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Las enfermedades cardiovasculares pueden manifestarse de muchas formas: presión

arterial alta, enfermedad arterial coronaria, enfermedad valvular, accidente cerebrovascular


y arritmias (latidos irregulares). Según la Organización Mundial de la Salud, las
enfermedades cardiovasculares causan el fallecimiento de más de 17 millones de personas
en el mundo cada año y es responsable de la mitad de las muertes que ocurren en los
Estados Unidos.
La enfermedad arterial coronaria, la forma más frecuente de enfermedad cardiovascular, es
la principal causa de muerte en los Estados Unidos en la actualidad. El cáncer, que ocupa
el segundo lugar, causa un número de fallecimientos que es apenas un poco más de la mitad
de las muertes ocasionadas por enfermedades cardiovasculares.
En los Estados Unidos, más de 80 millones de personas sufren alguna forma de enfermedad
cardiovascular. Sin embargo, gracias a muchos estudios en los que participaron miles de
pacientes, los investigadores han identificado ciertas variables que desempeñan papeles
importantes en las probabilidades de que una persona presente enfermedades
cardiovasculares. Estas variables se conocen como factores de riesgo.
Los factores de riesgo se dividen en dos categorías: principales y secundarios. Los factores
de riesgo principales son factores cuya intervención en el riesgo de sufrir enfermedades
cardiovasculares se ha comprobado. Los factores de riesgo secundario pueden elevar el
riesgo de sufrir estas enfermedades
Cuanto más factores de riesgo tenga una persona, mayores serán sus probabilidades de
padecer una enfermedad del corazón. Algunos factores de riesgo pueden cambiarse,
tratarse o modificarse y otros no. Pero el control del mayor número posible de factores de
riesgo, mediante cambios en el estilo de vida y/o medicamentos, puede reducir el riesgo
cardiovascular.
Principales factores de riesgo
Presión arterial alta (hipertensión arterial). La hipertensión arterial aumenta el riesgo de
sufrir una enfermedad del corazón, un ataque al corazón o un accidente cerebrovascular.
Las personas hipertensivas que además son obesas, fuman o tienen niveles elevados de
colesterol en sangre, tienen un riesgo mucho mayor de sufrir una enfermedad del corazón o
un accidente cerebrovascular.
La presión arterial puede variar según el grado de actividad física y la edad, pero los valores
normales del adulto sano en reposo deben estar en 120/80.
Más información en este sitio web: Presión arterial alta (Hipertensión arterial)
Colesterol elevado. Uno de los principales factores de riesgo cardiovascular es el colesterol
elevado. El colesterol, una sustancia grasa (un lípido) transportada en la sangre, se
encuentra en todas las células del organismo. El hígado produce todo el colesterol que el
organismo necesita para formar las membranas celulares y producir ciertas hormonas. El
organismo obtiene colesterol adicional de alimentos de origen animal (carne, huevos y
productos lácteos) o que contienen grandes cantidades de grasas saturadas.
Cuando la sangre contiene demasiadas lipoproteínas de baja densidad (LDL o «colesterol
malo»), éstas comienza a acumularse sobre las paredes de las arterias formando una placa
e iniciando así el proceso de la enfermedad denominada «aterosclerosis». Cuando se
acumula placa en las arterias coronarias que riegan el corazón, existe un mayor riesgo de
sufrir un ataque al corazón.
Más información en este sitio web: Colesterol
Diabetes. Los problemas del corazón son la principal causa de muerte entre diabéticos,
especialmente aquellos que sufren de diabetes del adulto o tipo II (también denominada
«diabetes no insulinodependiente»). Ciertos grupos raciales y étnicos (negros, hispanos,
asiáticos, polinesios, micronesios, melanesios y amerindios) tienen un mayor riesgo de
padecer diabetes. La Asociación Americana del Corazón (AHA) calcula que el 65% de los
pacientes diabéticos mueren de algún tipo de enfermedad cardiovascular. Si usted sabe que
sufre de diabetes, debe ser controlado por un médico, porque el buen control de los niveles
de glucosa (azúcar) en sangre puede reducir su riesgo cardiovascular. Si cree que pueda
tener diabetes pero no está seguro, consulte al médico quien le realizará los análisis
correspondientes.
Más información en este sitio web: Diabetes

Obesidad y sobrepeso. El exceso de peso puede elevar el colesterol y causar presión


arterial alta y diabetes. Todas estas situaciones son factores de riesgo importantes de las
enfermedades del corazón.
Los médicos miden la obesidad mediante el índice de masa corporal (IMC), que se calcula
dividiendo los kilogramos de peso por el cuadrado de la talla en metros (IMC = kg/m2). Según
el Instituto Nacional de los Pulmones, el Corazón y la Sangre de los Estados Unidos (NHLBI),
se considera que una persona sufre de sobrepeso si tiene un IMC superior a 25 y que es
obesa si la cifra es superior a 30. Puede determinar su IMC utilizando la calculadora a
continuación. Con esa cifra, puede averiguar su composición corporal, consultando la tabla
que aparece debajo de la calculadora.
Tabaquismo. La mayoría de la gente sabe que fumar aumenta el riesgo de cáncer de
pulmón, pero pocos saben que también aumenta apreciablemente el riesgo de enfermedad
cardiovascular y de enfermedad vascular periférica (enfermedad de los vasos sanguíneos
que riegan los brazos y las piernas). Según la Asociación Americana del Corazón, más de
400.000 estadounidenses mueren cada año de enfermedades relacionadas con el
tabaquismo. Muchas de estas muertes se deben a los efectos del humo del tabaco en el
corazón y los vasos sanguíneos.
El tabaquismo eleva la frecuencia cardíaca, endurece las grandes arterias y puede causar
irregularidades del ritmo cardíaco. Todos estos factores hacen que el corazón trabaje más.
Además, el tabaquismo eleva la presión arterial, que es otro factor de riesgo importante.
Aunque la nicotina es el principio activo más importante del humo de cigarrillo, otras
sustancias y compuestos químicos como el alquitrán y el monóxido de carbono también
perjudican el corazón de muchas maneras.
Más información en este sitio web: El tabaquismo y el corazón
Inactividad física. Las personas inactivas tienen un mayor riesgo de sufrir un ataque al
corazón que las personas que hacen ejercicio regular. El ejercicio quema calorías para
mantener un peso saludable, ayuda a controlar los niveles de colesterol y la diabetes, y
posiblemente disminuya la presión arterial. El ejercicio también fortalece el músculo cardíaco
y hace más flexibles las arterias. Las personas que queman activamente entre 500 y 3.500
calorías por semana, ya sea en el trabajo o haciendo ejercicio, tienen una expectativa de
vida superior a la de las personas sedentarias. Incluso el ejercicio de intensidad moderada
es beneficioso si se hace con regularidad.
Sexo. En general, los hombres tienen un riesgo mayor que las mujeres de sufrir un ataque
al corazón. La diferencia es menor cuando las mujeres comienzan la menopausia, porque
las investigaciones demuestran que el estrógeno, una de las hormonas femeninas, ayuda a
proteger a las mujeres de las enfermedades del corazón. Pero después de los 65 años de
edad, el riesgo cardiovascular es aproximadamente igual en hombres y mujeres cuando los
otros factores de riesgo son similares. Las enfermedades cardiovasculares afectan a un
número mayor de mujeres que de hombres y los ataques cardíacos son, por lo general, más
graves en las mujeres que en los hombres.
Herencia. Las enfermedades del corazón suelen ser hereditarias. Por ejemplo, si los padres
o hermanos padecieron de un problema cardíaco o circulatorio antes de los 55 años de edad,
la persona tiene un mayor riesgo cardiovascular que alguien que no tiene esos antecedentes
familiares. Los factores de riesgo tales como la hipertensión, la diabetes y la obesidad
también pueden transmitirse de una generación a la siguiente.
Ciertas formas de enfermedades cardiovasculares son más comunes entre ciertos grupos
raciales y étnicos. Por ejemplo, los estudios demuestran que los negros sufren de
hipertensión más grave y tienen un mayor riesgo cardiovascular que las personas
caucásicas.
Edad. Las personas mayores tienen un mayor riesgo de sufrir enfermedades del corazón.
Aproximadamente 4 de cada 5 muertes debidas a una enfermedad cardíaca se producen en
personas mayores de 65 años de edad.
Con la edad, la actividad del corazón tiende a deteriorarse. Puede aumentar el grosor de las
paredes del corazón, las arterias pueden endurecerse y perder su flexibilidad y, cuando esto
sucede, el corazón no puede bombear la sangre tan eficientemente como antes a los
músculos del cuerpo. Debido a estos cambios, el riesgo cardiovascular aumenta con la edad.
Gracias a sus hormonas sexuales, las mujeres generalmente están protegidas de las
enfermedades del corazón hasta la menopausia, que es cuando su riesgo comienza a
aumentar.
Factores contribuyentes
Estrés. Se cree que el estrés es un factor contribuyente al riesgo cardiovascular. Aún se
están estudiando los efectos del estrés emocional, los hábitos y la situación socioeconómica
en el riesgo de sufrir enfermedades del corazón y ataque cardíaco.
Los investigadores han descubierto varias razones por las cuales el estrés puede afectar al
corazón.
Las situaciones estresantes aumentan la frecuencia cardíaca y la presión arterial,
aumentando la necesidad de oxígeno del corazón.
En momentos de estrés, el sistema nervioso libera más hormonas (principalmente
adrenalina). Estas hormonas aumentan la presión arterial, lo cual puede dañar la capa
interior de las arterias. Al cicatrizarse las paredes de las arterias, éstas pueden endurecerse
o aumentar en grosor, facilitándose así la acumulación de placa.
El estrés también aumenta la concentración de factores de coagulación en sangre,
aumentando así el riesgo de que se forme un coágulo. Los coágulos pueden obstruir
totalmente una arteria ya parcialmente obstruida por placa y ocasionar un ataque al corazón.
El estrés también puede contribuir a otros factores de riesgo. Por ejemplo, una persona que
sufre de estrés puede comer más de lo que debe para reconfortarse, puede comenzar a
fumar, o puede fumar más de lo normal.
Hormonas sexuales. Las hormonas sexuales parecen desempeñar un papel en las
enfermedades del corazón. Entre las mujeres menores de 40 años de edad, no es común
ver casos de enfermedades del corazón. Pero entre los 40 y 65 años de edad, cuando la
mayoría de las mujeres pasan por la menopausia, aumentan apreciablemente las
probabilidades de que una mujer sufra un ataque al corazón. Y, a partir de los 65 años de
edad, las mujeres representan aproximadamente la mitad de todas las víctimas de ataques
cardíacos.
Más información en este sitio web: Las mujeres y la enfermedad cardiovascular

Anticonceptivos orales. Las primeras píldoras anticonceptivas contenían niveles elevados


de estrógeno y progestágeno, y tomarlas aumentaba las probabilidades de sufrir una
enfermedad cardiovascular o un ataque cerebral, especialmente en mujeres mayores de 35
años que fumaban. Pero los anticonceptivos orales de hoy contienen dosis mucho menores
de hormonas y se consideran seguros en mujeres menores de 35 años de edad que no
fuman ni sufren de hipertensión.
Sin embargo, los anticonceptivos orales aumentan el riesgo de sufrir una enfermedad
cardiovascular y coágulos sanguíneos en mujeres que fuman o tienen otros factores de
riesgo, especialmente si son mayores de 35 años. Según la Asociación Americana del
Corazón, las mujeres que toman anticonceptivos orales deben realizarse chequeos anuales
que incluyan un control de la presión arterial, los triglicéridos y el azúcar en sangre.
Alcohol. Los estudios demuestran que el riesgo cardiovascular es menor en las personas
que beben cantidades moderadas de alcohol que en las personas que no beben. Según los
expertos, el consumo moderado es un promedio de una o dos bebidas por día para los
hombres y de una bebida por día para las mujeres. Una bebida se define como 1,5 onzas
líquidas (44 ml) de bebidas espirituosas de una graduación alcohólica de 40° (80 proof), 1
onza líquida (30 ml) de bebidas espirituosas de una graduación alcohólica de 50° (100 proof),
4 onzas líquidas (118 ml) de vino o 12 onzas líquidas (355 ml) de cerveza. Pero el excederse
de un consumo moderado de alcohol puede ocasionar problemas relacionados con el
corazón, tales como hipertensión, accidentes cerebrovasculares, latidos irregulares y
cardiomiopatía (enfermedad del músculo cardíaco). Además, una bebida típica tiene entre
100 y 200 calorías. Las calorías del alcohol a menudo aumentan la grasa corporal, lo cual
puede a su vez aumentar el riesgo cardiovascular. No se recomienda que las personas que
no beben comiencen a hacerlo ni que los que ya beben aumenten su consumo de alcohol.
Nunca es demasiado tarde ni demasiado temprano para comenzar a mejorar la salud
cardiovascular. Algunos factores de riesgo pueden ser controlados y otros no, pero si se
eliminan los factores de riesgo que pueden cambiarse y se controlan adecuadamente los
que no pueden cambiarse, es posible reducir apreciablemente el riesgo de sufrir una
enfermedad del corazón.
Más información en este sitio web:
Factores de riesgo cardiovascular para niños y adolescentes
Cómo mantener sano el corazón

Información en otros sitios web:


MedlinePlus
https://medlineplus.gov/spanish/heartdiseases.html
Enfermedades del corazón
.

Las enfermedades del corazón no son una de las principales causas de muerte en niños y
adolescentes, pero son la primera causa de muerte en los adultos en los Estados Unidos.
Es más, cada 37 segundos muere alguien en los Estados Unidos de algún tipo de
enfermedad cardiovascular. Ciertas variables desempeñan papeles importantes en las
probabilidades de que una persona sufra enfermedades del corazón. Estas variables se
conocen como factores de riesgo. Algunos factores de riesgo se pueden cambiar, tratar o
modificar;otros no.
Muchos factores de riesgo se pueden controlar en la infancia, disminuyendo así el riesgo de
sufrir enfermedades del corazón en la edad adulta. Algunos factores de riesgo se transmiten
de padres a hijos (es decir, son hereditarios) o son consecuencia de otra enfermedad.
La prevención es la mejor forma de evitar problemas del corazón en épocas posteriores de
la vida. Controlar desde la infancia el mayor número posible de factores de riesgo le ayudará
a su hijo a reducir el riesgo de sufrir enfermedades del corazón cuando sea adulto.
Presión arterial alta (hipertensión arterial)
Colesterol elevado
Tabaquismo
Obesidad
Inactividad física
Presión arterial alta
Menos del 3 % de los niños estadounidenses sufre de presión arterial alta, pero se trata de
una enfermedad grave en la niñez, y con frecuencia no se detecta porque no causa síntomas.
Asegúrese de que le tomen a su hijo la presión arterial durante el chequeo médico anual.
¿Cuál es la causa de la presión arterial alta en los niños?
La presión arterial alta (hipertensión) en los niños no es una cardiopatía congénita, pero
puede haber un vínculo hereditario. Por ese motivo, cuando hay antecedentes familiares de
hipertensión, es necesario vigilar la presión arterial de los niños con mucho cuidado.
La mayoría de los casos de presión arterial alta en los niños se debe a otra enfermedad, tal
como una enfermedad del corazón o los riñones. Esto se denomina hipertensión
secundaria.
¿Cómo se mide la presión arterial?
El médico medirá la presión arterial de su hijo usando un aparato denominado
«esfigmomanómetro».
Las lecturas de presión arterial miden las dos partes de la presión: la presión sistólica y la
presión diastólica. La presión sistólica es la fuerza del flujo sanguíneo por una arteria al latir
el corazón. La presión diastólica es la fuerza del flujo sanguíneo dentro de los vasos
sanguíneos cuando el corazón descansa entre un latido y otro.
El médico tomará en cuenta la edad, el sexo y la estatura de su hijo para determinar las
presiones arteriales sistólica y diastólica específicas. Los médicos emplean este método
porque les permite tomar en cuenta diferentes niveles de crecimiento al determinar la presión
arterial. También les permite obtener la clasificación más precisa de presión arterial según
el tamaño corporal del niño.
¿Cómo se trata la hipertensión en los niños?
En la mayoría de los casos, es posible controlar la hipertensión en los niños si se
implementan cambios en su estilo de vida.
Ayude a su hijo a mantener un peso corporal saludable. Los niños con sobrepeso
generalmente tienen presión arterial más elevada.
Aumente su nivel de actividad física.
Limite su consumo de sal.
Adviértale de los riesgos de fumar cigarrillos. La nicotina de los cigarrillos estrecha los vasos
sanguíneos, dificultando aún más el paso de la sangre por ellos.
Si un plan de dieta y ejercicio no reduce la presión arterial de su hijo, podrían recetársele
medicamentos.
Más información en este sitio web: Presión arterial alta (Hipertensión arterial)
Colesterol
Menos del 15 por ciento de los niños tienen niveles elevados de colesterol, pero los estudios
han demostrado que la acumulación de placa grasa comienza en la niñez y progresa hasta
la edad adulta. Este proceso patológico se denomina «aterosclerosis». Con el tiempo, la
aterosclerosis causa enfermedades del corazón que son la principal causa de muerte en los
Estados Unidos.
¿Qué es el colesterol?
El colesterol es una sustancia grasa (un lípido) presente en todas las células del organismo.
El hígado elabora todo el colesterol que el organismo necesita para formar las membranas
celulares y producir ciertas hormonas. Cuando comemos alimentos de origen animal, tal
como carne, huevos, los alimentos ricos en grasa saturada, y productos lácteos,
introducimos colesterol adicional en el organismo.
La sangre lleva el colesterol a las células en partículas transportadoras especiales
denominadas «lipoproteínas». Dos de las lipoproteínas más importantes son la lipoproteína
de baja densidad (LDL) y la lipoproteína de alta densidad (HDL). Los médicos evalúan la
relación entre el LDL, el HDL y unas grasas denominadas «triglicéridos», y la relación entre
éstos y el colesterol total.
¿Cuál es la causa del colesterol elevado en niños y adolescentes?
En algunos casos, el colesterol elevado es hereditario. Esto se
denomina hipercolesterolemia familiar. Alrededor de un 1 a 2 por ciento de los niños tienen
esta enfermedad y deben realizarse un control de los niveles de colesterol antes de los 5
años de edad.
Otros factores de riesgo de colesterol elevado son la obesidad, la presión arterial alta y el
hábito de fumar.
¿Cómo se previene o trata el colesterol elevado?
Para reducir el riesgo de que se acumule placa grasa en las arterias, su hijo debe:
Hacer ejercicio con regularidad. Anímelo a hacer ejercicio durante 30 a 60 minutos casi todos
los días.
Comer alimentos de bajo contenido de colesterol y grasa. Su hijo debe comer más granos
integrales y fruta y verdura fresca. (Observación: No debe limitar el consumo de grasa del
niño si tiene menos de dos años de edad. Los bebés necesitan grasa para su crecimiento y
desarrollo. Después de los dos años de edad, los niños deben comenzar a consumir menos
calorías grasas.)
Conocer los riesgos de fumar cigarrillos.
Aprender a controlar el peso corporal para evitar los riesgos que se asocian con el sobrepeso
y la obesidad.
Controlar la diabetes, la presión arterial alta y otras afecciones que contribuyen a las
enfermedades del corazón.
Los niños diagnosticados con colesterol elevado deben al menos seguir un plan especial de
dieta y ejercicio. Si con un año de tratamiento con dieta y ejercicio no se reduce el colesterol,
podrían recetársele medicamentos reductores del colesterol.
Más información en este sitio web: Colesterol
Tabaquismo
Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos
(CDC), más de 3,6 millones de estudiantes de escuela media y secundaria fuman y alrededor
de 4.000 niños y adolescentes menores de 18 años adquieren el hábito todos los días. Es
más, 9 de cada 10 fumadores adquieren el hábito antes de terminar la escuela secundaria.
Esto significa que si los niños pueden evitar el cigarrillo en la escuela, probablemente nunca
adquieran el hábito de fumar.
Más de 90.000 personas mueren cada año de enfermedades del corazón causadas por el
cigarrillo. Entre la gente joven que de lo contrario tendría un riesgo cardiovascular muy bajo,
el hábito de fumar cigarrillos puede causar tanto como el 75 por ciento de los casos de
enfermedad cardiovascular. Y cuanto más tiempo fume una persona, mayor es el riesgo
cardiovascular.
¿Cómo afecta el cigarrillo al corazón?
Aunque es más conocido como un factor que aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, el
hábito de fumar cigarrillos y tabaco también puede aumentar el riesgo de enfermedad
cardiovascular y de enfermedad vascular periférica (enfermedad de los vasos sanguíneos
que aportan sangre a los brazos y las piernas).
Según el Surgeon General (director de Servicios de Salud Pública) de los Estados Unidos,
la mayoría de los adolescentes que fuman son adictos a la nicotina de los cigarrillos. La
nicotina estrecha los vasos sanguíneos y aumenta el esfuerzo del corazón. Aun cuando los
adolescentes desean dejar de fumar, la adicción a la nicotina les dificulta mucho la tarea.
Además, presentan los mismos síntomas de abstinencia que los adultos.
Aunque la nicotina es el agente activo principal del humo del tabaco, otros compuestos y
sustancias químicas, tales como el alquitrán y el monóxido de carbono, también son
perjudiciales para el corazón. Los estudios han demostrado que fumar acelera la frecuencia
cardíaca, estrecha las principales arterias y puede provocar irregularidades en la frecuencia
de los latidos del corazón, todo lo cual aumenta el esfuerzo del corazón. Las sustancias
químicas en el humo del cigarrillo y el tabaco contribuyen a la acumulación de placa grasa
en las arterias, posiblemente porque lesionan las paredes de los vasos sanguíneos. Estas
sustancias químicas también afectan al colesterol y a los niveles de fibrinógeno (un
coagulante sanguíneo). Esto aumenta el riesgo de que se forme un coágulo sanguíneo que
pueda provocar un ataque al corazón.
¿Cómo puedo convencer a mi hijo de que no fume?
Hable con su hijo sobre los malos efectos del cigarrillo, tales como los dientes amarillentos,
el mal aliento, el olor de cigarrillo en la ropa y la falta de aliento. Si a su hijo le gustan los
deportes, explíquele que el cigarrillo puede dañar los pulmones y reducir el suministro de
oxígeno que los músculos necesitan para trabajar bien.
Hable francamente con su hijo sobre los riesgos del cigarrillo.
Elogie a los adolescentes que no fuman. Según los resultados de una encuesta de los CDC,
son más los jóvenes que no fuman que los que fuman. La mayoría de los adolescentes
encuestados dijeron que opinaban que fumar no era atractivo y que no saldrían con alguien
que fuma.
Sea un ejemplo para su hijo. Si fuma, abandone el hábito. Y no permita que otros fumen en
su hogar.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a dejar de fumar?
Aconséjele cómo dejar el cigarrillo, pero muéstrese dispuesto a ayudarlo y apoyarlo.
Ayúdelo a entender las razones por las cuales debe dejar de fumar, tal como prolongar la
vida, reducir las probabilidades de padecer un ataque cardíaco, un ataque cerebral o cáncer,
y tener más dinero disponible para gastar en otras cosas en lugar de cigarrillos.
Si usted fuma, comprométase a dejar el cigarrillo junto con su hijo. Alrededor de la mitad de
los fumadores adolescentes tienen padres que fuman.
Lleve a su hijo al médico para que lo aconseje cómo dejar de fumar.
El hábito de fumar es la causa de muerte más evitable. Si el índice de tabaquismo entre los
adolescentes no disminuye, 5 millones de ellos morirán en la edad adulta de enfermedades
causadas por el cigarrillo.
Más información en este sitio web: El tabaquismo y el corazón
Obesidad
La obesidad es uno de los principales factores de riesgo cardiovascular. Esto es alarmante
si se tiene en cuenta que uno de cada tres adultos estadounidenses es obeso. Unos estudios
recientes han demostrado que la obesidad está relacionada con más de 110.000 muertes
en los Estados Unidos cada año.
La obesidad infantil en los Estados Unidos se ha convertido en un problema en años
recientes. Según la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente, entre un 16
y 33 por ciento de los niños y adolescentes son obesos. Por ese motivo ha habido un
incremento brusco en los problemas relacionados con la obesidad, tales como la diabetes
tipo 2, que típicamente sólo se ve en los adultos. Como los niños obesos tienen más
probabilidades de ser adultos obesos, prevenir o tratar la obesidad en la niñez puede reducir
el riesgo de obesidad en la edad adulta. A su vez, esto podría contribuir a reducir el riesgo
de enfermedades del corazón, diabetes y otras enfermedades relacionadas con la obesidad.
¿Qué es la obesidad y cuál es su causa?
El organismo está compuesto de agua, grasa, proteína, hidratos de carbono, vitaminas y
minerales. Se habla de obesidad cuando el organismo contiene demasiada grasa.
En algunas personas, la causa de la obesidad es muy simple: consumen más calorías de
las que queman haciendo ejercicio y en su vida diaria. Otras causas de obesidad incluyen la
herencia genética, la edad, el sexo, el estilo de vida y las enfermedades.
La obesidad en los niños es peligrosa porque los investigadores creen que las células grasas
que adquirimos en la niñez permanecen en el organismo al llegar a la edad adulta. Los niños
obesos pueden tener cinco veces el número de células grasas que los niños de peso normal.
Las dietas en la edad adulta pueden disminuir el tamaño de las células grasas pero no la
cantidad.
¿Cómo puedo controlar o tratar la obesidad de mi hijo?
Si cree que su hijo pueda ser obeso, llévelo al médico para verificar que la obesidad no se
deba a un problema médico. Si la obesidad no es causada por una enfermedad o trastorno,
el médico probablemente sugiera algunos cambios en su estilo de vida para ayudarlo a
adelgazar.
Controle las porciones (la cantidad que come) y reduzca el número de calorías.
No use la comida como recompensa por buen comportamiento o buenas calificaciones.
Limite los refrigerios entre comidas y sea consciente de los refrigerios que el niño come.
Sepa lo que su hijo come en la escuela.
Coman en familia para poder determinar con más facilidad los alimentos que consume su
hijo y la cantidad que consume.
Aumente el nivel de actividad física de su hijo y encuentre actividades físicas divertidas que
puedan hacer en familia.
Limite el tiempo que su hijo pasa viendo televisión o jugando en la computadora.
La obesidad infantil es difícil de controlar porque a menudo, una vez que el niño alcanza un
peso corporal saludable, vuelve a sus antiguos hábitos. El médico del niño generalmente
podrá ayudarlo con un plan de dieta y ejercicio que incluya objetivos razonables de
adelgazamiento, cambios en el estilo de vida y el apoyo y participación de la familia.
Más información en este sitio web: Obesidad
Inactividad física
La inactividad física es uno de los principales riesgos cardiovasculares. La gente que no
hace ejercicio tiene un mayor riesgo cardiovascular. La inactividad física aumenta además
el riesgo de tener otros factores de riesgo cardiovascular, tales como colesterol elevado,
presión arterial alta, obesidad y diabetes.
Los niños activos típicamente se convierten en adultos activos. Aparte de prevenir los
factores de riesgo cardiovascular en la edad adulta, hacer ejercicio con regularidad:
Ayuda a controlar el peso. Como los niños obesos tienen más probabilidades de ser adultos
obesos, prevenir o tratar la obesidad en la niñez puede reducir el riesgo de obesidad en la
edad adulta. A su vez, esto puede contribuir a reducir el riesgo de sufrir una enfermedad del
corazón, diabetes y otras enfermedades relacionadas con la obesidad.
Fortalece los huesos. Hacer ejercicio con regularidad favorece el buen desarrollo de los
huesos y reduce el riesgo de tener huesos delgados y frágiles (osteoporosis) en la edad
adulta.
Aumenta la autoestima y la confianza en uno mismo. El ejercicio hará que su hijo se sienta
mejor tanto física como mentalmente.
Mejora la salud cardiovascular. El ejercicio reduce la presión arterial, aumenta la cantidad
de HDL o «colesterol bueno» en la sangre y reduce los niveles de estrés.
¿Cómo puedo saber si me hijo hace suficiente ejercicio?
La Asociación Americana del Corazón (AHA) aconseja que todos los niños mayores de 5
años de edad realicen por lo menos 60 minutos de ejercicio todos los días. Esto debe incluir
una combinación de actividades de intensidad moderada y alta.
Si cree que su hijo no realiza suficiente ejercicio, hágase las siguientes preguntas:
¿Cuánto tiempo por semana pasa su hijo realizando actividades sedentarias tales como
ver televisión o jugar videojuegos? Se denominan «actividades sedentarias» porque casi no
requieren actividad física.
¿Cuánto tiempo por semana pasa su hijo realizando actividades recreativas tales como
ciclismo, patinaje, snowboarding o esquí acuático? ¿Le gusta al niño caminar o andar en
bicicleta cuando tiene que ir a algún lado?
¿Cuánto tiempo por semana pasa su hijo realizando actividades aeróbicas tales como
correr en pista, tomar clases de baile o practicar fútbol o baloncesto? Las actividades
aeróbicas emplean los grupos musculares grandes del cuerpo y ayudan a fortalecer el
corazón y los pulmones.
Los niños que disfrutan de una combinación de actividades recreativas y aeróbicas
probablemente estén realizando suficiente ejercicio. Si le preocupa el nivel de actividad física
de su hijo, lleve un «inventario de actividades» al médico del niño para que éste pueda
sugerirle actividades adecuadas a la edad, el tamaño y las habilidades de su hijo. Si su hijo
tiene un problema médico que limita su actividad física, asegúrese de pedirle al médico que
le recomiende actividades que su hijo pueda realizar sin riesgo.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a aumentar su nivel de actividad?
Si su hijo no es físicamente activo, lo primero que puede hacer es limitar el tiempo que pasa
viendo televisión, jugando videojuegos o navegando por Internet. Investigue los deportes
organizados, las lecciones o los clubes que sean de interés para su hijo. Ante todo, dedíquele
tiempo a su hijo y organice salidas familiares que incluyan algún tipo de actividad física (p.
ej., ciclismo, caminatas, excursiones).
El ejercicio es importante para todos los niños, incluso los que no disfrutan de los deportes
o que tienen problemas de coordinación o alguna discapacidad. Al concentrase en los
«juegos» activos en lugar del ejercicio, los niños muy probablemente cambien sus hábitos y
aumenten su nivel de actividad física por sí solos.
Más información en este sitio web: Ejercicio
Más información en este sitio web:
Factores de riesgo cardiovascular
Proyecto Corazón: actividades para el aula

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