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CONSEJOS SOBRE EL RÉGIMEN ALIMENTICIO PÁG.

486-487

Llamados a establecer un régimen sin carne en nuestras primeras instituciones


médicas (1884)

Me he levantado esta mañana a las cuatro para escribirle unas pocas líneas. He estado
pensando mucho últimamente acerca de cómo la institución que Ud. preside podría
llegar a ser todo lo que Dios quiere que sea, y tengo unos pocos pensamientos que
sugerirle.
Nosotros somos reformadores en pro de la salud, que tratamos de regresar, hasta
donde sea posible, al plan original de temperancia establecido por el Señor. La
temperancia no consiste meramente en abstenerse de las bebidas alcohólicas y el
tabaco, ambos intoxicantes. Tiene un ámbito mayor que éste. Debe regular lo que
comemos.
Todos estamos familiarizados con la luz sobre el tema de la reforma pro salud. Pero
cuando yo visito el Instituto de Salud, veo que hay un señalado apartamiento de la
reforma pro salud sobre el asunto del consumo de carne, y estoy convencida de que
debe haber un cambio. El régimen de Uds. se compone mayormente de carne. Dios no
nos está guiando en esa dirección; el enemigo está tratando de establecer el asunto del
régimen sobre bases erróneas induciendo a los que están a cargo de la institución a
acomodar la alimentación al apetito de los pacientes.
Cuando el Señor dirigió a los hijos de Israel para sacarlos de Egipto, se propuso
establecerlos en Canaán como un pueblo puro, feliz y lleno de salud. Estudiemos el plan
de Dios, y veamos cómo se realizó aquello. El Señor restringió su alimentación. En gran
escala, eliminó el consumo de carne. Pero ellos apetecieron las ollas de carne de Egipto,
y Dios les dio carne, y junto con ella los seguros resultados.
El Instituto de Salud fue establecido a un costo elevado para tratar a los enfermos sin
drogas. Debe ser conducido a base de principios higiénicos. La medicación a base de
drogas debe eliminarse tan rápidamente como sea posible, hasta que todo esté
descartado. Debe darse educación sobre el régimen alimenticio, el vestido y el ejercicio
adecuados. No solamente nuestro propio pueblo debe ser educado, sino los que no han
recibido la luz sobre la reforma pro salud deben ser enseñados cómo vivir en forma
sana, de acuerdo con las disposiciones de Dios. Pero si nosotros mismos no tenemos
una norma a este respecto, ¿qué necesidad hay de hacer tan grandes inversiones para
establecer un instituto de salud? ¿Cuándo se realiza la reforma?
No puedo admitir que estamos marchando según las disposiciones divinas. Debemos
instituir un orden diferente de cosas, o de otra suerte abandonar el nombre de Instituto
de Salud; porque sería totalmente inapropiado. El Señor me ha mostrado que el
Instituto de Salud no debe ser amoldado de tal suerte que satisfaga el apetito o las ideas
de cualquier persona. Me doy cuenta de que la excusa para permitirse el consumo de
carne en la institución ha sido que las personas que buscan placer y acuden a él no están
conformes con ningún otro régimen.

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