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Comisión Diocesana de Formación Diócesis de San Isidro de El General

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Comisión Diocesana de Formación Diócesis de San Isidro de El General

TEXTO MAGISTERIAL ORIENTADOR DE LOS ENCUENTROS DE FORMACIÓN:

El Papa Francisco en su reciente Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium


recalca la importancia del kerigma en la
obra evangelizadora:

“Hemos redescubierto que también


en la catequesis tiene un rol
fundamental el primer anuncio o «
kerygma », que debe ocupar el
centro de la actividad
evangelizadora y de todo intento
de renovación eclesial” (EG 164)

OBJETIVO DE ESTA GUÍA:

1. Propiciar un proceso sistemático de formación, para todos los agentes de


pastoral laicos de nuestra Diócesis, de manera que marque la experiencia
de una Iglesia que camina en comunión y para la misión.
2. En esta guía se facilitan los temas de una forma sencilla, para que el
formador pueda desarrollarlo adecuadamente con los agentes de pastoral
en sus parroquias.
3. Se ofrecen algunas sugerencias metodológicas a los
formadores/facilitadores, para desarrollar dentro de la formación.
4. Se dispone de dinámicas y materiales para utilizar.
5. Las presentaciones en Power Point se darán a quienes faciliten un
dispositivo USB, o también podrán ser descargadas de la página web oficial
de la Diócesis: www.diocesissanisidro.org
6. En esta guía, se ofrecen dos formaciones (A y B), correspondiente a
cada mes. De manera que la A se desarrolla en la formación parroquial o
de sectores, y la B en la formación en cada comunidad, grupo o filial.

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PARTE A

PARA LA
FORMACION EN LA
PARROQUIA O LOS
SECTORES

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AGENDA PARA EL DIA DEL ENCUENTRO


PARROQUIAL O DE SECTOR

1. Recepción y refrigerio……………………………………30 minutos.

2. Canto/ dinámico de integración…………………….……5 minutos.

3. Contextualización…………………………………….….15 minutos.

4. Oración / Laudes o Vísperas del día…………………...30 minutos.

5. TEMATICA I: NATURALEZA DE LA ORACIÓN LITÚRGICA

………..…………………………………………………....40 minutos.

6. Dinámica……………………..……………………………10 minutos.

7. TEMATICA II: LOS DISCÍPULOS DE EMAÚS …….120 minutos.

Almuerzo/ refrigerio………………………………........40 minutos.

8. TEMATICA III: LAS TENTACIONES DE LOS AGENTES DE


PASTORAL……………………………...……………….20 minutos.

9. Avisos, pulsos del proceso, oración final………………20 minutos.


Nota: La agenda está programada para la mañana y parte de la
tarde (de 8 am- 2 pm), en cada parroquia la Comisión de
Formación deberá ajustarla a sus horarios, siempre extrayendo
lo más relevante de los temas. También, en los lugares que la
formación se realice de noche, la agenda debe ser adaptada.
Se tenga presente que toda modificación debe ir en orden a
enriquecer el momento formativo y no empobrecerlo.

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SUGERENCIAS GENERALES METODOLÓGICAS.


1. El momento de la recepción es fundamental. Las personas deben sentirse acogidas,
amadas y respetadas. Que experimenten que la Iglesia es “Madre y casa acogedora”
(cf. DA 246), por ello proponemos realizar alguna dinámica de interacción y de acogida.
2. Se recomienda que en la formación se ore con la LITURGIA DE LAS HORAS: sea
laudes (por la mañana) o vísperas (por la tarde-noche), y al mismo tiempo que se
anime a los agentes a orar la liturgia de las horas, en las comunidades, en sus casas y
de manera personal.
3. Es necesario, llevar un control de asistencia a la formación (ya sea con los formadores,
agentes en la parroquia o sector así como en las comunidades, grupos o filiales).
4. De ser posible, antes de cada intervención entonar un canto que refuerce el mensaje.
5. La formación está pensada desde dos principios teológicos fundamentales: LA
COMUNION Y LA INCULTURACION.
6. Recuerden que la contextualización, marca el camino que estamos llevando en el
proceso de formación. Pero además, también señala el camino del presente encuentro
de formación.
7. En cada uno de los TEMAS usen su creatividad, pero sin perder de vista lo que se
quiere lograr (objetivos) y sobre todo, tomen en cuenta que están formando personas
adultas cuya pedagogía debe ser adecuada a la madurez de las personas.
8. La motivación está muy involucrada durante todo el proceso, por ello es necesario la
práctica de cantos y dinámicas, que fortalezcan los vínculos de comunidad y
fraternidad.
9. En el momento de VARIOS, o sea al final de la formación, recordar:
 la fecha de la próxima formación y el lugar, motivar la participación de todos,
 que la formación en la parroquia es mensual, pero un mes en la parroquia o en
el sector, y el otro mes en la filial. Se recomienda responsabilizar al Delegado de
la Palabra y/o al coordinador de catequesis sobre la formación en la filial o si no,
nombrar dos facilitadores para esto.

La Comisión Parroquial de formación debe animar y coordinar el proceso de formación,


tanto en la parroquia o sectores, como en las filiales, grupos y comunidades. Es
necesario que se reúnan para estudiar lo que corresponde a la formación. Contactar
con cada filial para que en ellas se realice la formación del próximo mes, estableciendo
como responsables del encuentro de formación en la comunidad a los delegados y/o
coordinadores de catequesis.

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CONTEXTUALIZACIÓN
A manera de ubicación, para una adecuada comprensión del proceso formativo que
estamos realizando: Recordemos que en el proceso de formación de agentes laicos,
seguimos el ITINERARIO que nos propone el RITUAL DE INICIACIÓN CRISTIANA DE
ADULTOS (RICA):

Kerigma Catecumenado Iluminación Mistagogía

Estamos en el primer momento: KERIGMA O PRECATECUMENADO, el cual se


desarrollará: en el RETIRO KERIGMÁTICO, EMPODERAMIENTO A PARADIGMAS
SOBRE EL KERIGMA Y PROFUNDIZACIÓN DE CONTENIDO KERIGMÁTICOS.

Necesidad del kerigma EN el PROCESO DE EVANGELIZACIÓN.


Ya antes del Concilio Vaticano II se fue tomando conciencia de la incidencia que
ejercían sobre la evangelización los cambios en el mundo. Desaparecía la
tradicional sociedad cristiana y se instauraba una sociedad diversa. El contexto en
que se debía educar a la fe no era más el de la cristiandad, sino un contexto
misionero.
Estamos en un contexto misionero porque hay gran cantidad de bautizados que no
conocen a Cristo ni al Evangelio, y no se sienten parte de la Iglesia. Son
bautizados que no han hecho personalmente la elección de ser cristianos.

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Tenemos una gran multitud sacramentalizada pero no verdaderamente convertida


ni evangelizada.
Considerando la nueva evangelización, en que nos encontramos, es necesaria la
coordinación de la acción evangelizadora de la Iglesia. El problema generalizado
es que sabemos que tenemos que Evangelizar, pero muchas veces no
comprendemos como se hace la evangelización.
Lo más importantes es asumir que la Evangelización es un PROCESO. Un
proceso implica diversos momentos y etapas. Por tanto, en la tarea
evangelizadora de la Iglesia hay tres acciones que deben darse, para lograr una
verdadera evangelización, a saber:
Primera: La acción misionera.
Segunda: La acción catequética
Tercera: La acción pastoral.
Así lo plantea el DGC al numeral 49.
En esta línea, va dirigido nuestro Plan Diocesano de Pastoral, con el objetivo de
impulsar en la Diócesis un PROCESO DE EVANGELIZACION.
En la acción misionera es donde se debe proclamar el kerigma, que suscita la fe,
la conversión y la adhesión a Jesucristo y a su proyecto del Reino de Dios.
Luego viene la acción catequética. Para llegar a este momento la persona tiene
que haber recibido el kerigma, es decir, haber hecho su adhesión al Señor y
haberse convertido inicialmente.
La catequesis es profundización de la fe, de una manera gradual y sistemática,
pero implica haber tenido un encuentro personal con el Señor. A veces damos por
supuesto que los que se acercan a la catequesis ya han tenido este encuentro,
cuando en realidad solamente tienen un conocimiento superficial de Jesucristo.
Por lo tanto, lo que reciben en la catequesis se queda, en la mayoría de los casos,
en un conocimiento meramente intelectual, que no se transforma en vida, porque
no produjo la adhesión al Señor.
La catequesis es la que hace crecer la fe que ya tenemos en Jesucristo, pero si no
lo hemos encontrado y no nos hemos adherido a Él por el kerigma ¿no corremos
el peligro de que la catequesis sea simplemente aumentar conocimientos teóricos
sobre la fe?
La catequesis se dirige al convertido, a la gente que ha recibido, aceptado,
entendido el mensaje. El kerigma sigue siendo el punto de partida y la referencia
constante de la catequesis. Sin él, la catequesis corre el peligro de no ser más que
mera enseñanza religiosa, la cual no penetra realmente en el corazón creyente, ya
que no hay punto de entrada en una fe que todavía no existe. Con el kerigma, al
contrario, la catequesis adquiere su verdadero sentido.

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La tercera acción es la pastoral. Quien se ha encontrado con Jesucristo y su


proyecto del Reino de Dios y se ha convertido; ha profundizado su fe en la
catequesis para poder dar razón de su esperanza (cf. 1 Ped. 3,15) y para saber
qué cree y por qué lo cree; esa persona debe ser acogida en una comunidad.
La comunidad cristiana es el lugar donde seguirá viviendo su vida cristiana con
otros hermanos, creciendo en la fe, la esperanza y la caridad por medio de la
oración, la Palabra de Dios, los sacramentos y también en el servicio a los
hermanos. “No puede haber vida cristiana sino en comunidad” (D.A. 278 d). En la
comunidad es donde se es discípulo misionero. Acá se encuentran presentes
todas las acciones de carácter pastoral, así como nuestros servicios y ministerios
para la comunidad.
El kerigma debe ser lo primero, el fundamento, la base y la fuente para el proceso
de madurez de nuestra fe. El kerigma ha de ser la “experiencia fontal” del río de
nuestra fe. Por eso el Documento de Aparecida plantea con toda claridad:

“…Sin el kerigma, los demás aspectos de este proceso están


condenados a la esterilidad, sin corazones verdaderamente
convertidos al Señor. Sólo desde el kerigma se da la posibilidad
de una iniciación cristiana verdadera. Por eso la Iglesia ha de
tenerlo presente en todas sus acciones.” (D.A. 278)
Anunciar el kerigma es un desafío para la Iglesia del Tercer Milenio, y la Iglesia no
debe temer nunca los desafíos. Hoy debemos insistir en la necesidad del anuncio
kerigmático.
El kerigma es comunicación: comunicación de una Persona, comunicación de un
acontecimiento de salvación: CRISTO MUERTO Y RESUCITADO.

Resumiendo:
la experiencia de vida cristiana comienza
después de haber tenido un encuentro
personal con Jesucristo. Nosotros,
como Iglesia –y especialmente como
agentes de pastoral– “debemos ofrecer a
todos nuestros fieles un encuentro
personal con Jesucristo” (D.A. 226 a),
“se ha de propiciar el encuentro con
Jesucristo” (D.A278 a) a través del
kerigma.

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TEMATICA 1: SENOR ENSENANOS A ORAR (Lc. 11,1.)

NATURALEZA DE LA ORACIÓN LITÚRGICA

Indicaciones Metodológicas para este momento:

Esta temática de la LITURGIA DE LAS HORAS, pretende ofrecer a todos los


agentes de pastoral las facilidades para poder unirnos a la Iglesia en oración,
respondiendo a la petición de los apóstoles: “SENOR, ENSENANOS A ORAR.”

Se debe motivar e insistir en la necesidad de la oración, orar es el alma de la vida


cristiana, sin oración no seremos auténticos discípulos misioneros de Jesús.

La pedagogía que se está usando es aquella, de primero hacer y después


comprender: por eso primero hemos orado la liturgia de las horas, y ahora poco a
poco vamos explicando sus pasos y momentos. El facilitador debe conectar la
exposición con el momento previo de oración. De modo que se vaya
comprendiendo el sentido y el modo de la liturgia de las horas desde la práctica.
Por tanto, es recomendable hacer la práctica con la liturgia de las horas de
acuerdo al día y la hora en que se está compartiendo en la formación.

Se propone usar la presentación en Power Point, distribuida por los formadores


diocesano.

Se invita a los agentes de pastoral a buscar la liturgia de las horas (ya sea en libro,
o en internet: www.liturgiadelashoras.com.ar/) para que comiencen a orarla, ya
sea de manera personal pero también de manera comunitaria: reuniéndose en la
capilla propia de cada comunidad, o en casas o diversos lugares para orar juntos
como comunidad cristiana.

Se tenga presente que como es una iniciación a la oración, se debe de


presentar todo como algo sencillo, sin mucha complicaciones, con el sentido de
motivar a la oración. Del mismo modo los facilitadores deben de preguntar e ir
verificando que los agentes vayan comprendiendo la dinámica de la liturgia de las
horas, al mismo tiempo mostrarse disponibles para cualquier consulta posterior.

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1. ORACIÓN PERSONAL Y ORACIÓN ECLESIAL

El hecho de que en nuestros días los laicos se hayan reincorporado de


nuevo a la oración de la Iglesia, como lo hacían los antiguos cristianos, y vuelvan
a considerar la Liturgia de las Horas como algo que les pertenece por su misma
condición de bautizados es uno de los aspectos más positivos de la actual
renovación litúrgica. Pero este progreso, por importante que sea, constituye sólo
un primer paso al que debe seguir otro de no menor importancia: el de una
correcta comprensión e intensa vivencia espiritual de lo que constituye la identidad
propia de la oración eclesial. Dicho de otro modo: al logro que significa que los
fieles recen la Liturgia de las Horas, hay que añadir el de que entiendan que la
oración de la Iglesia - la Liturgia de las Horas - es una plegaria de naturaleza
diversa, que no se limita a ser una de tantas maneras posibles de orar, apenas
distinta de lo que es la oración personal a no ser porque se reza en común o
usando unos formularios propuestos por la Iglesia, sino que tiene una identidad
propia y exclusiva.

Descubrir y vivir en qué consiste esta identidad propia de la oración eclesial


es, sin duda, más difícil que el simple logro de haber adoptado el rezo de la
Liturgia de las Horas. Han sido demasiados los siglos en que los fieles vivieron del
todo ajenos a la oración litúrgica, para pretender que ahora, en poco tiempo, se
capte con facilidad que, para los cristianos, "oración" no siempre es sinónimo de
"trato íntimo con Dios", sino que en la Iglesia se da, además de la oración
personal, otro modo de orar, de naturaleza distinta, que es la oración litúrgica. Si
no se descubre esta realidad y si de ella no se hace vivencia espiritual, siempre
resultará difícil incorporarse al genuino sentido y al verdadero espíritu de la
Liturgia de las Horas. Quienes no sepan distinguir entre la naturaleza de la oración
personal y la de la oración de la Iglesia inevitablemente toparán con dificultades
insuperables para vivir como oración algunos de los textos - especialmente de los
salmos - de la Liturgia de las Horas. Y no sabrán tampoco justificar el porqué la
normativa litúrgica no admita determinados modos de orar que, en realidad, sólo
responden a la naturaleza de la oración personal, no a la de la plegaria litúrgica.

Para adentrarse en el espíritu de la oración litúrgica, para ahondar en el


significado de muchos de sus textos y para captar hasta qué punto algunas de las
disposiciones litúrgicas, lejos de ser meras arbitrariedades jurídicas que coartan la
libertad, constituyen medios para manifestar la identidad propia de la oración
litúrgica, lo primero que se impone es delimitar bien las fronteras que separan la
oración personal de la oración litúrgica. Esta delimitación resulta tanto más
importante cuanto que la mayoría de los fieles han sido educados, durante siglos y
más siglos, sólo en el significado de la oración personal, desconociendo la entidad
propia y la finalidad específica de la oración eclesial.

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La oración personal consiste en el trato íntimo con Dios. Por ello este modo
de orar resulta tanto más auténtico cuanto más espontáneamente brota del
corazón. En el ámbito de esta oración personal, las fórmulas preexistentes pueden
ser útiles, sin duda, para orientar la plegaria, pero nunca son elemento
imprescindible ni mucho menos fundamental.

2. LA ORACIÓN DE LA IGLESIA, ORACIÓN DE TODO EL PUEBLO


DE DIOS

La oración eclesial, en cambio, va por otros senderos. Su finalidad no es el


coloquio personal de los participantes con su Dios, sino el diálogo de la Iglesia con
su Esposo, del pueblo santo con el Padre que lo ha elegido, de la comunidad
santificada por la sangre de Cristo con su Salvador. Y esta comunidad orante es
únicamente la Iglesia en su sentido más pleno, es decir, la Iglesia universal, la
única que merece el título de esposa "radiante, sin mancha ni arruga, ni nada
parecido, sino santa e inmaculada". La asamblea local es sólo una presencia
limitada de esta Iglesia de Jesús. Por ello la oración de la asamblea concreta - o
del bautizado que reza solo la Liturgia de las Horas - nunca se reduce ni a los
sentimientos personales de los participantes ni a la simple adición de los votos
individuales de los que participan en la oración de una asamblea concreta, sino
que se trata siempre de la voz de todo el cuerpo de Cristo, de las alabanzas y de
los votos de la Iglesia universal como tal. Porque, si bien es verdad que en toda
asamblea cristiana - o incluso en el bautizado que reza en solitario la Liturgia de
las Horas - está presente y ora la Iglesia universal, con todo está oración, por ser
la plegaria de la Iglesia como tal, sobrepasa los sentimientos y deseos de quienes
físicamente participan en una celebración concreta y constituye la voz de todo el
cuerpo de Cristo, de toda la Iglesia universal. Es por ello que la naturaleza de esta
oración quedaría desfigurada si en el interior de lo que es la oración eclesial se
introdujeran elementos que sólo responden a la oración personal.

El hecho de que la oración litúrgica sobrepase los sentimientos y votos de


los participantes concretos de una celebración logra, además, desvanecer una
dificultad que surge con frecuencia entre los fieles, cuando advierten que, a veces,
los sentimientos del propio corazón difieren de los que aparecen en los salmos,
por ejemplo, cuando el que está triste topa con un salmo de júbilo o, por el
contrario, el que está alegre se ve obligado a rezar un salmo de lamentación.
Teniendo presente que los salmos, en el Oficio, se rezan, no a título privado, sino
en nombre de toda la Iglesia - incluso en el caso de que alguien rece solo la
Liturgia de las Horas -, siempre le resultará fácil al orante encontrar motivos de
alegría o de tristeza, recordando las diversas circunstancias en que viven otros
miembros de la Iglesia, realizando así en la oración el consejo del apóstol de
"alegrarse con los que se alegran y llorar con los que lloran".

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3. LA ORACIÓN DE LA IGLESIA, ORACIÓN DE CRISTO

La oración litúrgica es la oración de toda la Iglesia. Ahora bien, a la Iglesia


pertenecen no sólo los bautizados sino también -y muy por encima de ellos - el
mismo Cristo. Él es la cabeza del cuerpo y su miembro más destacado. Por ello,
cuando se habla de la oración de la Iglesia, la referencia a la oración del mismo
Cristo debe ocupar el lugar principal. Es precisamente a esta oración de Cristo con
su Iglesia, a la que, de modo singular, debe aplicarse la afirmación del Señor:
"Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí, en medio de ellos, estoy yo."
La oración de la Iglesia une la oración de Cristo con la de aquellos hombres a los
que él ha hecho miembros de su cuerpo mediante el bautismo. De esta
participación de Cristo en la oración de la Iglesia se derivan dos consecuencias
especialmente importantes para una mejor vivencia de la Liturgia de las Horas: el
valor supremo de esta oración por encima de todo otro tipo de plegaria y el rico
significado de algunas expresiones litúrgicas que, al margen de esta presencia de
Cristo orante con la comunidad, difícilmente serían admisibles y, por el contrario,
teniendo en cuenta esta presencia, resultan muy significativas.

En efecto, la oración eclesial tiene intrínsecamente un valor muy superior al


que pudiera tener cualquier otro tipo de oración personal - aunque se trate de la
oración de personas singularmente santas -, porque en esta oración, junto con las
voces de los demás orantes y, sin duda, muy por encima de ellas, resuena
siempre ante el Padre la voz del Hijo amado: Así lo recuerda la Constitución
conciliar sobre la sagrada liturgia: "Cristo está presente en su Iglesia... cuando ella
suplica y canta salmos." No cabe, pues, la menor duda de que ninguna plegaria
tiene tanto valor ante Dios como aquella en la que unimos nuestras voces a la del
Hijo de Dios y hacemos que la oración del Hijo amado resuene por nuestros
labios. Esta Oración litúrgica que como cabeza de la Iglesia y junto con los fieles
Cristo eleva al Padre es siempre una plegaria infinitamente agradable a Dios. Y es
precisamente a esta plegaria a la que nos incorporamos cuando rezamos la
Liturgia de las Horas.

Pasemos al segundo aspecto, el de las dificultades que puede encontrar el


que reza la Liturgia de las Horas ante determinadas expresiones litúrgicas,
especialmente las que hacen referencia a las perfecciones del que acude a Dios.
La insistencia en la justicia, la rectitud y la santidad del orante, que con tanta
frecuencia hallamos en los salmos, aplicada a nuestra oración personal la
convertiría en aquella plegaria del fariseo hipócrita condenada por el Señor,
porque sólo sabía complacerse en sus cualidades". En cambio, teniendo presente
la participación de Cristo en la oración de la Iglesia, estas mismas expresiones se
iluminan y cobran gran sentido: nada, en efecto, resulta más oportuno en la
oración que el que la voz de Jesús recuerde ante el Padre su santidad
inconmensurable, para que Dios, complacido ante esta perfección de su Hijo,
derrame sobre sus hermanos - la Iglesia, e incluso el mundo - la abundancia de
sus bendiciones. Es, pues, en este sentido que la Iglesia, como voz de Cristo,
hace ante el Padre memoria de las perfecciones del Hijo amado, para que Dios,

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complacido en ellas, bendiga a todos sus hermanos. Es en este sentido que la


Iglesia dice, por ejemplo: "Camino en la inocencia; confiando en el Señor no me he
desviado. Examíname, Señor, ponme a prueba, sondea mis entrañas y mi
corazón, porque tengo ante los ojos tu bondad, y camino en tu verdad. No me
siento con gente falsa, no me junto con mentirosos; detesto las bandas de
malhechores, no tomo asiento con los impíos. Lavo en la inocencia mis manos. Y
también: "Presta oído a mi súplica, que en mis labios no hay engaño: emane de ti
la sentencia, miren tus ojos la rectitud. Aunque sondees mi corazón, visitándolo de
noche, aunque me pruebes al fuego, no encontrarás malicia en mí. Mi boca no ha
faltado como suelen los hombres; según tus mandatos yo me he mantenido en la
senda establecida. Mis pies estuvieron firmes en tus caminos, y no vacilaron mis
pasos." Expresiones como éstas la Iglesia se complace en repetirlas unida
siempre a Cristo. Y el Padre del cielo las escucha, sin duda, como la mejor oración
salida de la humanidad, en la que ve incluido al Hijo de su amor. "El mayor don
que Dios podía conceder a los hombres - nos dice san Agustín - es hacer que
aquel que es su Palabra se convirtiera en cabeza de los hombres, de manera que
el Hijo de Dios fuera también hijo de los hombres... para que así el Hijo esté unido
a nosotros de tal forma que, cuando ruega el cuerpo del Hijo - es decir, la
comunidad de los fieles - lo hace unido al que es su cabeza.. - de este modo
Jesucristo, Hijo de Dios, ora en nosotros como cabeza nuestra. Reconozcamos,
pues, nuestra propia voz en la suya y su propia voz en la nuestra."

Con razón afirman, pues, los Principios y Normas generales de la Liturgia


de las Horas que "en Cristo radica la dignidad de la oración cristiana, al participar
ésta de la misma piedad para con el Padre y de la misma oración que el Unigénito
expresó con palabras en su vida terrena, y que es continuada ahora
incesantemente por la Iglesia y por sus miembros en representación de todo el
género humano y para su salvación."

4. LA ORACIÓN PERSONAL DEL CRISTIANO, RELACIONADA E


INCORPORADA A LA DE LA IGLESIA

Oración de la Iglesia y oración personal, aunque no se identifiquen, como


acabamos de ver, tienen, con todo, una mutua e íntima relación. La oración
privada del cristiano viene a ser, por decirlo de alguna manera, el "camino hacia" y
el "instrumento para" incorporarse mejor a la oración litúrgica. En efecto, unirse a
la oración de Cristo y hacer de los propios labios instrumento de la plegaria del
Hijo amado es un cometido que sobrepasa las posibilidades naturales del hombre.
Por ello precisamente, el cristiano, llamado a esta sublime oración, debe hacerse
digno de la misma a través de una oración personal asidua; sólo así logrará tener,
cuando participe en la oración de la Iglesia, "los mismos sentimientos que Cristo
Jesús", el principal Orante de la asamblea cristiana. Ya Pío XII recordaba en su
encíclica Mediator Dei esta íntima relación entre oración personal y Oración
litúrgica, cuando afirmaba que "en la vida espiritual no puede haber oposición o

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repugnancia entre la oración privada y la oración pública". La oración eclesial es la


cumbre a la que debe tender la oración personal del cristiano, pues, como plegaria
de la Esposa de Cristo, tiene siempre un valor inconmensurablemente mayor, y no
cabe para el cristiano oración más sublime que ésta; por otra parte, la riqueza de
la oración litúrgica es la mejor fuente en la que puede beber la oración privada
para que incluso ésta vaya adquiriendo progresivamente aquella actitud filial
propia del Hijo y que de él se deriva hacia los que somos también "hijos de
adopción".

A este momento sería adecuado que el formador: puntualice la diferencia


entre la oración personal y la oración comunitaria, y resalte la centralidad y
urgencia de la oración litúrgica como expresión de la oración comunitaria.
Llamando así a todos a entrar en conciencia de la necesidad de orar la
liturgia de las horas.

Se sugiere retomar el tema de la Guía II de Formación, donde se explicaba


cada uno de los elementos de la liturgia de las horas. Se debe insistir en la
necesidad de orar la liturgia de las horas. Se puede dar espacio para que los
agentes preguntes, aclaren dudas y también cuenten sus experiencias sobre
el uso de la liturgia de las horas.

El Concilio Vaticano subrayó ya que la finalidad del Oficio divino es la santificación


de los diversos momentos de la jornada.

En seguida presenta los elementos, a manera de síntesis: se van explicando:

a) Introducción a la oración

b) Himno

c) Salmodia

d) Lectura bíblica

e) Responsorio breve

f) Cantico Evangélico

g) Preces

h) Padrenuestro

i) Oración final

j) Conclusión del Oficio

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TEMATICA II: LOS DISCÍPULOS DE EMAÚS (Lc 24,13-36)

Indicaciones Metodológicas para este momento:

Esta temática KERIGMATICA es el tema y eje central de toda nuestra jornada


actual de formación. El facilitador debe convencer y estar tan convencido de lo que
dice, que pueda producir un efecto realmente positivo en los agentes, de manera
que todos sean conscientes de la URGENCIA Y NECESIDAD DEL KERIGMA,
para nosotros mismos y para todos.

El Kerigma no puede ser transmitido con bellas palabras, sino con una exposición
preparada y adecuada, que conlleva una experiencia previa profunda de oración,
por tanto el facilitador debe haberse encontrado con Jesús en la oración. En los
días anteriores a la formación y como parte de la preparación el equipo o comisión
de formadores se han encontrado para orar. Recordar que es el Señor el que pone
palabras en nuestra boca (Sal 141.)

El tema pretende continuar presentando el Kerigma, como motivación y


continuación de los RETIROS KERIGMATICOS, pero ofreciéndolo de una manera
inicial, a los agentes de pastoral, para que todos podamos realmente hacer
experiencia de Encuentro con JESUCRISTO.

Se debe motivar e insistir en la necesidad de abrir el odio y el corazón, recuerden


que no es una charla, ni una clase, sino la transmisión de una experiencia de fe.

Se propone usar la presentación en Power Point, distribuida por los formadores


diocesano. Se debe de presentar todo como algo sencillo, sin muchas
complicaciones, con el sentido de motivar al encuentro con Jesús. Del mismo
modo los facilitadores deben de preguntar e ir verificando que los agentes vayan
comprendiendo la dinámica del Kerigma, y mostrarse disponibles para cualquier
consulta o duda.

Terminada una breve motivación- en la que se enfatizan estos aspectos-,


inmediatamente se procede a la exposición de contenidos:

1. El facilitador/a empieza con la introducción y pide a una persona que lea el


texto Bíblico Lc 24,33-36.

2. Después se le pide a los participantes que repasen el texto con su Biblia (de
ser posible proyectarlo).

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3. Luego el facilitador/a hace un recuento de todo el texto de los Discípulos de


Emaús, no es una narración memorística, sino enfatizando en aquellos
versículos y acontecimientos que más sobresalieron en el Retiro Kerigmático.

4. Terminado el recuento continúa con la PROFUNDIZACIÓN…del subtema 1:


TESTIMONIO: LA LLAVE DE LA EVANGELIZACIÓN.

5. A continuación se hacen pequeños grupos (máximo 6 personas) y se les envía


a leer, reflexionar y comentar el subtema 2: EVANGELIZAR PARA FORMAR
LA CULTURA CRISTIANA DE TESTIMONIO. (FOTOCOPIAR pp. 18-23)

6. Una vez leído, reflexionado y comentado el subtema, se les solicita que


contesten las preguntas de la DINÁMICA PARA LA REFLEXIÓN Y EL
DIÁLOGO…

7. Para agilizar el desarrollo del PLENARIO, un grupo contesta una pregunta y el


resto agregan aquello que no se ha dicho, o mejor, si hay alguna aportación
diferente a lo expuesto. Se continúa así sucesivamente…

INTRODUCCIÓN:

“En ese mismo momento se levantaron para volver a Jerusalén.


Allí encontraron reunidos a los Once y a los de su grupo. Estos les
dijeron: <¡Es verdad!. El Señor resucitó y se dejó ver por Simón.
Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían
reconocido al partir el pan.
Mientras estaban hablando de todo esto, Jesús se presentó en medio
de ellos. Les dijo: <Paz a ustedes>” (Lc 24,33-36).

Este texto bíblico fue elegido para el Retiro kerigmático de agentes de


pastoral laicos, después de haber realizado un diagnóstico en la Diócesis sobre la
realidad de éstos agentes.

Así, descubrimos, que un porcentaje elevado de nuestros agentes laicos


peregrinan su vida cristiana con desilusión, tristeza, fracaso, desánimo, problemas
personales y familiares, etc., diríamos igual que los discípulos de Emaús.

Por eso, el objetivo en el Retiro es: “Conducir al encuentro con Jesús


Resucitado, de tal manera, que partiendo de su propia historia de vida, de una
respuesta seria de adhesión y conversión y, como fruto, experimente liberación y
sanación integral en el Espíritu Santo”.

Todo el acento en el Retiro y hasta ahora en la profundización, ha estado

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centrado en que el Agente de pastoral se encuentre con la persona de Jesús,


para recuperar la vivencia del amor de Dios y la alegría del Evangelio que nos
lleva a la conversión y adhesión radical al Mesías.

Sin embargo, ha llegado el momento de dar un paso más y profundizar en


lo que nos narra el texto en los capítulos del 33 al 36.

SUBTEMA 1: TESTIMONIO: LLAVE DE LA EVANGELIZACIÓN.


PROFUNDIZACIÓN.

El testimonio es el centro y la clave de una evangelización eficaz.

¿Qué entendemos por testimonio?. Es la expresión verbal de


cómo Jesús ha cambiado la vida, y cómo se viven ya los efectos de su
muerte y las primicias de la resurrección definitiva. Por tanto, es vivencial y
personal. No presentan ideas o doctrinas, sino hechos concretos donde se
ha experimentado la salvación de Jesús.

Si el evangelizador asegura que Jesús es el único Salvador, es porque


él personalmente lo ha vivido en áreas muy concretas. ¿Cómo puede alguien
afirmar con seguridad y convencimiento que Jesús salva, si él no lo ha
experimentado de alguna forma?.

Se es testigo de la muerte redentora de Cristo, cuando aspectos


concretos de la vida de pecado han muerto en la cruz de Jesús y se participa
de las primicias de la vida nueva de Cristo Resucitado.

Todo lo que digamos podrá siempre ser discutido, hasta la existencia


de Dios o de Jesús. Lo único que es irrefutable, es cuando presentamos
vivencias de la salvación de Dios y cómo Él ha cambiado nuestra vida.

Al exponer hechos salvíficos concretos, las palabras llevan la plusvalía


que da el convencimiento personal. De otra manera sería como anunciar un
producto que no hemos siquiera conocido ni menos probado.

En un testimonio se manifiesta no lo que nosotros hayamos hecho por


el Señor, sino lo que Él ha realizado en nuestras vidas. Un ejemplo
maravilloso es aquel hombre que Jesús liberó y a quien le enseñó a dar
testimonio: “Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuéntales que el Señor ha
tenido misericordia de ti”. (Mc 5,19).

Por otra parte, no podemos dejar de lado, el testimonio que se da en


el actuar de nuestra propia vida. LEER (Evangelii Nuntiandi 26-28).

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SUBTEMA 2: TRABAJO EN GRUPO – FOTOCOPIAR-


EVANGELIZAR PARA FORMAR LA CULTURA CRISTIANA DE TESTIMONIO

“Les doy un mandamiento nuevo: que se amen los unos a los otros, como yo
los he amado; y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis
discípulos”: Jn 13:34-35

Cristo nos enseña a evangelizar, a invitar a la gente a estar en comunión


con él, y a crear una cultura cristiana de testimonio: a saber, a través del amor.
Una vida cristiana vivida con caridad y fe es la forma más eficaz de
evangelización.

La evangelización testimonia el poder transformador del Evangelio y la


misión de la Iglesia para
 santificar la sociedad,
 transmitir la fe a las generaciones futuras,
 fortalecer la fe de sus miembros, y
 renovar la fe de los que se han alejado de la Iglesia:
“El hombre contemporáneo escucha más a gusto a los que dan testimonio que a
los que enseñan, o si escuchan a los que enseñan, es porque dan testimonio...
Será sobre todo mediante su conducta, mediante su vida, como la Iglesia
evangelizará al mundo, es decir, mediante un testimonio vivido de fidelidad a
Jesucristo, de pobreza y desapego de los bienes materiales, de libertad frente a
los poderes del mundo, en una palabra, de santidad” (EN 41).

Los fieles se convierten en agentes de evangelización a través del


testimonio de vida y de compromiso con el Evangelio. Los momentos
cotidianos de su vida, vividos con caridad, fe y esperanza cristiana dan testimonio
a los familiares, amigos, vecinos, colegas y otras personas que han dejado de
participar activamente en la vida de la Iglesia. Este testimonio es esencial para
acercarse a las demás personas en el mundo moderno de hoy.

El testimonio de los cristianos, cuya vida está llena de la esperanza de


Cristo, abre a Cristo los corazones y las mentes de los que los rodean. Esta
apertura a Cristo es un momento de conversión (metanoia) (arrepentirse,
cambiar de modo de ser). Es el momento en el que la vida de una persona se
reorienta a Cristo, cuando —por la gracia— entra en relación con él y así entra en
relación con la comunidad de los creyentes, la Iglesia. “El propósito de esta
[nueva] evangelización es dar lugar a la fe y la conversión a Cristo. La fe implica
una transformación profunda de la mente y del corazón, un cambio de vida, una
‘metanoia’” (DNC 17).

La Nueva Evangelización no pretende invitar a la gente a experimentar sólo


un momento de la conversión, sino más bien a experimentar el proceso gradual
y permanente de la conversión: atraer a todos hacia una relación más profunda
con Dios, a participar en la vida sacramental de la Iglesia, a desarrollar una

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conciencia madura, a sostener la fe mediante la catequesis permanente, y a


integrar la fe en todos los aspectos de la vida personal.

El proceso de conversión y evangelización que alcance los objetivos


señalados debe incluir el testimonio de la Iglesia a través de sus miembros en el
vivir cotidiano del Evangelio. A la luz de los contextos y situaciones culturales de
hoy, muchos tienen dificultades para crear una cultura cristiana de testimonio
que invite a nuestros hermanos y hermanas ausentes a regresar a la mesa del
Señor.

Para crear una cultura cristiana de testimonio, debemos vivir una vida de
discipulado explícita. Ser discípulo es un reto. Afortunadamente, uno no se
convierte en discípulo de Cristo por propia iniciativa. La obra del Espíritu Santo
dentro de la comunidad cristiana forma a la persona como discípulo de Cristo. El
que busca aprender a ser discípulo de Cristo lo hace a través del aprendizaje. Los
que buscan regresar a la fe están buscando vivir una vida de discipulado, seguir
los pasos de Cristo.

La parroquia debe proporcionar discípulos formados que puedan


acompañar a los que están regresando a la Iglesia y guiarlos a lo largo de su
viaje. El aprendizaje “vincula a un creyente cristiano experimentado, o mentor, con
otro que busca una relación más profunda con Cristo y con la Iglesia” (DNC 29).

Asimismo, esta relación es un “encuentro guiado con la vida cristiana en su


totalidad, una jornada hacia la conversión a Cristo. Es una escuela para el
discipulado que promueve un auténtico seguimiento de Cristo, sobre la base de la
aceptación de las responsabilidades bautismales de cada uno, la interiorización de
la palabra de Dios y la transformación total de la persona en ‘vida en Cristo’” (DNC
29). El aprendizaje es un elemento esencial en el testimonio del mensaje del
Evangelio.
El compromiso de vivir la vida cristiana constituye un elemento esencial
de la cultura cristiana de testimonio. Para aquellos que buscan respuestas a la
creciente secularización, individualismo y materialismo de la sociedad, una vida
cristiana ofrece un poderoso testimonio del Evangelio.

La profesión pública de la fe mediante la participación activa en la


oración, los sacramentos y sobre todo la misa del domingo contribuye a la
santificación del mundo. Además, las obras de caridad y justicia, así como la
promoción de la solidaridad, la justicia, la paz y la corresponsabilidad por la
creación edifican el Reino de Dios.

Cada vez más, reconocemos que la generosidad de espíritu y el


compromiso con la caridad y la justicia son vehículos para llevar a las
personas a la relación con Jesús y su Iglesia. Las oportunidades de justicia social
y de servicio directo proporcionan poderosas experiencias con la persona de
Jesús, especialmente en el caso de adolescentes y adultos jóvenes. El servicio,

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cuando se entiende como servir a Cristo en las demás personas y como un medio
de compartir el Evangelio, tiene la capacidad de llevar al servidor y al servido más
cerca de Cristo.

Debido a que la parroquia, a través de su párroco y sus miembros, es


normalmente el primer contacto que los católicos que regresan tienen con la
Iglesia institucional, es responsabilidad de los pastores y de los laicos
asegurarse de que las puertas estén siempre abiertas.

La evangelización debe permanecer enraizada en la parroquia. Es en la


parroquia donde uno entabla relación con la comunidad de la Iglesia, aprende a
convertirse en discípulo de Cristo, se alimenta de las Escrituras, es nutrido por los
sacramentos, y en última instancia se convierte en evangelizador. Las iniciativas
fructíferas de evangelización deben centrarse en la parroquia y la vida parroquial.
La parroquia es el lugar donde la fe es transmitida, vivida y sostenida para
todos los miembros del Cuerpo de Cristo, sobre todo para los miembros que
desean regresar.

“Es responsabilidad de la comunidad parroquial y de sus líderes


garantizar que la fe que en ella se enseña, se predica y se celebra esté viva y
sea un signo verdadero para todos aquellos que se ponen en contacto con ella,
porque esto es realmente el Cuerpo vivo de Cristo” (DNC 29).

Una cultura cristiana de testimonio se sostiene dentro de la Iglesia a


través del matrimonio y la familia. La relación comunitaria que existe entre las tres
Personas de la Trinidad es el modelo del matrimonio cristiano, y a través del
sacramento del Matrimonio, el amor conyugal participa de hecho en el amor
trinitario. Es dentro del sacramento del Matrimonio que el marido y la esposa
evangelizan, son evangelizados, y comparten su testimonio de la fe con sus hijos y
con la sociedad. “Los cónyuges, ‘no sólo reciben el amor de Cristo, convirtiéndose
en comunidad salvada, sino que están también llamados a transmitir a los
hermanos el mismo amor de Cristo, llegando a ser así comunidad salvadora’ (cf.
Familiaris consortio, 49). La familia fundada en el sacramento del Matrimonio es
actuación particular de la Iglesia, comunidad salvada y salvadora, evangelizada y
evangelizadora” (Benedicto XVI, Discurso a la Plenaria del Consejo Pontificio para
la Familia, diciembre 2011)

La familia, llamada la Iglesia doméstica, es a menudo el primer lugar donde


la persona experimenta y se forma en la fe. De hecho, “la Nueva Evangelización
depende en gran parte de la Iglesia doméstica” (Benedicto XVI, Discurso a la
Plenaria del Consejo Pontificio para la Familia, diciembre 2011).

Es a través del ejemplo de madres y padres, abuelos, hermanos y otros


familiares que una persona da testimonio más concretamente de cómo vivir una
vida cristiana: “Los miembros de la familia aprenden más de la vida cristiana
observando las fortalezas y debilidades de unos y otros, no tanto de la

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instrucción formal. Con frecuencia, la combinación de su sabiduría con la


experiencia constituye un testimonio cristiano indispensable” (DNC 29).

Es de vital importancia que múltiples generaciones, incluyendo a los


abuelos, se dediquen a la formación en la fe de los miembros más jóvenes de la
familia. Es a través de la familia que la persona que viaja de regreso a la fe puede
ser despertada al amor y la misericordia de Cristo, afirmada en ellos y alentada
por ellos.

El testimonio de los agentes laicos y los maestros de la fe también


crean y fomentan una cultura cristiana de testimonio. A los agentes laicos, junto
con los pastores de la Iglesia, se les confía los deberes de enseñar la fe,
supervisar la preparación sacramental, apoyar la formación de las conciencias y
desarrollar el amor a la oración en aquellos a quienes se evangelizan. Los agentes
laicos, que son discípulos dedicados de Cristo, brindan un poderoso testimonio
del Evangelio.

LA EXPERIENCIA RELIGIOSA

El discipulado se basa en la experiencia humana. Es a través de la


experiencia humana que la persona entra en diálogo con la cultura moderna. La
experiencia humana proporciona los “signos sensibles” que nos ayudan a
conocernos a nosotros mismos, unos a otros y a Dios.

Es por medio de experiencias humanas comunes que la Palabra de Dios se


revela a nosotros. Estos signos sensibles no son signos metafísicos abstractos
sino las acciones concretas del Espíritu Santo presente en la vida cotidiana del
cristiano. Estas acciones concretas del Espíritu Santo son numerosas. Algunos
ejemplos comunes son los retiros, oportunidades de servicio directo, grupos
parroquiales de oración, programas de estudio de la Biblia y participación en los
movimientos eclesiales. Es a través de la inspiración del Espíritu Santo que la
persona llega a en-tender la Buena Nueva del Evangelio. La interacción con un
cristiano que vive una vida auténtica según el Evangelio nos lleva a interrogarnos
sobre la mejor manera de hacer nuestra la fe en nuestra propia vida.

“La catequesis enlaza la experiencia humana con la palabra revelada de


Dios... La evangelización los ayuda a relacionar el mensaje cristiano con las
preguntas más profundas de la vida: la existencia de Dios, el destino de la persona
humana, el origen y el final de la historia, la verdad sobre el bien y el mal, el
significado del sufrimiento y la muerte, etc.” (DNC 29). Estos fundamentos
catequéticos son necesarios para crear una cultura del testimonio que
atestigüe el poder transformador del Evangelio.

La Nueva Evangelización es una oportunidad para la conversión


permanente. Esta reorientación de la vida de la persona hacia Cristo es posible
gracias a la obra del Espíritu Santo. El proceso de retorno a la participación activa
en la Iglesia es un proceso de conversión que se desenvuelve a través de la

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inspiración del Espíritu Santo. A algunos católicos, el proceso de conversión


para volver a la mesa del Señor les llevará tiempo. Por lo tanto, la plena confianza
en la obra del Espíritu Santo es esencial. Los programas diseñados para invitar a
los católicos a regresar a la Iglesia deben hacer hincapié en los siguientes
aspectos del papel del Espíritu Santo y la conversión:
 La apertura al Espíritu Santo.
 Testimonio personal del papel del Espíritu Santo en la vida del párroco y
demás agentes de la parroquia.
 Reconocimiento de que la conversión de cada persona será propia de ella y
se desenvolverá a un ritmo diferente.
 Conciencia entre los miembros de la parroquia de que fue el Espíritu Santo
quien guió a los participantes en su viaje de regreso a la Iglesia (Dios es el
que se acerca primero.)
 Uso del Rito de Iniciación Cristiana para Adultos (RICA) como modelo para
la conversión
 Capacidad del párroco y demás agentes de pastoral para expresar las
experiencias personales de fe.
 Programas que sean flexibles, porque es posible que algunas personas no
puedan participar en un programa completo.
 Participación en retiros y en programas de formación en la fe y
oportunidades de servicio directo.
 Reconocimiento de que el proceso de conversión puede ir más allá de la
duración del programa y requerir seguimiento de la persona por un miembro
del equipo o el párroco (Todos los participantes se beneficiarían de
contactos de seguimiento.)
 Evangelización y planificación a largo plazo de la evangelización en la
parroquia.

FUENTE: http://www.usccb.org/beliefs-and-teachings/how-we-teach/new-evangelization/disciples-
called-to-witness/upload/DCW-Spanish.pdf

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DINÁMICA PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO –FOTOCOPIAR-

Leer cuidadosamente cada una de las preguntas y contesten después


de reflexionar, lo leído en el texto anterior.
1. ¿De qué manera la parroquia puede facilitar para todos un
encuentro personal con Jesucristo?.
2. ¿En qué medida nuestras acciones tienen como objetivo
fomentar una relación personal con Cristo?
3. ¿Qué hace la parroquia para ayudar a la gente a profundizar en
su vida de oración?
4. ¿Cómo ha reclutado, formado y apoyado la parroquia a personas
para que sean evangelizadoras a través del testimonio de su
vida?
5. ¿Cómo están los párrocos fomentando la conciencia de los
laicos para que sean evangelizadores en el mundo moderno?
6. ¿Cómo animar la acción misionera pescando y suscitando la fe
en las personas alejadas? ¿ estamos saliendo a evangelizar?
7. ¿Cómo analizan los procesos de catequesis? Como potenciar la
catequesis y mejorarla?
8. ¿Existen acciones y labores concretas con adolescentes y
jóvenes para evangelizar el mundo juvenil?
9. ¿Cómo son apoyados los párrocos y demás agentes de pastoral
en su vocación de evangelizar?
10. ¿Que expectativas, ilusiones y motivaciones se esperan
con nuestro nuevo Plan Pastoral?
11. ¿Cómo se ha promovido en la diócesis y la parroquia la
Nueva Evangelización?

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TEMATICA MOTIVACIONAL: NO CAER EN TENTACION

LAS TENTACIONES DE LOS AGENTES DE PASTORAL- SEGÚN


PAPA FRANCISCO:
(Se expone esta presentación, se sugiere el uso del power point.)

El papa Francisco en su Exhortación Apostólica “La alegría del Evangelio”,


reconoce la gran tarea cumplida por todos los agentes de pastoral:

76. Siento una enorme gratitud por la tarea de todos los que trabajan en la Iglesia.

77. No obstante, como hijos de esta época, todos nos vemos afectados de algún
modo por la cultura globalizada actual que, sin dejar de mostrarnos valores y
nuevas posibilidades, también puede limitarnos, condicionarnos e incluso
enfermarnos.

Así mismo quiere hacernos caer en la cuenta de cuáles son esas tentaciones:

Tentación 1:
No a la acedia egoísta
78. Hoy se puede advertir en muchos agentes pastorales, incluso en personas
consagradas, una preocupación exacerbada por los espacios personales de
autonomía y de distensión, que lleva a vivir las tareas como un mero apéndice de
la vida, como si no fueran parte de la propia identidad.
Al mismo tiempo, la vida espiritual se confunde con algunos momentos religiosos
que brindan cierto alivio pero que no alimentan el encuentro con los demás, el
compromiso en el mundo, la pasión evangelizadora. Así, pueden advertirse en
muchos agentes evangelizadores, aunque oren, una acentuación del
individualismo, una crisis de identidad y una caída del fervor. Son tres males que
se alimentan entre sí.

81. Cuando más necesitamos un dinamismo misionero que lleve sal y luz al
mundo, muchos laicos sienten el temor de que alguien les invite a realizar alguna
tarea apostólica, y tratan de escapar de cualquier compromiso que les pueda
quitar su tiempo libre. Hoy se ha vuelto muy difícil, por ejemplo, conseguir
catequistas capacitados para las parroquias y que perseveren en la tarea durante
varios años. Pero algo semejante sucede con los sacerdotes, que cuidan con
obsesión su tiempo personal.

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Tentación 2:
No al pesimismo estéril

84. Los males de nuestro mundo –y los de la Iglesia– no deberían ser excusas
para reducir nuestra entrega y nuestro fervor. Mirémoslos como desafíos para
crecer.

85. Una de las tentaciones más serias que ahogan el fervor y la audacia es la
conciencia de derrota que nos convierte en pesimistas quejosos y desencantados
con cara de vinagre. Nadie puede emprender una lucha si de antemano no confía
plenamente en el triunfo.

Tentación 3:
No a la mundanidad espiritual
93. La mundanidad espiritual, que se esconde detrás de apariencias de
religiosidad e incluso de amor a la Iglesia, es buscar, en lugar de la gloria del
Señor, la gloria humana y el bienestar personal. Es lo que el Señor reprochaba a
los fariseos: «¿Cómo es posible que creáis, vosotros que os glorificáis unos a
otros y no os preocupáis por la gloria que sólo viene de Dios?» (Jn 5,44).

Tentación 4:
No a la guerra entre nosotros
98. Dentro del Pueblo de Dios y en las distintas comunidades, ¡cuántas guerras!
En el barrio, en el puesto de trabajo, ¡cuántas guerras por envidias y celos,
también entre cristianos! La mundanidad espiritual lleva a algunos cristianos a
estar en guerra con otros cristianos que se interponen en su búsqueda de poder,
prestigio, placer o seguridad económica.
Además, algunos dejan de vivir una pertenencia cordial a la Iglesia por alimentar
un espíritu de «internas». Más que pertenecer a la Iglesia toda, con su rica
diversidad, pertenecen a tal o cual grupo que se siente diferente o especial.

ADVERTENCIA: ORAR PARA NO CAER EN


TENTACION. S. MT 26,41.

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PARTE B

PARA LA
FORMACION EN
LAS FILIALES,
COMUNIDADES O
GRUPOS.

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PARA EL DIA DEL ENCUENTRO EN FILIALES,


COMUNIDADES O GRUPOS.

Saludo de acogida y bienvenida….………………..……….10 minutos.

Canto/ dinámico de integración………………….…..……...10 minutos.

TEMATICA I: SENOR, ENSENANOS A ORAR. ”………...40 minutos.

Oración / Laudes o vísperas del día………………...........20 minutos.

Dinámica………….….…………………………………..………10 minutos.

TEMATICA II: TESTIMONIO Y EVANGELIZACION……..100 minutos.

Concretización, oración final……………………………..……10 minutos.

Nota: Este encuentro de formación en la comunidad, puede ser


desarrollado en cualquier día del mes que corresponde, ya sea de
mañana, tarde o noche, según convengan los mismos agentes de
pastoral de la filial. Se tenga presente la importancia fundamental
de poder reunir a todos los agentes de pastoral, en un momento
formativo que propicie elementos de fraternidad, hermandad,
comunión entre todos, momentos de oración y reflexión, así
como espacio para caminar juntos en la fe, organizando diversos
aspectos de la vida pastoral de la comunidad, pero sobretodo en
clara dinámica misionera, tratando de responder a la necesidad
de hacer vida y concretizar en la misma comunidad, lo que se ha
recibido en la formación. El que dirige el encuentro es el
DELEGADO o coordinador de catequesis.

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TEMATICA I: SENOR, ENSENANOS A ORAR

LA IMPORTANCIA DE LA ORACION EN LA VIDA CRISTIANA

Muchos cristianos se preguntan de buena voluntad: ¿por qué es necesario


orar? Para responder a esta pregunta es necesario acercarse a la oración
sabiendo que no es sólo una serie de peticiones a Dios o un ejercicio espiritual,
sino que es una actitud que nos acerca íntimamente al corazón de Dios.

San Pío X, Papa, da a conocer brevemente las razones de la oración cristiana:

 “¿Es necesario orar? Es necesario orar y orar frecuentemente, porque Dios


lo manda, y de ordinario, por medio de la oración concede muchas gracias.
 Hemos de orar a Dios Padre en nombre de Jesucristo, en la acción del
Espíritu Santo, porque sólo de Él, su Hijo y único mediador entre Dios y los
hombres, reciben su valor nuestras oraciones y buenas obras; por eso la
Iglesia suele terminar las oraciones con estas palabras o equivalentes por
nuestro Señor Jesucristo.

La oración nace de la pequeñez humana y se encuentra con la grandeza


divina.

La oración se origina de la necesidad. Si orar es, entre otras cosas, pedir, nadie
pide si no tiene necesidad. Cuando oramos no solo pedimos en el modo
interesado, sino que pedimos ser óptimos en el Padre, de quien procede todo bien
a través de Cristo por efecto del Espíritu Santo.

Orar es abandonarse a las manos de Dios no sólo en nuestras peticiones, sino en


nuestra existencia. Es por esto que la oración no se limita a ser petición, sino que
se completa al ser una actitud. Esto se debe a que el cristianismo no se plenifica si
la oración no llega a ser modelo y actitud de vida. Grandes ejemplos de la oración
llevada a la vida son los santos que fundamentaron sus acciones en la oración.
Entre estos “hombres hechos oración” tenemos a San Francisco de Asís, San
Bruno de la cartuja, Santa Teresita de Liseux, entre otros muchos.

Podríamos decir que la oración es un acto que constata nuestro amor a Dios. Si
amando nos entregamos, más lo haremos cuando oramos, pues nos
abandonamos en las manos de Dios no sólo con la palabra o el pensamiento. Si la
oración es amor, también podemos orar “con todo el corazón, con toda la mente,

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con todo el espíritu y con todas las fuerzas” (Cf. Lc 10, 27) Orar con todas las
fuerzas implica saber actuar en la fe, la esperanza y la caridad.

Es decir, la oración que no se lleva a la acción no es plena. Orar es encomendarse


en todos los sentidos a Dios.

Orar es estar con el amigo: La oración es fundamental en la vida del cristiano


porque con ella, como actitud, nos ponemos en las manos de Dios, aceptamos su
grandeza y tomamos conciencia de ser sus hijos.

Cuando oramos no lo hacemos por una obligación, sino que recurrimos al diálogo
con Dios como hijos que tienen un Padre Bueno y Proveedor. Cuando oramos
nos dirigimos a un Padre bueno que nos ama, a través del Hijo, Cristo, en quien
somos hijos de Dios.

Por la oración podemos entrar en intimidad con Dios y hacerlo partícipe de


nuestros pesares, alegrías y necesidades. A Santa Teresa de Jesús le gustaba
decir que orar es estar con el amigo. Estando con el amigo podemos pedir y
sentirnos seguros, pues Dios comunica su gracia cuando se la pedimos en
nombre de Cristo.

Reflexión de Joseph Ratzinger sobre la oración en la vida del cristiano

Desde que el hombre es hombre, reza. Siempre y por doquier el hombre se ha


dado cuenta de que no está solo en el mundo, que hay Alguien que lo escucha.
Siempre se ha dado cuenta de que necesita a Otro más grande y que debe tender
a Él para que su vida sea lo que tiene que ser. Pero el rostro de Dios siempre ha
estado velado y sólo Jesús nos ha mostrado su verdadero rostro. El que le ve a Él
ve al Padre (cf. Jn 14,9)

Así, pues, si por una parte al hombre le resulta natural rezar (pedir en el momento
de la necesidad y dar gracias en el momento de la alegría), por la otra, está
siempre nuestra incapacidad de rezar y hablar a un Dios escondido. No sabemos
pedir como conviene, dice San Pablo (Rm 8, 26). Por eso debemos decirle
siempre al Señor, como los discípulos: “Señor, enséñanos a orar” (Lc11,1). El
Señor nos ha enseñado el Padrenuestro como modelo de auténtica oración y nos
ha dado una Madre, la Iglesia, que nos ayuda a rezar. La Iglesia ha recibido de la
Sagrada Escritura un gran tesoro de oraciones. En el transcurso de los siglos se
han elevado, de los corazones de los fieles, numerosas oraciones con las que
éstos cada vez nuevamente se dirigen a Dios. Al rezar con la Madre Iglesia
nosotros mismos aprendemos a rezar.

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TEMATICA II: EL KERYGMA


TESTIMONIO Y EVANGELIZACIÓN

SUGERENCIAS

1. El primer tema: PAPA FRANCISCO: LA NUEVA EVANGELIZACIÓN CONSISTE


EN DAR ESPERANZA, se puede desarrollar: " el facilitador hace una exposición
del tema y luego da un espacio para que se realicen comentarios”.

2. Para el segundo tema: TESTIMONIO Y EVANGELIZACIÓN, se hacen pequeños


grupos (máximo 3 personas). Leen cuidadosamente el tema, lo reflexionan y
comentan. Luego contestan los ejercicios PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL Y
HACER VIDA Y PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO EN GRUPOS. Se
desarrolla un Plenario. (Fotocopiar pp. 32-35 )

1 TEMA: PAPA FRANCISCO:

LA NUEVA EVANGELIZACIÓN CONSISTE EN DAR ESPERANZA

El mundo debe ver en los cristianos la alegría de haber encontrado a Cristo

El anuncio del Evangelio para hoy por los testimonios de vida, antes que
de palabras, llevados al mundo por personas “creíbles”, capaces de hablar como
Jesús el lenguaje de la misericordia.

Papa Francisco se reserva la imagen simbólica para el final: hoy hay niños
que no saben hacer el signo de la Cruz. Es un signo del analfabetismo religioso
actual que no necesita comentarios. Y con esta conciencia el Papa habla de la
“nueva evangelización”, un servicio entendido por él en tres puntos:

1. primacía del testimonio,

2. urgencia en el ir al encuentro, y proyecto pastoral centrado en lo esencial.

Primacía del testimonio.

El testimonio, “especialmente en estos tiempos”, se necesita “testimonios


creíbles” que “con la vida” “hagan visible el Evangelio”, y “despierten la atracción
por Jesucristo, por la Belleza de Dios”.

“Muchas personas se han alejado de la Iglesia. Es equivocado descargar las


culpas a un lado y a otro, es más, no deberíamos hablar de culpas. Hay

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responsabilidades en la historia de la Iglesia y de sus hombres, también en


ciertas ideologías y también en personas concretas. Como hijos de la Iglesia,
debemos continuar el camino del Concilio Vaticano II, despojarnos de cosas
inútiles y dañinas, de falsas seguridades mundanas que hacen gravosa a la Iglesia
y dañan su rostro”.

Papa Francisco explica el estilo con el que anunciar el Evangelio que es el que
Francisco de Asís pidió a sus frailes: hablar al mundo que no conoce a Jesús, o
que le es indiferente, con “el lenguaje de la misericordia, hecho de gestos y de
actitudes antes que de palabras”.

“Todo bautizado es ‘cristóforo’, es decir, portador de Cristo, como decían los


antiguos Padres. Quien ha encontrado Cristo, como la Samaritana del pozo, no
puede tener para sí esta experiencia, sino que siente el deseo de compartirla,
para llevar a otros a Jesús. Habría que preguntar a todos los que nos encontramos
si perciben en nuestra vida el calor de la fe, ¡si ven en nuestro rostro la alegría
de haber encontrado a Cristo!”.

El ir al encuentro de los demás, y proyecto pastoral centrado en lo esencial.

El Papa vuelve a pronunciar aquí uno de los verbos claves de su magisterio:


“salir”. Es la vocación del cristiano. Salir hacia los demás, dialogar con todos,
tengan más o menos fe, “sin miedo y sin renunciar –repite el Papa- a nuestra
pertenencia”.

“La Iglesia es enviada a despertar esta esperanza en todas partes,


especialmente donde es ahogada por condiciones existenciales difíciles, a
veces inhumanas, donde la esperanza no respira, se sofoca. Necesitamos el
oxígeno del Evangelio, el soplo del Espíritu de Cristo Resucitado, que vuelva
a encender los corazones. La Iglesia es la casa en la que las puertas están
siempre abiertas no solo para que todos puedan encontrar cogida y respirar amor
y esperanza, sino para que nosotros podamos salir para llevar este amor y esta
esperanza. El Espíritu Santo nos empuja a salir de nuestro recinto y nos guía
hasta las periferias de la humanidad”.

Pero hablar del camino de las periferias no quiere decir que hagamos una
pastoral a ciegas. La Iglesia no deja un proyecto pastoral “al azar, a la
improvisación”. Sobre todo, no lo formula de una manera que no “vuelva a lo
esencial” y no esté “bien centrado en lo esencial, es decir –afirma Papa Francisco-
en Jesucristo”.

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“No sirve dispersarse en tantas cosas secundarias o superfluas, sino


concentrarse es la realidad fundamental, que es el encuentro con Cristo, con su
misericordia, con su amor, y amar a los hermanos como Él nos ha amado. Un
encuentro con Cristo que también es adoración, palabra poco usada ¡Adorar a
Cristo! Un proyecto animado por la creatividad y por la fantasía del Espíritu Santo,
que nos empuja a recorrer vías nuevas con coraje, sin fosilizarnos”.

FUENTE:http://www.aleteia.org/es/religion/noticias/papa-francisco-la-nueva-
evangelizacion-consiste-en-dar-esperanza-4922001.

TEMA 2: TESTIMONIO Y EVANGELIZACIÓN REFLEXION Y TRABAJO EN


GRUPOS. –FOTOCOPIAR-

JESÚS, EL TESTIGO FIEL (Ap 1,5; 3,14)

La Misión arranca de las entrañas de la Trinidad. Allí está su fuente. Y de


esa fuente brota un río de Misericordia, Amor, Perdón, Paz, Ternura, Justicia,
Verdad, Bondad... que va regando la humanidad entera. “! Qué bien sé yo la
Fuente que mana y corre, aunque es de noche!...”

La Misión se encarna en JESÚS y en Él se hace Camino, Verdad y Vida. Él


es el Testigo Fiel. Es el Sacramento originario del encuentro del hombre con Dios.
Es la Transparencia de Dios: “Quien me ve a Mí ve al Padre” (Jn 14,9).

JESÚS es el Misionero del Padre: Yo hago la voluntad del Padre que me


envió (cf. Jn 5,30; 6,38); “mi comida es hacer la voluntad del Padre” (Jn 4,34).

Jesús es el apasionado por el REINO del Padre (“Abbá”). Es el Dios


humanado, aquél a quien le duele el corazón y se le conmueven las entrañas ante
el dolor, el sufrimiento, y la muerte de los hombres, hasta tal punto que todo eso le
lleva a descender a los infiernos de la agonía y de la muerte en cruz. Pero es
glorificado y, RESUCITADO, vive para siempre.

JESÚS es, pues, el Testigo Fiel, “uno con el Padre”, movido por el Espíritu.
Él revela plenamente el Rostro Misericordioso del Padre. Y cuando actúa, lo hace
como el Padre; cuando habla, es la Palabra misma del Padre

VOSOTROS SERÉIS MIS TESTIGOS (Lc 24,28; Hech 1,8)

La historia de la fe cristiana arranca de un grupo de personas que tiene la


experiencia de Jesucristo resucitado. Un grupo de hombres y mujeres recoge el
testigo: “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con
nuestros ojos, lo que contemplaron y palparon nuestras manos tocando al Verbo

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de Vida, [...] lo que hemos visto y oído os lo anunciamos a vosotros, a fin de que
viváis también en comunión con nosotros” (1 Jn 1,1-3). Ellos oyeron, vieron,
palparon la Buena Nueva manifestada en Cristo. Ellos experimentaron la cercanía
de la Misericordia, la Bondad, el Perdón, la Ternura de la Salvación, la Vida
definitiva manifestada en Cristo. Y les ardía el corazón. Y se les conmovieron las
entrañas. Así comenzaron los caminos de la Misión: con la transmisión de esa
Buena Nueva experimentada.

Jesús llamó a los apóstoles para que estuvieran con Él y para enviarles a
anunciar el mensaje (cf. Mc 3,15-16), para evangelizar desde “el estar con Él”.
Ellos no pudieron dejar de comunicar esa experiencia de fe, desde lo que habían
visto y oído... Son testigos de un mensaje que se identifica con la persona del
mensajero. Es verdad que el testigo no da la fe; la fe es un don de Dios acogido
libremente en la mente y en el corazón del hombre; pero el testigo es la mejor
invitación que pueda imaginarse para llegar a la fe, porque transparenta en su
persona, en su vida, en sus actitudes, y también en su palabra, el Evangelio que
desea transmitir.

DIEZ CARACTERÍSTICAS DEL TESTIMONIO

Testimonio es en griego “martyría”, y testigo es “mártir”, aquél que


testimonia con su vida el misterio de fe que le envuelve y da sentido a su vida. En
la tradición cristiana se reserva el término mártir-testigo para el que derrama su
sangre en defensa de su fe, y mártir-confesor para el que testimonia con su vida
santa la fe que confiesa, pues, al fin y al cabo, “martirio es el dolor de cada día si
en Cristo y con amor es aceptado” (cf. Himno de mártires, II vísperas).

Veamos algunas características del testigo del Evangelio:


1. Testigo es el apasionado por el Reino de Dios. El que siente las heridas
de la humanidad y lucha en la construcción de la fraternidad humana
desde la experiencia de Dios.
2. Testigo es la persona entusiasmada, seducida, atrapada, enamorada,
cogida por el amor entrañable de Dios Padre. El que se adentra en la
intimidad del Padre, en su corazón, para manifestar la paternidad de Dios
a la humanidad.
3. Es el seguidor del Hijo, el que sigue sus huellas, el que camina en el
seguimiento de Jesús. El que va haciendo camino “como Jesús y con
Jesús”.
4. Es la persona movida, animada, guiada por la suavidad y fuerza del
Espíritu, pues el Espíritu es el protagonista de la Misión (cf. RM 21-30).
5. Ama a la Iglesia con fidelidad creativa: “Quien tiene espíritu misionero
siente el ardor de Cristo por las almas y ama a la Iglesia como Cristo. [...]
Sólo un amor profundo por la Iglesia puede sostener el celo del misionero”
(RM 89).

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6. Cree y confía en la capacidad y creatividad de las personas. Sabe y vive


que toda persona es sujeto, actor y autor de su propio proyecto de vida con
lo que la vida le ofrece. Dios nos crea creadores.
7. Asimila y trata de vivir conforme a los valores evangélicos contenidos de
modo admirable en las bienaventuranzas y en el Mandamiento Nuevo. “El
misionero es el hombre de las bienaventuranzas” (RM 91).
8. Asume el destino de Jesús. Es consciente del misterio pascual en su vida.
“No es el discípulo más que su maestro”. La misión recorre el camino de
Jesús y tiene su punto de llegada a los pies de la Cruz (cf. RM 88).
9. Está dispuesto a dar razón de su esperanza (cf. 1 P 3,15), porque su
experiencia de Dios no es ciega, sino lúcida, pues sabe de quién se ha
fiado (cf. 2 Tm 1,12).
10. Es persona de oración. Sabe que la Misión no es suya, es de Dios. Y
solamente Dios puede tocar el corazón de hombre. “Os ruego que [...]
pidáis encarecidamente a Dios por mí” (Rm 15,30).

TESTIMONIO COMUNITARIO

Son muy importantes los testigos individuales en la tarea de la


evangelización, pero el testimonio evangelizador ha de ser de toda la Iglesia, de
cada Iglesia local, de las comunidades cristianas, de los equipos evangelizadores.
Es necesario el testimonio de cada persona; pero también de las comunidades y
de las instituciones eclesiales.
Esto viene exigido por la misma naturaleza de la Iglesia-sacramento (signo
que transparenta y realiza aquello que significa). “Mirad cómo se aman”, decían de
las primeras comunidades cristianas. De no haber sido por ese testimonio
comunitario el mundo seguiría siendo pagano, y el día en que ese testimonio
dejara de existir, el mundo volvería al paganismo.

Pero hoy también lo exige así la situación actual de nuestro mundo, pues la
agresividad-seducción bien organizada del mundo moderno (individualismo,
hedonismo, violencia, neopaganismo) difícilmente podrá ser afrontada en lucha
individual.

A la agresión estructural, sólo se puede dar respuesta comunitaria.


Solamente equipos vivientes, alegres, entusiastas, dinámicos en su fe y en su
acogida, en su análisis de la realidad, en su fidelidad creativa, en su alegría de
vivir como hijos de Dios, en su amor efectivo de hermanos, pueden plantarse
frente al gigantismo agresor y seductor del mundo de hoy como testigos de la
libertad y del gozo de la Fe, como testigos de la eterna juventud del DIOS-AMOR

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ALGUNAS PISTAS PARA SER TESTIGOS

Lo que mejor define al testigo es el hacer camino “COMO Jesús”. Por eso
mismo, para llevar a la práctica aquí y ahora nuestra condición de testigos, nada
mejor que tener en cuenta “LOS CÓMO” que Jesús va dejando caer a lo largo de
su vida:
 “Permaneced en Mí COMO Yo en vosotros” (Jn 15,4).
 “COMO el Padre me amó, también Yo os he amado” (Jn 15,9).
 “Mi mandamiento es éste: amaos los unos a los otros COMO Yo os he
amado” (Jn 15,12; cf 13,34).
 “Ellos no son del mundo COMO no soy del mundo Yo” (Jn 17,16).
 “Que sean uno COMO nosotros somos uno” (Jn 17,22).
 “Amaste a éstos COMO me amaste a Mí” (Jn 17,23).
 “COMO Tú me enviaste, así Yo los envié a ellos” (Jn 17,18; cf. 20,21).

Somos portadores de la Misión y sus testigos, pero la Misión es de Dios. Si el


Señor no edifica la casa, en vano trabajan los albañiles (Sal 127). Porque la Misión
arranca del corazón de Dios, porque el protagonismo de la misión es del Espíritu.

PARA LA REFLEXIÓN PERSONAL Y HACER VIDA.


1. “Martirio es el dolor de cada día, si en Cristo y por amor a Él, es aceptado”.
¿Qué tipo de Martirio, entendido como Testimonio, estoy viviendo? ¿Cómo
vivo yo esto?
2. Mirando hacia dentro, ¿hasta qué punto se dan en mí esas diez
características del testigo?
3. ¿Qué puedo hacer personalmente para ser mejor y verdadero testigo de
Jesús?
PARA REFLEXIÓN Y DIÁLOGO EN GRUPOS
1. ¿Cuáles son hoy, según nuestro parecer, los mayores impedimentos para
la evangelización?
2. Nuestro mundo necesita sobre todo testigos. ¿Por qué?
3. ¿Por qué no es suficiente el testimonio individual, sino que es necesario
también el comunitario? ¿Cuáles compromisos ASUMIMOS?
4. Seguro que todos conocemos algunas personas cercanas a nosotros que
dan testimonio de su fe. Pensemos en algunos testigos de fe que hemos
conocido. ¿Por qué los consideramos testigos?
5. ¿Qué habría que hacer para evangelizar hoy en nuestros ambientes,
personas y comunidades?

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CANTOS DINAMICOS
1. El árbol de la montaña
(Versión Popular)

C FC
El árbol de la montaña eiao,
F C FC
el árbol de la montaña eiao.
C
En árbol hay una rama,
F C
vaya rama; ¡ay amor de rama!
C7
la rama, el árbol, el árbol, el árbol el árbol.

Dios, la familia, el hombre,


el ave, el huevo, el nido, la rama, el árbol

2. Que bien se está aquí


(Carlos Seoane - Argentina)
C D
Que bien se está aquí Señor
G D Em
No hay otro lugar donde estar mejor
Am
Tus manos nos guían
C D
Tu amor nos protege, confiamos en Ti
C D G D-Em
Seremos tus manos para construir un mundo nuevo
C D G
Seremos tu boca para no callar la verdad.

C D G D-Em
Seremos tus ojos para mirarnos con ternura
C Am F D
Y tu misericordia para escuchar sin juzgar...

SIGAMOS ADELANTE!!! FORMANDONOS PARA


SERVIR AL SENOR EN SANTIDAD Y JUSTICIA

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