Este concepto establece que el importe correspondiente a los dividendos o participaciones en
especie como resultado de una inversión se debe reconocer como un ingreso en el Estado de Resultados, en las entidades financieras usualmente se clasificara como flujo de efectivo por actividades de operación tanto los dividendos pagados, como los percibidos, ya que tiene relación directa con la pérdida o la ganancia neta. Cuando se utilice el valor razonable no es adecuado el reconocimiento como ingreso, dado que los ingresos se reconocen cuando se origina el incremento patrimonial.