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La salud y el trabajo

No es el trabajo en sí mismo lo que enferma. Enferman las malas condiciones de trabajo.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha definido la salud como la capacidad de las personas para
desarrollarse armoniosamente en todos los espacios que conforman su vida. Esta perspectiva no limita la
definición de salud a la ausencia de enfermedad, sino que considera también los múltiples ambientes en
los que se despliega la actividad humana. Entre estos se destaca el ambiente laboral e involucra todos
los procesos de trabajo y las relaciones técnicas, sociales y de gestión en los que se encuentren insertos.

Hoy en día, las instituciones internacionales y nacionales referentes en la materia contemplan que los
problemas de salud relacionados con el trabajo son susceptibles de prevención por definición, dado que
sus factores determinantes se encuentran precisamente en las condiciones de trabajo.

En las últimas décadas se han fortalecido las acciones de los actores gubernamentales, empresariales y
sindicales orientadas a la promoción y la protección del bienestar de los trabajadores mediante la
prevención y el control de los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales, así como la
eliminación de los factores y condiciones que ponen en peligro la salud y la seguridad en el trabajo.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) define el accidente de trabajo como el suceso ocurrido
en el curso del trabajo o en relación con el trabajo, que causa:

a) Lesiones profesionales mortales

b) Lesiones profesionales no mortales

Es importante destacar que los accidentes de trabajos sí se pueden evitar, siempre y cuando se
identifiquen las causas que lo provocaron y se tomen medidas que los prevengan. En todas las empresas
se debe adoptar una verdadera cultura preventiva en donde se consideren todos los incidentes, incluso
aquellos que no produjeron lesiones en los trabajadores. Así mismo, los trabajadores deben de verse
vistos como las víctimas de los accidentes de trabajo, no se les debe considerar culpables sin una
investigación profunda sobre los causantes de los incidentes.

De igual manera, la OIT en 2009 define de la siguiente forma las enfermedades profesionales:

De acuerdo con el Protocolo de 2002 del Convenio sobre seguridad y salud de los trabajadores, “el
término enfermedad profesional designa toda enfermedad contraída por la exposición a factores de
riesgo que resulten de la actividad laboral”.

La definición de la enfermedad profesional contiene por tanto dos elementos principales:

La relación causal entre la exposición en un entorno de trabajo o actividad laboral específicos, y una
enfermedad específica, y el hecho de que, dentro de un grupo de personas expuestas, la enfermedad se
produce con una frecuencia superior a la tasa media de morbilidad del resto de la población.

El autor expresa a través de su investigación que muchas veces es difícil demostrar el origen laboral de
las enfermedades debido, entre otras circunstancias, al largo período de latencia y al entrecruzamiento
con condiciones de vida del trabajador, lo cual me parece que tiene mucho sentido ya que es difícil
separar las circunstancias que vive el trabajador y analizar cómo le afecta individualmente cada una, por
lo tanto opino que las empresas no deberían preocuparse exclusivamente si la salud de sus empleados
muestra síntomas de que sea específicamente profesional, sino que hay que estar alertas sobre la salud
en general.

Cuidar la salud y seguridad en el trabajo.

Los aportes de Julio C. Neffa, permiten identificar dos enfoques que estudian esta temática. identificar
dos enfoques para el estudio de esta temática. Uno de ellos, denominado tradicional y ligado a las
condiciones objetivas que rodean el proceso de trabajo, enfoca principalmente los problemas de
higiene, seguridad y medicina del trabajo como aspectos manifiestos y visibles de la situación de trabajo.
Al mismo tiempo, propone concepciones indemnizatorias o reparadoras de los daños relacionados con
el trabajo, con menos énfasis en la prevención de riesgos. Evidentemente, este enfoque es un poco más
ortodoxo, ya que se enfoca en qué se puede hacer para indemnizar el daño que causó un accidente
laboral, en vez de enfocarse en que no sucedan en primer lugar.

Por el otro lado, el segundo enfoque conocido como renovador, fue desarrollado a partir de las
demandas de distintas organizaciones sindicales y de estudios científicos sobre la temática, revaloriza las
dimensiones subjetivas de las condiciones de trabajo y del medio ambiente en que este se realiza, sin
dejar de lado el análisis de las dimensiones objetivas implicadas en ese proceso. Se puede observar que
este nuevo enfoque surge de las inconformidades de los mismos trabajadores, quienes exigen que se
enfoquen en los procesos y tareas que involucran los trabajos y la manera de mitigar los riesgos
laborales.

Por lo que esta concepción se centra en la observación del proceso de trabajo, en el cual se identifican
dos dimensiones: las condiciones del trabajo y el medio ambiente de trabajo. Las condiciones de trabajo
son aquellos factores tales como la organización, el contenido y el tiempo de trabajo, la remuneración,
la ergonomía, la tecnología involucrada, la gestión de la fuerza de trabajo, los servicios sociales y
asistenciales y, también, la participación de los trabajadores. Por su parte, el medio ambiente de trabajo
señala el lugar donde se lleva a cabo la actividad y permite clasificar los riesgos según su naturaleza
(Giraudo, Neffa, 1990).

Seguridad ocupacional en Nicaragua

Ahora aterrizando este tema en Nicaragua podemos observar que LEY GENERAL DE HIGIENE Y
SEGURIDAD DEL TRABAJO LEY No. 618, establece la implementación de normas, condiciones,
obligaciones y sanciones; relacionada a la cultura de prevención que deben acatar las empresas para la
erradicación o control de accidentes en sus instalaciones.

Ejemplo de estas medidas es que en el TITULO III capitulo I expresa la obligación de la constitución de
comisiones mixtas de seguridad e higiene que deberá integrarse con igual número de representantes de
empleador que de los trabajadores.

De igual manera en el TÍTULO II capítulo I hace énfasis en que todo empleador deberá adoptar las
medidas preventivas necesarias y adecuadas para garantizar eficazmente la higiene y seguridad de sus
trabajadores en todos los aspectos relacionados con el trabajo. Para esto el empleador deberá:

a. Cumplir con las normativas e instructivos sobre prevención de riesgos laborales;

b. Garantizar la realización de los exámenes médicos ocupacionales de forma periódica según los riesgos
que estén expuestos los trabajadores;
c. Planificar sus actuaciones preventivas en base a lo siguiente:

1) Evitar los riesgos;

2) Evaluar los riesgos que no se puedan evitar;

3) Combatir los riesgos en su origen;

4) Adaptar el trabajo a la persona;

5) Sustituir lo peligroso por lo que entrañe poco o ningún peligro;

6) Adoptar medidas que garanticen la protección colectiva e individual;

7) Dar la debida información a los trabajadores.

En estos capítulos de la ley 618 se puede constatar que se fomenta la cultura preventiva al obligar al
empleador a evaluar los riesgos a los cuales los trabajadores son susceptibles y buscar la manera de
prevenirlos.

Al mismo tiempo hace énfasis en que no todo debe ser responsabilidad del empleador, sino que
también el trabajador tiene obligaciones, las cuales quedan expresadas en el capítulo V. El trabajador
tiene la obligación de observar y cumplir con las siguientes disposiciones:

 Cumplir las órdenes e instrucciones dadas para garantizar su propia seguridad y salud, las de sus
compañeros de trabajo y de terceras personas que se encontraren en el entorno, observando
las normas o disposiciones que se dicten sobre esta materia.
 Utilizar correctamente los medios y equipos de protección facilitados por el empleador, de
acuerdo a las instrucciones recibidas de éste.
 Informar a su jefe inmediato y a la comisión mixta de higiene y seguridad del trabajo de
cualquier situación que, a su juicio, pueda entrañar un peligro grave e inminente, para la higiene
y seguridad, así como, los defectos que hubiera comprobado en los sistemas de protección.
 Seguir las enseñanzas en materia preventiva, tanto técnica como práctica que le brinde el
empleador.
 Colaborar en la verificación de su estado de salud mediante la práctica de reconocimiento
médico.

Entre otras medidas establecidas para propiciar un ambiente laboral libre de riesgos.

Así mismo se evidencia que establece la elaboración de un diagnóstico inicial que contemple un mapa
de riesgos laborales específicos de la empresa y su correspondiente plan de prevención y promoción del
trabajo saludable. El mapa de riesgos es una herramienta central para el conocimiento de los riesgos y el
diseño de las medidas preventivas pertinentes y que para cuya concepción es primordial la
participación de los trabajadores, dado el conocimiento que poseen de su propia actividad y del
ámbito en que la desarrollan. Por lo tanto, consideramos que es imperativo que las empresas
cumplan en su totalidad con estos artículos ya que se busca la erradicación de los peligros laborales
desde la raíz en lugar de establecer qué hacer cuando estos suceden.

Podemos observar que Nicaragua está empezando a dar sus primeros pasos en lo que se refiere a la
cultura de prevención, pero cabe destacar que adoptar esta nueva metodología no es algo fácil, ni
mucho menos es certero decir que en el país se cumplen al pie de la letra los artículos que la ley 618
establece, pero es importante rescatar que ya se ha establecido un precedente, y existe un intento
de concientizar a los empleadores y trabajadores de las empresas del país.

El concepto de “cultura preventiva” nace en los años 80, a consecuencia del accidente de Chernóbil.
En un principio sólo se hacía referencia a grandes accidentes, mientras que con el paso del tiempo
engloba el conjunto de riesgos, implicando a las empresas en su totalidad (desde el director general
de la empresa hasta los trabajadores de la misma).

Según el anuario estadístico del INSS en 2018 el número de enfermedades profesionales registró una
disminución de 32.8 por ciento con relación a 2017, terminando el año con un total de 644 casos.
Mientras que los accidentes de trabajo reportados sumaron 37,621, presentando un decremento del
10.5 por ciento con relación al año anterior. En este comportamiento influye la variación de la población
expuesta a riesgo, que disminuyó en 2.1 por ciento.

Entre las actividades económicas que presentan el mayor índice de ocurrencia se encuentran:
industria manufacturera, en la que se acumulan 23.7 por ciento de los casos; siendo el segundo
sector con mayor frecuencia la administración pública, en la que 21.7 por ciento de los casos; en
tercer lugar, se encuentra la agricultura con 12.0 por ciento de los casos y en cuarto lugar comercio
con 10.3 por ciento de los casos reportados.

La mayor proporción de accidentes de trabajo ocurren en el lugar donde el asegurado desempeña


su trabajo, correspondiendo a este grupo 66.3 por ciento del total de casos reportados. Además, se
encuentra una mayor frecuencia de eventos reportados, tanto accidentes de trabajo como
enfermedades profesionales, en el género masculino con 64.5 por ciento de los casos,
probablemente porque las actividades de mayor riesgo sean ejecutadas por los asegurados de este
sexo.
https://www.inss.gob.ni/images/anuario_estadistico_2018.pdf

https://www.laprensa.com.ni/2016/08/22/economia/2087295-los-desafios-de-la-seguridad-laboral-en-
nicaragua

https://www.laprensa.com.ni/2014/10/10/economia/214703-empresa-que-invierte-en-salud-gana-mas

https://www.laprensa.com.ni/2017/05/01/economia/2222108-la-seguridad-laboral-nicaragua-
reinventarse

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