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Antonio Gramsci

Los periódicos y los trabajadores

Escrito: En 1916.
Primera Edición: Apareció, sin firma, en Avanti, edición piamontesa, del 22 de
diciembre de 1916, bajo la sección “Discursos de temporada”.
Traducción: Por Miguel Solís Herrera, en base a: Gramsci, A. (1967), Scritti
Politici (Tomo I). Roma: l'Unità- Editori Riuniti.
Esta Edición: Marxists Internet Archive, julio de 2013.

Estos son los días en que los periódicos se anuncian para captar suscriptores. Los
directores de la prensa burguesa ordenan los aparadores, le dan brillo a su logotipo y
buscan llamar la atención de los transeúntes (es decir, el lector) para vender su producto.
El producto es ese pedazo de papel de cuatro o seis páginas que cada mañana y tarde
pretende inyectar en el espíritu del lector el modo de percibir y juzgar los hechos de la
actualidad política, mismos que convienen a los intereses de los productores y vendedores
del papel impreso. Queremos discutir con los trabajadores sobre la importancia y la
relevancia del hecho, que parece tan inocente, que es elegir el periódico al que nos
suscribimos. Es una decisión llena de mañas y peligros que se debe hacer
conscientemente, con prudencia y previa reflexión. Ante todo, el trabajador debe negarse
a colaborar al sostenimiento del periódico burgués. Tiene que recordar siempre, siempre,
siempre, que el periódico burgués (cualquiera que sea su matiz) es un instrumento de
lucha impulsada por ideas e intereses contrarios a los suyos. El contenido de la prensa está
influenciado por una idea: el servicio de la clase dominante, lo que inevitablemente se
traduce en una cosa: luchar contra la clase trabajadora. De hecho, del primer al último
renglón, el periódico burgués adopta y revela esta preocupación. Pero lo mejor de todo, es
decir lo malo, está en el hecho de que en lugar de pedir dinero a los ricos para sostener su
propia defensa, los periódicos burgueses logran en cambio financiarse por la misma clase
a la que combaten. Y los obreros les pagan con prontitud y generosidad. Cientos de miles
de trabajadores dan todos los días sus monedas a la prensa burguesa y por lo tanto lo
fortalecen ¿Por qué? Si usted le pregunta a un trabajador con un periódico burgués en el
tram o en la calle, escucharía la respuesta: "Porque necesito saber qué cosas están
sucediendo". Jamás se le ocurrió que las noticias son expuestas con un arte que dirige su
pensamiento y manipula su mente de una manera determinada. Pero al mismo tiempo él
sabe que este diario es conservador, que tal persona es un arribista, y que el tercero,
cuarto, y quinto están vinculados a grupos políticos que tienen intereses directamente
opuestos a los suyos. Todos los días, los trabajadores pueden ver por sí mismos que los
periódicos burgueses relatan hasta los hechos mas simples de un modo en el que
favorecen a la clase burguesa en perjuicio de la clase obrera. ¿Si estalla una huelga? Para
la prensa burguesa los trabajadores están equivocados. ¿Hay una manifestación? Los
manifestantes, simplemente porque son trabajadores, son siempre los revoltosos, los
intransigentes, los delincuentes.

¿El Gobierno aprueba una ley? Siempre es buena, útil y justa, incluso si se trata de lo
contrario. ¿Se desarrolla una lucha electoral, política o administrativa? Los solicitantes y
los mejores programas son siempre las de los partidos burgueses.

No hablaremos de todos los hechos que los periódicos burgueses o censuran, o


tergiversan o falsifican para poder engañar, ilusionar, y mantener en la ignorancia a sus
lectores.

Sin embargo, la aprobación cómplice del trabajador al periódico burgués no tiene


límites. En necesario reaccionar a ella y mostrar trabajador el análisis exacto de la
realidad.

Hay que decir y repetir que el dinero mal gastado que cae en las manos del vendedor de
periódicos es un proyectil más entregado al periódico burgués que lo disparará después,
en el momento oportuno, en contra de las masas trabajadoras.

Si los trabajadores se convencieran de esta verdad elemental, aprenderían a boicotear la


prensa burguesa con la misma firmeza y disciplina con que la burguesía boicotea las
publicaciones de los trabajadores, es decir, la prensa socialista.

No dar ayuda de dinero a la prensa burguesa que es su enemiga: este debe ser nuestro
grito de guerra en este momento caracterizado por las campañas de suscripciones
promovidas por todos los periódicos burgueses.

Boicot, boicot, boicot!

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