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Ensayo sobre Ontología del Lenguaje

Sobre el libro “Ontología del lenguaje” de Rafael Echeverría publicado por Dolmen Ediciones S. A.,
en junio de 2002. Sexta Edición.

¿Qué es Ontología del Lenguaje?


Rafael Echeverría plantea en su libro que “la ontología hace referencia a nuestra comprensión
genérica —nuestra interpretación— de lo que significa ser humano”. Aceptando esta posición,
debemos decir que la ontología trata de un estudio del ente, lo cual se refiere a los seres en cuanto
a su forma de ser. Más adelante, Echeverría afirma que “cada planteamiento hecho por un
observador nos habla del tipo de observador que ese observador considera que es”, lo que
quiere decir que cuando el pensar es claro, el pensamiento fluye en palabras fáciles y naturales sin
encontrar ningún tipo de resistencia. En caso contrario, siendo un pensamiento débil requiere de
mucha más energía para reforzarlo y transformarlo en palabras.

Un pensamiento claro tiene como premisa una claridad mental suficiente para que la palabra
también resulte comprensible y precisa. Por lo tanto, la Ontología del Lenguaje sostiene que el
hombre existe en su manera de decir, actúa en su decir, o sea plantea una nueva mirada
desafiando el anterior paradigma al decir que "hablar es hacer".

La primera pregunta, entonces, que debemos formularnos es ¿qué es el Ser? La respuesta bien
puede expresarse como que el Ser es vida, es existencia, y se expresa en los diferentes aspectos
del vivir: pensamiento, palabra, acción, experiencia, sentimiento. Siendo esto así, se puede
asegurar que todos los aspectos de la vida tienen su fundamento en el Ser.

Postulados Básicos
La Ontología del Lenguaje plantea tres postulados básicos, los cuales son:

1. Los seres humanos son seres lingüísticos


2. El lenguaje es generativo
3. Los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje y a través de él

Primer Postulado: Los seres humanos son seres lingüísticos


Este primer postulado plantea que “el lenguaje es, por sobre todo, lo que hace de los seres
humanos el tipo particular de seres que son. Los seres humanos, planteamos, son seres
lingüísticos, seres que viven en el lenguaje. El lenguaje, postulamos, es la clave para
comprender los fenómenos humanos”.

El lenguaje, la adquisición de lenguaje y el desarrollo de las competencias lingüísticas, permite que


nos humanicemos, que desarrollemos las potencialidades humanas más innatas que son el
raciocinio y la capacidad simbólica. El lenguaje nos estructura y nos determina como seres
humanos a través de un proceso de subjetivación desde un orden lingüístico. Desde esta
perspectiva resulta evidente que la lógica con la que pensamos nuestra propia realidad es el efecto
de esa misma realidad.

Erich Fromm destaca que “el hombre no es una cosa que se pueda describir en cierta medida
desde afuera, sólo se puede definir a partir de la experiencia personal del hombre mismo”i. He ahí
la razón de su subjetividad. Es claro también que la objetividad no podrá salir nunca de la
subjetividad, así como el ser nunca podrá salir del no – ser. Por lo tanto, la lingüística del hombre
sólo podrá expresar su mundo y su realidad, lo que pone en juego su capacidad para encontrar
zonas comunes entre su expresión lingüística y la de los demás.

El desarrollo de dicha capacidad es lo que


le permitirá comprender los fenómenos
humanos que plantea el postulado, lo cual
deriva en la clase de relación que tenemos
con el otro a partir de la utilización del
lenguaje en cualquiera de sus formas.

Jean Paul Sartre afirma que la primera


actitud hacia el prójimo es a través del
amor, el lenguaje y el masoquismoii. Las
diversas tentativas de expresión del hombre
son su lenguaje, en la medida en que haga lo que haga, sea lo que sea, diga lo que diga, dichas
acciones concebidas y ejecutadas en el marco del libre albedrío (así sea esclavo de sus
circunstancias) proyectan sus posibilidades, y su interpretación por parte del otro escapa a su
control, ya que ella dependerá de la propia subjetividad de quien la hace.

El lenguaje no es consecuencia del instinto de la criatura humana, y tampoco es meramente una


invención de la subjetividad del individuo. Simplemente forma parte de la condición humana a
través de la cual nos experimentamos los unos a los otros entre sí en un contexto determinado.

Segundo Postulado: El lenguaje es generativo


Este postulado afirma que el lenguaje genera ser, en la medida en que crea realidades.
Anteriormente se afirmó que el hombre se expresa a través de los diferentes aspectos del vivir, lo
cual quiere decir que nuestras formas de expresión se dan a través de lo que pensamos, decimos,
hacemos y sentimos, en donde la influencia del medio ambiente se convierte en un factor crítico,
sea favorable o desfavorable.

Esto implica que la forma de expresión lingüística debe hacerse en armonía con el medio ambiente
y con las circunstancias, y el individuo debe expresarse de acuerdo con el momento, con el
entorno, y no hacerlo de manera impulsiva. Sin embargo, este modo de expresión no debe
sujetarse a una base intelectual, porque perderá toda posibilidad de autenticidad y se mostrará
poco natural.

La expresión es la proyección del pensamiento, por lo tanto pensar de manera correcta produce
una expresión correcta; así, el pensamiento tiene dos elementos: energía y dirección. La dirección
debe ser tal que éste se exprese de forma que genere el máximo bien, tanto para el que se
expresa como para aquel que es objeto de la expresión, obteniendo ambos satisfacción.

Del pensamiento ha de surgir un deseo de expresión a través de cualquier forma de lenguaje, lo


cual puede traducirse en una acción que genere un logro que, a su vez, produzca satisfacción. En
la gráfica siguiente se puede observar con una claridad mayor dicha secuencia.
El lenguaje creará realidades
satisfactorias dependiendo de la
eficiencia del pensamiento, lo cual,
en última instancia, ha de ser la
consecuencia de la habilidad de la
mente del observador para apreciar
el pensamiento en su forma más
sutil.

Así pues, el lenguaje es generativo


en su forma más positiva, en la
medida en que exista un pensamiento correcto, útil, creativo y eficaz, y que no esclavice al
observador pensante y le deje en completa libertad de ser. Quiere esto decir que el pensamiento
ha de producir una influencia buena y armoniosa. Sin embargo, si un hombre hace algo contra lo
que está bien, incluso siendo consciente de ello, eso no significa necesariamente que ese hombre
sea malo en su esencia más profunda; solamente querrá decir que está encadenado, extraviado,
es esclavo. En este caso, también el lenguaje a través del cual se expresa, es generativo.

La decandencia del lenguaje como expresión, tal vez sea la consecuencia de la amenaza
permanente en la que vive hoy la esencia del hombre, la que a su vez proviene del olvido del ser.
Debe recordarse que aún detrás de la nube, el sol nunca deja de brillar.

Tercer Postulado: Interpretamos que los seres humanos se crean a sí mismos en el lenguaje
y a través de él
Con este postulado se afirma que “la vida es el espacio en el que los individuos se inventan a
sí mismos… sujetos a condicionamientos biológicos y naturales, históricos y sociales, los
individuos nacen dotados de la posibilidad de participar activamente en el diseño de su
propia forma de ser”. Este postulado le da al individuo la posibilidad de establecer su propio
proceso de crecimiento. Al fin y al cabo, la forma de expresarse de un individuo refleja su forma de
representarse al mundo.

El ser humano se mantiene en su


esencia (el Ser) de un modo natural en
todas las esferas y áreas de la vida, bajo
todas las circunstancias y en todos los
estados de consciencia (la vigilia, el
soñar y el dormir). El punto está en ser
conscientes de esa esencia y eliminar el
estado de separación en el que se vive.

De la calidad de un individuo dependen


la calidad de sus acciones y, por lo tanto,
la calidad de una sociedad. La regla
general de comportamiento debe ser el
dar lo mejor de sí al otro, y a través de
ese dar alcanzar la posibilidad de crecer,
de “diseñar su propia forma de ser”
mediante un lenguaje generativo de acciones positivas y benéficas para todos.
Mientras más cerca se está de la fuente, más poder hay; si se tiene en la mano una semilla, se
tiene todo el árbol. Nuestra expresión a través de todos los actos lingüísticos aumentará en
calidad a medida que nos acercamos a la esencia del Ser, a nuestra esencia, y así se establece la
posibilidad de desarrollarnos como seres espirituales.

El ser humano construye continuamente su propia realidad con el fin de utilizarla para manejar las
experiencias que le van surgiendo en la vida. Cada persona nace para desarrollar todo su
potencial, para ser un maestro. La sabiduría del maestro se refleja en su comportamiento, por lo
que el camino más corto para lograr un excelente comportamiento es el Lenguaje que refleje los
buenos modales. Cuando dos personas se encuentran y cada uno quiere dar lo mejor de sí, quiere
expresar lo mejor de sí, ambos reciben lo máximo que se puede recibir. Cuando yo expreso la
mejor versión de mí mismo, estoy entregando lo máximo de mí.

Si por el contrario, cada uno espera recibir del otro lo mejor, lo máximo, la mejor versión del otro,
entonces ninguno recibe nada, porque la expresión no será auténtica y siempre se estará
esperando recibir más de lo que se da.

Cada uno de nosotros decide cuál es la manera en que ha de participar en el diseño de su propia
forma de ser, a través de la calidad de las relaciones que tenga con los demás, con la naturaleza,
con el universo, con todo su entorno.

i
El amor a la vida. Fromm, Erich, Ediciones Altaya S. A., Barcelona, 1993
ii
Es Ser y la nada: Ensayo de Ontología Fenomenológica. Sartre, Jean Paul. Alianza Editorial, Madrid, 1989

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