedes
leer sobre la renovacion de la profesion religiosa lo que escribí en
la cuestión séptima.
§. 7.°—Por fiesta principal de una orden, se entiende la del
fundador ó fundadora si estan canonizados; y sino lo estan, se en
tiende aquella fiesta que en toda la orden se reputa comunmente
por mas solemne, segun dicen Bordonio y Pelizario.—Aquellas pa
labras viviendo dentro de los claustros de su convento que se ha
llan en este párrafo y en el undécimo, se han de tomar latamente,
como afirma Sebaldo Minderér (wi). Véase la cuestion siguiente.
Para consuelo de los religiosos y religiosas enfermas, advier-
\j\ Minderér, núm. 410.—Pórres,lib. 1.p, cap. 5.°, núm. 1.—Miguel de Zug sobre la di.
cha Bula de Paulo V, que está en el tomo 6." del Bulario de los capuchinos, pagina 352.—
ffc] P&rres, núm. 2.—Pelizario, trat. 8.°, cap. 5.°, núm. 185.—[l] En su Bula Summi Saeer-
«ottí, que es la 109 en el tomo 2.° del Bulario romano; y la 152 en el tomo 4.°, part. 3¿" del
de Coquelines.— [11] Minderér desde el núm. 411.—Portel en la palabra Novicia, núm. 5.—
Porrea, núm, 3.—Pelizario, trat. 8,°, cap. 2.°, núm. 10 y 11.—[mj En los núm. 390 y 391.
227
to que en el año de 1609 declaró Paulo V á la Congregacion de
Santa María de Fevilláns, que los Regulares enfermos y ancianos
que no pueden ir á la Iglesia, puedan conseguir las Indulgencias
concedidas por él en la sobredicha Bula aun estando en la cama,
con tal que hagan alguna obra piadosa al arbitrio del Confesor. Así
lo refieren Peirinis (w), Rotario, Teodoro, Minderér y otros mu
chos que he leido.
Item. Benedicto XIV (ñ) el dia 11 de Setiembre de 1755 con
cedió benignamente á los frayles y monjas sujetos al Ministro ge
neral de la orden de menores observantes de San Francisco, que
por vejez, enfermedad ó flaqueza estan en las enfermerías, que pue
dan ganar todas las Indulgencias hasta entonces concedidas, y que
se concedan en adelante por los Sumos Pontífices á las Iglesias do
la misma orden, con la condicion de que visiten la Capilla ú Ora
torio de la enfermería, y hagan las demas obras que se señalan.
Ultimamente, Benedicto XIII el dia 24 de Abril de 1725, y
el dia 30 de Enero de 1726, concedió (o) á los frayles y monjas ca
puchinas que vivan en las enfermerías de los conventos, y á los ca
puchinos aun cuando estén en lugares donde no hay enfermerías
con Iglesia propia, que puedan ganar todas las Indulgencias de su
órden, ó practicando lo que se manda, ó haciendo otras cosas que
puedan en las que sean conmutadas por el Prelado ó por el Confesor.
De estas gracias participan todas las religiones (p) que tie
nen comunicacion de privilegios; por lo cual omito otras concesio
nes pontificias que trae Fr. Manuel Rodriguez (y), las cuales fue
ron hechas antes de la revocacion de Paulo V.
8.°—La Indulgencia plenaria que nos concede aqui este
Pontífice á los Regulares de uno y otro sexo para el artículo de la
muerte, es la mas cierta de todas, y la mas fácil. Es la mas cierta,
porque las otras que los Papas antecesores de Paulo V nos conce
dieron para dicho artículo, opinan algunos autores (r) que entran
en la revocacion de que tratamos; pero esta que nos concede Pau
lo V, ninguno la niega ni aun la pone en duda. Es tambien la mas
[n] Lorenzo do Peirinis, tomo 2.° sobre la Bula 8.a de Paulo V.—Tomás Rotario, to
mo 3.°, lib. 2.°, cap. 2.°, punto 2.°—Teodoro, part. 2.», cap. 2.°, art. §. 8.°, cuest 2.*—
El Compendio de los Privilegios de los Jesuítas, pal. Indulgencia, }. 30.—Gaudencio Bon.
tempe en el Paladion Teológico, tomo 7.°, trat 8.°, disp. 2.», cuest. 11, núm. 77.—Aragonia,
Ferraris, Kacembergér. —[*] Véase el Breve Calestium munerum, que se halla en Ñapoles,
tomo 4.a de la Cronología Seráfica, pág. 152: en Minderér, pág. 339; y en el Ferraría, pala
bra Indulgencia, art. 5.°, núm. 80.—[o] Miguel de Zug en el tomo 1.° del Bulario de los Ca
puchinos, pag. 168 y 170.—[p] Ferraris, art. 5.°, núm. 74.—Fr. José de Avila en la Colee,
cion de las Indulgencias de Méjico, desde la pág. 146.—[q] En el tomo 2.°, cuestion 102,
art 1.°—fr] Paserino, cuest. 108 de las Indulgencias, núm. 877.—Am&rt, núm. 3.—Minde
rér, núm. 378.—Teodoro, }. 2.°, cuest 2.»—Zug en el tomo 6.°, pág. 351.
228
fácil; porque todas las otras, ademas de que algunas de ellas fueron
concedidas por los Papas con unas condiciones duras, necesitan in
dispensablemente de que un Sacerdote las aplique; pero esta ni aun
necesita de aplicacion. No os pido, Jesus, otro premio por el inmen
so trabajo que he tenido en componer la presente obra, que el
que me concedais esta misma Indulgencia de que voy hablando.
Nos la concede el Pontífice á todos los Regulares para el artículo
verdadero de la muerte; por lo cual, si el religioso ó la religiosa que
estan enfermos no mueren de aquella enfermedad, no la ganan por
entonces. Para que puedan ganar las otras, si es que no están re
vocadas como opinan los mas (*) y yo con ellos, aplíqueselas el Con
fesor ó el Prelado y déles la absolucion plenaria, usando de la fór
mula acostumbrada que traen nuestros Breviarios y Diurnos; pero
teniendo cuidado de omitir aquella cláusula: Quodsi hacvice non
discésseris ¿pe, segun dije en el tomo primero al fin de la cues
tion 63. Esta aplicacion servirá de mucho consuelo al enfermo, le
moverá á invocar repetidas veces el Santísimo Nombre de Jesus,
á hacer actos fervorosos de contricion y de amor de Dios, y á espe
rar de su misericordia infinita la eterna gloria.
§. 9.°—Sobre la Indulgencia concedida en este párrafo, opi
nan algunos (í) que los religiosos que celebran en el mismo dia y
en la misma Iglesia en que otro Regular dice la primera misa, ga
nan la Indulgencia plenaria, aunque no asistan á la misa nueva. A
mí no me acomoda esa opinion; pues soy de sentir con otros auto
res (u), que el Papa siempre supone la asistencia á la dicha misa,
y de consiguiente no es preciso celebrar ó comulgar en la misma
Iglesia donde se dice la misa nueva, con tal que se haga el mismo
dia. Estiéndese la dicha Indulgencia: lo primero, á todos los religio
sos que asisten á la misa nueva de otro Sacerdote regular, aunque
sean de religion diferente: lo segundo, á todas las monjas (de cual
quier orden é instituto que sean) que habiendo confesado y comul
gado, asistan á la sobredicha misa; y lo tercero, á los novicios y
novicias.
Los seglares que oigan esta misa no ganan Indulgencia ple-
[s] Gobát, part. 2.a de su Tesoro, núm. 547.—Peirinis sobre la Bula 8." de Paulo V,
núm. 10.—Elias de San Francisco en la sec. 2.a de las Indulgencias.—Alonso Parra en el to
mo 1.° del Bulario de San Juan de Dios, pág. 96.—Cavalieri y otros muchos que he citado
en el primer tomo.—[l] Luis Guerra en el tomo 4.° de su Bulario, pág. 3 de la edicion vene-,
ciana 1772.—Bordonio, núm. 17.—Pórres en los núm. 11 v 12.—Francisco Lumbier, Frag
mentos Morales, núm. 1124.—[u] El Illmo. D. Fr. Benito Üria, Instruccion Monástica, con
ferencia 4."—Caramuel, tomo 2.°de la Teología Regular, núm. 2847.—Jansen, caso 102 de su
Teología Moral, núm. 14.—Lacroix, lib. 6.°, núm. 1389.—Viva, Apéndice de las Indulgen
cias, }..3.°—Tellado, Prontuario de Terceros, cap. 4.°, núm. 45.—Alonso Pana en la págU
na 92 del tomo 1.Q
229
naria, como dice por equivocacion Fr. Sebastian de Málaga (r),
sinó tres años y dos dias de Indulgencia, concedidos, segun dice
Minderér (x), por Honorio III, Gregorio IX y otros Papas á los
fieles que oyesen la .primera misa de los Regulares. Mas no creas
que para ganar las tales Indulgencias es menester besar la mano
al Misacantano ó Sacerdote nuevo; pues aunque esta es una accion
muy loable, los Papas no han concedido las Indulgencias sinó por
asistir con devocion á la misa.
§. 10.—Ademas de la Indulgencia plenaria concedida por Pau
lo V á los Regulares que hagan ejercicios espirituales por diez dias,
Alejandro VII, por un Breve (//) de 11 de Junio de 1659, concedió
otra á los franciscanos observantes de la familia ultramontana que
hagan los dichos ejercicios por ocho dias. Esta Indulgencia se nos
comunica á los franciscanos de la familia cismontana, y á todas las
personas de ámbos sexos sujetas á la obediencia ó direccion del Mi
nistro general de toda mi orden, por un Breve (z) de Inocencio XI
de 5 de Setiembre de 1686.
El mismo Alejandro (a) en 12 de Octubre de 1657 habia con
cedido otra plenaria á los Jesuitas, á los Regulares de cualquiera
orden, y á todos los eclesiásticos y seglares que en las casas de la
Compañía de Jesus hiciesen ejercicio por ocho dias, segun la loable
costumbre de dicha orden; y Benedicto XIV (6), en 15 de Julio
de 1749 y en 16 de Mayo de 1753, estendió la misma Indulgencia
á los que por cinco ó seis dias contínuos hiciesen los sobredichos
ejercicios en cualquiera parte, bajo la direccion de los Jesuitas, to
das cuantas veces los hicieren. Y pues he hablado de ejercicios,
pondré aqui otras dos concesiones por lo útiles que pueden ser.
Clemente XII (c), á instancia de muchos Obispos de España,
concedió otra Indulgencia plenaria á todo el clero secular de los
dominios del Rey Católico, que en alguna casa regular ó piadosa
hicieren ejercicios espirituales por diez dias contínuos, confesándo
se y comulgando en el mismo tiempo, todas cuantas veces hicieren
dichos ejercicios; para lo cual concede (una vez en el año) á los
[d] Por su Breve Cun sicul aeeepimus, que he leido.— [e] Laurea en el Epítome de lo»
C&nonee, palabra Regularium Indulgenti<e.—G<AAt, Tesoro de Indulgencias, num. 5tt.—
[/] Antonio de Porree, Tratado de Indulgencias, üb. cap. 5.°, núm. 57.
231
mencionadas en el parágrafo séptimo.—Véase la cuestion vigési
ma del tomo primero.
§, 19.—Las Indulgencias pues que Paulo V revocó por esta
Bula, son solamente aquellas, dicen Mateuci (g) y Minderér, que
directa, principal é inmediatamente habia concedido hasta enton
ces la Santa Sede á los Regulares de uno y otro sexo.—Pondré al
gun ejemplo. Inocencio VIII (h) concedió á los frayles menores
que celebrasen ó comulgasen en las fiestas de nuestro Señor y de
nuestra Señora, Indulgencia plenaria, la cual estendió Leon X á
las monjas de Santa Clara, para cada dia que comulgasen. Estas
Indulgencias, dice Reinfestuel (i), entran en la revocacion de Pau
lo V.—Julio II concedió á la Congregacion Lateranense (j), que
rezando en la Iglesia el Miserere y una oracion por el Papa, con
siguiesen todas las Indulgencias concedidas á las Iglesias de todo
el mundo. Estas Indulgencias, dice Minderér, entran en la revoca
cion de Paulo V. Leon X concedió Indulgencia plenaria á los me
nores, cada vez que dijesen ú oyesen la misa de la inmaculada Con
cepcion de María, y orasen por Su Santidad y por toda la Iglesia;
despues la amplió á las clarisas para cada vez que la oyesen,
stas Indulgencias entran en la revocíicion de Paulo V. Por qué?
Porque todas las dichas Indulgencias habian sido concedidas por
los Papas á los Regulares, en atencion á su estado religioso, dice
Bremond.
Pero no revocó Paulo V á los Regulares las Indulgencias con
cedidas indiferentemente á todos los fieles; pues los religiosos no
son de peor condicion que los demas cristianos. Tampoco les re
vocó las Indulgencias locales; esto es, las concedidas á las Iglesias
de los Regulares, ya porque así consta de una declaracion que dió
el mismo Papa (k) á la Congregacion de Fevilláns en 28 de No
viembre de 1606, de otra de la S. Congregacion de Indulgencias (l)
en 1 de Setiembre de 1607, y aun de otra de la S. Congregacion
de Obispos (M) en 21 de Agosto de 1615; ya tambien, porque de
otro modo hubiera revocado las Indulgencias plenarias concedidas
á todos los fíeles que visitaran las Iglesias de los Regulares; lo cual,
dice Pignateli (m), ninguno hasta ahora ha tenido el atrevimiento
[g] Mateuci sobre la prop. 37 condenada por Alejandro VII.—Minderér en los núm. 375
y 376—Amórt en sn Historia de Indulgencias, cuest. 50. —Bremónd, tomo 8.°, trat. de Con.
sensu Bvllar, tít. 1.°, cuest 9.», núm. 32.—[h] Véase Manuel Rodríguez, tomo 2.°, cuest. 87,
art. 2.» y 4.°—Y la Bula Cum sicut de 29 de Marzo 1515, la 9.» deXeon X en el Bulario ro
mano, }. 6.°—[i] En la Teología Moral, tomo 1.°, cuest. 6." de las Indulgencias.— [j] Véase
Viva en el Apéndice de las Indulgencias, }. 3.°— [k] Juan Bautista Pitoni en las Decisiones
pan los Regulares, tomo 2.°, núm, 1685.—Minderér, núm. 376.— [Z] Angel Lantusca en la
pal. Canfraternüas.—Peirinis en las Adiciones al 2.° tomo, cap. 5.°, núm. 82.—[U] Gavan-
to, Manual de Obispos en la pal. Indulgeniúz.— [m] Jacobo Pignateli en el tomo 6.°, cons. 90.
232
de afirmar.—Ni revocó, dicen Lezana (n) y el capuchino Zug, las
que por súplicas de los religiosos ó por respecto á ellos habian con
cedido los Papas á cualesquiera personas seculares. Tal es la In
dulgencia de tres años y tres cuarentenas (ñ), que concedió Urba
no VI en el año de 1378 á los que llamen á los carmelitas religio
sos de la gloriosísima Madre de Dios y siempre Virgen María
del Carmen; y las que á instancias de los mismos carmelitas con
cedió Sixto V en 1587 á los que pronuncien con reverencia el San
tísimo Nombre de Jesus, segun dije en la cuestion 23 de este tomo.
Sobre las Indulgencias concedidas á favor de las ánimas del
purgatorio, es opinion comun, dice Minderér (o), que ni las Indul
gencias de los altares privilegiados, ni las otras que habian sido
concedidas directamente á los difuntos, aunque hayan sido religio
sos, entran en la revocacion de Paulo V: así lo declaró el mismo (p)
á la dicha Congregacion de Fevilláns en 23 de Febrero de 1609.
Y así, no está revocada la Indulgencia plenariaque por instancias
de los menores descalzos de la provincia de San Gabriel, conce
dió Clemente VIII (<y) en 20 de Junio de 1596 á favor de cual
quiera religioso difunto de la referida provincia, de sus padres, y
de aquellos bienhechores insignes, que hospedando á los religiosos
en sus casas tengan carta de hermandad; del cual privilegio, co
mo dice Peirinis, participan todos los órdenes mendicantes. Por
tel (r) cree que esta Indulgencia, en cuanto toca al religioso difun
to, fue revocada por Paulo V; y lo mismo insinua Montalvo. Mas
yo creo todo lo contrario; pues ademas de la declaracion sobredi
cha del mismo que revocó las Indulgencias, el Ilustrísimo Cara-
muél (s), que nació en Madrid el mismo año y dia en que Paulo V
anuló en Roma las Indulgencias de los Regulares, nos cuenta que
habiendo suplicado sus hermanos los cistercienses á dicho Papa
que renovase otra Indulgencia semejante, concedida por Grego
rio XIII en el año de 1577, se negó á ello, diciendo: Yo no revo
qué las Indulgencias que estaban concedidas á las ánimas del
purgatorio; la cual respuesta, como dice este sabio, se ha de no
tar y tener presente. ..
En cuanto á las Indulgencias que hasta el año de 1606 habian
[n] Lezana en la Sumo, pnlabra Indulgencia, núm. 13.—Zug en el tomo 6.°, pág. 351.
[ñ] Teófilo Rainaudo en el tomo 7.°, pág. 256.— [o] Minderér, part. 2.», núm. 164 y 383.—
Don Pr. Benito Uria en el lucrar citado.—Diana Coord en eltomo4.p, trat. l.°, resol. 29; y
trat. 5.°, resol. 40.—Reintestuel, Amúrt, Ferraris, Teodoro, Miguel de Zug— [ pj Citan esta
declaracion Minderér y otros.—[q] Por su Bula De omnium salute, de la que hice mencion
en el tomo 1.°, cuest. 19.— [rl i'ortél en los Dubios Regulares, pal. Indulgencia.—Montalvo
en la Glosa, tomo 1.°, cap. 13, art 8.°, mim. 17.— [s] Caramuel en el tomo 2.° de la Teolo
gía Regular, núm. 2854 y 2855.—Pascualigo del Sacrificio de la Misa, tomo 1.°, cuest. 760.
233
sido concedidas directa é inmediatamente á los religiosos vivos, con
facultad de aplicarlas por los difuntos, convienen todos en que fue
ron revocadas á los vivos por Paulo V. Pero si este Papa las revocó
tambien para los difuntos ó no, hay diversas opiniones. Amórt (<),
Minderér, Teodoro del Espíritu-Santo y Miguel de Zug, opinan
que sí. Pelizario (u), Ilsung, Lezana y Paserino, tienen por proba
ble que no. Yo sigo la opinion primera; pues quitado lo principal,
parece que se quita lo accesorio (r).
Ultimamente, no habiendo Paulo V por esta Bula revocado
las Indulgencias sino á los Regulares que hacen los tres votos so
lemnes, se sigue de aqui que no haciendo tales votos los terceros,
ya vivan fuera de los claustros ó ya dentro de ellos, no estan com
prendidos en dicha Bula. Así lo declaró la S. Congregacion de In
dulgencias en un Decreto que confirmó despues Inocencio XI, por
un Breve (x) de 10 de Octubre de 1686.
Concluyo esta larga cuestion, advirtiendo que las Indulgencias
revocadas por Paulo V á los Regulares en 23 de Mayo de 1606,
no habian sido revalidadas hasta el 19 de Marzo do 1666, segun
consta de la proposicion trigésima séptima condenada por Alejan
dro VII; ni hasta el 7 de Marzo de 1678, segun lo declaró la S.
Congregacion de Indulgencias en un Decreto aprobado por Ino
cencio XI; ni sabemos en fin que hasta el presente año de 1839 las
haya revalidado ningun Papa, de lo cual parece que se olvidan al
gunos regularistas.
CUESTION XLV.
Cuando el Prelado regular envia á sus subditos Juera del con
vento á pedir limosna, á confesar, á hacer mision ¿fe, ¿po-
drán estos ganar fuera de casa las Indulgencias concedidas
por Paulo V en los §§. 7.° y 11 de la dicha Bula?
Respondo con Minderér (a) que las ganarán, con tal que vi
siten alguna Iglesia de su órden si pueden; y sino pueden, visiten
la Iglesia del pueblo ó lugar donde se hallan.—Pruebo esta con
clusion. Lo primero, porque es doctrina bastantemente comun (6)
[í] Amórt en la Teología, cuest. 19, núm. 4.—Minderér, núm. 382.—Teodoro en el }. 2.",
cuest. 3.*—Miguel de Zug en el Bulario de los Capuchinos, tomo 6.°, pág. 351.—Cavalieri
an el Diálogo sobre la Sagrada Correa, núm. 255.—[u] Pelizario, trat. 8.°, cap. 5.°, núm. 181
y 182—Jacobo Ilsung, Teología Práctica, trat. 1.°, disp. 3.», núm. 74 —Lezana en la palab.
Indulgencia, núm. 12.—Paserino, cuest. 108 de Indulgencias, núm. 881.—Peirinis, tomo 2.°,
en los núm. 7 y 8 sobre la Bula 8.* de Paulo V.— [d] Segun la Regla 42 del Derecho en el
Scsto.—[x] Empieza: Aliás, y se halla en Minderér, pág. 377; y enPerusino, part. 1.», pági
na 272.—[a] En los núm. 390 y 391.— [6] Bordonio, tomo 3.°, resol. 81, núm. 17—Manuel
Rodríguez, tomo 2.a, cuest. 2.', art. 8.°—Vidal, cuest. 2.a sobre la propos. 37 condenada por
Alejandro Vlll—Pelizario, núm. 188.—Oobát en el Tesoro, núm. 342.
234
que aquellos religiosos que ordinariamente viven en el convento,
aunque por disposicion de los Prelados esten fuera de él por algun
tiempo, predicando, pidiendo limosna ó empleados en otro cualquier
ministerio que pertenece al convento, no por eso se dice que viven
fuera del claustro, sino dentro de él. Y esa pudo ser la causa de
que Barbosa (c) y Kacembergér, afirmáran que Paulo V habia con
cedido las Indulgencias de la sobredicha Bula á todos los Regula
res, que ó vivan dentro de los claustros, ó fuera de ellos con licen
cia de sus Superiores.—Acerca de los misionarios que por orden
de sus Prelados se ocupan en hacer misiones por los pueblos, se re
puta, dicen Solórzano (d) y Montenegro, que viven dentro de los
claustros aun cuando esten fuera de ellos, como lo declaró el Sumo
Pontífice Clemente VIII por un Breve de 5 de Mayo de 1595, y lo
mismo declaró despues acerca de los doctrineros ó párrocos regula
res en las Indias; cuyos Breves hallarás en Fraso(c), y unestrac-
to de ellos en los Fastos del Nuevo-Mundo.
La segunda prueba de la conclusion se funda en una declara
cion de Paulo V, que trae Alejandro Peregrino en el Compendio de
los Privilegios de los Clérigos Reglares ó Teatinos, parte primera
en la palabra Indulgencia, por la que se dignó declarar que los reli
giosos que con licencia de sus Superiores se hallen fuera de sus con
ventos, puedan ganar las dichas Indulgencias visitando las Iglesias
donde moran. Y aunque yo no he podido hallar á Peregrino por
mas diligencias que he hecho, son tantos y tales los autores que le
citan, que seria una temeridad el negarlo; pues veo que le citan
acerca de la declaracion referida Lorenzo de Peirinis (/), Juan
Bautista Lezaná, Eligio Baseo, Antonio de Pórres, Minderér, Bon-
tempo, Miguel de Zug y Teodoro del Espíritu-Santo. Y á la ver
dad, habiendo estendido Paulo V en 30 de Octubre de 1619 las In
dulgencias de los Regulares á los freyles de las órdenes militares
de Santiago, Alcántara y Calatrava, con esta cláusula: ó ya cica»
en sus conventos, ó ya fuera de ellos por mandato de sus Supe
riores, ¿qué mucho es que hiciera esta misma declaracion para to
dos los Regulares?
Advertencia.—Gregorio XV, inmediato sucesor de Paulo V,
[c] Barbosa en la Suma de las Decisiones .Apostólicas, palab. Iniulgenti*:, núm. 4.—
Kacembergér, mlm. 78 de las Indulgencias.—[d] Juan de Solórzano, Política Indiana, tomo
2.°, lib. 4.°, cap. 18, núm. 29; y cap. 16, núm. 38.—Montenegro en el lib. 5.° de sultenera-
rio, trat. 1.°, sec. 25, núm. 7.—Pitoni en el tomo 2.° de las Decisiones para los Regulares,
núm. 1260.—[e] Pedro Fraso del Real Patronato de las Indias, tomo 2.°, cap. 56, núm. 27
y 32.—Domingo Muriel en la Bula 186, y en la 197— [/] Peirinis, núm. 1 sobre la dicha
Bula 8.*—Lezuia, pal. Indulgencia, núin. 9.—Baseo en el tomo 1.° de las Flores de la Teo
logía, pal. Indulgencia, art. 2.°, núm. 12.—Pórres, lib. 1.°, cap. 5.°—Bontempo en la cuest.ll
de las ladulgenciae, núm. 77.—Zug en el tomo 6.°, pág. 355.—.Teodoro, $. 3.°, cuest. 2.»
235
por un Breve (g) de 10 de Noviembre de 1622, confirmado por Ino
cencio XI, como dije en la cuestion trigésima primera de este tomo,
concedió á los cofrades del Cordon, que por distancia, enfermedad u
otro legítimo impedimento no pudiesen visitar las Iglesias de la or
den para ganar las Indulgencias, que rezando cinco veces el Padre
nuestro, el Ave-María y el Gloria Patri en honra de las cinco lla
gas de nuestro Señor Jesucristo y de nuestro P. San Francisco, ga
nen las Indulgencias como si personalmente visitaran dichas Igle
sias; y que puedan aplicarlas por las ánimas del purgatorio. De
estas gracias participamos los menores, clarisas y terceros de San
Francisco (A), por la mutua comunicacion de privilegios é Indul
gencias que tenemos unos con otros, concedida por Inocencio XI é
Inocencio XII, segun dije en la cuestion 31, suposicion segunda.
CUESTION XLVI.
Sobre el §. 11 de la misma Bula. El religioso que en todos los
dias ael año visita su Iglesia, y pide á Dios por la concor
dia entre los Príncipes cristianos, eslirpacion de las here-
gtas, exaltacion de la Santa madre Iglesia y salud del Roma
no Pontífice, ¿ ganará todos los dias del año las Indulgen
cias de las Estaciones de Roma?
Ha habido algunos escritores que no se atrevieron á resolver
esta duda; tales fueron Paserino (a), Avendaño y el Reverendísimo
Samanjego. Otros hubo, entre los cuales he leido á Pórres (6), Pe
dro Bote y Leandro de Murcia, que sostuvieron la afirmativa. Sin
embargo de eso
Respondo con el Cardenal de Laurea (c), Nogueira, Peirinis,
Minderér y otros muchos, que el religioso ó la religiosa que visitan
todos los dias del año su Iglesia y piden á Dios por las necesidades
dichas, no ganan ni pueden ganar en todos los dias del año las In
dulgencias de las Estaciones de Roma.—Esta conclusion es para
mí ciertísima, por las razones siguientes:
[g] Empieza: Pias chrixti, y se halla en fray Francisco Diaz de San Buenaventura, Di-
rectorio de las Tres Ordenes, impreso en Roma 1689, pág. 9. —[h] Ferraris en la pal. /ñau/.
gencia, art. 5.°, núm. 12.—[a] Paserino en la cuest.101 de la obra de Indulgencias, núm.786.—
Diego de Avendaño en el tomo 1.° del Tesoro Indico, tit. 5.°, núm. 296.—El Reverendísimo
fray José Jimenez Samaniego en el lugar que citaré en el argumento.—[6] Pórres, lib. 1.°
de Indulgencias, cap. 5.°, pregunta 10.—Bote, Tesoro de la Doctrina Cristiana, tomo 3.° en
ol Sumario de las Indulgencias de los Religiosos.—Murcia sobre la Regla de San Francisco,
cuest. 21 sobre el cap. 6.°, núm. 17. —[c] Laurea en el Epítome de los Cánones, pal. Regu-
larium Induigentice.—Luis Nogueira sobre la Bula de la Cruzada, disp. 10, sec. 4.»—Peiri
nis, tomo 2.° en el núm. 3 sobre la Bula 8.» de Paulo V. —Minderér, part, 2,», núm.. 216.«»
Juan Pabk) Paravicino en el tomo 3.° de su Poliantea de Cánones &c.
236
Primera.—El fin que tuvo Paulo V en la constitucion sobre
dicha fue, segun dice Benedicto XIV el de reformar y mode
rar las Indulgencias de los Regulares: el de quitar la confusion que
de su muchedumbre se originaba, dice el mismo Paulo en el exor
dio de su Bula. Luego no es de creer que nos concediera para todos
los dias del año las Indulgencias de las Estaciones; porque á la ver
dad, ¿qué moderacion seria concedernos á los Regulares que vivi
mos con quietud en los claustros la consecucion diaria de las In
dulgencias estacionales, cuando los pobres peregrinos que se can
san y se fatigan para llegar á Roma, aunque visiten las Iglesias
de las Estaciones todos los dias del año, no pueden ganar en todos
ellos las Indulgencias estacionales, sino solamente en aquellos dias
que son propios de las Estaciones?
Segunda.—Aquellas palabras de la concesion: en todos los
dias (Nota 49), no significan todos los dias del año, sino todos los
dias de las Estaciones (e); pues, como dice el Cardenal Tusco (f),
el adverbio perinde significa toda semejanza. Es asi que Paulo V
no concede á los Regulares que visiten sus propias Iglesias, sino
las Indulgencias que por visitar en los dias de Estacion las Iglesias
de dentro y fuera de Roma consiguen los seculares; luego es claro
que los Regulares aunque visiten sus Iglesias todos los dias del
año, no ganan ni pueden ganar las Indulgencias estacionales en
todos los dias del año, sino en los dias de las Estaciones.—Es indu
bitable que los que estan viviendo en la ciudad de Roma, aunque
visiten personalmente todos los dias las Iglesias de las Estaciones,
no ganan las Indulgencias estacionales todos los dias; pues ¿cómo
es creible que todos los dias las ganemos nosotros, que viviendo con
tranquilidad en el claustro no tenemos que dar sino cuatro pasos
para visitar nuestra Iglesia?
Tercera.—A continuacion del §. 1 1, en que concede Paulo V
á los Regulares las Indulgencias de las Estaciones, Ies concede lue-
. go en el 12 cinco años y cinco cuarentenas de Indulgencia para
cada dia del año en que recen cinco Padre nuestros y cinco Ave-
Marías en su Iglesia. Ahora bien: si Paulo V hubiera concedido á
los Regulares que ganasen todos los dias del año las Indulgencias
[Nota 49.]—Pondré 4 la vista las mismas palabras de la Bula.—}. 11. "Religiosi intra
"claustra viventes, qui suam Ecclessiam devoté visitáverint, et ut pnefortur, oráverint, con-
"sequantur easdem Indulgentias, quas visitantes Ecclesias Urbis S¿ extra eam diebus statio-
"num consequuntur, in omnibus diebus, perindé ac si ipsas Urbis Ecclesias personaliter visi-
"tarent."— [d] En la Bula Ad Romanum Pontificem, que es la 41 en el tomo 3.° de su Bu-
lario, }. 2.a—[e] Véanse los Ilustradores del Fuero de la Conciencia sobre la proposicion 37
condenada por Alejandro VII Y Minderér, núm. 216.—[/] Domingo Tusco en el tomo 2.°
de sus Conclusiones Prácticas del Derecho, letra D, conclusion 375, núm. 12 y 13.
. 237
de las Estaciones, que son ciertamente grandes, ¿es creible que Ies
hubiera concedido por la misma obra otras Indulgencias menores?
¿Qué religioso al visitar su Iglesia hubiera hecho caso de las In
dulgencias menores^ pudiendo ganar otras mayores con aquella mis
ma visita? Es muy regular que ninguno. Luego Paulo V ¿concede
ria estas Indulgencias menores, no habiendo de hacer caso de ellas
los Regulares? ¿Qué, las concederia no mas que para ostentar su
poder? Así parece que se sigue, si es que los Regulares tuviesen
motivo para apreciarlas. ¿Y quién ha de creer que hiciera eso Pau
lo V en una Bula en que se ponia de intento á moderar las Indul
gencias de los Regulares? ¿En una Bula, espedida de acuerdo con
los Cardenales que habian discutido muchas veces la materia que
en ella se trata: yo no lo creo ciertamente. Lo que sí creo es, que
Paulo Y concedió á los Regulares en el §. 11 de su Bula las Indul
gencias estacionales para todos los dias en que hay Estacion en
Roma, y en el 12 les concedió cinco años y cinco cuarentenas de
Indulgencia para todos los demas dias del ano.
Cuarta.—En fin, aun dado caso que Paulo V nos hubiera con
cedido á los Regulares las Indulgencias de las Estaciones para to
dos los dias del año (loque se me hace increible), la tal concesion
estaria ya modificada en cuanto á las palabras últimas, por el céle
bre Decreto Inocenciano (g), promulgado en Roma á los setenta
y dos años despues de la Bula de Paulo V; pues por el órgano de
la S. Congregacion de Indulgencias declaró en él Inocencio XI,
"que las Indulgencias de las Estaciones de Roma que por un be
neficio singular comunicaron los romanos Pontífices, ó en adelan
te comunicaren á algunos lugares, órdenes ó personas, solamen-
"te se puedan ganar en los dias de las Estaciones de Roma seña-
alados en el Misal romano." Luego el religioso ó la religiosa que
visitan todos los dias del año su Iglesia, y piden á Dios por las ne
cesidades sobredichas, no pueden ganar las Indulgencias estaciona
les en todos los dias del año, sino solamente en los dias de las Es
taciones, que son ochenta y siete.
Argumento contra la conclusion.—El Reverendísimo é lllmo.
don fray José Jimenez Samaniego, que fue General de mi orden el
año de 1676, y despues Obispo de Plasencia(iVote 50) en el de 1683,
en la exacta compilacion de los Estatutos generales que hizo para
[Nota 50.]—La ciudad de Plasencia no está en el reino de Galicia, como afirman Peru-
sino (fc) y Nápoles en la Cronología Seráfica, sino en la provincia de Estremadura.—[g] Ero-
pieza: Delata: tapia», y le hallaras en Corella, Práctica del Confesonario, tratado 17 desde el
núm. 239: en Murillo sobre el Quinto de las Decretales, núm. 384: en Diaz, Espejo Seráfico,
part. 1.», cap. 3.°, documento 11 y 12: en Amórt, Ferraris, Potesta, &c—[A] Pcrusino en el
tomo 3.°, part. 2.», pág. 29: Nápoles en el tomo 4.", pág. 667.
£38
la familia cismontana de la regular observancia de mi seráfico P.
San Francisco, pone uno que dice de esta manera (i): "Amonesta-
"mos á los religiosos que cada dia, á lo menos alguna vez de las
"que van al coro, visiten la Iglesia con el fin de ganar las grandes
"y ciertas Indulgencias que les concedió Paulo V en una Bula (j),
"por las palabras siguientes: Los religiosos que viven dentro de
"los claustros, si visitaren devotamente su Iglesia, y pidieren á
"Dios en ella por la concordia fyc, consigan las mismas Indul-
"gencias que consiguen los que visitan las Iglesias de Roma y
"Juera de ella los dias de Estaciones en todos los dias, como si
"personalmente visitaran las Iglesias de Roma."
Item. En otros Estatutos de mi orden, llamados de Barcelona^
reformados el año de 1621 en la Congregacion general de Segovia,
é impresos en Madrid el de 1746, hay uno del tenor siguiente (fc):
"Cuando los religiosos entraren ó salieren de la Iglesia, despues de
"haberse hincado de rodillas y hecho una profundísima reverencia
"al Santísimo Sacramento, harán oracion y besarán la tierra, para
"que alcancen las Indulgencias concedidas á las Estaciones,' y lo
"mismo harán al entrar y salir del coro." Se cita á la márgen un
indulto, concedido por Gregorio XIII á las Iglesias de los carmeli
tas, y lo que añade fray Gerónimo Sorbo en el Compendio de nues
tros Privilegios.
En vista de los dichos Estatutos, parece que toda mi orden, ó
por lo menos una gran parte de ella, como lo es la familia cismon
tana, opinará que los Regulares pueden ganar en todos los diasdel
año las Indulgencias de las Estaciones de Roma; pues de otro modo
s°eria inútil amonestarlos que hagan las diligencias cada dia con el
ánimo de ganarlas.
Respondo que en materia de Indulgencias hemos de atender
siempre á las revocaciones y concesiones posteriores. Desde Cle
mente VIII y Paulo V, que gobernaron la Iglesia á principio del si
glo décimo séptimo, se ha variado mucho este punto de disciplina.
De aqui es que aun cuando sea cierto lo que afirma el capuchino
Sorbo, de que Clemente VII concedió las Indulgencias de las Esta-
taciones para todos los dias del año á los que visitáran las Igle
sias de los carmelitas, aunque esta concesion se estendiese á las
Iglesias de los franciscanos, lo cual niegan con razon Lumbier (/)
CUESTION XLVII.
[a] Amórt en la Historia de Indulgencias, cuest. 50, níim. 3.—Zug en el tomo 6.° del
Bulario de los Capuchinos, pág. 351.— [i] Nápoles en el tomo 4.° de la Cronología Seráfi
ca, pág. 523, letra c.—Vadingo en sus Anales al año de 1330 trae una Bula de Juan XXII
(la 118 en el Registro), en la que confirma las Indulgencias que sus predecesores habían con
cedido á los que oyeren los sermones de los menores. Véase su compendiador Haroldo al
ano 1331, núm. 9. — [c] Casa-Rubios en su Compendio do Privilegios, pal. Indulgencias en
cuanto á los seculares, }. 5.°—Manuel Rodríguez, tomo 2.", cuest. 96, art. 1.°—Ferraris, pal.
Indulgencia, art. 5.°, núm. 47.—Y otros que cita Nápoles mas abajo en la letra a.—[d] Véa
se en la Historia de Amórt un Decreto de la S. Congregacion de Indulgencias de 1.° de Se-
, tiembre de 1732, núm. 2.
240
otro, porque si nosotros la publicamos, se nos opondrán los Obis
pos, los párrocos se turbarán, y los feligreses se retraerán de fre
cuentar sus propias Iglesias; lo cual se opone, dice Minderér (c),
á lo que Clemente V determinó en el Concilio Vienense (/).—En
confirmacion de lo que llevo dicho, pondré aqui la Carta siguien
te, traducida del latin al castellano.
CARTA-ÓRDEN,
"1763, 24 de Agosto.
[Nota 51.]—Por mas vueltas que he d;ido á las palabras nimis leele que trae la carta, no
he podido conciliarias con el sentido de la oracion en que se hallan. Lo mismo ha sucedido
6. otros hombres doctos con quienes he consultado. I'or lo cual hemos convenido en que el
adverbio leete será yerro de imprenta, en lugar de late; y así, nimis late: he traducido con de
masiada amplitud. —El Traductor.—[e] Minderér, part. 1.», núm. 351.—Kerkove sobre los Es
tatutos generales, cap. 7.°, }. 5.°, núm. 23. —{/] En el 5." de las Clementinas, tít. 7.°, ca
pítulo 1.° Religiosi.— [a] En efecto, Casa-Rubios en el lugar arriba citado en la letra c po
ne esta Indulgencia de diez y ocho años, sin que se le opongan los comentadores de su Com
pendio Córdoba y Sorbo. Y aun la misma Indulgencia escribieron tambien Miranda, Diana
y Qobát, á los que sigue Lucio Ferraris (en el lugar arriba citado en la letra c). La asercion
pues de estos se reprueba aqui por el Pontífice.—Nápoles.
241
"tado el dicho predicador por el mismo llustrísimo señor Obispo de
"la nulidad de estas Indulgencias, no quiso retratarse de lo que ha-
"bia afirmado; ántes bien otros religiosos, con ocasion de sermones
"que han tenido en las Iglesias de la orden, no desisten de promulgar
"las mismas Indulgencias de diez y ocho años. Por comision (6) pues
"del Santísimo Padre y señor nuestro Papa Clemente XIII, mando
"á V. P. Reverenda que amoneste á todos y á cada uno de los reli
giosos de esa provincia, que no so atrevan á promulgar mas laa
"tales Indulgencias, que ciertamente son nulas (c), y que den al
"llustrísimo señor Obispo la debida satisfaccion: de otra suerte, se
"habrá de llegar á la imposicion de las censuras y de otras penas
"al arbitrio de Su Santidad. Estas cosas juzgué hacer saber á V. P.
"Reverenda; entretanto quedo pidiendo á Dios le llene de prospe
ridad.—De V. P. Reverenda, siervo.— Fr. Juan Al/aro Corona-
"</a, Procurador general de la Orden. En Roma, en el convento
de Araceli el dia 24 de Agosto de 1763."
CUESTION XLVIII.
[f] He leido sobre esto la Circular del Consejo de 14 de Octubre de 1814. —[g] Del
Origen de las Sociedades, tomo 2.°, impreso en Madrid 1823, cuest. 4.", 8. 3.°, níim. 14.—
[h] En la Bula Oravissimum, que es la 140 en el tomo 1.° de bu Bulario, desde el }. 4.° has
ta el 10.—m En el j. 11 de la dicha Bula.—[j] Empieza: Cceleslium, y se halla en el Fer
rari?, pal. Privilegium, art. 1.°, núm. 31.—En Potesta, tomo 3.°, núm. 445.—Y en el Bularlo
de nuestros Descalzos, tomo 3.°, pág. 91.—Es semejante á otro que tienen los Jesuítas.—
J¿] Quintanadueñas, tomo 1.° de sus Singulares, trat. 7.° del Apéndice, desde el dub. 5,°
244
quisieren, comulgar en cualquiera Iglesia, pedir á Dios por las ne
cesidades sobredichas en cualquier lugar, y tener la Bula de la Cru
zada si estan en los dominios del Rey Católico. Dura el tiempo de
esta Indulgencia (/) desde que se anuncia la mision en una ciudad
ó pueblo hasta que se concluye; y no se puede ganar sino una vez
en cada mision.
Concesion segunda.—Inocencio XI, por un Breve (11) que
espidió el dia 30 de Mayo de 1686 á instancias del Venerable P.Li-
uaz y fray Francisco Diaz de San Buenaventura, concedió perpe
tuamente las Indulgencias siguientes á los que asistan á la espli-
cacion de la doctrina cristiana que hagan los menores observantes
de San Francisco.
A todos los que fueren causa de que los niños, los criados ú
otra cualquiera persona vayan á la doctrina cristiana, doscientos
dias de Indulgencia. A los que en los dias de las Estaciones de Ro
ma asistieren á la dicha esplicacion, las Indulgencias de las Esta
ciones. A los padres y madres de familia que en sus casas esplica-
ren la doctrina cristiana á sus hijos, criados y domésticos de uno y
y otro sexo, cien dias por cada vez; y otros ciento les concede tam
bien Paulo V (m). A todos y á cada uno de los fieles que por el es
pacio de media hora se dedicaren á enseñar, ó aprender la doctri
na, 6 asistieren á ella, cien dias. A los que habiendo asistido á la di
cha esplicacion continuaren confesando y comulgando una vez ca
ca mes, siete años y siete cuarentenas de Indulgencia por cada vez.
A los que anduvieren por las ciudades enseñando la doctrina cris
tiana á los hombres, mugeres ó niños, siete años; y á los que salie
ren fuera de las ciudades á las villas y lugares á enseñarla, diez
años. A los sobredichos que acostumbran á enseñar la doctrina, dos
cientos dias de Indulgencia por cada vez que visiten algun enfermo.
Item. A todos los fieles que acostumbren asistir á la esplica
cion de la doctrina cristiana que hagan los dichos religiosos; como
tambien á los mismos religiosos que con licencia de los Ordinarios
esplican la doctrina cristiana, si en el dia de la comunion general
verdaderamente contritos y confesados recibieren la Sagrada Eu
caristía en cualquiera Iglesia donde enseñen la doctrina, les con
cede Indulgencia plenaria una vez en el año. Finalmente, concede
á los mismos otra Indulgencia plenaria para el artículo de la muer
te, con tal que se confiesen y comulguen en dicho artículo si pu-
[l] Alonso de Andrade, el Operario Evangélico, part. 2.a, cap. 48, $. 4.°—[72] Comien
za: Pietatis, y le hallarás en Perusino, tomo 3.°, part. 1.", pág. 259. —En el Ferraría, pal. In~
dulgencia, art. 5.°, núm. 16 En el lugar citado de Potesta.—En el Directorio de las Tres
Ordenes, y en nuestras Bulas Inocencianas.—[rri] Por su Bula Ex crédito, que es la 36 en
el 3,° tomo del Bulario romano; y la 83 en el tomo 5.°, part. 3,a del de Coquelines.
245
dieren; y sino, invoquen contritos el Santísimo Nombre de Jesus,
á los menos con el corazon.
Advertencias sobre la concesion dicha.—1.a Ganarán las ta
les Indulgencias, no solamente todos y cada uno de los menores ob
servantes de San Francisco que enseñen la doctrina cristiana (n),
sino tambien todos los otros cristianos que cooperen con ellos, ayu
dándoles á una obra tan santa, ya sean regulares, ya seculares, ya
clérigos, ó ya legos: con la condicion de que los regulares han de
tener la licencia de sus respectivos Superiores y el consentimiento
del Ordinario del lugar, y los seculares la licencia del Ordinario.—
2.a Por enseñar la-doctrina cristiana, no solamente entiendo ense
ñar los rudimentos de la fe, y lo que es necesario que todos sepan
para alcanzar la salvacion eterna, sino tambien la declaracion (ñ)
asi de los vicios de que los fieles deben huir, como de las virtudes
que deben practicar.—3.a Los que asisten á la esplicacion de la doc
trina, deben oiría con atencion (o) si quieren ganar las Indulgen
cias; y así, no las ganará el que cuando se espíica la doctrina cris
tiana esté durmiendo ó voluntariamente distraido.—4.a Aunque es
dificil señalar cuantos actos se necesitan para la costumbre que
requiere la Bula, tienen por probable los hombres doctos, dice el
P. Dueñas ( p), que el que por espacio de media hora asistiere á la
esplicacion de la doctrina tres ó cuatro dias, sean continuos ó inter
polados, ganará las dichas Indulgencias plenarias si pone las demas
condiciones.—-5.a No es necesario para ganar la Indulgencia ple-
naria de la comunion general, el pedir por las necesidades de la
Iglesia (q); y bastará para ganarla, el comulgar en cualquiera Igle
sia donde se haya esplicado la doctrina, aunque no se haya espli-
cado mas de una vez.
Ampliacion de la concesion referida.—Clemente XIV, por
un Breve (r) que espidió á instancias de nuestros misioneros el
dia 1.° de Setiembre de 1769, amplió la concesion antecedente de
Inocencio XI, concediendo tres gracias. La primera: que los Ordi
narios puedan señalar dos dias para la comunion general, aunque
no sean festivos; mas la dicha Indulgencia plenaria, aunque unos
la podrán ganar en un dia y otros en otro, ninguno la puede ganar
mas de una vez aunque comulgue ámbos dias. La segunda: que
para ganar los Sacerdotes la Indulgencia plenaria, no esten obliga-
[n] Arbiol, Desengaños Místicos, lib. 3.°, al fin del cap. 5.°—Quintanadueñas (á quien
con otros llamaré Dueñas en adelante), tomo 2.°, trat. 7.°, dub.-2.°— tfi] Véanse el Tnden-
tino, sea. 5.a, cap. 2.°—La Regla de los Frayles Mennres, cap. 9.°—Y Dueñas desde el du-
bio 4." hasta el 9.°— [o] Dueñas, dub. 9.° y 10.—[p] Idem, dub. 14.—Andrade en el cap. 60
del lugar citado,— [q] Dueñas, dub. 16.—[r] Empieza : Aliás, y se halla en las ediciones de lai
Bulas Inocencianas: en la de Roma de 1778, pág. 163; y en la de Madrid de 1781, pág. 105.
246
dos á comulgar ó celebrar en las Iglesias en que se haya esplicado
la doctrina, con tal que visiten devotamente alguna de ellas. Y la
tercera: que á los enfermos que no pueden practicar lo referido,
puedan los Confesores conmutárselo en todo ó en parte, señalándo
les otra obra de piedad que puedan hacer.
Tercera concesion.—Considerando Clemente XII los frutos
tan abundantes que sacan los fieles de asistir con frecuencia á la es-
plicacion de la doctrina cristiana, para escitarlos á una obra tan sa
ludable, concedió por una Bula (s) de 16 de Mayo de 1736 á los fie
les de todo el mundo las Indulgencias siguientes; conviene á saber:
A todos los adultos (Nota 54) que habiendo confesado y co
mulgado asistan con devocion á la esplicacion de la doctrina cris
tiana, siete años y siete cuarentenas de Indulgencia por cada vez.
Item: á los que asistan á la dicha esplicacion con frecuencia, ya
sea enseñando, ya sea aprendiendo la doctrina cristiana, y verda
deramente contritos, confesados y comulgados pidan á Dios por las
necesidades comunes de la Iglesia, les concede Indulgencia plena-
ria en los diasde la Natividad del Señor, de la Pascua de Resur
reccion, y de San Pedro y San Pablo Apóstoles.
CUESTION XLIX.
De las misiones entre los infieles.
Hace ya mas de cuarenta años que me incorporé, por la mise
ricordia de Dios, en este colegio apostólico de San Fernando de
Méjico. La materia de que voy á tratar ahora es propia de mi ins
tituto; pero sumamente árdua y muy poco trillada. Por lo cual, si
me estravio algun tanto del asunto principal de mi obra, suplico á
mis lectores me perdonen. Las circunstancias delos tiempos en que
vivimos, me obligan á tratar á fondo sobre este punto; y por otra
parte, si yo que soy misionero no lo hago, ¿quién otro lo hará?
§. l.°— De los misioneros de infieles en general.
La ereccion de los seminarios ó colegios que se titulan de pro
paganda fide, no solo mira á que sus alumnos (/) vayan á misio-
[Nota 54.]—Por adultos hemos de entender no solamente los que lian llegado á la edad de
catorce años, como lo esplica el Diccionario de la Academia española, sino tambien todos los
niños y niñas que han cumplido siete años de edad, como lo da á entender el P. Terreros, y
lo esplica Benedicto XIV [ul con la erudicion que acostumbra. En una palabra, por adultos
entiendo yo aqui todos los cristianos que son capaces de ganar Indulgencia.— [si Comienza:
Pastoralis. Es la Bula 180, asi en el tomo 15 del Bulario romano, como en el 14 del de Co-
quelines.—Véase la citada Coleccion de Oraciones, pág. 401.— [t] Véanse los nflm. 11, 50,
90 y 103 de los Estatutos lnocencianos.— [u] En la Bula Postremo, núm. 33.—Es la 28 en
el tomo 2. 9 de «u Bulario.
247
nar entre los fieles, sinó que se estiende tambien á propagar la fe
entre los gentiles, catequizarlos, reducirlos al gremio de la Iglesia,
y conservarlos en la fe que recibieron. En una palabra, el fin y ob
jeto de los misioneros ha de ser siempre la salvacion de las almas
en todas partes. Y pregunto yo: ¿hay en el mundo alguna empresa
mas grata á los ojos de Dios, y mas recomendable delante de los
hombres sensatos y verdaderamente cristianos? Oigamos la res
puesta que nos da el señor Duque del Infantado (»),como Presiden
te de la Regencia del Reino. "La conversion de los infieles, dice en
"su proclama, y la reduccion de las tribus salvages y errantes á la
"vida social, es el primero y principal instituto de los misioneros}
"y nada hay en el mundo mas recomendable que ver á unos hom-
"bres dedicados por profesion á hacer felices, y sacar de las desgra
cias á otros hombres desde su nacimiento."
Y á la verdad, si se considerasen con atencion los trabajos de
los frayles misioneros, y el premio que suelen tener en esta vida,
¿quién no los miraria con lástima y se haria lenguas en su alaban
za? Los misioneros emprenden dilatado viage por mar y tierra, pa
deciendo en ellos infinitas penas é incomodidades, con el designio
de socorrer á tantas infelices almas como tiene cautivas el Demo
nio. Los misioneros se van á esponer frecuentem inte á mil riesgos
de perder la vida, por ir á propagar la fe católica, y alumbrar con
ella á los infieles que estan de asiento en las densas tinieblas del
paganismo. Los misioneros abandonan su patria, sus padres, sus
amigos, las conveniencias del siglo y aun el sosiego del claustro,
con el fin de estender por todas partes el reino de Jesucristo, y di
latar al mismo tiempo los dominios de la monarquía española. Los
peligros á que estan espuestos de perder la vida del cuerpo y aun
del alma, son muchos y muy frecuentes. Viven por lo comun entre
los bárbaros, y de consiguiente es indispensable que vivan conti
nuamente con sustos y con zozobras, desconfiando á cada paso de
los gentiles y aun de los recien convertidos.
Si se ha de fundar una mision, si se ha de ir formando un pue
blo, si se ha de fabricar una Capilla ó Iglesia,el misionero ha de ser
vir de arquitecto, de sobrestante, de albañil y aun de peon; pues
no solo suele dirigir la obra y velar sobre los que trabajan en ella,
sinó que es preciso que para alentar á los trabajadores, ayude tam
bien á hacerla con sus propias manos, sin desdeñarse de practicar
los oficios mas bajos, como acarrear piedra, hacer mezcla, cortar
y conducir madera y meter ripios en las paredes. Si los indios han
[r] En la proclama que espidió en Cádiz á loe habitantes de Ultramar el dia 30 de Agos
to de 1812.—Se reimprimió en la Gaceta de Méjico de 1." de Abril de 1813.
, 248
de tener que comer, es preciso que el padre los vaya enseñando á
cultivar la tierra, á sembrar, á escardar, á recoger las cosechas y
á conservarlas. Si se han de vestir, es preciso instruirlos en cardar,
en hilar, en tejer, en coser su ropa y remendarla. Si los años son
malos y estériles, si viene una peste sobre el ganado, si Dios envia
uno ó dos años de hambre, aqui son las penas y las ansias del mi
sionero, al ver que si detiene á aquellos infelices, se irán muriendo
de necesidad; y si los despacha á otras partes á buscar que comer,
se espone á peligro de que no vuelvan mas á la mision.
Agreguemos á esto lo principal, que es el catequizarlos, el ins
truirlos en los misterios de la fe, y el hacer que vayan aprendien
do las oraciones cristianas. Los indios á quienes son enviados los
misioneros, son por lo comun estúpidos (a*), bárbaros, lascivos, em
busteros, propensos al hurto y á la embriaguez, idólatras, supersti
ciosos, ingratos, tercos, sumamente indolentes, y de una inconstan
cia increible. De aqui es que un catequista de genio duro, de con
dicion áspera, de natural soberbio é iracundo, no solo seria inútil
para nuestro ministerio, sino sumamente perjudicial*, pues en vez
de atraer á los indios y captarles la voluntad, los aterraria y seria
.causa de que se huyesen. "El misionero, decia el Apóstol de las In-
"dias San Francisco Javier (y), ha de ser paciente, caritativo, hu-
"milde y muy agradable con todos. En la conversacion ha de ser
"suave, en sus palabras blando, y mas afable que severo; porque así
"ganará la voluntad de todos."
Efectivamente, los misioneros que van á convertir á la fe á
los indios salvages, han de practicar, dice el P. Acosta (z), muchas
y escelentes virtudes, si han de cumplir con exactitud el ministe
rio apostólico. ¡Qué dulzura, qué afabilidad no necesitan, para ir
ganando poco á poco la voluntad de los indios! ¡Cuánto trabajo y
estudio para hablarles en su propio idioma, y darles á entender del
mejor modo las verdades de la fe que les predican! ¡Qué castidad,
qué pureza, teniendo que enseñar á personas de uno y otro sexo,
acostumbradas á vivir ó enteramente ó casi del todo desnudas! ¡Qué
mansedumbre, qué paciencia para instruirlos y catequizarlos en la
doctrina cristiana! ¡Qué tino, qué constancia para irlos civilizando
y atraerlos á la vida social! ¡Qué desinteres, qué desapego de to
das las cosas temporales, para manifestar á los indios que los minis
tros del Evangelio no van á buscar las cosas de ellos, sinó á ellos
mismos! Y sobre todo, ¡qué caridad, qué amor no es menester que
[x] Acosta en el Iib.1.° de la dicha obra, cap.2.°; y en el lib.3.°, cap.20.—'y] En una car-
ta que escribióá S. Ignacio desde Cochin el dia 14 de Enero de 1549.—Es la 1.« del tomo 2.°
en la Coleccion del P.Cutillas.—[z] Acostu en el lib. cap. 12 y 17; y en el lib. 2.°, cap.17.
249
les tengan, para sobrellevar sus faltas, para corregirlos sin exas
perarlos, para irlos apartando de los vicios é inclinarlos á la virtud!
Tambien es preciso que tengan un activo y fervoroso celo; pero ce
lo que vaya siempre reglado por una grande prudencia, sin la cual
corre riesgo de echarlo todo á perder.
Ahora bien: los frayles misioneros enviados legítimamente por
sus Superiores, ¿no han practicado por lo comun, y estan practican
do en el dia las sobredichas virtudes? ¿No han sido siempre los mas
aptos para ir á la conversion de los gentiles? Los Reyes y los Pon
tífices ¿no se han valido de ellos á cada paso para las tales conquis
tas? El Evangelio de Jesucristo ¿no ha fructificado en las partes
mas remotas del mundo por medio de ellos? Oigan, oigan los ému
los de los frayles lo que dijeron sobre esto algunos sabios que han
escrito sin pasion. "Los religiosos, decian dos célebres jurisconsul
tos del Parlamento de Paris (a), han servido mucho desde el prin
cipio para la propagacion de la fe. Por sus trabajos, pueblos igno
rantes, feroces y bárbaros han abrazado la religion con todas las
"virtudes que ordena. Por su industria y economía, los bosques fue
ron desmontados y aradas las tierras Ellos han cultivado las
"ciencias Han sido los Apóstoles del Asia y de las Indias, y sus
"sucesores perpetuan el mismo ministerio..». Catequizan á los neó-
"fitos con una paciencia verdaderamente paternal, y los consuelan
"en medio de sus trabajos, dándoles esperanzas de una vida mas
"dichosa." —"¿Quiénes son, pregunta don Juan Noguera (6), los que
"fueron con mas frecuencia y van todavia á las costas mas desier
tas, á las regiones mas bárbaras, en busca de unos hombres que
"apénas tienen figura de hombres? ¿Quiénes son los que mas indus
triosamente los amansan, los unen, los cultivan, los enseñan á ser
"hombres ciudadanos y cristianos, y aun grandes cristianos? Aque
llos que hacen todo esto á beneficio de la humanidad, con dispen
dio de sus comodidades y aun de sus vidas; pregunto de nuevo:
"quiénes son? ¿Acaso nuestros humanísimos filósofos, que á todas
"horas se declaran ansiosos por la humanidad y la filantropía. ¡Ah,
"delirio! Magníficos comendadores de la humanidad, no emprende
rían ellos el menor peligro, la mas leve incomodidad por todo el
"género humano. Pues ¿quiénes son los que hacen tanto bien á la
"humanidad? Los religiosos, los frayles." Sí: estos son los que se es
ponen á tantos peligros por socorrer á sus semejantes, que no cono
cen á Dios por falta de predicadores. Estos son los que viven entre
[a] En la Disertacion Apologética del Estado Religioso, impresa en Madrid 1794, en
los cap. 3.°, 4." y 5.°—[b] En la Apología del Estado Regular, que he visto impresa en Ma.
dxid 1796, reflexion 10.
33
250
las naciones bárbaras para sacarlas de su barbarie, para predicar
las el Evangelio, para hacerlas felices eternamente.
¿Y no han hecho esto y lo estan haciendo en la actualidad (No
ta 55) los frayles misioneros de San Fernando en la Nueva-Cali
fornia, los de Qnerétaro en la Pimería, los de Guatemala en la Ta-
lamanca y Honduras, los de Zacatecas en Tejas y Taraumara, los
de Pachuca en Coahuila y Nueva-Santander, los de esta provin
cia del Santo Evangelio en el Nuevo—Méjico, los domínicos de la
provincia de Santiago en la Antigua-California, los capuchinos en
la América meridional y en el Thibet, los trinitarios y los mer
cenarios en el Africa, los carmelitas en la Siria y en la Persia, los
agustinos en Filipinas y en Bengala, los benitos en las Islas Britá
nicas, los de San Felipe Neri en el Indostan, los Jesuitas ? (c)
Pero ¿qué es lo que intento yo? Me es imposible no solo el nom
brar aqui todas las misiones que cada orden tiene á su cargo, pe
ro aun el nombrar solamente las de mi religion seráfica.
Pues veamos ahora el premio que suelen tener en esta vida
unos hombres tan beneméritos de la religion y de la patria. No se
puede negar que en todos tiempos se han dado obispados y otras
dignidades eclesiásticas á los misioneros, en recompensa de sus apos
tólicas tareas. Aun en nuestros dias hemos visto á los Ilustrísimos
señores Sacedon y Verger, Obispos del Nuevo-Reino de Leon; á
Ramos, de Mérida de Maracaibo; á Bousét y á Reyes, de la Sono
ra; y á Urtiaga, de Puerto-Rico: todos los cuales habian sido an
tes misioneros en los colegios de esta América. Pero yo no trato
sino de lo que suele suceder al comun de los misioneros.
Los Sumos Pontífices y nuestros Reyes Católicos, que cono
cen á fondo y hacen el debido aprecio de las fatigas de los misione
ros de las Indias, les han señalado algunos premios correspondien
tes á sus trabajos. Por ejemplo: en las Bulas Inocencianas (á), que
fueron admitidas por toda mi orden congregada en el Capítulo ge
neral de Roma de 1688, y que no solo tienen el pase del Consejo
de Indias desde el tiempo de Cárlos II, sinó que en todos los Tribu
nales Reales se cela su observancia hasta el dia de hoy, se conce
de á los misioneros que hayan cumplido loablemente diez años de
colegio, puedan volver á su provincia (Nota 56) si quisieren, y go
zar en ella de las gracias y privilegios que alli se espresan. Asimis-
[Nota 55.] —Escribía yo estas cuestiones por los años de 1819 y 1820.—[Nota 56.]—Mu
cho se me ofrece que decir contra lo que escribe «obre esto el R. P. fray Pedro Parras en el
Gobierno de los Regulares de América, tomo 2.°, part. 2.», cap. 18; pero lo dejo por no dila
tarme.—[e] Véanse la Disertacion citada, cap. 5.°—Thorél en el núm. 17.—Francisco Cha-
te&ubrian en el tomo 4.° del Genio del Cristianismo, lib. 4.°—[d] En loa núm. 60 y 61.
251
mo, en un Breve de Pio VI (c) de 12 de Diciembre de 1797, que
tiene tambien el pase del Consejo de Indias con fecha de 22 de Ene
ro de 1804, no solo se concede á los misioneros asi de los colegios
como de las provincias de ámbas Américas, que cumplido loable
mente el decenio puedan embarcarse para España y volver á su
provincia madre, ó incorporarse en cualquiera de las provincias
de Jas Indias, sino tambien que en cualquiera provincia en que se
incorporen puedan gozar de las gracias, privilegios y exenciones
que se espresan en el mismo Breve.
En vista de unas concesiones, por una parte tan novísimas, y
por otra tan claras y terminantes, ¿quién dirá que cuando un misio
nero que ha cumplido loablemente el tiempo' que le señalan, se pre
senta para regresar á España ha de encontrar mil obstáculos para
conseguir la licencia que pide? ¿Cuántos pasos no tiene que dar es
te infeliz, cuántas repulsas, cuántos sinsabores y amarguras no es-
perimenta su corazon hasta que llega á embarcarse, despues que
no se le da ni un real para su viage, aun cuando tenga treinta años
de servicio? ¿Qué de pretestos tan frívolos, qué de interpretaciones
tan agenas, asi del espíritu de la ley como de la mente del legisla
dor, no suelen alegar los fiscales ú otros ministros del Rey para im
pedir que el tal religioso se^vaya? Paso en silencio lo que cuesta al
pobre misionero, cuando se incorpora en alguna provincia, la pací
fica posesion de sus exenciones, si es que llega á conseguirlas.
Lo que no puedo menos de decjr porque me ha llegado al al
ma, es el descaro y la insolencia con que en España en tiempo de
la libertad de imprenta escribieron los que se llamaban liberales
contra todo el Cuerpo de Regulares, del que somos una parte los mi
sioneros. El Imparcial, el Diario de la Tarde, la Abeja Española,
el Diccionario Crítico- Burlesco, y otros periódicos incendiarios es-
tractados por el Redactor General de Cádiz (f ), que era el eco de
los libertinos, son testigos de esta verdad. En ellos, unas veces se
echa en cara á los religiosos (aun á los mas austeros) que tienen una
vida poltrona y regalada; otras se les satiriza con bufonadas y cuen
tos ridículos; y otras se les dan los bellos nombres de fanáticos, de
zánganos, de plagas de la nacion, y de seres perjudiciales al ade
lantamiento de la sociedad. Esto, esto se imprimia en los papeles
públicos de Cádiz á vista de la Regencia del Reino y de las Cortes
estraordinarias en el año duodécimo del presente siglo: esto daban
[e] Comienza: Decet Romanum Pontificem. Véanse los núm. 1, 2, 3, 4 y 28 del mismo
Breve.— [/] Véase el dicho Redactor en los núm. 496, 497, 498, 501, 507, 508, 544, 547 y
596.— Y puede leerse sobre efsto la Historia de la Provincia de Aragon, órden de predicado
res, por los RR. PP. fray Mariano Uais y fray Luis Navarro desde la pág. 37 de la edicion
de Zaragoza 1819.
252
á luz en sus folletos los periodistas gaditanos, sugeridos y pagados
por los sectarios, con el fin de infamar a los frayíes, y de prevenir
contra ellos los ánimos de los pueblos sencillos, como lo consiguie
ron el dia 13 de Julio de 1834.
Periodistas de Cádiz: si los misioneros del Asia y de la Amé
rica, que andan millares de leguas por predicar el Evangelio á los
gentiles y dilatar los dominio del Rey Católico, se quejaran de vos
otros, diciendo que habeis quebrantado muchas veces el Decreto de
las Cortes sobre la libertad de imjtrenta^g), calumniándolos é in
famándolos en vuestros escritos, ¿qué responderíais á esos hombres
tan beneméritos de la religion y del Estado? ¡Ah! si acaso no les
respondiérais con alguna chufleta como soleis, yo no dudo que (se
gun vuestro principio de liberalismo) les diriais: "Es verdad que las
"Cortes en su Decreto de la libertad de imprenta prohiben espre-
^'samente en el artículo cuarto los libelos infamatorios y los es-
ncritos calumniosos] pero si vosotros no sois ciudadanos (h), si te
jeis la desgracia de ser frayles; y este nombre, aunque fue en otro
tiempo digno de honor y reverencia, ha pasado ya entre los espa
biloles ilustrados á ser nombre de infamia y de vilipendio; en una
"palabra, si van á estinguiros (i) cuanto antes con capa de reforma,
"¿de qué os quejais si os dejan vivir todavia? Dirigid á otro Tribu
nal vuestras quejas."
En efecto, los misioneros han dirigido á la Regencia sus que
jas ( j) contra vosotros por vuestros papeles incendiarios, y esperan
que se les oigan y se les administre justicia. ¿Lo conseguirán? Pa
rece que sí. Lo primero, porque algunos diputados de Cortes han
hecho grandes elogios de los misioneros, entre los cuales merece
atencion el siguiente, pronunciado por don Juan José Güereña, ho
nor de la Nueva-España, y diputado por la ciudad de Durango: "Con-
trayéndome, dijo este sabio (&), á solo la América del septentrion,
"puedo asegurar con conocimiento que si el gran Cortés dio con el
"esfuerzo de su espada muchos vasallos al trono de España, mu
chos mas le han dado con la dulzura del Evangelio los misioneros
"de Tejas, Sonora, Californias, Nuevo-Méjico, Tampico y otros
"puntos en que han establecido neófitos, enseñándoles á un tiempo
"las verdades de la religion, la agricultura y otros ramos de indus
tria que deben auxiliar las necesidades del hombre."—Lo segundo,
[g] Se llalla este Decreto en el Semanario Patriótico de Manuel Quintana, núm. 35.—
[h] Constitucion Política de la Monarquía Española, art. 18.—[i] Así lo pronosticó el impío
Bartolomé Gallardo en su Diccionario Crítico-Burlesco.— En el Filósofo Rancio puedes leer
las Cartas 27, 33 y 36 del tomo 3.° de la edicion de Madrid 1823.— [j] Véase lo que imprimí
en los Diarios de Méjico de 29 y 30 de Abril de 1815.— [k] Diario de las Cortes de España,,
tomo 8.°, pág. 412.
253
porque en la Constitucion del año de 1812 (í) mandan las Cortes á
las Diputaciones Provinciales de Ultramar, que velen sobre la eco
nomía, orden y progresos de las misiones.—Y lo tercero, porque el
Consejo de Regencia (//) nos asegura, que "lo que mas atencion me
rece al Gobierno es la necesidad del fomento de las misiones en
"todos los paises de América y Asia, y que lejos de necesitar estí-
"mulos para trabajar en tan grande empresa, tendrá la mayor com-
"placencia en dedicarse á este trabajo con afan, con empeño, con
"preferencia á todos los demas, para que los indios (hijos predilectos
"de la madre patria) conozcan claramente lo penetrado que se halla
"el Gobierno de sus verdaderas necesidades, y con cuanta solicitud
"desea los medios de su alivio y felicidad." Esto mismo aconsejaba á
la dicha Regencia el Consejero de Indias don Cirinco Gonzalez
Carvajal en una Memoria (m) que la presentó, en la que decia:
"Sin misiones, es y será moralmente imposible en las Américas y
"el Asia la reduccion de tribus salvages, su conservacion en la vi-
da social, la propagacion de la religion católica, y el descubrí-
"miento de nuevas tierras y ,paises. Y no, no hay otros que puedan
"emplearse en esta clase de trabajo tan penoso y lleno de continuos
"peligros, sinó los religiosos misioneros."—No es creible pues que
dejen de oir las justas quejas que los misioneros han dirijido al Go
bierno; pues sinó las oyeran, faltarían en esto á la justicia, á la re
ligion católica que profesan, y á la sana política de la que tanto
se precian.
Sin embargo de todo eso, á mí me parece que no lo consegui
rán. ¿Por qué? Porque aunque habia en el Congreso algunos dipu
tados que apreciaban al Cuerpo de los Regulares, habia otros mu
chos que deseaban acabar con él (n), considerándole perjudicial
á la sociedad. Y en efecto, fueron tomando los medios para conse
guirlo; pero con arte y con disimulo, para que el pueblo no se al
borotara. De aqui provino el Decreto de las Cortes estraordina-
rias (o) de 18 de Febrero de 1813, por el que se prohibió á los re
ligiosos que se reunian, despues de la invasion de los franceses, el
pedir limosna para reedificar sus Iglesias ó conventos. De aqui el
Decreto de supresion ( p) de monacales, freyles y hospitalarios. De
aqui el de la reforma de Regulares, decretando la inhabilidad pa
ra profesar antes de cumplir la edad de veinte y cuatro años, y ne-
[l] En el art. 335.—[7Z] En la Proclama sobredicha.—[m] La vf impresa en el Diario
de Méjico, tomo 2.°, núm. 18.—[n] En los art. 28 y 29 de la Constitucion secreta de las Cór-
tes, que vi en el Redactor Mejicano, níim. 18; y en el Diario de Méjico de 16, 17 y 18 de
Enero de 1815.— [o] Este es el Decreto 222 en la Coleccion de Decretos de las Cortes es-
traordinarías, impresa en Madrid 1820 en el tomo 3."—[ p] Es el Decreto 42 en el tomo 6."
de la dicha Coleccion: el mismo que trata de la reforma de los Regulares.
254
gando enteramente la licencia para admitir novicios sin espreso
consentimiento de las Cortes. Estas y otras semejantes disposicio
nes que iban tomando poco á poco, juntas con la de dejar correr
impunemente los impresos que infamaban á los Regulares, como si
estos no fueran prójimos ni miembros de la sociedad, daban á en
tender claramente el designio que tenian las Cortes acerca de ellos,
que era el de estinguirlos a todos (y), como se ha hecho ya en los
años de 1835 y 1836. Por eso las quejas de los misioneros fueron
entonces desatendidas} y á los indios, á los hijos predilectos de la
madre patria, se les quitó el único consuelo que tenian en la asis
tencia de los misioneros; pues las Cortes, á instancias del R. Obis
po electo de Guayana don José Ventura Cabello, espidieron un
Decreto (r) en 30 de Setiembre de 1813, por el que mandaron que
"todas las nuevas reducciones y doctrinas de las provincias de Ul
tramar que estaban á cargo de los religiosos misioneros y tuvie
ren diez años de reducidas, se entregasen inmediatamente á los
respectivos Ordinarios eclesiásticos, sin escusa ni pretesto alguno,
"conforme á las leyes y Cédulas concordantes."
¡Representantes de la nacion española! ¡Padres augustos de
la patria! ¿Ese es todo el fomento, esa es toda la prosperidad que
vais á dar á tantas misiones vivas del Asia y de la América? ¿Ese
es el medio que tomais para aliviar á tantos infelices? ¿No acabais
de publicar por medio de la Regencia que los indios son hijos pre
dilectos de la madre patria? Pues ¿cómo les quitais de una vez el
principal, el único consuelo que tienen en la asistencia de los mi
sioneras? ¿Haceis otro tanto con vuestros hijos, quitándoles sin
tiempo el pecho de la que los cria? Permitidme que os diga, que
vuestro Decreto está dado con precipitacion y con falta de conoci
miento. Vuestra precipitacion se manifiesta, en que sin saber vos
otros ni querer informaros de lo que pasa en la Guayana y en las
demas provincias de América y Asia, apenas el dicho Obispo se
presenta á vosotros contra los misioneros observantes y capuchinos
de la Guayana, le concedeis todo lo que pide sin querer oir á los
misioneros, que aunque estan en posesion de las misiones, tienen el
delito de ser frayles. Y ¿sabeis vosotros quién era el R. Obispo de
Guayana? Yo os lo diré, porque estoy bien informado de quien le
conoció. Era un hombre ignorante, presuntuoso y enteramente in
hábil para el obispado, como que habiendo sido Obispo electo mu
flí] Véage el Ihjstrísimo Inguanzo en una Instruccion que circuló á sus diocesanos de
Zamora el año de 1823, y se halla en la Coleccion Eclesiástica Española, tomo 9.", pág. 130.
Ir] Lo leí en la Gaceta de la Regencia de 6 de Noviembre de 1813; y en el tomo 4.° de la
Coleccion de Decretos.
255
chos años, nunca quiso confirmarle Pio VIL Vuestra falta de co
nocimiento se echa de ver, en que para autorizar vuestro Decreto
citais leyes y Cédulas Reales que no existen; pues hasta ahora no ha
habido una ley, ni una Real Cédula tan absoluta y tan general pa
ra todas partes, que señale el tiempo fijo en que se hayan de entre
gar las misiones á los Obispos diocesanos. Yo, yo que he sido frayle
misionero del colegio de San Fernando de Méjico mas de cuaren
ta años y he trabajado sobre las misiones, sé muy bien lo que digo.
Ademas de eso, mandais en el sobredicho Decreto que todas las mi
siones vivas que tengan diez años de reducidas, se entreguen in
mediatamente á los respectivos Ordinarios, sin escusa ni pre-
testo alguno. ¿Y si acaso los respectivos Ordinarios no tienen bas
tantes clérigos, como sucede en el obispado de Sonora y en otros,
ó si los pocos que tienen no son idóneos para curas? No importa,
entreguense inmediatamente.—Y si las nuevas conversiones, aun
que tengan mas de diez años de reducidas, no estan en sazon toda
via para entregarse á los Diocesanos, y se teme con bastante funda
mento que los neófitos se huyan á los montes y apostaten de la fe ca
tólica que recibieron, como ha sucedido en varias partes (Nota 57)*
No importa, entreguense inmediatamente..—Pero advierte, Sobe
rano Congreso, que los Reyes Católicos, á quienes tú llamas dés
potas (s), llevaron á bien infinitas veces que los Vireyes y las Au
diencias suspendiesen la ejecucion de sus órdenes, cuando preveian
que de ponerlas entonces en ejecucion se habian de seguir graves
perjuicios; luego tú que no puedes ver el despotismo y estás lleno de
filantropía con los hijos predilectos de la madre patria, llevarás á
DESCRIPCION DE LA CALIFORNIA.
La California es una grande península de la América septen
trional, al norte del Mar facífico ó del sur. Fue descubierta en el
año de 1525 por el héroe Hernan Cortés, de quien tomó el nombre
su golfo, al cual llaman otros Mar Rojo ó Bermejo. La anchura
de esta península es muy desigual; y es tanta su longitud de medio
dia al septentrion, que pasa de quinientas leguas. Por esta esten-
sion tan vasta la dividió el Gobierno español en dos partes. La una
abraza todo el terreno que hay desde el grado 22 de la latitud has
ta el 32, y se llama California-Antigua ó Baja, en donde tiene las
misiones la provincia de Santiago de los RR. PP. domínicos. La
otra comprende todo el espacio que hay desde el grado 32 de lati
tud hasta el Cabo-Mendocino, Cabo-Blanco &c., y se llama Cali
fornia-Nueva ó Alta, en donde estan nuestras misiones.
[Nota 58.]—El sobredicho Decreto de las Cortes se publicó en Méjico por bando el dia 20
de Enero de 1821. De resultas de su publicacion entregaron los Obispos diocesanos varias
doctrinas á los clérigos; pero acerca de las misiones vivas, el Virey de Nueva-España, de
acuerdo con los dichos Ordinarios no se atrevió á hacer mudanza alguna, temiendo los graví
simos perjuicios que de poner en ejecucion el tal Decreto 6e hubieran seguido. Por eso e«
menester que asi las Cortes como el Gobierno español consideren bien lo que mandan, espe
cialmente en las posesiones de Ultramar; pues muchas leyes pueden ser útiles en la Penítt-
sula que serian perjudiciales en América.
257
La Nueva-California confina por el este con la Pimería y
Nuevo-Méjico, por el sur con la Antigua-California, por el oeste
con el Mar Pacífico, y por el norte con naciones de indios genti
les casi no conocidas. Su temperamento es benigno y sano, sus tier
ras son fértiles en la costa, y susceptibles de todas semillas; aun
que en algunas escasean bastante las aguas. Llueve en el invier
no, y en toda la INueva-California hay pocos y pequeños rios. Con
el cuidado de los misioneros se han plantado ya en ella olivos, pe
rales, higueras, viñas, granados, melocotones y otros árboles de Es
paña, que dan abundantes y sazonadas frutas. De los silvestres, se
crian pinos, encinas, robles, pinabétes, alísos, álamos, avellanos,
laureles, madroños, fresnos. Hay en esta provincia todas las espe
cies de animales domésticos que sirven al uso comun en España y
Méjico. Tambien hay osos, leopardos, onzas, lobos, venados, ardi
llas, liebres, coyotes, zorrillos (a) y berrendos. De los insectos se
encuentran arañas, víboras de diferentes calidades, y algunas con
cascabel muy venenosas, culebras, escorpiones, salamanquesas y
tarántulas [no como las que hay en España y Ñapoles, sino como
las que se crian en el reino de Méjico] (Nota 59).—Entre las aves
hay mucha variedad (6). Finalmente, el mar produce tantos y tan
buenos pescados, que, segun afirma el P. jesuita Burriel (c), en una
y otra costa es increíble su muchedumbre y diversidad. Hay tam
bien abundancia de lobos marinos y de nutrias, que son apreciabi-
lísimas por sus pieles: su interes ha movido á tantas naciones á
surcar estos mares en nuestros dias, no sin graves perjuicios de sus
habitantes, como lo observó Vancóuver (d);y aun los rusos tienen
ya sus establecimientos muy cerca del puerto de San Francisco.
[«] Fray Francisco Palon en la Vida del P. Serra, desde el cap. 13 hasta eí 18.—[/] El
Conde de La-Perouse en el tomo 2.°, cap. 11.— [g] Noticia de la California, tomo Lepar
te 1.», }. 6.°—[fc] Han quitado la vida á algunos de nuestros misioneros. —[t] Fray Luis Sa-
lei en la Carta 2.* sobre las Californias, impresa en Valencia 1794, pág. 94.
259
plumas finas y abalorios. Viven errantes y dispersos con alguna
corta dependencia de ciertos Gefes, que por su gran valor y destre
za para pelear, se han grangeado la subordinacion y obediencia de
los demas. Sus armas suelen ser macanas, arco y flechas. No les do
mina la avaricia; pues lejos de afanarse para asegurar el alimento
de mañana, pasan en inaccion toda su vida y tienen horror al traba
jo. Sus comidas, en las que nunca echan sal, consisten por lo comun
en yerbas silvestres, y se ayudan de la caza y de la pesca. El cui
dado de buscar las yerbas por los campos, conducirlas y aderezar
las es peculiar de las pobres mugeres, aun cuando estan embara
zadas ó acaban de parir. Se usa entre ellos la poligamia, y se ca
san frecuentemente con sus suegras y cuñadas. Hacen sus casa
mientos sin mas ceremonias que el convenio de ambos, y suelen
durar hasta que riñen. No se ha encontrado en nuestras misiones
idolatría alguna, sino una mera infidelidad negativa, acompañada
de supersticiones y vanas observancias. Los idiomas que se han co
nocido en nuestras misiones, son por lo menos diez y siete. Los in
dios muestran por lo comun bastante inclinacion á nuestro idioma,
y para que lo aprendan se pone el esmero posible; como tambien
lo ponen los misioneros en aprender el idioma de los indios, para
hablarles en su propia lengua.
[n] Don Francisco de Paula Tamariz, teniente de navio, presentó á nuestro amado Rey
Fernando VII una Memoria sobre mejorar la Alta-California. Én ella, mas parece que in
tentó desacreditar con imposturas al Colegio de San Fernando, á sus misioneros, y al Gober
nador de aquella provincia, que proponer Tos medios para mejorarla.— [ñ] En los núm. 34 y
47 del referido informe.—[o] La carta está fecha en el puerto de Monterey á 21 de Setiem
bre de 1791, y se conserva en el archivo de San Fernando, cajon 6.°, legajo 6.°, núm. 19.—
El P. Presidente era entonces fray Fermín de Lasuen.—[p] En el lugar citado de la Rela
cion de su Viage.
264
Alejandro de Humbol, prusiano.
He hablado ya de los nacionales, oigamos ahora á los estran-
geros. El célebre Baron de Humbol, aunque en el Ensayo Político
sobre el reino de la Nueva-España que acaba de dar á luz, nada
dice de los progresos del catolicismo en la Nueva-California, como
calvinista que es; sin embargo, elogia en él (q) á los misioneros por
el esmero particular que han tenido en introducir en aquella provin
cia las legumbres y árboles frutales que se cultivan en España: ha
bla de todas las misiones que se habian fundado hasta el año de 1802,
pone un estado de ellas, y últimamente dice: "De todas las misio
nes de Nueva-España, las de la costa del N. O. son las que presen
tan los progresos de civilizacion mas rápidos y mas notables.*
Vancóuver, ingles.
. El capitan Jorge Vancóuver, que salió de Inglaterra por or
den de su Gobierno el dia 1.° de Abril de 1791 á un viagede des
cubrimientos, estuvo en nuestras misiones, y se hace lenguas en
alabanza de sus ministros, diciendo (r): "Los indios miran con la
"mayor indiferencia los preceptos y los ejemplos de sus dignos pas
tores. Estos han querido sacarlos de su indolencia, inspirarles la
"emulacion y el gusto del trabajo, é inducirlos á buscar todos los be
neficios de la vida civil; pero sordos á tan importantes lecciones,
"insensibles á las utilidades que les prometen, viven todavia una
"vida salvage la mas estúpida. Si se esceptuan los habitantes de la
"Tierra del Fuego y de la Isla de Diemen, yo no he visto seres hu-
"manos mas infelices y miserables que estos indios.... La autoridad
"de los misioneros es dulce y caritativa: enseñan á los neófitos la
"agricultura y las artes mas necesarias para la felicidad del hombre,
"y es de desear que estas tentativas de la beneficencia tengan feliz
"éxito, aunque segun todos los anuncios serán lentos los progresos."
La-Perouse, francés.
Finalmente, el célebre viagero Conde de La-Perouse, habien
do salido de Brest por orden de su Soberano á dar vuelta al globo
.¡con las fragatas Brújula y Astrolabio, que anclaron en Monterey
el dia 15 de Setiembre de 1786, enterado con todos los sabios y fa
cultativos que llevaba del método de nuestras misiones, escribió en
el tomo segundo de su viage(s): "que la piedad española habia man
tenido á mucho costo estas misiones y presidios, con la mira única
[q] En el tomo 2.°, impreso en París 1822, lib. 3.°, cap. 8.° desde la pág. 149; y lib. 4.°,
cap. 9." desde la pág. 286.— [r] En el tomo 2.° de su Viage, cap. [s] En el c*p. 11.
265
de convertir y civilizar á los indios de aquella provincia.,—Que los
"misioneros de San Fernando que viven alli son humanos, bonda
dosos, llenos de dulzura y caridad...., de una conducta súbia, piado-
"sa y edificante...., y que llenan perfectamente el fin de su instituto."
Y como sino fuera bastante lo dicho, el Conde y cuantos le acom
pañaban en la espedieion hicieron tales elogios de aquellos padres,
que entre otras espresiones estraordinarias con que los honraron,
dijeron esta (/): "Piemos logrado la satisfaccion de conocer y tra-
"tar á los verdaderos varones apostólicos, imitadores de Pedro y
"Pablo en la vida evangélica y en la reduccion de los gentiles."
A vista de tales espresiones enmudezcan los calumniadores
de los frayles, y aprendan de los estrangeros á honrar y apreciar á
los ministros del Evangelio.
[t] Así consta de una carta quo he visto en el archivo del Colegio de San Fernando, ca
jon 6.°, legajo 6.°, num. 10.—[a] Fray Pedro José Parras, Gobierno de los Regulares de
América, tomo 2.°, impreso en Madrid 1783, part. 2.*, cap. 8."—Pedro Fraso del Real Patro
nato de las Indias, tomo 2.°, cap. 77, núm. 11.—[6] Cárlosde Breno en el Manual de los Mi-
sioneros de Oriente, tomo 2.°, lib. 1.°, cap. 1.°, cuest. 40.—[c] Juan Solórzano, del Gobier
no de las Indias, tomo 2.°, lib. 3.°, cap. 18, núm. 26 y 27.
266
sin aprobacion y espresa licencia de su Prelado. Así consta de una
Estravagante de Juan XXII (d).
Supongo lo tercero, que los misioneros regulares que se ocu
pan en las misiones ó conversiones, por mucho que disten de sus
conventos se reputa que moran dentro de sus mismos claustros, se
gun lo declaró Clemente VIII por un Breve (c), que hallarás en
Fraso, en Solórzano y en el Bulario de fray Francisco de Madrid.
Supongo lo cuarto con Domingo Ursaya (/), Diego Ramos
y Verriceli, que todos los misioneros regulares, de cualquiera re
ligion que sean, tienen comunicacion de todos los privilegios con
cedidos de cualquier modo á las otras órdenes religiosas en cuan
to á las misiones.
Supongo lo quinto, que las facultades de Jos dichos misioneros
no se suspenden en el Jubileo del Año Santo. Así lo han declarado
Clemente X, Benedicto XIII; y últimamente, Benedicto XIV (§-),
cuyas declaraciones hallarás juntas en Minderér en su Tratado
del Jubileo (h).
Supongo lo sesto, que á los misioneros de infieles y hereges,
como que su oficio es verdaderamente apostólico (i), han concedi
do los Papas amplísimos privilegios, ya por eJ dificil recurso que
suelen tener á la Santa Sede, y ya porque no se vean á cada paso
con las manos atadas en un negocio que tanto importa á la religion,
y que tantas dificultades ofrece. |Quién duda que cuando un Rey
envia un Embajador suyo con el titulo de plenipotenciario para que
ajuste las paces con una potencia estrangera, y haga con ella tra
tados de alianza y de comercio, no le enviará desde luego con ple
nos é ilimitados poderes, á fin de que concluya cuanto antes los di
chos tratados? Pues del mismo modo el Romano Pontífice, que se
vale de los misioneros para que vayan como legados suyos á tier
ras remotísimas á convertir infieles á la fe católica y reducir here
ges al gremio de la Iglesia Santa, es necesario que los envie con
facultades amplísimas y casi sin limitacion, á fin de que no se re
tarde una obra tan apreciable y tan grata á los ojos de Dios. Así
lo han hecho varios sucesores de San Pedro desde que empezaron
á ocupar á los religiosos, especialmente á los mendicantes, en estas
[d] Empieza: Ai nosírum, y se halla entro las Comunes, tít. de los Regulares.—[e] Co
mienza: Quamqvdm vos, y lo traen Fraso, cap. 56 del lugar citado, núm. 27: Solórzano, mim. 48;
y el Bulario de los Menores Descalzos, tomo 5.u, pág. 80 de la edicion de Madrid 1749.—
f/1 Ursaya, tomo 5.°, part. 2.°, disc. 14, mím. 15 y 16. — Ramos, Advertencias sobre la Bula
de la Cruzada, núm. 102.— Angelo María Verriceli de las Misiones, cuest. 98, núm. 100; y
cuest. 132, núm. 2. —Arsdekin, tomo 2.°, part. 2.", trat. 2.°, cap. 5.°, }. 6.°—Pelizario, to
mo 2.°, trat. 8.°, cap. 2.°, núm. 86.—[g] Por su Bula Cum nos nuper.—[h] Minderér desde
la pág. 626 hasta la 629. —[t] Así lo dice Benedicto XIV en la Bula Ecclesúc, que es la 57
en el tomo 2.° de su Bulario, }. Pra¡tere&.
267
empresas tan árduas: los enviaban con unas facultades amplísimas.
Yo he leido varias Bulas de Inocencio IV (_/), Alejandro IV, Ni
colao III, Clemente V, Juan XXII, Urbano V, Leon X y Adria
no VI, y he visto en todas ellas los grandes privilegios que les con
cedieron. El que quiera verlos lea las Bulas en los autores que cito,
ó un compendio de ellas en la respuesta al primer Obispo de Fili
pinas en el año de 1583, el R. P. M. Agustiniano fray Alonso de la
Veracruz, oráculo de Méjico en su tiempo. Hállase esta respuesta
en las Conquistas de Filipinas por fray Gaspar de San Agustin (A;),
en la Crónica de San Gregorio de Filipinas por fray Juan de San
Antonio (/), y en las Advertencias á los Confesores por el P. fray
Juan Bautista, impresas en Santiago Tlatilulco (//). Pero ¿qué mu
cho que les concedieran tantos privilegios, si de otra manera su mi
nisterio escabroso hubiera padecido mil atrasos? Los misioneros,
decia Benedicto XIV (m) á los Obispos de Nápoles, necesitan de
unas facultades estraordinarias, y Nos con mucho gusto se las da-
rémos del tesoro de la Iglesia, para que concluyan con felicidad una
obra tan escelente. Si eso decia este sabio Pontífice, hablando de
los que hacian mision entre los fieles y vivian en la misma penín
sula de Italia, ¿qué diria de los misioneros de infieles, de los cua
les algunos distan de la capital del orbe cristiano tres mil y cua
tro mil leguas?
Supongo últimamente, que á los indios recien convertidos los
considera el Gobierno en calidad de neófitos todo el tiempo que
permanecen bajo el cuidado y direccion de los misioneros (n), ya
porque estan tiernos y débiles en la fe, como que no reciben por lo
comun el sacramento de la confirmacion, y ya porque en las nacio
nes que tienen tal vez á la vista suelen faltar muchos gentiles que
convertirse, y se teme con razon que los perviertan. Los misione
ros deben entregar las misiones al Obispo de aquella diócesis, lue
go que este las vea en sazon y quiera poner alli presbíteros secu-
Íj] Las Balas de los cinco primeros Pontífices empiezan: Cum hora, y son cnsi idénti-
nocencio IV espidió dos, una á los menores en 1245, que es la Bula 80 en el tomo 1.°
del Bulario Franciscano, impreso en Roma 1759 con notas del R. P. Conventual fray Juan
Jacinto Esbaralea; y otra á los predicadores en 1254, que es la Bula 311 en el tomo 1.° del
Bulario de Bremond.—La de Alejandro IV á los franciscanos está en Vadingo al ano 1258,
mim. 1; y otra á los dominicos está en Bzobio al tomo 13 de sus Anales en el mismo año,
núm. 6.—La de Nicolao III en 1278 es la 8.* en el tomo 1.° de Bremond.—La de Clemen
te V está en Cuaresmio, tomo 1.°, pág. 402.—Las de Juan XXII y Urbano V en Vadingo;
aquella en el año de 1321, núm. 28; y esta en el de 1369, tomo 8.°—Finalmente, el Breve de
Leon X AliAsfelieis de 1521, y la Omnímoda de Adriano VI de 1522 estan en fray Francisco
Ayeta, Defensa de la Verdad: on fray Juan de la Cruz, Resoluciones sobre el Bautismo, tra
tado 9.°, resol. 1.* y 4.": en los Estatutos para las Custodias de Nueva-España: en Vadiu,
go, en Montalvo, en el Bulario de Rodríguez &c—[k] Partí.", lib. 3.°, cap. 1.°—[J] Part. 1.*,
lib. 3.°, cap. 8.°— [«] Part. 2." desde la pág. 356 hasta la 373.—[m] En la Bula Grovissi.
jnum que he citado, }. 15.—[n] Parras en el cap. 8.° citado, desde el núm. 413.
268
lares á quienes encargue el cuidado de aquellas almas. Así se nos
manda á los misioneros de los menores observantes de San Fran
cisco, por un Estatuto municipal de los Colegios de propagandaji-
de, que dice así (ñ): "En el cuidado de las almas recien converti
"das á la fe, los misioneros solamente podrán durar hasta que el
"Obispo á quien pertenece aquel territorio, ó en adelante pertene
cerá, quiera destinar presbíteros seculares á quienes cometa el cui-
"dado de aquellas almas." Los misioneros, pues, ó por mejor decir
sus Prelados, deben entregar las misiones al Obispo diocesano, lue
go que este con intervencion del Gobierno quiera poner alli curas
seculares que cuiden de aquellos feligreses. Apenas el Diocesano
se entrega de ellas, ya estos establecimientos dejan el nombre de
misiones ó reducciones (o), y se llaman doctrinas ó curatos, seña
lando el Obispo los límites de cada parroquia. Desde entonces se
secularizan aquellas Iglesias que hasta aquel tiempo habian sido
regulares, y de consiguiente pierden las Indulgencias que como ta
les tenian; pues, segun dice Ursaya ( p), secularizada una Iglesia
regular, cesan sus privilegios y exenciones. Todo lo cual supuesto,
pregunto en la
CUESTION L.
¿Subsisten hoy las dichasfacultades de los misioneros de infieles'1.
[«] Véase el núm. 104 de la segunda Bula Inocenciana.— [o] Fraso, tomoü.0 del Patro
nato, cap. 63, mím. 115; y cap. 65, núm. 10 y 11 [p] Ursaya, tomo 3.°, part 1.", disc. 35
desde el núm. 49.—Véase lacuest. 10 del tomo 1.°—[«] Véase en el tomo 11 del Biliario ro
mano la Bula Spcculatores de Clemente IX, mím. 11; y en el tomo 4.° del Bularío de Bene
dicto XIV la Bula Apostolicum, }. 11.—[6] Mira en el tomo 10 del Bulario de Coquelines la
Bula 68 de Clemente XI Caroíus Maigrol; y en el IV del Bularío de Guerra, título de Mi
siones, la 99 Specuialores dol mismo Papa.
269
las que tenemos en esta América septentrional. En ellas, y en cual
esquiera otras semejantes, es donde pregunto yo ¿si subsisten las
facultades arriba dichas? A lo cual respondo con el Ilustrísimo
Obispo de Sonora Rousét (c), Parras y Juan José de la Cruz, que
subsisten todavía.
Lo primero: porque, segun dicen Ursaya (V7) y Verriceli, los
privilegios de los misioneros de infieles, como que son tan particu
lares y se conceden por motivos especiales, no se comprenden ba
jo la general revocacion de privilegios.
Lo segundo: porque, como dice Pignateli (c), cuando no cesa
del todo la causa final del privilegio sino que quedan algunas reli
quias de ella, no se acaba el privilegio. Pues mucho menos se aca
bará cuando existan todas las causas que hubo para concederlo. Y
¿quién dirá que no hay ahora las mismas causas (ya sea la final, ya
la impulsiva) que habia en los tiempos de la conquista? La gloria
de Dios, la propagacion de la fe, el aumento de la religion católi
ca, la pronta conversion de los infieles, la conservacion y aprove-
vechamiento de los neófitos en la fe de Cristo y en la obediencia de
la Iglesia, eran la causa final que los Sumos Pontífices tenian en
conceder tantas y tan amplias facultades á los misioneros, segun
se colige de la Omnímoda de Adriano VI. De la misma se infiere,
que la gran distancia que hay de las Indias occidentales á Roma,
y por consiguiente el dificil recurso á la Santa Sede, eran la cau
sa impulsiva que les movia para concedérselas. Luego no habien
do cesado estas causas (f) en las conversiones vivas, las cuales
distan ahora de Roma muchísimo mas que distaban antes, como es
notorio, es preciso que á los misioneros no se les hayan acabado las
facultades, tanto las concedidas en la Omnímoda de Adriano, co
mo las que otros Papas les concedieron en las Bulas que dejo cita
das en el parágrafo 3.» de la cuestion pasada, suposicion sesta.
Lo tercero: porque el mismo Adriano á instancias de Cárlos V
concedió á los frayles mendicantes, y con especialidad á los meno
res de la regular observancia de San Francisco, su omnímoda au
toridad y potestad para la conversion de los indios gentiles, hasta
que otra cosa se ordenare por la Silla Apostólica; y aunque las
Bulas de los sobredichos Papas no ponen esta cláusula, yo creo que
[c] Don fray Francisco Rousct en la respuesta que diú á una consulta del R. P. Presi
dente de nuestras misiones fray Esteban Tapis. Está fechada en Culiacán á 27 de Setiem
bre 1804, y yo tengo copia de ella.—Parras, part. 2.*, cap. 16.—Cruz en la obra sobre el Bau
tismo, impresa en Méjico 1755, trat. 9.°, resol. 1.», núm. 24.—[d] Ursays, tomo 9.°, part 2.»,
disc. 0.»—Verriceli de las Misiones en las cuest 92, 93 y 94.— [«], Pignateli, tomo 4.°, con
sulta 152, núm. 9.—Lezana, tomo 3.°, en el Comentario sobre el Mare-Magnum de los Me
nores, núm. 30.—[/] Cruz en el núm. 15.
270
se deberán entender del mismo modo. Es asi que hasta ahora no
ha ordenado otra cosa la Silla Apostólica respecto de la conversion
de los indios; luego los misioneros de infieles, asi de los Colegios co
mo de las provincias de América, señalados legítimamente por sus
Superiores, podrán usar de las facultades de dichas Bulas en las
reducciones ó misiones vivas. Y sino pudieran usar de estas, ¿de
qué otras habian de usar? ¿De las de los Obispos? No; pues estos
por lo comun no tienen intervencion alguna en las conversiones vi
vas. Y como por otra parte saben que los misioneros tienen facul
tades de la Santa Sede, ni piensan en dárselas, ni los misioneros en
pedírselas; pero acaso me dirán algunos que los misioneros de infie
les usen de aquellas facultades que la Silla Apostólica suele conce
der espresamente á los misioneros de América por el órgano de la
Sagrada Congregacion de propaganda, en la cuarta fórmula (g).
Respondo que nuestros misioneros usan de las facultades que
vulgarmente se llaman sólitas, cuando les vienen. Con ellas solia
venir tambien al Comisario y Prefecto de misiones la facultad es-
traordinaria de administrar el sacramento de la confirmacion, de la
que tienen tanta necesidad los indios recien bautizados; y así, lee
mos que el P. fray Junípero Serra (/í) confirmó en nuestras misio
nes de la California cinco mil trescientas y siete personas de am
bos sexos. Pero ¿acaso estas facultades les vienen siempre? ¡Ojalá
que fuera así! Antes solia la Silla Apostólica concederlas cada diez
ó doce años; y en efecto, Pio VI las concedió en el año de 1793 pa
ra todos los misioneros observantes de Nueva-España; mas hasta
ahora no hemos visto las tales facultades, pues aunque el Consejo
de Indias habia dado su licencia para que se pidieran al Papa, no
quiso despues darlas el pase á impulso de una mano oculta. Con
que si nuestros misioneros de infieles no tuvieran en las conversio
nes vivas mas facultades que las sólitas, se hubieran visto con las
manos atadas en mas de treinta años en que no han venido (/). ¿Y
es creible que consintiera eso la Santa Sede?
Yo no lo creo, pues hasta ahora no he leido que algun Pontí
fice haya revocado á los misioneros ni la Omnímoda de Adriano, ni
las otras Bulas pontificias arriba dichas. Antes sí encuentro que
en tiempo de Urbano VIII, una Congregacion de Cardenales de-
[#] Las traen el Ilustrísimo Reyes1, Estatutos para los Misioneros, impresos en Ma
drid 1781 al fol.109.—Verricelide las Misiones, tít.l6,sec.6.■— Y Perusino, part.1.a, pág.208.
fh] En su Vida, escrita por el P. Palou, pág. 268.—["'] Véase lo que dicen sobre unas y otras
facultades el reverendísimo fray Domingo Losada en el Compendio de Jos Privilegios de In
dias, part. 3.", núm. 179 y 184; y Juan Bautista Lczana, tomo 3.° de la Suma en el Comen
tario «obre el Mare-Magnum do los Predicadores, oúm. 35 y 36.
271
claró el dia 7 de Julio de 1628 (j) que la Omnímoda de Adriano VI
estaba en todo su vigor, y podian usarla los misioneros. Tambien
he leido, que Benedicto XIII confirmó por una Bula (k) de 26 de
Mayo de 1727 (Nota 62) los privilegios de los misioneros de su or
den dominicana. Y finalmente, he visto que el sabio Pontífice Be
nedicto XIV supone vigentes, asi la Bula de Juan XXII á los me
nores, como la de Adriano VI; pues refiere en su obra de la Beati.^
ficacion y Canonizacion (/), que en la causa marroquí del Beato
Juan de Prado, el Papa dió por válido el proceso que habia hecho
un misionero en Marruecos, en virtud de la jurisdiccion cuasi epis
copal que le concedia la dicha Bula de Juan XXII, presentada por
los Postuladores en aquella respetable asamblea, y despues añade
lo siguiente: "Semejante potestad dió tambien el Sumo Pontífice
"Adriano VI á los mendicantes, y especialmente á los menores de
"la regular observancia, es á saber: que en los lugares de las ln-
"dias en donde no se hayan fundado obispados, ó si se han fundado
"en aquellos lugares donde no puedan hallarse dentro del espacio
"de dos dietas (11) ni los Obispos ni sus Oficiales, puedan los Pre
gados de dichos frayles, ó los otros frayles á quienes esto fuere co
metido por sus Prelados, ejercer todos los actos episcopales, es-
"ceptuando aquellos que requieren orden episcopal, como se lee en
"su Bula, que está impresa en Verriceli Scc.n Hasta aqui el señor
Benedicto, sobre lo cual haré la siguiente reflexion. Si, segun lo que
nos dice Lambertini, la Curia Romana en un asunto tan grave co
mo es la beatificacion de un siervo de Dios, reconoció por válida
la Bula de Juan XXII, porque está dirigida á los franciscanos que
vayan á misionar á cualesquiera partes del mundo) luego las que
tengan el mismo lenguage, y por otra parte no conste de su revoca
cion, las hemos de reconocer por vigentes. Es asi que todas las Bu
las de los Pontífices de los siglos XIII y XIV que yo cito en la pá
gina 276 tienen la espresion sobredicha, menos la de Nicolao III;
luego todas, si esceptuas la de Nicolao, estan en su fuerza y vigor.
Y ¿qué diré de la Bula de Clemente V (m), que solo se diferencia de
[Nota 62.1 —Aunque esta Bula fue reducida á los términos del derecho comun por otra
de Clemente XII de 30 de Marzo de 1732, no obsta eso para que los privilegios que tenian
los predicadores antes de la Bula Preliosus esten en su vigor. Así lo declaró el mismo Cle
mente en otra BulaCum sievt de 10 do Abril de 1733, queliallarás en el tomo 6.° del Bula-
rio de Bremond, pág. 733.—Véase el mismo Bremond en el tomo 8.°, trat. deConsensu bulla-
mm, tit. 15, cuest. 4.», }. 4.°, núm. 8; y lo que yo dije al fin de la cuest. 11 de esto tomo—
[j] El P. domínico fray Juan de la Cruz, misionero de Filipinas, afirma en la obra citada,
trat. 9.°, resol. 12, que la dicha declaracion de Cardenales se guarda auténtica en el archi
vo del convento de Santo Domingo de Manila.— [k] Empieza: Preliosus,ri. 24: es la 177
en el tomo 12 del Bulario de Coquelinea.— [I] En el hb. 2.°, cap. 2.°, núm. 4.— [11] Una die
ta es lajornada de diez leguas.—[m] La he visto en Francisco Cuaresmio, Elucidacion de la
Tiem Santa, tomo 1.° al principio del lib. 2.*
272
la de su inmediato sucesor Juan XXII en la fecha y en el nombre
del Pontífice, y convienen en todas las demas palabras? Diré que
si á esta la tuvieron por vigente cuando en la causa del Beato Juan
de Prado la presentaron sus Postuladores, lo mismo hubiera suce
dido con aquella si entonces la hubieran presentado. De todo lodicho
infiero, que en las conversiones vivas tienen los misioneros amplísi
mas facultades (n) para el exacto cumplimiento de su ministerio.
Mas no quiero decir con esto que puedan usar en el dia de to
das aquellas facultades que antes les han concedido. Entre estas
hay algunas que nunca usaron los misioneros en atencion á la dig
nidad episcopal, como el conferir órdenes menores. Fuera de eso,
el privilegio de conferir tales órdenes fue revocado despues por el
Tridentino (w), y por tanto seria una temeridad el usarlo. Acerca
de la confirmacion, el único de quien sabemos que la administrase
fue el P. fray Toribio Matolinía (o),que bautizó mas de cuatrocien
tos mil indios, y murió el año de 1569. El privilegio de admistrar
el sacramento de la confirmacion, fue concedido á los misioneros
solamente para aquellos territorios en los que no hubiese Obispos;
luego no habiendo en esta América ni en Filipinas (y yo creo que
lo mismo sucede en la otra América), no obstante loque dice Mu-
riel ( p), no habiendo ningun territorio que deje de estar consigna
do á alguna diócesis, ine parece que los misioneros no pueden usar
en ellas del sobredicho privilegio.—Hay tambien otras gracias que
fueron concedidas directamente á los misioneros, y se sabe que es-
tan revocadas. Tales son todas aquellas Indulgencias que varios
Pontífices habian concedido á los misioneros hasta el año de 1G06$
pues en él fueron revocadas todas por Paulo V que les concedió otras
de nuevo, como dijo en la cuestion XLIV.—Item: por una gracia
especial habia concedido Clemente XII (q) ál«s misioneros de in
fieles, que cuando no tuviesen con quien confesarse pudiesen ga
nar las Indulgencias aun plenarias con un acto de contricion y el
deseo de confesarse; pues este indulto fue revocado por Clemen
te XIV, como diré en la cuestion quincuagésima tercera.—Y así,
cualquier indulto, cualquier privilegio que nos haya concedido la
Silla Apostólica, y sepamos que está revocado, no usemos de él, ni
[n] Solúrzano en el tomo 2.° del Gobierno de las India?, lib. 3.°, cap. 18.— [ñl El Tri
dentino en la ses. 23, cap. 10 de la Reforma. —Véanse Montenegro en su Itinerario, lib. 5 °,
trat. 1.°, sec. 10, núm. 20.— Dueña?, tomo 1.°, trat. 2.°, sing. 5.", ntím. 6 y 7.—Cruz, trat.9.°,
resol. 11, núm. 2. —[o] Fray Juan Torquemada, Monarquía Indiana, lib. 16, cap. 15; y lib. 20,
cap. 25. —[ p] En los Fastos del Nuevo-Mundo, nota 7.» sobre la Bula 599. Ya dije en ol 1.°
tomo que esta obra no ce de Ciríaco Morel 6 Morelli, como aparece en la edicion de Venecia
de 177G, sino del ex-jesuita don Domingo Muriel. Véase Herváe, Vida del Hombre, tomo 4.°,
pág. 74.— [q] Por un Decreto que trae Amúrt en su Historia de Indulgencias, pág. 461.—
Bcacdicto XIV en la Bula Inter prccteritos, }. 6.°: ea la 21 en el tomo 3."° de su Buíario.
2?3
seamos tercos en defenderlo. Mas cuando sabemos que se nos ha
concedido, y no nos consta de su revocacion, ¿por qué no hemos de
procurar sostenerlo?
Argumento primero contra la conclusion.— Una de las Bu
las con que intentas probar tu conclusion, es la que citas de Leon X
de 25 de Abril de 1521. Pero esta Bula, segun Muriel (r) y Pig-
natcli, no contiene sino privilegios personales, como que fue diri
gida ádos ministros Provinciales del orden de los menores fray Juan
Clapion, confesor del Emperador Carlos V, y fray Francisco de
los Angeles ó Quiñones, por el tiempo que viviesen. Sabemos que
el privilegio personal sigue á la persona y se acaba con ella, se
gun la doctrina comun. Luego muertos Clapion y Quiñones espi
raron aquellos privilegios, y por consiguiente no debes estender
los á otros.
Respondo con el Reverendísimo Losada (s), que cuando la
Bula de Leon X se espidió no contenia sino privilegios personales
y temporales; pero luego que Adriano VI (<) la confirmó en el año
siguiente y la estendió á todos los frayles que estuviesen en las In
dias, ya aquellos privilegios pasaron á reales y perpetuos en virtud
de la nueva concesion. Pondré aqui las mismas palabras de Adria
no. "Y porque hemos sabido que los Romanos Pontífices nuestros
"predecesores concedieron algunos indultos á los frayles que estan
"en las dichas partes de las Indias, ó procuran ir á ellas; Nos, con-
"firmando todas estas cosas, y en cuanto es necesario concediéndo
las de nuevo, queremos que los dichos Prelados de los frayles, du
dante el tiempo de sus oficios, y los frayles á quienes ellos lo con
cedieren, puedan gozar libre y lícitamente de todos los referidos
"indultos, asi general como particularmente concedidos y que en
"adelante se concedieren, teniéndolos todos por suficientemente es-
"presos, como si fueren aqui enteramente insertos." —Al que con
atencion reflexione estas palabras, le sucederá lo que al padre
Avendaño, que habiendo escrito primeramente (m) que los privile
gios concedidos en la Bula de Leon X fueron personales y no per
petuos, considerado despues que las dichas palabras de Adriano
se refieren principalmente á la concesion del mismo Leon, como
que fue su inmediato antecesor, confiesa con ingenuidad (v) que se
hizo general y perpetua. Lo mismodijeron los Ilustrísimos Montene-
[r] Muriel en los Fastos del Nuevo-Mundo en la nota 1.a sobre la dicha Bula de Leon X.
Pignateli, tomo 6.°, cons. 16, ad 3T".— [s] Losada en el Compendio de los Privilegios Regu
lares de Indias, part. 1.a, núm. 10.—Juan Torquemada, tomo 3.° de la Monarquía Indiana,
lib. 15, cap. 4.°— [í] Por su Bula citada Exponi nobis.—[u] Diego de Avendaño, tomo 2.°
del Tesoro, tít. 12, núm. 209.— [v] Idem, núm. 385 del mismo título; y en las Adiciones al
tomo 2.<y>núm. 261.
36
274
gro (x) y Antonio del Espíritu-Santo, y otros varios escritores que
examinaron este punto sin pasion; como Fraso, Dueñas, Pelizar¡o4*c.
Antes de pasar á otra cosa responderé á una duda de Muriel (t/)
y á una equivocacion de Rainaldo. Duda Muriel si los ilustres per-
sonages Clapion y Quiñones pasaron ó no á esta América. Ei ana
lista Rainaldo, afirma que vinieron y predicaron á los indios, y que
Quiñones volvió de la mision americana á la Europa. En todo lo
cual se equivoca; pues nunca pudieron venir á la América estos
franciscanos, por mas que lo desearon. Porque Clapion murió en Va-
lladolidde España en el año de 1522. Quiñones fue electo en 1521
Comisario general de familia, en 1523 General de toda la Orden,
y en 1528 Cardenal con el título de Santa Cruz; y aunque renun
ció el generalato para venir á las Indias, no se le admitió la renun
cia. Pero sin embargo de que nunca pudo venir, toda la Nueva-
España le debe estar agradecida; pues él mismo, siendo General
de la Orden, escogió y envió acá al V. P. fray Martin de Valencia
y á sus doce compañeros, primeros Apostóles de esta América (z).
Argumento segundo contra la Omnímoda de Adriano.—Si
hemos de creer á Pignateli (a), las facultades concedidas por dicho
Papa fueron personales. Mas suponiendo que hayan sido reales y
perpetuas, la Bula de Adriano, segun dice Muriel, aunque no está
enteramente revocada dentro de los límites de los obispados; sin
embargo, está derogada en cuanto á varios puntos, como consta de
una Real Cédula de 4 de Setiembre de 1701, de una Bula de Be
nedicto XIV (b) de 8 de Noviembre de 1751, y de la decisión de Ja
famosa lítis de la Puebla de los Angeles.
Respondo á lo primero, que si Pignateli hubiera leido la Bula
de Adriano no habria proferido tal dislate. Solo con leer lo que yo
digo en la solucion al primer argumento, se satisfará cualquiera de
que las facultades de la dicha Bula fueron reales y perpetuas. —En
cuanto á lo segundo, respondo que ni la Cédula de Felipe V, ni la
Bula de Benedicto XIV que cita Muriel se oponen á mi conclu
sion; pues no tratan de las misiones vivasj sinó de las parroquias y
doctrinas de los Regulares. Ya dije, y el mismo Muriel (c) lo con
fiesa, que aunque algunos confunden estos nombres doctrinas y mi-
[d] Sea. 25, cap. 11 de los Regulares—[e] Tomo 2.°, part. 3.* en los cap. 1.°, 2.° y 3.°—
[/] Comienza: Exponi nobis, 24 de Marzo de 1567. Es la Bula 34 en el tomo 2.° del Bula
rlo romano; y se halla tambien en Parras, cap. 2.° citado; y en Montalvo, tomo 2.° de la Glo
sa, cap. 19, art. 5.°, núm. 3.— [g] Empieza: Quantum animarum, 16 de Setiembre de 1591.
Es la Bula 3.» en el tomo 5.° del Bulario de Bremond; y se halla en Ayeta, Defensa de la
Verdad; y en Cruz, trat. 9.°, resol. 1 . "— [h] Por la Bula Cum sieut accepimus, que es la 32 en
el tomo 5.° del Bulario romano. Tambien puedes verla en la Defensa del señor Palafox, to
mo 12 de sus obras.
276
no tienen lugar sino en donde hay falta de presbíteros seculares.
De todo lo dicho se infiere: lo primero, que no habiendo párro
cos ni parroquias en las misiones de infieles, alli es cabalmente don
de tiene su fuerza y vigor (i) el Breve de San Pio V. Lo segundo,
que si les aprovecha este Breve, que fue dirigido al Rey Católico
para utilidad de todos los Regulares de las Indias, mucho mas les
aprovecharán las Bulas de Adriano VI y de otros Pontífices, que
se concedieron directamente á los misioneros de infieles; cuando
por una parte no consta de su revocacion, y por otra es evidente
que muchas de sus facultades se han vuelto á conceder despues del
Concilio de Trento, como confiesa Pignateli ( j).
Por último, dice Muriel que la Bula de Adriano está vigente
fuera de los límites de los obispados, en lo cual convengo con él;
pero me parece que en los dominios que son ó han sido del Rey Ca
tólico en esta América, no hay lugar alguno de cristianos que no
esté dentro de los límites de alguna diócesis. Es cierto que por huir
de un estremo, venimos ádar en otro; pues son los obispados dila
tadísimos. Conforme á una ley de Indias (fe), "los límites que se se
ñalan á cada uno de los obispados, son quince leguas de término
"en contorno por todas partes." Mas yo pienso que esta ley se ha
brá practicado pocas veces. Hablando Muriel (/) de la América
meridional, escribe que el obispado del Tucumán tiene cuatrocien
tas leguas. Aun es mucho mayor en esta el obispado de Sonora,
pues comprende las dilatadas provincias de Sonora y Sinaloa, en
las que llegará el número de almas á ciento cincuenta mil: la pro
vincia de la Pimería, que se estiende mas de cien leguas; y última
mente la península de la California, cuya longitud pasa de quinien
tas leguas, por lo cual el Gobierno la ha dividido en dos provincias.
En tan asombrosa estension, todos los clérigos seculares que habia
en el obispado el año de 1817 eran cincuenta y ocho. Varias par
tes de este obispado estan rodeadas de gentilidad; como la Pime
ría, la Antigua y la Nueva-California, y en estas provincias hay
misiones de infieles.
En estas misiones, pues, aunque consignadas al obispado de So
nora, y en otras semejantes, me parece que pueden valerse los mi
sioneros del Breve de San Pio V, de la Omnímoda de Adriano Vf,
y de todas cuantas facultades les hayan concedido otros Papas y
no esten revocadas. En este concepto estoy por todo lo que llevo di-
[i] Véanse Parras en el cap. 3.° citado, núm. 755; y el Cardenal Petra, tomo 4.° en el
núm. 27 sobre la Bula 2.» de Gregorio XI.—[j] Pignateli, tomo 6.°, cons. 16.— Verriceli de
las Misiones trae una Bula de Clemente VIII á los misioneros carmelitas, en la páff. 223.—
[k] Ley 3.», tít. 7.°, lib. l.« de la Recopilacion.—[/] En la nota 7.» sobre la Bula 599.
277
cho: en él estan todos aquellos misioneros: en el mismo estuvo el
Ilustrísimo Obispo de Sonora Rousét; y no se que algun Obispo de
aquella diócesis haya pensado de otro modo. Ni obsta que el terri
torio de aquellas misiones esté consignado al obispado de Sonora;
pues, como llevo dicho, el Gobierno considera á los indios recien
convertidos en calidad de neófitos todo el tiempo que permanecen
bajo el cuidado y direccion de los misioneros; y el Obispo no se me
te jamas en cosa alguna de su gobierno, hasta que hallando en sa
zon las misiones se entrega de ellas dejándolas los misioneros, y
señalando límites á las parroquias; de acuerdo con el Gobierno des
tina desde entonces presbíteros seculares, para que como párrocos
vayan á cuidar de aquellas almas.
CUESTION LI.
CUESTION LH.
[i] En el tomo 1.°, cons. 39, núm. 3. — [j] Véase Dueñas en el tomo 1.° de sus Singo,
lares, trat. 1.° del Apéndice desde el dub. 5.° hasta el 10. — [k] Pelizario, Manual de Regu
lares, trat 8.°, cap. 5.°, sec. 5.*, níím. 206.—Minderér, pert. 1.», núm. 758.—Pedro Marcan,
cio en «1 Tribunal Sacramental al fin del tomo 3.°, caso 13.
37
282
algunas disputas entre el clero secular y los misioneros regulares
de las Provincias-Unidas del Pais-Bajo, la Sagrada Congregacion
de propaganda fide, con el fin de meter paz entre unos y otros, re
solvió varias dudas en 1.° de Mayo de 1623, decretando entre otras
cosas la siguiente: 17.—En cuanto á la publicacion de las In
dulgencias, los Regulares (habia domínicos, franciscanos de la ob
servancia y jesuitas) podrán publicar en todas partes las que sean
' propias de sus respectivos órdenes, informando antes al Vicario
"Apostólico acerca de tales concesiones." Estos Decretos de la Sa
grada Congregacion aprobó despues Urbano VIII, por una Bula (/)
de 5 de Mayo de 1626, y Alejandro VII los confirmó por otra de 20
de Setiembre de 1656.
Segunda.—Teniendo los franciscanos recoletos en la Flan-
des-Austrica muchos Oratorios ó Capillas públicasjuntamente con
sus conventos pequeños que llaman residencias, sujetas á la juris
diccion de los Ordinarios, suplicaron á la Sagrada Congregacion
de Indulgencias, se sirviese declarar ¿si los fieles visitando aquellas
Capillas podrían ganar las Induigenciasconcedidas por los Sumos
Pontífices á las Iglesias de nuestra Seráfica Orden? La Sagrada
Congregacion el dia 31 de Enero de 1746 declaró (IV) que todas y
cada una de las dichas Capillas, mientras los dichos frayles residan
alli, gozan de todos los privilegios é Indulgencias concedidas gene
ralmente á las otras Iglesias de la misma orden, con tal que los fie
les concurran á ella á oir misa, y recibir los sacramentos de la
Iglesia. Este Decreto fue aprobado por Benedicto XIV el dia 4
de Febrero de 1746.
Tercera.—La misma Congregacion de Indulgencias hizo otra
declaracion en los propios términos el dia 11 de Enero de 1752,
respecto de todas y cada una de las Iglesias pequeñas ó Capillas
públicas que tienen los menores observantes reformados de San
Francisco en Alemania, en Polonia, en Hungría, en Bohemia, en
Transilvania, en Prusia, en Rusia, y en otras provincias confinan
tes. La cual declaracion aprobó tambien Benedicto XIV el dia 15
de Enero de 1752 (m).
Cuarta.—Clemente XIII, por un Rescripto (n) de 20 de Abril
de 1762, estendió para siempre á las Iglesias de tres hospicios ó
residencias de la Bulgaria, en donde los religiosos franciscanos eran
[l] La Bula de Urbano, empieza: Sahaloris, y está incluida con varios Decretos de la dicha
Congregacion en la Bula de Alejandro, que empieza: Dudúm.lAs he visto en el Bulario de Co-
quelines, tomo 6.°, part. 4.", Bula 130 de Alejandro VIL—[H] El Decretoy la aprobacion se
hallan en PerusiBo, tomo 3.° de la Cronología Seráfica, part. 2.", pág. 357 y 358.—[m] Véa
le el Decreto y su aprobacion en Agustín M. de Nápoles, tomo 4.° de la misma Cronología,
pág. 44 y 45.— [n] Le hallarás en el mismo tomo 4.° de nuestra Cronología, pág. 427 y 428.
283
párrocos, todas y cada una de las Indulgencias concedidas por la
Santa Sede á las Iglesias de nuestra orden.
Ultimamente, por un Decreto de la Sagrada Congregacion de
Indulgencias de 27 de Mayo de 1732, que traen Minderér («) y el
Bulario de los Capuchinos, está declarado que las Iglesias, Capillas
Í Oratorios públicos que tienen los capuchinos en las residencias
ospicios de las misiones, gozan de las Indulgencias generalmente
concedidas á todas las Iglesias del mismo orden; con tal que las
Iglesias y los Oratorios sean públicos y fijos, y concurran á ellos los
fieles á oir misa y recibir los sacramentos de la Iglesia; el cual De
creto fue aprobado por Clemente XII el dia 11 de Junio de 1732.
Luego las Iglesias de las misiones de los menores observantes á las
que concurren los fieles á oir misa y recibir los sacramentos, go
zan de las Indulgencias concedidas generalmente á las Iglesias de
dicho orden. Es cierto que los observantes, segun lo que yo he lei
do, no tenemos sobre este punto una declaracion tan amplia y tan
espresa como la tienen los capuchinos, y como la deseaba nuestro
Pauc (o), porque tal vez no la pidieron á tiempo. Pero ¿qué no par
ticiparemos nosotros de esta gracia, ya por identidad de razon, ya
por la comunicacion de privilegios que hay tan íntima y tan es
trecha entre los dos órdenes ( p), como que todos somos hijos de
un mismo padre?—Ni obstan á esta prueba las dichas declaracio
nes hechas espresamente á favor de algunas Iglesias de mi orden,
pues por eso no se cierra el camino de la comunicacion de privile
gios: no siendo cosa desusada, dice Holzman (q), que los Papas
concedan de nuevo y por otra via á los privilegiados la Indulgen
cia ó privilegio que ya se les habia concedido. Verbigracia: á los
misioneros jesuitas (r) concedió Clemente XI Indulgencia plena-
ria para la hora de la muerte, siendo asi que ya la tenian concedi
da para la misma hora por Paulo V. Y que, ¿diremos por eso, ó que
Clemente XI ignoraba la concesion de Paulo V, ó que esta con
cesion de Paulo no se estendia á los RR. PP. jesuitas? Yo no diré
jamas ni lo uno, ni lo otro. Lo que si diré es que el citado Clemen
te, por los grandes servicios que la Compañía de Jesus habia hecho
á la Iglesia, quiso manifestarla su afecto, concediendo espresamen
te á sus individuos la referida Indulgencia.
[ñ] Minderér, part. 2.* al fin de la confer. 6.»—Miguel de Zug en el Bulario de los Ca.
pudimos, tomo 1.°, pág. 191.—Amórt en la Historia de Indulgencias, pág. 457; pero con la
fecha de 2.i de Mayo.— [o] Engelberto Pauc, Viña Seráfica, cap. 4.°, níím. 14. — [p] Véase
el Cardenal Petra en el tomo 2.°, sec. 3.* sobre la Bula 2.'» de Anastasio IV, niím. 12.—
[q] Apolonio Holzman, tomo 2.° de la Teología Moral, part. 5.», núm. 767.— [r] Véase el to.
mo 3.° de las Cartas Edificantes desde la pág. 27U hasta el fin. Estas Cartas son una corre»,
pondencia preciosa y digna de toda fe, dice Chateubriand.
,284
Argumento primero contra la segunda conclusion.—Aun
que los misioneros de la regular observancia de San Francisco ten
gan uso pleno de las Iglesias de sus misiones para ejercer alli sus
funciones eclesiásticas, no tienen propiedad en ellas. Luego en ellas
no se ganan las Indulgencias concedidas generalmente á las Igle
sias que son propias de la órden.
Respondo que si ese argumento valiera, se seguiria, dice Min-
derér (s), que en ninguna Iglesia nuestra podrían los fieles ganar
Indulgencias, puesto que toda la orden de los menores no tiene do
minio ni propiedad en alguna de sus Iglesias, por su altísima pobre
za. Basta, pues, para el goce de las Indulgencias que tengamos el
uso de ellas en los términos que dije arriba; pues los Sumos Pon
tífices, que no ignoran nuestro estado, han condecorado á todas las
Iglesias de mi orden, con tantas Indulgencias como dije en la cues
tion cuarta de este tomo. Luego estas que se conceden generalmen
te á todas, podrán ganarse por los fieles en las Iglesias de nuestras
misiones, pues son tambien de la orden.
Argumento segundo.—Cuando los Papas han concedido á las
Iglesias de la Seráfica Orden las Indulgencias plenarias de que ha
blaste en la cuestion cuarta de este tomo, han usado de distintas es
presiones para concederlas. Unos (<) la han concedido á los que vi
siten alguna Iglesia del orden de los menores, llamados de la Ob
servancia. Otros (w), á los que visiten cualquier Iglesia tanto de los
frayles como de las monjas del orden de los menores. Otros (»),
á los que visiten alguna de las Iglesias de las casas ó habitacio
nes de los menores. Otros (x) en fin, á los que visiten alguna Igle
sia de los concentos de la orden.—En esta suposicion, aunque los
fieles visitando las Iglesias de nuestras misiones ganen las Indul
gencias, cuando los Papas las han concedido á los que visiten al
guna Iglesia del orden de los menores, no las ganarán cuando
esten concedidas á los que visiten cualquiera Iglesia de los conven
tos de la orden, puesto que en las misiones vivas no hay conven
tos fundados.
Respondo que aunque es cierto que en las misiones de infieles
no se fundan conventos, y de consiguiente no hay Iglesias de con-
"Para que á los fieles de Cristo, que viven entre los infieles y
"hereges en cualquiera parte del mundo, y se hallan en el último
"peligro de la vida, no falten aquellos auxilios espituales que la Ca
tólica y Piadosa Madre Iglesia suele repartir misericordiosarnen-
"te á sus hijos que salen de este mundo, el Santísimo señor nues
tro Clemente (por la Divina Providencia Papa XIV), por el gran
"de amor con que maternalmcnte los abraza, concede con mucho
"amor á todos los Patriarcas Prefectos ó Superiores de las mi
siones que existen, ó en cualquier tiempo han de existir entre los
"infieles y hereges, la facultad de dará los moribundos la bendicion
"con Indulgencia plenaria; y asimismo la de poderla comunicar á
"los misioneros sujetos á su jurisdiccion en el distrito de sus mi-
"siones, con tal que observen para dar la dicha bendicion la fór
mula de Benedicto XIV (d).
"Mas por cuanto facilmente sucederá que algunos de los di-
"chos cristianos que estan entre los infieles y hereges mueran sin
"recibir los sacramentos, y tal vez sin asistencia de un sacerdote;
"por tanto Su Santifiad, de la copiosa fuente de la benignidad apos
tólica, les concede tambien Indulgencia plenaria, con tal que in
te] Se halla en la dicha edicion desde la pág. 168.<— [d] Puedes ver esta fórmula en las
mismas Bulos desde la pág. 171.
287
"voquen contritos el Santísimo Nombre de Jesus, á lo menos con
"el corazon, reciban la muerte de mano del Señor con humildad y
resignacion cristiana, y encomienden el alma en las manos de su
"Criador. Y para que esta última parte del Decreto llegue á noti
cia de todos los fieles, cuidarán los Prefectos de publicarla repe
lidas veces en el distrito do las misiones. Dado en Roma en la
"Casa de la S. Congregacion de propaganda fide el dia 5 de Abril
"de 1772.—Esteban Borja, Secretario."
Estendió tambien á nuestros misioneros del Occidente la de
claracion hecha en otro tiempo para los Orientales en cuanto á la
consecucion de las Indulgencias, repartiéndoles otras nuevas, co
mo se ve en los dos Decretos siguientes:
"Como sucede muchas veces que los padres del orden de los
"menores de San Francisco de la observancia que trabajan en las
"sagradas misiones en las Indias Occidentales, y los fieles que vi-
"ven dentro de los límites de la prefectura de las misiones de dichos
"padres carezcan de confesor, de donde se sigue que no pueden ga-
"nar algunas Indulgencias que estan fijas á ciertos y determinados
dias; nuestro Santísimo señor Clemente XIV, por relacion del in-
"frascrito R. P. don Esteban Borja, Secretario de la S. Congrega
cion de propaganda fide, estendió á los dichos padres y fieles que
"carecen de confesor, las otras Indulgencias concedidas por Su
"Santidad en 24 de"Mayo de 1772 á favor de los Obispos, Vicarios
"Apostólicos, misioneros y fieles cristianos del imperio de la Chi-
"na y de los reinos de Tunquín, Sián, Cochinchina, Ciampa y Cam-
"boya, como aparece del Decreto del tenor siguiente. Dado en
"Roma en la Casa de la dicha S. Congregacion el dia 23 de Mayo
"de 1773.—Esteban Borja, Secretario."
Para aclarar el Decreto que antecede, y saber las Indulgen
cias que se conceden en él, es preciso escribir el siguiente:
TERCER DECRETO
f/1 Está allí mismo desde la pág. 182 hasta la 185.— [g] Puse este Decreto de Cle
mente XIII en el tomo 1." al fin de la cuestion 38.—[h] Puedes ver el indulto de Clemen
te XII en Eusebio Amórt, Historia de las Indulgencias, pág. 461. como dije en el tomo 1.°»
cuest. 33, advert. 4.»
289
"Indulgencia plenaria dos veces en el año, con tal que en los mis-
"mos dias cumplan fiel y religiosamente las obras arriba dichas. Por
"esta concesion de Indulgencias, no es la intencion de Su Santidad
"el revocar ó anular otras cualesquiera que antes se les hayan con-
"cedido, ó que en adelante se les concedieren.
"Y para que sepan los fieles esta disposicion pontificia, manda
"á los sobredichos que publiquen el presente Decreto á los pueblos
"de su jurisdiccion, para que puedan participar del tesoro de la
"Iglesia. Dado en Konla en la Casa de la dicha Congregacion en
"el dia y año arriba dichos.—Esteban Borja, Secretario.—En lu-
"gar <%* del sello."
De todo lo dicho se infiere, lo primero: que a los misioneros de
infieles en las Indias Occidentales concede Clemente XIV, por el
referido Decreto de 23 de Mayo de 1773, cuatro Indulgencias ple-
narias cada año, aplicables por las ánimas del purgatorio, las cua
les podrán ganar en cualquier dia del año en que se confiesen, co
mulguen y pidan á Dios con fervor por la propagacion de la fe. A
los cristianos que existan en el distrito de dichas misiones, concede
la misma Indulgencia plenaria, la cual podrán ganar dos veces en
cada año, haciendo las mismas diligencias.
Infiérese lo segundo: que por el Decreto del mismo Clemen
te XIV, de 21 de Mayo de 1772, queda derogado espresamente el
indulto concedido por Clemente XII á los misioneros que vivian en
tierras de infieles ó hereges, para que haciendo un acto de perfecta
contricion pudieran ganarse las Indulgencias plenarias sin confe
sarse, por carecer entonces de confesor (¿). Y tambien queda dero
gada la concesion de Eugenio IV á los de Tierra Santa.
CUESTION L1V.
A los indios y á los otros cristianos que tinen entre los infieles
y hereges, ¿han concedido los Papas algunas Indulgencias?
[i] Mira lo que apunta Nápoles en el tomo 4.°, pág. 340 antes de la letra d.
. 38
290
Para ganarlas han de confesar sus pecados en los dos dias del
año que escojan, lian de comulgar y han de pedir á Dios fervorosa
mente por la propagacion de la santa fe católica. Todo consta de los
dos Decretos sobredichos, que se hallan en la cuestion antecedente.
Respondo lo segundo: que á todos los fieles cristianos que vi
ven entre los infieles y hereges, y se hallan en el artículo de la muer
te, les pueden aplicar sus Superiores la bendicion con Indulgencia
plenaria, segun la fórmula de Benedicto XIV.—Mas si los dichos
cristianos se hallaren á la hora de la muerte sin confesor, el Sumo
Pontífice Clemente XIV, por la ardiente caridad con que abraza
á los tales enfermos, les concede la Indulgencia plenaria de la co
piosa fuente de la benignidad apostólica, con tal que hagan un ac
to fervoroso de contricion con deseos de confesarse, invoquen el San
tísimo Nombre de Jesus a lo menos con el corazon, y reciban la
muerte con resignacion cristiana, encomendando su alma en las
manos de su Criador. Consta lo dicho del Decreto de la S. Congre
gacion de propaganda, aprobado por el mismo Papa en 5 de Abril
de 1772, y puesto en la cuestion anterior.
Con este motivo suplico segunda vez á los Ilustrísimos seño
res Obispos, á los Vicarios apostólicos y á los Prefectos de las mi
siones, que al ver la caridad tan ardiente que el Padre comun de
todos los fieles manifiesta en la dicha concesion, le imiten en ser
francos y liberales, dando á los confesores celosos la facultad de
aplicar á los moribundos la bendicion con la Indulgencia plenaria;
pues mueren muchos cristianos sin este socorro espiritual, que fa
cilmente pudiera dárseles.
Respondo lo tercero: que á todos los cristianos que viven en
tre los infieles y hereges concedió el mismo Clemente XIV, el dia 5
de Abril de 1772 (a), siete años y siete cuarentenas de Indulgen
cia por cada vez que recen contritos Jos actos de fe, esperanza y
Caridad que se hallan en este mismo tomo al fin de Ja cuestion vi
gésima quinta. Estas Indulgencias son perpetuas y aplicables por
las ánimas del purgatorio. Ademas de estas Indulgencias pueden
ganar los dichos cristianos las que concedió Benedicto XIV al co
mun de los fieles, segun dije al fin de la misma cuestion XXV.
[a] Por un Decreto de la S. Congregacion de propaganda, que hallarás en Ja dicha edi
cion de las Inocencianas desde la pág. 176.
291
CUESTION LV.
[/] Avendafio en el tomo 2.° de su Tesoro, tít. 12, níím. 225—Muriel en la Bula 286.—
[g] véasela ley 23, tít.l.°, lib. 1.° de la Recopilacion de Indias.—Vallarna en el lugar citado.
Soíórzano en su Política Indiana, tomo 1.°, lib. 2.°, cap. 29, núm. 6.—Murillo en elnúm. 386
del Quinto do las Decretale?.—[A] Así lo dicen Rodríguez y Soíórzano «n los lugares citados.
293
ligencias para ganar un jubileo, y no puede confesarse porque no
encuentra con quien, lo ganará sin embargo de que no se confiese
ni comulgue, con tal que tenga contricion y propósito de contesar
se luego que tenga oportunidad, ó por lo menos dentro de un mes.
Pero ¡qué dificil es que un indio rudo, como son los carbone
ros de Méjico, si está en pecado mortal haga un acto de perfecta
contricion por sí solo, sin que el confesor le instruya y le ayude!
¿No será mucho mas fácil que este pobre é infeliz indio consiga el
perdon de los pecados por el sacramento de la penitencia, en el que
el confesor le instruirá, le pondrá á la vista la gravedad de sus pe
cados, y procurará moverlo á que tenga dolor de todos ellos, y á
que ame sobre todas las cosas á aquel Señor que le crió, le redimió
y quiso quedarse sacramentado por el amor do los hombres?
Desengañémonos, no todo loquees lícito es conveniente. Aun
cuando los indios pudieran ganar las Indulgencias sin comulgar y
sin confesarse, no es conveniente que dejen de recibir estos sacra
mentos, cuando por una parte muchos de ellos lo desean con ansia,
y por otra los reciben todos los domas cristianos. Ya es tiempo que
procuremos los sacerdotes acabar de quitar de entre nosotros aque
lla costumbre antigua y casi universal que hubo en las dos Amé-
ricas en los siglos pasados, de privar de la sagrada comunion á los
pobres indios con tanto perjuicio de sus almas. Con razon se que
jaban de esa costumbre á fines del siglo décimo sesto el P. jesuita
José Acosta (i) en el reino del Perú, y el P. franciscano fray Juan
Bautista en el de Méjico. Si un confesor ó un párroco tienen algu
na duda sobre comulgar á los indios, lean á cualquiera de los dos
autores en los lugares que cito, y me parece que depondrán todos
sus temores. Y á la verdad, ¿qué motivos puede haber para no dar
la comunion á los indios, habiendo mas de tres siglos que recibie
ron la fe? ¿Los pecados que tienen? Nosotros tambien los tenemos,
y los cometemos con mas malicia que ellos, y con todo eso nos con
fesamos y comulgamos para ganar las Indulgencias y jubileos. ¿Les
falta acaso la devocion al Santísimo Sacramento? No me parece
que les falta, supuesto que ya la tenian en el siglo décimo sesto,
cuando estaban recien convertidos; pues, segun fray Manuel Ro
driguez (j), eran tantos los indios que acudian entonces á confesar
se y á comulgar, que los ministros (como eran pocos) no podian
dar á basto para administrarles los sacramentos; y esa fue la causa,
dice el citado Padre, porque Felipe II impetró del Sumo Pontífi-
[í'J Acosta: De Procurar la Salvacion de los Indios, lib. 6.°, cap. 9." y 10.—Juan Bautista
en las Advertencias á los Confesores, paft. 1." desde la pág. 56 hasta la 74.—José de la Cruz
sobre el Bautismo, trat, 9.°, res. 8. " desda el núm. 12.—[j] Rodríguez en el art. ü." citado.
294
ce Pio IV el Breve sobredicho á favor de ellos. Pues ¿qué es lo que
les faltaba para poder comulgar? Acaso me responderán que á los
indios les falta instruccion. No lo niego respecto de algunos; mas
esto podemos remediarlo fácilmente, uniéndonos los predicadores,
los confesores, los párrocos, y dando á los pobres indios toda la en
señanza que necesitan. ¿No hacemos esto mismo con todos los otros
fieles que desean comulgar, y no pueden hacerlo por su ignorancia?
Pues hagamos lo mismo con los infelices indios, y démosles el con
suelo de que se confiesen y comulguen cuando lo requieran las In
dulgencias y jubileos. Si los indios lo hacen así; esto es, si se con
fiesan y comulgan para ganar las Indulgencias, habrá mas certe
za de que las ganen. Digo que habrá mas certeza; porque sinó co
mulgan ó no se confiesan, soy de parecer que no las ganan, por lo
que voy á decir.
Respondo lo tercero: que los referidos Breves de Pio IV y Pau
lo V fueron revocados por el Papa Clemente XIV el dia 17 de Ma
yo de 1772. Por lo menos, no tengo duda que el citado Breve de
Pio IV, en el que concede á los indios que puedan ganar las Indul
gencias sin confesarse, está revocado por Clemente XIV; pues que
riendo este Soberano Pontífice que se conformen todos los cristia
nos con el Decreto de Clemente XIII, de 9 de Diciembre de 1 763 (7c),
declaró que ya quedaban derogados, asi el indulto que tenian los mi
sioneros de infieles de ganar las Indulgencias con solo un acto de
contricion, sin confesarse por no tener confesor, como oíros cual
esquiera indultos particulares semejantes á él. Asi consta del De
creto de la Sagrada Congregacion de Indulgencias de 24 de Mayo
de 1772, aprobado por el dicho Clemente XIV (1), que puedes ver
en la cuestion quincuagésima tercera de este mismo tomo.
§. De las estaciones de Roma y de sus Indulgencias.
Aunque la palabra latina Statio se toma algunas veces entre
escritores eclesiásticos por el ayuno, segun dicen Baronio en sus
Anales, y Ducange en su Glosario; otras veces se toma por las jun
te* que hacian los primeros fieles en alguna Basílica ó Iglesia, en
donde se detenian á orar, asistir al sacrificio de la misa y recibir
el Cuerpo de Jesucristo. En esta significacion se ha de tomar, dice
Jacobo Pamelio, comentador de Tertuliano y San Cipriano Már
tir, cuando hablan estos escritores de la Estacion (a) en los luga
res que cito. La palabra Estacion, traida desde la antigüedad, no es
[*J El Decreto de Clemente XIII se halla en el tomo 1.9, cuest. 38, pag. 137.—[Z] Em
pieza el Decreto: Como sea necesario, y le hallarás en este tomo [o] Tertuliano en el lib.2.°
ad vxorem, cap. 4.°—San Cipriano en la epíst. 41.—Pamelio sobre los dos.
295
desconocida de Roma, dice Pamelio, en este mismo significado, ha
biendo llegado á nosotros lo que antiguamente se observaba. Oiga
mos sobre esto mismo lo que escribió el llustrísimo Obispo de Cuba
don Gabriel Diaz Vara Calderon (6), despues de haber vivido seis
años en la ciudad de Roma, y adquirido individuales noticias de sus.
grandezas y tesoros. "Los primeros fieles, dice, que se hallaron en
"Roma en tiempo de las persecuciones de la Iglesia solian juntarse
"en los Sacros Cementerios, y con la oracion y santas pláticas que
Menian se animaban contra las borrascas de la furia infernal del
"gentilismo, y á esta junta llamaban Estacion, palabra usada del
"latin, que significa cualquier breve detencion que se haga en al*
ngun lugar. Estas santas Estaciones se continuaron despues, no ya
"en los Cementerios, sino en diversas Iglesias de Roma, asistiendo
"á ellas los Sumos Pontífices con el clero y pueblo, yendo en pro
cesion con el estandarte sacro de la cruz delante. En llegando á
"la Iglesia de la Estacion, les hacia el Papa una breve plática co-
"mo las que se hallan de los Sermones de San Leon y Homilías de
"San Gregorio. Coronaban esta santa devocion ayunando todo el
"dia, entreteniéndose en la Iglesia de la Estacion en oraciones y
"santos ejercicios, separados los hombres de las mugeres, como
"consta de muchas piedras que hay en Iglesias antiguas. No esta-
"ba entonces determinada la Estacion fija á alguna Iglesia, deján
dose solo á la devocion del pueblo, hasta que San Gregorio Mag-
"no determinó los dias y las Iglesias en que se hubiesen de celebrar
"las Estaciones." La costumbre, pues, de visitar las Estaciones en
Roma es antiquísima, trae su orígen desde los tiempos de los Após
toles, dice Sixto V (c).
Arguyen algunos críticos de este modo. Juan Diácono, que es
cribió la Vida de San Gregorio á mediados del siglo nono, dice en
el libro segundo, capítulo XVIII hablando del Santo: "Ordenó so
lícito las Estaciones por las Iglesias, y sepulcros de los mártires,
"segun que hasta ahora el pueblo romano corre por ellas á porfía
"como cuando vivia el Santo." Lo mismo dice Ruperto (<?), que es
cribió en el siglo duodécimo. Luego si San Gregorio Magno orde
nó ó estableció las Estaciones de Roma, la costumbre de visitarlas
no puede ser desde el tiempo de los primeros Papas, sinó desde fi
nes del siglo sesto ó principios del séptimo. Así arguyen el Bolan-
dista Papebroquio (e), Fleury y otros.
[6] Calderon, Grandezas y Maravillas de Roma, part. 3.*, cap. 2.°—[c] En la Bula Egre
gia, que trae Minderér en la pág. 266.—Es la23 en el tomo 2.° del Bulario romano.—[di Ru.
perto en el tomo 2.°, lib. 3." de los Divinos Oficios, cap. 4.°; y en el lib. 2.° sobre la Regla da
San Benito, cap. 14.—[e] Papebroquio in Promjlato ad acta SS.m Mqji, disert. 17, núm. 12 de
la edicion de Amberes 1685.—Fleury, lib. 36, }. 16.— Vanespen. ,
296
Respondo que San Gregorio no fue en rigor el autor de las Es
taciones de Roma, como le llama Papebroquio, sino que las reno
vó, las puso en orden, puesto que las visitaban los fieles desde los
primeros Papas. San Gregorio, dice Panvinio (/), indagador dies-
trísimo de las antigüedades, redujo á cierto orden las Estaciones
de Roma, habiendo sido instituidas antes de él. Yo no niego que
San Gregorio fue autor de algunas Estaciones; pero á otras que ya
existian, dice Gavanto (g.), las renovó, las redujo a mejor orden que
el que tenian. Si Papebroquio y Fleury quieren llamar á San Gre
gorio autor de las Estaciones de Roma, porque las renovó y las
colocó en mejor disposicion que la que tenian antes (en el cual sen
tido puede tomarse sin violencia lo que dicen Juan Diácono y el
Abad Ruperto), llámenle muy en hora buena; pero ¿cómo se podrá
negar que la costumbre de visitar las Estaciones es mucho mas an
tigua que San Gregorio Magno, cuando hacen espresa mencion de
ellas Tertuliano y San Cipriano Mártir, que vivieron mas de tres
siglos antes que él?
Acerca de las Indulgencias estacionales ó de las Estaciones
de Roma son muchas las opiniones que ha habido hasta ahora. An
tes de referirlas, oigamos lo que nos dicen el famoso domínico Pa-
serino, y el agustiniano Cavalieri. Pedro María Pasermo (/i), cuya
autoridad es de tanto peso, deciaLambertini (t), por haber sido tan
práctico en las opiniones de las Congregaciones de Roma en don
de escribió, y haber ejercitado alli mismo con grandes elogios el
cargo de Procurador general de su orden por muchos años; despues
de haber hecho en aquella Corte las mas esquisitas diligencias para
averiguar cuantas y cuales son las Indulgencias de las Estaciones;
despues de haber consultado sobre ello á los hombres mas sabios de
Roma, confiesa con ingenuidad que no pudo hallar otra cosa que
la incertidumbre. Juan Miguel Cavalieri en una obra que escribió
en toscano, intitulada: La Sacra Cintura, impresa en Milan 1737,
dice así (j): "Cuales y cuantas sean las Indulgencias de las Esta
ciones de Roma, no se puede saber con certeza; pues ni concuer-
"dan entre sí los Doctores en referirlas, ni la S. Congregacion ha
determinado alguna cosa sobre este punto; estando acaso esto en
"semejante estado, ó por la injuria de los tiempos, ó por el descuido
"de los hombres, ó por la voracidad de los incendios que hayan des
truido tal vez los mismos originales auténticos."
[/] Onofre Panvinio en el lib. de las Estaciones de Roma.— [ g] Gavanto sobre las Rú.
bricas del Misal, part. 4.», tít. 12, núm. 27.—Merati, níím. 34. — [h] En la obra de Indulgen
cias, cuest. 98, núm. 770— [i] En sus Pastorales 48 y 81.— [j] En el niim. 487 del diálogo
sobre la Sagrada Correa, el cual diálogo es la segunda parte de dicha obra.
297
Esto supuesto, hablaré en compendio de lo variedad de opi
niones que ha habido acerca de dichas Indulgencias. El Angélico
Doctor Santo Tomas, escribiendo sobre el cuarto de las Sentencias
de Pedro Lombardo (&), dijo (fundado sin duda en la tradicion) quo
San Gregorio Magno concedió siete años de Indulgencia á las Es
taciones de Roma. Esta opinion de Santo Tomas (que siguen Be-
larmino (/) y Bonifacio VIII entre los antiguos; y Teodoro (11) y
Minderér entre los modernos) la impugnan Papebroquio (m) y los
dos Págis, fundados principalmente en el silencio que guardó sobre
esto Anastasio Bibliotecario. *
En el año de 1728 se imprimió en Roma, dice Cavalieri. un
libro sobre la Sagrada Correa, que señala Indulgencia plenaria
para varios dias del año, y muchos miles de años para cada dia de
las Estaciones. A este siguieron el mismo Cavalieri en la obra ci
tada,)' fray Domingo Tagliaferri, Regente de estudios de San Agus
tin de Sena, en otra obra sobre la misma Correa, que imprimio en
Foliño 1715. He visto las dos obras.
En el de 1G65, dice Minderér, compuso el P. franciscano fray
Angel Lantusca un libro sobre la regla de los terceros de nuestro
P. San Francisco, y le imprimió en Roma con aprobacion del Re
verendísimo fray Jacinto Libelo, del órden de Predicadores, y Maes
tro del Sacro Palacio. Puso en él un índice de las Indulgencias es
tacionales de Roma, y señala tambien muchos miles de años para
cada dia de Estacion, y una plenaria para los mas de los dias. Se
reimprimió despues en Milan, en Viena de Austria y en Frisíngen.
Lucio Ferraris, Holzman y Kacembergér lo imprimieron en sus
obras; mas aunque todos lo sacaron de Lantusca, hay bastante dife
rencia entre unos y otros, lo cuaj consiste por lo comun en el des
cuido de los impresores y de los correctores de los libros.
Francisco Suarez (n) y Alfonso Casa-Rubios opinan que las
Indulgencias de las Estaciones no son plenarias.—Teodoro del
Espíritu-Santo (*i), Eusebio Amórt y Sebaldo Minderér, afirman
que no consta que sea plenaria alguna de dichas Indulgencias, y tie-
[k] Santo Tomas en la dist. 20, cuest. 1.*, art. 3.°, cuestioncilla 3."—Paserino, cuest. 98
de las Indulgencias.— [1] Belarmino de las Indulgencias, lib. 1.°, cap. 3.°—Bonifacio en la
Bula Sublimi, que trae Amórt rn la Historia de Indulgencias, pág. 161; y Minderér, pág. 265. -
[//] Teodoro, part. 2.\ cap. 1.°, art. 2.°, }. 2.°—Minderér, part. 2.", núm. 207.—[mi Pape
broquio en la disert., núm. 17, part. 1."—Antonio Pagi sobre el Baronio al año 847.—Francis
co Pagi en el Breviario de los Papas, tomo 1.°, Vida de San Silvestre, núm. 3; y tomo 2.°, Vi
da de Sergio II, desde el núm. 11.— [n] Suarez en el tomo 19 de la citada edicion de 1740.
Casa-Rubios de los Privilegios de los Menores, pal. Indulgencias.—[»] Teodoro, part. 2.",
cap. art. 2.°—Amórt, tomo 3." de la Teología Ecléctica, cuest. 11 de las Indulgencias.
Minderér, part. 2.", núm. 212.
39
298
non por improbares los muchos miles de años de Indulgencias es
tacionales que se hallan en tantos libros.
Mas no se puede negar que algunos Papas creían que algunas
Indulgencias de las Estaciones eran plenarias, y otras parciales,
aunque ningunas especificaron. Prueba de esto es que Sixto IV (o)
en 1477 concedió á los cofrades del hospital del Espíritu-Santo,
"que todos los que impedidos por legítima causa no pudieran visi-
"tar las Estaciones de Roma ó asistir á las bendiciones papales, en
"dando al referido hospital aquella limosna que darían por su pro
pia piedad en las dichas Estaciones si personalmente las visitaran,
"consiguiesen todas las Indulgencias de las Estaciones de Roma
"y de las bendiciones papales, asi las plenarias, como las concedí-
Mas por cierto número de años."—Tambien Leon X (p) en 1516
concedió al orden de los caballeros del Toison de Oro, que los quo
en los dias de las Estaciones de Roma visitaren una ó dos Iglesias,
ó dos ó tres altares de una que ellos elijan, "consigan todas y cada
"una de las Indulgencias aun plenarias, que conseguirían si perso
nalmente visitaran en los mismos dias todas y cada una de las
"Iglesias de dichas Estaciones, y las siete principales; como tam-
"bien la de Santa María de Pópulo y la de San Gregorio." Asimis
mo Benedicto XIV (q) en 1741 concedió á los caballeros del Real
orden de San Genaro, que visitando con devocion en los dias de las
Estaciones de Roma en donde quiera que esten una ó dos Iglesias,
ó dos ó tres altares de una ó de distintas, segun escoja cada uno,
"consigan todas y cada una de las Indulgencias aun plenarias que
"conseguirían si en los mismos dias de las Estaciones visitaran per
sonalmente las Iglesias de Roma deputadas para esto."—Ulti
mamente, Clemente XIV (r) en 1772 hizo otra concesion en los
mismos términos á los caballeros de la Real y distinguida orden es
pañola de Cárlos III. Luego suponen estos Papas que á lo menos al
gunas de las Indulgencias de las Estaciones de Roma son plenarias.
A la Bula de Sixto IV responde Minderér (s), que como en ella
comunica á los cofrades del Espíritu-Santo no solamente las In
dulgencias de las Estaciones, sino tambien otras Indulgencias, por
eso hace mencion en dicha Bula de las Indulgencias plenarias. Otro
tanto diria este sabio franciscano á la Bula de Leon X. Mas no po
dria responder lo mismo á las de Benedicto XIV y Clemente XIV;
[o] Por la Bul» Ulitis qui, \. 15: está en el tomo 1.° del Bulario de Querubino.—[ p] Por
sw Bula Preciara:, que hallarás en el tomo 10 del mismo Bulario.—[q] En la Bula Romana
Ecletüt, que se halla en el tomo 1.° de su Bulario.— [r] Por su Bula Benfdiclus Deus, que
traducida al castellano puso Valíanla en las Adiciones al Fcrraris, en la pal. Patroni Sanc-
ti.—[»] Minderér, part. 2.", núm. 213.
299
pues en ellas no comunican estos Papas á los respectivos caballe
ros otras Indulgencias que las de las Estaciones de Roma.
Estas y otras muchas cuestiones tenia yo escritas en mi larga
Disertacion sobre las Indulgencias de las Estaciones de Roma,
deseando averiguar cuales y cuantas eran sus Indulgencias (pues
el deseo de averiguar esto fue la causa primera de la obra que doy
á luz); pero no quiero darlas á la prensa porque son en el dia inú
tiles, supuesto que el Sumo Pontífice Pio VI habló ya acerca de
dichas Indulgencias por el órgano de la S. Congregacion de Indul
gencias, como lo verás en la cuestion siguiente.
CUESTION LVI.
DIAS
CUESTION LVII.
[o] Empieza: Delata: smpiüs, y le hallarás en Gobát, tomo 2.°, trat. 4.°, part. 2.» despues
del núm. 709.—Corella, Práctica, trat. 17 desde el inlm. 239.—Diaz de San Buenaventura
sn el Espejo Seráfico, part. cap. 3.°, docum. 11 y 12.—[M En la Bula Inter jrrtcteritos,
}. 9.°, núm. 84.—Es la 21 en el tomo 3.° de su Bulario.
305
de Oviedo y al Cabildo de su Iglesia, nos lo asegura fray Francis
co Diaz de San Buenaventura (c), Lector entonces de Teología en
San Francisco de Oviedo; y lo mismo se habrá comunicado, dice, á
los otros Obispos é Iglesias (Nota 65). Yo no dudo que se comuni
caria tambien al Consejo de la Cruzada; pues he leido (d) que á
fines de Octubre de 1678 lo tradujo del latin al castellano don An
tonio Gracian, Secretario de Cárlos II y del Consejo de la Santa
Cruzada. Nada, pues, falta al sobredicho Decreto para que obli
gue á los romanos y á los españoles.
Supongo lo segundo: que los dias de Estacion señalados en el
Misal romano son por todos ochenta y siete, los mismos que es-
tan especificados al fin del Sumario de la Bula de la Cruzada; aña
diendo á estos la vigilia de la Natividad del Señor.
Supongo lo tercero: que aunque hasta ahora los Misales impre
sos en España no señalan Estacion en el domingo infraoctavo de
la Ascension del Señor, no dejarán de señalarla los Misales impre
sos en Roma; pues la hay en Santa María la Rotunda, segun el
Decreto de la S. Congregacion de Indulgencias, aprobado y confir
mado por Pio VI el dia 9 de Julio de 1777, del que hice mencion
al principio de la cuestion antecedente.—Lo cual supuesto,
Respondo que ganará las Indulgencias estacionales el que vi
site los altares, asi en la vigilia de Navidad como en el domingo
despues de la Ascension.—Pruébolo primeramente en cuanto á la
vigilia de* Navidad. Todos los dias de Estaciones señalados en el
Misal romano, se pueden ganar las Indulgencias de las Estaciones
de Roma, segun el Decreto Inocenciano. Es así que el dia la vigi
lia de Navidad es uno de los señalados por dia de Estacion, como
puede verse en cualquier Misal; luego ganará en ese dia la Indul
gencia estacional el que teniendo la Bula de la Cruzada visite los
cinco altares.
Yo creo que la vigilia de Navidad se ha tenido siempre en Ro
ma por dia de Estacion desde el tiempo de San Gregorio Magno.
Pues no solamente le trae el Misal romano, poniendo la Estacion
en ese dia en Santa María la Mayor, sino tambien una multitud de
escritores, ya antiguos y ya modernos. De estos he visto que lo afir
man Juan Gráncolas (c), fray Francisco Gonzalez, Engclberto
[Nota 65.]—Del modo que cuenta el P. Diaz, se comunicaban á loe españoles las Bulas
y Decretos de los Papas hasta el año de 1763; pues en él mandó Cárlos III que no tuviesen
valor alguno hasta conseguir el pase del Real Consejo. —Véase la Vida de Cárlos III que es
cribió Becatini, tomo 2.", lib. 3.°, desde la pág. 38 do la edicion madrileña de 1790.—[c] En
el docum. 11 del lugar citado, núm. 8.— [d] Gonzalez de San Pedro en el Apéndice & la Ins.
trucejon de los Hijos de María, níím. 36.—[e] Gráncolas sobre el Breviario romano, lib. 2.°,
cap. 13 Gonzalez, Crisol del Rosario, cap. 4.°, mim. 47.—Pauck, Viña Seráfica, cap. 27,
306
Pauck, Arbiol, Cavalieri, Ferraris y otros mucbos. De los antiguos
lo dicen San Cárlos Borromeo (/), fray Manuel Rodríguez, Lo
renzo Beycrlin,.el Ilustrísimo Calderon, Obispo de Cuba, y el In
dice de las Estaciones que publicó el Eminentísimo Guadiani, Vi
cario general de Benedicto XIV. Domingo Macri, que dio á luz su
Diccionario Sagrado en la mitad del siglo XVII, nos dice en él
que leyó en un antiquísimo Ceremonial estas notables palabras:
"En el diade la vigilia de la Natividad de nuestro Señor Jesucristo
"hay Estacion en Santa María la Mayor, en donde el señor Papa
debe cantar la misa con la escuela de los cantores y la familia del
"palacio." Ultimamente, he visto en el Antifonario de San Gregorio
Magno, que en la vigilia de la Natividad del Señor hay Estacion
en Santa María; luego habiendo Estacion en ese dia, ganará la In
dulgencia estacional el que visite los altares teniendo la Bula.
Pruébolo tambien en cuanto al domingo despues de la Ascen
sion. Aunque este dia no se halla señalado en los Misales romanos
impresos en España entre los dias de Estacion como el de la vigi
lia de .Navidad; sin embargo, está especificado en el Catálogo de
los dias de Estacion hecho por la S. Congregacion de Indulgencias,
y aprobado y confirmado por Pio VI en 1777, que es al que prin
cipalmente debemos atenernos.
Acerca de este dia es necesario advertir, que aunque ha mu
cho tiempo que no era dia de Estacion, antiguamente lo fue y se
llamó el domingo de la Rosa. Pues refiere el sabio Mabillon (A),
que halló en el Ceremonial romano de Gregorio X algunas Indul
gencias estacionales que habia en el domingo cuarto de cuaresma,
y en el domingo de la Rosa, las cuales publicaba en Roma el pre
dicador despues del Evangelio de la misa por los años de 1271.
Argüirás. Tú dices que Mabillon señala por dia estacional el
domingo de la Rosa. Mas no es regular que Mabillon entendiese
por domingo de la Rosa el domingo infraoctavo de la Ascension,
sinó el domingo cuarto de cuaresma; pues este se llama hoy do
mingo de la Rosa, porque en él bendice solemnemente el Papa la
rosa de oro, como lo afirman Benedicto XIV (i), Guillermo Du-
núm. 130.—Arbiol en su Tercera Orden, part. 2.a, cap. 22.—Cavalieri en el Diario de la Sa
grada Correa, part. 3."—Ferraris en la pal. Indulgencia, art.4.°—[/] San Cárlos en las Actas
de la Iglesia de Milan, part. 7.*, pág. 903 de la edicion de Pádua.—Rodríguez, tomo 2.° de
sus Cuestiones Canónicas, cuest.92, art.l.°—Beyerlin, Teatro do la Vida Humana, pal. Stalio.
Calderon, Grandezas y Maravillas do Roma, part. 3.», lib. 2°, cap. 4.°—El Indice de Gua-
dagni está en Minderér, pág. 259.—[g] Macri en la pal. Slatio.—[h] Mabillon en el tomo 2.°
del Museo Itálico.—Véanse Amórt en su Teología, cuest. 11 de las Indulgencias, y Virginio
Valsequi en la obra de Indulgencias, cap. 5.°, ndm. 4.—[i] Benedicto XIV en la BuIaQuar-
la vcrientit del tomo 3.a de su Bulario.—Durando en el Racional de los Divinos Oficios, li
bro 6.°, cap. 53.—Croiset, Auo Cristiano en la dominica 4.a de cuaresma.
307
rando y Croisct; luego el domingo despues de la Ascension no ha
sido dia de Estacion hasta ahora.
Respondo con Teófilo Rainaudo (/), que aunque es cierto lo
que afirman los citados autores, no es menos cierto lo que yo digo.
El domingo de la Rosa era entre los antiguos romanos el domin
go infraoctavo de la Ascension, en el que habia Estacion en Santa
María la Redonda ó de los Mártires, predicaba el Sumo Pontífi
ce de la venida del Espíritu-Santo; y como dice el mismo señor Be
nedicto (fc), de lo alto del templo se echaban rosas en figura del
Espíritu-Santo. Dejándose de usar dicha Estacion por el largo tiem
po que vivieron los Papas en Francia, se dejó tambien de llamar
domingo de la Rosa el infraoctavo de la Ascension; y desde en
tonces comenzó á llamarse así el domingo cuarto de cuaresma, por
la razon que alega el argumento. Que las palabras que trae Ma-
billondel antiguo Ceremonial romano, se hayan de entender como
yo las esplico, es para mí evidente; pues por una parte se hace
mencion alli del cuarto domingo de cuaresma, y por otra del do
mingo de la Rosa, lo cual no sucederia si fueran un domingo solo.
Argumento contra toda la conclusion.— Los Comisarios ge
nerales de la Cruzada, corno que son delegados del Papa, tienen fa
cultad de el para señalar en los Sumarios de la Bula los dias de las
Estaciones de Roma. Es así que entre los dias que tienen 'Indul
gencia por ser de Estacion en Roma, no señalan en el Sumario ni
la vigilia de Navidad, ni el domingo despues de la Ascension; lue
go porque se visiten los altares en dichos dias no se podrán ganar
las Indulgencias estacionales.
Respondo lo primero: que los Comisarios generales de la Cru
zada tienen facultad del Sumo Pontífice para señalar los dias de las
Estaciones de Roma en el Sumario de la Bula, lo cual sirve para
utilidad de los que la toman; mas no tienen facultad para aumentar
ni disminuir tales dias á su arbitrio, pues esto es propio del Papa.
En los dos siglos pasados hubo tanta variedad de opiniones acerca
de cuantos eran los dias de las Estaciones de Roma, que no es de
admirar que los Comisarios generales de Cruzada, siguiendo la opi
nion de este ó el otro autor que por entonces les pareció mas pro
bable, pusiesen en los Sumarios de la Bula algunos dias de Esta
cion, los cuales mudaron despues, atendiendo tal vez al sobredicho
Decreto Inocenciano. ¿Quién duda que con la publicacion de este
Decreto se quitaba la confusion de tanta multitud de opiniones?
[j] Rainaudo en el tomo 10, Rosa Mediana, cap. 1.°—Cavalieri en el tomo 2.° de sus
obras litúrgicas, cap. 20, Decreto 8.p, nilm. 3.— [ir] Benedicto XIV en la Bula Ad rttmmi,
}. 3.° en el 4.° tomo.
308
Pero como unos autores opinaban (7) que obligaba el tal Decreto
en España á los que tomaban la Bula, y otros (7/) opinaban que no;
de aqui es que los mismos Comisarios de Cruzada se han ido con
pies de plomo en variar los dias de las Estaciones. Aqui en la Haba
na veo, en los Sumarios de la Bula que nos dan ahora, puesto el dia
de la vigilia de Navidad entre los dias de Estaciones de Roma; mas
estoy cierto que no estaba puesto tal dia en las Bulas que nos daban
en Méjico antes de su independencia, ni en otros varios ejemplares
de la misma Bula que he visto. Tengo á la vista una de ellas del bie
nio de 1820 y 1821; tampoco está puesto en el ejemplar que pone
Ferraris en la edicion de 1786, al fin del tomo primero. Yo me ale
gro que lo hayan señalado espresamente entre los dias de las Esta
ciones do Roma; pues efectivamente lo es, como lo tengo probado;
y me alegraré que señalen cuanto antes el domingo despues de la
Ascension; pues lo ha declarado por tal el Santísimo Padre Pio VI.
Respondo lo segundo: que aunque los Comisarios generales
de la Cruzada no han señalado espresamente entre los dias de las
Estaciones de Roma la vigilia de Navidad y el domingo despues
de la Ascension, los han señalado y los señalan implícitamente; pues
dicen despues de los dias alli nombrados: y en todos los demas dias
de Estaciones de Roma. No ignoran los Comisarios generales de
la Cruzada, que asi Gregorio XVI, qué actualmente gobierna la
Iglesia, como todos sus sucesores, pueden variar Jos dias de las Es
taciones, mandando poner otros en el Misal; y así, con mucha ra
zon han puesto que se ganan las Indulgencias estacionales, no so
lamente en los dias que se señalan en el Sumario, sino tambien en
todos los demas dias de Estaciones de Roma.
CUESTION LVIII.
¿ Qué se entiende por Indulgencias estacionales, ó de las
Estaciones'?
Pongo esta cuestion para impugnar las opiniones de algunos
espositores de la Bula de la Cruzada, y de otros libritos de devo
cion, que no contentos con decir que se gana una Indulgencia ple-
naria por visitar los altares en los dias de las Estaciones de Roma,
aumentan desmedidamente el número de las Indulgencias, y aun el
número de los dias de Estacion. Esto habrá provenido de varias
[l] Francisco Vidal en el trat. de la Bula que añadió á Vigand, eximen 2.°, núm. 24.—
Gonzalez de San Pedro, Crisol del Rosario, cap. 4.°, núm. 47.— Díaz de San Buenaventu
ra &c.—[U] Los Salmantisenses en el trat. de la Bula, cap. 3.°, punt.3.°—Lumbier, tomo 2.°
de sus Fragmentos Morales en los tiúm. 1144, 1140 y 1152.—Corel la, Práctica del Confeso
nario, trat. 1?, núm. 241.
309
causas: unos opinaban que las Indulgencias de las siete Iglesias
principales de Roma estan unidas á las Indulgencias estacionales.
Otros pensaban que todos los dias del año hay Estaciones en Roma.
Otros creian que el que en dia de Estacion visita los altares tenien
do la Bula, gana todas las Indulgencias de las Iglesias de Roma (a),
ó por lo menos todas las Indulgencias de aquella Iglesia en donde
hay la Estacion; lo cual es falso, pues, como dice Andres Mendo (6),
lo único que se concede en la Bula por la visita de los cinco alta
res es la Indulgencia estacional, ó que es propia de la Estacion. Fi
nalmente, otros enteramente se desentienden del Decreto Inocen-
ciano, que, como ya dije al principio de la cuestion antecedente, de
clara que las Indulgencias estacionales solo se pueden ganar en los
dias de las Estaciones señalados en el Misal romano; y así, es pre
ciso que yerren.
Conclusion primera.—Por Indulgencias estacionales no se
entienden otras Indulgencias, que aquellas que son propias de las
Estaciones de Roma, ya sean plenarias ó ya parciales. Verbigra
cia: el jueves santo hay Estacion que señala el Misal romano en la
Iglesia de San Juan de Letran, y por causa de la Estacion hay en
aquella Iglesia Indulgencia plenaria que requiere confesion y co
munion, segun el Decreto de la S. Congregacion de Indulgencias
de 1777 que puse en la cuestion quincuagésima sesta. Pues los que
con intencion de ganar las Indulgencias de las Estaciones visiten
personalmente aquella Iglesia el jueves santo con las disposiciones
necesarias, ganarán la Indulgencia plenaria de la Estacion. Mas
no ganarán por esta visita la Indulgencia plenaria cotidiana (c), que
se dice concedida por San Silvestre (á ruegos de Constantino Mag
no) al que visite la Basílica ó Iglesia lateranense. ¿Porqué? Porque
la primera Indulgencia es propia de la Estacion, y la segunda no.
La misma Indulgencia plenaria estacional ganarán los que tenien
do la Bula de la Cruzada, habiendo confesado y comulgado, visi
ten el juéves santo los cinco altares; y la misma Indulgencia gana
rán los religiosos y las religiosas que, previa la confesion y comu
nion, visiten su propia Iglesia, conforme dije en la cuestion cuaren
ta y tres de este tomo, párrafo once. Pero ni unos ni otros podrán
ganar la dicha Indulgencia plenaria mas de una vez al dia, porque
lo prohibe el sobredicho Decreto Inocenciano.
Argüirás con Suarez (d) y Lezana. Aunque las Indulgencias
[a] Véase el P. Torrecilla en el tomo 5.° de sus Consultas, trat. 2.°, dific. 12, núm. 6.—
[b] Mendo sobre la Bula de la Cruzada, disp. 20, cap. 3.°—[c] Véase sobre esta Indulgencia,
Benedicto XIV del Sínodo Diocesano en el lib. 13, cap. 18, núm. 4 y 5.—[d] Suarez, tomo 19
disp. 52, cuest. 8."—Lezana en la Suma, pal. Indulgencia, núm. 21.
310
de las Estaciones sean plenarias en Roma, todavia no se puede ase
gurar que los que vivimos fuera de aquella ciudad ganemos las
mismas Indulgencias que alli se ganan. Lo primero: porque, segun
dice una regla del Derecho (e), en la concesion general no vienen
ni se entienden aquellas cosas que el Superior verosímilmente no
habia de conceder en especie. Luego siendo las Indulgencias ple
narias de dificil concesion, parece que no se comprenden bajo la
concesion general de Indulgencias, supuesto que no se espresan. —
Lo segundo: porque, segun el estilo de la Curia y las Reglas de la
Cancelaría Apostólica, en la concesion general de Indulgencias no
se comprenden las plenarias, sino es que se especifiquen. Es así que
ni en la concesion hecha á los Regulares, ni en la de la Bula de la
Cruzada se especifican las Indulgencias plenarias; luego ni el Re
gular que visite su Iglesia, ni el que teniendo la Bula visite los al
tares en dia de Estacion, ganarán la Indulgencia estacional cuan
do es plenaria.
Respondo á lo primero con Pelizario (f) y Pascrino: que aque
llas cosas que se habian de declarar en especie, entonces se dicen
espresas suficientemente en una cláusula general, cuando se con
tienen sin violencia debajo de la significacion de las palabras. Asi
en la concesion de la Bula de la Cruzada como en la de Paulo V
á los Regulares, se Contienen sin violencia alguna las Indulgencias
plenarias; ó por mejor decir, se haria violencia á las palabras do
dichas concesiones, si las Indulgencias plenarias no se comprendió- ,
ran debajo de ellas. Porque ¿cómo se diria con verdad en la conce
sion de Paulo V á los Regulares, que se ganan las mismas Indul
gencias estacionales que se ganarían si personalmente se visitaran
las Iglesias de las Estaciones de Roma, siempre que no fuera ver
dad que se ganasen todas, sean plenarias ó sean parciales? En la
concesion de la Bula de la Cruzada, ¿se pudiera decir con verdad
que á los que visitan los altares en los dias de las Estaciones de
Roma se les conceden todas y cada una de las Indulgencias de
dichas Estaciones, sinó se le concedieran las plenarias? ¿Qué es lo
que significa aquella cláusula: todas y cada una de las Indulgen
cias'1. Significa, dice Barbosa (#), que se incluyen totalmente en
ella todas las Indulgencias sin limitacion alguna. Significa, dice el
Cardenal Tusco (A), que todas, todas las Indulgencias sin restric
cion alguna se comprenden deba jo de ella, como si especial y par
le] Regla 81 del 6.° de las Decretales. — \f] Pelizario, Manual do Reculares, tomo 2.°,
trai. 8 °, cap. 5.°, núni. 195. —PuBenno de Indulgencia?, cuest. 99, núm. 776.—Peirinis.—
[g] Barbosa en el trat. de las Cláusulas que se usan con mas frecuencia, cláus. 96 en los
núm. 1 y 4.— [h] Tusco en el tomo 1.° de sus obras, letra c, conc. 296, núm. 1, 2 y 19.—Y
tomo 2.°, letra D, conc. 375, niím. 13.
311
ticularmentc se especificaran. Luego para esplicar las cláusulas de
tales concesiones, no con violencia sino con un sentido genuino,
propio y natural, hemos de comprender bajo la significacion de sus
palabras no solamente las Indulgencias parciales, sino tambien
las plenarias.
Antes de responder á lo segundo, para aclarar mas el argu
mento, supongo que las Reglas de la Cancelaría, segun dije en la
cuestion nona del tomo primero, no son perpétuas; pues se acaban
con las muerte del que las pone, ni obligan en todas las partes de
la cristiandad, sino en donde estan recibidas. Tuvieron principio es
tas Reglas, segun el Cardenal de Luca (i), por los años de 1330 en
el pontificado de Juan XXII: Nicolao V añadió varias, y cada Pa
pa manda publicarlas á pocos dias de su asuncion con algunas adi
ciones ó modificaciones, conforme lo juzga conveniente. Urba
no VIII publicó setenta y una Reglas, y Benedicto XIV setenta y
dos, las cuales se hallan en el Ferraris (j). Ninguno, dice Devoti,
ha esplicado mejor estas Reglas que Juan Bautista Riganti en los
cuatro tomos de sus Comentarios sobre ellas, que he visto. Lo cual
supuesto, aunque Suarez y Lezana no señalan la Regla de la Can
celaría, á la que dicen que se opone mi conclusion, presumo que será
la que es ahora quincuagésima cuarta. Esta Regla, de la que fue
autor Inocencio VIII, dice así: No se espidan Letras sobre las In
dulgencias ad instar (ó á manera de otras) sin especificarlas; la
cual se puso, dice Gobat (/c), porque de otra manera pudiera ser en
gañado el Pontífice,distribuyendo inmoderamente las Indulgencias.
A esto respondo con Antonio de Pórres (/) y Cavalieri, que cuando
la concesion de las Indulgencias es puramente indefinida, sin que
haya en ella algun signo universal, bastará para que se verifique
que se concedan las Indulgencias que regularmente se conceden,
que son las parciales. Mas cuando la concesion es universal, como
las dos sobredichas, entonces se conceden tambien las plenarias;
pues la concesion universal equivale á la espresa y específica. Ad
vierto, que no obstante los deseos que manifiesta el Pontífice recien
electo de conformarse con la mente del Tridentino en la distribu
cion de las Indulgencias, muda despues de parecer por las circuns
tancias; pues, segun afirma Riganti (//), apenas se pone en prácti
ca dicha Regla, supuesto que á cada paso la derogan los mismos
que mandan publicarla.
[i] El Cardenal de Luca en el Iib. 12, part. 1.», disc. 1.°, núm. 23; y disc. 16, ntím.8.—
[j] Ferraris en la pal. Beneficio, art. 9.° despues del núm. 10.— [fcTGobat en el tomo 2." de
sus obras, part. 2." de su Tesoro, mlm. 340y 280.—[/] Pórres en su Tratado de Indulgencias,
lib. 1.°, cap. 5.° desde el núm. 29.—Cavalieri, Dialogo sobre la Sagrada Correa> desde el
núm. 631.—[U] Riganti, tomo 4.°, asi en el argumento como en el núm. 5 do dicha Regla 54.
312
Conclusion segunda.—Las Indulgencias de las siete Iglesias
principales de Roma no est an unidas á las Indulgencias de las Es
taciones.—Es contra Diana (m), Palao y Manuel Rodriguez. Estas
Iglesias principales son San Juan de Letran, San Pedro en el Vati
cano, San Pablo, Santa María la Mayor, San Lorenzo, fuera de los
muros, San Sebastian, fuera de los muros, y Santa Cruz en Jerusa-
len. Toda clase de personas tiene la devocion de visitarlas; y segun
nos cuenta laHistoriaEclesiástica, las visitaban á menudo San José
Calasanz, San Felipe Neri, y otros muebos santos que vivieron
en Roma. Yo no dudo que para visitarlas les serviria de aliciente
las muchas Indulgencias (n) que alli se ganan; porque los Santos
eran, sin duda ninguna, mas solícitos que nosotros en aprovecharse
de tan gran tesoro. Mas no creo que las Indulgencias concedidas á
las siete Iglesias esten anejas á las Indulgencias estacionales de Ro
ma.—Lo primero: porque los Papas conceden las Indulgencias de
las Estaciones con una fórmula (w), y las de las siete Iglesias con
otra. Conceden las primeras para que se ganen todos los dias de Jas
Estaciones señalados en el Misal romano; pero las segundas, para
que se ganen solo una vez al año. Las primeras se conceden por lo
comun sin limitacion de tiempo; pero las segundas, no mas que por
siete años. Aquellas son Indulgencias indeterminadas, estas estan
señaladas por Pio VI. Finalmente, las concesiones de las primeras
son y han sido mucho tiempo ha frecuentísimas; pero las de las se
gundas raras, especialmente en la Italia; luego siendo tan diferen
tes las unas de las otras, parece que no estan unidas.
Lo segundo: porque así se infiere de las siguientes concesio
nes.— 1.a El año de 1516 Leon X (o) concedió á los caballeros del
Toison de Oro que visitasen una ó dos Iglesias en los dias de las
Estaciones de Roma, que consiguiesen las Indulgencias estaciona
les, y las Indulgencias de las siete Iglesias.—2.a El año de 1489
concedió Inocencio VIII á los cofrades de la Cinta de San Agus
tin que visitaren tres altares en todos los dias de las Estaciones de
Roma señalados en el Misal romano, que ganen las Indulgencias
de las Estaciones; y no obstante eso, San Pio V en el de 1571 con
cedió á los mismos cofrades las Indulgencias de las siete Iglesias,
así consta de su Sumario, aprobado por Clemente X (p).—3.» Se
gun he leido en las Actas de la Iglesia de Milan (q), y en la Vida
[m] Diana en el tomo 4.°, trat. 3.°, resol. 153.—Palao, tomo 4.°, trat. 25, punto 5.",
mím. 9.—Rodríguez de la Bula de la Cruzada, }. 8.°, núm. 5.—[n] Véase Riganti, tomo 4.°>
regla 53, núm. 38 y 39.—Y la Coleccion de Oraciones que tienen Indulgencias, pág. 441.—
[ñ] Traen estas fórmulas Amúrt, Teodoro y Minderér.— [o] Por su Bula Preclara:, que es
tá en^el tomo 10 del Bulario romano 6 de Querubino.— [ p] Por su Breve: Ex irtjtmcío, que
hallarás en Teodoro y Mjndercr.—[q] Parte 7.™
313
de San Cárlos Borromeo, que escribió con exactitud Juan Glusia-
no (r), siendo el Santo Arzobispo de Milan, alcanzó para los mora
dores de dicha ciudad las Indulgencias estacionales de Roma, las
que le concedió benignamente Gregorio XIII en el año de 1572.
Mas como San Cárlos hacia el debido aprecio de las Indulgencias
y amaba tanto á los milaneses, no contento con haberles conseguido
las Indulgencias de las Estaciones, pidió al mismo Papa que les co
municara tambien las Indulgencias de las siete Iglesias. Efectiva
mente, el mismo Gregorio condescendió con sus ruegos en otro se
gundo Breve que le envió el de 1576.—Ahora bien: si GregorioXllI
hubiera opinado que las Indulgencias de las siete Iglesias princi
pales de Roma estan unidas á las Indulgencias de las Estaciones,
en lugar de enviar á San Cárlos la segunda concesion, ¿no le hu
biera respondido que desde cuatro años antes le habia otorgado lo
que le pedia? Si fuera cierto que las Indulgencias de las siete Iglesias
estan incluidas en las estacionales, supuesto que Inocencio VIII
habia concedido ya esta á los cofrades de la Cinta, ¿les hubiera con
cedido aquellas San Pio V? Si Leon X hubiera creido que en las
Indulgencias de las Estaciones se comprendian las de las siete Igle
sias, ¿hubiera concedido á los caballeros del Toison de Oro unas y
otras espresamente? Luego ni Leon X, ni San Pio V, ni Grego
rio XIII, ni San Cárlos Borromeo fueron de parecer que las In
dulgencias de las siete Iglesias principales de Roma estan unidas
á las Indulgencias de las Estaciones. Y si ellos opinaron así, ¿opi
naremos nosotros de diverso modo, cuando no hay declaracion nin
guna pontificia que posteriormente haya determinado otra cosa?
Conclusion tercera.—En Roma no hay Estaciones todos los
dias del año; y aun cuando las hubiera, no ganaria sus Indulgen
cias el que teniendo la Bula de la Cruzada visitase todos los dias
los altares.—Pruébola. Suponen todos los espositores de la Bula (s)
que las Indulgencias que se conceden por la Bula de la Cruzada
á los que en los dias de las Estaciones de Roma visiten cinco Igle
sias ó cinco altares, y pidan á Dios por la union y victoria de los
Príncipes cristianos contra los infieles, son las mismas, las mismí
simas que estan concedidas á los que en dias de Estacion señala
dos en el Misal romano visitan personalmente las Iglesias de las
Estaciones de dentro y fuera de Roma. Es así que, segun el De
creto Inocenciano, los fieles que visitan en Roma las Iglesias de
las Estaciones no ganan las Indulgencias estacionales todos los
dias del año, sinó solamente en los dias de las Estaciones señala-
[r] En el lib. 2.°,.cap. 30.—Se halla entre las obras de San Carlos.— [s] Jaime Esteva,
Mendo, Ibañez de Aoíz, los Salmanticenses &c.
41
314
dos en el Misal romano, los cuales son ahora ochenta y ocho. Lue
go solamente en estos dias ganarán las Indulgencias estacionales
los que teniendo Iá Bula de la Cruzada visiten los altares. Esto mis
mo dije, en la cuestion cuadragésima sesta de este tomo, de los re
ligiosos y religiosas que visitan todos los dias su Iglesia.
Infiere de aqui que carece ya de probabilidad la opinion de
aquellos espositores de la Bula (<), y de otros escritores ascéticos
y moralistas que señalan noventa y cuatro dias de Estaciones, por
que se desvian del Decreto Inocenciano. Y aunque algunos, como
Mendo é Ibañez, son disculpables porque escribieron antes del re
ferido Decreto, y tomaron la tal opinion de los Sumarios de la Bula
que imprimian en su tiempo los Comisarios generales de Cruzada,
otros no tienen esa disculpa, pues han escrito sus obras mucho des
pues de haberse publicado el tal Decreto, y aun los Comisarios de
la Cruzada han minorado ya los dias de las Estaciones que ponian
antes en los Sumarios.
Yerran mas aquellos escritores (u) que afirman, que los que
tienen la Bula y visitan los altares todos los dias del año ganan to
dos los dias Indulgencias, diciendo unos que son parciales, y otros
que plenarias. ¡Ojalá que esta opinion, esclama Antonio Esco
bar (r), así como es piadosa fuera cierta! Pero lejos de ser cierta,
por masque tantos la lleven, es del todo improbable; y, como dicen
Nogueira (x) y Guijarro, no puede ya sostenerse despues del De
creto Inocenciano, pues se opone manifiestamente á él.
Para que entiendas esto has de saber, que la cuestion sobre el
número de dias de las Estaciones de Roma ha estado siempre muy
controvertida entre los escritores, aun los mas sabios: yo he leido
mas de catorce opiniones acerca de ella. A vista de la confusion
que causaban tantas opiniones, parecia inaveriguable su resolucion
si la Silla Apostólica no la decidia. Decidióla efectivamente, por el
órgano de la S. Congregacion de Indulgencias, el Sumo Pontífice
Inocencio XI en su famoso Decreto Delata, del que tantas veces
he hecho mencion en esta obra (i/); pero algunos escritores, ó no
[í] Mendo, Ibañez, Antonio Pórres, los Salmanticenses.—Lárraga en la 1.» Ilustracion.
Pedro Catalan. —(Jallo en el Sermon 1 ° del tomo 1.°— Francisco Leal, plática 51.—Cario»
Sanchez, Instruccion de Novicios, pág. 480.—Compendio Salmanticense, de la Bula de la
Cruzada, núm. 46. — [ü] Manuel Jaen, de la Confesion y Comunion, trat 2.°, cap 13.—Co-
rella en cu Práctica, irat. 17, núm. 241 —Calatayud, en la Doctrin t las Indulgencias, }. 14.
Esplicacion de la Bula de Cruzada, impresa en Madrid 1758 do orden del Comisario general
de Cruzada, en los núm. 37, 42 y 103: se tiene por obra del P. jehuite Mourin —Francisco
Belza en el tomo 3 ° de Cliquet, núm. 1.° de los Apéndices, ( 3.°, núm 12. —Mendo, Ibañez,
Pórres, Compendio Salmanticense &c.— [v] Escobar en el tomo 1.° de su Teología Moral,
lib. 7.°, sec. 2.°, prob. 103, núm. 772.—[x] Luis Nogueira sobre la Bula, disp. 10, sec. 4.*,
núm. 41.—Guijarro, Teología Moral, tomo 2.°, trat. 9.°, preg. 6.*—[y] Véanse en este tomo
Ja cuest. 46, razon 4.", y la cuest, 57 al principio.
315
han visto este Decreto, ó se desentienden enteramente de él; y así,
es preciso que yerren.
Entre los que mas se han estraviado citaré los autores siguien
tes que he leido. Fray Manuel de Santa Teresa dice en su Instruc-
torio Espiritual de los Terceros del Carmen (z), que los que visitan
personalmente las Estaciones de Roma ganan cada dia siete Indul
gencias plenarias, y sacan un alma del purgatorio. Fray Lorenzo
de San Francisco afirma en su Tesoro Celestial (a), que está pro
hibido que cada dia se ganan en Roma veinte Indulgencias plena
rias, y que todas se ganan por el que teniendo la Bula visita todos
los dias los altares. Fray José de Torres, en su libro de Terceros
de nuestro Padre San Francisco y el Padre Mateo de Moya
en sus Cuestiones Selectas (c) nos aseguran, que los que tienen la
Bula de la Cruzada consiguen cada dia visitando los altares vein
te y seis Indulgencias plenarias; y finalmente, don Basilio de la
Cruz y Escudero, no queda satisfecho con decirnos en su Camino
Real del Cielo (</), que si tenemos la Bula y visitamos los altares
ganamos cuarenta y seis Indulgencias plenarias en cualquier dia
del año, sino que tiene tambien por cosa cierta que tantas cuantas
veces hiciéremos la diligencia de visitarlos, otras tantas volveré-
mos á ganar tan crecido número de Indulgencias. De modo que es
te autor, no solamente se desvia del Decreto Inocenciano en seña
lar á los que visiten los altares en cualquier dia del año tan exorbi
tante número de Indulgencias plenarias, sino tambien en decir que
tantas cuantas veces losvisiten, otras tantas volverán á ganarlas, su
puesto que declara el Decreto: que la Indulgencia plenaria no se
gana sino solo una vez al dia.—Sigamos las determinaciones pon
tificias, especialmente las últimas, y acertarémos en nuestras re
soluciones.
CUESTION LIX.
El que teniendo una Bula de la Cruzada visite dos veces los al
tares en un dia de Estacion; verbigracia, el dia de la Ascen
sion del Señor, ¿ podrá ganar la Indulgencia de la Estacion
una vez para síy y otra para las ánimas del purgatorio?
Respondo que no contra algunos espositores de la Bula (a).
La razon es, porque aquellas palabras de la Bula de la Cruzada:
[x] Impreso en Méjico 1742, cap. 17.—[a] Part. 1.", notab 9.°, núm. 15y 16.— [6] Este
libro en dozavo está impreso y reimpreso en Méjico. Véanse las pág. 102 y 103 de la reimpre
sion que se hizo en 1744.—[cj Part. 2.", disp. 4." del Sacramento de la Penitencia, cuest.Q.*
[á] Le he visto en un tomito en dozavo, impreso en Madrid 1767, pág. 50 y 51.—[a] Juan Gil
Trullén, lib. 1.° de la Esposicion de la Bula, }. 6.°, dub. 4.°, nüm. 2.—Diego Ramos en el
Tratado de la Bula, cap. 5.°, núm. 19.
■
316
tanto para sí como para los difuntos (&), no se han de tomar co
pulativa, sinó disyuntivamente. Es decir, que puede ganar la In
dulgencia ó para sí ó para las ánimas del purgatorio; mas no una
vez para sí, y otras para las ánimas en un mismo dia, á no ser que
tenga dos Bulas. Así lo declara la Esplicacion de la Bula (c), im
presa en Madrid el año de 1758 de orden del Ilustrísimo Comisa
rio general de la Cruzada don Andres de Zerezo y Nieva. Así lo
entienden los mas de los espositores de la Bula (d) que han escri
to sus obras despues del Decreto Inocenciano. Y así, finalmente,
entienden semejantes locuciones Clericato (e), Barbosa, y otros
espositores del Derecho.
CUESTION LX.
¿Se podrán visitar los cinco altares en diferentes horas del dia?
CUESTION LXI.
[6] Tam pro se, quám pro defunctis, dice la Bula de Gregorio XIII que espidió para los
españoles.— Tam pro se, quám pro Mis qui in Chrisli charitate decessérunl, dice Gregorio XIV
en la Bula para los portugueses.— [el Desde el níím. 108.—[d] Raimundo Lumbier, Gines
de la Madre de Dios, Luis Nogueira, Fray Antonio de San José en su Compendio Salmanti
cense, Belza, Grosin, Lopez Muñoz &c.—[e] Clericato en el tomo 2.° de sus Discordias Fo
renses, disc. última.—Barbosa, en su obra Tratados Varios, dic. 400, núm. 1.— [/] Diego Ra
mos, de la Bula, cap. 5.°, núm. 11.—Mendo, Ibañez.—[g] Lugo, del Sacramento de Ta Pe
nitencia, disp. 27, sec. 6.', núm. 08.—Bonacina, del mismo, disp. 6.*, punto 5.°, núm. 35.—
Giribaldo, núm. 80. —Mastrio, Dicastillo, Abreu.—[h] Diego Gonzalez Mateo en el tomo 2.°
de la Suma, trat. 30, núm. 37.—Mindercr, part. 1.», núm. 649.—Leandro, part. 1.a de bus
Cuestiones Morales, trat. 5.°, disp. 14, euest. 70.
317
necesario algun esterior movimiento, que signifique que se pasa de
la visita de un altar á la visita del otro. Esto mismo quiere Lean
dro que se haga cuando se visita un altar cinco veces, por no haber
otros. Para lo cual será suficiente el persignarse ó santiguarse, ó
inclinar algun tanto la cabeza. De aqui es que una religiosa ú otra
persona enclaustrada, mirando hácia los altares que tiene á la vis
ta (t), los podrá visitar desde el coro ó desde alguna tribuna, per
signándose ó santiguándose antes de cada visita.
J
CUESTION LXII.
CUESTION LXIII.
[t] Nogneira, disp. 10, núm. 106.—Avendaño, tomo 1.° de su Tesoro Indiano, tít. 5.°,
núm. 304.— [j] Mendo sobre la Bula, disp. 20, núm. 36. —Vicente Ibañez en el Tratado de
la Bula, cap. 1.°, dub. 10, art. 5.°—Y advierte que este mismo tratado es el que se halla al
fin de la Teología de Lacroi*, y de la del Beato Ligorio.— [k] Francisco Javier Lazcano, In
dica Práctico Moral, cap. 7.°, i. 3.°—Mendo, Ibañez, Nogueira, Pedro Catalan Arbiol en
la 3.» orden.—Trullén, Vidal, Quintanadueñas— [l] Benedicto XIV en el tomo 13 de sus
obras, cuest. 344.—Suarez, Reginaldo, Alloza, Mastrio, Bonacina.
318
aprobado y confirmado por Pio VI, en el que se especifican las In
dulgencias estacionales, no se espresan ni la confesion ni la co
munion para ganar las Indulgencias parciales, como puedes verlo
en la cuestion quincuagésima sesta de este tomo; luego el que es
té en graciado Dios, no necesita confesarse ni comulgar para ga
nar las Indulgencias parciales de las Estaciones. El padre jesuita
Abreu (7/), que fue en Roma Censor de libros y Teólogo de su Pre
pósito general, hablando en la misma ciudad de las Indulgencias
de las Estaciones que concede la Bula de la Cruzada, nos dice las
palabras siguientes: ''Kl que está en gracia puede ganar las Indul
gencias de las Estaciones, sin que actualmente se confiese ni co
mulgue. Porque ni la Bula manda, ni lo pide como condicion, ni
"aqui suelen los hombres, aun los timoratos y doctos, que frecuen
tan las Estaciones con gran concurso y devocion, confesarse ni co-
"mulgar antes." Luego la confesion y la comunion no son precisas
para ganar las Indulgencias parciales de las Estaciones, asi como
tampoco lo son para ganar las Indulgencias del Viacrucis (/»).
Respondo lo segundo: que es preciso confesar y comulgar pa
ra ganar las Indulgencias plenariasde las Estaciones. ; Y porqué?
Porque así lo manda espresamente el Sumo Pontífice Pio VI en el
sobredicho Decreto de la S. Congregacion de Indulgencias.
CUESTION LXIV.
[U] Sebastian do Abreu en el Espejo de Párrocos, Hb. 10, cap. 13, sec. 3.V núm. 523.—
Nogueira, disp. 10, núm. 83.—Tomas Tamburino, tomo 3.°, trat. 3.°, cap. 17, núm. 11.—
[m] Beato Leonardo de Puerto-Mauricio en su Viacrucis Esplanado, núm. 14.—[o] Minde-
rér, part. 1." desde el núm. ($61.—Alendo, Vidal.—[b] Amórt en la Historia, cuest. 74.—Gi
ribaldo, de las Indulgencias, núm. 77.—Suaraz, tomo 19, disp. 52, sec. 8.*—Minderér, par-
te 1.", núm. 665 Murillo sobre el 5.°, núm. 386.—Leurenio sobre el 5.°, cuest. 547.—Aven-
daño, tomo 1.°, tít. 5.°, núm. 305.
319
costumbre tres ó cuatro, ó seis Padre nuestros y otras tantas Ave-
Marías, sinó que se deja al arbitrio de cada uno que dirija á Dios
aquellas preces que quiera, tomándolas de donde guste. Y así, en
tonces bastará para ganar la Indulgencia, dice Arriaga (c), cual
quiera oracion aunque sea breve.
Sobre la segunda pregunta es increible la variedad de opinio
nes que hay. Unos (</) dicen que basta que se rece un Padre nues
tro y una Ave-María en cada altar: otros (c) quieren que dos:
otros (/) que tres; y otros ( g) que se recen cinco ó seis. Aunque
yo aconsejo á los fieles que si tienen tiempo recen en cada altar to
do cuanto les dicte su devocion; advirtiéndoles con San Francisco
de Sáles (A), que vale mas un solo Padre nuestro dicho con pausa
y devocion, que muchos si se rezan apriesa y corriendo; sin embar
go, á la pregunta
Respondo con Teodoro, Minderér, Juan Gil Trullén, y el P.
Calatayud (i): que el que rece con atencion y devocion un Padre
nuestro y una Ave-María en cada uno de los cinco altares (ya sea
en lengua vulgar ó en otra cualquiera, ya rece solo ó acompañado),
y pida á Dios con fervor por la union y victoria de los Príncipes
cristianos contra los infieles, ganará la Indulgencia de las Estacio
nes que nos concede la Bula. La razon es porque, como dicen Teo
doro y Minderér, la oracion para conseguir la Indulgencia mas se
requiere que sea devota y fervorosa, que el que sea dilatada; tanto
mas, que los Sumos Pontífices, en los jubileos y en otras semejan
tes concesiones, no miran á la oracion de uno ú otro, sinó á las rei
teradas preces de muchos.
Ya me parece que veo á algunos (j) que se levantan contra
mí, diciendo que es laxa mi opinion, pues es demasiadamente poco
lo que señalo para cada altar; y que Benedicto XIV (fe), tratando
de la visita de las Iglesias en el Jubileo ordinario de 1750, nos da á
entender que por lo comun no basta la oracion corta para conse
guir la Indulgencia plenaria.
A estas objeciones facilísimamente respondo: que estoy muy le
le] Rodrigo de Arriaga, do Penitencia, dist. 26, nfim. 15.—Bernardino Benci en su Prácti
ca, }. 4 °f núm. 8.— [d] Escobar, tomo 1.°, mlm. 154.—Arbiol,3 " orden.—José do los Reyes
en su Margarita Seráfica.—Vidnl, Ramos, Pedro Catnlan.— [e] Mendo, disp. 19, mlm. 12.—
Moneada en su Declamacion, pág. 207.—Compendio Salmanticense — [/] Mourin en la Ks-
flicacion de la Bula, núm. 20 del Compendio.— Fray Francisco Sanchez en el Sumario de las
ndulgpncias delos Terceros de Santo Domingo.— { g\ Luis Mas en la Ilustracion de Ferrer,
Loppz Muñoz en la del Echan-i, y Grosin en la de Lárragn. —[K] En la Introduccion & la Vi.
da Devota, part. 2 •, cap. 1.°—{/] Teodoro, part. 1.", cap. 11, art. 2.°, cuest. 3. —Minderér,
part. l.*.mím. 665y 666.—Trullén sobre laBula,lib. 1.°,}. 6.°,dub. 2 °, mlm. 6.—Pedro Ca-
latayud en la Doctrina de las Indulgencias, }.14.—[j] C6ncina.de las Indulgencias, núm. 38.—
[k] En la Bula Inter preeteritot, }. 83: está en el tercer tomo de su Bulario.
320
jos de querer enseñar opiniones laxas, ni en esta materia de que tra
to, ni en ninguna otra. Que si á ellos les parece laxa mi opinion, no
la han tenido por tal otros hombres sabios que trataron á fondo esta
materia, como Francisco Suarez, Jorge Gobat (/), Amórt, Teodo
ro, Minderér, Giribaldo, Cavalieri, Quintanadueñas, Trullén &c.
Que Benedicto XIV, aunque da á entender que por lo comun no
basta la oracion corta, porque nace regularmente ó de un ánimo
poco piadoso, ó de tedio y negligencia en orar, afirma tambien que
bastará cuando nazca de una piedad ardiente y fervorosa.—Y fi
nalmente, que las preces que yo señalo, aunque parecen cortas si
se miran con separacion, no lo son en realidad si se consideran co
lectivamente. ¿Quién dirá que la persona religiosa que en losdias
de las Estaciones visita su Iglesia rezando cinco Padre nuestros y
cinco Ave-Marías, no gana las Indulgencias estacionales si pone
los demas requisitos? Pues si aqui son bastantes para que pueda la
persona religiosa ganar la Indulgencia de las Estaciones, puesto
que Julio II (IT) se las concedió expresamente á los Mínimos con
esa carga; si rezándose los mismos, se puede ganar por lo comun (ra)
cualquier Indulgencia ó jubileo, ¿por qué no serán suficientes para
que puedan ganarse con ellos las Indulgencias que nos concede la
Bula?—Ni me repliquen que debiendo haber proporcion entre las
Indulgencias y las buenas obras que se han de hacer para ganar
las, aqui no la hay.
Porque á esa réplica les diré primeramente: que aun aquellos
Teólogos (w) que opinan de que se necesita para el valor de la In
dulgencia el que haya proporcion entre ella y la obra que se man
da, no requieren una proporcion exacta y total; sinó una propor
cion que esté arreglada por la prudencia humana, y que tenga ne
cesariamente relacion con todas las circuntancias que ocurran.—
Les diré lo segundo con Suarez (ñ), el Cardenal de Lugo y Félix
Amát, que no siempre debe exigirse alguna obra piadosa cuando
se conceden Indulgencias á los vivos; pues la causa justa que se re
quiere para dispensarlas, no está ligada precisamente á la prácti
ca de dicha obra, sinó que puede ser justa por título de gratitud,
[l] Gobát, Tratado del Jubileo en los nííin. 140, 194 y¿00.—Cavalieri, en el Diálogo so-
bre la Correa, núm. 343.—Dueñas, en el trat. 1.° del Apéndice, dub. 13, núm. 3 y 4.—Diana,
tomo 4.°, trat. 5.°, res. 70.— Por su Bula Dura ad sacrum (28 de Julio 1508), }. 11, que
he visto en el primer tomo de Peirinis, pág. 232.—[m] Guijarro, tomo 2.°, trat. 9.°, preg. 4.*—
[ri¡ Brocardo de San Nicolas en su Alfabeto Moral, pal. Indulgencia?, núm. 124.—Córdoba,
cuest. 17 de las Indulgencias. —Mastrio, disp. 23 de la Teología Moral, núm. 42.—Tourneli,
cuestion de las Indulgencias, art. 8.°—Reginaldo, núm. 132.—Palao, punt. 7."—Suarez, to
mo 19, disp. 54, sec.'B.»—Dicastillo.Vigand.—[ñ] Suarez, disp. 52, sec. 4.*— Lugo, disp. 27 de
la Penitencia, núm. 86.—Filiucio, núm. 150 de las Indulgencias.— Amát, en el Tratado de la
Iglesia, tomo 10, lib. 12, núm. 367.
321
de liberalidad, de consuelo espiritual, y de otros motivos semejan-
tes.— Les diré lo tercero: que Gregorio XIII (o) en el año de 1578
concedió una Indulgencia plenaria á los fieles que, habiendo con
fesado y comulgado, visitasen alguna Iglesia de la Compañía de
Jesus, rezando alli cinco Padre nuestros y otras tantas Ave-Marías;
y que Julio III (p) en el de 1551 concedió otra en los mismos tér
minos á las concepcionistas de Villafranca en el obispado de Astor-
ga.—Les diré lo cuarto: que el dicho Gregorio (q) en el año de 1580
concedió una Indulgencia plennria á los benedictinos de Vallado-
lid, con tal que rezasen devotamente tres Padre nuestros y tres
Ave-Marías: que Leon X (r) en el de 1518 concedió á los cofra
des de la Correa de San Agustin otra plenaria, para once dias del
año con la propia carga; y que Paulo III (s) en el de 1542 conce
dió á las arrepentidas de Valladolid las Indulgencias estacionales
de Roma, con tal que en los dias de las Estaciones rezasen tres
Padre nuestros y tres Ave-Marías en su Iglesia, sin que pidan con
fesion ni comunion 'las dos últimas concesiones.—Les diré lo quin
to: que el mismo Paulo III (/) en el de 1549 concedió Indulgencia
plenaria á todos los fieles por visitar alguna de las Iglesias de los
jesuitas, y rezar alli un Padre nuestro y una Ave-María; y que á
los dichos cofrades de la Correa han concedido varios Pontífices In
dulgencia plenaria, en todos los dias de comunion que suele hacer
se en la orden de los ermitaños de San Agustin (que son diez y
nueve), con tal que despues que comulguen recen de rodillas la ora
cion Deus omnium &,c.; ó sinó la saben, recen un Padre nuestro
por el feliz estado de la Santa Madre Iglesia y salud del Romano
Pontífice, segun consta del Sumario de sus Indulgencias, aprobado
por Clemente X.—Les diré en fin con Abelli («), Obispo de Ro-
déz; Belarmino, Arzobispo de Capua; y Lambertini, Arzobispo de
Bolonia: que no es de nuestra inspeccion el examinar; porque los
Sumos Pontífices, para conceder Indulgencia plenaria, unas veces
señalan mas obras, y otras señalan menos: lo que sí es de nuestra in
cumbencia, es el dar á Jesucristo las debidas gracias por los bene
ficios que nos hacen sus Vicarios, y el poner toda solicitud y cuida-
[o] Por su Bala Quanta, que vi en el primer tomo del Instituto de la Compañía, pág. 64,
y en el Bulaño de Manuel Rodríguez.— [p] Por su Breve Ex incumbenii, que he visto en el to
mo 18 de los Anales de los Menores: es el 16 en el Rejistro Pontificio.—[q] Por su BulaQuo
fidelium, que es la 43 en el Bulariode Rodríguez.—[rj Por su Bula£tót cuneta, que es la 8.*
en el primer tomo de Peirinis.—Véase Manuel Quevedo, Correa de San Agustín, cap. 5.°,
núm. 38; y cap. 8.°, núm. 6.—(s) Por su Bula Exvoscit, en el tomo 18 de nuestros Anales.
La 14 de este Papa en el Rejistro Pontificio.—(t) Véase la Bula Licét debiium, que es la 8.*
en el Bulario de Rodríguez; y tambien se halla en el primer tomo del Instituto de la Compa.
ñía (u) Luis Abelli, en su Médula Teológica, tomo 2.°, Apéndice de las Indulgencias, j.2.°
Belarmino en el lib. 1.° de las Indulgencias, cap. 12.—Lambertini en la instruccion 53.
322
do en amontonar tantas riquezas espirituales, practicando con di
ligencia y como se debe las obras que nos señalan, y rezando con
mas devocion y fervor cuando es poco lo que nos mandan.
Infiere de todo lo dicho, que para ganar las Indulgencias esta
cionales puedes visitar los cinco altares de varios modos. Puedes
visitarlos rezando una parte de rosario, distribuyéndola de tal ma
nera que reces un diez en cada altar (v). Puedes rezar en cada uno
tres ó cuatro Padre nuestros (x) y otras tantas Ave-Marías. Pue
des tambien, especialmente si te hallas falto de tiempo, rezar con
fervor un Padre nuestro y una Ave-María en cada altar.
Acerca de rogar á Dios por las necesidades de la Iglesia para
ganar estas ú otras Indulgencias (lo cual sueles llamar ofrecimien
to), bastará que lo hagas implícitamente (y) en las mismas oracio
nes que reces. Sí: bastará que reces lo que te he dicho por la inten
cion del que ha concedido la Indulgencia, como dije en el tomo pri
mero, página 154.—Nunca dejes de visitar los altares ó de hacer
otra obra buena, porque no sepas el ofrecimiento. Dime: cuando el
confesor te manda de penitencia que reces una Salve á la Vírgen,
¿no vas á rezarla luego sin otros ofrecimientos? ¿No vas á rezarla
de tal modo que tengas intencion de cumplir la penitencia que el
confesor te dio? Pues de la misma manera has de visitar los altares
ó hacer otra diligencia precisa, con el fin de ganar cualquier Indul
gencia ó jubileo. Disponte antes de rezar con un acto fervoroso de
contricion. Si la Indulgencia es aplicable por las ánimas (como lo
son la de la visita de altares y la de Porciúncula) y quieres socorrer
con ella á algun alma, determina antes que reces cual quieres que
sea; y por cuanto aquella alma á la que tú aplicas la Indulgencia
puede no estar en el purgatorio, será muy conveniente que deter
mines condicionalmente otra y otra alma; como la de tu padre y tu
madre si son difuntos, y la del alma mas sola del purgatorio, ú otra
que tú quieras, segun dije en el tomo primero, página 95. Finalmen
te, si para tu consuelo quieres pedir á Dios espresamente por las
necesidades de la Iglesia, puedes decir una de las dos Oraciones
siguientes:
(») Francisco Gonzalez en el Crisol del Rosario, cap. 4.°, níím. 43.—Francisco Sanchez,
Grosin, Mas. — (x) Nogueira sobre la Bula, disp. 10, núm. 90.—Mourin.—(y) Minderér, par-
te 1.», número 656.—Teodoro, del Jubileo, cap. 6.°, }. 1.°, núm. 2.—Guijarro, de las Indul
gencias, preg. 4.*—rórres, pág. 45—Mendo, Reinfestuel.
ORACION
OTRA ORACION
ORACION
GLOSA
(*) El Escelentísimo é Ilustrísimo señor don fray Ramon Casaos, Arzobispo de Guate
mala y Administrador perpetuo de la diócesis de la Habana, por su Decreto de 30 de Diciem-
bre de 1839, concedió ochenta dias de Indulgencia á los que rezaren devotamente esta ora
cion Alma de Cristo, y su glosa siguiente.
325
mí, plantando y aumentando aquellas virtudes que son propias de
mi estado. ¡Ojalá que siempre seas alma y vida de mi alma, dándo
la esfuerzo y valor para que te imite!
Cuerpo castísimo de Cristo, que naciste por mí de la Santísi
ma Vírgen María, que por mi salud y remedio te entregaste á una
muerte acerbísima, y que has querido en el Santísimo Sacramento
del Altar ser comida saludable para mi alma, sálvame. ¡Oh, divina
Cabeza en la que estan todos los tesoros de la sabiduría y ciencia
de Dios, rígeme! ¡Oh, lengua de mi Salvador, que tienes palabra de
vida eterna, enséñame á hablar! ¡Oh, benignísimos ojos de mi ado
rable Redentor, tantas veces bañados en lágrimas por mí, mirad los
mios con misericordia, sanadlos! ¡Oh, manos poderosísimas de mi
dulce Dueño, á cuyo contacto cobraban vista los ciegos, vida los
muertos, y salud todos los enfermos, quitad de mí las tinieblas de la
ignorancia, sanad las enfermedades de mi alma, y dadme la vida de
la gracia! ¿Quién me concederá, ¡oh, hermosos pies de Jesus, que
tantos pasos disteis para mi rescate! quién me concederá que yo os
abrace con la Magdalena, os dé suavísimos ósculos, y encuentre en
vosotros el perdon de todos mis pecados? ¡Oh, amabilísimo pecho de
Jesus! ¡Oh, sagrario de la divinidad! ¡Oh, altar de amor! Amete yo
como tú me amas. ¡Oh, dulcísimo y suavísimo corazon de Jesus!
Quítame este corazon rebelde, este corazon de piedra, y dame un
corazon de carne, un corazon dócil y obediente á tus inspiraciones.
Sangre preciosísima de Cristo, derramada toda por mi amor,
ilumina mi entendimiento para que yo me conozca, y limpia las
manchas de mi alma, por mas sucias y asquerosas que sean. ¿Quién
no esperará del Padre Eterno el perdon de todos sus pecados, aun
que escedan estos á las arenas del mar, si te pone á tí por media
nera? Embriágame, licor divino; fortaléceme, para que buscando
al Esposo de mi alma en todas las cosas de este mundo, ponga to
do mi conato en corresponder á todas sus finezas, en padecer con
gusto por él, y en derramar por el, si se ofrece, hasta la última go
ta de mi sangre.
Agua purísima del costado de Cristo, abierto por mí con una
lanza, lávame. Sí, lávame mas y mas, y purifícame de todas las
manchas de mis culpas, para que de este modo por el mismo cos
tado de Cristo pueda yo introducirme hasta su corazon dulcísimo,
y morar en él todos los dias de mi vida, aprendiendo alli á ser hu
milde, y negarme del todo á mí mismo.
Sudor del Santísimo Rostro de Cristo, cansado y fatigado
por mi amor, vivifícame. Agonía mortal de Jesus, que en el huerto
Getsemani le cubriste de un sudor copiosísimo de sangre, no te
326
apartes de mi memoria, refrigérame en todas mis penas, consuéla
me en mis angustias, y sírveme de alivio en mis aflicciones y congo
jas. Si mi Maestro sufrió tanto por mí, ¿cuánto debo yo sufrir por él?
Pasion eficacísima de mi Redentor Jesucristo, que quitas to
dos nuestros pecados por mas enormes que sean, confórtame, pa
ra que pelee siempre con valor contra todos los enemigos de mi al
ma. Aliéntame y dame esfuerzo, para que llegue como otro Pablo
á gloriarme en las tribulaciones: sea toda mi alegría el ser atribu
lado por Jesus.
¡Oh, buen Jesus! fuente de todabondad, Dios benigno y miseri
cordioso, óyeme te suplico, aunque soy un grande pecador; pues
no has despreciado jamas un corazon humillad?, que se arrepiente
de haberte ofendido. Te doy gracias infinitas, liberalísimo bienhe
chor mio; porque siendo yo una criatura tan vil, te has dignado de
visitarme. ¿De dónde á mí tanto bien, que vengas á hospedarte á
mi casa? ¿Qué te daré yo por el beneficio que me acabas de hacer?
Te doy, dulce Dueño mio, mi cuerpo, mi alma, mis potencias, mis
sentidos, todo cuanto soy, y todo cuanto tengo.
No permitas, Jesus mio, que yo me aparte de tí; pues si te
he ofendido tantas veces y con tan gran desacato, ya me pesa de
tan vil y fea ingratitud. Haz, pues, las paces conmigo, no me arro
jes de tu divina presencia. Esto te pido, Jesus, por tus sacratísimas
llagas, por tu sangre preciosísima, por t u dolorosa pasion y tu muer
te ignominiosa. Castígame, pues, en esta vida, y no desprecies un
corazon que con ansia te busca. Tambien te pido, Señor, por todas
las necesidades de la Iglesia, por el Sumo Pontífice, por los Carde
nales, por los Obispos, por los Sacerdotes y las demas personas del
estado eclesiástico, por los Reyes y Príncipes cristianos, por to
dos los que nos gobiernan, por mis parientes y bienhechores, por
mis amigos y enemigos, por los infieles, hereges y cismáticos, por
los enfermos y afligidos, por los «agonizantes, por las ánimas del
purgatorio; y en fin, por todos mis prójimos, para que no nos cas
tigues segun merecen nuestras cidpas, sinó que nos mires á todos
con tu acostumbrada misericordia.
Dilata, dulce Jesus mio, las entrañas de tu piedad, y escónde
me entre tus llagas,qac son el asilo de los miserables. Muestra, Her
mano mio amabilísimo, muestra á tu Padre esas preciosísimas Ha
gas de tus manos, pies y costado, para que me conceda por ellas el
perdon de todas mis culpas, y de las penas correspondientes á ellas.
Del enemigo malo, que anda por todas partes como un leon
rugiente buscando á quien devorar, defiéndeme, Jesus mio, y am
párame siempre con tu gracia; porque no diga él con arrogancia
327
que ha prevalecido contra mí. Salvador del mundo, si tú venciste á
todos tus enemigos, ¿por qué yo no los venceré, invocando en mi
ayuda los dulcísimos nombres de Jesus y de María.
Ea, pues, amado mio: en la hora triste de mi muerte, cuando
todas las criaturas me abandonen, cuando lleno de temor partiere
de este miserable mundo á la casa de mi eternidad, llámame para
tu gloria; pues aunque tantas veces me hice sordo á tus clamores,
me pesa de haberte ofendido, y propongo la emienda desde hoy. Llá
mame, Pastor divino, como á una de tus ovejas; pues si en algun
tiempo viví descarriado, me pusiste al fin sobre tus hombros y me
has sentado hoy á tu mesa. No, Padre amorosísimo, no se pierda en
mí el precio infinito de tu sangre: concédeme, te suplico, el don de
la perseverancia final.
Y pues me confundo y me arrepiento de haberte ofendido tan
tas veces, manda, piadosísimo Jesus, que yo al tiempo que dé la úl
tima boqueada vaya á tí, á la gloria donde tú estas, sumo y único
bien mio, supuesto que para eso me diste el ser nobilísimo que tengo.
¿No me has llamado hoy, sin atender á mis ingratitudes, para que
yo guste de tí en el Santísimo Sacramento, que es prenda de la eter
na gloria? Luego debo esperar firmemente, que algun dia llegaré á
verte cara á cara en la eterna bienaventuranza. ¿Y cuándo, cuan
do, Señor, será este dia? ¿Cuándo te poseeré, amado de mi alma, sin
peligro de perderte? Solamente tú eres capaz de saciarme, inquie
to está mi corazon, Dios mio, mientras no consigue esta dicha.
Espero, amorosísimo Padre, que algun dia has de perfeccionar
en mí la obra que comenzaste. No me criaste, Dios mio, para arrojar
me al infierno, ni para eso me redimiste con tu sangre, sino que me
criaste y me redimiste para llevarme á gozar de tu gloria. Lléva
me, pues, cuando me muera; pues si ingrato te ofendí, confiado te
pido el perdon, presentándote para aplacarte aquella misma sangre
que derramaste por mí. Llévame, Jesus mio, llévame presto á tu
gloria y colócame junto á tí, para que con tus Angeles y todos
los Santos eternamente te alabe, te ensalce, te glorifique, y te dé
sin cesar las debidas gracias por tus grandes misericordias. Que vi
ves y reinas con Dios Padre, en unidad del Espíritu-Santo, Dios
por todos los siglos. Amen.—O. S. C. S. R. E.
FIN.
FÉ DE ERRATAS.