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Aristóteles dice que el fanfarrón quiere hacer creer que en las cosas
destinadas a ilustrar al hombre posee cualidades que no tiene o que son
mayores que las que realmente posee. El hombre encogido de otra
forma rebaja sus cualidades y las oculta, pero en medio de estos está el
hombre que se presenta tal cual es y solo se atribuye las cualidades que
tiene.
Aristoteles distingue dos partes del alma, el intelecto especulativo y el
intelecto practico, de donde se tienen la sabiduría y la sabiduría practica
que es la prudencia.
Habla aristoteles que la percepción es también en los animales no
racionales, por lo que no es el fin principio fundamental en el hombre.
El intelecto práctico afirma o niega buscando que el deseo busque el
bien y huya del mal. El bien del intelecto especulativo es la verdad y el
bien del intelecto práctico es la verdad de acuerdo con el deseo, siendo
un deseo recto.
El principio de toda acción son la elección, que depende del fin, y el
deseo. El intelecto y el deseo así entonces se influyen y la virtud
depende del pensar y del carácter.
La prudencia permite descubrir el bien en una acción a realizar y a la
verdad en los actos humanos. La sabiduría está más arriba de la
prudencia pues pertenece a la parte superior del alma.