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DICCIONARIO ETIMOLÓGICO
DE LA
LENGUA CASTELLANA
BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA
DIRIGIDA POR DÁMASO A LONSO
V. DICCIONARIOS, 2
JOAN COROMINAS
BREVE
,
DICCION ARIO ETI MOLOGICO
DE LA
L E N G U A C A STE L L A N A
TERCERA EDICIÓN MUY REVISADA Y MEJORADA
EDITORIAL GREDOS
MADRID
© JOAN COROMINAS, 1987.
EDITORIAL GREDOS, S. A.
Sánchez Pacheco, 81, Madrid. España.
se han agregado aquí muchas palabras usuales que en el Crítico sólo figuran
en el Suplemento (p. e., sorbete) o que allí faltan del todo, sea por no figurar
en el diccionario académico, o porque aun figurando en él fueron excluidas allí
deliberadamente (en particular muchos derivados de étnicos y nombres propios,
como elíseos, pléyade o mozárabe) o por un descuido momentáneo (como
cachalote, convenio, ferina, friable y bastantes más).
Los diccionarios etimológicos en general se abstienen de definir las palabras,
contando con que al utilizarlos se tiene a mano un buen diccionario del uso
corriente; y no suelen hacer otra excepción a esta norma que las necesarias para
distinguir homónimos. Tampoco este libro permitirá prescindir del auxilio de
un diccionario corriente, pero he creído prudente ser menos parco en este sen-
tido que ciertos repertorios etimológicos de lenguas extranjeras como el francés
o el inglés, por la situación de desventaja en que nos hallamos respecto de
estas lenguas en cuanto a buenos diccionarios manuales y bilingües, y teniendo
en cuenta que en nuestro caso será algo· mayor que en aquéllos la proporción
de los lectores extranjeros respecto de los nativos ; como es natural, las defini-
ciones abundarán más o serán más completas en las cabezas de artículo y en Jas
voces algo anticuadas o más o menos regionales; y en -cambio raramente se
darán en los tecnicismos. De acuerdo con los propósitos históricos de un dic-
cionario etimológico; se prescindirá de las acepciones secundarias y fácilmente
comprensibles como tales, y será legítimo enfocar las definiciones dadas en el
sentido que mejor facilite la comprensión del origen : es lo que. hago, por
ejemplo, al definir escatimar como 'regatear mezquinamente'. Por lo demás,
me he esforzado en este libro, con particular ahínco, en explicar y fechar todos
los sentidos más antiguos y básicos de cada palabra.
Claro está que una obra de esta índole debe prescindir de todo lo inseguro
o excesivamente hipotético. En etimología y en la historia del vocabulario, el
público desea ser informado de lo seguro y dejar lo aventurado y pendiente de
discusión para los especialistas y Jos libros que a ellos se dirigen. La publicación
todavía reciente de mi Diccionario Crítico facilitaba en nuestro caso la elimi-
nación de todas estas cuestiones : a él deberán recurrir los que sienta n curiosi-
dad por ellas. Aquí convenía huir de dos extremos: mostramos demasiado
seguros éle nuestra negativa en los casos realmente dudosos, y por otra parte
meternos francamente eri el terreno de lo hipotético y opinable. El lector no
debe extrañar por lo tanto Ja gran cantidad de casos en que hemos reconocido
nuestra ignorancia. Si otros no lo practican así, acuérdese de cuánto abundan
en nuestro tiempo los que quieren vender como ciencia conocimientos nebulosos
<,>. falsos. Pese a este reconocimiento, la ignorancia a menudo no es completa,
como lo mostrará un cotejo de esos artículos con los del Diccionario Crítico,
pero en Jos casos en que lo que se sabe es demasiado complicado o condicional
para exponerlo en pocas palabras, no se podía hacer aquí otra cosa que remitir
a la obra mayor. Si existía una explicación más o menos insegura o incompleta
7 INTRODUCCIÓN
proporcionada por este diccionario ofrecerá al erudito una gran mejora frente
a la de la obra básica.
Claro está que en una obra de este tipo no se puede dar bibliografía, ni
había por qué darla, existiendo el libro mayor. En cuanto a fechación, se ha
generalizado aquí, sin excepciones, el procedimiento de dar sólo el año, o
cuando ello no es posible, d siglo o una parte del mismo, siempre sin men·
cionar el autor. También ahí el Diccionario Crítico guiará a quien desee saber
más. Pero será fácil reconocer o adivinar, bajo ciertas fechas muy repetidas,
un autor o una obra determinados, literarios o lexicográficos. He aquí algunas
de esas fechas que recurren con mayor frecuencia:
Med. S. X, Glosas Emilianenses
2.ª mitad S. X, Glosas Silenses
hacia 1100, Botánico anónimo de Sevilla, publicado por Asín
h. 1106, Abenbeclárix
h. 1140, Cantar de Mio Cid
1155, Fuero de Avilés
1220-50, Berceo
1241, Fuero Juzgo
h. 1250, Libros de Alexandre y de A polonio, y Vida[ M ayor
1251, Calila e Dimna
1256-63 ó h. 1260, Las Siete Partidas
3.•r cuarto S. XIII, Poema de Fernán González
h. 1270, h. 1290, l.ª Crónica General
h. 1280, General Estoria
fin S. XIII, Biblia Medieval Romanceada (Levítico-Deuteronomio) y otros
muchos
h. 1300, Gran Conquista de Ultramar y Fueros de Aragón, pub!. por Tilander
1335, Juan Manuel, Conde Lucanor ; y h. 1330, para otras obras del mismo
1330 y 1343, para las dos versiones del Libro de Buen Amor, del cual
V. ahora mi edici.ón crítica de 1967, en cuyas notas queda: el fundamento
de varios cambios aceptados en la segunda edición de este diccionario
h. 1350, Poema de Alfonso X I
1386 y 1403-7 para las dos partes del Rimado de Palacio (algunas veces
hacia 1400, indistintamente)
h. 1400, Glosarios de Palacio, de Toledo y del Escorial
princ. S. XV (otras veces l.ª mitad S. XV, o fin S. XIV), Cancionero de
Baena
varias fechas de 1417 a 1434, y a menudo 1433 o h. 1425, Enrique de Villena
1438, Corbacho de Mtz. de Toledo, y Coronación de J. de Mena
h. 1440, Marqués de Santillana y Alfonso de la Torre
1444, Laberinto de J. de Mena (h. 1450, llíada y otras obras del mismo)
mediados dl S. XV, Cancionero de Stúñiga
INTRODUCCIÓN 10
bien mirado, era casi ocioso dar la primera fecha de su aparición en la litera-
tura castellana; sin embargo, por las razones indicadas en el prefacio del Dic-
cionario Crítico, esta fecha se ha indicado en todos los casos. Pero en el de los
vocablos siempre empleados, deberá entender el lector que la fecha sólo puede
ser de aparición en la literatura, no en el idioma. Es el caso de las palabras
. llamadas hereditarias. Siendo así, es importante distinguir éstas de las tomadas
por la gente culta del latín o del griego de los libros, de los extranjerismos y
demás préstamos lingüísticos que han acabado por tomar carta de nacionalidad
en el uso español, pero que antes eran sólo palabras forasteras, y de todas las
creaciones nuev_as que la lengua ha ido acumulando en el curso de su historia
más o menos tardía. Las palabras hereditarias se distinguen cuidadosamente
de estas otras imprimiendo la palabra etimológica en VERSALITAS, mientras que
en las demás se imprime en cursiva y, además, por lo general, se la hace
preceder de la expresión tomado de, abreviada tom. de ; ocasionalmente se ha
podido prescindir de este último distintivo (especialmente en palabras com-
puestas y derivadas), pero nunca del primero. Compárense, por ejemplo, los
tres artículos consecutivos acólito, acónito y acontecer : se comprende que
una palabra como acontecer -o su antecedente contir- se ha empleado
siempre y sin interrupción, trasmitida de padres a hijos, desde que el latín
se hizo de uso popular en España, mientras que acólito es un cultismo ecle-
siástico, y acónito un tecnicismo botánico y farmacéutico, que se tomaron del
vocabulario greco-latino de los libros, y probablemente no en fecha muy ante- .
rior a los años de 1192 y 1490 en que los registramos por primera vez en
fuentes escritas ; acontecer, en cambio, sería ya palabra muy antigua cuando
se empleó, primeramente, en uno de los textos más arcaicos de la literatura
castellana, el Poema del Cid, y si no tenemos datos escritos de su empleo en los
siglos anteriores, es sencillamente porque casi no hay ningún monumento más
antiguo en lengua romance.
Por lo demás, se ha prescindido en la redacción de este libro de toda
palabra y estilo técnico de filólogos que pudiera entorpecer Ja comprensión.
Aun la terminología gramatical empleada se ha reducido al mínimo indispen-
sable. Palabras como onomatopeya, sufij o, asimilación o metátesis no crearán
dificultades serias, ya que pueden hallarse bien definidas en los diccionarios
corrientes, pero aun así se han empleado con suma parquedad 1•
Los adelantos científicos que contiene este diccionario respecto de la obra
mayor del autor no se reducen al aspecto cronológico. En el curso de esta
t ·Hay que definir solamente una locución indispensable para un diccionario etimoló-
gico, pero que no es de empleo general. Las palabras de creación expresiva son parecidas
a las onomatopeyas, pero hay cierta diferencia : la onomatopeya imita directamente un
sonido real (como cacarear o pito o gago), mientras que las creaciones expresivas, aun
siendo, como aquéllas, una invención elemental del idioma, y careciendo de etimología
como aquéllas, no imitan un sonido pero sugieren directamente una idea por el valor psi-
cológico de sus vocales o consonantes (por ejemplo, niño, meñique, fan farrón, befa o zape).
13 INTRODUCCIÓN
Marzo de 1973.
A, prep., S. XII. Del lat AD 'a', 'hacia', bi/láyr 'cristal', 'berilo', que a su vez se
'para'. tomó del gr. bry l/os.
ABACÁ, 1786 (1664, dato indirecto). Del ABANAR 'abanicar', 1601. Del port. aba-
tagalo abaká íd. nar 'aventar, cribar', 'agitar', 'abanicar', y
éste derivado del lat. YANNUS 'criba'. Hoy
ABACERA -ERO 'vendedora o vende- abanar se emplea todavía en Canarias para
dor de aceite, legumbres, etc.', S. XIII 'abanicar', abanear en Galicia ; albañar es
(jabacera). Parece ser derivado de haba, 'cribar' en Burgos y Alava.
que es el artículo que sobre todo vendería DERIV. Abano 'abanico', h. 1549 (de ahí
el abacero en sus. orígenes. Haba primiti- el cat. vano íd.); abanico, 1591, diminutivo
vamente significaba también 'habichuela', del anterior ; también se ha dicho abanillo,
como hoy todavía en Asturias. No es im- 1587, y abanito, 1689 ; abanicar, 1705.
posible que sea alteración de abastero 'ten-
dero de abastos', pero no hay indicio algu- Abanderado, abanderar, V. bandera
no de origen arábigo.
ABANDONAR, h. 1420 (abaldonar ya
DERIV. Abacería, 1551.
h. 1270). Del fr. abandonner íd ., deriv. de
ÁBACO, 1585. Tom. del lat abácus, y laisser a bandon 'dejar en poder (de al-
guien)', bandon 'poder, autoridad', y éste
éste del gr. ábax, -akos, íd. del fráncico BANN 'mando, .iurisdicción' (hoy
ABAD, 1107. De\ lat. abbas, abbátis, y alero. bann). Com p. BA LDÓN.
éste del arameo abba 'padre', pasando por DERIV. Abandono, 1710.
el griego ; abate es variante de empleo Abanear, abanico, abanillo, abano, V.
afrancesado o italianizante. abanar
DERIV. Abaden¡:o, 1099, sust. 1288; aba-
desa, 1159 ; abadía, l.ª mitad S. XIII ; aba- ABANTO 'hombre torpe', 'toro cobarde',
de;o, 1495 ('especie de escarabajo'), 1550-75 h. 1275. Entonces significa 'cierta ave de
('bacalao'), se explica por el sentido de presa, de naturaleza tímida y perezosa', vas-
'sacerdote' que tenía abad en la Edad Me· co abendu 'cernícalo, milano', port. abanto
dia ; en la acepción 'bacalao' es posible aue íd., que es el sentido primitivo: probable-
naciera como una variación de curadillo mente del lat. vg. AO-YANNITARE (comp.
'bacalao seco', que se entendió como deri· ABAN AR ) 'aventar, cribar' por la misma
vado de cura, aunque en realidad lo era comparación que explico en CERN ICAW.
de curar 'preparar con sal'.
Abaratar, V. barato
Ablliar, V. baiar Aba;o , V. baio
A balarrzarse, V. balanza A baldonar, V. ABARCA 'calzado consistente en una
baldón Abalizar, V. baliza suela de cuero atada al pie con cuerdas o
correas', S. X. Palabra común a los tres
ABALORIO, 1400 ( haval/oro). Del ár. romances hispánicos, de origen prerromano
bi/lá¡lri 'cristalino', derivado de bul/ár o (emparentado con el vasco abarka). El ár.
ABAR.CAR-ABOGADO 20
hispánico párga se tomó del cast. abarca y Jtabb al-músk 'grano de almizcle', por el
no viceversa : del plural par gas de esta pa- olor que despide el . abelmosco.
labra hispanoárabe salió luego el cast. al-
pargate, fin S. XV, alterado más común- Aberración, aberrar, V. errar A.bertu-
mente en alpargata, desde la misma fecha. ra, V. abrir
ABARCAR, h. 1300. Del lat. vg. *As· ABETO, 1545 (arag. avet, med. S. XIII).
BRACCHICARE 'abrazar', derivado de BRAC- bel lat. ABIES, ABlllTIS, íd.
CHIUM 'brazo'; abracar se dice hoy vulgar- DERIV. Abietino, 1572, abietíneo, 1859.
mente en partes de América, de Asturias y CPT. Pinabete, 1601, del cat. pinavet, for-
de Aragón. El anticuado y provincial so- mado con pin, forma antigua de pi 'pino'.
barcar, 1495, de significado análogo, es otro
derivado parecido, •suBBRACCHICARE. Abierto, V. abrir Abietíneo, -tino, V.
abeto
Abarloar, V. barlovento Abarquillar,
V. barca Abarraganarse, V. barragán ABIGARRADO, 1611. Tom. del fr. bi·
Abarrancar, V. barranco Abarrotar, aba- garré id ., S. XV, palabra de historia oscura,
rrote, V. barra Abastecer, V. basto quizá procedente del Sur de Francia, pero
Abasto, V. bastar Abatanar, V. batán de etimología .incierta.
Abate, V. abad Abatimiento, abatir, V. DERiv. Abigarrar, 1726. .
batir Abdicación, V. abdicar
ABIGEATO, 1597. Tom. del lat. abigea·
ABDICAR 'renunciar a la realeza', h. tus íd., deriv. de abigre. 'llevarse' y éste de
1420. Tom. del lat. abálcare id., deriv. de agere 'conducir'..
dicare 'proclamar solemnemente' (de la raíz
de dicere 'decir'). ABINTESTATO, sust., 1623. De la locu-
DERIV. Abdicación, 1681. ción adverbial lat. ab intestato 'sin testar',
también empleada en cast., h. 1260.
ABDOMEN, 1555. Tom. del lat. abdo-
men id. ABISMO, 1219. Forma común a todos
DEIUV. Abdominal, 1811. los romances hispanos y gálicos (fr. abime),
debida a una alteración del lat. abyssus id.
ABDUCCIÓN, 1716. Tom. del Iat. ab- (éste del gr. ábyssos 'sin fondo', deriv. pri;
ductio 'acción de llevarse o separar', deriv. vativo de byssós 'fondo'); se han dado va-
del verbo abducere, y éste de ducere 'llevar, rias explicaciones de esta alteración, ningu-
conducir'. na averiguada.
DERIV. Abductor, 1786. .. DERIV. Abismar, 1604; abismal, h. 1400.
Abisal, h. 1580.
ABECÉ, 1182. Compuesto del nombre de
las tres primeras letras del alfabeto. Abjurar, V. jurar
DERIV. Abecedario, 143.b lat. tardío abe-
cedari11m Id. ABLACIÓN, 1803. Tomado dCJ latino
ablatio, -onis, íd., deriv. de auferre 'llevar-
ABEDUL, 1761. Del céltico *sETOU!, va- se (algo)', y éste de ferre 'llevar'. Otro
riante de BET0LLA, nombre (también céltico) deriv. de éste: ablativo, 1445-50, Iat. ablafi-
del mismo árbol, documentado en la litera- vus 'relativo al llevarse'.
tura latina; el fr. ant. boul (hoy bouleau)
y el cat. bedoll proceden de otra variante Ablandar, V. blando Ablativo, V. abla-
•sETULLus. La a- castellana se debe al in- ción
.flujo de abeio. ABLUCIÓN 'acción de purificarse por
medio del agua', 1606. Tom. del ·1at. ablutio,
ABEJA, 951. Del Jat. APfcOu, diminutivo ·onis, íd., ·deriv. de abltUre 'sacar (algo) la-
de APIS íd. vando' (deriv. de lavre 'lavar').
DERIV. Abejaruco, 1505 (-juruco, 1495),
ave que se alimenta de abejas, también lla- Abnegación, abnegar, V. negar Abo-
mada abejero. Abejón, 1343. Abejorro, h. bar, V. bobo Abocar, V. boca Abo-
1560. A piastro, 1555, tom. del lat apiaster, cinar, V. bocina Abocinar 'echar de bru-
deriv. de apis. ces', V. bruces (de) Abochornar, V. bo-
CPT. A pícola, formado con el lat. cot re chorno Abofetear, V. bofetada
'cultivar, criar', con el cual se formaron
también apicultor y apicultura. ABOGADO, J.& mitad S. XIII. Del lat.
ADVOCATUS íd., participio de ADVOCARE 'con-
ABELMOSCO, 1859. Tom. por vCa culta vocar', 'llamar en calidad de abogado', de-
del lat. mod. abelftl()schus fd., y éste del ár. riv. de vacare 'llamar'.