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BREVE

DICCIONARIO ETIMOLÓGICO
DE LA

LENGUA CASTELLANA
BIBLIOTECA ROMÁNICA HISPÁNICA
DIRIGIDA POR DÁMASO A LONSO

V. DICCIONARIOS, 2
JOAN COROMINAS

BREVE
,
DICCION ARIO ETI MOLOGICO
DE LA
L E N G U A C A STE L L A N A
TERCERA EDICIÓN MUY REVISADA Y MEJORADA

EDITORIAL GREDOS
MADRID
© JOAN COROMINAS, 1987.

EDITORIAL GREDOS, S. A.
Sánchez Pacheco, 81, Madrid. España.

PRIMERA EDICIÓN, mayo de 1961.


SEGUNDA EDICIÓN' diciembre de 1967.
TERCERA EDICIÓN, julio de 1973.
l.ª Reimpresión, octubre de 1976.
2. ª Reimpresión, diciembre de 1980.
3. ª Reimpresión, diciembre de 1983.
4. ª Reimpresión, marzo de 1987.

Depósito Legal: M. 32792-1986.


ISBN 84-249-1331-0. Rústica.
ISBN 84-249-1332-9. Guaflex.
Impreso en España. Printed in Spain.
Gráficas Cóndor, S. A., Sánchez Pacheco, 81, Madrid, 1987. - 6024.
INTRODUCCIÓN

Decir a quiénes y para qué se destina es dar de un libro la mejor definición.


Éste se ha escrito para el público no especializado en lingüística, con objeto de
informarle breve y claramente de lo que se sabe acerca del origen de las pala-
bras castellanas comúnmente conocidas por la gente educada. He pensado, pues,
en cuatro tipos de lectores: estudiantes de todas las disciplinas, aunque acor-
dándome de que los de ciencias humanísticas y filológicas lo emplearán, natu-
ralmente, más que otros; extranjeros cultos que tratan de adquirir del castellano
un conocimiento algo sistemático, no meramente práctico ; profesores que en-
señen cualquier materia, eruditos no lingüistas y lingüistas especializados en
otras lenguas, romances o no romances ; y, en general y muy especialmente,
todo el público educado de lengua castellana que no se contente con un cono-
cimiento superficial de su idioma. El etimologista, el investigador de filología
hispánica, el erudito en busca de datos y todos aquellos que se vean con fuerzas
para formarse un juicio personal en los problemas etimológicos deberán recurrir
a mi Diccionario Critico Etimológico, del que éste es una versión abreviada y
renovada.
Si al escribir esta otra obra comparaba y recordaba ante todo libros como los
de Wartburg o Walde-Hofmann, al componer ésta he pensado más, como para-
digmas dignos de imitación, en los de Osear Bloch y Emout-Meillet. He dado
entrada en este breve diccionario a la gran mayoría de los vocablos incluidos en
el Crítico, pero excluyendo: los localismos no conocidos fuera de una región
o república determinada ; los vocablos pertenecientes sólo a técnicas anticuadas
y los poco empleados hoy en día o sólo propios de técnicos muy especializados;
admitiendo por otra parte muchos tecnicismos de las ciencias biológicas, na-
turales, físicas y aplicadas que tienden a ser conocidos de amplios sectores del
público ; y excluyendo, en fin, bastantes arcaísmos, pero sólo aquellos que no se
hallan ya en literatura en el Siglo de Oro, y aun con ciertas excepciones en
favor de vocablos meievales muy conocidos y de todos aquellos que facilitan
la comprensión del origen de otra palabra más moderna. En sentido contrario
INTRODUCCIÓN 6

se han agregado aquí muchas palabras usuales que en el Crítico sólo figuran
en el Suplemento (p. e., sorbete) o que allí faltan del todo, sea por no figurar
en el diccionario académico, o porque aun figurando en él fueron excluidas allí
deliberadamente (en particular muchos derivados de étnicos y nombres propios,
como elíseos, pléyade o mozárabe) o por un descuido momentáneo (como
cachalote, convenio, ferina, friable y bastantes más).
Los diccionarios etimológicos en general se abstienen de definir las palabras,
contando con que al utilizarlos se tiene a mano un buen diccionario del uso
corriente; y no suelen hacer otra excepción a esta norma que las necesarias para
distinguir homónimos. Tampoco este libro permitirá prescindir del auxilio de
un diccionario corriente, pero he creído prudente ser menos parco en este sen-
tido que ciertos repertorios etimológicos de lenguas extranjeras como el francés
o el inglés, por la situación de desventaja en que nos hallamos respecto de
estas lenguas en cuanto a buenos diccionarios manuales y bilingües, y teniendo
en cuenta que en nuestro caso será algo· mayor que en aquéllos la proporción
de los lectores extranjeros respecto de los nativos ; como es natural, las defini-
ciones abundarán más o serán más completas en las cabezas de artículo y en Jas
voces algo anticuadas o más o menos regionales; y en -cambio raramente se
darán en los tecnicismos. De acuerdo con los propósitos históricos de un dic-
cionario etimológico; se prescindirá de las acepciones secundarias y fácilmente
comprensibles como tales, y será legítimo enfocar las definiciones dadas en el
sentido que mejor facilite la comprensión del origen : es lo que. hago, por
ejemplo, al definir escatimar como 'regatear mezquinamente'. Por lo demás,
me he esforzado en este libro, con particular ahínco, en explicar y fechar todos
los sentidos más antiguos y básicos de cada palabra.
Claro está que una obra de esta índole debe prescindir de todo lo inseguro
o excesivamente hipotético. En etimología y en la historia del vocabulario, el
público desea ser informado de lo seguro y dejar lo aventurado y pendiente de
discusión para los especialistas y Jos libros que a ellos se dirigen. La publicación
todavía reciente de mi Diccionario Crítico facilitaba en nuestro caso la elimi-
nación de todas estas cuestiones : a él deberán recurrir los que sienta n curiosi-
dad por ellas. Aquí convenía huir de dos extremos: mostramos demasiado
seguros éle nuestra negativa en los casos realmente dudosos, y por otra parte
meternos francamente eri el terreno de lo hipotético y opinable. El lector no
debe extrañar por lo tanto Ja gran cantidad de casos en que hemos reconocido
nuestra ignorancia. Si otros no lo practican así, acuérdese de cuánto abundan
en nuestro tiempo los que quieren vender como ciencia conocimientos nebulosos
<,>. falsos. Pese a este reconocimiento, la ignorancia a menudo no es completa,
como lo mostrará un cotejo de esos artículos con los del Diccionario Crítico,
pero en Jos casos en que lo que se sabe es demasiado complicado o condicional
para exponerlo en pocas palabras, no se podía hacer aquí otra cosa que remitir
a la obra mayor. Si existía una explicación más o menos insegura o incompleta
7 INTRODUCCIÓN

pero probable y que pudiera exponerse sucintamente, se ha hecho así, acompa·


ñándola de las reservas necesarias. Y ni siquiera nos hemos prohibido del todo,
como lo hicieron autores de obras pareCidas, la posibilidad de referimos a dos
etimologías diferentes o de aludir a una sólo para rechazarla. Era lícito y
saludable abrir este ventanillo hacia lo incierto y hacia la mucha labor que
está por hacer, sobre todo cuando sólo se ha practicado así en casos impor·
tantes y excepci9nales.
La agrupación de los derivados y compuestos con sus simples o primitivos,
y el formar con todos ellos un solo artículo, tiene dos objetos. Nos muestra, por
una parte, la existencia de familias de vocablos, y las correlaciones existentes
entre los elementos integrantes del léxico castellano : precisamente lo más ilus·
trativo en un diccionario etimológico para ·el lector común. ·Por otra parte, en
un diccionario conciso como éste ahorra muchas palabras y repeticiones. No se
extrañe, pues, que el concepto de derivado y de compuesto se haya tomado
aquí muy ampliamente, y que en particular se hayan incluido en él los llamados
seudo-derivados y seudo-compuestos, o sea, los formados con el étimo de la voz
castellana y no con esta misma, y aun los formados con el primitivo de aquél,
si el étimo de la voz epígrafe es ya un derivado o compuesto. Por ejemplo,
secundario va en el artículo segundo, y primogénito se estudia en el artículo
primero ; la mayor parte de los derivados del lat. solvere van en el artículo
absolver, que de él deriva, y la mayor parte de los derivados del lat. jacere van
por la misma razón en el artículo abyecto. La experiencia me demuestra que el
público culto es capaz de comprender la conexión semántica existente en estas
vastas familias latinas, y que no se interesa tanto por el pormenor fonético,
aunque pueda ocasionalmente causarle algún escrúpulo su ignorancia de las
leyes de la fonética latina. Sin embargo, en este libro, de acuerdo con su
carácter más elemental, he desglosado varias palabras que agrupaba en el
Diccionario Crítico, en las cuales el enlace era demasiado difícil de percibir
para el púbiico sin estudios filológicos. He constituido aquí, por ejemplo,
artículos aparte para voces como envidia, vituperar o seguro ; también he sepa·
rado entre sí algunos vocablos (como ce y che) que aunque pueden mirarse
como variantes de una misma raíz, su enlace no puede mostrarse fácilmente
al público y ni siquiera está enteramente asegurado.
La tarea de redactar este libro, una vez concluido el Diccionario Crítico,
parecía cosa breve y sencillísima. Podía limitarme a copiat los resúmenes
iniciales de los artículos sin más que hacerles leves y poco variados retoques.
Pero pronto se vio que, además de los que acabo de exponer, convenía intro·
ducir, en bien del nuevo libro, cambios mucho más numerosos y esenciales.
Por una parte, adoptar muchas veces un estilo más claro y sencillo, más accesi-
ble al público en quien pensaba, explicar detalles que hablando a los consul·
tores del libro grande podían omitirse como obvios, agregar otros que en éste
figuran sólo en el cuerpo del artículo pero aportan algún esclarecimiento o ilus-
INTRODUCCióN 8

tración sustancial. Estimé conveniente desarrollar más el pormenor semántico


y fechar las acepciones más destacadas¡muchas veces fechar también las pala-
bras de la lengua originaria, fechas sacadas las más de las veces del cuerpo del
artículo de la obra mayor, pero otras veces, y no es nada raro, las indico
ahora por primera vez. En definitiva, no hubo artículo que no fuese pensado
de nuevo, como si lo redactara de buenas a primeras.
Por otra parte, ha transcurrido todo un decenio desde la redacción de mi
Diccionario Critico, y aunque no sean muchos años en Ja historia de la filología
hispánica, el impulso dado por mi libro ha hecho que fuesen años de rápido
adeianto, y especialmente lo han sido para mí. He sacado provecho de las crl-
ticas publicadas acerca de mi libro; y este provecho ha sido grande, sobre todo,
en cuanto a las fechas de primera aparición y toda la cronología léxica ; pero
yo además debo agregar que he sido el más severo y exigente de mis críticos:
creo haberme dado cuenta mejor que nadie de cuáles eran los artículos cuyo
resultado no satisfacía, y en todos ellos he seguido acopiando materiales y
reelaborándolos mentalmente, después de publicados, con paciente tesón.
La ayuda de mis colegas críticos ha resultado preciosa, y muy señalada-
mente en el terreno de la·documentación. No doy aquí una lista completa, ni
por asomo, de las reseñas de mi obra (V. otras en el suplemento a la. misma,
IV, 897-8), pero sí debo llamar la atención hacia aquellas que han resultado
más fértiles en la aportación de materiales nuevos, y especialmente los crono-
lógicos : Joseph E. GILLET, Hispanic Review, XXVI (1958), 261-295; Oreste
MAcRl:, Revista de Filología Española, XL (1956), 127-170; Ramón MARTfNEZ-
LóPEZ, Boletín de Filología de la Universidad de Chile, XI (1959), 22 págs.;
Luis MICHELENA, Boletín de la Real Sociedad Vascongada de Amigos del
País, X (1954), 373-384 ; XI, 283-297 ; XII, 366-373; XIII, 494-500 ; Joseph
M. PIEL, R<'manische Forschungen, LXVII, 364-376 ; Vittore PrsANI, Paideia,
X (1955), 252-4, 511-2 ; XI, 315-6 XIII, 52-54 ; Bernard PüTTIER, Bulletin
Hispanique, LVII, 442-453 ; LVIII, 84-95, 356-364 ; LIX, 218 ; LX, 257-260,
y Orbis, V, 502-507 ; Gerhard RoHU'S, Revue de Linguistique Romane, XXI,
294-319 ; C. C. SMITH, Bulletin Hispanique, LXI (1959), 236-272 ; Max Leopold
WAGNER, Romanische Forschungen, LXIX (1957), 241-272 ; Leo SPITZER,
Modern Language Notes, LXXI (1956), 271-283, 373-386 ; LXXII, 579-591 ;
LXXIV, 127-149. He extractado todas ellas detenidamente, junto con otras
reseñas que ahora no cito y otros muchos artículos publicados en el curso de
estos años, y de todo ello se ha beneficiado mucho la obra presente. En lo
cronológico, sobre todo, se han podido agregar aquí, además, otros muchos
datos sacados del Tesoro de Gili (letras Ch-E) y del nuevo DiccionarioH istórico
académico, en lo poco publicado, algunos de la E del Diccionario Cuervo,
y, sobre todo, el caudal copioso de informes proporcionado por numerosas
lecturas mías y por la suma diligencia del Sr. Agustín del Campo, a quien debo
muy especial reconocimiento. En conjunto, pues, la información cronológica
9 INTRODUCCIÓN

proporcionada por este diccionario ofrecerá al erudito una gran mejora frente
a la de la obra básica.
Claro está que en una obra de este tipo no se puede dar bibliografía, ni
había por qué darla, existiendo el libro mayor. En cuanto a fechación, se ha
generalizado aquí, sin excepciones, el procedimiento de dar sólo el año, o
cuando ello no es posible, d siglo o una parte del mismo, siempre sin men·
cionar el autor. También ahí el Diccionario Crítico guiará a quien desee saber
más. Pero será fácil reconocer o adivinar, bajo ciertas fechas muy repetidas,
un autor o una obra determinados, literarios o lexicográficos. He aquí algunas
de esas fechas que recurren con mayor frecuencia:
Med. S. X, Glosas Emilianenses
2.ª mitad S. X, Glosas Silenses
hacia 1100, Botánico anónimo de Sevilla, publicado por Asín
h. 1106, Abenbeclárix
h. 1140, Cantar de Mio Cid
1155, Fuero de Avilés
1220-50, Berceo
1241, Fuero Juzgo
h. 1250, Libros de Alexandre y de A polonio, y Vida[ M ayor
1251, Calila e Dimna
1256-63 ó h. 1260, Las Siete Partidas
3.•r cuarto S. XIII, Poema de Fernán González
h. 1270, h. 1290, l.ª Crónica General
h. 1280, General Estoria
fin S. XIII, Biblia Medieval Romanceada (Levítico-Deuteronomio) y otros
muchos
h. 1300, Gran Conquista de Ultramar y Fueros de Aragón, pub!. por Tilander
1335, Juan Manuel, Conde Lucanor ; y h. 1330, para otras obras del mismo
1330 y 1343, para las dos versiones del Libro de Buen Amor, del cual
V. ahora mi edici.ón crítica de 1967, en cuyas notas queda: el fundamento
de varios cambios aceptados en la segunda edición de este diccionario
h. 1350, Poema de Alfonso X I
1386 y 1403-7 para las dos partes del Rimado de Palacio (algunas veces
hacia 1400, indistintamente)
h. 1400, Glosarios de Palacio, de Toledo y del Escorial
princ. S. XV (otras veces l.ª mitad S. XV, o fin S. XIV), Cancionero de
Baena
varias fechas de 1417 a 1434, y a menudo 1433 o h. 1425, Enrique de Villena
1438, Corbacho de Mtz. de Toledo, y Coronación de J. de Mena
h. 1440, Marqués de Santillana y Alfonso de la Torre
1444, Laberinto de J. de Mena (h. 1450, llíada y otras obras del mismo)
mediados dl S. XV, Cancionero de Stúñiga
INTRODUCCIÓN 10

s. XV, Biblia Medieval Romanceada (Génesis-Levítico)


varias fechas del S. XV y 2.ª mitad· del S. XIV, Inventarios aragoneses de
Serrano y Sanz
1475, Guillén de Segovia
1490, Vocabulario de Alonso de Palencia
h. 1490, La Celestina
1492, Cartas de C. Colón
1495, Diccionario español-latino de Nebrija
h. 1500, Juan del Encina
1505, Pedro de Akalá, Vocabulista arábigo en lengua castellana
1513, Agricultura de G. A. de Herrera
1514, Lucas Fernández
1517, Torres Naharro
1526, 1535, Femández de Oviedo
h. 1530, Garcilaso de la Vega
1535, Juan de Valdés, Diálogo de la Lengua
1539, Antonio de Guevara, Menospredo de Corte
1542 y h. 1560, Bartolomé de las Casas
1555, Andrés de Laguna, Dioscórides
1569, 1578, 1590, Ercilla
1570, Cristóbal de las Casas, Vocabulario de las lenguas toscana y castellana
h. 1570, Francisco de Aldaba
h. 1573, Eugenio de Salazar, Cartas
(h.) 1580, Femando de Herrera
h. 1580, Fr. Luis de León, Fr. Luis de Granada
1587, García de Palacio, Instrucdón Náutica
1591, R. Percivale, Dict. in Spanish and English
1599, Guzmán de Alfarache, i.a parte
160i, Francisco del Rosal, Origen y Etimología ... de la Lengua Castellan-a
1604, Joan Palet, Dice. de la Lengua Española y Francesa
1605, Quijote, t.& parte ; La Pícara Justina ; G. de Alfarache. 2.ª parte
1607, Oudin, Tesoro de las Lenguas Francesa y Castellana, l.ª ed.
1609, Juan Hidalgo, Vocabulario de Germanla
1611, Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la Lengua Castellana
1613, Cervantes, Novelas Ejemplares ; Góngora, Po/lf emo y Soledades
1615, Quijo te, 2.ª parte
1616, Oudin, Tesoro, 2.ª ed.
principios del S. XVII, la mayor parte de la producción de Lope de Vega,
Tirso de Molina, Quevedo y Góngora
1620, L. Franciosini, Vocabulario Español e Italiano
1623, J. Minsheu, Diccionario español e inglés
h. 1627, Gonzalo Correas, Vocabulario de Refranes
INTRODUCCIÓN
11
1633, D. López de Arenas, Carpintería de lo Blanco
h. 1640, L. Quiñones de Benavente
mediados del S. XVII, Calderón
1696, Vocabulario M arítimo de Sevilla
1709, Tomás V. Tosca, Compendio M atemático
1726, 1729, 1732, 1734, 1737, 1739, los seis tomos del Diccionario de
Autoridades
1770, 1780, 1792, 1817, 1832, 1843, 1869, 1884, 1899, 1914, 1925, 1936-
1939, otras ediciones, que cito a menudo, del Diccionario de la Academia
1765-83, Esteban de Terreros, Diccionario Castellano
h. 1800 y princ. S. XIX, L. Femández de Moratín
1831, M. Femández de Navarrete, Diccionario M arítimo
1836, A. Pichardo, Dice. de Voces Cubanas
1848, A. Jal, Glossaire Nautique
1859, J. Borao, Diccionario de Voces Aragonesas (2.ª ed. 1908)
1864, Lorenzo-Murga-Ferreiro, Diccionario M arítimo
1872, Rufino J. Cuervo, Apuntaciones Críticas sobre el Lenguaje Bogotano
(5.ª ed. 1907)
1875, Zorobabel Rodríguez, Diccionario de Chilenismos
1890, Daniel Granada, Vocabulario Rioplatense
1892, Apolinar de Rato, Vocabulario Bable ; Carlos Gagini, Dice. de Costa-
rriqueñismos
1895, F. Ramos Duarte, Diccionm·io de Mejicanismos ; A. Membreño, Vo-
cabulario de Provincialismos de Honduras
1899, García Icazbalceta, Vocabulario de Mexicanismos
1901, Aniceto de Pagés, Gran diccionario de la lengua castellana (en parte
publicado sólo poco antes de 1930)
1910, Tobías Garzón, Diccionario Argentino
1912, Lisandro Segovia, Diccionario de Argentinismos
Estas indicaciones cronol<'>gicas se dan para fechar la apanc10n de los
vocablos, pero también la de sus principales acepciones, ya que, asimismo, en
este aspecto se han rectificado y ampliado mucho los informes del diccionario
mayor.
Conviene comprender bien el valor de estas fechas : no nos es posible, salvo
en raros casos, fijar exactamente el año de la creación de una palabra o de un
uso, o de s11 entrada en el léxico castellano ; estos datos nos permiten sólo
asegurar que en esta fecha ya estaba en circulación, porque tenemos prueba
escrita de su empleo, pero la fecha de entrada sería en general algo anterior,
a veces en muchos años y aun siglos, si se trata de un elemento léxico de uso
poco frecuente o de una época literaria, en las etapas iniciales, en que aquella
parte del léxico aparece poco en la literatura castellana. Es más, es posible que
tengamos seguridad de que el vocablo se empleó s i e m p r e • y entonces,
INTRODUCCIÓN 12

bien mirado, era casi ocioso dar la primera fecha de su aparición en la litera-
tura castellana; sin embargo, por las razones indicadas en el prefacio del Dic-
cionario Crítico, esta fecha se ha indicado en todos los casos. Pero en el de los
vocablos siempre empleados, deberá entender el lector que la fecha sólo puede
ser de aparición en la literatura, no en el idioma. Es el caso de las palabras
. llamadas hereditarias. Siendo así, es importante distinguir éstas de las tomadas
por la gente culta del latín o del griego de los libros, de los extranjerismos y
demás préstamos lingüísticos que han acabado por tomar carta de nacionalidad
en el uso español, pero que antes eran sólo palabras forasteras, y de todas las
creaciones nuev_as que la lengua ha ido acumulando en el curso de su historia
más o menos tardía. Las palabras hereditarias se distinguen cuidadosamente
de estas otras imprimiendo la palabra etimológica en VERSALITAS, mientras que
en las demás se imprime en cursiva y, además, por lo general, se la hace
preceder de la expresión tomado de, abreviada tom. de ; ocasionalmente se ha
podido prescindir de este último distintivo (especialmente en palabras com-
puestas y derivadas), pero nunca del primero. Compárense, por ejemplo, los
tres artículos consecutivos acólito, acónito y acontecer : se comprende que
una palabra como acontecer -o su antecedente contir- se ha empleado
siempre y sin interrupción, trasmitida de padres a hijos, desde que el latín
se hizo de uso popular en España, mientras que acólito es un cultismo ecle-
siástico, y acónito un tecnicismo botánico y farmacéutico, que se tomaron del
vocabulario greco-latino de los libros, y probablemente no en fecha muy ante- .
rior a los años de 1192 y 1490 en que los registramos por primera vez en
fuentes escritas ; acontecer, en cambio, sería ya palabra muy antigua cuando
se empleó, primeramente, en uno de los textos más arcaicos de la literatura
castellana, el Poema del Cid, y si no tenemos datos escritos de su empleo en los
siglos anteriores, es sencillamente porque casi no hay ningún monumento más
antiguo en lengua romance.
Por lo demás, se ha prescindido en la redacción de este libro de toda
palabra y estilo técnico de filólogos que pudiera entorpecer Ja comprensión.
Aun la terminología gramatical empleada se ha reducido al mínimo indispen-
sable. Palabras como onomatopeya, sufij o, asimilación o metátesis no crearán
dificultades serias, ya que pueden hallarse bien definidas en los diccionarios
corrientes, pero aun así se han empleado con suma parquedad 1•
Los adelantos científicos que contiene este diccionario respecto de la obra
mayor del autor no se reducen al aspecto cronológico. En el curso de esta
t ·Hay que definir solamente una locución indispensable para un diccionario etimoló-
gico, pero que no es de empleo general. Las palabras de creación expresiva son parecidas
a las onomatopeyas, pero hay cierta diferencia : la onomatopeya imita directamente un
sonido real (como cacarear o pito o gago), mientras que las creaciones expresivas, aun
siendo, como aquéllas, una invención elemental del idioma, y careciendo de etimología
como aquéllas, no imitan un sonido pero sugieren directamente una idea por el valor psi-
cológico de sus vocales o consonantes (por ejemplo, niño, meñique, fan farrón, befa o zape).
13 INTRODUCCIÓN

década el autor ha seguido trabajando en todos los problemas que no habían


quedado definitivamente resueltos. Y habiendo llegado ahora a resultados más
satisfactorios o más aproximados, aprovecha esta ocasión para dar a conocer
sus nuevas ideas, aunque tenga que ser en términos muy sucintos y reservando
para otra ocasión la documentación y bibliografía pertinentes. He aquí una
lista de artículos que han experimentado aquí una mejora total o parcial, pero
de alcance decisivo. Es una lista muy incompleta, pues no se ha tratado de
recopilarla sistemáticamente, sino fiando mucho de la memoria: aro, atisbar,
atocha, avería, barniz, bellaco, berrueco, bisagra, blanquibol, borracha (con
borracho), ·bota, brusco, calambre, cursi, dado, empinar, escaramujo, millón,
nesga, pala, parva, pina, ragua, rosca, sabandija, salpicar, sandunga, sicalíptico,
sima, sinovia, tarasca, tertulia, tirar, tomo ll, tozuelo, varga, zaino, zaragata.
Claro está que, además, se han incorporado al texto los progresos ya recogidos
en las Adiciones y Rectificaciones de aquella obra, y que más de una vez
ahora, gracias a la perspectiva y firmeza que sólo los años y la aprobación
de la crítica podían damos, se ha podido afirmar sin tanteos lo que entonces
se presentaba sólo con el carácter de hipótesis algo vacilante. Y deben agre-
garse a ello artículos mucho más numerosos todavía, donde las innovaciones
se reducen a un matiz, a un dato aislado más o menos importante, a un mero
enfoque nuevo de los mismos hechos esenciales o a una sencilla aclaración.
Más que dar un análisis y clasificación de estos casos será bueno proporcionar
otra lista que, aun estando muy lejos de lo completo, permita apreciar, me-
diante un eotejo·con los artículos P.aralelos de la obra anterior, toda la variedad
de las mejoras abarcadas: aburrir, aliso, alquiler, alrededor, amainar, amartelar,
baldear, bodoque, bosquejar, caraba, cascabel, casta, catacumbas, cazo, cebra,
colodra, cresa, cuscuta, chacal, destello, disfrazar, divieso, elipse, embajada,
empeine ll, encallar, ef iteusis, enfrascarse, engatusar, engreírse, enjundia,
entremés, entresijo, erraj, escarpín, escrúpulo, escueto, spiche, estancar, estan-
darte, explayar, fandango, filatelia, flotar, fusilar, gancho, garúa, guiñapo, lacha,
.losange, lúa, malvado, manteca, melindre, misa, morro, mugre, najarse, suero,
etcétera. La dirección de los trabajos del autor durante los últimos años le ha
permitido, en particular, dar a los datos relativos a las ienguas del Oriente
indoeuropeo un carácter más preciso y exacto, y más de primera mano.
l.º de enero de 1961.

A LA SEGUNDA EDICIÓN. - Se ha revisado ahora totalmente el texto de la


primera, lo cual, además de eliminar muchas erratas, ha conducido a introdu-
cir cambios -adiciones o modificaciones- a unos doscientos artículos. Aun
cuando muchos de ellos se reducen a mejoras de detalle. en algunas docenas
ha habido nueva redacción, y aun nuevas conclusiones etimológicas (v., p. ej.,
barruntar, columbrar, columpiar, etc.) o al menos importantes renovaciones
parciales ( ardite, artimaña, badulaque, boina, butano...). Marzo de 1967.
INTRODUCCIÓN 14

A LA TERCERA EDICióN. -El favor que el público culto y los estudiosos


siguen dispensando a este libro ha aconsejado someterlo ahora a una revisión
más a fondo, sin esperar la nueva edición ampliada del Diccionario Crítico,
que se proyecta para un futuro más distante. De ahí han resultado nuevamente
mejoras en casi doscientos artículos. Pero esta vez los que han sufrido cambios
muy importantes, o una renovación total, son tan numerosos que decidimos dar
una lista casi completa de éstos 1• Hay además otros muchos que han sufrido
mejoras o aumentos, asimismo considerables pero menos profundos, como, para
dar idea de algunos, los que han afectado a los artículos fárfara, fideo, filibus-
tero, flamenco y forajido ; y, en fin, una cantidad casi incontable de mejoras
y correcciones de menor cuantía.

Marzo de 1973.

t Abacera, abanto, ajonjolí, almizcle, anea, añagaza, arrumaco, baranda, barraca,


bellaco, bisagra, cabrestante, cacha, cambalache, cangilón, cerrojo, cieno, cimbrar, collado,
cuy, chaparrón, charco, danzar, derrochar, desleír, encaramar, escamar, escarcha, escatimar,
escoria, fandango, gana, ganar, gazmoño, jota, lerdo, macolla, macuto, mazamorra,
mazapán, melón, mellar, monserga, muérdago, muro, pan, pantalla, pétalo, pingüino,
piorno, plaza, puerto, roano, rosicler, silfo, sumir, tanda, velo, zapato, zarpa, zatico,
zote, zumo, zurrar.
PARA LA PROHUHCIACIÓH DE FORMAS DIALECTALES Y DE LENGUAS CITADAS EM TRANSCRIPCIÓN

Las lenguas literarias escritas con el alfabeto latino se citan, naturalmente,


en su ortografía normal. La transcripción fonética sólo se ha empleado para
lenguas de escritura diferente, como el árabe o el griego ; más raramente se ha
recurrido a la notación fonética para cier.tas voces dialectales y en algún otro
caso excepcional.
En la transcripción del griego se han observado las normas generalmente
admitidas, distinguiendo la eta de la épsilon y la omega de la ómicron mediante
el signo de vocal larga : ethikós = 9LK6c; pero ethnikós = 9vLKÓc;, omós =
wµóc; 'crudo' pero hom6s = oµóc; 'igual'. Como el acento circunflejo presu-
pone vocal larga, no puede llevarlo una épsilon ni una ómicron ; luego sería
=
ocioso, cuando hay tal acento, poner el signo de l1:1rga (omos <!>µoc; 'hom-
bro'); se exceptúan los diptongos, como eu, ei, oi, que aun teniendo épsilon
u ómicron pueden llevar circunflejo ; ahora bien, al transcribir se ha puesto
aquí el acento en la primera vocal del diptongo (pois, Ieukos), lo cual, por lo
demás, no dará ocasión a vacilaciones si se quiere volver a la grafía griega,
pues no hay o casi no hay diptongos con la primera larga. A no ser los casos
de iota suscrita, que aquí se transcriben con una i pequeña y volada (1' ide, té1de).
En la transcripción del árabe sigo en general las normas adoptadas en mi
libro mayor. Sólo he cambiado la g en y, y he sustituido la a o á por e(é)
cuando el árabe vulgar de España había realizado este cambio fonético. La lt.
tiene el sonido de la j y la !el de la z del castellano ; la 'Y es como la j del inglés
o del valenciano o como la gi del italiano ; las consonantes con un punto
suscrito (t?. . {i, t. t) y también la q, son enfáticas, pronunciadas con mayor .
energía que las correspondientes sin el punto (o la k, respectivamente); el ' y '. '
el e expresan dos modalidades del ataque brusco o áspero de una vocal. No
sólo en la transcripción del árabe, sino en la de muchas más lenguas y dialectos,
se emplearán los símbolos siguientes: s = sh inglesa, ch francesa y x catalana,
z e
vasca o portuguesa : = j francesa, catalana o portuguesa ; = ch castellana ;
e () y o (p) indican vocales más abiertas que é () y ó (9) en catalán e ita-
DIC. ETIMOLÓGICO -2.
PRONUNCIACIÓN 16

liano, oposición que en portugués se indica mediante é, ó para lo abierto,


frente a e, o para lo cerrado, y el francés combina los sistemas portugués y
catalán en la forma probablemente ya conocida del lector curioso.
Es sabido que la vocal breve se indica con el símbolo V , y la vocal larga
con - en unas lenguas, con " en otras (en Ja transcripción del árabe este sím·
bolo significa que una vocal, además de ser larga, lleva el acento); la ü es una
vocal intermedia entre i y u (u francesa) ; la o, intermedia entre o y e (eu
francesa) ; la ii, intermedia entre e y a ; la d, intermedia entre a y o ; la
expresa varios matices de e relajada (inglés .ringer, cat. pare, fr. tenir).
A BR EVIATURAS

ac. = acepción dial. = dialectal


adj. = adjetivo ecuat. = ecuatoriano
ad v. = adverbio ej. = ejemplo
ags. = anglosajón escand . = escandinavo
alem, = alemán esl. = eslavo
amer. = americano, americanismo esp. = especial
and. daluz f . o fem. = femenino
ant. = antiguo fig. = figurado
ár. = árabe f r. = francés
arag. = aragonés gaél. = gaélico escocés
arg. = argentino gall. = gallego
astur. o ast. = asturiano gasc. = gascón
b. = bajo (sobre todo b. lat.) germ. = germánico
cast. = castellano gót. = gótico
cat. = catalán (con sus dialectos o va· gr. = griego
riedades : val. o valenc. = valencia· h. = hacia
no, mal/ . = mallorquín, rosell. = ro- hebr. = hebreo
sellonés y occid. = occidental) hisp.-am. = hispanoamericano
célt. = céltico indoeur. = indoeuropeo
ccntroamer. = centroamericano ingl. = inglés
el. o clás. = clásico interj. = interjección
colomb. = colombiano ir/. = irlandés
comp. = compárese it. = italiano
conj. = conjunción langued. = languedociano (hablas oc-
cpt. = compuesto, CPT. = compuestos citanas del Centro-Sur, V. oc.)
cub. = cubano lat. = latino
chil. = chileno lat. el. = latino clásico
deriv.= derivado, DERIV. = derivados lat. vg. = latino vulgar
ABREVIATURAS 18

lean. = leonés propte. = propiamente


lit. = lituano prov. = provenzal (hablas occitanas al
m. o mase. = masculino Este del Ródano)
mal/ ., véase eat. quich. = quichua
med. = mediados o medio rosel/ ., véase cat.
mej. = mejicano rum. = rumano
mod. = moderno S. = siglo
mozár. = mozárabe salm. = salmantino
mure. = murciano sánser. = sánscrito
n. = neutro santand. = santanderino o montañés
nav. = navarro sing. = singular
neerl. = neerlandés (holandés + fla· SS. = iglos
meneo) sust. = sustantivo
oc. = occitano o lengua de Oc (lengua tom. = tomado (V. pág. 14)
de los trovadores y hablas populares v. = verbo
modernas del sur de Francia) V. o vid. = véase
occid. = occidental val. o va/ene., véase eat.
orient. u or. = oriental venec. = veneciano
part. = participio venez. = venezolano
p. ej . = por ejemplo vg. = vulgar
per. = peruano
pl. = plural Un asterisco * precediendo a una
port. = portugués palabra indica que es hipotética, no
prep. = preposición documentada en texto alguno ni en el
prine. = principios del lenguaje hablado, aunque en general
prob. o probte. = probablemente se considera de existencia segura
pron. = pronombre
A

A, prep., S. XII. Del lat AD 'a', 'hacia', bi/láyr 'cristal', 'berilo', que a su vez se
'para'. tomó del gr. bry l/os.
ABACÁ, 1786 (1664, dato indirecto). Del ABANAR 'abanicar', 1601. Del port. aba-
tagalo abaká íd. nar 'aventar, cribar', 'agitar', 'abanicar', y
éste derivado del lat. YANNUS 'criba'. Hoy
ABACERA -ERO 'vendedora o vende- abanar se emplea todavía en Canarias para
dor de aceite, legumbres, etc.', S. XIII 'abanicar', abanear en Galicia ; albañar es
(jabacera). Parece ser derivado de haba, 'cribar' en Burgos y Alava.
que es el artículo que sobre todo vendería DERIV. Abano 'abanico', h. 1549 (de ahí
el abacero en sus. orígenes. Haba primiti- el cat. vano íd.); abanico, 1591, diminutivo
vamente significaba también 'habichuela', del anterior ; también se ha dicho abanillo,
como hoy todavía en Asturias. No es im- 1587, y abanito, 1689 ; abanicar, 1705.
posible que sea alteración de abastero 'ten-
dero de abastos', pero no hay indicio algu- Abanderado, abanderar, V. bandera
no de origen arábigo.
ABANDONAR, h. 1420 (abaldonar ya
DERIV. Abacería, 1551.
h. 1270). Del fr. abandonner íd ., deriv. de
ÁBACO, 1585. Tom. del lat abácus, y laisser a bandon 'dejar en poder (de al-
guien)', bandon 'poder, autoridad', y éste
éste del gr. ábax, -akos, íd. del fráncico BANN 'mando, .iurisdicción' (hoy
ABAD, 1107. De\ lat. abbas, abbátis, y alero. bann). Com p. BA LDÓN.
éste del arameo abba 'padre', pasando por DERIV. Abandono, 1710.
el griego ; abate es variante de empleo Abanear, abanico, abanillo, abano, V.
afrancesado o italianizante. abanar
DERIV. Abaden¡:o, 1099, sust. 1288; aba-
desa, 1159 ; abadía, l.ª mitad S. XIII ; aba- ABANTO 'hombre torpe', 'toro cobarde',
de;o, 1495 ('especie de escarabajo'), 1550-75 h. 1275. Entonces significa 'cierta ave de
('bacalao'), se explica por el sentido de presa, de naturaleza tímida y perezosa', vas-
'sacerdote' que tenía abad en la Edad Me· co abendu 'cernícalo, milano', port. abanto
dia ; en la acepción 'bacalao' es posible aue íd., que es el sentido primitivo: probable-
naciera como una variación de curadillo mente del lat. vg. AO-YANNITARE (comp.
'bacalao seco', que se entendió como deri· ABAN AR ) 'aventar, cribar' por la misma
vado de cura, aunque en realidad lo era comparación que explico en CERN ICAW.
de curar 'preparar con sal'.
Abaratar, V. barato
Ablliar, V. baiar Aba;o , V. baio
A balarrzarse, V. balanza A baldonar, V. ABARCA 'calzado consistente en una
baldón Abalizar, V. baliza suela de cuero atada al pie con cuerdas o
correas', S. X. Palabra común a los tres
ABALORIO, 1400 ( haval/oro). Del ár. romances hispánicos, de origen prerromano
bi/lá¡lri 'cristalino', derivado de bul/ár o (emparentado con el vasco abarka). El ár.
ABAR.CAR-ABOGADO 20
hispánico párga se tomó del cast. abarca y Jtabb al-músk 'grano de almizcle', por el
no viceversa : del plural par gas de esta pa- olor que despide el . abelmosco.
labra hispanoárabe salió luego el cast. al-
pargate, fin S. XV, alterado más común- Aberración, aberrar, V. errar A.bertu-
mente en alpargata, desde la misma fecha. ra, V. abrir
ABARCAR, h. 1300. Del lat. vg. *As· ABETO, 1545 (arag. avet, med. S. XIII).
BRACCHICARE 'abrazar', derivado de BRAC- bel lat. ABIES, ABlllTIS, íd.
CHIUM 'brazo'; abracar se dice hoy vulgar- DERIV. Abietino, 1572, abietíneo, 1859.
mente en partes de América, de Asturias y CPT. Pinabete, 1601, del cat. pinavet, for-
de Aragón. El anticuado y provincial so- mado con pin, forma antigua de pi 'pino'.
barcar, 1495, de significado análogo, es otro
derivado parecido, •suBBRACCHICARE. Abierto, V. abrir Abietíneo, -tino, V.
abeto
Abarloar, V. barlovento Abarquillar,
V. barca Abarraganarse, V. barragán ABIGARRADO, 1611. Tom. del fr. bi·
Abarrancar, V. barranco Abarrotar, aba- garré id ., S. XV, palabra de historia oscura,
rrote, V. barra Abastecer, V. basto quizá procedente del Sur de Francia, pero
Abasto, V. bastar Abatanar, V. batán de etimología .incierta.
Abate, V. abad Abatimiento, abatir, V. DERiv. Abigarrar, 1726. .
batir Abdicación, V. abdicar
ABIGEATO, 1597. Tom. del lat. abigea·
ABDICAR 'renunciar a la realeza', h. tus íd., deriv. de abigre. 'llevarse' y éste de
1420. Tom. del lat. abálcare id., deriv. de agere 'conducir'..
dicare 'proclamar solemnemente' (de la raíz
de dicere 'decir'). ABINTESTATO, sust., 1623. De la locu-
DERIV. Abdicación, 1681. ción adverbial lat. ab intestato 'sin testar',
también empleada en cast., h. 1260.
ABDOMEN, 1555. Tom. del lat. abdo-
men id. ABISMO, 1219. Forma común a todos
DEIUV. Abdominal, 1811. los romances hispanos y gálicos (fr. abime),
debida a una alteración del lat. abyssus id.
ABDUCCIÓN, 1716. Tom. del Iat. ab- (éste del gr. ábyssos 'sin fondo', deriv. pri;
ductio 'acción de llevarse o separar', deriv. vativo de byssós 'fondo'); se han dado va-
del verbo abducere, y éste de ducere 'llevar, rias explicaciones de esta alteración, ningu-
conducir'. na averiguada.
DERIV. Abductor, 1786. .. DERIV. Abismar, 1604; abismal, h. 1400.
Abisal, h. 1580.
ABECÉ, 1182. Compuesto del nombre de
las tres primeras letras del alfabeto. Abjurar, V. jurar
DERIV. Abecedario, 143.b lat. tardío abe-
cedari11m Id. ABLACIÓN, 1803. Tomado dCJ latino
ablatio, -onis, íd., deriv. de auferre 'llevar-
ABEDUL, 1761. Del céltico *sETOU!, va- se (algo)', y éste de ferre 'llevar'. Otro
riante de BET0LLA, nombre (también céltico) deriv. de éste: ablativo, 1445-50, Iat. ablafi-
del mismo árbol, documentado en la litera- vus 'relativo al llevarse'.
tura latina; el fr. ant. boul (hoy bouleau)
y el cat. bedoll proceden de otra variante Ablandar, V. blando Ablativo, V. abla-
•sETULLus. La a- castellana se debe al in- ción
.flujo de abeio. ABLUCIÓN 'acción de purificarse por
medio del agua', 1606. Tom. del ·1at. ablutio,
ABEJA, 951. Del Jat. APfcOu, diminutivo ·onis, íd., ·deriv. de abltUre 'sacar (algo) la-
de APIS íd. vando' (deriv. de lavre 'lavar').
DERIV. Abejaruco, 1505 (-juruco, 1495),
ave que se alimenta de abejas, también lla- Abnegación, abnegar, V. negar Abo-
mada abejero. Abejón, 1343. Abejorro, h. bar, V. bobo Abocar, V. boca Abo-
1560. A piastro, 1555, tom. del lat apiaster, cinar, V. bocina Abocinar 'echar de bru-
deriv. de apis. ces', V. bruces (de) Abochornar, V. bo-
CPT. A pícola, formado con el lat. cot re chorno Abofetear, V. bofetada
'cultivar, criar', con el cual se formaron
también apicultor y apicultura. ABOGADO, J.& mitad S. XIII. Del lat.
ADVOCATUS íd., participio de ADVOCARE 'con-
ABELMOSCO, 1859. Tom. por vCa culta vocar', 'llamar en calidad de abogado', de-
del lat. mod. abelftl()schus fd., y éste del ár. riv. de vacare 'llamar'.

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