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UNIVERSIDAD YACAMBU

PROGRAMA DE ESTUDIOS POR COMPETENCIAS


CARRERA-DERECHO

RESUMEN ANALÍTICO

Facilitadora: Prof. Armando Jesús Briceño Sánchez


Asignatura: DERECHO PÚBLICO
Participante: Jesús Rafael Cadenas C.
C.I.V-19985210

Chaguaramas, 25 de Julio de 2017


Analizar la temática del presidencialismo Latinoamericano es de vital
importancia para entender como esta forma de gobierno ha incidido en la
estabilidad del régimen democrático y si ha tenido o no influencia en las
reiteradas rupturas constitucionales que se produjeron a lo largo del siglo
XX. El debate sobre el presidencialismo se mantiene hoy vigente en el
ámbito de la Ciencia Política y es de absoluta actualidad en nuestro país,
ya que la historia de la institucionalidad política en Argentina es, en gran
medida, la historia del presidencialismo y su crisis.

Siendo así, los demás regímenes de Izquierda se han visto


influenciados por este precedente, nuestro país no ha sido la excepción
pues dentro de las propuestas a la reforma de la constitución propuestas
en noviembre del año pasado, se encuentra justamente la posibilidad de
elegir ilimitadamente a las autoridades de elección popular. Con este
antecedente dentro de la ciencia política y la teoría constitucional se
restringe principio de la alternancia del poder, fundamental para la
existencia de una verdadera democracia. Y por otro lado el discurso de
los que motivan a la elección indefinida está en la posibilidad de que el
pueblo (mandante) sea el que elija un cambio.

En la actualidad, casi todos los países que poseen sistemas de


gobierno presidenciales se encuentran concentrados en América Latina.
La razón por la que en el continente Americano residen mayoritariamente
los gobiernos presidenciales, a diferencia del Europeo donde imperan los
parlamentarios, es fundamentalmente histórica y no es resultado de
decisiones deliberadas. En efecto, al producirse la independencia de las
colonias españolas en América, los nuevos Estados solo tuvieron como
ejemplo de "Estado Republicano" la forma de organización de los Estados
Unidos, ya que el resto de los Estados europeos eran monarquías, que
poseían un Jefe de Estado hereditario.
Por lo tanto, la división entre sistemas presidenciales y parlamentarios
no resultó del debate de teorías, asignándole superioridad a una forma de
organización sobre otra, sin embargo resultaría enriquecedor que en la
actualidad podamos realizar un análisis y evaluación de la performance
que ha tenido el presidencialismo especialmente en Latinoamérica. El
presidencialismo, específicamente el Latinoamericano, ha funcionado mal,
de acuerdo a su evolución histórica; salvo en el caso de los EE.UU. todos
los demás sistemas presidenciales han sido frágiles, rígidos e inestables,
cayendo regularmente ante los nefastos golpes de estado y en las más
diversas formas de interrupciones institucionales.

Corresponde, entonces, plantearnos esta problemática, para poder


encontrar y entender las causas de su fragilidad institucional y, a su vez,
poder aportar algunas ideas que puedan ayudar a fortalecer la estructura
institucional y el régimen democrático en la región. Ahora al analizar el
área Latinoamericana, donde se concentran la mayoría de los sistemas
presidenciales y donde también, desafortunadamente, se ha producido un
largo historial de fragilidad e inestabilidad institucional.

Si bien no podemos separar totalmente las variables económicas,


sociales, culturales, y la categoría generalizada para la región de "países
en vías de desarrollo", también es cierto que la herramienta fundamental
que tienen las sociedades para resolver los problemas colectivos es: LA
POLÍTICA, y dentro de ella la "ingeniería institucional", que puede
reformar y crear nuevos sistemas de gobierno que se adapten más
flexiblemente a las necesidades de la región. Para efectuar, entonces, un
análisis del presidencialismo Latinoamericano con el objeto de encontrar
en su estructura sistémica algunas causas de su mal funcionamiento,
podríamos utilizar el método comparado para enfrentarlo con su similar
Norteamericano y encontrar así algunas variables independientes que nos
permitan advertir diferencias relevantes relacionadas con las causas de
su inestabilidad institucional.
Para empezar advertimos, que el principio de separación y división de
poderes se mantiene formalmente en lo esencial en América Latina, pero
se introdujeron algunas innovaciones con el objeto de fortalecer al poder
ejecutivo en desmedro del poder legislativo, debilitando el equilibrio de
poderes y dando al Presidente el centro de gravedad, total y absoluto del
sistema de gobierno. Otro aspecto que diferencia al sistema presidencial
de los EE.UU. y los de América Latina, es que el presidente
norteamericano tiene poderes políticos jurídicamente limitados por una
fuerte estructura federal, que otorga una amplia autonomía a los Estados
miembros. Mientras que en Latinoamérica se crearon Estados muy
centralizados y con limitada autonomía, aún en los países con
organización federal (Argentina, Brasil, México, Venezuela).

Además de estos factores existe un factor objetivo, de carácter


constitucional, que es innegable y que consiste en: la superioridad y
ampliación de los poderes presidenciales en los países Latinoamericanos,
por encima de los que posee el Presidente de los EE.UU.; y esto se
advierte claramente en que los primeros se convierten en colegisladores,
junto y en ocasiones por encima del Parlamento, a diferencia del poder
ejecutivo Norteamericano. Dentro de los sistemas de gobierno se
encuentra el presidencialismo, mucho se ha estudiado sobre el tema
referido. Es sistema modelo que ha servido de estudio a nivel mundial y el
que se hace llamar el sistema presidencialista por excelencia, es el
norteamericano edificado por los padres fundadores como el sistema más
antiguo y fuerte de la actualidad

En conclusión, la única posibilidad de cambio democrático está en la


expresión de la voluntad de los gobernados quienes deciden cambiar las
ideas, formas y políticas de gobierno, a través del cambio de sus
autoridades, partidos gobernantes y presidentes siempre por vía electoral
y por decisión mayoritaria, ya que en democracia los cambios no
provienen de la providencia divina ni de los derechos de sangre y menos
aún puede provenir de los caprichos o actos de fuerza de aquellos que
por alguna razón creen saber qué es lo que más conviene a su pueblo.

Estas reglas de comportamiento político, fueron realizadas, con la


mayor seriedad y convicción y sientan bases para apoyar un régimen
verazmente democrático, algo difícil de encontrar por ejemplo en el
régimen castrista que, por el contrario, está intencionadamente alejado de
toda voluntad de abrirse a una democracia contemporánea y más bien
empeñado en mantener esa situación de gobierno.

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