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Juliana Vásquez
Nicolas Jaramillo
china
Confucio fue un reconocido pensador chino cuya doctrina recibe el nombre de confucianismo.
Procedente de una familia noble arruinada, a lo largo de su vida alternó periodos en los que
ejerció como maestro con otros durante los cuales fue funcionario del pequeño estado de Lu, en el
noreste de China, durante la época de fragmentación del poder bajo la dinastía Zhou o período de
los Reinos Combatientes (770-476 a. C.).
Como para la mayor parte de sus contemporáneos, los confucianos ven el cosmos como algo
armónico que regula las estaciones, la vida animal, la vegetal y la humana. Si esta armonía era
trastornada, habría graves consecuencias. Un ejemplo común que utiliza el confucianismo es el del
mal gobernar.
Los confucianos eran practicantes de un culto que giraba alrededor de la adoración a los
antepasados y de poderes entre los cuales el Cielo era el más claro. El Señor de lo Alto (Shangdi),
que es a veces mencionado, era algo más arcaico. Cuando aparece en los textos de los Cuatro
Libros, el Cielo es un poder superior, que no está ni personalizado ni tan separado del mundo.
Según el confucianismo, el hombre debe armonizarse con el cosmos, es decir, estar de acuerdo a
lo ordenado por el Cielo. Para ello, debe autoperfeccionarse mediante la introspección y el
estudio. Si lo logra, tendrá conocimiento de sí mismo y de los deseos del Cielo, lo que le servirá
para desarrollar su Li, que significa los ritos, las ceremonias, la rectitud y las buenas formas
interiorizadas. El Li es útil para desarrollar el Ren que se podría traducir por «buenos sentimientos
hacia los demás hombres». La práctica del Ren supone las virtudes Zhong y Shu, que se traducen
aproximadamente como ‘lealtad’ y ‘perdón’, o como ‘fidelidad’ y ‘compasión’. Si el hombre tiene
Ren, podrá fácilmente practicar la justicia, los buenos principios, llamados Yi.
Los medios para alcanzar la máxima excelencia o Zhi shan eran dos: el estudio y la introspección,
entendida como un mirar hacia dentro, es decir, el conocimiento pleno de uno mismo.
El estudio de textos antiguos y de las lecciones de los sabios y la naturaleza es la base de la mejora
individual. Además, sirve como soporte para la introspección porque el hombre debe ver qué hay
de bueno dentro de sí y desarrollarlo. La bondad natural humana, capital en las enseñanzas de
Mencio, parte del mismo principio de que lo bueno se encuentra dentro del hombre y que debe
ser descubierto usando la introspección. Así, un hombre superior podrá obtener Ren y Li.
Taoísmo
El taoísmo es una filosofía surgida a partir del Tao Te Ching (también conocido como Tao Te King o
Dào Dé Jīng), una obra que habría sido escrita por Lao Tse en el siglo VI antes de Cristo. Su pilar es
el Tao, un concepto que suele entenderse como el camino o el método y que refiere a la esencia
del universo
Para los taoístas, el Tao es el orden de la naturaleza que rige la existencia. Este orden no puede
nombrarse, aunque se hace manifiesto a través de diversas cuestiones que sí tienen nombre.
El taoísmo nació como doctrina filosófica pero luego se desarrollaron algunas corrientes que lo
convirtieron en religión. Incluso con los años se conjugó con el budismo y con el confucianismo.
Entre los principios más significativos que sustentan al taoísmo, podemos hacer referencia los
siguientes:
-Determina que toda acción propicia que se cree una fuerza opuesta. De ahí que, por tanto, los
sabios consideren que la manera de encontrar la acción será a través de la inacción.
– Afirma que sólo lo que es el Tao perdurará para siempre, el hombre pasará, por su parte, porque
es finito.
Los taoístas aspiran a la inmortalidad, entendiendo este concepto como la posibilidad de lograr la
armonía con los elementos de la naturaleza y de trascender al propio ser. Por eso consideran a Lao
Tse y a otras grandes personalidades como inmortales.
El concepto de yin-yang también es muy importante para el taoísmo ya que evidencia la dualidad
del universo. La idea se basa en que existen tres fuerzas que interactúan en la realidad: el yin, el
yang y el Tao. Las dos primeras son fuerzas contrapuestas que se complementan y actúan como
una: una fuerza activa y otra pasiva. El Tao, por su parte, es la fuerza superior que contiene a
ambas.
El taoísmo, en definitiva, aspira a la armonía del ser humano y el Tao a través del sacrificio, la
meditación, la honestidad, la bondad y la piedad, entre otras virtudes. Es importante destacar, de
todos modos, que carece de un dogma.
Además de todo lo expuesto hasta el momento, merece la pena conocer otra serie de aspectos
que resultan realmente singulares del taoísmo, como son los siguientes:
-Se considera que el citado texto principal en el que se sustenta, también llamado “Libro de la
razón y la virtud”, es uno de los libros de corte religioso más breves que existen de toda la historia.
Y es que el mismo sólo tiene 5.000 palabras.
-Uno de sus principales lemas o ideas que llaman poderosamente la atención es que llega a
comparar al hombre con el bambú. ¿Por qué? Porque se considera que el ser humano, al igual que
dicha planta, es recto y útil, aunque hueco en lo que es el interior.
-En la actualidad, se cree que el taoísmo es seguido por un total de unos 50 millones de personas,
repartidas por todo el mundo, aunque se considera que es en Asia donde tiene más “adeptos”.