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La Vía de Escape

¿Cómo atravesar una tentación sin caer en ella?


No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios,
que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que
con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistir la. (1
Corintios 10:13)
La palabra tentación es muy conocida para todas nosotras, sin importar nuestra edad,
estado civil, condición económica, cada una ha sido tentada en alguna oportunidad. Es
posible que cuando pensemos en esta palabra, recordemos a Eva y a la serpiente en el
Jardín. Sí, las consecuencias fueron horribles. Siempre que hablamos de tentación estamos
ante una situación de vida o muerte.
Si bien es cierto que las áreas en que somos tentadas pueden ser distintas, tenemos algunos
puntos en común. De manera muy general, una tentación se alimenta de mi impulso egoísta
de satisfacer los anhelos y deseos de mi carne (o mi “yo”) que se levanta por encima de mi
intención de obedecer y agradar a Dios. Y de hecho, cualquiera que sea nuestra tentación,
la encontramos detallada en Gálatas 5:19-21 donde se describe como aquellas obras de la
carne que debemos hacer morir por el Espíritu.
El término “ruta de escape” se utiliza ante situaciones que suelen ser de vida o muerte, en
las que permanecer en el lugar dejará daños graves y en la mayoría de los casos, letales.
Algo bastante parecido a lo que viviremos si caemos en la tentación.
Hace unos años participé en la creación de una ruta de escape en mi lugar de trabajo y lo
primero que llamó mi atención es que ésta se adapta al lugar en sí, basándose en las
fortalezas y debilidades del espacio. Al intentar hacer la nuestra debemos considerar que
posiblemente nos funcionen estrategias distintas que a otras mujeres. Ayudaría
personalizarla en cuanto a tus experiencias, pero he aquí una base sobre la que puedes
trabajar:

1. Huye. No esperes o coquetees o medites sobre la tentación. Para escapar hay que
“escapar”.

2. Cuando corras, no lo hagas hacia cualquier punto, sino hacia Dios y Su Palabra.
Santiago 4:7

3. Crucifica junto con Cristo esos deseos y para encontrar fortaleza, acude ante Aquél
que fue tentado en todo.

4. Pide a Dios Su Gracia para sustituir el deseo de la carne por abono para cultivar el
fruto del Espíritu (listado en Gálatas 5:22-23).

5. Busca a alguien a quien puedas rendirle cuentas, tu esposo, una amiga firme en la
fe, o una mentora si la tienes. 1 juan 1:9
Y como a las que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien, he aquí algunos beneficios
sobre ser tentadas.

1. Las tentaciones son excelentes oportunidades para encontrarnos con la fidelidad de


Dios. (1 Corintios 10:13)

2. Recibiré recompensas ahora y en la eternidad por salir victoriosa de ellas. (Santiago


1:12)

3. Al hacer morir las obras de la carne, se fortalecerá el fruto del Espíritu. (Gálatas 5:
22-23)

Aquí aparece una palabra que en el idioma griego puede tener dos significados diferentes
dependiendo de su aplicación. La palabra espeirasmós (πειρασμός), la cual aquí se traduce
como tentación, pero puede ser traducida como prueba. Si se usa en relación al trato de
Dios con sus escogidos se usa esta palabra como prueba. Por ejemplo, Dios uso las
calamidades que vinieron sobre Job para probar su fidelidad y bendecirlo aún más.
Generalmente, las pruebas tienen el objetivo de formar nuestro carácter y dependencia de
Dios para prepararnos para un futuro brillante. En contraste, cuando se usa con referencia
al diablo significa tentar, y somos seducidos por el enemigo para romper nuestra comunión
con el Padre celestial, nos hace peores personas y tiene como único fin destruirnos. Sin
embargo, Pablo nos alienta a no dejarnos seducir por la tentación, ya que la fidelidad de
Dios nos ayudara a soportarla y escapar de ella: pero fiel es Dios, que no os dejará ser
tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación
la salida, para que podáis soportar.

Definitivamente, como seres humanos imperfectos en la carne estamos expuestos


a caer en el lazo de la tentación y esto es algo que no podremos evadir. Siempre que esta
se presenta debemos estar conscientes que detrás de cada tentación, también está la
oportunidad de honrar el nombre de Dios. La Biblia nos habla de la fe de Moisés, el cual
tuvo la oportunidad de ceder ante la tentación de los placeres temporales de Egipto, o
someterse a la prueba del oprobio que lo llevo a disfrutar de los tesoros de Cristo: “Por la
fe Moisés, hecho ya grande, rehusó llamarse hijo de la hija de Faraón, escogiendo antes ser
maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, teniendo
por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía
puesta la mirada en el galardón”, (Hebreos 11:24-26). La tentación siempre tratara de
alejarnos de Dios, pero la prueba nos aprobara delante de su presencia. El Señor también
nos ha proporcionado salidas que podemos usar para no caer en la tentación del diablo,
estas son:

1. Debemos evitar la tentación cuanto nos sea posible: “No entres por la vereda de los
impíos, ni vayas por el camino de los malos. Déjala, no pases por ella; apártate de ella,
pasa”, (Proverbios 4:14-15). Los corintios debían abstenerse de ir a las fiestas paganas de la
ciudad ya que allí no solo comían de lo sacrificado a los ídolos, sino participaban en
borracheras y fornicaciones.
2. Si la tentación se presenta imprevistamente, debemos huir de ella: Pablo exhorto a los
corintios a huir de la fornicación: “Huid de la fornicación”, (1 Corintios 6:18); a huir de la
idolatría: “huid de la idolatría”, (1 Corintios 10:14); a Timoteo le dice que huya de la
codicia: “Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias
necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; porque raíz de todos
los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron
traspasados de muchos dolores”, (1 Timoteo 6:9-10); y también de la pasiones
juveniles: “Huye también de las pasiones juveniles”, (2 Timoteo 2:22). En general, debemos
huir de la tentación.
3. Debemos guardar una actitud de oración constante en nuestra vida para
mantenernos puros de la contaminación de este mundo: “Crea en mí, oh Dios, un corazón
limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”, (Salmo 51:10). El mismo Señor Jesús pidió
ser librado del mal en la oración modelo del Padre nuestro: “…Y no nos metas en tentación,
mas líbranos del mal”, (Lucas 11.4).
4. Debemos enfocar nuestras fuerzas y talentos en cosas de provecho que nos
mantengan ocupados no dando lugar al ocio y pensamientos impuros:“Por lo demás,
hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo
amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en
esto pensad”, (Filipenses 4:8).
5. Debemos confesar nuestros pecados a Dios: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para
que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo
el justo”, (1 Juan 2:1).
6. Si se tratan de tentaciones fuertes que nos hacen tropezar debemos busca ayuda
ministerial sabiendo que están para el cuidado de la grey de Dios: “a fin de perfeccionar a
los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”, (Efesios 4:12).

Como hijos de Dios debemos cuidar nuestra vida cristiana entendiendo que vivimos
en un mundo de maldad, es nuestra responsabilidad guardar nuestra alma y cuerpo de toda
contaminación y resistir valerosamente la tentación sabiendo que al final seremos
recompensados por nuestra fidelidad:“Bienaventurado el varón que soporta la tentación;
porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido
a los que le aman”, (Santiago 1:12).

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