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El tipo de cambio
Jorge Ibarra Consejo. 2018

En este capítulo desarrollaremos el concepto de tipo de cambio, el cual juega un papel


esencial en el estudio de la economía abierta. Partiendo de la noción de tipo de cambio
nominal y de la explicación de sus determinantes, pasaremos al concepto de tipo de cambio
real, que es una de las variables macroeconómicas fundamentales que incide sobre la
determinación de la demanda agregada, el balance externo, la distribución del ingreso y el
valor real de las remuneraciones internas.

El tipo de cambio nominal


El origen del tipo de cambio se ubica en el hecho de que los países utilizan monedas
diferentes. De esta manera, la realización de las diversas transacciones internacionales
consideradas en el capítulo anterior podrá ocurrir en la medida en que se puedan cambiar
unas monedas por otras. Para realizar pagos al exterior, de cualquier tipo, los residentes del
país deben comprar monea extranjera a cambio de moneda nacional. Los residentes del
exterior que quieren adquirir bienes y servicios de nuestro país o adquirir activos, deben
comprar moneda nacional, dando a cambio la suya propia.

El tipo de cambio nominal es la relación de intercambio entre dos monedas y se puede


definir de dos maneras: como el precio de una unidad de moneda extranjera expresado en
moneda nacional o como su inverso, es decir, como la cantidad de moneda extranjera que se
puede comprar con una unidad de moneda nacional. Ambas formas de expresión se utilizan
comúnmente, por lo que el uso del concepto suele dar lugar a confusiones; para evitarlas, en
este texto utilizaremos la primera forma de expresión: el tipo de cambio nominal será
definido como el precio de una unidad de moneda extranjera expresado en la moneda
nacional, es decir, cuanto hay que pagar por la moneda extranjera.

Supongamos que estamos pensando en el tipo de cambio de nuestra moneda con respecto a
la moneda del país x. De acuerdo con lo dicho antes, definiremos al tipo de cambio nominal
como el precio de la moneda de aquel país expresado en nuestra moneda. Vamos a tomar al
signo $ para representar a la moneda nacional y a $x para la moneda del país x. Entonces el
tipo de cambio nominal, al que representaremos como Ex será

(2.1) Ex = cantidad de $ / 1 unidad de $x

Supongamos que Ex es inicialmente igual a $2, es decir que hay que pagar 2 unidades de
moneda nacional por una unidad de $x. Si por alguna razón Ex sube, digamos a $2.2, se dice
que la moneda nacional ha sufrido una depreciación. Es decir que la moneda extranjera es
ahora más cara para nosotros. Por el contrario, si Ex baja a $1.8, la moneda nacional ha
experimentado una apreciación. La moneda extranjera es ahora más barata que antes para
nosotros.

Cuando, en contraposición con la cotización libre, la autoridad monetaria mantiene un cierto


tipo de cambio fijo a través de su intervención en la compraventa de la moneda del país x y,
por alguna razón, decide modificar los términos de su intervención para permitir que Ex suba,
en lugar de depreciación se suele utilizar el término devaluación; en este caso el tipo de
cambio fijo toma un nuevo valor más alto, también fijo. Lo contrario, es decir una
disminución de Ex en un régimen de tipo de cambio fijo se denomina revaluación.

Los factores que inciden sobre el tipo de cambio nominal


La determinación del tipo de cambio nominal puede ser ilustrada, en principio, en el contexto
de la interacción entre la oferta y la demanda de la moneda extranjera, tal y como se hace en
el caso de cualquier mercado concebido teóricamente de la manera convencional aunque,
como veremos más adelante, el tipo de cambio puede fijarse en un nivel diferente al que
correspondería a un equilibrio de mercado. De cualquier manera, el esquema de oferta y
demanda es útil para comprender la dinámica que fija la tendencia hacia donde se debería
ubicar el tipo de cambio si fuera el caso de que las monedas se cotizaran libremente en el
mercado que les corresponde, llamado mercado cambiario.

Ocupémonos de analizar al tipo de cambio nominal en un esquema de oferta y demanda de


la moneda del país x, -a la que llamaremos simplemente la moneda extranjera o la divisa.
Podemos, en primer lugar, establecer que la demanda de la divisa será una función inversa
de Ex, mientras que la oferta será una función directa. La razón de ello es que si, por ejemplo,
Ex se reduce, los bienes y servicios producidos en el exterior, así como los activos reales
situados en el exterior, en fin, todos los pagos, se abaratan para los portadores de moneda
nacional, mientras que, al mismo tiempo, nuestros productos y los activos reales originados
en nuestro país se encarecen frente los portadores de la moneda del país x. Como
consecuencia, los portadores de moneda nacional estarían buscando comprar más de la
divisa, mientras que los portadores de la divisa estarán ofreciendo menores cantidades de la
misma (a cambio de nuestra moneda, naturalmente). Esto se muestra en la figura 2.1.
Representando al comportamiento de la demanda con la función D$X, y al de la oferta con la
función S$x, habrá un sólo nivel de Ex, igual a Ex0, al cual ambas serán iguales. Obsérvese
por otra parte en la misma figura que si el tipo de cambio fuera menor, tal como Ex1, la
demanda de la divisa sería mayor que la oferta; en consecuencia, si la cotización fuera libre
el tipo de cambio subiría, como en una subasta, hasta Ex0.
Ex

S$x

EX0
Ex1
Figura 2.1
Oferta y demanda de la divisa y
D$x determinación
de libre mercado del
$x tipo de cambio nominal
$x0

La oferta y la demanda de la divisa, expresadas en primera instancia como función de Ex, en


un gráfico de dos dimensiones tienen otros determinantes adicionales que se reflejan en forma
de desplazamientos en la posición de las curvas, con la consecuente fijación de un tipo de
cambio de equilibrio diferente. Para explorar estos determinantes adicionales, debemos
preguntarnos simplemente, por ejemplo, que factores harán que la oferta y la demanda de la
divisa sean diferentes para cualquier nivel de Ex. Sin pretender ser exhaustivos, podríamos
mencionar algunos de los más importantes. Por lo que toca a la demanda, podemos señalar
que ésta será mayor, a cada nivel posible de Ex,

a) entre más elevado sea el producto interno, pues esto supone que nuestra economía
requerirá importar más bienes y servicios de todo tipo.

b) entre mayor sea el diferencial entre los precios domésticos, y los precios del país x,
comparados en la misma moneda a cada tipo de cambio posible, ya que esto indica que los
bienes y servicios importados son relativamente más baratos.

c) entre mayor sea el diferencial de los rendimientos sobre el monto invertido de las
inversiones, reales y financieras, en el país x, en relación con los rendimientos obtenidos en
el nuestro.

d) por último, tenemos que la demanda de la divisa aumentará si se anticipa que en un futuro
el tipo de cambio nominal va a subir, ya que con ello el público se puede beneficiar o cuando
menos proteger, de un aumento en la cotización de la divisa.

Gráficamente podemos representar el efecto de estos elementos como un desplazamiento de


la función de demanda de la divisa hacia la derecha, tal y como se muestra en la figura 2.2.,
en la que utilizamos los símbolos Y para el producto interno, (P/ExPx) para la relación entre
el nivel de precios doméstico y el nivel de precios en el país x, (R/Rx) para el diferencial de
los rendimientos de las inversiones y EXE para el nivel esperado de Ex. Naturalmente que la
función se desplazará hacia la izquierda si los cambios en las variables relevantes se dan en
sentido inverso al indicado.

Por lo que toca a la oferta de la divisa, ésta será menor, a cada tipo de EX, si disminuye el
producto del país x, se incrementa el diferencial de precios entre países, aumenta el
diferencial de los rendimientos de las inversiones o si aumenta el tipo de cambio nominal
esperado.

Ex Ex −Yx, (P/ExPx),
-(R/Rx),
ExE
Y, (P/ExPx),
-(R/Rx), ExE S$x

D$x
$x $x

Figura 2.2 Figura 2.3


Desplazamiento de la Desplazamiento de la
demanda de la divisa oferta de la divisa

Esto se muestra como un desplazamiento hacia la izquierda de la función en la figura 2.3.


Cuando los cambios se producen en el sentido opuesto al expresado en la gráfica, la oferta
de la divisa aumentará, desplazándose la función hacia la derecha.

Obsérvese que los diferenciales de precios, los diferenciales en los rendimientos de las
inversiones y los cambios en el tipo de cambio esperado, afectan a ambas funciones, oferta y
demanda de la divisa, pero en sentido inverso. Por ejemplo, (P/Px), -(R/Rx) y ExE
desplazan la función de demanda hacia la derecha y, al mismo tiempo, la función de oferta
hacia la izquierda.

Finalmente, considérese que tal y como hemos establecido el sentido de los cambios en las
figuras 2.2 y 2.3, el tipo de cambio estaría aumentando.
Tipos de cambio fijo y flexible
El tipo de cambio nominal es una variable sumamente importante, debido a que incide en
diferentes ámbitos del funcionamiento de la economía. Por esta razón, su comportamiento es
objeto de preocupación continua, lo que con frecuencia desemboca en esfuerzos por regular
de alguna manera, directa o indirecta, su curso a través del tiempo. La forma más radical de
regular el tipo de cambio es intervenir directamente en el mercado cambiario para fijar su
valor o para establecer un rango limitado dentro del cual este pueda variar. En este caso se
habla comúnmente de la existencia de un tipo de cambio fijo o de flexibilidad limitada en el
valor del mismo.

Para que un régimen de tipo de cambio fijo o de flexibilidad limitada pueda funcionar,
alguien debe asumir el papel de interventor, lo que implica ser un gran comprador y vendedor
de divisas al precio estipulado. Quién puede desarrollar esta función es la autoridad monetaria
del país, el banco central, a partir de la utilización de las reservas internacionales oficiales.
Cuando se quiere fijar el tipo de cambio, el banco central debe estar dispuesto a comprar o
vender, según el caso, las cantidades de moneda extranjera que se requiera a la cotización
pretendida, para cubrir así los diferenciales entre oferta y demanda. De esta manera, si ante
un déficit con el exterior, -expresado como un saldo acumulado negativo de las cuentas
corriente y de capital-, un país registra un exceso de demanda de divisas, el banco central
debe estar dispuesto a perder las reservas internacionales necesarias, vendiéndolas en el
mercado cambiario para cubrir el faltante. Por el contrario, el banco central debe comprar el
excedente que trae consigo una entrada neta de moneda extranjera cuando se registra un
superávit, permitiendo de esta manera que aumenten las reservas internacionales oficiales.

Obsérvese la figura 2.4. En ella se indica que el tipo de cambio frente a la moneda del país x
que iguala oferta y demanda de la divisa es Ex0. Pero supongamos que se quiere mantener
este tipo de cambio a un nivel inferior, Ex1. En este caso la demanda de la divisa supera a la
oferta en un monto igual a la distancia A-B. En consecuencia, esta diferencia debe ser provista
por el banco central, que de esta manera pierde reservas internacionales. Nótese que esta
provisión se debe sostener mientras el exceso de demanda de la divisa persista, lo cual
significa que en tales condiciones el banco central pierde reservas internacionales de manera
continua.
Ex

D$x S$x

Figura 2.4
Ex0 Tipo de cambio fijo y pérdida
Ex1 de reservas internacionales oficiales

A B
$x

En el otro extremo de los regímenes cambiarios, nos encontramos con el caso de la libre
flotación, denominada con frecuencia régimen de tipo de cambio flexible, que supone que la
moneda extranjera se cotice siempre de manera libre entre oferentes y demandantes, tal y
como vimos en la figura 2.1. Como se verá en los siguientes capítulos, en teoría este régimen
cambiario ofrece ventajas importantes para las economías que lo aplican aunque, como
también veremos, al mismo tiempo puede ocasionar gran inestabilidad en la práctica a causa
tanto de las estructuras rígidas del comercio con el resto del mundo como del comportamiento
de los movimientos de capital. En su momento tendremos oportunidad de analizar las
repercusiones de ambos sistemas de tipo de cambio.

El tipo de cambio real


Del tipo de cambio nominal se desprende el concepto de tipo de cambio real, a través del
cual se materializa en buena medida la incidencia de la relación cambiaria sobre el curso de
la economía. Así como el tipo de cambio nominal expresa la cantidad de moneda nacional
que hay que pagar por una unidad de la moneda de otro país, el tipo de cambio real
establece la cantidad de producción física generada internamente que hay que dar a cambio
de una unidad física de producción proveniente del exterior.

Así definido, podemos comprender fácilmente que este concepto constituye una medida de
la competitividad en materia de precios de los productos del país frente a los productos del
exterior. Es decir que, si el tipo de cambio real sube, esto significa que estamos entregando
más producción interna que antes a cambio de la misma cantidad de producción importada,
lo cual quiere decir que nuestros productos se abaratan mientras que los del exterior se
encarecen. Como veremos, para establecer el tipo de cambio real debemos considerar tanto
al propio tipo de cambio nominal como a los precios de los bienes y servicios que se producen
dentro del país frente a los precios del país extranjero.

Pongamos un ejemplo, que si bien es demasiado simple, resulta muy útil para ilustrar la
naturaleza del concepto de tipo de cambio real. Supongamos que en nuestro país y en el país
x se produce una canasta de bienes de consumo idéntica. En nuestro país dicha canasta tiene
un precio, p, de $8, mientras que en el exterior su precio, px, es $x 2. Por otra parte
supongamos que Ex es igual a $3 por unidad de la moneda del país x.

Analizando con detenimiento esos datos, podemos ver que la canasta de bienes de consumo
más barata es la del exterior. En términos del tipo de cambio real estaríamos entregando
menos de una canasta doméstica por una proveniente del exterior. Para mostrar esto,
consideremos las posibilidades que enfrenta alguien que posee moneda nacional:

Una canasta producida dentro Se paga $8 por una canasta


del país:
(p = $8)

Si compra en el exterior: Al tipo de cambio vigente, bastan sólo $6 para comprar $x 2 y con ello se
(px = $x 2) adquiere la canasta. Con $8 se compran $x 2.67 que alcanzan para comprar
1.33 canastas producidas en el país x.

Lo anterior es el resultado de que calculando todo en moneda nacional, la canasta dentro


del país cuesta $8 mientras que la canasta importada cuesta $6.

Para arribar mediante este ejemplo al concepto de tipo de cambio real debemos establecer
cómo se expresa el precio de la canasta del exterior en términos de la canasta externa. Esta
última, valuada en moneda nacional cuesta pxEx. Su denominación en términos de la canasta
producida en el país es por tanto igual a:

p x E x $ x 2($3)
(2.2) = = 0.75 = e x
p $8

El valor que obtenemos al realizar esta operación, es decir 0.75, representa la cantidad de
canastas nacionales que hay que pagar por una canasta importada. Es a esta magnitud a la
que le llamamos, en el contexto de nuestro ejemplo, el tipo de cambio real frente a la moneda
del país x, y lo representamos como ex.

En este caso, en el que como ejemplo estamos utilizando canastas de bienes idénticas, se diría
que la moneda del país se encuentra sobrevaluada, ya que compra más cantidad de producto
en el exterior que en el interior. La contraparte de esta situación es que las canastas de bienes
de consumo producidas dentro del país resultan ser caras para los portadores de moneda
extranjera. En efecto, al tipo de cambio vigente estos tienen que pagar $x 2.67 para adquirir
los $8 que vale la canasta doméstica, mientras que en su lugar de origen, el país x, la canasta
cuesta sólo $x2. Entonces ambos, los portadores de moneda nacional y los portadores de
moneda extranjera, buscarán hacer sus compras en el país x. La canasta de bienes de consumo
producida dentro del país no resulta competitiva frente la producida en el exterior. La
situación contraria ocurriría si el tipo de cambio real fuera mayor a uno, en cuyo caso nuestra
moneda estaría subvaluada.
En este contexto tendríamos que preguntarnos cuál debería ser el tipo de cambio nominal
para que la moneda nacional no se encontrara sobrevaluada ni subvaluada en términos del
intercambio de bienes y servicios con el país x, es decir, para que las canastas idénticas
producidas en ambos países se cambiaran una por una. En tales condiciones, el tipo de cambio
nominal debería tener un valor tal que la canasta producida en el exterior, valuada en moneda
nacional, costara lo mismo que la producida dentro del país. Ese valor para el tipo de cambio
nominal, al que podemos llamar valor de paridad del poder adquisitivo de ambas monedas,
lo podemos obtener igualando la ecuación del tipo de cambio real a uno y resolviéndola para
Ex. Es decir, tenemos que plantear que

px Ex
ex = =1
p

por lo que

(2.3)
𝑝 $8
𝐸𝑥 = = = $4
𝑝𝑥 $𝑥 2

es decir, el tipo de cambio nominal debería subir (nuestra moneda se tendría que depreciar)
de 3 a 4 unidades de nuestra moneda por una unidad de moneda extranjera. En este caso una
canasta producida dentro del país se cambiaría justamente por una canasta proveniente del
exterior.

El ejemplo que hemos utilizado para explicar el tipo de cambio real es muy nítido y se puede
pensar en extenderlo a diferentes clases de bienes y servicios. Finalmente nos sugiere que el
criterio que define al tipo de cambio nominal de paridad del poder adquisitivo, implica que,
para no estar sobrevaluada ni subvaluada, una moneda debería poder comprar las mismas
cantidades de todos los productos tanto en su país como en el exterior.

Sin embargo, es un hecho que entre los países se producen y comercian bienes y servicios
que son heterogéneos en mayor o menor medida. El utilizar canastas idénticas de bienes es
sólo un recurso didáctico. De modo que la generalización rigurosa implicada en el criterio de
la paridad del poder adquisitivo resulta imposible de hallarse en la práctica ya que, al nivel
de la producción total de las economías, no existe un referente claro, en términos de unidades
homogéneas (canastas idénticas), sobre el cual basarse.

De esta manera, para juzgar sobre la sobrevaluación o la subvaluación de una moneda en las
operaciones de comercio internacional de bienes y servicios, solamente se puede asumir un
criterio relativo, no de paridad absoluta del poder adquisitivo. Es decir, se puede establecer
si el tipo de cambio se sobrevalua o subvalúa en comparación con un período de referencia
que, bajo algún criterio, se adopta como adecuado o conveniente. De esta manera en lugar de
asumir un criterio de paridad absoluta del poder adquisitivo se hace uso de un criterio
relativo, referido a un período base.
Por otra parte, para complicar aún más el reconocimiento de la posición general de la moneda
de un país frente al exterior, es decir, si se encuentra subvaluada, sobrevaluada o en
equilibrio, el análisis debe tomar en cuenta que los residentes domésticos mantienen
intercambios económicos con varios países a la vez, y no sólo con uno. La manera de abordar
esta cuestión se presenta en el apéndice.

Reconociendo la existencia de estos problemas prácticos alrededor de la medición del tipo


de cambio, para los fines de la discusión teórica que se desarrolla en los próximos capítulos,
haremos una simplificación importante. De la misma manera en que en el análisis teórico
asumimos la existencia de una medida de variables tales como el nivel general de precios, el
salario promedio por persona ocupada, etc., ahora, en el contexto de la economía abierta, y
siendo consecuentes con el formato adoptado en el capítulo anterior para la balanza de pagos,
asumiremos la existencia de tipos de cambio, nominal y real, promedio “frente al resto del
mundo”, representados como E y e respectivamente, así como de un nivel general de precios
“del resto del mundo”, representado como P*. El tipo de cambio real promedio será, de
conformidad con lo que hemos explicado hasta aquí, igual a:

P*E
(2.4) e=
P

en donde P es el nivel interno de precios.

Para que el análisis realizado en este capítulo no dé lugar a confusión, terminamos esta
sección haciendo una aclaración importante. Como hemos visto el tipo de cambio nominal
es una variable clave en la determinación del tipo de cambio real y si bien podemos estimar
cuál es el valor que podría sostener un cierto nivel de competitividad de nuestros productos
frente al exterior, debemos reiterar que el comercio de bienes y servicios no es la única fuente
de demanda y oferta de moneda extranjera, de modo que otros factores, como lo son de
manera destacada los movimientos internacionales de capital marcan la tendencia de hacia
donde se puede dirigir el tipo de cambio nominal bajo diferentes circunstancias, y en esa
medida dichos factores también afectan al tipo de cambio real.

La medición de los flujos macroeconómicos en la economía


abierta en términos reales
Para finalizar este capítulo, y antes de pasar al análisis de la determinación del producto total
desde el lado de la demanda agregada en la economía abierta, resulta necesario realizar
algunas precisiones sobre la medición de los flujos macroeconómicos, encaminadas a tener
a todas las variables del modelo denominadas en términos reales. Concretamente,
necesitamos asumir de aquí en adelante que todas las variables del análisis descriptivo-
contable desarrollado en el primer capítulo estarán medidas en términos reales, sin que para
ello dejemos de utilizar los mismos símbolos con los cuales las hemos representado.
Para proceder asumamos que, para cualquier variable, si fuera necesario expresarla en
términos monetarios, iría antecedida del signo $. Por el contrario, si una variable aparece
antecedida del signo $* estará medida en su valor monetario denominado en moneda
extranjera.

Comencemos ocupándonos de los componentes del producto interno bruto. En primer lugar,
debemos señalar que el valor denominado en moneda nacional de los bienes y servicios de
uso final (su valor a precios corrientes) equivale a multiplicar su cantidad física (valor a
precios constantes) por el nivel de precios interno, P. Por ejemplo, el valor monetario del
consumo privado expresado en moneda nacional sería $CP = PCP. Así tendríamos que:

(2.5) $Y = PY = PC P + PI P + PG BS + PX − $ * QE

en donde los cuatro primeros términos del lado derecho de la ecuación, corresponden al gasto
en consumo e inversión privados, el gasto del gobierno en bienes y servicios y las
exportaciones, y se trata de flujos reales de producción multiplicados por el nivel interno de
precios. El último término, cuya notación es más compleja, representa al gasto en
importaciones, y debemos explicarlo por separado.

Las importaciones, tal y como aparecen en la ecuación (2.5) se pueden descomponer en dos
tramos: $*Q es el valor denominado en moneda extranjera de los bienes y servicios
adquiridos en el exterior.

Pero dándole a las importaciones el mismo tratamiento que a la producción interna, también
pueden expresarse como P*Q, es decir como una cierta cantidad física de bienes producidos
en el exterior, Q, multiplicada por el nivel de precios del resto del mundo, P*. Posteriormente
al multiplicar a P*Q por E, es decir por el tipo de cambio nominal, el valor en moneda
extranjera se convierte en valor en moneda nacional. En consecuencia, la ecuación (2.5) se
puede rescribir de la siguiente manera:

(2.6) $Y = PY = PC P + PI P + PG BS + PX − P * QE

Ahora bien, recordemos que el valor real de estos flujos, es decir su valor expresado en
términos de cantidad física de bienes y servicios se obtiene dividiendo todos los términos de
la ecuación entre el nivel interno de precios, es decir deflactándolos:
PY PC P PI P PG BS PX P * E
(2.7) = + + + − Q
P P P P P P

Obsérvese que, en el último término, que representa a las importaciones, aparece el tipo de
cambio real multiplicando a Q, de modo que la ecuación (2.7) después de dividir entre P se
puede rescribir así:

(2.8) Y = C P + I P + G BS + X − eQ

En la expresión anterior, el término eQ representa al volumen de bienes y servicios


importados convertido a producción real interna, por lo que lo interpretamos como el gasto
total, medido en producción real interna, en el que el país incurre al adquirir un volumen Q
de bienes y servicios no factoriales procedentes del exterior. En lo sucesivo al término eQ
también lo representaremos como M. Reiteramos, Q es el volumen de importaciones y M =
eQ el gasto real en el que se incurre al adquirirlas.

De esta manera, el balance externo de bienes y servicios no factoriales, BBS, expresado en


términos reales será igual a X-eQ = X-M.

Ocupémonos ahora de los otros rubros de la balanza de pagos. Estos los concebimos en
primera instancia como flujos de pagos denominados en moneda extranjera, y los podemos
representar antecediéndolos del símbolo $* como lo indica la primera columna del cuadro
(2.1). Su expresión en moneda nacional la obtenemos multiplicando por el tipo de cambio
nominal, como se indica en la segunda columna, para finalmente en la tercera columna dividir
entre el nivel de precios interno y obtener así su valor en términos reales.

Cuadro 2.1. Flujos de pagos externos y sus diferentes denominaciones


Concepto Denominación en Denominación en Denominación en
moneda extranjera moneda nacional términos reales
Flujo neto de pagos
por servicios $*F $*F(E) $*F(E)/P = F
factoriales y
transferencias
Entrada neta de
capitales o balance $*BCK $*BCK(E) $*BCK(E)/P = BCK
externo en cuenta de
capital
Cambio en las reservas
internacionales $*RI $*RI(E) $*RI(E)/P = RI
oficiales
De acuerdo con todo lo anterior, la balanza de pagos, expresada completamente en términos
reales se puede escribir como:

(2.9) X − M + F + B CK = RI

Recordando del capítulo 1 que: BCK = BAK + Pof

Así, recordando lo visto en el capítulo 1 tendremos que, en términos reales:

BBS = balance externo de bienes y servicios no factoriales = X - M


BCC = balance externo en cuenta corriente = X – M + F =BBS + F

por lo que la ecuación (2.9) se puede escribir también así:

(2.10) BCC + BCK = RI

es decir, recuérdese, que la suma del balance en cuenta corriente y el balance o saldo neto de
capital son iguales al cambio en las reservas internacionales ofíciales.

Anotaciones finales
Al marco conceptual y contable desarrollado en el capítulo anterior hemos añadido ahora la
presentación y el análisis de los conceptos de tipo de cambio nominal y real. Además nos
hemos provisto de los términos de referencia para reconocer al conjunto de variables
relevantes del sector externo de la economía expresadas, todas, en términos reales. Con todo
ello, en este capítulo hemos completado una base conceptual elemental que nos permitirá
establecer la determinación del producto y del empleo totales desde el lado de la demanda
agregada, asumiendo por el momento al nivel general interno de precios como una variable
exógena.

Apéndice: El tipo de cambio efectivo

El tipo de cambio nominal efectivo


Supongamos que los residentes domésticos mantienen intercambios comerciales con los
países x, y y z, en las proporciones  marcadas por el primer renglón del cuadro 13.1. En este
contexto, debemos encontrar una forma de expresar el tipo de cambio conjunto con los tres
países, al cual se le conoce como tipo de cambio efectivo. El segundo renglón nos presenta
los tipos de cambio nominales frente a la moneda de cada país prevalecientes en el año uno.
Si adoptamos ese año como base, los tres tipos de cambio, convertidos en índice, toman un
valor igual a uno, como se anota en el segundo renglón. Por otra parte, el tercer renglón
multiplica el índice del tipo de cambio por el peso relativo del comercio total que se realiza
con cada país; la suma, que es igual a uno, será el tipo de cambio nominal efectivo, E,
correspondiente al año 1. Es decir, definimos como tipo de cambio nominal efectivo a la
suma del índice para cada país i multiplicado en cada caso por su coeficiente :

Ei i (año 1) = (1)(0.3) + (1)(0.55) + (1)(0.15) = 1

Nótese que el resultado en este caso tiene que ser uno ya que todos los tipos de cambio,
tomados como índice, son iguales a la unidad por tratarse del período base.

El tipo de cambio efectivo es pues un promedio ponderado de los índices del tipo de cambio
que corresponden a cada país.

En el año dos podemos observar que los tipos de cambio se han modificado: la moneda
doméstica se depreció frente a las monedas de los tres países en diferente porcentaje en cada
caso. Los nuevos valores, en forma de índice, los obtenemos dividiendo cada nuevo tipo
nominal entre el correspondiente al año base, es decir al año 1, obteniendo los siguientes
resultados: 1.0667, 1.0625 y 1.04. Con estos valores, el tipo de cambio efectivo para el año
2 es en consecuencia:

Ei (año 2) = (1.0667)(0.3) + (1.0625)(0.55) + (1.04)(0.15) = 1.060375.

El tipo de cambio nominal efectivo aumentó en 6% en términos redondos entre el año 1 y el


año 2. Podemos decir entonces que la moneda doméstica se depreció frente a las monedas
del resto del mundo, en promedio, en esa magnitud. El resultado ha dependido de dos
factores: el porcentaje de depreciación frente a cada una de las tres monedas y el peso relativo
con el cual se pondera el comercio con cada uno de los tres países.

El tipo de cambio real efectivo


Siguiendo con las cifras del cuadro 2.2 tenemos que el tipo de cambio real frente a cada país
se expresa como

P *i E i
(2.11) ei =
P

en donde i representa al país en cuestión, E al concepto de tipo de cambio nominal, P* al


nivel general de precios y e al tipo de cambio real. Naturalmente que ei para cada país es
igual a uno para el año tomado como base, por lo que el tipo de cambio real efectivo en el
año 1 es igual a
eii (año 1) = (1)(0.3) + (1)(0.55) + (1)(0.15) = 1.

Para el año 2, asumiendo los índices de precios domésticos, así como los de los países x, y y
z, anotados en el cuadro, junto con los índices de los nuevos tipos de cambio nominales, el
tipo de cambio real efectivo es:

(1.025)(1.0667 ) (1.02)(1.0625) (1.03)(1.04)


eii (año 2) = (0.3) + (0.55) + (0.15) = 0.986
1.1 1.1 1.1

Como se observa, el tipo de cambio real efectivo bajó en el año 2, lo que significa que la
moneda doméstica en realidad se apreció en términos reales frente a los tres países.

En resumen, el ejemplo que hemos utilizado nos muestra que si bien la moneda doméstica se
depreció en términos nominales, su valor aumentó en términos reales. En comparación con
el período base o de referencia, en el que el índice del tipo de cambio real es igual a uno,
tenemos que en el año 2 la moneda doméstica se ha sobrevaluado. Esto indica que, en
comparación con el año 1, los bienes y servicios producidos dentro del país han perdido -en
promedio-, competitividad frente a los bienes y servicios producidos en los otros tres países.

Diferenciales de inflación y tipo de cambio real


La razón del resultado anterior haya ocurrido, se puede entender observando que en el año 2
el nivel de precios doméstico creció más que el de los de los otros países, y que la
depreciación nominal de la moneda no compensó esa diferencia. Por lo anterior, para que la
moneda doméstica no hubiera experimentado esa sobrevaluación, en el año dos el tipo de
cambio nominal efectivo tendría que haber sido

P
(2.12) E=
P *i  i

en donde el denominador de la expresión anterior es el nivel general de precios del resto del
mundo, obtenido de la multiplicación del índice de precios cada país multiplicado por su
correspondiente ponderador . Es decir, el nivel de precios del resto del mundo, P*, será

P* = (1.025)(0.3) + (1.02)(0.55) + (1.03)(0.15) = 1.023

de modo que el tipo de cambio nominal efectivo en el año 2 tendría que haber sido

11
.
E= = 1075
.
1023
.

en efecto, entonces el tipo de cambio real en el año 2 habría sido


P * E (1023
. )(1075
. )
e= = =1
P 11
.

Obsérvese que los conceptos de tipo de cambio efectivo, nominal y real, son medidas
relativas, es decir están denominadas en los valores de un año base. En este sentido, el criterio
para establecer si la moneda del país está sobrevaluada, subvaluada o en equilibrio, no
corresponde al de la paridad del poder adquisitivo expresada en términos absolutos, tomando
como referencia a un conjunto de bienes homogéneos. En su lugar lo que se está utilizando
es un criterio de paridad relativa del poder adquisitivo a partir de la selección de un año
base, que por alguna razón se considera como indicativo de la existencia de condiciones
competitivas adecuadas del país en el comercio internacional en un mundo de bienes
heterogéneos.

Cuadro 2.2
Tipo de cambio efectivo

Tipo de cambio nominal

País X País Y País Z Suma


E efectivo
 0.3 0.55 0.15

Año 1 E $1.50 $4 $0.25


E índice 1 1 1
(E índice)  0.3 0.55 0.15 1

Año 2 E $1.60 $4.25 $0.26


E índice 1.06666 1.0625 1.04
(E índice)  0.32 0.58437 0.156 1.06037

Tipo de cambio real

País X País Y País Z Suma


e efectivo
Año 1 P* 1 1 1
P 1 1 1
e índice 1 1 1
(e índice)  0.3 0.55 0.15 1

Año 2 P* 1.025 1.02 1.03


P 1.1 1.1 1.1
e índice 0.99394 0.98523 0.97382
(e índice)  0.29818 0.54187 0.14607 0.98613

Resumen

Año E efectivo e efectivo


1 1 1
2 1.06037 0.98613
Ahora bien, en la medida en que el tipo de cambio efectivo es un índice, presenta todas las
limitaciones de exactitud propias de este tipo de mediciones, que se derivan de factores tales
como la distinta composición de la producción que el país exporta en comparación con la que
importa, la pertinencia del año base seleccionado y de los ponderadores elegidos, etc.

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