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¿Qué es lo que tienen de común las condiciones psíquicas que por una u
otra razón, excluyen la culpabilidad? Es fácil advertir que se trata de unas
condiciones psíquicas distintas a las propias del hombre adulto normal. Pero las
opiniones doctrinales se separarán a la hora de contestar a la pregunta de por qué
la existencia de dicha diferencia en los no culpables ha de tener como
consecuencia la exclusión de su responsabilidad penal, pese a haber cometido un
hecho prohibido por la ley penal. A continuación examinare el planteamiento
clásico de este problema, vinculado o vinculable a una concepción retributiva de la
pena. Veremos que un Estado de Derecho, que asuma la misión de proteger a la
sociedad de forma democrática, ha de entender la culpabilidad desde otro ángulo,
a partir de la función motivadora de la norma.
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Una tal decisión será propia del sujeto, pero lo lógico es pensar que en el
instante en que se tomó no pudo ser otra ante los concretos (e irrepetibles)
factores concurrentes incluso el punto de vista del sujeto en ese preciso momento,
por mucho que en un momento anterior o posterior, o introduciendo alguna
variante, hubiera podido ser distinta. Si esto es así o, por lo menos, no hay
posibilidad de probar científicamente que no sea así, no cabe fundar la
culpabilidad en el poder actuar de otro modo.
Por otra parte, frente al inculpable, la pena tampoco sería necesaria por
razones de prevención especial, ya que de concurrir peligrosidad en el sujeto cabe
acudir a medidas de seguridad más apropiadas que la pena (así el tratamiento
psiquiátrico para los enajenados o medidas educativas para el menor).
prevención general, que en primer lugar intentaría de suyo evitar todo posible
hecho antijurídico, no sólo los de la colectividad que contempla la impunidad del
inculpable, sino también el hecho de éste. Pero preciso es reconocer que la
ausencia del escándalo social ante la exculpación se debe precisamente a que la
sociedad comparte el criterio político-criminal según el cual no es lícito castigar a
quien no actúa en condiciones de una motivación normal. Por otra parte, es cierto
que la peligrosidad que pueda encerrar el inculpable no precisa la pena, sino que
ya puede afrontarse, y mejor, por medio de una medida de seguridad, Sin
embargo, algo parecido podría decirse de quienes delinquen con culpabilidad, por
lo que la imposición o no de una pena no puede depender únicamente de su
mayor o menor necesidad a efectos de prevención especial, sino del límite
normativo representado por la culpabilidad. También es verdad, no obstante, que
la existencia de medidas de seguridad que atajan ya la posible peligrosidad de los
inimputables ha permitido históricamente ampliar las fronteras de la exclusión de
culpabilidad más allá de lo que de otro modo toleraría la sociedad. Así, la minoría
de edad penal puede hallarse por encima del momento en que efectivamente se
alcanza el "discernimiento", en buena medida porque la introducción de medidas
específicas para el menor ha venido a suplir con ventaja la necesidad de la pena.
ANTIJURIDICIDAD Y CULPABILIDAD
Sobre esta base cabe diferenciar las distintas causas que excluyen la
culpabilidad de otras circunstancias que ya impiden la presencia de la propia
antijuridicidad pese a afectar a la posibilidad de motivación del sujeto. Si la
antijuridicidad es el ámbito de los hechos que el Derecho puede desear prevenir,
la culpabilidad es la esfera en que se comprueba si el hecho injusto cometido
puede atribuirse a su autor en condiciones psíquicas de motivabilidad normal.
Ahora bien, en un Derecho penal preventivo como el exigido por el Estado social y
democrático de Derecho, en el cual la prohibición tiene el sentido de motivar a
evitar determinados hechos, la motivabilidad no es un concepto exclusivo de la
culpabilidad, sino que ya interviene en la antijuridicidad, si la prohibición persigue
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La capacidad del sujeto de ser motivado (de algún modo) por la norma no
puede dejarse, pues, al ámbito de la culpabilidad: la posibilidad de alguna
motivación, la motivabilidad, condiciona ya el injusto. Lo que queda como objeto
específico de la culpabilidad es la comprobación de la normalidad de la
motivación. Si existe alguna posibilidad de motivar al sujeto (concreto), tiene
sentido ya prohibirle el hecho, esto es, desear evitarlo dirigiéndole la norma
motivadora. Esto no exige que la motivabilidad alcance un determinado grado de
normalidad, por lo que ésta no es necesaria para la prohibición del hecho (injusto).
Pero si se prueba la plena anormalidad de las condiciones de motivabilidad del
sujeto, no cabe castigarle por falta de culpabilidad. No es que entonces deje de
tener sentido prohibirle el hecho al sujeto, sino que, al contrario, el derecho debe
seguir deseando evitarlo en tanto subsista alguna posibilidad de motivar al sujeto,
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aunque dicha posibilidad sea muy inferior a las normales. Más, aunque el hecho
deba seguir prohibiéndose por la norma, la infracción de ésta no puede castigarse
con una pena a la vista de la anormalidad motivacional del sujeto.
II. GENERALIDADES
El deber de fundamentación de las resoluciones judiciales, previsto en el
artículo 16 primer párrafo de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, constituye una garantía constitucional del derecho al debido proceso y
la tutela procesal efectiva que con carácter general establece el ordinal supra
citado, de forma que su vulneración se considera violatorio de la garantía del
debido proceso en nuestro ordenamiento jurídico. Acorde con ello, la
fundamentación de una decisión condenatoria no se agota en la atribución del
injusto culpable al autor, es necesaria además la motivación relativa a la
individualización judicial de la pena, a fin de evitar que la fijación de los límites de
la condena se convierta en un “acto indebido” para los derechos fundamentales.
“III.- Con prisión de tres a doce años y multa hasta de ciento veinte veces el
salario, si el valor de lo defraudado fuere mayor de quinientas veces el salario.”
3
JESCHECK, HANSHEINRICH. TRATADO DE DERECHO PENAL. PARTE GENERAL. 4ª ED. GRANADA, COMARES
1993;
18
“a) Determinación de los fines de la pena, esto es, optar por la prevención
especial o por la general.
4
BACIGALUPO, ENRIQUE. «LA INDIVIDUALIZACIÓN DE LA PENA EN LA REFORMA PENAL». EN: RFDUC 1980
20
Las críticas que se formulan contra esta construcción refieren que se trata
de una ficción teórico-jurídica, ya que debido a la insuficiencia de la capacidad
humana de conocimientos, dicha pena puntual no puede ser determinada
exactamente. Pero como aclara 5Demetrio Crespo, no es que exista una magnitud
penal que corresponda exactamente al grado de culpabilidad y que, por nuestras
limitaciones, no podamos verla con claridad; sino que una tal magnitud no existe
en absoluto, siendo rechazable una concepción metafísica de culpabilidad ya que
la individualización judicial de la pena es un “acto puramente terrenal”. Pero
5
DEMETRIO CRESPO, EDUARDO. PREVENCIÓN GENERAL E INDIVIDUALIZACIÓN JUDICIAL DE LA PENA,
SALAMANCA, EDICIONES UNIVERSIDAD DE SALAMANCA, 1999;
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más allá de ello, la consideración de que el injusto culpable merece una única
pena, exacta o puntual, contribuye a un modelo de inmovilidad político criminal, en
el que el Juez no tendría más alternativa que pronunciar esa pena adecuada a la
culpabilidad.
Entre las críticas que se formulan contra este modelo, tenemos las que
destacan la inseguridad que genera y su impracticabilidad, debido a que el juez no
puede dividir la concreta culpabilidad en tres magnitudes: una máxima, una
mínima y una intermedia, que sería la culpabilidad real correspondiente al hecho.
De este modo, el “marco” que propugna esta teoría, en realidad, no existe. Ahora
bien, asumiendo la existencia del “marco”, otro problema que afronta esta teoría
es la determinación de los criterios de prevención especial o general que han de
entrar en consideración para dotar de contenido al referido margen de libertad.
Por lo demás,8 Ziffer cree hallar una similitud entre este modelo y la teoría
del espacio de juego.
8
ZIFFER, PATRICIA. LINEAMIENTOS DE LA DETERMINACIÓN DE LA PENA. BUENOS AIRES, ADHOC 1996;
9
DEMETRIO CRESPO, EDUARDO. PREVENCIÓN GENERAL E INDIVIDUALIZACIÓN JUDICIAL DE LA PENA,
SALAMANCA, EDICIONES UNIVERSIDAD DE SALAMANCA, 1999;
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“TITULO TERCERO
Aplicación de las Sanciones
CAPITULO I
Reglas generales
Artículo 51.- Dentro de los límites fijados por la ley, los jueces y tribunales
aplicarán las sanciones establecidas para cada delito, teniendo en cuenta las
circunstancias exteriores de ejecución y las peculiares del delincuente; particularmente
cuando se trate de indígenas se considerarán los usos y costumbres de los pueblos y
comunidades a los que pertenezcan.
En los casos de los artículos 60, fracción VI, 61, 63, 64, 64-Bis y 65 y en
cualesquiera otros en que este Código disponga penas en proporción a las previstas
para el delito intencional consumado, la punibilidad aplicable es, para todos los efectos
legales, la que resulte de la elevación o disminución, según corresponda, de los
términos mínimo y máximo de la pena prevista para aquél. Cuando se trate de prisión,
la pena mínima nunca será menor de tres días.
Artículo 52.- El juez fijará las penas y medidas de seguridad que estime justas
y procedentes dentro de los límites señalados para cada delito, con base en la
gravedad del ilícito y el grado de culpabilidad del agente, teniendo en cuenta:
I.- La magnitud del daño causado al bien jurídico o del peligro a que hubiere
sido expuesto;
III.- Las circunstancias de tiempo, lugar, modo u ocasión del hecho realizado;
IV.- La forma y grado de intervención del agente en la comisión del delito, así
como su calidad y la de la víctima u ofendido;
Una vez dictada la sentencia ejecutoriada, la pena podrá ser sustituida por una
medida de seguridad, a juicio del juez o tribunal que la imponga de oficio o a petición
de parte, cuando por haber sufrido el sujeto activo consecuencias graves en su
persona, o por su senilidad o su precario estado de salud, fuere notoriamente
innecesaria o irracional que se compurgue dicha pena.
Mientras que la mención a la gravedad del hecho punible tendría que estar
referida a los elementos del injusto graduable.
Este punto de vista es matizable, las referencias del art. 52 del Código
Penal a la responsabilidad y gravedad del hecho y todas las circunstancias
descritas en las fracciones I a VII del mismo, no sólo puede conducir a la
interpretación mayoritaria, según se ha reflejado, que las equipara con el grado de
culpabilidad y del injusto, esto es con la culpabilidad y de un modo u otro con la
retribución. Como indica Demetrio Crespo, la noción de gravedad del hecho es
susceptible de entenderse en términos de prevención general, la pena adecuada a
la gravedad del hecho es probablemente la pena preventivo generalmente más
eficaz, pero es en esencia una exigencia de proporcionalidad vinculada al principio
de culpabilidad por el hecho. Bajo esa orientación, no se persigue establecer la
pena adecuada a la culpabilidad sino la pena adecuada a la culpabilidad por el
hecho, lo que es mucho más que una cuestión gramatical, pues en la clase
aprendimos que la culpabilidad es el fundamento de la individualización judicial de
la pena, el criterio de la culpabilidad por el hecho pone de relieve el carácter
meramente limitativo y no constitutivo en nuestro ordenamiento jurídico, vaciando
de contenido retributivo el criterio de la culpabilidad en la individualización judicial
de la pena.
34
“Novena Época
Registro: 166941
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
35
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXX, Julio de 2009
Materia(s): Penal
Tesis: VI.2o.P. J/15
Página: 1742
“Novena Época
Registro: 167111
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIX, Junio de 2009
Materia(s): Penal
37
“Novena Época
Registro: 170082
Instancia: Primera Sala
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVII, Marzo de 2008
Materia(s): Penal
Tesis: 1a./J. 175/2007
Página: 100
“Novena Época
Registro: 171209
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
40
“Novena Época
Registro: 173006
Instancia: Primera Sala
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Marzo de 2007
Materia(s): Penal
Tesis: 1a./J. 20/2007
Página: 96
44
Registro: 173791
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIV, Diciembre de 2006
Materia(s): Penal
Tesis: I.10o.P. J/9
Página: 1125
Notas:
“Novena Época
Registro: 173753
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIV, Diciembre de 2006
Materia(s): Penal
Tesis: I.7o.P. J/5
Página: 1138
proporcional a dicho grado, así como que para referirse a las diferentes
graduaciones entre la mínima y la máxima se han empleado diversos vocablos
convencionalmente aceptados, tales como "mínima", "equidistante entre la mínima
y media", "media", "equidistante entre media y máxima" y "máxima"; sin que esto
signifique que para mencionar los puntos intermedios entre estos parámetros, el
Juez esté obligado a realizar combinaciones de los vocablos anteriores ad
infinitum; por ende, basta que la expresión empleada por el juzgador permita
determinar con congruencia, motivación y exhaustividad en cada caso concreto, y
tomar en cuenta el mínimo y máximo de la punibilidad del delito de que se trate, la
correspondencia entre la pena concretamente impuesta y el grado de culpabilidad
del sentenciado.
SÉPTIMO TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER
CIRCUITO.
“Novena Época
Registro: 174698
49
Circuito. 15 de marzo de 2006. Cinco votos. Ponente: José Ramón Cossío Díaz.
Secretaria: Rosalba Rodríguez Mireles.
“Novena Época
Registro: 175068
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIII, Mayo de 2006
Materia(s): Penal
Tesis: II.2o.P. J/21
Página: 1549
“Novena Época
Registro: 180305
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XX, Octubre de 2004
Materia(s): Penal
Tesis: IV.1o.P. J/6
Página: 2159
“Novena Época
Registro: 201608
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
IV, Agosto de 1996
Materia(s): Penal
Tesis: IX.2o. J/3
Página: 514
“Octava Época
Registro: 214606
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
70, Octubre de 1993
Materia(s): Penal
Tesis: VI.2o. J/267
Página: 72
“Octava Época
Registro: 218034
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
58, Octubre de 1992
Materia(s): Penal
Tesis: II.3o. J/34
Página: 43
“Octava Época
Registro: 227649
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Jurisprudencia
Fuente: Semanario Judicial de la Federación
IV, Segunda Parte-2, Julio a Diciembre de 1989
Materia(s): Penal
Tesis: VI.2o. J/34
Página: 643
Genealogía:
Gaceta número 22-24, Octubre-Diciembre de 1989, página 261.
BIBLIOGRAFIA