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GUERRAS NAPOLEONICAS

La Revolución Francesa de 1789 representó el fin de un mundo, lo que despues se llamaría


Antiguo Régimen, y el inicio de otro. en la práctica, el desarrollo de la Revolución estuvo
lejos de los sueños idealistas de los pensadores ilustrados. La guerra exterior, la lucha de
partidos y la persecución implacable del adversario en el interior crearon una situación
insostenible, que sólo se remedió con el establecimiento de un nuevo tipo de monarquía, la
de Napoleón. (ationalgeographic.com.es) El Primer Cónsul y Emperador de los franceses
fue ambas cosas: héroe y sanguinario a partes iguales. Un cruce de caminos entre el
hombre bien pertrechado de códigos de honor y el invasor insaciable de Europa.
(https://elpais.com)

Las guerras napoleónicas o guerras de coalición fueron un conjunto de enfrentamientos


bélicos que ocurrieron bajo el mando de Napoleón Bonaparte; a esta serie de guerras se
les suele considerar una consecuencia de la gestación de los ideales filosóficos y sociales
concebidos durante la Revolución francesa. Las hazañas bélicas realizadas por Napoleón
y sus soldados durante este período son muy apreciadas por la disciplina militar, pues se
trata de una excelente estrategia que permitió la extensión bonapartista a lo largo de la
península occidental. Por lo tanto, muchas de las decisiones de Bonaparte son admiradas
con objetividad, a pesar de que estas pudieron haber sido inmorales o no. En otras palabras,
se trata de un análisis objetivo de los acontecimientos bélicos y de los logros de Napoleón,
aunque para muchos este militar francés haya sido un dictador y un gobernante de carácter
totalitario. En la actualidad, las guerras napoleónicas son también conocidas como las
guerras de coalición pues, según los registros, fueron los aliados de Gran Bretaña, la
coalición estuvo formada principalmente por el Sacro Imperio Romano Germánico, el
Imperio Austríaco, el Imperio Ruso, Reino de Portugal, entre otros fueron los que
desencadenaron dichos enfrentamientos.
Por parte de Francia, los aliados fueron el Reino de Holanda, el Reino de España, los
Revolucionarios Serbios, entre otros. los enfrentamientos fueron principalmente sobre
tierra, junto con algunas pocas batallas navales. Durante este ciclo de guerras hubo algunos
períodos de paz promulgados por acuerdos y tratados entre las naciones implicadas. Sin
embargo, en distintas ocasiones no fueron suficientes para mantener la paz, y finalizaron
con el derrocamiento de Napoleón en la conocida batalla de Waterloo.
(https://www.lifeder.com/guerras-napoleonicas/)
Bonaparte se alzó en armas mientras defendía los ideales ilustrados predicando sobre el
derecho y la libertad, por lo que obtuvo rápidamente el apoyo del pueblo. También logró
obtener el respaldo de las clases sociales más favorecidas. A partir de este momento
Bonaparte fue condecorado como el primer cónsul francés; con este título, el joven militar
decidió extender el territorio francés con la excusa de liberar a las demás tierras de la tiranía
monárquica. Esta idea también la nutrió con los valores nacionalistas y patriotas que se
encontraban en boga durante los siglos XVIII y XIX.
Ambición del Imperio francés.
Todos los ideales de la Revolución francesa permitieron la entrada de la ambición al
territorio francés. Por esta razón, el país franco decidió extender sus dominios y sus
territorios, pues así podían crecer como potencia.
Una de las primeras decisiones que tomaron fue realizar un bloqueo continental sobre el
Imperio de Bretaña, mientras que desarrollaban otras batallas por todo el continente.
Entonces, Gran Bretaña decidió responder a estos ataques y a estas amenazas francesas,
por lo que organizó diferentes coaliciones con ayuda de otros imperios europeos que
también se sentían vulnerables frente a la ambición expansionista de los franceses.
Las otras potencias europeas también se sentían preocupadas por las ideas ilustradas que
ambicionaban cambiar por completo la percepción que se tenía sobre las monarquías; fue
entonces cuando se dio inicio a las conocidas batallas o guerras napoleónicas.
El Imperio británico se encargó de financiar a una serie de países con la finalidad de que
les pusieran fin a las ambiciones francesas; con esto lograrían mantener el control sobre
sus gobiernos y monarquías. En total fueron 7 coaliciones, siendo la última la batalla de
Waterloo, en la que finalmente el país franco perdió la guerra.
Primera coalición.
Se conoce como Primera Coalición (1792-1797) al primer esfuerzo coordinado de las
monarquías europeas para contener la Revolución francesa. Las campañas bélicas se
extendieron por Europa Occidental y el Caribe, convirtiéndola en una guerra a gran escala.
La coalición se inicia con la invasión del territorio francés por Austria y Prusia, y como
respuesta ofensiva Francia declara la guerra a la Monarquía Habsburgo de Austria el 20 de
abril de 1792, guerra a la que poco después se unirían el Reino de Prusia, Gran Bretaña,
España y otros estados. A pesar de las derrotas iniciales de los ejércitos franceses, a partir
de 1794 estos lograron imponerse en el campo militar y derrotar sucesivamente uno por
uno a todos los países que habían entrado en la coalición antifrancesa. En 1795, Prusia y
España firmaron la paz con el país galo y se retiraron de la coalición, al tiempo que era
establecida la República Bátava como un estado satélite francés en Holanda. A partir de
ese año el Directorio Francés preparó diversas operaciones para lanzar ofensivas en
Alemania y el norte de Italia. Tras los últimos años en que las tropas francesas lograron
mantener su hegemonía, en 1797 se firmó el Tratado de Campo Formio entre Francia y
Austria, poniendo fin a la primera coalición.
Este acuerdo de paz no fue muy duradero ni del todo efectivo, ya que Gran Bretaña continuó
en guerra y al año siguiente se volvió a formar una Segunda Coalición antifrancesa y la
reapertura de hostilidades

Segunda coalición.
El segundo enfrentamiento ocurrió entre los años 1798 y 1801, en donde participaron Reino
Unido, el Imperio ruso e incluso el Imperio otomano; también se incorporaron los reinos de
Austria, Nápoles y Portugal.
Durante este período Francia estaba atravesando una crisis financiera y económica, por lo
que tuvo una disminución en las líneas militares. No obstante, la capacidad de la estrategia
napoleónica logró sobreponerse a las adversidades y venció a la coalición del Imperio
británico.
Tercera coalición.
La Tercera Coalición fue una alianza militar creada en 1805 por El Reino
Unido, Austria, Rusia, Nápoles y Suecia contra Francia con el fin de derrocar
a Napoleón del trono imperial y disolver la influencia militar francesa en el continente
europeo. Napoleón había planeado la invasión de Gran Bretaña desde el fin de la Paz de
Amiens en 1803, y había reunido un ejército de 150.000 soldados en Boulogne. Sin
embargo, necesitaba conseguir la superioridad naval antes de poner en marcha la invasión,
o al menos, distraer a la flota británica llevándoles lejos del Canal de la Mancha. El complejo
plan de distracción, llevado a cabo por el almirante Villeneuve fracasó tras la Batalla del
Cabo Finisterre y la posterior destrucción de la flota franco-española en la Batalla de
Trafalgar. Entonces, Napoleón se vio forzado a abandonar sus planes contra Inglaterra y a
centrar su atención en sus enemigos continentales.

Cuarta coalición.
fue una alianza organizada contra el Imperio francés de Napoleón entre los años 1806 y
1807. Los participantes en esta coalición fueron Inglaterra, Prusia, Rusia, Sajonia y Suecia.
La mayoría de los miembros de esta coalición ya se encontraban luchando previamente
contra Francia como parte de la Tercera Coalición, por lo que no hubo un periodo intermedio
de paz. En 1806, a instigación de Inglaterra y gracias a los abundantes subsidios prodigados
por el gabinete de Londres a la corte de Prusia, esta última se unió a la coalición temiendo
el poder emergente de Francia tras la derrota austríaca. Prusia y Rusia se movilizaron para
una nueva campaña, y las tropas prusianas se concentraron en Sajonia.
Napoleón contraatacó, derrotando a los prusianos de forma decisiva en la batalla de Jena-
Auerstädt, en octubre de 1806. Las fuerzas francesas de Napoleón ocuparon entonces
Prusia, capturando Berlín el 25 de octubre de 1806, y marchando sobre el este de Prusia y
la frontera rusa, donde tuvieron un encuentro con las tropas rusas en la Batalla de Eylau,
en febrero de 1807, y donde el avance de Napoleón fue detenido brevemente.
Finalmente, las fuerzas rusas fueron destruidas por el ejército de Napoleón en la batalla de
Friedland, el 14 de junio de 1807, y tres días después Rusia solicitaba una tregua. Por el
posterior Tratado de Tilsit, en julio de 1807, Francia hizo la paz con Rusia y forzó a Prusia
a ceder la mitad de sus territorios a Francia, al Reino de Westfalia de Jerónimo Bonaparte
y al nuevo Gran Ducado de Varsovia. Napoleón ahora tenía virtualmente el control absoluto
sobre el oeste y el centro de Europa.

quinta coalición.
fue una alianza entre Austria y el Reino Unido, creada en 1809 para luchar contra el Imperio
francés del emperador Napoleón I.
El Reino Unido se encontraba ya luchando contra Francia aliado con los rebeldes españoles
en la Guerra de Independencia. Al mismo tiempo, Austria había reclutado un nuevo ejército
para tratar de dar un vuelco a las desfavorables condiciones impuestas tras la derrota de la
guerra anterior (Tercera Coalición) que culminó con el Tratado de Pressburg. A pesar de
que Austria obtuvo algunas victorias en operaciones menores de tipo defensivo, la ausencia
de Rusia y Prusia de la coalición significó la inferioridad numérica de Austria frente a los
enormes ejércitos franceses, lo que la condujo a la posterior derrota en la batalla de
Wagram. Austria fue obligada a firmar el Tratado de Schönbrunn, perdiendo aún más
territorio frente a Napoleón.
Sexta coalición.
Tuvo una duración de dos años y ocurrió entre 1812 y 1814. En esta coalición participaron
los países de Austria, Prusia, Rusia, Reino Unido y Suecia.
Bonaparte logró invadir el territorio ruso mediante una asombrosa hazaña militar; no
obstante, tuvo que abandonarlo porque no podía mantener a las tropas. El precio resultaba
muy elevado y el terreno era indomable.
A pesar de esto, Bonaparte consiguió varias victorias frente al conjunto prusiano. Aunque
consiguió varios triunfos, también perdió muchos soldados, por lo que tuvo que retroceder.
Esto trajo como consecuencia que el comandante francés perdiera el territorio español.
Durante este período los aliados de Reino Unido lograron entrar en la capital parisina, lo
que desembocó en el exilio de Napoleón en la isla de Elba, donde el líder francés se dedicó
a idear una próxima estrategia para recuperar todo lo perdido.

Séptima coalición / caída del imperio napoleónico.


El principio de la batalla de Waterloo
La batalla de Waterloo se inició el día 18 de junio de 1815 a las 11:30 horas. Allí se
encontraron las fuerzas angloaliadas, al mando del mariscal Arthur Wellesley, más conocido
como el Duque de Wellington, con 67.000 soldados y 156 cañones, y 49.000 prusianos con
134 cañones al mando del mariscal de campo Blücher, frente a las tropas francesas de
Napoleón, con unos 74.000 hombres y 246 cañones.
Napoleón había sido el gran dominador de Europa con sus grandes victorias militares, pero
nunca se había enfrentado ni derrotado al duque de Wellington, cuyo prestigio militar
rivalizaba con el emperador francés. Además, Wellington supo usar las mismas estrategias
militares que Napoleón había inventado para que este claudicara.
Con el ataque francés al castillo de Hougoumont comenzaron las hostilidades en Waterloo.
Estos trataron de embestir el flanco derecho de Wellington para atraer las reservas del
inglés a esta zona para luego realizar un gran ataque al costado izquierdo de sus tropas.
Este movimiento fracasará, así como el posterior ataque de la caballería bonapartista sobre
el centro de la derecha de las fuerzas del duque.
Posteriormente, entran en liza los prusianos de Blücher por el Este, llegando a la batalla
unas tres horas más tarde. Este ataque dio lugar a que los franceses retrocedieran, aunque
posteriormente contraatacarían, logrando el repliegue prusiano.
Por la tarde, las tropas de francesas al mando del mariscal Ney atacaron la zona central de
las fuerzas de Wellington, siendo rechazadas. Los franceses realizaron un último ataque a
la desesperada con sus tropas más veteranas, siendo reprimidos y encajando enormes
pérdidas.
Mientras, los prusianos habían tomado posiciones en el zona izquierda de la línea de
Wellington. La mayor parte de las fuerzas prusianas de Blücher, ocultas en la retaguardia,
atacaron a la debilitada ala derecha napoleónica dirigida por mariscal el
Grouchy, asestando un golpe definitivo.
Fin de la batalla de Waterloo.
La batalla finalizó sobre las 21:00 horas, cuando Wellington y Blücher se encontraron en la
posada ‘La Belle Alliance’, que había sido utilizada como cuartel general de Napoleón, y
tanto británicos como prusianos siguieron hostigando a las tropas francesas los días
siguientes.
Napoleón volvió a París, y el 21 de junio abdicó en favor de su hijo, huyendo a Rochefort
con la esperanza de llegar a Estados Unidos. Finalmente fue bloqueado por los ingleses, a
los que se rindió el 15 de julio.
Consecuencias de la batallas/coaliciones.
Las consecuencias fueron claras. Napoleón fue desterrado a la isla de Santa Elena, en el
sur del Atlántico, donde vería sus últimos días. Luis XVIII volvió al trono francés, y se llevó
a cabo un nuevo tratado de paz con Francia, más severo si cabe que el anterior. Este
suponía pequeños cambios de fronteras, una cuantiosa indemnización y la imposición de
un ejército de ocupación.
Alto costo de vidas.
Las guerras napoleónicas trajeron como consecuencia una notable pérdida de vidas
humanas, así como también de bienes económicos. Esto se debe a que los enfrentamientos
habían durado un largo período y habían requerido de un exagerado esfuerzo para
conseguir la victoria.
Estas guerras también implicaron un gran número de heridos y el desarrollo de terribles
enfermedades.
Pérdida de la hegemonía francesa.
Con la batalla de Waterloo, Francia tuvo que retroceder en todos los territorios que había
logrado conquistar, lo que trajo como consecuencia un cambio radical en las divisiones
territoriales de aquel momento. Luego de esta batalla varias comunidades buscaron
declarar su independencia, lo que implicó una separación definitiva entre los países
conquistados y las fuerzas bélicas del país franco.
España como un territorio vulnerable.
Uno de los países que sufrió más ataques por parte de la hegemonía francesa fue España,
lo que trajo como consecuencia que este territorio perdiera los dominios que tenía sobre las
colonias americanas. En otras palabras, los países latinoamericanos estaban consiguiendo
poco a poco su independencia, quienes además habían buscado inspiración en los ideales
nacionalistas y libertarios del país francés.
Además, gracias a todas estas asociaciones con los demás países europeos, Gran Bretaña
pudo convertirse en la nueva gran potencia del mundo quitándole el puesto a Francia, la
cual no pudo más nunca recuperar la gloria que adquirió durante las hazañas de Napoleón
Bonaparte.

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