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Si te hubiese
escuchado, Señor, con todos los avisos que me diste, no hubiese tenido que pasar por
todas esas situaciones complicadas. Quiero cambiar y hacer lo correcto. Acompáñame
Señor, para que pueda cambiar a partir de ahora”.
Es cierto que, en ocasiones, las situaciones que nos toca atravesar son una consecuencia
de nuestras elecciones y errores. Dios nos previene y nos habla de diferentes formas para
ayudarnos a no tomar esas decisiones que nos van a conducir al fracaso, pero aún así
tendemos muchas veces a no escucharle, y a seguir adelante con nuestras ideas.
Sin embargo, La Biblia dice que las bondades de Dios no se han agotado, y que sus
misericordias para con nosotros no han llegado a su fin (mira Lamentaciones 3:22-23).
Claudia tomó una buena decisión: la decisión de reconocer sus errores y de volver al
Padre, como hizo el hijo pródigo. Y el Padre, que espera en la puerta de Su casa como lo
hacía el padre de la historia, corre a nuestro encuentro para abrazarnos, besarnos, y
mostrarnos Su amor. ¡Acércate hoy de nuevo al Padre!
¡Sí, creo de todo corazón que, en la medida en la que des la gloria a Dios, Él
derramará más y más bendición sobre tu vida!
La Biblia dice que “El ángel de Jehová acampa alrededor de los que le temen,
y los defiende” (Salmo 34:7). Es una promesa que te da seguridad: Dios no te
deja solo(a), sino que desea asegurar tu protección.
¿Por qué “acampa”? Esto nos recuerda a la época donde el pueblo de Israel
estuvo en el desierto. Podía haber enemigos, tribus guerreras, animales
salvajes... El peligro era bien real, pero el pueblo recibió una promesa: la de
que Dios enviaría a su ángel para protegerlos, para guardar a los que le temen.
Tener temor de Dios no es tener miedo de Él, sino que significa más bien
tener reverencia hacia Dios, consideración, amor y respeto. En respuesta a
eso, la protección, el favor, la bondad y la benevolencia de Dios nos
acompañan.
Pero Claudia aydee, ¡hoy hay alguien contigo que es mucho mayor que
todos los ángeles juntos! La Biblia nos describe a Jesús y nos dice que Él
es muy superior a ellos (Hebreos 1:4). Él es el que dijo: “y he aquí yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” (Mateo 28:20). Y cuando
dejó esta tierra a los 33 años, dijo: “No os dejaré huérfanos; vendré a
vosotros” (Juan 14:18, Juan 15:20).
Sí, no estás solo(a). ¡Dios mismo está ahí contigo! Piensa que, aunque
ahora mismo no lo veas, Él está ahí a tu lado. Y si Dios es contigo, ¿quién
podrá ir contra ti?