Número 1

“Y conoceréis la verdad
y la verdad os hará libres.”
(J 8, 32)
 ¡Queridos lectores!

Fot. Archivo de ¡Amaos!

En el presentenúmero:
número: En  su viaje evangelizador a  través de  los continen-
En el presente tes, la revista Amaos está a punto de llegar a un grupo
JMJ, Sydney, 2008 nuevo y  a  la  vez muy extenso: las sociedades usuarias
de la lengua española. Hasta hoy, ya han salido sus tra-
3 Lo absurdo de no creer en Dios ducciones al  inglés, alemán, ruso, ucraniano, eslovaco,
4 El archeiropoietos de Guadalupe checo, búlgaro, húngaro, rumano y amhárico (para los
10 Salvación frente al mayor mal lectores etíopes). También estamos preparando unas
Apariciones sobre el Cerro de Tepeyac nuevas versiones lingüísticas en portugués y en chino.
12
Amaos transmite la  Buena Nueva a  todos los que
14 Del pecado a la libertad estén perdidos en  la  vida, siendo esclavos del pecado;
21 Los musulmanes se abren a la verdad a  las personas con un pasado complicado y  a  las que
24 Unos testimonios imposibles buscan soluciones para salir adelante. Habla del princi-
de poner en duda pal mandamiento divino del amor a  Dios y  al  prójimo.
Amaos, de una manera clara y sin aceptar concesiones
27 Los mitos en torno a la Edad Media
inoportunas, transmite lo que es el magisterio de la Igle-
30 La Divina Misericordia es salvación sia según las palabras de Cristo “Digan sí cuando es sí,
para todos y no cuando es no” (Mt 5, 37).
34 ¡Dios es bueno y misericordioso! Amaos conjuga habilmente lo profundo y  auténtico
36 “Ahora me puedo morir” de la teología con el “tener los pies en la tierra”. Propone
igualmente testimonios de lectores que surgen de la vida
37 ¿La vida o la muerte?
tal y  como es, con sus experiencias difíciles, dolorosas,
39 Una señal de luz en defensa de los no que sin embargo, iluminadas por el  amor del Señor,
nacidos luego resultan ser bellas y victoriosas.
40 La despedida de Lucía Deseo y  pido al  Señor en  mis oraciones para que
42 El divorcio es la puerta al infierno a  través de  la  presente edición redactada en  español
sigan pasando milagros hechos por el amor divino, que
45 “Y la esperanza no quedará libera de la esclavitud del poder del mal, deja renunciar
defraudada” (Rom 5, 5) al ateísmo, hace más profunda y más fuerte la fe depo-
46 ¡Cuidado, bioenergoterapia! sitada en Jesucristo y permite volver o descubrir la Igle-
49 No hay cosas imposibles sia Católica, comunidad del Pueblo de Dios que camina
hacia la Casa del Padre.
51 La oportunidad que te da a ti
Jesucristo. El Movimiento de los Padre Tomasz Sielicki S. Chr.
Corazones Puros (MCP) Superior General
de la Sociedad de Cristo

¡Evengelicemos el mundo juntos!

Amaos revista de evangelización
Imprimatur: Superior General Tomasz Sielecki SChr. 11.01. 2011, Poznań.
Editor: Editorial AGAPE, ul. Panny Marii 4, 60-962 Poznań, Polonia
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Preparación del material gráfico: Paweł Fiszer
Traducción: Justyna Nowicka, Cecylia Nowicka-Czerwińska y Carmelo Juan
Molina Rivero
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Lo absurdo
de no creer en Dios
A la gente que vive como si Dios
no existiera, o que niega Su
existencia, el Creador les dirige
unas palabras de advertencia
y las llama a la reflexión:
“El necio se dice a sí mismo:
«No hay Dios»” (Sal 53, 2).
A continuación añade: “ya que sus
atributos invisibles –su poder eterno
y su divinidad– se hacen visibles a los
ojos de la inteligencia, desde la crea-
ción del mundo, por medio de sus obras.
Por lo tanto, aquellos no tienen ninguna
excusa” (Rom 1, 20). ¿Quiénes? Los
“que por su injusticia retienen prisionera
la verdad” (Rom 1, 18). Todos los que
sinceramente buscan la verdad y que por
la injusticia no la retienen prisionera, tarde
o temprano encontrarán sin falta la única
fuente de felicidad y amor, que es Dios.
Fred Hoyle, eminente astrofísico bri-
tánico, habla de lo absurdo de no creer
en Dios, al igual que de lo insensato que
resulta imaginar una creación acciden-
tal de la vida. Considera que resulta tan
absurdo como si creyéramos que un chorro
de aire, tras atravesar un depósito de cha-
tarra, podría ensamblar un nuevo Boeing.
Antony Flew, destacado filósofo
inglés, quien desde 1950 era símbolo
y gurú del ateísmo científico, en 2004 con-
fesó públicamente su fe en la existencia
de Dios-Creador. El descubrimiento del
código ADN le convenció de la existencia
de una Inteligencia Divina Suprema, que
había creado todo el universo.
Sin embargo, el reconocer la exis-
tencia de Dios no es más que la primera
etapa en el camino que lleva al conoci-
miento de su Ser. Es Dios quien, convir-
tiéndose en un hombre de carne y hueso,
en Jesucristo, reveló plenamente la ver-
dad sobre sí mismo. Aceptando la Epifa-
nía y entrando en unión con Cristo, uno
emprende el fascinante camino de la vida
interior y  del conocimiento ―gracias
a  la  fe y  al  amor― de  la  verdad sobre
La imagen del Sudario de Turín yuxtapuesta al Rostro de Manoppello
Algunas de las señales
más inteligibles
ofrecidas por
Dios, que llaman
a la conversión, son las
tres imágenes que no
fueron pintadas por
la mano del hombre
y que son obra
de Dios mismo
el único Dios en Tres Personas. Sólo este
Dios es el amor que nos reveló esta ver-
dad sobre sí mismo.
Jesucristo no deja de apelar a nuestra
conciencia para que establezcamos con Él
una relación personal en la oración diaria,
a través de una fe viva. Él podrá entonces,
en el sacramento de la Penitencia, liberar-
nos del poder de los pecados y en la Euca-
ristía, curar todas nuestras heridas
e introducirnos en la vida y en el amor
de la Santísima Trinidad. Ayudándonos
a emprender el difícil camino de la fe,
Jesús nos ofrece unas señales inteligi-
bles que llaman a la conversión del alma:
“Jesús les dijo: «Si no ven signos y prodi-
gios, ustedes no creen».” (Jn 4, 48).
Guadalupe
Fot. Archivo de Amaos
La imagen de la Virgen de Guadalupe
Algunas de las señales más inteligibles
ofrecidas por Dios, que llaman a la con-
versión, son las tres imágenes que no fue-
ron pintadas por la mano del hombre y que
son obra de Dios mismo. Son las siguien-
tes: 1ª La imagen tridimensional en nega-
tivo fotográfico de  la  sábana mortuoria,
que representa el cuerpo de Jesús en su
totalidad. 2ª La imagen del rostro de Jesús
Resucitado del velo de Manoppello. 3º
La imagen de la Virgen de Guadalupe.
Diversas investigaciones científicas
han confirmado que todas esas imágenes
son unos archeiropoietos, es decir: ningún
genio humano de los más grandes hubiera
sido ni es capaz de pintar algo parecido.
Las investigaciones científicas confirman
estos hechos. Si el ser humano las acepta,
y con humildad abre su corazón al amor
y a la infinita misericordia de Dios, comen-
zará entonces el proceso de su transforma-
ción interior. Emprenderá un camino que
lo llevará hasta una felicidad imperece-
dera de comunión con Dios. Si, en cam-
bio, “por su injusticia retuviera prisionera
la verdad” y rechazara las señales dadas
por Dios, que lo llaman a la conversión,
seguirá por un camino hacia la eterna falta
de sentido y condenación sin fin.
Padre Mieczysław Piotrowski, S. Chr.
núm. 1-2011 • 3
Guadalupe

El archeiropoietos
Tanto el origen como
de Guadalupe
la existencia de la imagen
de la Virgen de Guadalupe
constituyen un gran misterio.
Después de tantos años
de investigación científica,
toda persona que esté abierta
a la verdad y libre de prejuicios,
verá con toda claridad que esa
imagen es obra de Dios.

Una imagen no pintada por

la mano del hombre

La imagen de la Virgen de Guadalupe

está proyectada sobre la tilma de un indio
(una especie de poncho o manta), y está
hecha de fibra de cactus de agave (ayate).
Una tilma como esa presentaba varios
usos: de día podía servir como abrigo,
mientras que de noche servía como colcha
o hamaca sobre la cual dormían los niños.
La tela de fibra de agave se usaba igual-
mente en la fabricación de sacos y bolsos.

Fot. Archivo de Amaos

Este tipo de tela, a los 20 años desde su
fabricación, se desintegra por completo,
de manera que resultaría imposible pintar
cualquier imagen sobre un material que,
de hecho, recuerda más a un saco para
guardar patatas. No obstante, en el caso
de la imagen en cuestión, los ligamen-
tos de tela otorgan al retrato incluso más
profundidad. Sus colores se refractan
sobre la superficie de la imagen igual que
si se refractasen sobre las alas de un pájaro
o un insecto. Después de los casi qui-
nientos años que han transcurrido desde
el momento de su creación, no se puede
encontrar en la tilma ningún rastro de pér-
dida de coloración o grietas, pese a que un
fondo de este tipo se hubiese podido des-
integrar mucho antes. Todos estos hechos
testimonian el que nos encontremos ante
un verdadero milagro.
La imagen de la Virgen en el Santuario de Guadalupe
Para desvanecer las dudas acerca
de la imagen, en 1976 se llevaron a cabo
unas investigaciones científicas, cuya
meta era identificar el  tipo de  fibra
de la cual estaba hecha la tela impresa
con el retrato de la Virgen de Guadalupe.
Se afirmó que aquella fibra era del cactus
de agave popotule Zacc. Una tela hecha
de ese material (como hemos mencionado
más arriba), al cabo de 20 años se pudre
completamente y se desintegra. Parece
ser un milagro inimaginable: la Virgen
María dejó reflejada su imagen sobre
uno de los tejidos más perecederos que
existían en el mundo, el cual, entre otras
cosas, servía para tejer sacos para alma-
cenar patatas.
A pesar de ello, la tela sigue perdu-
rando desde hace siglos y sigue siendo
resistente a los procesos de degradación,
tan propios de las leyes naturales.
Cabe recordar que desde 1531, fecha
en que apareció, la imagen de la Virgen
de Guadalupe se ha encontrado constan-
temente expuesta a la acción de un clima
mortífero: aire húmedo, lleno de molé-
culas de sal, contaminado además por
el humo emitido por cientos de miles

4 • núm. 1-2011

de chimeneas y coches de esa metrópolis,
México, poblada por más de 20 millones
de habitantes. A lo largo de estos 479 años,
durante los cuales se ha venido venerando
a la Virgen de Guadalupe, se consumie-
ron ante su imagen un número incalcula-
ble de velas, fuente de tantas moléculas
de tizne negro y de rayos ultravioletas,
que en condiciones normales ocasionan
la desaparición del color azul, al igual
que la pérdida de coloración en general.
A pesar de la presencia de todos estos fac-
tores perjudiciales, la imagen de la Vir-
gen no deja de mantener sus vivos colores
y tan intensos, como si se tratase de una
coloración recién aplicada. Además,
y las razones siguen siendo desconoci-
das, la imagen no absorbe ni partículas
de polvo ni pequeños restos de insectos.
Un premio Nobel de Química, el profesor
Richard Kuhn, afirmó que la  imagen no
contenía restos ni de pintura orgánica ni
mineral, y  que los colorantes observados
no podían ser clasificados con la  ayuda
de las herramientas que proporcionaba
la ciencia. Entonces, ¿cómo surgió la ima-
gen de la Virgen? Unos continuos análisis
microscópicos realizados por el científico,
comprobaron la falta de cualquier pince-
lada, lo que nos hace creer que estamos
ante un hecho del cual no hay ninguna
explicación de índole científica. En 1963,
los expertos de la famosa empresa Kodak
analizaron a fondo la imagen de la Virgen
y llegaron a la conclusión de que no había
sido pintada por la mano del hombre,
y que presentaba todos los rasgos propios
de  una fotografía. Las pruebas científi-
cas comprobaron que la imagen carecía
de cualquier tipo de colorante y que no
presentaba rastros ni de imprimación,
ni de esmaltado, ni de barniz. Teniendo
en cuenta todas estas circunstancias,
parece lógico que la imagen no hubiese
sido hecha por la mano del hombre. Dos
científicos americanos de  renombre: S.
Callahan y J. B. Smith, de la Universidad
de Florida, estudiaron la imagen de la Vir-
gen en 1979 con rayos infrarrojos, que
suelen ser una herramienta de inves-
tigación estándar, aplicada al análisis
de toda imagen de valor. Normalmente
se emplean antes de empezar trabajos
de restauración de imágenes, ya que las
fotografías tomadas con ayuda de dichos
rayos permiten ver los esbozos de la ima-
gen, realizados antes de aplicar la pintura.
De  esta mañanera, es  posible identificar
el tipo de imprimación que constituye su
fondo, los métodos de la composición,
Guadalupe
“Todo aquello
da testimonio de que
en el momento
de la creación de la imagen,
el hombre que estaba
de cara a la Santísima
Los ojos de la Virgen en la imagen de Guadalupe Virgen y que está
retratado en la superficie
de la córnea de su ojo,
fue como indirectamente
fotografiado”
constituye un hecho inexplicable, puesto
que el color rosa no deja penetrarse por
este tipo de  rayos. Además confirmaron
lo excepcional de la coloración de la ima-
Ampliación del ojo derecho con una silhueta en el medio de la pupila
gen, que era imposible conseguir con
la ayuda de cualquier técnica de pin-
tura existente. La coloración de la imagen
se parece a la que sólo existe en la natura-
leza: en insectos y pájaros. Los estudios
realizados a base de rayos infrarrojos con-
Selección de ilustraciones: Amaos, del libro de José Aste Tönsmann El secreto de sus ojos
firmaron también que debajo de la imagen
no se encontraban rastros de ningún esbozo
o imprimación de tela, a pesar de que ese
último procedimiento hubiese sido necesa-
Ampliación de las silhuetas de la pupila del ojo derecho rio a la hora de pintar sobre ella. Se demos-
tró además que la superficie de la imagen
no estaba barnizada. En el mundo no existe
una técnica así que hubiese hecho posible
lograr estos efectos. Tampoco es posible
explicar racionalmente aquella frescura
y brillantez de los colores de la imagen,
que han perdurado casi quinientos años
desde su aparición en 1531.
Cabe recordar en este momento dos
hechos insólitos. En el año 1791, uno
Esbozo de las silhuetas en la reflexión de la pupila de los empleados de la basílica volcó
accidentalmente sobre la tela ácido
Los expertos de la famosa muriático, que normalmente destruye
empresa Kodak analizaron muy rápidamente la celulosa. El tejido no
quedo destruido y la imagen, hoy en día,
a fondo la imagen no presenta ni la menor secuela de lo ocu-
de la Virgen y llegaron rrido. La única explicación que le pode-
a la conclusión de que no mos dar a este fenómeno es que parece
que la imagen estuviera especialmente
había sido pintada por protegida por Dios.
la mano del hombre, y que En el transcurso de las sangrientas
presentaba todos los rasgos persecuciones que sufrió la Iglesia Cató-
lica por parte de la masonería en 1921,
propios de una fotografía algunos ateos colocaron una bomba cerca
de la imagen, con la intención de des-
todos los cambios, al igual que los even- truirla por completo. Una fuerte explosión
tuales añadidos efectuados posterior- destruyó el altar, las vidrieras y dobló una
mente. Aquellos investigadores afirmaron cruz de metal que se encontraba encima
que el pigmento rosa de la imagen no del altar, pero no afectó de ningún modo
se resistía a los rayos infrarrojos, lo cual a la imagen. Se intentó también destruir
núm. 1-2011 • 5
Guadalupe
Una representación escultórica del encuentro de Juan Diego con en obispopod
la imagen milagrosa varias veces, pero
ningún atentado dio el resultado esperado.
La imagen quedo milagrosamente prote-
gida de la irracional agresividad de una
gente poseída por las fuerzas del mal.
Es imposible copiarla
Al más eminente pintor mexicano,
Miguel Cabrera, quien en 1753 fundó
la primera Academia de Bellas Artes
en México, se le pidió pintar una copia
de la imagen de la Virgen de Guadalupe
para el papa Benedicto XIV. Cabrera
obtuvo permiso para acceder directamente
y de forma ilimitada a la imagen, y poder
así estudiar más a fondo el tipo del tejido
usado y su coloración, al igual que la téc-
nica de pintura que representaba.
Cabrera, junto a otros siete pintores,
llegó a la conclusión de que era imposi-
ble copiar la imagen y que sólo se la podía
retratar. Después de llevar a cabo esta
tarea, el pintor relató sus observacio-
nes. Afirmó que mientras iba estudiando
la imagen de la Virgen, descubrió muchos
milagros. El primero era su consisten-
cia: la tela que constituye su fondo, cons-
taba de dos partes iguales, unidas con
un hilo fino de  algodón. En  unas condi-
ciones de aire tan húmedo y lleno de sal,
ese hilo que resistía el peso del tejido,
se hubiese deshecho rápidamente, pero
no fue así. Constituye un hecho extraor-
dinario. Cabrera confirmó que la  tela no
llevaba imprimación alguna, es decir,
rastros de la preparación previa, carac-
terística de la primera etapa del trabajo
de un pintor y que la imagen en sí debía
de ser percibida como una obra maestra
por todos los conocedores de la pintura.
Asimismo comentó que en el caso de esta
imagen en cuestión, estamos ante un fenó-
meno así: “[…] quedando en este Divino
6 • núm. 1-2011
Desenvolvió luego su blanca
manta, pues tenía en su
regazo las flores [...]
Luego que la vio el señor
obispo, él y todos
los que allí estaban
se arrodillaron; mucho
la admiraron; se levantaron;
se entristecieron
y acongojaron, mostrando
Fot. Archivo de Amaos
que la contemplaron
con el corazón y con
el pensamiento
maravillas observadas con la dirección
de las Reglas de el Arte de la Pintura
(México, Imprenta del Real y más Anti-
guo Colegio de San Ildefonso, 1756).
El misterio de las pupilas
Fue la fotografía la que a lo largo de los
estudios de la imagen de la Virgen de Gua-
dalupe desempeñó un papel trascendental.
Las primeras fotografías de calidad avan-
zada, tomadas a la imagen en 1928, son
obra de Manuel Ramos, un oftalmólogo.
Mientras las miraba con lupa, analizando
las pupilas de la Virgen aumentadas,
de repente dio un grito de sorpresa y dejo
caer la lupa de su mano al percibir en sus
Fot. Archivo de Amaos
ojos las siluetas de  unas personas refle-
jadas. Le resultó evidente que esas eran
unas “pupilas vivas”, que ningún ser
humano hubiese sido capaz de pintar. José
Algunos documentos históricos dan testimonio de que los
misioneros, desde la mañana hasta la tarde, bautizaban a los Carlos Salinas Chávez, fotógrafo y dibu-
indios en cola y bendecían matrimonios
jante, en el año 1951, reiteró las conclu-
siones de ese descubrimiento. Por último,
retrato la Pintura jamás antes vista, como fue el entonces arzobispo de México, Luis
de  un pincel todo del Cielo, que supo María Martínez, quien formó un comité
unir, y sacar de lo disímbolo, o distinto especial compuesto de  científicos, cuya
de ellas el mayor conjunto de perfeccio- tarea consistía en estudiar este fenómeno.
nes de quanto tiene bueno la Pintura. [...] Al cabo de cuatro años de investigación,
Son las quatro especies, ò modos de Pin- en el año 1955, dicho órgano publicó
tura, que en Guadalupe se admiran exe- un documento, en  el  cual se  afirmaba
cutadas: à el Óleo una, otra al Temple, que los ojos de la Virgen eran unos ojos
de  Aguazo otra, y labrada al Temple vivos y que ningún ser humano hubiese
la otra. […] Son estas especies tan dis- podido pintarlos. Las pupilas de los ojos
tintas en su práctica, que requiere cada de la Virgen dejan ver la silueta de un
una de por sí distinto Aparejo, y disposi- hombre que, con mucha probabilidad,
cion: y no encontrandose en todas ellas es el Indio Juan Diego. Su rostro pintado
alguno, como dexamos dicho, haze mas en un retrato de la época de las aparicio-
fuerza su maravillosa, y nunca vista com- nes se parece muchísimo al que está refle-
binación”. (págs. 12 y 13); “[...] no le han jado en el ojo derecho de la Virgen. Los
podido imitar los más excelentes Pinto- análisis posteriores de sus ojos, realiza-
res.” (pág. 28). Fuente: Miguel Cabrera, dos en 1956 por dos oftalmólogos: el doc-
Maravilla americana y conjunto de raras tor J. Toroella Bueno y el doctor Torrijo
 Guadalupe

Lavoignet, permitieron descubrir que

otras siluetas humanas se encontraban
en la córnea de ambos ojos de la Virgen.
El estudio se llevó a cabo mediante un
instrumento de exploración, denominado
oftalmoscopio. Anunciando los resulta-
dos de su investigación, el doctor Lavoig-
net afirmó que: “En la córnea de los ojos
se percibe la imagen de un busto humano.
La imagen aparece distorsionada
y en el mismo sitio que en un ojo normal.
Cuando se  dirige la  luz del oftalmosco-
pio a la pupila de un ojo humano, se ve
un reflejo luminoso brillante en el círculo
externo de la misma. Siguiendo ese reflejo
y cambiando las lentes del oftalmoscopio
en forma adecuada, se obtiene la imagen
del fondo del ojo. Al dirigir la luz del oftal-
moscopio a la pupila del ojo de la imagen
de  la  Virgen, aparece el  mismo reflejo
luminoso, y siguiéndolo, la pupila se ilu-
mina en forma difusa dando la impre-
sión de oquedad. Este reflejo se  aprecia
en todos los sentidos en que se dirige la luz;
es brillante, viéndose en todas las distan-
cias que alcanza la luz del aparato, y con
las distintas lentes del mismo. Este reflejo
es  imposible de  obtener de  una superfi-
cie plana además, opaca como es dicha
pintura. Después examiné, mediante
el oftalmoscopio, los ojos en diversas pin-
turas al óleo y a la acuarela y en fotogra-
fías, y en ninguna de ellas, todas ellas
de distintos personajes, no se aprecia
reflejo alguno. Por lo contrario, los ojos
de la Santísima Virgen de Guadalupe dan
impresión de vitalidad”.
Los resultados de aquellos estudios
fueron confirmados en adelante por otros
médicos investigadores, quienes en los años
60 y 70 del siglo XX llevaron a cabo unos
análisis parecidos. El profesor Bruno Bon- Fot. Archivo de Amaos
net-Eymard dijo lo siguiente: “Todo aque-
llo da testimonio de que en el momento
de la creación de la imagen, el hombre que
estaba de cara a la Santísima Virgen y que
La Virgen de Guadalupe
está retratado en  la  superficie de  la  cór-
nea de su ojo, fue como indirectamente veces y encontraron dos nuevas caras no se encontró ningún rastro de pintura.
fotografiado”. Gracias a estudios posterio- reflejadas en  los ojos de  Nuestra Señora. En cambio, sus colores resultaban excep-
res, se descubrieron en los ojos de María Identificaron una de  ellas, que se  parecía cionalmente vivos, frescos y brillantes, lo
imágenes reflejadas en  unas zonas espe- muchísimo a la de Juan Gonzáles (el tra- cual sigue siendo un misterio inexplica-
cíficas del ojo (quedan reflejadas dos ductor del obispo Zumárraga), cuyo retrato ble para la ciencia. Un análisis detallado
veces de forma natural y una vez, giradas de 1533 había sido hallado dos años antes. de los microscópicos fragmentos del iris
180˚). Es  el  denominado efecto de  Pur- En 1979, por primera vez se aplicó y de la córnea de la Virgen, ampliadas
kinje-Samson, que se produce solamente al estudio de la imagen de Guadalupe 2.500 veces, permitió ver en las pupilas
en ojos vivos. la más moderna técnica digital. Se emplea- de María la escena del encuentro de Juan
El óptico americano Dr. Charles ron herramientas que usaba la NASA para Diego con el obispo, momento en el cual
Wahlig, junto a varios investigadores tomar imágenes satelitales. Como resul- apareció sobre la tilma del indio la mila-
y representantes de otras ramas de la cien- tado, se alcanzó una escala 2.500 veces grosa imagen de María. Además se ve
cia, examinó la imagen aumentada 25 superior al tamaño real. En la imagen allí un grupo de personas: al obispo

núm. 1-2011 • 7

El Cerro de Tepeyac. La escultura representa a indios adorandno la imagen de Guadalupe
Zumárraga y a su traductor Gonzá-
les, a Juan Diego con su manto abierto
y a un indio sentado. Asimismo, se ve un
grupo compuesto por indios, un niño, una
mujer y un español barbudo, una mucha-
cha negra, etc. Merece la pena recordar
que hace poco se encontró en el archivo
de Sevilla el testamento del obispo
Zumárraga, en cuyas páginas aparece
mencionada una sierva, María, a quien
el propio obispo le otorgó la libertad.
En total, en los ojos de la Virgen quedan
reflejadas trece personas. Aquello ocurrió
en el momento que está descrito en Nican
Mopohua, la primera descripción histó-
rica del acontecimiento.
Desenvolvió luego su blanca manta,
pues tenía en  su regazo las flores [...]
Luego que la vio el señor obispo, él
y todos los que allí estaban se arrodilla-
ron; mucho la admiraron; se levantaron;
se entristecieron y acongojaron, mos-
trando que la contemplaron con el cora-
zón y con el pensamiento.
8 • núm. 1-2011
Fot. Archivo de Amaos
(http://www.corazones.org/maria/america/
mexico_guada_nicanmopohua.htm).
Cabe citar aquí la respuesta de José
Aste Tonsmann, dada frente a las dudas
del periodista alemán Paul Badde: “Si sólo
existiera una de esas ‘fotografías’, me
pondría de acuerdo con usted. Aquí tene-
mos dos obturadores así en ambos ojos.
Además, las ‘fotografías’ no son idénti-
cas, pero sus refracciones y proporcio-
nes se corresponden perfectamente, tal
y como eso pasa ahora en sus ojos, en los
que hay dos enfoques de la misma escena,
diferentes y totalmente correspondidos.
También en los ojos de la Virgen apare-
cieron dos ‘fotografías” tomadas desde
dos ángulos diferentes que corresponden
al vector según el cual se desplaza una
imagen vista por los mismos ojos. En eso
precisamente se basa la fuerza proba-
toria de estas imágenes. Una de ellas
podría haber resultado de una casuali-
dad o podría haber sido efecto de alguna
interpretación intencional, pero a la luz
Guadalupe
de lo razonable, algo así no es posible
en el caso de dos imágenes. Las adecua-
ciones y distorsiones que entonces apa-
recen y que resultan del encorvamiento
de la córnea del ojo son demasiado com-
plicadas (...). Ningún ser humano hubiera
sido capaz de esbozar algo así. ¿Quién lo
hubiera hecho?¿Y por qué?”
Uno de los mayores milagros
A lo largo de los diez años que pasaron
entre la conquista de México por los espa-
ñoles en 1521 y las apariciones en el Tepe-
yac, los misioneros españoles lograron
convertir a la fe cristiana solamente a un
grupo reducido de indios. En cam-
bio, durante unos años a contar desde
las apariciones de la Virgen, en 1531,
tuvo lugar la más espectacular oleada
de conversiones jamás vista en la histo-
ria de la humanidad. Los indios, quienes
en su mayoría alentaban una actitud hos-
til frente a la religión, al igual que frente
a la presencia misma y la cultura de los
españoles, al cabo de 7 años, y en número
de 9 millones, gracias a las apariciones
de la Virgen y a su milagrosa imagen,
abrazaron la fe cristiana y se convirtieron
en unos católicos fervorosamente prac-
ticantes. Los documentos históricos dan
testimonio de que los misioneros, desde
la mañana hasta la tarde, bautizaban a los
indios en cola y bendecían matrimonios.
Por ejemplo, el padre franciscano fray
Toribio anotó que, junto a otros sacerdo-
tes, bautizó durante cinco días a  14.200
almas. Esta situación se daba en todos
los centros de misiones. Cada día miles
de indios esperaban el bautizo y otros
sacramentos. La epifanía de la Madre y su
mensaje trasmitido por la milagrosa ima-
gen encantó a los indios, hasta tal punto
que empezaron a convertirse espon-
táneamente al cristianismo, haciendo
suyo el mensaje del Evangelio, y acce-
diendo al bautizo y a otros sacramentos.
De esa manera se convirtieron en miem-
bros de la misma comunidad de la Igle-
sia Católica. Ocurrió un gran milagro:
el odio y la hostilidad mutua, característi-
cos hasta entonces de las relaciones entre
indios y españoles, se desvanecieron. Aún
más: aquellas dos naciones, tan alejadas
la una de la otra en el sentido cultural,
religioso y racial, se consolidaron en una
sola nación mexicana. El nacionalismo
y el racismo desaparecieron por completo.
Todos se convirtieron en hijos de María,
Madre del verdadero Dios, Jesucristo,
Guadalupe
quien para nuestra salvación tomó carne
humana. No sólo la cristianización de los
indios, sino también la transformación
interior y la consolidación en la fe de los
conquistadores españoles ocurrieron
en un período muy corto y de manera muy
profunda. No cabe la menor duda de que
aquel fue uno de los milagros más grandes
y uno de los acontecimientos más trascen-
dentales en la historia de la humanidad.
La imagen de la Virgen
es como una custodia
viva, que con su actitud
y su mirada nos está
indicando hacia su
divino Hijo
Un papel decisivo
Fueron las apariciones de la Virgen
las que desempeñaron un papel deci-
sivo en la conversión de todos los indios,
al igual que la milagrosa imagen que
María dejó en la tilma del indio Juan
Diego. La imagen de la Virgen de Guada-
lupe, con toda la riqueza de sus contenidos
simbólicos, es una traducción a la lengua
de los aztecas del mensaje más importante
de la Sagrada Escritura.
Hay que recordar que los aztecas
practicaban unos ritos excepcionalmente
bárbaros. Veneraban a más de 200 dio-
ses de mayor importancia y a 1.600 ído-
los menores. El más importante de ellos
era el dios Sol, cuya luz en la milagrosa
imagen de Guadalupe quedó eclipsada
por la propia Virgen. La diosa Luna,
que también era una de los más grandes,
en la imagen está bajo los pies de María.
Los aztecas eran capaces de  sacrificar
a sus deidades a más de 20 mil personas
en tan sólo una semana. Por eso estaban
en guerra continuamente, para poder cap-
turar prisioneros y ofrecérselos a los dio-
ses, arrancándoles sus corazones todavía
latientes. Esos sacrificios solían ofrecerse
sobre todo al dios Sol, para que la mañana
siguiente tuviese fuerzas para volver
a levantarse.
En la imagen de Guadalupe, María
ensombrece al sol, lo cual quiere decir que
el sol no es dios y que ya no es correcto
ofrecerle sacrificios humanos. Las flo-
res del vestido de la Virgen sugieren que
el mundo creado es su traje, mientras que
el manto de estrellas simboliza que el cos-
mos es su verdadero abrigo. María, ya que
tiene las manos juntadas para rezar, no
es ninguna diosa, pero es la madre del Hijo
de Dios que porta en su vientre. La imagen
de la Virgen es como una custodia viva,
que con su actitud y su mirada nos está
indicando hacia su divino Hijo. En el cen-
tro de la imagen se ve una flor de jazmín
de cuatro pétalos, que para los indios sim-
bolizaba el sol. La flor para ellos constituía
una señal inteligible: la Santa Virgen lleva
en su vientre al verdadero Dios, que tomó
carne humana para librarnos del poder
de satanás, del pecado y de la muerte.
En el centro del jazmín, cuando uno lo
observa con lupa, se ve la cara del Recién
Fot. Archivo de Amaos
Nacido. Las estrellas del manto de la Vir-
gen se corresponden a la constelación que
apareció sobre México el 12 de diciem-
bre de 1531, tal y como eran vistas desde Peregrinos en Guadalupe
el espacio hacia la Tierra. De esta manera,
se conmemoró en la imagen la fecha
de la aparición de la Madre de Dios.
El nombre de María en lengua nahuatl
era “Coatlaxopeuh”, que quiere decir:
“vencedora de la serpiente”, es decir:
de Satanás, quien es el primer enemigo
del ser humano. El demonio, o sea, sata-
nás, es el ángel caído que por culpa del
pecado de soberbia absoluta se convir-
tió “en “mentiroso cósmico” y “padre
de la mentira” (Jn 8, 44). Por esto vive
la radical e irreversible negación de Dios
y trata de imponer a la creación, a los
otros seres creados a imagen de Dios,
y en particular a los hombres, su trágica
„mentira sobre el Bien” que es Dios”
(Juan Pablo II, Audiencia General, 13
de agosto de 1986). Satanás, al igual
que los demás espíritus malos, odia con
todo su ser a Dios y desea compartir su
odio con la gente, para llevarnos por ese
camino hacia el infierno, hacia un estado
de egoísmo absoluto. Satanás se aprove- Peregrinos en Guadalupe
cha de su gran inteligencia para conducir
al ser humano hasta el extremo del odio,
hacia la soberbia absoluta, hacia la des-
esperación y hacia una irrevocable pér-
dida de la fe. La única manera de salvarse
que le queda al ser humano frente a esta
espantosa realidad de los poderes del mal,
es una entrega incondicional de sí mismo,
a través de María, a Cristo, quien gracias
a su Pasión, su Muerte y su Resurrección
nos liberó a todos del poder de satanás,
del pecado y de la muerte.
Padre Mieczysław Piotrowski, S. Chr.
núm. 1-2011 • 9
Guadalupe

Salvación
frente al mayor mal
La Madre de Dios, que se apareció en Guadalupe, Lourdes
y Fátima, al igual que en otros lugares de nuestro planeta,
quiere que seamos conscientes de que la pérdida de fe en Dios,
el ateísmo, la desmoralización y vivir como si Dios no existiera,
son la mayor tragedia del ser humano.
Fot. Archivo de Amaos

Fot. Archivo de Amaos

Peregrinos en Guadalupe Peregrinos en Guadalupe

Cada vez que la gente rechazaba hay en el hombre y en el mundo. […] Con- “[…] Deseo la  confianza de  Mis cria-
a Cristo y su Evangelio, ello ha derivado sagrarse a María significa dejarse ayudar turas ―dijo Jesucristo a  Santa Faus-
en criminales sistemas totalitarios, homi- por ella a ofrecer la humanidad y a noso- tina― […] Que no tema acercarse
cidios, en la caída de la cultura, el colapso tros mismos a «Aquel que es Santo», infi- a  Mi el  alma débil, pecadora y  aun-
de la libertad y la degeneración moral nitamente Santo.” (Juan Pablo II, Homilía que tuviera más pecados que granos
de las sociedades, en una palabra: se ha en Fátima del 13 de mayo de 1982). de arena hay en la tierra, todo se hun-
creado un verdadero infierno sobre la Tie- Es la Virgen María quien nos conduce dirá en  el  abismo de  Mi misericordia
rra. El remedio más eficaz frente a la pér- con seguridad por los caminos de la fe [...] La  humanidad no conocerá paz
dida de la fe en Dios y ante la pérdida y  de  la  ilimitada confianza depositada hasta que no se dirija a la Fuente de Mi
de la vida eterna, consiste en consagrarse en su Hijo Jesucristo, para que Él pueda misericordia” (Diario de Santa María
al Corazón Inmaculado de la Virgen María. liberarnos de la esclavitud del pecado con Faustina Kowalska, núms. 1059 y 699).
El Santo Padre Juan Pablo II explica que el poder de su misericordia insondable: La Virgen repitió tres veces a Sor Lucía
“Consagrar el  mundo al  Inmaculado de Fátima: “Nos estamos acercando
Corazón de  la  Madre, significa retornar a los Últimos Tiempos”. El recurso más
a  la  Cruz del Hijo. Más aún, eso quiere El remedio más eficaz importante que sirve a la salvación del
decir consagrar este mundo al  Cora- frente a la pérdida de la fe mundo es la consagración a su Inmacu-
zón herido del Salvador, restituyén- en Dios y ante la pérdida lado Corazón y la oración del rosario.
dolo a la fuente misma de la Redención.
La Redención es siempre más grande que
de la vida eterna, Además, la Virgen se quejaba diciendo
que si todos los recursos de la salva-
el pecado del hombre o que el «pecado del consiste en consagrarse ción no habían sido aprovechados por
mundo». El poder de la Redención supera al Corazón Inmaculado la humanidad hasta entonces, era ella
infinitamente toda la  gama del mal que de la Virgen María quien ofrendaba ahora sus lágrimas.

10 • núm. 1-2011
Guadalupe

Fot. Archivo de Amaos

Fot. Archivo de Amaos

La antigua Basílica en Guadalupe Un peregrino ante la Basílica en Guadalupe

“Acto de la consagración
al Inmaculado Corazón
de la Virgen”

¡La Inmaculada Madre de Jesús

y Madre mía, María! Siguiendo
el ejemplo del siervo de Dios
Juan Pablo II, declaro hoy: soy
enteramente tuyo/a. Consagro
a Tu Inmaculado Corazón todo mi
ser, todo lo que soy; mi mente, mi
corazón, mi voluntad, mi cuerpo,
mis sentidos, mis emociones,
mi memoria, mis heridas, mis
debilidades, mi pasado desde

Fot. Archivo de Amaos

el momento de la concepción,
mi presente y mi futuro, incluida
la muerte física, cada uno de mis
pasos, cada gesto, palabra
y cada pensamiento. También
consagro a Tu Inmaculado
Corazón mi familia y todo lo que
poseo. A Ti te dedico todos mis
trabajos, oraciones y sufrimientos.
Guárdame a mí y a todos mis
seres queridos ¡la mejor de todas
las madres!, del mal. Intercede
por nosotros para que nos sean
concedidas las gracias necesarias
para que cambiemos y seamos
sanados. Guíanos por los caminos
de la vida y sírvete de nosotros
para que construyamos
el Reino de tu Hijo Jesucristo,
quien es el único salvador del
mundo, fuente de todo el bien,
de la verdad y de la vida. Amén.
El fenómeno de las lágrimas de san- todo el horror del pecado humano y el del
gre que aparecen en  imágenes y  figuras mal, que pesan sobre nosotros y sobre toda
de la Virgen, tan frecuente en los últi- la humanidad. No obstante, Jesucristo
mos tiempos, es otra advertencia y señal necesita que nos pongamos de acuerdo
que llama a  la  humanidad a  la  reflexión para que pueda actuar en nuestro inte-
y a que volvamos a Dios. Jesucristo dijo rior y para que a través de nosotros llegue
a Sor Faustina: “Antes de  que llegue a los pecadores más grandes. Consagré-
el tiempo de justicia, doy a la humani- monos todos los días al Inmaculado Cora-
dad un tiempo de misericordia”. ¿Será zón de la Madre Santísima. Dejemos que
posible que nos quedemos insensibles nos enseñe cómo vivir la fe a diario. Para
e indiferentes frente a las advertencias conseguirlo, tenemos que ordenar nuestras
y llamamientos de la Virgen? vidas y nuestros horarios, de manera que
¡Queridos lectores! La Virgen os pide haya tiempo para rezar, trabajar y descan-
a cada una y cada uno de vosotros que par- sar. Sobre todo hay que:
ticipéis en la obra de salvaros a vosotros 1º Odiar y rechazar todo lo que sea
mismos, a vuestro prójimo, a  Polonia, pecado y vivir de acuerdo con los prin-
Europa y el resto del mundo. Sabemos que cipios morales y con el Magisterio
sólo el amor de Jesucristo puede vencer de la Iglesia Católica.

núm. 1-2011 • 11
Guadalupe
2º Obligarse a no caer en el desánimo
y a levantarse de toda caída en pecado
grave, recurriendo inmediatamente
al sacramento de la Penitencia.
3º Obligarse a la oración diaria y,
especialmente, a la oración del Santo
Rosario, a la práctica de la Coronilla
de la Divina Misericordia, al igual que
a meditar sobre los textos de la Sagrada
Apariciones sobre
el Cerro de Tepeyac
San Juan Diego Cuauhtlatoatzin
(que en la lengua de los
chichimecas significaba:
“Águila que habla”), quien tuvo
apariciones de la Virgen sobre
el Cerro de Tepeyac, en diciembre
de 1531, fue nombrado Beato
en 1990 y luego canonizado
en 2002, en Guadalupe,
por el Papa Juan Pablo II.
Nació en  1474 en  Cuauhtitlan,
en la tribu Texcoco. Cuando tenía 50 años
de edad, junto con su esposa María Lucía
recibió el bautismo, convirtiéndose en un
católico ferviente. Tres años después,
durante una epidemia, murió su mujer.
En la madrugada del día 9 de diciem-
bre de 1531, a los 57 años de edad,
se dirigía Juan Diego hacia una iglesia
de Tlatelolco, situada en los alrededores
de la Ciudad de México. Cuando se encon-
traba en Tepeyac, oyó una voz preciosí-
sima, parecida al canto de los pájaros del
paraíso, y en aquel mismo momento vio
aparecer en la cima de la colina una bellí-
sima figura femenina que lo llamaba hacia
ella. A Juan Diego le embriagó la extraor-
dinaria belleza y el amor de aquella mis-
teriosa figura, no obstante, no temía nada
12 • núm. 1-2011
Escritura. Además, se recomienda
mucho la Eucaristía y la adoración
al Santísimo Sacramento.
4º Obligarse a  practicar los primeros
viernes y sábados del mes, con la inten-
ción de recompensar al Sagrado Cora-
zón de Jesús y al Inmaculado Corazón
de la Virgen María por los propios peca-
dos y por los pecados del mundo.
El Cerro de Tepeyac. La escultura representa a indios adorandno la imagen de Guadalupe
y se sentía muy feliz. Se puso de rodillas
ante ella y fascinado escuchaba sus pala-
bras. La Señora se presentó como “la Vir-
gen Santa María, Madre del Verdadero
Dios”. Y le dijo: “¿Acaso no estoy yo con-
tigo…, yo, tu Madre? ¿Es que no te rodeo
de cuidados?”. Luego le pidió a Juan
Diego que fuera al obispo de la ciudad
y que le pidiera, en su nombre, construir
una iglesia en el lugar de las apariciones.
El obispo no se lo creyó y pidió a la Vir-
gen que le diera una señal bien inequívoca.
El 12 de diciembre, la Virgen volvió
a aparecerse a Juan Diego. Le mandó que
subiera a la cima de la colina para recoger
rosas castellanas de múltiples colores, que
florecieron allí milagrosamente en  pleno
invierno. Una vez recogidas, Juan Diego
5º Obligarse a confesarse mensual-
mente y a comulgar lo más frecuen-
temente posible, y si uno puede, los
miércoles y los viernes ayunar a base
de pan y agua.
Padre Mieczysław Piotrowski, S. Chr.
Fot. Archivo de Amaos
se las entregó a la Virgen, quien a su vez
las tomó entre sus manos y las depositó
en la tilma del indio. Le pidió que se las lle-
vara al obispo, como prueba de la veracidad
del mensajero. Cuando el indio, en presen-
cia del obispo, abrió su tilma llena de rosas,
de  repente apareció sobre su superficie
la imagen de la Virgen. Al ver este pro-
digio, tanto el obispo como otras perso-
nas allí presentes se pusieron de rodillas.
Después de lo sucedido, el prelado tomó
la tilma del indio, impresa con la milagrosa
imagen de la Virgen, y la colocó en la capi-
lla de su casa. Después de construir la igle-
sia en el lugar de las apariciones, mandó
instalar allí aquella milagrosa imagen
de la Virgen, para que todos pudieran rezar
ante ella y pedir a Dios que les concediera
sus gracias.
 Guadalupe

La fotografía está integrada en el álbum „El milagro de Guadalupe”, Polwen, 2007

Fot. Archivo de Amaos
La antigua Basílica en Guadalupe

La nueva Basílica fue construida verdadero shock, ya que desde el punto

en 1976. Cada año, el Santuario de la Vir- de  vista médico era un caso científi-
gen de Guadalupe es visitado por más camente inexplicable. La Comisión
de 20 millones de peregrinos. Constante- de Médicos, creada por la Congregación
mente se ven allí múltiples conversiones para las Causas de los Santos del Vaticano,
y sanaciones. anunció en 1998 que la sanación de José
Silva fue un hecho milagroso, repentino
Un milagro que tuvo lugar y cuyas consecuencias fueron permanen-
antes de la canonización tes. Juan Pablo II hizo constar de una
Vidriera con la imagen de San Juan Diego
de San Juan Diego. forma solemne que: “se considera un
milagro realizado por Dios la milagrosa
Mientras el Papa Juan Pablo II estaba y permanente sanación de José Silva, que Pidamos al Santo Juan Diego que nos
llevando a  cabo la  beatificación de  Juan se cayó al suelo de hormigón desde una ayude a  diario a  confiar en  Jesús a  tra-
Diego en Guadalupe; en los alrededores altura de 10 m, chocando contra el suelo vés de la Virgen, con espíritu de sencillez
de la Ciudad de México, un hombre joven, con una fuerza estimada de 2 toneladas. y una gran confianza.
José Silva, tentado por pensamientos sui- Sufrió muchas lesiones craneales, tenía
cidas, estaba a punto de quitarse la vida. múltiples hematomas y sufrió neumoence- Padre M. Piotrowski , S. Chr.
Se tiró desde el balcón, pero su desespe- falia intracerebral”.
rada madre lo cogió por una pierna del
pantalón y, sujetándolo de esta manera
y dando gritos, pedía ayuda al Siervo
de Dios Juan Diego. A pesar de todo,
no logró retener a su hijo, que se cayó
de una altura de 10 metros, dando con
la cabeza contra el asfalto. Sufrió graves
lesiones craneales. Los médicos dijeron
que el estado de su salud era muy grave,
a raíz de una congestión cerebral hemo-
rrágica y de una fístula. La madre de aquel
hombre desesperado no dejaba de rezar,
pidiéndole al Beato Juan Diego su interce-
sión. Sorprendentemente, a pesar de todas
las previsiones pesimistas de los médi-
cos, José, que estaba mortalmente herido,
recobró todas sus fuerzas. Ni en su cere-
Fot. Archivo de Amaos

bro, ni en la cabeza podían verse altera-

ciones u otras secuelas. Se atribuye esta
sanación repentina a la intercesión de Juan
Diego. Los doctores experimentaron un

núm. 1-2011 • 13
 testimonio

Fot. Archivo de Amaos

Del pecado
a la libertad
No voy a firmar esta carta con mi nombre y apellido (la vergüenza
es demasiado grande), pero quiero contaros a vosotros el período
más doloroso de mi vida. Esta historia la saben pocas personas,
puedo contarlas con los dedos de una sola mano. No me resulta
nada fácil volver al pasado, pero como el debate sobre el aborto
está regresando como un búmeran, quiero dar testimonio de mi
propia verdad.

Casualmente, me encontré en casa un buen trabajo y poseo muchos bienes

de amigos un número de vuestra revista.
Mientras leía las sinceras y dolorosas
confesiones de vuestros lectores, expe-
rimenté un auténtico shock. De repente
me di cuenta de que, lo que había vivido
unas decenas de años atrás, debería salir
por fin a la luz del día. Esto quizás sería
Fot. Archivo de ¡Amaos! para alguien una advertencia. Es posi-
ble que alguien reaccione con asco o que
Todo el mundo me tenga lástima, pero ¿qué le vamos
materiales. Pero en el fondo de mi alma
no deja de acompañarme el recuerdo
de algo que ocurrió hace años y que sigue
angustiándome y volviendo constante-
mente a mi mente. Mi primer amor juve-
nil acabó con que, forzada a ello, aceptara
tener relaciones sexuales y enseguida me
quedé embarazada. Los dos éramos estu-
diantes, jóvenes y rebeldes.
En el quinto mes del embarazo me ase-

se puso en contra a hacer? Yo misma a menudo experi-

mentaba esos sentimientos. No voy a fir-
de mi hijo mar esta carta con mi nombre y apellido
(la vergüenza es demasiado grande), pero
y en contra mía. quiero contaros a vosotros el período más
Era una madre doloroso de mi vida. Esta historia la saben
pocas personas, puedo contarlas con los
aterrorizada. dedos de una sola mano. No me resulta
guré de mi estado, así que era demasiado
tarde como para pensar en un posible
aborto. Tanto el parto, como las circuns-
tancias que lo acompañaron, fueron tan
desagradables que, cuando seis meses
después volví a quedarme embarazada, lo
que más temía era a que se repitiera todo
lo que había experimentado en el hospi-

A pesar nada fácil volver al pasado, pero como

el debate sobre el aborto está regresando
de todo, resistía como un búmeran, quiero dar testimonio
de mi propia verdad.
instintivamente, Ya soy una mujer mayor, que está
pero no sabía a punto de jubilarse y que ha logrado
mucho en la vida. Tengo una familia feliz:
explicarlo tengo a mi marido, a mi hijo, a mis nietos,
tal. A  todo aquello se  sumó la  influencia
de muchas personas, que parecían ser unos
buenos amigos preocupados por mí. Mis
amigas y primas se quejaban por la falta
de pisos, de dinero y de lo que solían
llamar “una pausa en el currículo”. Mi
ginecóloga me hablaba de la maternidad
consciente, de la carga para el organismo

14 • núm. 1-2011
 testimonio
que supondría “un embarazo tras otro”.
Me atemorizaban con los medicamentos
que antes tomaba y al final, otro ginecó-
logo, a quien acudí, me dijo: “¿Damos
a luz o abortamos?”. Como si se tratara
de decir si prefería helado de nata o helado
Fot. Archivo de Amaos
de chocolate. Todavía tenía dudas, pero
me hablaban del “embrión”, de una “aglo-
meración de células”, y de que era posible
que un niño que naciera tan poco tiempo
después de su hermano, pudiera nacer
discapacitado. ¿Entonces que hubiera
sido lo que pudiera dar a esos niños? No
dejaba de sentirme culpable. ¡Todavía no
no me merecía recibir
entendía que todo aquello era una men-
tira! Mi joven compañero de vida quería
primero licenciarse (estaba escribiendo su
tesina), y además alquilábamos un piso.
Dijo que era demasiado temprano para
tener otro hijo y que la decisión era cosa
mía. Sentía una gran responsabilidad: por
mí, por mi hijo y por esa pequeña cria-
tura que todavía no estaba con noso-
tros. También me sentía responsable
por la felicidad de mi pareja. Su fami-
lia no se mostraba propensa a ayudar,
mientras que la mía no dejaba de repro-
charme “haber malgastado las posibili-
dades de  hacer una carrera científica”,
al igual que lo de “vivir juntos sin casar-
nos”. Nos dejamos llevar por la ambi-
ción y por el rencor, así que no éramos
capaces de buscar apoyo. En esos tiem-
pos, nadie presentaba ni fotografías, ni
películas que hubieran tratado de la vida
del niño en el vientre de su madre. No
había debates, libros ni programas dedi-
cados a este tema; por lo menos yo no los
encontraba por ninguna parte. Tampoco
tuve la suerte de conocer a gente que me
hubiera retenido y que me hubiera dicho:
“no lo hagas”, o como mínimo: “Tie-
nes otra salida”. Todo el mundo se puso
en contra de mi hijo y en contra mía. Era
Estoy segura de que
ayuda, pero, a pesar
de todo, me fue
otorgada. La gracia
divina es algo
incompresible
una madre aterrorizada. A pesar de todo,
resistía instintivamente, pero no sabía
explicarlo. Finalmente, mi mejor amiga,
junto con el padre de mi hijo, me acompa-
ñaron al consultorio del médico que rea-
lizó el aborto: ¡por nuestro dinero! Con
todo esto no quiero decir que hubieran
sido otros, excepto yo, quienes tuvieron
la culpa. Todo lo contrario, fui yo quien
tomó esa decisión: no le di a mi segundo
hijo la oportunidad de vivir. Justo después
de aquella terrible “intervención qui-
rúrgica” (así de elegante resulta el nom-
bre que le dan al aborto), me invadieron
pesadillas. Primero sentí un extraño vacío
y me encontré paralizada del todo. Me
perseguía la pregunta: “¿Qué es lo que
he hecho?”. No era capaz de mirar a mi
querida pareja, ya que verlo me causaba
repulsión. Creo que le echaba la culpa
por lo que pasó, aunque intentaba apartar
de mi esos pensamientos. Hasta hoy no he
Fot. Archivo de Amaos
logrado comprender cómo pudimos matar
a nuestro hijo con tanta facilidad. Y, lo
que era peor, viendo a mi hijo mayor, no
dejaba de hacerme preguntas sin respuesta
sobre el sexo y el aspecto físico del otro.
¿Por qué dejé que este viviera y el otro
no? Antes del aborto, nunca había tenido
graves problemas de salud, pero después
de él padecí disfunción hormonal. Tam-
bién tuve unas menstruaciones en las que
cada una duraba más de un par de sema-
nas y los médicos no sabían descubrir
la causa de esos problemas. Estos sínto-
mas desaparecieron, pero la aflicción per-
manecía e iba en aumento.
Lo peor fue que yo no era capaz
de hablar con nadie sobre lo sucedido, ya
que no dejaba de preocuparme por no ser
una buena madre. Pensaba que alguien
como yo, simplemente, no podía ser una
buena madre.
En aquel tiempo nunca iba a la igle-
sia y me consideraba no creyente. No
me daba cuenta de que lo que estaba
sufriendo era el llamado “síndrome posta-
borto”. Fue muchos años después, cuando
una psicóloga a la que acudí me explicó
cuál era mi problema y que no era ningún
caso excepcional.
Mi actitud frente a mis familia-
res causaba disputas. Si antes era tran-
quila y serena, ahora pasé a convertirme
en un manojo de nervios. Incluso frente
a mi hijo algunas veces actuaba como
una madre sobreprotectora, mientras
que otras veces me mostraba agresiva,
como si me quejara de que uno viviera,
mientras el otro estaba muerto. Como
si temiera a que él se muriera también.
Por las noches soñaba con el aborto y me
despertaba hecha un manojo de nervios.
El hombre a quien quería me dijo enton-
ces que, como parecía que estaba empe-
zando a volverme loca, debería ir a un
psiquiatra. A partir de ese momento ya
no le conté nada más sobre este tema. Mi
desesperación se volvía aún más grande,
cuando por la calle veía a madres jóvenes
de paseo con sus cochecitos, o cuando
núm. 1-2011 • 15

Todo lo tenía bien planeado: que mi hijo
se vaya durante dos días con los abue-
los para poderme quedar sola en casa.
Hasta escogí la manera de suicidarme.
Si mi amante de aquel tiempo no hubiera
decidido visitarme, o si hubiera cerrado
la puerta con el cerrojo, no me habría que-
dado más tiempo sobre el mundo...
A pesar de todo, me salvaron la vida
y me encontré en un hospital psiquiátrico.
Allí nadie se tomó a pecho lo que les con-
taba sobre mi niño perdido. Un día le pre-
gunté sin rodeos a un médico que por qué
estaba apuntando muchas palabras mías,
excepto las que se referían al aborto. Con-
testó que un “delete” no podía ocasionar
tal depresión, y que debíamos centrarnos
en las relaciones con mis padres y con los
hombres. No comprendí que otra vez me
estaban mintiendo, pero sentía que aque-
Como a vosotros llas conversaciones no me servían para
nada. Salí del hospital y volví a mi piso
os fue dada vacío (mis padres se encargaron del niño).
la oportunidad Ni mi amante, ni mi primer amor vinie-
ron para visitarme. Me sentía tan mal,
de vivir, pues como si fuera una anciana cansada. No
dádsela
Fot. Archivo de Amaos
sabía qué hacer. Después pasaron unos
años terribles y extraños. Vivía desespe-
a vuestro hijo rada y lo único que deseaba era olvidar.
Mi ex pareja fundó otra familia, luego
se divorció y se casó otra vez. Yo misma
veía a mujeres embarazadas: pude haber tenía miedo de quedarme sola en la vida.
sido una de ellas, ¡pero preferí matar a mi Como consecuencia de ello, caí en otra
hijo! En aquel tiempo mi pareja se inte- relación sin sentido con un hombre que
resó por otra mujer y yo, con tal de ven- luego resultó ser un delincuente. De él
garme, también empecé a  serle infiel. me quedé embarazada y, como si hubiera
Tomaba anticonceptivos orales, que me olvidado el pasado, aborté otra vez. Me
hacían padecer disfunciones del sistema di cuenta tarde de que me encontraba
digestivo y que alteraban mi ciclo mens- en aquel estado (o quizás, instintiva-
trual, causándome un gran malestar tanto mente, no quería tomar esa decisión). Mi
físico como psíquico. De esta manera, nueva pareja tampoco quería que naciera
a los problemas de antes, se añadieron un hijo. Pronto encontró a un ginecólogo,
otros nuevos. En aquel tiempo no veía
ninguna conexión entre el tema del aborto
Fot. Archivo de Amaos
y el de la anticoncepción, pero ahora
veo que formaban un todo. El egoísmo,
la falta de fe en Dios y la soberbia, engen-
draron todas mis desgracias. Me parecía
que era la persona más infeliz del mundo
y que ya no me quedaba ninguna espe-
ranza. En todo eso no manifestaba ni
humildad ni arrepentimiento, sino que
daba testimonio de nuevas manifestacio-
nes de soberbia. Llegaron días en los cua-
les pensé que vivir no tenía sentido: lo
había perdido todo como madre, como
pareja y como mujer; además, mi rela-
ción, que era para mí lo más importante
en este mundo, se vino abajo como un
castillo de naipes. Decidí suicidarme.
16 • núm. 1-2011
testimonio
quien se encargó de la “intervención”
¡cuando estaba ya de 12 semanas! Des-
pués, viví en un terrible vacío, todo me
parecía insulso y desprovisto de cualquier
sentido, el sufrimiento incluido. ¡Así debe
de ser el camino que lleva al infierno! Pen-
saba que mi vida era una cadena de equi-
vocaciones. Incluso llegué a pensar que,
como no iba a ser una buena madre y ya
que no sabía crear una buena relación ni
una casa normal, había obrado bien abor-
tando. El padre del hijo era un mentiroso
y tampoco tenía madera de buen padre:
me había mentido diciendo que era infér-
til y lo dijo sólo para que mantuviera rela-
ciones sexuales con él. Después me di
cuenta de que, de esta manera, quería evi-
tar el uso del preservativo... Además, mi
hígado y los riñones estaban en tan mal
estado, que no podía tomar píldoras anti-
conceptivas. El DIU, las cremas o los ani-
llos anticonceptivos no entraban en juego,
ya que padecía erosión cervical en un
estado avanzado y tenía tendencia a san-
grar. Mi pareja logró estar muy cómodo
en la cama a costa de mi salud y de la vida
de nuestro hijo.
Estoy escribiendo estas palabras con
dolor, pero tengo que decir que al aceptar
otra vez el aborto, ni siquiera sentía pena,
sino rabia y miedo. Una relación basada
en la mentira y en la desesperación no
podía darme fuerzas, por eso deseaba
aún menos tener hijos de ella. Pensando
en el hijo y en su padre sin honor sólo
sentía aversión. Dicen que uno recibe lo
que se ha merecido; en aquel momento
tenía a un hombre que se correspondía
a mi nivel moral, el cual se podía descri-
bir mediante una sola palabra: “degenera-
ción”. Mi amante me mentía en muchas
situaciones. Más tarde me enteré de que
robaba y que vendía esas cosas prove-
nientes de sus robos. Vivíamos en una
juerga sin fin: bebíamos alcohol, tomába-
mos drogas, hacíamos fiestas muy ruido-
sas. Intentaba convencerme a mí misma
de que no quería estar sola, pero quizás
todo me daba igual... Cuando empecé esa
relación no sabía cuánto me iba a costar.
Lo que pasa hoy en día, es que las chi-
cas jóvenes a menudo no se dan cuenta
de lo brutales que pueden llegar a ser los
hombres que no las aman de verdad y que
sólo quieren seducirlas y aprovecharse
de una mujer. Los que son así nunca quie-
ren tomar la responsabilidad por sus fami-
lias y por la vida del niño a quien le han
dado la vida. Lo tratan como si su exis-
tencia fuera consecuencia de un error, una
falta de cuidado, o simplemente “mala
suerte”, como me dijo mi pareja. La situa-
ción que estoy describiendo puede ser-
vir de prueba de que, una vez negado
un mandamiento de Dios, es fácil poner
en duda los demás, quizás todos. De una
vida sin estar casados, que era la nega-
ción del Mandamiento: “No cometerás
actos impuros”, y con la cabeza llena
de engaños respecto al amor y a la liber-
tad, pasé con facilidad al rechazo del
Mandamiento: “No matarás”. Compar-
tir la vida con un delincuente, el vacío,
el desánimo que sentía después de lo
sucedido, se estaban manifestando en una
repugnancia cada vez más grande hacia
mí misma. Volví a pensar en el suicidio.
Cuando me pongo a recordar el pasado
(desde aquel tiempo han pasado ya 35
años), me pregunto cómo pude aguantar
algo así, tanto a mi alrededor, como den-
tro de mí. El caos, la pérdida de control
sobre mi vida, los engaños, las maldicio-
nes, el sexo sin sentimientos profundos,
todo eso lo acepté durante muchos años.
Quizás no creía que me merecía algo
mejor, e inconscientemente quería casti-
garme hasta el final, o sea, terminar lo que
había empezado intentando suicidarme.
Me extraña que me hubiera degenerado
hasta tal punto o, más bien, que hubiera
sido capaz de ser tan indiferente en el sen-
tido moral, como si mi consciencia
hubiera dejado de existir. Luego empecé
a fijarme en que mi hijo imitaba algunos
comportamientos de mi pareja y empecé
a preocuparme por él. En aquel momento
rompí esa relación malsana. Los restos
de responsabilidad que me quedaban, me
salvaron de una caída irrevocable e impi-
dieron la destrucción de la vida de mi hijo.
No sé por qué milagro logré romper con
Fot. Archivo de Amaos
La situación que estoy describiendo puede
servir de prueba de que, una vez negado un
mandamiento de Dios, es fácil poner en duda
los demás, quizás todos
aquel delincuente, encontrar trabajo y una
casa. Quizás dieron resultado las oracio-
nes de mi tía, quien era la única persona
de mi familia que creía en mí. ¿Quizás me
pasó eso gracias a las oraciones de gente
que me deseaba todo lo mejor, o gracias
a la intercesión de los difuntos? ¿O gra-
cias a la mediación de algún santo? No
lo sé. Estoy segura de que no me mere-
cía recibir ayuda, pero, a pesar de todo,
me fue otorgada. La gracia divina es algo
incompresible. No obstante, mi vida
seguía siendo difícil y la tentación del
suicidio volvía a menudo a mi mente.
Cuando volví a quedarme sola, era una
mujer acabada, tanto en el aspecto físico,
como en el psíquico. No soy capaz de des-
cribir con exactitud mis vivencias. Sólo
Fot. Archivo de Amaos
puedo decir que, durante muchos años,
viví en un infierno. Hasta que justo antes
de una fiesta de Pascua, al no poder encon-
trar un lugar para mí, llegué finalmente
hasta una iglesia. Con un miedo terrible
e inquietud, pero guiada por una necesi-
dad interior, fui a confesarme. Primero,
porque quería hablar con alguien que no
me conociera. No sé qué era lo que estaría
sintiendo el sacerdote que me escuchaba.
Desde el día de mi Primera Comunión
no iba a Misa... Durante la Confesión no
dejaba de llorar y había momentos en que
no podía hablar.
Así empezó mi conversión...
l cabo de un tiempo me di cuenta
de que la mayor parte de mis pecados
se basaba en una soberbia terrible. Quería
decidirlo todo yo sola, porque creía que
tenía derecho a juzgar sobre lo que era
bueno o malo. Pensaba que podía decidir
sobre lo que yo podía hacer o no, al igual
que decidir mi propia vida y mi muerte.
También me parecía justo tomar decisio-
nes respecto a la vida de mis hijos. Incluso
mi consentimiento a todos aquellos enga-
ños relacionados con mi forma de vivir,
con el “amor” y el aborto; al igual que
el dejarme seducir por gente interesada,
ante todo, en que actuara de una forma que
les resultara cómoda. Todo eso estaba vin-
culado con la soberbia. Ahora no quiero
juzgar la participación de otras personas
en lo de complicarme tan trágicamente
núm. 1-2011 • 17

Fot. Archivo de Amaos
la vida (que Dios les perdone), pero
a veces vuelvo a sentir un gran rencor res-
pecto a mi entorno. También a menudo me
hago la siguiente pregunta: ¿Por qué no
fuiste más razonable, más honrada, más
pura? ¿Por qué tuve que experimentar
todos esos horrores y condenar a muerte
a dos hijos que eran míos? ¿Qué les estará
pasando? ¿Hay perdón para mis pecados?
Estas preguntas seguían atormentándome
durante años. Hoy también vuelven a mí
de vez en cuando.
Creo que en las situaciones que exi-
gen que uno tome una decisión igual
de dramática, se juntan todas las fuerzas
del mal para entorpecer nuestra apuesta
por el bien, creando una visión falseada
de la realidad, en una palabra, para enga-
ñar. Saqué estas conclusiones de mis pro-
pias experiencias y de las conversaciones
que tuve a veces con mujeres que también
habían abortado. Ser consciente de que las
consecuencias de las propias actuaciones
son irrevocables, al igual que lo de sen-
tirse desamparada, provoca un sentimiento
de culpabilidad. En esas circunstancias,
la esperanza y la dignidad pueden des-
aparecer. Esta conciencia puede conducir
a la desesperación y al suicidio. Una vez
leí un librito de pocas páginas, escrito por
el padre Jacek Salij OP, en el cual el autor
explicaba qué es en realidad el aborto. Fue
entonces cuando, con toda claridad, me di
cuenta de lo asqueroso que era mi pecado
18 • núm. 1-2011
y entendí de una manera más profunda lo
que había hecho. Pero, a pesar de todo, lo
que antes me empujaba a intentar el sui-
cidio, esta vez creó en mi interior algo
nuevo: la humildad. Quería desagraviar
el daño que había hecho, expiar mi pecado
y salvar de él a otras mujeres y hombres,
pero sabía que eso no era posible. Me sen-
tía sola y quizás otra vez me habría entre-
gado a la desesperación, si no me hubiera
salvado la gracia divina.
Durante una de mis confesiones,
me puse a quejar de la falta de sentido
en la vida y de que el pecado del aborto
era demasiado grave como para poder ser
perdonado. El sacerdote me aconsejó que
asistiera a un retiro. Durante el retiro me
di cuenta de que, otra vez, estaba pecando
de soberbia y que la Misericordia de Dios
superaba mis pecados. Además, comprendí
asimismo que de haber sido juez y verdugo
de mis hijos, también era víctima de ese sis-
tema inhumano que dejaba que se engañara
a las madres, aprovechándose de su miedo
y soledad. Un sistema que permitía matar
legalmente a niños no nacidos. Hubo días
en que me daba por salir a la calle y gritar:
“¡Devolvedme mis hijos!”. A veces dejaba
de tener ganas de vivir...
No obstante, el Buen Pastor me con-
soló y me hizo comprender que tenía una
tarea por realizar, siendo madre de un
hijo, y alguien que mediante la oración
y la adopción espiritual podía ayudar
a otros niños amenazados por el aborto.
Esta misión me llena de paz, pero a veces
lloro cuando vuelvo a pensar en el pasado.
A pesar de todo, Dios es mucho más mise-
ricordioso de lo que imaginamos y otorga
sus gracias hasta a los peores pecadores.
En el otoño de mi vida, Dios me dejó
experimentar un verdadero amor humano.
Hace varios años conocí a un hombre
bueno y noble, que también se convir-
tió después de haber vivido desalentado,
durante años, en una secta. Nos casamos
por la Iglesia y ahora somos un matrimo-
nio feliz, que experimenta el poder del
sacramento del Matrimonio y del Espí-
ritu Santo. Por fin llegué a creer en que era
capaz de amar y ser amada. Mi hijo llama
“padre” a mi marido. Este último conoce
toda la verdad sobre mi pasado, aunque
al principio yo temía que el hecho de con-
fesárselo todo pusiera fin a  nuestra rela-
ción. No obstante, a pesar de mis terribles
caídas, me aceptó como a su futura esposa.
A veces pienso con una gran preocu-
pación en el Juicio Final, en el cual qui-
zás me acusaran mis propios hijos no
testimonio
nacidos, pero encuentro consuelo con-
fiando en la Divina Misericordia. La noti-
cia de que nunca más iba a poder tener
hijos fue para mí una cruz y supuso un
gran sufrimiento. Los dos queríamos tener
hijos, pero aparentemente Dios, ya que
dos veces había renunciado a esa oportu-
nidad por mi propia voluntad, decidió no
dármela más... ¿O quizás fue así porque
nos casamos cuando tenía más de 30 años?
También era víctima
de ese sistema inhu-
mano que dejaba
que se engañara
a las madres, apro-
vechándose de su
miedo y soledad. Un
sistema que permitía
matar legalmente
a niños no nacidos
Experimenté otro trauma cuando me
enteré, ya después de la boda de mi hijo
y el nacimiento de mi primera nieta,
de que mi nuera, siendo adolescente, tam-
bién había abortado. Seducida por un
compañero del instituto, quien le aseguró
la “infalible eficacia” de los preservativos
y de las píldoras, a pesar de sus afirmacio-
nes, se quedó embarazada. No es ningún
descubrimiento comprobar cómo la indus-
tria dedicada a la fabricación de esos
métodos se está aprovechando de la igno-
rancia e ingenuidad de la juventud... Mi
nuera tenía miedo que se burlaran de ella,
de tener problemas y que la echaran
de la escuela. Le daba miedo pensar que
muchas personas podían criticarla y que
tendría que hacer frente a la ira de sus
padres. Por eso cedió ante las insisten-
cias de su novio. Nadie sabía cómo había
reunido el dinero y “lo arregló todo”. Mi
nuera no se lo contó a nadie, ni siquiera
a su propia madre. Cuando me lo estaba
contando, las dos llorábamos. Mien-
tras escuchaba su historia, pensaba en lo
poco que faltaba para que no eligiéramos
la muerte. Una sola palabra, pronunciada
en el momento adecuado, hubiera podido
contener el mal; sin embargo, por desgra-
cia, nadie la pronunció... Mi nuera tenía
las mismas dudas que yo, vivía momen-
tos de depresión y desaliento igual que yo
 testimonio

hacía tiempo. A pesar de todo, espero que

la fe en Dios, el arrepentimiento, la ora-
ción y la felicidad conyugal la puedan
curar de su tristeza. Procuro, en la medida
de lo posible, desaconsejar el aborto a las
mujeres de mi entorno, diciéndoles qué
es lo que supone tal decisión y cuáles son
sus consecuencias.
Pero todo esto es poco, por eso os
dirijo esta carta. No le conté a mi hijo
lo que había hecho. Simplemente no me
atrevía. Mi silencio demuestra también lo
horroroso que es el aborto, que suprime
algo tan básico como el derecho a vivir,
la propia maternidad y la naturaleza feme-
nina. ¿Podría mi hijo seguir queriéndome
y  con toda confianza dejar a  mi cuidado
sus dos hijos, sabiendo que yo había
dejado matar a sus hermanos? Siempre
se quejaba de ser hijo único... Me temo
que la verdad sobre mis abortos hubiera
cambiado totalmente su actitud hacia mí.
La verdad es que le tenía compasión a su
mujer y la había perdonado. No obstante,
cada hijo quiere percibir a su madre como
un ser puro, honrado, cariñoso, cuidadoso
y protector, que no sea una mujer lista
para matar a sus hijos. Por otra parte, un
sacerdote y una psicóloga me aconsejaron
que no cargara la psique de mi hijo con
mis vivencias.
Fot. Archivo de Amaos
Hace poco hablé en la calle con una
joven feminista, que defendía el “dere- envidia a las que, a pesar de todo, deci- defender actitudes marcadas por el des-
cho” de las mujeres a abortar. No quería dieron dar a luz. Nadie quiere sentirse dén, o favorece el “victimismo”, al igual
tomar en consideración ninguno de mis peor, por eso intentamos justificar nues- que la aversión hacia los hombres. Igual
argumentos. Al final le pregunté si alguna tra forma de actuar. Por eso las mujeres que una ola de violencia en el ejército,
vez había hablado con alguien que qui- que han abortado se burlan a menudo el mal es vengativo y contagioso, y toca
siera quitarse la vida por haber abortado. de sus coetáneas que están embaraza- nuevas generaciones. Sé todo esto porque
Contestó que no, pensando que no existían das, o se ríen de las familias numerosas, yo misma experimenté esos sentimien-
tales mujeres. Sin pensármelo dos veces le escandalizándose con esa supuesta irre- tos. Sin embargo, Dios nos deja a veces
dije de todo corazón: “Es que usted está flexión y  con el  “oscurantismo” de  esas ver toda la verdad sobre nosotros mismos
hablando en este preciso momento con personas. Esta es posiblemente una de las y da su perdón. Sólo Él. Ningún médico,
una de esas mujeres, y parece que usted fuentes del falso feminismo, que hace ni un psicólogo, ni un psiquiatra, ni un
más bien procura defender la decisión
en cuanto al aborto que defender la ver-
dadera libertad de elegir. La posibilidad
de escoger existe cuando se sabe cuáles
serán las consecuencias de esa elección.
No digamos que matar es un “derecho
de las mujeres”. No sé qué fue lo que
me hizo pronunciarlo, pero el resultado
fue sorprendente: mi interlocutora pali-
deció y se marchó. En su cara se notaba
el pánico. De repente, le había desve-
lado los verdaderos motivos de su actitud
feminista. Sé que después de abortar, las
Fot. Archivo de Amaos

mujeres se llenan de amargura y se odian

a sí mismas. También intentan proyec-
tar ese odio en los hombres o en otras
mujeres o niños. Además, les tienen

núm. 1-2011 • 19
 testimonio
familiar cariñoso, o un amigo, tienen un
poder así. Las personas no pueden ser más
que herramientas de las que el Creador
se sirve. Yo misma experimenté el perdón
divino y también procuro perdonar a los
hombres que, sin pensárselo, hicieron que
me quedara embarazada, y que luego no
querían a sus hijos y no querían luchar por
su vida, porque lo único que deseaban era
“quitárselo de encima” para vivir cómo-
dos. Quiero perdonar a los médicos, que
no me dijeron la verdad sobre el aborto
y sobre sus consecuencias, los cuales,
a cambio de dinero, me propusieron sin
reparos matar a mis hijos y me incitaron
a que lo aceptara; a las terribles, bruta-
les y sobornables matronas sin escrúpu-
los; a las enfermeras y a las doctoras del
hospital donde, en unas condiciones inhu-
manas y en un ambiente de campo de con-
centración, di a luz a mi primer hijo, y del
que guardo muy malos recuerdos, y que
me inspiró miedo ante futuros partos;
quiero perdonar a los autores de folletos
y artículos que hacen publicidad de los
anticonceptivos (no tan eficaces como
se cree a menudo); a las amigas que me
convencieron para que los usara y que
abortara, como si el aborto hubiera sido
un método corriente, normal y razona-
ble de “solucionar este problema”; a las
vecinas y a los familiares que cotorrea-
ban y mostraban una actitud indiferente
o  malévola frente a  las dificultades que
teníamos como pareja joven con un hijo
y otro “en camino”; a los curas y a los
llamados “creyentes”, quienes hablaban
poco o insuficientemente de estos proble-
mas en los tiempos de mi juventud; a los
propietarios del piso que alquilábamos,
que no querían saber nada de niños; y a mí
misma, por ser una estúpida, ingenua
y perdida, llena de miedo. Guiada por mi
soberbia, estaba convencida de que tenía
todo el derecho a decidir sobre la vida
de un ser humano: la mía o la de mis hijos.
El pecado es la muerte de verdad. Lo
experimenté de la peor manera posible,
aceptando matar a mis hijos e intentando
suicidarme. El pecado lleva a desear
la muerte y a matar, a la agonía, tanto
en el aspecto físico, como psíquico. Una
psicóloga (que tenía la edad de mi nuera),
a la cual acudí hace unos años incitada
por mi marido, después de varias decenas
de años que me separaban del aborto, me
curó de mi depresión y de ese constante
sentimiento de culpabilidad. Una vez me
dijo que el ser humano necesitaba algo
que fuera más grande que él, encontrarse
20 • núm. 1-2011
Fot. Archivo de Amaos
dentro de un proyecto y tener un punto
de referencia en la vida, o herramientas
de apoyo. Me dijo que, sin esas referen-
cias, no éramos más que unas partículas
que estarían donde soplara el viento, per-
didos en el vacío y en la soledad, o unos
animales que devorarían sus propios
cachorros. Hace poco comprendí todo
el significado de esas palabras. Descubrir
a Dios me dejó ver lo pecadora que era
y su gran bondad. Descubrí al Creador
de la Vida, que no quería castigar y des-
truir, sino salvar a los pecadores.
Le doy gracias a Dios por mi vida,
tan misericordiosamente salvada, a pesar
de tantos intentos míos para destruirla;
por la vida de mis familiares: la de mi
marido, hijo, nuera y nietos. Le pido per-
dón por no haber sido capaz de defender
la vida en cada momento y por no haber
sido capaz de ser madre para todos mis
hijos. Ahora que mi hijo tiene sus pro-
pios hijitos, espero que ninguno de ellos
cometa algo tan horroroso como lo que
hace mucho tiempo hizo su abuela, y ¡que
ninguno tenga que sufrir hasta el fin de su
vida una carga tan terrible! ¡A vosotros
se os fue dada la oportunidad de vivir,
por eso dadla a vuestros hijos! Os pido
a todos los que estáis leyendo mis pala-
bras: no aconsejéis a nadie el aborto y no
os quedéis callados o indiferentes cuando
se lo propongan a alguien.
También hay algo más que es muy
importante y que atañe a todas las
personas: no reaccionéis ni con indigna-
ción, ni con rabia, ni con observaciones
irónicas, risas, ni con escarnio, ni con
desdén o irritación cuando oigáis que
una mujer se encuentra en esa situación,
incluso si fuera muy joven, o si no tuviera
marido, o no fuera creyente, si estuviera
enferma o anduviera escasa de medios;
también si os pareciera una estúpida
e irresponsable, o poco seria como para
poder ser madre. Tratándola con cariño,
quizás salvaréis una vida.
Me sentiría aliviada si esta carta ayu-
dara a alguien a tomar una buena deci-
sión. Si por lo menos salvara una sola
vida, ya cumpliría su papel. Les doy las
gracias a los que decidan publicar mi carta
y tratar unos temas tan dolorosos y tan
cadentes. Les saludo a todos. ¡Que Dios
bendiga a las personas que faciliten mis
confesiones a otra gente!
Una Abuela Arrepentida
“Una reflexión especial quisiera tener
para vosotras, mujeres que habéis recu-
rrido al aborto.  La  Iglesia sabe cuántos
condicionamientos pueden haber influido
en vuestra decisión, y no duda de que
en muchos casos se haya tratado de una
decisión dolorosa e incluso dramática.
Probablemente la herida aún no ha cica-
trizado en vuestro interior. Es verdad que
lo sucedido fue y sigue siendo profunda-
mente injusto. Sin embargo, no os dejéis
vencer por el desánimo y no abandonéis
la esperanza. Antes bien, comprended
lo ocurrido e interpretadlo en su ver-
dad. Si  aún no lo habéis hecho, abríos
con humildad y  confianza al  arrepenti-
miento: el Padre de toda misericordia os
espera para ofreceros su perdón y su paz
en el sacramento de la Reconciliación. Os
daréis cuenta de que nada está perdido
y podréis pedir perdón también a vuestro
hijo que ahora vive en  el  Señor. Ayuda-
das por el consejo y la cercanía de perso-
nas amigas y competentes, podréis estar
con vuestro doloroso testimonio entre los
defensores más elocuentes del derecho
de todos a la vida. Por medio de vues-
tro compromiso por la vida, coronado
eventualmente con el nacimiento de nue-
vas criaturas y expresado con la acogida
y la atención hacia quien está más nece-
sitado de cercanía, seréis artífices de un
nuevo modo de mirar la vida del hombre”.
Juan Pablo II, Evangelium vitae, 99
 Los musulmanes
Fot. Archivo de Amaos

se abren a la verdad
Fragmento de la carta de un lector: “En «Amaos» a menudo al ver su fe inquebrantable frente a tal
violencia, empiezan a plantearse pregun-
describís testimonios de casos de conversiones de gente que tas del tipo: ¿Es de verdad el islam una
profesan otras religiones y las de ateos. Sin embargo, nunca religión de paz? ¿Quién es ese Jesús,
que les hace ser capaces de perseverar
he leído algún caso sobre la conversión de un musulmán o una y perdonar? Como mínimo, unos cuan-
musulmana. ¿Descubren ellos también a Cristo? Arkadiusz.” tos miles de musulmanes egipcios han
elegido a Jesús. Poniendo en peligro sus
vidas, se exponen al rechazo por parte
El problema que se plantea en el tema tuvieron lugar a comienzos de la Pri- de sus familiares y a las persecuciones del
de las conversiones en el mundo musul- mera Guerra Mundial, perdieron la vida estado egipcio (que aparentemente acepta
mán es el siguiente: el Corán prevé 3 millones de armenios, asirios y grie- la libertad de conciencia). Seguramente
la pena capital para los que dejan el islam. gos, mientras que miles de personas abra- son más, pero esos miles tuvieron el valor
Desgraciadamente, esa ley es respe- zaron la fe en Mahoma sólo para evitar de firmar una carta que iba dirigida al Pre-
tada muy escrupulosamente en el mundo la muerte. Hoy en día sus descendientes sidente de Egipto, donde reivindicaban
musulmán, así que nadie se siente fuera se bautizan secretamente, pero a la vez el derecho a confesar una religión que
de peligro. Muchos de los que se convier- tienen que cambiar de lugar de residen- no estuviera en desacuerdo con su con-
ten al cristianismo tienen que vivir escon- cia, al igual que de nombre y de ape- ciencia. Según algunos informes, alrede-
didos y la mayoría de ellos no tiene más llido. El “laico” estado turco no pretende dor de unos 10.000 musulmanes egipcios
remedio que emigrar a Occidente, pero defenderlos frente a la venganza prevista se han convertido al Catolicismo.
allí también viven aterrorizados por sus ex por el Corán, por haber dejado el islam.
correligionarios. A pesar de todo, es cierto Por lo que sé, el grupo más numeroso Según algunos informes,
que un gran número de musulmanes deja de musulmanes que eligieron a Jesús, alrededor de unos 10.000
la religión de Mahoma y elige salvarse está compuesto por egipcios. La Iglesia musulmanes egipcios se han
a través de la fe en Jesucristo. Siempre ha Copta tradicional cuenta con varios millo- convertido al Catolicismo,
sido así. Por ejemplo, desde las conquistas nes de confesores y sigue siendo atacada
árabes, los bereberes de Túnez rechaza- por los islamistas. Esos últimos prenden
corriendo el riesgo
ron el islam 18 veces, pero mediante san- fuego a las iglesias, roban sus tiendas, de quedar excluidos de sus
grientas matanzas los forzaban de nuevo secuestran a las chicas cristianas para lle- familias y perseguidos por
a volver al seno de la “religión de la paz”. várselas a sus harenes, también las vio- el estado egipcio, pagando
En los tiempos de las terribles masacres lan. Su martirio, sin embargo, no resulta incluso con la vida.
de población cristiana en Turquía, que para nada en vano: hay musulmanes que

núm. 1-2011 • 21
 Un día me llegó el testimonio de un ex
profesor de una de las universidades islá-
micas más prestigiosas (la Universidad
Al-Azhar de El Cairo). El hombre, que
también trabajaba como imán en Guiza,
no podía compaginar su conciencia con
la violencia a la que llamaba el Corán
y sus fieles seguidores. Conociendo cómo
era su praxis, no era capaz de hablar de una
“religión de paz”, lo cual hubiera sido
políticamente correcto. Después de tocar
este tema durante una conferencia, fue
llamado por sus superiores y luego des-
pedido por blasfemador. Aquella misma
noche fue detenido; unos hombres arma-
dos irrumpieron en su casa, lo revolvie-
ron todo y, literalmente, sacaron a aquel
“herético” de la cama.
Una prisión egipcia es totalmente
distinta de una cárcel occidental. Allí
el prisionero muere de hambre, es tortu-
rado y lo entregan a merced de las ratas
o los perros... Este profesor fue acu-
sado de haber abandonado el islam,
a pesar de que el acusado nunca lo había
hecho. Mediante torturas intentaron for-
zarlo a que reconociera su apostasía
y denunciara al que lo había evangeli-
zado (también se prevé la pena capital
por evangelizar). No obstante, el profe-
sor se  mostró firme: “No he traicionado
al islam. Sólo dije en que creía. Soy cien-
tífico y filósofo. Tengo derecho a discutir
sobre el islam. Debatir forma parte de mi
trabajo y, obviamente, es algo propio
de la Ciencia en general. Ni en sueños he
pensado en dejar el islam. El islam corre
en mis venas, es mi cultura, mi lengua,
mi familia y  mi vida. Si, en  cambio, me
estáis acusando por lo que estoy diciendo,
podéis excluirme del islam. No me inte-
resa seguir en un islam así”.
Después de ser cruelmente tortu-
rado, el profesor milagrosamente quedó
en libertad, pero al cabo de un año
se enteró de quién lo había liberado en rea-
lidad de la mano de sus verdugos. No
podía seguir más en las tinieblas y recono-
ció que Jesús era su Señor. Poco después,
dos islamistas lo atacaron intentando apu-
ñalarlo, pero no tuvieron éxito. Cuando,
después de lo ocurrido, le contó a su padre
lo de su nueva fe, este sacó una pistola
y se puso a dispararle. Gracias a Dios no
acertó, pero desde aquel momento su hijo
converso tuvo que marcharse de Egipto.
Este caso, desgraciadamente, no
es un caso aislado. A veces los musulma-
nes empiezan a observar contradicciones
en el Corán, al igual que cuando se dan
22 • núm. 1-2011
Fot. Archivo de Amaos
El Corán prevé la pena
capital para los que
dejan el islam
cuenta del conflicto fundamental entre
el mandamiento coránico de llevar a cabo
la Guerra Santa y su propia conciencia.
El  Corán incluso fuerza a cada musul-
mán a participar en la Yihad: “Y cuando
tengáis un encuentro con los que se nie-
gan a creer, golpeadlos en la nuca” (sura
47: 4); “Y si se desentienden, atrapadlos
y matadlos donde quiera que los encon-
tréis” (sura 4: 89); “Se  os ha prescrito
combatir, aunque os sea odioso” (sura 2:
216). De acuerdo con el Corán, si la con-
ciencia se opone al islam, hay que aca-
llarla. Sin embargo, los que oyen esa voz,
normalmente abandonan su credo. Dios
no los deja solos y les envía cristianos lis-
tos para pregonar la Buena Nueva sobre
Jesús. Me limitaré a dar tan sólo un par
de ejemplos. Walid, un árabe de Israel
nacido en Belén, recordaba que los estu-
diantes de la Escuela Superior de Belén
que estudiaban el islam hicieron a un pro-
fesor esta pregunta: “¿Podrá un musul-
mán violar a mujeres israelíes cuando
los judíos estén vencidos?”. El profesor
les contestó: “Las mujeres conquistadas
en la lucha no tienen otra opción: son
esclavas y tienen que someterse a sus nue-
vos dueños. El sexo con una esclava no
es nada de qué hablar”. De hecho, este
punto de vista concuerda con el Corán,
donde se dice: “Os están prohibidas las
mujeres casadas, excepto las que sean
conquistadas como esclavas: así es la ley
de Alá para vosotros” (sura 4: 20). En otro
fragmento leemos: “¡Profeta! Te hacemos
lícitas tus esposas, a las que diste sus
correspondientes dotes, y las que tu dies-
tra posea entre las que Alá te haya dado
como botín; y las hijas de tus tíos mater-
nos y las de tus tías maternas que hayan
emigrado contigo, y cualquier mujer cre-
yente que se ofrezca al Profeta, si el Pro-
feta quiere tomar en matrimonio [...]. Para
que no haya falta sobre ti. Y Alá es Perdo-
nador, Compasivo” (sura 33: 50).
Mahoma se aprovechaba de este Ley,
pues tenía 14 esposas y esclavas conquis-
tadas en sus luchas victoriosas. En reali-
dad, no sabemos cuántas mujeres tuvo.
Los estudiosos siempre han discutido
el tema. Es sabido que Zaid, el hijo adop-
tivo de Mahoma, tuvo una mujer que
luego pasó a ser esposa de su padrastro.
Alá anunció que ella tenía que pertene-
cer al Profeta. Otras mujeres suyas fueron
judías, que se convirtieron en esclavas des-
pués de que Mahoma matara a sus espo-
sos e hijos. Walid se desvivía por la idea
de que un día se cumpliera la profecía
de Mahoma sobre una gran batalla, gra-
cias a la cual la Tierra Santa sería conquis-
tada y se mataría a todos los judíos. En los
Hadices, encontramos estas palabras: “No
llegará el último día antes de que la tribu
musulmana no venciera a la tribu judía”
(Abu Huraira, Sahi Muslim, hadiz 6985,
ed. Sahih al-Bukhari, t. 4, pág. 177).
Cuando le preguntaron a Mahoma dónde
pasaría todo eso, contestó: “En Jerusa-
lén y en tierras cercanas”. Por eso Walid
mismo participó activamente en la Yihad,
creyendo que podría coronarse con una
victoria o con su martirio. En el islam,
el martirio es la única manera de garan-
tizarse la salvación y la vida en el cielo.
Alá, al igual que su profeta Mahoma, lo
prometieron en el Corán (3: 169). Walid
tomó a Hitler como ejemplo, quien en un
momento dado había causado la muerte
del número más grande de judíos. Walid
se convirtió en un terrorista sólo porque
el  Corán le atemorizaba con sus visiones
del infierno y  de  terribles castigos. Podía
evitarlos uniéndose a la Yihad. Afortunada-
mente, le llegó un libro a las manos que le
despertó las ganas de leer la Biblia. Dios
lo guió en la lectura, mostrándole pro-
fecías que se habían cumplido sin falta
alguna. Luego, Walid empezó a compren-
der que la fuente de los problemas huma-
nos era el pecado y que el peor enemigo
Fot. Archivo de Amaos
del ser humano no eran los judíos, sino
el diablo. Hoy en día, miles de musulma-
nes se desviven por la misma idea enfer-
miza de expulsar a los judíos de Tierra
Santa, como Mahoma había hecho con
ellos en Arabia. De hecho, esto de permitir
matar a los judíos y a los cristianos, al igual
que consentir que sus esposas se convirtie-
ran en concubinas de otros, está arraigado
en el “Santo Corán” musulmán y es la base
del odio de los musulmanes hacia los judíos
hoy en día. Cuando Walid conoció la ver-
dad sobre Jesucristo, vio el islam bajo otra
luz y ya no pudo seguir siendo más tiempo
fiel a la religión de Mahoma. Pasado algún
tiempo, se enteró de que su madre había
recibido el bautizo y que rezaba por él.
Tuvo que mantenerlo en secreto para poder
sobrevivir...
Otro ejemplo es el de Abdul, de Ara-
bia Saudí. Es sabido que en ese país está
prohibido llevar y ostentar símbolos cris-
tianos. Tampoco se puede tener una Biblia
y organizar reuniones para celebrar rezos,
en el caso de que no sean dirigidos a Alá.
Incluso felicitar a alguien por la Navidad
puede suponer la prisión. Por hablar con
un musulmán sobre Jesucristo se puede
condenar a la pena capital. En unas con-
diciones así, Abdul no podía hablar con
nadie de Jesús. Por eso, Jesús mismo se le
apareció durante la noche y le dijo: “Hijo,
Hay musulmanes que
al ver su fe inquebrantable
frente a tal violencia,
empiezan a plantearse
preguntas del tipo:
¿Es de verdad el islam una
religión de paz? ¿Quién
es ese Jesús, que les hace
ser capaces de perseverar
y perdonar?
Yo soy el  Camino, la  Verdad y  la  Vida.
Si me ofreces tu vida y me sigues, te sal-
varé del infierno“. Después de lo suce-
dido, Dios condujo a Abdul hasta un copto
que vivía en Arabia Saudí. Se hicieron
amigos y el saudita recibió de él un ejem-
plar de la Biblia. Al leerla, decidió ele-
gir a Jesús y servirle. La policía se enteró
inmediatamente. Probablemente fue algún
familiar quien lo delató. Abdul fue llevado
a la cárcel y torturado. También intenta-
ron forzarlo para que volviera al islam.
Cuando se negó a hacerlo, le comunica-
ron el día y la hora de su ejecución. Lo
iban a decapitar, pero en vez de matarlo,
lo pusieron en libertad.
Según varias fuentes, más o menos
fidedignas, el  número de  musulma-
nes que dejan la religión coránica
y escogen a Jesús, llega a unos miles
o hasta unos cientos de miles de perso-
nas al año. Donde más conversiones hay
es en Europa y América, donde los musul-
manes no están tan oprimidos por la tradi-
ción, la cultura y las relaciones familiares.
Los estados donde viven tampoco aplican
represalias coránicas frente a los “após-
tatas”. Sin embargo, incluso en esos paí-
ses, los cristianos conversos no están
a salvo, porque los islamistas partidarios
de la “Yihad universal” también están pre-
sentes en Occidente, donde, sin que se les
ponga grandes obstáculos, pueden aterro-
rizar o incluso matar a los recién converti-
dos. Las sociedades occidentales no están
acostumbradas a que se pueda castigar
a alguien por sus creencias y por su fe. Por
eso miles de nuestros correligionarios, que
han recibido el Bautismo en Inglaterra,
Francia o Alemania, se esconden y temen
continuamente a que se les castigue con
la muerte, por haber tomado esa decisión.
Recemos por ellos y, sobre todo, por
aquellos que guiados por su fervor reli-
gioso y  por el  miedo al  infierno, luchan
contra su propia conciencia, contra la cris-
tiandad y contra ese Dios que aceptó morir
en la cruz, amando a cada una y cada uno
de nosotros.
Abd Jasu
núm. 1-2011 • 23
 Unos testimonios
imposibles de poner en duda
Fot. Archivo de ¡Amaos!

La cueva n. ˚ IV en Qumrán donde fueron hallados unos manustrictos antiguos de la Biblia

Hay pruebas científicas que confirman que la Biblia cuenta con En los Hechos de los Apóstoles menciona
un par de veces a Juan, llamado Marcos,
fidelidad historias sobre la vida de Jesús, su Resurrección y sus a quien en el capítulo 13, 5 llama “servi-
enseñanzas, al igual que sobre la influencia que tuvo en todos los dor” (hypereten). Merece la pena señalar
que este versículo en lengua griega no
que Le conocieron y creyeron en Él. A la luz de esas investigaciones sugiere que Juan/Marcos hubiera sido ser-
científicas resulta claro que el Nuevo Testamento es un documento vidor de San Pablo y de Bernabé, o que les
hubiera ayudado (es lo que transmiten tra-
de la fe, escrito por testigos oculares, que se ha conservado ducciones a nuestras lenguas). San Lucas
inalterable hasta nuestros tiempos y constituye un testimonio emplea esta palabra como si fuera un título
bien comprensible para todos: “servidor
fidedigno con el cual podemos contar. de la Palabra”, que quiere decir “evange-
lista”. Así nos enteramos de que en el 46
d. C., cuando Pablo y Bernabé estaban
El evangelista San Lucas no oculta narrar ordenadamente los acontecimien- promoviendo la Buena Nueva en Chipre,
que él no fue testigo ocular de esos tos que se cumplieron entre nosotros, tal
acontecimientos que revolucionaron como nos fueron transmitidos por aque- Desde hace siglos los
la Historia de la humanidad: la Muerte llos que han sido desde el comienzo tes-
y Resurrección de Jesús. No lo cono- tigos oculares y servidores de  Palabra”
científicos consideraban
ció personalmente, ni siquiera en aque- (Lc 1, 1-2). que El Nuevo Testamento,
llos tiempos en los cuales el Maestro San Lucas Evangelista no explica El Evangelio y las Cartas
de Nazaret recorría las colinas de Gali- si había conocido en persona a otros dos de los Apóstoles no fueron
lea, enseñando a multitudes de judíos evangelistas: Marcos y Mateo, quienes escritos por los apóstoles
que aguardaban el cumplimiento de las escribieron sus Evangelios antes de que durante el primer siglo
promesas proféticas. A pesar de ello, Lucas abrazara la fe cristiana y acu-
se esforzó y buscó información entre diera al círculo de alumnos de San Pablo.
de nuestra era. Hoy las
personas que fueron “testigos oculares” No obstante, habría tenido que saber investigaciones más
y “servidores de la Palabra”. Así lo des- de ellos, ya que menciona historias con- recientes ponen en duda
cribe: “Puesto que muchos han intentado tadas por los “servidores de la Palabra”. esta argumentación
24 • núm. 1-2011
Juan, llamado Marcos, ya era conocido
como hypereten, “servidor de la Pala-
bra”; o sea, como autor de un testimonio
sobre la Vida, la Muerte y la Resurrección
de Jesucristo. Hoy en día, ese testimo-
nio escrito se conoce como el Evangelio
de San Marcos.
Los rollos de Qumrán
Por razones obvias, no se ha conser-
vado hasta nuestros tiempos el texto ori-
ginal, escrito por la mano del propio
Marcos. No obstante, su obra, que for-
taleció a los misioneros en sus esfuerzos
y que fomentó la fe en los recién con-
vertidos, pronto llegó a todos los rin-
cones del Imperio Romano. Por eso no
es de extrañar que se hubieran manus-
crito decenas de copias de ese libro, que
luego fueron enviadas a todos los sitios
donde había círculos de creyentes. Un
pequeño trozo de papiro, en el cual había
letras que hacían pensar en el Evangelio
de  San Marcos, fue hallado en el siglo
XX en  la  cueva n.˚ 7, cerca de  las rui-
nas del pueblo de Qumrán, en el desierto
de Judea. Resulta sorprendente que unas
letras de las cuales se puede combinar sólo
una palabra entera “kai” (“y”), tengan que
ver tanto con lo escrito en el capítulo 6 del
Evangelio de  San Marcos, versículos
52-54, tal y como los leemos hoy en día.
Después de haber valorado todo el mate-
rial manuscrito de la Antigüedad que pudo
ser reunido y después de haber tomado
en consideración todas las posibles
variantes de lectura de las dañadas letras
del papiro, el profesor A. Dou de España,
calculó que la probabilidad de equivo-
carse en la identificación de las letras ana-
lizadas respecto al Evangelio era mínima,
y suponía un 1: 900. 000.000.000. La con-
clusión es que el texto de ese Evangelio,
escrito antes del año 46 d. C., se conservó
hasta nuestros tiempos sin ningún cambio.
Resulta absolutamente cierto que ningún
manuscrito pudo ser dejado en las cue-
vas de Qumrán después del año 68 d. C.,
cuando los habitantes del pueblo huyeron
frente a las legiones romanas que venían
arrasando toda Judea. Antes de abando-
nar sus casas, intentaron esconder lo que
más apreciaban y que no podían llevar
consigo: toda una biblioteca de rollos,
escritos en hebreo, griego y arameo. Los
rollos permanecieron escondidos en cue-
vas hasta el día en que fueron descu-
biertos por casualidad. Tanto el hecho
de que el papiro lleve texto por una cara
sobre este trozo de papiro han sido publi-
cadas infinitud de veces y fueron descritas
en detalle por Vittorio Messori en su libro
¿Padeció bajo Poncio Pilato?
Los papiros de Oxford
Otro predecesor del evangelista Lucas
se llamaba Mateo o Leví, hijo de Alfeo.
Era un recaudador de impuestos judío, que
fuentes de Internet
pertenecía al círculo de los Doce apósto-
les, el cual, según transmite la tradición,
escribió su Evangelio “para los Judíos
en su propia lengua”. Es posible que justo
El papiro 7Q5 que contiene un fragmento del texto del Evangelio
de San Marcos después de escribirlo, él mismo lo hubiera
traducido al griego, una lengua que habla-
Los papiros de Oxford ban todos sus compatriotas. Hacía siglos
son una prueba que vivían en diáspora y en muchos casos
irrefutable de que no sabían comunicarse en arameo.
en las copias del Nuevo Es comprensible que nadie hubiera
Testamento se distinguían anotado la fecha en que fue escrito
en la escritura las el Evangelio de San Mateo. Sin embargo,
referencias a Jesús- sabemos que el apóstol, testigo ocu-
Dios y que aparecieron lar y “servidor de la Palabra”, permane-
en los tiempos de los cía en Jerusalén desde hacía unos años.
Estuvo allí desde el día en que Jesucristo
apóstoles, los autores del fue crucificado, alrededor del año 30,
Evangelio, los “servidores hasta el 36, cuando, después del marti-
de la Palabra rio de San Esteban, todos los creyentes,
excepto los apóstoles, tuvieron que aban-
donar Jerusalén (Hechos 8, 1). Como
hasta aquel momento todos los cristianos,
siguiendo las advertencias (Mt 24,2-16),
habían abandonado Jerusalén, podemos
estar seguros de que Mateo no permane-
cía en la ciudad durante el cerco romano,
que tuvo lugar en el año 70. Después
de la caída de Jerusalén y la destrucción
del Templo, esta ciudad nunca más volvió
a ser el centro de evangelización de los
judíos donde trabajaran los apóstoles.
La obra de Mateo Leví fue copiada
El papiro P64 que contiene unos fragmentos del Evangelio
de San Mateo también muchas veces y se leía en sinago-
gas nocrim (las pertenecientes a los judíos
(esto quiere decir que el libro tenía forma que abrazaron la fe cristiana), al igual que
de rollos, típicos del judaísmo y de los durante las reuniones cristianas. A cien-
primeros tiempos del cristianismo), como cia cierta lo leían y reescribían en Egipto,
el examen preciso de la forma de las donde en  los tiempos de  Cristo florecían
letras, son prueba de que la copia a la que comunidades judías y donde en 1901 fue
pertenecía el trozo encontrado en la cueva hallado un extraordinario papiro, luego
n.˚ 7, fue escrita alrededor del año 50 d. marcado con el  número P64, que ahora
C. De este modo, disponemos de un tes- está depositado en el Magdalene College
tigo extraordinario de la autenticidad del de Oxford. Primero se creyó que había
Evangelio de  San Marcos, escrito antes sido escrito alrededor del año 2000 a.
del 46, copiado sobre un rollo de  papiro C., hasta que fue sometido a otros análi-
alrededor del 50, escondido antes del 68 sis. En su libro The Jesus Papyrus, C.P.
en la cueva n.˚ 7 y al final, hallado en 1955. Thiède y M.d’Ancon describen la histo-
Este testigo confirma y  fortalece nuestra ria de ese papiro y las investigaciones que
fe en la inquebrantable Palabra de Dios. se llevaron a cabo al respecto. Los investi-
Los resultados de las investigaciones gadores emplearon los más modernos
núm. 1-2011 • 25
métodos paleográficos, sirviéndose
también de unos microscopios láser Un testimonio sobre
confocales de epifluorescencia. Gra- la divinidad del Cristo.
cias a los análisis microscópicos
se llegó a recrear las formas de las El solo hecho de poseer unas prue-
letras dañadas y eliminar del texto un bas históricas convincentes de que
punto que parecía no tener ninguna el  Evangelio fue escrito antes de lo
relación con el texto y que resultó ser que se pensaba, impugna todas la teo-
un simple borrón. Se empleó una gran rías heréticas, según las cuales el ver-
cantidad del material comparativo dadero Jesús hubiera sido diferente del
guardado en papiros de distintas épo- que aparecía en el Evangelio y que las
cas. Las conclusiones que se saca- verdaderas enseñanzas de los após-
ron son de una gran importancia para toles no hubieran correspondido a lo
nuestra fe. C. P Thiède comprobó, que estaba dicho en el Nuevo Testa-
de  manera científica y  substancial- mento y a lo que predicaba la Iglesia.
mente correcta, que el papiro P64 fue Se desvanecen y ya no pueden resis-
escrito como muy tarde en el año 68, tirse a esas pruebas las teorías sobre
es decir, cuando Jerusalén era el lugar una creación y una redacción de los
de residencia permanente de los libros del Nuevo Testamento hechas

Fot. Archivo de Amaos

apóstoles y cuando podían convocar por etapas a lo largo de varias dece-
un concilio parecido al que está des- nas de años. Las pruebas constan
crito en Los Hechos, 15, por haber de un vivo testimonio de la fe, trans-
descubierto algún documento con- La cueva n. ˚ IV en Qumrán donde fueron hallados unos mitido por testigos oculares y por los
trario al testimonio sobre Jesucristo manustrictos antiguos de la Biblia seguidores del verdadero e histórico
que divulgaban. Podemos estar abso- Resulta sorprendente Jesucristo.
lutamente seguros de que los discípulos Estos testimonios podemos encon-
de Jesús, los testigos oculares de sus mila-
que unas letras de las trarlos en las páginas de los papiros
gros, de su muerte y de su Resurrección, cuales se puede de Oxford, los fragmentos del Evange-
que guardaban en la memoria sus predi- combinar sólo una lio de  San Mateo más antiguos de los
caciones, leyeron el documento cuyos tra- palabra entera “kai” que disponemos. ¿En qué consiste ese
zos están almacenados en Oxford. Dicho (“y”), tengan que ver testimonio?
documento de la fe es el Evangelio de San tanto con lo escrito Uno de los argumentos cruciales for-
Mateo, cuyo texto era igual a las ediciones mulados por los heréticos que negaban
contemporáneas de la Biblia.
en el capítulo 6 del la divinidad del Cristo, era la particulari-
Evangelio de San dad del tipo de escritura vigente en los pri-
Los papiros barceloneses Marcos, versículos meros siglos de la cristiandad. En aquellos
52-54, tal y como los tiempos no se hacía distinción entre las
En Barcelona, en la sede de la Funda- leemos hoy en día letras mayúsculas y minúsculas. Por eso,
ción San Lucas Evangelista, se encuen- algunos consideraban que no se podía
tran otros fragmentos de papiros marcados Se pensaba que a lo largo de varias dece- comprobar que los apóstoles, en la pri-
con el símbolo P67, que demuestran unas nas de años, las enseñanzas de Jesús y las mera mitad del siglo I, hubieran destacado
similitudes extraordinarias respecto a los de los apóstoles se transmitían oralmente, en la escritura la palabra ”Señor”para des-
papiros de Oxford. Hace tiempo ya hubo antes de que hubieran sido recogidas cribir a Jesús, lo cual lo hubiera igualado
sospechas de que eran fragmentos del y manuscritas en el siglo II aproximada- a Dios. Esos heréticos consideraban que
mismo libro que contenía el texto del mente”. El profesor O. Mazar de Jerusa- los apóstoles, siendo de confesión judía,
Evangelio de  San Mateo. Unos análisis lén añade: ”Hoy las investigaciones más no hubieran sido capaces de inventar algo
llevaron a la conclusión de que no se tra- recientes sobre los papiros más antiguos como el culto al Mesías divino.
taba del mismo código (libro, parecido que contienen fragmentos del Nuevo Tes- Es verdad que ellos solos no pudie-
en su forma al libro actual, con páginas tamento ponen en duda la argumentación ron inventarlo, pero tampoco es verdad
escritas por las dos caras), sino que era anterior aceptada por la ciencia”. que Jesús hubiera sido nombrado Dios
un manuscrito creado en la misma época, Gracias a estas comprobaciones cien- por primera vez en círculos paganos
quizás por el mismo autor. tíficas, tenemos un fundamento para creer varias decenas de años después. Los papi-
Respecto a esos descubrimientos, que los libros del Nuevo Testamento fueron ros de Oxford son una prueba irrefutable
el arqueólogo A. Cohen de Jerusalén, dijo escritos ya a mediados del primer siglo, por de que en las copias del Nuevo Testamento
en una entrevista concedida a la Jerusalem personas a las que, de acuerdo con la tradi- se distinguían en la escritura las referen-
Christian Review: “Desde hace siglos los ción, se les atribuye su autoría, y que fue- cias a Jesús-Dios y que aparecieron en los
científicos consideraban que El Nuevo Tes- ron leídos y verificados por otros testigos tiempos de los apóstoles, los autores del
tamento, El Evangelio y las Cartas de los oculares y luego divulgados extensamente Evangelio, los “servidores de la Palabra”.
Apóstoles no fueron escritos por los após- por los apóstoles, quienes también predi- Es más, C. P. Thiède comprobó que
toles durante el primer siglo de nuestra era. caban oralmente el Evangelio. fueron los apóstoles quienes inventaron

26 • núm. 1-2011
 Los mitos en torno a la Edad Media

el uso consciente de un fenómeno tan

peculiar como las abreviaciones de los
nombres de los santos, que posterior-
mente pasaron al uso común. Hoy tam-
bién podemos ver esas abreviaciones
en los iconos ortodoxos y en textos litúr-
gicos, como por ejemplo las letras IΣ
XΣ con un guión encima, que sustituyen
la palabra “Jesucristo”.
Unas abreviaciones parecidas fun-
cionan en la mentalidad judía desde
hace mucho tiempo, marcada por un
profundo respeto al Nombre de Dios,
que está prohibido pronunciar. Tam-
poco se pueden pisar o romper textos
que incluyan el Nombre de Dios. Incluso
hoy en día, un judío piadoso puede escri-
Fot. Archivo de Amaos

bir la palabra ”Lord” tal cual para refe-

rirse a un hombre, pero siempre pondrá

Los mitos
”L-rd” a la hora de mencionar a Dios.
De acuerdo con este principio, en los Un edificio de la Universidad, Oxford

textos griegos, en vez de “Dios”, encon-

tramos la abreviación ΘΣ (Theos), mien-
tras que en vez de “Señor” tenemos dos

en torno a la Edad Media

letras: KΣ (abreviación de kyrios).
La abreviación KE, que susti-
tuye el vocativo “¡Señor!”, aparece
en el papiro de Oxford en el versículo
Mt 26, 22. No cabe duda de que se trata
de Jesús, a quien los apóstoles le pre-
guntan: “¿Seré yo, Señor?”. El papiro
fue escrito en la época de los apósto-
les, que residían en Jerusalén y frecuen-
taban el Templo, que existía todavía
en aquel entonces.
El papirólogo C. Roberts argumenta
que ese sistema de escribir los nombres
santos fue introducido por la comunidad
de Jerusalén todavía antes de que esta-
llara la rebelión de Judea en el año 66
d. C. En su opinión, esa forma de escri-
bir expresaba la fe de la Primera Iglesia
en la divinidad del Cristo.
De ahí que tengamos otra prueba
irrefutable de que los apóstoles, testi-
gos de la Vida, Muerte y  Resurrección
de Jesucristo, creían en su naturaleza
divina, que armonizaba en Él con lo ver-
daderamente humano. Los apóstoles no
lo inventaron, porque ningún judío nor-
mal, educado según las tradiciones del
judaísmo, hubiera inventado algo como
la Santísima Trinidad. No obstante,
debieron de creérselo, a raíz de sus pala-
bras y sus obras y, sobre todo, gracias
a la Resurrección de su Maestro, Jesús
de Nazaret.
Mirosław Rucki
Acusar a la Edad Media de ser una época oscura y supersticiosa
no es otra cosa que hipocresía en nuestros tiempos, en los que
basta abrir cualquier periódico o mirar cualquier programa
de televisión para ver la popularidad de la cual gozan los
distintos clarividentes, especialistas en tarot y curanderos
de Filipinas...
La época de la Edad Media no en el público. Como es sabido, para
goza de buena opinión. De hecho, los autores de la llamada Constitución
desde los tiempos del llamado Renaci- Europea, rechazada hace un par de años,
miento Humanista (s. XVI), pasando la descripción que en su Preámbulo
por la Ilustración (s. XVIII) y el positi- se hacía de las raíces de Europa quedaba
vismo, hasta las diferentes visiones del limitada a la Antigüedad y a la Ilustra-
mundo de los siglos XIX y XX (enca- ción. Del cristianismo (el más visible
bezadas por el marxismo), no ha cesado como factor civilizador) no se decía ni
de ampliarse continuamente la leyenda una palabra...
negra sobre el Medievo. Normalmente,
se presenta este como un período Hasta hoy en día,
de retroceso de la civilización, oscuro el mundo académico
y supersticioso, cruel y repleto de odio de la civilización
hacia las otras religiones. Resulta signi-
ficativo el hecho de que la Edad Media
occidental se basa
fuera la que, en la historia de Europa, en una institución que
se aproximara más a la denominación se creó - principalmente
de “época cristiana”. Entonces existía bajo el patrocinio
realmente la christianitas, la comuni-
dad de pueblos y naciones cristianos,
de la Iglesia –, durante
donde el cristianismo se daba no sólo la Edad Media, a saber:
en el ámbito privado, sino también la Universidad
núm. 1-2011 • 27
Los mitos en torno a la Edad Media
Al mirar las acusaciones vertidas a lo
largo de los siglos contra la Edad Media,
se aprecia esa típica mezcla de ignoran-
cia y de hipocresía. Porque no constituye
otra cosa que hipocresía acusar a la Edad
Media de ser una época oscura y supersti-
ciosa, en los tiempos en los que basta abrir
cualquier periódico o mirar un programa
de televisión para ver la popularidad
de la que gozan los distintos clarividen-
tes, especialistas en tarot y curanderos
de Filipinas... Otro tanto sucede con recri-
minar una crueldad particular a la gente
de la Edad Media. Desde la perspectiva
del siglo XX, la época de los genocidios
masivos, resulta una recriminación ridí-
cula. En este sentido, el Medievo, si lo
comparamos con el recién concluido siglo
de los totalitarismos, más bien parece un
oasis de calma y paz.
El desarrollo de la ciencia
en la Edad Media
No se trata tan sólo de hacer compa-
raciones. Aquí nos topamos con el pro-
blema de la ignorancia de los detractores
de la “época oscura”. Recordemos, no
obstante, que el Medievo constituye un
período de un progreso continuo del cono-
cimiento humano y de las ciencias (tam-
bién de las ciencias exactas). Hasta hoy
en día, el mundo académico de la civili-
zación occidental se basa en una institu-
ción que se  creó ―principalmente bajo
el  patrocinio de  la  Iglesia―, durante
la Edad Media, a saber: la Universidad.
Las primeras universidades fueron creadas
28 • núm. 1-2011
Fot. Archivo de Amaos
Los investigadores
contemporáneos
de la Historia
de la Ciencia subrayan
que fue el Medievo
el que sentó las bases
para la ciencia de los
tiempos modernos
a principios del siglo XII (Bolonia). Las
más prestigiosas también se remontan
al Medievo. Baste recordar las de Oxford
y Cambridge, la de Salamanca o Coimbra,
la Sorbona y la Universidad de Montpe-
llier, o Praga y Cracovia.
El desarrollo de la ciencia medieval
estuvo condicionado por la apertura de esa
época al legado intelectual de la Anti-
güedad. Puesto que el Renacimiento del
siglo XVI no fue el primero en la historia
de la civilización europea. En los siglos
VIII y IX se da el llamado renacimiento
carolingio, mientras que el del siglo
XII fue una época de descubrimiento
de la gran obra de los filósofos de la Anti-
güedad, sobre todo de Aristóteles.
Un mérito, que perdura como patri-
monio de la Edad Media, es tam-
bién la creación de la comunidad
científica internacional. Fue entonces
cuando se hicieron habituales los viajes
de científicos a diferentes centros. El latín,
el idioma reconocido universalmente por
la comunidad académica europea, permi-
tía una comunicación fluida. El  cronista
polaco del siglo XII, Wincenty Kadłubek,
hizo estudios universitarios en la Sorbona
y trabajó luego en Cracovia; Santo Tomás
de Aquino, un italiano, estudió con San
Alberto Magno en Colonia, para conver-
tirse después en profesor de la Sorbona.
Ejemplos como estos abundan. Una cosa
resulta cierta: la Edad Media no fue una
época de barreras, sino de una creación
orgánica de la comunidad espiritual euro-
pea. Los muros son más bien una especia-
lidad del siglo XX y de nuestros tiempos
(baste citar el muro de Berlín o el reciente
logro de este tipo: el que separa Israel
de la Autonomía Palestina).
La apertura intelectual y la curiosidad
propia de la Edad Media las corrobora
mejor el desarrollo de las ciencias exactas
que se hizo efectivo en aquel tiempo. Ese
proceso vino condicionado por la crea-
ción de universidades, las cuales, a su vez,
eran resultado de la apertura de la Igle-
sia a la Ciencia. Otro factor sumamente
importante fue la adopción del legado
de los filósofos de la Antigüedad (empe-
zando por el citado Aristóteles), a través
de las traducciones árabes. Pues la lucha
contra el Islam en los planos religioso
y político, para la christianitas europea no
significaba cerrarse a las relaciones cientí-
ficas con el mundo árabe, sobre todo en lo
relativo a la renovación del patrimonio
grecorromano.
Los investigadores contemporáneos
de la Historia de la Ciencia subrayan que
fue el Medievo el que sentó las bases
para la ciencia de los tiempos moder-
nos. Por ejemplo, se destaca la aparición
en las universidades, a caballo de los
siglos XII y XIII, de un fenómeno tan
inusual como son los teólogos-filósofos
de la naturaleza. Eran, sobre todo, repre-
sentantes de la tan calumniada en siglos
posteriores Escolástica (teología católica
medieval que maneja el aparato concep-
tual retomado de  Aristóteles). Esos filó-
sofos se dedicaban no sólo a investigar
la ontología de la creación, sino también
su aspecto físico. Después fueron puestos
en ridículo como aquellos que se dedica-
ban a considerar “el número de ángeles
que pudieran caber en la punta de un
alfiler”, pero de sus escritos es de donde
se desprenden las bases de la cinemática
y de la dinámica modernas, así como las
primeras deliberaciones relacionadas con
el posible movimiento de la Tierra alre-
dedor de su eje (lo cual anunciaba ya
la revolución copernicana). Sus investiga-
ciones acerca de un espacio vacío infinito

contribuyeron en gran medida a confor-
mar la imagen del espacio que ha domi-
nado la ciencia moderna.
Según afirma el  historiador británico
contemporáneo E. Grant: “Muchos de los
problemas sustanciales que se presen-
taron a  los científicos de  los siglos XVI
y  XVII, y  que estos se  plantearon, eran
legado espiritual de la Edad Media.
Si no fuera por él y por la larga tradición
de la Filosofía de la Naturaleza en las
universidades medievales, el  siglo XVII
difícilmente hubiera encontrado temas
que abordar. Sin el apoyo de los teólogos
y de la Iglesia, las universidades medie-
vales no habrían podido incluir entre las
materias que impartían las ciencias exac-
tas, la Lógica y la Filosofía de la Natu-
Fot. Archivo de Amaos
raleza, lo cual dio pie a que la Europa
Occidental se implicara a largo plazo
y de forma continuada en el pensamiento
y los problemas de la ciencia”.
¿Qué pasa con la Inquisición?
Una de las acusaciones bandera con-
tra la Edad Media es recriminarle que
entonces reinara una “profunda intole-
rancia”. En este sentido, se apunta sobre
todo contra la institución de la Inquisi-
ción. La  Inquisición ―sinónimo y  sím-
bolo de opresión y de persecución por
las ideas―, es una institución que, según
sus detractores, contiene todos los rasgos
de una concepción pre-totalitarista del
Estado y de la sociedad.
De entrada, cabe distinguir ―cosa que
muchos críticos dejan de  hacer― entre
la llamada Inquisición de Roma, creada
a  finales del siglo XII y  que dependía
del papa o de otros obispos; y la Inqui-
sición española, creada en el siglo XV,
y que dependía en un grado mucho mayor
de la autoridad seglar. Por cierto, ese hecho
fue causa de varias amonestaciones de los
papas (en los siglos XV y XVI), enviados
a la Iglesia española desde Roma. Por lo
general, la leyenda negra de la Inquisición
es la de la Inquisición española (véase,
por ejemplo, la  archiconocida figura del
Gran Inquisidor Torquemada).
Cabe recordar que la  Inquisición ―
entendida como el acto de la Iglesia para
examinar los asuntos relativos a la here-
jía―, apareció en Europa en un contexto
histórico determinado, cuando en el sur
de Francia, en la Provenza y en el Lan-
guedoc, empezó a propagarse la peli-
grosa ―no sólo religiosa, sino también
socialmente―, herejía de  los cátaros
Resulta un hecho
documentado que
a lo largo del s. XVI
la Inquisición española
se mostró muy reticente
frente a las acusaciones
de brujería contra
las mujeres
Fot. Archivo de Amaos
(o albigenses). Hablando en lenguaje
de hoy en día, era una secta peligrosa, con
toda la “metodología” sectaria de la cap-
tación de sus adeptos (lavado de cere-
bro, gestión de sus bienes materiales,
etc.). Los albigenses estaban influidos
por la antigua herejía del maniqueísmo,
el cual se reduce a la noción de que
la creación es algo malo, obra de un
Los mitos en torno a la Edad Media
“Dios malo”. Como consecuencia de ello,
el cuerpo humano también es algo malo
y no es “templo del Espíritu Santo”, como
enseña la Iglesia; de ahí que se pueda
e incluso se deba destruirlo, por ejemplo
a través de una lujuria desenfrenada. Tam-
bién es mala la sociedad. Cuantos padres
contemporáneos, cuyos hijos han caído
en las redes de alguna secta, desearían que
el  Estado actuara con firmeza poniendo
fin a esas sectas. La Inquisición respondía
a este tipo de necesidades. Según señala
Régine Pernoud, una historiadora fran-
cesa contemporánea de la Edad Media:
“La institución de la Inquisición también
tenía un aspecto positivo en la vida prác-
tica. En lugar del procedimiento de inves-
tigación, introducía el de acusación.
No obstante, ante todo, en unos tiem-
pos en los que el pueblo no se mostraba
indulgente con los herejes, implantaba un
sistema judicial normativizado”. El pro-
cedimiento de acusación conllevaba,
por ejemplo, en el caso de la Inquisición
romana, el derecho del acusado a presen-
tar ante el tribunal una lista de personas
que, por diversas razones, pudieran ser
enemigas suyas (por ejemplo, por moti-
vos de dinero), y cuyas declaraciones
por lo general no se tendrían en cuenta
durante el procedimiento inquisitorial.
Una segunda cuestión es la de las
penas dictaminadas por la Inquisición.
Tanto en el caso de la romana como
de la española, la gran mayoría de ellas
tenía un carácter de penitencia religiosa;
por ejemplo, se mandaba hacer una pere-
grinación a un santuario o se ordenaba
llevar una prenda de vestir especial a los
penitentes, que en España se llamaba sam-
benito. La pena de cárcel era la segunda
en cuanto a la frecuencia con que se dic-
taminaba en los tribunales de la Inqui-
sición. Sin embargo, cabe recordar que
una condena a prisión no equivalía a un
encarcelamiento de hecho. En el caso
de la Inquisición española, la práctica era
más bien la de cumplir la pena de arresto
domiciliario. Las famosas “mazmorras
de la Inquisición” también forman parte
de la leyenda negra. En realidad, su rigor
no era mayor que el de las prisiones del
Estado. Todo lo contrario, según comenta
el investigador de la Inquisición Henry
Kamen, en los siglos XVI y XVII no era
raro que las personas fingieran ser herejes
para ser trasladados de una cárcel ordina-
ria a una de la Inquisición.
Las sentencias de muerte eran esca-
sas, sobre todo en comparación con
núm. 1-2011 • 29
 La Divina Misericordia

la facilidad con la que las prodigaban los

juzgados del Estado. En palabras del suso-
dicho investigador británico: “El número
de ejecuciones, relativamente bajo, con-
tradice la leyenda de tribunal sanguina-
rio [de la Inquisición española]”. Según
cita el  mismo científico, entre los años
1540-1700 la pena capital se hizo efec-
tiva con respecto a menos del 2% de los
acusados. En términos prácticos, eso
significa que la  Inquisición condenaba
a muerte a menos de 3 personas al año
en todo el Estado español (incluidas las
colonias).
Pese a  las afirmaciones de  los auto-
res de la leyenda negra de la Inquisición,
Fot. Archivo de Amaos

La Divina
los inquisidores no eran unos crueles
estúpidos. Varios, después de muertos,
fueron elevados a los altares (el papa

Misericordia
Pío V, del siglo XVI, era inquisidor).
En segundo lugar, eran muy escépticos Sor Faustina con su familia
ante las acusaciones que revestían un
carácter de difamación o de simple fan-

es salvación
tasía. Si recordamos los llamados jui-
cios por brujería, su momento de auge
recae en los siglos XVI y XVII, cuando

la “Edad Media supersticiosa” había
pasado a la historia. Pues resulta un hecho
documentado que a lo largo del siglo XVI
la Inquisición española se mostró muy
reticente frente a las acusaciones de bru-
jería contra las mujeres. En  1614, las
autoridades supremas de la Inquisición
adoptaron una instrucción oficial relativa
a los llamados juicios por brujería, la cual
ordenaba un alto grado de precaución.
Se prescribía “examinar en primer lugar
si los acusados están sanos en su mente
o calmados o melancólicos”. Se puede
decir que la postura de los inquisidores
españoles seguía la opinión del obispo
de Chartres, Juan de Salisbury (siglo XII),
quien, en referencia a los “juicios por bru-
jería”, afirmaba: “El mejor remedio con-
tra esa enfermedad es seguir firmemente
la fe y no hacer caso a las mentiras ni
a esas locuras patéticas”.
Grzegorz Kucharczyk
Libros interesantes para leer:
Edward Grant: The Foundations of
Modern Science in the Middle Ages:
Their Religious, Institutional and Inte-
llectual Contexts, Cambridge, 1996.
Henry Kamen: La Inquisición espa-
ñola, Barcelona, 1999.
Régine Pernoud: Para acabar con
la Edad Media, Palma de Mallorca,
1998.
para todos
El día 25 de agosto de 1905 nace una niña. Como cualquier hijo,
es signo de la gran Misericordia Divina y también, como todos,
lleva en sí una vocación a la santidad...
Siete años después, esa niña oye vestiduras, cubierto de heridas, dicién-
en su interior esa voz divina que le invita dome esas palabras: “Hasta cuándo
a una vida religiosa. Resulta demasiado Me harás sufrir, hasta cuándo Me
pronto para que pueda darse una res- engañarás” En aquel momento dejaron
puesta madura. De momento, Helena de sonar los alegres tonos de la música,
Kowalska, hoy venerada como Santa desapareció de mis ojos la compa-
Faustina, termina el tercer año de prima- ñía en que me encontraba, nos queda-
ria y luego trabaja como criada en una mos Jesús y yo” (Diario de Santa María
casa. Al cumplir los 18 años, desea Faustina Kowalska, núm. 9). Después
seguir su vocación, no obstante sus todo pasa ya muy rápido. Apremiada
padres no quieren consentirlo. La obe- por una voz interna, viaja a Varsovia,
diente hija procura no pensar en el con- donde por recomendación de un sacer-
vento, intentando acallar esa voz interna dote se dirige a casa de una “señora
con diversiones mundanas. Pero no por piadosa” y se pone a buscar una orden
mucho tiempo. “Una vez ―recuerda religiosa que le convenga. Se   presenta 
en su Diario la futura santa―, junto con en  casa de la Congregación de la Madre
una de mis hermanas fuimos a un baile de Dios de la Misericordia, en la cual
[5].  Cuando todos se divertían mucho, entrará después de un año de trabajar.
mi alma sufría [tormentos] interio- Efectivamente, Faustina tuvo que traba-
res. En el momento en que empecé a bai- jar para disponer luego de una humilde
lar, de repente  vi  a Jesús junto a mí.  dote que se exigía por entonces. Vivirá
A Jesús martirizado, despojado de sus 13 años en la Congregación (a contar

30 • núm. 1-2011

Los padres de Sor Faustina
desde el día de su admisión, el 1 de agosto
de 1925, hasta su muerte, el 5 de octubre
de 1938). La Providencia le dio justo ese
tiempo a Sor Faustina para santificarse.
Prepararás el mundo para mi
vuelta final
“[...] ésta es  tu  misión y  tu  tarea
en toda tu vida para que des a conocer
a  las almas la  gran misericordia que
tengo con ellas y que las invites a con-
fiar en el abismo de Mi misericordia…”
(Diario de  Santa Faustina Kowalska,
núm. 1567), oyó la joven monja de la boca
del Señor. Durante los años siguientes,
Dios preparaba a Sor Faustina para que
cumpliera esta misión, otorgándole la gra-
cia de poder tener trato con él mediante
80 apariciones, que tuvieron lugar durante
la corta vida de Sor Faustina. En las
páginas del Diario encontramos rela-
tos de esos encuentros extraordinarios.
Leyendo el cuadernito de la Santa, escrito
en un lenguaje muy sencillo, sin ninguna
dificultad nos damos cuenta de que, entre
las palabras anotadas por la secretaria
de Jesús, la que más reiteradamente apa-
rece es la palabra “misericordia”. De ella
precisamente habla Dios en sus aparicio-
nes a Faustina. Predicar la misericordia
divina se convirtió en la misión de la vida
de la monja de Łagiewiki: “No quiero cas-
tigar a la humanidad doliente, sino que
deseo sanarla, abrazarla a  Mi Cora-
zón misericordioso” (Diario de  Santa
Faustina Kowalska, núm. 1588). “Has
de  saber, hija Mía, que Mi Corazón
es la Misericordia Misma. De este mar
de  misericordia las gracias se  derra-
man sobre el  mundo entero.  Ningún
La Divina Misericordia
El documento de identidad de Sor Faustina
y  santificante” (Diario de  Santa Faus-
tina Kowalska, núm. 1777). Jesús dirige
su palabra especialmente a los que expe-
rimentaron mucha maldad, tanto en su
interior, como a su alrededor, los cuales
incluso perdieron la esperanza de poder
salvarse. Los anima a que no teman mirar
hacia el Padre misericordioso. Dios, como
en la parábola evangélica del hijo pró-
digo, espera a los pecadores con los bra-
zos abiertos. Él y sólo Él tiene el poder
de vencer todo el mal que se encuentra
en una alma pecadora, igual que venció
a satanás, la muerte y el pecado: “Cuánto
deseo la  salvación de  las almas.  Mi
Fot. Archivo de Amaos
queridísima secretaria, escribe que
deseo derramar Mi vida divina en  las
almas humanas y  santificarlas, con tal
de que quieran acoger Mi gracia.  Los
Santa Sor Faustina
más grandes pecadores llegarían a una
gran santidad si confiaran en Mi mise-
“[...] ésta es tu misión ricordia.  Mis entrañas están colmadas
y tu tarea en toda de  misericordia que está derramada
tu vida para que des sobre todo lo que he creado.  Mi deleite
es  obrar en  el  alma humana, llenarla
a conocer a las almas de Mi misericordia (133) y justificarla. 
la gran misericordia Mi reino en la tierra es Mi vida en las
que tengo con ellas almas de  los hombres.  Escribe, secre-
taria mía, que el  director de  las almas
y que las invites lo soy Yo Mismo directamente, mien-
a confiar en el abismo tras indirectamente las guío por medio
de Mi misericordia…” de  los sacerdotes y  conduzco a  cada
una a  la  santidad por el  camino que
(Diario de Santa Faustina conozco solamente Yo” (Diario de Santa
Kowalska, núm. 1567) Faustina Kowalska, núm. 1784). Aun-
que la santidad posea diversos aspectos,
tiene un rasgo que resulta fundamental
alma que se haya acercado a Mi, se ha y consiste, según lo comprendió Faustina,
retirado sin consuelo.  Toda miseria en el cumplimiento de la voluntad divina:
se hunde [en] Mi misericordia y de este “Hoy, durante la meditación, Dios me ha
manantial brota toda gracia, salvadora dado la luz interior y me ha hecho
núm. 1-2011 • 31
La Divina Misericordia
La consagración de la Basílica de la Divina Misericordia en Łagiewniki, por Juan Pablo II, durante su peregrinación a Polonia, el 17 de agosto de 2002.
comprender la santidad y en qué consiste.
Aunque esto lo he oído ya muchas veces
en las conferencias, no obstante el alma
lo comprende de otro modo cuando lo
conoce a través de la luz de Dios que
la ilumina. Ni gracias, ni revelaciones,
ni éxtasis, ni ningún otro don concedido
al alma la hace perfecta, sino la comunión
interior de mi alma con Dios. Estos dones
son solamente un adorno del alma, pero
no constituyen ni la sustancia ni la per-
fección. Mi santidad y perfección consis-
ten en una estrecha unión de mi voluntad
con la voluntad de Dios. Dios nunca vio-
lenta nuestro libre albedrío. De nosotros
depende si queremos recibir la gracia
de Dios o no; si vamos a colaborar con
ella o la malgastamos” (Diario de Santa
Faustina Kowalska, núm. 1107).
Debes mostrar misericordia
al prójimo siempre
y en todas partes
Sor Faustina sabía que, gracias
a los numerosos dones que Jesús otorga
al ser humano abierto al amor divino,
su corazón podría ser comparado a una
fuente inagotable. Los “vasos” con que
se extraen esas gracias de los manantiales
de la misericordia, se corresponden a unas
formas de culto, transmitidas por Cristo
en sus apariciones a la monja polaca. Son
las siguientes: La imagen de Jesús Mise-
ricordioso (Cristo en el gesto de bende-
cir al mundo, con la inscripción “Jesús,
confío en Ti”), la Fiesta de la Divina
Misericordia y la Coronilla de la Divina
32 • núm. 1-2011
con los demás. “Hija Mía, si por medio
de ti exijo de los hombres el culto a Mi
misericordia, tú debes ser la  primera
en  distinguirte por la  confianza en  Mi
misericordia. Exijo de ti obras de mise-
ricordia que deben surgir del amor
hacia Mí.  Debes mostrar misericordia
al  prójimo siempre y  en  todas partes. 
No puedes dejar de hacerlo ni excusarte
ni justificarte” (Diario de Santa Faustina
Kowalska, núm. 742). La  misericordia,
de acuerdo con los preceptos de Cristo,
debe expresarse mediante la acción,
la palabra y la oración. En el Diario, como
en el libro de la vida de Santa Faustina,
leemos sobre sus actos de amor al pró-
jimo. La santa demostró que en la vida no
se trata de llevar a cabo obras espectacu-
lares que superen nuestras capacidades,
sino de realizar con amor nuestras obliga-
ciones diarias: “Oh Jesús, me das a cono-
cer y entender en qué consiste la grandeza
del alma: no en grandes acciones, sino
en un gran amor. Es el amor que tiene
el valor y él confiere la grandeza a nues-
tras acciones; aunque nuestras accio-
nes sean pequeñas y comunes de por sí,
a consecuencia del amor se harán gran-
des y poderosas delante de Dios gracias
(257) al  amor” (Diario de  Santa Faus-
tina Kowalska, núm. 889). En este mismo
espíritu llegaba a la santidad, cumpliendo
con sus simples obligaciones de cocinera,
jardinera y portera en las casas de la Con-
gregación en Cracovia, Łagiewniki, Płock
y Vilna. Al mismo tiempo, se ejercitaba
en las tres virtudes que, según le comunicó
la Madre de Cristo, tenían más valor ante
los ojos divinos: la humildad, la pureza
y el amor hacia Dios (Cfr. Diario de Santa
Faustina Kowalska, núm. 1415).
Mediante la oración
y el sufrimiento salvarás
Fot. Arturo Mari
a más almas que un misionero
con enseñanzas y sermones
Misericordia (todos los días, a las 15 h.). Sor Faustina, al recibir el don
Con estas tres formas de piedad, ejer- de la comunión mística con Dios, palpó
cidas en  un espíritu de  confianza cris- esa realidad de la cual participan en pleni-
tiana y de misericordia frente al prójimo, tud los salvados en el Cielo. Siendo muy
están relacionadas promesas de grandes feliz por verse rodeada del amor divino,
gracias. Sor Faustina fue la primera que quería conseguir este don para todas las
experimentó estos dones, pidiendo mise- almas. El camino por el cual la santa
ricordia para todos los que la necesitaban, se empeñó de una manera especial para
para los que sentían tentaciones de come- la salvación de las personas, era la oración
ter un pecado grave, los moribundos y las y  el  sacrificio. Sor Faustina aprovechaba
almas en el purgatorio. Jesús le dejó muy cualquier momento libre para estar ante
claro que ser testigo de la misericordia el Santísimo Sacramento. Pues sabía que
era un don que ella tenía que compartir orar sin desanimarse iba a dar unos frutos
La Divina Misericordia

“No quiero castigar

a la humanidad
doliente, sino que
deseo sanarla,
abrazarla a Mi Corazón
misericordioso”
(Diario de Santa Faustina
Kowalska, núm. 1588)
extraordinarios: “Jesús me dio a conocer
cómo el  alma debe ser fiel a  la  oración,
a pesar de las tribulaciones y la aridez
y las tentaciones, porque de tal plegaria
en gran medida depende a veces la reali-
zación de los grandes proyectos de Dios;
y si no perseveramos en tal plegaria, pone-
mos impedimentos a lo que Dios quiere
hacer a través de nosotros o en noso-
tros. Que cada alma recuerde estas
palabras: Y encontrándose en una situa-
ción difícil, rogaba más tiempo” (Diario
de Santa Faustina Kowalska, núm. 872).
Por las almas que, debido a sus pecados,
no podían entrar en comunión con Dios,
la monja admitía voluntariamente sufri-
mientos, uniéndolos al sacrificio de Cristo
en la Cruz. Y aunque más de una vez esos
sufrimientos que experimentaba parecían
superar sus fuerzas humanas, Sor Faus-
tina los aguantaba con humildad y ale-
gría, sabiendo que Jesús, admitiendo ese
sufrimiento, también le daba fuerzas para
soportarlo. Reflexionar sobre la  Pasión

Fot. Archivo de Amaos

de Jesús y la Eucaristía constituían para
ella una ayuda irreemplazable: “Me veo
tan débil que si no tuviera la Santa Comu-
nión, caería continuamente; una sola
cosa me sostiene y es la Santa Comunión. 
De ella tomo fuerza, en ella está mi forta-
leza.  Temo la vida si algún día no recibo
la Santa Comunión.  Tengo miedo de  mí
misma. Jesús oculto en la Hostia es todo
para mí. Del tabernáculo tomo fuerza,
poder, valor, luz; es aquí donde busco
alivio en los momentos de tormento. No
sabría cómo glorificar a Dios si no tuviera
la Eucaristía en mi corazón” (Diario
de Santa Faustina Kowalska, núm. 1037).
En su Diario, la Santa puso también pala-
bras de ánimo para todos los que lucha-
ban contra cualquier tipo de sufrimiento
humano: “Oh, si el alma que sufre supiera
cuánto Dios la ama, moriría de gozo
y de exceso de felicidad. Un día, conoce-
remos el valor del sufrimiento, pero enton-
ces ya no podremos sufrir. El momento
actual es nuestro” (Diario de Santa Faus-
tina Kowalska, núm. 963).
El papa Benedicto XVI durante su peregrinación a Polonia: Basílica de la Divina Misericordia en Łagiewniki, 2006
Don divino para nuestros
tiempos
Juan Pablo II, durante la Misa de
Canonización de Santa Faustina en 2000,
la llamó apóstol de  la  misericordia
y  “don divino para nuestros tiempos”.
Especialmente ahora que festejamos
el  centenario del nacimiento
de  la  monja de  Łagiewniki, intentemos
aprovechar el  don de  su vida y  de  su
santidad. De  nuestra santa podemos
aprender a amar a Dios y al prójimo de
diversas maneras: reflexionando sobre
el  misterio de  la  Divina Misericordia;
fijándonos a  diario en  los signos del
amor de  Dios; dirigiéndonos a  Dios
con confianza y  con misericordia hacia
el prójimo; sacando el poder y la fuerza
de  la  Eucaristía; tratando la  vida como
una tarea que Dios nos da por realizar;
observando la  voluntad de  Dios, sin
seguir la nuestra; compartiendo con los
demás los dones divinos; desarrollando
en nosotros las virtudes de la humildad,
la  pureza y  el  amor a  Dios; uniendo
nuestros sufrimientos al  sacrificio
de  Jesús; acordándonos de  las formas
de  culto a  la  misericordia de  Dios
y aprovechando las gracias relacionadas
con ellas; mostrando misericordia
mediante nuestras obras, la  palabra
y la oración.
Maria Zboralska

núm. 1-2011 • 33
 świadectwo
Cómo rezar la Coronilla
de la Divina Misericordia:
Un Padre nuestro
Un Ave María
Un Credo de los Apóstoles
En la cuenta grande antes de cada decena:
Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo
y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu
Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
Para el perdón de nuestros pecados y los del
mundo entero.
En las diez cuentas pequeñas de cada
decena:
Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia
de nosotros y del mundo entero (10 veces).
Después de las cinco decenas:
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal,
ten piedad de nosotros y del mundo entero
(3veces)
¡Jesús, en Ti confío! (3 veces)
34 • núm.
nr 3-2008
1-2011
La Divina Misericordia testimonio
Fot. Archivo de Amaos
¡Dios es bueno
La parroquia de San Florián en Hamtramck, EEUU
y misericordioso!
El 2008 fue un año decisivo la capilla, un feligrés amable le dijo
en la historia de la parroquia de San al párroco que en su casa tenía una tela
Florián en Hamtramck, Estados Unidos. enrollada con la imagen de Jesús Mise-
Fue un año conmemorativo, en el cual ricordioso. ¿Cómo había llegado esa
la parroquia cumplía los 100 años. Acu- tela a manos de aquel hombre? Pues
den a ella para rezar tanto los descen- debido a que el párroco de una de las
dientes de los polacos que hace 100 años parroquias polacas en Detroit había
habían organizado esa comunidad parro-
quial, como los que llegaron a Estados
mandado ordenar las viejas casas parro-
quiales. Dijo al que limpiaba que lo
Unidos cuando en Polonia se decretó tirara todo a la basura. Entre las cosas
el estado de emergencia. También los que iban a terminar en el basurero,
que vinieron a comienzos del siglo XXI. el limpiador vio un trozo de tela enro-
Del cuidado de las almas se encargan llada. Cuando desplegó el rollo, vio
allí miembros de la Sociedad de Cristo. el rostro bello de Jesús Misericordioso
Para expresar su agradecimiento por y una inscripción hecha en polaco:
estos 100 años de existencia de la parro- “¡Jesús, confío en Tí!”. Con permiso del
quia, los fieles junto al  párroco que párroco, se quedó con la imagen, pero
los encabezaba, decidieron establecer nunca la colocó en un marco. Cuando
en su bella iglesia neogótica una capi- en la parroquia de San Florián se cons-
lla dedicada a la Divina Misericordia. truía la capilla de la Divina Misericor-
Cuando se anunció el proyecto de crear dia, el hombre donó aquel lienzo.
”Escribe de Mi Misericordia”
(Diario, 1448)
Con estas palabras, Jesús apela a todos los Lectores para escribir
y mandar a la redacción sus agradecimientos y testimonios de las
gracias que les fueron dadas, de sus conversiones y sus sanaciones,
las cuales se realizaron gracias a su confianza en la Divina
Misericordia.
La Divina Misericordia świadectwo

La imagen fue pintada en los años 50

en Polonia y luego enviada a Estados Uni-
dos. En aquel tiempo todavía no se podía
venerar públicamente la imagen de Cristo
Misericordioso. Casi tuvieron que pasar
50 años para que el rostro de Jesús Mise-
ricordioso pudiera salir a la luz.
En 2008, el día de Fiesta de la Divina
Misericordia, hubo un acto de consagra-
ción de la recién creada capilla. Desde
aquel momento, los fieles se reúnen ante
la imagen para pedirle a la Divina Mise-
ricordia por ellos mismos, sus familiares
y el mundo entero. Fue en aquel momento
cuando en la parroquia surgió un grupo
polaco-inglés consagrado a la Divina
Misericordia, compuesto por 50 perso-
nas. Los que pueden, acuden todos los
viernes a la capilla, para rezar la Coro-
nilla de la Divina Misericordia junto con
otras personas, en presencia del Santísimo
Sacramento. Cada primer domingo del
mes, el grupo de la Divina Misericordia
se reúne para rezar. Durante esos encuen-
tros, sus miembros reciben intenciones
por las que tienen que rezar durante todo
un mes. Una de las primeras, fue rezar por
los que sufrían y padecían cáncer.
En la parroquia de San Florián vive
un hombre que, por motivos de salud,
desde hace algún tiempo se encontraba
en estado crítico, casi terminal. Estaba
ingresado en un hospital, en una sección
de la cual sólo se podía salir vivo ayudado
por la gracia divina. Su mujer, que perte-
necía al grupo de la Divina Misericordia,
le dijo que todo el grupo estaba rezando
por él. También le pidió a su marido que,
si le quedaban fuerzas, a las 3 de la tarde
rezara la Coronilla de la Divina Miseri-
cordia. Aquel día, unas horas después Fot. Archivo de Amaos
de lo sucedido, vino un médico a la habi-
tación de aquel paciente, para examinar en la Fuente de la Divina Misericor-
el estado de salud del enfermo. Después Del Diario de Sor Faustina: “Oh, qué dia. ¡Oh, qué gran número de almas veo
del examen, le notó una gran mejoría y le gracias más grandes concederé a  las que han adorado la Divina Misericordia
preguntó asombrado: “¿Qué es lo que ha almas que recen esta coronilla; las y cantarán el himno de gloria por la eter-
hecho usted?”. El paciente le contestó: entrañas de  Mi misericordia se  enter- nidad!” (Diario de Santa María Faustina
“Por lo visto, usted, doctor, ha hecho necen por quienes rezan esta coroni- Kowalska, núm. 848).
algo…”. El médico levantó la mano hacia lla.  Anota estas palabras, hija Mía,
arriba y le dijo: “Lo hizo Él”. Unas horas habla al  mundo de  Mi misericordia
después, trasladaron al paciente a otra sec- para que toda la  humanidad conozca Anota estas palabras,
ción y pasados unos días le dieron de baja. la  infinita misericordia Mía.  Es  una
Hoy ese hombre se encuentra muy bien señal de  los últimos tiempos, después
hija Mía, habla al mundo
y ahora, igual que antes, sigue siendo de ella vendrá (230) el día de la justicia. de Mi misericordia para
activo en la parroquia. Estamos muy agra- Todavía queda tiempo, que recurran, que toda la humanidad
decidos a Jesús Misericordioso por mos- pues, a  la  Fuente de  Mi Misericordia, conozca la infinita
trarnos el poder de su gracia en la vida se  beneficien de  la  Sangre y  del Agua
de los parroquianos de San Florián. que brotó para ellos.  Oh almas huma-
misericordia Mía. Es una
nas, ¿dónde encontrarán refugio el día señal de los últimos
Padre M. Frankowski, S.Chr. de la ira de Dios? Refúgiense ahora tiempos
nr 1-2011
núm. 1-2011•• 35
 testimonio
“Ahora
me puedo
Mi madre quería
llamar a un cura para
que la abuela pudiera
confesarse, pero como no
quería saber nada de eso,
no existía tal opción.
Mi abuela tiene 88 años y todavía
goza de buena salud. Es católica, pero
sólo formalmente. No recuerdo verla
rezar o ir a Misa.
A lo largo de casi toda su vida ha
sido adivina de cartas para ganar dinero.
Santuario de la Divina Misericordia en Łagiewniki, Polonia
El  beneficio que sacaba de  ello le servía
para mantenernos a nosotros. Siempre
ha sido buena con nosotros, me defendía
a mí y a mis hermanos de nuestro padre,
que nos pegaba.
Desgraciadamente para ella, pasaba
por ser un hada buena, así que la gente
acudía en masa a su domicilio para que
les adivinara el futuro. Cuando yo era
pequeña, pensaba que todo eso era algo
normal y no era consciente de que adivi-
nar por las cartas es pecado y que podía
traer muchas desgracias.
Desde hace algún tiempo, mi abuela
vive en Polonia con su hija, es decir, con
mi madre. No ve ningún sentido en la ora-
ción o en la Santa Misa. Incluso cuando
el año pasado murió el abuelo, no vino
a la Eucaristía. A veces confiesa que hay
algo que le asusta y que teme mucho
la muerte, pero no quiere rezar. Mi madre
quería llamar a un cura para que la abuela
pudiera confesarse, pero como no quería
saber nada de eso, no existía tal opción.
Yo misma me acordaba siempre
de la abuela en mis oraciones y le pedía
a Jesús que tuviera misericordia de ella
y que le diera la gracia de poder confe-
sarse y recibir su perdón antes de morir.
A  finales de  agosto del año pasado,
decidí rezar durante todo el mes que tenía
por delante la Coronilla de la Divina Mise-
ricordia, suplicándole a Jesús que escu-
chara mis oraciones. El 22 de septiembre,
martes, cuando mi madre me estaba feli-
citando por mi cumpleaños, me enteré
de que a la abuela se la habían llevado
36 • núm. 1-2011
morir”
en ambulancia al hospital, y que desde
hacía algunos días estaba ingresada. Fue
un infarto. Me horroricé pensando que
quizás la abuela no hubiera tenido tiempo
de reconciliarse con el Señor, pero luego
nos enteramos de que se mejoró.
Después seguí rezando la Coroni-
lla, pidiéndole a a Jesús que la abuela no
muriera en aquel estado del alma en que
ella se encontraba. Le suplicaba y llo-
raba... Le pedía que le mostrara su mise-
ricordia y que viera las cosas buenas que
ella había hecho por nosotros.
Unos días después, llamé a mi madre,
quien me informó de que la abuela tenía
que quedarse en el hospital unos días más.
También me enteré de que había tenido
lugar un milagro. La abuela le contó a mi
madre lo siguiente: “Pasó un cura por
la habitación y lo llamé. Estuvo dos veces.
Me confesé, comulgué y besé al sacer-
dote en la mano. Mira, ahora me puedo
morir”. El cura le dio a la abuela una
pequeña imagen de Jesús Misericordioso
con la siguiente nota: “El día 22 de sep-
tiembre se confesó y  recibió la Sagrada
Comunión”. Mi madre se fijó sobre todo
en la fecha, que coincidía con el día de mi
cumpleaños. Querido Jesús, te lo agra-
dezco de todo corazón...
Violetta de Alemania
Palabras de Jesús a Santa Faustina:
“Hija Mía, anima a  las almas a  rezar
la coronilla que te he dado.  A quienes
Fot. Archivo de Amaos
recen esta coronilla, Me complazco
en  darles lo que Me pidan.  Cuando
la recen los pecadores empedernidos,
colmaré sus almas de paz y la hora de su
muerte será feliz.  Escríbelo para las
almas afligidas:  Cuando un alma vea
y conozca la gravedad de sus pecados,
cuando a los ojos de su alma se descubra
todo el abismo de la miseria en la que ha
caído, no se desespere, sino que se arroje
con confianza en  brazos de  Mi miseri-
cordia, como un niño en brazos de su
madre amadísima.  Estas almas (125) tie-
nen prioridad en Mi Corazón compasivo,
ellas tienen preferencia en Mi miseri-
cordia.  Proclama que ningún alma que
ha invocado Mi misericordia ha que-
dado decepcionada ni ha sentido con-
fusión.  Me complazco particularmente
en el alma que confía en Mi bondad. 
Escribe: cuando recen esta coronilla
junto a los moribundos, Me pondré entre
el Padre y el alma agonizante no como
el Juez justo sino como el Salvador mise-
ricordioso” (Diario de Santa María Faus-
tina Kowalska, núm. 1541).
“Cuando recen esta coronilla
junto a los moribundos, Me
pondré entre el Padre y el alma
agonizante no como el Juez
justo sino como el Salvador
misericordioso” (Diario, 1541)
 ¿La vida o la muerte?

Fot. Archivo de Amaos

Jesús fue criticado por haber sanado a un enfermo en sábado. de Bernard Nathanson, estoy convencido
de que ningún ser humano querría vivir
Al escuchar aquella crítica, les contestó: “«¿Está permitido lo que experimenta un niño mientras lo
en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?». Pero están matando en el vientre de su madre,
en las entrañas maternas, que deberían ser
ellos callaron” (Mc 3, 4). Hoy, los seguidores de Cristo son criticados como un escondite seguro para una vida
por no querer matar a niños no nacidos y por reivindicar el respeto apenas empezada. No creo que haya nadie
mentalmente sano que deseara sufrirlo.
hacia la vida humana desde su origen hasta la muerte natural. Si es así, entonces ¿por qué hay tanta
gente que quiere matar a niños indefen-
La situación ha cambiado radical- es promover el aborto, la anticoncepción sos, llamándolo además “libertad”? ¿Por
mente. Si los fariseos, con buena volun- y la eutanasia. No obstante, llama la aten- qué se burlan públicamente de quienes
tad e intención de querer cumplir uno ción el hecho de que la gente corriente, defienden la vida ya concebida? Encuen-
de los mandamientos divinos, negaban a la que se intenta sacar dinero, apoya sin tro una sola explicación, Jesús mismo
a la gente actos de misericordia, ahora, reparos esta ideología suicida. A esas per- dijo: “[...] me odia a mí, porque atesti-
en cambio, se hacen caso omiso de los sonas les parece que gozan de su libertad guo contra él que sus obras son malas”
mandamientos y de Dios, con tal de saciar y que nadie puede prohibirles que hagan (Jn 7, 7). Luego, dirigiéndose a los após-
el deseo de la codicia y el poder. No nos tal o cual cosa. Mientras tanto, Jesús nos toles, dijo lo siguiente: “Acuérdense de lo
engañemos: la industria abortista y anti- propone otra manera de tratar al pró- que les dije: el servidor no es más
conceptiva mueve tanto dinero que segu- jimo: “Todo lo que deseen que los demás
ramente nunca querrá renunciar a sus hagan por ustedes, háganlo por ellos: Puede que el día del
ganancias. Desgraciadamente, ese dinero en esto consiste la Ley y los Profetas” Juicio Final, Jesús les
se gana a cambio de la sangre de vícti- (Mt 7, 12). Por lo tanto, merece la pena
mas inocentes. No me extraña que todos contemplar el problema desde un punto
diga: Me asesinaron
los que se aprovechan de esos críme- de vista opuesto: ¿quisiera yo ser víctima en el seno materno y tú
nes no sean tacaños a  la  hora de  finan- de un aborto? Después de ver películas no protestaste
ciar agresivas campañas, cuyo objetivo como, por ejemplo: “El grito silencioso”, (Cfr. Mt 25, 41-46)
núm. 1-2011 • 37

grande que su señor. Si  me persiguieron
a mí, también los perseguirán a ustedes;
si  fueron fieles a  mi palabra, también
serán fieles a la de ustedes” (Jn 15, 20).
A cualquiera que siga a Jesús y que consi-
dere la vida humana como un valor supe-
rior y absoluto, el mundo le tendrá odio,
porque el mundo hace el mal y se aprove-
cha del sufrimiento humano. No obstante,
ninguno de los que son discípulos de Jesús
puede quedarse con los brazos cruzados
viendo el éxito del mal. Lo más impor-
tante en nuestra actitud frente a la vida
humana, es saber a quién pertenecemos.
Si somos discípulos de Jesús, tenemos
que ser sensibles al daño hecho al pró-
jimo. Tenemos que identificarnos con
todos los que sufren, tal y como lo hizo
Jesús. También, siguiendo el ejemplo del
Salvador, tenemos que defender a los más
débiles. Y si por esta razón nos critican,
juzgan o incluso persiguen, gozaremos
de una bendición especial, de acuerdo con
la promesa de Cristo: “Felices ustedes,
cuando sean insultados y perseguidos,
y cuando se los calumnie en toda forma
a causa de mí. Alégrense y regocíjense
entonces, porque ustedes tendrán una
gran recompensa en el cielo; de la misma
manera persiguieron a los profetas que
los precedieron” (Mt 5, 11-12). Que estas
palabras sirvan de advertencia para los
que se consideren católicos y no les inte-
rese la suerte de los niños matados antes
38 • núm. 1-2011
Fot. Archivo de Amaos
Si somos discípulos
de Jesús, tenemos
que ser sensibles
al daño hecho
al prójimo. Tenemos
que identificarnos con
todos los que sufren, tal
y como lo hizo Jesús.
de nacer. Puede que su indiferencia frente
al aborto o (¡ojalá que no sea así!) el hecho
de apoyarla, resulten ser razones por cua-
les Jesús no podrá bendecirles. Puede que
el día del Juicio Final, Jesús les diga: “Me
asesinaron en el seno materno y tú no pro-
testaste” (Cfr. Mt 25, 41-46).
El sucesor de San Pedro, el siervo
de Dios Juan Pablo II, escribió: “[...]
la defensa y la promoción de la vida
no son monopolio de nadie, sino deber
y responsabilidad de todos” (Evange-
lium vitae, núm. 91). Todos pueden par-
ticipar en la defensa de la vida y, es más,
cualquiera que se considere discípulo
de Jesucristo y destinatario de las palabras
de Juan Pablo II, debería hacer algo por
defender la vida. Hoy nos encontramos
en una situación crítica. En toda Europa,
Polonia es el único país donde la vida
de los no nacidos está protegida por Ley
y donde está vigente una legislación anti-
abortiva. Polonia es el único país europeo
que rechazó la Ley homicida del aborto
sin límites impuesta por otros gobiernos.
Una legislación proabortista fue impuesta
a los polacos primero por Hitler, y luego
por el gobierno comunista controlado
desde Moscú. Ahora que vivimos en un
país libre y que hemos vuelto a la norma-
lidad, somos como una ciudadela cercada
por todas partes, en la cual pueden encon-
trar amparo los niños amenazados por
la muerte. Si ahora tiramos la manta, per-
judicaremos el futuro de nuestra nación.
Observemos la siguiente paradoja: todos
los países europeos experimentan proble-
mas de índole demográfica, mientras que
en casi todos esos países se puede matar
a un niño no nacido, incluso sin ofrecer
ninguna explicación. En todos los países
falta mano de obra, pero la eutanasia, que
primero fue implantada aparentemente
bajo el noble lema de “hacer más corto
el sufrimiento”, empieza en los países
“avanzados” a abarcar a todos los que “no
se las arreglen” en la vida. Existen empre-
sas que ofrecen sus servicios de matar
a cualquiera que quiera suicidarse. Ya no
hace falta que te ahorques en un árbol:
puedes acudir a una empresa como esa
y pagarles. El resto, ya no es cosa tuya...
Este es el logro más reciente de la “civi-
lización de la muerte”, contra la cual ya
hace años advertía Juan Pablo II. Es muy
sencillo: si el ser humano reniega de Dios,
fundador de la vida, se tiene que morir
en su sentido espiritual. Después de un
tiempo, también empieza a tender hacia
la autodestrucción física.
Jesús quiere que actúes enérgica-
mente. Puedes participar en las Marchas
por la Vida que se organicen, realizar una
adopción espiritual o apoyar económi-
camente a asociaciones que luchan por
el derecho a vivir y por una muerte digna
para todas las personas. Puedes rezar por
personas concretas que luchan por el dere-
cho a vivir. Puedes también tomar la pala-
bra en cualquier conversación en que
aparezca el tema del aborto y preguntar
a sus partidarios si les hubiera gustado
que sus madres les hubieran abortado.
Si se ríen de ti, no tengas miedo:
el Espíritu Santo se servirá seguramente
de tus palabras para despertar las concien-
cias y, de acuerdo con su promesa, te ben-
decirá (Cfr. Mt 5, 11). De todas formas,
no puedes quedarte de brazos cruzados,
como si no pasara nada...
Mirosław Rucki
Entre familia Guadalupe

Una señal de luz

en defensa de los no nacidos
En abril de 2007 las autoridades
municipales de la capital
de México, Ciudad de México,
legalizaron el aborto hasta las
12 semanas de embarazo.

El  día 24 de  abril, en  la  Basílica del

Santuario de la Virgen de Guadalupe
Fot. Archivo de Amaos

se celebró una Misa por la intención de los

niños, víctimas del aborto. En la celebra-
ción participaron varios miles de perso-
nas. Durante unos instantes apareció sobre
la milagrosa imagen algo así como una luz El santuario de Guadalupe

que brotaba desde su interior, a la altura

del abdomen de la Santísima Virgen. Esa
luz fue volviéndose más y más intensa,
y tomó la forma de un embrión humano.
La luz era muy clara y blanca, aunque no
deslumbrante, de manera que se podían
ver algunos rasgos y movimientos del
embrión, que son característicos del
feto en el vientre materno. Las fotogra-
fías tomadas por los testigos son pruebas
de este fenómeno.
A la Virgen de Guadalupe se la venera
como cuidadora de los niños no nacidos.
En su imagen milagrosa está encinta.
El día 24 de abril de 2007 hizo un milagro,
mostrando a los que Le estaban rezando
a Jesús, el Verbo encarnado, todavía no
Fot. ACIM

Fot. ACIM

nacido. De esta manera, nos estaba con-

El milagro del 24 de abril de 2007 El milagro del 24 de abril de 2007
vocando a una defensa valiente de la vida
de los niños no nacidos. la humanidad y la civilización contemporá- La vida humana
La vida humana comienza en el neas. Jesús mismo, a través del Magisterio
momento de la concepción y es sagrada. de la Iglesia, nos dice que: “[…] el aborto
comienza en el momento
Cada ser humano, en todas las etapas de su y la eutanasia son crímenes que ninguna
de la concepción
desarrollo, pero especialmente cuando está ley humana puede pretender legitimar. y es sagrada. Cada ser
en el vientre de su madre, o es anciano o Leyes de este tipo no sólo no crean nin- humano, en todas las etapas
padece una enfermedad incurable, tiene guna obligación de conciencia, sino que, de su desarrollo, pero
derecho a la vida y a ser respetado sin con- por el contrario, establecen una grave especialmente cuando está
diciones. Tanto la eutanasia como el matar y precisa obligación de oponerse a ellas en el vientre de su madre
a los niños no nacidos al amparo de la ley, mediante la objeción de conciencia” (Juan o es anciano, o padece una
constituyen unos crímenes espantosos, Pablo II, Encíclica Evangelium vitae, 73). enfermedad incurable, tiene
son signos de una terrible falta de jus- derecho a la vida y a ser
ticia, y son el peligro más grande para Teresa Tyszkiewicz respetado sin condiciones
núm. 1-2011 • 39
 testimonio
La despedida de Lucía
Durante la revisión
en la sala de urgencias
descubrieron que
el corazón de nuestro hijo
había dejado de latir...
Camila y yo estamos casados desde
hace 14 años y tenemos dos hijos que ya
van al colegio. Los primeros días de octu-
bre supusieron un gran cambio para los
cuatro. Nos enteramos de que íbamos
a tener a nuestro tercer hijo. Junto con los
niños nos pusimos a elegir nombres: José
o Lucía. Fuimos todos juntos al médico
para ver la ecografía. Después de un rato
de espera, en el pasillo nos dijeron que
se podía ver el corazón latiendo de nuestro
hijo. Los resultados de la prueba salieron
muy bien y nos sentimos aún más unidos.
Pasados unos días, el 13 de octubre,
aparecieron los problemas. Nos alarma-
ron unas pequeñas manchas de sangre.
El médico nos dijo que a veces podía
pasar eso y que, aplicando un medica-
mento, normalmente la situación quedaba
bajo control. Teníamos que ir inmediata-
mente al hospital. Lo hicimos. Durante
la revisión en la sala de urgencias des-
cubrieron que el corazón de nuestro hijo
había dejado de latir... No nos lo podíamos
creer. La noticia de que nuestro hijo estaba
muerto, después de tan sólo 6 semanas
de vida, la recibimos como si se hubiera
tratado de un error. No podíamos acep-
tarlo. Pensamos que Camila no podía
quedarse en el hospital y que teníamos
que ir a  otro médico, para que verificara
el diagnóstico. Nos fuimos lo más rápido
posible a casa para poder encontrar otro
médico. Desgraciadamente, ya era tarde
y, además, nos quedamos atrapados en un
atasco. Cuando pasamos despacio cerca
de una iglesia, decidimos quedarnos allí
un rato y rezar. Contábamos con que Dios
haría un milagro. Antes de entrar, llama-
mos a unos amigos del grupo religioso
al que pertenecemos para pedirles que
rezaran. El apoyo espiritual que recibimos
en aquel momento y en los días siguientes
nos ayudó mucho para sobrellevar todo
por lo que tendríamos que pasar.
40 • núm. 1-2011
Fot. Archivo de Amaos
En la iglesia estaban rezando el rosa-
rio. Recibimos la Sagrada Comunión.
La gracia que nos fue otorgada hizo que
dejáramos de sentirnos hundidos. Ella
alejó de nosotros la desesperación y nues-
tras protestas contra esa situación que nos
había sobrecogido tanto. Sentimos una
gran paz y pensamos que Dios, que nos
ama, estaba permitiendo que nos pasa-
ran estas cosas para que recibiéramos un
bien mayor. Pensamos que las cosas no
podían ir a peor y que lo que vivíamos
debía tener algún sentido...
Al día siguiente, el médico encar-
gado del control del embarazo de Camila
confirmó el  diagnóstico formulado
en el hospital, así que tuvimos que regre-
sar al hospital para que sacaran el cuerpo
del niño y, de esta manera, impedir que
la salud de Camila se complicara. Durante
el examen médico preguntamos qué pasa-
ría con el niño después de la intervención
quirúrgica, pues queríamos enterrarlo.
No queríamos que su cuerpo desapare-
ciera entre los residuos que quedaban des-
pués de las operaciones. Nos dijeron que,
como era tan pequeño y todavía sus órga-
nos no estaban bien diferenciados, “no
era un niño todavía”. La peor noticia fue
que no había ninguna opción de recupe-
rar el cuerpo, porque algo así sólo resul-
taba posible a partir de la semana 22  del
embarazo. Cuando volvimos a casa, está-
bamos totalmente desesperados y no
sabíamos qué hacer. No podíamos acep-
tar aquella manera de tratar a nuestro hijo
muerto. Cuando nos estábamos prepa-
rando para volver al hospital, nos llamó
una amiga, la cual, dos años antes, junto
a su marido había vivido el mismo drama
de perder a un hijo antes del nacimiento.
Nos contó cómo lograron inscribir
en el registro y enterrar a su hija. Su niña
era mayor que nuestro hijo, y su aborto
espontáneo tuvo lugar en casa. Acudieron
al Instituto de Medicina Legal, donde les
informaron que se trataba de una niña, lo
cual hizo posible inscribirla en el regis-
tro y enterrarla legalmente. Tropezaron
con muchos problemas, ¡pero al  final
consiguieron lo que querían! Su ejemplo
nos llenó de esperanza y fue para noso-
tros un acicate para actuar. La llamada no
podía ser una casualidad. Gracias a Dios,
nuestro médico nos informó de una cosa
muy importante: podíamos pedir un exa-
men genético, que se realizaría fuera del
hospital. Un análisis así permite descu-
brir el sexo del niño y, a veces, también
la causa de su muerte. Nos aferramos
a esa información, esperando poder sacar
a nuestro hijo del hospital, no sólo para
poder comprobar su sexo, sino también
para enterrarlo. Fue una decisión difícil,
porque temíamos que el análisis saliera
mal y, además, sabíamos que iba a cos-
tar mucho. A pesar de todo, no duda-
mos en realizarlo, porque nuestros hijos
sabían que el pequeño estaba muy mal,
que había pocas probabilidades de que
fuera a sobrevivir y nos preguntaban
por el entierro... Fijamos la interven-
ción para el día 15 de octubre. Esta vez
también se certificó la muerte de nuestro
hijo. Mientras Camila estaba ingresada,
en el Centro de Medicina Genética me
entregaron un recipiente con un líquido
que servía para tomar muestras, a partir
de las cuales iban a realizar un análisis
genético. Volví al hospital. En el impreso
para la “toma de muestras de un aborto
espontáneo” que iba destinada al médico,
leí que sólo un elemento determi-
nado de la placenta podía ser sometido

Fot. Archivo de Amaos
a análisis y que no se admitían en él “fetos
ni fragmentos de fetos”. Estaba claro que
con esas condiciones no íbamos a poder
recuperar el cuerpo de nuestro hijo, y que
teníamos que cambiar de planes. Camila
se puso a decirles a todos los que estaban
a su alrededor que no sólo íbamos a pedir
análisis genéticos (que rutinariamente no
se realizan), sino que también íbamos
a recoger el feto (desgraciadamente así lo
llaman en la terminología propia del hos-
pital), para enterrarlo.
Durante una de las visitas rutinarias,
los médicos y las matronas se quedaron
bastante consternados cuando Camila les
dijo tranquila y decididamente que iba
a recoger al niño tras la intervención y les
pidió que le dieran la información nece-
saria para arreglar las cuestiones forma-
les. Y ocurrió un milagro: nadie protestó
ni nadie se burló. Una matrona, muy ama-
ble, interrumpió aquel silencio embara-
zoso y prometió averiguar lo que se podía
hacer. A través de la matrona, el departa-
mento del hospital encargado de la aten-
ción al paciente nos informó de que existía
la posibilidad de registrar y enterrar a un
niño, independientemente de su edad, bajo
la única condición de precisar su sexo.
Todos quedaron sorprendidos al enterarse
de que esto era posible en el caso de un niño
que había muerto en la séptima semana del
Nuestra historia
demuestra también que
los niños no nacidos son
personas y tienen todos
los derechos. En nuestro
caso, una niña muerta
en la séptima semana
del embarazo, conforme
a la Ley polaca, fue
considerada como una
ciudadana y un ser
humano
embarazo. Además, nos enteramos de que
una madre, después de un aborto espontá-
neo, tenía derecho a la baja de maternidad.
Cuando Camila se dirigía a la sala
de operaciones, estaba pendiente de que
allí se encontrara nuestro recipiente con
líquido, que iba a servir para tomar las prue-
bas genéticas. También informó a todos
de que el niño sería recogido en el hos-
pital por una funeraria. Aquello resultó
algo imprescindible, para que el cuerpo
fuera registrado y preservado. Un médico
separó una parte de la placenta para some-
terla al análisis genético, y el cuerpo del
niño fue depositado en un lugar donde iba
a ser recogido. Sorprendentemente, todo
testimonio
marchó sobre ruedas. Por la tarde, cuando
ya estábamos en casa, descubrimos que
el día en que vivimos todas esas cosas,
el 15 de octubre, ¡era el Día del Hijo Per-
dido! Ese día, en toda Polonia se celebra-
ban misas, cuya intención son los niños
muertos antes de nacer y por la de sus
padres. Comprendimos por qué todo pasó
tan tranquilamente y sin problemas, y por
qué teníamos la oportunidad de enterrar
a nuestro hijo. Sólo teníamos que esperar
los resultados del análisis genético. Pasa-
das tres semanas, nos enteramos de que
habíamos perdido a una niña. La llama-
mos Lucía. Además de recoger los resulta-
dos de dicho análisis, también recogimos
en el hospital la documentación, mediante
la cual pudimos inscribir a la niña
en el Registro Civil. Allí recibimos su
partida de nacimiento con el comentario:
“La niña nació muerta”. En el hospital nos
dieron también un impreso con la autoriza-
ción para la funeraria encargada del entie-
rro. Despedimos a Lucía en el cementerio
de nuestra parroquia. Nuestros hijos espe-
raban a su hermana junto con nosotros, así
que la despedida tuvo una gran importan-
cia para ellos. Sabían que mamá estaba
embarazada y que había un bebé... Hacían
preguntas sobre lo que había pasado. Que-
rían saber si nos íbamos a poner de luto
y si habría entierro... Para un niño todo
núm. 1-2011 • 41
 testimonio testimonio

resulta sencillo: todas las cosas tienen su

principio y también deberían tener su fin.
¿Por qué los adultos nos estamos compli-
cando tanto la vida? Son los niños quienes
nos vuelven conscientes del gran sentido
que tiene el entierro de un bebé no nacido.
A todos los padres les resultaría más facil
resignarse con esa pérdida si hubieran
cumplido con sus obligaciones, y si toda
la familia puede reunirse en el cementerio
alrededor de su tumba, tal y como se hace
cuando muere otro miembro de la familia.
Nos despedimos de Lucía en este mundo,
pero estamos seguros de que, siendo una
no nacida, es la primera de nuestra familia
que mira el rostro de nuestro Señor bon-
dadoso y reza por nosotros. Ahora tene-
mos tres hijos: dos que están con nosotros
y una niña en el Cielo.

Hemos decidido contar nuestra histo-

ria, para que todos sepan que resulta posible
despedir dignamente a un hijo no nacido.
Queremos que nuestra historia sirva tam-
bién a otra gente. Creemos que la muerte
de nuestra hija puede consolar a los que
no son capaces de resignarse a la pérdida
de un hijo muerto antes de nacer, sobre “Quisiera decirles, con toda
todo por no haber visto reconocida la dig-
la responsabilidad, una cosa:
Fot. Archivo de Amaos

nidad, tanto del niño como la suya propia,

y por no haber podido enterrar a sus hijos,
los cuales no fueron tratados como seres
el divorcio es la puerta al infierno”.
humanos (¡y todo en contra de la Ley!).

El divorcio
De momento no existen unos trámites
adecuados en los hospitales, y no se sabe
qué hacer cuando uno se encuentra en una
situación como la nuestra. Quizás cambie

algo gracias a nuestra historia...
Los niños no nacidos son personas
y tienen todos los derechos. En nues-
tro caso, una niña muerta en la séptima
semana del embarazo, conforme a la Ley
polaca, fue considerada como una ciuda-
dana y un ser humano. Pero sólo de los
métodos de diagnóstico dependerá en qué
momento va a  ser posible confirmar
el sexo, es decir, fijar siguiendo el actual
marco legal la condición de ser humano
de los niños no nacidos. ¿Quizás esto aca-
bará siendo posible ya para la fase más
elemental del embarazo, en el momento
de la concepción? La genética se basa
en hechos incuestionables. No se trata
de  una fe, sino de  pruebas científicas.
Recordemos que un documento expe-
dido por el Registro Civil constituye una
prueba legal de que un niño fue inscrito.
Mariusz y Camila
es la puerta al infierno
Soy el típico caso de una persona con estudios universitarios y con
un cargo de bastante responsabilidad, pero que no tiene sabiduría
para vivir. La formación y la verdadera sabiduría son dos cosas
totalmente distintas. Ahora sé que una vida llena de sabiduría
es la que tiene a Dios en el centro. No siempre fue así...
Hasta hace poco, había definido al otro... Yo me aparté de la Iglesia
el comienzo de mi matrimonio como durante muchos años; mi marido bebía
una “atracción fatal”. Durante unos cada vez más y dejó de tener interés por
años, mi marido y yo éramos un matri- la familia.
monio normal: ni bueno, ni malo. Me En 1989, mi cuñado murió en un
acuerdo de lo emotiva que fue para mí accidente y ese fue el punto de inflexión.
la Primera Comunión de nuestro hijo. Empecé a hacerme preguntas sobre
Después, desgraciadamente, fuimos el sentido de la vida humana. En aque-
rodando cuesta abajo en nuestra vida. lla época nadie ni nada me daban
Cada vez éramos más extraños el uno la respuesta y, como la naturaleza odia

42 • núm. 1-2011
 testimonio

vez más. Pasé por el infierno de la mujer

de un alcohólico: escenas y peleas
de borracho, intervenciones de la poli-
cía, miedo, dificultades económicas y una
conciencia que me acompañaba siempre,
la del sufrimiento de nuestro hijo... Todo
el mundo me intentaba convencer de que
acabara con ese matrimonio. De manera
que pedí el divorcio, viendo en él la opor-
tunidad de llevar una vida normal, tanto
para mí, como para mi hijo.
Hasta cierto punto, fue debido a Piotr,
mi hijo, por quien empezó el gran cam-
bio. En noviembre de 2005 le pidieron ser
padrino de un niño y necesitaba el corres-
pondiente certificado de la parroquia. Fui
a ver al párroco y tuve que hacer frente
a muchas palabras muy duras: que si yo
no iba a Misa; que si hacía tiempo que
no habíamos recibido al párroco durante
la visita pastoral anual en Navidades; que
si nunca nos había visto ni a mi marido ni

Fot. Archivo de Amaos

el vacío, comencé a buscarla en las reli-
giones orientales y  a  conocer la  filosofía
del pensamiento positivo; en una palabra:
empecé a crear la realidad a mi manera.
Estuve en los templos hindúes de Polonia,
participé en el cumpleaños del maestro
espiritual, el gurú Krishna Kshetra Pra-
bhu en Wrocław (al suroeste de Polonia),
y hasta recibí en casa a bhaktas, es decir,
devotos de Krishna. Me fascinaba lo dife-
rente que era aquella religión y aquella
cultura. Leía muchísimo. Me acuerdo
de que quería cambiar mi corazón, conver-
tirme en una persona tranquila, moderada,
buena y dulce. En vano... Tenía el deseo,
pero no cambiaba. Mis reacciones eran
muy rápidas, dictadas por las emociones.
Perfeccionarse cada vez más resulta algo
muy importante en todas las religiones,
pero se me quedaba sin respuesta la pre-
gunta de cómo conseguirlo. Creía en Dios
y lo anhelaba, pero entonces me parecía
lejano e inalcanzable.
En mi familia las cosas iban de mal
en peor. Mi marido contrajo muchísimas
deudas, su empresa quebró y él bebía cada
a mí juntos en Misa... Había muchas cosas
ciertas en lo que decía. Eso me dolió. Por
muy estúpido que suene, decidí llevarle
la contraria al párroco e ir a Misa todos los
días, para que se hartara de verme. Y así
fue cómo empezó todo.
Oír Misa se convirtió para mí en algo
extraordinario, un misterio sobrenatu-
ral, el encuentro del Cielo con la tierra.
La fe viene por escuchar, y yo escuchaba
y escuchaba y escuchaba. Recobré mis
ojos y mis oídos. La Palabra que escu-
chaba en la iglesia portaba alegría, espe-
ranza y amor. Era como un bálsamo para
mi alma marchitada. Me decían que Dios
me amaba, que me había amado todo
aquel tiempo, que desea mi bien, mi feli-
cidad, que me perdona y yo sólo debo
dejar de pecar. Decidí ir a Misa todos
los días durante un año, para recordarlo
y ordenarlo todo.
Una cosa sé seguro: había en mí un
deseo sincero de vida cristiana. Di con
un ciclo de catequesis del Camino Neo-
catecumenal en mi parroquia. Me llamó
la atención su anuncio: “Si  tu  relación
se está deshaciendo, si quieres conocer
a Jesucristo: ven”. Yo quería conocerlo.
El contacto con la Palabra de Dios viva
me hizo comprender lo que era la fe y me
ayudó a soportar con mayor tranquilidad
la muerte de mi madre. Estar con la gente
de la comunidad me dio fuerzas para reti-
rar la demanda de divorcio y para perdonar
a mi marido. Al principio, cuando Marek,
nuestro catequista, me dijo que debía per-
donarlo y pedirle que me perdonara a mí
también, pensé que se había vuelto loco.
Sólo se puede conquistar
y cambiar a otra persona
– por muy miserable, mala
y corrompida que esté –,
a través del amor
Pensé para mis adentros: “¿Y qué puede
saber este hombre de mí y de mis proble-
mas?”. Estaba convencida de que era mi
marido quien tenía que pedirme perdón,
y de rodillas. Pero había algo que me hizo
arriesgarme, armarme de valor y tener
confianza. Sin límites y hasta el final. Me
di cuenta de que yo también llevaba una
parte de la culpa. Más de una vez había
herido a mi marido con mis palabras, con
mi falta de cariño y de empatía. Com-
prendí lo que significaba: “…dejar que
Jesucristo nazca en mi corazón”; y lo que
querían decir aquellas palabras, repetidas
tan a menudo, las de “morir por el otro”;
es decir, abandonar las razones de uno
mismo, de su ego, sus aspiraciones egoís-
tas, que tienen por único objetivo la propia
satisfacción. Recuerdo la sorpresa del tri-
bunal del juzgado, cuando en el juicio por
maltrato físico y moral que se celebró, mi
hijo y  yo afirmamos que perdonábamos
a mi marido y que pedíamos la anulación
del caso. Todos se quedaron perplejos:
el juez, los amigos y la familia. Mi hijo
Piotr y yo estábamos felices. Nos había-
mos quitado un gran peso del corazón.

núm. 1-2011 • 43
 testimonio
Pedí perdón a mi marido
y empecé a mirarlo con
unos ojos diferentes:
como a un hermano
en la fe
Recuerdo cuánto odio, rechazo
y rabia había sentido contra mi marido
y contra el mundo entero. Recuerdo
aquella conciencia, terriblemente aplas-
tante, de una “vida perdida”. Y recuerdo
que, cuando invité a Jesucristo a entrar
en mi vida, todos los sentimientos nega-
tivos que llevaba en mi corazón se aca-
llaron. “Vengan a mí todos los que están
afligidos y agobiados, y yo los aliviaré”
(Mt 11, 28).
Sentí, casi físicamente, la profunda
verdad de esas palabras. Comprendí
que cada una de las palabras pronun-
ciadas por Jesucristo eran el Camino,
la Verdad y la Vida. Si queremos que Su
Palabra cambie nuestra vida, tenemos
que tratarla como unas instrucciones
que aplicar y que realizar con exactitud.
Como los apóstoles, que salieron toda
la noche de pesca y no pescaron nada,
pero cuando echaron la red exactamente
donde y según Jesús les dijo, la red casi
se rompe por la abundancia de peces.
Sólo se puede conquistar y cambiar
a  otra persona ―por muy miserable,
mala y  corrompida que esté―, a  tra-
vés del amor. Eso fue lo que me enseñó
Jesús y lo que Él esperaba de mí. Hice
algo de lo que no habría sido capaz,
si no hubiera sido por Su poder. Cuanto
más conocía a Jesús, más encanto tenía
para mí. Tenía tantas ganas de seguir Sus
pasos y de parecerme a Él, aunque sólo
fuera un poco. En la admiración siempre
hay una parte de deseo de imitar.
Pedí perdón a mi marido y empecé
a mirarlo con unos ojos diferentes: como
a un hermano en la fe. Su sorpresa fue
absoluta... Se dio cuenta de que yo había
cambiado; empezó a venir a Misa con-
migo y se confesó, al cabo de un mon-
tón y pico años. Ahora vamos juntos
a la Eucaristía del Camino Neocate-
cumenal. Sus relaciones con nuestro
hijo han cambiado: es más responsa-
ble, más templado, más tranquilo. Por
tercer año consecutivo ya, ha dejado
de beber. Habla con respeto de los sacer-
dotes. Hacemos muchas cosas juntos
y hablamos mucho. Nuestros problemas
44 • núm. 1-2011
Fot. Archivo de Amaos
los llevamos también a los encuentros
de oración y a los retiros para matrimo-
nios “Caná”. Eso nos ha brindado una
sensación muy especial de unión y ha
puesto más cariño en nuestra relación.
Allí, entre los amigos de Jesús de Naza-
ret, comprendimos qué es el matrimonio
sacramental, qué es estar juntos en lo
bueno y en lo malo, y qué es el amor
en  el  matrimonio. De  nuevo ―y  esta
vez, con plena conciencia de  ello―,
invitamos a Jesucristo a nuestra vida
y Él hizo un milagro, como en Caná.
Soñamos con que nuestro hijo vea
en nosotros a unas personas transforma-
das por Dios, afectuosas y buenas entre
los dos y con todos los demás; a perso-
nas que viven el Evangelio. Creo que
nuestro testimonio es para él la señal
más fidedigna, la prueba de la existencia
y de la acción de Dios.
Superar esa situación en la cual
se encontraba nuestra familia sólo ha
sido posible gracias a  Dios. “Porque
mi yugo es suave” (Mt 11,30), dice
Jesús. Eso es totalmente cierto. Noso-
tros lo hemos experimentado. Entende-
mos qué es lo que realmente importa, lo
que no tiene precio en la vida humana:
es Dios, la familia y una relación afec-
tuosa con la gente.
A todos los que se encuentran con
problemas en su matrimonio, quisiera
decirles con toda la responsabilidad:
el divorcio es la puerta al infierno. Hay
que acordarse de ello. A los ojos de Dios,
cada matrimonio es sagrado, es indiso-
luble y merece la pena sacrificarlo todo
para salvarlo. Todo. Dios nunca deja
abandonado al hombre. Nunca.
Kasia B.
La esperanza da al ser
humano fuerzas para
vivir. Uno de los desafíos
de la cristiandad es dársela
al mundo. Para poder hacerlo,
nosotros mismos tenemos que
poseerla.
En los Hechos de  los Apóstoles
(27, 9-27) podemos leer sobre la situa-
ción en que se encontró un barco
que iba a Roma con el apóstol Pablo
a bordo. A pesar de las advertencias
de San Pablo, el barco empezó su viaje
en el otoño ya avanzado y, como con-
secuencia de ello, se encontró en medio
de una gran tormenta. Al principio,
los marineros se esforzaron por salvar
el barco, pero en seguida se vieron for-
zados a echar por la borda los aparejos
del mismo, al igual que el cargamento.
Pasados muchos días en que la tormenta
no dejaba de arreciar, empezaron a per-
der la esperanza (v. 20). No se podía
hacer nada más y ya no les quedaba
esperanza ni de que cambiara el tiempo,
ni de que el barco se salvara. Fue en ese
momento cuando Pablo se dirigió a los
marineros, procurándoles ánimo. A pri-
mera vista, sus palabras no transmitían
ninguna esperanza: Pablo empezó por
ofrecerles una advertencia y anunció
el hundimiento del barco. No olvide-
mos que Pablo era judío y es posible que
hubiera podido hablar sarcásticamente,
empleando estas palabras: “¡Escuchad!
Tengo para vosotros una noticia buena
y otra que es mala: este barco se va
a hundir, pero vosotros os vais a sal-
var”. No obstante, antes de comunicár-
selo, tuvo que decirle a esa gente que
no habían tenido razón y que tenían que
reconocer su error. Si hubieran seguido
el consejo de Pablo, nunca habría
habido problemas.
Merece la pena fijarse en la persona
a la que escuchó el centurión, mien-
tras se estaba tomando a la ligera las
advertencias del apóstol. Los versícu-
los 21, 11-12 nos informan de que trató
más en serio lo que le dijo el timonel.
Al fin y al cabo, suponía que un timo-
nel debía ser un especialista en valorar
las diversas condiciones del tiempo.
El centurión también se fijó en lo que
dijo el propietario del barco. Como
“Y la esperanza
no quedará defraudada”
es sabido, los hombres ricos siempre lle-
van toda la razón. Al fin y al cabo, escu-
chó la voz de la mayoría (una mayoría
no podía equivocarse). Sin embargo,
resultó que ni el dinero, ni la experien-
cia, ni una votación democrática podían
salvar el barco del arreciante huracán.
Sin embargo, sólo les faltaba escuchar
la voz de Dios, el cual se estaba sirviendo
de la persona de San Pablo.
Es fácil observar que las sociedades
occidentales de hoy actúan como ese cen-
turión. Al no dar importancia a la Palabra
de Dios y rechazar las soluciones bíblicas
que se ofrecen a varios problemas huma-
nos, muchos países no reconocen ninguna
autoridad que no sean el dinero y el éxito,
apoyados por la voz de la mayoría. Parece
como si la gente haya olvidado cuál
es el fin último de la vida en este mundo
y se han dejado llevar por la ilusión
de que el dinero, la ciencia y la tecnología
son la meta y la razón de su existir. Por
eso, frente a la crisis económica, al calen-
tamiento global, los cataclismos, las epi-
demias y otros “huracanes”, la gente
deposita toda su esperanza en sí misma.
Sin embargo, Pablo dirige a todos su
mensaje de una verdadera esperanza: los
esfuerzos no sirven para nada, el barco
se va a hundir, pero nosotros nos vamos
Fot. Archivo de Amaos
a salvar.
Antes de que Pablo revelara a sus
compañeros de viaje esa esperanza, pri-
mero tuvo que advertirles con severidad:
“Teníais que haberme escuchado más
al principio”. Se trata de que el hombre,
antes de aprovecharse de la esperanza
dada por Dios, tiene que reconocer su
error. Tengo que reconocer que no tenía
razón cuando me ajustaba a lo que decía
la gente, después cambiar mi actitud
y empezar a escuchar a Dios. Mis com-
patriotas judíos, cuando se enteran de que
creo en Jesús, el Mesías judío, me pre-
guntan a menudo: “¿Quieres decir que tú
tienes toda la razón, mientras que todos
nuestros sabios y rabinos, que no cre-
yeron en  Cristo, han estado equivoca-
dos durante más de dos mil años?” Y les
Fot. Archivo de Amaos
(Rom 5, 5)
contesto: “¡Eso es exactamente lo que
quiero decir! Estábamos equivocados,
¡pero ahora es tiempo para que lo reco-
nozcamos y empecemos a escuchar a Dios
y no lo que diga la gente!”. ¡Cuanto antes
lo hagamos, menos pérdidas sufriremos!
Volvamos a Los Hechos. ¿Cómo sabía
Pablo que tenía razón? Pues él mismo
lo explica, refiriéndose a  Dios, a  quien
servía y a quien pertenecía. El sentido
de la vida de Pablo era servir a Dios a tra-
vés de Jesús, mientras que la meta de su
viaje era evangelizar Roma, de acuerdo
con el proyecto del Señor. El plan de Dios
no podía fracasar. Un fracaso así nunca
hubiera sido posible y Pablo ni siquiera
pensó que podía ser de otra manera.
Los planes de Dios se tienen que
realizar, independientemente de cómo
se comporte la gente. Ni los errores huma-
nos más estúpidos, ni la oposición del
Se trata de que
el hombre, antes
de aprovecharse
de la esperanza dada
por Dios, tiene que
reconocer su error. Tengo
que reconocer que no
tenía razón cuando me
ajustaba a lo que decía
la gente, después cambiar
mi actitud y empezar
a escuchar a Dios
núm. 1-2011 • 45

Basta con que confesemos
nuestros pecados,
reconozcamos los
errores que hemos
cometido hasta hoy
y le entreguemos nuestra
confianza a Jesús.
Entonces nos salvaremos.
Y es más: gozaremos
de una esperanza
ser humano, por muy poderosa que sea,
pueden impedir que los planes de Dios
se realicen. El razonamiento de Pablo
era muy simple: Tengo una cita prevista
en Roma y tengo que llegar allí. Voso-
tros me acompañáis, así que conmigo
llegaréis a  Roma. La  misión confiada
por Dios a Pablo, quien Le servía, cons-
tituye la explicación del porqué del sal-
vamento de la tripulación.
Hoy también disponemos de la Pala-
bra de Dios, que es la Verdad. Esta
Palabra ofrece una esperanza infali-
ble. Es la vida eterna, de la cual a tra-
vés de Cristo pueden participar todos
los que crean en Él. No pasa nada
si nuestro mercado está en crisis. No
pasa nada si nuestras sociedades fraca-
san por la falta de moral. No pasa nada
si nuestros cuerpos envejecen y padecen
enfermedades. Todo esto no es más que
“el barco que se tiene que hundir”, pero
nosotros no vamos a fracasar junto con
la economía, ni a morir cuando se mue-
ran nuestros cuerpos. Basta con que
confesemos nuestros pecados, reconoz-
camos los errores que hemos cometido
hasta hoy y le entreguemos nuestra con-
fianza a Jesús. Entonces nos salvaremos.
Y es más: gozaremos de una esperanza
que podremos compartir eficazmente
con los demás, dando ánimos a los des-
esperados y mostrándoles la solución
en las situaciones más complejas. Esta
solución es Jesús. Y si Jesús nos ha con-
solado a nosotros y la fe en Él nos llenó
de esperanza, no podemos guardarla
tan sólo para nosotros mismos. Tene-
mos la obligación, como San Pablo,
de hablar de la esperanza a los que depo-
sitan su confianza en  unas autoridades
falsas, que luego llevan por el camino
de la amargura...
Avy Snyder
Director del servicio
“Judíos para Jesús” en Europa
46 • núm. 1-2011
Peligros para el alma
¡Cuidado,
bioenergoterapia!
En Polonia están activos actualmente entre 50 y 70 mil
“curanderos” de todo género. Se han creado centros
de medicina natural o medicina alternativa, etc. Estas formas
de actividad despiertan gran interés. Lo maravilloso, lo misterioso
y los aparentamente rápidos efectos de estas “terapias” atraen
también a los que se declaran fieles de Cristo.
Un misionero, después de pasar se pretende domesticar potencias ocul-
años fuera de Polonia, volvió a su tas para ponerlas a su servicio y obtener
país y se extrañaba mucho al ver que un poder sobrenatural sobre el prójimo
en dicho país, con una milenaria tradi- —aunque sea para procurar la salud—,
ción cristiana, podía florecer algo con- son gravemente contrarias a la virtud
tra lo que él mismo luchaba en África: de la religión”. (2117).
el chamanismo y la curandería mágica. La gente argumenta que hasta Jesús
Uno de los exorcistas de la Archidió- mismo curaba a los enfermos ponién-
cesis de Katowice declara que, nor- doles las manos sobre sus cuerpos.
malmente, de cada diez personas Los apóstoles también lo hacían. Tam-
por las que reza, nueve habían acu- bién es verdad que Jesús hace milagros
dido a un bioenergoterapeuta o a otro incluso hoy, y puede conceder, a los
“curandero”... que creen en Él, el carisma de sanación
a través del poder del Espíritu Santo.
¿Qué espíritu? San Pablo trata el tema del don de curar
en la I Carta a los Corintios (12, 9).
Entre los enfermos hay mucha Jesús concede este carisma en  benefi-
gente que, incitada por otros a quienes cio de toda la comunidad de la Iglesia.
“les ayudó”, a veces de forma deses- La persona que goza de él, no es más
perada, acuden al denominado “ener- que un intermediario que transmite un
goterapeuta”. Acuden para recibir don del Espíritu Santo. A la vez, las
ayuda, por eso se abren con toda con- sanaciones son señales de la presen-
fianza a lo que diga y haga ese “terau- cia de Dios y de su acción. De ahí que
peuta”. Un “curandero”, en la mayoría surga la pregunta de si los bioenergo-
de los casos, pone las manos encima terapeutas transmiten al Espíritu Santo
de su cliente, transmitiéndole (así y si están curando gracias a Su poder.
se lo explica), “una energía sanadora”. ¿Quizás se trata de otro espíritu?
Se supone que desempeña la función La realidad invisible espiritual para los
de canal para “la energía cósmica”. ojos humanos resulta increíblemente
Hasta hoy día, nadie ha logrado anali- variada. Hay diversos espíritus: bue-
zar científicamente qué tipo de energía nos y malos. Existe el Espíritu Santo,
es y si lo es en realidad. La gente suele pero también está satanás, los ángeles
creer simplemente en las palabras del
“curandero”. Se  tiene más confianza ¿Podríamos imaginarnos
en él que en Dios... En el Catecismo a San Francisco de Asís
de la Iglesia Católica, cuando se habla o al Padre Pío recibiendo
del primer Mandamiento del Decálogo,
leemos: “Todas las prácticas de magia a enfermos en masa
o de hechicería mediante las que y empleando un cajero?

Fot. Archivo de Amaos
y los demonios. En La Biblia se mencio-
nan también el espíritu de vértigo (Is 19,
14), el espíritu de prostitución (Os 4, 12),
el espíritu de mentira (Primer Libro de los
Reyes 22, 23), el espíritu de la falsa ins-
piración (Primera Carta de San Juan 4, 6)
y otros.
Un creyente debe ser como templo del
Espíritu Santo. Es Él quien debería per-
manecer en el interior del ser humano,
orientarle, inspirarle y darle su luz. No
obstante, el hombre también puede ser,
si lo consiente, lugar de residencia de espí-
ritus malos. El grado de maldad depende
de su naturaleza. Los espíritus malos
orientan los pensamientos y las acciones
del hombre, atormentándolo y destruyén-
dolo, porque esta es la naturaleza de los
epíritus malos. Jesús expulsó siete demo-
nios de María Magdalena y liberó al ende-
moniado geraseno poseído por toda una
legión (Marcos 5, 1-16).
Con el poder de los demonios
Hay que recordar que las cosas mara-
villosas y espectaculares (incluidas las
sanaciones aparentes), pueden realizarse
mediante el poder del demonio. En Los
Hechos de  los Apóstoles se menciona
el siguiente caso: “Desde hacía un tiempo,
vivía en esa ciudad un hombre llamado
Simón, el cual con sus artes mágicas tenía
deslumbrados a los samaritanos y preten-
día ser un gran personaje. Todos, desde
Fot. Archivo de Amaos
el más pequeño al más grande, lo seguían
y decían: «Este hombre es la Fuerza
de Dios, esa que es llamada Grande»”.
(Hechos de los Apóstoles, 8, 9-10). Simón
se dedicaba a la magia negra, es decir:
había establecido contacto con satanás.
Este último, mediante aquel hombre,
hacía cosas que maravillaban a la gente,
la cual fácilmente se dejó llevar por las
apariencias. “Este hombre es la Fuerza
de Dios”, decían del que actuaba con
el poder de Satanás.
¿No estaremos cometiendo hoy
a veces el mismo error? Es fácil caer
en la trampa, sobre todo cuando en la con-
sulta del “curandero” hay una cruz o una
imagen santa. El diablo es muy astuto.
Incluso puede engañar al propio “curan-
dero”, quien pensará que es alguien fuera
de lo común e incluso escogido por Dios.
Peligros para el alma
La gente se dejó llevar
fácilmente por las
apariencias. “Este hombre
es la Fuerza de Dios”,
decían del que actuaba
con el poder de Satanás
No resulta nada difícil seguir la voz del
tentador. Lo de “curar” le hace consciente
de un gran poder sobre la suerte de otro.
El “curandero” empieza pensar que él
mismo es Dios.
El padre Joseph-Marie Verlinde, hoy
sacerdote, pero que de joven fue devoto
alumno de un gurú hindú y que luego
se hizo famoso en Bélgica como ener-
goterapeuta, ofrece un testimonio inte-
resante: “Encontrándome en estado
de pasividad como médium, dejaba que
el diablo se sirviera de mí. No estaba
poseído, porque mientras ejercía todas
esas prácticas ocultistas, participaba
a diario en la Santa Misa, rezaba el rosa-
rio y celebraba todas las prácticas pia-
dosas que me eran conocidas, lo cual
no hubiera sido posible en el caso de un
poseído”. El padre Joseph-Marie recuerda
que, cuando en su mente surgieron dudas
acerca del origen de su capacidad de curar
(¿provenían de Dios?), sus amigos procu-
raban convencerlo de que, como estaba
ayudando a la gente, no podía ser de otra
manera. Sin embargo, la total liberación
de  las influencias del demonio que esta-
ban en él tuvo lugar después de nueve
años de oraciones y exorcismos. Dijo
en ese momento que había perdido
núm. 1-2011 • 47
 Peligros para el alma
Fot. Archivo de Amaos
la capacidad de “curar”.
A veces nos llegan opiniones del tipo:
“Él me ayudó. Estaba enferma y ahora
estoy sana”. No obstante, un testimo-
nio así no tiene el valor de prueba de que
el “curandero” haya ayudado de verdad.
El padre Joseph-Marie Verlinde, junto
con un grupo de científicos de la Univer-
sidad de Lyon, durante un largo periodo
de tiempo realizó exámenes de perso-
nas que se habían sometido a la bioener-
goterapia. Se descubrieron las siguientes
regularidades:
A veces las personas que se sintieron
curadas, pasado algún tiempo, padecie-
ron otras enfermedades, más peligrosas.
Hubo también casos de muerte, una vez
terminada la “terapia”. (En la noche del 8
de octubre de 1989, después de una sesión
ofrecida por el famoso curandero ruso
Anatoly Kashpirovsky, en Moscú murie-
ron cuatro veces más personas que en otros
días. ¿Había sido una casualidad?).
Se observaron consecuencias nega-
tivas de la energoterapia sobre la psique
humana: inquietud, miedos, depresiones,
pensamientos suicidas, inclinación a las
disputas, agresividad, etc.
También se notaron unas repercusio-
nes negativas de índole espiritual: reite-
rados pensamientos blasfemos, descuido
de la oración y negligencia de otras prác-
ticas religiosas, aversión hacia lo sagrado,
tormentos demoníacos y de otro tipo.
Si quisiéramos decir con qué eficacia
cura ese o aquel “curandero”, tendríamos
que llevar a cabo unas investigaciones
tan largas, variadas y detalladas, como
las que tienen lugar antes de introdu-
cir nuevos medicamentos en el mercado.
48 • núm. 1-2011
Las sanaciones que
leemos en las páginas
de la Sagrada Escritura,
nunca están vinculadas
con ningún tipo de pago.
Jesús, dándoles a sus
apóstoles el carisma
de curar, les dijo:
“[...] ustedes han
recibido gratuitamente,
den también
gratuitamente” (Mt 10, 8)
Algunos “curanderos” disponen de un
permiso para llevar sus negocios, pero
deberíamos preguntarnos si les fue otor-
gado a raíz de unos sólidos análisis cien-
tíficos, o si el registro se llevó a cabo tan
sólo para que pudieran cumplir con sus
obligaciones fiscales. No hay que ignorar
que los “curanderos” cobran bastante por
sus servicios, lo cual resulta muy signifi-
cativo. Las sanaciones que leemos en las
páginas de la Sagrada Escritura, nunca
están vinculadas con ningún tipo de pago.
Jesús, dándoles a sus apóstoles el carisma
de curar, les dijo: “[...] ustedes han reci-
bido gratuitamente, den también gratuita-
mente” (Mt 10, 8).
¿Podríamos imaginarnos a San Fran-
cisco de Asís o al Padre Pío recibiendo
a enfermos en masa y empleando un
cajero?
Los Hechos de  los Apóstoles descri-
ben también otro acontecimiento signifi-
cativo, relacionado con el ya mencionado
Simón el Mago: “Al ver que por la impo-
sición de las manos de los Apóstoles
se  confería el  Espíritu Santo, Simón les
ofreció dinero, diciéndoles: «Les ruego
que me den ese poder a mí también, para
que aquel a quien yo imponga las manos
reciba el  Espíritu Santo». Pedro le con-
testó: «Maldito sea tu dinero y tú mismo,
Porque has creído que el don de Dios
se compra con dinero. [...]” (He 8, 18-20).
Tampoco se puede comprar el don
divino de curar. A pesar de ello,
en la prensa y en Internet hay mucha
publicidad de cursos para los “curande-
ros”. Esta tentación también atrae mucho.
Parece que en tan sólo una semana
(a menudo después de unas ceremonias
de iniciación, oraciones de gurús y ritos
especiales), uno puede llegar a manejar
capacidades de las que dispone un médico
tras seis años de difíciles estudios. Parece
que también se puede ganar en un día lo
mismo que cobraría un médico en un mes.
En realidad, esos cursos suelen ser un sim-
ple engaño, y es mejor que así sea. Peor
sería si el participante del curso se con-
vierte en un mago o chamán, herramienta
y canal de los espíritus malignos.
¿Qué hacer en la enfermedad?
Sobre lo que un seguidor de Cristo
debería hacer mientras esté enfermo, Dios
habla en los tres fragmentos que citamos
más abajo y damos como ejemplo:
Si  estás enfermo, hijo mío, no seas
negligente, ruega al Señor, y él te sanará.
No incurras en falta, enmienda tu con-
ducta y  purifica tu  corazón de  todo
pecado. Ofrece el suave aroma y el memo-
rial de harina, presenta una rica ofrenda,
como si fuera la última. Después, deja
actuar al médico, porque el Señor lo creó;
que no se aparte de ti, porque lo necesitas
(Eclesiástico 38, 9-12);
Si está enfermo, que llame a los pres-
bíteros de  la  Iglesia, para que oren por
él y lo unjan con óleo en el nombre del
Señor. La  oración que nace de  la  fe sal-
vará al  enfermo, el  Señor lo aliviará,
y si tuviera pecados, le serán perdonados
(Carta de Santiago 5, 14-15);
Entonces se le acercó por detrás una
mujer que padecía de hemorragias desde
hacía doce años, y le tocó los flecos de su
manto, pensando: «Con sólo tocar su
manto, quedaré curada». Jesús se dio
la vuelta, y al verla, le dijo: «Ten confianza,
hija, tu fe te ha salvado». Y desde ese ins-
tante la mujer quedó curada (Mt 9, 20-22).
Hay que pedir la curación en una
oración encendida y  llena de  confianza.
Peligros para el alma testimonio

No hay
También otros, incluidos los sacerdotes,
deberían rezar por la salud del enfermo.
Jesús sana también en los sacramentos.

cosas imposibles
En el sacramento de la Penitencia, en la Con-
fesión, porque una enfermedad puede venir
causada por algún pecado (este tema tam-
bién es  tratado por San Juan; Jn 5, 14).
Por eso la conversión del corazón resulta
imprescindible. El sacramento de la Unción
de  Enfermos fue instituido ―tal y  como
refleja su nombre― para sanar y fortalecer
a los enfermos. En la Eucaristía cada uno
está todavía más cerca de Jesús que aque-
lla mujer que sufría de hemorragias, pero no
hay que dejar de creer. (Tenía razón quien
dijo que, cuando le fe en Cristo se vuelve
más débil, uno empieza a creer en cual-
quier cosa). Dios nos da médicos para que
busquemos la sanación en sus capacida-
des: médicos y no hechiceros. En la Biblia
se condena la magia reiteradamente.

Salir del problema

¿Qué hacer si alguien ha acudido

a la denominada medicina no convencio-
nal y, como consecuencia de ello, se ha
metido en prácticas ocultistas? Es posible
entrar en relaciones ocultistas sin ser cons-
ciente de ello, igual que uno puede infectarse
de una enfermedad contagiosa. Seremos
menos insensatos si nos esforzamos por
profundizar nuestro conocimiento sobre En una de las
los peligros espirituales mediante la lec- fiestas de “Oasis”
tura de libros y prensa católicos, por ejem-
plo. La lectura empieza a tener hoy una gran
me fijé en una chica
importancia. Sobre los peligros del ocul- desconocida. No le
tismo no se habla ni escribe en los medios
de comunicación ateos, sino que ocurre todo
pedí su número
lo contrario: en ellos se divulga y se le hace de teléfono y para
publicidad. Si alguien ha acudido alguna volver a verla, iba
vez a un bioenergoterapeuta, debería con-
fesarlo en el sacramento de la Penitencia
todos los días a Misa
(que resulta un exorcismo eficaz), sobre
todo si ha observado algún síntoma inquie-
tante. En una situación así, debería renunciar
al mal mediante algunas palabras sencillas, Fot. Archivo de Amaos
por ejemplo: “Reniego de satanás y de todos
los vínculos ocultistas, si es que hay algu- Para que pueda presentar aquí de mis mejores amigos del colegio.
nos que me unan con algún ser. Me entrego todo mi testimonio, tengo que remon- Algo que hasta entonces estaba como
a Jesús, que es mi Salvador y mi Señor”. tarme a los tiempos en que empecé a ir vetado para mí, de repente se puso
Aprovechar las diferentes prácticas al colegio. Fue entonces cuando mis a mi alcance. En aquel tiempo no
de la llamada “medicina no convencional” amigos me contaban historias sobre sabía que la pornografía y la mastur-
conlleva grandes peligros físicos, psíquicos sus primeras experiencias, las cuales bación iban a convertirse en un pro-
y espirituales. Pensar que “si no me ayuda, les permitían “apartarse” de un mundo blema contra el cual lucharía en vano
tampoco me va a hacer daña”, a veces cons- infantil de piezas de Lego y dibujos hasta que, finalmente, pude decir que
tituye un error fatal. animados, y acercarse a lo que está el pecado resultó vencido.
marcado con la etiqueta “para adul- El momento en que hice el exa-
Padre Wojciech Mainka OFM tos”. Me resultaba muy difícil resis- men de reválida para terminar el cole-
tirme a lo que contaban los relatos gio y entrar en el instituto, fue un

núm. 1-2011 • 49
 testimonio
tiempo lleno de desafíos: de repente murió
mi padre y nuestra familia tenía que hacer
frente a múltiples problemas relacionados
con el cierre de sus negocios. Teníamos
que cuidar de nuestra madre y encontrar
cierto equilibrio tras la repentina pér-
dida del cabeza de familia. Para mí fue
un momento especial de acercamiento
a la religión. Hasta aquel momento era
un “católico de los domingos” y tampoco
quería entrar en ningún grupo cristiano.
Y aunque mi hermano mayor me llevaba
a veces a las reuniones “Oasis” del Movi-
miento Luz-Vida, y participa en retiros
durante las vacaciones, no me lo tomaba
en serio y tampoco trataba en serio
a la gente de aquellos círculos. Todo cam-
bió cuando en una de las fiestas de “Oasis”
me fijé en  una chica desconocida. No le
pedí su número de teléfono y para verla
iba todos los días a Misa, pensando que
a lo mejor ella estuviera allí a menudo. Iba
e iba, hasta que en un momento dado me
di cuenta de que la había olvidado y que,
en cambio, hice mi relación con Dios
mucho más profunda.
En ese tiempo tenía lugar en mi parro-
quia un ciclo de encuentros previsto para
ocho semanas, bajo el lema “Semina-
rio de la Fe”. Ese ciclo, que se inspiraba
en la explosión de la oración tras el falle-
cimiento del papa Juan Pablo II, en abril
de 2005, tenía por objetivo sentar las bases
de la Escuela de la Nueva Evangelización,
a través de conferencias y oraciones. Intri-
gado por lo que pudiera pasar, decidí par-
ticipar en las reuniones. Las conferencias
fueron de verdad interesantes y muchos
de los testimonios narrados por los ani-
madores del ciclo calaron hondo en mi
corazón. Aprendí a dirigirme a Dios
de forma más personal y cómo mantener
un contacto espontáneo y natural con Él.
Comprendí que para Dios no hay cosas
imposibles. Cuando el ciclo del Semina-
rio de la Fe llegaba a su fin, nos esperaba
una oración espontánea por los dones del
Espíritu Santo. Cada grupo rezaba por una
persona que voluntariamente los acep-
tara. Pasaban muchas cosas: hubo perso-
nas que pronunciaban profecías, hablaban
en lenguas extranjeras o se desmayaban
por la acción del Espíritu Santo. Decidí
pedir que rezaran por una intención mía.
Lo que oí me asustó mucho... El anima-
dor del grupo dijo: “Sé cuál es  tu  pro-
blema y sabía que ibas a pedir que Dios
quitara de tu corazón la impureza”. Todos
rezamos juntos. Las visiones proféticas
que tuvieron las personas que rezaron por
50 • núm. 1-2011
El Movimiento de los Corazones Puros
Fot. Archivo de Amaos
“No luches solo.
Sé paciente y llegará
el momento en que
Dios te llevará a un
verdadero amor
y apartará de ti tu
problema”
mí me sorprendieron tanto como la frase
que oí al principio. Uno de los partici-
pantes vio a un hombre que subía una
altura con ayuda de una amarra, con los
dientes apretados; estaba muy cansado,
pero perseveraba mientras superaba cada
etapa de su ascensión. El chico con quien
hablé al principio me aseguró que, tarde
o temprano, terminaría aquello contra lo
que luchaba tanto. Sin embargo, añadió
que no iba a pasar de un día para otro.
“No luches contra esto solo. Sé paciente
y llegará el momento en que Dios te lle-
vará a un verdadero amor y apartará de ti
tu problema”.
Acepté lo que oí, pero me hacía esta
pregunta: “Un momento, ¿cómo es posible
que Dios quiera que siga con el pecado
y que no me preocupe?”. Como estaba
muy impaciente por deshacerme de lo que
constituía mi problema ―¡quería rom-
per con mi pecado inmediatamente!―,
rezaba, ayunaba, me confesaba, cada
día rezaba el rosario, la coronilla, acudía
a oraciones por mi sanación, intentaba
resistir… En fin, hacía todo lo que podía,
pero no veía resultados: caía y, después
de cada caída, me sentía muy mal. Aque-
llas no eran las mismas experiencias que
salían de los relatos de mis amigos y tam-
poco se parecían a mis primeras vivencias.
Por un lado, me preguntaba si lo de afir-
mar que “Dios lo puede todo” no sería un
cuento de hadas, y los testimonios de toda
aquella gente, una pura casualidad, igual
que lo que me dijo aquel chico: una frase
sin importancia, que me dijo tan sólo para
consolarme. Por otro lado, pensé que
la paciencia me podía compensar. Decidí
intentar ser paciente.
Desde que tuvo lugar la oración
que he mencionado, pasaron dos años.
Era el año 2007 y seguía desarrollán-
dome en “Oasis”. Incluso pasé a ser ani-
mador, pero no dejé mi pecado. Ya no
luchaba contra él, aunque me sentía fatal.
En aquel tiempo, durante una peregrina-
ción, por primera vez oí hablar del Movi-
miento de los Corazones Puros (MCP).
En un momento de nuestra formación,
vino a nuestro grupo un cura del grupo
“Negro”. Nos habló de la pureza y del
movimiento. Sabía que era algo que me
podía ayudar, pero, por otra parte, sentía
que no estaría a la altura de una lucha que
seguramente perdería y que me sentiría
incluso peor. Fue entonces cuando gracias
a una amiga del grupo conocí a Weronika.
Intercambiamos nuestros datos y después
de volver de la peregrinación empeza-
mos a vernos. Durante todo ese tiempo,
Weronika me hablaba de cómo se vive
la castidad y la importancia que tiene para
la posterior vida en familia (a menudo bro-
meamos que yo estaba aprendido la casti-
dad en cursos de fin de semana). En aquel
momento tenía una actitud escéptica
frente a todo esto, posiblemente porque
sabía qué difícil era la pureza para mí,
casi imposible. Por otra parte, Weronika
me infundía respeto. Me gustaba no sólo
como una hermosa, sensible y delicada
mujer, sino también porque era alguien
que vivía según unos principios bien defi-
nidos, que portaban en sí una gran fuerza
de convicción.
Hoy somos novios. Ahora que estoy
en una relación, he entendido qué impor-
tante resulta, dentro de una relación
sana, eso de guardar la castidad prema-
trimonial. Seguimos aprendiendo cosas
a diario y hemos experimentado muchos
 El Movimiento de los Corazones Puros

La oportunidad
cambios gracias al hecho de estar juntos
(si me hubierais conocido hace un año
o dos, supongo que estaríais viendo ahora

que te da a ti
a alguien totalmente distinto). Estamos
aprendiendo lo importante que es el desa-

Jesucristo.
rrollo espiritual y que Dios puede purificar
el corazón humano de los peores peca-
dos. Dios cumplió con su palabra y ven-
ció el problema contra el cual luchaba
inútilmente durante años, cayendo con El Movimiento de los Corazones Puros (MCP)
dolor. Nunca había pensado que resulta
tan bello mirar a otra persona no como
un objeto sexual, sino como a alguien que
es un ser humano, igual que yo. Tampoco
había pensado que esforzarse por otra per-
sona y pensar en sus necesidades iba a dar
mejores frutos que lo de intentar saciar
mis propios deseos.
Recordando todos estos aconteci-
mientos, veo lo fiel que era Dios guián-
dome por todas mis experiencias. Mi
testimonio es un relato sobre lo fácil
que resulta pecar y sobre cómo Dios
nos salva de nuestros errores, hacién-
dolo de la mejor manera para nosotros.
Ya que si el Señor lo hubiera querido,
me hubiera purificado de  un día para
el otro, pero la cuestión es si, por el con-
trario, ¿habría yo comprendido todo esto
y hubiera deseado tanto la castidad? No lo
creo. En mi caso, el proceso de aprendi-
zaje fue lento y sus resultados se dejaron
ver pasado un tiempo.
Durante el retiro de invierno del Movi-
miento de los Corazones Puros, en 2009,
a medianoche, el día en que cumplía 21
años, junto con Weronika, arrodillados
ante Jesucristo presente en la custodia,
rezamos la Oración de la Confianza. Sentí
que estaba empezando una nueva etapa
Fot. Archivo de Amaos

de mi vida. Lo que experimenté aque-

lla noche será uno de los recuerdos más
bellos en mi vida. Ante mí tenía a Dios,
que no había faltado a su palabra y había Retiro de verano del MCP, Pasierbiec, Polonia, 2008

vencido al pecado con el amor. A mi
lado estaba la mujer que me entrega su
amor cada día y con quien experimento
a diario los frutos de un amor verdadero
y puro, el cual hace tiempo no era para
mí más que una abstracción irreal. Hoy
se ha hecho y se ha convertido en mi más
segura inversión de felicidad.
G.
“[...] el amor que brota de un corazón puro, de una buena
conciencia y de una fe sincera” (1 Tim 1, 5) es fuente
de la felicidad más grande que procede de Cristo y que perdura
en la eternidad después de la muerte.
La meta más importante de la vida no sólo a través de la propia humani-
humana es amar y ser amado. El ser dad, sino también a través de la comu-
humano, como único entre tantas cria- nión de las personas, que el hombre
turas, es capaz de amar, ya que ha sido y la mujer forman desde el comienzo.
creado “a Su imagen”, con lo cual su [...] imagen de una inescrutable comu-
alma es inmortal, está dotado de razón nión divina de Personas” (Juan Pablo
y de libre albedrío. El papa Juan Pablo II, Audiencia General, miércoles,
II subraya que “el hombre se ha conver- 14 de noviembre de 1979).
tido en „imagen y semejanza” de Dios

núm. 1-2011 • 51
 El Movimiento de los Corazones Puros
La alegría que nos ofrece
la verdad sobre la sexualidad
humana
La unión del hombre y la mujer
en el acto conyugal es tan completa
e íntima que “los dos llegan a ser una
sola carne” (Gen 2, 24), y  reciben del
Creador la bendición que los hace fér-
tiles. Gracias a la Revelación, sabemos
que la fusión amorosa de los casados
cuando se convierten el uno para el otro,
y guardando el corazón puro, en un don
absoluto y desinteresado, constituye
el signo y la imagen de la “divina comu-
nión de Personas”. En el acto sexual san-
tificado los cónyuges llegan a  ser “una
sola carne”, y se transmiten mutuamente
toda la riqueza espiritual y carnal de su
humanidad y, ante todo, se entregan
el uno al otro ese amor fértil que reciben
de Cristo. Un acto sexual vivido así por
los cónyuges, pasa a ser signo del sacra-
mento del Matrimonio y es una expe-
riencia sagrada del amor de Cristo, que
une al esposo con la esposa de manera
que precisamente pasan a ser “una sola
carne”, la imagen de la “divina comu-
nión de Personas”.
Dios quiere que la sexualidad humana
sea un espacio en el cual se pueda expe-
rimentar su especial presencia creadora
y  santificadora, que une a  los cónyuges
en el amor y concibe nuevos seres huma-
nos. La sexualidad humana es un espa-
cio sagrado que cada uno debería confiar
a Cristo, para que Él pueda liberarla
de todo lo malo, salvarla y purificarla del
egoísmo y de los malos deseos.
52 • núm. 1-2011
Fot. Archivo de Amaos
Fot. Archivo de Amaos
Juan Pablo II dice que:
„El hombre... se unirá a su mujer” tan
íntimamente que „los dos serán una sola
carne”, nos induce siempre a dirigirnos
a lo que el texto bíblico expresa con ante-
rioridad respecto a la unión en la huma-
nidad, que une a la mujer y al varón
en el misterio mismo de la creación. Las
palabras del Génesis 2, 23, que acaba-
mos de analizar, explican este concepto
de modo particular. El varón y la mujer,
uniéndose entre sí (en el acto conyu-
gal) tan íntimamente que se convierten
en „una sola carne”, descubren de nuevo,
por decirlo así, cada vez y de modo espe-
cial, el misterio de la creación, retornan
así a esa unión en la humanidad, („carne
Sólo Jesucristo,
en el sacramento del
Matrimonio, otorga
el derecho a expresar
el amor mutuo a través
del “lenguaje” del cuerpo
en el acto sexual
de mi carne y hueso de mis huesos”) que
les permite reconocerse recíprocamente
y, llamarse por su nombre, como la pri-
mera vez. Esto significa revivir, en cierto
sentido, el valor originario virginal del
hombre, que emerge del misterio de su
soledad frente a Dios y en medio del
mundo. El hecho de que se conviertan
en „una sola carne” es un vínculo potente
establecido por el  Creador, a  través del
cual ellos descubren su propia humani-
dad, tanto en su unidad originaria, como
en la dualidad de un misterioso atractivo
recíproco. Pero el sexo es algo más que
la fuerza misteriosa de la corporeidad
humana, que obra casi en virtud del ins-
tinto.” (Juan Pablo II, Audiencia General,
miércoles, 21 de noviembre de 1979).
¿Por qué el sexo fuera del
matrimonio destruye el amor?
Dios nos revela que el sexo debe
ser “el lenguaje del amor”, que exprese
la desinteresada, entera, fértil e irrevo-
cable entrega al cónyuge. Ese “lenguaje
del amor” durante el acto sexual debe-
ría transmitir, a la vez, el amor de Dios
mismo. Eso puede realizarse con toda
su verdad sólo dentro de un matrimonio
sacramental. El  amor es  algo infinitiva-
mente más grande y más profundo que
el poder de los sentimientos y las pasio-
nes relacionados con el instinto sexual.
El  amor significa decidir sacrificarse
en nombre de un bien mayor por la per-
sona a quien se ama. Se trata de conver-
tirse en un don que sea absoluto, único
y fértil. Sólo en el sacramento del Matri-
monio el acto sexual será signo de la pre-
sencia sacramental de Cristo, ya que es un
momento en el cual los cónyuges se con-
vierten en “una sola carne” mediante su
amor mutuo. El acto sexual es un lenguaje
específico que siempre debería transmi-
tir la verdad. Si un hombre y una mujer
se unen sexualmente fuera del matrimo-
nio sacramental, entonces se están trans-
mitiendo la mentira y la muerte espiritual,
negando el Mandamiento divino: “No

cometerás actos impuros”. A través del
acto sexual dan a entender que se pertene-
cen enteramente, de forma única e irrevo-
cable, pero lo que ocurre es que mediante
ese lenguaje se están mintiendo, ya que
en su vida no existe un juramento matri-
monial que garantice que su don sea abso-
luto y hecho para siempre. El sacramento
del Matrimonio resulta indiscutiblemente
necesario para que el acto sexual pueda
expresar la verdad sobre el amor, y para
que sea fuente de una santificación mutua.
En el momento de pronunciar el jura-
mento matrimonial, gracias al poder del
Espíritu Santo, el hombre y la mujer cam-
bian totalmente: es cuando se convierten
Fot. Archivo de Amaos
en mujer y marido. El poder de Dios los
une con un vínculo sacramental tan fuerte,
que sólo puede romperse por la muerte
de uno de ellos. Si un hombre y una mujer
son maduros y mayores de edad, se quie-
ren y desean expresar su amor a través
de un acto sexual, constituye una señal
de que deberían casarse. Entonces, hasta
el momento de jurárselo, deberían vivir
en la castidad, para no destruir ese gran
tesoro que es su amor mutuo. Sólo Jesu-
cristo, en el sacramento del Matrimonio,
otorga el derecho a expresar el amor a tra-
vés del “lenguaje del amor” en el acto
sexual. Si una pareja hace el amor antes
de casarse, eso significa que no está com-
prendiendo el  significado del sexo y  del
matrimonio. La gente que lo hace se daña
gravemente, matando su propio amor.
El Movimiento de los
Corazones Puros
Cristo dice claramente que uno puede
amar tan sólo con un corazón puro.
El corazón puro es un don que Jesús otorga
a cualquiera que se lo pida y colabore
con Él. El camino que lleva a la pureza
del corazón, escribe Juan Pablo II: “(...)
debe ser camino de templanza y de domi-
nio de los deseos, y esto es la raíz misma,
ya en la esfera puramente interior”
(Juan Pablo II, Audiencia General, miér-
coles, 3 de diciembre de 1980). Por eso
hay que entregarse plenamente a Cristo,
sometiéndose a sus tratamientos que nos
curan de todo tipo de pecados de impu-
reza, que a  su vez conducen al  infierno
de un egoísmo absoluto. Estos pecados
son: el sexo extramatrimonial, la mastur-
bación, hacer petting, el sexo oral, los actos
homosexuales, mirar pornografía, etc.
Tener un corazón puro es una exigencia
del amor. Todos portamos las secuelas del
El Movimiento de los Corazones Puros
Retiro de verano del MCP, Pasierbiec, Polonia, 2008
pecado original. Solos, por nuestras pro-
pias fuerzas, no somos capaces de vencer
la impureza de los ojos y del cuerpo para
someter nuestros sentimientos y deseos
a la ley del amor. Por eso Jesús nos invita
a todos a entrar en el Movimiento de los
Corazones Puros, para que cada día a su
poder sanador confiemos nuestros cora-
zones, esclavos del egoísmo y  heridos
por nuestros pecados. Hagámoslo para
que pueda curarlos y capacitarnos para
el amor puro. Hay que rechazar decidi-
damente el miedo y las preocupaciones.
En el mundo hay millones de jóvenes que
han rechazado las mentiras publicitarias
del porno-negocio y han creído en que
sólo Jesucristo dijo toda la verdad sobre
el amor y el sexo. Esos jóvenes hacen
un juramento de pureza del corazón, o
sea, que quieren vivir la vida con Cristo
y aprender de él el verdadero amor. Este
juramento no es una declaración de una
ausencia total de pecado, sino que expresa
la voluntad de seguir a Cristo y de levan-
tarse tras cada caída.
Si quieres unirte a esta revolución del
amor puro propuesta por Jesús entrando
en el Movimiento de los Corazones Puros,
primero acude a la Confesión y confiésale
con sinceridad a Jesús todos tus peca-
dos. Luego, después de recibir la Sagrada
Comunión, reza la siguiente oración:
“Te doy las gracias, Señor Jesús, por-
que me has amado con un amor sin
límites, que me protege de todo mal, me
levanta de mis mayores caídas y cura mis
heridas más dolorosas. Te entrego mi
memoria, mi entendimiento, mi volun-
tad, mi alma y mi cuerpo junto con mi
sexualidad. Prometo no hacer el  amor
antes de  recibir el  sacramento del
Matrimonio. Me comprometo a no leer
o  comprar revistas, programas, ni pelí-
culas pornográficas. (Las chicas pueden
añadir: “Me comprometo a  vestirme
con modestia y  no despertar intencio-
nadamente en los demás pensamientos
o  deseos impuros”). Prometo unirme
Contigo a diario en la oración y en la lec-
tura de la Sagrada Escritura, comulgando
a  menudo y  adorando al  Santísimo
Sacramento. Me comprometo a  acudir
regularmente al Sacramento de la Peni-
tencia, no rendirme al  desaliento
y  levantarme inmediatamente tras
cada pecado. Jesús, enséñame cómo
trabajar sobre mí mismo y  sobre todo,
cómo controlar mis impulsos sexuales
y mis emociones. Te pido que me hagas
valiente en la lucha diaria contra el mal,
para que nunca tome narcóticos y evite
todo lo que hace caer en el vicio, sobre
todo el  alcohol y  el  tabaco. Enséñame
a  actuar de  manera que el  amor sea
lo más importante en  mi vida. ¡María,
Madre mía! Llévame por el  camino
de la fe hasta el manantial del amor que
es  Jesús. Siguiendo al  Siervo de  Dios,
Juan Pablo II, deseo confiarme plena-
mente a Ti: “¡Totus Tuus, María!”. A Tu
Corazón Inmaculado entrego todo mi
ser; todo lo que soy, cada paso mío,
cada instante de  mi vida. ¡Beata Caro-
lina, ruega para que tenga un corazón
puro! ¡Amén!”.
Este acto de entrega a Jesús, al igual que
las decisiones que resulten de la promesa,
núm. 1-2011 • 53
deberían ser renovados por los miem-
bros del Movimiento a diario, para que
se acuerden constantemente de ellos y los
hagan realidad. De hecho, se obligan
a esforzarse para vivir con fe y a caminar
con Cristo por ese camino, que consiste
en llegar a ser maduros en el amor. Para
empezar esta fascinante aventura, primero
hay que entregarse a la absoluta voluntad
de Cristo; es decir, entregarle la memoria,
la razón, la voluntad, el cuerpo y el alma
junto con la sexualidad. Luego, de una
manera muy concreta, hay que hacer rea-
lidad esas decisiones tomadas:
1.- Los miembros del MCP prome-
ten no hacer el amor hasta el momento
de recibir el sacramento del Matrimonio,
no leer ni comprar revistas, o ver progra-
mas ni películas de contenido pornográ-
fico. En este sentido, cada uno y cada una
deberían tomar medidas radicales que
en sus circunstancias resulten necesarias
para llevar a cabo esta decisión.
2.- Prometen encontrarse diariamente
con Jesucristo durante la oración, la lec-
tura de la Sagrada Escritura y mediante
la Sagrada Comunión frecuentemente
recibida. También hay que adorar al San-
tísimo Sacramento.
Sólo si a diario dedicamos algún
tiempo a la oración, Jesús va a poder lle-
varnos por el camino de la fe y en nues-
tros corazones va a nacer la alegría del
amor puro. Sin mantener contacto con
Jesucristo, el ser humano muere espiri-
tualmente y pierde el tesoro de la fe. Una
de las tentaciones más tramposas de sata-
nás consiste en incitarnos a no darle
importancia a la oración diaria y a des-
cuidarla. Tenemos que respirar de manera
que nuestro organismo no se muera;
deberíamos rezar cada día y permane-
cer en  la  gracia santificante, para estar
unidos con Dios, la única fuente de vida
y, de esta manera, participar en Su vida
y en Su amor. Debemos dedicar más
tiempo a la oración, sobre todo cuando
no tengamos ganas de hacerla. Por eso, lo
que resulta imprescindible en este aspecto
es la autodisciplina. Hay que reservar un
tiempo dedicado sólo al Señor, tanto por
la mañana, como por la tarde. La forma
de rezar tiene que ser bien concreta.
Recomendamos especialmente el acto
de fe del MCP, el Santo Rosario, la Coro-
nilla de la Divina Misericordia, la lectura
de la Biblia y participar, lo más fre-
cuentemente posible, en la Santa Misa,
al igual que en la adoración al Santísimo
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Fot. Archivo de Amaos
Sacramento. A través de una oración per-
severante, sincera y hecha a diario, nos
entregamos a Jesús para que nos tenga
a su entera disposición. Él mismo podrá
cambiar, curar, liberar y otorgarnos todo
lo que necesitemos para poder amar a los
demás y para ser amados.
3.- Prometen confesarse regularmente.
No caer en el desánimo y levantarse inme-
diatamente tras cada pecado.
Cabe recordar que cada miembro del
MCP se obliga a acudir al Sacramento
de la Penitencia en el caso de haber come-
tido un pecado grave. Jesús dice: “Que no
tema acercarse a Mí el alma débil, peca-
dora y aunque tuviera más pecados que
granos de  arena hay en  la  tierra, todo
se hundirá en  el abismo de Mi miseri-
cordia” (Diario de Santa María Faustina
Kowalska, núm. 1059).
Mientras maduramos para ser capa-
ces de amar, Jesucristo siempre está con
nosotros. Si pecamos, nos hacemos sufrir
a nosotros mismos y también Le cau-
samos un dolor al Señor, pero Él no nos
deja solos. Todo lo contrario: está cerca
para levantarnos y liberarnos inmedia-
tamente. Por eso es tan importante que,
después de cometer un pecado grave, nos
confesemos sin tardar; así vamos a poder
seguir en la gracia santificante. La situa-
ción más trágica desde el punto de vista
espiritual en que puede encontrarse el ser
humano, es la de vivir en pecado grave,
o sea: en el estado de muerte espiritual;
en condiciones de una total sumisión
al poder del mal. Hay que rezar con las
palabras del acto de fe del MCP, espe-
cialmente en los momentos de desánimo,
cuando nos ataquen las tentaciones u ocu-
rra que suframos una caída. Nunca hay
que desanimarse. Una de las tentaciones
más falsas de satanás es la de insinuar-
nos que resulta imposible librarse de los
vicios de la pornografía, de la masturba-
ción, de la drogadicción, de la anorexia
u otros. El diablo es padre de la mentira
y por eso niega el hecho de que todo sea
posible para un hombre que crea en Dios
y que tenga una confianza absoluta en Él
(Cfr. Mt 19, 26). Aunque tengas que con-
fesarte todos los días, no te desanimes.
Jesús siempre está ahí esperándote, siem-
pre está “de guardia” en el sacramento
de la Penitencia para salvarnos, incluso
de los aprietos más serios y nos libera
de la esclavitud del pecado y hasta de los
vicios más graves.
Como se necesita mucho tiempo para
liberarse de verdad del egoísmo y de otros
vicios, los miembros del MCP se compro-
meten a ser pacientes y a no desanimarse.
Se trata, sobre todo, de dejar que Jesús
siempre nos levante de cada caída, para que
permanezcamos en la gracia santificante.
Esta constituye una lucha muy importante
por un corazón puro, por el amor y la vida
eterna en el Cielo: “Si ustedes viven según
la carne, morirán. Al contrario, si hacen
morir las obras de la carne por medio
del Espíritu, entonces vivirán” (Rom,
8, 13); “¿No saben acaso que sus cuer-
pos son miembros de Cristo? ¿Cómo voy
a tomar los miembros de Cristo para con-
vertirlos en miembros de una prostituta?
De ninguna manera. […] Eviten la forni-
cación. Cualquier otro pecado cometido
por el hombre es exterior a su cuerpo,
pero el que fornica peca contra su propio
cuerpo.” (1 Cor 6, 15 y 18); “No se enga-
ñen: nadie se burla de Dios. Se recoge lo
que se siembra: el que siembra para satis-
facer su carne, de la carne recogerá sólo
la corrupción; y el que siembra según
el Espíritu, del Espíritu recogerá la Vida
eterna“ (Gál 6, 7-8).
4.- Justo después de  la  Promesa, hay
en  la  oración del acto de  confianza una
petición dirigida a Jesús que pronuncia-
mos para que nos enseñe cómo trabajar
sistemáticamente sobre nosotros mismos
y para que lleguemos a poder controlar
nuestros impulsos sexuales, sentimientos
y emociones.
Es muy importante para un miembro
del MCR ser consciente de que no se puede
vivir con fe a diario e ir madurando hacia
el amor sin autodisciplina. Hay que exigir
de nosotros mismos, luchando sin com-
promisos contra el egoísmo y rechazando
todo lo que se opone al Decálogo. Tam-
poco hay que dejarse llevar por los cambios
en el estado de ánimo y por los sentimien-
tos inestables. “Sed solícitos ―exhorta

el Santo Padre Benedicto XVI― en buscar
el bien de los demás, fieles a los compro-
misos adquiridos. No dudéis en renun-
ciar con alegría a algunas de vuestras
diversiones, aceptad de buena gana los
sacrificios necesarios, dad testimonio
de vuestro amor fiel a Cristo anunciando
su Evangelio especialmente entre vues-
tros coetáneos”. (Mensaje del Santo Padre
Benedicto XVI a los jóvenes del mundo,
con ocasión de la XXII Jornada Mundial
de la Juventud 2007).
En todos los aspectos de la vida, lo
que más valor tiene tanto en la vida espi-
ritual y en el deporte, como en el trabajo
y en los estudios, se logra trabajando duro
Fot. Archivo de Amaos
y a base de esfuerzo. Hay que someterse
a una autodisciplina que consista, sobre
todo, en ordenar nuestra rutina diaria,
nuestra forma de pensar, nuestro espacio
espiritual y emocional, al igual que nues-
tras relaciones con los demás. La mejor
manera de autodisciplina es escribir un
plan de lo que tenemos que hacer y cum-
plir lo establecido. A lo largo de cada día
tenemos que encontrar tiempo para rezar,
trabajar y descansar. Hay que rezar sin
desanimarse a  unas horas fijas durante
el día, de acuerdo con nuestro plan de vida.
Rezando, tenemos que consultar con Jesús
todas nuestras decisiones y resoluciones.
Una buena escuela del carácter es cum-
plir con nuestras obligaciones, ayudar
a los más débiles y necesitados y practicar
algún deporte. Hay que acostarse y levan-
tarse a unas horas fijas, al igual que dormir
lo suficiente para que el organismo pueda
recobrar todas sus fuerzas. Se recomienda
la práctica diaria de algún deporte o cual-
quier tipo de esfuerzo físico regular. Un
entrenamiento constante constituye una
excelente escuela de carácter y, a la vez,
es una forma de descansar activamente.
En la oración de la tarde, hay que
hacer examen de conciencia. Deberíamos
analizar mentalmente todo el día y pre-
guntarnos si hemos cumplido con lo pla-
neado. También deberíamos darle gracias
a Cristo por todo lo bueno que hemos
hecho y pedirle perdón por nuestras negli-
gencias y  pecados. Y si cometemos un
pecado grave, tenemos que confesarnos
para seguir en la gracia santificante.
Hay que tomar unas decisiones bien
concretas y no tomarse a la ligera lo que
resulta importante en la rutina diaria, como,
por ejemplo, la puntualidad, la cultura del
lenguaje, el orden en las cosas personales,
la higiene y limpieza en el vestir. Hay que
cumplir con la palabra dada, ayudar a los
El Movimiento de los Corazones Puros
El sexo es un tipo
particular de lenguaje
que siempre debería
transmitir la verdad
necesitados. También es importante inten-
tar ser pacientes y controlar emociones
tales como la ira, los celos o la desgana.
La escrupulosidad en cosas tan ordinarias
crea buenos hábitos y forma el carácter.
5.- La última petición en el acto
de  confianza, que a  la  vez conlleva una
obligación, trata del valor en la lucha dia-
ria contra el mal. Rezamos para que nunca
tomemos narcóticos y evitemos todo
aquello que hace caer en el vicio, sobre
todo el alcohol y el tabaco.
Seguir a Jesús en este camino
de maduración hacia el amor siempre
significa ir contra corriente, oponerse
a las modas y a un estilo de vida que le
da la única importancia al consumo. Una
de las formas más peligrosas de sumisión
a las fuerzas del mal es la drogadicción
y el alcoholismo. Los miembros del MCP
deben ser allí donde vivan como “seña-
les de protesta“, testimoniando en su vida
dónde se encuentra la verdadera libertad
y la felicidad: “No tomen como modelo
a este mundo. Por el contrario, trans-
fórmense interiormente renovando su
mentalidad, a  fin de  que puedan discer-
nir cuál es la voluntad de Dios: lo que
es bueno, lo que le agrada, lo perfecto“
(Rom 12, 2), dice San Pablo. Juan Pablo
II solía decir: “No tengáis miedo de vivir
contra las opiniones de moda y las pro-
puestas que se oponen a la ley de Dios.
La valentía de la fe cuesta mucho, pero no
podéis perder el amor. A nadie permitáis
que os haga esclavos. No os dejéis sedu-
cir por los espejismos de felicidad, por los
cuales deberíais pagar un precio dema-
siado alto: el precio de heridas a menudo
incurables o incluso de una vida rota,
la vuestra y la de los demás” (Homilía del
Santo Padre Juan Pablo II en Sandomierz,
sábado, 12 de junio de 1999).
Te pedimos que informes a la redac-
ción sobre ese gran acontecimiento que
ha sido tu entrada en el MCP. Pondre-
mos tu nombre en el Libro de los Corazo-
nes Puros y te enviaremos una bendición
especial.
Jesús desea que escribáis vuestros
testimonios y que los enviéis a la redac-
ción. De esta manera, compartiréis con los
demás vuestra alegría por haber encon-
trado el tesoro de la fe y de haber encon-
trado el amor puro. Compartiréis también
vuestras experiencias de haberos liberado
de la esclavitud de los pecados y de varios
vicios. Jesús quiere, a través de vues-
tros testimonios, llegar a los corazones
de otras personas, para recordarles dónde
se encuentra la fuente de la verdadera feli-
cidad, del amor y de la vida eterna. ¡Jesu-
cristo cuenta con vosotros!
Rezamos a diario por cada una y cada
uno de vosotros, para que nunca os des-
animéis y para que os acordéis de que
Dios no dejará que sufráis tentaciones que
estén por encima de vuestras fuerzas. Per-
mitiendo que las experimentéis, al mismo
tiempo os enseñará cómo vencerlas, para
que podáis perseverar (Cfr. 1 Cor 10, 13).
Padre Mieczysław Piotrowski, S.Chr.
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 aszy
przhec leta oś
ídłe
••lo ażioyłn ado
eś
s ro zw
refl e x

El abecedario
de la Cruzada Social
•ha•
•reza w
eo ntrza
p
p•or om
e l  ód
a
jesmpną
e la
pása
•p•od aj
m losi
r
ers ił
d
lo
mo
al
ęmutuo

ej
ośsć
na

del Amor
1.
Respeta a todas las personas porque Cristo vive
en ellas. Sé sensible al otro, tu hermano.
2.
Piensa bien de todo el mundo, no pienses mal
de nadie. Hasta en la persona más mala, intenta
encontrar algo bueno.
3.
Habla bien de los demás, no hables mal del prójimo.
Repara el daño que hayas hecho con la palabra.
No pongas discordia entre las personas.
4.
Habla con todo el mundo en el lenguaje del amor.
No levantes la voz. No digas palabras vulgares.
No hagas daño. No hagas llorar. Tranquiliza a los
demás y demuéstrales bondad.
5.
Perdónalo todo a todos. No guardes rencor.
Siempre sé el primero en tender la mano para
la reconciliación.
6.
Actúa siempre a favor del prójimo. Obra bien,
tal y como te gustaría que hicieran contigo.
No pienses en lo que te deben a ti, sino en lo que tú
debes a los demás.
7.
Compadece con los que sufren. Da consuelo,
consejo, ayuda y corazón.
8.
Trabaja bien, pues los demás disfrutan los resultados
de tu trabajo, lo mismo que tú los del suyo.
9.
Participa en la ayuda social al prójimo. Ábrete a los
pobres y a los enfermos. Comparte lo tuyo.
Trata de ayudar a los necesitados.
10.
Reza por todos, incluidos los enemigos.

Cardenal Stefan Wyszyński

ul. Panny Marii 4

PL 60-962 Poznań
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