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UNIDAD ACADEMICA DE LA SALUD

CARRERA DE ODONTOLOGIA

MATERIA:
ANATOMÍA

TEMA:
HUESO MALAR
HUESOS PROPIOS DE LA NARIZ
INTEGRANTES:
FERNANDO FLORES
NICOLE GRANDA
DAYANA GARCÍA
STEVEN ALCÍVAR

NIVEL:
NBC – C
Hueso Malar
El hueso malar que se llama también hueso cigomático, hueso yugal o pómulo, está situado en la
parte más externa de la cara, de la cual forma el límite lateral.
Constituye un sólido arbotante colocado entre el maxilar superior y los tres huesos del cráneo que
entran en la formación de la fosa temporal: el frontal, el ala mayor del esfenoides y la concha del
temporal. Por su configuración general tiene el aspecto de un cuadrilátero, y por esto hemos de
considerar en él dos caras, cuatro bordes y cuatro ángulos:
1.° Caras.- De las dos caras, una es externa y está en relación con los tegumentos; la otra es interna
y mira hacia la fosa temporal:
a) Cara externa.- La cara externa, lisa y convexa, presta inserción a los dos músculos cigomáticos. El
músculo orbicular de los párpados cubre su mitad superior pero sin adherirse a ella.
b) Cara interna.- La cara interna, cóncava, entra a la vez a formar parte de la fosa temporal y de la
fosa cigomática. Presta inserción a unos cuantos manojos anteriores del músculo temporal.
2.° Bordes.- Los cuatro bordes del hueso malar se distinguen en anterosuperior, posterosuperior,
anteroinferior y posteroinferior:

a) Borde anterosuperior.- El borde anterosuperior, romo y regularmente cóncavo, forma parte del
reborde de la órbita. Da nacimiento a una lámina ósea que parte de él casi en ángulo recto para
dirigirse hacia atrás: es la apófisis orbitaria, que forma parte de la órbita por su cara superior o
cóncava, y de la fosa temporal por su cara inferior o convexa. El borde libre de la apófisis orbitaria,
finamente dentado, se articula a la vez con el maxilar superior y con el ala mayor del esfenoides.
Entre las dos líneas de dentellones destinadas a esta doble articulación existe a menudo una
pequeña porción no articular que limita por delante la hendidura esfenomaxilar.
b) Borde posterosuperior.- El borde posterosuperior forma parte del contorno de la fosa temporal.
Encontramos en él una porción horizontal y otra vertical, que se unen entre si formando un ángulo
ligeramente obtuso. En la porción vertical de este borde, y en su parte media, se encuentra una
prolongación laminar, dirigida hacia atrás en sentido de la fosa temporal; llámese apófisis marginal
del pómulo.
c) Borde anteroinferior.- El borde anteroinferior, casi rectilíneo, dentado en toda su extensión, se
articula con el maxilar superior.
d) Borde posteroinferior.- El borde posteroinferior, grueso, rugoso y romo, continúa la dirección del
arco cigomático. Presta inserción a los fascículos anteriores del músculo masetero.
3.° Ángulos.- Son en número de cuatro:
a) El ángulo superior representa una pequeña columna ósea, cuya extremidad, destellada, se
articula con la apófisis orbitaria externa del frontal.
b) El ángulo posterior, igualmente dentellado, se articula con la apófisis cigomática del temporal.
c) Los ángulos anterior e inferior se confunden uno y otro con el borde anteroinferior, para
articularse juntos con la apófisis malar del maxilar superior.

Cuando se pone el cráneo en norma verticalis o superior, es


decir, cuando se examina perpendicularmente a su bóveda, se
ven o no los arcos cigomáticos.
Cuando son patentes, se habla de frenocigia: cuando están
ocultos, de ciptocigia debido a un ensanchamiento de la región
frontoparietal y a una reducción de la cara en anchura.
4.° Conformación inferior.- Casi enteramente formado por
tejido compacto, puede decirse que el pómulo únicamente tiene
tejido esponjoso, y aún en pequeña cantidad, en los puntos de
mayor grosor. Este hueso es atravesado por un conducto, el
conducto malar, el cual, empezando en la cara superior de la
apófisis orbitaria, pronto se bifurca en el espesor del hueso,
formando una Y, para abrirse a la vez en la cara externa del
hueso y en su cara interna. Estos dos conductos secundarios que dan paso a filetes nerviosos
procedentes de la rama orbitaria del maxilar superior, pueden denominarse, el uno cigomatofacial
(el que va a la cara), y el otro cigomatotemporal (el que se abre en la fosa del temporal).
No es raro encontrarlos independientes el uno del otro en toda su extensión, y en este caso se
comprende que se han de encontrar también en la apófisis orbitaria dos agujeros en vez de uno.
Conexiones.- El pómulo se articula con cuatro huesos: por arriba, con el frontal: por abajo y delante,
con el maxilar superior; por atrás, con el temporal: por atrás y dentro con el ala mayor del
esfenoides.
Inserciones musculares.- Cinco músculos se insertan en el pómulo, que son 1.°, en la cara externa
del hueso, el cigomático menor, el cigomático mayor y el elevador propio del labio superior; 2.°, en
la cara interna, el temporal; 3.°, en el borde posteroinferior, el masetero.
Desarrollo.- La mayoría de los anatomistas hacen derivar equivocadamente el pómulo de un solo
punto de osificación. QUAIN Y KOELLIKER admiten dos puntos. RAMBAUD Y RENAULT representan
tres puntos de osificación, uno para la porción cigomática del hueso y dos para la porción orbitaria
Estos tres puntos de osificación son muy visibles al final del segundo mes, pero no están totalmente
soldados hasta el quinto.
Teóricamente, el pómulo se compone de tres piezas óseas, que son: 1.°, una pieza anterior o
premalar; 2.°, una pieza posterior, situada por detrás de la precedente, o postmalar; 3.°, una pieza
inferior o hipomalar, correspondiente a la parte inferior del hueso.
Variedades.- La anatomía anormal confirma por completo esta multiplicidad de los centros de
osificación del pómulo. En efecto en algunos sujetos se ha encontrado el pómulo dividido por una
sutura transversal en dos porciones distintas: una porción superior y una porción inferior.
Huesos propios de la nariz
Situados a cada lado de la línea media, los dos huesos propios de la nariz ocupan el espacio
correspondido entre el frontal y las dos apófisis ascendentes del maxilar superior. Cada uno de ellos
tiene la forma de una lámina cuadrilátera, algo más ancha por abajo que por arriba. Encontramos
en este hueso, dos caras y cuatro bordes.
1.°, Caras.- De las dos caras, una es anterior y la otra porterior.
a) La cara anterior, convexa en sentido transversal y ligeramente cóncava en sentido vertical, está
cubierta en toda su extensión por el músculo piramidal.
b) La cara posterior, cóncava en sentido transversal, forma parte de las fosas nasales y se ven en ella
numerosos surcos para vasos y nervios.
2.°, Bordes.- Los cuatro bordes se distinguen en superior, inferior, externo e interno.
a) El borde superior, fuertemente dentellado, constituye la parte más gruesa del hueso. Se articula
con el borde anterior del frontal.

b) El borde inferior, un poco más ancho, muy delgado y muy irregular, se une con los cartílagos
laterales de la nariz. De ordinario presenta una pequeña escotadura para el paso del nervio
nasolobular.
c) El borde externo, cortado a bisel a expensas de la lámina interna del hueso, se articula con la rama
ascendente del maxilar superior.
d) El borde interno, por último, muy grueso y rugoso, se articula con el lado opuesto en la mayor
parte de su extensión. En la parte más superior, cerca del borde superior, se articula también con la
espina nasal del frontal y la lámina perpendicular del etmoides.
3.° Conformación interior.- Los huesos propios de la nariz están casi enteramente formados por el
tejido compacto. Con cierta frecuencia se ve que los atraviesa un conducto, casi
perpendicularmente a su superficie, que sirve para dar paso a un vaso.
Conexiones.- Cada uno de los huesos propios de la nariz se articula con cuatro huesos: 1.°, por
dentro, con su homónimo del lado opuesto; 2.°, por fuera, con la rama ascendente del maxilar
superior; 3.°, por arriba, con el frontal y el etmoides.
Inserciones musculares.- El hueso nasal presta inserción únicamente a un músculo, el piramidal. Sin
embargo, sucede a veces que se insertan en él algunas fibras del elevador común del ala del ala de
la nariz y del labio superior.
Desarrollo.- Cada uno de los huesos propios de la nariz se desarrolla por un solo punto de
osificación, el cual puede aparecer a mediados del tercer mes de la vida ultrauterina.
Variedades.- En la región de los huesos propios e la nariz se encuentran a veces pequeños huesos
supernumerarios. Huesos tenido ocasión de ver en dos sujetos una pequeña pieza ósea colocada
entre el frontal y el borde superior de los huesos de la nariz (hueso supernumerario subnasal). Estos
pequeños huesos pueden desarrollarse entre los dos huesos nasales (hueso supernumerario
internasal), como lo ha observado HYRTL, o también a lo largo del borde inferior (hueso
supernumerario subnasal), como lo ha notado MAYER.- Puede suceder que los dos huesos propios
de la nariz se suelden en la línea media formando una sola pieza ósea, disposición que es normal en
el chimpancé desde la edad de dos años, en el gorila y en los pitecos más pronto todavía.- Según
HYRTL, esta soldadura se produce relativamente más pronto en los hotentotes. BROCA, examinando
veintisiete esqueletos de adultos tomados al azar, ha encontrado la fusión de los dos huesos nasales
en cinco sujetos, y precisamente estos cinco pertenecen a la raza negra.

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