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El tipo de cambio
Jorge Ibarra Consejo. 2018
Supongamos que estamos pensando en el tipo de cambio de nuestra moneda con respecto a
la moneda del país x. De acuerdo con lo dicho antes, definiremos al tipo de cambio nominal
como el precio de la moneda de aquel país expresado en nuestra moneda. Vamos a tomar al
signo $ para representar a la moneda nacional y a $x para la moneda del país x. Entonces el
tipo de cambio nominal, al que representaremos como Ex será
Supongamos que Ex es inicialmente igual a $2, es decir que hay que pagar 2 unidades de
moneda nacional por una unidad de $x. Si por alguna razón Ex sube, digamos a $2.2, se dice
que la moneda nacional ha sufrido una depreciación. Es decir que la moneda extranjera es
ahora más cara para nosotros. Por el contrario, si Ex baja a $1.8, la moneda nacional ha
experimentado una apreciación. La moneda extranjera es ahora más barata que antes para
nosotros.
S$x
EX0
Ex1
Figura 2.1
Oferta y demanda de la divisa y
D$x determinación
de libre mercado del
$x tipo de cambio nominal
$x0
a) entre más elevado sea el producto interno, pues esto supone que nuestra economía
requerirá importar más bienes y servicios de todo tipo.
b) entre mayor sea el diferencial entre los precios domésticos, y los precios del país x,
comparados en la misma moneda a cada tipo de cambio posible, ya que esto indica que los
bienes y servicios importados son relativamente más baratos.
c) entre mayor sea el diferencial de los rendimientos sobre el monto invertido de las
inversiones, reales y financieras, en el país x, en relación con los rendimientos obtenidos en
el nuestro.
d) por último, tenemos que la demanda de la divisa aumentará si se anticipa que en un futuro
el tipo de cambio nominal va a subir, ya que con ello el público se puede beneficiar o cuando
menos proteger, de un aumento en la cotización de la divisa.
Por lo que toca a la oferta de la divisa, ésta será menor, a cada tipo de EX, si disminuye el
producto del país x, se incrementa el diferencial de precios entre países, aumenta el
diferencial de los rendimientos de las inversiones o si aumenta el tipo de cambio nominal
esperado.
Ex Ex −Yx, (P/ExPx),
-(R/Rx),
ExE
Y, (P/ExPx),
-(R/Rx), ExE S$x
D$x
$x $x
Obsérvese que los diferenciales de precios, los diferenciales en los rendimientos de las
inversiones y los cambios en el tipo de cambio esperado, afectan a ambas funciones, oferta y
demanda de la divisa, pero en sentido inverso. Por ejemplo, (P/Px), -(R/Rx) y ExE
desplazan la función de demanda hacia la derecha y, al mismo tiempo, la función de oferta
hacia la izquierda.
Finalmente, considérese que tal y como hemos establecido el sentido de los cambios en las
figuras 2.2 y 2.3, el tipo de cambio estaría aumentando.
Tipos de cambio fijo y flexible
El tipo de cambio nominal es una variable sumamente importante, debido a que incide en
diferentes ámbitos del funcionamiento de la economía. Por esta razón, su comportamiento es
objeto de preocupación continua, lo que con frecuencia desemboca en esfuerzos por regular
de alguna manera, directa o indirecta, su curso a través del tiempo. La forma más radical de
regular el tipo de cambio es intervenir directamente en el mercado cambiario para fijar su
valor o para establecer un rango limitado dentro del cual este pueda variar. En este caso se
habla comúnmente de la existencia de un tipo de cambio fijo o de flexibilidad limitada en el
valor del mismo.
Para que un régimen de tipo de cambio fijo o de flexibilidad limitada pueda funcionar,
alguien debe asumir el papel de interventor, lo que implica ser un gran comprador y vendedor
de divisas al precio estipulado. Quién puede desarrollar esta función es la autoridad monetaria
del país, el banco central, a partir de la utilización de las reservas internacionales oficiales.
Cuando se quiere fijar el tipo de cambio, el banco central debe estar dispuesto a comprar o
vender, según el caso, las cantidades de moneda extranjera que se requiera a la cotización
pretendida, para cubrir así los diferenciales entre oferta y demanda. De esta manera, si ante
un déficit con el exterior, -expresado como un saldo acumulado negativo de las cuentas
corriente y de capital-, un país registra un exceso de demanda de divisas, el banco central
debe estar dispuesto a perder las reservas internacionales necesarias, vendiéndolas en el
mercado cambiario para cubrir el faltante. Por el contrario, el banco central debe comprar el
excedente que trae consigo una entrada neta de moneda extranjera cuando se registra un
superávit, permitiendo de esta manera que aumenten las reservas internacionales oficiales.
Obsérvese la figura 2.4. En ella se indica que el tipo de cambio frente a la moneda del país x
que iguala oferta y demanda de la divisa es Ex0. Pero supongamos que se quiere mantener
este tipo de cambio a un nivel inferior, Ex1. En este caso la demanda de la divisa supera a la
oferta en un monto igual a la distancia A-B. En consecuencia, esta diferencia debe ser provista
por el banco central, que de esta manera pierde reservas internacionales. Nótese que esta
provisión se debe sostener mientras el exceso de demanda de la divisa persista, lo cual
significa que en tales condiciones el banco central pierde reservas internacionales de manera
continua.
Ex
D$x S$x
Figura 2.4
Ex0 Tipo de cambio fijo y pérdida
Ex1 de reservas internacionales oficiales
A B
$x
En el otro extremo de los regímenes cambiarios, nos encontramos con el caso de la libre
flotación, denominada con frecuencia régimen de tipo de cambio flexible, que supone que la
moneda extranjera se cotice siempre de manera libre entre oferentes y demandantes, tal y
como vimos en la figura 2.1. Como se verá en los siguientes capítulos, en teoría este régimen
cambiario ofrece ventajas importantes para las economías que lo aplican aunque, como
también veremos, al mismo tiempo puede ocasionar gran inestabilidad en la práctica a causa
tanto de las estructuras rígidas del comercio con el resto del mundo como del comportamiento
de los movimientos de capital. En su momento tendremos oportunidad de analizar las
repercusiones de ambos sistemas de tipo de cambio.
Así definido, podemos comprender fácilmente que este concepto constituye una medida de
la competitividad en materia de precios de los productos del país frente a los productos del
exterior. Es decir que, si el tipo de cambio real sube, esto significa que estamos entregando
más producción interna que antes a cambio de la misma cantidad de producción importada,
lo cual quiere decir que nuestros productos se abaratan mientras que los del exterior se
encarecen. Como veremos, para establecer el tipo de cambio real debemos considerar tanto
al propio tipo de cambio nominal como a los precios de los bienes y servicios que se producen
dentro del país frente a los precios del país extranjero.
Pongamos un ejemplo, que si bien es demasiado simple, resulta muy útil para ilustrar la
naturaleza del concepto de tipo de cambio real. Supongamos que en nuestro país y en el país
x se produce una canasta de bienes de consumo idéntica. En nuestro país dicha canasta tiene
un precio, p, de $8, mientras que en el exterior su precio, px, es $x 2. Por otra parte
supongamos que Ex es igual a $3 por unidad de la moneda del país x.
Analizando con detenimiento esos datos, podemos ver que la canasta de bienes de consumo
más barata es la del exterior. En términos del tipo de cambio real estaríamos entregando
menos de una canasta doméstica por una proveniente del exterior. Para mostrar esto,
consideremos las posibilidades que enfrenta alguien que posee moneda nacional:
Si compra en el exterior: Al tipo de cambio vigente, bastan sólo $6 para comprar $x 2 y con ello se
(px = $x 2) adquiere la canasta. Con $8 se compran $x 2.67 que alcanzan para comprar
1.33 canastas producidas en el país x.
Para arribar mediante este ejemplo al concepto de tipo de cambio real debemos establecer
cómo se expresa el precio de la canasta del exterior en términos de la canasta externa. Esta
última, valuada en moneda nacional cuesta pxEx. Su denominación en términos de la canasta
producida en el país es por tanto igual a:
p x E x $ x 2($3)
(2.2) = = 0.75 = e x
p $8
El valor que obtenemos al realizar esta operación, es decir 0.75, representa la cantidad de
canastas nacionales que hay que pagar por una canasta importada. Es a esta magnitud a la
que le llamamos, en el contexto de nuestro ejemplo, el tipo de cambio real frente a la moneda
del país x, y lo representamos como ex.
En este caso, en el que como ejemplo estamos utilizando canastas de bienes idénticas, se diría
que la moneda del país se encuentra sobrevaluada, ya que compra más cantidad de producto
en el exterior que en el interior. La contraparte de esta situación es que las canastas de bienes
de consumo producidas dentro del país resultan ser caras para los portadores de moneda
extranjera. En efecto, al tipo de cambio vigente estos tienen que pagar $x 2.67 para adquirir
los $8 que vale la canasta doméstica, mientras que en su lugar de origen, el país x, la canasta
cuesta sólo $x2. Entonces ambos, los portadores de moneda nacional y los portadores de
moneda extranjera, buscarán hacer sus compras en el país x. La canasta de bienes de consumo
producida dentro del país no resulta competitiva frente la producida en el exterior. La
situación contraria ocurriría si el tipo de cambio real fuera mayor a uno, en cuyo caso nuestra
moneda estaría subvaluada.
En este contexto tendríamos que preguntarnos cuál debería ser el tipo de cambio nominal
para que la moneda nacional no se encontrara sobrevaluada ni subvaluada en términos del
intercambio de bienes y servicios con el país x, es decir, para que las canastas idénticas
producidas en ambos países se cambiaran una por una. En tales condiciones, el tipo de cambio
nominal debería tener un valor tal que la canasta producida en el exterior, valuada en moneda
nacional, costara lo mismo que la producida dentro del país. Ese valor para el tipo de cambio
nominal, al que podemos llamar valor de paridad del poder adquisitivo de ambas monedas,
lo podemos obtener igualando la ecuación del tipo de cambio real a uno y resolviéndola para
Ex. Es decir, tenemos que plantear que
px Ex
ex = =1
p
por lo que
(2.3)
𝑝 $8
𝐸𝑥 = = = $4
𝑝𝑥 $𝑥 2
es decir, el tipo de cambio nominal debería subir (nuestra moneda se tendría que depreciar)
de 3 a 4 unidades de nuestra moneda por una unidad de moneda extranjera. En este caso una
canasta producida dentro del país se cambiaría justamente por una canasta proveniente del
exterior.
El ejemplo que hemos utilizado para explicar el tipo de cambio real es muy nítido y se puede
pensar en extenderlo a diferentes clases de bienes y servicios. Finalmente nos sugiere que el
criterio que define al tipo de cambio nominal de paridad del poder adquisitivo, implica que,
para no estar sobrevaluada ni subvaluada, una moneda debería poder comprar las mismas
cantidades de todos los productos tanto en su país como en el exterior.
Sin embargo, es un hecho que entre los países se producen y comercian bienes y servicios
que son heterogéneos en mayor o menor medida. El utilizar canastas idénticas de bienes es
sólo un recurso didáctico. De modo que la generalización rigurosa implicada en el criterio de
la paridad del poder adquisitivo resulta imposible de hallarse en la práctica ya que, al nivel
de la producción total de las economías, no existe un referente claro, en términos de unidades
homogéneas (canastas idénticas), sobre el cual basarse.
De esta manera, para juzgar sobre la sobrevaluación o la subvaluación de una moneda en las
operaciones de comercio internacional de bienes y servicios, solamente se puede asumir un
criterio relativo, no de paridad absoluta del poder adquisitivo. Es decir, se puede establecer
si el tipo de cambio se sobrevalua o subvalúa en comparación con un período de referencia
que, bajo algún criterio, se adopta como adecuado o conveniente. De esta manera en lugar de
asumir un criterio de paridad absoluta del poder adquisitivo se hace uso de un criterio
relativo, referido a un período base.
Por otra parte, para complicar aún más el reconocimiento de la posición general de la moneda
de un país frente al exterior, es decir, si se encuentra subvaluada, sobrevaluada o en
equilibrio, el análisis debe tomar en cuenta que los residentes domésticos mantienen
intercambios económicos con varios países a la vez, y no sólo con uno. La manera de abordar
esta cuestión se presenta en el apéndice.
P*E
(2.4) e=
P
Para que el análisis realizado en este capítulo no dé lugar a confusión, terminamos esta
sección haciendo una aclaración importante. Como hemos visto el tipo de cambio nominal
es una variable clave en la determinación del tipo de cambio real y si bien podemos estimar
cuál es el valor que podría sostener un cierto nivel de competitividad de nuestros productos
frente al exterior, debemos reiterar que el comercio de bienes y servicios no es la única fuente
de demanda y oferta de moneda extranjera, de modo que otros factores, como lo son de
manera destacada los movimientos internacionales de capital marcan la tendencia de hacia
donde se puede dirigir el tipo de cambio nominal bajo diferentes circunstancias, y en esa
medida dichos factores también afectan al tipo de cambio real.
Comencemos ocupándonos de los componentes del producto interno bruto. En primer lugar,
debemos señalar que el valor denominado en moneda nacional de los bienes y servicios de
uso final (su valor a precios corrientes) equivale a multiplicar su cantidad física (valor a
precios constantes) por el nivel de precios interno, P. Por ejemplo, el valor monetario del
consumo privado expresado en moneda nacional sería $CP = PCP. Así tendríamos que:
(2.5) $Y = PY = PC P + PI P + PG BS + PX − $ * QE
en donde los cuatro primeros términos del lado derecho de la ecuación, corresponden al gasto
en consumo e inversión privados, el gasto del gobierno en bienes y servicios y las
exportaciones, y se trata de flujos reales de producción multiplicados por el nivel interno de
precios. El último término, cuya notación es más compleja, representa al gasto en
importaciones, y debemos explicarlo por separado.
Las importaciones, tal y como aparecen en la ecuación (2.5) se pueden descomponer en dos
tramos: $*Q es el valor denominado en moneda extranjera de los bienes y servicios
adquiridos en el exterior.
Pero dándole a las importaciones el mismo tratamiento que a la producción interna, también
pueden expresarse como P*Q, es decir como una cierta cantidad física de bienes producidos
en el exterior, Q, multiplicada por el nivel de precios del resto del mundo, P*. Posteriormente
al multiplicar a P*Q por E, es decir por el tipo de cambio nominal, el valor en moneda
extranjera se convierte en valor en moneda nacional. En consecuencia, la ecuación (2.5) se
puede rescribir de la siguiente manera:
(2.6) $Y = PY = PC P + PI P + PG BS + PX − P * QE
Ahora bien, recordemos que el valor real de estos flujos, es decir su valor expresado en
términos de cantidad física de bienes y servicios se obtiene dividiendo todos los términos de
la ecuación entre el nivel interno de precios, es decir deflactándolos:
PY PC P PI P PG BS PX P * E
(2.7) = + + + − Q
P P P P P P
Obsérvese que, en el último término, que representa a las importaciones, aparece el tipo de
cambio real multiplicando a Q, de modo que la ecuación (2.7) después de dividir entre P se
puede rescribir así:
(2.8) Y = C P + I P + G BS + X − eQ
Ocupémonos ahora de los otros rubros de la balanza de pagos. Estos los concebimos en
primera instancia como flujos de pagos denominados en moneda extranjera, y los podemos
representar antecediéndolos del símbolo $* como lo indica la primera columna del cuadro
(2.1). Su expresión en moneda nacional la obtenemos multiplicando por el tipo de cambio
nominal, como se indica en la segunda columna, para finalmente en la tercera columna dividir
entre el nivel de precios interno y obtener así su valor en términos reales.
(2.9) X − M + F + B CK = RI
es decir, recuérdese, que la suma del balance en cuenta corriente y el balance o saldo neto de
capital son iguales al cambio en las reservas internacionales ofíciales.
Anotaciones finales
Al marco conceptual y contable desarrollado en el capítulo anterior hemos añadido ahora la
presentación y el análisis de los conceptos de tipo de cambio nominal y real. Además nos
hemos provisto de los términos de referencia para reconocer al conjunto de variables
relevantes del sector externo de la economía expresadas, todas, en términos reales. Con todo
ello, en este capítulo hemos completado una base conceptual elemental que nos permitirá
establecer la determinación del producto y del empleo totales desde el lado de la demanda
agregada, asumiendo por el momento al nivel general interno de precios como una variable
exógena.
Nótese que el resultado en este caso tiene que ser uno ya que todos los tipos de cambio,
tomados como índice, son iguales a la unidad por tratarse del período base.
El tipo de cambio efectivo es pues un promedio ponderado de los índices del tipo de cambio
que corresponden a cada país.
En el año dos podemos observar que los tipos de cambio se han modificado: la moneda
doméstica se depreció frente a las monedas de los tres países en diferente porcentaje en cada
caso. Los nuevos valores, en forma de índice, los obtenemos dividiendo cada nuevo tipo
nominal entre el correspondiente al año base, es decir al año 1, obteniendo los siguientes
resultados: 1.0667, 1.0625 y 1.04. Con estos valores, el tipo de cambio efectivo para el año
2 es en consecuencia:
P *i E i
(2.11) ei =
P
Para el año 2, asumiendo los índices de precios domésticos, así como los de los países x, y y
z, anotados en el cuadro, junto con los índices de los nuevos tipos de cambio nominales, el
tipo de cambio real efectivo es:
Como se observa, el tipo de cambio real efectivo bajó en el año 2, lo que significa que la
moneda doméstica en realidad se apreció en términos reales frente a los tres países.
En resumen, el ejemplo que hemos utilizado nos muestra que si bien la moneda doméstica se
depreció en términos nominales, su valor aumentó en términos reales. En comparación con
el período base o de referencia, en el que el índice del tipo de cambio real es igual a uno,
tenemos que en el año 2 la moneda doméstica se ha sobrevaluado. Esto indica que, en
comparación con el año 1, los bienes y servicios producidos dentro del país han perdido -en
promedio-, competitividad frente a los bienes y servicios producidos en los otros tres países.
P
(2.12) E=
P *i i
en donde el denominador de la expresión anterior es el nivel general de precios del resto del
mundo, obtenido de la multiplicación del índice de precios cada país multiplicado por su
correspondiente ponderador . Es decir, el nivel de precios del resto del mundo, P*, será
de modo que el tipo de cambio nominal efectivo en el año 2 tendría que haber sido
11
.
E= = 1075
.
1023
.
Obsérvese que los conceptos de tipo de cambio efectivo, nominal y real, son medidas
relativas, es decir están denominadas en los valores de un año base. En este sentido, el criterio
para establecer si la moneda del país está sobrevaluada, subvaluada o en equilibrio, no
corresponde al de la paridad del poder adquisitivo expresada en términos absolutos, tomando
como referencia a un conjunto de bienes homogéneos. En su lugar lo que se está utilizando
es un criterio de paridad relativa del poder adquisitivo a partir de la selección de un año
base, que por alguna razón se considera como indicativo de la existencia de condiciones
competitivas adecuadas del país en el comercio internacional en un mundo de bienes
heterogéneos.
Cuadro 2.2
Tipo de cambio efectivo
Resumen