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Caso clínico

Ictericia conjuntival en un adolescente


J. Pericas Bosch
Pediatra. CAP La Mina. Sant Adrià de Besós. Barcelona.

Adolescente varón de 14 años y 8 meses que acude a la con- sión. Ictericia conjuntival moderada, aunque evidente. ORL
sulta por haber observado su familia la aparición de ictericia normal. Tórax normal. Auscultación cardiorrespiratoria nor-
conjuntival sin otra sintomatología. mal. Abdomen blando, depresible, sin puntos sensibles, ma-
Enfermedad actual. La ictericia se ha detectado hace 24 h sas ni visceromegalias. Genitales masculinos normales. Ex-
y por lo demás el chico se encuentra bien. En el momento de tremidades normales. Neurológico normal.
la consulta no existe fiebre, cuadro catarral, sintomatología Pruebas complementarias. Con el diagnóstico sindrómico
respiratoria ni síntomas digestivos o urinarios. El aspecto de de ictericia moderada y aislada se efectuaron las siguientes
la orina y de las deposiciones es normal. En la anamnesis pruebas complementarias iniciales: hemograma, tiempo de
efectuada refiere haber presentado, 3 semanas antes, un cua- protrombina, proteínas totales y proteinograma, que resulta-
dro autolimitado de astenia, anorexia, vómitos poco numero- ron normales. Calcio, fósforo, urea y creatinina normales.
sos, 1-2 diarios durante 3 días, y abdominalgia discreta, mal Bilirrubina total 5,2 mg/dl, bilirrubina directa 0,45 mg/dl,
localizada. Toda la sintomatología desapareció espontánea- AST 39 U/ml, ALT 43 U/ml, GGT 19 U/ml, fosfatasa alcali-
mente, sin precisar tratamiento. Dada la levedad de los sín- na 400.
tomas, no consultó en ese momento. No ha consumido re-
cientemente ningún fármaco. Ante esta hiperbilirrubinemia, moderada y a expensas de
Antecedentes personales. Segundo hijo de una familia bilirrubina no conjugada, sin alteración de las otras pruebas
formada por padre y madre, sanos y no consanguíneos, y un hepáticas que se habían efectuado, se estableció el diagnósti-
hermano de 9 años, también sano. No existen antecedentes co de presunción de síndrome de Gilbert.
familiares a destacar. Se interrogó específicamente sobre an- Para confirmar esta etiología y descartar otras causas, se
tecedentes familiares de ictericia, anemia, hepatopatía o alte- solicitó una nueva serie de pruebas complementarias, que
raciones neurológicas. Parto y embarazo normales. Apgar 9- permitieron confirmar el diagnóstico de síndrome de Gil-
10, peso al nacer 3.250 g. Presentó ictericia neonatal que bert:
apareció a partir del cuarto día de vida y se prolongó durante Serología de hepatitis A (anticuerpos anti-HAV negati-
2 semanas pero se estimó moderada y se diagnosticó de icte- vos), hepatitis B (HBsAg negativo, anti-HBc negativo, anti-
ricia por lactancia materna, sin que se efectuaran pruebas HBs positivo atribuible a la vacunación antihepatitis B), ci-
complementarias. No existen otros antecedentes patológicos tomegalovirus (negativo) y virus de Epstein-Barr (negativo),
destacables. Alimentación correcta. Desarrollo psicomotor para descartar hepatitis de origen viral. Reticulocitos, exa-
normal. Calendario vacunal al corriente, incluyendo las va- men de la morfología eritrocitaria, test de resistencia osmó-
cunaciones sistemáticas frente a la difteria, tétanos y tos feri- tica, test de Coombs directo e indirecto, electroforesis de
na, poliomielitis, hepatitis B y triple vírica. hemoglobinas, haptoglobina, valores de glucosa-6-fosfato-
Exploración. Afebril. Buen estado general, nutrición e hi- deshidrogenasa y actividad de la UDPG-T (bilirrubin-uridil-
dratación. Piel aparentemente normal, sin hematomas, telan- difosfo-glucuronil-transferasa), para descartar un proceso
giectasias, arañas vasculares ni xantomas, pero aparece una hemolítico. Como era de esperar, todas ellas resultaron nor-
mínima coloración ictérica al blanquear la piel mediante pre- males excepto la actividad de la UDPG-T, que estaba altera-
da, y se pudo confirmar así el diagnóstico de síndrome de
Gilbert. La ecografía abdominal fue informada como nor-
mal.
Palabras clave: Gilbert. Ictericia. Hiperbilirrubinemia.
No se consideró necesario practicar ninguna de las prue-
Adolescentes.
bas clínicas adicionales que pueden contribuir al diagnóstico

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Ictericia

No conjugada Conjugada

Hemólisis Metabólicas Infecciones Otras


Gilbert
Crigler-Najjar
Déficit alfa-1-antitriptina Hepatitis Dubin-Johnson
Wilson Epstein-Barr Rotor
Fibrosis quística Citomegalovirus Hepatitis autoinmune
Glucogenosis Bacterianas Fibrosis hepática
Tuberculosis Colestasis crónica
Drogas

Figura 1. Causas de ictericia en el niño


mayor y el adolescente.

de este síndrome, como son el test del ayuno o restricción nuestro medio y anemia de células falciformes en otros ám-
calórica, para provocar la aparición de hiperbilirrubinemia bitos).
indirecta y consiguiente ictericia, y la administración de fe- El síndrome de Gilbert es otra causa importante de hiper-
nobarbital a dosis de 5 mg/kg/día durante 5 días para demos- bilirrubinemia en estas edades. Es una forma relativamente
trar la disminución de la bilirrubina indirecta. común (3-7% de la población) de hiperbilirrubinemia fami-
liar debida a una alteración de origen genético (autosómica
Diagnóstico. Síndrome de Gilbert. recesiva) de la función de la bilirrubin-uridil-difosfo-glucu-
ronil-transferasa (UDPG-T). Es más frecuente en varones
Tratamiento. Tras informar al paciente y sus padres de la na- (4:1) y, aunque existe ya al nacer, siendo frecuente en estos
turaleza y la benignidad del proceso no se indicó ningún tra- pacientes la ictericia neonatal, suele manifestarse cerca o po-
tamiento. co después de la pubertad o en adultos jóvenes. No hay clí-
nica aparte de la ictericia, salvo a veces fatigabilidad, males-
Discusión tar vago y síntomas inespecíficos y discretos. La hiperbili-
En sujetos sanos la bilirrubina total en suero es inferior a rrubinemia es no conjugada, moderada, raramente mayor de
1 mg/dl (17 mmol/l). La ictericia puede detectarse clínicamen- 5 mg/dl, y se caracteriza por ser intermitente o fluctuante,
te cuando alcanza o se acerca a la cifra de 5 mg/dl (85 mmol/l). desencadenada a menudo por una enfermedad infecciosa le-
La ictericia en niños mayores es menos frecuente que en ne- ve, ayuno o esfuerzo físico. El resto de pruebas hepáticas es
onatos y lactantes. El diagnóstico diferencial incluye, en es- normal. Más de la mitad de los pacientes tienen una mínima
tas edades, distintas entidades que en los niños pequeños. La hemólisis, sin significación clínica, sólo detectable a veces
hepatitis A sigue siendo la causa más frecuente en niños ma- por métodos sofisticados.
yores y adolescentes, pero la ictericia puede ser el signo más El diagnóstico puede comprobarse mediante la provoca-
precoz de una enfermedad hepática grave, por lo que requie- ción de la aparición de la ictericia, o la elevación de la bili-
re una cuidadosa y rápida evaluación. rrubina sérica en al menos un 100-150%, sometiendo al pa-
Para el diagnóstico diferencial, un primer paso es diferen- ciente a ayuno o restricción calórica o mediante la adminis-
ciar la ictericia debida a hiperbilirrubinemia conjugada de la tración de ácido nicotínico (éste no indicado en niños). No
debida a hiperbilirrubinemia no conjugada, ya que ello per- precisa tratamiento y aunque la hiperbilirrubinemia puede
mitirá orientar el diagnóstico hacia distintos grupos de cau- hacerse desaparecer con fenobarbital a dosis de 5 mg/kg/día
sas (fig. 1). durante 5 días, este hecho puede tener a veces interés diag-
nóstico pero no indicaciones terapéuticas. No está indicado
Hiperbilirrubinemia no conjugada el seguimiento de la función hepática mediante analíticas se-
Los niños y adolescentes que presentan ictericia debida a hi- riadas. El pronóstico es excelente.
perbilirrubinemia no conjugada lo más probable es que su- Los síndromes de Crigler-Najjar tipos 1 y 2 son enferme-
fran algún tipo de hemólisis excesiva (anemia hemolítica), dades muy infrecuentes, también de origen genético, en los
entre las que se incluyen la esferocitosis hereditaria, las defi- que, por la ausencia total (tipo 1) o parcial (tipo 2) de esta
ciencias enzimáticas (piruvato quinasa o glucosa-6-fosfato UDPG-T, está bloqueada la conjugación y consiguiente ex-
deshidrogenasa) y las hemoglobinopatías (talasemia en creción de la bilirrubina. Estos síndromes se presentan, a di-

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ferencia del síndrome de Gilbert, en el período neonatal. Só- no infrecuente en los niños que sufren hepatitis B. La ma-
lo excepcionalmente se ha descrito algún síndrome de Cri- yoría son portadores asintomáticos o presentan una hepati-
gler-Najjar tipo 2 de presentación más allá de este período tis subclínica limitada, demostrable por la elevación de las
de la vida. En ambos, además, la bilirrubina no conjugada transaminasas.
está más elevada que en el Gilbert, especialmente en el Cri- La mayoría de los niños mayores y adolescentes que pa-
gler-Najjar tipo 1. decen una hepatitis C la han adquirido a través de transfu-
siones con sangre contaminada, aunque ello resulta cada vez
Hiperbilirrubinemia conjugada más infrecuente. La vía de transmisión principal en pediatría
Las infecciones son la causa más importante de ictericia a es la vertical madre-hijo. Sólo aparece ictericia en los esca-
expensas de bilirrubina conjugada en estas edades. La infec- sos enfermos que presentan cirrosis en edades tempranas de
ción por cualquiera virus hepatotropo (virus de la hepatitis la vida, lo cual es muy inhabitual. La hepatitis D es infre-
A, B, C, D, E, citomegalovirus y virus de Epstein-Barr) pue- cuente y ocurre sólo en sujetos ya portadores de una hepati-
de originar hiperbilirrubinemia conjugada, por colestasis in- tis B. La hepatitis E sí se presenta habitualmente en forma
trahepática. ictérica aguda, de modo similar a la hepatitis A.
La hepatitis A es la causa más frecuente de ictericia infec- El virus de Epstein-Barr puede causar hepatitis en el con-
ciosa a estas edades. Los lactantes y niños pequeños rara- texto de un síndrome de mononucleosis, en el que existe ha-
mente presentan ictericia cuando la padecen. La mayoría de bitualmente esplenomegalia y menos veces hepatomegalia,
infecciones son asintomáticas o se acompañan de síntomas linfadenopatías, faringoamigdalitis y síntomas generales.
catarrales o digestivos leves. En niños mayores y adolescen- Aunque la hepatitis es frecuente, demostrable por la eleva-
tes suele haber un período prodrómico con malestar general, ción, habitualmente discreta, de las transaminasas, la icteri-
fiebre y cefalea, seguido de abdominalgia, náuseas, vómitos cia evidente es infrecuente.
e ictericia de intensidad variable. Existe evidencia biológica Las hepatopatías de origen metabólico son mucho menos
de lesión hepatocelular demostrable por una importante ele- frecuentes que las infecciosas. Pueden presentarse también
vación de las transaminasas, además de la bilirrubina conju- con ictericia. Las principales que pueden aparecer a estas
gada. El cuadro se resuelve habitualmente en 4 semanas, edades son la enfermedad de Wilson, el déficit de alfa-1 an-
aunque ocasionalmente la ictericia puede durar, de forma titripsina, las manifestaciones hepáticas de la fibrosis quísti-
constante o intermitente, varios meses. Nunca evoluciona a ca y alguna otra rara entidad.
hepatitis crónica y la hepatitis fulminante, aunque posible, La enfermedad de Wilson se debe a una alteración del
es sólo ocasional. metabolismo del cobre, que se hereda de forma autosómica
La mayoría de pacientes pediátricos que padecen hepati- recesiva y ocasiona una acumulación excesiva de cobre en el
tis B están también asintomáticos, pero puede existir icteri- hígado, el sistema nervioso central, los riñones, la córnea y
cia ya como síntoma inicial. La vía de trasmisión de la he- otros órganos. Las manifestaciones hepáticas son importan-
patitis B en adolescentes es la horizontal, a partir de otros tes. Puede existir hepatitis aguda, insuficiencia hepática ful-
enfermos agudos o portadores crónicos en su familia o por minante, con encefalopatía, coagulopatía y ascitis, o hepati-
relaciones sexuales o uso de drogas por vía parenteral sin tis crónica y cirrosis. Debe tenerse en cuenta esta entidad en
las precauciones adecuadas. Otro grupo importante de ado- el diagnóstico diferencial de cualquier niño mayor con hi-
lescentes infectados son los emigrantes procedentes de zo- perbilirrubinemia conjugada. Otros hallazgos sugestivos son
nas donde la hepatitis B es endémica (asiáticos especial- la afección neurológica y/o psiquiátrica, a veces dramática,
mente). la presencia de anillos de Kayser-Fleischer en la exploración
La hepatitis B es importante porque muchos pacientes se ocular, nefropatía de grado variable, incluyendo insuficien-
convertirán en portadores crónicos contagiosos que trans- cia renal, hemólisis intravascular, cardiopatía y desminerali-
mitirán la enfermedad a sus contactos o sufrirán hepatopa- zación esquelética.
tía crónica o carcinoma hepático. La hepatitis aguda es rara El déficit de alfa-1-antitripsina puede presentarse con hi-
en menores de un año de edad. De 1 a 3 años de edad son perbilirrubinemia conjugada en cualquier edad. Más de la
asintomáticas el 85-95% de las hepatitis y en niños mayo- mitad de los pacientes afectados de fibrosis quística presen-
res y adultos el 50-65%. Menos del 1% son hepatitis fulmi- tan afección hepatobiliar de grado variable, que puede venir
nantes. Evolucionan a portadores crónicos hasta el 90% de precedida o anunciada por la aparición de ictericia.
niños infectados perinatalmente, el 20-50% de los infecta- Las alteraciones del tracto biliar pueden originar ictericia
dos antes de los 5 años y el 5-10% de los infectados más de tipo obstructivo y, por tanto, debida a bilirrubina conju-
allá de los 6 años o en la edad adulta. El riesgo de evolu- gada, que se acompaña de coluria (orina oscura), heces acó-
ción a cirrosis o hepatocarcinoma en las hepatitis B adqui- licas (de color claro) y prurito. La colelitiasis es infrecuente
ridas en la infancia es del 25%, mientras que en las adqui- en niños pero existe. Puede ser idiopática o desarrollarse en
ridas en otras edades es del 10-15%. La ictericia es un sig- el curso de fibrosis quística o trastornos hemolíticos y en la

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obesidad. Puede cursar de forma asintomática u originar ic-


TABLA 1. Pruebas complementarias
tericia, dolor, vómitos y fiebre, si existe colecistitis, coledo-
colitiasis o pancreatitis. La ecografía será habitualmente Hiperbilirrubinemia no conjugada
diagnóstica. Los quistes de colédoco son dilataciones quísti- Hemograma
Reticulocitos
cas congénitas de los conductos biliares intra o extrahepáti- Extensión de sangre periférica (morfología eritrocitaria)
cos. También pueden presentarse con fiebre, dolor e icteri- Haptoglobina
cia. La ecografía abdominal es también el método diagnósti- Test de Coombs directo e indirecto
Electroforesis de hemoglobinas
co de elección. Enzimas eritrocitarias
Otros procesos, infrecuentes, a considerar en el diagnósti- Test de resistencia osmótica
co diferencial de la hiperbilirrubinemia conjugada son las Hiperbilirrubinemia conjugada
hepatitis autoinmunes y las vasculopatías hepáticas. Función hepática (transaminasas, fosfatasa alcalina)
Tiempo de protrombina
Por último, siempre debe interrogarse sobre posibles tóxi- Proteínas, albúmina y proteinograma
cos hepáticos, en especial fármacos como el paracetamol, Serología: hepatitis A, B, C, virus de Epstein-Barr,
eritromicina, sulfonamidas, tuberculostáticos (isoniazida), citomegalovirus
Ceruloplasmina, excreción urinaria (24 h) de cobre
antiepilépticos (ácido valproico, difenilhidantoína, carbama- Alfa-1-antitripsina
zepina), ketoconazol, ciclosporina, clorpormazina, azatiopri- Marcadores autoinmunes (autoanticuerpos)
ma y anticonceptivos orales. Ecografía abdominal
Biopsia hepática

Evaluación clínica
La anamnesis debe recoger los factores de riesgo para las
hepatitis infecciosas (viajes, contacto con infectados, con- sarse el lugar y la intensidad del dolor. La colecistitis y co-
ductas sexuales de riesgo, transfusiones, uso de drogas por lelitiasis suelen presentar dolor intenso epigástrico y acom-
vía parenteral), el consumo reciente de fármacos y la his- pañarse de vómitos. El dolor de la hepatitis suele ser discre-
toria familiar de hepatopatía, ictericia o consanguinidad to y en hipocondrio derecho. La presencia de coluria, acolia
(síndrome de Gilbert, enfermedad de Wilson, fibrosis y prurito en un adolescente ictérico sugieren enfermedad
quística, déficit de alfa-1-antitripsina), anemia hemolítica hepatobiliar, pero su ausencia no la excluye, por lo que son
(talasemia, esferocitosis, déficit enzimáticos) o enferme- necesarios igualmente los estudios de laboratorio. La pre-
dades autoinmunes. Deben buscarse antecedentes persona- sencia de síntomas neurológicos puede anunciar la inminen-
les de ictericia o anemia, con especial atención al período cia de una encefalopatía hepática o complicaciones neuroló-
neonatal. gicas de la enfermedad de Wilson. En relación con esta últi-
Es importante recoger el comienzo y el curso de la icteri- ma, puede ser diagnóstico el examen ocular (anillos de
cia. La ictericia de comienzo agudo sugiere etiología viral o Kayser-Fleischer).
tóxica. La ictericia recurrente, prolongada, de intensidad va- La presencia de hepatomegalia, su tamaño, forma y con-
riable, hemólisis o síndrome de Gilbert. sistencia, esplenomegalia, adenopatías o amigdalitis son sig-
Los vómitos, las náuseas, la anorexia y el dolor abdomi- nos importantes y útiles en el diagnóstico diferencial.
nal pueden preceder a la ictericia en las hepatitis infeccio- Deben buscarse otros signos sugestivos de hepatopatía
sas. Si la ictericia se asocia a dolor abdominal debe preci- crónica como pueden ser la malnutrición, eritema palmar,

Puntos clave
• La ictericia puede ser signo temprano de una enfermedad hepática grave, por lo que requiere una cuidadosa y
rápida evaluación.
• Para el diagnóstico diferencial, el primer paso es averiguar si la ictericia se debe a hiperbilirrubinemia
conjugada o no conjugada.
• Los niños y adolescentes que presentan ictericia debida a hiperbilirrubinemia no conjugada lo más probable
es que sufran algún tipo de proceso hemolítico.
• Las infecciones por virus hepatotropos (hepatitis A, B, C, D, E, virus de Epstein-Barr, citomegalovirus...) son
la causa más importante de ictericia por hiperbilirrubinemia conjugada en estas edades.
• Ante la presencia de icterica siempre debe interrogarse sobre la ingesta o exposición a posibles tóxicos, en
especial fármacos de conocida hepatotoxicidad.

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palidez, dedos en palillos de tambor, arañas vasculares, asci- Los estudios para poder efectuar el diagnóstico preciso,
tis o aumento de la circulación colateral abdominal. deben efectuarse en función de la etiología sospechada, e in-
cluyen: ecografía abdominal, serología de hepatitis A (IgM
Pruebas complementarias anti-HVA), hepatitis B (HBsAg, anti-HBc), hepatitis C (an-
Ya que la distinción entre bilirrubina conjugada o no conju- ti-HVC), virus de Epstein-Barr y citomegalovirus, alfa-1-an-
gada es importante, ésta es la primera determinación a efec- titripsina, inmunoglobulinas, anticuerpos antinucleares, anti-
tuar (tabla 1). músculo liso, antimitocondriales y antimicrosomales de hí-
Puesto que la hiperbilirrubinemia no conjugada a esta gado y riñón, ceruloplasmina, excreción urinaria de cobre,
edad suele deberse a un proceso hemolítico, la analítica ini- eco-Doppler (si existe hipertensión portal) y, eventualmente,
cial debe incluir hemograma completo, reticulocitos, test de biopsia hepática.
Coombs, directo e indirecto, haptoglobina y electroforesis
de hemoglobinas.
Bibliografía
La hiperbilirrubinemia conjugada sugiere patología hepa- 1. Pashankar D, Schreiber R. Jaundice in older children and adolescents.
tobiliar, por lo que las pruebas complementarias a solicitar Pediatr Rev 2001;22:219-26.
incluirán hemograma completo, transaminasas (AST, ALT, 2. D’Agata I, Balistreri W. Evaluation of liver disease in the pediatric pa-
tient. Pediatr Rev 1999;20:376-89.
GGT), fosfatasas alcalinas, glucemia, colesterol, proteínas
3. Mews C, Sinatra F. Cronic liver disease in children. Pediatr Rev
totales, albúmina, proteinograma y tiempo de protrombina. 1993;14:436-43.

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