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LA IMPORTANCIA DE LA TERAPIA DE PAREJA

Deyanira Montserrat Lara Pinto


Una pareja es un conjunto de personas, animales o cosas que mantienen entre sí
algún tipo de relación o semejanza. El término también se utiliza para nombrar a
cada uno de los integrantes de una pareja en relación con la otra; esto se puede
apreciar, por ejemplo, cuando alguien habla de su novio o de su prometido
refiriéndose a él como “mi pareja”, y lo mismo puede ocurrir al hablar de otras
especies o, incluso, de objetos. El término suele ser asociado a la relación
sentimental que existe entre dos personas. Un noviazgo o el matrimonio suponen la
existencia de una pareja.

En la mayoría de las relaciones existen conflictos que hacen tornarse difícil para la
pareja, y cuando abunda una falta de comunicación los problemas o malos
entendidos suelen empeorar, y cuando este sucede prefieren terminar la relación y
el vínculo que tienen. En el presente ensayo se hablará a cerca de la importancia
que tiene el acudir a terapia de pareja y como ello puede llegar a mejorar aspectos
que se creían perdidos.

Todas las parejas tienen que afrontar situaciones que pueden generar conflictos
(distribución de tareas domésticas, reacciones emocionales intensas de uno de los
miembros, caracteres y gustos distintos, gestión del dinero, contactos con la familia
de origen, sexualidad, normas educativas de los hijos, actividades conjuntas,
vacaciones, relaciones con amistades, etc.) y, por esto, es normal que haya
discusiones. Sin embargo, cómo se resuelvan y si acaban creando un problema
grave o no depende de cada pareja. La terapia de pareja implica seguir un método
y ofrecer unas estrategias para que todas esas situaciones no representen algo que
enfrente a los miembros, sino que se perciban como problemas comunes para la
pareja, en el sentido de que sean ellos dos unidos y coaligados quienes se enfrenten
a esa dificultad y la resuelvan.
Tomé (2012) menciona “las relaciones humanas especialmente las que tienen un
carácter afectivo deben ir evolucionando y adaptándose a una extensa gama de
variables en permanente cambio: las propias expectativas y las de la pareja, los
cambios vitales de ambos cónyuges, la atención a la familia extensa, la satisfacción
sexual” Por lo que si no existe esta conciencia de cambio continuo y una actitud
coherente de implicación en este proceso, es inevitable que aparezca un
sentimiento de insatisfacción.

Decidir o aceptar buscar ayuda psicológica es en sí mismo un progreso, porque es


aceptar que no pudieron y no pueden resolver los problemas ellos mismos. Es
aceptar la no-omnipotencia, un cierto fracaso; lo que crea una herida narcisista
importante. Es por esto que muchas parejas no buscan ayuda y siguen viviendo sus
conflictos como un destino, sin hablar de parejas que ni siquiera conocen la
existencia de terapia de pareja o de familia.

Rafael (1998) menciona que “En el nivel más general podemos decir que la
psicoterapia consiste precisamente en poner nombre a estas nuevas situaciones.
Se trata de presentar a la pareja una nueva realidad”. Resulta obvio que la decisión
de tener una relación con una persona en particular va a estar determinada por
multitud de factores personales (valores, creencias, necesidades, etc.). Pero es
cierto que aun tomando la decisión y poniendo todo de nuestra parte, puede que la
relación no funcione como esperamos o como nos gustaría. Cuando surgen las
crisis, los miembros de la pareja intentan solucionarlas como saben y pueden, pero
en muchas ocasiones esto no es suficiente. En estos casos, la terapia de pareja es
un recurso excelente.

Los beneficios de la terapia de pareja son numerosos: mejora la comunicación,


proporciona herramientas para resolver los conflictos de forma adecuada, mejora la
convivencia, etc. Se puede observar que todos estos beneficios están asociados a
la pareja. La terapia de pareja produce cambios no sólo a nivel de la pareja sino
también, y no menos importante, a nivel individual. Al fin y al cabo, ¿qué es una
pareja sino dos individuos que permanecen juntos?
La terapia es por tanto un recurso más, cada vez más utilizado en nuestros días
porque ya no se ve con tanto estigma como hace algunos años, al que las parejas
pueden recurrir si así lo desean ambos. Bustamante (2005) nos dice que “Bien para
recuperar lo que un día perdieron y crecer en la relación sin que sea demasiado
tarde para recoger los restos del naufragio”. O bien para aceptar y afrontar que la
relación ha terminado sin que suponga ni mucho menos, una derrota, pues en
ocasiones, la ruptura es la mejor de las soluciones. Tal como comenta Bustamante
(2005), "una terapia de pareja nos ayudará a conocernos individualmente y, sobre
todo, nos enseñará a ser mejor pareja en esta, o en futuras relaciones ".

Para concluir, la verdadera relación de la pareja comienza cuando se desvanecen


las ilusiones muy irrealistas (las súper-idealizaciones), cuando las expectativas se
vuelven más reales y cuando se aprende que las propias necesidades no tienen por
qué ser satisfechas en forma incondicional por el otro. De otra parte, para no
destruirse por invasión de la pareja, se necesita encontrar un equilibrio sutil entre la
autonomía y la fusión, y entre la libertad y la interdependencia adulta.

Por lo tanto, la terapia de pareja no sólo produce beneficios en la relación sino


también en cada individuo, poniendo al alcance de la mano la posibilidad de tener
una vida más plena y feliz.
BIBLIOGRAFÍA

More Tomé. (2012). Psicología del equipo. Madrid, España: Mundos psicológicos.

Rafael Manrique Solana. (1998). Psicoterapia sistémica de la pareja. Una visión


constructivista. R.A.E.N., 26, 391- 414.

Erik Bustamante. (2005). El poder de la terapia de pareja. Madrid: El mundo.

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