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¿Dónde están los caballeros?

Por: Laura Sofía Huertas Solano 1103


Antes de empezar vale la pena aclarar que un caballero no es solo la persona que
se levanta y le sede el puesto a una dama u otra persona, los caballeros son
hombres que se comportan con elegancia, cortesía y nobleza y hacen gala de su
gentileza y generosidad. Pero en esta sociedad este concepto no se ve aplicado
muy a menudo, si miramos a nuestro alrededor podemos darnos cuenta de esto,
con el simple hecho de subirnos al transporte público.

Hace poco tiempo cuando tome el bus de regreso a mi casa, me pude dar cuenta
de que los caballeros están en vía de extinción, los jóvenes ya no tienen la
delicadeza de pararse y cederle el puesto a una dama, a un adulto mayor, a una
mujer con niño en brazos o que este en estado de embarazo, en vez de eso
prefieren quedarse escuchando música con sus audífonos y olvidarse de todo lo
que está pasando a su alrededor.

Lo que me llevó a cuestionarme ¿cómo eran los caballeros en la época de nuestros


abuelos?, para resolver esta pregunta me toco consultar un texto clásico: el famoso
libro la Urbanidad de Carreño considerado como la guía básica en cuanto a las
buenas costumbres y de lo que se considera como lo adecuado en urbanidad y trato
entre las personas para cierta actividad.

Algunos párrafos me llamaron la atención entre ellos “los hombres debían besar la
mano de las damas y quitarse el sombrero al entrar en un recinto”, reflexiono y en
esta época ya ni siquiera se saluda de una manera formal y educada tenemos
diversas expresiones para saludar como hola parce, que hubo marica entre otras.

Si ellas tiraban su pañuelo, el cual siempre debía llevar sus iniciales, era un símbolo
de coquetería ante él, quien debía recogerlo como parte de un fortuito encuentro
romántico. ¡Que romántico! Ahora la mayoría de las jóvenes no esperan que los
hombres las conquisten, si le gusto pues ya formalizan su relación, todo pasa tan
rápido que cuando terminan ni siquiera saben quién era ese fulano.

Si bien al leer este Manual ya hay cosas que son obsoletas para nuestra época, aún
se pueden rescatar algunas que ayudarían a mejorar una sociedad que cada vez
pierde más sus valores, su civismo, su cultura y que se sumerge en la cotidianidad
de “eso no es conmigo”, “si él no lo hace porque lo debo hacer yo”.

Comencemos con la revolución de las pequeñas cosas, saluda, sonríe, sé amable,


si puedes brindar tu colaboración a alguien sin esperar nada a cambio hazlo, sé
respetuoso con las ideas de los demás así no las compartas y ante todo Sé un
caballero.

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