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He decidido seguir a Cristo

Veamos la historia detrás de este maravilloso himno.

Este es un himno cristiano originado en la India. Sus letras están basadas en las últimas
palabras de un misionero galés.

La década de 1800 vio una explosión de evangelización en India. Provincias enteras


formalmente cerradas al evangelio fueron arrastradas por un movimiento misionero tal vez
sin paralelo en la historia. Gales, en particular, envió a cientos de misioneros al norte de la
India, y se les unieron evangelistas indios, así como misioneros de Inglaterra, Australia y
Estados Unidos. Este movimiento fue notable por dos razones: en primer lugar, fue
dirigido en su mayoría por los propios indios, y esos hombres se convirtieron en figuras
nacionales. En segundo lugar, este esfuerzo misionero se concentró en el norte de la
India, que estaba firmemente en las garras de las formas más opresivas del hinduismo,
pero a pesar de la oposición y la violencia el evangelio hizo incursiones en esta área
anteriormente fuera de los límites.

Un misionero galés que había sufrido una severa persecución, finalmente, vio sus
primeros convertidos en un pueblo particularmente brutal en la provincia india de
Assam. El esposo y la esposa, con sus dos hijos, profesaban fe en Cristo y eran
bautizados. Sus líderes del pueblo decidieron hacer un ejemplo del marido. Arrestando a
la familia, exigieron que el padre renunciara a Cristo, o ver a su esposa y niños
asesinados. Cuando se negaron, sus dos hijos fueron ejecutados por los arqueros.
Dándole otra oportunidad de retractarse, el hombre volvió a negarse, y su esposa cayó de
manera similar. Aun negándose a retractarse, el hombre siguió a su familia en la gloria.

Testigos contaron más tarde la historia de los misioneros galeses. Los informes dicen que
cuando se le pidió retractarse o ver a sus hijos asesinados, el hombre empezó a cantar
una canción que había el mismo escrito tiempo atrás y canto: “He decidido seguir a Cristo,
y no vuelvo atrás.” y después se le amenazó con matar a su esposa. Aquel hombre
creyente, aun después de haber perdido a sus dos hijos y estando a punto de perder a su
esposa, continuo cantando: “Aun nadie uniéndose, yo seguiré”. Después de eso, los
arqueros mataron también a la esposa de aquel creyente. Finalmente, el jefe de la aldea
le había dado una última oportunidad para que aquel hombre creyente salvara su vida
física al renunciar a su fe; pero éste no renunció a su fe, sino que prosiguió su canto: “La
cruz delante, y el mundo atrás” –y así fue ejecutado. La historia dice que después de un
tiempo, el jefe de la aldea dijo –considerando la fe del hombre creyente: “¡Yo también
pertenezco a Jesucristo!”. Así él y toda la aldea se convirtieron a Dios.

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