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Colección
167 «PRESENCIA TEOLÓGICA»
HANS-JOSEF KLAUCK
…………………………………………………………………………
……
Los Hechos
apócrifos
de los Apóstoles
…………………………………………………………………………
……
Una introducción
Traducción:
María del Carmen Blanco Moreno
y Ramón Alfonso Díez Aragón
Diseño de cubierta:
Fernando Peón / <fpeon@ono.com>
Impresión y encuadernación:
Grafo, S.A. – Basauri (Vizcaya)
ÍNDICE
Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
a) Los textos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
b) El testimonio de Focio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
c) La cuestión del género . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
1. La novela antigua . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
2. La adaptación cristiana . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
3. Conclusiones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
6
5. Los «Hechos de Tomás» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
a) Datos fundamentales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 152
b) Contenido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 160
1. Hecho primero: Partida y fiesta de bodas . . . . . . . . . . 160
2. Hecho segundo: El palacio en el cielo . . . . . . . . . . . . . 164
3. Hecho tercero: El dragón enamorado . . . . . . . . . . . . . 167
4. Hecho cuarto: El pollino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 168
5. Hecho quinto: El demonio enamorado . . . . . . . . . . . . . 169
6. Hecho sexto: El joven que cometió un asesinato . . . . . 170
7. Hecho séptimo: El general y su familia . . . . . . . . . . . . 172
8. Hecho octavo: Los asnos salvajes . . . . . . . . . . . . . . . . 172
9. Hecho noveno: La mujer de Carisio . . . . . . . . . . . . . . . 174
10. Hecho décimo: El bautismo de Migdonia y Sifor . . . . . 178
11. Hecho undécimo: La mujer del rey . . . . . . . . . . . . . . . . 180
12. Hecho duodécimo: El hijo del rey . . . . . . . . . . . . . . . . 181
13. Hecho decimotercero: En la cárcel . . . . . . . . . . . . . . . 183
14. La muerte del apóstol . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 184
15. La leyenda es elaborada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 185
c) Valoración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 186
6. Los «Hechos de Pedro y los doce apóstoles» . . . . . . . . . . . . 191
a) Datos fundamentales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192
b) Contenido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 195
c) Valoración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201
7. Las «Pseudoclementinas» . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 205
a) Datos fundamentales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 206
b) Contenido . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213
1. Las homilías griegas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 213
2. Las «Recognitiones» latinas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 229
3. El texto subyacente (G) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 238
c) Valoración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
2398. «Hechos de los Apóstoles» tardíos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 243
ÍNDICE
Bibliografía
a) Fuentes y traducciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 277
b) Bibliografías . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 278
c) Estudios sobre los Hechos apócrifos de los Apóstoles . . . . 279
d) Otras obras relevantes, citadas de forma abreviada . . . . . . 283
8
PRÓLOGO A LA EDICIÓN ESPAÑOLA
10
INTRODUCCIÓN
a) LOS TEXTOS
fue encarcelada.
Aristóbula, la perseverante, es una atleta en la lucha.
Eubula, la noble, portadora de luz para otros,
conmovió el corazón del prefecto.
Una [mujer] que amaba a [su] señor es Drusiana,
enamorada de Dios,
encarcelada durante catorce días, buscando a su apóstol.
...es Migdonia en la India». 13
La lista concluye también en este caso con Mani: «Un viento del
norte que sopla sobre nosotros es nuestro Señor Mani; podemos partir
con él y avanzar hacia el país de la luz» (193,4s).
Nuestros análisis en este libro se concentrarán en los cinco Hechos
Apócrifos antiguos, cuyo eco se encuentra en los textos que acabamos
de citar, así como en las frecuentemente olvidadas Pseudoclementinas.
Siempre que resulte posible, examinaremos otros textos (en la mayoría
de los casos menos antiguos) en el contexto de las obras más antiguas.
Por ejemplo, tiene mucho sentido seguir el estudio de los Hechos de
Juan antiguos examinando los Hechos de Juan del Pseudo-Prócoro, las
Virtutes Iohannis y los Hechos de Juan en Roma. Los Hechos de Pablo
encuentran una continuación evidente en otras leyendas sobre Tecla y
Tito. Y, ciertamente, al analizar los Hechos de Pedro, estamos obliga-
dos a examinar también el Hecho de Pedro del BG 4. Se dedica un ca-
pítulo específico al único ejemplo directamente relevante del corpus de
Nag Hammadi, titulado Hechos de Pedro y los doce apóstoles. El capí-
tulo 8 ofrece una presentación sintética del resto de textos más breves
(por ejemplo, los Hechos de Bartolomé, de Mateo, de Santiago el Ma-
yor y Santiago el Menor, de Marcos, de Lucas, de Jantipa y Políxena,
etcétera). Prestaremos especial atención a los extensos Hechos de Feli-
pe, extraordinariamente interesantes tanto desde el punto de vista na-
rrativo como desde el teológico.
BIBLIOGRAFÍA
LOS HECHOS APÓCRIFOS DE LOS APÓST OLES
b) EL TESTIMONIO DE FOCIO
En una fecha tan tardía como finales del siglo IX d.C., el docto patriar-
ca Focio, en Bizancio, lee los cinco Hechos de los Apóstoles antiguos,
que él consideraba como una obra colectiva (Códice 114), junto con las
Pseudoclementinas, (que presenta en los Códices 112-113):
«He leído un libro titulado Viajes de los apóstoles, que incluye los
Hechos de Pedro, Juan, Andrés, Tomás y Pablo, y cuyo autor es Leu-
cio Carino, como indica la misma obra».
ciones, aunque a veces están cuidadas, casi siempre son comunes y tri-
lladas; no hay rastro de la expresión suave y espontánea, que es la ca-
racterística esencial del lenguaje de los Evangelios y de los apóstoles.
La obra está llena de necedades, contradicciones internas y disparates.
El autor afirma que hay un dios de los judíos, que a su juicio es malo
y cuyo siervo era Simón el Mago, y otro dios, Cristo, que a su juicio es
bueno. Lo mezcla y confunde todo y llama a ambos Padre e Hijo.
15
Afirma que en realidad Cristo nunca se hizo hombre, a no ser en
apariencia; que se apareció con frecuencia y bajo diferentes formas a
sus discípulos, como joven, como anciano, como niño; otra vez como
anciano y de nuevo como niño; unas veces más alto, otras más bajo,
y finalmente tan alto que su cabeza casi tocaba el cielo.
Inventa también muchas cosas absurdas y sin sentido sobre la
cruz, pues dice que Cristo no fue crucificado, sino que pusieron a otro
en su lugar y, por tanto, pudo reírse de quienes pensaban que lo habían
crucificado. Declara que los matrimonios legítimos son ilegales, y que
toda procreación es mala y obra del malvado. Habla neciamente sobre
el creador de los demonios. Con el estilo más ridículo e infantil cuen-
ta historias sobre resurrecciones de muertos, bueyes y otros animales.
Parece que en los Hechos de Juan apoya a los iconoclastas y ataca el
uso de imágenes. En una palabra, el libro contiene una gran cantidad
de afirmaciones infantiles e increíbles, invenciones, mentiras, neceda-
des, contradicciones internas, declaraciones sacrílegas e impías, de
modo que uno está en lo cierto cuando sostiene que es la fuente y ma-
dre de todas las herejías».
BIBLIOGRAFÍA
R. HENRY, Photius: Bibliothèque. Tome II: «Codices» 84-185 (Collection By-
zantine), Paris 1960.
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R.A. LIPSIUS, Die apokryphen Apostelgeschichten.
M.A. WILLIAMS, Rethinking Gnosticism.
1. La novela antigua
Ya hemos empleado antes la palabra «novela» y ahora debemos decir
algo sobre la novela en el imperio helenístico. El término «novela» (Ro-
man, en alemán) no es antiguo; fue acuñado en la Edad Moderna como
una denominación para textos narrativos en las lenguas «románicas»
vernáculas, pero se puede aplicar también a relatos de ficción en prosa
más extensos de la antigüedad clásica. Sus orígenes podrían remontar-
se al siglo I a.C., aunque los textos relevantes se han conservado sólo en
forma fragmentaria. La edad de oro de este género literario se extiende
entre los siglos I y IV d.C. Se ha especulado mucho sobre la génesis de
este género. Lo más probable es que intervinieran diferentes factores
IN T RODUCCIÓN
TEXTOS
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S.A. STEPHENS – J.J. WINKLER, Ancient Greek Novels: The Fragments, Prince-
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C. BURCHARD, Joseph und Asenath, kritisch herausgegeben (PVTG 5), Leiden
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BIBLIOGRAFÍA
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LOS HECHOS APÓCRIFOS DE LOS APÓST OLES
2003.
N. HOLZBERG, Der antike Roman. Eine Einführung, Düsseldorf – Zurich 2006
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D. KONSTAN, Sexual Symmetry. Love in the Ancient Novel and Related Genres,
Princeton 1994.
F. LÉTOUBLON, Les lieux communs du roman. Stéréotypes grecs d’aventure et
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B.E. PERRY, The Ancient Romances.
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I. STARK, Religiöse Elemente.
20
J.M. WILLS, The Jewish Novel in the Ancient World, Ithaca 1995.
2. La adaptación cristiana
Sobre la base de la obra pionera de Erwin Rohde, Ernst von Dobschütz
fue probablemente el primero que buscó novelas en la literatura cristia-
na primitiva. En 1902, las descubrió en los Hechos apócrifos de los
Apóstoles. Después de los amplios trabajos preliminares de Friedrich
Pfister (en NTApo2, 163-169), entre otros, Rosa Söder presentó un es-
tudio global de este tema en la tesis doctoral que escribió bajo la direc-
ción de los profesores Martin y Pfister en Würzburg. Ella empieza iden-
tificando cinco elementos «que constituyen la esencia de la novela en
la literatura griega: (1) el elemento de la itinerancia; (2) el elemento
aretalógico; (3) el elemento de lo maravilloso; (4) el elemento tenden-
cioso –de tipo religioso, filosófico, político y ético–; (5) el elemento
erótico, que, no obstante, no alcanza su plena elaboración hasta la apa-
rición de la novela sofística» (3s).
Después investiga la presencia de estos motivos en los Hechos apó-
crifos de los Apóstoles (aun cuando no distingue suficientemente entre
cada uno de los Hechos). Algunos de estos apóstoles están, en efecto,
viajando continuamente, y sus viajes incluyen travesías por el mar con
tempestades y naufragios (motivo 1). El elemento aretalógico (motivo
2) está ejemplificado sobre todo en los milagros realizados por los
apóstoles, su omnisciencia, su don de predecir el futuro y su salvación
de situaciones peligrosas. Precisamente este elemento no está muy de-
sarrollado en las novelas, tal como ella admite en la página 185: «El
elemento aretalógico está casi completamente ausente en la novela».
Esto lleva a Söder a apelar a las categorías, un tanto vagas, de «haza-
ñas de hombres famosos» y «vitae y aretalogías de los filósofos» (74s).
Ella encuentra el elemento de lo maravilloso («teratología», motivo 3)
en la descripción de pueblos fabulosos, antropófagos, plantas maravi-
llosas, animales que hablan y fenómenos naturales. Los paralelos más
próximos se encuentran en la Novela de Alejandro. Un elemento ten-
dencioso (motivo 4) en las novelas sería, por ejemplo, la propagación
del matrimonio monógamo como estructura social fundamental, reali-
zada en el «final feliz» estereotipado. En los Hechos Apócrifos, el ele-
mento tendencioso correspondiente es la predicación misionera cristia-
IN T RODUCCIÓN
BIBLIOGRAFÍA
LOS HECHOS APÓCRIFOS DE LOS APÓST OLES
BIBLIOGRAFÍA
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LOS HECHOS APÓCRIFOS DE LOS APÓST OLES
24
1. LOS «HECHOS DE JUAN»
EDICIONES
M. BONNET, en AAAp II/1, pp. 151-216.
E. JUNOD – D. KAESTLI, Acta Iohannis, vols. 1-2 (CChr.SA 1-2), Turnhout
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T. ZAHN, Acta Ioannis unter Benutzung von C. Tischendorf’s Nachlass bear-
beitet, Erlangen 1880; reimp.: Hildesheim 1975 (sobre los Hechos de Juan
del Pseudo-Prócoro).
TRADUCCIONES
ESTUDIOS
DE JUAN »
J.N. BREMMER (ed.), The Apocryphal Acts of John (Studies on the Apocryphal
Acts of the Apostles 1), Kampen 1995.
« HECHOS
a) DATOS FUNDAMENTALES
un colorido gnóstico, y que las habría combinado para formar una obra
con un mensaje unificado. Tendremos presente esta cuestión y volvere-
mos a abordarla al final del capítulo.
« HECHOS
b) CONTENIDO
– Cleopatra y Licomedes
«Cuando nos acercábamos a la ciudad» (§ 19), Licomedes, el stratēgos
(«estratego», es decir, un alto dignatario) de Éfeso, sale al encuentro
de los viajeros. Su esposa Cleopatra ha yacido enferma de muerte du-
rante siete días, casi sin respirar. Pero «alguien» no identificado ha
prometido a Nicomedes que Juan llegará para rescatarla y «resucitar-
la» o «devolverle la salud» (se alude al motivo de una doble visión, co-
mo en Hch 10). Licomedes pronuncia una lamentación, impresionan-
te desde el punto de vista retórico, en la que expresa la intención de
suicidarse (20), antes de caer y morir –después de escuchar los repro-
ches del apóstol (21).
Juan ve los dos cadáveres como obra del adversario (21: «¡Oh nue-
va intriga urdida contra mí!») y dirige una apremiante oración a Cristo
como médico «que sana gratis» (cf. Hch 3,20): «Pues tú mismo, oh
Cristo, dijiste: “Pedid y se os dará”» (22; cf. Mt 7,7 par). Después se
acerca a Cleopatra y le ordena en nombre del Señor: «Levántate y no
sirvas de pretexto a muchos que desean no creer, ni seas causa de aflic-
ción para las almas que esperan y podrían salvarse» (23).
Cuando vuelve a la vida, Cleopatra pregunta en primer lugar por su
LOS HECHOS APÓCRIFOS DE LOS APÓST OLES
30
– El apóstol y su retrato
Licomedes persuade a un amigo pintor para que pinte un retrato del
apóstol mientras predica a una gran multitud, sin que éste se percate de
ello (26). No obstante, Juan observa que Licomedes se retira a menudo
solo a su dormitorio, y decide investigar por qué lo hace. Entonces en-
cuentra «la imagen coronada de un anciano, con velas y un altar delan-
te de ella», y piensa que es la pintura de un dios pagano (27). Licome-
des se defiende con un argumento que refleja un elemento importante
de la estructura social de la antigüedad clásica, a saber, el culto a los be-
nefactores: «Si, además de Dios, se nos permite llamar dioses a nues-
tros benefactores, entonces es a ti, padre, que estás pintado en ese cua-
dro, a quien corono, amo y doy culto...» (27).
En esta ocasión, el apóstol ve por primera vez su reflejo en un es-
pejo, y se siente obligado a admitir la semejanza con el retrato. Pero al
punto desprecia la pintura, porque capta sólo su apariencia carnal (28),
«la pintura muerta de lo que está muerto» (29). Lo que importa es una
imagen auténtica del alma, pintada con colores proporcionados por
Jesús, «que nos pinta a todos para sí mismo». Estos colores son, por
ejemplo, «la fe en Dios, conocimiento, el temor de Dios, el amor, la co-
munidad, la mansedumbre...» (29). Hay que destacar que el contenido
central de este relato es próximo a un episodio semejante de la vita del
filósofo neoplatónico Plotino (en Porfirio, Vida de Plotino 1).
– Las ancianas
Desde el § 30 se dispone cuidadosamente la escena para otra curación
masiva, que es una obra de amor. A Vero, uno de los hermanos servi-
dores («diáconos»), se le ordena que reúna en el teatro a las ancianas de
más de sesenta años de edad de toda la ciudad de Éfeso. Cuando llegan
al teatro, se descubre que sólo cuatro de ellas están sanas; todas las de-
más sufren diferentes enfermedades. Muchos espectadores se reúnen,
incluido el procónsul y otro dignatario, un «primer stratēgos» de la ciu-
DE JUAN »
BIBLIOGRAFÍA
E. PLÜMACHER, «Apostolische Missionsreise und statthalterische Assisetour –
Eine Interpretation von Acta Johannis c.37.45 und 55», en ID., Geschichte
und Geschichten, pp. 207-228.
E. PLÜMACHER, «Der Theos aphthonos in Acta Johannis 55 und sein historis-
cher Kontext», en ID., Geschichte und Geschichten, pp. 229-273.
jen de «los siervos de Dios». Por la mañana, el narrador y los demás her-
manos ven una gran cantidad de chinches esperando pacientemente a la
puerta de la habitación. Cuando el apóstol se levanta y observa que es-
« HECHOS
BIBLIOGRAFÍA
E. BURCK, «Das Paraklausithyron. Die Entwicklungsgeschichte eines Motivs
der antiken Liebesdichtung», en ID., Vom Menschenbild in der römischen
Literatur. Ausgewählte Schriften, Heidelberg 1966, pp. 244-256.
LOS HECHOS APÓCRIFOS DE LOS APÓST OLES
– La muerte de Drusiana
En este punto del relato, un varón se enamora de Drusiana. Su nombre,
Calímaco, no aparece hasta el § 73, pero el relato nos dice desde el pri-
mer momento que es «un siervo de Satanás». Drusiana piensa que es
ella quien tiene la culpa de este giro en los acontecimientos, simple-
mente por el hecho de existir, y pide a Dios morir pronto. De hecho,
muere en presencia del apóstol, que no sabía nada de todo lo sucedido
hasta ese momento (64). Cuando Andrónico explica la razón de la
muerte de Drusiana, el apóstol guarda silencio, profundamente pertur-
bado por las «amenazas del enemigo». El discurso que pronuncia a con-
tinuación no es un discurso fúnebre dirigido a la situación inmediata,
sino una exhortación más general a prepararse para la propia muerte, en
la que emplea una serie de metáforas en el § 67: el timonel, el campe-
sino, el corredor en el estadio y el que lucha por un premio (cf. 1 Co
9,24-27). El punto de comparación es la determinación de su conducta,
así como también las dificultades que soportan –tempestades, hongos,
alimañas–, que simbolizan las emociones, pasiones, vicios y preocupa-
ciones diarias en la vida humana (68). Juan resume: la única alma que
debe ser alabada es la que «se ha negado a dejarse inflamar por la im-
pura lujuria, a sucumbir a la frivolidad, a dejarse atrapar por el afán de
dinero o a ser traicionada por la fuerza del cuerpo y de la ira» (69).
DE JUAN »
– En el sepulcro
Entretanto, incitado por «el polimorfo Satán», Calímaco no es perezo-
« HECHOS
so, sino que ve una manera de alcanzar la meta de sus deseos, a saber,
por medio de la perversión de la necrofilia. Soborna a Fortunato, el ad-
LOS
42
BIBLIOGRAFÍA
H. GARCÍA, «La polymorphie du Christ. Remarques sur quelques définitions et
sur des multiples enjeux»: Apocrypha 10 (1999), pp. 16-55.
I. CZACHESZ, «The Gospel of Peter and the Apocryphal Acts of the Apostles:
Using Cognitive Science to Reconstruct Gospel Tradition», en (Thomas J.
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E. JUNOD, «Polymorphie du Dieu Sauveur», en (J. Ries [ed.]) Gnosticisme et
Monde Hellénistique, Louvain-la-Neuve 1982, pp. 38-46.
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H.-J. KLAUCK, Die apokryphe Bibel: Ein anderer Zugang zum frühen
Christentum, Tübingen 2008.
– El relato de la «pasión»
Después de la danza, el Señor se aleja y los discípulos huyen en todas
las direcciones (cf. Mc 14,50; Jn 16,32). Juan llega únicamente hasta
una cueva del monte de los Olivos (compárese este relato, por ejemplo,
con Jn 19,26). En el momento mismo de la crucifixión, cuando la os-
curidad cubre toda la tierra, el Señor se aparece y le da luz, diciendo:
«Juan, allá abajo, en Jerusalén, ante la multitud soy crucificado, y atra-
vesado con lanzas y clavos [Jn 19,34; Mc 15,19], y me dan a beber hiel
y vinagre [Mc 15,36; Mt 27,34]». Pero Juan tiene que oír lo que real-
mente está sucediendo (97).
El Señor le muestra en una visión una cruz de luz, de dimensiones
aparentemente cósmicas. Lo que sucede después, dentro de la descrip-
ción de la visión, es significativo y, al mismo tiempo, oscuro:
«...alrededor de la cruz [de luz me mostró] una gran multitud que no
tenía una sola forma [fija]; y en la cruz había una sola forma y una fi-
gura semejante [cf. quizás la expresión “imagen y semejanza” en Gn
1,26]. Y por encima de la cruz contemplé al mismo Señor, que no te-
nía una figura [visible], sino únicamente una voz...» (98).
luz, en ella y por encima de ella, del modo siguiente: la gran multitud
alrededor de la cruz son las personas que no tienen posibilidad de re-
dención. El Redentor sobre la cruz ha regresado a su patria celestial. El
« HECHOS
del Logos», etcétera. Ahora podemos comprender por qué Juan, que ba-
ja y regresa a Jerusalén, se ríe de todo lo que oye allí sobre el sufri-
miento del Señor (102). En otros textos gnósticos es Cristo mismo
quien se ríe de quienes piensan que están crucificándolo (sobre esto, cf.
Stroumsa).
BIBLIOGRAFÍA
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46
6. La muerte del apóstol (HchJn 106-115)
Casi el noventa por ciento de la escena de la muerte consiste en largas
oraciones y discursos del apóstol, interrumpidos sólo por unos pocos
elementos narrativos. Juan empieza a hablar un domingo (§ 106). Se di-
rige a los hermanos con palabras que manifiestan una dimensión ecle-
siológica menos clara en el resto del texto: «cosiervos, coherederos y
copartícipes del reino del Señor». Les recuerda los numerosos dones de
gracia que han recibido (se enumeran 14) y el «misterio del plan salví-
fico [oikonomias]» que se ha cumplido por el bien de ellos. En el § 107,
se aplican muchos atributos a «nuestro Dios Jesucristo» y se exhorta a
los oyentes a vivir de tal modo que Él se complazca en ellos –especial-
mente porque no está claro si quienes caen tienen alguna posibilidad de
un nuevo arrepentimiento–. A continuación sigue una nueva oración,
llena de anáforas, en la que el apóstol pide al Señor que proteja siem-
pre a los creyentes de las artimañas del adversario (108). La fracción
del pan en el § 109 está acompañada por una oración de acción de gra-
cias y alabanza, redactada en primera persona del plural, que contiene
un gran número de metáforas (según Junod y Kaestli, este párrafo for-
ma parte de la interpolación gnóstica en los §§ 94-102).
Después de la fracción del pan el apóstol toma a Vero y a dos jóve-
nes hermanos con espuertas y palas (110), y se dirige a un sepulcro fue-
ra de la ciudad (111), donde ordena a sus compañeros que caven un fo-
so muy profundo. Después se quita las vestiduras y las arroja «al fon-
do de la fosa, como si fueran unas sábanas». Vestido únicamente con
una túnica interior alza las manos para elevar una oración final en tres
partes. Al comienzo de esta oración (§ 112), emplea una expresión
–«Oh Dios, que nos has elegido para el apostolado entre los gentiles»–
que solemos asociar con Pablo. En el centro de las veinte invocaciones
del Señor se encuentran todos los beneficios que él concede al alma.
Esto conduce a la petición final, según la cual puede tomar también el
alma del apóstol.
DE JUAN »
tentó por segunda vez, el Señor se lo impidió por medio de una enfer-
medad física. Cuando lo intentó por tercera vez, el Señor se le apareció
«a la hora tercia, en el mar», y le dijo: «Juan, si no fueras mío, te habría
LOS
dejado casarte». Deja ciego a Juan durante dos años y le devuelve la vis-
ta al tercer año. Esto significa que los planes matrimoniales de Juan nun-
ca se realizarán. No obstante, debemos observar que la soltería y la re-
nuncia a las relaciones sexuales se exigen aquí únicamente a personas 47
particulares; no son elevadas a la categoría de norma general. A pesar de
una inconfundible devaluación de las esferas corporal y sexual; a pesar
de una visión, culturalmente condicionada, de la mujer como ser defec-
tuoso, y a pesar de una cierta preferencia por la continencia sexual, los
Hechos de Juan no propagan un encratismo universal.
La tercera y última parte de la oración (114) anticipa el camino que
el alma del apóstol recorrerá después de morir para llegar hasta su
Señor. Encontrará obstáculos (bien conocidos como «decoraciones mo-
vibles» gracias a las descripciones míticas de la vida futura) y tendrá
que superarlos:
«Y cuando voy hacia ti, que se retire el fuego, sea vencida la tiniebla,
pierda su fuerza el caos, apáguese el horno encendido, extíngase el in-
fierno, vengan los ángeles tras de mí, tengan miedo los demonios...
que el diablo tenga que guardar silencio, Satanás sea ridiculizado...».
Según otro grupo de testigos textuales, lo único que quedaba al día si-
guiente eran sus sandalias, pero el suelo borbotaba (quizá porque el
apóstol yacía dormido en el sepulcro y movía la tierra con su respira-
ción). Los hermanos se acordaron entonces de Jn 21,22, donde Jesús di-
ce: «Si quiero que se quede hasta que yo venga, ¿qué te importa?». Esto
lleva directamente a la hagiografía posterior y al culto a las reliquias
centrado en torno al sepulcro de Juan en Éfeso (mientras la Iglesia de
San Juan se mantuvo en pie, se atribuyó un poder milagroso al polvo
del sepulcro).
BIBLIOGRAFÍA
I. CZACHESZ, Commission Narratives, pp. 92-122.
J.-D. KAESTLI, «Le rôle des textes bibliques dans la genèse et le développe-
ment des légendes apocryphes: Le cas du sort final de l’apôtre Jean»: Aug.
48 23 (1983), pp. 319-336.