Sei sulla pagina 1di 1

La química de la vida

Por siglos, el divorcio entre los diversos temas de investigación consistió, precisamente, en el perfil
del objeto en estudio. Por ejemplo, mientras el biólogo estudiaba la estructura del cerebro el
filósofo analizaba el ente del sujeto. El lenguaje entre las disciplinas era tan distante como el
mismo tema de investigación. Sin embargo, hoy los campos de investigación se cruzan y los
neurobiólogos estudian la naturaleza biológica del sujeto y los filósofos analizan el sustento
biológico del fenómeno de la consciencia. Ambas disciplinas han convergido en puntos en común,
uno de ellos es la constitución química de la vida.
La química de la materia viva consiste en compuestos formados por enlaces covalentes alrededor
del átomo de carbono. De manera muy general, podemos decir que los organismos están
compuestos de materia, entendiendo a ésta como cualquier cosa que ocupe espacio y tenga masa.
La materia está hecha de elementos, y anuqué hoy se intenta conocer todas las partículas
subatómicas que conforman los elementos, por definición, estos se consideran como una sustancia
que no puede ser dividida por reacciones químicas. Los químicos reconocen 92 elementos de la
naturaleza y a la combinación de dos o más elementos, en proporciones fijas, se le conocen como
compuestos. Una característica sorprendente de las combinaciones químicas es su propiedad
emergente. Por ejemplo, la unión entre el elemento metálico sodio (Na) y el elemento gaseoso
cloro produce lo que comúnmente conocemos como la sal de mesa. El agua, otro compuesto,
consiste en la unión de elementos de hidrógeno (H) con el elemento oxígeno (O) en una relación
fija de 2:1. Las características emergentes del agua sobre pasan en mucho a las de sus
componentes. Un compuesto tiene características diferentes a la de sus elementos.
De los 92 elementos naturales, el ser humano requiere 25 de ellos (esenciales) para poder tener
una vida saludable. Cuatro de ellos, carbono, hidrógeno, oxígeno, nitrógeno constituyen el 96 por
ciento de la materia viviente. En el restante 4 por ciento se pueden encontrar el sodio (Na), el
potasio (K), calcio (Ca), fosforo (P) y el azufre (S) y algunos más. El átomo de carbono, debido a
su configuración electrónica, presenta una capacidad de combinación muy importante. Este
elemento puede unirse entre sí formando estructuras complejas y enlazarse a otros átomos o
grupos de átomos que confieren a las moléculas resultantes propiedades específicas. La enorme
diversidad en los compuestos del carbono hace de su estudio químico una importante área del
conocimiento puro y aplicado de la ciencia actual.
Durante mucho tiempo la materia constitutiva de los seres vivos estuvo rodeada de no pocas
incógnitas. Frente a la materia mineral presentaba, entre otras, una característica singular, su
capacidad de combustión. Parecía como si los únicos productos capaces de arder hubieran de
proceder de la materia viviente. Además, se observó que la materia procedente de organismos
vivos podía degradarse en materia mineral por combustión u otros procesos químicos, lo que no
era posible llevarse a cabo de manera inversa en un laboratorio.
Jöns Jacob von Berzelius (1779–1848), a comienzos del siglo XIX, sugirió la existencia de dos
tipos de materia en la naturaleza, la materia orgánica o materia propia de los seres vivos, y la
materia inorgánica. Para justificar las diferencias entre ambas se admitió que la materia orgánica
poseía una composición especial y que su formación era debida a la intervención de una influencia
singular o “fuerza vital” exclusiva de los seres vivos y cuya manipulación no era posible en el
laboratorio. En la actualidad, se denomina química orgánica a la química de los derivados del
carbono e incluye el estudio de los compuestos en los que dicho elemento constituye una parte
esencial, aunque muchos de ellos no tengan relación alguna con la materia viviente. Algunos
biólogos prefieren hablar de la materia viva y la materia física.
El átomo de carbono constituye el elemento esencial de toda la química orgánica. Recordemos que
las propiedades químicas de los elementos y de los compuestos son consecuencia de las
características electrónicas de sus átomos y de sus moléculas. La propiedad que presentan los
átomos de carbono de unirse de forma muy estable no sólo con otros átomos, sino también entre
sí a través de enlaces C–C, abre una enorme cantidad de posibilidades en la formación de
moléculas de las más diversas geometrías, en forma de cadenas lineales, cadenas cíclicas o incluso
redes cúbicas. Éste es el secreto tanto de la diversidad de compuestos orgánicos como de su
elevado número.

Potrebbero piacerti anche