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I EL PROBLEMA
1. Planteamiento del problema
1.1. Formulación del problema.
2. Objetivos de la investigación.
2.1. Objetivo general.
2.2. Objetivos específicos.
3. Justificación de la investigación
4. Delimitación de la investigación
II. ELEMENTOS TEÓRICOS
1. Antecedentes de la investigación
2. Definición de términos básicos
III. ELEMENTOS METODOLÓGICOS
1. Tipo de investigación
2. Diseño de la investigación
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
CAPITULO I
EL PROBLEMA
2. Objetivos de la Investigación
2.1. Objetivo General
Precisar los avances y retrocesos por parte del Estado en el ámbito de aplicación
de los instrumentos normativos que rigen en la protección a los adolescentes
trabajadores del sector informal, actualmente en el mercado las pulgas.
3. Justificación de la Investigación
El análisis normativo actual, de los adolescentes trabajadores del sector informal,
del mercado las pulgas, permite no perder de vista los derechos y garantías de los
adolescentes al acceso a la justicia, garantizando que las decisiones judiciales y
administrativas en materia laboral tomadas por los Órganos Competentes en la Materia
de protección, no violenten el principio del interés superior y de prioridad absoluta del
adolescente entre otros, cuando sean decisiones de hechos controvertidos no
regulados en el ordenamiento jurídico, en vista de que dicho procedimiento no se
encuentre establecido en la ley, producto del nacimiento de nuevas formas atípicas en
las relaciones laborales actuales, fruto de la Globalización.
Entorno a la importancia práctica de esta investigación, la misma radica en el
hecho, del trabajo como hecho social y tiene fundamento en diversos derechos y
garantías constitucionales. En primer término, se observa que conforme a nuestra
legislación Patria el régimen especial de los adolescentes está regularizado
fundamentalmente por los convenios internacionales del trabajo (OIT) específicamente
en el convenio números 182, denominado Convenio sobre la Prohibición de las Peores
Formas de Trabajo Infantil y la Acción Inmediata para su Eliminación, adoptado el 17 de
junio de 1999, ratificado por la República Bolivariana de Venezuela en fecha 26
octubre 2005.
En este sentido, se puede constatar lo explanado conforme a nuestra
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela 1999, en el artículo 23, el cual
instituye que: “ Los tratados, pactos y convenciones relativos a derechos humanos,
suscritos y ratificados por Venezuela, tienen jerarquía constitucional y prevalecen en el
orden interno, en la medida en que contengan normas sobre su goce y ejercicio más
favorables a las establecidas en la constituciones y en las leyes de la república, y son
de aplicación inmediata y directa por los tribunales y demás órganos del Poder Público”.
Por otro lado, La norma comentada en su artículo 78 establece: “los niños, niñas
y adolescentes son sujetos plenos de derecho y estarán protegidos por la legislación,
órganos y tribunales especializados, los cuales respetarán, garantizarán y desarrollarán
los contenidos de esta Constitución, la ley, la Convención sobre Derechos del Niño y
demás tratados…”.
Resulta evidente que la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(1999), desarrolla el contenido esencial del derecho de los adolescentes a ser
reconocidos como sujetos plenos de derechos y a su protección por parte del Estado.
Pues, se evidencia que la Constitución propende a que el acceso a la justicia pase de
ser un simple postulado formal a una realidad práctica que beneficie a los adolescentes,
y en consecuencia se produce una plena garantía del derecho constitucional a la tutela
judicial efectiva y sobre todo una solución a los conflictos que se susciten atendiendo a
criterios de justicia material.
Por todo lo expuesto, resulta evidente que el estudio reviste importancia
práctica, por su estrecha vinculación con los fines del Estado Democrático y Social de
Derecho, tales como alcanzar la igualdad en el acceso a la justicia, y el ejercicio
democrático de los derechos ciudadanos, desde la perspectiva del acceso a la justicia
y la tutela judicial efectiva de los ciudadanos es aún más relevante si se toman en
cuenta las consecuencias que ello acarrearía para la comunidad.
Por otro lado, debe hacerse referencia a la importancia metodológica de esta
investigación, dirigida a proporcionar los lineamientos para el desarrollo posterior de
otras investigaciones, específicamente aquellos referentes a la relaciones laborales
informales y precarias de los laborantes adolescentes, siempre tomando en
consideración las normativas existentes para la realización de esta investigación en
cuanto a su estructura y forma de desarrollo, bajo los principios que rigen la
metodología de la investigación como fuente de consulta para otros investigadores, a
los fines que se constituya en documento de consulta para estudios posteriores en la
materia, con la garantía que se han cumplido los parámetros necesarios que garanticen
la información y contenido en el mismo, pues, surge de fuentes confiables.
Asimismo, reviste importancia científica, teniendo en cuenta, que este tema ha
sido escasamente estudiado por la doctrina y jurisprudencia nacional, por lo difícil y la
dificultad de acceder al trabajo de campo en la materia bajo estudio, resulta notorio lo
importante del presente análisis que profundiza el asunto bajo estudio y el cual aportará
elementos fundamentales para la solución de diversas situaciones que acontecen en el
quehacer diario de los órganos de administración de justicia. Además, podrá ser una
valiosa herramienta para los colegas miembros de la comunidad que ejercen un rol
activo, al brindar de manera clara y expresa las nociones sobre la materia.
Por otro lado, la investigación reviste de una importancia académica, debido a
que el objeto de estudio está referido al alcance en la protección de los adolescentes
trabajadores del sector informal, actualmente en el mercado las pulgas, pues, la materia
ha sido abordada escasamente, razón por la cual, en esta, se recogerán criterios
doctrinarios y jurisprudenciales que lo constituye en un instrumento de consulta, por
parte de los estudiantes y profesionales del Derecho y ramas afines, para nutrirse de los
conocimientos aquí demostrados, e incluso que este aporte constituya una base sobre
la que se levanten nuevas investigaciones y temas de discusión en la materia laboral de
los adolescentes.
En el ámbito social aportará a la sociedad una herramienta para conocer de una
manera clara y precisa, los derechos de los trabajadores adolescentes, cuando sus
derechos sean violentados, como una instrumento para establecer el Marco jurídico
necesario para el buen desarrollo y equilibrio del adolescente, por su condición
intelectual en las capacidades y medidas en que puedan obtenerla siempre que cubran
sus necesidades esenciales.
Finalmente, el presente estudio posee gran relevancia puesto que las relaciones
laborales en materia de adolescentes es sumamente importante en la sociedad, y las
leyes que están siendo analizadas no genera un impacto únicamente a un grupo
determinado de personas sino a toda la población en general. Este factor
socioeconómico emergente y en proceso de expansión, en las nuevas relaciones
formales e informales laborales, obedece a la escasa vigilancia prestada por parte de
los organismos competentes en materia de protección del trabajador adolescente.
En virtud del rol esencial del Estado en la protección de los laborantes
adolescentes, que son el futuro del País, y lamentablemente en este momento se
proyectan a la sociedad, de manera precaria, de manera que, al resolver las
controversias y atendiendo a los asuntos sociales involucrados, lograrían evitar un
conflicto Administrativo o judicial, asimismo fomentaría una cultura de paz que
impactará progresivamente las generaciones futuras en Venezuela.
4. Delimitación de la Investigación
1. Antecedentes de la Investigación
Araujo (2011), llevó a cabo un trabajo especial de grado, para Optar al título de
Especialista en Derecho al Trabajo y la Seguridad Social, titulado, “Alcance de la
Protección Jurídica de los Niños Niñas y Adolescentes Trabajadores de la Economía
Informal en el Mercado las Pulgas, Maracaibo Estado Zulia” cuyo propósito fue analizar
el Alcance de la Protección Jurídica de los Niños Niñas y Adolescentes Trabajadores de
la Economía Informal en el Mercado las Pulgas, Maracaibo Estado Zulia, bajo el
contexto teórico del Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), la
Ley Orgánica para la Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (2007), La Ley
Orgánica del Trabajo los Trabajadores y las Trabajadoras (2012), La Roche (2009),
Caicedo (2010), entre otros.
Almarza (2012), desarrolló una investigación que lleva por título, “Análisis
comparativo entre las decisiones dictadas por el juez de paz comunal y la jurisdicción
ordinaria en materia de matrimonio, divorcio y disolución de comunidad de bienes”,
cuyo objetivo fue, analizar comparativamente las decisiones dictadas por el juez de paz
comunal y la jurisdicción ordinaria en materia de matrimonio, divorcio y disolución de
comunidad de bienes.
Asimismo, se concluye, que la justicia de paz tiene una entidad propia y no debe
confundirse con formas sucedáneas de justicia, es un medio alternativo de justicia que
promueve el arbitraje, la conciliación, la mediación y cualquier otra forma de solución de
conflictos, ante situaciones derivadas directamente del ejercicio del derecho a la
participación y a la convivencia comunal, de acuerdo a los principios constitucionales
del Estado Social de Derecho y de Justicia, sin contravenir las competencias legales
propias del sistema de justicia ordinario como lo es finalidad resolver los conflictos que
se suscitan entre los particulares, mediante un órgano especial del Estado, que
persigue la actuación del derecho.
Huyke (2012), elaboró un estudio, el cual lleva por título, “Análisis de las
innovaciones en materia civil contenidas en la nueva Ley Orgánica de la Jurisdicción
Especial de la Justicia de Paz Comunal, cuyo objetivo fue el análisis de las
innovaciones en materia civil contenidas en la Ley Orgánica de la Jurisdicción Especial
de la Justicia de Paz Comunal.
Bases Teóricas
Asimismo, Martí, citado por Velásquez (2012), define a los medios alternos de
resolución de conflictos, como aquellos procedimientos ajenos a los aparatos judiciales
estatales, es decir, procedimientos extrajudiciales que permiten a dos o más partes
implicadas en un conflicto la superación del mencionado conflicto, por lo general por
medio de un acuerdo voluntario.
En ese mismo orden de ideas, acotan Hightony otro, citados por Velásquez
(2012), que los objetivos que se conocen en doctrina de los medios alternativos de
resolución de conflictos son los siguientes: mitigar la congestión de los tribunales, así
como también reducir el costo y la demora en la resolución de los conflictos;
incrementar la participación de la comunidad en los procesos de resolución de
conflictos; facilitar el acceso a la justicia y suministrar a la sociedad una forma más
efectiva de resolución de disputas
En tal sentido, destaca Velásquez (2012), se le reconoce a la conciliación un
carácter de equivalente jurisdiccional, es decir que surte efecto tal como si fuese una
sentencia con la correspondiente característica de cosa juzgada, conforme al artículo
262 del Código de Procedimiento Civil venezolano vigente (1990).
.
La Negociación
La Mediación
Este tercero neutral, señala Medina (2008), debe actuar pasivamente, pues no
puede proponer soluciones al conflicto, sólo los asiste para que se acerquen y
encuentren puntos de coincidencia, de convergencia y arriben por si mismos a un
acuerdo que se ajuste a las necesidades de ambas partes y satisfaga ampliamente los
intereses mutuos.
Acotan también los autores, que la mediación ayuda a educar a las partes en la
percepción de las necesidades del otro, y provee una resolución personalizada de la
disputa. El énfasis no está en quien tiene razón y quien no, o en quien gana y quien
pierde, sino en el aprendizaje de la resolución conjunta de problemas y el
reconocimiento de que la cooperación puede ser una ventaja mutua.
La Conciliación
El Arbitraje
El arbitraje, de acuerdo con Ramírez (2008), es el medio por el cual las partes,
de manera voluntaria, llevan su diferencia ante uno o varios terceros quienes la
resolverán mediante un arbitral de laudo, es decir, mediante una sentencia emitida por
el o los árbitros siendo obligatoria para las partes.
Por su parte, Gozaíni (1995), define el arbitraje como una institución práctica
para el descongestionamiento de los tribunales, considerándola como un mecanismo
alterno a la jurisdicción, cuya base está precisamente en el acuerdo de las partes que
voluntariamente requieren de dicha metodología para la solución de la controversia que
los ocupa; radicando su esencia en el principio de libertad y disposición de las partes
para elegir la vía mediante la cual resuelven sus diferencias.
Procedimiento de Equidad
La Justicia de Paz
Régimen Legal
Como se aprecia, los medios alternos de resolución de conflictos, tal como están
concebidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2000), forman
parte del sistema judicial y fortalecen el ordenamiento jurídico, pues se fundamentan en
la oralidad como principio procedimental que lleva implícita la inmediación, la
concentración y la publicidad, que propicia un ambiente flexible, no formal, privado,
voluntario.
Por su parte, la Ley para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y
Servicios, publicada en Gaceta Oficial n°. 39.16 de fecha 24 de abril de 2009, establece
la conciliación y el arbitraje como mecanismos voluntarios para la resolución de
controversias que se susciten entre consumidores, usuarios y proveedores de servicios,
en este caso, corresponde a la parte afectada elegir entre uno u otro mecanismo.
Ahora bien, tal como lo establece Escalona (2004), mención especial merece la
Justicia de Paz, ideada para resolver conflictos comunitarios, la cual tiene sustento
constitucional, por cuanto la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(2000), la contempla expresamente en el artículo 258, el cual dispone, que la ley
organizará la justicia de paz en las comunidades, y que los jueces o juezas de paz
serán elegidos o elegidas por votación universal, directa y secreta , conforme a la ley.
Asimismo, se recoge en esa disposición, que la ley promoverá el arbitraje, la
conciliación, la mediación y cualesquiera otros medios alternativos para la solución de
conflictos.
Las leyes son las condiciones con que hombres independientes y aislados se
unieron en sociedad, fatigados de vivir en un continuo estado de guerra y de gozar una
libertad convertida en inútil por la incertidumbre de conservarla. Sacrificaron una parte
de ella para gozar la restante con seguridad y tranquilidad. La suma de todas estas
porciones de libertad sacrificadas al bien de cada uno constituye la soberanía de una
nación y el soberano es el legítimo depositario y administrador de ellas.
Ante todas estas fallas, acota la autora citada, surge la necesidad de modernizar
el Sistema Judicial y abrir canales de participación ciudadana en lo que hasta ahora
significaba un monopolio del Estado y de los profesionales del derecho, tal como lo
señala Urdaneta (1999), la participación en poco tiempo transciende de instrumento
para estimular y facilitar el acercamiento del ciudadano al Estado, mayor acceso o
influencia en la toma de decisiones, para consolidar y desarrollar el sistema
democrático.
En tal sentido, señala Escalona (2004), una de las formulas para facilitar ese
acercamiento al ciudadano y reconciliarlo con la justicia está representado por la
Justicia de Paz, cuya esencia es participativa de acuerdo a lo que se ha venido
exponiendo, esta Justicia de Paz que consiguió resistencia al traer consigo la
posibilidad cierta que el ciudadano común no abogado participará activamente en el
arte de administrar justicia lo que hasta ahora había sido monopolio de los abogados.
Vale destacar, que en tomo a esta materia expresa Feo La Cruz (1999), citado
por Escalona (2004), que hay que reeducar igualmente al ciudadano, para formarlo en
los verdaderos valores democráticos, que no se agotan en la participación en las
contiendas electorales, sino que deben orientar la vida cotidiana. Por lo expresado por
el autor, cabe destacar, que si se reafirman esos valores democráticos entre ellos la
justicia, esto coadyuvaría a un mejor clima de convivencia social que concluye en un
clima de paz. Por consiguiente si la justicia es un servicio público, el primer interesado
en que este funcione correctamente es el usuario del servicio, que no es otro que el
ciudadano común,
Por otro lado, se hace referencia al ámbito territorial, así, conforme al artículo 4,
en cada entidad local territorial se elegirá, por iniciativa popular, un juez o jueza de paz
comunal, considerando una base poblacional entre cuatro mil y seis mil habitantes,
conforme al proceso electoral previsto en la presente Ley. Asimismo, se indica que en
las comunas se elegirán tantos jueces o juezas de paz comunal, como resulte de la
aplicación de la base poblacional establecida en este artículo, sobre la cantidad de
habitantes de cada comuna.
Los requisitos para ser Juez o Jueza de Paz Comunal están consagrados en el
artículo 20 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Especial de la Justicia de Paz Comunal
(2012), según el cual, para ser juez o jueza de paz comunal se requiere: ser venezolano
o venezolana; mayor de veinticinco años; saber leer y escribir; tener, para el momento
de la elección, al menos tres años de residencia en la entidad local territorial o en la
comuna; no estar sometido o sometida a condena mediante sentencia definitivamente
firme, ni a interdicción civil, inhabilitación política o administrativa.
Ahora bien, en cuanto a los requisitos del juez o jueza de paz en municipios
fronterizos, el artículo 21 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Especial de la Justicia de
Paz Comunal (2012), dispone, que en las entidades locales territoriales o comunas
ubicadas en municipios fronterizos, los candidatos a juez o jueza de paz comunal
deberán ser venezolanos o venezolanas por nacimiento.
Por otra parte, acota Escalona (2004), el juez de paz es una persona que vive en
una comunidad, en esa comunidad donde ejerce sus atribuciones, es residente, lo cual
es un requisito indispensable. Aquí hay una diferencia con el juez ordinario, por cuanto,
este último, que por general, no habita en dicha localidad. Se trata de una persona con
características muy particulares, pues debe tener una gran sentido de la solidaridad
social, un gran sentido común, pues va a resolver problemas sencillos, conflictos de
hechos para los cuales se requieren una persona de gran respetabilidad en la
comunidad para que pueda lograr el fin primordial de la Justicia de Paz, como lo es la
conciliación de intereses en disputa.
En efecto, los jueces y juezas de paz comunal son competentes para conocer:
según el numeral 1, de todos aquellos conflictos o controversias que en su ámbito local
territorial se susciten entre personas naturales o jurídicas, y que les hayan sido
confiados pasa decidir. Cuando el asunto controvertido sea de naturaleza patrimonial,
conocerá de éste si la valoración que le dan las partes no excede de doscientas
cincuenta Unidades Tributarias (250 U.T.). De acuerdo al numeral 2, de todos aquellos
conflictos o controversias derivados de la relación arrendaticia o de la propiedad
horizontal, salvo aquellos asignados a tribunales ordinarios y especiales o autoridades
administrativas.
De igual manera, los jueces y juezas de paz comunal tienen competencia, según
el numeral 5, en los casos de medidas relativas a la convivencia familiar y a la
obligación de manutención decretadas por los Tribunales de Protección de Niños, Niñas
y Adolescentes, como coadyuvante en el cumplimiento de las mismas. Y conforme al
numeral 6, aún de oficio, sobre el respeto a los derechos de los adultos y adultas
mayores, de las personas con discapacidad, de los niños, niñas y adolescentes y de las
personas en situación de vulnerabilidad, tomando las medidas respectivas conforme a
la ley y remitiendo las actuaciones al órgano o ente competente.
Por otra parte, los jueces y juezas de paz comunal son competentes según el
numeral 7, para celebrar matrimonios de conformidad con la ley. Asimismo, conforme al
numeral 8, para declarar, sin procedimiento previo y en presencia de la pareja, el
divorcio o la disolución de las uniones estables de hecho cuando sea por mutuo
consentimiento; los solicitantes se encuentren domiciliados en el ámbito local territorial
de juez o jueza de paz comunal; y no se hayan procreado hijos o de haberlos, no sean
menores de 18 años a la fecha de la solicitud.
De igual manera, de acuerdo al numeral 9 del artículo 8 de la Ley sub examine,
los jueces y juezas de paz comunal son competentes para conocer de la disolución
amigable de la comunidad de bienes solicitada por las partes en forma escrita. De todo
ello se remitirá copia certificada al Registro Civil respectivo.
Por otro lado, los jueces y juezas de paz comunal conocerán, de acuerdo al
numeral 12, de las actuaciones, abstenciones, negativas o las vías de hecho de los
consejos comunales, comunas, demás instancias y organizaciones del Poder Popular,
relacionadas con la aplicación de mecanismos, procedimientos y normas de
funcionamiento y las derivadas del derecho a la participación ciudadana con relación a
las instancias y organizaciones del Poder Popular.
Asimismo, los jueces y juezas de paz comunal deberán, según el numeral 14 del
artículo referido, colaborar con los organismos encargados del control y fiscalización de
la comercialización y mercadeo de los bienes y servicios de consumo en su ámbito local
territorial. Asimismo, el numeral 15, los faculta para promover campañas educativas en
materia de valores ciudadanos, de paz, convivencia ciudadana, derechos humanos y
resolución de conflictos en las comunidades de su ámbito local territorial.
Entre otras competencias concedidas a los jueces y juezas de paz comunal, se
encuentra la prevista en el numeral 16 del artículo 8 ejusdem, que los faculta para
solicitar el apoyo de la policía municipal, estadal o nacional, cuando así lo requiera para
di efectivo cumplimiento de sus funciones. Y conforme al numeral 17, están facultados
para conocer de todos aquellos casos que les hayan sido confiado expresamente por
las partes para so decisión o por la ley, siempre que no vulnere el orden público.
Por ello, con la referida Ordenanza, se busca elevar los niveles de conciencia
ciudadana en los vecinos y en la comunidad en general, para lo cual deben estar
articuladas las distintas instituciones del Municipio, de la sociedad civil, y de los otros
niveles del poder público. La labor formativa-preventiva es crucial para el logro de tales
objetivos.
Ámbito de Aplicación.
De las Infracciones
MARCO METODOLÓGICO
Tipo de investigación
Por otro lado, se examinan las atribuciones del Juez de Paz Comunal en el
marco de la Ordenanza para la Convivencia Ciudadana en Espacios Públicos y
Privados en el Municipio Maracaibo como medio alterno de resolución de conflictos y
finalmente, se determinan los elementos jurídicos establecidos en la referida
Ordenanza.
.
A esto puede añadirse que la presente investigación también es jurídico
descriptiva, por cuanto, como señala Sánchez, (2007), tiene como objeto lograr la
descripción del tema que se estudia, interpretando (lo que es). Utiliza el método de
análisis, y de esta forma el problema jurídico se descompondrá en sus diversos
aspectos, permitiendo ofrecer una imagen del funcionamiento de una norma o
institución jurídica tal y como es.
Diseño de investigación
En tal sentido, una de las técnicas que se llevó a cabo en esta investigación es la
observación documental bibliográfica de textos legales, doctrinarios y jurisprudenciales,
que permitieron obtener la información suficiente para llevar a cabo los objetivos
planteados en relación a la materia objeto de investigación, y con ello, arribar a los
resultados que se derivan de los mismos.
En ese mismo sentido, Selltiz y otros, citado por Balestrini (2002: 169),
con respecto al análisis e interpretación de los datos obtenidos en la investigación,
acotan lo siguiente: “El propósito del análisis es resumir las observaciones llevadas a
cabo de forma tal que proporcionen respuestas a las interrogantes de investigación”.
Por otro lado, señala el autor citado, la solución del conflicto nace, de la
confrontación y armonización de los valores e intereses contrapuestos de las partes, no
de la imposición de valores impuestos por el juez, porque no pretende mirar
exhaustivamente las normas existentes, costumbres y jurisprudencia, sino que más bien
se dirige al conflicto en sí, y sus posteriores consecuencias hacia el futuro, viendo las
reacciones que tiene en las mismas partes. Por lo tanto los medios alternativos son un
sistema en sí mismo que puede actuar complementariamente con la justicia.
Asimismo, sostiene el autor, que son un sistema circular en donde no existe juez,
ni demandado, no hay principio, ni final, y tiene como propósito entonces juntar a las
partes y que ambas se escuchen mutuamente. Existen diferentes sistemas que
actualmente están siendo utilizados por personas y compañías para solucionar sus
diferencias, permitiendo así un ahorro de tiempo y dinero. Asimismo acota, que
cualquier método de negociación debe ser juzgado por tres criterios: debe producir un
sabio acuerdo (siempre que sea posible el arreglo), debe ser eficiente y debe mejorar o
por lo menos no dañar la relación entre las partes.
En ese mismo orden de ideas, Martí, citado por Velásquez (2012), define a los
medios alternos de resolución de conflictos, como aquellos procedimientos ajenos a los
aparatos judiciales estatales, es decir, procedimientos extrajudiciales que permiten a
dos o más partes implicadas en un conflicto la superación del mencionado conflicto, por
lo general por medio de un acuerdo voluntario.
Por su parte, Hightony y otro, citados por Velásquez (2012), acotan que los
objetivos que se conocen en doctrina de los medios alternativos de resolución de
conflictos son los siguientes: mitigar la congestión de los tribunales, así como también
reducir el costo y la demora en la resolución de los conflictos; incrementar la
participación de la comunidad en los procesos de resolución de conflictos; facilitar el
acceso a la justicia y suministrar a la sociedad una forma más efectiva de resolución de
disputas
Por otro lado, fue pertinente hacer mención de la mediación como medio alterno
de resolución de conflictos, la cual, según lo expone Ramírez (2008), es un medio
informal y voluntario de solución de conflictos en el que un tercero imparcial trata
mediante técnicas de negociación que las partes identifiquen las posibles zonas de
acuerdo. Asimismo, para Medina (2008), la mediación es un procedimiento no
adversarial de negociación asistida o facilitada a ambas partes por un tercero neutral
que no esta por encima sino por el contrario entre las partes.
En ese mismo sentido, este tercero neutral, señala Medina (2008), debe actuar
pasivamente, pues no puede proponer soluciones al conflicto, sólo los asiste para que
se acerquen y encuentren puntos de coincidencia, de convergencia y arriben por si
mismos a un acuerdo que se ajuste a las necesidades de ambas partes y satisfaga
ampliamente los intereses mutuos.
Por otro lado, siguiendo la doctrina de Reina citado por Vallejo y otro (2007), la
mediación es una técnica o forma de actuar que implica y se nutre de un conocimiento
práctico basado en: a) el aporte de diversas áreas de conocimiento (psicología social,
teoría de la comunicación, etc.); b) un proceso o modo de intervención específico para
transformar la situación de conflicto a través de unas etapas, a la vez que evita el
desarrollo del conflicto destructivo y c) utiliza un repertorio de técnicas, algunas propias
y otras importadas de otras disciplinas, algunas de las cuales son la escucha activa o la
generación de alternativas, entre otras.
En ese mismo orden de ideas, Folberg y otro (1988), definen la mediación como
un proceso temporalmente limitado que aumenta la comunicación, maximiza la
exploración de alternativas, atiende las necesidades de todos los participantes, busca
un acuerdo percibido por las partes como neutro y provee un modelo para futuras
resoluciones de conflictos.
Asimismo, en torno a la mediación, señalan los autores citados, en la medida en
que enfatiza la responsabilidad de los participantes para tomar decisiones que afectan a
sus vidas, se trata de un proceso de autoapoderamiento que consiste en el aislamiento
sistemático de puntos de acuerdo y desacuerdo y de alternativas de resolución,
mediante el empleo de una tercera parte neutral cuyo rol es descrito como un facilitador
de comunicaciones, un guía en la delimitación de los temas y un agente de acuerdo que
asiste a los disputantes en sus negociaciones.
En tal sentido, acotan también los autores, que la mediación ayuda a educar a
las partes en la percepción de las necesidades del otro, y provee una resolución
personalizada de la disputa. El énfasis no está en quien tiene razón y quien no, o en
quien gana y quien pierde, sino en el aprendizaje de la resolución conjunta de
problemas y el reconocimiento de que la cooperación puede ser una ventaja mutua.
Por otro lado, en cuanto a la conciliación, Escalona (2004), expone que conciliar
significa poner de acuerdo a los que están opuestos entre si; la función principal de la
justicia de paz es crear un clima comunitario que favorezca la solución de los conflictos
entre las personas, de manera de desterrar la violencia y la prepotencia de algunos
sobre la sumisión de otros. Por ello, el espíritu conciliador debe estar presente en el que
pretende ser juez de paz.
En este mismo orden de ideas, señala el autor citado, que desde un sentido
técnico jurídico, se concibe a la conciliación como un acto que procura poner de
acuerdo a las partes en disputa, para evitar el juicio, esta es la herramienta más
importante, en atención que constituye el rol fundamental que debe cumplir el Juez de
Paz, y es el rol de conciliador procurando que sean las dos partes en conflictos que
superen sus diferencias, para lo cual actúa como un mediador.
En este caso, destaca el autor citado, el conciliador debe saber escuchar a las
partes con interés, mostrarse imparcial, convertirse en un gran negociador, donde la
idea central sea ganar ganar y que así lo perciban las partes y por el contrario que no
sienta que existe un ganador a costa de otra persona que resulte perdedora.
El arbitraje, de acuerdo con Ramírez (2008), es el medio por el cual las partes,
de manera voluntaria, llevan su diferencia ante uno o varios terceros quienes la
resolverán mediante un arbitral de laudo, es decir, mediante una sentencia emitida por
el o los árbitros siendo obligatoria para las partes.
Por su parte, Gozaíni (1995), define el arbitraje como una institución práctica
para el descongestionamiento de los tribunales, considerándola como un mecanismo
alterno a la jurisdicción, cuya base está precisamente en el acuerdo de las partes que
voluntariamente requieren de dicha metodología para la solución de la controversia que
los ocupa; radicando su esencia en el principio de libertad y disposición de las partes
para elegir la vía mediante la cual resuelven sus diferencias.
En ese mismo orden de ideas, Zubillaga (2007), sostiene que la justicia de paz
es un mecanismo alternativo para solucionar las pequeñas desavenencias surgidas en
el devenir de las relaciones cotidianas entre vecinos o familiares. En el marco de un
estado social de derecho y de justicia constituye, además, un mecanismo de
participación ciudadana en la resolución de los conflictos.
Como se aprecia, los medios alternos de resolución de conflictos, tal como están
concebidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2000), forman
parte del sistema judicial y fortalecen el ordenamiento jurídico, pues se fundamentan en
la oralidad como principio procedimental que lleva implícita la inmediación, la
concentración y la publicidad, que propicia un ambiente flexible, no formal, privado,
voluntario.
Otro de los instrumentos legales que recoge los medios alternos de resolución de
conflictos, es la Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y Trabajadoras, publicada
en Gaceta Oficial n° 6.076, de fecha 08 de mayo de 2012, que regula la conciliación y
arbitraje como mecanismos para solucionar los conflictos colectivos.
Asimismo, la Ley Sobre el Derecho de Autor (1993), contempla un medio alterno
de resolución de conflictos, como es el arbitraje institucional, el cual se plantea ante la
Dirección Nacional de Derecho de Autor, el cual es un arbitraje voluntario y se tramita
conforme a las previsiones sobre arbitraje del Código de Procedimiento Civil (1990).
Por su parte, la Ley para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y
Servicios, publicada en Gaceta Oficial n°. 39.16 de fecha 24 de abril de 2009, establece
la conciliación y el arbitraje como mecanismos voluntarios para la resolución de
controversias que se susciten entre consumidores, usuarios y proveedores de servicios,
en este caso, corresponde a la parte afectada elegir entre uno u otro mecanismo.
De igual manera, la ley adjetiva laboral, a los fines de hacer la justicia más
expedita en el ámbito laboral, la Ley Orgánica Procesal del Trabajo, publicada en
Gaceta Oficial n° 37.504 de fecha 13 de agosto de 2002, contempla la conciliación y el
arbitraje como medios alternos de resolución de conflictos.
Ahora bien, tal como lo establece Escalona (2004), mención especial merece la
Justicia de Paz ideada para resolver conflictos comunitarios, la cual tiene sustento
constitucional, por cuanto la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
(2000), la contempla expresamente en el artículo 258, el cual dispone, que la ley
organizará la justicia de paz en las comunidades, y que los jueces o juezas de paz
serán elegidos o elegidas por votación universal, directa y secreta , conforme a la ley.
Asimismo, se recoge en esa disposición, que la ley promoverá el arbitraje, la
conciliación, la mediación y cualesquiera otros medios alternativos para la solución de
conflictos.
En virtud de lo expuesto, se puede afirmar, que la Justicia de Paz constituye una
nueva forma de administrar justicia que produce una ruptura de paradigmas en
comparación al modelo de administración de justicia conocida, por cuanto ésta se
encuentra orientada hacia la conciliación como primer peldaño en la resolución de
conflictos interpersonales, vecinales, enrumbándose a la consecución de soluciones
aportadas por las partes en conflicto, en aras de la convivencia pacífica.
Ello surge, señala la autora citada, debido a que existe la imperiosa necesidad
que exista un sector público que provea justicia y en consecuencia se convierta ese
sector en el principal sostenedor del Estado de Derecho, pues el la administra. Ese
sector público al que le viene asignada la delicada función de distribuir justicia, está
representado por el Poder Judicial, el cual forma parte del Poder Público Nacional.
Tal como lo plantea Beccaria, (1994: 45), las leyes son las condiciones con que
hombres independientes y aislados se unieron en sociedad, fatigados de vivir en un
continuo estado de guerra y de gozar una libertad convertida en inútil por la
incertidumbre de conservarla. Sacrificaron una parte de ella para gozar la restante con
seguridad y tranquilidad. La suma de todas estas porciones de libertad sacrificadas al
bien de cada uno constituye la soberanía de una nación y el soberano es el legítimo
depositario y administrador de ellas.
Sin embargo, ante todas las fallas del Poder Judicial, surge la necesidad de
modernizar el Sistema Judicial y abrir canales de participación ciudadana en lo que
hasta ahora significaba un monopolio del Estado y de los profesionales del derecho, tal
como lo señala Urdaneta (1999), la participación en poco tiempo transciende de
instrumento para estimular y facilitar el acercamiento del ciudadano al Estado, mayor
acceso o influencia en la toma de decisiones, para consolidar y desarrollar el sistema
democrático.
En relación a ello, señala Escalona (2004), una de las formulas para facilitar ese
acercamiento al ciudadano y reconciliarlo con la justicia está representado por la
Justicia de Paz, cuya esencia es participativa. Esta Justicia de Paz, que consiguió
resistencia al traer consigo la posibilidad cierta que el ciudadano común no abogado
participará activamente en el arte de administrar justicia, lo que hasta ahora había sido
monopolio de los abogados.
Por su parte, Feo La Cruz (1999), citado por Escalona (2004), señala que hay
que reeducar igualmente al ciudadano, para formarlo en los verdaderos valores
democráticos, que no se agotan en la participación en las contiendas electorales, sino
que deben orientar la vida cotidiana. Asimismo, acota el autor, que si se reafirman esos
valores democráticos entre ellos la justicia, esto coadyuvaría a un mejor clima de
convivencia social que concluye en un clima de paz. Por consiguiente si la justicia es un
servicio público, el primer interesado en que este funcione correctamente es el usuario
del servicio, que no es otro que el ciudadano común,
Vale destacar, en cuanto a los requisitos del juez o jueza de paz en municipios
fronterizos, que el artículo 21 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Especial de la
Justicia de Paz Comunal (2012), dispone, que en las entidades locales territoriales o
comunas ubicadas en municipios fronterizos, los candidatos a juez o jueza de paz
comunal deberán ser venezolanos o venezolanas por nacimiento.
Se desprende de las disposiciones citadas, que la ley no exige la condición de
Abogado para ser juez o jueza de paz, y esto ha implicado las observaciones del gremio
y de algunos jueces y magistrados. No obstante, de conformidad con la filosofía de la
ley y lo que siempre ha sido la justicia de paz, el requisito de ser Abogado no es
indispensable, pues se trata de la justicia de la conciliación y la equidad.
En ese mismo orden de ideas, acota Escalona (2004), el juez de paz es una
persona que vive en una comunidad, en esa comunidad donde ejerce sus atribuciones,
es residente, lo cual es un requisito indispensable. Aquí hay una diferencia con el juez
ordinario, por cuanto, este último, que por general, no habita en dicha localidad. Se trata
de una persona con características muy particulares, pues debe tener una gran sentido
de la solidaridad social, un gran sentido común, pues va a resolver problemas sencillos,
conflictos de hechos para los cuales se requieren una persona de gran respetabilidad
en la comunidad para que pueda lograr el fin primordial de la Justicia de Paz, como lo
es la conciliación de intereses en disputa.
Por otro lado, las competencias del Juez de Paz están contempladas en el
artículo 8 de la Ley Orgánica de la Jurisdicción Especial de la Justicia de Paz Comunal
(2012), disposición esta, que contiene 17 numerales, de lo que se infiere la amplitud de
competencias que les otorga la Ley a los jueces y juezas de paz comunal.
En efecto, los jueces y juezas de paz comunal son competentes para conocer: 1.
De todos aquellos conflictos o controversias que en su ámbito local territorial se
susciten entre personas naturales o jurídicas, y que les hayan sido confiados para
decidir. Cuando el asunto controvertido sea de naturaleza patrimonial, conocerá de éste
si la valoración que le dan las partes no excede de doscientas cincuenta Unidades
Tributarias (250 U.T.). 2. De todos aquellos conflictos o controversias derivados de la
relación arrendaticia o de la propiedad horizontal, salvo aquellos asignados a tribunales
ordinarios y especiales o autoridades administrativas.
Por otro lado, los jueces y juezas de paz comunal tienen competencia, según el
numeral 5, en los casos de medidas relativas a la convivencia familiar y a la obligación
de manutención decretadas por los Tribunales de Protección de Niños, Niñas y
Adolescentes, como coadyuvante en el cumplimiento de las mismas. Según el numeral
6, aún de oficio, tienen competencia sobre el respeto a los derechos de los adultos y
adultas mayores, de las personas con discapacidad, de los niños, niñas y adolescentes
y de las personas en situación de vulnerabilidad, tomando las medidas respectivas
conforme a la ley y remitiendo las actuaciones al órgano o ente competente.
De igual manera, los jueces y juezas de paz comunal son competentes para,
según el numeral 7, celebrar matrimonios de conformidad con la ley. Conforme al
numeral 8, declarar, sin procedimiento previo y en presencia de la pareja, el divorcio o la
disolución de las uniones estables de hecho cuando sea por mutuo consentimiento; los
solicitantes se encuentren domiciliados en el ámbito local territorial de juez o jueza de
paz comunal; y no se hayan procreado hijos o de haberlos, no sean menores de 18
años a la fecha de la solicitud.
Por ello, con la referida Ordenanza, se busca elevar los niveles de conciencia
ciudadana en los vecinos y en la comunidad en general, para lo cual deben estar
articuladas las distintas instituciones del Municipio, de la sociedad civil, y de los otros
niveles del poder público. La labor formativa-preventiva es crucial para el logro de tales
objetivos.
Por ello, con la referida Ordenanza, se busca elevar los niveles de conciencia
ciudadana en los vecinos y en la comunidad en general, para lo cual deben estar
articuladas las distintas instituciones del Municipio, de la sociedad civil, y de los otros
niveles del poder público. La labor formativa-preventiva es crucial para el logro de tales
objetivos.
Así pues, los medios alternos de resolución de conflictos, tal como están
concebidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2000), forman
parte del sistema judicial y fortalecen el ordenamiento jurídico, pues se fundamentan en
la oralidad como principio procedimental que lleva implícita la inmediación, la
concentración y la publicidad, que propicia un ambiente flexible, no formal, privado,
voluntario. En efecto, se incorporan al sistema de justicia, los medios alternos para la
resolución de controversias, tales la negociación, la mediación, la conciliación, el
arbitraje, el procedimiento de equidad y la justicia de paz.
Si bien es cierto, que en la Constitución vigente, se acoge por primera vez los
medios alternos de resolución de conflictos, de la revisión de los instrumentos
normativos que rigen la justicia de paz en el ordenamiento jurídico venezolano, se pudo
apreciar, que algunos de ellos son preconstitucionales.
Por otro lado, vale destacar lo contemplado en el artículo 4, según el cual, son
competentes para velar por el cumplimiento de la Ordenanza para la Convivencia
Ciudadana en Espacios Públicos y Privados en el Municipio Maracaibo (2011), en el
marco de sus respectivas atribuciones constitucionales y legales: los Jueces y Juezas
de Paz dentro del ámbito de su competencia.
Por otro lado, se evidencia, como se señaló supra, a casi un año y seis meses
de la entrada en vigencia de la Ordenanza para la Convivencia Ciudadana en Espacios
Públicos y Privados en el Municipio Maracaibo (2011), la misma aún no ha sido aplicada
en la práctica, lo cual, podría permitir afirmar, que esta Ordenanza es letra muerta,
razón por la cual, no ha cumplido el objeto para la cual fue promulgada, y en virtud de
ello, se hace necesario y conveniente, recurrir a un instrumento normativo ya creado y
el cual tiene carácter orgánico, como es la Ley Orgánica de la Jurisdicción Especial de
la Justicia de Paz Comunal (2012).
Referencias Bibliográficas
Doctrina
Folberg, J. y otro. (1988). Divorce Mediation: Theory and Practice. The Guilford Press:
New York .
Legislación
Ley Orgánica del Trabajo, los Trabajadores y Trabajadoras. Publicada en Gaceta Oficial
n° 6.076, de fecha 08 de mayo de 2012.
Ley Orgánica Procesal del Trabajo. Publicada en Gaceta Oficial n° 37.504 de fecha 13
de agosto de 2002.
Ley Orgánica sobre el Derecho a la Mujer a una Vida Libre de Violencia. Publicada en
Gaceta Oficial n° 38.668 de fecha 23 de abril de 2007.
Ley para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios. Publicada
en Gaceta Oficial n° 39.16 de fecha 24 de abril de 2009.