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de la esperanza
P R E S I D E N T E D I E T E R F. U C H T D O R F
Allí, por fin, encontró a sus hijos.
Con frecuencia pienso en esa no-
che y por lo que mi madre debió ha-
ber pasado. Si pudiese regresar al
Segundo Consejero de la Primera Presidencia
pasado y sentarme a su lado, le pre-
guntaría cómo logró salir adelante
ante sus temores. Le preguntaría en
La esperanza en Dios, en Su bondad y en Su poder cuanto a la fe, la esperanza y cómo
nos renueva con valor durante desafíos difíciles. venció la desesperación.
Aun cuando eso es imposible, tal
vez podría sentarme hoy al lado de
ustedes y al lado de todo aquel que se
sienta desalentado, preocupado o so-
logró que abordásemos uno de los úl- lo. Hoy me gustaría hablarles del infi-
timos trenes de refugiados con rum- nito poder de la esperanza.
bo hacia el oeste. Viajar en esa época
era peligroso; por dondequiera que La importancia de la esperanza
íbamos, el sonido de las explosiones, La esperanza, junto con la fe y la
los rostros de ansiedad y el hambre caridad, constituye una de las tres pa-
constante nos recordaban que estába- tas de un banco; las tres estabilizan
mos en una zona de guerra. nuestra vida sin importar los terrenos
A lo largo del camino, el tren se de- desnivelados o escabrosos en los que
tenía de vez en cuando para adquirir nos encontremos en determinado
provisiones. Una noche, durante una momento. Las Escrituras son claras y
de esas paradas, mi madre bajó rápi- específicas sobre la importancia de la
do del tren en busca de alimentos pa- esperanza. El apóstol Pablo enseñó
ra sus cuatro hijos. Al regresar, para su que las Escrituras se escribieron
gran horror, ¡el tren y sus hijos se ha- con el propósito de que “tengamos
bían ido! esperanza”1.
La preocupación la consumía y ora- La esperanza tiene el poder de col-
E
stimados hermanos y herma- ciones de desesperación colmaron su mar nuestra vida con felicidad2. Su au-
nas y amigos, qué día tan glo- corazón. Frenéticamente buscó en la sencia, cuando este deseo del corazón
rioso; hemos sido testigos del grande y obscura estación de trenes, y se demora, produce un “tormento del
anuncio de cinco templos nuevos por con rapidez cruzaba entre las diferen- corazón” 3.
nuestro amado profeta. Qué día tan tes vías con la esperanza de que el La esperanza es un don del
hermoso para todos nosotros. tren aún no hubiese partido. Espíritu4; tenemos la esperanza de
Hacia el final de la Segunda Guerra Tal vez nunca llegue a saber todo lo que, por medio de la expiación de
Mundial, a mi padre se le reclutó para que pasó por el corazón y la mente de Jesucristo y del poder de Su resurrec-
servir en el ejército alemán y lo envia- mi madre esa obscura noche al buscar ción, seremos levantados a vida eter-
ron al frente occidental, lo que hizo entre una deprimente estación de tre- na debido a nuestra fe en el Salvador5.
que mi madre quedara sola al cuida- nes a sus hijos perdidos. No tengo du- Esta clase de esperanza es tanto un
do de nuestra familia. Aunque tenía da alguna de que estaba aterrorizada y principio de promesa al igual que un
sólo tres años, aún recuerdo esa estoy seguro de que pensó que si no mandamiento6 y, como con todos los
época de temor y hambre; vivíamos encontraba ese tren posiblemente mandamientos, tenemos la responsa-
en Checoslovaquia y, día tras día, la nunca volvería a ver a sus hijos. Sé bilidad de hacerla una parte activa de
guerra se acercaba más y el peligro con certeza que su fe venció su temor nuestra vida y superar la tentación de
aumentaba. y su esperanza venció su desespera- perder la esperanza. La esperanza en
Por fin, durante el frío invierno ción. Ella no era el tipo de mujer que el misericordioso plan de felicidad de
de 1944, mi madre decidió huir a se sentaría a lamentarse de su trage- nuestro Padre Celestial conduce a la
Alemania donde vivían sus padres. dia. Ella actuó y puso su fe y esperan- paz7, a la misericordia8, al gozo9 y a la
Ella nos abrigó y de alguna manera za en acción. alegría10. La esperanza de salvación es
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perdurable de que el Señor cumplirá
Sus promesas; es confiar en que si
hoy vivimos de acuerdo con las leyes
de Dios y las palabras de Sus profe-
tas, recibiremos las bendiciones
deseadas en el futuro18; es creer y es-
perar a que nuestras oraciones sean
contestadas; es una expresión de
confianza, optimismo, entusiasmo y
paciente perseverancia.
En el idioma del Evangelio, esa es-
peranza es firme, inquebrantable y
activa. Los profetas antiguos hablan
de una “firme esperanza”19 y una “es-
peranza viva”20. Es una esperanza glo-
rificar a Dios mediante las buenas
obras y por medio de la esperanza
viene el gozo y la felicidad21. Con la
esperanza podemos “… [tener] pa-
ciencia y [soportar]… todas [nues-
tras] aflicciones”22.
22
final del libro de nuestra vida excede-
rá nuestras más grandes expectativas.
“Cosas que ojo no vio, ni oído oyó,
ni han subido en corazón de hombre,
son las que Dios ha preparado para
los que le aman”26.
Las cosas en las que tenemos espe-
ranza nos sustentan en nuestro diario
vivir. Éstas nos sostienen durante las
pruebas, las tentaciones y los pesares.
Todos hemos experimentado el desa-
liento y la dificultad; de hecho, hay
veces que la obscuridad parece ser
inaguantable. En esas ocasiones, los
divinos principios del Evangelio res-
taurado en los que tenemos esperanza
nos sostienen y nos guían hasta que,
una vez más, caminamos en la luz.
Tenemos esperanza en Jesucristo,
en la bondad de Dios, en las manifes-
taciones del Santo Espíritu, en el co-
nocimiento de que las oraciones se
escuchan y se contestan. Ya que Dios
ha sido fiel y ha guardado Sus prome-
sas en el pasado, podemos tener la
esperanza y la confianza de que Dios
cumplirá las promesas que nos ha he-
cho en el presente y en el futuro. En
tiempos de aflicción, podremos asir-
nos fuertemente a la esperanza de que
“…todas las cosas obrarán juntamente
para [nuestro] bien”27 si seguimos el
consejo de los profetas de Dios. Este
tipo de esperanza en Dios, Su bondad
y Su poder nos renueva con valor du-
rante desafíos difíciles y da fortaleza
a quienes se sienten amenazados por
los muros sofocantes del temor, de la
duda y de la desesperación.
Habrá ocasiones en las que deba- de la fe, porque la fe es “…la certeza
La esperanza nos conduce a buenas mos tomar la valiente decisión de te- de lo que se espera…”34.
obras ner esperanza a pesar de que todo La esperanza es esencial tanto para
Aprendemos a cultivar la esperanza lo que nos rodee sea contrario a esta la fe como para la caridad. Cuando la
de la misma manera en la que apren- esperanza. Al igual que el padre desobediencia, la decepción y la pos-
demos a caminar: un paso a la vez. Al Abraham, que “creyó en esperanza tergación socavan la fe, la esperanza
estudiar las Escrituras, al hablar con contra esperanza”30 o como un escri- está presente para sostener la fe.
nuestro Padre Celestial a diario, al tor lo expresó: “En la profundidad del Cuando la frustración y la impaciencia
comprometernos a guardar los man- invierno [encontramos] en [nuestro] desafían a la caridad, la esperanza for-
damientos de Dios, como la Palabra interior un verano invencible”31. talece nuestra resolución y nos insta a
de Sabiduría, y pagar un diezmo ínte- La fe, la esperanza y la caridad se cuidar de nuestro prójimo incluso sin
gro, adquirimos esperanza28. Nuestra complementan entre sí; a medida que esperar una recompensa. Cuanto más
capacidad de “[abundar] en esperan- una crece, la otra también lo hace. La brille nuestra esperanza, mayor será
za por el poder del Espíritu Santo”29 esperanza viene por la fe32, puesto nuestra fe. Cuanto más fuerte sea
aumenta al vivir el Evangelio más que sin fe no hay esperanza33. De la nuestra esperanza, más pura será
perfectamente. misma manera, la esperanza proviene nuestra caridad.
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rebañito”41. Dios esperará “con los bra-
zos abiertos para recibiros”42 a aqué-
llos que abandonen sus pecados y
continúen con fe, esperanza y caridad.
A todos los que sufren, a todos
aquellos que se sienten desalentados,
preocupados y solos, les digo con
amor y profunda preocupación: nun-
ca cedan.
Nunca se den por vencidos.
Nunca permitan que la desespe-
ranza se apodere de su espíritu.
Abracen y confíen en la Esperanza
de Israel, porque el amor del Hijo de
Dios penetra toda obscuridad, apaci-
gua todo pesar y llena de alegría cada
corazón.
De esto testifico y les dejo mi ben-
dición en el nombre de Jesucristo.
Amén. ■
Las cosas por las que tenemos es- Por medio de estas experiencias sé NOTAS
1. Romanos 15:4.
peranza nos conducen a la fe, mien- que el Evangelio de Jesucristo y el ser 2. Véase Salmos 146:5.
tras que las cosas en las que tenemos miembro de La Iglesia de Jesucristo 3. Proverbios 13:12.
esperanza nos conducen a la caridad. de los Santos de los Últimos Días for- 4. Véase Moroni 8:26.
5. Véase Moroni 7:41.
Las tres cualidades: fe, esperanza y ca- talecen la fe, ofrecen una esperanza 6. Véase Colosenses 1:21–23.
ridad35, trabajan juntas fundadas en la radiante y guían hacia la caridad. 7. Véase Romanos 15:13.
verdad y en la luz del Evangelio res- La esperanza nos sustenta durante 8. Véase Salmos 33:22.
9. Véase Romanos 12:12.
taurado de Jesucristo y nos guían para la desesperanza. La esperanza nos en- 10. Véase Proverbios 10:28.
que abundemos en buenas obras36. seña que hay un motivo para regoci- 11. Véase 1 Tesalonicenses 5:8.
jarse aun cuando todo a nuestro 12. Véase Hebreos 11:1; Moroni 7:40.
13. Véase Hebreos 6:19; Éter 12:4.
La esperanza de las experiencias alrededor parezca obscuro. 14. Véase Éter 12:32; véase también Romanos
personales Junto con Jeremías, proclamo: 8:24.
Cada vez que se realiza una espe- “Bendito el varón… cuya confianza 15. 2 Nefi 2:11.
16. Véase Jeremías 17:13.
ranza, ésta crea confianza y nos guía es Jehová”37. 17. Romanos 8:24.
a una esperanza mayor. Recuerdo va- Junto con Joel, testifico: “Jehová 18. Véase D. y C. 59:23.
19. Alma 34:41.
rias ocasiones de mi vida en las que [es] la esperanza de su pueblo, y la 20. 1 Pedro 1:3.
aprendí por mi propia experiencia el fortaleza de los hijos de Israel”38. 21. Véase Salmos 146:5.
poder de la esperanza. Recuerdo muy Junto con Nefi, declaro: “[seguid] 22. Alma 34:41.
23. Véase Alma 11:45.
bien los días de mi niñez rodeados de adelante con firmeza en Cristo, te- 24. Véase 2 Nefi 2:6–10.
los horrores y de la desesperación de niendo un fulgor perfecto de esperan- 25. Véase Hebreos 5:9.
una guerra mundial, la falta de opor- za y amor por Dios y por todos los 26. 1 Corintios 2:9.
27. D. y C. 90:24.
tunidades de formación académica, hombres… deleitándoos en la palabra 28. Véase Romanos 15:14.
los problemas de salud, de vida o de Cristo, y [si perseveráis] hasta el 29. Romanos 15:13.
muerte durante la juventud y las desa- fin, he aquí, así dice el Padre: Tendréis 30. Romanos 4:18.
31. Albert Camus, en John Bartlett, compila-
lentadoras y desafiantes experiencias la vida eterna”39. ción, Familiar Quotations, decimoséptima
económicas como refugiado. El ejem- Ésta es la calidad de esperanza que edición, 2002, pág. 790.
32. Véase Éter 12:4.
plo de nuestra madre, aún en los peo- debemos atesorar y cultivar; esa espe- 33. Véase Moroni 7:42.
res momentos, de seguir adelante y ranza madura viene por medio de 34. Hebreos 11:1.
de convertir la fe y la esperanza en ac- nuestro Salvador Jesucristo porque 35. Véase Moroni 10:20.
36. Véase Alma 7:24.
ción, no sólo en preocupaciones o “todo aquel que tiene esta esperanza 37. Jeremías 17:7.
añoranzas, sostuvo a nuestra familia y en él, se purifica a sí mismo, así como 38. Joel 3:16.
a mí y nos dio la seguridad de que las él es puro”40. 39. 2 Nefi 31:20.
40. 1 Juan 3:3.
circunstancias presentes darían paso El Señor nos ha dado un mensaje 41. D. y C. 6:34.
a bendiciones futuras. alentador de esperanza: “No temáis, 42. Véase Mormón 6:17.
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