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La Municipalidad del Cusco autorizó la venta de puestos de comida en un terreno vació frente al terminal

terrestre de la ciudad; ese mismo día, tanto Juanita Perú como Juliana Paucar instalaron sus puestos de
venta.

El primer mes, como los puestos eran una novedad, las dos señoras vendían sus platos de comida como
pan caliente. Ambas sonreían; sus negocios estaban saliendo
bien.

Al segundo mes, Juliana empezó a abrir más tarde e irse más


temprano y decía que ahora le iba bien en el negocio y no tenia
que madrugar como antes.

Además cogió plata de la venta del negocio para comprarse


muebles nuevos para la casa y ropa nueva para toda su familia.

Juanita por su lado estaba trabajando más que al principio,


pero se sentía satisfecha. Ella tiene un pensamiento fijo que
era: Ahorrar céntimo a céntimo lo que pudiera para ampliar su
negocio. Pensaba que le iría mejor si podía poner 4 mesas más,
pero para eso necesitaba tener platita disponible. Sólo
ampliando su negocio tendría más seguridad para ella y su
familia

A los 4 meses, a Juliana le embargaron sus muebles y tuvo


que cerrar su negocio porque estaba endeudada y no podía
pagar sus deudas. Un día simplemente ya no se le volvió a ver.

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