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CUENTO:“El cumpleaños”
Para la fiesta sorpresa hay que pedir colaboraciones, comprar la torta, hacer los arreglos,
averiguar la vela con el numero 15….¿Y como hacer para que Angela no notara nuestros
cuchicheos sobre el tema?
Llegó el gran día: para sacar a Angela de la casa, Gabriela la acompaño donde la abuela,
para recibir sus felicitaciones, bendiciones y regalos, permitiendo que pudiéramos decorar
todo para la sorpresa.
Naturalmente estábamos en contacto con Gabriela con los mensajes, pero hubo un enredo:
nuestra amiga Yelitza, que es una despistada, me quería preguntar por mensaje a que hora
era la fiesta, se equivocó y se lo envió a Angela, que estaba a punto de regresar para su
casa, así fue que entendió todo y los sorprendidos fuimos nosotros, cuando ella abrió la
puerta de la casa y nos gritó : ¡ Sorpresa!
-¡Abuelo, abuelo! Cuéntanos, ¿tú estabas cuando el Zamora ganó por primera vez el
campeonato?
-Sí, me acuerdo, fue en 2011 la primera vez, era mayo. ¡Ese año si llovió!
-¡ Cuéntanos pues!
El día después nos fuimos todo para el aeropuerto a esperar los campeones: para esos
tiempos el aeropuerto estaba todavía en el centro de Barinas. De allí salieron las caravanas
hasta el estadio: ¡Que bonitos recuerdos! Claros como ustedes están acostumbrado a que el
Zamora sea campeón, pero en esa época, habíamos esperado mucho el campeonato…
Quería salir a jugar con ellos, pero la ventana siempre estaba cerrada, por culpa del aire
acondicionado. Entonces un día que tocaron a la puerta salió corriendo mientras que su amo
hablaba con el amigo que había llegado.
Se fue corriendo para la grama, para jugar con los pajaritos, pero ellos salieron volando
asustados.
Era invierno, hacia mucho frío y todos los caminos se encontraban helados. El burrito
estaba cansado y no tenía animo para regresar al establo.
Un pajarito amigo suyo se fue a posar cerca de su oreja y le dijo: -Burro, buen amigo, no
estas en el camino si no en un lago helado.
Pero poco a poco, por el peso del burro, el hielo se fue rompiendo y el burro se despertó al
caer al agua. Empezó a pedir socorro, pero nadie pudo ayudarle, aunque el pajarito bien lo
hubiera querido, y se ahogó en el lago.
El burro y el hielo
Todo el pueblo anda atareado para la gran solemnidad: han reunido todo el oro, las piedras
preciosas y las plumas más vistosas para le ceremonia, todos lucen sus mejores prendas.
La procesión, guiada por el gran sacerdote llega al a vivienda del cacique, para prepararlo
para la ceremonia: lo despojan de sus vestimentas, le untan el cuerpo para que el polvo de
oro se adhiera a su piel y, luego, la procesión vuelve a salir hacia la montaña, para llegar al
gran lago sagrado.
Una bolsa de oro está esperando el cacique en la balsa que lo llevará al centro del lago
donde se zambullirá en las aguas cristalinas.
Todo el pueblo, en las orillas del lago, espera que el cacique vuelva a aparecer,y cuando lo
ven explota la algarabía y empieza la fiesta que han preparado por meses.
¡Su cacique es un dios! : el mítico “Dorado” que los conquistadores buscaran por siglos…
“El Dorado”
Un mítico cuento relata la historia de la diosa Luna, la única que podía vencer a la Noche e
de la estrella que apareció en el cielo, opacando el brillo lunar.
La Luna lloró cuando se dio cuenta que ya la gente se guiaba por el brillo de la estrella y
decidió hacer de todo para apagarla. Lanzó un hechizo que provocó una ola en el mar, con
la intención de borrar la estrella del cielo, pero el mar no permitió que eso pasara y junto
con el viento, hizo que la ola cambiara de dirección llegando hasta la Luna. La ola debilitó
la luz de la Luna: cada noche, después del impacto, una porción de ella se fue apagando,
hasta el punto que ya no era visible.
La gente, pasados unos días, eligieron a la estrella como diosa de la Noche, pero
ella quería saber donde estaba la Luna. El mar y el viento le explicaron que la
diosa había tratado de atacarla con un potente hechizo porque estaba celosa de ella y
ellos habían logrado que el hechizo cayera sobre la misma Luna, por eso ya no se la veía en
las noches.
La estrella se sintió culpable y esa misma noche llamó a la Luna, solo quedaba una pequeña
parte de ella en el cielo, y le aclaró que su intenciones no eran volverse diosa de la noche,
sino acompañarla en la oscuridad. La Luna muy avergonzada, pidió disculpa a la estrella, y
con su gran poder hizo que existieran más estrellas.
La Luna aun brilla en el cielo, el cual comparte con sus fieles acompañadoras, las estrellas,
pero ciertas noches tiene que renunciar a gobernar porque está todavía debilitada y le cede
el puesto a las estrellas para que no nos venza la oscuridad.
otros mitos en
https://oggisioggino.wordpress.com/2016/02/27/mitos-indigenas-de-america/
Entre ellas, la de la llamada “Bola de fuego”, un espíritu luminoso, que se piensa sea el
alma en pena de una suegra quemada viva por la nuera trás tener una violenta discusión: la
nuera , cansada de tantas discusiones, buscó el querosén y le prendió fuego a la madre de su
esposo, que murió lenta y dolorosamente entre gritos.
El espanto suele aparecer durante rezos, rosarios y novenarios; la única forma de alejarlo es
diciendo malas palabras y profanando el nombre de Dios.
“La bola de fuego”
En los años 80 eran muy populares “Los Pitufos” una comiquita que tiene como
protagonistas unos tiernos hombrecillos azules. Después del extreno de la película se
vuelve a hablar de las leyendas urbanas sobre ellos: entre tantas, resalta la que cuenta que
tienen referencias satánicas, ya que cada uno de los pitufos representa un pecado capital
(Pitufina es la lujuria, Vanidoso la soberbia, Goloso la gula, etc.) y su líder, Papá Pitufo,
está vestido de rojo y representa el diablo ; el gorro que cargan es un “gorro frigio”,
un símbolo de libertad, ya que al tener libertad, y no tener reglas se cae en la tentación de
pecar y el “malo” Gargamel en realidad es un fraile dominico, que vive en una iglesia con
campanario junto a su gato Azrael (el nombre del ángel de la muerte) cazando estos seres
malignos.
Se dice que si alguien posee figuras de los pitufos, estas cobraran vida, en una noche de
luna llena, para llevarse el alma del propietario.
“Los Pitufos”