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Bachillerato en Humanidades.
Sociología Clásica.
Por “Modernidad” entenderemos una serie de rasgos, de características, que definirán dicho
periodo, y que suponen una cierta ruptura con los anteriores precedentes, la aparición de un
nuevo clima social, cultural, y por tanto intelectual. Hitos históricos como la invasión de
América, la invención de la imprenta, el fortalecimiento de la burguesía y la constitución
del sistema capitalista, la escisión de la Iglesia Cristiana a partir de la Reforma impulsada
por Lutero y el progresivo distanciamiento entre poder político y poder religioso, la
Secularización, pueden darnos cierta visión comprensiva del espíritu de la época moderna,
de cómo se comportaban y pensaban. Se denota por tanto la presencia de un cambio de
paradigma (Y del sistema de creencias, moral, cartografías cognitivas instaladas, pautas y
conductas ejecutadas) importante entre la “Edad Media” y “Edad Moderna”, cambio que
está mediado por los saberes generados en la Ilustración, la aparición del “Sujeto” pensador
y la objetivación de la realidad.
El inicio de la Edad Moderna se sitúa acordadamente entre el siglo XIV y el siglo XVI,
momento histórico en donde aparecen fervientes intentos humanos de conquistar y hallar la
“verdad” del mundo, de encontrar leyes invariables, de no solo describirla y darle forma,
sino que de controlarla; El humano logra con la “Ciencia”, sea natural o social, la capacidad
de manipular la realidad a través de un “Método” riguroso gracias la ideación e
implementación de “Técnicas eficientes”. Mediante la constitución de disciplinas en las
distintas ramas del saber.
Es en esta época histórica en donde se abandona la creencia de que todo puede, y debe, ser
explicado mediante la fe irracional, y se procede a elaborar explicaciones humanas
racionales de fenómenos, se logra distinguir pues un nuevo comportamiento colectivo
histórico en la humanidad, nuevas conductas y voluntades del hombre frente la
reproducción de su vida, la del “Sujeto”, mediante sujeciones/afinidades. El ser humano se
apropia de la naturaleza mediante la técnica, y los medios productivos dejan de aparecer
como sagrados y dados, desde esta época serán producidos y perfeccionados por los
hombres mismos de forma sistemática y mecanizada. En este periodo se puede distinguir
una mutación en el rol del humano y la visión que tiene de sí mismo. Es decir, el hombre se
vuelve una suerte de esteta de la realidad, dotados (Y fundamentados por) de la razón que
Dios les brindó. El “arquitecto supremo” de la realidad sigue siendo Dios, sin embargo, una
“máxima creación” por sobre las demás se sitúa, “perfecta”, capaz de conocer, interpretar y
modificar la realidad a voluntad por medio de lo que no es sino su capacidad más auto-
distinguible, y quizá hasta sobrevalorada: La racionalidad. Las y los seres humanos, ya
conscientes de su posición en el universo, y ya conscientes de su capacidad de
problematizar de forma metódica se vuelven seres creados capaces de dominar y someter al
resto de creaciones, sean naturales, sean sociales, sean humanas.
Dicha necesidad de brindar orden/estética está fundamentada en, desde una perspectiva
psicológica, la necesidad de dar un orden/estética deseado a lo que carece de ella dentro de
la subjetividad de quien problematiza dicha cuestión y/o al miedo ante el descontrol y/o
potencial pérdida de dicho orden/estética si es que ya existiese, vale decir que pensadores
posteriores a las problemáticas planteadas por la corriente “Contractualista” buscaron el
control/manipulación de la “Sociedad” basados en la instrumentalización de la tecnología
“Sociología” y la “Ingeniería Social” para dominar eficientemente desde lo humano/social
al resto de creaciones sociales, para así obtener los beneficios que surgen desde la técnica
metódica y la producción del conocimiento científico. Por ende, el control de lo social
surge así tanto como para brindar/imponer/mantener una suerte de estabilidad, un
planeamiento de lo social y una eficiente y rápida solución que sustentara la funcionalidad
de la “Sociedad” en caso de que eventualmente surgieran “fallas”, o más bien situaciones
“indeseables”, dentro de “la mecánica social”, vale decir, de la “Sociedad” concebida como
un sistema compuesto por engranes, una máquina productiva (Kaczynski, 1995).
Heidegger en su ensayo “La época de la imagen del mundo” analiza al ser occidental desde
la época moderna ya “madura”, desde lo que se podría considerar el proyecto moderno ya
acabado, su implementación y resultado: Las sociedades industriales, Las sociedades de
control, las sociedades de vigilancia, las sociedades de cansancio y/o las sociedades
“eficientes” y/o “desarrolladas”.
Se volvió incapaz de lograr una estética armoniosa, se perdió en el camino por no ser capaz
de asumir su propia limitación y condición humana de imperfección, de accidente histórico,
de casualidad dentro del universo. El no darse cuenta de que terminó siendo un creador de
“obras de arte” obsesivo-compulsivo, metódico, con el fin de llenar un museo con esas
mismas obras, ir allí a encerrarse y ser él mismo el único espectador, público y juez de
estas. Pasearse todos los días por aquél museo, regocijarse en las que él dictamina ciega e
ilusamente como “bien terminadas”, presumiendo inoportunamente para él mismo acerca
de ellas y que, al mismo tiempo, esconde de él mismo las obras “fallidas”. Que no es capaz
de manejar de manera eficiente su frustración, ni de darse cuenta de su absurdo
comportamiento por estar más centrado en auto satisfacer su ego humano de “creador” y de
“artista”.
Kaczynski, T. (1995). Industrial Society and its Future. New York Times.