Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
D
que tiene ese fundamento del “estar
juntos” y de “ser con otros”, dada nues-
tra constitución como sujetos sociales,
Dimensiones de la grupalidad y se sostiene que la calidad de la dimen-
Convergencias teóricas sión ética de nuestra referencia identi-
taria (los múltiples “nosotros”) y las
vicisitudes de los procesos de diferen-
ciación y transformación de las tramas
vinculares, están en estrecha relación
con el devenir histórico-social en su
MARGARITA BAZ Y TÉLLEZ conjunto.
PALABRAS CLAVE: subjetividad, grupalidad,
experiencia, vínculo social.
psicólogo en ese horizonte. Tanto las cuestiones teóricas como las de interven-
ción referidas a la grupalidad se implican mutuamente y comprometen los
procesos de investigación en ese campo. Desde esa perspectiva, se orientan
las reflexiones que proponemos.
1
En nuestro medio latinoamericano, pueden mencionarse a destacados estudiosos como: León
Rozitchner (Freud y los límites del individualismo burgués), Juan Carlos de Brasi (Subjetividad, grupalidad,
identificaciones) y Fernando M. González (Ilusión y grupalidad).
2
La referencia es a un artículo de D. Lagache (1960) titulado “La psychologie et les sciences
humaines”, Revue de l’Enseignement Supérieur, núm. 1, pp. 51-57.
3
Esta característica de la fantasía ha sido uno de los fundamentos de las corrientes psicodramáticas
en el trabajo grupal, donde el grupo externo o “real” es considerado como un espacio posible de
representación del drama psíquico.
4
Puede apreciarse en el pensamiento de este autor la influencia (que el mismo Pichon-Rivière
reconoce) de las aportaciones de G.H. Mead.
comprensión del campo de interacción, a su vez tejido por los vínculos con
los objetos y las situaciones de la vida cotidiana. Para Pichon-Rivière el
sustento de la grupalidad son las tramas vinculares que se verifican en la
dialéctica adentro/afuera en un proceso de creación y recreación continua.
Su aporte es significativo, tanto por el desarrollo de las teorizaciones que él
denomina “del psicoanálisis a la psicología social”, como por su directa
asociación con una propuesta práctica de intervención grupal que a su vez
ha sido fuente privilegiada de reflexión y de investigación.
Este breve recorrido por algunos referentes teóricos establece como idea
básica que los sujetos somos “grupales” en el doble sentido de ser producto
de una trama vincular en el tránsito por la experiencia social como en el
plano mismo de la dinámica interna que se constituye como una “dramática”,
con instancias heterogéneas que tejen tramas conflictivas.
La experiencia de grupo
la tarea. En efecto, para hablar de grupo se requiere que exista una “puesta
en común” de una tarea o proyecto que constituya su finalidad. No hay
grupo sin esta dimensión que convoca e interpela al grupo: el “para qué”
estar juntos. Esto constituye, para la concepción operativa de grupo, la “tarea”,
entendida como metáfora de los sentidos que va construyendo un grupo en
su proceso y no reducida al significado habitual de “objetivo”.
Esta noción de tarea, en su doble vertiente de convocante (como finalidad
explícita) y de sentidos a construir permanentemente a partir de la elaboración
de los obstáculos, dificultades y posibilidades del vínculo grupal (lo que se
ha llamado tarea implícita), sólo puede entenderse cabalmente a partir de la
comprensión del grupo como proceso, como historia a construir, y nunca
como una entidad acabada. La “puesta en común” gesta una historia sujeta
a una serie de vicisitudes y a diversas temporalidades (emergencia, desarrollo,
disipación, fin o renovación):
ciertos medios para reducirla. Pero hay otras fuentes de resistencia que
escapan a su análisis y que [...] si no se las tiene en cuenta, la interpretación
resulta trunca, y aleatoria la intervención.
procesos sobre los que se basa la lectura de lo grupal, y que pasa por anclar el
trabajo, sea en los procesos de interacción observables y manifiestos en el grupo
o por el contrario, en postular la operación de un plano latente en el proceso
del grupo, que dependería de mecanismos inconscientes. Un tercer elemento,
largamente analizado, es el que se refiere a la función del coordinador o
facilitador del grupo, discusión ligada a las estrategias de formación que
requieren estas prácticas, y vinculadas también a la imprescindible distinción
entre finalidad, método, técnica y estrategia en el trabajo grupal. Quiero
subrayar la importancia que subyace a la cuestión de la finalidad. Ésta
constituye un interrogante que tiene que hacerse todo profesional que trabaja
con grupos ya que, junto al sustento teórico y metodológico de estas prácticas,
subyace una dimensión ética y política que no puede ser soslayada. El “para
qué” de una intervención es una cuestión que debería ser invariablemente
reflexionada, tarea crítica que brinda la condición básica para la intervención,
la cual, como hemos insistido, no puede pensarse simplemente como la
aplicación de una técnica.
Desde mi punto de vista: 1) el reducir un proceso de intervención grupal
a la implementación de una forma grupal; 2) el limitar la noción de lo
grupal a la agrupación de individuos por cuestiones prácticas, o 3) el pretender
trabajar sobre los fenómenos grupales aislados de la comprensión del tejido
socio-histórico con el que están íntimamente vinculados, no garantiza el
despliegue óptimo de ese recurso complejo que es la intervención grupal,
el que requiere para su utilización ética de la direccionalidad que marcan sus
finalidades y sus fundamentos científicos.
Al valor de contención que tienen los espacios grupales, a sus potencia-
lidades terapéuticas —de transformación no sólo del sufrimiento individual
sino como reconstitución del sentido de las experiencias colectivas— debe
añadirse su riqueza como estrategia formativa, como sustento de la tarea
educativa en el sentido amplio de formación para la vida. Por ello me parece
que la apuesta por prácticas que tienen potencialidad para sacudir los
fundamentos del “ir siendo sujetos” ante el devenir social, resultan altamente
pertinentes para imaginar alternativas en la acción psicosocial. En ese contexto
se inscribe la intervención grupal y su sustento: el campo de la grupalidad en
su conjunto.
Bibliografía