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FUNCIONES
DE VARIABLE
COMPLEJA
A. L. Cauchy (1789–1857)
Editado por
Bienvenido Cuartero y Francisco J. Ruiz
sobre apuntes del Área de Análisis matemático
B. Riemann (1826–1866) K. Weierstrass (1815–1897)
“La teorı́a moderna de las funciones analı́ticas ha tenido cuatro fundadores: Gauss,
Cauchy, Riemann y Weierstrass.
Gauss no publicó nada en vida; por ası́ decir, no habı́a comunicado nada a nadie y sus
manuscritos no se han reencontrado hasta mucho después de su muerte. No ha ejercido
por ello ninguna influencia.
Los otros tres geómetras que han contribuido a crear la noción nueva de función han
seguido caminos bien diferentes.
Cauchy ha precedido a los otros y les ha mostrado el camino; pero no obstante las tres
concepciones se mantienen distintas y esto es una gran suerte, pues tenemos ası́ tres
instrumentos entre los que podemos elegir y cuya acción podemos combinar a menudo.
...
La teorı́a de Cauchy contenı́a en germen a la vez la concepción geométrica de Riemann y la
concepción aritmética de Weierstrass, y es fácil comprender como podı́a, al desarrollarse
en dos sentidos diferentes, dar nacimiento a una y a otra.
Para Riemann, la imagen geométrica juega el papel dominante; una función no es más que
una de las leyes según las cuales pueden transformarse las superficies; uno busca repre-
sentarse estas transformaciones y no analizarlas; su posibilidad misma no es establecida
más que por un razonamiento sumario al que no se ha podido, mucho más tarde, dar rigor
más que al precio de modificaciones profundas y rodeos complicados.
Weierstrass se sitúa en el extremo opuesto; el punto de partida es la serie de potencias, el
elemento de la función que está confinado en un cı́rculo de convergencia; para proseguir la
función fuera de este cı́rculo, tenemos el procedimiento de la continuación analı́tica; todo
deviene ası́ una consecuencia de la teoria de series y esta teorı́a está establecida sobre
bases aritméticas y sólidas. Nos desembarazamos de las dudas que, en el siglo pasado
y en la primera mitad de éste, asaltaban a menudo a los pensadores a propósito de los
principios del cálculo infinitesimal, y también de las que podı́a provocar por sus lagunas
la teorı́a de funciones analı́ticas de Lagrange . . . ”
(Henri Poincaré, ‘La obra matemática de Weierstrass’, en Acta mathematica 22 (1899),
pp. 1–18.)
INDICE
Números complejos:
conocimientos previos.
0.1 INTRODUCCIÓN
C = {(a, b) : a, b ∈ R}
(a, b) = a + ib.
1
2 Números complejos: conocimientos previos.
Esta forma de escribir un número complejo (forma binómica) hace más facil
la multiplicación. En efecto, teniendo en cuenta que
comprobamos que
se traduce en
(a + ib).(c + id) = ac − bd + i(bc + ad),
donde para hacer esta operación sólo hace falta recordar las reglas habituales de la
multiplicación y las identificaciones anteriores.
Cuando se utiliza una sola letra para denotar un número complejo, se suele
elegir la z, y si z = a + ib con a, b ∈ R, los números a, b se llaman partes real e
imaginaria de z, respectivamente. Escribiremos entonces a = e z, b = m z.
Desde el punto de vista algebraico, la principal ventaja de C es que soluciona
el defecto algebraico de R de no ser algebraicamente cerrado, es decir, de que
existan ecuaciones polinómicas con coeficientes reales que no tienen soluciones
reales. El ejemplo más aparente es x 2 + 1 = 0. Esto ya no va a ocurrir en C.
z = a + ib −→ z = a − ib
Números complejos: conocimientos previos. 3
Observaciones.
1. En la construcción de los números se busca siempre solucionar un defecto,
pero con una propiedad de minimalidad. Ası́, en los contenidos
N ⊂ Z ⊂ Q ⊂ R ⊂ C,
Notemos que en este punto damos por bueno que las funciones seno y coseno
del Análisis matemático se corresponden con las funciones definidas gráficamente
en Trigonometrı́a, sin que para ello tengamos ninguna justificación rigurosa. Para
ser totalmente honestos, ni siquiera tenemos hasta ahora una definición rigurosa
de las funciones seno y coseno: nos hemos conformado con admitir su existen-
cia y propiedades. Volveremos sobre este punto cuando estudiemos las funciones
elementales básicas.
Números complejos: conocimientos previos. 5
Observación importante.
La definición de módulo no plantea ninguna ambigüedad, pero no ası́ la del
ángulo (o argumento) puesto que φ y φ + 2kπ con k ∈ Z hacen el mismo papel.
Esto nos hace abordar las siguientes precisiones sobre la definición de argumento.
Definición. Dado z ∈ C \ {0},
arg z = {φ ∈ R : cos φ = e z/|z|, sen φ = m z/|z|}.
Por tanto, arg z es un conjunto! Pero ‘es obvio’ que es de la forma
{φ0 + 2kπ : φ0 ∈ arg z, k ∈ Z}.
Es decir, conocido un argumento de z, cualquier otro se diferencia de éste
en un múltiplo entero de 2π . De esta forma, en cualquier intervalo semiabierto
de longitud 2π, [α, α + 2π) o (α, α + 2π ], α ∈ R, existe un único elemento
perteneciente al conjunto arg z. A este elemento se le denota por
Arg[α,α+2π) z (respectivamente, por Arg(α,α+2π ] z).
Normalmente, se toma el intervalo (−π, π ] y se escribe simplemente
Arg(−π,π ] z = Arg z.
A este argumento se le llama argumento principal (precaución: en algunos
textos se llama argumento principal al que está en el intervalo [0, 2π )).
La expresión eiφ , φ ∈ R (recuérdese que, de momento, es cos φ + i sen φ por
definición) tiene las mismas propiedades algebraicas que la exponencial real.
eiφ eiψ = ei(φ+ψ) , φ, ψ ∈ R,
(eiφ )n = einφ , φ ∈ R, n ∈ N,
(eiφ )−1 = ei(−φ) , φ ∈ R.
√
Si queremos alguna notación, n z deberı́a denotar el conjunto de estos n
√ Arg z
elementos, aunque en algunos textos, n z indica solamente el valor |z|1/n ei n (que
nosotros llamaremos raı́z n-ésima principal).
6 Números complejos: conocimientos previos.
0.5 LA TOPOLOGÍA DE C
γ (b) . w
z2
zn
• γ (a) z z1
O O O
0.6 COMPACTIFICACIÓN DE C
En este apartado, vamos a introducir ‘el punto del infinito complejo’, ∞, con el
objetivo de manejar conceptos como
lim z n = ∞, lim f (z) = α, lim f (z) = ∞.
z→∞ z→z 0
Nótese que estos conjuntos que añadimos son los entornos abiertos del punto
del ∞.
Se comprueban, sin mucha dificultad, los siguientes hechos:
a. G∞ es una topologı́a en C∞ .
b. G∞ |C = G.
c. (C∞ ,G∞ ) es compacto.
La descripción de esta topologı́a por base de entornos es muy sencilla:
- Si el punto es un z 0 ∈ C, una base de entornos son los discos D(z 0 , ε).
- Si el punto es ∞, una base de entornos es {C∞ \ D(0, R)} R>0 .
Teniendo en cuenta como es esta base de entornos del punto del ∞, veamos
que significa z n → ∞, cuando {z n } ⊂ C.
Observación.
Es un hecho teórico importante que esta topologı́a de C∞ es metrizable. Es
decir, se puede definir una métrica en C∞ que da lugar a dicha topologı́a. No es
fácil describir una tal métrica, de hecho, no tiene mucho que ver con la métrica
de C. Se puede demostrar que no existe ninguna métrica en C∞ que de lugar a la
topologı́a de C∞ y que extienda la métrica de C. No obstante, y por completar este
estudio, en el siguiente apartado obtendremos una de estas métricas.
9. Representación geométrica de C∞ . La esfera de Riemann.
El plano no puede ser una representación geométrica de C∞ , pues no queda
sitio para dibujar el punto del ∞. No obstante, en la práctica, conviene imaginarse
al punto del ∞ como algo que está más allá en todas las direcciones, es decir, como
la circunferencia de un cı́rculo imaginario de centro el origen y radio +∞.
Una buena representación geométrica la dió Riemann utilizando la esfera
unidad de R3 . Denotamos por
S = {(x1 , x2 , x3 ) ∈ R3 : x12 + x22 + x32 = 1}
a dicha esfera y la dotamos de la topologı́a relativa que le da la euclı́dea de R3 .
Vamos a identificar C∞ con S algebraicamente (obteniendo una biyección entre
ambos) y topológicamente (dicha biyección será homeomorfismo).
La biyección es muy intui-
tiva si nos fijamos en la figura
(0,0,1)
adjunta. Se proyectan los puntos
s = ( x1 , x 2 , x 3) (x1 , x2 , x3 ) de S desde el “polo
norte” (0, 0, 1) sobre el “plano
del ecuador” x3 = 0 y a (0, 0, 1)
0 ) [único punto que queda sin ima-
x1 x2
π(s) = ( , ,
1 – x3 1 – x3 gen] se le asocia el punto del in-
finito ∞ ∈ C∞ .
Denotando por π : S −→ C∞ a esta biyección, es un sencillo problema de
geometrı́a elemental obtener expresiones explı́citas de π y π −1 :
x1 + i x2
π(x1 , x2 , x3 ) = , si (x1 , x2 , x3 ) ∈ S \ {(0, 0, 1)},
1 − x3
y π(0, 0, 1) = ∞.
−1 2e z 2m z |z|2 − 1
π (z) = ( 2 , , )
|z| + 1 |z|2 + 1 |z|2 + 1
y π −1 (∞) = (0, 0, 1).
Se prueba que:
Números complejos: conocimientos previos. 11
2|z 1 − z 2 |
d∞ (z 1 , z 2 ) = , z 1 , z 2 ∈ C,
((1 + |z 1 |2 )(1 + |z 2 |2 ))1/2
2
d∞ (z, ∞) = , z ∈ C,
(1 + |z|2 )1/2
d∞ (∞, ∞) = 0.
Por función compleja de variable compleja, entendemos una función cuyo do-
minio es un subconjunto de C y los valores que toma están en C. Es decir,
f : A ⊆ C −→ C.
Es decir, tener una función compleja de variable compleja es tener dos funciones
reales de dos variables reales.
Los conceptos de lı́mite y continuidad de funciones son totalmente análogos
a los ya conocidos para R, ası́ como sus propiedades, ya que en la definición de
12 Números complejos: conocimientos previos.
éstos sólo interviene el módulo, que tiene las mismas propiedades tanto en R como
en C.
Sea f : A ⊆ C −→ C y sea z 0 ∈ C un punto de acumulación de A. Es decir,
D(z 0 ; ε) ∩ (A \ {z 0 })
= ∅, ∀ε > 0
si (por definición)
∀(z n ) ⊂ A \ {z 0 } z n → z 0 ⇒ f (z n ) → α.
∃ lim f (z) = f (z 0 ).
Az→z 0
Observación.
Principalmente, trataremos con funciones f : ⊆ C −→ C, definidas en
abierto de C. Entonces, todo punto z 0 ∈ es de acumulación de y considerando
δ’s suficientemente pequeños, no nos tenemos que preocupar de que los z’s estén
el dominio. En este caso, acudiendo a la definición, tendremos:
f es continua en z 0 ∈ si y solo si
∀ε > 0 ∃δ > 0 tal que D(z 0 ; δ) ⊆ y |z − z 0 | < δ ⇒ | f (z) − f (z 0 )| < ε.
Diremos que f es continua en si lo es en z 0 , ∀z 0 ∈ .
Entonces:
1. Si f (z) = u(z) + iv(z) = u(x, y) + iv(x, y), z = x + i y ∈ , z 0 = x0 + i y0 ,
2.
lim f (z) + g(z) = α + β.
z→z 0
3.
lim f (z) · g(z) = α · β.
z→z 0
4. Si β
= 0,
f (z) α
lim = .
z→z 0 g(z) β
6. Diremos que
lim f (z) = α ∈ C
Az→∞
si (por definición)
∀(z n ) ⊂ A z n → ∞ ⇒ f (z n ) → α.
7. Diremos que
lim f (z) = ∞
Az→∞
si (por definición)
o, equivalentemente,
∀(z n ) ⊂ A z n → ∞ ⇒ f (z n ) → ∞.
lim f (z) = ∞
Az→z 0
si (por definición)
o, equivalentemente,
∀(z n ) ⊂ A \ {z 0 } z n → z 0 ⇒ f (z n ) → ∞.
i) Si
lim f (z) = α ∈ C \ {0} y lim g(z) = 0
z→z 0 z→z 0
entonces
f (z)
lim = ∞.
z→z 0 g(z)
ii) Si
lim f (z) = α ∈ C \ {0} y lim g(z) = ∞
z→z 0 z→z 0
entonces
lim f (z)g(z) = ∞.
z→z 0
Ejemplos.
1. Las funciones constantes ( f (z) = C, ∀z ∈ C) y la función identidad
( f (z) = z, ∀z ∈ C) son funciones continuas en todo punto de C.
2. Por operaciones con funciones continuas (suma y multiplicación), todo poli-
nomio
Pn (z) = an z n + an−1 z n−1 + . . . a1 z + a0 , ai ∈ C
es una función contı́nua en todo C.
3. Toda función racional, puesta como cociente de dos polinomios, R(z) =
P(z)/Q(z), en forma irreducible, es continua en C salvo en los ceros del
polinomio Q.
4. En el mismo ejemplo anterior, si α es un cero de Q, entonces P(α)
= 0 y
P(z)
lim = ∞.
z→α Q(z)
5.
3z + 5 6z 3 + 5
lim = 0, lim = 3.
z→∞ z 2 + 1 z→∞ 2z 3 + 4z + 1
y si
z n −→ z 0 m z n < 0, entonces Arg z n −→ −π.
Funciones holomorfas
1.1 INTRODUCCIÓN
f (z) − f (z 0 )
lim = f (z 0 ) ∈ C.
z→z 0 z − z0
17
18 Funciones holomorfas
1. f derivable en z 0 ⇒ f continua en z 0 .
2. Si f y g son derivables en z 0 ,
i) f + g es derivable en z 0 y ( f + g) (z 0 ) = f (z 0 ) + g (z 0 ).
ii) f · g es derivable en z 0 y ( f · g) (z 0 ) = f (z 0 )g(z 0 ) + g (z 0 ) f (z 0 ).
iii) (Si f (z 0 ) = 0), 1/ f es derivable en z 0 y (1/ f ) (z 0 ) = − f (z 0 )/ f (z 0 )2 .
3. Regla de la cadena. Sean f : 1 −→ C, g : 2 −→ C con f (1 ) ⊆ 2 .
Si f derivable en z 0 y g es derivable en f (z 0 ), entonces g ◦ f es derivable en
z0, y
(g ◦ f ) (z 0 ) = g ( f (z 0 )) f (z 0 ).
Veamos, a modo de ejemplo, cómo este último resultado se prueba igual que
para funciones reales:
La derivabilidad de f en z 0 es equivalente a la continuidad en z 0 de la función
g : → C dada por
f (z) − f (z )
0
si z ∈ \ {z 0 };
g(z) = z − z0
f (z 0 ) si z = z 0 .
f (z) − f (z 0 ) = g(z)(z − z 0 ),
Tenemos:
Teorema. f es derivable en z 0 si y solo si
i) u , v son diferenciables en (x0 , y0 ).
ii) Se cumplen las llamadas condiciones de Cauchy-Riemann:
∂u ∂v ∂u ∂v
= , =− .
∂ x (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 ) ∂ x (x0 ,y0 )
f (z 0 + h) − f (z 0 ) − h. f (z 0 )
lim = 0. (1)
h→0 h
20 Funciones holomorfas
L : R2 −→ R (k, l) −→ L(k, l) = ak + bl
tal que
u(x0 + k, y0 + l) − u(x0 , y0 ) − L(k, l)
lim √ = 0.
(k,l)→(0,0) k2 + l2
∂u ∂u
a= , b= .
∂ x (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 )
f (z 0 + h) − f (z 0 ) − h. f (z 0 )
lim = 0. (2)
h→0 |h|
porque (2) se obtiene de (1) multiplicando por h/|h| que es una función acotada.
Ahora,
Observación.
De paso, hemos visto en la demostración que la derivada de f se puede obtener
a partir de las derivadas parciales de u y de v,
∂u ∂u ∂v ∂u
f (z 0 ) = −i = −i
∂ x (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 )
∂u ∂v ∂v ∂v
= +i = +i .
∂ x (x0 ,y0 ) ∂ x (x0 ,y0 ) ∂ y (x0 ,y0 ) ∂ x (x0 ,y0 )
Observación.
En el teorema anterior vemos que el concepto de derivabilidad compleja es
más exigente que el de diferenciabilidad real. Si miramos a f como función de R2
en R2 , ser diferenciable significa sin más que lo sean sus dos componentes u y v,
mientras que ser derivable exige, además de esto, que se cumplan las condiciones
sobre las derivadas parciales de u y v que establecen las ecuaciones de Cauchy-
Riemann. Algunas de las consecuencias de este hecho se verán al final del capı́tulo.
NOTA. En Levinson, N.; Redheffer, R.M.: Curso de variable compleja. Reverté,
Barcelona (1990), págs. 77 y ss. se da una interpretación fı́sica de las condiciones
de Cauchy-Riemann, en términos del estudio del flujo bidimensional de un fluido
ideal.
Para una interpretación geométrica de las condiciones de Cauchy-Riemann y
otras muchas consideraciones interesantes sobre la derivada y demás conceptos,
con un enfoque muy original, v. Needham, T.: Visual Complex Analysis. Clarendon
Press, Oxford (1997).
Denotaremos
vx = −u y , v y = u x
en todo punto de .
Es inmediato demostrar que una función armónica conjugada de otra es,
asimismo, armónica.
Funciones holomorfas 23
Ejemplo 1.
Tomemos la función
u(x, y) = e x cos y.
Es una comprobación inmediata que dicha función es armónica en todo R2 . Para
tratar de encontrar una armónica conjugada, planteamos las ecuaciones:
v(x, y) = e x sen y
Observación.
Más adelante veremos que el teorema anterior es cierto en abiertos más gene-
rales (los simplemente conexos). Pero, con el siguiente ejemplo, vamos a demostrar
que no es ampliable a abiertos cualesquiera.
Ejemplo 2.
Sea el abierto = C \ {0} y sea la función
1
u(x, y) = log(x 2 + y 2 )
2
que se comprueba sin dificultad que es armónica en .
Esta función u no tiene armónica conjugada en .
En efecto, si existiera v armónica conjugada de u en , consideramos la
función de variable real
Esto implica que g(t) = t + C, lo cual no puede ser porque g(0) = g(2π ).
Sin embargo, en un abierto estrellado como C \ (−∞, 0], por el teorema ya
probado, la función anterior debe tener armónica conjugada o, lo que es lo mismo,
ser la parte real de una función holomorfa. Esta función holomorfa cuya parte real
es u veremos más adelante que es la función logaritmo principal.
(u 2 + v 2 )u x = 0,
Observación.
Nótese cómo las condiciones de Cauchy-Riemann impiden que una función
holomorfa pueda tomar valores de forma caprichosa. A poco que exista una ligazón
entre las partes real e imaginaria, ésta fuerza a que la función holomorfa sea cons-
tante.
Por ejemplo, resultados de esta naturaleza serı́an:
i) Si f = u + iv es holomorfa en región y u 3 = v entonces f ≡ C .
ii) Si f = u + iv es holomorfa en región y 5u + 2v = cte entonces f ≡ C .
Comprobamos ası́ que la derivabilidad en C es muy exigente, y no sólo a nivel
local.
26 Funciones holomorfas
Este párrafo, tomado de Levinson–Redheffer, loc. cit., pág. 77, da idea de que la
búsqueda de funciones holomorfas con parte real (o parte imaginaria) conocidas
es una cuestión importante en muchas aplicaciones de la teorı́a de funciones de
variable compleja.
Hemos visto una solución de este problema mediante el cálculo de funciones
armónicas conjugadas siguiendo lo que, a falta de otro nombre mejor, podemos
denominar “el método real”: dada una función u armónica en un abierto conexo
de R2 , nos son conocidas las derivadas parciales de su armónica conjugada v (¡si
existe!) a través de las condiciones de Cauchy-Riemann, de manera que el cálculo de
primitivas de funciones reales de una variable real [o, equivalentemente, el cálculo
de las funciones potenciales de la forma diferencial −u y (x, y) d x + u x (x, y) dy]
nos lleva, en casos sencillos al menos, a expresiones explı́citas para la(s) funcion(es)
v. Este procedimiento es fácilmente “automatizable”, y resulta cómodo llevarlo a
cabo mediante programas de cálculo simbólico como Mathematica.
Esquemáticamente, podrı́amos proceder ası́: dada u(x, y),
1.- calcular la derivada parcial de u respecto de x, u x (x, y);
2.- calcular la derivada parcial de u respecto de y, u y (x, y);
3.- “integrar −u y (x, y) respecto de x”, es decir, obtener una primitiva W (x, y)
de −u y (x, y) como función sólo de x;
4.- calcular su derivada parcial respecto de y, W y (x, y);
5.- calcular ϕ(y) = u x (x, y) − W y (x, y)
6.- “integrar ϕ(y) respecto de y”, es decir, obtener una primitiva (y) de ϕ(y);
7.- calcular W (x, y) − (y): esta será una función v(x, y) armónica conjugada
de u (y las demás diferirán de ella en la adición de una constante real).
Funciones analı́ticas
2.1 INTRODUCCIÓN
Para definir las series de potencias y la noción de analiticidad a que conducen, sólo
se necesitan las operaciones de suma y multiplicación y el concepto de lı́mite. Esto
nos dice que las series de potencias en C son otro concepto que podemos definir
exactamente igual que en R y gozará de las mismas propiedades y con idénticas
demostraciones que en R (¡si no dependen de la ordenación de R!).
Por tanto, este capı́tulo (al menos, los dos primeros apartados) va a ser un sim-
ple repaso de lo que conocemos en R, pero puesto en el contexto de C. Los detalles
pueden consultarse en Apostol, T.M.: Análisis Matemático (segunda edición). Re-
verté, Barcelona (1991).
∞
3. Decimos que la serie z n converge absolutamente si converge la serie de
n=0
∞
números reales |z n | (recordemos que podemos poner más abreviadamente
n=0
∞
|z n | < +∞).
n=0
28
Funciones analı́ticas 29
∞
∞
∞
zn = e z n + i
m z n .
n=0 n=0 n=0
∞
∞
∞
La serie ck se llama producto de Cauchy de las series an y bn .
k=0 n=0 n=0
Equivalentemente
sup | f n (z) − f (z)| −→ 0.
z∈A
∞
| f n (z)| ≤ Mn , ∀z ∈ A ∧ Mn < +∞
n=0
∞
entonces, f n (z) converge uniformemente y absolutamente en A.
n=0
Funciones analı́ticas 31
∞
an (z − a)n = a0 + a1 (z − a) + a2 (z − a)2 + . . . ,
n=0
Observaciones.
i) R se llama radio de convergencia de la serie de potencias y D(a; R) disco
de convergencia. Si R = 0, la serie sólo converge en z = a, y si R = +∞,
la serie converge en todo punto de C.
En los casos intermedios 0 < R < +∞, el teorema asegura que la serie
converge en el disco abierto, y no converge en el exterior del disco. No se
afirma nada en relación a lo que ocurre en la frontera {z : |z − a| = R}. Este
problema del comportamiento en la frontera de una serie de potencias, debe
ser analizado en cada caso particular.
ii) Nótese que R no depende de a. A efectos de convergencia, lo que le ocurre a
la serie viene determinado por los coeficientes
(an ). Por ello, es suficiente que
n
en 0, ann z , pues los resultados se trasladarán
estudiemos series centradas
de forma obvia a la serie an (z − a) .
32 Funciones analı́ticas
iii) Toda serie de potencias con radio R > 0, define una función
∞
f (z) = an (z − a)n , z ∈ D(a; R),
n=0
que, al ser lı́mite casi uniforme de funciones continuas, es una función continua
en D(a; R).
iv) En muchos casos, la fórmula de Cauchy-Hadamard se simplifica, si recor-
damos el siguiente resultado sobre lı́mites.
Dada una sucesión (an ), con an = 0, ∀n, si
|an+1 |
∃ lim ∈ [0, +∞],
n→∞ |an |
el valor de dicho lı́mite coincide con lim sup |an |1/n . Por tanto, en los casos en
que esto ocurra (en la práctica será frecuente), tendremos la siguiente fórmula
para el radio de convergencia,
|an |
R = lim .
n→∞ |an+1 |
∞
f (z) = nan z n−1 , |z| < R.
n=1
∞
(k)
f (z) = n(n − 1) . . . (n − k + 1)an z n−k , |z| < R.
n=k
∞
an n+1
z
n=0
n + 1
∞
∞
an+k z ,
n
P(n)an z n
n=0 n=0
tienen radio R.
El apartado iii) del teorema nos dice que los coeficientes vienen determinados
por el valor de las derivadas sucesivas de f en 0. Como para conocer éstas, sólo
hace falta conocer f en un entorno de 0, es inmediato el siguiente
34 Funciones analı́ticas
∞
Corolario. Si dos series de potencias ∞ a
n=0 n z n
y n=0 bn z con radios R1 , R2 >
n
an = bn , ∀n ∈ N ∪ {0}.
∞
lim f (x) = an R n .
x→R n=0
0<x<R
2. Producto.
∞
n
f (z) · g(z) = cn z , c n =
n
ak bn−k , R ≥ min{R1 , R2 }.
n=0 k=0
1 ∞
= γn z n , |z| < δ.
f (z) n=0
∞
4. Composición. Si para un z ∈ D(0; R2 ), |bn z n | < R1 , entonces tiene
n=0
sentido la función composición f ◦ g, y además
∞
f ◦ g(z) = δk z k
n=0
∞
f (z) = bn (z − a)n , en D(a; δ) ⊂ D(0; R)
n=1
donde g es una función continua (pues es una serie de potencias) con g(a) = 0, lo
que implica que g(z) = 0 en un entorno U de a. Por tanto, f (z) = 0 en U \ {a},
lo que contradice que a ∈ E . Luego, forzosamente, tiene que ocurrir bn = 0, ∀n,
y esto demuestra el resultado.
El teorema anterior afirma que si una serie de potencias se anula en un sub-
conjunto del disco abierto de convergencia que tenga algún punto de acumulación
en dicho abierto, entonces la serie es idénticamente nula.
Ejemplos.
1. Todo polinomio es una función analı́tica en C. En efecto, siempre podemos
cambiar de base y expresar, para cualquier a ∈ C,
P(z) = a0 + a1 z + . . . + an z n = b0 + b1 (z − a) + . . . + bn (z − a)n .
Funciones analı́ticas 37
∞
f (n) (a)
f (z) = an (z − a) y an =
n
.
n=0
n!
3.1 INTRODUCCIÓN
Función exponencial
+∞ n
z
La serie de potencias tiene radio de convergencia +∞, por lo que podemos
n=0
n!
definir en todo C una función como suma de tal serie.
+∞ n
z
exp : z ∈ C → exp(z) = ∈ C.
n=0
n!
40
Funciones elementales básicas 41
Finalmente,
1
lim Exp(x) = lim Exp(−y) = lim = 0.
x→−∞ y→+∞ y→+∞ Exp(y)
ln : x ∈ (0, +∞) → ln x ∈ R
y
eln x = x cualquiera que sea x ∈ (0, +∞) .
Sus propiedades son consecuencia de las de la función exponencial.
Propiedades del logaritmo real.
(2.1) La función logarı́tmica real es derivable indefinidamente, y su derivada es la
función 1/x .
(2.2) ln 1 = 0, ln e = 1.
(2.3) Para cada x ∈ (0, +∞),
1
ln = − ln x .
x
(2.4) Dados x, y ∈ (0, +∞),
ln(x y) = ln x + ln y .
ln(x n ) = n ln x .
∞
(−1)n z 2n+1
sen : z ∈ C → sen z = ∈C,
n=0
(2n + 1)!
∞
(−1)n z 2n
cos : z ∈ C → cos z = ∈C.
n=0
(2n)!
Estas funciones están bien definidas, pues las series de potencias que figuran
en las fórmulas tienen radio de convergencia +∞. Recordando la definición de la
función exponencial, las relaciones siguientes son inmediatas:
ei z − e−i z ei z + e−i z
sen z = , cos z =
2i 2
para cada z ∈ C, con lo que la función exponencial aparece como “más elemental”
que el seno y el coseno, en el sentido de que éstas son combinaciones lineales de
exponenciales.
Propiedades del seno y coseno complejos.
(3.1) El seno y el coseno son funciones derivables indefinidamente y se cumple
para todo z ∈ C
(3.2) El seno es una función impar, mientras que el coseno es una función par: es
decir, cualquiera que sea z ∈ C se tiene
{x > 0 : sen x = 0} = ∅ .
def
π = min{x > 0 : sen x = 0} .
y es mayor o igual que 1 (luego > 0). Para asegurar que π es el mı́nimo del conjunto,
o sea, que pertenece a él, basta tener en cuenta que es punto adherente del conjunto
y emplear la continuidad del seno.
Ası́ sen x = 0 para todo x ∈ (0, π) y por continuidad el seno debe mantener
el signo en todo este intervalo. De acuerdo con la primera desigualdad que hemos
escrito, debe ser estrictamente positivo en él.
(4.2) Como sen2 π + cos2 π = 1, se deduce que cos2 π = 1 y por tanto
cos π = 1 o cos π = −1. Pero si cos π = 1, como cos 0 = 1, el teorema de Rolle
darı́a la existencia de algún punto t ∈ (0, π) en el que se anuları́a la derivada del
coseno, con lo cual serı́a sen t = 0 contra lo que acabamos de probar.
π π
Puesto que cos π = 2 cos2 − 1, debe ser cos = 0, lo que obliga a que
2 2
2 π π π
sen = 1. Como 0 < < π, sen debe ser positivo y por tanto igual a 1.
2 2 2
(4.3) Las igualdades de (4.3.1) son consecuencia de las fórmulas de adición y
de los valores previamente calculados. La de (4.3.2) se comprueba por inducción.
π
Con esto, conociendo los valores del seno en el intervalo 0, , podemos
π 2
obtener los valores en el intervalo , π usando que sen x = sen (π − x); por ser
2
el seno impar, pasamos entonces a todo el intervalo [−π, π ] y ya por periodicidad
a todo R.
(4.4) Similar al apartado anterior.
(4.5) Para cada x ∈ R la igualdad sen2 x +cos
2
x = 1 asegura que | sen x| ≤ 1,
π π
| cos x| ≤ 1. Como sen = 1 y por tanto sen − = −1, la continuidad del seno
2 2 π π
y la propiedad de Darboux dan como conjunto imagen de − , exactamente
2 2
el intervalo [−1, 1].
48 Funciones elementales básicas
π Paraπ
demostrar que el seno (que es continua) es estrictamente creciente en
− , , usamos que es estrictamente positiva en (0, π). En consecuencia, el
2 2
coseno (que en cada punto x tiene por derivada − sen x) será estrictamente decre-
π en [0, π], lo que permite afirmar queπlos valores que alcanza en el intervalo
ciente
0, son estrictamente mayores que cos = 0; como el coseno es par, lo mismo
2
π π
2
vale en − , ; y finalmente, como el coseno es la derivada del seno, vemos
2 2 π π
que éste último es estrictamente creciente en − , .
2 2
(4.6) Repasar la demostración anterior.
(4.7) Es inmediato que si para algún k ∈ Z es x = kπ , se verifica que
sen x = 0.
sea x∈ R tal que sen x = 0. Para un k∈ Z será
Recı́procamente,
1 1 π π
x ∈ k− π, k + π . Entonces t = x − kπ ∈ − , y sen t =
2 2 2 2
sen x cos kπ − cos x sen kπ = 0, luego forzosamente t = 0 y x = kπ .
(4.8) Similar a la anterior.
Funciones trigonométricas y Trigonometrı́a
Tenemos ahora dos versiones de las funciones seno y coseno: la ‘versión analı́tica’
que venimos explorando y la ‘versión geométrica’ de la Trigonometrı́a (=medida de
ángulos). La coherencia entre ambas versiones la prueba la siguiente proposición,
que a su vez justifica las afirmaciones que hicimos al definir los argumentos de un
número complejo no nulo.
Proposición. Dados x , y ∈ R tales que x 2 + y 2 = 1, existe un α ∈ R de modo
que
cos α = x, sen α = y .
Además, para que un β ∈ R cumpla igualmente que
cos β = x, sen β = y,
cos(β − α) = x x + y y = x 2 + y 2 = 1,
Proposición.
(5.1) Dado z ∈ C, sea x = e z , y =
m z . Entonces
e e z = e e z cos(
m z),
m e z = e e z sen(
m z),
z
e = e e z ,
m z ∈ arg e z .
log z = {w : exp w = z}
Cuando queramos tener una función logaritmo, bastará fijar una ‘función argu-
mento’. Por ejemplo, si tomamos el argumento principal, tendrı́amos la función
logaritmo principal. Sin embargo, necesitamos conceptos más flexibles.
Definición. Sea ∅ = región, tal que 0 ∈
/ .
1. Diremos que φ : −→ R es una determinación del argumento en si:
i) φ es continua en .
z
ii) φ(z) ∈ arg z, ∀z ∈ , (i.e., eiφ(z) = ).
|z|
2. Diremos que f : −→ C es una determinación del logaritmo en si:
i) f es continua en .
ii) f (z) ∈ log z, ∀z ∈ , (i.e., e f (z) = z ).
Estos dos conceptos están muy relacionados. En efecto,
Proposición 1. Sea ∅ = región, tal que 0 ∈
/ . Entonces,
φ es una determinación del argumento ⇐⇒ f (z) = ln |z| + iφ(z) es una determi-
nación del logaritmo.
Demostración.
⇒) Si φ es continua, es claro que f (z) = ln |z| + iφ(z) es continua, y
Pero entonces, φ no puede ser continua en porque si z 0 ∈ (−2, −1), los lı́mites de
φ(z) para z → z 0 a través de {z ∈ :
m z > 0} o a través de {z ∈ :
m z < 0}
difieren en 2π .
Proposición. Si f es una determinación del logaritmo en entonces f es holo-
morfa en . Además,
1
f (z) = , ∀z ∈ .
z
Demostración. Fijemos un punto z 0 ∈ . Como la derivada de la función expo-
nencial es 1 en el punto 0, se tiene
ew − 1
lim = 1.
w→0 w
54 Funciones elementales básicas
∞
n (z − z 0 )
n
1 1 1
= = (−1) , |z − z 0 | < |z 0 |.
z z0 1 + z − z0 n=0 z n+1
0
z0
∞
(z − z 0 )n+1
(−1) n
∞
n (z − z 0 )
n+1
f (z) = C + (−1)
n=0 (n + 1)z 0n+1
Observación.
La función Log(1 + z) es holomorfa (y analı́tica) en C \ (−∞, −1], por
composición. Por cambios de variable, o bien, repitiendo la demostración anterior,
obtenemos que el desarrollo en un entorno de 0 es:
∞
z n+1
Log(1 + z) = C + (−1)n , |z| < 1
n=0
n+1
∞
zn
Log(1 + z) = (−1)n+1 , |z| < 1.
n=1
n
u v = {exp(vα) : α ∈ log u}
u v = exp(v log u)
∞
f (z) = an z n
n=0
α f (z)
f (z) =
1+z
y, ası́, se debe cumplir la ecuación
∞
f (z) = an nz n−1
n=1
∞
∞
∞
an nz n−1
+ an nz − α
n
an z n
n=1 n=1 n=0
∞
= (a1 − αa0 ) + ((n + 1)an+1 + (n − α)an )z n = 0
n=1
58 Funciones elementales básicas
en un entorno del origen. Luego todos los coeficientes deben ser 0, o sea,
(n + 1)an+1 = (α − n)an , n = 0, 1, 2, . . .
α(α − 1) . . . (α − n + 1)
an =
n!
∞
α α
(1 + z) = zn , (2)
n=0
n
∞
α α
(1 + z) = z n , |z| < 1.
n=0
n
En√todo lo que sigue, salvo que se diga expresamente otra cosa, pondremos:
(i) ± z para el conjunto de las raı́ces cuadradas de z, es decir,
√ def
± z = {w ∈ C : w2 = z}.
Tiene sentido para todo z ∈ C \√ {0}, aunque por comodidad puede ser conve-
1
niente a veces escribir también 0 = 0 2 = 0.
(ii.1) Según este convenio, para todo z ∈ C es
√ √ √ 1 1
± z = { z, − z} = {z 2 , −z 2 }.
√ 1 ∞
(2n − 3)!! n
1+z =1+ z+ (−1)n−1 z
2 n=2
(2n)!!
1 1 1 5 4
= 1 + z − z2 + z3 − z + ..., |z| ≤ 1.
2 8 16 128
60 Funciones elementales básicas
1
Otro desarrollo importante, correspondiente a α = − , es
2
1
∞
(2n − 1)!! n
√ =1+ (−1)n z
1+z n=1
(2n)!!
1 3 5
= 1 − z + z2 − z3 + . . . , |z| < 1.
2 8 16
Del criterio de Dirichlet y el teorema del lı́mite de Abel se sigue que el
desarrollo es válido siempre que |z| ≤ 1, z = −1.
y, para tener una función, elegimos algún logaritmo. Por supuesto, lo más lógico es
trabajar (casi siempre) con el principal. Ası́, la función arco tangente principal,
que escribiremos Arctan z, será
1 1 + iz
Arctan z = Log , z = i, −i.
2i 1 − iz
1 + iz
∈ R− .
1 − iz
Hallemos estos z’s:
1 + iz 1−λ
= λ ⇐⇒ z = i .
1 − iz 1+λ
Cuando λ recorre los números reales negativos, z recorre el conjunto
.
Notemos que, en particular, es analı́tica
I
i en el disco unidad. Vamos a hallar su
desarrollo en serie de potencias de z.
Por la regla de la cadena, es fácil llegar
a que
O 1
Arctan (z) = , z ∈ .
.-i
1
=
∞
1 + z2
Si tenemos en cuenta que
Por tanto, la ecuación (1) siempre tiene solución, a saber, aquellos w tales que
1
w ∈ log(i z ± 1 − z 2 ).
i
Hemos demostrado entonces que
sen : C −→ C
1
arcsen z = log(i z ± 1 − z 2 )
i
√
donde, insistimos, por cada uno de los valores de z hay dos de 1 − z2.
Si queremos una función Arcsen z, elegiremos las ramas principales, tanto en
el logaritmo, como en la raiz interior.
1
Arcsen z = Log(i z + 1 − z 2 ), z ∈ C.
i
√
El dominio de esta función es todo C (si z = ±1, entendemos 0 = 0).
Veamos dónde es analı́tica. Empezamos por la raı́z interior. Será analı́tica,
excepto a lo más en los z’s tales que
La integración sobre caminos fue el instrumento principal del que se sirvió Cauchy
para crear la teorı́a de funciones analı́ticas de variable compleja, estableciendo lo
que actualmente suele denominarse ‘teorı́a de Cauchy’, para distinguirlo de los en-
foques posteriores de Riemann (con una visión más geométrica) y de Weierstrass
(basado en los desarrollos locales en serie de potencias). Gracias a la representación
(bajo ciertas condiciones) de una función holomorfa mediante una integral depen-
diente de un parámetro, Cauchy logró probar que, en C, las nociones de holomorfı́a
y analiticidad son las mismas, culminando su obra con lo que él donominó ‘cálculo
de residuos’. De todo esto nos ocuparemos más adelante.
El concepto de integral sobre un camino está muy relacionado con el de
integración sobre caminos de formas diferenciales reales de dos variables. Esto
hace que los resultados iniciales (y sus demostraciones) sean bastante parecidos a
lo ya estudiado en la teorı́a de funciones de varias variables reales.
g(t) − g(t0 )
∃ lim = g (t0 ) ∈ C
t→t0 t − t0
65
66 Integración sobre caminos
Para estas funciones con valores complejos, siguen siendo ciertos los resulta-
dos importantes de integración. Resaltamos los que más utilizaremos:
Acotación.
b b
g(t) dt ≤ |g(t)| dt.
a a
(No es tan obvio como puede parecer: inténtelo el lector por su cuenta antes
de ver la demostración que sigue.)
b
Para probarlo, sea z = a g(t) dt. Entonces existe c ∈ C con |c| = 1 tal que
|z| = c z. Pongamos u = e (c g), con lo cual u ≤ |c g| = |g|. Ası́
b b b
∗
b b
g(t) dt = |z| = c g(t) dt = c g(t) dt = u(t) dt ≤ |g(t)| dt,
a a a a a
∗ b
verificándose = porqueteniendo en cuenta que a c g(t) dt = |z| ∈ R, se deduce
b b b
que a c g(t) dt = e a c g(t) dt = a e c g(t) dt.
Integración sobre caminos 67
b
|g(z, t)| ≤ h(t), ∀z ∈ D(z 0 ; δ), ∧ h(t) dt < +∞
a
Entonces,
b b
lim g(z, t) dt = g0 (t) dt.
z→z 0 a a
γ (s) − γ (t)
∀t ∈ [t j−1 , t j ], ∃ lim = γ (t) = (e γ ) (t) + i(m γ ) (t) ∈ C
s→t s−t
γ1 ∪ γ2 : [a, b + d − c] −→ C,
τ : [a, b] −→ [c, d]
γ1 = γ2 ◦ τ.
γ : t ∈ [0, 1] → γ (t) = z 0 + t (z 1 − z 0 ) = (1 − t) z 0 + t z 1 ∈ C.
En efecto,
b b
f (z)dz = f (γ (t))γ (t) dt ≤ | f (γ (t))γ (t)| dt
γ a a
b
Pues sea t0 < t1 < . . . < tn una partición del dominio de γ1 tal que cada
restricción γ1 |[tk−1 ,tk ] tiene derivada continua, y análogamente sea s0 < s1 <
. . . < sm una partición del dominio de γ2 para la que cada restricción γ2 |[sj−1 ,sj ]
tiene derivada continua. Aplicando el resultado de intercambio ya visto,
φ(z, w) dw dz
γ1 γ2
tk sj
= φ(γ1 (t), γ2 (s)) γ2 (s) ds γ1 (t) dt
k, j tk−1 s j−1
sj tk
= φ(z, w) dz dw.
γ2 γ1
es continua en .
Demostración. Fijemos z 0 ∈ . Acudiendo a la definición de integral, se trata de
demostrar que
b b
lim φ(γ (t), z)γ (t) dt = φ(γ (t), z 0 )γ (t) dt.
z→z 0 a a
Pero esto es cierto por la versión continua del T.C.D., pues tenemos el limite puntual
g(z) − g(z 0 ) ∂φ
lim − (w, z 0 )dw = 0.
z→z 0 z − z0 γ ∂z
Escribimos
∂φ
pues la derivada existe por hipótesis, y por otro lado tenemos la dominación
∂z
|ψ(γ (t), z)γ (t)| ≤ C, ∀t ∈ [a, b], ∀z ∈ D(z 0 ; ε).
Integración sobre caminos 75
Para demostrar esto último, acotamos cada uno de los dos sumandos que forman
ψ. Por continuidad en un compacto,
∂φ
(w, z 0 ) ≤ C, ∀w ∈ sop γ
∂z
es analı́tica en C \ sop γ .
Demostración. Observemos primero, que si z ∈ C \ sop γ , g(z) está bien definida
puesto que la función de variable w que integramos, f (w)/(w − z), es continua
en sop γ (si z ∈ sop γ , el denominador se anuları́a en un punto del soporte).
Si sólo pretendieramos ver que g es holomorfa en C \ sop γ , el resultado es
una simple aplicación del teorema anterior, pues
f (w)
φ(w, z) = es continua en sop γ × C \ sop γ ,
w−z
y
∂φ f (w)
∃ (w, z) = y es continua en sop γ × C \ sop γ .
∂z (w − z)2
76 Integración sobre caminos
1 1 1 ∞
(z − a)n
= · z−a =
w−z w − a 1 − w−a n=0
(w − a)n+1
siendo el desarrollo válido para aquellos z’s tales que |z − a| < |w − a|.
Tomemos un 0 < r < R. Si z cumple |z − a| < r entonces, |z − a| < |w − a|,
∀w ∈ sop γ . Por tanto, si |z − a| < r podemos escribir
∞
1 (z − a)n
g(z) = f (w) dw
2πi γ n=0 (w − a)n+1
Para sacar fuera el sumatorio, bastará demostrar que la serie converge uniforme-
mente en sop γ . Y, esto es cierto por el criterio M de Weierstrass. En efecto:
(z − a)n
r n ∞
rn
∀w ∈ sop γ , f (w) ≤ C n , con C n < +∞.
(w − a)n+1 R n=0
R
Hemos usado que f al ser continua en sop γ está acotada. Por tanto,
∞
1 f (w)
g(z) = dw (z − a)n , |z − a| < r
n=0
2πi γ (w − a) n+1
1 f (w)
g(z) = dw (z − a)n , |z − a| < d(a, sop γ ).
n=0
2πi γ (w − a) n+1
CAPÍTULO 5
Indice de un punto
respecto de un
camino cerrado
5.1 INTRODUCCIÓN
77
78 Indice de un punto respecto de un camino cerrado
Propiedades.
1. La función Ind : C \ sop γ −→ C es analı́tica.
Es un caso particular del teorema de analiticidad de funciones definidas me-
diante integrales.
2. Indγ (z) ∈ Z, ∀z ∈ C \ sop γ .
En efecto, sea γ : [a, b] −→ C, a = t0 < t1 < . . . < tn = b tal que la
restricción de γ a cada [t j−1 , t j ] tenga derivada continua. Entonces,
n tj
1 b
γ (t) 1 γ (t)
Indγ (z) = dt = dt. (1)
2πi a γ (t) − z 2πi j=1 tj−1 γ (t) − z
γ (s)
g j (s) = .
γ (s) − z
De aquı́,
d e gj (s) g j (s) γ (s)
= e gj (s) − = 0,
ds γ (s) − z γ (s) − z (γ (s) − z)2
por tanto,
e gj (s) e gj (tj−1 ) e0
= Cte = =
γ (s) − z γ (t j−1 ) − z γ (t j−1 ) − z
(la constante es, por ejemplo, el valor en s = t j−1 ). Ası́,
γ (t j ) − z
e gj (tj ) = . (2)
γ (t j−1 ) − z
1 n
Indγ (z) = g j (t j ).
2πi j=1
Indice de un punto respecto de un camino cerrado 79
pues el camino es cerrado. Por último, esto implica que existe k ∈ Z tal que
n
g j (t j ) = 2kπi ⇒ Indγ (z) = k ∈ Z.
j=1
1 1
| Indγ (z)| ≤ long γ · sup .
2π w∈sop γ |w − z|
Comenzamos con las definiciones de los conceptos que recogen las ideas que
acabamos de apuntar.
Definición. Sea γ : [a, b] −→ C un camino tal que γ (t)
= 0, ∀t ∈ [a, b].
Diremos que:
1. f : [a, b] −→ C es un logaritmo continuo a lo largo de γ , si f es continua
en [a, b], y f (t) ∈ log γ (t), ∀t ∈ [a, b].
2. h : [a, b] −→ R es un argumento continuo a lo largo de γ , si h es continua
en [a, b], y h(t) ∈ arg γ (t), ∀t ∈ [a, b].
Estos conceptos son, a primera vista, muy parecidos a los ya tratados (deter-
minaciones en regiones), pero existe una gran diferencia: aquı́, la variable es real,
no atendemos prioritariamente al punto γ (t) del soporte camino sino que ponemos
énfasis en el “instante” t en el que el punto se alcanza. Ası́, puede suceder que
sea γ (t1 ) = γ (t2 ) sin que f (t1 ) = f (t2 ) o h(t1 ) = h(t2 ), con las notaciones de la
definición.
Sin dificultad se prueba:
i) Si f 1 , f 2 son dos logaritmos continuos a lo largo de γ , entonces
Entonces
h : t ∈ [0, 2π ] → h(t) = k t ∈ C
es un argumento continuo a lo largo de γ . (¿Por qué?)
4. Si se conocen argumentos continuos h 1 y h 2 de dos caminos γ1 : [a, b] → C,
γ2 : [a, b] → C, y se define mediante su producto un nuevo camino
γ (s)
Nuevamente, cada g j es derivable en [t j−1 , t j ] y e gj (s) = . Por tanto, en
γ (t j−1 )
cada trozo,
e gj (s)+Log γ (tj−1 ) = γ (s), s ∈ [t j−1 , t j ]
Llamemos f j (s) = g j (s) + Log γ (t j−1 ) y tendremos que e f j (s) = γ (s). Esto quiere
decir que hemos demostrado el teorema por trozos. Ahora, tendremos que ajustar
bien los empalmes, pero esto no es ninguna dificultad, pues, por ejemplo, en t1 ,
f 1 (t1 ) y f 2 (t1 ) son logaritmos de γ (t1 ), luego se diferencian en un 2kπi, con
k ∈ Z. Digamos que los saltos en los extremos de los intervalos son del tamaño
2kπi, con determinados k ∈ Z. Entonces, al modificar las funciones sumando
el correspondiente 2kπi, arreglamos la continuidad sin perder el hecho de ser
logaritmos. En otras palabras, la solución a nuestro problema será la función
f 1 (t) (t0 ≤ t ≤ t1 )
f 2 (t) + 2k1 πi (t1 ≤ t ≤ t2 )
f (t) = f 3 (t) + 2k2 πi (t2 ≤ t ≤ t3 )
...
.........
f n (t) + 2kn−1 πi (tn−1 ≤ t ≤ tn )
donde los k1 , k2 , . . . , kn−1 son los enteros adecuados para que f sea continua sin
excepción en [a, b]. Es claro que
h(b) − h(a)
Indγ (0) = .
2π
84 Indice de un punto respecto de un camino cerrado
Notemos para la última igualdad que f (b), f (a) son logaritmos del mismo número
γ (a) = γ (b), y por tanto, tienen la misma parte real. Por último, esta variación no
depende del argumento continuo que tomemos, porque todos ellos se diferencian
en una constante 2kπ.
Observaciones.
1. Quede claro una vez más que no se debe confundir ‘argumento continuo a lo
largo de una curva’ (que siempre existe) con ‘argumento continuo sobre el
soporte de la curva’ (que puede no existir). Por ejemplo, para la curva
γ − z 0 : t ∈ [a, b] −→ γ (t) − z 0 ∈ C.
Indice de un punto respecto de un camino cerrado 85
P(z) A A B
= az + bz + c +
2
+ +
Q(z) (z − z 1 ) (z − z 1 )2 (z − z 2 )
C C C
+ + + ,
(z − z 3 ) (z − z 3 )2 (z − z 3 )3
de donde
P(z) dz dz dz
dz = A +B +C
γ Q(z) γ z − z1 γ z − z2 γ z − z3
(los términos que no hemos escrito son todos nulos por el comentario previo),
y ası́
P(z)
dz = 2πi A Indγ (z 1 ) + B Indγ (z 2 ) + C Indγ (z 3 ) .
γ Q(z)
sentido usual. Se demuestra (cf. Burckel, loc. cit., Th. 4.42, pág. 103) que para
todos los puntos del interior de J el valor constante del ı́ndice respecto de γ es
1 o −1. En el primer caso, se dice positivamente orientado, y negativamente
orientado en el segundo.
Dada una curva cerrada simple, i.e., una aplicación continua γ : [a, b] → C
tal que γ (a) = γ (b) y γ |[a,b) inyectiva, su soporte sop γ es una curva de
Jordan. Para todos los puntos del interior de sop γ , el ı́ndice respecto de γ
es, pues, constantemente 1 o −1. En el primer caso, γ se dice positivamente
orientada, y negativamente orientada en el segundo. Si G es el interior de
sop γ , se pone a veces γ = ∂G cuando γ está positivamente orientada para
indicar esta relación.
Ejemplos.
1. En los caso más sencillos examinados antes (circunferencias, cuadrado) queda
a la vista que Análisis y Geometrı́a encajan perfectamente.
2. Es interesante observar que si el soporte de un camino cerrado γ : [a, b] → C
no corta al semieje real negativo (−∞, 0], entonces Indγ (0) = 0, pues 0 está en
la componente no acotada de C \ sop γ . Por la misma razón, Indγ (0) = 0 para
todo camino que no corte a una curva cualquiera que una 0 con ∞ en la esfera de
Riemann.
3. Para el camino
γ : t ∈ [0, 2π] → γ (t) = e3it + 3 e2it ∈ C,
el argumento continuo anteriormente obtenido muestra que Indγ (0) = 2, y el
mismo valor tendrá Indγ (a) para todos los a en la componente conexa de C \ sop γ
que contiene al origen. En la componente conexa no acotada sabemos que el ı́ndice
vale 0.
En la otra componente conexa acotada de C\sop γ , observamos gráficamente
que el ı́ndice vale 1. Puede justificarse analı́ticamente, por ejemplo, hallando su
valor en z = 3; para ello escribimos
γ (t) − 3 = eit (e2it + 6i sen t)
y comprobamos que
m (e2it + 6i sen t) = 2 sen t (cos t + 3) sólo se anula si
sen t = 0, en cuyo caso e (e2it + 6i sen t) = cos(2t) = 1. En consecuencia
e2it + 6i sen t ∈
/ (−∞, 0] para ningún t ∈ [0, 2π], y por tanto,
t + Arg(e2it + 6i sen t), t ∈ [0, 2π],
es un argumento continuo de γ − 3, de donde Indγ (3) = 1.
88 Indice de un punto respecto de un camino cerrado
Ejercicio. Para valores “muy grandes” de R > 0 (luego precisaremos más), sea
x(t) := e γ (t) = t 3 − t 2 − 3t + 8,
y(t) :=
m γ (t) = −2t 2 + 7t − 4,
extendidas a todo t ∈ R. √ √
1− 10 1 + 10
Como x (t) = 3t 2 − 2t − 3 se anula para t = < 0 y t = > 0,
3 3
mantendrá su signo en los intervalos (−∞, t ), (t , t ), (t , +∞). Y puesto que
limt→−∞ x (t) = limt→+∞ x (t) = +∞; x(t ) > 1 − (6/3)2 − (1 + 4) + 8 = 0
y x (0) = −3 < 0, siendo 0 ∈ (t , t ), podemos resumir esta información en el
cuadro siguiente:
t → −∞ ∈ (−∞, t ) = t ∈ (t , 0) = 0 ∈ (0, t ) = t ∈ (t , +∞) → +∞
x (t) → +∞ >0 =0 <0 = −3 <0 =0 >0 → +∞
x(t) → −∞ =8 >0 → +∞
del que se deduce que x(t ) > 0, y por tanto existe un t0 ∈ (−∞, t ) y uno sólo
con x(t0 ) = 0, mientras que x(t) ≥ x(t ) > 0 para todo t ∈ [0, +∞). √
7 − 17
Por otra parte y(t) = −2t 2 + 7t − 4 = −2(t − t1 )(t − t2 ) con t1 = ,
√ 4
7 + 17
t2 = , de modo que t0 < t < 0 < t1 < t2 y, en consecuencia, obtenemos
4
la siguiente evolución de signos para x(t), y(t), con la ubicación de
γ (t) = x(t) + i y(t):
t → −∞ ∈ (−∞, t0 ) = t0 ∈ (t0 , t1 ) = t1 ∈ (t1 , t2 ) = t2 ∈ (t2 , +∞) → +∞
x(t) → −∞ <0 =0 >0 >0 >0 >0 >0 → +∞
y(t) → −∞ <0 <0 <0 =0 >0 =0 <0 → −∞
γ (t) ∈ C3 ∈ −iP ∈ C4 ∈P ∈ C1 ∈P ∈ C4
donde hemos puesto P = (0, +∞), C1 = {z ∈ C : e z > 0,
m z > 0},
C3 = {z ∈ C : e z < 0,
m z < 0}, C4 = {z ∈ C : e z > 0,
m z < 0}.
Elegimos R de modo que −R < t0 < t2 < R.
Indice de un punto respecto de un camino cerrado 89
Vemos ası́ que el soporte de γ no corta al semieje real negativo (−∞, 0] (en
particular, que 0 ∈
/ sop γ ), por lo que Arg γ (t) es un argumento continuo a lo largo
de γ , y, puesto que −R < t0 < t2 < R, podemos concluir que
donde
y(R) y(−R)
α(R) = arc tg − arc tg ,
x(R) x(−R)
que tiene lı́mite 0 cuando R → +∞ (este tipo de información nos será útil poste-
riormente).
10
20
0
-20 -10 0 10 20 30
0
-4 -2 0 2 4 6
-20
-5
-40
-10
NOTA. Lo que a continuación se expone es sólo una descripción intuitiva, sin ninguna pretensión de
rigor. Nos permitimos, por ello, algunas expresiones más desenfadadas que las habituales en un texto
de Matemáticas, que esperamos sirvan para un mejor entendimiento de las (profundas) ideas que se
quieren reflejar.
Una y otra vez venimos chocando con los problemas que nos crea el hecho de que
el logaritmo complejo es una función multivaluada, que para cada complejo z no
nulo nos obsequia con infinitos valores. Evidentemente, demasiados para poder
actuar sobre ellos con las técnicas habituales del Análisis matemático.
Para salir del paso hemos recurrido primeramente, de la manera más drástica,
a podar las ramas, seleccionando en ciertas regiones del plano un valor entre los
infinitos posibles, con habilidad suficiente para enlazar los valores seleccionados
de forma que se consiga una función holomorfa (una determinación del logaritmo,
también denominada una rama del logaritmo). Pero en otras regiones del plano
esto no soluciona las dificultades: cuando hemos necesitado movernos a lo largo de
curvas que rodeen al origen, hemos tenido que fabricar un nuevo apaño, los loga-
ritmos continuos a lo largo de curvas. Esto da una pista para intentar uniformizar el
Indice de un punto respecto de un camino cerrado 91
logaritmo, de modo que podamos enfrentarnos a él tratándolo como a una “función
verdadera”: cuando volvemos a un mismo punto con un valor distinto del loga-
ritmo tras una variación continua del mismo, podemos interpretar que este punto
está situado en una copia del plano de partida, superpuesta al plano original pero
distinta (“por eso” aparece un valor distinto del logaritmo). La cuestión entonces es
cómo pegar las infinitas copias necesarias, de manera que mantengan una estructura
razonable.
Para lograrlo, Riemann imaginó infinitas copias de C, llamémosles [C, n] por
ejemplo (n ∈ Z), cortadas a lo largo del semieje real [0, +∞); partiendo de [C, 0],
le unimos [C, 1] enganchando el borde inferior del corte de [C, 0] con el borde
superior del corte de [C, 1]; luego seguimos el proceso uniendo [C, 1] con [C, 2]
enganchando el borde inferior del corte de [C, 1] con el borde superior del corte
de [C, 2], y ası́ sucesivamente. De forma similar se va uniendo [C, 0] con [C, −1]
(recordemos que [C, 0] aún tiene libre el borde superior), [C, −1] con [C, −2],
etc.
Se obtiene ası́ un ‘objeto imposible’, una especie de hélice infinita completa-
mente aplastada, que se denomina la superficie de Riemann del logaritmo. Cada
una de las copias de C es una hoja de la superficie, y es posible considerar el
logaritmo como una función genuina con dominio en su superficie de Riemann,
que va adjudicando valores según la hoja en la que esté situado el punto (tal como
el logaritmo continuo a lo largo de una curva va dando valores según el parámetro).
La misma idea puede emplearse para adecentar otras funciones. El ejemplo
más sencillo es la raı́z cuadrada: una raı́z cuadrada continua a lo largo de la cir-
cunferencia unidad (definición obvia) que parta, por ejemplo, del valor 1 en 1, nos
devolverı́a a este punto tras completar la vuelta con el valor −1 (si continuásemos
girando, tras la siguiente vuelta recuperarı́amos el valor 1). Ahora serı́a suficiente
contar con dos copias [C, −1], [C, −2] de C, cortadas otra vez a lo largo del semieje
real no negativo, pegadas uniendo el borde inferior del corte de [C, 1] con el borde
superior del corte de [C, 2], y después el borde inferior del corte de [C, 2] con el
borde superior del corte de [C, 1], dejándolo todo de una sola pieza.
La descripción del propio Riemann en su obra sobre funciones abelianas dice
ası́:
“Para muchas investigaciones, tales como la investigación de funciones al-
gebraicas y abelianas, es conveniente representar el modo en que se ramifica una
función multivaluada en la siguiente manera geométrica. Pensemos que el plano
(x, y) está cubierto por otra superficie coincidente con él (o apoyado sobre él a una
distancia infinitesimal) en tanto en cuanto la función esté definida. Al continuar la
función la superficie se extiende correspondientemente. En una parte del plano en
la que la función tenga dos o más continuaciones la superficie es doble o múltiple;
consta allı́ de dos o más hojas, cada una de las cuales representa una rama de la
92 Indice de un punto respecto de un camino cerrado
93
94 Teorı́a local de Cauchy
y por tanto
F(z) − F(z 0 ) 1 1
− f (z 0 ) = f (w) dw − f (z 0 ) dw
z−z z−z z − z0
0 0 [z 0 ,z] [z 0 ,z]
≤ sup | f (w) − f (z 0 )| ,
w∈sop[z 0 ,z]
∞
f (z) = an (z − a)n
n=0
∞
f (z) = an (z − a)n
n=0
donde
1 f (w)
an = dw.
2πi ∂ D(a;r ) (w − a)n+1
En principio los an parecen depender de r ; sin embargo no es éste el caso, ya que
f (n) (a)
an = .
n!
Teorı́a local de Cauchy 97
Ejemplos.
1. La función f definida en = (C \ 2πiZ) ∪ {0} por
z
f (z) = e z − 1 si z ∈ y z = 0
1 si z = 0
es holomorfa en , luego será analı́tica en y en particular existirán coeficientes
Bn (los llamados números de Bernoulli) de modo que
∞
Bn
f (z) = zn
n=0
n!
al menos siempre que |z| < 2π. De hecho, el radio de convergencia de la serie es
exactamente 2π, ya que si fuese mayor f admitirı́a una extensión continua en 2πi,
lo que es falso.
2. En el ejemplo anterior, la serie de potencias que representa a f en el entorno del
punto a = 0 resulta tener por radio exactamente la distancia d(a, c ). ¿Siempre
vamos a encontrar esta situación? La respuesta, en general, es NO: basta tomar
= C \ (−∞, 0] y f : z ∈ → f (z) = Log z ∈ C; para cualquier a ∈
el desarrollo de f en serie de potencias de z − a tiene radio |a|, mientras que si
e a < 0 es d(a, c ) = |
m a| < |a|.
La fórmula de Cauchy permite obtener una representación de las derivadas
de una función holomorfa en términos de la propia función, de la que podremos
extraer consecuencias importantes, que no tienen su correspondiente en la teorı́a
de funciones en R.
2 Fórmula de Cauchy para las derivadas. Sea un abierto no vacı́o de C y
f ∈ H(). Dado a ∈ , sea r > 0 tal que D(a; r ) ⊆ . Entonces, si |z − a| < r ,
para cada n ∈ N,
n! f (w)
f (n) (z) = dw.
2πi ∂ D(a;r ) (w − z)n+1
Demostración. Para cada z ∈ D(a; r ) es
1 f (w)
f (z) = dw.
2πi ∂ D(a;r ) w − z
Aplicando reiteradamente el teorema de derivación bajo el signo integral se obtiene
la fórmula deseada.
Un corolario es que el tamaño de las derivadas sucesivas en un punto no puede
crecer “descontroladamente”.
98 Teorı́a local de Cauchy
n! M(r )
| f (n) (a)| ≤ .
rn
Demostración. Obviamente
n! f (w) n! M(r )
| f (a)| =
(n)
dw ≤
2π r n+1 2πr.
2πi ∂ D(a;r ) (w − a)n+1
1
f (z) =
P(z)
6 Principio del módulo máximo. Sea f una función holomorfa en una región
de C. Si su módulo | f | tiene algún máximo local, entonces f es constante.
1 f (w) 1 2π
f (a) = dw = f (a + r eit ) dt
2πi ∂ D(a;r ) w−a 2π 0
se deduce que
2π 2π
1 1
| f (a)| ≤ | f (a + r eit )| dt ≤ | f (a)| dt = | f (a)|,
2π 0 2π 0
con lo cual
2π
1
(| f (a)| − | f (a + r eit )|) dt = 0.
2π 0
f = 0.
∂
Entonces f ∈ H().
100 Teorı́a local de Cauchy
tiende a 0 cuando z → z 0 .)
Pero si F ∈ H(D(a; r )), es analı́tica y en particular su derivada f es a su vez
derivable en D(a; r ).
El teorema de Morera da una especie de recı́proco del teorema de Cauchy-
Goursat.
8 Corolario. Sea un abierto no vacı́o de C, p ∈ , f : → C continua en
y holomorfa en \ { p}. Entonces f es holomorfa en .
Demostración. Del teorema de Cauchy-Goursat se deduce que
f =0
∂
(z − p)2 f (z) si z ∈ \ { p}
h(z) =
0 si z = p
Teorı́a local de Cauchy 101
y ası́
∞
f (z) = cn+2 (z − p)n , z ∈ D∗ ( p; r ),
n=0
iR
-R -r r R
equivalentemente,
R
ei x − e−i x
dx = f (z) dz − f (z) dz. (∗ )
r x γr γR
Ahora bien:
π it π
ei r e
f (z) dz = it
r i eit dt = i ei r (cos t+i sen t) dt,
γr 0 re 0
y para cada t ∈ [0, π ] la función del integrando tiene lı́mite (cuando r → 0+ ) igual
a e0 = 1. Además, la acotación
i r (cos t+i sen t
e = e−r sen t ≤ e0 = 1, t ∈ [0, π ],
muestra que el integrando está dominado por una función (constante) integrable
en [0, π] que no depende de r , luego aplicando el teorema de la convergencia
dominada se obtiene
π
lim+ f (z) dz = i dt = i π.
r →0 γr 0
Análogamente π
f (z) dz = i ei R (cos t+i sen t) dt,
γR 0
Teorı́a local de Cauchy 103
(En la mayor parte de los textos, este resultado, conocido como lema de Jordan,
se
πprueba sin hacer referencia a la integral de Lebesgue mediante la acotación
π 2t
e−R sen t dt ≤ (1 − e R ), deducida de la desigualdad sen t ≥ para
0 R π
π
0 ≤ t ≤ .)
2
Como consecuencia,
lim f (z) dz = 0,
R→+∞ γ
R
luego +∞
sen x π
dx = .
0 x 2
CAPÍTULO 7
Los éxitos logrados con la teorı́a local de Cauchy invitan a ‘refinar’ las herramien-
tas básicas —teorema de Cauchy, fórmula de Cauchy— para ampliar su alcance.
Como, por ahora, estas herramientas funcionan en discos o, a lo sumo, en abiertos
estrellados, sólo hemos averiguado propiedades de las funciones holomorfas que
dependen en última instancia del comportamiento de la función en un entorno de
cada punto de su dominio (propiedades de carácter local). Si queremos estudiar
propiedades de carácter global, hemos de profundizar en la validez del teorema y
de la fórmula de Cauchy en abiertos cualesquiera.
Con este propósito extenderemos la integración a ‘colecciones de caminos
cerrados’ (ciclos), e introduciremos el concepto de ciclos homólogos respecto de un
abierto. Ası́ podremos obtener una versión muy general de la fórmula y del teorema
de Cauchy en el teorema homológico de Cauchy, viendo además que son justamente
los ciclos homólogos a 0 respecto de un abierto los que hacen nula la integral de
toda función holomorfa en el abierto: en otras palabras, los ciclos más generales
para los que va a ser válido el teorema de Cauchy si no imponemos restricciones
al abierto. En el plano práctico, esto nos libera de la búsqueda (engorrosa a veces)
de abiertos estrellados en los que plantear las integrales que debemos manejar,
mirando tan sólo de conseguir abiertos respecto de los cuales el ciclo sobre el que
se integra sea homólogo a 0.
Cerrando este capı́tulo aparece el concepto de conexión simple y diferen-
tes caracterizaciones del mismo, que aclaran algunos de los comportamientos
‘anómalos’ con los que nos hemos ido tropezando y ponen de manifiesto el interés
de saber en qué abiertos se anulan las integrales de todas las funciones holomor-
fas sobre todos los caminos cerrados. Son, pues, estos abiertos (los simplemente
conexos) los más generales en los que el teorema de Cauchy es cierto —si no
queremos tener que restringir los ciclos sobre los que se integra.
Referencias básicas:
— Rudin, W.: Análisis real y complejo. (3a. ed.) McGraw-Hill/Interamericana,
Madrid (1987).
— Conway, J. B.: Functions of One Complex Variable. (2nd ed.) Springer, New
York (1978).
104
Teorı́a global de Cauchy 105
Damos una definición “ingenua” de ciclo. Para una definición más rigurosa, aunque
menos intuitiva, ver Rudin, loc. cit., Def. 10.34, pp. 246–247.
Definición 7.1. Un ciclo es una sucesión finita de caminos cerrados, distin-
tos o repetidos, que denotaremos por = [γ1 , γ2 , . . . , γn ], en la que no te-
nemos en cuenta el orden, de modo que dos ciclos y son iguales cuando
consten de los mismos caminos, aunque aparezcan reordenados (es decir, =
[γσ (1) , γσ (2) , . . . , γσ (n) ] para alguna permutación σ ).
Denominaremos a γ1 , γ2 , . . . , γn los caminos que componen , y usaremos
la notación γ ∈ para indicar que γ es uno de los caminos que componen .
El soporte de un ciclo = [γ1 , γ2 , . . . , γn ] es la unión de los soportes de γ1 ,
γ2 , . . . , γn :
sop = sop γ1 ∪ sop γ2 ∪ · · · ∪ sop γn .
El soporte de un ciclo es evidentemente un conjunto compacto; por contra, no
es en general conexo (ejemplo: = [γ1 , γ2 ] donde γ1 , γ2 son dos circunferencias
concéntricas distintas).
Por comodidad de lenguaje, diremos que un ciclo está contenido en un con-
junto para indicar que el soporte del ciclo está contenido en el conjunto.
Definición 7.2. Dado un ciclo = [γ1 , γ2 , . . . , γn ], el ciclo opuesto − es el ciclo
obtenido tomando los opuestos de los caminos que componen :
La unión o suma de dos ciclos = [γ1 , γ2 , . . . , γm ], = [γ1 , γ2 , . . . , γn ], es
el ciclo
∪ = [γ1 , γ2 , . . . , γm , γ1 , γ2 , . . . , γn ].
Definición 7.3. Integración sobre ciclos. Dada una función f continua sobre el
soporte de un ciclo = [γ1 , γ2 , . . . , γn ], se define
n
f = f = f.
k=1 γk γ ∈ γ
Demostración. Las implicaciones directas son obvias a la vista del teorema ho-
mológico de Cauchy. Para obtener los recı́pocos, basta considerar para cada a ∈
/
la función f ∈ H() definida por
1
f (z) = .
z−a
Vemos ası́ que lo que realmente importa a la hora de integrar una función
holomorfa sobre un ciclo no es tanto el ciclo en cuestión como la clase de homologı́a
asociada a él (esta idea es la que se toma como guı́a en la definición de ciclo que
se da, por ejemplo, en Rudin, loc. cit.). En la práctica, este hecho permite muchas
veces simplificar cálculos, sustituyendo un ciclo complicado o ‘poco adaptado a la
función’ por otro homólogo más conveniente (o un camino cualquiera γ1 por otro
γ2 con los mismos extremos siempre que γ1 ∪ (−γ2 ) sea homólogo a 0).
108 Teorı́a global de Cauchy
Demostración. Las implicaciones (2) ⇒ (3) ⇒ (1) ⇒ (4) son obvias o conse-
cuencia inmediata de resultados anteriores.
(4) ⇒ (5). Dada una función u armónica en construimos la función h =
u x − i u y , que, por ser u armónica, cumple las condiciones de Cauchy-Riemann
y de diferenciabilidad y por tanto es holomorfa en . Si H es una primitiva de h
y U = e H , puesto que h = H = Ux − i U y y es conexo debe existir una
constante C ∈ R tal que u = U + C. La función f = H + C es entonces una
función holomorfa en tal que e f = u.
(5) ⇒ (6). Dada f ∈ H() tal que f (z) = 0 en todo z ∈ , pongamos u = e f ,
1
v = m f . Es fácil comprobar que α = ln | f | = ln u 2 + v 2 es una función
2
armónica
h en , luego existirá h ∈ H() tal que e h = α = ln | f |. Pero entonces
e = e e h
= | f |, con lo cual
h
e
=1
f
Teorı́a global de Cauchy 109
∼0 (),
Demostración. Ver Rudin, loc. cit., Sección 13.4 y Teor. 13.5., pp. 304–306.
Dado que Ind (z) = 1 para z ∈ K , está justificada la expresión “ rodea a
K en ”; en cierto modo, podrı́amos decir que K queda ‘en el interior’ de y el
complementario de en ‘el exterior’ de . El ciclo sirve como ‘contorno’ de K
en diferentes contextos, no sólo en la teorı́a de funciones holomorfas.
Teorema 7.12. Sea una región de C. Entonces es simplemente conexo si y sólo
si C∞ \ es conexo en la esfera de Riemann C∞ .
Ejemplos.
(1) Son conjuntos simplemente conexos todos los abiertos estrellados (en parti-
cular, C, C \ (−∞, 0], los discos, todos los abiertos convexos, . . . )
(2) ¿Puede dar el lector un ejemplo de abierto simplemente conexo no estrellado?
(Hay muchos ejemplos sencillos)
(3) Aunque son abiertos conexos, no son simplemente conexos los anillos
D(a; r, R) = {z ∈ C : r < |z − a| < R},
a ∈ C, 0 ≤ r < R ≤ +∞. En particular, C \ {0} no es simplemente conexo.
(4) En relación con lo anterior, ¿qué puede decirse del abierto
D(0; r, R) \ [r, R]
si 0 < r < R < +∞?
Ceros y singularidades.
Series de Laurent.
8.1 INTRODUCCIÓN
Los polinomios son el ejemplo extremo de la importancia que puede llegar a tener
el conocimiento de los ceros de una función en la determinación y el manejo
de la misma. Sin llegar a tanto, para las funciones holomorfas el estudio de sus
ceros es también un aspecto importante de su tratamiento, y en la primera sección
de este capı́tulo recogeremos información ya conocida (para funciones analı́ticas,
que como sabemos coinciden con las holomorfas), añadiendo algunas propiedades
sencillas que no agotan el tema: especialmente para funciones enteras, quedan pen-
dientes resultados importantes, algunos de los cuales se tratarán el curso próximo.
Estamos constatando a lo largo de todo el curso que las funciones holomorfas
se comportan maravillosamente si las comparamos con las funciones a las que nos
hemos enfrentado en cursos anteriores. ¿Podemos seguir sacando partido de nues-
tros métodos actuales si permitimos que las funciones presenten alguna ‘anomalı́a’
en algunos puntos? ¿Qué se mantiene y cuánto se pierde? Contestar a esta pregunta
es el propósito del estudio de los puntos singulares aislados de las funciones holo-
morfas. Nos limitaremos primero a establecer una clasificación de los mismos en
tres tipos, viendo de qué manera tan distinta afecta al comportamiento local de la
función la presencia de una singularidad aislada de cada uno de estos tipos.
Un ejemplo de funciones que tienen solamente singularidades aisladas en un
abierto son los cocientes de funciones holomorfas (supuesto que el denominador
no se anule en ninguna componente conexa). Este es un caso particular impor-
tante de función meromorfa, concepto que introducimos en la siguiente sección,
examinando de momento únicamente sus propiedades algebraicas.
Estudio aparte merece el punto del infinito. Para las funciones holomorfas que
tienen una singularidad aislada en ∞, averiguaremos cómo su comportamiento en
este punto puede en algunos casos suministrar una información adicional intere-
sante sobre la función.
Por último, en la parte final de este capı́tulo, veremos un importante teorema
de Laurent que generaliza el desarrollo en serie de Taylor de una función holomorfa
en un disco, probando que si una función es holomorfa en una corona circular (en
112
Ceros y singularidades. Series de Laurent. 113
Referencias básicas:
— Conway, J. B.: Functions of One Complex Variable. (2nd ed.) Springer, New
York (1978).
— Duncan, J.: The elements of complex analysis. Wiley, London (1968).
— Rudin, W.: Análisis real y complejo. (3a. ed.) McGraw-Hill/Interamericana,
Madrid (1987).
Un polinomio no puede tener infinitos ceros sin ser idénticamente nulo. La situación
es algo menos drástica cuando pasamos a funciones holomorfas: conocemos fun-
ciones no nulas, como el seno y el coseno, que tienen infinitos ceros. Esto no
significa que no haya restricciones severas sobre los posibles ceros de una función
holomorfa no nula. Una vez que hemos probado la identidad entre las funciones
holomorfas y las funciones analı́ticas, el principio de prolongación analı́tica nos
informa de que el conjunto de ceros de una función holomorfa no nula, si su do-
minio es conexo, no puede poseer puntos de acumulación dentro del dominio. Esto
no significa que no pueda haber puntos de acumulación de ceros: por ejemplo, la
función sen(π/z) es holomorfa en C \ {0} y se anula en los puntos 1/k, k ∈ Z
(en este caso 0 es un punto de acumulación de ceros); lo que sucede es que, si el
conjunto de ceros tiene puntos de acumulación, éstos deberán estar en la frontera
del dominio. Podemos sacar algunas consecuencias inmediatas de este hecho.
Proposición 8.1. Sea una región de C y f ∈ H() no idénticamente nula.
Denotemos por Z f el conjunto de ceros de f , es decir, Z f = f −1 (0). Entonces
(1) Z f es un conjunto discreto.
(2) Para cualquier conjunto compacto K ⊆ , Z f ∩ K es finito o vacı́o.
(3) Z f es un conjunto contable (finito o numerable).
Demostración.
(1) Que Z f es un conjunto discreto significa que para cada punto a de Z f se puede
encontrar un r > 0 tal que z ∈/ Z f si 0 < |z − a| < r , o lo que es igual, que
ningún punto de Z f es punto de acumulación de Z f .
114 Ceros y singularidades. Series de Laurent.
En algunos textos (p. ej. Duncan, ob. cit., p. 63), dado un abierto y una función
f : → C se dice que un punto a ∈ es un punto regular para f o que f tiene
en a un punto regular si existe un r > 0 tal que D(a; r ) ⊆ y f es derivable
en cada punto de D(a; r ). Los puntos que no son regulares se denominan puntos
singulares. En esta sección estudiaremos un tipo especial de puntos singulares, que
denominaremos singularidades aisladas.
Definición 8.4. Sea a ∈ C. Decimos que una función f tiene una singularidad
aislada en a si f no es derivable en a pero existe un r > 0 tal que f es holomorfa
en
D∗ (a; r ) = {z ∈ C : 0 < |z − a| < r }.
z
f (z) =
ez − 1
es holomorfa en .
Recı́procamente, si f admite una extensión holomorfa en , tiene en a una
singularidad evitable.
(2) Si para algún r > 0 la función f se mantiene acotada en D∗ (a; r ) =
{z ∈ C : 0 < |z − a| < r }, entonces f tiene una singularidad evitable en f .
luego
c0 ck−2 ck−1
∞
f (z) = + ··· + + + ck+n (z − a)n
(z − a) k (z − a) 2 z − a n=0
Las funciones cuyas únicas singularidades son polos aparecen con frecuencia su-
ficiente como para merecer un nombre especial.
Observaciones.
(1) El comentario hecho anteriormente indica que si es una región, M() es
el cuerpo de cocientes del dominio H().
(2) Cuando no es conexo, M() no es un cuerpo: por ejemplo, si = A ∪ B
con A, B abiertos no vacı́os disjuntos, la función f que vale 1 en A y 0 en
B está en M() [de hecho, en H()] y no tiene inverso en M() [es un
divisor de cero en H()].
120 Ceros y singularidades. Series de Laurent.
lim f (z) ∈ C.
z→∞
lim f (z) = ∞.
z→∞
(3) Se dice que f tiene en ∞ una singularidad esencial o que ∞ es una singu-
laridad esencial de f si no existe limz→∞ f (z) en C∞ .
Ejemplos.
(1) f (z) = 1/z tiene una singularidad evitable en ∞.
(2) todo polinomio no constante tiene un polo en ∞.
(3) f (z) = e z tiene una singularidad esencial en ∞.
(4) f (z) = 1/ sen z no tiene una singularidad aislada en ∞.
8.13. Estudio de singularidades en el infinito. Si para algún R > 0 es f ∈ H(A R ),
donde como antes A R = {z ∈ C : |z| > R}, la función f ∗ definida por
1
∗
f (z) = f
z
es holomorfa en D∗ (0; 1/R), con lo que 0 es una singularidad aislada para f ∗ . Esto
permite reducir el estudio de las singularidades en ∞ al estudio de singularidades
aisladas en 0. Por ejemplo, es inmediato que f tiene una singularidad evitable en ∞
(o un polo, o una singularidad esencial) si y sólo si f ∗ tiene en 0 una singularidad
evitable (o un polo, o una singularidad esencial).
Sobre esta base podemos estudiar con mayor detalle las singularidades en ∞.
Definición 8.14. Diremos que f tiene en ∞ un polo de orden k o que ∞ es un
polo de orden k de f si 0 es un polo de orden k de la función f ∗ definida por
f ∗ (z) = f (1/z).
Ceros y singularidades. Series de Laurent. 121
f (z) = z k g(z)
para cada z ∈ A R .
(4) existen coeficientes A j (1 ≤ j ≤ k), an (n ∈ N ∪ {0}), con Ak = 0,
unı́vocamente determinados, y un R > 0, tales que
∞
an
f (z) = Ak z + · · · + A1 z +
k
n=0
zn
Proposición 8.18.
(1) Si f es una función entera y meromorfa en C∞ , entonces f es un polinomio.
(2) f ∈ M(C∞ ) si y sólo si f es una función racional.
122 Ceros y singularidades. Series de Laurent.
Demostración.
(1) Si ∞ es una singularidad evitable, f serı́a constante por el teorema de Liouville.
Supongamos, pues, que es un polo de orden k. Entonces
f (z)
lim ∈ C \ {0}
z→∞ zk
se puede extender a una función g holomorfa en C (es decir, entera) que tendrá en
∞ un polo de orden k = k0 + k1 + · · · + kn , con lo cual g es un polinomio de grado
≤ k según acabamos de probar, luego
g(z)
f (z) =
(z − a1 )k1 · · · (z − an )kn
es holomorfa.
∞
Demostración. Sabemos que la serie an wn converge absolutamente en cada
n=1
w ∈ D(0; 1/r ), no converge si |w| > 1/r , y que define en D(0; 1/r ) una función
holomorfa g(w). Tomando w = 1/(z −a), se deducen las tesis del enunciado salvo
la convergencia uniforme sobre compactos de D(a; r, +∞). Pero si K es un sub-
conjunto compacto de D(a; r, +∞), existirá un R > r tal que K ⊆ D(a; R, +∞)
(¿por qué?), de manera que para todo z ∈ K será
∞ ∞
an (z − a)−n ≤ |an | R −n < +∞,
n=1 n=1
∞
∞
∞
zn = zn + z −n .
n=−∞ n=0 n=1
124 Ceros y singularidades. Series de Laurent.
∞
N
Obsérvese que si z n converge, la sucesión de sumas simétricas zn
n=−∞ n=−N
es convergente con lı́mite igual a la suma de la serie, pero que este lı́mite puede
existir sin que la serie sea convergente; por ejemplo, si z 0 = 0 y z n = 1/n para
n = 0.
∞ ∞
Diremos que la serie z n converge absolutamente si las dos series zn
n=−∞ n=0
∞
y z −n convergen absolutamente.
n=1
De manera análoga, dada ( f n )n∈Z , donde las f n son funciones complejas
∞
definidas en un conjunto S ⊆ C, diremos que la serie f n converge (puntual-
n=−∞
mente, uniformemente, uniformemente sobre compactos de S) si y sólo si las dos
∞
∞
series fn y f −n convergen (puntualmente, uniformemente, uniformemente
n=0 n=1
sobre compactos de S)
NOTA. Aunque hemos dividido la serie en dos trozos separando los n ≥ 0 y los
n < 0, es evidente que la separación puede llevarse a cabo en cualquier otro
ı́ndice, pues se trata de añadir o quitar un número finito de sumandos al trozo
correspondiente.
Definición 8.22. (Series de Laurent). Llamaremos serie de Laurent centrada en
a a toda serie de la forma
∞
an (z − a)n .
n=−∞
sean
−1
R1 = lim sup n |a−n |, R2 = lim sup |an |
n
.
Entonces:
(1) la serie converge absolutamente en cada punto de la corona D(a; R1 , R2 ), a
la que denominaremos corona de convergencia, y converge uniformemente
en los subconjuntos compactos de D(a; R1 , R2 );
/ D(a; R1 , R2 ) exterior a la corona;
(2) la serie no converge en ningún punto z ∈
Ceros y singularidades. Series de Laurent. 125
(3) R1 y R2 son los únicos valores en [0, +∞] para los que se cumplen las
propiedades (1) y (2);
(4) la función f definida en D(a; R1 , R2 ) como suma de la serie
∞
f (z) = an (z − a)n
n=−∞
∞
f (z) = n an (z − a)n−1 .
n=−∞
∞
f (z) = an (z − a)n
n=−∞
luego los coeficientes del desarrollo están unı́vocamente determinados por la suma
de la serie.
Existencia. Comencemos por señalar que si R1 < r1 < r2 < R2 y γ1 , γ2 son,
respectivamente, las circunferencias de centro a y radios r1 , r2 (orientadas positiva-
mente), entonces γ1 y γ2 son homólogas respecto de D(a; R1 , R2 ) (comprobarlo).
Por el teorema homológico de Cauchy se tiene, pues, que para toda función g
holomorfa en D(a; R1 , R2 ) es
g(w) dw = g(w) dw.
γ1 γ2
En particular, tomando
1 f (w)
g(w) = , n ∈ Z,
2πi (w − a)n+1
se deduce que
1 f (w) 1 f (w)
dw = dw
2πi γ1 (w − a)n+1 2πi γ2 (w − a)n+1
(i) es convergente y (ii) tiene por suma f (z). Esto basta para demostrar el teorema
(¿POR QUÉ?)
Sea, pues, z ∈ D(a; R1 , R2 ). Elegimos r , s de manera que
n ∈ N, se sigue análogamente
∞
1 f (w) 1 f (w) (w − a)n−1
dw = dw
2πi γr z − w 2πi γr n=1 (z − a)n
∞
∞
1 −n
= f (w) (w − a) dw (z − a) =
n−1
a−n (z − a)−n .
n=1
2πi γr n=1
128 Ceros y singularidades. Series de Laurent.
y ası́ tenemos (i). Pero además = [γs , −γr ] es un ciclo homólogo a 0 respecto
de D(a; R1 , R2 ) para el que Ind (z) = 1 (comprobarlo), y aplicando la fórmula
de Cauchy,
1 f (w) 1 f (w) 1 f (w)
f (z) = dw = dw − dw
2πi w − z 2πi γs w − z 2πi γr w − z
∞
= an (z − a)n ,
n=−∞
Corolario 8.26. Sea f una función con una singularidad aislada en ∞, holomorfa
en D(0; R, +∞) para algún R > 0, y sea
∞
f (z) = an z n
n=−∞
En los puntos de (a, b) no hay continuidad (menos aún holomorfı́a) para f , pues
si z 0 = t a + (1 − t) b, 0 < t < 1, tomando para n ∈ N
i i
zn = z0 + (b − a) → z 0 , wn = z 0 − (b − a) → z 0 , (n → +∞),
n n
resulta
1 1 ∞
a n − bn ∞
a n − bn
f (z) = − = = , |z| > max{|a|, |b|}.
z−a z−b n=0
z n+1
n=1
z n+1
∞
bn − a n 1
f (z) = c + , |z| > max{|a|, |b|}.
n=1
n zn
z−a ∞
bn − a n 1
Log = , |z| > max{|a|, |b|}.
z−b n=1
n z n
1 z−i
f (z) = Log
z−2 z+i
en D(0; 1, 2) y en D(0; 2, +∞).
Ceros y singularidades. Series de Laurent. 131
Respuesta. A la vista del ejercicio anterior, es fácil probar que f será holomorfa
justamente en = C \ ([−i, i] ∪ {2}). Además, sabemos que
z−i ∞
(−i)n − i n 1
(a) Log = si |z| > 1;
z+i n=0
n z n
1 ∞
zn
(b) =− si |z| < 2;
z−2 n=0
2 n+1
1 ∞
2n
(c) = si |z| > 2.
z−2 n=0
z n+1
Multiplicando (a) por (b) se obtiene, siempre que 1 < |z| < 2:
∞
1 z−i (−i)n − i n 1 zk .
Log =−
z−2 z+i k=−∞
n 2 m+1
−n+m=k
n≥1,m≥0
Pero la función
1 w−i
g(w) = Log
wn+1 w+i
1 w−i
Log
1 f (w) 1 w n+1 w + i 1 g(w)
dw = − dw = dw
2πi γε wn+1 2πi γε w−2 2πi γε w − 2
1 2−i i 1
= g(2) = n+1 Log = − n Arc tg .
2 2+i 2 2
1 f (w)
cn = lim dw = 0
R→+∞ 2πi γR wn+1
(sin más que usar la acotación habitual de la integral). Para n ≤ −2, sea k = −n
Ceros y singularidades. Series de Laurent. 133
1 2 2k−3 2
P(w) = w k−1
+ w k−2
+ ··· + w + 2k−2 w,
k−1 k−2 2
Del teorema de los residuos puede decirse que es la culminación de lo que hemos
encuadrado bajo el nombre genérico de ‘teorı́a global de Cauchy’. Incorpora y
extiende al teorema de Cauchy y a la fórmula de Cauchy, y tiene innumerables
consecuencias teóricas y prácticas. De éstas apuntamos su uso para calcular inte-
grales reales y sumas de series, limitándonos a señalar referencias donde encontrar
el tema desarrollado en detalle.
La primera aplicación teórica que presentamos se refiere a la localización
de ceros, en la que tratamos de averiguar el número de ceros de una función en
un subconjunto de su dominio. Los resultados básicos en esta dirección son el
denominado principio del argumento y el teorema de Rouché.
De aquı́ pasamos al estudio del comportamiento local de una función analı́tica,
viendo su analogı́a con el de la función z m en torno al 0, en el sentido que se
precisa en el texto. Deducimos el teorema de la aplicación abierta y alguna de
sus aplicaciones, y finalizamos el capı́tulo con una versión global y otra local del
teorema de la función inversa, llegando a una representación integral de esta inversa
que nos permite obtener expresiones interesantes de su desarrollo en serie de Taylor.
Referencias básicas:
— Conway, J. B.: Functions of One Complex Variable. (2nd ed.) Springer, New
York (1978).
— Mitrinović, D. S.: Calculus of Residues. Noordhoff, Groningen (1966).
— Palka, B. P.: An Introduction to Complex Function Theory. Springer, New
York (1991).
— Rudin, W.: Análisis real y complejo. (3a. ed.) McGraw-Hill/Interamericana,
Madrid (1987).
134
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 135
∞
f (z) = an (z − a)n , z ∈ D(a; 0, R),
n=−∞
Res( f ; a) = a−1 .
∞
f (z) = an z n
n=−∞
Res( f ; ∞) = −a−1
Log(z + 2) z 3 ctg π z
dz,
(1 − cos 2π z) (z 2 + 1)
f (z) dz = 2πi Res( f ; z j ).
γ jo
Pero ésto ¿de qué sirve? De mucho . . . cuando caemos en la cuenta de que el
teorema homológico de Cauchy permite sustituir oportunamente el ciclo original
por otro ciclo formado por circunferencias, con tal de que ambos sean homólogos
respecto de un abierto en el que f sea holomorfa. Notando que
γ 2o γ 2o
i i
γ3 o γ3 o
γ 1o γ 1o
–2 –1 1 2 –2 –1 1 2
–i –i
0 = 1 ∪ 2 ∪ 3 , donde
Estos son los ingredientes esenciales de la demostración general del teorema de los
residuos, que se expone en el siguiente apartado.
Demostración. Observemos, ante todo, que los sumandos que cuentan realmente
en el segundo miembro de la igualdad anterior son los no nulos. Por tanto, exami-
nemos el conjunto
A0 = {a ∈ A : Ind (a) = 0}.
Si fuese A0 = ∅, se tendrı́a Ind (a) = 0 para todo a ∈ A, con lo cual la suma
resultarı́a nula; pero se sigue también que es homólogo a 0 respecto de \ A,
abierto en el que f es holomorfa, luego la integral es asimismo nula, en virtud del
teorema homológico de Cauchy.
En caso contrario, A0 es un conjunto finito. En efecto:
• A0 no tiene puntos de acumulación en , porque entonces también A tendrı́a
puntos de acumulación en , lo que es falso;
• A0 no tiene puntos de acumulación fuera de , ya que si z 0 ∈ C \ ,
Ind (z 0 ) = 0 por ser ∼ 0 (); tomando r > 0 tal que D(z 0 ; r ) ⊆ C\sop ,
para todo z del conexo D(z 0 ; r ) se tendrı́a Ind (z) = Ind (z 0 ) = 0, con lo
cual D(z 0 ; r ) ∩ A0 = ∅;
• A0 es un conjunto acotado, pues tomando R > 0 de manera que sop ⊆
D(0; R), sabemos que es Ind (z 0 ) = 0 para todo z 0 ∈ / D(0; R) (C \ D(0; R)
está contenido en la componente no acotada de C\sop ), y ası́ A0 ⊆ D(0; R).
En resumen, A0 es un conjunto acotado que no tiene puntos de acumulación
en C, luego forzosamente ha de tener un número finito de puntos. Sean éstos a1 ,
a2 ,. . . , an , distintos entre sı́.
Ahora, asociamos a los a j ∈ A0 (1 ≤ j ≤ n) sendos discos D(a j ; R j )
contenidos en , elegidos de tal manera que D(a j ; R j )∩ A = {a j }. Para 1 ≤ j ≤ n,
tomemos 0 < r j < R j , y sean γ j = ∂ D(a j ; r j ) la circunferencia de centro a j y
radio r j orientada positivamente, N j = Ind (a j ) y
[γ j , (N )
. .j., γj ] si N j > 0,
j =
[−γ j , (−N. . .j ), −γ j ] si N j < 0,
0 = 1 ∪ 2 ∪ · · · ∪ n
n
n
Ind0 (z) = Indj (z) = N j Indγj (z)
j=1 j=1
y por tanto
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 139
Usando ahora que f ∈ H D(a j ; 0, R j ) , 1 ≤ j ≤ n, del teorema de Laurent
1
f (z) dz = Res( f ; a j )
2πi γj
Esta es la versión que da Rudin, ob. cit., Teor. 10.24, pp. 254–255, con una
lı́nea de demostración ligeramente distinta que se apoya en las partes singulares de
f en los puntos de A0 .
Inciso. Como se dice en Conway, ob. cit., p. 113, ‘el teorema de los residuos es
una espada de dos filos; si se pueden calcular los residuos de una función, se pueden
calcular ciertas integrales y viceversa. La mayor parte de las veces, sin embargo,
se usa como un medio de calcular integrales. Para utilizarlo en esta dirección se
necesita un método para calcular el residuo de una función’.
140 Teorema de los residuos. Aplicaciones.
Sobre esta base, en cada caso particular se pueden aprovechar las carac-
terı́sticas propias de las funciones que se manejen; por ejemplo, si 1/ f es una
función fácil de derivar en a (se sobreentiende, completada por continuidad
en a con el valor 0), el lı́mite anterior es justamente el inverso de la derivada
de 1/ f en a.
— Si a es un polo de orden k de f , podemos tener en cuenta que, escribiendo el
desarrollo de Laurent de f en a, se tiene evidentemente
1 d k−1
Res( f ; a) = lim (z − a)k f (z) ,
z→a (k − 1)! dz k−1
Ver Conway, ob. cit., pp. 113 y ss.; Palka, ob. cit., pp. 326 y ss. Para un tratamiento
más amplio y sistemático, la referencia obligada en este tema es el librito de Mitri-
nović, ob. cit. De carácter enciclopédico es Mitrinović, D. S.; Kečkić, J. D.: The
Cauchy Method of Residues. (Theory and Applications). Reidel, Dordrecht (1984),
que incluye además una breve nota histórica sobre Cauchy y el desarrollo del
cálculo de residuos.
Teorema 9.4. (Principio del argumento: forma analı́tica). Sea f una función
meromorfa en un abierto con ceros aislados solamente. Denotemos con Z f el
conjunto de ceros y con Pf el conjunto de polos de f . Para a ∈ Z f sea z f (a) el
orden de a como cero de f , y para a ∈ Pf sea p f (a) el orden de a como polo de
f . Si es un ciclo homólogo a 0 respecto de cuyo soporte no corta a Z f ∪ Pf ,
se verifica
1 f (z)
dz = Ind (a) z f (a) − Ind (a) p f (a).
2πi f (z) a∈Z f a∈Pf
Nótese que la integral está bien definida, ya que f y f son continuas en sop
y f no se anula en sop ; además, sólo hay un número finito de ceros y polos que
dan ı́ndice no nulo, de modo que en realidad las sumas que aparecen se reducen a
un número finito de sumandos.
Demostración. Si f tiene en a un cero de orden k,
f (z) = (z − a)k g(z)
para alguna función g, holomorfa donde lo sea f , tal que g(a) = 0; por tanto, en
un entorno de a será g(z) = 0 y ası́
f (z) = k (z − a)k−1 g(z) + (z − a)k g (z),
f (z) k g (z)
= +
f (z) z−a g(z)
142 Teorema de los residuos. Aplicaciones.
f (z) −p g (z)
= +
f (z) z−a g(z)
1 si z ∈ G
Ind (z) =
0 si z ∈ E.
(Necesariamente G y E son abiertos, G acotado y E no acotado.) Como señalamos
al comentar el teorema de la curva de Jordan, esto es lo que sucede cuando es
un ciclo formado por un solo camino cerrado simple orientado positivamente, pero
inmediatamente mostraremos ejemplos de otro tipo.
Para describir esta situación no hay en la literatura una denominación estándar.
Nosotros nos referiremos a ella diciendo que limita o encierra a G y que G es el
recinto limitado o encerrado por . Conforme a la nomenclatura empleada en el
teorema de la curva de Jordan, se llama a G el interior de y a sus puntos puntos
interiores a , mientras que E es el exterior de y los puntos de E, los puntos
exteriores a .
Se emplea a veces la notación = ∂G para indicar que limita o encierra
a G.
Ejemplos. En las siguientes figuras, los ciclos de la primera fila encierran el recinto
sombreado, mientras que los de la segunda no encierran ningún recinto.
entonces:
el número de ceros de f interiores a contados según su multiplicidad
menos
el número de polos de f interiores a contados según su multiplicidad
es igual
al número de ceros de g interiores a contados según su multiplicidad
menos
el número de polos de g interiores a contados según su multiplicidad.
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 145
se verifica:
(1) W = f (V );
(2) para todo w ∈ W \ {w0 } existen exactamente m puntos distintos z 1 , . . . , z m
en V \ {z 0 } tales que f (z j ) = w con multiplicidad 1, 1 ≤ j ≤ m.
Demostración. Puesto que f (z 0 ) = w0 m veces para algún m ∈ N, z 0 será un cero
aislado de f (z) − w0 . Si f (z 0 ) = 0, para algún disco D(z 0 ; δ) ⊆ tiene que
ser f (z) = 0 para todo z ∈ D \ {z 0 }, ya que en caso contrario z 0 serı́a un punto
de acumulación de ceros de f y f se anuları́a en toda la componente conexa de
que contiene a z 0 ; en consecuencia f (n) (z 0 ) = 0 para todo n ∈ N, contra la
hipótesis de que f (z 0 ) = w0 m veces para algún m ∈ N. Tanto en este supuesto
como si f (z 0 ) = 0 (por continuidad de f en tal caso), es posible entonces elegir
un r > 0 de manera que si D = D(z 0 ; r ),
∗ D = D(z 0 ; r ) ⊆ ;
∗ f (z) − w0 no se anula en D \ {z 0 };
∗ f (z) = 0 para todo z ∈ D \ {z 0 }.
Tomemos cualquier r en las condiciones anteriores. Poniendo como en el
enunciado = min{| f (z) − w0 | : |z − z 0 | = r }, obviamente > 0 y para
W = D(w0 ; ), V = D ∩ f −1 (W ) = {z ∈ D : | f (z) − w0 | < }, es claro que W
y V son abiertos, w0 ∈ W , z 0 ∈ V , V ⊆ y f (V ) ⊆ W .
Para completar la demostración basta, pues, probar que para todo w ∈ W \{w0 }
existen m ceros simples distintos de f (z) − w en V \ {z 0 }.
Pero f (z) − w0 tiene exactamente m ceros en D (z 0 contado m veces), y para
todo z ∈ ∂ D
|( f (z) − w) − ( f (z) − w0 )| = |w − w0 | < ≤ | f (z) − w0 |,
luego por el teorema de Rouché f (z)−w tiene m ceros (no necesariamente distintos
en principio) z 1 , . . . , z m en D. Estos puntos están en V , pues
| f (z j ) − w0 | = |w − w0 | < , 1 ≤ j ≤ m,
y son ceros simples, ya que
( f (z) − w) (z j ) = f (z j ) = 0
por ser z j ∈ D \ {z 0 }.
NOTA. También puede afirmarse que el abierto V del enunciado es conexo. Como
no necesitaremos esta propiedad de V , no la probamos; hay una demostración en
Palka, ob. cit., pp. 345–346, seguida de unos comentarios muy ilustrativos que
desentrañan la “estructura geométrica local” de f en el entorno de z 0 .
Las aplicaciones tales que cada elemento de la imagen tiene exactamente
m antiimágenes suelen denominarse “aplicaciones m → 1”. Por esta razón en
algunos textos el teorema anterior recibe el nombre de “teorema m → 1”. Con esta
nomenclatura, podemos reescribirlo en la siguiente forma:
148 Teorema de los residuos. Aplicaciones.
1
f (z) = z + ,
z
Respuesta.
1
f (z) = 1 − = 0 ⇐⇒ z = 1 o z = −1,
z2
y f (1) = 2 = 0. Además
(z − 1)2
f (z) − w0 = ,
z
luego las condiciones ∗ se verifican exactamente para los r tales que 0 < r < 1.
Para estos r ,
|z − 1|2 r2
= min{| f (z) − w0 | : |z − z 0 | = r } = min : |z − 1| = r = ,
|z| 1+r
1
que es una función de r creciente en (0, 1), de modo que 0 < < .
2
Para dibujar Jr , tengamos en cuenta que
y ası́
1 1 1
f (z) = z + = w ⇐⇒ z = w + w − 4 ó z =
2 w− w −4 ,
2
z 2 2
que para w = 2 + eit , t ∈ [0, 2π], supone, abreviando la notación,
it 1
z =1+ e ± 4 eit + e2it .
2 2
Recordando que
√
a + a 2 + b2
x =± ,
√ 2
a + bi = x + i y ⇐⇒ √
−a + a 2 + b2
y = ± ,
2
sig x y = sig b,
150 Teorema de los residuos. Aplicaciones.
vamos a parar a
1
e z = 1 + cos t ± 4 cos t + cos 2t + 16 + 8 cos t + 2
2 2 2
1
m z = sen t ± −4 cos t − cos 2t + 16 + 8 cos t + 2
2 2 2
con los signos ± combinados para que el signo del producto coincida con el de
4 sen t + sen 2t = (4 + 2 cos t) sen t, t ∈ [0, 2π], que es igual al signo de sen t.
Ası́ quedan las gráficas de K y Jr para r = 2/3:
f
−→
1 1
0.5 0.5
0 0
0.5 x 1 1.5 2 1.5 x 2 2.5 3 3.5
-0.5 -0.5
y
y
-1
-1
K Jr
NOTA. Algunos programas de ordenador permiten obtener gráficos animados que
muestran, de manera espectacular, la evolución de los conjuntos K y Jr según
varı́a r .
Teorema 9.16. (Teorema global de la función inversa). Sea f una función holo-
morfa e inyectiva en un abierto no vacı́o . Entonces
• f () es abierto;
• f −1 : f () → es continua;
• f (z) = 0 para todo z ∈ ;
• f −1 es holomorfa en f (), y para cada w0 ∈ f () es
1
f −1 (w0 ) = ,
f (z 0 )
donde z 0 = f −1 (w0 ).
se verifica:
(1) f : V → W biyectivamente;
(2) f (z) = 0 para cada z ∈ V ;
(3) ( f |V )−1 : W → V es holomorfa.
Demostración. Nótese que siempre existen discos D = D(z 0 ; r ) para los que
se cumplen las hipótesis (∗) y (∗∗), pues en caso contrario encontrarı́amos una
sucesión de puntos z n ∈ \ {z 0 } con lı́mite z 0 de manera que f (z n ) = w0 = f (z 0 )
para todo n, y resultarı́a f (z 0 ) = 0.
(1) Evidentemente f (V ) ⊆ W , luego para probar que f aplica biyectivamente
V sobre W basta ver que para cada w ∈ W existe un z ∈ V y sólo uno tal que
f (z) = w, o equivalentemente, que para cada w ∈ W el número de ceros de la
función f (z) − w en V sea 1.
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 153
luego por el teorema de Rouché f (z) − w tiene un cero simple en D, que estará
en V porque si f (z) = w, | f (z) − w0 | = |w − w0 | < .
(2) Como la restricción de f a V es inyectiva, f no es constante en ninguna
componente conexa de V , con lo cual f es abierta. Denotando por comodidad con
f −1 la inversa de la restricción de f a V , esto significa que f −1 : W → V es
continua y, de paso, implica que V es conexo por serlo W . Si aplicamos el teorema
global de la función inversa, necesariamente f (z) = 0 para todo z ∈ V .
(3) Basta tener en cuenta que, según acabamos de ver, f −1 : W → V es
continua y f (z) = 0 para los z ∈ V .
Teorema 9.18. (Representaciones de la función inversa). Sea f una función holo-
morfa en un abierto no vacı́o arbitrario . Sean z 0 ∈ , w0 = f (z 0 ), f (z 0 ) = 0.
Consideremos un disco D = D(z 0 ; r ) tal que
(∗) D ⊆ ,
(∗∗) f (z) − w0 no se anula en D \ {z 0 }.
Sea, como antes,
∞ n−1
1 d
(3) f −1 (w) = z 0 + n−1
ψ(z)n (w − w0 )n ,
n=1
n! dz z=z 0
z − z0
donde ψ(z) = (fórmula de Lagrange para la inversión de una
f (z) − w0
serie) .
154 Teorema de los residuos. Aplicaciones.
con lo cual
∞
(−1)n−1 n n−1 1
−1
f (w) = wn , |w| < .
n=1
n! e
(La serie tiene radio de convergencia 1/e).
NOTA. En Markushevich, A. I.: Theory of Functions of a Complex Variable (Vol. II).
Prentice-Hall, Englewood Cliffs, N.J. (1965), p. 94 y ss., pueden verse ejemplos
muy interesantes de aplicaciones de la fórmula de Lagrange al estudio de los
polinomios de Legendre y de la ecuación de Kepler para la anomalı́a excéntrica.
z ei z
f (z) = 2
z + 4z + 20
z ei z
f = 2πi Res( f ; p1 ) = 2πi lim (z − p1 )
R z→ p1 (z − p1 )(z − p2 )
1 i 1
= 2πi + e−4−2i = − + i π e−4−2i .
2 4 2
Pero
R
f = f + f = f + f (x) d x,
R γR ψR γR −R
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 157
√
y puesto que lim R→+∞ (R 2 − 4R − 20) = +∞, existirá un R0 > 20 tal que, para
todo R > R0 , R 2 − 4R − 20 > 0; siempre que R > R0 podremos poner, pues,
π π
f = f (R e it
) Ri e it
dt ≤ f (R eit ) R dt
γR 0 0
π π
R·R i R eit R2
≤ 2 e dt = e−R sen t dt.
R − 4R − 20 0 R − 4R − 20 0
2
Dado que para t ∈ (0, π ) es lim e−R sen t = 0 y e−R sen t = e−R sen t < e0 =
R→+∞
1 ∈ L ([0, π]), por el teorema de la convergencia dominada
1
π
lim e−R sen t dt = 0.
R→+∞ 0
(En la mayor parte de los textos, este resultado, conocido como lema de Jordan,
se
πprueba sin hacer referencia a la integral de Lebesgue mediante la acotación
π 2t
e−R sen t dt ≤ (1 − e R ), deducida de la desigualdad sen t ≥ para
0 R π
π
0 ≤ t ≤ .)
2
Como consecuencia,
lim f = 0,
R→+∞ γ
R
con lo cual:
• P(z) y g(z) son funciones holomorfas en todo C que no se anulan sobre la
circunferencia {z ∈ C : |z| = 5};
• podemos aplicar el teorema de Rouché para concluir que P y g tienen el
mismo número de ceros (contados según su multiplicidad) en el interior de
dicha circunferencia, es decir, 3.
1
Sea ahora h(z) = 8 − 4i, z ∈ C. Si |z| = , análogamente
2
3
1 √ 1 2 √ 1 1 1 1
|P(z)−h(z)| ≤ + 5 + 58 < + ·3+ ·8 < 5 < |8−4i| = |h(z)|,
2 2 2 8 4 2
con lo cual:
• P(z) y h(z) son funciones holomorfas en todo C que no se anulan sobre la
1
circunferencia {z ∈ C : |z| = };
2
• podemos aplicar el teorema de Rouché para concluir que P y h tienen el
mismo número de ceros (contados según su multiplicidad) en el interior de
dicha circunferencia, es decir, 0.
En consecuencia, P(z) tiene 3 ceros en la corona D(0; 1/2, 5). (Puesto que a
lo más puede tener 3 ceros en C, se sigue que todos los ceros de P quedan dentro
de la corona).
Para ver cuántos de ellos están en H bastará, pues, averiguar simplemente
cuál es el número N de ceros que tiene P en H . Como el polinomio P tiene un
número finito de ceros, si M es el máximo de los módulos de todos ellos, los N que
estén en H quedarán en el interior del ciclo R formado por el camino γ R ∪ ψ R ,
donde (ver figura)
γ R : t ∈ [0, π ] → R eit ∈ C;
γR iR ψ R : t ∈ [−R, R] → t ∈ C,
• y R es cualquier valor mayor que M.
Por consiguiente, dado que P es holo-
morfa en = C y trivialmente R ∼ 0 (C),
si P no se anula en el soporte de R , podemos
-R• •O R• hallar N aplicando la versión geométrica del
ψR principio del argumento.
Teorema de los residuos. Aplicaciones. 159
y en consecuencia también
lim
ARG P(R eit ) = 3π.
R→+∞ 0≤t≤π
lim
ARG (P ◦ ψ R )(t) = π,
R→+∞ −R≤t≤R
es decir, que N = 2.
Como P tiene 3 ceros, ninguno de ellos real, esto implica que el número de
ceros de P en H es necesariamente 1.
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