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Una familia es un grupo en marcha, sujeto a cambiantes influencias externas, con una
historia y un futuro compartido y con etapas de desarrollo así como con pautas
habituales entre sus miembros.
La familia como sistema social tiene características propias que la hacen diferente a
múltiples organizaciones: se puede ingresar a ella por nacimiento, matrimonio o
adopción, y sólo se la puede abandonar al morir. No es posible renunciar ni ser
despedido de la familia, sino de un modo figurado o metafórico.
Duvall (1957) establece un ciclo de 8 etapas desde que la pareja se casa hasta que
mueren ambos cónyuges. Las etapas están marcadas por la entrada y salida de
miembros del grupo familiar, por las etapas de desarrollo personal de los hijos, por el
término de la vida laboral y por la muerte.
Las etapas que Duvall señala son: formación de la pareja y comienzo de la familia,
crianza inicial de los hijos, familia con hijos pre escolares, familia con hijos escolares,
familia con hijos adolescentes, familia como plataforma de lanzamiento, familia en sus
años medios y familia anciana. Cada una de estas etapas se construye sobre la anterior
y supone desafíos y conflictos específicos que aluden a una forma particular de
organización de la vida familiar considerando las características y capacidades
funcionales de sus miembros en un momento dado.
La realización exitosa de una tarea personal depende del logro de las tareas de los
demás miembros de la familia, al mismo tiempo que contribuye a ese logro.
Por otro lado, la escasa preparación para el trabajo que da el sistema educacional,
junto a la creciente sofisticación del mercado laboral, hace que muchos jóvenes,
trabajadores no calificados, perciban ingresos insuficientes como para mantener a una
familia. Esto determina que éstos se mantengan dentro de sus familias extendidas, que
se “alleguen” a parientes lejanos o que migren a lugares donde buscan mejores
posibilidades laborales. Por lo que la etapa de nido vacío muchas veces no exista en
estas familias, ya que los hijos se casan y tiene hijos, pero no abandonan la casa de sus
padres.
Además la vejez en la pobreza puede ser más precaria que en la clase media en
términos de seguridad y estabilidad económica, y en la posibilidad de acceder a
cuidados médicos y tratamientos costosos en caso que fuera necesario. Sin embargo,
en términos generales, esta etapa parece ser más satisfactoria debido a que la familia
tiende a ser más solidaria con sus ancianos, manteniéndolos en la casa y haciéndolos
participar activamente en la crianza de los hijos Hay permanentemente dos fuentes de
tensión en la familia: verticales y horizontales. Las verticales incluyen los patrones de
relación y funcionamiento transmitidos por las generaciones anteriores, junto con las
actitudes, tabúes, mitos, expectativas y en general la historia familiar previa. Las
horizontales surgen en el transcurso de la evolución de la familia en el tiempo e
incluyen las transiciones en el ciclo vital y los acontecimientos externos que la afectan.
Cuando coinciden o se intersectan acontecimientos tensionadores en el eje horizontal
y en el eje vertical, la tensión normal aumenta, lo que hace más difícil el proceso de
transición y genera crisis en la familia.
El ciclo familiar estándar tiene muchas variaciones. No todas las familias tiene hijos,
hay un porcentaje cada vez mayor de familias que experimentan divorcio, nuevo
matrimonio, separación, adopción y otros cambios, que hacen más difícil definir el
ciclo vital familiar. un hogar con un sólo progenitor que nunca se ha casado, un
progenitor solo divorciado, una pareja de padres del mismo sexo. La estructuración en
ciclos depende también de variables socioculturales. La configuración de las familias de
nivel socioeconómico más bajo es con frecuencia distinta al modelo típico de familia
nuclear, ya que por su funcionalidad, es más común la familia extendida. Encontramos
preferentemente familias uniparentales con un sólo miembro de la pareja,
generalmente la mujer a cargo del cuidado y crianza de los hijos o familias
multigeneracionales en las que conviven tres o cuatro generaciones de la familia,
abuelos, hijos y nietos en un mismo hogar.
Por otro lado, la escasa preparación para el trabajo que da el sistema educacional,
junto a la creciente sofisticación del mercado laboral, hace que muchos jóvenes,
trabajadores no calificados, perciban ingresos insuficientes como para mantener a una
familia. Esto determina que éstos se mantengan dentro de sus familias extendidas, que
se “alleguen” a parientes lejanos o que migren a lugares donde buscan mejores
posibilidades laborales. Por lo que la etapa de nido vacío muchas veces no exista en
estas familias, ya que los hijos se casan y tiene hijos, pero no abandonan la casa de sus
padres.
Además la vejez en la pobreza puede ser más precaria que en la clase media en
términos de seguridad y estabilidad económica, y en la posibilidad de acceder a
cuidados médicos y tratamientos costosos en caso que fuera necesario. Sin embargo,
en términos generales, esta etapa parece ser más satisfactoria debido a que la familia
tiende a ser más solidaria con sus ancianos, manteniéndolos en la casa y haciéndolos
participar activamente en la crianza de los hijo El impacto de las enfermedades
crónicas sobre las familias puede variar enormemente, en función de que el curso de la
enfermedad haga más difícil las adaptaciones exigidas por el solapamiento de
transiciones en el ciclo vital.
A. Etapa de Formación
1, Formación de la Pareja.
Rapoport ha distinguido entre tareas intra e interpersonales en esta etapa. Entre las
intrapersonales, la capacidad de asumir el rol de marido o mujer, separándose de otros
compromisos internos o externos que pudieran interferir con la intimidad y cercanías
necesarias para la vida de pareja. La tarea central es el establecimiento de un
compromiso permanente, esto requiere logro de la intimidad (capacidad de mostrarse
en el ámbito profundo).
B. Etapa de Expansión
La llegada de un niño crea madres, padres, abuelos, tíos, y repercute a través de todo
el sistema familiar.
Esta debe acomodarse y crear espacio para el nuevo miembro. El padre debe
compartir el amor y atención de la madre con el hijo, renegociando la adaptación
sentimental y sexual recién creada. Las restricciones eróticas y la falta de privacidad en
la actividad sexual que puede representar la presencia de los hijos crea tensiones
nuevas en la pareja, y coloca al padre en actitud celosa.
La madre puede llegar ser la fuente de apoyo de todos los miembros de la familia a
expensas de sus propias necesidades.
Otra característica propia de los padres en esta etapa es un grado de tensión con
relación a los roles laborales. Típicamente el hombre está en plena actividad “labrando
un futuro” para sí y su familia, y corre el riesgo de volcarse hacia el trabajo y descuidar
otros roles así como su desarrollo personal. La mujer se centra en el ejercicio de su
maternidad y arriesga el descuidar sus aspiraciones y expectativas intelectuales y
laborales, así como el no preocuparse de su aspecto físico. Además el tiempo relativo
que se dedica a los hijos puede entrar en conflicto con el tiempo que la pareja tiene
para sí.
La crisis central es el reabastecimiento versus agotamiento y auto absorción.
La escuela representa para los padres su primera experiencia con el hecho de que los
hijos terminarán por dejar el hogar y ellos se quedarán solos frente a frente.
La salida del niño del hogar mide la capacidad de la familia de tolerar ese
distanciamiento inicial. Zegers (1983) afirma que el medio escolar y sus exigencias
evalúan “eficiencia” de la familia en el proceso de socialización del niño. El niño debe
ser capaz de ser productivo y de integrarse a un grupo de amigos.
Rodhes (1977) afirma que el mayor desafío para los padres es apoyar y fortalecer el
proceso de individuación de sus hijos que se va desarrollando a través de la
participación fuera de la familia y que el peligro en esta etapa es que la organización
familiar niegue o limite las oportunidades para este desarrollo.
Cuando los niños han ingresado en la escuela, la mujer siente que debe introducir
cambios en su vida. El incremento de su tiempo libre la obliga a considerar sus
primitivas ambiciones en torno a una carrera, por ejemplo, y puede sentirse insegura
respecto de sus aptitudes. La premisa cultural de que no basta ser ama de casa y
madre se convierte más en un problema, en la medida que los hijos la necesitan
menos.
Por momentos tal vez sienta que su vida se está desperdiciado en el hogar y que su
estatus declina, al tiempo que su marido es más importante.
Les corresponde a los padres aceptar del crecimiento biológico y en especial del
desarrollo sexual de los hijos, así como también apoyar el proceso de separación –
individuación de ellos.
La crisis de la adolescencia coincide muchas veces con la crisis de edad media de los
padres. Muchos padres tienden a sobre identificarse con los hijos compitiendo en
logros o aventuras deportivas o sentimentales.
Los años medios quizás obliguen a una pareja a decidir si seguirán juntos o tomarán
caminos separados.
Este período, en que los niños están menos en casa, también obliga a los padres a
comprender que los hijos terminarán por irse del todo, y entonces ellos quedarán
solos y frente a frente. En muchos casos han acordado seguir juntos en interés de los
hijos, y al ver aproximarse el momento en que estos se marcharán, entran en un
estado de turbulencia conyugal.
Rodhes (1981) señala que la principal tarea de la familia en esta etapa es establecer
una nueva relación padres - hijos, y desarrollar la habilidad de flexibilizar los límites lo
suficiente para que los adolescentes puedan tener la libertad que necesitan, sin dejar
por ello de ejercer su rol de padres.
Los padres deben continuar estableciendo límites y negociando con sus hijos.
Separación de los hijos de sus familias de origen por trabajo o matrimonio. El hijo debe
llegar a separarse de su familia y, con todo, seguir involucrado en ella. La tarea es
permitir la partida de los hijos como resultado de un proceso natural.
A veces la turbulencia entre los padres sobreviene cuando el hijo mayor abandona el
hogar, mientras que en otras familias la perturbación parece empeorar
progresivamente a medida que se van yendo los hijos, y en otras cuando está por
marcharse el menor. En muchos casos los padres han visto, sin dificultad, cómo sus
hijos dejaban el hogar uno por uno; súbitamente, cuando un hijo particular alcanza esa
edad, surgen las dificultades.
Los padres deben buscar nuevos intereses y preocupaciones para evitar el apoyarse
excesivamente en los hijos, impidiendo la independencia de estos.
Cuando el joven abandona el hogar y comienza a establecer una familia propia, sus
padres deben transitar ese cambio fundamental de la vida al que se llama “convertirse
en abuelos”. A veces tienen poca o ninguna preparación para dar ese paso, si los hijos
no han pasado por los rituales matrimoniales adecuados. Deben aprender cómo llegan
a ser buenos abuelos, elaborar reglas a fin de participar en la vida de sus hijos, y
arreglárselas para funcionar solos en su propio hogar. A menudo, en este período
tienen que enfrentar la pérdida de sus propios padres y el dolor consiguiente.
El síndrome del nido vacío corresponde a síntomas depresivos en muchas mujeres que
dieron escencialmente madres en etapas previas y que ahora no tienen justificación
para su existencia.
Es importante el cambio para aceptar que los hijos tienen vida propia y que toman
decisiones, así como el preocuparse de un modo diferente de los padres ancianos,
muchas veces necesitados del apoyo emocional, financiero o de otra índole, de su
progenie. En la mayoría de los casos esta etapa es superada por la reaparición de los
hijos, ya casados, al traer a sus parejas, primero, y a los nietos después.
Una dificultad que puede emerger en esta época es que los padres se encuentren sin
nada que decirse ni compartir. Durante años no han conversado de nada, excepto de
los niños. A veces la pareja empieza a disputar en torno a las mismas cuestiones por las
que disputaban antes de que llegaran los hijos. Puesto que estas cuestiones no se
resolvieron sino simplemente se dejaron de lado con la llegada de los niños, ahora
resurgen.
A veces individuos que han trabajado permanentemente toleran mal el tiempo libre
que depara la jubilación. Esta crea un vacío en el hombre, equivalente al que deja la
partida de los hijos en la mujer que se dedicó a la crianza de éstos en forma exclusiva.
Estos vacíos pueden ser llenados por intereses compartidos mutuos o por una mayor
dedicación a actividades comunitarias.
D. Etapa de disolución.
8. Familia anciana
Los hijos se van ocupando de los padres ancianos que se han vuelto menos capaces
para vivir en forma independiente. A menudo son las mujeres las que en su mayor
parte cargan con el esfuerzo de ocuparse de la generación anterior. El impacto
emocional y económico de esta ocupación puede ser enorme y generalmente se
relaciona con problemas de salud para los que cuidan a los padres de los padres. Los
cuidadores tienen necesidad de apoyo por parte de sus propios hijos o de otras
personas.
El ser abuelos es una gratificación emocional importante para muchos, y el cariño de
los hijos y nietos es la regla más que la excepción. Existen algunos ancianos a quienes
les cuesta hacer el giro que implica el aceptar un rol secundario en la escena familiar, y
tratan de mantener el grado de poder que antes tuvieron, sea a través del control
económico, cuando tienen recursos, o de sus enfermedades cuando se dan cuenta de
que sólo a través de esto logran la atención o preocupación de sus hijos.
• Viudez
Con el tiempo, por supuesto uno de los cónyuges muere, y el otro queda solo y
buscando una manera de involucrarse con la familia. A veces una persona mayor
puede encontrar una función útil; otras veces, en la medida en que los tiempos a
cambian y los viejos son vistos como carentes de importancia para la acción de la
generación más joven, resulta meramente superflua. En esta etapa la familia debe
enfrentar el difícil problema de cuidar a la persona mayor o enviarla a un hogar de
ancianos donde otros cuidan de ella. Este también, es un punto crítico, que no suele
ser de fácil manejo. Pero del modo como los jóvenes cuidan de los viejos deviene el
modelo de cómo se cuidará de ellos cuando, a su vez, envejezcan, pues el ciclo familiar
se renueva sin fin.
Bibliografía :
ƒ Temas de Salud Mental y Atención Primaria de Salud: CPU 1991 Dr. R. Florenzano.
Richard: bien José cuéntame, por que has venido a consulta el día de hoy?
José se encuentra molesto y con actitud retadora le dice que tampoco entiende la
razón por la que su madre lo ha traído y comienzan una discusión cuando esta
menciona su preocupación en cuanto a los vicios del chico con el alcohol y la forma
rebelde como se comporta últimamente.
Richard: ok José, cuéntame, desde cuanto bebes? Se tratan de tragos sociales cuando
sales con tus amigos? O sientes que necesitas hacerlo con regularidad?
Dice que solo lo hace con sus amigos los fines de semana, mientras su madre molesta
confiesa que llega a altas horas de la noche y en ocasiones no lo hace.
José afirma
José responde que hasta la fecha solo ha tenido relaciones con su novia y que en cada
encuentro utilizan preservativo.
Richard: eso es muy importante, que tengas encuentra la protección de ambos y los
riesgos a los que se exponen. En cuanto a la bebida de igual forma es importante que
consideres los peligros a los que te expones en tal estado, es evidente que tu madre
solo esta preocupada por ti porque como madre no desea que te suceda nada malo.
Debes fijarte un limite en cuanto a la cantidad de alcohol que ingieres, a fin de cuentas
se trata de disfrutar y no abusar.
José le dice al doctor que entiende su preocupación pero que cree que su madre se
debe tomar las cosas un poco mas a la ligera, que no esta haciendo nada que los
demás chicos de su edad no hagan y que quizás debería dejar de verlo como un niño.
Richard: dentro del nucleo familiar es muy importante la comunicación para lograr
entendernos y evitar malos entendidos. Si bien señora hay que considerar que José ya
no es un niño, estamos tratando con un adolescente y resulta natural que como tal
quiera tener un poco de libertad, en esta etapa de la vida los chicos quieren descubrir
y descubrirse, por lo que es imprescindible que la confianza creada en las etapas
anteriores cuando es un niño no se quebrante y tanto usted como su esposo sean los
entes que lo orienten y traten de resolver todas las dudas que como adolescente se
presentan a medida que van descubriendo el mundo. No pueden permitir que el
ambiente de hostilidad transforme su nucleo familiar en un campo de batalla. Su
sabiduría y experiencias de vida son lo que le permitirá a su hijo tratar de entender las
situaciones nuevas a las que se enfrentara de ahora en adelante.